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VIAJE A ARGENTINA NIEVES Y ANTONIOTRANSCRIPT
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PÁGINA
Entrada 1: SABADO DIA 26.2.2011. COMIENZA EL VIAJE ..........................................7
Entrada 2: LUNES DIA 28.2.2011. BUENOS AIRES ..........................................................7
Entrada 3: JUEVES 3.3.2011. PUERTO MADRING Y PENÍNSULA VALDÉS ....... 18
Entrada 4: VIERNES 4.3.2011. ENTRE PUERTO MADRING Y USUHAIA ............ 23
Entrada 5: SABADO 5.3.2011. USHUAIA: TREN DE LOS PRESOS Y CARCEL .... 24
Entrada 6: DOMINGO.6.3.2011. ENTRE USHUAIA Y CALAFATE .......................... 27
Entrada 7: LUNES 7.3.2011. EL GLACIAR PERITO MORENO .................................. 30
Entrada 8: MARTES.8.3.2011. CALAFATE (2ª PARTE) .................................................. 32
Entrada 9: VIERNES 11.3.2011. DE CALAFATE A IGUAZÚ ...................................... 33
Entrada 10: SABADO.12.3.2011. IGUAZÚ ......................................................................... 35
Entrada 11: DOMINGO.13.3.2011. LAS CATARATAS DE IGUAZÚ ......................... 36
Entrada 12: LUNES.14.3.2011. IGUAZÚ DESDE BRASIL............................................. 38
Entrada 13: MARTES.14.3.2011. DE REGRESO ............................................................... 39
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Vera, 4 de abril de 2011
EL OBJETIVO DE ESTE DIARIO ES EVITAR QUE CAIGA EN EL
OLVIDO LO VIVIDO EN ESTE VIAJE. POR ESO HE RECOGIDO EN UNA
PEQUEÑA LIBRETA TODAS LAS VIVENCIAS RESEÑABLES QUE HE PODIDO
Y LO HE ACOMPAÑADO CON DIBUJOS Y GRÁFICOS QUE ME PERMITAN
RECORDAR CADA MOMENTO ALLÍ PASADO. LOS DÍAS DE LOS QUE
ESCRIBO NO CONCUERDAN CON EL DÍA EN EL QUE ESTABA REALMENTE,
YA QUE NO SIEMPRE PODÍA; DE HECHO, A VECES NI TENÍA GANAS DE
ESCRIBIR, PERO MIS EMOCIONES SÍ SON REALES.
MÁS QUE NARRAR EL VIAJE A MIS HIJOS, LO QUE PRETENDO ES
TRANSMITIR LAS SENSACIONES, EMOCIONES, PENSAMIENTOS, ETC. ASÍ
COMO TODO LO QUE CADA DÍA NOS PASABA Y SORPRENDÍA YA QUE, POR
RAZONES QUE DESCONOZCO, A TODOS SE NOS VAN BORRANDO MUCHAS
COSAS QUE EN UN MOMENTO DETERMINADO NOS IMPACTARON O
SORPRENDIERON. DE AHÍ LO IMPORTANTE DE ANOTARLAS… PARA NO
OLVIDARLAS.
PARA QUIEN LO LEA, AHÍ VA… Y PRINCIPALMENTE PARA MÍ Y LOS
MÍOS. PARA QUE, CON EL TRANSCURSO DEL TIEMPO, TENGAMOS ALGO
MÁS QUE LAS FOTOS (QUE NO SON SIEMPRE UN FIEL REFLEJO DEL
MOMENTO VIVIDO), Y PODAMOS RECORDARLO TODOS CON CARIÑO Y
SOBRE TODO CON UN SENTIMIENTO REAL DE LO VIVIDO.
Nieves Vílchez Fernández
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Entrada 1: SABADO DIA 26.2.2011. COMIENZA EL VIAJE
Comenzó el viaje. Ahora estoy en el avión, cansada, pero con la ansiedad propia de
ir a un lugar que no conoces. Llegamos a Madrid (como era de esperar) a la hora prevista,
es decir, prevista por papá, unas tres horas antes de que cojamos el vuelo.
La espera ha ido bien, nada cansada. Para hacer tiempo, hemos visitado todas las
tiendas del aeropuerto; sin comprar, claro está. Sin embargo, la espera dentro del avión se
ha hecho más lenta hasta el momento del despegue; ahora ya nos traerán la cena, que por
mi parte ya me apetece. Después a dormir hasta el desayuno, que lo tomaremos antes de
tomar tierra.
Buenas noches y hasta mañana.
Entrada 2: LUNES DIA 28.2.2011. BUENOS AIRES
Me ha sido imposible escribir hasta hoy, estoy cansadísima. Voy a intentar contaros
todo lo ocurrido. Son tantas cosas que apenas puedo ponerlas en orden, así que intentaré
hacerlo lo mejor posible.
DOMINGO 27.2.2011.
El día fue muy cansado. Llegamos al hotel sobre las 8 de la mañana y… ¡¡no nos
dieron la habitación hasta las 3 de la tarde!! NO PUDIMOS NI ASEARNOS, así que no
nos quedó otra opción que cambiarnos en el hall del hotel con ropa de verano y salirnos a
la calle a patear una ciudad que vuestro padre, ¡gracias a Dios!, ya se había estudiado. La
conocía como si fuese de aquí.
Buenos Aires es inmenso, pero empezaremos por lo más cercano: el barrio de San
Telmo, céntrico y muy conocido, donde los domingos se celebra un mercado bastante po-
pular en la ciudad. En él puedes comprar de todo: antigüedades, pinturas, ropa, alhajas,
muebles, comida y todo lo que os podáis imaginar. Su parte central (plaza Dorrego) me
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recordó a Montmartre (París), todo muy bohemio. Nos dirigimos hacia allí por la calle De-
fensa (1,5 kilómetros aprox.). En Argentina a las calles las llaman cuadras. Son cuadrantes
de unos 100 números (o 100 metros, no lo sabemos con exactitud). No había mucha gente,
aunque a mí me pareció “muchísima”. Al ser domingo la gente suele marchar fuera de la
ciudad y no estaba tan concurrido como los días laborables.
Nuestra primera parada fue en la Plaza del 2 de Mayo o Plaza de las Madres Locas,
que diría Carlos Cano. En
ella se encuentra la Casa Ro-
sada, sede del Gobierno ar-
gentino y, frente a ella, el
antiguo Ayuntamiento de la
ciudad. Aproximadamente en
el centro de la plaza hay un
espacio delimitado por unas
vallas metálicas donde se
encuentran las madres de los
desaparecidos durante la dic-
tadura, que siguen pidiendo justicia incansablemente. Resulta increíble ver cómo estas mu-
jeres están organizadas para no desfallecer nunca. Visitamos la Casa Rosada (entrada gratis
por ser día de puertas abiertas). Entramos hasta en
el despacho de la Presidenta Cristina Fernández de
Kirchner. La Casa Rosada es un palacete, no excesi-
vamente grande, pero muy acogedor y bien decora-
do, sin excesiva suntuosidad. Lo que me ha llamado
la atención es que existe una sala con grandes retra-
tos de mujeres insignes en Argentina desde el naci-
miento del país.
Después seguimos nuestro camino hacia
San Telmo. Por toda la calle existen puestos, a un
lado y a otro, con un paseo central hasta llegar a la
Plaza Dorrego (que es el centro de San Telmo)
donde se pueden encontrar todas las antigüedades que he comentado antes. Antiguos baila-
rines bailan tango en la plaza, totalmente vestidos de tangueros. La gente les hace fotografías
y, entre otras cosas, personas del barrio (casi siempre niños) venden cajas de empanadillas
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caseras a 35 grados al sol (¡¡te puede dar algo!!). Son baratas, la verdad es que el público las
compra. También puedes comprar cosas usadas de lo más variopintas.
Llega el hambre y, tras tomarnos una cerveza, nos vamos en un taxi (más tarde os
contaré nuestra “experiencia taxista”) a uno de los restaurantes que nos recomendaron.
Durante la comida (que para mí está bien, pero para papá está regular) nos atiende un ca-
marero que nos trata como turistas, es decir, comemos lo que él quiere, con un vino malí-
simo (que no devolvemos por vergüenza), lo que supone un sablazo y, no teniendo bastan-
te con eso, pagamos obligatoriamente una propina que nos incluyen en la cuenta. En un
principio pensamos que es como en Estados Unidos, pero luego nos dicen en el hotel que
lo de la propina es una cosa que no hace nadie desde el año 2007, cuando una ley lo prohi-
bió. En fin, al enterarnos, nos hemos “acordado” bastante del “caballero”. No se han por-
tado bien con nosotros, pero ya estamos en el hotel, así que por fin podemos descansar.
Ya por la tarde-noche vamos a una de las calles más grandes de la ciudad: la Aveni-
da Corrientes. En ella se encuentran todos los teatros de Buenos Aires. Es espectacular…
pero se nota el paso del tiempo. Se encuentra totalmente deteriorada (como casi todas las
calles de Buenos Aires), parece ser que la dejadez del gobierno es notable.
