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Dirección de Formación Continua Dirección de Educación de Adultos
JORNADAS INSTITUCIONALES- EDUCACIÓN DE ADULTOS
DICIEMBRE 2019
La Evaluación Institucional
“Mirar juntos el proceso de trabajo colectivo”
Estimados Directivos:
En el contexto del cierre de fin de año y sabiendo del trabajo sostenido que han desarrollado
durante este ciclo lectivo compartimos con ustedes algunas orientaciones que permitan
desarrollar la última jornada institucional 2019.
Es nuestro interés que esta jornada sea diseñada por ustedes respetando el proceso de
finalización del año y cada realidad institucional, razón por la cual compartiremos sólo algunas
sugerencias y un material teórico de soporte (disponible al finalizar este documento) confiando
en que siendo ustedes los que conducen la institución sabrán optar por una modalidad de
jornada adecuada.
Este formato que compartimos es suficientemente amplio para ser trabajado tanto para
primaria como para secundaria.
Son objetivos de esta Jornada:
- Reflexionar sobre el proceso de trabajo colectivo en su dimensión institucional.
- Recuperar las buenas prácticas que tuvieron impacto en las trayectorias educativas de
sus estudiantes.
INTRODUCCIÓN
Gracias a la palabra, en el mejor de los casos, los locutores se sorprenden diciendo cosas que nunca habían dicho y que les revelan significados de los que no tenían
consciencia hasta entonces. Dejours
Toda finalización de un ciclo lectivo es una oportunidad para revisar conjuntamente, por fuera
de la urgencia cotidiana propia de la escuela, las variables del proceso de trabajo en clave de
su adecuación, la mejora alcanzada, como así también los obstáculos propios de toda
experiencia.
Las características de toda clausura de procesos de trabajo hacen posible la toma de distancia
de las exigencias de la gestión y tener un menor nivel de implicación para su evaluación,
construir un tiempo de demora, acumulando ese capital para la posterior toma de decisiones.
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En ese marco, entendemos que organizar la jornada institucional para hacer posible un
intercambio de todos los actores respecto del tiempo de trabajo compartido y en función de
los objetivos planteados, servirá tanto para la construcción de información, como para
consolidar la trama institucional y dotar a los momentos de encuentro de un verdadero
sentido productivo .
PROPUESTA DE TRABAJO PARA LA JORNADA INSTITUCIONAL
Primer Momento: Problematización de la realidad institucional
Problematizar, desnaturalizar y analizar críticamente significa realizar un esfuerzo para
interrogar los modos de ver que habitualmente tenemos de las cosas, ya que la realidad
siempre es más compleja que lo que percibimos y por otro poder indagar en las razones,
causas múltiples que las explican.
Este primer momento es una invitación a “mirar” cada aspecto de la vida institucional
(dimensión) en la perspectiva de todos los integrantes.
Consigna 1
Seleccionar y definir en forma conjunta de las dimensiones a evaluar a partir de un listado
sugerido. (El listado de dimensiones que adjuntamos corresponde a un modelo posible. Existen
otras que pueden reflejar otros aspectos y que Uds. podrán utilizar)
Listado de dimensiones.
Las trayectorias escolares
Las prácticas de enseñanza
Lo colectivo: entramados institucionales.
Organización del trabajo pedagógico: Condiciones y acuerdos
Los procesos de comunicación.
Articulaciones con otras instituciones y/o sectores
Vinculo con la comunidad
Relevamiento y uso de la información
Nota:
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La selección de las dimensiones a evaluar responderá a la necesidad de ajustes que cada
aspecto tenga en la vida institucional. Es importante considerar en esta selección la voz de la
mayoría de los docentes.
Consigna 2
Retomando la descripción de las dimensiones seleccionadas:
a) Construir algunos indicadores que permitan iniciar el proceso evaluativo.
b) Realizar una breve descripción de cada uno de ellos.
Los indicadores de evaluación:
Son datos que nos muestran, con evidencia empírica y no en base a intuiciones, la situación
real en la que se encuentra la institución.
Su función principal es ofrecer una información sintética, relevante y significativa sobre una
parcela de la realidad, detectar problemas y llamar la atención sobre lo que sucede.
Son puntos de partida para pensar la mejora institucional.
