arauco abril 2011

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    TRIBUNA DEL PENSAMIENTO SOCIALISTA

    ABRIL 2011

    1933-2011

    78 aos del Partido Socialista

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    araucoRevista fundada en Santiago de Chile,

    el 13 de Octubre de 1959.

    Director.

    Hugo Zemelman Merino.

    Comit de Redaccin:

    Mario Vera V.

    Mario Garay P.

    Ral Ampuero D

    Helio Varela,

    Julio Csar Jobet

    Sergio Urquizar

    Manuel Espinoza O.

    Jorge Barra S.

    Jaime Faivovich

    Miguel SaidelJaime Ahumada P.

    Carlos Altamirano O.

    Clodomiro Almeyda M.

    Administrador. Carlos Salazar U.

    Giros, Canje, Correspondencia: Carlos Salazar U

    Casilla 10430, Santiago.

    Colaboraciones: Hugo Zemelman Merino.

    Casilla 10430. Santiago.

    Direccin: San Martin 142. Fono 66951. SantiagoAdministracin: Estado 360, Of. 6, Fono 30812,

    Santiago.

    Editor: Prensa Latinoamericana S. A Root 537

    Fono 36988, Santiago.

    Valor Subscripcin anual: (12 nmeros) en el pas.

    E 4,00; en el extranjero USS 2.50.

    Valor del Ejemplar: en el pas, E 0,40; en el

    extranjero. US$ 0,20,

    La Revista ARAUCO, Tribuna del Pensamiento So-

    cialista, aparece una vez al mes en Santiago de Chile.

    ARAUCO tiene servicio de canje con las princi-

    pales revistas y peridicos socialistas del mundo

    y en sus artculos y crnicas sobre temas nacio-

    nales e internacionales se orienta por la posicin

    representada por el Partido Socialista de Chile,

    aunque sin expresar necesariamente sus opiniones.

    La Direccin de ARAUCO ruega a sus lectores que

    tengan la amabilidad de enviar sus observaciones y

    sugerencias referentes a la presentacin grfica y al

    material literario de la Revista. La Direccin agra-dece anticipadamente la cooperacin de los lectores

    en esta tarea periodstica destinada a divulgar en

    Chile y Amrica Latina el pensamiento socialista.

    sumario

    Editoriales

    ***

    Aniversario con visin de voluntad y cambio

    Por la reconquista del partido para una poltica

    socialistaCrisis de representacin y sistema electoral en el

    PS

    Acuerdos del encuentro de socialistas en red

    Sntesis histrica del Partido Socialista chileno

    Declaracin de Principios

    Fundadores del PS

    El izquierdismo.Una posicin ideolgica

    Quin tiene la razn?

    ***Textos de

    Enzo Faletto

    Rubn Andino

    Pedro Gaete

    Manuel Almeya

    Jorge Coloma

    Ernesto Benado

    ***

    Editores de este nmero:

    Jorge Coloma

    Jos Balaguer

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    EDITORIALES

    ANIVERSARIO CON VISIN Y VOLUNTAD DE CAMBIO

    Tengo una apuesta con mi comadre: mientras ms viejo, tengo que ser menos maoso. El Patidodebera hacer la misma apuesta para celebrar con alegra sus 78 aos. El PS debe ser cada vezmenos maoso, menos fraccional, ms cercano a la transparencia democrtica, escuchando yaprendiendo de lo que dicen sus bases; no las fraccionales. Las de sus frentes sociales, las de la

    sociedad civil, las de l@s jvenes que cada vez se alejan ms de nuestra forma de hacer poltica.

    Estudios de diferente ndole nos demuestran que somos un pas poco feliz; que los niveles deenfermedad del alma crecen; que nuestro pas es uno de los que presenta mayor desigualdadesen el planeta. Y esto, a pesar de los 20 aos de la Concertacin. El Partido tiene su responsabli-dad en estos 20 aos. No supo usar sus aos de vida como se le exige a un senador griego: serpor sus aos cada vez ms sabio. No, somos de los viejos que nos ponemos ms maosos paramantener el poder y sin capacidad de adaptarse a los nuevos desafos. Por suerte, la muerte delas organizaciones no es biolgica.

    S, organizacionalmente, se muere cuando no hay capacidad de renovacin. Y estamos siendoparte de un conglomerado que sin renovarse, sin autocrtica, tiene un alto nivel de rechazo. Adi-mark nos va mostrando paulatinamente nuestra incapacidad de cambiar y ser atractivos. Ya lle-gamos a un 66 % de rechazo y no hay cambio de paradigma. Seguimos en lo mismo y perdiendola apuesta.

    Cmo podremos renovarnos para ser longevos por el bien del pas y de los ms afectados, porla desigualdad del modelo que hemos contribuido a estabilizar?

    Si nacimos en 1933 tenemos las experiencias de haber experimentado todas las formas posiblespara mejorar la sociedad. La ms lgida e importante, la de la Presidencia de nuestro Co. Salva-dor Allende. De ella aprendimos que es necesario tener una visin y una estrategia pero adems,entender la importancia de la correlacin de fuerzas para hacer factibles esa visin y esa estrate-gia.

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    Hoy y durante La Concertacin el Partido se preocup fundamentalmente de la correlacin yde la necesidad de lograrla con acuerdos. Desgraciadamente, no supo representar sus intereses.El PS supedit la representacin de sus intereses a las necesidades gubernamentales. Era unanecesidad pero en el andar, sta se transform en una forma de dar gobernabilidad en un sistemaque asimilaba a nuestras figuras y dirigentes, quienes nos alejaban cada vez ms de la represen-tacin que algn da nos identific: sindical, campesina, de pobladores, de intelectuales y capasmedias.

    El arco iris destacaba sus colores amarillos dejando de lado los verdes y los rojos. El empre-sariado contaba con nuestros lobistas para profundizar las desigualdades e invertir a costa delmedio ambiente. Nuestros dirigentes y asesores se confundan con intereses empresariales encontra de pequeos ahorristas, de pobladores, de los sujetos de la educacin pblica y muchosmoran esperando a Godot por una salud pblica llena de maltratos e injusticias.

    Dejamos de lado nuestras visiones y estrategias. Hoy cumplimos aos en tiempo de Congreso.Para ser viejos sabios como se esperaba de los senadores griegos, debemos preocuparnos denuestras visiones y de la necesidad cambiar el paradigma de hacer poltica y ser consecuentes

    con nuestro rol en el S XXI. Es la hora de las bases y los organismos regulares por sobre lasfracciones. As podremos ser un Partido que celebra sus aos con dignidad.

    JCA, 10.04.11

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    para la historia poltica del pas.

    Para enfrentar la contingencia poltica sus decisiones y conductas no solo han dependido delas urgencias y oportunidades objetivas de la coyuntura, sino que tambin de los avatares de lapoltica internacional y a veces muy gravitantemente de las tendencias ideolgico-polticas domi-nantes al interior del Partido.

    Es as como hemos asistido al ensimismamiento paralizante, a alianzas con partidos de izquier-da o solo marxistas o con partidos de centro e incluso con cualquiera que estuviera dispuesto aluchar por la democracia.

    El anlisis de los xitos o fracasos polticos para el pas y de los efectos al interior del partidodesde su fortalecimiento orgnico, prestigio y gran apoyo popular hasta la inoperancia, la debacleelectoral, la sangra por motivaciones polticas o solo personalistas e incluso las divisiones comolas cooptaciones con fuerzas afines, han sido tarea para historiadores y socilogos y muy tilespara la poltica y no tanto para los polticos.

    Hoy da se dan condiciones favorables para comprender que muchas veces el empecinamientoen posiciones ms reformistas o porfiadamente ideolgicas, causaron dao al partido y no setradujeron, cualquiera que fuera la dominante, en polticas siempre acertadas para los trabaja-dores y las clases postergadas del pas.

    El Partido desde la recuperacin de la democracia, integrando la Concertacin, ha sido go-bierno durante dos dcadas sumido en el estilo de capitalismo neoliberal que domina gran partedel mundo occidental desarrollado y que desde los aos cincuenta en todos los pases oscilaentre opciones ms derechistas o izquierdistas demostrando la incompetencia del sistema paraenfrentar con eficacia persistente las carencias ideolgicas, ticas, econmicas y polticas delsistema.

    La tarea fundamental del Partido, precisamente por esas incompetencias, es abrirle paso a unoms justo y solidario de carcter socialista que asegure progreso sostenido.

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    dores y por quienes participan en organizaciones civiles humanitarias y ambientalistas, parainvolucrarlos activamente en los destinos del pas. En suma hacer de todos los potencialmenteprogresistas, agentes polticamente revolucionarios.

    - Logrando ampliar la Concertacin con fuerzas de izquierda democrtica o al menosconcordando con estos acuerdos polticos que permitan construir un conglomerado o meramenteun pacto electoral capaz de arrebatarle el poder a la derecha, abriendo as el camino para un

    gobierno dispuesto a promover cambios polticos substanciales.

    stas, por supuesto, son solo algunas propuestas, pero fundamentales para esta magna tarea.

    Ojal en nuestro Congreso Eugenio Gonzlez Rojas, su inspirado pensamiento ideolgicovuelva a cautivar la conciencia de los socialistas y la inquebrantable voluntad de Salvador Allendepor hacerlo realidad, lo haga suyo el Partido.

    Manuel Almeyda M.

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    CRISIS DE REPRESENTACION Y SISTEMA ELECTORAL EN EL PS

    Prximo a iniciarse el XXIX Congreso del Partido Socialista vivimos un clima enrarecido, que secaracteriza por el pesimismo de algunos compaeros militantes, unos que han renunciado o se hanmarginado de las instancias orgnicas, como tambin otros que manifiestan que este congreso esla ultima oportunidad que le dan a su adhesin militante.

    Por pertenecer a una generacin que ha vivido una parte importante de la historia convulsionadade nuestro pas, y de la izquierda en particular, se nos hace difcil iniciar una nueva etapa paraintegrarnos a orgnicas polticas nacientes.

    Respetando las opciones polticas de muchos compaeros que se han marginado para integrarsea estos movimientos, tenemos la plena seguridad de un pronto reencuentro para enfrentar a unadversario comn poderoso que requiere de la unidad de quienes aspiramos a una sociedad masjusta y solidaria, a una sociedad socialista.

    Teniendo presente este estado de nimo, es que nos permitimos hacer llegar algunos elementosideolgicos y polticos como insumos para abrir un debate necesario, con algunas propuestas queestimamos podran incorporarse a nuestras normas internas.