Llega la noche y decidimos volver al hotel. Ahora, pasado el tiempo, creo que es lo
mejor que pudimos hacer, a pesar de que nos dijeron que pasear por la noche no era muy
recomendable y, más aún, en según qué barrios. No obstante, como ya sabéis que a vues-
tros padres no les gusta ajustarse a lo que está establecido, nos saltamos las normas a la
torera y nos vamos paseando hasta el hotel, que tampoco está tan lejos. Aquí nos encon-
tramos nuestra primera sorpresa de lo que significa en realidad vivir en esta ciudad.
Una vez llegada la noche, las calles se llenan de indigentes, que abren las bolsas de
basura depositadas en las calles y sacan lo que pueden de ellas dejando el resto esparcido
por el suelo. Todo muy desagradable y más cuando ves la cantidad de niños que hay en esas
condiciones quienes, junto con sus padres, saquean por las noches las basuras de la ciudad,
en especial, la de los barrios más pudientes, que es donde pueden sacar algo de mayor pro-
vecho. Recuerdo a una mujer joven (de unos 25 años) con niños pequeños; incluso con un
bebé al que le daba un yogur caducado que había encontrado en la basura.
Estoy convencida de que te dicen que no te aventures a ciertas horas de la noche,
no por lo que te vaya a ocurrir (que también), sino para que los turistas no se encuentren
con esa realidad tan desagradable, aunque para ellos forme parte de la normalidad. De
hecho, nos han comentado que el gobierno fleta trenes nocturnos gratuitos desde el extra-
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rradio a la ciudad (de ida y vuelta al lugar de origen) para que la gente venga y llevarse lo
que puedan para venderlo después. En fin, una realidad muy desagradable que me ha hecho
sentir muy mal.
Nos vamos pronto a dormir. Papá está cabreado por el cúmulo de despropósitos:
No nos han dado la habitación hasta las 3 de la tarde (es decir, 7 horas después
de nuestra llegada al hotel).
Nos hemos tenido que cambiar en el hall del hotel en señal de protesta. Como
auténticos gitanillos, hemos abierto nuestras maletas y allí mismo lo hemos
hecho. El personal del hotel nos miraba sin terminar de creer lo que estábamos
haciendo. La verdad es que nosotros tampoco nos creíamos capaces, pero lo
hemos hecho.
Hemos sacado dinero en un cajero y nos han dado billetes falsos (un billete 100
pesos, que son 20 euros aprox.) y nos los hemos tenido que “comer con pata-
tas”, aunque yo creo que el cambiazo nos lo ha hecho el taxista que nos ha lle-
vado al restaurante. Al mismo tiempo que nos estaba avisando de que tuviése-
mos cuidado para que no nos dieran billetes falsos, el cambiazo nos lo ha dado
él. Qué ruin…
En el restaurante nos han timado, hemos comido lo que el camarero ha querido
y, encima, con propina obligatoria.
En Argentina no opera VODAFONE. Con lo cual, no tenemos móvil. ¡Qué
maravilla! Y nos vemos en la necesidad de buscar cabinas (estupendas) para
llamar (las llamadas son baratísimas).
En fin, nos vamos a la cama. Espero que mañana sea distinto, aunque no creo que
sea tan provechoso como el de hoy.
LUNES 28.2.2011
El día comienza bien: desayunamos estupendamente.
No os he comentado nada de mis apreciaciones de esta ciudad. Buenos Aires es
grande, muy grande, con unas edificaciones bellísimas e inmensas por su volumen, pero
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aquí no hay dinero. Se nota que es una ciudad pobre por lo deteriorado que está todo, in-
cluso hay miseria. Hasta el aspecto de la gente es dejado: no visten bien, se nota la falta de
renta, no encuentras ninguna ostentación. Existen unas grandes diferencias sociales: unos
cuantos que tienen mucho pero la inmensa mayoría malvive.
La mayoría de los bonaerenses son físicamente como nosotros1, aunque debido a la
inmigración interna desde las zonas rurales a la capital (a malvivir), el sector servicios está
cubierto por personas con rasgos distintos. Su aspecto físico es más cercano a la idea de
“indios” que tenemos; Además, a la vez también hay inmigrantes de otros países (imagino
lo mal que estarán allá para querer venirse aquí).
En la actualidad, para ellos el turismo es una fuente de ingresos importante, pero a
los turistas nos ven como a los que hay que sacarles todo lo que se pueda; de ahí que sean
tan pícaros y falsetes. Pero, en fin, entiendo que todo es consecuencia de la escasez. De
todas formas son tan zalameros y educados en su comportamiento que resultan súper agra-
dables. Esa forma de hablar tan dulce, que no te piden las cosas sino que te agradecen que
puedan pedírtelas; ni una palabra más alta que otra, y despacito, con mucho cariño (aunque
no sea así). Me siento horriblemente “Rottenmeier” y me hacen tomar conciencia de mi
dictadura verbal, cosa que agradezco y mucho.
Algo curioso, y que dice mucho de esta ciudad, es que en pleno centro de la Aveni-
da 9 de Junio donde nos encontramos, en la parte central entre carriles de ida y vuelta hay
grandes parques en los cuales existen chabolas construidas por familias sin techo. Familias
enteras que viven allí, y nadie hace nada. El gobierno lo permite y los ciudadanos que viven
en sus casas, lo ven como normal. Es como si estuvieran resignados a que es lo único que
se puede hacer, dado el estado en el que se encuentra el país. Están conformes con toda
esta miseria.
Hace mucho calor. Es como el verano en España: 29 grados por la noche.
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Hoy hemos hecho un “city tour”. Hemos
ido otra vez a la Casa Rosada y hemos tenido
tiempo de ir a la iglesia más antigua de Buenos
Aires (año 1789), la de San Ignacio de Loyola,
cuya patrona es la Virgen de las Nieves. Nos han
1 Nota de Vera: Esta es una frase típica de mi madre; no podía faltar.
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llevado a la zona mas aristocrática, “La Recoleta”, donde se encuentran las grandes man-
siones de la gente pudiente, con estatua de Evita incorporada, ya que vivía allí; todo el pue-
blo argentino la tiene muy presente. Te reseñan muchas cosas españolas como, por ejem-
plo, los regalos realizados por el Gobierno español, de los cuales están muy orgullosos. En
fin, un poco de pijerío.
Pero de allí nos han llevado al Barrio de Boca, donde nació el Tango.“El caminito”
es la zona más popular. Dicen que en esta parte de la ciudad resulta temerario ir después de
las 6 de la tarde. De hecho,
te recomiendan no disper-
sarse del grupo y te meten
por las zonas reconstruidas
para el turismo. Curiosa-
mente en las casas de colo-
res miserablemente re-
construidas vive gente. Las
paredes, al igual que los
techos, son de uralita. To-
do es miseria; eso sí, pintadas de colores. De todas formas, me encanta. Yo me hubiese
quedado allí más tiempo, incluso me hubiese gustado comer en los cochambrosos bares,
restaurantes o lo que sean, pero no pudimos. Allí hemos concertado un espectáculo, sin
cena, para la tarde y le adelantamos dinero a la mujer tratante; tras darle el dinero, nos ha
dado la sensación de que no volveríamos a verla.
¡Muy importante! Hemos estado en el estadio del Boca. Vuestro padre y yo entra-
mos. Nos
hacemos
algunas foto-
grafías, des-
pués de pa-
gar religio-
samente la
entrada para
fotografiar (100 pesos entre los dos, unos 20 euros). A mí no me impresiona nada, pero
vuestro padre alucina. Es fantástico verlo disfrutar de aquella manera. Papá, como siempre,
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se enrolla con el muchacho de la tienda del estadio y compramos una camiseta, que des-
pués no le parecía bien. Sus cosas…
De allí nos han llevado
al barrio más moderno, donde
se mueven las finanzas de toda
Argentina. Es una zona degra-
dada, formada por las antiguas
dársenas del Río de la Plata que
entra en Buenos Aires y que han
vuelto a rehabilitar a orillas del
canal del río. Todo cuesta un
dineral. En el otro lado del río hay edificios altísimos, como en Wall Street, modernos y
costosísimos. Los mejores restaurantes están allí. De hecho, hemos comido en uno de los
mejores y ha sido estupendo. Solo pagamos 50 pesos más que la del día anterior. Ahí ha
sido cuando nos hemos dado cuenta del sablazo del día anterior.
Al llegar al hotel, ¡SORPRESA! Nos han dejado una nota diciendo que nos han
cambiado el lugar del espectáculo: vamos a otro sitio. Esperemos que no nos timen. Nos
hemos ido a descansar y la tarde la pasamos en el spa. Hasta que nos recojan (o secuestren)
a las 9:30 para el “espectáculo tangueril”.
Mañana os contaré cómo ha ido todo ¡CHAO!
MARTES 1.3.2011
El espectáculo estuvo muy
bien. Solo fuimos al show, sin cena, y
por lo tanto nos pusieron en la parte
alta del local. Esto era como una
especie de balcón pero de pasillo
alrededor del lugar, en segunda plan-
ta.
