arkadi y boris strugatski - decididamente tal vez

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  • 8/14/2019 Arkadi y Boris Strugatski - Decididamente Tal Vez

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    DECIDIDAMENTE TAL VEZManuscrito descubierto en circunstancias inusuales

    Arkadi y Boris Strugatski

    Ttulo original: Za milliard let do kontsa svetaTraduccin: Franco Marcelo 1976 by Arkadi y Boris Strugatski 1978 Grupo Editor de Buenos AiresJos E. Uriburu 578 - Buenos AiresEdicin digital: urijennyRevisin: Sadrac

    Primera Parte

    CAPTULO 1

    EXTRACTO 1 ...el blanco calor de julio, el ms intenso que hubiese habido endoscientos aos, engolfaba a la ciudad. El aire temblaba sobre los techos al rojo. Todaslas ventanas de la ciudad se hallaban abiertas de par en par, y a la tenue sombra derboles marchitos las ancianas sudaban y se derretan en bancos, cerca de las puertas delos patios.

    El sol avanz ms all del meridiano y hundi sus zarpas en las sufridasencuadernaciones de los libros, y en el vidrio y la madera lustrada de las bibliotecas;furiosos retazos calientes de luz refleja se estremecan en el empapelado. Ya era casi lahora del asedio de la tarde, de que el sol colrico pendiese, inmvil, en el cielo, sobre la

    casa de doce pisos del otro lado de la calle, y disparase interminables rfagas de calor aldepartamento.Malinov cerr la ventana los dos marcos y corri las pesadas cortinas amarillas.

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    Luego, subindose los calzoncillos, se dirigi, descalzo, a la cocina y abri la puerta delbalcn. Eran apenas las dos pasadas.

    En la mesa de la cocina, entre las migas de pan, se vea una naturaleza muertacompuesta de una sartn con los restos secos de una omelet, un vaso de t sin terminar yun trozo de pan rodo, untado con manteca que rezumaba. El fregadero desbordaba deplatos sin lavar... haca mucho tiempo que no se lavaban los platos.

    Crujieron las tablas del piso y Kaliam apareci de la nada, irritado por el calor. Mir aMalinov con sus ojos verdes, y abri y cerr la boca en silencio. Luego, moviendo lacola, fue hacia su plato, bajo el horno. En el plato no haba nada, aparte de unos huesosde pescado pelados.

    Tienes hambre dijo Malinov, desdichado.Kaliam respondi enseguida en una forma que quera decir bueno, s, no me vendra

    mal comer alguna cosita.Esta maana comiste dijo Malinov, acuclillndose delante de la refrigeradora. O

    no, no es cierto. Te aliment ayer por la maana.Sac el cacharro de Kaliam y lo examin... haba un par de restos, y una espina de

    pescado pegada a un costado. Y en la refrigeradora misma, ni siquiera eso. Una caja

    vaca, que haba contenido un poco de queso Yantar, un frasco de aspecto horrible conresiduos de kfir, y una botella de vino llena de t helado. En el recipiente de las verduras,entre las cscaras de cebolla, un trozo arrugado de col, del tamao de un puo, se pudrajunto a una papa brotada, que languideca, olvidada. Malinov mir en el congelador: untrocito minsculo de tocino, en un plato, se dispona a pasar el invierno en medio de lasmontaas de escarcha. Y eso era todo.

    Kaliam ronroneaba y frotaba los bigotes en la rodilla desnuda de Malinov. Este cerrla refrigeradora y se irgui.

    Est bien dijo a Kaliam. De cualquier modo, ahora todo est cerrado, han ido aalmorzar.

    Es claro que poda ir al bulevar Mosc, donde la tienda volva a abrir despus delalmuerzo, a las dos. Pero all siempre haba colas, y quedaba demasiado lejos para ir conese calor. Y adems, qu ridcula result ser la integral! Bueno, est bien, digamos quees la constante... no depende de omega. Est claro que no. Malinov imagin la esfera yvio la integracin viajando sobre toda la superficie. Desde la nada, la frmula deZhukovski le salt en la cabeza. As, sin ms. Malinov la ahuyent, pero la frmulavolvi. Probemos con la representacin conformal, pens.

    El telfono volvi a sonar, y Malinov se encontr de nuevo en la sala, para su gransorpresa. Maldijo, se dej caer en la otomana y tendi la mano hacia el telfono.

    S?Vitia? pregunt una enrgica voz femenina.

    Con qu nmero quiere hablar?No es Inturist?No, es un departamento particular.Malinov colg y permaneci inmvil un rato, sintiendo la mordedura de la manta

    contra el costado desnudo, y comenzando a chorrear sudor. La pantalla amarilla reluca,llenando el cuarto de una desagradable luz amarilla. El aire era como gelatina. Debatrasladarse a la habitacin de Bbchik, eso. Ese cuarto era un bao de vapor. Mir suescritorio, cubierto de papeles y libros. Haba seis volmenes nada ms que de ValdmirIvnovich Smirnov. Y todos los papeles dispersos en el suelo. Se estremeci ante la ideade tener que moverse. Espera un minuto, hace un instante pesqu algo. Maldita, t y tuestpido Inturist, pedazo de zoquete. Veamos, me encontraba en la cocina y termin aqu.

    Ah, s! La representacin conformal! Una idea estpida. Pero supongo que habr queexaminarla.Se levant de la cama con un gruido bajo, y el telfono volvi a sonar.

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    Idiota le dijo al telfono, y tom el receptor. Hola?Es la estacin? Quin habla? Es la estacin?Malinov colg y disco el nmero del servicio de reparaciones.Hola? Mi nmero es nueve-tres-nueve-ocho-cero-siete. Escuche, ya los llam ayer

    por la noche. No puedo trabajar, a cada rato recibo llamados a nmeros equivocados.Cul es su nmero? pregunt una malvola voz femenina.

    Nueve-tres-nueve-ocho-cero-siete. Recibo llamados para Inturist y para la estaciny...Cuelgue. Lo examinaremos.Por favor dijo Malinov al tono de discar.Luego se encamin hacia el escritorio, se sent y tom la pluma. Ah, dnde vi esa

    integral? Una cosita tan pulcra, simtrica por todos los costados... dnde la vi? Y nisiquiera una constante, un simple y viejo cero! Bueno, est bien. Dejmosla en laretaguardia. No me gusta dejar nada atrs, es tan desagradable como una muela cariada.

    Se dedic a repasar los clculos de la noche anterior, y de pronto se sinti bien. Eramuy inteligente, por Dios! Ese Malinov! Qu cabeza! Por fin ests llegando. Y hermano,se ve muy bien. Esa no era una rutinaria "figura de los pivotes en un gran instrumento de

    trnsito"; era algo que nadie haba hecho hasta entonces! Toco madera. Esta integral.Maldita sea la integral, adelante a toda marcha!

    Hubo un timbrazo. El timbre de la puerta. Kaliam baj de la cama de un salto y corri alvestbulo con la cola en el aire. Malinov dej la pluma con cuidado.

    Estn trabajando con todos los efectivos dijo.Kaliam describi impacientes crculos en el vestbulo, metindose entre los pies.Ka-al-liam! dijo Malinov con tono contenido pero amenazador. Vete de aqu,

    Kaliam!Abri la puerta. Al otro lado haba un hombre desaseado, sin afeitar y sudoroso; llevaba

    una chaqueta de color indefinido, que le quedaba demasiado chica. Echado hacia atrspara sostener la enorme caja de cartn que acarreaba, mascullando algo incomprensible,march hacia Malinov.

    Usted, este... mascull Malinov, apartndose.El sujeto astroso ya haba entrado en el vestbulo. Mir a la derecha, hacia la

    habitacin, y dobl con decisin a la izquierda, a la cocina, dejando polvorientas huellasblancas, con los pies, en el linleo.

    Este, espere un... murmur Malinov, pisndole los talones.El hombre deposit la caja en un banquito y sac del bolsillo un manojo de recibos.Usted es de la Comisin de Inquilinos, o qu? Quin sabe por qu, Malinov

    pens que tal vez haba llegado por fin el plomero para arreglar la pileta del cuarto debao.

    De la tienda de comestibles dijo el hombre con voz ronca, y le entreg dos recibosunidos con un alfiler. Firme aqu.Qu es esto? pregunt Malinov, y vio que eran formularios de pedidos. Coac...

    dos botellas; vodka.... Espere un minuto, no creo haber pedido nada dijo.Vio la cuenta. Fue presa de pnico. No tena tanto dinero en el departamento. Y de

    todos modos, qu era eso? Por su cerebro asustado pasaron como un relmpagovividas imgenes de complicaciones, como explicarse, rechazar la entrega, discutir, exigir,telefonear a la tienda o quizs ir all en persona. Pero entonces vio el sello purpreo:"Pagado", en la esquina del recibo, y el nombre del comprador: I. E. Malinova. Irina!Qu demonios estaba pasando?

    Firme aqu insisti el hombre, sealando con la ua negra. Donde est la X.

    Malinov tom el cabo de lpiz del hombre y firm.Gracias dijo, devolviendo el lpiz. Muchas gracias repiti, metindose en elangosto vestbulo con el hombre de la chaqueta ajustada, empujando enrgicamente a

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    Kaliam hacia atrs, con el pie. El gato trataba de salir a lamer el suelo de cemento delrellano.

    Despus Malinov cerr la puerta y permaneci bajo la lbrega luz. Tena la cabezarevuelta.

    Extrao dijo en voz alta, y volvi a la cocina.Kaliam frotaba la cabeza contra la caja. Malinov levant la tapa y vio cuellos de

    botellas, paquetes, bolsas y latas. La copia del recibo se hallaba sobre la mesa. Muy bien.El papel carbnico era borroso, como de costumbre, pero pudo entender la letra. CalleHroe... hmm... todo pareca en orden. Comprador: I. E. Malinova. Bonito saludo! Mirde nuevo el total. Aturdidor! Volvi el recibo del revs. Nada interesante del otro lado. Unmosquito aplastado. Qu le pasaba a Irina? Se haba vuelto loca de remate? Unadeuda de quinientos rublos. Un momento, quizs dijo algo acerca de eso, antes de irse?Trat de recordar ese da, las maletas abiertas, los montculos de ropa desparramadospor toda la casa, Irina semivestida y blandiendo su plancha. No te olvides de alimentar aKaliam, trele un poco de hierba, de la puntiaguda; no te olvides del alquiler; si llama mijefe, dale mi direccin.

    En apariencia, eso era todo. Haba dicho algo ms, pero en ese momento Bbchik

    entr corriendo con su ametralladora. Ah, s! Llevar las sbanas al lavadero. No entiendoabsolutamente nada!

    Malinov extrajo de la caja, con cuidado, una botella. Coac. Por lo menos quincerublos! Era mi cumpleaos, o algo? Cundo se fue Irina? Jueves, mircoles, martes.Fue doblando los dedos. Hoy hacan diez das que se haba ido. Eso significa que hizo elpedido de antemano. Volvi a pedir prestado dinero a alguien, e hizo la compra. Unasorpresa. Quinientos rublos de deuda, te das cuenta, y quiere darme una sorpresa! Por lomenos algo quedaba solucionado: no tendra que ir a la tienda. El resto era brumoso, porlo que a l se refera. Cumpleaos? No.

    Aniversario de bodas? No lo creo. No, decididamente no. Cumpleaos de Bbchik?No, eso es en invierno.

    Cont las botellas. Diez. Quin crea ella que se lo bebera todo? Yo no podrabeberme eso ni en un ao! Viecherovsky casi no bebe, tampoco, y ella no puede soportara Val Weingarten.

    Kaliam se puso a maullar espantosamente. Intuy que haba algo en la caja.

    EXTRACTO 2 ...un poco de salmn en su propio jugo, y un trozo de jamn con unacostra de pan rancio. Luego encar los platos sucios. Resultaba muy claro que una cocinasucia era particularmente ofensiva, con semejantes lujos en la refrigeradora. Durante esetiempo, el telfono son dos veces, pero Malinov no hizo ms que apretar la mandbulacon fuerza. No atender, y eso es todo. Al demonio con todos ellos, y sus Inturist y

    estaciones. Tambin habr que lavar la sartn, no es posible dejarla as. Har falta parametas ms altas que una porquera de omelet. Ahora, cul es el centro del asunto? Si laintegral es realmente cero, entonces todo lo que queda en la parte derecha son la primeray segunda derivadas. No entiendo bien la fsica del asunto, pero no importa, por cierto quecrea unas burbujas impresionantes. S, as las llamar: burbujas. No, quiz "cavidades"est mejor. Las cavidades Malinov. "Cavidades-M". Hmmm.