    El modelo cultural dominante, estrechamente ligado al modelo de desarrollo econmico, tiene entresus objetivos ideolgicos la depreciacin de la poltica, la que est estrechamente ligada a la cre-ciente despolitizacin de la sociedad, situacin que aunque parezca un contrasentido, afecta a lospartidos polticos.

    La crisis poltica actual del PS, agravada por la derrota electoral, tiene en nuestra opinin, diversas

    causas, que se expresan, entre otras, en las siguientes:CRISIS DE REPRESENTACION EN EL PS

    El Partido Socialista de Chile es la expresin poltica de los trabajadores manuales e intelec-

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    tuales, de la tcnica, de la ciencia y de la cultura y de todos los hombres y mujeres que aspi-ran a una sociedad socialista, es decir, igualitaria, libertaria y fraternal (Principios e Identidad delPartido Socialista).

    La hegemona de la cultura neoliberal ha producido una profunda ruptura de la cohesin social, unadesintegracin profunda de las identidades colectivas y de los espacios clsicos de intermediacin.La crisis de representacin no slo ha afectado a los partidos sino que abarca a los sindicatos, a

    los movimientos sociales, a las entidades vecinales y a prcticamente todas las organizaciones.La crisis de representacin actual reclama un partido con profunda legitimacin y de fuertes basessociales, para convertir en realidad los Principios e Identidad del PS que se sealan en sus Esta-tutos.

    Debemos darle vida a una estructura organizacional horizontal, que se exprese en una democraciaparticipativa, con mandatos revocables, principios que deben estar claramente explicitados en lasnormas estatutarias .

    La superacin de esta crisis de representacin pasa por una reforma al sistema electoral, definir un

    rol poltico de las corrientes de opinin y precisar las normas que rigen a las instancias de poderreal de decisin.

    UN SISTEMA ELECTORAL INTERNO QUE REQUIERE LEGITIMARSE

    El Partido Socialista atraviesa por una crisis orgnico poltica de larga data, la que se manifiesta,entre otras razones, por un sistema electoral que no cumple con sus requisitos bsicos:

    o No es universal, porque la abstencin histrica sobre el 80% de la militancia inscrita en los pa-drones, no puede ser considerada la expresin de voluntad mayoritaria del PS.o No es libre ni secreta, porque el reclamo permanente en los ampliados comunales, es que losoperadores en cada comuna inducen a un importante nmero de electores por quien votar.o No es informada, porque no hay debate poltico sobre las propuestas programticas que repre-sentan las listas de los candidatos al comit central a elegir, este hecho agrava la crisis de despo-litizacin del partido.

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    o Las mayoras que se generan en el CC, son producto de la votacin en tres comunas de San-tiago, siendo los electos expresin de voluntad poltica solo de estas comunas, lo que constituyeuna seria distorsin de la expresin democrtica del conjunto del partido, por muy representativasque sean estas comunas.

    Una definicin generalmente aceptada de sistema electoral dice que: es el conjunto de principioslegalmente establecidos, por medio de los cuales los electores expresan, su voluntad poltica en

    votos que a su vez se convierten en poder pblico El voto es el parecer que se manifiesta paraaprobar o rechazar alguna propuesta.

    Al no cumplirse los requisitos mnimos de universal, libre, secreta e informada del sistema electoralvigente en el PS, cabe hacer una revisin profunda sobre su plena validez democrticase propone que este XXIX Congreso apruebe una modificacin de los estatutos que, evaluandoen profundidad la estructura orgnico poltica actual del partido, incorpore en su articulado disposi-ciones que permitan la realizacin de un Congreso deliberativo sobre los grandes temas nacionalesdel perodo abriendo un debate poltico a partir de las propuestas programticas de las listas quecompitan a dirigir el partido, debate que debe iniciarse en la comuna, eligindose a los delegados

    que representen el programa que apruebe la mayora del congreso comunal, para culminar en elcongreso nacional, el que por la mayora de sus delegados debe sancionar el programa del partidopara el perodo y elegir al Comit Central que represente el programa aprobado.

    Una eleccin de dirigentes comunales, regionales y nacionales, en que los electores que expre-sen su voluntad poltica sean los militantes activos que participan en los debates de los congresoscomunales, votando por un programa y por dirigentes que los represente, puede convertirse en unproceso electoral democrtico y participativo.

    Para convertir un sistema electoral en democrtico y participativo es necesario cumplir con dosimportantes principios: el de representacin y el de legitimidad .

    El principio de representacin:. Este principio, puesto en prctica mediante el sufragio universal,permite al militante como pueblo soberano delegar el derecho al liderazgo a un pequeo nmero delderes. Para ser efectivo, este principio supone que todos los militantes- ciudadanos pueden elegir

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    libremente y estn ampliamente informados de las opciones electorales disponibles.

    El principio de legitimidad: Es una de las clave de la poltica y de la ciencia poltica se puede utilizaren varios sentidos; se puede referir a la pretensin de legitimidad de un orden poltico o social, a lacreencia en la legitimidad de los sometidos a la dominacin, o ambas cosas a la vez y en relacinrecproca.

    La pretensin de legitimidad de un orden de dominacin apunta a un concepto normativo de lamisma, los estatutos del PS pretenden esta legitimacin.

    Un sistema electoral es legtimo y sus dirigentes estn legitimados, cuando en las normas que lorigen est garantizada la realizacin de determinados principios: la democracia, el pluralismo pol-tico, derechos democrticos de participacin, que los electores dispongan de informacin ampliade las opciones polticas en competencia.

    Nuestro objetivo poltico para la eleccin de dirigentes legitimados debe generar y mantener unaconviccin consensuada en la militancia, de que la institucionalidad electoral existente es la ms

    adecuada para el partido.

    La legitimidad est estrechamente ligada por lo tanto a la conviccin de los miembros de un partidode que la manera de funcionar del orden poltico coincide muy ampliamente con sus principiosmorales personales y opiniones de lo que es correcto o incorrecto, conviccin que no est muypresente en la militancia PS.

    Finalmente es pertinente considerar que el sistema electoral del PS tiene marcados rasgos debinominalismo, hecho que le resta legitimidad, la historia partidaria reciente, de los ltimos 20 aos,nos seala que las dos tendencias dominantes se han rotado en la direccin poltica, con un tercergrupo bisagra, que le ha otorgado mayora a una de las dos tendencias.

    PROPUESTA DE MODIFICACION ART.43 ESTATUTOS:

    Sobre sistema electoral interno

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    La eleccin de las autoridades comunales, se realizar entre los militantes activos que parti-cipen en el congreso comunal, posteriormente al debate programtico y sus resoluciones.

    En el mismo acto se elegirn los delegados que representaran las resoluciones programticas demayora y minora en los congresos regionales y general, los que estarn facultados para elegir lasautoridades regionales, en el congreso regional, y al comit central, en el congreso general.

    UOA OTOO 2011

    PEDRO ISIDRO GAETE SOTOMilitante de Comunal uoa

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    ACUERDOS DEL ENCUENTRO DE SOCIALISTAS EN RED

    El Encuentro de Socialistas en Red, que congreg en el Teatro Municipal de San Miguel a 72 com-paeras y compaeros, intent responder el sbado 5 de marzo de 2011 a tres interrogantes clave,que buscan aportar al debate destinado a encontrar soluciones colectivas para retomar la senda

    emancipadora del socialismo chileno en torno a los grandes principios que inspiraron las revolu-ciones de los siglos pasados: libertad, igualdad y fraternidad.

    El conjunto de los asistentes consider ste como un documento que tiene el propsito de abrirla discusin y aportar en un sentido crtico para encontrar respuestas colectivas, ms all de losgrupos fraccionales que controlan la cpula el partido. En este sentido, llama abiertamente a lossocialistas a pensar por s mismos, a desobedecer las rdenes emanadas de los grupos de podery a rescatar el valor de las tendencias como corrientes de opinin transitoria y orientadas solo porcoincidencias polticas.

    El conjunto de los asistentes agradeci la hospitalidad del Alcalde Socialista de San Miguel, JulioPalestro, quin facilit el lugar de realizacin del Encuentro.

    Cul es nuestro proyecto poltico social?

    En Chile slo podemos avanzar si realizamos un conjunto de reformas estructurales, que apun-ten a cambiar las bases econmicas y productivas del capitalismo en su fase neoliberal en Chile.Nuestro proyecto poltico debe apuntar a la construccin de una sociedad que busque superar laexistencia de las desigualdades sociales y la falta de libertad, a travs del desarrollo de una demo-cracia participativa e incluyente, en la que se ejerzan expresiones de soberana popular directa,

    como el plebiscito, a propuestas de los movimientos sociales y ciudadanos. Una sociedad en la quelos recursos naturales y las riquezas de lo producido estn al servicio del desarrollo humano y lasnecesidades de las mayoras; y no en manos de una minora privilegiada.

    La actual realidad exige de un esfuerzo interpretativo mayor, porque es difcil comprender lo que

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    est ocurriendo exclusivamente con las herramientas de anlisis tradicionales empleadas porel socialismo. Las sociedades contemporneas cambian de manera constante, dando lugar a nue-vas contradicciones y desafos a los que debemos responder desde una ptica socialista y apli-cando los valores humanistas fundamentales.

    Hoy da existe incertidumbre sobre los marcos de ideas de interpretacin de la realidad. Por esohay que hacer un ejercicio de reflexin profundo sobre los vrtices a partir de los cuales interpreta-

    mos la sociedad. Valoramos el marxismo como conjunto de ideas para reinterpretar lo que sucedeen la sociedad actual, pero tambin debemos considerar otros marcos de anlisis que explican demejor forma las nuevas contradicciones surgidas en el sistema capitalista mundial.

    Los cambios cientficos y tecnolgicos estn modificando sustancialmente la relacin entre laseconomas locales y la economa global, provocando tambin modificaciones en la composicinsocial en la mayora de las naciones del mundo. Son de gran magnitud los desafos que afronta laHumanidad a partir de esas realidades derivadas, entre otras causas, de la multiplicacin del cono-cimiento, el desarrollo de la automatizacin, la informtica y la comunicacin; la preeminencia delcapital financiero sobre el productivo, y el grave deterioro del medioambiente por la sobre explota-

    cin de las materias primas y recursos naturales.

