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Año XXXIX, Nº 2.080 30º Domingo Tiempo Ordinario 26 de octubre de 2014 C uando hablamos del amor –de verdad– no lo hacemos como de un tema entre tantos otros, sino que para hablar con ver- dad del amor hay que hablar de sí mismo y la propia experiencia de amor, hay que abrir y exponer algo del propio mundo interior, de la intimidad personal. Eso es lo que hace el Señor Jesús en el evangelio: nos dice que el amor es el mayor de los mandamientos, porque Dios es amor; así, el Señor Jesús nos habla de la experiencia más honda de su vida. Amor a Dios y al prójimo El Señor Jesús, en su respuesta a la pregun- ta acerca de cuál es el mandamiento princi- pal, remite a textos de la Ley que los judíos conocían muy bien: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma... (Deut 6, 5), y Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19, 18). La respuesta del Señor Jesús indica la direc- ción de su experiencia del amor. Es el amor a Dios, su Padre, que llena toda la vida de Je- sús, el Hijo. Es un amor con toda el alma, que orienta toda su vida hacia la voluntad del Pa- dre. Es con todo el corazón, con toda la mente, de manera que todo el pensar, el sentir y el actuar del Señor Jesús están marcados por su pertenencia al Padre. Pero, al mismo tiem- po, es el amor al prójimo por el cual el Señor Jesús se ha hecho solidario con los hombres hasta entregar la vida. Cuando el Señor Jesús habla del amor no está proponiendo una teoría psicológica o una opinión entre tantas, sino que está co- municando su propia vivencia como Hijo del Padre que, como Siervo, recorre hasta el extremo un camino de solidaridad con la Hu- manidad. La fe es, entonces, una cuestión de amor, es la religión del amor a Dios y al prójimo; no es un asunto de “creencias”, sino una relación de amor que se va traduciendo en un pensar, sentir y actuar a la manera del Señor Jesús. Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre La novedad de la respuesta del Señor Jesús reside en que une de manera indisoluble el amor a Dios y el amor al prójimo, señalando que aquí está contenida toda la Ley y los Pro- fetas. No es posible separar lo que Dios ha unido tan hondamente en Jesucristo, no es posible separar el amor al Dios del amor al prójimo. No es posible seguir al Señor Jesús si no en- tendemos y vivimos el cristianismo como la religión del amor. COMISIÓN NACIONAL DE LITURGIA

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Año XXXIX, Nº 2.080 30º Domingo Tiempo Ordinario 26 de octubre de 2014

Cuando hablamos del amor –de verdad–no lo hacemos como de un tema entre

tantos otros, sino que para hablar con ver-dad del amor hay que hablar de sí mismo y la propia experiencia de amor, hay que abrir y exponer algo del propio mundo interior, de la intimidad personal. Eso es lo que hace el Señor Jesús en el evangelio: nos dice que el amor es el mayor de los mandamientos, porque Dios es amor; así, el Señor Jesús nos habla de la experiencia más honda de su vida.

Amor a Dios y al prójimoEl Señor Jesús, en su respuesta a la pregun-

ta acerca de cuál es el mandamiento princi-pal, remite a textos de la Ley que los judíos conocían muy bien: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma... (Deut 6, 5), y Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19, 18).

La respuesta del Señor Jesús indica la direc-ción de su experiencia del amor. Es el amor a

Dios, su Padre, que llena toda la vida de Je-sús, el Hijo. Es un amor con toda el alma, que orienta toda su vida hacia la voluntad del Pa-dre. Es con todo el corazón, con toda la mente, de manera que todo el pensar, el sentir y el actuar del Señor Jesús están marcados por su pertenencia al Padre. Pero, al mismo tiem-po, es el amor al prójimo por el cual el Señor Jesús se ha hecho solidario con los hombres hasta entregar la vida.

Cuando el Señor Jesús habla del amor no está proponiendo una teoría psicológica o una opinión entre tantas, sino que está co-municando su propia vivencia como Hijo del Padre que, como Siervo, recorre hasta el extremo un camino de solidaridad con la Hu-manidad.

La fe es, entonces, una cuestión de amor, es la religión del amor a Dios y al prójimo; no es un asunto de “creencias”, sino una relación de amor que se va traduciendo en un pensar, sentir y actuar a la manera del Señor Jesús.

Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre

La novedad de la respuesta del Señor Jesús reside en que une de manera indisoluble el amor a Dios y el amor al prójimo, señalando que aquí está contenida toda la Ley y los Pro-fetas.

No es posible separar lo que Dios ha unido tan hondamente en Jesucristo, no es posible separar el amor al Dios del amor al prójimo. No es posible seguir al Señor Jesús si no en-tendemos y vivimos el cristianismo como la religión del amor.