A modo de ejemplo:
Tomemos alguna de las dimensiones señaladas en el listado
Dimensión: Los procesos de comunicación:
Indicador: Grado de acceso a la información (Responde entre otras a la cuestión de la
posibilidad que tienen los distintos actores de conocimiento y apropiación de la información y
de las vías institucionales ofrecidas para ello)
Podríamos preguntar por ejemplo para evaluarlo:
¿Todos conocen información respecto a plazos de entrega de planificaciones?
¿Todos comparten los materiales de la modalidad?
¿Cómo se informa y/o se construyen y comunican los criterios para la planificación de
actividades y secuencias en el aula.
¿Qué canales utilizan habitualmente? ¿Son efectivos?
¿Cómo circula la información de lo producido en las aulas por los distintos maestros?
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Dimensión: Trayectorias escolares:
Indicador: Sostenibilidad de trayectoria. (Refiere a la cuestión de la permanencia y
terminalidad de los recorridos educativos de los estudiantes).
Algunos indicadores:
.- Porcentaje de estudiantes que interrumpieron su asistencia (por ciclo de nivel primario o
año de Secundaria durante el presente ciclo lectivo).
.- Porcentaje de estudiantes que reingresaron al sistema (por ciclo de nivel primaria o año de
secundaria durante el presente ciclo lectivo)
.- Motivos frecuentes que explican la discontinuidad:
Problemas familiares
Situaciones laborales
Dificultades en el proceso de enseñanza aprendizaje
Oferta educativa inadecuada a las necesidades de los estudiantes.
.-Intervenciones para la promoción de la continuidad educativa
Proyectos de continuidad pedagógica
Modalidades organizativas alternativas a la cursada habitual
Modalidades de acompañamiento (tutorías)
Otras
Como verán los indicadores son signos que dan cuenta de la experiencia y a los que se puede
acceder a través de determinadas preguntas.
Este ejercicio es fundamental, porque en él se compartirán las propias visiones relacionadas
con los distintos aspectos del proceso de trabajo y en la interacción se podrán identificar
convergencias, diferencias en las concepciones y la capacidad de consensuar en torno a ellos.
Segundo momento: Análisis a través de los indicadores de dimensiones prioritarias
En este momento les proponemos realizar la evaluación propiamente dicha-
Consigna 3
Imaginemos que el grupo ha elegido tres dimensiones.
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La idea es que sobre cada una de ellas se les soliciite a los integrantes que evoquen escenas o
momentos en los que aparezcan esos aspectos de algún modo (puede ser por conflictividad,
por su débil desarrollo, etc.)
A partir de allí y luego de elegir las escenas más significativas, hacerle las preguntas en función
de los indicadores construidos en el momento anterior.
Nota
Tenga en cuenta que las imágenes que surjan, seguramente han sido recreadas a partir de la
percepción y registro que cada uno tiene de esa situación. Por lo tanto no debería discutirse en
torno a la veracidad, sino legitimar el recuerdo y sobre ello analizar el proceso en clave de la
dimensión seleccionado.
Cierre de la jornada
Dado que le hemos propuesto poner distancia con la exigencia de la toma de decisiones, la
idea del cierre es recuperar para el inicio del ciclo lectivo siguiente, algunos vectores
privilegiados del análisis y construir una nueva matriz informativa que funcione como un
reservorio de información que pueda ser retomado en un nuevo inicio.
Para ello podría jugar con la siguiente idea:
Arme con los ejes seleccionados una biblioteca imaginaria, ordenando esa información, según
las temáticas que la componen, la ubicación en la biblioteca según las prioridades y mayor
frecuencia de su uso y consulta, el lugar de la institución en que funcionaría, el peso de la
información, etc.
Nota:
Esta es sólo una sugerencia, se podrán diseñar otras actividades que resulten más pertinentes
o adecuadas, teniendo como criterio que la propuesta tenga un componente lúdico.
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Esperamos que estas orientaciones le sean de utilidad.
¡Buena Jornada!
BIBLIOGRAFIA SUGERIDA
Camilloni, A. Celman S, Litwin E y otros. (1998) La evaluación de los aprendizajes en el debate
didáctico contemporáneo. Buenos Aires. Paidós.