    El teln de fondo de nuestra debilidad est relacionado por la incapacidad para interpretar demanera crtica estos cambios colosales y la crisis de las ideas socialistas a partir de la cada delas burocracias comunistas, el deterioro del Estado de bienestar promovido por los socialdemcra-tas europeos y el consecuente avance de las ideas neoliberales en todo el mundo a travs de lainfluencia y el control ejercido por los medios de comunicacin masiva.

    En Chile, el paradigma neoliberal, fue instalado como proyecto fundacional durante la dictadura, yse aliment y desarroll posteriormente, con matices reformadores, por los gobiernos de la Concer-tacin, que tuvieron al Partido Socialista como uno de sus pilares. Si bien la transicin avanz enmaterias de libertades democrticas y en polticas sociales -en particular respecto a lograr queun importante nmero de compatriotas salieran de la miseria en que vivan-, consolid el mode-lo econmico neoliberal; mediante polticas que han reducido las capacidades del Estado en laconduccin de la economa, y la incapacidad para afrontar las asimetras de poder existentes entre

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    los monopolios y la ciudadana, en temas vinculados a los abusos contra los consumidores ylos deterioros a la calidad de vida de la poblacin causados por proyectos productivos que daanel medioambiente.

    La hegemona del modelo neoliberal se expresa tambin en la educacin, la cultura y los mediosde comunicacin social. Ello ocurre por obra del control absoluto que ejerce en Chile la derechaeconmica sobre estos instrumentos educativo-culturales; configurando un dominio ideolgico que

    aliena y desinforma a la poblacin. Los chilenos somos ahora ms competitivos e individualistas, yestamos ms alejados de valores como la solidaridad, la colaboracin y la justicia social.

    Nuestra propuesta de cambio debe hacerse cargo entonces de ese contexto, y recuperar su volun-tad de transformar los cimientos este sistema injusto. No podremos avanzar hacia una sociedadms justa y democrtica sin plantearnos una propuesta de reformas estructurales; que se opongade manera directa a los intereses del capitalismo monoplico - financiero y su hegemona. La pro-puesta contra el neoliberalismo debe ser frontal y significa profundas reformas al modelo productivoexistente en Chile.

    Durante los ltimos diez aos las debilidades del modelo en los planos econmico, poltico y socialse han expresado en sucesivas crisis econmicas globales. La ms recientemente, tiene su origenen la cada sostenida de las tasas de ganancia y en el fracaso de los operadores del capitalismofinanciero especulativo. Cundo afrontan problemas, estos capitalistas libremercadistas, sin rostrohumano ni patria visible, recurren a los Estados nacionales y al sacrificio de los trabajadores y delos pueblos para salvar su riqueza. Entonces, la solucin siempre pasa por apretar el cinturn delos ms pobres.

    Los socialistas debemos construir en conjunto con todas las fuerzas de izquierda y opositores unproyecto nacional alternativo al actual, sustentado en los derechos humanos y en la defensa delmedioambiente y los recursos naturales, que permita un desarrollo econmico ms equilibrado,una poltica de fortalecimiento de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y una economaque asegur al Estado el control de las riquezas naturales y la industria de los servicios esencialesy estratgicos. El rol protagnico del Estado debe expresarse tambin en Educacin, Salud, Previ-sin y el Fomento Productivo.

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    En el plano poltico debemos bregar por la ampliacin de las libertades personales, la expansinde los derechos polticos y autonoma de los territorios a travs de la descentralizacin, la regio-nalizacin y la reforma del Estado. Todos estos cambios deben quedar plasmados en una NuevaConstitucin, que institucionalice un nuevo Estado Democrtico y Social de Derecho, basado en elprincipio de la soberana popular, la participacin y el poder real de los ciudadanos y las organiza-ciones sociales.

    En el plano internacional, consideramos indispensable impulsar el respeto irrestricto a los dere-chos humanos, el multilateralismo como principio de resolucin de los conflictos internacionales, lacooperacin y la solidaridad de los pueblos para la promocin del desarrollo independiente de lospases que lo requieren, el comercio justo entre las economas, y el compromiso equitativo paracon los problemas ambientales a escala global.

    En este contexto valoramos particularmente las experiencias sudamericanas emprendidas por losgobiernos y los pueblos de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina y Uruguay, que demues-tran que existen otras formas de gobernar, realizar reformas y obtener resultados exitosos. En

    coherencia con la tradicin histrica del socialismo chileno hacia un mundo multipolar, debemosestablecer nexos preferentes con las potencias emergentes no alineadas con el imperio norteame-ricano, como: China, India y Rusia, y estrechar vnculos con la Unin Europea.

    Qu organizacin queremos?

    Sustentados en las mejoras parciales conseguidas en los aos de Gobierno de la Concertacin seinstal en el Partido una conduccin clientelar y burocrtica, operada por distintas fracciones cen-tradas en la administracin de poder interno y sustentadas en el trfico de las influencias obtenidasde la administracin del Estado y el Gobierno.

    El evidente fracaso de este modelo exige el rescate del ideario socialista original, sustentado enprincipios y valores que han sido contradichos durante aos por las prcticas polticas de las diri-gencias cupulares y burocrticas. El partido que tenemos actualmente es completamente intilcomo instrumento conductor de las luchas populares y carece de una lnea poltica clara.

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    Para avanzar en el proyecto poltico y social transformador debemos situarnos nuevamente en laizquierda y construir una fuerza poltica a la altura de los desafos presentes y futuros. Resulta dif-cil en cualquier caso predeterminar una estructura del Partido Socialista, dado que su arquitecturaorgnica y el funcionamiento actual obedecen a un contexto histrico ya desaparecido y no res-ponden a las necesidades de la sociedad del siglo XXI. Dejamos de ser un educador colectivo delpueblo, abandonamos la formacin poltica y asumimos en la prctica el proyecto econmico de la

    dictadura, desmovilizando nuestra base poltica y social.

    Para avanzar en una lnea de recuperacin de los valores socialistas, debemos revertir el distan-ciamiento que existe entre el partido, las organizaciones sociales y las personas. Ambos espacios,l poltico y l social, son parte de la solucin que lleva a la articulacin de un instrumento capaz defortalecer los movimientos sociales y las demandas ciudadanas parciales, sin perder de vista unavisin de conjunto de la sociedad.

    Con esta base comn de acuerdos, el debate deriv despus a la discusin acerca de cul es lamejor forma de organizarse para afrontar estos desafos prcticos y surgieron dos posiciones:

    Un grupo piensa que el partido debe volver a asumir una clara y hegemnica representacin declase de los trabajadores, pero tambin con capacidad de extender su influencia hacia otros sec-tores sociales, buscando articular el apoyo de las grandes mayoras nacionales. La principal misindel partido es identificarse con los trabajadores, considerando tambin otras luchas sociales, comola bsqueda de la igualdad entre los sexos, el rechazo al racismo u otras que no cuestionan laestructura econmica de la sociedad. El partido toma decisiones sobre la base del centralismo de-mocrtico y fortalece su relacin con la base social a travs del ncleo. Desde all mantiene abiertasu capacidad de anlisis de la realidad y flexibilidad para ser protagonista de los movimientos queemergen en determinados contextos sociales.

    Otros creen que la organizacin tradicional, basada en el llamado partido de cuadros y el centra-lismo democrtico, no responde ya a las necesidades reales del socialismo y la izquierda actuales.Esta posicin propone una organizacin poltica abierta a las diferentes realidades del mundo deltrabajo, incluyendo hasta los llamados emprendedores; que asume con igual fuerza todas las lu-

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    chas liberadoras del tiempo presente, como las relacionadas con la causa medioambiental, lade los pueblos originarios, de la igualdad de derechos sexuales, y la descentralizacin y el regio-nalismo. Esta perspectiva abandona la mirada exclusivamente clasista y construye su propuestaprogramtica de abajo hacia arriba, a partir de las necesidades de la base social oprimida o discri-minada y las organizaciones sociales.

    El debate sigue particularmente abierto en este punto.

    Cul debe ser nuestra poltica de alianzas?

    Una alianza poltica debemos entenderla como una definicin estratgica en funcin de un objetivopoltico para un periodo determinado y no como algo esttico e inmutable. Ello obliga a llegar aacuerdos entre fuerzas que tienen diferencias entre s, dentro de un marco tico y poltico compar-tido por los concurrentes.

    Tradicionalmente, el PS se defini como un partido de trabajadores y de izquierda. A partir de ellofund la estrategia de alianza social en el frente de trabajadores, que tuvo su eje en los partidos de

    izquierda, incorporando a trabajadores manuales e intelectuales, campesinos, estudiantes y pobla-dores, en una larga lucha de conquistas sociales que culmin con el gobierno de Salvador Allendey la experiencia de la UP.

    Al concluir la dictadura militar el PS sustituy esta alianza clasista por una coalicin poltica quebusc restaurar en Chile una democracia representativa, aunque sin romper frontalmente con elsistema neoliberal autoritario instituido por el gobierno militar. Al gobernar bajo estas limitaciones,la Concertacin de Partidos por la Democracia qued cautiva del mismo rgimen institucional quebuscaba reemplazar y para gobernar sin conflictos desmoviliz a sus propias fuerzas sociales deapoyo a partir de su presencia en el gobierno.

    La llegada de la derecha a La Moneda, esta vez por los votos, pone en crisis la razn de ser delpacto de gobernabilidad implcito, basado en que la Concertacin gobernara sin modificar las basesde la transicin pactada. La crisis del modelo de gobernabilidad exige al conjunto de la oposicinpensar una nueva alianza poltica y social, que haga posible gobernar al pas con una mirada que

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    permita retomar el camino de la transformacin social en un sentido igualitario y democrtico.

    Lo nuevo es que esta alianza poltico - social debe considerar las propuestas de la izquierda y delas fuerzas sociales que han estado ausentes en el periodo de transicin. Esta es una construc-cin alternativa, que exige creatividad, flexibilidad, respeto a las diferencias y conciencia unitaria;aglutinando a los partidos opositores de centro y de izquierda con organizaciones sindicales, fede-raciones de estudiantes y los nuevos movimientos sociales ecologistas, regionalistas, indigenistas,

    de consumidores y de diversidad sexual, entre muchos otros.

    Todas estas fuerzas de avanzada social, en el sentido al que se refera Eugenio Gonzlez,deben compartir un marco tico de cambio social que desde nuestra perspectiva no puede serotro que la ruptura con el sistema neoliberal y la construccin de un proyecto alternativo que debeabordar profundas reformas, acentuando el rol del Estado como conductor de la vida econmica enoposicin al rol auto regulador del mercado.

