annie besant - el sendero de iniciacion

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  • 7/29/2019 Annie Besant - El Sendero de Iniciacion

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    EL HOMBRE EN EL MUNDO:SUS PRIMEROS PASOS

    Hay un sendero que conduce a lo que es conocido como iniciacin y, por la iniciacin, a laperfeccin del hombre; un sendero que se encuentra en todas las grandes religiones, ycuyos principales caracteres estn descriptos con trminos similares en cada uno de losgrandes credos del mundo. Podis leerlos en las enseanzas catlico-romanas comodivididos en tres partes: primera, el sendero de purificacin o purgativo; segunda, elsendero de iluminacin, y, tercera, el sendero de unin con la divinidad. Le encontraris,entre los musulmanes, en el Suf, las instrucciones msticas del Islam, donde es conocidobajo los nombres de El Camino, La Verdad y La Vida. Le encontraris, an ms hacia elOriente, en el gran credo del buddhismo, fraccionado en ms numerosas divisiones, aunquepueden ser clasificadas bajo un bosquejo ms amplio. En el hinduismo est divididosimilarmente, pues en ambas grandes religiones donde el estudio de la sicologa, de la

    mente humana y de la constitucin del hombre han representado tan gran papel, seencuentra una subdivisin ms definida. Pero, realmente, no importa cul sea la religinque profesis; no importa qu particular serie de nombres elijis como ms atrayentes oexpresivos de vuestras ideas; el sendero no es ms que uno; sus divisiones son siempre lasmismas; desde tiempo inmemorial ese sendero se ha extendido desde la vida de lo mundanohasta la vida de lo divino. En el transcurso de miles de miles de aos, algunos de nuestrahumana raza lo han hollado; por miles y miles de aos estn por venir, algunos de nuestraraza lo hollarn, hasta el fin de la historia de nuestra tierra, hasta la conclusin de este cicloespecial de existencia humana. Este es el sendero que, etapa tras etapa, habilita al hombrepara cumplir el mandato del Cristo. "Sed, pues, siempre perfectos como vuestro Padre queest en los cielos es perfecto." Es el sendero del que aquel gran Instructor dijo: "Estrecha es

    la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y pocos son los que le encuentran". Yose que en posteriores das, cuando muchos hombres haban olvidado la existencia delsendero, cambiaron aquellas verdaderas palabras por voces que son notoriamente falsas,que hacen estrechos la puerta y el camino que conducen a una vida celestial, y abierto yancho el camino que conduce a una sempiterna condenacin, lo cual es una distorsin de laenseanza oculta, es una tergiversacin de las palabras del Cristo, pues, seguramente, aquela quien Sus discpulos llaman el Salvador del mundo, jams pudo haber declarado que slomuy corta sera la serie de los salvos y prcticamente innumerable la de los condenados.Tratando del sendero, no estamos en aquellas regiones de la religin exotrica que tratandel cielo y del infierno. La vida a que el sendero conduce al peregrino, no es la vida de losgoces del cielo: es aquella vida de que habla el cuarto Evangelio, cuando dice: "El

    conocimiento de Dios es la vida eterna", vida que no se cuenta por edades sin lmites, sinoque envuelve un cambio de actitud del hombre; que no significa tiempo, sino una vida queest ms all del tiempo; que no se mide por salidas y puestas de soles, ni aun cuandoaquellos amaneceres y puestas fueran inmortales, sino que representa aquella serenidadperfecta que significa la unin con Dios, en cuyo tiempo es slo un paso el incidente de laexistencia, siendo la siempre presente realidad la verdadera vida del espritu. As, pues, elsendero que vamos a estudiar en estos prximos das por estas breves y pobresdescripciones de lo que el sendero puede significar para el hombre, es la corta aunque

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    difcil va por la que el hombre evoluciona mas rpidamente que en el curso ordinario de lahumana natural evolucin; es el sendero por el cual, para emplear un smil usadofrecuentemente, en vez de ir rodeando la montaa por una siempre ascendente espiral, elhombre trepa rectamente por el costado de esa montaa sin preocuparse de peascos yprecipicios, sin detenerse ante las quebradas y simas, conociendo que no hay nada que

    pueda atajar al Eternal Espritu, y que ningn obstculo es mas potente que una fuerza quees omnipotente, porque tiene Su fuente en la Omnipotencia misma. Tal es, pues, el senderoque vosotros y yo tratamos de estudiar, no por el mero inters de lo que es en verdad unasunto fascinador que encanta, sino mas bien - a lo menos por parte de la que os habla, y yoespero que por parte de algunos, cuando menos, de los oyentes - un estudio que tiene porobjeto cambiar de vida; un estudio que hace nacer la resolucin de hollar el sendero, deconocerlo no slo tericamente, sino por una prctica realizacin; y entender algo deaquellos misterios ocultos por los cuales el hombre, siempre potencialmente divino, realizasu divinidad interna y llega a ser perfecto para elevarse sobre, y mas all, de la Humanidad.Tal es el objeto de nuestro estudio, y, con el fin de que resulte prctico, debemos aceptar alo menos por ahora, la existencia de ciertos grandes hechos en la Naturaleza. Yo no digoque nuestro hombre del mundo, al dar sus primeros pasos, necesite conocer o reconocerestos actos. Los hechos en la Naturaleza no cambian ni con nuestra creencia ni con nuestraincredulidad. Los hechos, ya sea que los conozcamos o no, continan siendo tales hechos, ypuesto que nos hallamos en el reino de la Naturaleza y bajo la orden de la Ley, elconocimiento de los hechos de la Naturaleza y el conocimiento de la Ley no son esencialespara los pasos que conducen al hombre al sendero. Es suficiente que los hechos estn all yque el hombre, inconscientemente, permita a esos actos influir en su vida interior y exterior;es suficiente que las leyes existan, aun cuando el hombre no tenga conocimiento de suexistencia. La luz solar no cesa de calentarnos porque no conozcamos nada de laconstitucin del sol. El fuego no deja de quemarnos porque desconociendo su condicinvoraz introduzcamos nuestras manos en su llama. Es para la seguridad de la vida humana yel humano progreso para lo que las leyes de la Naturaleza estn siempre trabajando ymantenindonos con ellas, ya las conozcamos o no. Pero si las conocemos, obtenemos unagran ventaja. Si las conocemos, podemos cooperar con ellas; pero no podemos cooperar entanto que permanezcamos sumidos en la oscuridad de la ignorancia. Si conocemos loshechos podemos utilizarlos, mas no podremos hacerlo, si desconocemos su existencia. Elconocer es la diferencia que hay entre trabajar en la oscuridad y trabajar en la luz, yentender las leyes de la Naturaleza es ganar el poder de acelerar nuestra evolucin,utilizando todas las leyes que abrevian nuestro crecimiento, pero evitando elfuncionamiento de aquellas que pueden retrasarlo o demorarlo. Ahora bien: uno de losgrandes hechos que envuelven la entera posibilidad de un sendero de perfeccin humana yque debo yo dar por admitido durante estas conferencias - pues el tomarlo como tema paraargumentar acerca de l nos llevara muy lejos de nuestro objeto - es un hecho fundamentalde la Naturaleza: el hecho de la Reencarnacin. Esta significa el crecimiento gradual delhombre a travs de muchas vidas, a travs de muchas experiencias en este mundointermedio y tambin en el mundo llamado cielo. Una sola vida sera demasiado breve paraponer al hombre en condiciones de avanzar desde la imperfeccin a la perfeccin, a menosque tuviese muchas oportunidades a lo largo del extenso camino que le conduce a la alturay nuestro hombre del mundo que quiera dar los primeros pasos, que est pronto para darlos,debe tener tras si un muy largo curso de humana evolucin, en el que haya aprendido aescoger el bien y a rechazar el mal; en el que su mente haya sido evolucionada y adiestrada,