    Guard los platos y mir en el cacharro de Kaliam. Todava estaba muy caliente. PobreKaliam. Tendr que esperar. El pobre y pequeo Kaliam deber esperar y sufrir, hastaque se enfre.

    Se limpiaba la mano cuando se le ocurri una idea, como ayer. Y como en la vspera,no la crey.

    Un minuto, espera un minuto murmur, afiebrado, mientras las piernas lo llevabanpor el corredor, con el linleo fresco que se le pegaba en los talones, a travs del densocalor amarillo, hasta su escritorio y la estilogrfica. Cuernos, dnde estaba? Sin tinta.

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    Por aqu, en alguna parte, haba un lpiz. Y entretanto la consideracin secundaria, no, laprimaria, la fundamental, era la funcin de Hartwig... y fue como si toda la parte derechahubiese desaparecido. Las cavidades se volvieron axialmente simtricas... y la viejaintegral ya no era cero! Es decir, hasta tal punto no era cero, mi pequea integral, que elvalor era significativamente positivo. Pero qu imagen presenta! Por qu no me dicuenta hace tiempo? Est bien, Malinov, tranquilzate, hermano, no eres el nico. El

    viejo acadmico Cmo-se-llama tampoco lo vio. En el espacio amarillo, apenas curvado,las cavidades axialmente simtricas giraban con lentitud, como gigantescas burbujas. Lamateria flua en torno de ellas, tratando de filtrarse a travs, sin lograrlo. La materia secomprima en los lmites, a densidades tan increbles, que las burbujas comenzaban afulgurar. Dios sabe qu ocurri despus... pero ya lo veremos. Primero atacaremos laestructura de las fibras. Despus, los arcos de Ragozin. Y despus las nebulosasplanetarias. Y qu crean, amigos? Qu stas eran cscaras en expansin,desprendidas? Vaya cscaras! Todo lo contrario!

    El maldito telfono volvi a sonar. Malinov lanz un rugido de clera, pero continuescribiendo. Debera desconectarlo por completo. Haba un interruptor para eso... Seech en la otomana y tom el receptor.

    S!Dmitri?S, quin es?No me reconoces, perro? Era Weingarten.Ah, eres t, Val. Qu quieres?Weingarten vacil.Por qu no atiendes tu telfono?Estoy trabajando respondi Malinov, furioso. Se mostraba muy poco amistoso.

    Quera volver al escritorio y ver el resto de la imagen con las burbujas.Trabajando dijo Weingarten. Construyendo tu edificio inmortal, supongo.Por qu, queras pasar por aqu?Pasar? No, en verdad no.Malinov perdi los estribos del todo.Y qu quieres, entonces?Escucha, amigo... En qu ests trabajando ahora?Estoy trabajando, ya te lo dije.No... quiero decir: en qu ests trabajando?Malinov qued atnito. Haca veinticinco aos que conoca a Weingarten, y ste

    jams haba manifestado una pizca de inters por la labor de Malinov. A Weingartennunca le interes otra cosa que el propio Weingarten, aparte de dos objetos misteriosos:la de dos peniques, de 1934, y la de "medio rublo del cnsul", que no era medio rublo,

    sino cierto sello postal especial. El vagabundo no tiene nada que hacer, decidi Malinov.Est tratando de matar el tiempo. O tal vez necesita un techo sobre su cabeza, y quierellegar de a poco a la pregunta?

    En qu estoy trabajando? dijo con alborozada malicia. Te lo puedo decir con grandetalle, si quieres. Te fascinar, estoy seguro, ya que eres un bilogo, y todo eso. Ayerpor la maana pude encontrar algo, por fin. Resulta que en las suposiciones msgenerales respecto de las funciones potenciales, mis ecuaciones de movimiento tienenuna integral ms, aparte de la de energa y de la integral de momentos. Es una especiede generalizacin de un problema limitado de tres campos. Si la ecuacin de movimientose proyecta en forma de vector, y despus se aplica la trasformacin Hartwig, quedacompleta la integracin para todo el volumen, y el problema entero se reduce a

    ecuaciones integral-diferenciales de tipo Kolmogrov-Feller.Para su enorme sorpresa, Weingarten no lo interrumpi. Durante un segundo, Malinovcrey que los haban desconectado.

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    Me escuchas?S, con gran atencin.Tal vez entiendes inclusive lo que te digo?Pesco una parte de eso respondi Weingarten con animacin. Malinov se dio

    cuenta de pronto de lo extraa que sonaba su voz. Le asust.Val, pasa algo malo?

    Qu quieres decir? pregunt Weingarten, ganando tiempo.Qu quiero decir? Si te pasa algo a ti, por supuesto! Tienes una voz un poco rara.No puedes hablar ahora?

    No, no, amigo. Eso es una tontera. Estoy bien. Es el calor, nada ms. Conoces elde los dos gallos?

    No. Y?Weingarten le cont el chiste de los dos gallos... era muy tonto, pero gracioso. Pero no

    se trataba de un chiste de los de Weingarten, para nada. Malinov, por supuesto, loescuch, y ri en el momento oportuno, pero el chiste slo consigui intensificar elsentimiento de que algo le ocurra a Weingarten. Tal vez tuvo otro choque con Sveta,pens con incertidumbre. Quiz volvieron a arruinarle el epitelio, entonces Weingarten

    pregunt:Escucha, Dmitri. El nombre Snegovoi significa algo para t?Snegovoi? Arnld Pvlovich Snegovoi? Tengo un vecino de ese nombre, vive al

    otro lado del corredor. Por qu?Weingarten no respondi. Inclusive haba dejado de respirar por la boca. Slo se

    escuchaba un tintineo... deba de estar jugando con sus monedas.Y qu hace, tu Snegovoi?Creo que es fsico. Trabaja en no s qu refugio subterrneo. Ultrasecreto. De

    dnde lo conoces?No lo conozco replic Weingarten con inexplicable tristeza. Son el timbre de la

    puerta.Estn todos enloquecidos! dijo Malinov. Espera, Val. Alguien est tirando mi

    puerta abajo.Weingarten dijo algo, o inclusive grit, pero Malinov haba arrojado el telfono en la

    otomana y corra al vestbulo. Kaliam ya estaba metido entre sus pies, y Malinov casitropez con l.

    Retrocedi en cuanto abri la puerta. En el umbral haba una joven de jmper blanco,corto, muy atezada y de cabello corto, blanqueado por el sol. Hermosa. Una desconocida.(Malinov tuvo aguda conciencia de que slo tena puestos los calzoncillos, y de que suvientre estaba sudado). La joven tena una maleta a los pies, y una chaqueta echada albrazo.

    Dmitri Malinov? pregunt, turbada.S-s contest Malinov. Una parienta? La prima tercera, Zina, de Omsk?Por favor, perdneme, Dmitri. S muy bien que este no es un buen momento para

    usted. Tenga.Le entreg un sobre. Malinov lo tom en silencio y extrajo de l un trozo de papel. En

    su pecho bramaron horribles, furiosos sentimientos hacia todos los parientes del mundo, yen especial hacia esa Zina o Zoia.

    Pero result que no era una prima tercera. Con grandes letras apresuradas, las lneastorcidas hacia uno y otro lado, Irina haba escrito: "Dmochka! Esta es Lida Ponomariova,mi mejor amiga de la escuela. Yo te habl de ella. S amable, no le gruas. No sequedar mucho. Todo va bien. Ella te lo contar. Besos, yo".

    Malinov lanz un largo aullido silencioso, cerr los ojos y los abri de nuevo. Pero suslabios esbozaban una sonrisa maquinal, amistosa.Qu bien dijo con tono amigable, negligente. Pase, Lida, por favor. Perdone mi

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    aspecto. El calor, sabe.Debe de haber habido algo raro en su recepcin, porque el hermoso rostro de Lida

    adquiri una expresin de desconcierto, y por algn motivo volvi la cabeza y mir elrellano, como si de pronto se preguntase si el lugar que buscaba era ese.

    Vamos, djeme entrar su maleta dijo Malinov con rapidez. Entre, entre, no seatmida. Puede colgar su chaqueta aqu. Esta es nuestra habitacin principal, aqu trabajo,

    y est es la de Bbchik. Ser la suya. Tal vez quiere darse una ducha?Oy un cloqueo nasal que llegaba de la otomana.Perdn dijo. Pngase cmoda, enseguida estar con usted.Tom el telfono y oy que Weingarten repeta con extraa voz montona:Dmitri, Dmitri, oh Dmitri, ven al telfono, Dmitri.Hola! Val, escucha...Dmitri! grit Weingarten. Eres t?Malinov se asust.Por qu gritas? Acabo de recibir una visita, perdname. Te llamar ms tarde.Quin? Quin es el visitante? pregunt Weingarten con voz inhumana.Malinov sinti un estremecimiento. Val ha enloquecido. Qu da.

    Val dijo con gran calma. Qu sucede? Ha llegado una mujer. Una amiga deIrina.

    Hijo de puta! dijo Weingarten, y colg.

    CAPTULO 2

    EXTRACTO 3 ...y se cambi el minijmper y se puso una minifalda y una miniblusa. Espreciso decir que era una muchacha muy atrayente... y Malinov lleg a la conclusin deque no necesitaba corpio. No lo necesitaba; estaba en perfecta forma sin eso. Olvidtodo lo relacionado con las cavidades Malinov.

    Pero todo fue muy correcto, como ocurre en los mejores hogares. Se sentaron yconversaron y bebieron t, y sudaron. Para entonces l ya era Dmochka, y para l ellaera Ldochka. Despus del tercer vaso, Dmochka le cont el chiste de los dos gallos pareca adecuado, y Ldochka ri alegremente y agit el brazo desnudo en direccin deDmochka. Este record (se lo recordaron los gallos) que deba llamar a Weingarten, perono lo hizo; en cambio dijo a Ldochka:

    Qu bronceado maravilloso tienes!Y t ests tan blanco como una oruga contest Ldochka.Trabajo, trabajo, trabajo.En el campamento de Pioneros dnde trabajo yo...

    Y Ldochka le cont con lujo de detalles, pero en forma muy atrayente, cmo era sucampamento de Pioneros en lo que se refiere a broncearse. En compensacin, Malinovle cont cmo se bronceaban los muchachos en la Gran Antena. Qu era la GranAntena? Era muy de ella preguntarlo, y l le habl de la Gran Antena. Ella estir las largaspiernas morenas, las cruz en los tobillos y las apoy en la silla de Bbchik. Sus piernaseran bruidas como espejos. Malinov tuvo la impresin de que inclusive reflejaban algo.Para apartar los pensamientos de ellas, se puso de pie y sac de la hornalla la tetera, queherva. Consigui quemarse los dedos con el vapor, y record a un monje que meta unaextremidad en el fuego, o en el vapor, para huir del mal que se incubaba comoconsecuencia de su contacto directo con una mujer hermosa. Un sujeto decidido.

    Qu te parece otro vaso? inquiri.

    Ldochka no respondi, y l se volvi. Ella lo miraba con los ojos claros muy abiertos.Haba una extraa expresin en su brillante rostro tostado no del todo de confusin, yno del todo de temor, y tena la boca entreabierta;

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    Te sirvo un poco? pregunt Malinov con inseguridad, agitando la tetera.Ldochka se incorpor, parpade con rapidez y se pas los dedos por la frente.Qu?Dije: "Quieres un poco ms de t?"No, no, gracias. Ri como s nada hubiese sucedido. Voy a estallar. Tengo que

    cuidar mi figura.