INET. (2016) Autoevaluación Institucional: un proceso necesario para mejorar la calidad
educativa. Disponible en http://www.inet.edu.ar/index.php/autoevaluacion-institucional-un-
proceso-necesario-para-mejorar-la-calidad-educativa/
Niremberg, O. (2018) Autoevaluación Institucional. Un camino para mejorar la gestión escolar
y las políticas educativas. CEADEL. Buenos Aires. https://ceadel.org.ar/autoevaluacion-
institucional/
Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa (Secretaría de Educación,
Ministerio de Educación, Gobierno de la Provincia de Córdoba). Documento para la
autoevaluación institucional. Disponibles en http www.igualdadycalidadcba.gov.ar
Toranzos, L. (2014) Evaluación educativa: hacia la construcción de un espacio de aprendizaje,
Propuesta Educativa Número 41 – Año 23 – Jun. 2014 – Vol. 1 – Págs. 9 a 19. Disponible
http://www.propuestaeducativa.flacso.org.ar/archivos/dossier_articulos/80.pdf.
UNICEF. IACE (2016) Autoevaluación de la calidad educativa en escuelas secundarias. Buenos
Aires.Disponible en https://www.unicef.org/argentina/media/516/file/IACE%20Secundaria.pdf
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MATERIAL DE APOYO TEÓRICO
Texto extraído del artículo: Herramientas para la Evaluación Institucional Primeras ideas para comenzar a “mirarnos” como escuela Equipo del Área Agropecuaria I.N.E.T. Mayo de 2003
En una primera aproximación podemos decir que la Evaluación Institucional es una
investigación evaluativa que se realiza en una institución educativa para obtener bases firmes
de apoyo a la toma de decisiones sobre política institucional, planificación y gestión educativa,
administrativa y económica. El sólo hecho de plantear la evaluación institucional como una
actividad de investigación nos debe hacer reparar en la rigurosidad que exige, tanto en su
diseño como en su ejecución. El proceso de recolección de información y análisis que toda
investigación supone, nos debe permitir construir un saber acerca del establecimiento y sus
problemas, plantear alternativas posibles, trazar estrategias, tomar decisiones y planificar las
acciones. Es evidente que la Evaluación Institucional, concebida de esta manera, se encuentra
en el centro de la búsqueda de la mejora continua de la calidad educativa de la institución.
Principios que orientan la Evaluación Institucional (autoevaluación)
a. Autonomía institucional. Fortalecimiento de la independencia de la escuela en la toma de
decisiones propias para analizar y mejorar sus procesos pedagógicos y de gestión,
reemplazando el control burocrático y unidireccional por autorregulación y autocontrol.
b. Correspondencia entre objetivos y resultados. Conexión o coherencia entre lo que la
escuela ha propuesto en su Proyecto Educativo Institucional y los resultados que obtiene o
desea obtener.
c. Participación activa de todos los actores institucionales. Compromiso activo de todos los
integrantes de la comunidad educativa (directivos, docentes, padres, alumnos, personal no
docente).
d. Adecuación al contexto en que se inserta la escuela. Asegurando la pertinencia de los
servicios educativos que se brindan en función del entorno y de la comunidad.
e. Retroalimentación. La institución y sus actores utilizan la información y conclusiones que se
obtienen, para convenir los cambios que promuevan el mejoramiento de la gestión
institucional y pedagógica.
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La institucionalización de la autoevaluación en la escuela ofrece la oportunidad de:
a. Aumentar la participación de todos los actores institucionales, en tanto constituye un
trabajo colectivo, en que todos tienen la posibilidad de expresar su opinión, y cuyo objetivo
permite establecer consensos sobre el grado de avance de la escuela en el proceso de
mejoramiento de la calidad.
b. Intensificar el perfeccionamiento profesional docente y directivo. Permite que los propios
docentes y directivos, evalúen el funcionamiento de los procesos pedagógicos de su escuela y
los logros de aprendizaje que alcanzan sus alumnos, promoviendo una actitud receptiva a la
retroalimentación.
c. Cambiar los esfuerzos individuales por esfuerzos colectivos. Posibilita que las acciones
individuales puedan converger al logro de objetivos colectivos. Representa una posibilidad de
cambiar las acciones individuales, muchas veces voluntaristas o rutinarias, en acciones
colectivas centradas en la reflexión pedagógica e institucional.
d. Desarrollar las capacidades de observación, análisis y planificación institucional. En tanto su
objetivo no es controlar, constituye una oportunidad para que la escuela desarrolle la
capacidad de “mirarse”, “de hacerse una introspección” y acordar acciones de mejoramiento.
La autoevaluación no es un fin en sí misma, sino que forma parte de la propuesta formativa
que realiza la escuela. Su resultado es una propuesta de organización: se espera que la
comunidad educativa asuma sus resultados y se organice para mejorar aquellos aspectos que
considera deficitarios.