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Lo hicimos bien: la elección fue buena y acertada. Nos gustó porque era más genui-
no que los espectáculos ofertados a gran
escala, como si fuera un musical, que son
los que ofertan para los tours. Este se
ofrecía en una antigua casa, de unos 120
años, por supuesto habitada por los pro-
pios que hacían el espectáculo. Digamos
que te suben a una segunda planta y de
allí pasabas a otra tercera que podría ser
una especie de almacén o nave, el cual en
su tiempo pudo ser un gran patio interior con ventanas de la casa y por el que existía un
balcón pasadizo entre unas viviendas y otras colindantes. No llegaba a ser una corrala, pero
se parecía bastante. Este gran patio interior se techaría en algún momento y se creó una
tanguería o escuela de tango, donde posteriormente se puso un escenario y se ofertaban es-
pectáculos por los propietarios de la misma. Se dan cenas y espectáculos interactivos, don-
de cantan y bailan entre la gente. En la parte frontal de donde nos situaron había una espe-
cie de balcón de la casa grande, donde se ubica-
ron los músicos. Eso fue lo mejor: los teníamos
enfrente de nosotros, al mismo nivel, con lo cual
daba la sensación de que tocaban solamente para
nosotros. Ya sabéis que no entendemos de
música pero sí tenemos buen oído y os puedo
decir que tocaron estupendamente. Yo estoy
convencida de que el muchacho del acordeón
estaba colocado. Tocaba como los ángeles. En
general, todos lo hicieron maravillosamente. Todos los artistas eran familia. Cantaba el pa-
dre y el hijo mayor. La madre, la hija y demás bailaban junto con varios bailarines. No había
mucha gente: el aforo era de unas 60 personas, pero solo estábamos 40 y fue muy agrada-
ble. El espectáculo (sin cena) nos ha costado 200 pesos (unos 40 euros entre los dos).
Nos devolvieron al hotel, sanos y salvos, no muy tarde, sobre las doce. Podemos
concluir que: “todo positivo, nada negativo”.
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Esta mañana hemos ido al teatro Nacional Colón. Es el tercer mejor teatro del
mundo después del de París y el de Milán. Se mantiene por una empresa que recibe una
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pequeña subvención del Estado. Sus trabajadores no son funcionarios públicos sino que
pertenecen a esa empresa. Se mantiene con las 8 actuaciones anuales que hacen, famosas a
escala mundial y que tienen una asistencia masiva y carísima. Las entradas son carísimas y
muy difíciles de conseguir, de forma que, existen abonos particulares que difícilmente se
venden. También se alquilan algunas dependencias para actos sociales de la gente pudiente
como, por ejemplo, pedidas de mano. Asimismo, también se dan clases de música y canto.
Hoy están montando en el escenario una original puesta en escena de la Fura dels
Baus que dentro de unos días estrena su es-
pectáculo (es una lástima no poder verlo).
Veréis en la fotografía qué hermoso es. El
recorrido es de una hora aproximadamente y
abren desde las 9:00 a las 16:30. Las visitas
son cada 45 minutos, entra un grupo restrin-
gido y el pago por visitarlo es carísimo; así es
cómo se costean. Nuestra visita ha sido a las
15:30 y es precioso. Tiene algunas peculiaridades, como que existen unos palcos semiente-
rrados y con rejas donde antiguamente se ponían las viudas, ya que no se les permitía su
asistencia al teatro si no era en ese lugar (¡qué fuerte!). Lo que no nos han dicho era si esa
restricción era extensible a los viudos. Se me olvidó preguntarlo. El tener que visitarlo tan
tarde nos impide comer, pero tampoco es prioritario. Sabéis que cuando viajamos el comer
no se convierte en una necesidad y, a estas alturas del viaje, ya estamos empachados, así que
un tentempié resulta suficiente. Ha sido estupendo porque así aprovechamos para visitar
otra parte de la ciudad, “Palermo”, donde se encuentra una las bibliotecas más maravillosas
que he visto nunca. Era un antiguo ateneo cuyos propietarios eran personas muy significa-
tivas de la ciudad (y de Argentina, en general)
pero que con los años sus herederos no lo
habían podido mantener debido a las dificul-
tades económicas del país. Muchos se fueron y
los que quedaron donaron el Ateneo al Esta-
do, que instaló una biblioteca donde se puede
comprar y leer en los palcos (con unos sillones
comodísimos) todos los libros que uno quiera.
La cultura está muy presente y la lectura está generalizada, aunque me da la sensación de
que la educación pública está bastante deteriorada. Existen pocos colegios privados pero
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muy elitistas. No hay dinero para más y las grandes diferencias sociales hacen que se den
estas situaciones. Creo que los argentinos más cultos se han ido a España y creo que son
los que tenemos allí, porque la realidad es que la gente en general no está muy cultivada y
estudios universitarios, más bien pocos.
Seguimos. Os cuento qué es y cómo es el Barrio de “Palermo”. Es un barrio de cla-
se media/alta, bastante retirado del centro, pero con un aire de nuevos ricos y bohemios
(arquitectos, diseñadores, interioristas, etc.) es decir, gente con titulaciones “que te cagas”,
todo muy “estoy por encima de la media”. El barrio en sí no está nada mal. En este barrio
vivió y nació Borges, así como otros escritores de la época muy relevantes en Argentina,
por lo que se entrevé que era una parte residencial, pero no de gente pudiente, sino de clase
media que no podía vivir en las grandes mansiones de la Recoleta, pero sí tenían casas ajar-
dinadas en los alrededores y que con el transcurso del tiempo se han incluido dentro del
núcleo urbano, aunque con kilómetros de diferencia entre el centro y Palermo.
Hemos cogido por primera vez el metro y el bus: experiencia religiosa. Y lo digo por-
que hay que tener fe en esta tierra para cogerlos.
Metro: llámese caca, sucio, pequeño, descuidado, casi no se utiliza por lo limita-
do de su trayecto y por lo tercermundista que es. Yo he pensado que me aho-
gaba, sin aire, bajo tierra, la gente sudando como pollos (el aire acondicionado
es algo que no saben que existe, y menos en los servicios públicos). La gente
que lo transita es porque no les queda más remedio (es lo más barato). Así que
hemos sobrevivido a la experiencia… que no volveremos a repetir.
Autobús: Si el metro es cutre, el autobús ni lo cuento. Curiosa la decoración in-
terior, como si estuviera personalizada por el conductor: volante de pelo, todos
los mandos, agarraderos, terminales , etc. eran dorados, como con vírgenes y
santos grabados, y los asientos del conductor, respaldo, quitasol, viseras y de-
más forrados de mucha piel (pero peluda larga). Bueno, digno de su conductor:
parecía salido de una película de mejicanos. No tendría más de 35 años, con bi-
gote, de tez morena, de ojos rasgados, pelo negro liso y brillante, de complexión
fuerte y no muy alto (similar al cuerpo de papá) y sobre todo muy singular.
Pero, ¡oh, maravilla!, hemos tenido el primer contacto real con la gente de la calle,
que no se ganan la vida con nosotros haciéndonos la pelota como turistas que somos. Me
he sentado con tres señoras en el mismo espacio del autobús. Sin saber cómo (creo que me
han preguntado la hora), estamos hablando (ya sabéis lo poco que me cuesta hablar). La
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más joven (unos 60 años, más o menos) critica al gobierno de lo lindo: corruptos, malos
gestores, etc. Según ella, por eso el país anda tan mal. Ha hecho una reseña de España y ha
dicho que también estamos en crisis con el mal gobierno que tenemos. Conoce perfecta-
mente a Zapatero. Les ha echado la culpa a las otras (a la tercera edad) de que tengan el
gobierno actual, ya que ella comenta que su campaña electoral anterior la basaron en los
pensionistas y los engañó ya que no han cumplido nada de lo que dijeron. No obstante, ha
dicho que ahora lo están haciendo con los jóvenes (la tercera edad no les interesa ya porque
saben lo que hay) a los cuales intentan captar y engañar también. Las otras dos se han que-
dado calladas. También yo. Afortunadamente se ha bajado en la siguiente parada. He
hablado con las otras mujeres. Eran dos jubiladas de más de 70 años. Una de ellas es ama
de casa, viuda desde joven (quizás desde la dictadura). Estaba jubilada, tenía 78 años y tra-
baja en el campo ya que con la pensión que cobra no puede vivir sin trabajar (1.100 pesos
al mes; unos 220 euros). Es muy vitalista y no aparenta la edad que tenía, ni mucho menos.