    En el plano poltico este modelo supone la existencia de una nueva Constitucin, centrada en losderechos humanos, en oposicin a la actual, basada en el derecho a la propiedad privada. Nuestro

    objetivo compartido en el largo plazo debe ser la construccin en Chile de un Estado DemocrticoSocial de Derecho, legitimado a travs de la expresin de la voluntad directa del pueblo medianteun plebiscito vinculante o una asamblea constituyente

    San Miguel, sbado 5 de marzo de 2011

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    SNTESIS HISTRICA DEL PARTIDO SOCIALISTA CHILENO

    DESDE LOS ORGENES HASTA 1970

    1. Antecedentes de la Conformacin del Partido Socialista y de la Repblica Socialista de los 12

    dasLa particularidad del Partido Socialista chileno queda de manifiesto desde sus orgenes. Sus dife-rencias con la trayectoria clsica del socialismo europeo e incluso con los socialismos europei-zantes del Atlntico, principalmente, Argentina y Uruguay. Si se considera como antecedente alPartido Socialista Obrero (Recabarren) aparentemente la trayectoria habra sido similar a la de lageneralidad del socialismo, su vinculacin primera con el Partido Democrtico y su implantacindentro del movimiento obrero y sindical, pero aun as llama la atencin la carencia de figuras inte-lectuales pertenecientes a los estratos cultos de la sociedad. No aparecen en el Partido Socia-lista Obrero de Recabarren figuras equivalentes a las de un Justo o un Ingenieros en Argentina, oa la de un Frugone en Uruguay; el mismo Recabarren es un intelectual obrero.

    El clsico momento de la escisin socialista de los aos 20, entre Partido Socialista y PartidoComunista, se resuelve en Chile por la adhesin masiva del Partido Socialista Obrero a la TerceraInternacional y el Partido Socialista slo surgir en 1933 como producto de fenmenos totalmentedistintos.

    Entre los elementos que permiten entender en parte estas particularidades se encuentra la vi-gencia que tiene el anarquismo en Chile, tanto entre los medios obreros como entre los mediosintelectuales, especialmente universitarios y literarios.

    No sera totalmente desacertado rastrear los orgenes del socialismo chileno ms bien en la trayec-toria del anarquismo que en la evolucin del socialismo de orientacin marxista. Evidentemente notodo se agota en esa dimensin, las particularidades de la evolucin econmica, social y poltica,chilena y latinoamericana constituyen elementos de clara importancia.

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    Uno de los elementos significativos ser el de la evolucin de los sectores medios. En el planocultural hay tres hechos que resaltan, la llamada polmica del centenario (1910); la conforma-cin de la generacin del 20 con su expresin en la FECH y su vinculacin con el movimientolatinoamericanista que surge de la reforma universitaria de Crdoba de 1918; y la conformacinde la nueva generacin literaria que logra dar identidad cultural a los sectores medios y popularesque aparecen en la escena poltico social chilena, aunque este movimiento trasciende los sectoresmedios y cuenta con figuras como las de Manuel Rojas, Gonzlez Vera y muchas otras estrecha-

    mente vinculadas al mbito popular.

    La llamada polmica del centenario, en donde las publicaciones de Encina, Nuestra inferiori-dad econmica, Enrique Molina, Luis Galdmez y, principalmente, el libro Sinceridad, de Alejan-dro Venegas (Dr. Valds Canje), constituyen una fuer-te crtica a la sociedad oligrquica chilena,poniendo de manifiesto la verdadera realidad del pas. Los elementos de la crtica ah contenidossern parte del acervo de los sectores medios en su oposicin a los grupos dominantes.

    Con respecto a la reforma de Crdoba de 1918, se ha dicho -con razn- que es el origen de muchosde los partidos y movimientos polticos latinoamericanos, como el APRA, Accin Democrtica y

    tantos otros. Varios temas son destacables, el de la conciencia latinoamericanista, el del papelrenovador de la juventud y el de la necesidad de la alianza entre obreros y estudiantes que va a darorigen a la idea de la alianza entre sectores medios y obreros o entre trabajadores intelectuales ymanuales, como se dira entonces.

    El movimiento literario, que a menudo se expresa como bohemia, tambin tendr un carcter deruptura cultural con los patrones oligrquicos imperantes, una afirmacin de identidad propia yla constitucin de una identidad ideolgica que se expresa en la nocin de pueblo que ser lacontrapartida de la sociedad oligrquica imperante.

    Pero claro est que no slo de movimientos culturales se trata. Son de suma importancia las mani-festaciones de descontento social que se manifiestan en las huelgas obreras del Norte o de Valpa-raso, en amplios movimientos como los de 1905 (Asamblea de la alimentacin) y las huelgas estu-diantiles. La movilizacin poltica que signific el alessandrismo, tanto entre los sectores medioscomo en los sectores populares, y la posterior inestabilidad poltica, son hechos que mereceran

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    ser cuidadosamente analizados por su influencia en el comportamiento de estos grupos. Sepuede sumar a lo dicho, el impacto de la crisis, no slo el de la crisis mundial de 1929 sino tambinla larga crisis de la economa salitrera chilena.

    Todos estos factores y muchos otros, como por ejemplo el movimiento de los militares jvenesde 1924 o la extraordinaria significacin que alcanza el movimiento de los profesores durante lapoca, la sublevacin de la escuadra en 1931, podran contribuir a aclarar la paradoja de que en

    Chile se hubiese intentado una revolucin socialista sin que existiera un Partido Socialista.

    Difcil es pensar que la Repblica Socialista, an en sus efmeros 12 das, hubiera podido existirsin el concurso militar que significaba Marmaduke Grove, pero tambin es expresin del intensoconflicto poltico de esos momentos. La junta de gobierno est conformada por Eugenio Matte(socialista), Carlos Dvila y el general (r) Arturo Puga. El gabinete lo forman: Marmaduke Grove(socialista) ministro de Defensa; Alfredo Lagarrigue (socialista) ministerio de Hacienda; EugenioGonzlez (socialista) ministerio de Educacin; Luis Barriga (socialista) Relaciones exteriores ycomercio; Pedro Fajardo (alessandrista) ministerio de Justicia; Vctor Navarrete (alessandrista)ministerio de Fomento; Carlos Alberto Martnez (socialista) Tierras y colonizacin; Nolasco Cr-

    denas (alessandrista) Agricultura; Ren lvarez (davilista) Trabajo; scar Cifuentes (socialista)Salubridad pblica; Rolando Merino (socialista) Interior y scar Schnake (socialista) Secretariogeneral de gobierno.

    La proclama de instalacin de la Junta y el programa que se propone son de inters, porque dealgn modo quedan ah sealados un conjunto de temas que conformarn durante un largo tiempolos principios bsicos de la propuesta socialista chilena. Sus rasgos principales pueden resumirseen lo siguiente: 1) fuerte crtica a las clases dominantes a la que se caracteriza como una oligar-qua al servicio del capitalismo extranjero y no preocupada por las necesidades colectivas depueblo chileno; 2) denuncia de la condicin de miseria de los sectores populares; 3) fuerte crticaa la orientacin econmica liberal; y 4) denuncia del pre-dominio del capitalismo extranjero enla economa nacional. Por consiguiente se propone como objetivos: 1) liberacin econmica delpas respecto al capitalismo externo; 2) opcin econmica de orientacin socialista y nacionalistaconstructiva, economa nacional bajo control del Estado; 3) significativa importancia de la edu-cacin; 4) justicia social, expresada en el lema: alimentar al pueblo, vestir al pueblo y domiciliar al

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    pueblo, lo que ms tarde constituir la popular consigna de Pan, techo y abrigo.

    2.1932-1938. La Reconstruccin del Orden Poltico Nacional y la Consolidacin del Partido Socia-lista

    Si bien es cierto que la crisis del sistema poltico oligrquico puede datarse aproximadamente apartir de 1920, una serie de factores econmicos agravaron la situacin. Debe recordarse que

    el grueso de las entradas provena de las exportaciones salitreras y que esta economa, en susdistintas manifestaciones, tanto productoras como financieras, apareca estrechamente articuladaal sistema econmico ingls. Los efectos de la Primera Guerra Mundial fueron bastante graves;la invencin del salitre sinttico afect las posibilidades de las exportaciones chilenas de salitrenatural; la potencia inglesa haba perdido significacin en la Primera Guerra Mundial y empezaba aadquirirla -por lo menos en relacin a Chile- la economa norteamericana. El desplazamiento de losingleses por los norteamericanos era previsible a corto plazo, tanto en el campo financiero (despla-zamiento de la banca Rothschild) como en su calidad de agente financiador del Estado.

    Los problemas agudizaron las tensiones entre las distintas clases y grupos sociales. Estas se

    expresaron de distinta manera entre 1920 y 1932, pero lo que conviene subrayar es que el conflictopoltico se torna complejo por el hecho de que tambin en este perodo se producen importantescambios en la estructura social.

    Al interior de los grupos altos, el sector agrario, que haba sido uno de los elementos importantesde la coalicin oligrquica, fue obviamente afectado por la crisis; lo mismo puede decirse de lossectores financieros; adems, y vinculado a la cada de las importaciones, se fortaleca un inci-piente sector industrial. La capacidad de permanencia de la dominacin poltica de los sectoresaltos dependera de establecer nuevas alianzas, tanto externamente -relacin con Estados Unidosen vez de Inglaterra- como internamente, es decir, rearticulacin entre los distintos sectores de laburguesa y bsqueda de una alianza con los sectores medios.

    Las elecciones presidenciales de 1932 dan cuenta del nuevo panorama. La primera mayora laobtuvo Arturo Alessandri, apoyado por una coalicin de liberales, radicales y demcratas (187.914votos); la segunda mayora, Marmaduke Grove, apoyado por la Nueva Accin Poltica, por diversos

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    grupos socialistas y por una fraccin disidente del PC, la Izquierda Comunista encabezada porHidalgo, (60 856 votos); la tercera posicin electoral la ocup Hctor Rodrguez de la Sotta, del Par-tido Conservador (47 208 votos}: el cuarto Enrique Zaartu Prieto, apoyado por sectores liberalesy agrarios (42 885 votos) y el quinto lugar, Elas Lafferte, del PC (41218 votos).

    Los hechos a destacar son: 1) el fraccionamiento poltico electoral de los grupos altos, en dondeslo uno de ellos construye una salida poltica viable en alianza con los sectores medios; 2) la

    significacin que adquiere la opcin socia-lista, expresada en la candidatura de Grove, que obtienela primera mayora en Santiago y Valparaso, los dos lugares de mayor concentracin urbana y 3)la escasa significacin electoral del PC que hasta ese momento se identificaba con los sectoresobreros.