    Oh, si repuso Malinov con extrema galantera. Una figura como esa hay quecuidarla. E inclusive asegurarla.Esboz una breve sonrisa, volvi la cabeza y mir el patio por sobre el hombro. Tena

    un cuello largo, liso, tal vez un poco demasiado delgado. Malinov tuvo otra impresin. Asaber, que el cuello haba sido creado para besarlo. Y sin mencionar siquiera todo lodems. Circe, pens. Y en el acto agreg: Pero amo a Irina, y nunca en la vida le serinfiel.

    Es extrao dijo Circe. Tengo la sensacin de que ya he visto todo esto: estacocina, este patio... Slo que en el patio haba un rbol grande. Alguna vez te ocurrieso?

    Es claro respondi Malinov con prontitud. Creo que les pasa a todos. En alguna

    parte le que se llama dj vu.Quiz dijo ella con tono de duda.Malinov sorbi el t con cuidado, tratando de no hacer mucho ruido. Pareca haberse

    producido una pausa en la chacota. Algo le preocupaba a Ldochka.Quizs t y yo ya nos conocimos en alguna parte? pregunt de pronto.Dnde? Yo lo habra recordado.Es posible que por accidente. En la calle, o en un baile.Un baile? replic Malinov. He olvidado cmo se baila.Y los dos dejaron de hablar. Tan profundo era el silencio, que los dedos de los pies de

    Malinov se contrajeron, incmodos. Era esa horrible situacin en la cual no se sabeadonde mirar, y en que el cerebro est lleno de frases que ruedan como piedras en unabarrica, y que no tienen utilidad alguna en lo referente a cambiar de tema o iniciar unanueva conversacin. Como por ejemplo: "Nuestro Kaliam va directamente al inodoro". O"Este ao no hay muchos tomates en las tiendas". O: "Qu te parecera otra taza de t?"O, digamos: "Bien, y qu opinas de nuestra ciudad?"

    Malinov inquiri, con voz intolerablemente falsa:Buen, y qu planes tienes en nuestra hermosa ciudad, Ldochka?Ella no respondi. Clav en l, en silencio, los ojos, abiertos en extrema sorpresa.

    Luego apart la vista, frunci la frente. Se mordi el labio. Malinov siempre seconsideraba un mal psiclogo, y por lo general no tena la menor idea de los sentimientosajenos. Pero le resultaba muy claro que la pregunta estaba ms all del alcance de la

    hermosa Lida.Planes? murmur sta al cabo. Bueno, es claro. Naturalmente! Parecirecordar. Bien, el Hermitage, por supuesto... los impresionistas... la PerspectivaNevski... y sabes?, nunca vi las Noches Blancas.

    Un modesto itinerario de turista dijo Malinov con rapidez, para ayudarla. No podasoportar que una persona mintiese. Djame que te sirva un poco de t.

    Y ella volvi a rer, fresca como antes.Dmochka dijo frunciendo bonitamente los labios. Por qu me persigues con tu

    t? Si quieres saberlo, nunca lo bebo. Y especialmente con este calor!Caf? ofreci Malinov enseguida.Ella se opuso al caf en forma categrica. Con el calor, y en especial a la hora de

    acostarse, no se deba beber caf. Malinov le cont que lo nico que lo ayud en Cubafue beber caf... y el calor all era tropical. Explic el efecto del caf sobre el sistemanervioso autnomo. Y tambin le dijo, ya que estaba en eso, que en Cuba las bragas

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    deban verse debajo de la minifalda, y que si...

    EXTRACTO 4 ...luego le sirvi otra copa de vino. Surgi la decisin de usar elpronombre personal ruso "t" para los brindis. Sin los besos. Por qu habra de haberbesos entre dos personas inteligentes? Lo importante era el contacto espiritual. Brindaronpor el uso del "t" informal, y hablaron de la intimidad espiritual, de los nuevos mtodos de

    parto, y de las diferencias entre el denuedo, la intrepidez y el valor. El Riesling se termin,y Malinov dej la botella vaca en el balcn y fue al bar a buscar algn Cabernet.Decidieron beber el Cabernet en las copas favoritas de Irina, de cristal ahumado, queprimero enfriaron. La conversacin sobre la feminidad, que vino a continuacin de larelacionada con la masculinidad y la valenta, combinaba muy bien con el helado vinotinto. Se preguntaron que asnos haban decretado que el vino tinto jams deba enfriarse.Discutieron el asunto. No era verdad que el vino tinto helado es especialmente bueno?S, por supuesto. De paso, las mujeres que beben vino tinto helado se vuelvenparticularmente bellas. En alguna parte parecen hechiceras, donde, con exactitud. Enalguna parte. Maravillosa expresin: "en alguna parte". Eres un cerdo en alguna parte.Adoro esa expresin.

    De paso, hablando de hechiceras... qu te parece que es el matrimonio? unmatrimonio de verdad. Un matrimonio inteligente. El matrimonio es un contrato. Malinovvolvi a llenar las copas y desarroll el pensamiento. En el sentido de que un hombre y suesposa son ante todo amigos, para quienes la amistad es lo ms importante. Honestidady amistad. Un contrato acerca de la amistad, entiendes? Tena la mano apoyada en larodilla desnuda de Ldochka, y la sacuda para dar nfasis a sus palabras. Tmanos, porejemplo, a Irina y a m. Conoces a Irina...

    Son el timbre de la puerta.Quin puede ser? pregunt Malinov mirando el reloj. Me parece que estamos

    todos en casa.Era poco menos de las diez. Mientras repeta "Me parece que estamos, todos aqu",

    fue a abrir la puerta, y por supuesto, pis a Kaliam en el vestbulo. Kaliam maull.Ah, maldito seas, demonio! le dijo Malinov, y abri la puerta.Result ser su vecino, el tan misterioso Arnld Pvlovich Snegovoi.Es demasiado tarde? rugi ste por debajo del cielo raso.Arnld! dijo Malinov, alborozado. Qu quiere decir "tarde" entre amigos?

    Entra!Snegovoi vacil, intuyendo la causa del jbilo, pero Malinov lo tom de la manga y lo

    arrastr al vestbulo.Llegas a tiempo dijo, remolcando a Snegovoi. Conocers a una mujer

    maravillosa! prometi, mientras maniobraba a Snegovoi hasta llevarlo a un rincn de la

    cocina, Ldochka, este es Arnld! anunci. Buscar otra copa, otra botella.Las cosas comenzaban a nadar ante sus ojos. Y no poco, a decir verdad. No debaseguir bebiendo. Se conoca. Pero quera que las cosas fuesen bien, que todos quisierana todos. Espero que congenien, pens con generosidad, bambolendose ante el barabierto y atisbando en la penumbra amarilla. Est bien para l, es soltero. Yo tengo aIrina. Agit el dedo en el espacio y se zambull en el bar.

    Gracias a Dios, no rompi nada. Cuando regres con una botella de Sangre de Toro yuna copa limpia, la situacin en la cocina no le agrad. Los dos fumaban en silencio, sinmirarse. Y por algn motivo, Malinov pens que sus rostros eran malvolos: el deLdochka era malvolamente bello, y el de Snegovoi, con cicatrices de antiguasquemaduras, malvolamente severo.

    Quin acall la voz de la alegra? interrog Malinov. Todo eso es tontera!En el mundo existe un solo lujo. El lujo del contacto humano! No recuerdo quin lo dijo.Extrajo el corcho. Gocemos del contacto... del lujo.

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    El vino fluy en abundancia, y por toda la mesa. Snegovoi se levant de un salto paraproteger sus pantalones blancos. Era anormalmente gigantesco, de veras. La gente nodebera ser tan grande en nuestra poca compacta. Mientras desarrollaba supensamiento, Malinov limpi la mesa. Snegovoi se sent otra vez en el taburete. Eltaburete cruji.

    Hasta ese momento, el lujo del contacto humano se expresaba en exclamaciones

    mutiladas. Maldita sea esa timidez de los intelectuales! Dos personas absolutamentehermosas no son capaces de abrirse en el acto, la una a la otra, meterse una a otra en elcorazn y el espritu, ser amigas desde el primer segundo. Malinov se puso de pie,sosteniendo la copa a la altura de la oreja, y expuso el tema en voz alta. No sirvi.Bebieron. Tampoco eso ayud. Ldochka miraba por la ventana, aburrida. Snegovoiempujaba la copa sobre la mesa, de atrs adelante, con las enormes manos morenas.Malinov advirti por primera vez que los brazos de Arnld estaban quemados... hasta elcodo, y an un poco ms arriba. Eso lo empuj a preguntar:

    Bien, Arnld, cundo volvers a desaparecer?Snegovoi se estremeci en forma perceptible y lo mir, y luego contrajo el cuello y

    enarc los hombros. Malinov tuvo la impresin de que se dispona a ponerse de pie, y de

    pronto se dio cuenta de que su pregunta, para decirlo con suavidad, haba podidoentenderse de otra manera.

    Arnld! grit, levantando los brazos al cielo. Dios, no es eso lo que quise decir!Ldochka, debes darte cuenta de que este hombre es totalmente misterioso. Viene aqucon la llave de su departamento, y se esfuma. Se ausenta durante uno o dos meses. Yentonces suena el timbre, y est de vuelta. Sinti que parloteaba, que ya era bastante,que era hora de cambiar de tema. Arnld, sabes muy bien que te quiero de veras, y quesiempre me alegro de verte. De modo que ni hablar de que te vayas antes de las dos dela maana.

    Por supuesto, Dmitri repuso Snegovoi, y palme a Malinov en la espalda. Esclaro, mi querido amigo, es claro.

    Y esta es Ldochka anunci Malinov, sealando en direccin de ella. La mejoramiga de mi esposa desde la escuela. De Odesa.

    Snegovoi se oblig a girar hacia Ldochka, y pregunt:Se quedar mucho tiempo en Leningrado?Ella respondi con cierta cortesa, y l hizo otra pregunta, algo relacionado con las

    Noches Blancas.En una palabra, iniciaron su lujoso contacto, y Malinov pudo quedarse tranquilo. No,

    no puedo beber. Qu pena! Estoy volteado. Sin or ni entender una sola palabra,contempl el horrible rostro de Snegovoi, corrodo por los fuegos del infierno, y sufriremordimientos de conciencia. Cuando el sufrimiento se volvi insoportable, se levant en

    silencio; tomndose de las paredes, fue al cuarto de bao y se encerr con llave. Duranteun rato se sent en el borde de la baera, en lgubre desesperacin, y luego abri delleno el agua fra y meti la cabeza bajo ella.

    Cuando regres, reanimado y con el cuello de la camisa mojado, Snegovoi seencontraba en medio de una tensa exposicin del chiste de los dos gallos. Ldochka reacon fuerza, echaba la cabeza hacia atrs y dejaba al descubierto el cuello hecho-para-besar. Malinov entendi que esa era una buena seal, aunque no se senta biendispuesto hacia personas que elevaban la cortesa al rango de un arte. Pero el lujo delcontacto, como cualquier otro lujo, exiga ciertos gastos. Esper mientras Ldochka rea,recogi la bandera a punto de caer y se lanz en una serie de chistes astronmicos queno era posible que ninguno de los otros dos conociera. Cuando se le acabaron, Ldochka

    ilumin la situacin con chistes sobre la playa. A decir verdad, no eran nada del otromundo, y no saba contarlos, pero saba rer, y sus dientes eran chispeantes, y blancoscomo el azcar. Luego, quin sabe por qu, la conversacin pas a la prediccin del

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    futuro. Ldochka les inform que una gitana le haba dicho que tendra tres esposos yningn hijo. Qu haramos sin las gitanas?, murmur Malinov, y se jact de que unagitana le haba dicho que hara un trascendente descubrimiento sobre la interrelacin delas estrellas con la difusin de la materia en la galaxia. Bebieron ms Sangre de Torohelado, y de pronto Snegovoi prorrumpi en una extraa historia. Parece que se le habadicho que morira a los ochenta y tres aos en Groenlandia. ("En la Repblica Socialista

    de Groenlandia", brome Malinov, pero Snegovoi respondi con calma: "No, slo enGroenlandia".) Crea en eso con fatalismo, y su conviccin irritaba a todos los que lorodeaban. Una vez. durante la guerra, aunque no en el frente, uno de sus amigos, bebido,o mareado, como solan decir en esos das, se enfureci tanto con el asunto, que sac lapistola, clav el cao en la sien de Snegovoi y dijo:

    Ahora veremos y amartill el arma.Y? pregunt Ldochka.Lo dej muerto bromeo Malinov.El tiro fall explic Snegovoi.Tiene extraos amigos dijo Ldochka, con tono de duda.Haba dado en el clavo. Arnld Snegovoi hablaba muy pocas veces de s, pero cuando

    lo haca, era memorable. Y a juzgar por sus relatos, tena, en verdad, amigos muyextraos.