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    y su carcter haya sido elevado desde el ignorante e inmortal estado del salvaje hasta elpunto en que se encuentra hoy el hombre civilizado. El hecho de la reencarnacin, pues,est presupuesto, porque a nadie le seria posible hollar la totalidad del sendero: nadiepodra conocer la divina perfeccin en los lmites de una sola vida. Pero nuestro hombre delmundo no necesita saber de reencarnacin: l la conoce en su memoria espiritual, por ms

    que su cerebro fsico no pueda todava haberla reconocido, y su pasado, que es un hecho, leimpulsar hacia adelante hasta que espritu y cerebro estn en plena comunicacin, y que loque sea conocido del hombre interno llegue a ser conocido en la mente concreta. Elprximo gran hecho necesario y dado por admitido, puede verse en una sola frase denuestras Escrituras; "Aquello que el hombre sembrare, aquello tambin recoger". Esta esla ley de causalidad, la ley de accin y reaccin, por la cual la Naturaleza traeinevitablemente al hombre los resultados de aquello que ha pensado, de aquello que hadeseado, de aquello que ha ejecutado.El hecho es que hay un sendero y que los hombres lo han hollado antes que nosotros; queuna ms rpida evolucin es posible; que sus leyes pueden ser conocidas, comprendidas suscondiciones, sus peldaos hollados, y que al final de ese sendero se encuentran aquellos queuna vez fueron hombres del mundo, pero que ahora son los guardianes de ese mismomundo, los hermanos mayores de nuestra raza, los maestros y los profetas del pasado,ascendiendo por grados de cada vez ms deslumbrante luz desde el final del sendero para elhombre hasta el ms alto gobierno del astro en que vivimos. Pobre sera nuestra esperanzasi nadie antes que nosotros hubiera posado su planta en ese camino, si nadie hubierarecorrido el sendero. Pero aquellos que en el pasado han venido como Instructores habanya realizado en su pasado su admirable peregrinacin; aquellos a quienes hoy honramoscomo Maestros y que se hallan en contacto con nuestro mundo, donde pueden hallardiscpulos y guiarles en su marcha por el sendero. Los grandes hechos existentes en laNaturaleza, sean o no reconocidos, en los cuales descansa la posibilidad de hollar elsendero, son: la Reencarnacin, la ley del Karma, la existencia del sendero, la existencia delos Maestros. Esos son los cuatro hechos que debemos dejar presupuestos, no porque nopuedan ser demostrados uno tras otro, sino para los fines de estas conferencias. Los damospor admitidos, porque sin ellos dichas conferencias seran imposibles. Qu pasos tiene,pues, que dar nuestro hombre del mundo, o qu pasos est dando, si est realmenteaproximndose a la entrada del principio del sendero? He dicho que l no necesita conocerlas cuatro grandes verdades que he mencionado: no necesita entenderlas ni reconocerlas.Esto es parte del lado feliz de este asunto, al que deben estar - ms an, estarn - sometidosmuchos de vosotros que todava no conocen la verdad de estas cosas, pero que, no obstante,en el curso de la evolucin avanza hacia la entrada del sendero. Y por ms que en tiempospor venir la conozcan ms de lleno, aunque inconscientemente, no por eso la evolucin dejade ser un hecho y lo que yo deseo esta maana es mostraros aquellos pasos para que podisconsiderar vuestras propias vidas y discernir hacia donde os hallis; para que podis decidircada cual por si propio si su cara est o no vuelta en la direccin del sendero, pues haymuchos entre vosotros que van en derechura a l, aunque no lo saben, mientras que hayalgunos que, habiendo estudiado y entendido, se hallan deliberadamente apartando la carade dicha direccin. El cambiar vuestra evolucin de inconsciente en consciente, el ponerosen condiciones de conoceros a vosotros mismos y el sitio en donde estis, tal es el tema dela primera de estas conferencias, de tal modo, que aquellos de vosotros que creen en elsendero puedan saber cmo vivir, y que los que, sin saberlo, se estn acercando a l,puedan, acaso, obtener felizmente su recompensa. El primer caso de todos, el

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    absolutamente necesario, sin el cual no es posible aproximacin alguna, por el que siempreel perfeccionamiento interno puede alcanzar realizacin, est condensado en estas brevespalabras: el servicio del hombre. He ah la primera condicin, la sine qua non. Por elegosmo, ningn avance es posible; por el altruismo, tal avance es seguro. Y en cualquiervida en que el hombre comience a pensar en el bien comn ms que en su propio provecho

    individual, sea que se aplique al servicio de su ciudad, de su departamento, de la nacin, delms amplio de todas las naciones a un tiempo, resueltamente el servicio de la Humanidad,cada uno de estos objetivos constituye un paso hacia el sendero y est preparando alhombre para sentar en l su planta. Y no hay aqu distincin entre las clases de servicio,partiendo del supuesto que sea altruista, firme y movido por el ideal de ayudar y de servir.Puede ser puramente intelectual, el trabajo del escritor y del autor, tratando de difundirentre los dems el conocimiento que ha obtenido, a fin de que el mundo pueda ser un pocoms prudente, un poco ms inteligente, con arreglo a lo que aquel hombre ha vivido y haescrito. Puede ser por el servido del arte, en el que el msico, el pintor, el escultor, elarquitecto, ponen de manifiesto su ideal de hacer el mundo un poco mejor y ms hermoso,la vida algo ms dulce, ms llena de gracia y de cultura para la Humanidad. Puede ser porla va del servicio social, cuando el hombre movido de simpata hacia la pobreza, hacia elsufrimiento, dedica su vida en la obra de auxilio; se esfuerza en modificar la constitucin dela sociedad en cuanto necesita reforma; trata de cambiar las costumbres o procedimientosusuales desde el pasado, cuando, tiles entonces, han venido a ser un anacronismo, en elpresente y constituyen un impedimento para el adelanto que la Humanidad conseguiraactualmente rodendose de medios mejores y ms nobles. Puede ser por la va de loscambios polticos, en que la vida interna y externa de la nacin son el objeto del servicio.Puede ser por el sendero de sanidad, en que el doctor procura llevar la salud al lecho delenfermo y preparar buenas condiciones para el cuerpo, a fin de que ste pueda disfrutar demas salud y longevidad que la que de otro modo tendra. Yo no puedo enumerar una poruna las numerosas divisiones del sendero de servicio, en el cual se halla incluido todocuanto pueda ser de valor para la vida del hombre. Elegid, pues, qu camino prefers,conforme a vuestras capacidades y oportunidades; esto no es de importancia con relacin alos primeros pasos. Comercio, industria, todo lo usual para el hombre, produccin,distribucin, todo ello viene a ser servicio para la Humanidad y provee a sus necesidades.Diris que cada cual est ocupado en una u otra de las cosas que he mencionado o tiene unaocupacin anloga en la vida. Eso es verdad, porque el camino que lleva al sendero se hallapor doquiera en la vida humana, y nada hay de lo necesario para el desarrollo y la evolucinde la vida que no pueda convertirse en un paso hacia el sendero. La dificultad estriba en lascondiciones del mundo. Verdaderamente, los hombres siguen todas estas vas y muchasms; ellos producen, ellos distribuyen, ellos toman parte en la industria y el comercio; sonescritores, artistas, polticos, reformadores sociales, mdicos, lo que queris; pero con quobjeto y movidos por qu motivos? He ah la diferencia entre el hombre que est en elsendero ordinario de la evolucin, avanzando por su trabajo o su estudio, y el hombre queavanza, pero que lo hace con objeto de ser til y no tras del xito personal: con el fin deelevar la Humanidad un poco ms, y no solamente por ganar para la subsistencia. No hablocon ninguna idea de rebajamiento o desprecio para aquellos que trabajan meramente conobjetos ordinariamente mundanos. Esta es una parte necesaria en la evolucin. Cmodesenvolvera el hombre su mente, cmo refrenara sus emociones, cmo se desarrollara niaun fsicamente, si no experimentara los caminos del mundo y se esforzara por alcanzarxito en ellos? Est bien que los hombres trabajen por el fruto de la accin, bien que luchen