    Respecto a este ltimo hecho es de sealar que la crisis -y especialmente la crisis salitrera- produjouna fuerte cesanta y migracin de vastos contingentes obreros desde el norte minero a las ciu-dades del centro del pas y estos sectores, al parecer, reorientaron su conducta poltica adhiriendoen parte significativa a la opcin socialista.

    La tensin poltica pareca haber encontrado cauces ms institucionales don-de expresarse, noobstante el grado de conflicto segua siendo agudo. La derecha organiz las milicias republicanas,una de sus finalidades era evitar que los mi-litares se sintiesen nuevamente tentados a intervenir enla poltica, pero adems estaba constituida tambin para enfrentar los posibles desbordes popu-lares.

    El mismo gobierno de Alessandri quiere presentarse como un gobierno de orden y no titubeen tomar medidas drsticas en contra del movimiento sindical y del movimiento poltico opositor,recurriendo al expediente de las relegaciones por las que se vieron afectados, entre otros, Grove ySchnake, lderes del nuevo Partido Socialista.

    Adems, la poltica econmica de gobierno estuvo claramente marcada por la orientacin que leimprimi Gustavo Ross, el que aplic drsticas medidas para enfrentar los efectos de la crisis, lasque afectaron a los sectores medios y populares.

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    Otro hecho a destacar, en el contexto general de los aos treinta, es la presencia del nazismocomo movimiento poltico en Chile, lo que incorporaba un ingrediente de violencia organizada alconflicto social y al conflicto ideolgico-poltico.

    Tampoco las relaciones al interior de la izquierda -o ms concretamente, las relaciones entre elPartido Socialista y el Partido Comunista- estaban exentas de conflicto. El PC chileno haca suya laconsigna internacional de clase contra clase, lo que lo encerraba en una poltica obrerista y de

    fuerte conflicto con otras posiciones de izquierda, a las que se tildaba de factor de confusin y deintroduccin de desviaciones negativas en la poltica de la clase obrera. Esta posicin slo variara partir de 1935, cuando el PC chileno hace suya la nueva orientacin internacional que preconizala formacin del Frente Popular.

    Los hechos brevemente reseados contribuyen en gran parte a explicar el carcter del PS en elperodo y sus formulaciones ideolgicas. El PS intent aglutinar y expresar a un conjunto muy am-plio y heterogneo de sectores sociales, cuyo principio de unidad era la situacin conflictiva frenteal rgimen y el tipo de dominacin econmico-social existente. En una declaracin se estableca:la base del Partido Socialista proviene de la clase obrera, de los sectores medios, campesinos

    pobres, pequeos agricultores, peones, obreros simples, obreros calificados, artesanos, profe-sores, tcnicos, pequeos industriales, pequeos comerciantes, universitarios, es decir los queviven de su trabajo, salario, jornal o pequea renta. En la misma declaracin tambin se sealaba... no se viene a nuestro partido porque se sea intelectual u obrero, se viene porque se ha adqui-rido conciencia revolucionaria del actual momento histrico. En suma, el Partido Socialista, msque intentar ser la expresin poltica de una clase en particular, pretenda ser la expresin de unasituacin que se define como revolucionaria y en la cual los ms variados grupos podan participar.

    El Partido Socialista aceptaba como mtodo de interpretacin de la realidad al marxismo, peroagregaba, cautamente, que esta interpretacin era enriquecida por los aportes constantes del de-sarrollo de la ciencia, con lo cual no se encasillaba en dogmatismos demasiado rgidos. La oposi-cin social que conceba como fundamental era la que se daba entre clases poseedoras y clasestrabajadoras, permitiendo esta ltima acepcin la amplitud de reclutamiento a que ya se ha hechoreferencia; el tipo de economa que se preconizaba era el de una economa socializada, criterioque se opona a una concepcin liberal-individualista de la misma. Como expresin concreta del

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    carcter social de la economa, se postulaba la opcin de la planificacin econmica comoforma de introducir racionalidad y objetivos sociales a las metas econmicas. Claro est quela experiencia de la crisis y de la poltica seguida por el gobierno de Alessandri-Ross tena fuerteincidencia en lo que se postulaba.

    Otro elemento destacable de la propuesta socialista lo constitua su latinoamericanismo, rasgo queprovena de la influencia que ejerci el movimiento de reforma universitaria originado en Crdoba,

    Argentina -en 1918- y que perme la conciencia de los jvenes universitarios de la poca, muchosde los cuales pasaron a ocupar posiciones de liderazgo en el Partido Socialista. El latinoamerica-nismo se reforzaba con una postura antiimperialista, dado que el imperialismo afectaba por igual alos pases de la regin. Del enfrentamiento al imperialismo se derivaba la nocin de independen-cia nacional, lo que permita una propuesta que fuera ms all del puro inters de una clase,constituyndose de ese modo un objetivo supra-clasista. La afirmacin de un inters nacional (ylatinoamericano) por una parte y la tajante oposicin al sistema econmico imperante, legitimabanel distanciamiento crtico respecto a las dos formas de expresin del socialismo a nivel mundial. Ala socialdemocracia se le criticaba por su conformismo respecto a la dominacin capitalista y alcomunismo sovitico se le criticaba el que actuara slo en defensa exclusiva de los intereses de

    la URSS.

    El programa del Partido Socialista postulaba con fuerza propuestas como la nacionalizacin de lasfuentes de riqueza, expropiacin del latifundio y reforma agraria y daba gran importancia al desar-rollo de una poltica educacional. Esto ltimo apareca subrayado por la significativa presencia depersonas pertenecientes al magisterio entre la militancia socialista. Incluso, quizs, a eso mismopuede ligarse el nfasis laico del PS, que enfrentaba el poder que la iglesia ejerca en el mbitoeducacional.

    La postura del PS frente a la democracia merece algunos comentarios. Existe ciertamente unadesconfianza frente al rgimen institucional existente, lo que en alguna medida se explica porel carcter represivo que en algunos momentos asumi (por ejemplo Ranquil y la Corua), peroadems se tena dudas de la posibilidad de una evolucin democrtica en sentido progresista; laexistencia, por ejemplo, de las milicias republicanas, llevaba a considerar que las clases domi-nantes opondran una resistencia organizada a toda posibilidad de transformacin y cambio. De

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    hecho, el contenido de la democratizacin propuesta por los socialistas tena como centro unaorientacin anti-privilegios.

    La propuesta de conformacin del Frente Popular, formulada a fines de 1935, y uno de cuyos pri-meros pasos fue la creacin de la Central de Trabajadores Chilenos (CTCH) en 1936, dio lugara tensiones y polmicas entre el PS y otros grupos polticos y tambin al interior del propio PS.Muchos insistan en que la verdadera poltica del partido debera orientarse a la constitucin de

    la unidad de los desposedos, por lo que una poltica de amplia alianza como el Frente Popularera vista en trminos negativos. Otros se oponan al Frente Popular porque consideraban que eranecesario apurar la disolucin del centro poltico, en ese momento representado por el PartidoRadical, motejando de negativa la tendencia del centro a la bsqueda de compromisos que consi-deraban oportunistas.

    Un tercer sector destacaba la necesidad de agrupar el mximo de fuerzas para enfrentar lo que sepensaba era el dominio de la oligarqua expresada, principalmente, en la previsible candidatura deGustavo Ross. La ltima propuesta termin, despus de diversas circunstancias, imponindose,pero las otras dos permanecieron, incluso, como constantes de la poltica socialista, traspasando

    el momento en que se plantearon, y a menudo fueron esgrimidas como fundamentos crticos de losproblemas que generaban las experiencias de alianzas amplias.

    3. La Experiencia de Participacin Gubernamental. El Frente Popular (1939-1946)

    Lo que cabe destacar, entre los distintos hechos que tienen lugar en la experiencia de participacinsocialista en los gobiernos del Frente Popular, es la tensin que se constituye entre la opcin detransformacin desde el gobierno y la opcin de movilizacin de masas que, aprovechando la favo-rabilidad de la situacin poltica, pusiera en prctica la realizacin de sus demandas. El tema dela responsabilidad gubernamental versus el empuje de las masas fue un conflicto no resueltopor el PS y, de algn modo, volver a hacerse presente en otros momentos de la historia chilena,particularmente en el perodo 1970-1973.

    En cierta medida, los problemas de la colaboracin gubernamental quedan ejemplificados en he-chos tales como la activa participacin que cupo a los socialistas en la creacin y desarrollo de la

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    Corporacin de Fomento (CORFO) y la indudable incidencia que esta institucin tuvo en la pro-mocin del desarrollo nacional. Algo similar puede decirse respecto a la formacin de una polticanacional de salud (ministerio de Salvador Allende) o de la poltica educacional. La otra cara de estapoltica positiva se manifest, entre otros ejemplos, en la actitud frente a la sindicalizacin agraria.Como es sabido, los partidos que componan el Frente Popular acordaron no promover el desar-rollo de la sindicalizacin campesina con el fin de evitar mayores conflictos con la oposicin dederecha, pero tambin para evitar conflictos internos, especialmente con los sectores que dentro

    del Partido Radical aparecan vinculados a la propiedad agrcola.

    Por otra parte, las relaciones con los otros partidos que formaban la coalicin de gobierno distabande ser muy fluidas. Por ejemplo, el Partido Comunista, que no formaba parte del gabinete pero sera una de las bases importantes del acuerdo poltico, disputaba con el Partido Socialista el controly direccin de los sectores obreros organizados, de modo que a menudo se producan continuasfricciones entre ambos partidos. Las relaciones de conflicto se agudizaron por los problemas inter-nacionales, el pacto Molotov-Ribentrop suscrito entre la Unin Sovitica y la Alemania nazi en1939, agriaba las relaciones entre los socialistas -que enfrentaban al nazismo criollo- y los comu-nistas que adheran incondicionalmente a la poltica internacional de la URSS.

    Como se ha dicho, la experiencia de gobierno socialista suscitaba problemas internos. La crticatom cuerpo en el denominado inconformismo que se constituy como tendencia al interior delpartido. Estos denunciaban el reformismo del socialismo, la fuerte orientacin burocrtica queadquiran los cuadros dirigentes y el apetito burocrtico que empezaba a caracterizar a granparte de la militancia cuyo objetivo era poder participar de las prebendas que significaba la par-ticipacin en el gobierno. El inconformismo tambin denunciaba el control del partido por losburcratas, impidiendo de esta manera que se desarrollara una poltica ms autnoma para lossectores populares y menos dependiente de las restricciones que impona la responsabilidad ycolaboracin gubernamentales.