Texto extraído del artículo: La Autoevaluación Institucional y la Cultura de la Participación.2010 Nidia Edith Landi María Elena Palacios Revista Iberoamericana de Educación
¿Qué entendemos por autoevaluación institucional?
En principio, concebimos la AI como una oportunidad para repensar el o los sentidos de la
institución escolar y alcanzar sus finalidades formativas.
Diferentes definiciones de autoevaluación nos introducen en el concepto y también nos
permiten incursionar en las distintas perspectivas y posibilidades que se le abren a una
institución educativa que desea aprender. Podemos decir, entonces, que vale para generar
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conocimiento más profundo acerca de una determinada realidad. Este conocimiento requiere
de la formulación de interpretaciones acerca del valor del quehacer cotidiano de los
miembros de la organización. El desafío es promover una reflexión colectiva para producir
cambios que impulsen un constante proceso de mejora.
Al encarar un proceso de AI cada organización puede asumir diferentes modalidades. Para
dirigirlo, por ejemplo, representantes de todos los estamentos de una institución conforman
un comité, o se agrupan en su totalidad, bajo el compromiso de participación activa y
responsable de directivos y demás miembros. Se define para su realización una serie de
dimensiones, áreas y aspectos que será analizada en su totalidad, o en parte, según el acuerdo
de sus miembros. De este modo, se aprecia gran similitud entre la evaluación y la
investigación, las que a pesar de tener diferentes fines comparten las mismas técnicas e
instrumentos.
Sin embargo, no acotamos el desarrollo de dicho proceso a una cuestión exclusivamente
técnica, aunque resaltamos su relevancia. La AI es también una acción ética y política. En este
sentido, se transforma en una necesidad para sostener la función pedagógica con calidad a la
vez que genera un contexto de trabajo colaborativo.
Podríamos resumir el concepto afirmando que se trata de un proceso complejo que supone
una acción reflexiva y valorativa sobre una serie de aspectos organizativos, curriculares,
contextuales, de gestión, por ejemplo, que interactúan para lograr la calidad del centro. Es a
partir de esa información generada en conjunto que se da la comprensión de las situaciones y
se definen con mayor claridad las estrategias de mejora.
No todos los procesos de AI asumen las mismas características, las que dependen del modelo
que se pone en práctica y de las condiciones del sistema educativo en que tienen lugar. No
obstante, podemos resaltar los siguientes rasgos distintivos:
• Los actores de la organización escolar son quienes conducen e implementan el proceso.
• Se pueden procurar asesores o personal externo en el proceso solo si fuera necesario y
existieran dificultades de gestión.
• La finalidad es fortalecer los mecanismos de autorregulación institucionales.
• Las dimensiones, aspectos y criterios utilizados para esta autoevaluación son
previamente seleccionados por la propia institución.
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• Su producto es un informe de autoevaluación con acciones de mejora a ser
implementadas para optimizar la calidad de la formación y finalidades educativas que
se persiguen.
Las condiciones que hacen posible la autoevaluación son:
• La cultura de la participación. Es necesario comprender cómo construirla.
• La voluntad política para realizar la AI sin la cual esta fracasa.
• El compromiso y la participación activa de los miembros de la comunidad durante
todo el proceso.
• La viabilidad del acceso a la información a ser analizada.
• El apoyo del personal técnico para el procesamiento de la información.
• La utilización de los resultados para proponer los planes de mejora.
La AI y los procesos de gestión y planeamiento institucional
Los modelos de gestión estratégico situacionales, colaborativos, asumidos por la institución
como intersección o conjunción de perspectivas de los distintos actores, sostienen que todas
las miradas son necesarias.
Actualmente los modelos de gestión escolar propuestos por diversos teóricos, promovidos por
algunas instituciones que propician y favorecen la autoevaluación, son los «líderes efectivos»
(Barber [2009] y Leithwood [2004] citados en Uribe Briceño [2009]), los que se caracterizan
por:
• Dirección de futuro.
• Desarrollo de las personas.
• Rediseño de la organización.
• Gestión de la enseñanza y el aprendizaje.
Quienes transitan la experiencia sostienen que año tras año planificaciones mejoran las tareas
vinculadas al planeamiento y gestión institucional. La construcción colectiva del Proyecto
educativo del centro se concreta en una realidad con fuertes signos de identidad.
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No obstante, es posible considerar el pasaje del proyecto a la planificación de las tareas de
enseñanza como un desafío todavía no resuelto. Aún perduran modos de hacer que atentan
contra lo integral que el proyecto del centro educativo propone. A la hora de programar y
ejecutar se dificulta el diseño de un modelo didáctico institucional con sentido de integralidad.