COMISIÓN NACIONAL DE LITURGIA

El principal El principal El principal El principal El principal El principal El principal El principal El principal El principal El principal El principal de todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientosde todos los mandamientos

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Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.Mi Dios, el peñasco en que me refu-gio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a sal-vo de mis enemigos. R.¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Glorifi cado sea el Dios de mi salvación! Él concede grandes victo-rias a su rey y trata con fi delidad a su Ungido. R.

4. Segunda Lectura 1Tes 1, 5-10

El Apóstol Pablo describe los inicios de la vida cristiana en Tesalónica, valorando como los evangelizados han pasado a ser evangelizadores, tanto por su palabra como por su forma de vivir.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica. Hermanos: Ya saben cómo proce-

dimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas difi cultades, con la alegría que da el Espíritu Santo. Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien Él resucitó de entre los muertos y que nos libra de la ira venidera.Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación al Evangelio

Aleluia. «El que me ama será fi el a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él», dice el Señor. Aleluia.

1. Ambientación

Nuestra celebración de la eucaris-tía es el banquete del amor de Dios que se ofrece como nuestro ali-mento espiritual en la Palabra y en Pan de Vida. Es el amor que Dios nos tiene el que nos reúne en torno a esta mesa de hermanos, y aquí, por el Señor Jesús, somos renova-dos para vivir en el amor a Dios y a nuestros prójimos.

2. Primera Lectura Éx 22, 20-26 En la ley de los judíos los preceptos del amor a Dios conducen a la defensa de los más débiles y desamparados de la socie-dad de ese tiempo; es Dios mismo quien se compromete en su defensa.

Lectura del libro del Éxodo. Éstas son las normas que el Señor dio a Moisés: No maltratarás al extranjero ni lo oprimi-

rás, porque ustedes fueron extranje-ros en Egipto. No harás daño a la viu-da ni al huérfano. Si les haces daño y ellos me piden auxilio, Yo escucharé su clamor. Entonces arderá mi ira, y Yo los mataré a ustedes con la espa-da; sus mujeres quedarán viudas, y sus hijos huérfanos. Si prestas dine-ro a un miembro de mi pueblo, al po-bre que vive a tu lado, no te compor-tarás con él como un usurero, no le exigirás interés. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélvese-lo antes que se ponga el sol, porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, Yo lo escucharé, porque soy compasivo.Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

3. Salmo Sal 17, 2-4. 47. 51

R. Yo te amo, Señor, mi fortaleza.

Ciclo A Color:

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5. Evangelio Mt 22, 34-40

En el evangelio escucharemos el anuncio del mandamiento principal: el inseparable amor a Dios y amor al prójimo. Nos po-nemos de pie y aclamamos esta Buena Noticia de la religión del amor.

Evangelio de nues-tro Señor Jesucris-to según san Mateo. Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los

saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamien-to más grande de la Ley?» Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer manda-miento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamien-tos dependen toda la Ley y los Pro-fetas».Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El Señor Jesús nos invita a amar a Dios con todo el corazón y con toda el alma, ¿cómo se manifiesta esto en mi vida? El Señor Jesús nos llama a amar al prójimo como a nosotros mis-mos, ¿cómo lo traduzco en mi vida de cada día?, ¿qué signos puedo re-conocer? El cristianismo es la religión del amor, ¿qué pasos necesito dar para el amor sea el principal signo de mi vida?

6. Oración Universal

M. A cada invocación respondemos:R. Escúchanos, Señor, te rogamos.1.- Por la Iglesia, para que seamos cada vez el signo del amor de Dios a este mundo. Roguemos al Señor. R.2.- Por todos los servidores públicos, para que en ejercicio de su autoridad sean servidores de todos, en espe-cial de los más pobres. Roguemos al Señor. R.

3.- Por los que están solos, los que son rechazados, los que no se sien-ten amados, para que su dolor des-pierte nuestra solidaridad adormeci-da. Roguemos al Señor. R.4.- Por nuestra Comunidad de […] para que seamos un signo creíble de la fe cristiana como la religión del amor a Dios y al prójimo. Roguemos al Señor. R.(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)M. Padre, tú sabes mejor que noso-tros lo que necesitamos y nos convie-ne. Concédenoslo, pues somos tus hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Alabanza y Preparación a la ComuniónPara las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión de enfermos.