    El sector que defenda la participacin en el gobierno y al cual se le tildaba de colaboracionista,argumentaba que si bien era cierto que no todos los objetivos del partido se conseguan a travs dela participacin gubernamental, no era me-nos cierto que la presencia socialista y la responsabili-dad asumida -con los costos que eran inherentes- haban impedido el golpe de derecha, del cual el

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    ariostazo (intento de golpe militar del general Ariosto Herrera al inicio del gobierno de PedroAguirre Cerda) haba sido slo una expresin visible. Lo que se aduca era que la colaboracinsocialista haba salvado el rgimen democrtico y este era un indudable logro. Es de subrayar laexistencia de este argumento. Como se hizo mencin anteriormente, en sus inicios el PS haba ma-nifestado desconfianza respecto a las posibilidades que otorgaba un sistema democrtico, conce-bido de la manera tradicional, para llevar a cabo procesos de cambio y transformacin. Esta actitudse mantuvo en amplios sectores del partido, no obstante, otros estaban dispuestos a considerar

    como el mayor logro la preservacin de dicho sistema.

    Adems de los problemas que planteaba la situacin nacional, los temas internacionales contri-buyeron a plantear renovaciones ideolgicas al interior del PS. En el ao 1940 tuvo lugar unainteresante polmica que, de algn modo, reviva la confrontacin entre el viejo tronco anarquista-libertario de muchos de los fundadores del partido y las concepciones ms estrictamente marxistas.Au-gusto Pinto y E. Ballofet, entre otros, ambos de origen anarquista, plantearon que la guerra y lalucha contra el nazismo constituan una dimensin mundial de anti-autoritarismo, lo que implicabaque el socialismo deba hacer un esfuerzo de reafirmacin del valor y significado de la libertad, loque, a juicio de ellos, no estaba plenamente reivindicado en el marxismo y que incluso se expre-

    saba en ciertos contenidos autoritarios del programa y de la propuesta socialista chilena. Comodefensores de las posiciones ms ortodoxas figuraron, entre otros, Julio Barrenechea, Julio C.Jobet, Astolfo Tapia y Manuel E. Hubner.

    A esta polmica se sum un hecho poltico de carcter ms concreto. scar Schnake, uno de losprincipales dirigentes del PS y que haba sido su secretario general desde la fundacin hasta la in-corporacin al gobierno del Frente Popular, particip como representante del gobierno chileno en laConferencia Interamericana de La Habana de julio de 1940, en donde contribuy decididamente ala afirmacin de la opcin democrtica y al rechazo al nazismo. Schnake visit posteriormente Es-tados Unidos, cumpliendo una misin financiera de carcter oficial. Segn todos los antecedentes,Schnake qued favorablemente impresionado por la poltica del New Deal rooseveltiano, lo queincidi en un intento de reformulacin de algunas orientaciones ideolgicas del socialismo, enespecial en lo que al tema de la democracia se refiere.

    La posicin de Schnake, favorable a la defensa de la democracia frente al nazismo, repercuti en

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    un agudizamiento del conflicto con el Partido Comunista. La Unin Sovitica an mantenael pacto Molotov-Ribentrop y las gestiones de Schnake se consideraban como un negativo ali-neamiento con el imperialismo. Por otra parte, el Frente Popular no se atreva a alinear decidi-damente al gobierno chileno en una poltica anti-Eje y prefera mantener una orientacin de ciertaneutralidad en el conflicto. A esta orientacin no era ajena la presin de algunos grupos de la dere-cha en donde existan algunas simpatas por el Eje. Se argumentaba, adems, que la neutralidadgubernamental haca posible que el conflicto ideolgico mundial no se expresara con virulencia en

    el pas, introducindose de esta manera un factor ms de tensin y conflicto.

    El conflicto con el PC y las discrepancias con la orientacin del gobierno (de mayora radical) die-ron pie a la poltica de Schnake de romper la alianza con el PC y de retirar al Partido Socialista dela coalicin gubernamental. Las elecciones parlamentarias de 1941 incrementaron fuertemente lavotacin socialista y el partido, robustecido, reingres al gobierno. Por lo dems, las condicionesinternacionales haban cambiado, el ataque a la Unin Sovitica por parte de Alemania hizo cam-biar la posicin de los partidos comunistas a nivel mundial y el PC chileno adopt la nueva lnea.Lo mismo suceda con los otros partidos chilenos que trataban de acercarse ms a la posicin deEstados Unidos.

    Como es sabido, la Segunda Guerra Mundial profundiz la necesidad de transformaciones internasen Amrica Latina, que se vena manifestando desde la crisis de 1929.

    En Chile estas transformaciones tuvieron fuerte desarrollo en los gobiernos del Frente Popular yse expresaron en procesos de urbanizacin, industrializacin, desarrollo de infraestructura pblica,crecimiento de los servicios estatales y desarrollo y modernizacin del aparato burocrtico mismo.Junto a la transformacin econmica tena lugar una importante transformacin social y los dis-tintos sectores sociales, especialmente sectores medios y obreros, no slo adquirieron una fuertepresencia poltica sino que adems aumentaron considerablemente la capacidad de sus organi-zaciones. La experiencia de gobierno de los socialistas, y los hechos a los cuales se ha hechoreferencia, tuvieron como resultado la necesidad de que los socialistas no se conformaran slo conpropuestas de programa socialista y tuvieran que pronunciarse sobre temas mucho ms contin-gentes o elaborar propuestas de mayor viabilidad.

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    Uno de los temas que preocuparon fue el de la transformacin de la democracia institucional.Frente a la concepcin de una democracia basada en patrones liberales clsicos y de corte indivi-dualista, se propona la nocin de una democracia social disciplinada y dirigida. El fundamento dela idea era que la nueva sociedad requera una economa dirigida, cuyo complemento fuese tam-bin una democracia dirigida. La democracia se conceba como una democracia social, es decir,capaz de incorporar objetivos sustantivos a sus propuestas dejando de ser un sistema puramenteformal-institucional.

    Esto requera, a juicio de los socialistas, una reformulacin del tipo de orientacin y actividad delos partidos y especialmente del PS. El partido deba incorporar la idea de responsabilidad degobierno y, por lo tanto, ampliar su accin ms all de la movilizacin de las demandas de unsector determinado para poder hacerse cargo de los problemas nacionales.

    Tales propuestas fueron impulsadas, fundamentalmente, por scar Schnake, pero el desarrollo delos acontecimientos de algn modo impidi su maduracin.

    A la muerte de Pedro Aguirre Cerda lo sucedi en la Presidencia Juan Antonio Ros, que ampli

    hacia la derecha poltica su base de apoyo, incluyendo a los liberales en el gabinete. Otro meca-nismo al cual recurri a menudo fue el de los gabinetes tcnicos, a los que se incorporabanconnotados personajes de derecha en condicin de tcnicos. Las nuevas tendencias que seexpresaban en el gobierno agudizaron el descontento interno del PS. Schnake se alej del partidoy asumi un cargo de representacin diplomtica en el exterior, en tanto Marmaduke Grove pasa adquirir el predominio en el liderazgo. De hecho, los cuadros dirigentes del partido ocupaban ensu mayora funciones burocrticas a nivel de gobierno, de modo que el conflicto se transform enun enfrentamiento entre cuadros burocrticos estrechamente vinculados al rgimen y sectores quequeran recuperar al partido de sus errores, volviendo a ligarlo de manera ms decisiva con la claseobrera, que, por su parte, ya mostraba signos de descontento con la situacin general del pas. Elconflicto lleg a extremos graves, expulsndose a la casi totalidad de la direccin de la FederacinJuvenil Socialista que trataba de expresar el purismo del partido.

    La alternativa del Frente Popular pas a ser fuertemente cuestionada y se plantearon opciones quetenan como objetivo la polarizacin del descontento social existente, tratando de construir -para tal

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    objeto- un frente nico con el PC.

    El sector colaboracionista dirigido por el grovismo intent dar respuestas de carcter popu-lista, muchas veces despojadas de orientaciones ideolgicas claras, pero la divisin del socialismoya era inevitable. El breve interregno de Duhalde, a la muerte de Juan Antonio Ros (1946), agudizms los problemas y el socialismo, en franca crisis, qued reducido en las elecciones presiden-ciales de 1946 a su ms mnima expresin.

    4. De la Crisis de la Experiencia del Frente Popular a la Recuperacin de la Unidad

    Las diversas tensiones que se generaron por la participacin del PS en el Frente Popular se expre-san no tan slo en conflictos internos sino que se manifiestan en francas escisiones partidarias

    En mayo de 1940 gran parte del inconformismo se separ del PS y form el Partido Socialistade Trabajadores, encabezado por Csar Godoy Urrutia (buena parte de ellos ingresaron ms tardeal PC). En 1944, Marmaduke Grove formalizaba otra divisin formando el Partido Socialista Autn-tico. Como ya se seal, las elecciones presidenciales de 1946 reflejaron la fuerte crisis que sacu-

    da al PS; la candidatura de Bernardo Ibez fue un esfuerzo casi desesperado por mantener unacierta imagen de existencia socialista.

    No obstante, es de inters consignar que, en cierta medida, la crisis partidaria hizo posible elsurgimiento de una nueva generacin de dirigentes, que -a partir de ese momento- gravitarandecididamente en la orientacin poltica del socialismo chileno, entre otros, Ral Ampuero, AnicetoRodrguez, Salomn Corvaln, T. Chadwick.

    En los inicios del gobierno de Gabriel Gonzlez Videla los conflictos entre el PS y el PC, que enesos momentos eran miembros del gobierno, se agravaron y no estuvieron ausentes hechos deviolencia fsica. Pero los problemas no slo eran externos, la discusin interna segua siendo fuertey aguda. Un esfuerzo por superar los problemas lo constituy la elaboracin del programa de 1947,a cuya fundamentacin terica contribuy decisivamente Eugenio Gonzlez. Se perfil en esa fun-damentacin, con gran claridad, el contenido humanista de la propuesta socialista y la importanciacultural del socialismo como movimiento histrico. La postura anticapitalista sealaba la deshu-

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    manizacin que el capitalismo implica, pero al mismo tiempo se enfatizaba la transformacinburocrtica y autoritaria de modelo sovitico. Recoga la vocacin latinoamericanista del partido enuna propuesta de accin comn de los pases de la regin y se sealaba para Chile la necesidadde compatibilizar su desarrollo poltico, social y cultural -que se reconoca- con la necesidad de undesarrollo econmico vigoroso al servicio de las mayoras. La propuesta programtica recuper unsentido de identidad para los socialistas, el que haba sido puesto en peligro por todos los aconteci-mientos anteriores, pero, a pesar de ello, no pudo evitar el desarrollo de los conflictos internos que

    se agudizaron debido a cambios en la poltica nacional e internacional.