La otra es un poco más joven (por la edad que dice tener, porque físicamente está peor que
la anterior), también jubilada y ejerció como asistente social siendo funcionaria. Esta cobra
un poco más (1.800 pesos, unos 360 euros) y puede vivir sin trabajar. Su marido también
había sido funcionario y cobra otra pequeña pensión. Las dos me transmitieron su descon-
tento, lo mal que están con lo rica que es esta tierra y la cantidad de corrupción que existe
en los altos cargos que son los que se lo llevan todo. En resumidas cuentas, los argentinos
son muy parlanchines y sociables, aunque creo que hablan porque les gusta oírse a sí mis-
mos. Mano de obra barata es lo que se transmite y muchísimos pobres e indigentes, malvi-
viendo por las calles, en los parques públicos de la principal avenida de Buenos Aires, la
Avenida 9 de julio. No están como nosotros... están muchísimo peor. Llevan muchos años
en crisis y no hacen nada por salir, o
eso dicen… Espero que nunca ten-
gamos que llegar a esto. ¡Basta por
hoy! Hasta mañana….
¡Ah! Se me olvidaba… No
hemos comido, pero sí hemos me-
rendado en “Café Tortoni”, una pre-
ciosidad. De estos tenemos muchos
en España (en cualquier capital de
provincia), estilo Café Gijón de Madrid, donde se reunían los intelectuales a tomar café o
una copa Las fotografía dicen más que lo que yo pueda contaros. Cenamos en una pizzería
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estupenda (la mejor de Buenos Aires) y, curiosamente, el camarero nos dice que sus padres
eran españoles, de Motril, pero el hombre no conoce nada de allí, aunque tampoco conoce
Argentina… Los argentinos no conocen su tierra, no viajan, ni conocen su país por no
tener medios económicos ya que al ser las distancias tan grandes resulta costosísimo des-
plazarse.
ME MARCHO A DORMIRRRRRRRRRRRR.
Entrada 3: JUEVES 3.3.2011. PUERTO MADRING Y PENÍNSULA
VALDÉS
Por fin puedo escribir. Me perdonáis, pero han sido 2 días muy intensos. Son las
nueve de la noche. Ahora estoy en la habitación, escribiendo frente al mar desde un gran
ventanal que está abierto y corre un aire un tanto frío (por la noche bajan las temperaturas),
así que prefiero meterme dentro y cerrar un poco el ventanal.
MIÉRCOLES 2.3.2011
Hemos llegado a las 8:30 de la mañana con dos horas y media de vuelo hasta Tre-
lew, y desde ahí hasta Madring, unos 45 minutos en coche recorridos por la Pampa desérti-
ca. Lo importante: perdemos las maletas. Cabreo estupendo de papá, el coche esperando
lleno de gente para ir a Puerto Madring, y nosotros poniendo la denuncia de la pérdida.
Estamos desolados. No obstante, previendo que podría ocurrir algo así, en la maleta pe-
queña llevábamos una muda, sin neceser, pero nos apañamos con lo que había en el hotel y
el personal de mi bolso que siempre llevo. Nos las han devuelto a las diez de la noche y
papá ha podido dormir tranquilo.
Al llegar a Madring hemos ido a un museo donde se puede ver un pulpo gigante
que tienen guardado en alcohol. Antes estaba en formol y, al comprobar que se encogía, lo
metieron en alcohol. Mide unos 15 metros de largo. Es impresionante. El museo ha sido
muy interesante. Contaban la historia y nacimiento de la Patagonia, de sus gentes, de cómo
llegaron los españoles y se marcharon porque las condiciones eran tan extremas que no
podían ni vivir (también porque no encontraron nada de valor para llevarse), de cómo más
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tarde llegaron los ingleses que colonizaron la Patagonia y de cómo se ha llegado a nuestros
días, a lo que hoy existe.
El gran amor que tienen sus gentes a estas tierras es digno de admiración. Son
auténticos indios, aunque en las nuevas generaciones se puede ver la cantidad de mezclas
de razas y los resultados. Todas mujeres llevan en pelo largo y cogido, ninguna con el pelo
corto. ¡Ah! Y no tienen canas, su pelo es negro azabache liso y súper brillante. No son muy
agraciados, tiene los ojos pequeños y rasgados con signos mongoles. Son un poco descon-
fiados pero complacientes.
En este lugar hay muchos oportunistas, de forma que vienen a buscarse la vida con
el boom del turismo. Más de la mitad de la población no es de aquí, son de Buenos Aires u
otros lugares argentinos. Si sus hijos quieren estudiar tienen que desplazarse a la capital o a
Mendoza (Córdoba), es decir a capitales grandes según los estudios que vayan a realizar.
No obstante, muchos no pueden estudiar a no ser que tengan becas (que no sé si existen).
Los lugareños no han salido casi nunca de estas tierras por no tener capacidad económica
para hacerlo y sobre todo por estar tan lejos.
Esa misma tarde tuvimos el primer contacto con la naturaleza: nos llevaron a una
lobera, lugar donde viven lobos marinos que son fijos todo el año y no emigran. Un trayec-
to maravilloso por toda la costa en un 4x4. Dunas, fósiles, merienda de café y regresamos
sobre las nueve. El primer contacto fue estupendo. Conocimos a un biólogo muy famoso
en Argentina y en todo el mundo, Roberto Budas, “Beto” (véase “Bailando con orcas” en
Google), que lleva toda su vida estudiando a las ballenas e incluso ha conseguido ponerles
nombre y llamarlas. Algunas le hacen caso. Es una persona excepcional en su mundo. Tie-
ne un libro escrito y cantidad de estudios hechos sobre las ballenas. Colabora con National
Geographic, el profesor Cousteau, etc. Creo que hemos tenido la suerte de conocer a una
persona importantísima para el mundo animal oceánico y uno de los grandes defensores del
medio ambiente a nivel mundial. Nos preguntó por Rodríguez de la Fuente (curioso)y está
loco por ir a Granada.
Ha sido el primer contacto con la naturaleza. ¿Sabíais que los lobos marinos cuando emi-
gran, para recuperar la grasa corporal que pierden en el periodo de apareamiento y naci-
miento de los pequeños, una vez criados con leche, necesitan volver al mar? Se vuelven
kilómetros y kilómetros lejos de los lobeznos, que dejan en la playa solos y, durante el pe-
riodo que están fuera, la pareja se nutre día y noche sin parar. Como sabéis son mamíferos,
de forma que para no descansar nunca, la mitad de su cerebro está en estado de sueño y la
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otra mitad en activo. Así consiguen sobrevivir y volver cuanto antes, recuperando las
energías lo antes
posible, pues si no
perecerían. Mien-
tras tanto, los lo-
beznos se quedan
en la playa con
algunas hembras.
Pero en esos pe-
riodos de tiempo
las orcas (una clase
de ballenas consideradas asesinas) vienen a estas aguas a aparearse y es cuando se alimentan
de los lobeznos, que todavía no saben nadar y por eso están allí. Entonces lo hacen entran-
do casi en la playa (algunas se quedan embarradas o atascadas en las arena de la playa y en
qué se ven de volver al mar) y arrancándolos de la orilla.
Bueno, todos estos hechos son cosas desconocidas para nosotros y que nos ha con-
tado el guía muy estupendamente. Más tarde nos ha llevado a unas montañas inmensas, de
fósiles hasta la cumbre, lo cual hace pensar que en su momento todas aquellas tierras esta-
ban bajo el agua. También nos ha invitado a café ya que llevaba merienda en plan picnic.
Curioso entre tanta naturaleza pura. La cena la hemos hecho en el lugar que nos reco-
mendó uno de los anteriores guías y nos han atendido estupendamente.
JUEVES. 3.3.2011
Segunda excursión por la naturaleza compuesta por visita a los lobos marinos, la
pingüinera de San Lorenzo y
una comida en hacienda. Nos
han recogido a las siete y nos
adentramos en la Penínsulas
Valdés, reserva faunística
declarada Patrimonio Huma-
nidad de la UNESCO en
1989.
21
Hasta llegar al mar, de punta a cabo, todo era una pura y dura llanura árida, sin
árboles, con matorrales durísimos adaptados a este clima y con unas formas increíbles. Las
tierras de esta península son de propiedad privada (curiosamente la mayoría pertenecen a
vascos) que están valladas y en ellas se crían ovejas (tipo merina australiana) que campan a
sus anchas en ellas. Dan muchísima lana. ¡Son auténticos ovillos de lana andantes! Se esqui-
lan dos veces al año y de ellas viven los propietarios de las tierras. Aquí no se puede cose-
char nada (no hay agua), mientras que el kilo de esta lana lo viene pagando a 5 dólares y las
ovejas se crían solas. Las propiedades son hectáreas y hectáreas de terreno. Están organiza-
das por cuadrículas de forma que cada seis meses los pastores (que son los denominados
gauchos) pasan las ovejas a otro cuadrante dejando ese terreno descansar o en barbecho
hasta tanto no crezca la hierba que le sirve de pasto. Estas propiedades se llaman haciendas,
con unas viviendas donde no residen los propietarios, sino que son los gauchos los que
viven allí controlando el agua de las ovejas y cualquier circunstancia que ocurra en las tie-
rras.