M. Bendito seas, Padre nuestro, que has enviado a tu Hijo, el Señor Jesús, para manifestarnos tu inmen-so amor.R. ¡Bendito seas, Padre, que nos re-galas tu amor!1.- Bendito seas, Padre nuestro, que amas tanto a nuestro mundo que no quieres que nadie se pierda y entre-gas a tu Hijo para salvarnos. R.2.- Bendito seas, Padre nuestro, que nos llamas a vivir como hijos tu-yos y acoger a cada persona como un hermano. R.M. Padre, en el Señor Jesús vienes a nuestro encuentro y nos haces hijos tuyos regalándonos tú mismo Espíritu Santo. Con la confianza de los hijos que se sienten amados te decimos: Padre nuestro…

Sugerencias de Cantos

Canta Iglesia/ Juntos nos acerca-mos/ Jesús, estoy aquí/ Tres cosas tiene el amor/ Yo canto al Señor por-que es grande.

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Liturgia

No hay familias perfectas, hay familias que se aman

Fue una frase que compartía una joven en el marco de un diálogo sobre fa-milia en el “Encuéntrate”, iniciativa que congregó a miles de personas en mayo pasado en el parque Bicentenario de Santiago. Sin duda que la frase tiene mu-cho de verdad: ¿qué familia es perfecta? Miremos a nuestro alrededor y vere-mos que es muy difícil encontrar una; todas tenemos algún problema, alguna di� cultad, a todos nos cuesta hacer familia.

Damos gracias a Dios por tantas familias que se aman. Si miramos a nuestro alrededor, descubriremos muchas. Las familias que se aman son capaces de superar las di� cultades y adversidades que se presentan en la vida familiar. Por esa capacidad de amar que hay en ellas, el amor los invita al diálogo, a superar las tensiones, a perdonarse. El papa Francisco nos invita a “tener valor para pe-dir perdón cuando nos equivocamos en la familia… no acaben la jornada sin hacer las paces” (Discurso a las familias del mundo con ocasión de su peregri-nación a Roma en el año de la fe).

Comisión Nacional de Pastoral Familiar - www.iglesia.cl

Canto litúrgico: Los Salmos. Los de tipo “contemplativo”, son raramente los mejores, pueden incluso opacar lo que se quiere privilegiar en vez de poner el énfasis en el Salmo mismo, lo que empobrece el mensaje y la posi-bilidad de su meditación por parte de todos. A menudo existe una melodía simple adaptable al estribillo propuesto y que la asamblea memori-za con facilidad: sería deseable usarla... e incluso crearla y enseñarla al principio de la celebración. Boletín de información, servicios y coordinación de la Comi-sión Nacional de Liturgia. CECh. Nº 125. Septiembre 2013.

Pienso en la fe � rme de esas madres al pie del le-cho del hijo enfermo que se aferran a un rosario aunque no sepan hilva-nar las proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada

en una vela que se enciende en un humil-de hogar para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo cruci� cado (EG 125).

Evangelii Gaudium

Dios Nos Habla Cada Día

Lu 27: Éf 4, 32—5, 8; Sal 1, 1-4. 6; Lc 13, 10-17. (S. Gustavo/ Bto. Pedro de Gante)Ma 28: Éf 2, 19-22; Sal 18, 2-5; Lc 6, 12-19. SANTOS SIMÓN Y JUDAS, aps. (F)Mi 29: Éf 6, 1-9; Sal 144, 10-14; Lc 13, 22-30. (S. Narciso)Ju 30: Éf 6, 10-20; Sal 143, 1-2. 9-10; Lc 13, 31-35. (S. Alonso Rodríguez)Vi 31: Flp 1, 1-11; Sal 110, 1-6; Lc 14, 1-6. (S. Quintin)Sá 1: Apoc 7, 2-4. 9-14; Sal 23, 1-6; 1Jn 3, 1-3; Mt 4, 25–5, 12 TODOS LOS SANTOS (S)Do 2: CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS 1Cor 15, 51-57; Sal 129, 1-8; Jn 11, 17-27. O bien: Apoc 21, 1-7; Sal 26, 1-4. 7-9. 13-14; Lc 24, 1-8.

“El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias.Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos.Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp.Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626,Santiago Centro - Tel.- (2) 27200300; Tel.- Fax: (2) 26728469 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.clImpresor: RR Donnelley Chile. Tel.- 25305000 - Santa Bernardita # 12017, San Bernardo - Stgo.

EL DOMINGOSEPTIEMBRE - OCTUBRE 2014

00200705

"La Compañía de San Pablo, es un Instituto Secular de derecho Pontifi cio, se compone de tres secciones: Sacerdotes, Laicas y Lai-cos Consagrados que vivimos nuestra con-sagración en medio del mundo". Te puedes informar en Google colocando entre otros artículos: "BIENVENIDOS A LA COMPAÑÍA

DE SAN PABLO CHILE"Si sientes el llamado del Señor y

estas dispuesta a seguirlo “En el mundo sin ser del mundo”.

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