    La coalicin radical-comunista, con que se haba iniciado el gobierno de Gabriel Gonzlez, a pocoandar, fue ampliada, incorporando a los liberales. Poco ms tarde, el Partido Comunista era ex-cluido del gobierno y se incorporaba a los conservadores. La tensin con los aliados de ayer, elPC, se agudizaba y se manifestaba en huelgas y enfrentamientos al gobierno. Sectores socialistasencabeza-dos por B. Ibez y J.B. Rosetti, apoyados por dirigentes sindicales, propugnaban lacolaboracin con el nuevo esquema poltico; la CTCH se escindi en un sector que reconoca elliderazgo comunista (Bernardo Araya) y otro de liderazgo socialista (Bernardo Ibez).

    El partido intent conformar una nueva coalicin con la Falange, el Partido Radical Democrtico ylos Agrario Laboristas, tratando de introducir otra dimensin en la poltica nacional, no obstante losacontecimientos se precipitaban. La poltica internacional haba entrado por los cauces de la Guer-ra Fra, lo que dio mayor fuerza a la opcin anticomunista del gobierno de Gabriel Gonzlez V., queen 1948 promulg la Ley de Defensa de la Democracia que haca posible la represin poltica delPC, la que ms tarde, de hecho, se hizo extensiva a todo aquel que manifestara descontento conla situacin imperante, afectando a sectores de variadas tendencias y, obviamente, entre ellos alos socialistas.

    La Ley de Defensa de la Democracia y el anticomunismo provocaron la divisin socialista. El grupode Rosetti, Ibez y otros optaron por apoyar la poltica de Gabriel Gonzlez y colaboraron ministe-rialmente con el gobierno. El partido se escindi y el sector colaboracionista mantuvo el nombrede Partido Socia-lista de Chile (por decisin judicial); el sector que rechaz tal alternativa adoptel nombre de Partido Socialista Popular. Fue en este ltimo sector donde se inici un difcil perofructuoso proceso de recuperacin socialista. No obstante, los problemas volvieron a agravarse

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    cuando se hubo de optar entre las distintas alternativas presidenciales de 1952.

    La estructura de la sociedad chilena, a raz de las transformaciones experimentadas durante laSegunda Guerra Mundial y los aos inmediatamente posteriores, haba conocido un significativoavance de su proceso de industrializacin y un fuerte grado de desarrollo urbano, lo que se mani-fest por una creciente migracin desde las reas rurales hacia las urbanas. Los partidos polticostradicionales no fueron capaces de dar respuesta adecuada a las transformaciones que se haban

    producido. De algn modo la nueva situacin se expres en el abigarrado movimiento que reci-bi el nombre de ibaismo. En l aparecan entremezcladas nuevas y viejas figuras polticas, elsentimiento de variados grupos de sectores medios, artesanos, pequeos funcionarios, pequeoscomerciantes, personas que buscaban un cierto reconocimiento social y otros que teman perderlo,las mujeres irrumpan en la poltica y un hecho profundamente novedoso lo constitua la presenciade los pobladores o marginales que mostraban en el movimiento popular una faceta distinta ala clsica clase obrera organizada. Los contenidos ideolgicos eran extraordinariamente abigar-rados, predominaba un rechazo al sistema poltico-partidario vigente, adhesiones de tipo carism-tico respecto al lder del movimiento, aspectos de tradicionalismo autoritario y un tono generalque, por lo menos en la apariencia, lo asimilaba a otras experiencias conocidas como populismo

    latinoamericano, particularmente al peronismo argentino.

    El Partido Socialista Popular decidi adherir a este movimiento, pero importantes figuras -entreotras Salvador Allende- rechazaron esta alternativa para ingresar al PSCH generando, a la vez, uncambio en la orientacin de ste. El PSCH constituy una alianza con el PC y levantaron la alter-nativa de la candidatura de Salvador Allende.

    La fuerza del movimiento que expresaba el ibaismo se manifest en una aplastante victoria elec-toral. Ibez obtuvo aproximadamente el 48% de los votos, estando muy prximo a alcanzar lamayora absoluta.

    La participacin del PSP en el gobierno de Ibez fue de corta duracin, no obstante, es posiblesealar que tuvieron lugar una serie de hechos de gran significacin. Indudablemente el ibaismosignific un fuerte proceso de movilizacin popular, esto permiti al Partido Socialista reencontraruna nueva insercin de masas que los anteriores acontecimientos reseados casi le haban hecho

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    perder; por otra parte, el movimiento sindical -en su conjunto- recuper su unidad constituyen-do la Central nica de Trabajadores (CUT) en la que participaron las distintas corrientes ideolgi-cas y tendieron a agruparse tanto el sindicalismo obrero como el de empleados. El cuadro polticose reformul; el Agrario Laborismo, que haba surgido como gran partido del ibaismo, desplaz alPartido Radical pero no fue capaz de consolidarse de manera estable; poco ms tarde, fusionadoscon la ex Falange, daran origen a la Democracia Cristiana, cuya gravitacin poltica en el futurosera decisiva.

    En relacin al Partido Socialista, quizs lo ms importante era la valorizacin que haca de losmovimientos populares latinoamericanos. La revolucin guatemalteca (1944-1954), la revolucinboliviana de 1952, el apoyo de masas y sindical que tena el peronismo, fueron motivo de reflexinsocialista y el contenido nacionalista de los mismos reafirmaba la significacin de este tema enuna propuesta socialista latinoamericana. El argumento que se esgrima, claramente expresadoen el libro de O. Waiss, Nacionalismo y socialismo en Amrica Latina, sealaba que este tipo demovimiento -casi inevitable en la regin- constitua la mayor posibilidad de cambio existente. Sudestino, no obstante, dependera de que la condicin del mismo quedara entregado a fuerzasburguesas o pequeo-burguesas, en cuyo caso se frustraran, o que la conduccin quedase

    en manos de fuerzas de clara orientacin socialista, garanta de su continuidad revolucionaria ytransformadora.

    En esta revalorizacin de los movimientos populistas y nacionalistas latinoamericanos incida,adems, el valor que se otorgaba a las experiencias de des-colonizacin que se producan, al nivelmundial, a partir de la Segunda Guerra Mundial. El partido particip en la Segunda conferencia so-cialista asitica (1956) y con anterioridad tom contacto con la Liga de los comunistas yugoeslavos(1955). Lo mismo se hizo con los movimientos anticolonialistas y de liberacin nacional africanos,en especial con el movimiento argelino. Todas estas relaciones lo sensibilizaron a una postura decorte tercermundista, que en aquel momento apareca como una opcin anticapitalista, pero nosubordinada al movimiento comunista liderado por la Unin Sovitica. La influencia ejercida porla experiencia yugoeslava fue de extraordinaria importancia, apareca este como un socialismoautnomo y original, el tema de la autogestin, como forma de organizacin econmica, parecaindicar una salida novedosa a los riesgos de desviacin burocrtica de un socialismo en donde elEstado tuviese un control excesivo de la orientacin de la economa.

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    La sensibilidad poltico-ideolgica a los fenmenos latinoamericanos y mundiales aludidos, comotambin las ltimas experiencias nacionales, se tradujeron en orientaciones respecto a la polticachilena. Una de ellas fue la lucha contra el centro poltico, que se segua personificando en el Par-tido Radical. Si la opcin era la de un gran movimiento nacional y popular, deba asegurarse quela conduccin de este no quedara en manos de la burguesa y pequea burguesa, incapaces -ajuicio de los socialistas- de romper con el imperialismo y las fuerzas oligrquicas internas, y fuera

    asumido por una direccin socialista. Al mismo tiempo se estableca una pugna ideolgica al inte-rior de la izquierda y muy especialmente con el PC. Este ltimo preconizaba una poltica de Frentede Liberacin Nacional, de contenido antiimperialista y capaz de promover transformaciones, espe-cialmente en el agro semi-feudal. Para tal efecto, el arco de alianzas deba ser amplio, incorpo-rando en l a la burguesa progresista, a la que se supona con contradicciones con el imperia-lismo y con los grupos oligrquicos retardatarios. El Partido Socialista preconizaba la poltica deFrente de Trabajadores, que reconoca la necesidad de las tareas de la denominada revolucindemocrtica burguesa: desarrollo, autonoma nacional, industrializacin, reforma agraria, etc.,pero sealaba que la particularidad de Amrica Latina -y de Chile- estribaba en que tales objetivosno seran cumplidos por la burguesa, puesto que esta era dependiente del imperialismo y aliada

    de la oligarqua local.

    Sin embargo, a pesar de las diferencias, se aumentaron los contactos con el PC y otros grupos paraconformar un frente poltico de los sectores populares. Esto fructific con la formacin del Frentede Accin Popular -FRAP- en marzo de 1956. (Las relaciones con el PC se vieron mejoradas por laincidencia que tuvo el xx Congreso del PCUS en 1956 y la consiguiente denuncia del estalinismo).

    Al interior del FRAP participaba el sector socialista que reciba el nombre de Partido Socialista deChile, pero, dados los nuevos acontecimientos, se agilizaron los contactos entre el PSP y el PSCHcon el fin de promover la unidad entre los dos sectores del socialismo. Esta se lograra en 1957.