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    para conseguirlo, bien que los hombres sean ambiciosos, que se afanen por el poder y losaltos puestos, tras de la fama, los honores y el renombre. Juguetes! S, son juguetes; perolos juguetes con los cuales los nios aprenden a andar; los premios de la escuela de la vida,por los que los nios son estimulados al esfuerzo; los lauros en la lucha de la vida por loscuales se desarrollan la fuerza, la energa y las futuras posibilidades. No despreciis la masa

    comn del mundo, en la cual los hombres se esfuerzan y luchan cometiendo muchos erroresy desatinos, muchos pecados y aun crmenes, pues todo ello son lecciones de la escuela dela vida; todas esas son estancias por las que cada hombre tiene que pasar. As como lafuriosa lucha en el mundo del bruto desenvuelve la fuerza y la astucia y el poder paradefender la vida, as las luchas impetuosas entre los hombres desarrollan el poder de lavoluntad, el poder de la mente, el poder de la emocin, y hasta el poder de los msculos ynervios. En un mundo que procede de la infinita sabidura y el infinito amor, no hay leccinen la vida que no tenga su objeto, y en todos los premios del mundo - llamadles juguetesdesde el ms alto punto de vista, pues podis llamrselo -, en todos los frutos de accin queen la vida ms elevada se os pide que renunciis y que dejis a un lado, en cada uno deellos est Dios oculto; en cada uno de ellos su atraccin es el nico poder que seduce, yaunque se rompan en pedazos cuando os ass a ellos, aunque la ambicin se trueque encenizas cuando se ha satisfecho, aunque, la riqueza se convierta en una carga cuando se haconseguido, aunque el placer se vuelva hartura despus que se ha llenado la copa delmismo, siempre el cambio es otra leccin; la leccin que debis recordar fueexquisitamente tratada por el poeta cristiano George Herbert:

    Cuando Dios hizo el primer hombre,

    teniendo un vaso lleno de bienes ante si,

    '"derramemos -dijo- en l todo lo que podamos,

    concentremos en l todas las riquezas

    que se hallan esparcidas por el mundo".

    El poder fue lo primero que sali;

    sigui luego la belleza, la sabidura, el honor, el placer.

    Cuando casi todo estuvo fuera, Dios se detuvo,

    al percibir que, de todo su tesoro,

    slo la tranquilidad quedaba en el fondo del vaso.

    "Si yo llegara -dijo-a conceder esta joya a mi criatura,

    adorara a mis ddivas y no a m,

    y a ellas en la Naturaleza, no a Dios en la Naturaleza,

    con lo cual perderamos ambos.

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    Dejmosle gozar de lo dems,

    pero que lo disfrute con descontento e inquietud;

    dejmosle que sea rico y se haste, que al final,

    si no le impulsa el bien, ya la hartura

    le llevar junto a mi corazn".

    Esta es la gran verdad de lo valioso y despreciable a la vez de la vida humana; valioso,porque ella desarrolla las facultades sin las cuales no hay progresa posible; despreciable,parque toda en ella se rompe en fragmentos y deja las manos vacas hasta que stas, al fin,se asen a los pies del Seor. Ah est, pues, el valor de la vida ordinaria, y nuestro hombredel mundo ha empezado a reconocer que no en buscar el placer, las riquezas y el honor paras mismo puede hallarse una satisfaccin permanente, sino en el servicia de sus semejantes,en ayudar a los miserables, en ensear al ignorante, en levantar a los oprimidos, en aliviar

    la tristeza del desvalido. Hay muchos entre vosotros hoy que poseen riqueza y confort,cuyos corazones estn afligidos par las tristezas del mundo, y que, sin embargo, puedenpermanecer en su confort, en su lujo, mientras otros se encuentran murindose de hambre,miserables, oprimidos bajo la carga de la vida. Oh, el despertar de la conciencia socialentre nosotros el reconocimiento del deber social, de la responsabilidad social, es el signoms noble de la evolucin del hombre, una prueba de la venida de la nueva raza, quemostrar simpata en vez de indiferencia, compasin en vez de competencia, como normapara la vida externa del hombre! y a medida que esto crezca y se extienda ms y ms, loshombres del mundo darn estos pasos por anticipado. Pero debe ser con un impulsovigoroso, no con el pasajero sentimiento de compasin que os mueve a desprenderos de losuperfluo, a fin de dar para alguna buena causa o para alguna familia desgraciada lo quenunca habis de necesitar, y no prescinds de ciertos lujos de los que tenis para que otrosatiendan a las necesidades de la vida. Mucho ms que eso se pide de vosotros, oh, vosotroslos que os dirigs hacia la entrada del sendero!. Debis prodigaros vosotros mismos, y noslo lo que poseis, que en esto hay una inmensidad de diferencia. Debis sentir la tristezade los otros como sents vuestra propia pena; debis sentir la pena de los dems como lasents cuando taladra vuestro corazn. Debis sentiros aguijoneados por un irresistibledeseo de accin, que os impulse a lo largo del sendero de servicio de modo que no podisrehusar ni negaros a seguirlo. Entre vosotros encontris quienes son as, seres que nodescansan. Eso no es hacer sacrificios: eso queda por muy atrs de ellos. Las cosas a que elmundo llama sacrificios, constituyen sus delicias; ellos gozan prodigndose por s mismos:es slo un sacrificio en el sentido de que la vida espiritual est siempre consagrada a losdems; pero esto es goce y no tristeza, delicia y no sufrimiento; es, involuntariamente, casicomo una necesidad de la vida. En ellos es donde veis esa pasin por servir; donde veis esacomplacencia de renunciar a todo para que otros puedan ser ms felices; donde veis gentespensando siempre en lo que pueden hacer para ayudar, lo que pueden hallar para servir aquien est cerca de ellos, a quien puedan prestarle ayuda - ya en el crculo de la familia, yaen el ms extenso de la vida pblica -, pero debe ser constante y resuelto el propsito deceder lo que pueda aprovechar a los dems. En ellos tenis el espritu interno; que slo vivepara prodigarse y encuentra su satisfaccin en el servicio del hombre. He ah donde est,pues, el primer gran paso. Y dondequiera que veis eso, la persona se est acercando al