Os hablo de los gauchos. Son como los vemos en la tele. Llevan caballo (nuestros
pastores van a pie y llevan perro) y bolas con las que manejan a las ovejas. Estas bolas de
mano llevan unas cuerdas cogidas entre sí que se utilizan como lazos para poder atrapar a
las ovejas cuando corren y no pueden alcanzarlas. Se lanzan a distancia y forman un lazo
alrededor del cuello o incluso de las patas de la oveja que quieren atrapar. El atuendo de los
gauchos es: pantalones bombachos, camisa ancha sin cuello, encima llevan unos faldones
de cuero con botas de caña y sombrero. Indudablemente no van tan limpios e impecables
como los vemos en las películas o documentales. La verdad es que solo vimos uno, así que
no sabemos como va la media.
Sigo con el viaje. Después de recorrer casi 400 kilómetros y tres horas y media de
viaje, llegamos al mar
inmenso, jefe, dueño
y señor de todo y, en
su cruce con la tierra,
yacen los lobos ma-
rinos pequeños y
algunas hembras. Son
increíblemente dul-
ces, graciosos. Las
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hembras (madres) se dejan hacer, pero también ordenan. Lo único que hacen en esta época
es amamantar. Cuando ya están a punto de morir, porque pierden el ochenta por ciento de
su peso, es cuando se van mar adentro. En tierra se “medio mantienen” y solo salen al mar
por si pillan algo para comer. Seguimos unos 50 kilómetros más y llegamos a la pingüinera
San Lorenzo que es una hacienda particular con su correspondiente playa privada y en la
cual, previo pago, hemos podido ver a los pingüinos. Al llegar nos han trasladado hacia la
pingüinera. Nos han dejado solos al inicio del recorrido y nos han dado algunas normas de
conducta para no tener problemas con sus habitantes (por ejemplo, no salir de los caminos
marcados). A partir de ahí, cientos y cientos de pingüinos para nosotros solos, de los cuales
hemos disfrutado a base de bien. Estos son pingüinos australes, miden entre 50 y 70 centí-
metros, y hacen los nidos tierra adentro, con un calor insoportable y un sol abrasador. Los
machos escar-
ban la tierra y
hacen su nido.
Después se lo
ofrecen a las
hembras y cada
una elige el que
más le gusta. Se
aparean y, pasa-
do un tiempo, la
hembra pone dos huevos que incuban los dos (macho y hembra) periódicamente. Curio-
samente la cría de los pingüinos corresponde al padre; la madre solo sirve para poner hue-
vos y ser dueña y señora. Volvemos a la Hacienda y, por supuesto, comemos borrego pa-
tagónico y bebemos vino argentino, como era de suponer. Más tarde, regresamos de vuelta
a la civilización, no sin antes hacer un pequeño recorrido turístico por el litoral con el guía.
Estoy escribiendo en la ventana,
como dije al principio, y veo una línea en el
horizonte que define el mar y el cielo. Está
anocheciendo y el sol casi está escondido.
Está todo tan lejano… Siento que puedo
estar en el fin del mundo, que esa línea que
veo es el final y tengo la sensación de que soy la única persona en el mundo. Solo me vuel-
23
ve a la realidad pensar que mañana sí vamos al fin del mundo, el lugar habitado más cerca-
no a la Antártida y más lejano de la civilización a su vez: Ushuaia.
Entrada 4: VIERNES 4.3.2011. ENTRE PUERTO MADRING Y USHUAIA
Escribo desde el avión. Hoy el día ha sido un poco anormal. Después de los días
anteriores de tanto ajetreo, hoy ha sido bastante pausado. Hemos tenido que dejar la habi-
tación a las diez de la mañana. Las maletas las dejamos en el hotel hasta las 17:30 de la tarde
que nos han recogido. Durante el día hemos visitado un ecocentro, es decir, un centro de
interpretación marina faunística. Ha resultado muy interesante. Había esqueletos reales de
ballenas y unas proyecciones estupendas, en un lugar sin luz donde las paredes eran el fon-
do del mar y bailabas entre las ballenas. Parecía casi real por el sonido y daba la sensación
de estar en un submarino. Ha estado muy bien. Te hablan del mar, su fauna, su flora, geo-
logía, cómo se estructuran en todos sus niveles tanto la flora como la fauna. Está muy lo-
grado. Interesantísimo. Está bien dar a conocer el mundo marino y que, de alguna manera,
se tenga conciencia de lo importantísimo que es, consiguiendo así que lo respetemos Esto
casi lo consiguen.
Esto sí es pura naturaleza, tanta que me desborda. No existen edificios emblemáti-
cos, ni infraestructuras, ni nada, solo pura naturaleza. Las autopistas son cascadas, ríos; las
catedrales son árboles, montañas; todo desbordante y abrumador. Aquí me doy cuenta de
cuánto me queda por saber, por
aprender, por conocer; qué gran
ignorancia la mía.
Hemos comido pescado
de aquí, en un lugar recomenda-
do, el restaurante más antiguo de
Puerto Madring (unos 20 años).
El camarero que nos ha servido
ha sido estupendo. Tras esto, de
vuelta al hall del hotel, donde
papá ha roncado todo lo que le ha dado la gana en un sofá de la entrada. A las 17:30 nos
han recogido.
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Cuando llegamos al aeropuerto nos comunican retraso, así que aterrizaremos en
Ushuaia a las once de la noche. Espero que no se vuelvan a perder las maletas. En el aero-
puerto hemos conocido a Ingrid Belga, de 40 años, que viaja sola por el mundo. ¡Muérete!
Sabe cinco idiomas y sus vacaciones de un mes al año las dedica a conocer el mundo. ¡Ah!
Se me olvidaba. Hemos cono-
cido a unos catalanes (charne-
gos como yo) con los que lle-
vamos un día viajando circuns-
tancialmente. Ella es maestra
de música y él es el director de
un colegio privado, pero no sé
de qué asignaturas. Se puede
estar con ellos. Resultan muy
agradables.
Bueno, os voy a dejar. Espero llegar a Ushuaia. Vuestro padre ha entablado conver-
sación con un militar americano que es argentino y tiene la novia en Ushuaia. ¡No veas la
panzá de hablar que se están dando! Menos mal que nos dan la cena y el muchacho podrá
descansar un poco, porque papá parece que ha comido lengua, y es que se ha tomado una
coca-cola y como no está muy acostumbrado, le está haciendo un efecto que no veas. Ma-
ñana seguiré.
Entrada 5: SABADO 5.3.2011. USHUAIA: TREN DE LOS PRESOS Y
CARCEL
La llegada fue a las 12 de la noche de ayer viernes. Apenas si vimos donde nos lle-
vaban. Solo detectamos que nos enviaban fuera del pueblo (entre 2 y 5 kilómetros), entre
árboles inmensos. El hotel era uno
de montaña, un poco deteriorado
pero confortable. Una habitación
muy original, de dos niveles. Abajo
la entrada, con baño, cocina y un
pequeño salón que tiene incorpora-
do una escalera que nos sube al se-
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gundo nivel que se corresponde con el techo del baño y la entrada. Tenemos armarios por
todos sitios, televisión, un gran ventanal por el cual no vimos nada, solamente unas peque-
ñas luces a la lejanía que intuimos que sería el pueblo. Eso sí, estaba todo limpio. Estába-
mos tan cansados que nos acostamos sin ganas de inspeccionar nada más. No se oían ni las
águilas. En fin, estábamos en plena montaña.
Llegó la mañana y esta nos deparaba una gran sorpresa desde el ventanal que os
mencioné. Corremos las cortinas y nos encontramos con unas de las vistas más maravillo-
sas que hemos visto en nuestra vida. El hotel se encuentra en la ladera de una montaña y
desde ese ventanal se ve toda la bahía. Fantástica y maravillosa. Es increíble estar allí y que
esto exista. Esto sí es el fin del mundo... Pero pronto comienza nuestra odisea. El desayuno
nos espera en otro salón, con las mismas vistas, y pronto nos llaman para empezar la excur-
sión.
El comienzo ha consistido en coger un tren inaugurado en el año 1902 del cual
quedan algunos vagones originales. Ahora es turístico, pero en su inicio tenía otro origen,
un tanto triste y sobrecogedor, que os cuento después. En él
nos adentran a los valles entre montañas de un lado, los Alpes
Andinos de Chile, y el mar en el otro lado. El vagón discurre
entre ríos, lagos de glaciares y bosques increíbles. Como es de
esperar, el tren tiene su historia. Lo denominan “El Tren de los
Presos” y sus razones tienen. En este punto del mundo Argen-
tina construyó (mejor dicho, construyeron los presos) una de
las cárceles de mayor seguridad del mundo, como puede ser
Alcatraz y otras de ese nivel. Esta la construyeron los presos
con las materias primas existentes en las montañas, es decir, árboles y piedras. Esa fue la
razón de crear el tren para poder adentrarse en aquellos parajes, a talar árboles y piedras y
transportarlos a Ushuaia, donde ubi-
caron la cárcel cerca del pueblo.