    Despus Malinov y Ldochka discutieron con acaloramiento, durante un rato, acercade cmo poda terminar Arnld en Groenlandia. Malinov se inclin por la teora delaccidente de aviacin. Ldochka suscribi unas sencillas vacaciones tursticas. En cuantoal propio Arnld, fumaba cigarrillo tras cigarrillo, sentado, con los labios purpreoscontrados en una sonrisa.

    Entonces Malinov lo pens y trat de servir un poco ms de vino en las copas, perodescubri que la botella ya estaba vaca. Estaba a punto de precipitarse en busca de otra,pero Arnld lo detuvo. Era hora de irse, haba entrado nada ms que por un minuto.Ldochka, por otra parte, se mostraba dispuesta a continuar. Ni siquiera estaba achispada,la nica huella del vino eran sus mejillas enrojecidas.

    No, no, amigos dijo Snegovoi, debo irme. Se puso de pie con pesadez, y llenla cocina con su corpachn. Me voy. Por qu no me acompaas, Dmitri? Buenasnoches, Ldochka, fue un placer conocerla.

    Atravesaron el vestbulo. Malinov continuaba tratando de convencerlo de que sequedase para otra botella, pero Snegovoi meneaba con decisin la cabeza gris, ymascullaba negativamente. En la puerta dijo en voz alta:

    Ah, s! Dmitri! Te promet ese libro. Ven, te lo dar.Qu libro? estuvo a punto de preguntar Malinov, pero Snegovoi se llev el gordo

    dedo a los labios y lo atrajo al rellano. El gordo dedo en los labios dej atnito a Malinov,

    y sigui a Snegovoi como una polilla a la llama. En silencio, aun tomando a Malinov delbrazo, Snegovoi encontr su llave en el bolsillo y abri la puerta. En el departamento, lasluces se hallaban encendidas: en el vestbulo, en ambas habitaciones, en la cocina y aunen el cuarto de bao. Ola a tabaco rancio y a agua de colonia fuerte, y Malinov se diocuenta de sbito que nunca haba estado all, en los cinco aos que se conocan. Lahabitacin a la cual lo condujo Snegovoi era limpia y pulcra; todas las lmparas seencontraban encendidas: la araa de tres luces, la lmpara de pie, en el rincn, junto alsof, y la lmpara de la mesita. Del respaldo de una silla colgaba una casaca con botonesy charreteras de plata, y con una sarta de medallas, barras y condecoraciones. Resultabaque Arnld Snegovoi era coronel. Qu me dicen?

    Qu libro? pregunt Malinov por fin.

    Cualquiera contest Snegovoi con impaciencia. Ten, toma este, y retenlo, o te loolvidars. Sentmonos un momento.Confundido, Malinov tom de la mesa un grueso volumen. Lo apret con fuerza bajo

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    el brazo, y se hundi en el sof, bajo la lmpara. Arnld se sent junto a l y encendi uncigarrillo. No mir a, Malinov.

    Bien, es as... bueno... comenz a decir. Pero ante todo, quin es esa mujer?Ldochka? Ya te lo dije. La amiga de mi esposa. Por qu?La conoces bien?No. La conoc hoy. Lleg con una carta. Malinov se interrumpi y pregunt,

    asustado: Por qu crees que es...?Yo har las preguntas. No tengo tiempo. En que trabajas ahora, Dmitri?Malinov record a Val Weingarten, y le brot un sudor fro. Dijo, con una sonrisa

    irnica:Todos parecen interesarse hoy por mi trabajo.Quin ms? pregunt Snegovoi, y sus ojitos azules lo perforaron. Ella?Malinov sacudi la cabeza.No. Weingarten. Un amigo mo.Weingarten, Weingarten repiti Snegovoi.No, no! exclam Snegovoi. Lo conozco bien, estuvimos juntos en la escuela

    primaria, y seguimos siendo amigos.

    El apellido Gbar significa algo para ti?Gbar? No. Qu pasa, Arnld?Snegovoi apag el cigarrillo y encendi otro.Quin ms hizo averiguaciones sobre tu trabajo?Nadie ms.Y bien, en qu ests trabajando?Malinov se enfureci. Se enfureca siempre que estaba asustado.Escucha, Arnld. No entiendo.Tampoco yo! Y quiero saber, tengo muchos deseos de saber. Dme! Espera un

    momento. T trabajo es secreto?Qu quiere decir, "secreto"? replic Malinov con irritacin. Es simple y vulgar

    astrofsica y dinmica estelar. La simple, relacin entre las estrellas y la difusin de lamateria. Ah no hay nada de secreto, slo que no me agrada hablar de mi trabajo hastaque he terminado!

    Estrellas y difusin de la materia. Snegovoi lo repiti con lentitud, y se encogi dehombros. Est la hacienda, y est el agua. Y no es secreto? Ninguna parte?

    Ni una sola letra.Y ests seguro de que no conoces a Gbar?No conozco a ningn Gbar.Snegovoi fum en silencio junto a l, gigantesco, encorvado, aterrador. Al cabo habl.Bueno, bueno, parece que ah no hay nada. He terminado contigo, Dmitri. Por favor,

    perdname.Pero yo no termin contigo! Sigo queriendo saber...No tengo derecho! dijo Snegovoi con palabras secas, y cort la conversacin.Es claro que Malinov no habra dejado que las cosas quedasen as, pero entonces vio

    algo que le hizo morderse la lengua En el bolsillo izquierdo de los pantalones de Snegovoise va un bulto, y del bolsillo asomaba el muy definitivo mango de una pistola. Una pistolagrande. Como una gigantesca Colt 45 de las pelculas. Y esa Colt mat el deseo deMalinov, de hacer ms preguntas. En cierto modo, resultaba muy claro que haba algosospechoso, y que l no era quien deba hacer las preguntas. Y Snegovoi se puso de piey dijo:

    Y bien, Dmitri. Me ir maana por la maana.

    CAPTULO 3

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    EXTRACTO 5 ...yaca de espaldas, y despertaba poco a poco. Los camiones rodaban

    con estrpito al otro lado de la ventana, pero en el departamento reinaba el silencio. Losrestos de la insensata noche de la vspera eran un ligero zumbido en la cabeza, unregusto metlico en la boca y una desagradable astilla en el corazn, o en el alma, odonde demonios doliera. Haba comenzado a explorar qu era la astilla, cuando se

    escuch un cuidadoso golpe en la puerta. Deba de ser Arnld con sus llaves, supuso, ycorri a atender.Camino a la puerta, not que la cocina estaba limpia, y que la puerta de la habitacin

    de Bbchik se hallaba cerrada. Debe de haberse levantado, lavado los platos, y vuelto aacostarse, pens.

    Mientras forcejeaba con la cerradura, hubo otro delicado timbrazo.Ya va, ya va dijo con la voz enronquecida por el sueo. Un minuto, Arnld.Pero result ser otro. Un desconocido se frotaba los pies en la alfombra de goma. El

    joven usaba jeans, una camisa negra con las mangas arrolladas y grandes anteojos parael sol. Como los Tontn Macoute, la polica secreta haitiana. Malinov vio que en elrellano, junto al ascensor, haba otros dos Tontn Macoutes con gafas oscuras, pero

    antes que tuviese tiempo de preocuparse de ellos, el primer Tontn Macoute dijo:Del Departamento de Investigaciones Criminales y entreg a Malinov una libretita.

    Abierta."Esplndido!", pens Malinov. Todo estaba claro. Habra debido esperarlo. Se sinti

    molesto. En calzoncillos, se encontraba ante, el Tontn Macoute del Departamento deInvestigaciones Criminales y miraba el librito, aturdido. Haba una foto, algunos sellos yfirmas, pero sus sensaciones embotadas slo permitieron pasar un dato pertinente:"Oficina del Ministerio de Asuntos Internos". En letras grandes.

    S, es claro, pase mascull. Pase. Qu ocurre?Hola dijo el Tontn Macoute con extrema cortesa. Usted es Dmitri Alexievich

    Malinov?S.Me gustara hacerle algunas preguntas, si no le molesta.Por favor, hgalo. Espere, mi cuarto no est ordenado. Acabo de levantarme. Le

    molestara pasar a la cocina? No, all da el sol, ahora. Bien, entre aqu, limpiar en unsantiamn.

    El Tontn Macoute entr en la habitacin principal y se detuvo en el centro conmodestia, mir francamente en torno mientras Malinov acomodaba la cama, se ponauna camisa y un par de jeans, y abra las persianas y las ventanas.

    Sintese aqu, en la butaca. O estar ms cmodo ante el escritorio? Quproblema hay?

    El Tontn Macoute pis con cuidado los papeles dispersos por el suelo, se sent en labutaca, y deposit su carpeta sobre su regazo.Su pasaporte, por favor.Malinov revis el cajn del escritorio y extrajo su pasaporte.Quin ms vive aqu? pregunt el Tontn Macoute mientras examinaba el

    pasaporte.Mi esposa, mi hijo... pero ahora se encuentran ausentes. Estn en Odesa, de

    vacaciones, en casa de los padres de ella.El Tontn Macoute dej el pasaporte sobre la carpeta, y se quit los anteojos. Un tipo

    de exterior perfectamente normal. Y ningn Tontn Macoute. Un vendedor, tal vez. O unmecnico de aparatos de TV.

    Conozcmonos dijo. Soy investigador superior del DIC. Me llamo Igor PetrvichZkov.Un placer.

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    Entonces record que l, maldito sea, no era un criminal, y que el, maldito sea, era uncientfico universitario superior, y Doctor en Filosofa. Y que tampoco era un chiquillo.Cruz las piernas, se puso cmodo y dijo con frialdad:

    Escucho.Igor Zkov levant la carpeta con ambas manos, cruz las piernas, volvi a poner la

    carpeta sobre la rodilla y dijo:

    Conoce a Arnld Pvlovich Snegovoi?La pregunta no sorprendi a Malinov. Por algn motivo un motivo inexplicable,saba que le preguntaran por Val Weingarten o por Arnld Snegovoi. Y por lo tanto podacontestar con frialdad.

    S. Conozco al coronel Snegovoi.Y cmo sabe que es coronel? interrog Zkov enseguida.Bueno, quiero decir... Malinov evit una respuesta directa. Nos conocemos

    desde hace mucho tiempo.Cunto?Bien, cinco aos, creo. Desde que se mud a este edificio.Y en qu circunstancias se conocieron?

    Malinov trat de recordar. Cules haban sido las circunstancias? Maldicin.Cundo le llev la llave por primera vez? No. entonces ya nos conocamos.

    Hmm dijo, descruzando las piernas y rascndose la nuca. Sabe?, no recuerdo.Recuerdo esto. El ascensor no funcionaba, e Irina, mi esposa, volva de la tienda concomestibles y el nio. Arnld Snegovoi la ayud con los paquetes y el chico. Bien, ella loinvit a pasar. Creo que vino esa misma noche.

    Iba de uniforme?No repuso Malinov con certidumbre.Bien. Y desde entonces se hicieron amigos?Bueno, amigos es una palabra demasiado fuerte. Aparece de vez en cuando... pide

    prestados libros, los presta, a veces bebemos una taza de t. Y cuando se va por susnegocios, nos deja las llaves.

    Por qu?Qu quiere decir por qu? Uno nunca...Pero en realidad, por qu dejaba las llaves? Nunca se me ocurri preguntrmelo.

    Supongo que por las dudas, tal vez.Por las dudas, tal vez dijo Malinov. Es posible que aparezcan sus parientes... o

    algn otro.Alguna vez vino alguien?No... Que yo recuerde, no. Por lo menos mientras estuve aqu. Quiz mi esposa sepa

    algo en ese sentido.

