apuntes para una lección sobre las categorías

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ARTÍCULO Apuntes para una lección sobre las categorías ROBERTO TORRET T I Universidad de Puerto Rico en Río Piedras Institut International de Philosophie Doctor en Filosofía Resumen Una rápida mirada a las categorías en Aristóteles y Kant, seguida de indicaciones desde una perspectiva contemporánea. Palabras clave: categorías, sustancia, Aristóteles, Kant, Kuhn, Foucault, Strawson, epistemología histórica. Abstract A glimpse at categories in Aristotle and Kant, fol- lowed by some indications from a contemporary perspective. Key words: categories, substance, Aristotle, Kant, Kuhn, Foucault, Strawson, historicizing epistemology.

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Roberto Torreti

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  • ART

    CU

    LO

    Apuntes para una leccin sobre las categoras

    RobeRto toRRet t i

    Universidad de Puerto Rico en Ro Piedrasinstitut international de PhilosophieDoctor en Filosofa

    Resumen

    Una rpida mirada a las categoras en Aristteles y Kant, seguida de indicaciones desde una perspectiva contempornea.

    Palabras clave: categoras, sustancia, Aristteles, Kant, Kuhn, Foucault, Strawson, epistemologa histrica.

    Abstract

    A glimpse at categories in Aristotle and Kant, fol-lowed by some indications from a contemporary perspective.

    Key words: categories, substance, Aristotle, Kant, Kuhn, Foucault, Strawson, historicizing epistemology.

  • ART

    CU

    LO

    1 Nietzsche, KGW, iii-2: 254 s.

    Apuntes para una leccinsobre las categoras

    RobeRto toRRet t i

    1. en un escrito pstumo, Federico Nietzsche propuso esta fbula: en el universo

    centelleante con innumerables sistemas solares hubo alguna vez, en un rincn apar-

    tado, un astro donde animales inteligentes inventaron el conocer. Fue el minuto ms

    soberbio y embustero de la historia universal; pero solamente un minuto. tras unos

    pocos latidos de la naturaleza, el astro se congel y los inteligentes animales tuvieron

    que morir.1

    2. el punto de vista transmundano desde el cual est narrada esta fbula me parece

    absurdo, pero ella expresa, con todo, dos hechos innegables. en primer lugar, el cono-

    cer ocurre a partir de cierto momento en el curso del devenir universal y se extinguir

    sin remedio si no se mantienen ciertas condiciones trmicas bastante restringidas. Por

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    otro lado, al comprimir metafricamente en un minuto toda la historia humana, la f-

    bula elude la principal dificultad de una comprensin histrica del conocer, a saber, que

    este no surge o se inventa de una vez por todas, sino que est surgiendo o inventndose

    y resurgiendo y reinventndose durante todo ese tiempo que dura.

    3. Hay quienes, ofuscados por la tradicin platnica de la filosofa, sostienen que la

    historicidad es irreconciliable con la naturaleza propia del conocer. Por mi parte, pienso

    que, para que una palabra no quede cesante, hay que aplicarla a algo que est a nuestro

    alcance; y que el nico candidato accesible a la designacin con el trmino conocer es el

    proceso histrico del conocer humano.

    4. en esta ocasin quiero que reflexionemos sobre la historicidad del conocer enfo-

    cando una de las doctrinas principales de la filosofa moderna del conocer, segn la cual

    el conocer humano descansa en y se arma en torno a ciertos conceptos primordiales o

    categoras.

    5. Categora significa primariamente acusacin o imputacin; de donde atribu-

    cin o predicacin. La palabra categora entra en la literatura filosfica en la frase

    de Aristteles , figuras (esquemas) de la atribucin (predica-cin). Aristteles se refiere a ellas en varios pasajes, en que da listas de las mismas. Las

    dos listas ms largas, presentadas en el cuadro, contienen respec tivamente diez y ocho

    esquemas de la categora. obsrvese que varios miembros de cada lista se enuncian en

    la forma de preguntas que cabe hacer respecto del ente en cuestin.