Existen grandes bosques que surcan
riachuelos de los glaciales. En la par-
te más o menos central existe una
gran llanura que forma la vera de los
riachuelos. Pareces estar en un cuen-
to de terror: miles de árboles corta-
dos por la mitad del tronco, con un aspecto bastante lúgubre. Estos nunca más llegaron a
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florecer ni crecer, es decir, están secos. Son miles de bosques enteros; la sensación al verlos
es de una desolación inmensa.
Los presos venían al amanecer (por supuesto, con temperaturas de diez o quince
grados bajo cero) en condiciones infrahumanas, sin apenas ropa y calzado, con apenas un
poco de rancho para cada tres o cuatro personas, y se volvían después del mediodía. Allí
murieron centenares de presos mientras se hizo el penal. Llevaban a todo aquel que se les
terciaba, o los que discrepaban con el poder establecido: presos políticos, ladrones de poca
monta (o de mucha), según les parecía. Al ser una dictadura, así lo hacían. Resultaba impo-
sible salir: por un lado la selva y por el otro la Antártida. Quienes intentaban salir morían.
Contaban cosas increíbles sobre hasta donde puede llegar el ser humano. Aquello resultó
ser una crueldad más en la historia de la humanidad. Esta es, de manera resumida, la histo-
ria del tren. Afortunadamente en la actualidad, el tren tiene otras funciones y sigue allí para
recordarnos lo que nunca jamás debe existir.
Hemos visto Chile muy de cerca: los paisajes son increíbles. Hemos metido los pies
en un lago o glaciar. No aguantamos ni tres segundos en el agua. El dolor era inmenso,
pero nos salimos y entramos tres o cuatro veces. Para mí era muy importante hacerlo; me
ha seguido papá y Pilar, la compañera, también. Hemos conocido los cisnes de cuello ne-
gro, preciosos animales, y hemos podido ver una presa realizada por castores que se están
comiendo el bosque. Intentan exterminarlos por lo dañinos que son intentando dejar un
número de ellos que suponga un equilibrio sostenible. Hemos comido en un lugar de los
más antiguos, donde daban el almuerzo a los peones andinos que trabajaron para construir
la ciudad, es decir, las primeras personas que habitaron allí después de los indios nativos.
Estaba de muerte, pero todo muy deprisa. Unos platos que llaman picada, que es un poco
de todo lo típico caliente: quesos, embutidos, etc., y que es muy habitual en esas tierras.
Después de viajar al interior del bosque nos han llevado a una excursión de tres
horas en un barco entre los dos grandes océanos, Atlántico y Pacífico, y nos hemos aden-
trado hasta el faro habitado más cercano al fin del mundo. Existe otro más cercano a la
Antártida, en línea recta, en otra pequeña isla a unos 300 kilómetros, pero allí no vive nadie.
Hace un frío excesivo, de 40 a 22 grados bajo cero a las tres de la tarde.
Hemos estado en la isla de los pájaros (denominados cormoranes), donde también
habitan leones marinos, pero no de los que emigran sino que están fijos allí todo el año.
Hemos andado por la isla del faro lo más alejados que hemos podido de la civilización.
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Encontramos otro tipo curioso de animales: como una especie de gallinas grandiosas que
viven a su aire. En esa isla, ya nada más que contar.
Cuando regresamos, nos comemos unos dulces, visita-
mos la cárcel anteriormente mencionada y nos fuimos al
hotel con un taxi a descansar, sobre las nueve de la no-
che. Ya estábamos cansados de todo el día. Muy graciosa
la foto del ganso de vuestro padre en la cárcel. Lástima
que mañana nos vamos muy temprano y no volveremos
nunca más. Esto nos desagrada, pero las cosas son así.
Hay tanto que ver que nos irrita. Bueno, a dormir.
Entrada 6: DOMINGO.6.3.2011. ENTRE USHUAIA Y CALAFATE
¡Por fin en Calafate! Os cuento el día tan original y encantador que hemos tenido.
Cuando nos han recogido bien temprano para llevarnos al aeropuerto, íbamos refunfuñan-
do. En fin, hemos intentado sacarle el mayor partido a los minutos que nos quedaban pero,
cuál ha sido nuestra dicha, que al llegar nos dicen que tiene entre cuatro y cinco horas de
atraso. Nos han dado un ticket para taxi de vuelta a Ushuaia y otro para comer. Parecía que
nos había tocado la lotería. Allí nos separamos de nuestros acompañantes. Nosotros nos
hemos ido a ver Ushuaia City y los compañeros a la cárcel. Les hemos dado nuestras entra-
das que no nos habían sellado el día antes y que les han servido para visitarla. Nos hemos
ido a dar una vuelta. Papá quería conocer un lugar llamado “El Almacén”, la única tienda
existente donde se vendía de todo (como en las películas) y podía encontrarse desde pieles
de animales hasta libros, comidas, ropas, muebles, etc. Actualmente se ha convertido en un
bar/restaurante en el cual venden varias clases de cervezas y se puede tapear en cualquiera
de las mesitas o rincones allí existentes. Siguen conservando los lugares interiores de la ca-
sa, con todos los enseres tal y como estaban cuando de vivían en ella. Hemos podido ver
las fotografías de los propietarios originarios. Su historia es la siguiente. Veréis, los herede-
ros emigraron y cuando fueron mayores regresaron. El edificio donde está la casa, actual-
mente la tienda, pertenecía a la nieta, única heredera, que no pudo mantenerla y, dado su
deterioro, necesitaba ser reparada. Así que se la vendió a la familia que trabajaba con sus
abuelos. Actualmente, un nieto de estos, que se casó con una americana, fue el que decidió
montar el chiringuito y explotarlo de esa manera, dejando una parte para poner una bouti-
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que que ella regenta en los bajos, junto con el almacén. En la parte de arriba viven ellos.
Aquí, al hablar de lugares más antiguos, mencionan edificaciones de unos sesenta años, no
más, pero es lo que tienen y se encuentran muy orgullosos de ello.
Las edificaciones, puedo decir que son de risa. Parecen de papel de fumar. Están
hechas de maderas, con los techos todos de uralita metálica, de una planta y grandes venta-
nales para que entre el poco sol que los calienta. Está todo como seguido: entrada salón
con cocina incluida, y dormitorio. No son muy grandes. Eso sí, por dentro las paredes
están forradas de telas que les dan calor (imagino que antes era de pieles de animales), nada
de pintura ni papeles. Todas las calles son lineales, de arriba abajo, como una gran cuadrí-
cula, de forma que todas tienen vista a la bahía conforme vas subiendo ya que son calles
empinadas por ser la ladera de un glacial. Conforme vas bajando al mar, que es donde está
la zona turística, existen grandes edificaciones que no dejan ver el mar. Pero en la parte alta
es donde viven los habitantes y estas si tienen vistas. Es un lugar inhóspito, donde se respi-
ra pobreza en sus gentes que son totalmente andinas, pero que el turismo les está dando un
poco de confort y eso se nota porque, pese a que son desconfiados con los visitantes (tened
en cuenta que hasta hace poco años aquí no bajaba nadie), son muy agradables al trato.
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Dejamos “el fin de mundo” o “la tierra del fuego” muy a nuestro pesar, y nos va-
mos a Calafate, otro viaje más. Pero, claro, ahora donde vamos es el sueño de papá y está
nerviosísimo por llegar. Aterrizamos sobre las 7:30 de la tarde. Desde el avión veíamos una
tierra rarísima, como un desierto todo de barro, sin ninguna clase de vegetación. Antes
veíamos matorrales y bosque bajo; ahora parecía que había pasado algo que había destruido
todo resquicio de flora o vegetación. No había casas ni gente. Entonces fue cuando descu-
brimos que nos habían llevado a LA LUNA.
El hotel es estupendo. Hemos salido a dar una vuelta, como era de esperar, más que
nada porque teníamos que comer algo. Os cuento cómo es la ciudad. Aquí todo es nuevo.
Está como empezada, pero sin terminar. Tiene alrededor de 15.000 habitantes, de los cua-
les muy pocos son nativos (indios por supuesto) ya que el 80% de la población son emi-
grantes que se han venido a trabajar en el turismo. Los autóctonos son una mezcla entre las
diversas tribus patagónicas, pero los rasgos son menos argentinos, es decir, más europeos.
Incluso en su trato son poco habladores y bastante desconfiados. Tened en cuenta que
venimos a meternos en su casa de la cual nos llevamos lo que más nos guste. Total, que el
turismo lo llevan regular.