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    sendero, por ms que ella no haya odo jams hablar de l: est marchando hacia losMaestros, aunque no sepa que existen. Hay todava algunos que estn en el crepsculo de laincredulidad en la vida espiritual, y se hallan ms cerca de la entrada del sendero quemuchos que se llaman religiosos: esto es, que conocen la teora de la religin, pero que nosiguen sus prcticas. Y ved ah una cosa verdaderamente meritsima de la enseanza que

    ofrece el anlisis de una fase del materialismo: que en l no hay absolutamente recompensa,no se habla de goces del cielo, no se habla de "que el que tiene piedad del pobre presta alSeor y que lo que presta le ser pagado". En la vida del incrdulo, se sacrifica ste por elhombre sin tener recompensa adonde mirar, ni devolucin que esperar de las riquezas queprodiga, y, en esto, l alcanza la perfeccin del sacrificio del amor a s mismo, que muchosfervorosos cristianos, buddhistas e hindes le envidiaran por su profunda realizacin de lavida verdad. Hace veintin aos que ocurri lo que voy a referir de un antiguo amigo mo, aquien algunos de vosotros recordis bajo el nombre de Carlos Bradlaugh. Ah tenis unhombre que no haba credo en la vida del otro lado de la muerte, el cual, al morir,permaneci con la idea de que la muerte para l lo terminaba todo, que nada queda exceptoalguna buena obra que se haya hecho para el hombre, y yo s de una relacin, no msespiritual, que l, ateo agresivo como era, haca cuando hablaba de la fortaleza de lalibertad y de la felicidad que en el futuro espera alcanzar la Humanidad, aunque l crea queno la conseguira para s. El hombre que pueda decir tales palabras con la profundidad deconviccin que distingua todo lo que era suyo, es un hombre que est dando los primerospasos en el sendero, el cual en otra vida hallar con toda seguridad. Aprended, pues, que elservicio que se pide es aquel servicio altruista que da todo y no pide nada en cambio, y siencontris que en vosotros es una necesidad de vuestra naturaleza, no una eleccin, sino uninsuperable impulso, podis estar seguros de que sois unos de los hombres del mundo quedan los primeros pasos hacia el sendero. (Necesito decir en alta voz que cuando digo"hombres" quiero decir tambin "mujeres", pues no he de decir cada vez "hombre y mujer",por la dificultad que ofrece el hacerlo). Tomad, pues, esto como el paso primero y msvital. Hay otro que os sorprender como algo extrao, y, sin embargo, es verdadero. Elhombre que llega a estar posedo por un ideal de tal manera que ningn argumento niprovecho personal, ni ninguna de las razones que ordinariamente influyen en los hombrespueden retraerle de seguir aquel ideal, aquel hombre se encuentra caminando cerca delsendero. El gran psiclogo indio Patanjali, que escribi ciertos axiomas de Yoga, describien stos las estancias de la vida el hombre a travs de las cuales pasa la mente humana.Deca que hay el estado de mariposa, el estado de nio, en el cual la mente revolotea de unacosa a otra, como la mariposa sobre las flores, tomando un poco de miel aqu y all, siemprecambiando los objetos que le rodean, buscando placer, diversin, delicias, por todas partes.Aquella mente mariposa, deca, est lejos del Yoga. As es la mente joven, como l laconsideraba, la mente que es impulsiva bajo el influjo de las emociones, lanzndose pordondequiera, como si estuviese poseda tan pronto por una idea como por otra, ms fija quela mente mariposa, pero variando siempre de direccin, aunque sujetndose forzosamentecon el tiempo. sta, deca l, est lejos del Yoga. Hay, adems, el estado en que la mentellega a estar poseda por una idea, obsesionada si queris, pero tan amarrada y sujeta a ella,que nada puede apartar al hombre de seguirla. Ahora bien; si esa idea es un verdadero idealdirigido al servicio del hombre, consonante con la ley natural, el poseedor de tal idea estprximo a entrar en el sendero. No olvidamos que la idea fija puede ser la fija idea delalienado, pero entonces es un falso ideal, no uno verdadero. Estara en discordancia con lasleyes de la Naturaleza, no estara acorde ni en armona con la ley de evolucin, que es la ley

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    del progreso. Pero estudiando al manitico con su idea fija, podis aportar alguna luz en loque significa lo que llamamos estar un hombre posedo por un ideal. Esto lo veis en losapasionados, en los hroes, en los mrtires. Cuando un hombre procede como Arnold VonWinkelried, que se arroj sobre las lanzas del enemigo, cogi cuantas pudo entre sus brazosy volvi sus puntas contra su propio pecho para que se abriera una brecha en las filas

    contrarias a travs de la cual pudiesen pasar sus camaradas cuando l quedara exnime enel suelo; ese hombre est posedo con la idea de ayudar a su pas, y cuando se trata de sulibertad, el amor a la vida, el temor al sufrimiento que influyen en el hombre ordinario, notienen poder para cambiarle. Y, as, es un mrtir el hombre que muere antes de decir que loque l cree es una mentira. No implica para ello que l est en la verdad o en el error.Muchos hombres han sido martirizados por lo que ellos creyeron ser cierto, pero que eraerrneo. No importa para esto lo concerniente a la posesin de la verdad. Cuando unhombre cree cierta una cosa, de tal manera que le es ms fcil morir que negar su verdad, elhombre merece el ttulo de mrtir, y la corona del martirio es un reconocimiento ulterior dela verdad. Es la actitud del hombre lo que importa. Os expondr otro punto que osdemostrar que no someto a vuestra consideracin meramente las cosas con las que yoestoy del todo conforme. Una de las cuestiones que en el da se agitan con vehemencia es lapoltica que se est siguiendo ahora por el partido extremo en el sufragio de la mujer.Acerca de esta poltica no es deber mo expresar una opinin, cuando yo no tomo parte enuna cosa, nunca censuro un riesgo que no comparto; pero digo, que no importa que elpueblo interesado en ello honradamente tenga o no razn. No importa que tenga xito o notenga. No importa que su juicio sea razonable o loco. Estas cuestiones no afectan alcarcter, a la vida que se funda en el heroico sacrificio y la fervorosa devocin que estacarreando mujeres dbiles, refinadas y cultas a lo que es un infierno para ellas: el tribunalpolicaco y la prisin. He tomado ese caso, porque en un auditorio se hallan muy diferentesopiniones respecto de la cordura o insensatez de la accin, y yo quiero mostraros que, desdeel punto de vista oculto, la accin externa es como la cscara que se rompe y se tira,encontrndose dentro de la cscara el fruto de nobleza de carcter, de herosmo y valor, deperfeccin, de propia devocin. Cuando se encuentran gentes tan poseidas de una idea queningn argumento en el mundo basta a separarles de ella, yo os digo, por aquella gran reglaoculta que muchos de nosotros conocemos como verdadera, que ellas se estn acercando alportal del sendero, porque los errores del cerebro pueden ser corregidos rpidamente, casien un momento, pero el fundamento de herosmo, devocin y propio sacrificio, es la obrade muchas vidas de vigoroso esfuerzo. En ese camino es en el que el ocultismo juzga detodas estas cosas en el mundo. La accin externa es la expresin de algn pensamientopasado, de alguna pasada emocin: el motivo para la accin es todo lo que interesa. Portanto, mirando el mundo a nuestro alrededor, no juzgamos de la dignidad de un hombre porsus actos, sino por sus pensamientos: por la voluntad, no por la emocin. Estas son lascosas que perduran: las acciones pasan rpidamente. Yo no s si, sin pareceros por unmomento demasiado personal, os diga un incidente de mi vida que, segn me dijo madameBlavatsky, me llev en la actual vida al portal de la iniciacin. El hecho fue un crassimoerror, una gran equivocacin - y lo menciono con el mayor placer, porque fue unaequivocacin y no un acto que estuviera sabiamente pensado o sabiamente ejecutado - ladefensa del folleto Kanowlton, apoyando un libelucho miserable, cuyo autor muri antesque yo naciera, del que nadie poda estar orgulloso, que a nadie poda agradar y que yoapoyaba solamente porque pensaba en el sufrimiento de los pobres, que habra deprolongarse hasta que la cuestin de poblacin fuera permitido discutirla. Ya s que en