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    Categoriae, 1b26-27 Metaphysica, 1017a25-27 substancia2 qu es? cunto? cul? cul? cunto? respecto a respecto a dnde? hacer cundo? padecer yacer dnde? tener cundo? hacer padecer

    6. en la literatura filosfica es costumbre llamar categoras lo que Aristteles llam

    esquemas de la categora. en la edad Media latina, que conoca mal el griego, esta de-

    nominacin dej de percibirse como una metonimia. Se habla entonces de las categoras

    de substancia, cantidad, cualidad, relacin, lugar, tiempo, estado, hbito, accin, pasin

    (en el orden de Categoriae 1b).

    7. en el pasaje de Metafsica 1017a, Aristteles describe las distintas figuras de la atri-

    bucin como otros tantos modos de significar el ser de aquello a que la atribucin se re-

    fiere. en el pasaje de Categoras Aristteles declara que los portadores de estos signifi-

    cados son en cada caso vocablos simples dichos sin combinacin ( ) como hombre, buey, corre, triunfa (1a18); o sea, trminos. Lo dicho en combinacin

    ( ), consiste justamente en combinaciones de estos trminos, como el hombre corre, el hombre triunfa esto es, lo que Kant llam oraciones (Stze) o juicios

    (Urteile), Russell llam proposiciones (propositions) y hoy se prefiere llamar asevera-

    ciones (statements).

    2 Sustancia (en latn, substantia) es la traduccin, firmemente arraigada por veinte siglos de historia, de la voz griega , derivada del verbo que significa ser. La escribo entre comillas porque no creo que sea una traduccin afortunada. Literalmente, substantia, lo que est bajo equivale a , lo subya-cente, el substrato; mientras que corresponde a esencia (essentia), un trmino tradicionalmente utilizado para traducir la expresin aristotlica (literalmente lo que es ser [scil. para cada cosa]). esta confusin est muy lejos de ser la peor que hemos here-dado del medioevo cristiano y, a diferen-cia de otras de mayor relevancia prctica, se puede perfectamente vivir con ella.

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    8. Segn Kant, cada categora o concepto fundamental del entendimiento regula

    una de las formas bsicas de combinacin (Verbindung) de las presentaciones sensibles

    (sinnliche Vorstellungen). Hay, por tanto, una correspondencia biunvoca entre esos con-

    ceptos y los distintos tipos de aseveraciones reconocidos en la lgica. Por eso, la familiar

    clasificacin lgica de las aseveraciones (juicios) nos da, segn Kant, un hilo conductor

    para determinar la lista completa de las categoras en vez de recogerla a la buena de

    Dios como Aristteles. el cuadro siguiente presenta las doce categoras reconocidas por

    Kant alineadas frente a los doce tipos de juicio reconocidos por l.

    Juicios3 Categoras4

    Cantidad universales Cantidad universales

    particulares particulares

    singulares singulares

    Cualidad afirmativos Cualidad realidad

    negativos negacin

    indefinidos limitacin

    Relacin categricos Relacin inherencia y subsistencia (substancia y accidente)

    hipotticos causalidad y dependencia (causa y efecto)

    disyuntivos comunidad (interaccin entre agente y paciente)

    Modalidad problemticos Modalidad posibilidad/imposibilidad

    asertricos existencia/inexistencia

    apodcticos necesidad/contingencia

    3 Kant, Crtica de la razn pura, 9 (A 70/b 95).

    4 Kant, Crtica de la razn pura, 10 (A 80/b 106).

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    9. Las categoras de Aristteles reaparecen bajo otros nombres en la lista de Kant. Pero dos han desaparecido sin trazas: dnde y cundo, porque Kant encasilla las deter-minaciones espaciales y temporales bajo lo que llama formas de la sensibilidad. Por otra parte, la lista incluye tres categoras posibilidad, actualidad y necesidad (y sus ne-gaciones respectivas) que corresponden exactamente a las modalidades aristotlicas.