No hemos conocido o mejor dicho distinguido, donde viven los autóctonos, quizás
porque lo único que nos enseñan es todo lo superficial, de cara al turismo. Me hubiese gus-
tado hablar con gente de aquí, pero no hablan. No conocen nada, ni su tierra. Algo muy
relevante aquí es el sentimiento religioso que existe, aunque yo creo que son muy amantes
de creencias muy profundas indias, por lo que la religión católica no ha terminado con las
antiguas creencias tribales. Veneran espíritus del bien y del mal, posibles posesiones de per-
sonas, a los muertos como espíritus, etc. Pregunté por los santuarios pequeñitos que exis-
ten en las carreteras, donde hay montones de ofrendas de aguas. Son como unas pequeñas
casitas de perro, pero sin frontal en el interior. Se ve como una figura con luz (o sin ella) y
las ofrendas fuera. Me dijeron que era para la virgencita. No recuerdo cómo se llamaba, pero
su historia consistía en una mujer con su hijo que se perdieron en esas tierras y después de
deambular días y días, apareció el niño vivo y la madre muerta por falta de agua; el niño
había sobrevivido por mamar de la madre, de forma que su espíritu estaba en esos caminos
pidiendo agua hasta descansar. En fin, historias para no dormir, pero ahí están esas casitas,
en todos los lugares a lo largo de las carreteras, en mitad de aquellos desiertos. Son cosas
un poco fantásticas y que nos dan muestra de cómo son aquellas gentes.
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Las casas son, en esencia, como las de Ushuaia: techos inclinados de chapa, madera
en láminas para la
estructura y forradas
interiormente. La
única diferencia es
que al tener más te-
rrenos y dinero son
mucho más grandes,
más lujosas; todas
tienen un jardincito
alrededor, un estilo a las que vimos en Washington2, las americanas.
La población se concentra en una gran calle de unos cuatro kilómetros con grandes
hoteles alrededor del lago, resorts y campos de golf, etc. Existen muchísimas plazas hotele-
ras (ya no pueden hacer ninguna
más, lo han prohibido por ley) de
las cuales más de la mitad son de la
presidenta de Argentina y su mari-
do muerto, es decir, actualmente
todas de ella. Por cierto, la presi-
denta está aquí ahora, con noso-
tros. Hay un despliegue de policía
que te acojona. Al principio te extraña; luego, cuando ya sabes porqué, lo entiendes más.
No sé si lo he dicho antes pero esto me recuerda a la serie “Doctor en Alaska”. Después de
comer una pizza estupenda, a descansar, que mañana es el DIA DE VUESTRO PADRE.
¡CHAO!
Entrada 7: LUNES 7.3.2011. EL GLACIAR PERITO MORENO
Os escribo solo un poco. El día ha sido agotador y no puedo narraros gran cosa ya
que las fotografías lo dicen todo por mí. Vuestro padre está ilusionado. Nunca lo he visto
así, es como si a un niño pequeño lo llevan a Disneylandia.
2 Nota de Vera: en 2008 mis padres vinieron a visitarme durante mi estancia en Fairfax (Virginia), cerca de Washington DC.
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Ha llegado el gran día. Hemos visitado el glaciar Perito Moreno. Es fantástico,
maravilloso, majestuoso e increíble. ¿Cómo la naturaleza puede crear esas maravillas? Papá
solamente decía: “Madre mía, Nieves,
¿tú ves esto? Si es lo más grande que
puede existir”. Y tenía razón. Hasta hoy
no hemos visto algo igual, principal-
mente porque nunca habíamos estado
aquí y después por lo que es. No sabría
describirlo. Son como montones de
rascacielos juntos, pero de hielo. El
frontal medía unos 60 metros de altura
(bajo el agua habrá unos 130 metros) y continuamente hay desprendimientos que hacen un
ruido estremecedor y, a la vez, confor-
table. No lo sabría explicar mejor, pero
es así. Las paredes del frontal son de
un color azul turquesa. Dicen que se
debe al día poco soleado, pero parece
cristal azul, de una belleza indescripti-
ble.
Hemos andado por todo el
sendero existente, durante unas dos
horas aproximadamente, y hemos disfrutado lo más grande. Papá hasta se ha mosqueado
porque existe una actividad de trecking que organizan la agencia de turismo, por un lateral
también muy pequeño, donde se
puede acceder andando por el hielo,
con unas botas especiales. Cobran
un dineral, pero dicen que vale la
pena. Es bastante duro pero se pue-
de hacer, aunque a papá, como tiene
la rodilla regular3, no le he querido
insistir en hacerlo. No lo dejaba
3 Nota de Vera: Mi padre fue operado de su rodilla dos semanas después de su llegada de Argentina. Más tarde me enteré de que en su equipaje llevaba medicamentos e instrumental médico para pincharse en caso de necesidad.
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solo, así que no lo hemos hecho. Cuando papá ha visto a la gente encima andando pilló un
cabreo… diciendo: “Eso no se hace, están deteriorando el glaciar”. Os lo podéis imaginar.
En realidad el daño de la excursión que se realiza por encima del glaciar tiene el mismo
efecto que una gota en el mar, pero hay que entender que era SU GLACIAR, y como sigan
así se lo van a cargar.
Todo estupendo. Se me olvida deciros que la pareja de catalanes están con noso-
tros. Y la cámara de fotos nos da por saco. Hemos cenado en el Restaurante “la Tablita”,
recomendado. Allí nos
encontramos con otra
pareja que conocimos en
el Restaurante de Ushuaia
el día que nos vinimos.
Son asturianos y muy
simpáticos (como buenos
asturianos). Son un poqui-
to mayores que nosotros,
pero hemos congeniado
muy bien los seis.
Mañana otra excursión de todo el día entre glaciares. Nos llevamos comida que
hemos comprado. Ya os contaré.
Entrada 8: MARTES.8.3.2011. CALAFATE (2ª PARTE)
Estoy en el barco. Hace un frío fuera que te hielas. Papá está fuera con los catala-
nes. Yo estoy haciendo un pequeño esquema de cómo son los glaciares. Estamos rodeados
de témpanos de hielo, algunos son más altos que el
barco. Siento un poco de respeto al pensar que nos
podemos chocar con alguno y aquí me tenéis
haciendo dibujitos para no pensar en ello. El agua es
puro hielo. Me estoy fijando en la gente que esta-
mos en el barco. ¡Madre mía, somos más puretas
que ná! La media será de 60 años y porque cuatro o
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cinco niños que hay, de entre 10 y 14 años, bajan la media. Parece un viaje del inserso. Casi
todos son franceses jubilados, algunos casi no pueden andar, pero ya sabéis como son los
franceses para la naturaleza y aquí los tienes, con un pie en el otro mundo y dando por saco
en Calafate. Pienso si la abuela sería capaz de venirse y borro ese pensamiento. Indudable-
mente que no, jamás.
Volvemos al hotel y nos disponemos a salir a cenar. Hemos quedado con las otras
dos parejas para despedirnos. Entre ellos no se ven más. Unos se van mañana a Buenos
Aires, nosotros por la tarde y los otros compañeros pasado mañana. Hemos quedado en un
lugar muy acogedor. Es un bar/biblioteca, como los lugares nuevos que cada vez proliferan
más en Madrid o Barcelona, donde puedes comer, leer, beber o conectarte a Internet. Aquí
todo mucho más caro.
El día ha sido agotador. Nos acostamos a las doce. Duermo estupendamente desde
que llegué. Hace frío en el tours, mientras que en la ciudad lo máximo son 18 grados, pero
bien, agradable. Os dejo. ¡CHAO! Aquí lo dicen mucho. ¿Será por sus antepasados italia-
nos?
Entrada 9: VIERNES 11.3.2011. DE CALAFATE A IGUAZÚ
No he podido escribir hasta ahora. Estoy en el avión hacia Buenos Aires y, desde
allí, a Iguazú. Tenemos cincuenta minutos para cogerlo. No sé lo que puede pasar. Os
cuento lo de los días anteriores.
MIERCOLES 11.3.2011
Día bastante tranquilo en Calafate. Nos levantamos tarde, nos vamos de compras y
comemos en el hotel. La habitación la entregamos a las dos del mediodía. Han tenido ese
detalle para con nosotros, que es de agradecer. Luego hemos estado en hall de hotel
(grandísimo por cierto) tomando un té hasta que han venido a por nosotros para marchar a
Bariloche.
El avión tenía una hora de retraso que nos ha supuesto llegar más tarde pero, lo po-
co que hemos podido ver de Bariloche, nos ha encantado. En Calafate nos sobró un día
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que podíamos haber aprovechado aquí en Bariloche, que tiene más cosas que ver. Mala
organización por parte de los turoperadores o no sabemos quien. Pero bueno, es lo que
hay. El hotel está bien pero en las afueras de la ciudad, es decir, “en lo peor”. Cenamos en
la habitación cosas que traíamos del avión.
JUEVES 12.3.2011.
Nos levantamos y, al bajar al comedor para desayunar, en un ascensor exterior todo
de cristal, nos encontramos en unas tierras que me recordaban a los Alpes Suizos (y eso
que no he estado; lo digo por las
revistas y la televisión), con casas
enteras de madera y de estilo ca-
bañas. Hemos ido a un tour por la
mañana, con unas vistas increí-
bles, todo rodeado de lagos y fo-
tografías del National Geographic,
nada que ver con Calafate. Es una
ciudad de unos 50.000 habitantes,
muy turística, pero con más solera que Calafate. Aquí al turista lo tratan muy bien. Son
auténticos profesionales del turismo que es lo que le falta a Calafate, aunque con el tiempo
lo conseguirán. Todo es mucho más económico, desde la comida a los artículos de primera
necesidad. Hemos comido en un lugar muy pintoresco. Era una cabaña de trolls (como en
“El Señor de los Anillos”), muy original todo, de madera; fue muy divertido.