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    estos das hay miles que son de mi misma opinin. Entonces no era as. Ello significaba unadesgracia en apariencia de ruina social, especialmente para una mujer, y era cual unabsurdo, una cosa que nadie pudo haber hecho, mirado desde el punto de vista del mundo, ypor eso lo menciono. Todo era errneo, excepto el deseo de aminorar el sufrimiento de lospobres; pero porque esto era el motivo, porque por causa de los pobres yo dejaba a un lado

    todos los valimientos de mujer, me llev esto al portal de iniciacin en esta vida. No podisconsiderar un caso ms extremo. Ya veis, pues, por qu digo que la ley oculta juzga delmotivo y no del acto externo en que aquel motivo se materializa en el mundo de loshombres. Y no fue obstculo para ello el que uno de mis primeros actos, despus deingresar en la Sociedad Teosfica, fuese refutar completamente la totalidad de esa teora,lgica desde el punto de vista del materialismo, pero imposible desde el punto de mira delespiritualismo. Esa fue mi clave. Reconoced, hermanos, por lo tanto, que lo que habis deestudiar es vuestro motivo ms que vuestro acto. Ejecutad vuestras acciones tan sabiamentecomo podis; usad vuestros mejores pensamientos y vuestros mejores propsitos parajuzgar lo que es justo, antes de hacerlo, pero cuidad de que los ojos que examinan no la caraexterna, sino el corazn del hombre, apliquen un ms recto juicio que el juicio del mundo.Entregaos por completo al servicio de los dems, sin reservas; ayudad donde quiera que seaposible hacerlo, trabajad donde quiera que veis para ello la oportunidad; consagraos aalgn gran ideal; seguidlo a travs de la niebla o de la luz del sol; proseguid en la tempestadcomo en la calma. Y cuando las vidas que habis dejado atrs, lleguen a florecer en stacon tales flores de servicio, de herosmo, de devocin, entonces, hombres del mundo comovosotros sois, desconociendo las cosas de que hemos hablado, no sabiendo nada de laexistencia de los Maestros, de las glorias del mundo oculto, estaris comenzando a dar losprimeros pasos que os llevarn al principio del camino del sendero, el cual inevitablementeos har empezar a buscar al Maestro, si bien l os encontrar mucho antes de quecomencis a buscarlo. Aunque el buscarle sea necesario en este bajo mundo; aunque elacuerdo entre el cerebro y el corazn sea aqu necesario y debe ser dirigido a la bsquedade aquel cuyo discpulo se desea ser, tened entendido para ayuda vuestra, que el Maestroest junto a vosotros desde mucho antes que lo buscaseis; que el Maestro est vigilandomientras estis todava observando con vuestros ojos; mientras que pensis que estis solossirviendo al hombre; mientras que pensis que estis solos ayudando a los de abajo, a losmiserables, a los ignorantes, a los que sufren; el ms elevado servicio, donde el juicio de losgrandes Seres se formula y es pronunciada Su sentencia, aunque vosotros no la conozcis:"Tanto como hiciereis con el ms pequeo de estos hermanos mos, lo habris hechoconmigo"

    BUSCANDO AL MAESTRO

    Los Sufis, que son los msticos del Islam, tienen un proverbio excelente, que se refiere a labsqueda del Maestro, que es nuestro tema de hoy. El mstico Sufi dice: "Los caminos parair hacia Dios son tantos como los alientos de los hijos de los hombres". Esto es cierto.Muchos son los diferentes temperamentos de los hombres, muchas sus diferentesnecesidades, y los ruegos de los corazones de los hombres son tan varios como lo son las

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    satisfacciones que stos desean. Si miramos hacia esos numerosos caminos, esas diversasexploraciones en busca de la verdadera vida, la vida del espritu, para hallar al Maestro querepresenta esa vida, encontramos que esos muchos caminos estn prcticamenteclasificados en tres grandes divisiones, y a lo largo de una o de otra de stas vemos a losexploradores cmo empiezan a comprobar el hecho que buscan. Unos estn movidos por un

    ardiente deseo de conocimiento, por el anhelo de comprender, por la imposibilidad de dichaintelectual para ellos en tanto siga siendo el mundo un indescifrable rompecabezas, en tantoque los problemas de la vida permanezcan incontestados y aparentemente incontestables.Tambin otra clase numerosa emprende la bsqueda por medio de un intenso amor a unapersona que simboliza un ideal, por lealtad y devocin hacia un leader, un adalid, en el cualve representados los ms elevados deseos por realizar en la vida. Una tercera clase, grande,siente despertar ese deseo a la vista de la irresistible pena del mundo, de los terriblessufrimientos que oprimen a tantos de nuestra raza; por una resuelta determinacin demodificar todo lo que sea modificable; por rechazar la creencia, de que haya ni un solosufrimiento de la Humanidad que no est al alcance del hombre el remediarlo, por medio dela aplicacin del pensamiento, del amor, de la actividad. Los que son impulsados aacometer la bsqueda ante el efecto de las tristezas del mundo, forman un elemento untanto rebelde en el gran bando de los que se ocupan de la bsqueda en su aspecto mselevado y aquel sendero es, quiz, el ms familiar para m, porque a lo largo del mismo esdonde yo vi, y por aquel sendero encontr. Y aquello que uno ha experimentado, el caminoque uno ha recorrido, permanece siempre el ms real, el ms llano, el que es ms fcil deexponer a los dems. En el pasado yo me introduje y permanec en las callejuelas de estavasta ciudad cuando sonaba la hora de dejar el trabajo y los palacios del Gin eruptaban suoleada de borrachos -miserable humanidad!-; los hombres, violentos, enfurecidos yjurando; las mujeres, sucias y miserables, estrechando junto a sus pechos criaturas yaenvenenadas con la maldita bebida. Yo acostumbraba a entrar en los infiernos de los quesudan, donde miserables hombres y ms miserables mujeres pugnaban por el derecho demorir de hambre, pues aquello no poda llamarse vivir. Yo he odo de bocas de los hombresuna relacin que es la triste demostracin de que, econmicamente, sea ms bajo el salariode la mujer que el del hombre, cuando contra el pretexto "No podemos vivir con esto" sehace referencia a aquel ltimo recurso del cual no se puede privar a la mujer: la venta de smisma por pan. Yo he acudido a media noche, pisando fango e inmundicia, a los mitines deconductores de carruajes y tranvas: la nica hora que ellos podan hallar para consultarsemutuamente acerca de algn remedio para mejorar sus mezquinos salarios. Y fuera de todoaquello que evoca en tales actos la realizacin tan viva del sufrimiento humano, tanvehemente deseo de encontrar un medio por el cual pudiera ser curado tal sufrimiento, y,finalmente, el desprecio de las fatigas humanas, al ver que los efectos de su miseria leshacan escasamente aptos para ser elevados a un mejor estado social, fuera de eso, aquellorepresentaba la intensidad con que se aspiraba a encontrar algn camino de redencin quepudiera existir. A lo largo de una o de otra de estas veredas puede el hombre ascender, y asha sido declarado con verdad en una escritura oriental: "Por cualquier camino un hombre seacerca a m, y en aquel camino yo le doy la bienvenida, pues todos los caminos son mos".En el siglo XIX, especialmente en su poca final, vemos aparecer entre los poetas la actitudde aquellos que buscan de algn modo remediar la afliccin del mundo. Encontramos alrobusto y festivo optimismo de Robert Browning, que canta: "Dios est en su cielo: todo vabien para el mundo", olvidando, segn nos parece a alguno de nosotros, que Dios no estsolamente en el cielo, sino que es preciso encontrarle en el infierno de las miserias