    10. el sistema kantiano del espacio, el tiempo y las categoras se ofrece como un marco compartido por la experiencia cotidiana del hombre comn y la experiencia cientfica.

    11. el sistema kantiano del espacio, el tiempo y las categoras no slo funde y confunde inde bidamente lo que habra que mantener distinguido. Adems, se queda corto a la hora de concebir la estructura de la experiencia literaria, artstica, moral, etc.

    12. Pero lo ms chocante, desde nuestra perspectiva, es la pretensin de que el siste-ma es fijo. en el siglo XX, la teora de la relatividad y la mecnica cuntica demostrarn que se puede hacer fsica con xito prescindiendo de las condiciones kantianas de la po-sibilidad de la experiencia.

    13. enfrentados a la caducidad del sistema kantiano del espacio, el tiempo y las cate-goras, los filsofos de siglo XX han seguido distintos caminos:

    (A) Algunos tratan de preservar al esquema kantiano de formas a priori de la sensibilidad y el entendimiento, salvndolo de la contingencia histrica por la va de ascender a un nivel de abstraccin ms alto. Un ejemplo es la doctrina de la forma de la externalidad patrocinada por bertrand Russell en su obra juvenil Fundamentos de la geometra (1897).

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    (b) Para el empirismo lgico, el conocer fluye de los datos de los sentidos, y si hay

    una estructura conceptual ordenadora se trata slo de un esquema puramente conven-

    cional para codificar la informacin de una manera econmica y abarcable.

    (C) otros ven la historia del conocer como una sucesin de esquemas con-

    ceptuales o marcos categoriales incomunicados e inconmensurables. Aunque mis

    palabras evocan los paradigmas de thomas Kuhn, la concepcin a que me refiero est

    mejor representada por Michel Foucault y sus epistemes.

    (D) en su libro Individuos: Ensayo de metafsica descriptiva (1959), Sir Peter

    Strawson habla de un ncleo masivo central del pensamiento humano que no tiene

    historia o por lo menos no tiene una registrada en las historias del pen samiento, pues

    hay categoras y conceptos que, en su carcter ms fundamental, no cambian en ab-

    soluto. [] Son los lugares comunes del pensamiento menos refinado; y sin embargo

    forman el ncleo indispensable del equipo conceptual de los seres humanos ms sofisti-

    cados (p. 10). en torno a este ncleo se organiza, a travs de los siglos, la vida comn y

    corriente. el pensamiento cientfico no contiene nada que sea capaz de competir con la

    universalidad y la estabilidad de este hard core. Para la escuela filosfica oxoniana a que

    perteneca Strawson, esto quiere decir que el discurso cientfico es parsito del discurso

    cotidiano y debe subordinrsele cuando se trata de hablar de la realidad. La filosofa del

    lenguaje ordinario invierte as la jerarqua establecida a comienzos de la edad moderna

    por Galileo, Descartes, y sus sucesores, y que todava prevalece hoy entre los partidarios

    de la llamada visin cientfica del mundo.

    14. La doctrina russelliana de la forma de la externalidad aludida en 13(A) sustitua

    la geometra euclidiana que segn Kant caracteriza la forma de nuestro sentido exter-

    no con las geometras mximamente simtricas (geometras de curvatura constante)

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    descubiertas en el siglo XiX. La experiencia permitira elegir entre la geometra hiper-

    blica (de curvatura constante negativa), parablica o euclidiana (de curvatura cero) y

    elptica (de curvatura positiva). Cuando einstein enmarc su teora de la gravedad (1915,

    1916) en una geometra de curvatura variable, la doctrina de Russell (1897) qued rele-

    gada a un rincn oscuro del desvn de la historia. el propio Russell (1959, pp. 39s.) califi-

    c ms tarde su libro primerizo como un poco tonto (somewhat foolish) por haber decla-

    rado imposible una estructura geomtrica como la postulada menos de veinte aos ms

    tarde por einstein. Columbro que cualquier otro intento ad hoc de vindicar la fijeza de

    las formas kantianas de la sensibilidad y el entendimiento correr una suerte parecida.