En este contexto una cultura de la autoevaluación con una reflexión conjunta y gestión
participativa aparece como un camino a seguir.
Podemos inferir, entonces, que la AI juega un papel dinamizador de las instituciones
escolares. Por un lado, requiere acciones de planeamiento de su propio proceso. Por el otro,
procura que, como conclusión de los juicios de valor que provoca, se generen acciones de
planeamiento institucional, a la vez que dinamiza la gestión institucional en un devenir
dinámico que se retroalimenta constantemente.
La Cultura de la Participación
Consideramos que enfatizar el debate sobre cuestiones pedagógicas impregna y favorece una
cultura de la participación, y posibilita que los participantes, que generalmente resuelven
desde el aislamiento y la soledad, puedan adoptar puntos de vista diferentes a los propios.
La cultura de la participación: ¿condición o recurso para desarrollar procesos de AI?
A priori sostenemos que es innegable la importancia del desarrollo de una cultura de la
participación en el ámbito educativo.
Esto es así en cuanto a los consensos generados en torno a las funciones de la escuela. Al
respecto, las nuevas demandas de la sociedad del siglo XXI nos exigen formar ciudadanos
capaces, que puedan contar con un bagaje de conocimientos que les permita convivir,
enfrentar nuevos retos y resolver problemáticas que requieren de la participación consciente
y comprometida de todos. La complejidad del entorno social nos obliga a crear escenarios
escolares que propicien la discusión y el establecimiento de acuerdos en un ambiente de
tolerancia y respeto. Pensamos la participación como concepto y proceso que involucra la
toma de decisiones. Participar permite conocer otros puntos de vista y adaptar la búsqueda
de la mejora continua. Se requiere para ello una mentalidad abierta que pueda combatir la
percepción de la evaluación como mecanismo de control y sanción.
En ese sentido, la participación como condición y recurso promueve el interés, la reflexión
colectiva, los necesarios acuerdos sobre los puntos a evaluar, decisión de modelos de
evaluación, protagonismo de los actores involucrados así como la articulación de los
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propósitos educativos.
Encontrar espacios de participación y de reflexión con diferentes miradas enriquece las
posibilidades de mejora.
Instalar estilos democráticos de gestión y evaluación implica andar un camino complejo y
sinuoso que demanda esfuerzos sostenidos. Algunos temores y resistencias aparecen, sobre
todo al incorporarse al equipo de trabajo personas que no han transitado por este tipo de
experiencias o que, habiéndolo hecho, las mismas no hayan sido productivas. Así, deben de
erradicarse progresivamente las diversas dificultades u obstáculos que se generan cuando:
• La aceptación a participar y la decisión de hacerlo no está sustentada en la
información sobre los objetivos, metas, procesos, metodologías, trabajo de campo; la
experiencia se torna un proceso traumático, excesivo y, por lo regular, no
recomendable a otros actores institucionales.
• El temor a que se detecten errores institucionales eclipsa todas las posibilidades de
participación, sustentado en la idea equivocada de que esto traerá repercusiones
graves.
Por lo tanto, la participación como eje clave de ese proceso es una construcción progresiva. En
esos escenarios la autoevaluación se convierte en un dispositivo indispensable para que la
institución pueda pensarse. Por ello, la función esencial de la misma será formativa en tanto
ofrezca a los miembros de esa comunidad «elementos» para intervenir sobre esa realidad. En
este sentido, participación y autoevaluación interactúan dialécticamente en mutua
potenciación.
La colegialidad puede surgir a partir de un proceso de colaboración, y la investigación-
evaluación basada en la escuela puede ser el vehículo para tal proceso; a ello se refiere Holly
(1986) en un texto de Moreno Olivos. La colaboración en equipo es necesaria para la
instalación de la cultura de la participación.
Toda cultura institucional se produce haciendo, esto es, soste- niendo prácticas. Entonces:
¿por qué no pensar a la autoevaluación como un recurso para generar una cultura de la
participación? La discusión entablada nos deja algunos interrogantes para seguir indagando:
• ¿Es un requisito la participación de todos los actores en el proceso de
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autoevaluación? ¿Qué características debe reunir esa participación para auspiciar
la reflexión y el cambio?
• ¿Cuál es el proceso para orientar la autoevaluación en relación con la cultura de la
participación?