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    humanas. Las palabras del antiguo salmista judo nos da una mejor nota de esperanzacuando declara: "Si asciendo al cielo, T ests all; pero si hago mi lecho en el infierno,miro y all ests T tambin". La idea de que la responsabilidad de todo est en Dios, tiendea la indolencia y se convierte en mal. Pero, por otra parte, no debemos olvidar que haymiles de los buenos, fervientes y devotos como los hombres y mujeres de la Church Army

    y de la Salvatin Army y de otras muchas organizaciones para ayuda de los pobresdesamparados, que encuentran en ella una fuente de consuelo y de inspiracin. A veces nose puede menos de admirar el esplendor de la fe, que surge contra todo razonamiento, alparecer, de las insondables profundidades del espritu en el corazn humano, que cree ytrabaja contra toda dificultad, que cree en un Dios de Amor all donde el mundo presentatestimonios en contra. Pero hay tambin otra clase que no toma aquel punto de vista que yollamo festivo y robusto optimismo, sino otro ms noble, el cual expresa Tennyson en sufamoso In Memoriam, punto de vista que espera, contra toda apariencia externa, y seresigna con la ignorancia como lote inevitable del hombre. Recordaris cmo proclama loque parece ser su propia posicin y que le hubiese estimulado escasamente a buscar alMaestro:

    Oh!, sin embargo, confiamos en que algo buenoser el trmino del mal;

    de las angustias de la naturaleza, pecados del deseofaltas de fe y manchas de sangre;

    que nada marcha sin objeto,que ninguna vida ser destruida

    o arrojada al vaco como despojocuando Dios haya completado la pila;que ni un gusano es creado en vano,

    que ni una polilla con vano deseoes consumida sin fruto en la llamao sin proporcionar utilidad alguna.

    Fijaos que nada sabemos;que slo podemos confiar y esperar de todo,

    que, al fin, lejos, el bien llegar,como tras el invierno llega la primavera.

    Mas no son todos los que pueden permanecer satisfechos con esa esperanza, los que secontentan con decir; "No podemos saber"; y tratndose de naturalezas violentas, tales comoera la ma a la vista de la miseria que reinaba en aquellos das a que he aludido, las msapasionadas palabras de Myers parecen expresar mejor nuestra actitud en la vida:

    Si as no fuera. oh, Rey de mi salvacin!,

    muchos te maldeciran, y yo uno de ellos.despreciaran tu bendicin y se apoderaran de tu condenacin;se mofaran y desdearan la salida del solsaludndote con una carcajada de escarnio;

    se encolerizaran de que has sido admirado tanto tiempo,y dudaran s alguna recompensa futura

    les esperaba por su canto de intolerancia.

    Este es uno de los caminos en que el hombre es despertado para que pueda realmentebuscar, pues hay caracteres que muy desesperanzados de ayuda externa, toman sobre s el

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    cuidado de buscar lo que pueda convertirse en ayuda; que dicen acaso con desesperacin,pero no desesperanzados del todo: "No hay otro Dios, oh, hijo!, si T nadie eres"; querealizan la belleza de las palabras de William Kingdon Clifford: "Se dice: Comamos ybebamos, que maana moriremos. Digamos ms bien: Echemos mano y ayudemos, pueshoy estamos vivos y juntos". Esto inspirar una bsqueda que estimular al esfuerzo. Los

    msculos mentales estarn dispuestos para luchar y para conquistar el fin. Aquellos que poralguno de estos senderos han alcanzado el punto desde donde perciben que deben conocer operecer; donde sienten que deben hallar un ideal perfecto o perder todo nimo de vivir;donde advierten que deben hallar un remedio y no slo un anodino para la pena humana,aquellos han llegado al punto en donde algo vendr en su camino a estimular una resueltabsqueda del maestro: algn incidente tal vez de aparente insignificancia, que niremotamente les habla de lo que ellos van a buscar. Unas veces es un libro tomado al azarde la mesa de un amigo mientras se espera la llegada de ste; un libro, acaso, como ElMundo Oculto, de Mr. Sinnett, como uno cualquiera de los libros teosficos que tanampliamente extendidos se encuentran al presente. Y abrindolo y pasando y repasandohojas descuidadamente, son "trados y principian a leer, siguen despus estudiando ycomienzan a aprender; a veces, una conferencia escuchada impensadamente por un hombreque slo se propona pasar un rato de ocio; a veces un cuadro como las sugestivas pinturasdel gran artista Watts; a veces, cuando las circunstancias no son a propsito para escogerese libro, or esa conferencia o hablar a algunos amigos de estos grandes problemas, sueleocurrir, como me ocurri a m, no por un libro, ni cuadro, ni conferencia, sino por una vozque pareca salir de dentro de m, que era tan clara o ms que mi propia voz, y a la que, sinpensar, contest con palabras, como hablando a uno como yo. Yo estaba en una oficina dela City, en aquel extrao silencio que hay en la City cuando llega el reflujo de toda aquellahumana marea retirada a los suburbios y se percibe aquella extraa soledad que slo alltiene lugar en las tranquilas horas de la noche. Y en la voz haba algo que me pareci por elmomento un tanto severo, claro, firme, pretencioso: "Quieres abandonarlo todo para quepuedas conocer la verdad?" Yo, simplemente, sin vacilar, contest: "Seguramente, eso estodo lo que yo necesito". "Pero -replic insistente-, no hay algo que te retenga atrs?Quieres dejarlo todo?" Y respond otra vez: "No hay nada que yo no abandone si yo slopuedo aprender". Y entonces la voz cambi en una msica que pareca llena de sonrisas ybenevolente compasin: "Dentro de muy breve tiempo la luz brotar". El silencio renacidespus, y yo qued maravillada de lo que haba ocurrido. Pero dentro de los quince dassiguientes a tan extrao acontecimiento La Doctrina Secreta de madame Blavatsky, fuepuesta en mis manos por Mr. Stead, editor entonces del Pall Mall Gazette, con el ruego derevisarla, por estar fuera de la lnea de conocimientos de sus jvenes escritores. Llev acasa los dos grandes volmenes y me sent a leerlos, y lee y lee, hora tras hora, permanechasta que ya alumbraba la luz del da, y conoc aquello tras de cuya investigacin haba yopasado muchos y largos aos en vano, esto es: veintitrs aos haca, y, desde aquella horahasta la en que esto aconteci, la luz haba brotado como brota siempre en el sendero deinvestigacin antes y despus de encontrar, pues es una verdad en el siglo xx, como lo hasido antes, que: "Aquellos que buscan hallarn, y aquel que llama se le abrir", De modoque, tanto en uno como en otro camino, el conocimiento viene, el conocimiento de losgrandes hechos de que os habl en la semana ltima: la reencarnacin y el karma, queexplican la condicin de las cosas de hoy, y que, aplicado a las de maana, puede remediarnuestros males sociales, dando tiempo y medios para cambiarlos. El conocimiento no sloresuelve el presente, sino que ayuda a la creacin de un porvenir ms noble, pues se puede