    15. La filosofa del empirismo lgico presupone el dogma de la inmaculada percep-

    cin, no mancillada por conceptualizaciones e interpretaciones. Kant ya dese ch este

    supuesto del empirismo humeano. en el siglo XX, la historia filosfica de las ciencias

    naturales lo ha refutado en detalle.

    16. Las influyentes obras de Kuhn (1962) y Foucault (1966) han contribuido decisiva-

    mente a crear, en las minoras educadas, una conciencia de la historicidad de las cien-

    cias (fortaleciendo, de paso, la creciente aceptacin de la historicidad de la moral). Sin

    embargo, una reflexin diligente sobre la prctica cientfica efectiva no permite docu-

    mentar convincentemente la pretendida inconmensurabilidad entre los paradigmas

    kuhnianos, o la ruptura e incomunicacin total entre las epistemes foucaultianas. es

    comprensible que, para llevar adelante su justificado ataque contra las certezas tradi-

    cionales, estos autores adoptasen formas de expresin exageradas y un tanto crudas.

    Pero una vez aceptado el meollo de su enseanza, es preciso matizarla. Los inconmen-

    surabilistas estaran en lo cierto si nuestro entendimiento fuera un sistema ceido en

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    que el menor cambio en cualquier concepto funda mental trajera consigo desplazamien-

    tos semnticos en todos los dems. en tal caso, las revoluciones de la ciencia bsica

    sacudiran y quebrantaran las races mismas de la referencia, y no sera posible que

    teoras cientficas sucesivas conceptualmente diversas versen en rigor sobre las mismas

    situaciones objetivas ni compitan por la corro boracin de la misma evidencia emprica.

    Pero nuestra razn humana no es la mquina de guerra rgida, de una sola pieza y con

    un solo propsito, que han fantaseado algunos filsofos, sino un atado, improvisado y

    polifactico, de empresas intelectivas.5

    17. Aqu es donde me parece que la doctrina de Strawson, esbozada en el 14(D), puede

    sernos til. Aunque yo no hablara de un cuesco duro (hard core) del pensamiento y el

    discurso humanos, sino ms bien de una greda blanda (soft clay), que perdura gracias a

    su misma flexibilidad. La moderna inteleccin de fenmenos naturales mediante teoras

    fsicas segrega metdicamente el dominio de cada nueva teora del amplio trasfondo de

    la experiencia, articulado por el sentido comn y la ciencia anterior. tener un alcance

    limitado aunque no se sepan exactamente sus lmites es pues una caracterstica de

    todas las teoras fsicas (sin la cual, por lo dems, no seran eficaces). Ninguna teora

    fsica pretende ofrecer una inteleccin global de la realidad. el fsico que reemplaza

    una teora por otra sigue viviendo en el mismo barrio, trabajando en el mismo instituto,

    viajando diariamente de ida y de vuelta a su casa y su oficina por la misma vieja ruta

    mientras reflexiona sobre la poltica de su pas, el temperamento de su hija adolescente

    o las fallas de su coche a la luz de los mismos conceptos de siempre (sociales, morales

    o mecnicos de bajo nivel). el dicho de Kuhn, segn el cual despus de una revolucin

    los cientficos responden a un mundo diferente6 es una consigna publicitaria vacua o

    un testi monio de que el autor malentendi la naturaleza y alcance de las teoras fsicas.7

    5 De hecho, el propio Kant, que tanto su-brayaba la ndole pretendidamente siste-mtica de nuestro tinglado categorial, se dio cuenta de que la inteligencia cientfica no puede comprender nuestra vida moral y nuestra experiencia del arte, y proclam la separacin de estas esferas de la razn (cf. Cordua y torretti, Variedad de la ra-zn: Ensayos sobre Kant, 1992).