• ¿Cuáles son algunas claves que ayudan a que la participación se constituya en un
recurso para la mejora y el cambio? No obstante, hay que reflexionar acerca de
que no siempre la participación logra alcanzar esas metas transformadoras de la
realidad, porque a veces va en sentido contrario a la transformación y al bien
común.
• ¿Cuáles pueden ser las estrategias para aumentar la partici- pación en la toma de
decisiones que también resguarde una perspectiva ética?
• ¿Por qué, en algunos casos, las instituciones educativas son reacias a la
participación?
• ¿Cómo impregnan los modos de participación y de gestión el ejercicio de autoridad
y poder?
• ¿Es suficiente la participación como estrategia para integrar los miembros a una
organización?
• ¿Es posible crear relaciones auténticas de no sumisión sino de cooperación en la
organización educativa?
Contenidos del Proyecto de Autoevaluación Institucional
Cuando un proyecto de AI deviene en una decisión institucional se comienza a trabajar en
torno a la problemática del cómo. Es este el momento de indagar estrategias, modelos o para
pensar en diseñar los propios. Al respecto, consideramos que la riqueza de un modelo de
autoevaluación radica en que puede presentarse como una estrategia para mirarse y
compararse.
El proceso de autoevaluación no se abre solamente a discutir, investigar y construir
información sobre problemas, sino también a la necesidad de confrontar y hacer explícitas las
tensiones sobre modelos, representaciones de la vida escolar a la luz de las finalidades de la
escuela.
Se trata de un recurso para objetivar los puntos reales de acuerdo y desencuentro, las
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fortalezas y las debilidades: construir un análisis de la situación inicial de cada escuela frente a
las nuevas necesidades y demandas sociales, políticas y educativas.
En aquellas organizaciones donde no se cuenta con un modelo a seguir se requiere primero de
una fase de autoevaluación que respete la cultura institucional, etapa inicial que deberá
permitir reconocer sus rasgos de identidad. Tal vez sea un momento de trabajo más complejo,
pues hay múltiples definiciones a tomar. Es un proceso en el que, insistimos, es imprescindible
promover acciones participativas.
CONCLUSIONES
La autoevaluación se incorpora al trabajo habitual en los distintos ámbitos y se fortalece con
su ejercicio, ampliando la capacidad de resolución de problemas puntuales. Los criterios
comunes de evaluación favorecen los niveles de especificidad de los informes, de los que
debemos contrarrestar la ambigüedad y falta de precisión de modo tal que sirvan para una
adecuada toma de decisiones. En tanto práctica habitual, la autoevaluación se incorporaría
también en la instancia institucional.
La autoevaluación institucional se debe enmarcar en una concepción democrática y formativa
del proceso en el que deben participar todos los actores educativos. Tiene que referirse a la
propia evaluación que del aprendizaje hacen los alumnos y, asimismo, a los factores que
intervienen en los procesos de enseñanza-aprendizaje, así como a otros aspectos que hacen a
vida institucional e influyen en la micropolítica escolar y en la formación de los sujetos.
Para los alumnos, la autoevaluación reporta ventajas tales como la autorrealización plena;
contribuir a la reflexión crítica; propiciar la independencia de los alumnos; asumir un
compromiso consigo mismo al llevar adelante el proceso.
Es muy importante que los discentes tengan la oportunidad de reflexionar acerca del propio
avance en el aprendizaje, pensar en la metodología utilizada por el docente, analizar los
recursos empleados en la gestión de la enseñanza, revisar la gestión del director, entre otros
puntos. Asimismo, la AI debe preparar a los estudiantes y con su implementación debe ofrecer
aspectos que puedan favorecer la obtención de éxitos.
Para los docentes colabora en el desarrollo de una nueva cultura profesional, avala procesos
de reflexión acerca de sus prácticas en particular y de la organización educativa en general.
Para la gestión institucional promueve la generación de infor- mación relevante para la toma
de decisiones y la mejora del proyecto educativo en su conjunto.
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Las experiencias relatadas en el foro dan cuenta de que se avanza, si bien no en la dimensión
deseada, pero alcanzado un logro significativo en la instalación de la autoevaluación como una
herramienta clave para apuntar hacia la calidad de los servicios en el centro educativo.
La autoevaluación es un proceso colectivo que, con sus dificultades y beneficios, múltiples
enfoques y requerimientos metodológicos promueve una cultura de la participación la cual se
constituye, en una dinámica dialéctica, en su condición de posibilidad. Invitamos al lector a
complementar estas ideas con sus propias reflexiones.