    Igor Zkov asinti, pensativo, y luego inquiri:Bien, y alguna vez hablaron de ciencia, de su trabajo?Otra vez el trabajo.Del trabajo de quin? pregunt Malinov, sombro.Del de l, por supuesto. Era fsico, no?No tengo la menor idea. Yo crea que estaba en cohetera.Antes de terminar la frase le brot un sudor fro. Qu quera decir era? Por qu el

    tiempo pretrito? No dej la llave. Dios, qu habra ocurrido? Estaba a punto de gritar atodo pulmn: "Qu quiere decir era?", pero Zkov lo dej pasmado. Con el velozmovimiento de un esgrimista, estir el brazo y tom una libreta de debajo de la nariz deMalinov.

    De dnde sac esto? pregunt, y el rostro se le volvi ms viejo. De dnde losac?Apenas una...

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    Sintese! grit Zkov. Sus ojos azules recorrieron el semblante de Malinov.Cmo llegaron estos datos a sus manos?

    Qu datos? murmur Malinov. De qu demonios de datos me habla? rugi. Esos son mis clculos.

    Estos no son sus clculos replic Zkov con frialdad, y levantando la voz a suvez. De dnde sali este grfico?

    Le mostr la pgina desde lejos, y seal una lnea retorcida.De mi cabeza! vocifer Malinov. De aqu! Se golpe la sien con el puo.Es la dependencia de la densidad respecto de la distancia hasta la estrella!

    Esta es la lnea de crecimiento de los delitos en nuestro distrito, en el ltimotrimestre! anunci Zkov.

    Malinov qued atnito. Y Zkov, chasqueando los labios, hmedos, continu.Ni siquiera la copi bien. En realidad no es as, sino as. Tom el lpiz de

    Malinov, se levant de un salto, puso el papel en la mesa y apretando el lpiz, trazsobre el diagrama de Malinov. Ah tiene. Y aqu sigue as, no as. Cuando termin yla punta del lpiz estuvo quebrada, arroj el lpiz, se sent de nuevo y mir a Malinovcon lstima. Ah, Malinov, Malinov. Usted es un hombre muy instruido, un criminal

    experimentado, pero se comporta como un mocoso.Malinov paseaba la mirada del rostro de l al grfico. No tena sentido. Era tan

    ridculo, que careca de sentido decir nada, o gritar, o explicar algo. En rigor, lo mejor quese poda hacer en ese caso sera despertar.

    Y su esposa est en buenas relaciones con Snegovoi? pregunt Zkov, otra vezcorts hasta el punto de resultar incoloro.

    En buenas relaciones, s.Se tutean?Escuche. Arruin mi grfico. Qu pasa?Qu grfico? Zkov se mostr sorprendido.Ese, el de ah.Eso carece de importancia. Viene Snegovoi cuando usted no est en casa?Carece de importancia repiti Malinov. Puede que carezca de importancia para

    usted dijo con rapidez, recogiendo sus papeles y guardndolos en los cajones. Unoest sentado ah y trabaja y se mata como un condenado tonto, y despus cualquiera quelo desee viene y me dice que carece de importancia mascull, ponindose a gatas yrecogiendo los toscos esbozos diseminados por el suelo.

    Igor Zkov lo mir sin expresin, mientras atornillaba con cuidado el cigarrillo en laboquilla. Cuando Malinov, resoplando, sudoroso y colrico, volvi a su silla, Zkovpregunt con cortesa:

    Puedo fumar?

    Adelante. Ah est el cenicero. Y siga con sus preguntas. Tengo trabajo que hacer.Todo depende de usted sostuvo Zkov, dejando que el humo se le escapara condelicadeza de la comisura de la boca. Por ejemplo, he aqu una pregunta: cmo llamahabitualmente a Snegovoi... coronel, Snegovoi o Arnld?

    Depende. Qu importancia tiene cmo lo llamo?Lo llama coronel?Bueno, s. Y?Es muy extrao dijo Zkov, dejando caer la ceniza con cuidado. Sabe, Snegovoi

    fue ascendido a coronel slo anteayer.Fue un golpe. Malinov no dijo nada, y sinti que el rostro se le enrojeca.Y entonces, cmo descubri que era coronel?

    Malinov agit la mano.Muy bien. Fue jactancia. No saba si era coronel, o teniente coronel, o qu. Ayer capor su casa y vi la casaca con las charreteras. Y vi que era coronel.

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    Cundo estuvo all?Por la noche. Tarde. Fui a buscar un libro. Este.Fue un error, la mencin del libro. Zkov se apoder de l y comenz a hojearlo.

    Malinov empez a sudar de nuevo porque no tena la menor idea de su contenido.Qu idioma es ste? pregunt Zkov, distrado.Este... mascull Malinov, sudando por tercera vez. Supongo que ingls.

    No lo creo repuso Zkov, examinando el texto. Me parece cirlico, no latn. Oh!Es ruso!Malinov estall en sudores por cuarta vez, pero Zkov dej el libro, se puso las gafas

    obscuras, se recost contra el respaldo de la butaca y mir a Malinov. Y Malinov mir aZkov, tratando de no parpadear ni desviar la vista. Un pensamiento le cruz por lacabeza: hijo de puta, no te dir dnde estn nuestros muchachos.

    A quin cree que me parezco? interrog Zkov de pronto.A un Tontn Macoute! barbot Malinov sin pensarlo.Se equivoca dijo Zkov. Piense de nuevo.No s.Zkov se sac los anteojos y men la cabeza, acusador.

    Eso est mal! No sirve! Tiene extraas ideas acerca de nuestros organismosinvestigadores. Muchacho, cmo se le ocurri lo del Tontn Macoute?

    Bien, y a qu se parece, entonces? pregunt Malinov, acobardndose.Al Hombre Invisible! Lo nico en comn con un Tontn Macoute lo nico es que

    los dos se escriben con mayscula.Guard silencio. Haba en el aire un denso silencio pesado, y hasta los coches, afuera,

    haban dejado de hacer ruido. Malinov no escuchaba un solo sonido, y sintidesesperadas ansias de despertar. Y luego el silencio fue quebrado por el telfono.

    Malinov peg un salto. En apariencia, tambin Zkov lo hizo. El telfono volvi a sonar.Apoyndose en los antebrazos, Malinov se incorpor y mir interrogadoramente a Zkov.

    S. Quiz sea para usted.Malinov trep hacia la cama y tom el telfono. Era Val Weingarten.Eh, contemplador de estrellas dijo. Por qu no llamas, cerdo?Ya sabes cmo es eso... Estaba ocupado.Haciendo tonteras con la mujer?No... qu quieres decir, "con la mujer"?Ojal mi Svetlana me mandase a sus amiguitas!S-s... Sinti ojos clavados en la nuca. Escucha, Val, te llamar ms tarde.Qu pasa ah? pregunt Weingarten con ansiedad.Nada. Te lo dir ms tarde.Es esa hembra?

    No.Un hombre?Ah.Weingarten suspir en el telfono.Escucha dijo bajando la voz, puedo ir enseguida. Quieres que vaya?No! Eso es lo nico que me hara falta.Weingarten suspir pesadamente.Oye, tiene cabello rojo?Malinov lanz una mirada involuntaria a Zkov. Para su sorpresa, ste no lo miraba.

    Lea el libro de Snegovoi, moviendo los labios.Es claro que no! Qu tontera es esa? Mira, te llamar despus.

    Llama sin falta! grit Val. En cuanto se vaya, llama.Muy bien dijo Malinov, y cort. Luego volvi a su silla, mascullando disculpas.Est bien dijo Zkov, y dej el libro. Usted tiene intereses muy vastos, Dmitri.

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    No puedo quejarme murmur Malinov. Maldicin, ojal pudiese echar por lomenos un vistazo a ese libro. Por favor dijo, terminemos, si es posible. Ya es la unapasada.

    Por supuesto! exclam Zkov, servicial. Mir su reloj con ansiedad y extrajo unalibreta de la carpeta. Muy bien, de modo que ayer por la noche estuvo en casa deSnegovoi, no es as?

    S.Fue a buscar este libro?S-s repuso Malinov, decidiendo no aclarar nada.Cundo fue eso?Tarde, cerca de la medianoche.Tuvo la impresin de que Snegovoi planeaba un viaje?S, la tuve. Quiero decir, no fue una impresin. Me dijo que se ira por la maana, y

    que me traera las llaves.Y lo hizo?No. Quiero decir, puede haber tocado el timbre y yo no lo o. Estaba durmiendo.Zkov escribi con rapidez, apoyando el anotador en la carpeta que tena sobre la

    rodilla. No mir para nada a Malinov, ni siquiera cuando le formulaba preguntas. Talvez tena prisa?

    Mencion Snegovoi adonde iba?No, no me dijo adonde viajaba.Pero usted lo supuso?Bien, creo que tena una idea. A un campo de pruebas, o algo por el estilo.El le dijo algo de eso?No, es claro que no. Nunca hablbamos de su trabajo.Y entonces, en qu bas sus suposiciones?Malinov se encogi de hombros. En qu las basaba? Es imposible explicar cosas

    como esa. Resultaba claro que el hombre trabajaba en un refugio subterrneo profundo,tena las manos y la cara quemadas, y los modales correspondientes a esa clase detrabajo... y en rigor se haba negado a hablar de sus ocupaciones.

    No s. Siempre pens eso. No s.Le present a alguno de sus amigos?No, nunca.A su esposa?Est casado? Siempre cre que era soltero o viudo.Por qu crey eso?No s contest Malinov, furioso. Intuicin.Quiz se lo dijo su esposa?

    Irina? Cmo podra saberlo ella?Eso es lo que me gustara aclarar.Se miraron en silencio.No entiendo dijo Malinov. Qu quiere aclarar?Cmo supo su esposa que Snegovoi no estaba casado.Ah... Saba eso?Zkov no respondi. Miraba con atencin a Malinov, y sus pupilas se dilataban y

    contraan en forma ominosa. Malinov tena los nervios erizados. Sinti que comenzara agolpear con el puo en la pared, a babear y a perder la dignidad si eso duraba unsegundo ms. Ya no lo soportaba. Toda la conversacin tena un subtexto maligno, eracomo una red pegajosa, y se meta a Irina en eso, quin sabe por qu.

    Bueno, est bien dijo Zkov, de pronto, cerrando el anotador con un golpe. Demanera que el coac est aqu seal el bar, y la vodka en la refrigeradora. Quprefiere usted? Personalmente?

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    Yo?S. Usted. Personalmente?Coac dijo Malinov con voz ronca, y trag saliva. Tena la garganta seca.Magnfico! exclam Zkov con alegra. Se puso de pie y se acerc al bar con

    pasitos menudos. No tendremos que ir muy lejos! Ah vamos dijo, registrando elbar. Inclusive tiene limn... un poco seco, pero est bien. Qu copas? Usemos estas

    azules.Malinov mir con indiferencia, mientras Zkov colocaba las copas en la mesa condestreza, cortaba delgadas tajadas de limn y descorchaba la botella.

    Sabe?, hablando con franqueza, est en una mala situacin. Por supuesto, la ltimapalabra la dirn los tribunales, pero hace diez aos que estoy en esto, y tengo algunaexperiencia en estos asuntos. Y siempre se puede adivinar qu sentencia se dictar encada caso. No le darn el mximo, por supuesto, pero le garantizo quince, por lo menos.Sirvi el coac con cuidado, sin derramar una gota, en las copas. Es claro quesiempre puede haber circunstancias atenuantes, pero por ahora, con franqueza, no veoninguna... No veo ninguna, Dmitri! Bien! Levant la copa e hizo un movimiento decabeza, de invitacin.