    6 Kuhn 1962, p. 111.

    7 Los fundadores de la fsica matemtica abandonaron el sistema aristotlico que ciertamente constitua una visin del mundo y no una teora fsica. Pero esto no quiere decir que hayan dejado el mundo en el cual ellos y sus antepasados haban vivido hasta entonces. Pues no era un mundo aristotlico y nadie, ni siquiera Aristteles, haba sido capaz de ver todo lo que contiene como lo representa la visin aristotlica. Ni los desalojos de teoras que la fsica ha conocido repetidamente desde el siglo XVii implican en y por s mismos un cambio de visin del mundo, pues ni las teoras desalojadas ni las que entran a reemplazarlas se han referido nunca al mundo ni han entraado una visin definida del mismo. esto vale incluso por cierto para la cosmologa fsica, que da cuenta de ciertos fenmenos mediante hiptesis concernientes a la estructura global del espacio-tiempo y sus etapas ms tempranas, pero de ninguna manera pretende como las antiguas cosmologas filosficas trabar conocimiento de la ex-periencia humana en toda su plenitud.

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    el dicho de Kuhn sera sin duda verdadero y trivial si un mundo diferente desig-

    nara meramente el dominio peculiar de la teora revolucionaria. Pero incluso bajo esta

    interpretacin caritativa la frase puede inducir a error. Pues el dominio de una teora

    fsica revolucionaria normalmente se concibe de modo que incluya el dominio de la

    teora anterior que se trata de superar. La nueva teora da cuenta de los xitos de la

    anterior a la vez que traza sus lmites. As, las teoras de la fsica matemtica tpicamen-

    te no desalojan a sus predecesoras salvo para alojarlas permanentemente en el nicho

    epistmico apropiado (Rohrlich y Hardin 1983). el fsico innovador tiene que ser capaz

    de referirse al dominio antiguo para repensarlo como una parte propia del nuevo. Pero

    esto no puede sorprendernos, a menos que nos figuremos a los cientficos como en la

    caricatura que traz Kuhn comparndolos a fan ticos reli giosos, prontos a convertir-

    se de un modo de pensar a otro, pero incapaces de retener dos juntos en el monorriel

    que llevan en la cabeza. en el mundo real, claro est, los creadores de nuevas teoras

    fsicas fueron entrenados en las teoras previas y a menudo ha sido reflexionando crti-

    camente sobre ellas que descubrieron la manera de sobrepasarlas. Adems, todos los

    campos especiales de investigacin tienen que ser accesibles desde el mismo trasfondo

    general de la vida humana.8 No defiendo la opinin corta de vista segn la cual las teo-

    ras fsicas no tienen otro propsito que el de integrar fragmentos o rasgos selectos del

    trasfondo comn en una red de clculos. Pero esto no implica negar que el trasfondo

    est ah, mal entendido, turbador incluso, como un ocano neblinoso que une los islo-

    tes relucientes de teora.9

    8 Por ejemplo, un relavista y un partida-rio del ter deban trabajar con interfe-rmetros construidos bajo las mismas especificaciones y quizs por el mismo fabricante o leer sobre el experimento de Michelson y Morley en el mismo nmero e incluso en el mismo ejemplar de The Philosophers Magazine.

    9 Agradezco a Alex ibarra y Jos Santos la oportunidad de dar a conocer este bos-quejo en La Caada. Lo redact durante la dcada de 1990, pero no s exacta-mente cundo. el texto guardado en mi disco duro terminaba con este prrafo: 14. Comentarios crticos a las alternati-vas (A), (b) y (C). intento de elucidar mi posicin ante la alternativa (D). Hoy, 22 de julio de 2010, he desarrollado este punto bajo los nmeros 14-17. en el 16 y el 17 he traducido o parafraseado pasajes de torretti (1990), pp. 79-81, que nunca se han publicado en castellano.

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