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    aplicar a los problemas de educacin de los ms miserables y depravados, de criminologa,de gobierno, y escoger los mtodos de cambio, segn los objetos que se proponganconseguir. Al que busca se le muestra primero la teora, dndole a conocer las verdades enque el mundo est basado y el conocimiento de la ley le sugiere los medios y posibilidaddel cambio. En adicin a aquellas dos grandes verdades fundamentales, las otras dos que yo

    he mencionado, o sean: el hecho de la existencia del sendero y la existencia de aquellos quelo han hollado, los maestros, responde al corazn y a la mente del que busca con el deseovehemente no slo de saber, sino de ser un instrumento para ayudar al divino plan de laevolucin humana. Ellos dicen al ardientsimo buscador cmo puede hollar el sendero,cmo puede encontrar al Maestro, y, verdaderamente, brota entonces la luz en las tinieblaspara que pueda ver ante si los peldaos por donde ha de ascender para poder alcanzar lameta, aunque sta se halle todava fuera de alcance, aun de la vista. Cuando la palabra hasonado como lo encontris en una antigua escritura hind: "Despierta, levntate, busca a losgrandes maestros y espera", entonces surge de la boca del que busca la alegre respuesta:"Ya estoy despierto y me he levantado; busco los maestros y no cesar de buscarlos hastaque los halle". Entonces, en el conocimiento desarrollado ante l, la teora completa de labsqueda se halla manifiesta: cmo el hombre debe buscar, qu debe hacer, las condicionesque debe aceptar en la bsqueda y la seguridad de que la ley recompensar al buscador conel hallazgo. l descubre en su estudio que hay una ciencia llamada la ciencia de unin o laciencia del Yoga, como es llamada en el Oriente, pues Yoga significa solamente unin, y laciencia de unin conduce a la gran verdad que representa esta palabra, y l ve entoncesextenderse ante s el principio del sendero y aprende las cualidades necesarias para hollarlo.Qu es el Yoga?' No es ni ms ni menos que la aplicacin de las leyes de la evolucin dela mente humana a la individual: el camino en el cual la mente humana evoluciona clara ydefinidamente bajo la ley, y ensea cmo aplicar aquellas leyes al caso individual de modoque se active la evolucin de la mente y habilite al hombre para adelantar a su raza y que,por este medio, pueda ayudarla para que active a su vez su evolucin. Yoga, por tanto,significa la aplicacin de estas leyes y, en unin de esto, una disciplina de la vida. Ahorabien, esta disciplina de vida es necesaria para aquellos que quieran aplicar las leyes a unams rpida evolucin de s mismos, pues si las leyes ordinarias de la Naturaleza, de lascuales estamos rodeados, nos llevan a la evolucin ordinaria, si acrecentamos suimportancia y el esfuerzo consiguiente, debernos hacer algo para fortalecer todas aquellaspartes de nosotros mismos que estn sometidas al esfuerzo en la ms rpida evolucin queestamos resueltos a seguir. Esta es la razn para la disciplina de la vida. Esta disciplina noes arbitraria; no es, como creen algunos, un propsito de parte de los maestros paramantener obstculos en el camino que conduce a ellos, los cuales el hombre estar falto devoluntad o ser inhbil para dominar; es una necesaria salva guardia para el candidatocontra los peligros de este rpido progreso, por el gran esfuerzo de cuerpo y mente que steexige. Y aunque seis capaces de daros cuenta de la razn de esto; aunque admitis comocada buscador del Maestro admite, que se exige hacer en breve espacio de tiempo lo que suraza tardar cientos y miles de aos en alcanzar, y que, por consiguiente, si no por otrarazn, l debe preparar un cuerpo no preparado, una mente no ejercitada para la enormetarea a la cual se est dedicando; aunque comprendis todo esto, es preciso no ir ms alldel punto a que se ha podido llegar; los conocimientos meramente tericos de las verdadesfundamentales, los hechos del sendero y de los Maestros. Cuando de la teora pasis alprincipio de la prctica; cuando del estudio, como podis estudiar una ciencia en los librosde texto, pasis a los experimentos de laboratorio y comencis a manejar las substancias

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    qumicas para formar combinaciones y an hacer nuevas investigaciones, entonces, comopodris suficientemente conocer, necesitaris un gua, un maestro; de otra manera, tomandopara s lo que la mayora deja a un lado, desconociendo las condiciones, se puede daar,mutilar, matarse, porque se estn afrontando peligros que la gran mayora de la razadesconoce. Ahora bien; la ciencia del Yoga tiene sus prcticas y experimentos propios, y,

    por tanto, tiene sus peligros peculiares. Si creis posible que exista tal ciencia; si por elestudio os habis convencido de que tal ciencia existe, es pueril clamar en contra de lasrestricciones que, como en todas las ciencias, se imponen a sus estudiantes hasta que hanaprendido y conocen, y entonces pueden ir adelante como quieran, porque el conocimientoha justificado su independencia. Esta disciplina de vida, lo concedo francamente, detiene aun considerable nmero de aquellos que dicen que quisieran comenzar las investigacionesque al presente significan hollar el sendero. El hombre, a veces, se resiente ms de lasrestricciones que afectan a su vida diaria que de otras cosas ms impalpables, y, desdeluego, menos comprobadas por l. Tomad, por ejemplo, una costumbre muy comn,especialmente en el mundo occidental, e introducida desgraciadamente en la actualidad enel Oriente; la de tomar bajo distintas formas las bebidas alcohlicas. Yo admito que para lagran mayora de los nombres y mujeres del mundo que siguen la vida ordinaria de loshombres no inclinados a caer en los excesos que vemos entre los menos cultos y menosintelectuales, les resulte muy poco dao al tomar una cierta pequea cantidad de vino o delicor. Yo admito que los hombres pueden hacer esto toda su vida, y lo mismo las mujeres,con muy poco dao. Aquellos que adoptan la abstinencia sin desear seguir el Yoga, lohacen, probablemente, porque ven a donde conduce el exceso y comprueban que el ejemploes mejor que el precepto. Ven que se perjudicaran algo; pero ellos estn perjudicndoseconstantemente por hbitos insanos, y uno ms o uno menos no es cuestin de vida omuerte, aunque puede acortarse algo la vida o abrir algn resquicio capaz de dar entrada aalguna enfermedad. Todo esto es muy diferente cuando se principia la prctica quebuscando le conduce al Maestro, pues parte de esa prctica es lo que se llama meditacinconcentrada, definida, pensando intensamente en una lnea determinada para estimular ydesarrollar vuestros rganos, al presente rudimentarios, los que no se desarrollarn en elhombre ordinario, en el curso corriente de la evolucin durante un tiempo considerable, sibien admito que muchos, entre nosotros, estn justamente comenzando a desarrollarlos.Ahora bien; aquellos rganos estn en el cerebro fsico; rganos que los doctores handeclarado ltimamente que son peculiarmente susceptibles de afectarse por todo vapor dealcohol, el cual para ellos es un veneno y les imposibilita por completo para funcionar.Cuando comenzis deliberadamente a apresurar su evolucin desde las rudimentarias osemi rudimentarias condiciones en que hasta ahora se encuentran hasta la actividad por lacual esos rganos se convierten en el puente entre los mundos fsico y astral, por virtud delcual llegis a producir ciertas vibraciones, a las que el resto de los cerebros no respondennormalmente; si acrecentis el flujo de sangre a los rganos que son literalmente lospuentes de comunicacin; si estimulis los pequeos vasos que los alimentan, provocarisel peligro de una inflamacin mucho mayor, y es locura hacerla si aquellos rganos sehallan todava sufriendo el ms leve envenenamiento alcohlico, pues si bien se resiste sinmucho dao mientras a los rganos se les deja solos, se convierten en una fuente deactividad y de peligro serio, desde el momento en que estn estimulados a su crecimiento;desde el momento en que se fija en ellos la atencin para que puedan ser desarrollados; deaqu parte la disciplina de vida para el estudio prctico del Yoga, esto es, de la supresinabsoluta de toda clase de licores espirituosos. Otra exigencia que se hace ms molesta