    Malinov tom su copa con dedos entumecidos.Muy bien dijo con voz que no era la suya. Pero por lo menos puedo saber qu

    sucede?Es claro! chill Zkov. Bebi, se ech un trozo de limn en la boca y asinti con

    energa. Es claro que puede! Se lo dir todo. Tiene derecho a saberlo.Y se lo dijo.A las ocho de la maana lleg un coche para recoger a Snegovoi y llevarlo al

    aeropuerto. Para sorpresa del conductor, Snegovoi no esperaba abajo, como decostumbre. Esper cinco minutos, y luego subi al departamento. Nadie contest, aunqueel timbre funcionaba, el conductor lo oa. Entonces baj y llam a la oficina desde laesquina. La compaa empez a llamar a Snegovoi por telfono. El aparato de steestaba constantemente ocupado. Entretanto, el conductor dio la vuelta a la casa ydescubri que las tres ventanas del departamento de Snegovoi se hallaban abiertas depar en par, y que a pesar de la luz del da, todas las luces elctricas se hallabanencendidas. El conductor telefone la informacin. Se llam a la gente correspondiente, yviolaron la puerta y examinaron el departamento de Snegovoi. Su investigacin revel quetodas las lmparas se encontraban encendidas, que en la cama haba una maleta abierta,llena de ropa, y que Snegovoi estaba en su estudio, sentado ante el escritorio,sosteniendo el telfono en una mano y una pistola Makrov en la otra. Se determin quehaba muerto de una herida de bala en la sien derecha, disparada con esa arma a bocade jarro. La muerte fue instantnea, y se produjo entre las tres y las cuatro de la maana.

    Qu tiene que ver eso conmigo? susurr Malinov.En respuesta, Zkov le cont en detalle que balstica haba seguido la trayectoria de labala, que encontr alojada en la pared.

    Pero qu tiene que ver eso conmigo? insisti Malinov, golpendose el pecho. Yahaban bebido tres copas cada uno.

    No siente pena por l? inquiri Zkov. No le apena?Por supuesto. Era un hombre excelente. Pero qu tengo que ver yo con todo esto?

    Nunca tuve un arma en mi mano en toda la vida. Mi clasificacin era Cuatro-F. Mi visin...Zkov no lo escuchaba. Sigui explicando en detalle que el extinto era zurdo, y que

    resultaba muy extrao que se matara con la pistola en la mano derecha.S, s, Arnld era zurdo, eso puedo corroborarlo.. Pero en cuanto a m! Dorm toda

    la noche! Y de cualquier modo por qu habra de matarlo? Juzgue usted mismo!Y quin lo hizo, entonces? Quin? pregunt Zkov con suavidad.Cmo podra saberlo? Usted debera saber quin fue!

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    Usted! exclam Zkov con tono amable, reminiscente al de Porfiri en Crimen ycastigo, mirando a Malinov con un ojo, por encima de su copa de vodka. Usted lomat, Dmitri!

    Esto es una pesadilla susurr Malinov, impotente. Quiso llorar.Una leve brisa cruz la habitacin, movi la cortina, y el estridente sol del medioda se

    precipit en el cuarto y dio de lleno en el rostro de Zkov. Algo le sucedi. Parpade con

    rapidez, el rubor le acudi a las mejillas y le tembl la barbilla.Perdneme dijo con voz totalmente humana. Perdneme, Dmitri. Tal vez ustedpueda... hace mucho... aqu.

    Se interrumpi porque algo cay en el cuarto de Bbchik y se quebr con un ruidoresonante.

    Qu fue eso? pregunt Zkov, tenso. Ya no haba en su voz ni rastros de calidadhumana.

    Hay alguien ah contest Malinov, todava sin entender qu haba sucedido conZkov. Se le ocurri un nuevo pensamiento. Escuche! grit, levantndose de unsalto. Venga conmigo! La amiga de mi esposa est all! Ella puede jurar que yo dormtoda la noche, y que no fui a ninguna parte.

    Chocando hombro con hombro, se abrieron paso hacia el vestbulo.Interesante, muy interesante deca Zkov. La amiga de su esposa. Ya veremos.Ella me respaldar. Ya ver. Es una testigo.Se precipitaron en la habitacin de Bbchik sin golpear, y se detuvieron. La habitacin

    estaba limpia y desocupada. No haba all ninguna Ldochka, ni sbanas en la cama, nimaletas. Y en el suelo, al lado de los trozos del cntaro de barro (Jorezm, siglo XI) seencontraba sentado Kaliam, con expresin increblemente inocente.

    Este? pregunt Zkov, sealando a Kaliam.No respondi Malinov estpidamente. Este es nuestro gato, hace mucho que lo

    tenemos. Pero espere, dnde est Ldochka? Mir en el armario. Su chaqueta blancaya no estaba. Se habr ido?

    Zkov se encogi de hombros.Es probable. Ahora no est aqu.Con pasos pesados, Malinov fue hacia el cntaro roto.C-canalla! dijo, y dio un papirotazo a Kaliam en la oreja.Kaliam se bati en rpida retirada. Malinov se agach. Destrozado. Qu hermoso

    cntaro haba sido.Durmi ella aqu? pregunt Zkov.S.Cundo la vio por ltima vez? Hoy?Malinov neg con la cabeza.

    Ayer. Bueno, en rigor, hoy. Por la noche. Le di sbanas y una manta. Mir en elbal de la ropa blanca de Bbchik. Ah tiene. Est todo ah.Haca mucho que viva aqu?Lleg ayer.Sus cosas estn aqu?No veo ninguna. Y su chaqueta ha desaparecido.Extrao, verdad? dijo Zkov.Malinov agit la mano en silencio.Al demonio con ella. Las mujeres slo traen problemas. Bebamos otro trago.De pronto la puerta del departamento se abri, y entro...

    EXTRACTO 6 ...puerta del ascensor, y el motor zumb. Malinov qued solo.Se encontraba en la puerta del cuarto de Bbchik, apoyado en el marco y pensando ennada. Kaliam apareci salido de cualquier parte, pas a su lado, moviendo la cola, y sali

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    al rellano, donde se dedic a lamer el suelo de cemento.Bueno, muy bien dijo por ltimo Malinov; se apart del marco y entr en su

    cuarto. Estaba lleno de humo, y haba tres copas de vidrio azul abandonadas en lamesa... dos llenas y una llena a medias. El sol llegaba hasta los anaqueles.

    Se llev el coac consigo! Eso era lo nico que faltaba!Se sent en la butaca durante un rato, termin su copa. Por la ventana entraban ruidos

    de la calle, y la puerta abierta dej pasar voces de chicos y los gruidos del ascensor enel pozo de la escalera. Se levant, se arrastr a travs del vestbulo, golpendose contrael marco de una puerta, sali al descansillo y se detuvo delante de la puerta deldepartamento de Snegovoi. En la cerradura haba un gran sello de lacre. Lo toc concautela, con la yema de un dedo, y apart la mano. Era todo cierto. Todo lo sucedidohaba sucedido de verdad. El ciudadano de la Unin Sovitica Arnld Snegovoi, coronel yhombre de misterio, ya no exista.

    CAPTULO 4

    EXTRACTO 7 ...lav las copas y las guard, limpi los restos en la habitacin deBbchik y le dio a Kaliam un poco de pescado. Luego tom el vaso de leche de Bbchik,ech tres huevos crudos en l, aadi trozos, de pan, agreg mucha sal y pimienta a lamezcla, y la revolvi. No tena hambre; funcionaba en piloto automtico. Y comi labazofia, de pie ante la ventana del balcn, mirando el patio desierto, inundado por el sol.No podan plantar rboles? Ni siquiera uno?

    Sus pensamientos avanzaban en un hilo dbil; y en verdad no eran pensamientos,apenas trozos y retazos. Quizs stos sean los nuevos mtodos de investigacin, pens.La revolucin cientfica y tecnolgica, y todo eso. Una conducta libre y fcil, y ataquepsicolgico. Pero el coac, eso no estaba claro para nada. Igor Petrvich Zkov. O eraZkin? Bien, de cualquier modo ese dijo que era su nombre, pero qu deca en susdocumentos? Esos tramposos!, pens de pronto. Haban planeado toda la travesuranada ms que por una piojosa media botella de coac?

    No, Snegovoi estaba muerto. Eso resultaba claro. Nunca ms volver a ver a Snegovoi.Era un buen hombre, pero desorganizado. Siempre pareca enfermo, en especial el daanterior. Y sin embargo llamaba a alguien; quera decir algo, explicar, prevenir acerca dealgo. Malinov se estremeci. Dej el vaso sucio en el fregadero. El embrin de la futurapila de platos sucios. Ldochka haba hecho un buen trabajo en la cocina, todo brillaba.Me previno sobre Ldochka. De veras, todo lo de Ldochka era muy extrao.

    Malinov se precipit al vestbulo y busc la nota de Irina. No, era slo su imaginacin.Todo estaba en orden. No caba duda de que se trataba de la letra de Irina, y de su

    estilo... y de cualquier modo, por qu una asesina habra de quedarse a lavar los platos?EXTRACTO 8 ...El telfono de Val daba ocupado. Malinov cort y se tendi en la

    otomana, con la nariz pegada a la manta, que picaba. Algo tambin andaba mal en lacasa de Val. Algo as como histeria. Ya sucedi otras veces. Una pendencia con Svetlana,o con su suegra. Qu me pregunt, algo raro? Ah, Val, que yo tenga tus problemas! No,que venga l. Est histrico; yo estoy histrico... tal vez entre los dos encontremos unasolucin. Malinov volvi a discar, y segua ocupado. Maldicin, qu prdida de tiempo!Debera estar trabajando, pero todo este embrollo...

    De pronto oy que alguien tosa detrs de l, en el vestbulo.Malinov sali volando de la otomana. Por nada, es claro. No haba nadie en el

    vestbulo. Ni en el bao. Revis la cerradura y volvi a la otomana, y descubri que letemblaban las rodillas. Cuernos, tengo los nervios a la miseria. Y el infeliz me deca acada rato que era como el hombre invisible. Te pareces a una lombriz con anteojos,

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    infeliz, no al hombre invisible! Canalla. Disco otra vez el nmero de Val, colg y comenza ponerse los calcetines con decisin. Llamar desde la casa de Viecherovski. Yo tengo laculpa de estar perdiendo tiempo. Se puso una camisa limpia, confirm que tena las llavesen el bolsillo y corri escaleras arriba.

    En el sexto piso una pareja se dedicaba a sus cosas junto a la boca del incinerador. Eltipo usaba gafas para el sol, pero Malinov conoca al mocoso... Era un aspirante a

    haragn del Departamento 17. Estaba en su segundo ao de desempleo, y se dedicabafirmemente a no buscar trabajo. No se tropez con nadie, camino del octavo piso. Pero acada instante tena la sensacin de que topara con alguien. Lo tomaran del brazo y lediran con suavidad:

    Un segundo, ciudadano.Gracias a Dios, Fil estaba en casa. Como de costumbre se encontraba vestido como a

    punto de salir para una recepcin a Su Alteza Real en la embajada de Holanda, su cochelo recogera dentro de cinco minutos. Llevaba puesto un traje color crema fantsticamenteesplndido, zapatos livianos que superaban los sueos de cualquier mortal, y corbata. Lacorbata siempre deprima a Malinov. No poda entender cmo nadie fuese capaz detrabajar en su casa de corbata.

    Ests trabajando? pregunt Malinov.Como de costumbre.No me quedar mucho tiempo.Es claro. Un poco de caf?Espera. No, por qu no? Por favor.Fueron a la cocina. Malinov ocup una silla, y Viecherovski inici el ritual con el

    equipo para preparar caf.Har caf viens dijo sin volverse.Magnfico dijo Malinov. Tienes crema batida?Viecherovski no respondi. Malinov mir sus salientes omplatos por debajo de la tela

    color crema.El investigador en lo criminal vino a verte? inquiri.Los omplatos se detuvieron un segundo, y luego el largo rostro pecoso, con la nariz

    cada y las cejas rojizas, enarcadas sobre los anteojos con armazn de carey, aparecilentamente por encima de su hombro redondo, cado.

    Perdn. Qu dijiste?Dije: el investigador en lo criminal vino a verte hoy?Por qu un investigador en lo criminal?Porque Snegovoi se mat. Ya hablaron conmigo.Quin es Snegovoi?T Sabes, el tipo que vive enfrente de mi departamento. El de la cohetera.

    Oh.Viecherovski se volvi y sus omplatos subieron de nuevo.No lo conocas? Pens que te haba presentado.No repuso Viecherovski. Por lo que recuerdo, no.Un maravilloso aroma de caf llen la cocina. Malinov se acomod en la silla. Deba

    decrselo o no? En esa aromtica cocina, fresca a despecho del sol enceguecedor, dondetodo estaba en su lugar y todo era de la mejor calidad lo mejor del mundo, o ms an,los sucesos de la vspera parecan especialmente locos e improbables, y en cierto modo,inclusive malsanos.