    5. Los Elementos Ideolgicos del Socialismo Unificado

    En 1958 el Partido Socialista se encontraba ya unificado y enfrent las elecciones presidencialespostulando la candidatura de Salvador Allende en una alianza poltica, el FRAP, que de hecho

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    exclua un papel de importancia de los partidos del centro poltico. La eleccin del 58 ubic alas fuerzas de izquierda como segunda fuerza electoral, siendo quizs el hecho decisivo la divi-sin del centro poltico en dos candidaturas, una expresin del Partido Radical y la otra de laDemocracia Cristiana. Hacia adelante pareca constituirse una polarizacin poltica entre derechae izquierda, o por lo menos as lo pensaban muchos socialistas e intentaban actuar en ese sentido.Las notas dominantes hasta 1964, aproximadamente, estn dadas en el pensamiento socialistapor una acentuacin de las posturas de tipo marxista, aunque no se pretende transformarlo en un

    dogmatismo cerrado, aducindose que la particularidad de la situacin latinoamericana obliga ainterpretaciones novedosas dentro de un esquema general. Es notoria tambin la influencia de unatemtica que intenta comprender las intrincadas relaciones que se producen entre situaciones dedesarrollo y de subdesarrollo y la propuesta socialista tiende a ser, en lo fundamental, una propo-sicin de estrategia para impulsar el desarrollo. En el campo internacional el PS rechaza la ideade la confrontacin entre campo socialista y campo capitalista, lo que, a su juicio, reduce peli-grosamente la contraposicin capitalismo-socialismo a un enfrentamiento entre bloques militaresque subordinara, negativamente, las posibilidades transformadoras -en el orden mundial- que sederivaran del proceso de liberacin de sectores y pases no necesariamente implicados en eseenfrentamiento. Se postulaba que slo la superacin de una poltica de enfrentamiento de bloques

    hara posible el desarrollo de una situacin de paz mundial favorable a las transformaciones pro-gresistas que se requeran.

    Las diferencias respecto al carcter de los procesos de transformacin latinoamericanos y chile-nos, como tambin respecto al carcter del enfrentamiento internacional, separaban ntidamentelas posturas del PC y del PS chilenos, no obstante, la unidad poltica se mantena y a pesar de losconflictos se reforzaba.

    Como se ha dicho, los socialistas aparecan fuertemente sensibilizados por los procesos de movi-lizacin popular que tenan lugar en los pases del Tercer Mundo, por consiguiente, es de intersconsignar el modo con que elaboraron su postura frente al carcter de la revolucin latinoameri-cana y la concepcin que tuvieron de la posible revolucin chilena.

    Rechazaban la idea de una imposicin arbitraria de una opcin socialista lo que -dada la par-ticular situacin de las mayoras populares latinoamericanas- habra significado una imposicin

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    autoritaria. La revolucin que se preconizaba era ni burguesa ni socialista estricto sensu.Muchas de las tareas de la revolucin burguesa, como la consolidacin del Estado nacional, latransformacin agraria, el mximo desarrollo de las fuerzas productivas, el progreso cientfico tc-nico, el desarrollo industrial, eran objetivos vigentes en la mayor parte de los pases latinoamerica-nos, pero estos objetivos tendran que conseguirse con la movilizacin de fuerzas sociales distintasde la burguesa, porque esta, por su dependencia, careca de impulso creador y haba perdido suindividualidad careciendo por ende, de un papel histrico significativo.

    Pero tampoco la revolucin latinoamericana sera una revolucin integral-mente socialista y sealuda al hecho de que las condiciones de subdesarrollo, y principalmente el atraso estructural,hacan imposible aun las formas de produccin y de vida que implica el socialismo. Era necesa-rio, entonces, crear previamente las condiciones que hicieran posible el socialismo, acelerando elcrecimiento de la economa y permitiendo su mxima expansin. Quienes pondran en marcha talproceso seran el conjunto de los trabajadores, La opcin poltica se conceba como revolucindemocrtica de los trabajadores > Los objetivos principales se resuman en los siguientes puntos:Una revolucin hacia el socialismo: en el sentido de crear las condiciones que, en el futuro inme-

    diato, hicieran posible tal alternativa.

    Contenido antiimperialista: recuperacin de las riquezas bsicas que estaban bajo control externo.Carcter anti-feudal: con este trmino se haca referencia al atraso de la estructura agraria y alpredominio del latifundio. Se propiciaba su modificacin cambiando el rgimen de propiedad y deexplotacin de la tierra.Carcter clasista: se sealaba que la clase trabajadora (en otras partes ya se ha hecho referen-cia a la amplitud que se daba a este concepto) por no estar comprometida con el orden existentedeba dirigir el proceso, buscando alianzas con otras fuerzas sociales (burguesas y pequeo-bur-guesas) no comprometidas con el imperialismo y la oligarqua, que pudieran insertarse en losplanes del proceso de transformacin.Carcter democrtico: que se cumplira en la ampliacin de la soberana popular y redefinicin dela accin del Estado en funcin de las mayoras nacionales. La democracia se perfeccionara enla medida en que el poder econmico pasara de manos de las minoras nacionales y externas amanos de la comunidad.Carcter humano: se sealaba que el progreso alcanzable debera estar pues-to fundamental-

    mente al servicio de la dignificacin del hombre.

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    Carcter americano: se propugnaba, no una simultaneidad de la revolucin democrticade trabajadores para Amrica Latina, pero s un proceso de integracin econmica que hicieraposible una accin conjunta de los pases latinoamericanos.

    Se sealaba que el proceso no sera, necesariamente, conducido en todos los pases latinoameri-canos por partidos socialistas, por lo que era necesario abrirse a la comprensin y apoyo de losdistintos movimientos nacionalistas y de liberacin que tenan lugar en el continente.

    A partir de estos elementos se intentaba un diagnstico de la sociedad chilena y una propuestapoltica. Se consideraban como elementos significativos de la estructura econmica el atraso agra-rio, el carcter incipiente del sector industrial, especialmente el sector privado, su atraso tcnicoy escasa modernizacin como asimismo el carcter monoplico que en algunos sectores presen-taba. El sector comercio apareca hipertrofiado y la minera en su mayor parte en manos del capitalextranjero.

    A esa estructura econmica corresponda una estructura social, cuyos rasgos eran la existencia deun campesinado pauperizado, los pequeos propietarios y arrendatarios agrcolas tambin estaban

    sometidos a una situacin de pobreza y subordinados a los grandes propietarios. Los latifundistasy empresarios agrcolas orientaban sus utilidades a inversiones especulativas o a otras actividadeseconmicas distintas de la agraria.

    El desarrollo industrial y minero haba generado un proletariado cuya capacidad de organizacin sevaloraba positivamente. No obstante, el empresariado tenda a la especulacin y a ligarse con elimperialismo extranjero, vinculndose a la banca, al comercio y a las inversiones en bienes races.Se consideraba que los grupos verdaderamente capitalistas an eran demasiado escasos ydbiles. A la pequea burguesa y sectores medios se le reconoca su importancia cuantitativa,pero se postulaba que su propia heterogeneidad les haca difcil asumir un papel de conduccin enlos procesos de cambio, tanto de la estructura econmica como social.

    El sistema poltico chileno, expresado en los distintos partidos, se consideraba representativo delos diversos intereses que cada uno de esos grupos significaba, pero, de hecho, estaba diseadopara dificultar la expresin de las fuerzas progresistas representadas por los trabajadores. Se

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    consideraba que los vicios polticos y administrativos, la anarqua sostenida en materia deordenamiento econmico, la vacilacin y entreguismo que caracterizan nuestra poltica internacio-nal y la actitud represiva en el orden gremial eran aspectos constitutivos de la poltica existente.

    Se subrayaba, entonces, la necesidad de impulsar un vigoroso crecimiento econmico, para lo cualera necesario transformar la estructura existente y generar una fuerza poltica capaz de superar laincapacidad de los grupos sociales hasta ese momento privilegiados. La propuesta alternativa se

    constitua a travs de: a) Un programa de planificacin del desarrollo econmico que modificara lapropiedad de la tierra, actuara contra los monopolios, constituyera un sistema tributario progresivo,orientara la inversin en trminos de las necesidades ms urgentes, diversificara la produccin,controlara el crdito, permitiera el control del Estado del comercio externo y propiciara el rescatede las riquezas bsicas en manos extranjeras, b) Una modificacin de la poltica internacional quepro-pendiera a la integracin latinoamericana, c) Una poltica de trabajo y previsin social que, atravs de una poltica de remuneraciones, mejorara la situacin de los ms desfavorecidos, gene-rando adems, un sistema de seguro social y colectivo opuesto a las pautas de seguro privado eindividual, d) En el orden poltico, derogacin de toda legislacin represiva, ampliacin de la basedemocrtica del Estado (extensin del derecho de sufragio) y garanta constitucional de los dere-

    chos sociales.

    La propuesta ideolgico-programtica, que con alguna extensin hemos consignado, constituy unelemento de identidad del PS e influy en las formulaciones generales de la izquierda, no obstante,la agudizacin del conflicto poltico nacional y la influencia en Amrica Latina de la RevolucinCubana, exageraran muchos de los planteamientos y versiones extremas apareceran en el inte-rior del PS lo que, indudablemente, tendra serias repercusiones en su conducta poltica concreta.

    6. La Influencia de la Revolucin Cubana y el Desafo de la Modernizacin Capitalista

    La influencia de la revolucin cubana empez a manifestarse con fuerza al interior del PS y espe-cialmente entre sus sectores ms jvenes. Al inicio de la revolucin y hasta 1962, el procesocubano pareca un fenmeno similar a los movimientos nacionalistas y populares latinoamericanosque siempre haban contado con las simpatas del PS. A partir de 1962 la revolucin cubana sedeclaraba socialista, aunque an existan expectativas de que su tipo de socialismo conformara

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    una especie de socialismo tercermundista con un apego menor -o dicho de otra forma- concierto grado de autonoma respecto al modelo sovitico. Por otra parte, la simpata socialista se le-gitimaba frente a la desconfianza inicial que los partidos comunistas en general, incluido el chileno,haban manifestado en los momentos de enfrentamiento de la guerrilla cubana -tanto rural comourbana- a Batista; en muchos casos el calificativo del PC fue que se trataba de una insurgencia quebordeaba peligrosamente el aventurerismo pequeo-burgus,

    Chile, en 1964, enfrentaba la proximidad de las elecciones presidenciales y la poltica de EstadosUnidos, que haba lanzado ya la Alianza para el Progreso como una frmula de desarrollo y moder-nizacin capaz de contener los mpetus de transformacin que queran expresarse por va revolu-cionaria. Estos hechos contribuan a polarizar las opciones polticas.

    La revolucin cubana no slo actuaba como modelo de sociedad capaz de llevar a cabo un decididoproceso de transformacin, sino que, tambin difunda toda una estrategia de toma de poder, quebasada en el foco guerrillero y en la posibilidad de la insurgencia campesina se opona a la ideade las opciones electorales como forma poltica para alcanzar el poder. El libro de Regis Debray,Revolucin en la revolucin, alcanzara una extraordinaria difusin, creando una verdadera mitolo-

    ga de la revolucin y generando dudas acerca del papel de sectores que antes se considerabandecisivos -como por