Por la tarde nos hemos ido al spa del hotel que ha resultado ser increíble: una pisci-
na que da a un lago y con unas vistas maravillosas; estabas dentro del agua y mirando a los
lagos, todo con cristales exteriores. Ha estado muy bien. Por la noche hemos ido a otro
lugar pintoresco: las fantásticas chocolaterías.
¡Ah! Se me olvidaba. En la oficina de turismo he puesto una queja por la tipita que
no nos ha atendido. Nos hizo el mismo caso que a una “mierda”. Apenas si nos miraba a la
cara. Suponemos que tenía prisa por marcharse, así que he tenido la mala idea de ponérsela.
Menuda representación del funcionariado argentino. Espero que le tiren de las orejas y
aprenda a comportarse con el turista que es el que le da de comer. Bueno, ya sabéis que no
soporto a los inútiles que cobran por no trabajar, así que hecho está.
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Algo que me ha parecido muy original es que todos los establecimientos están
adornados con bombillitas en la fachada. Es como si estuviéramos en Navidad, pero esas
navidades de los Estados Unidos que vemos en las películas y tuve una sensación muy rara;
no sabría decir si resultaba agradable. Hemos
ido por la tarde a la ciudad e hemos un reco-
rrido por el centro. Hemos estado en misa,
con muchísima gente y me sigue intrigando la
cantidad de gente joven que asiste a los cul-
tos. Será porque en España ha quedado para
los mayores. Aquí es todo lo contrario. No sé
porqué; alguien me lo contará. La catedral
tendrá, como mucho, sesenta años, de piedra vista y grandes vidrieras. Hemos cenado (por
cierto, muy bien) con los asturianos en un restaurante “navideño”. Y a dormir. Al día si-
guiente a Iguazú por la mañana. Los asturianos irán por la tarde. ¡Allí nos veremos!
Entrada 10: SABADO.12.3.2011. IGUAZÚ
Estamos llegando a Buenos Aires. Creo que en hora. ¡Os dejo!
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Hemos cogido el avión hacia Iguazú, todo en hora. Viaje correcto. Nos llevan al
hotel superlujoso e increíble y llamamos a los catalanes. Hemos estado cenando con ellos
en Iguazú. Calor insoportable. Se mastica. Nada que ver con el que tenemos allí. ¡Y nos
creemos que tenemos humedad! Aquí no se puede respirar y por primera vez me he encon-
trado con gente pidiendo. Los indios de la selva salen de ella por la mañana y se van a las
calles de la ciudad para pedir a los turistas. Las tiendas son súper cutres, la gente son autén-
ticos pedigüeños, muchos niños y madres jóvenes pidiendo algo para comer.
Existen grandes diferencias sociales, mucha gente pobre que se dedica a vender
muy barato cosas que se elaboran allí y que compran los brasileños que son los que tienen
el dinero al cambio de moneda. En las calles unos cochazos increíbles y muchos hoteles de
lujo, mientras que los autóctonos viven en casas que parecen casi chabolas. Nos han conta-
do que los de Uruguay vienen aquí de compras y ocio, a los casinos, que hay muchos así
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como restaurantes. Entramos en uno, pero no dejo a papá jugar a nada; me parece vergon-
zoso con la miseria que hay en la calle.
Estamos rodeados de selva y el río
hace frontera con Brasil y Uruguay. Clima
horroroso y todo bastante barato. Lo más
significativo, aparte de su sociedad, es el
inmenso calor que hace.
Nos despedimos de los catalanes que ya se marchan al día siguiente y nos cuentan y
recomiendan que vayamos a la excursión de la selva en 4x4 y los barcos que pasean por las
cataratas. En fin, igual lo hacemos. Por mi parte sí; papá está con dudas, pero creo que lo
conseguiré.
Entrada 11: DOMINGO.13.3.2011. LAS CATARATAS DE IGUAZÚ
Nos vamos de excursión con un calor inmenso e insoportable. No puedes casi res-
pirar. Es humedad caliente. Estamos empapados continuamente.
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La excursión por la selva ha sido preciosa,
tanto la del 4x4 como la de a pie. Hemos visto
monos, pájaros de todos los colores, reptiles, mi-
llones de mariposas, de todo un poco. También
unos animales, que no sé como se llaman, que son
como perros, pero que no lo son, con grandes ojos
y las orejillas de punta. Los veis en las fotografías.
Tras una caminata llegamos al corazón de las cata-
ratas, la “Garganta del Diablo”. Nos quedamos en un mirador al abismo de la caída, desde
arriba, es decir desde donde cae el agua.
Apenas si ves nada. Solamente muchísima agua. Y te pones chorreando de tanto
salpicar. Es de pánico, te lleva el agua. Algo tremendo, con un ruido ensordecedor y con
una lluvia continua. Es muy hermosa, impresiona y quedas como embobado. Como no
hemos tenido bastante con la caminata, nos apuntamos a la excursión del 4x4 y nos llevan
por la selva. Ahí sí me ha dado un poco de miedo. No se veía más de medio metro desde el
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coche. Todo es pura vegetación salvaje que formaba una pared que no puedes traspasar.
Los árboles son altísimos y por debajo se crea un bosque más pequeño como enredado y
muy tupido, infranqueable. El color de la tierra es roja con el verde intenso del bosque y
todo muy frondoso por la cantidad de lluvia que cae, que es increíble. Por último, lo sensa-
cional: EL CATAMARÁN.
Nos ponemos el bañador, nos dan unas bolsas para la ropa, unos chalecos salvavi-
das y a meternos debajo de las cataratas. Esta ha sido una experiencia increíble: ansiedad,
miedo, pánico, risa de nervios, crees que
te quedas allí, pero cuando sales tienes tal
carga de adrenalina que no te importa
volver. Hemos entrado y salido de las
cataratas hasta cuatro veces, increíble.
Papá iba ya no muy convencido. No ha
hablado en todo el trayecto pero, cuando
ha salido, estaba blanco. No ha reaccio-
nado hasta casi una hora después (como
le pasa siempre que sufre pánico). Ha
dicho que no vuelve a hacerlo en su vi-
da4. A mí me parece algo estupendo,
único, con momentos de pánico y placer simultáneos, extraordinario. Veréis, como es
normal, el video que nos han vendido por una “módica cantidad” (20 euros).
El hotel es fantástico, ubicado, como ya os he dicho, en el pico de tres fronteras.
Han venido los asturianos y hemos ido a ce-
nar a un restaurante recomendado, donde nos
han atendido medianamente bien. En fin, el
día ha estado bien, pero sin saber definir si
nos ha gustado o no. La naturaleza, con cata-
marán incluido, fenomenal. Pero lo que
hemos conocido aquí en cuanto a sus gentes,
nada más que regular. Las sensaciones de po-
breza alrededor me han dejado un poco atur-
dida; lo mejor es que me voy mañana y no
4 Nota de Vera: Dos semanas más tarde de que mis padres hicieran la inmersión en las cataratas, murieron varios turistas en la misma excursión. Resulta evidente que mi padre no sufrió un pánico imaginario…
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tengo que pensar. Nos hemos apuntado para ir mañana por la mañana a Brasil, a ver las
cataratas desde el otro lado, el brasileño (sin catamarán). Así que mañana a BRASIL.
Entrada 12: LUNES.14.3.2011. IGUAZÚ DESDE BRASIL
Hoy marchamos5, pero antes de irnos (que lo haremos al mediodía) nos vamos a
Brasil a ver las cataratas desde allí.
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Estamos de vuelta. Cuando llegamos a Brasil, cruzamos la frontera y pagamos por
hacer el recorrido, pero más caro que en Argentina. Ha durado unas tres horas. La perspec-
tiva es mejor y podemos deleitarnos con las cataratas en toda su belleza y esplendor. Desde
Brasil se ven mejor, se ven desde más abajo. Te mojas mucho más, pero son más bonitas y
la excursión ha sido una pasada. GENIAL.
Nos vamos al aeropuerto antes de comer. Cogemos dos aviones: el primero de
Iguazú a Buenos Aires, y a las diez cogemos el segundo, de Buenos Aires a Madrid. Volveré
a escribir cuando lleguemos a Madrid.
5 Nota de Vera: De manera natural, mi madre suele adoptar una actitud camaleónica lingüísticamente hablan-do. Se nota que lleva unos días tratando con asturianos (i.e., “marchamos” en lugar de “nos vamos”)
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Entrada 13: MARTES.14.3.2011. DE REGRESO
Hemos dormido medianamente bien, sin problemas. La espalda regular, pero de-
ntro de media hora estaremos en Madrid, así que ya termino mi relato. Un viaje estupendo.
No haremos otro igual. Y me alegro de haber compartido con vuestro padre el viaje de su
vida, SU SUEÑO. Os queremos.