    Conoces el chiste de los dos gallos? pregunt Malinov.Dos gallos? Conozco uno sobre tres gallos. Un chiste tremendo.

    No, no. Es sobre dos gallos dijo Malinov. No lo conoces?Y cont el chiste de los dos gallos. Viecherovski no reaccion. Cualquiera habra credoque se vea ante un terrible problema, no ante un chiste... tan serio y pensativo estaba

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    cuando dej la taza de caf y la cremera delante de Malinov. Luego se sirvi una taza asu vez y se sent enfrente, sosteniendo la taza en el aire, bebiendo un sorbo ypronunciando por ltimo:

    Excelente. No tu chiste. Me refiero al caf.Ya me haba dado cuenta dijo Malinov, torvo.Gozaron en silencio del caf vienes. Luego Viecherovski quebr el silencio.

    Ayer pens un poco en tu problema. Probaste con las funciones de Hartwig?Lo s, lo s. Tambin yo lo pens.Malinov apart la taza vaca.Escucha, Fil. No puedo pensar en esa maldita funcin! Mi cerebro est hecho un

    embrollo, y tu...

    EXTRACTO 9 ...nada, durante un minuto se frot con los dedos la mejilla afeitada, ydespus declam:

    No podamos mirar la muerte a la cara, nos vendaron los ojos y nos llevaron a ella.Y agreg: Pobre tipo.

    No result claro a quin se refera.

    Quiero decir que puedo entenderlo todo dijo Malinov. Pero ese investigador...Quieres ms caf? interrumpi Viecherovski.Malinov neg con la cabeza, y Viecherovski se puso de pie.Vamos a mi habitacin dijo.Pasaron al estudio. Viecherovski se sent a su escritorio, desnudo aparte de un papel

    que haba en el medio, tom de un cajn una gua telefnica, oprimi un botn, ley lapgina y disco el nmero.

    El Investigador Superior Zkin, por favor dijo con tono seco, brusco. Quiero decirZkov, Igor Petrvich. Est en una misin? Gracias. Colg. El investigador superiorZkov est en misin dijo a Malinov.

    Est bebiendo mi coac con algunas chicas, eso es lo que est haciendo gruoMalinov.

    Viecherovski se mordi el labio.Eso no interesa. Lo que importa es que existe!Es claro que existe! Me mostr sus documentos. Por qu, creas que eran

    malhechores?Lo dudo.Eso es lo que pens yo tambin. Armar toda esa historia nada ms que por una

    botella de coac, y al lado mismo de un departamento sellado...Viecherovski asinti.Y t dices... la funcin de Hartwig! Cmo puedo trabajar en un momento as? Estn

    pasando demasiadas cosas.Viecherovski lo mir con atencin.Dmitri dijo. No te sorprendi que Snegovoi se interesara por tu trabajo?Y cmo! Antes, nunca habamos hablado de eso.Y qu le dijiste?Bien, en trminos muy generales... en rigor, no pidi detalles.Y que dijo?Nada. Creo que se desilusion. Dijo: "Donde est la hacienda y donde est el agua".Qu?"Donde est la hacienda y dnde est el agua."Y qu se supone que significa eso?

    Es una referencia literaria... Sabes?, como decir que es algo trado de los cabellos.Ah. Viecherovski parpade con sus pestaas bovinas, y luego tom de un alfizarun cenicero prstino, chispeante, y una pipa y tabaquera, y comenz a llenar la pipa.

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    Ah... "Donde est la hacienda y dnde est el agua"... Eso me gusta. Tendr querecordarlo.

    Malinov esper con impaciencia. Tena una gran confianza en l. Viecherovski eradueo de un cerebro totalmente inhumano. Malinov no conoca a ningn otro quepudiera presentar conclusiones tan inesperadas.

    Bien? pregunt al cabo.

    Viecherovski haba llenado su pipa y ahora la fumaba con lentitud, y la saboreaba. Lapipa haca ruiditos gorgoteantes. Mientras inhalaba, Viecherovski dijo:Dmitri... pf-pf-pf... cunto avanzaste desde el jueves? Creo que el jueves... pf-pf-pf...

    fue la ltima vez que hablamos.Qu importancia tiene? inquiri Malinov, disgustado. Ahora no tengo tiempo

    para eso.Viecherovski dej que las palabras pasaran de largo. Sigui mirando a Malinov con

    sus ojos rojizos, y chupando la pipa. As era Viecherovski. Hizo una pregunta, y ahoraesperaba la respuesta. Malinov cedi. Crea que Viecherovski saba mejor que l quera importante y qu no lo era.

    Avanc muchsimo dijo, y describi cmo haba reformulado el problema, para

    reducirlo a una ecuacin en forma de un vector, y luego a una integral-diferencial; cmoempez a tener una imagen fsica; cmo imagin las cavidades M, y cmo, por fin, lanoche anterior, entendi que deba usar las transformaciones de Hartwig.

    Viecherovski escuch con atencin, sin interrumpir ni hacer preguntas, y una sola vez,cuando Malinov se arrebat, y tom el papel y trat de escribir en l, lo detuvo y le dijo:

    Con palabras, con palabras.Pero no tuve tiempo para hacer nada al respecto termin Malinov, triste.

    Porque primero empezaron los estpidos llamados telefnicos, y despus vino el tipo dela tienda. Pero no tuvo tiempo para hablar a Viecherovski de eso, porque record algoms.

    Escucha dijo, excitndose, me haba olvidado por completo. Weingarten, cuandollam ayer, quiso saber si conoca a Snegovoi.

    S?S. Y le dije que si.Y qu dijo l?Y dijo que l no lo conoca. Pero no se trata de eso. Qu te parece, es una

    coincidencia? O qu? Es una extraa coincidencia.Viecherovski no dijo nada, sigui fumando la pipa. Despus volvi a sus preguntas.

    Cmo era el asunto de los comestibles? Ms detalles. Qu aspecto tena el sujeto?Qu dijo? Qu llev? Qu queda de la entrega? El montono interrogatorio deprimipor completo a Malinov, porque no entenda que tena que ver nada de eso con su mala

    suerte. Por ltimo Viecherovski call y hurg en su pipa. Malinov, esper, y comenz aimaginar que cuatro hombres iran a buscarlo, todos con anteojos para el sol, y queregistraran el departamento, arrancaran el empapelado y querran saber si haba tenidorelaciones con Ldochka, y no le creeran, y al cabo se lo llevaran.

    Qu ser de m?Viecherovski respondi.Quin sabe qu nos espera? Quin sabe qu suceder? Los fuertes sern, y los

    pillastres sern. Y vendr la muerte y te sentenciar a muerte. No persigas el futuro...Malinov se dio cuenta de que eso era poesa solo porque Viecherovski cay en

    risotadas contenidas que pasaban por ser una risa satisfecha. Es probable que ese fueseel ruido que haran los marcianos de H.G. Wells cuando bebiesen sangre humana.

    Viecherovski rea de ese modo porque le agradaba el poema que acababa de leer.Cualquiera creera que el placer que encontraba en la poesa era puramente fsico.Vete al demonio dijo Malinov.

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    Y eso provoc una segunda tirada... esta vez en prosa.Cuando me siento mal, trabajo dijo Viecherovski. Cuando estoy deprimido,

    cuando tengo problemas, cuando estoy aburrido de la vida, me siento a mi trabajo. Esprobable que existan otras recetas, pero no las conozco. O no funcionan en mi caso.Quieres mi consejo? Aqu lo tienes: v a trabajar. Gracias a Dios que la gente como t ocomo yo slo necesitamos un poco de papel y un lpiz para trabajar.

    Pero para Malinov no era tan sencillo. Slo poda trabajar cuando senta el coraznligero y nada pesaba sobre l.Bonita ayuda eres dijo. Djame llamar a Weingarten. Todava me intriga que

    haya preguntado por Snegovoi.Es claro dijo Viecherovski. Pero si no te molesta llvate el aparato a la otra

    habitacin.Malinov tom el telfono y arrastr el cable al cuarto contiguo.Si quieres, qudate aqu le grit Viecherovski. Tengo papel, y te dar un lpiz.Muy bien, veremos.Ahora Weingarten no contestaba. Malinov dej que el timbre sonara diez veces, y

    luego disco otra vez y lo dej sonar diez ms. Qu deba hacer ahora? Es claro que

    poda quedarse all. Reinaba el fresco, y haba silencio. Todos los cuartos tenan aireacondicionado. No escuchaba los camiones ni el chirrido de los frenos, porque eldepartamento daba al patio. Y entonces se dio cuenta de que no era ese el problema.Sencillamente, tena miedo de volver a su departamento. Eso fue el colmo! Quiero micasa ms que a ninguna otra en el mundo, y ahora temo volver a ella? Oh, no. No meharn hacer eso. Lo siento, pero no hay caso.

    Malinov tom el telfono con firmeza y lo llev de vuelta. Viecherovsky se encontrabasentado, mirando el papel, tamborileando en l con su costosa estilogrfica. La pginaestaba cubierta a medias de smbolos que Malinov no pudo entender.

    Me voy, Fil dijo.Viecherovski lo mir.Es claro. Tengo que dirigir un examen maana, pero hoy estar en casa todo el da.

    Llmame o pasa por aqu.Muy bien.Baj con lentitud, no haba prisa. Preparar una taza de t fuerte, me sentar en la

    cocina; Kaliam trepar a mi regazo. Lo acariciar, sorber mi t y tratar dedesenmaraar esto con calma y sin nervios. Lstima que no tengamos un aparato de TV;sera bueno pasar la noche delante del aparato, viendo algo superficial, como unacomedia o un poco de ftbol. Jugar un solitario; hace siglos que no hago uno.

    Lleg a su rellano, encontr las llaves, dio la vuelta y se detuvo. El corazn se le habahundido hasta las vecindades del estmago, y palpitaba lenta y rtmicamente, como un

    martillo-piln. La puerta de su departamento se encontraba abierta.Se acerc de puntillas y escuch. Haba alguien en el departamento. Oy la vozdesconocida de un hombre, y una respuesta en la voz desconocida de un nio...

    CAPTULO 5

    EXTRACTO 10 ...hombre extrao agachado sobre el suelo, recogiendo los fragmentosde una copa rota. Tambin haba un nio de unos cinco aos en la cocina. Se hallabasentado en el taburete, con las manos bajo los muslos, balanceando las piernas, ymirando cmo recoga el hombre los trozos.

    Escucha, amigo grit Weingarten cuando vio a Malinov, dnde te habasmetido?Sus enormes mejillas estaban encendidas con un resplandor purpreo, los ojos negro-

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    oliva le llameaban, y su cabello espeso, negro como el alquitrn, se encontraba revuelto.Se vea a las claras que ya haba bebido unos cuantos. Una botella mediana deStolchnaia de exportacin se encontraba en la mesa, en medio de todo tipo de cosas delcajn de comestibles.

    Tranquilzate y tmatelo con calma continu Weingarten. No tocamos el caviar.Te esperbamos.

    El hombre que recoga los trozos se irgui. Era un hombre hermoso, alto, de barbanrdica, y los comienzos de una pancita. Sonri, turbado.Bien, bien, bien! dijo Malinov, entrando en la cocina y sentido que el corazn le

    suba desde el estmago y regresaba a su lugar normal. Me parece que la expresines "Mi hogar es mi castillo"?

    Tomando por asalto, viejo amigo, tomando por asalto! grit Weingarten.Escucha, de dnde sacaste una vodka tan buena? Y estas cosas...

    Malinov tendi la mano al hermoso desconocido, y ste la de l, pero estaba llena decristal roto. Hubo un pequeo momento agradable de incomodidad.

    Aqu hemos estado sirvindonos dijo con turbacin. Me temo que la culpa estoda ma.

    Tonteras, vamos, tire eso al tacho de los desperdicios.El seor es un cobarde dijo el chico con claridad.Sh, sh, dijo el hombre hermoso, y agit un dedo de advertencia.Nio! dijo Weingarten. Creo que se te dieron algunos chocolates. Bien, qudate

    ah sentado, en silencio, y mscalo. Y no metas la cuchara.Por qu dices que soy un cobarde? pregunt Malinov, sentndose. Por qu

    me insultas?No lo insulto dijo el nio, observndolo como si fuese un raro ejemplar salvaje.

    Slo lo describa.Entretanto el desconocido se libr de los vidrios, se limpi las manos con el pauelo y

    tendi la derecha.Zjar se present.Se estrecharon ceremoniosamente las manos.A la obra! se afan Weingarten, frotndose las manos. Trae dos copas ms.Escuchen, amigos dijo Malinov, yo no beber vodka.Entonces beberemos un poco de vino admiti Weingarten. Todava te quedan

    dos botellas del blanco.No, creo que beber un poco de coac. Zjar, quiere tener la bondad de traer el

    caviar y manteca de la refrigeradora... y todo lo dems? Estoy muerto de hambre.Malinov fue al bar, tom el coac y las copas, le sac la lengua a la silla antes

    ocupada por el Tontn Macoute y regres a la mesa. La mesa cruja bajo su peso.

    Comer hasta hartarme, y me emborrachar, pens Malinov. Me alegro de que vinieranlos muchachos.Pero nada sali como lo planeaba. En cuanto termin su trago y se puso a comer un

    trozo de pan cargado de caviar, Weingarten dijo con voz muy sobria:Y ahora, amigo, dinos qu te pas.Malinov se atragant.De qu ests hablando?Mira dijo Weingarten. Aqu somos tres, y cada uno de nosotros ha sido

    zamarreado. As que no te molestes. Qu te dijo el tipo del pelo rojo?Viecherovski?No, no, qu tiene que ver Viecherovski con esto? Te visit un hombrecito de cabello

    rojo llameante, que llevaba un traje negro mortfero. Qu te dijo?Malinov mordi un trozo que le llen toda la boca, y masc sin saborear. Los tres lomiraron. Zjar lo mir con turbacin, con una sonrisa tmida, y hasta apart la mirada de

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    vez en cuando. Los ojos de Weingarten se salan de las rbitas, y pareca a punto degritar en cualquier momento. Y el chico, aferrado a su chocolate derretido, contemplaba aMalinov con atencin.

    Muchachos dijo Malinov al cabo. De qu pelirrojo me hablan? Nadie como esevino a visitarme. Mis visitantes fueron mucho peores.

    Bueno, cuntanos dijo Weingarten con impaciencia.

    Por qu habra de contarte? Malinov estaba furioso. No hago un secreto deeso, pero qu pretenden hacer? Dmelo primero! Y de paso, me gustara saber, porempezar, cmo supiste que me haba pasado algo!

    Dme t, y despus te dir yo insisti Weingarten, empecinado. Y Zjar contarlo suyo.

    Hablen los dos primero replic Malinov, nervioso, preparndose otro sndwich.Son dos contra uno.

    Habla t orden el chico, sealando a Malinov.Sh, sh susurr Zjar, turbadsimo.Weingarten ri con tristeza.Es tuyo? pregunt Malinov a Zjar.

    Algo as fue la extraa respuesta de ste, y apart la vista.De l, es de l dijo Weingarten con impaciencia. De paso, esa es parte de su

    historia. Bien, Dmitri, vamos, no seas tmido.Confundieron a Malinov por completo. Dej a un lado el sndwich y comenz a hablar.

    Desde el comienzo, desde los llamados telefnicos. Cuando se cuenta la misma historiahorrible dos veces en el espacio de dos horas, se empieza a encontrarle el lado divertido.Malinov ni siquiera se dio cuenta de que lo haca. Weingarten lanz unas risitasahogadas, revelando sus poderosos caninos amarillentos, y Malinov dio la impresin deque su vida dependa de conseguir arrancar una carcajada a Zjar, pero no lo logr. Zjarsonrea con distraccin, y casi con lstima. Pero cuando Malinov lleg a la parte delsuicidio de Snegovoi, ya no fue cosa de risa.

    Mientes! sise Weingarten, ronco. Malinov se encogi de hombros.Tienes la prerrogativa de no creerme dijo. Pero su puerta ha sido sellada,

    puedes ir a ver.Weingarten guard silencio durante un rato, tamborile con los dedos en la mesa, las

    mejillas le temblaban con el ritmo del tamborileo, y enseguida se puso ruidosamente depie, sin mirar a nadie, se escurri entre Zjar y el chico, y se alej a zancadas. Pudieronor el chasquido de la cerradura al abrirse, y el olor a sopa de col inund el departamento.

    Oho-ho-ho-ho-h mascull Zjar lgubre.En el acto el chico le ofreci la pringosa barra de chocolate, y exigi:Toma un bocado!

    Zjar, obediente, tom un bocado y masc. La puerta se cerr con un golpe, yWeingarten, todava evitando mirarlos, se sent de nuevo, bebi un trago de vodka y dijocon voz ronca:

    Y despus?No hay nada ms. Despus fui a la casa de Viecherovski. Los canallas se haban ido,

    y sub all. Acabo de regresar.Y el pelirrojo? inquiri Weingarten con impaciencia.Ya te lo dije, zopenco! No hubo pelirrojos!Weingarten y Zjar se miraron.Muy bien, daremos por supuesto que esa es la verdad dijo Weingarten. La chica,

    Ldochka. Hizo algn ofrecimiento?

    Bueno, es decir ri, nervioso, Malinov. Es decir, si yo hubiese querido habrapodido.Caramba, bestia! No me refiero a eso. Muy bien, qu dices del investigador?

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    Sabes, Val?, ya te lo dije todo, tal como sucedi. Vete al demonio! Lo juro, untercer interrogatorio en un da!

    Val dijo Zjar, indeciso, tal vez esto fue, en verdad, algo distinto?No seas tonto! Cmo podra ser algo distinto? Tiene su trabajo; ellos no lo dejan

    hacerlo. Qu otra cosa podra ser? Y adems se mencion su nombre.Quin mencion su nombre? pregunt Malinov con un presentimiento.

    Tengo que hacer pis anunci el chico, con claros tonos de campana.Todos lo miraron. El los examin, uno por uno, baj del taburete y dijo a Zjar:Vamos.Zjar lanz una sonrisa tmida, dijo "Bueno, vamos", y desaparecieron detrs de la

    puerta del cuarto de bao. Expulsaron a Kaliam del asiento del inodoro.Quin mencion mi nombre? pregunt Malinov a Weingarten. Qu significa

    todo esto?Weingarten, con la cabeza gacha, escuchaba lo que suceda en el excusado.Viejo, Gbar est atrapado de veras dijo, con una especie de triste satisfaccin.

    Atrapado de verdad!Algo se agit con lentitud en el cerebro de Malinov.

    Gbar?S. Zjar Gbar. Sabes?, inclusive el hecho de hacerlo bailar a uno al comps que

    le toquen...Malinov record.El est en cohetera?Quin? Zjar? Weingarten se sorprendi. No, lo dudo. Es un artfice de.

    primera. Fabrica pulgas que funcionan por computadora. Pero ese no es el problema. Elproblema es que se trata de un hombre que encara sus deseos con cuidado yminuciosidad. Esas son sus palabras. Y amigo mo, es la pura verdad.

    El chico regres a la cocina y trep de nuevo al taburete. Zjar entr tras l.Zjar, sabes?, acabo de recordar. Snegovoi pregunt por ti.Y Malinov vio por primera vez cmo palidece una persona ante su vista. Cmo se

    vuelve blanca como el papel.Por m? pregunt Zjar.S. Ayer por la noche. Malinov no esperaba una reaccin as.T lo conocas? pregunt Weingarten, con suavidad, a Zjar.Este mene la cabeza en silencio, busc un cigarrillo, dej caer la mitad del atado en el

    suelo y se puso a recogerlos de prisa. Weingarten grazn:Bien amigos, esto es algo que necesita... y sirvi un poco de vodka. Y el chico

    habl.Gran cosa! Eso no significa nada en s mismo.

    Malinov volvi a estremecerse, y Zjar se incorpor y mir al chico con algo quepareca esperanza.Es una simple coincidencia continu el nio. Miren en la gua telefnica, figuran

    por lo menos ocho Gbar.

    EXTRACTO 11 ...Malinov lo conoca desde el sexto grado. Se hicieron amigos en elsptimo y compartieron un pupitre a todo lo largo de la escuela. Weingarten no cambicon los aos, slo se hizo ms grande. Era siempre alegre, gordo, carnvoro, y siemprecoleccionaba alguna cosa: sellos, monedas, rtulos de botellas. Una vez eso fuecuando yo era un bilogo decidi coleccionar excrementos porque Zhenka Sdortsevtrajo consigo excrementos de ballena del Antrtico y Sania Zhitniuk le llev unos

    excrementos humanos de Penzhekent, no comunes, por supuesto, sino fsiles, del sigloIX. Siempre molestaba a sus amigos para que le mostrasen el cambio que llevabanencima... buscaba determinada moneda de cobre. Y siempre le arrebataba a uno la

  • 8/14/2019 Arkadi y Boris Strugatski - Decididamente Tal Vez

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    correspondencia o le mendigaba los sobres sellados.Y a pesar de todo conoca su trabajo. Haba sido jefe de departamento en su instituto

    durante mucho tiempo, era miembro de veintitantas comisiones, soviticas einternacionales, siempre viajaba al exterior, a todo tipo de congresos, y estaba a punto deconseguir un nombramiento de profesor pleno. De entre todos sus amigos, estimaba aViecherovski ms que a ninguno, porque Viecherovski era un premio Nobel, y Val soaba

    con llegar a serlo a su vez. Debe de haberle contado cien veces a Malinov cmo sepondra la medalla y la usara para acudir a una cita. Siempre fue un alborotador. Era unbrillante narrador, y los sucesos ms triviales y aburridos se convertan, cuando l losrelataba, en dramas de Graham Greene o Le Carr. Pero por extrao que parezca,menta muy pocas veces, y se mostraba horriblemente turbado cuando lo pescaban en unembuste. Por algn motivo desconocido, Irina no lo apreciaba. Malinov sospechaba queen sus primeros aos, antes del nacimiento de Bbchik, Weingarten le hizo unainsinuacin e Irina lo rechaz. Weingarten era un maestro para entablar relaciones con lasmujeres, y no porque fuese un manitico del sexo, ni un degenerado... No, era jubiloso,enrgico, y estaba siempre tan preparado para la derrota como para la victoria. Todas lascitas eran una aventura, fuese cual fuere el resultado. Su esposa, Sveta, una mujer

    increblemente hermosa, pero vctima de depresiones, haba aceptado haca tiempo sucarcter mujeriego, en especial porque l la quera hasta la chochera y siempre se metaen rias, en pblico, por causa de ella. Le gustaban las pendencias en general... entrar enun restaurante con l era un acto masoquista. En una palabra, haca una vida tranquila,dichosa y exitosa, sin grandes conmociones.

    Resulta que comenzaron a sucederle cosas extraas, cuando la serie de experimentosiniciados el ao anterior empezaron a dar de pronto resultados en todo sentidoinesperados, y hasta sensacionales. ("Ustedes amigos, no podran entenderlo, tiene quever con la trascriptasa inversa... es una polimerasa ADN, dependiente del ARN, unaenzima que entra en la formacin de los oncornovirus, y eso, puedo asegurarles, amigos,me huele a premio Nobel.") En sus laboratorios, slo Weingarten apreciaba esosresultados. A la mayora, como sucede por lo comn, le importaban un bledo, y otrosindividuos con talento creador decidan que la seri de pruebas era un fracaso. Como eraverano, todos se moran por salir de vacaciones. Weingarten no firmaba los papeles delicencia de nadie. Hubo un gran alboroto... sentimientos heridos, comisin local de quejas,la reunin de la direccin del partido. Y en el calor de la batalla, en una de las audiencias,Weingarten fue informado semioficialmente de que exista un plan para nombrar alcamarada Valentn Andrievich Weingarten director del ms nuevo y supermodernocentro biolgico que entonces se construa en Dobrolibov.

    Esta informacin le dio vrtigos al camarada Weingarten, pero de todos modos se diocuenta de que el puesto de director era, ante todo, un pja