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    todava en el animo de muchos, y yo concedo que es penosa para aquellos que estn encontacto frecuente con el mundo, es el dejar la alimentacin de carne bajo todas sus formas.Estas no envenenan del mismo modo, pero tienden lentamente a hacer el cuerpo msgrosero, y la mira del estudiante del Yoga es tener un cuerpo que sea muy fuerte y muyresistente, s, pero que al mismo tiempo sea muy sensitivo y muy responsivo a las

    vibraciones de los mundos ms sutiles de materia y vida. Habis de llegar a ellos convuestro sistema nervioso y con vuestro cerebro. Habis de formar stos a propsito, y laformacin depende de la clase de alimento que tomis; y poniendo a un lado todas lascuestiones del sentimiento (aunque no deben ser puestas a un lado para los que quierenbuscar al Maestro de compasin), y tomando slo en consideracin los resultados fsicos,aparte de toda indiferencia al dolor y sufrimiento de los animales, encontris que, aunquevuestros nervios y vuestro cerebro estn preparados, las vibraciones de materia ms sutil,accionando sobre ellos a lo que vosotros estis invitando, tendern a desorganizar ambos ya exponeros a desrdenes nerviosos y a varias formas de histerismo. Es un deber obligadoel hacer semejante advertencia. Si necesitis veda justificada, recordad a los msticos ysantos, cuya religin no les impuso una estricta disciplina de vida. Encontrarispensamientos y juicios desequilibrados, mucho de emocin histrica mezclada con unesplndido conocimiento profundo del mundo llamado invisible, y una maravillosaresponsividad a los poderes emanados de los seres de mundos ms elevados. Esto es tanirrecusado, tan irrecusable, que algunos psiclogos han utilizado esto como una prueba deque en todas las religiones la alta visin es realmente una forma de histerismo y de quetodos los grandes santos y profetas y maestros de religin se vuelven ms o menosdesequilibrados cuando han llegado a ser conscientes de los mundos invisibles. Vosotrossabis hasta dnde lleg Lombroso en esto, y muchos de su escuela van hasta donde l fue.Si queris buscar sin peligros; si queris conservar vuestro equilibrio y vuestro sistemanervioso fuerte, sano y saludable, debis estar dispuestos a pagar el precio que todos hanpagado en el pasado y en el presente, para que cuando afrontis aquellas ms sutilesvibraciones, cuando las dejis actuar sobre el cerebro y el sistema nervioso, puedan viviruna vida diferente de la que gobierna a los hombres y mujeres del mundo y puedanprestarse a servir de instrumento que reproduzca prontamente las vibraciones espirituales.Por esto debis utilizar prcticamente el Yoga para proteger una aplicacin de las leyes dela mente a la ms rpida evolucin espiritual y la disciplina de vida ms amplia aplicable,desde luego por aquellos que practican, que no slo estudian. Entonces el buscadorencuentra que hay ciertas condiciones dictadas para hollar la primera parte del sendero,aquella a que los catlicos romanos denominan el Sendero de la Iniciacin, que los hindesy los buddhistas llaman probatorio o preparatorio. Aquellas condiciones estn trazadas,plena y definitivamente, para que cada hombre pueda comenzar a practicarlas, y la prcticade ellas, con alguna ligera restriccin que os expondr en un momento, no necesitacomprender aquella disciplina de vida de que he estado hablando, porque sta, con unaexcepcin, no lleva a cierta prctica definida de meditacin. Estas condiciones se dice queson cuatro. Primeramente, el poder de discernir entre lo ilusorio y lo real. Ya tratar ms delleno de estos puntos ms adelante, pero necesito hacerla ahora someramente paramostraros la lnea de la preparacin. Debis aprender a distinguir en cada caso y en cadapersona a vuestro alrededor el elemento permanente y el no permanente; entre la superficiey el contenido, como si fuera entre lo eterno y lo transitorio. Esta es la primera de lascondiciones, que conduce necesariamente a la segunda, pues cuando distingus entre lopasajero y lo duradero, vens a haceros indiferentes a las cosas que son siempre mudables,

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    mientras permanecis slidamente fijos en aquellas que reconocis como permanente. Lasegunda condicin es la llamada tranquilidad de espritu o prdida de deseos, la ausencia dedeseo para lo pasajero y mudable, la concentracin del deseo en lo eterno, en aquello que loes. La tercera condicin est formada de las seis joyas o cualidades mentales que debisadquirir: primera, dominio de la mente, que debis poder fijarla slidamente en una sola

    cosa para extraer todo el contenido de ella y usarla como un instrumento en la formacindel carcter; porque vuestra mente, recordadlo, es vuestro solo instrumento, por el cualpodis formaros y reformaros. Como el mallete y el cincel en manos del escultor, as esdominada la mente y movida por la voluntad: son el mallete y el cincel en manos delhombre, que quiere crear del tosco mrmol de la propia Naturaleza la imagen perfecta de lodivino, que l busca dentro de aquel mrmol. Despus, el dominio de la accin que esfraguada por la mente, y la gran virtud de la tolerancia. Ninguno que sea fantico, de mirasestrechas, antiliberal, puede entrar en el sendero que buscamos. Tolerancia amplia,omnipenetrante: esta es una de las cualidades, que significa mucho ms de lo que pensis.No forma su espritu la frase: "Oh, si !; estis del todo equivocado, pero podis continuaras vuestro camino". Esto no es real tolerancia, es ms bien indiferencia respecto de lafelicidad ajena. La tolerancia real nace del reconocimiento del espritu en el corazn decada cual, en el corazn de aquel que conoce su propia senda y la toma, reconociendo encada uno el espritu que conoce, viendo en cada cual la voluntad del espritu que escoge, nodeseando jams, por ningn concepto, forzar, ni menos obstruir; ofrecer algo que tengamosde valor, pero nunca tratar de violentar al mal dispuesto para aceptarlo; colocar ante la vistade otro lo que creemos que es verdadero, pero no sentir ni clera, ni vejacin, ni irritacinsi no es verdadero para l. Recordad que la verdad no es verdad para uno hasta que l la vey la abraza por s mismo, y que estamos construidos de tal modo, nuestra naturaleza internaes tan verdad, que en el momento que vemos una verdad la abrazamos. No es conargumentacin, sino con reconocimiento con lo que el espritu en el hombre encuentra laverdad sin velo, y mientras la venda est en los ojos y no podemos verla, es para nosotrosuna falsedad, porque nuestra naturaleza no la ha reconocido como verdad. Eso es lo que latolerancia significa; conservar la vuestra queriendo compartirla, pero rehusando imponerlao atacar. La cuarta joya es paciencia, aquel fuerte poder capaz de sostenerse sin perder elcamino, de poder hacer frente a todo en la bsqueda de la verdad, sin retroceder nunca antela dificultad o el peligro; que no conoce el desaliento ni admite la desesperacin; que estsegura de que la verdad se puede hallar, y resuelve hallarla. Cada obstculo le hace msfuerte, cada lucha fortalece sus msculos, cada derrota le hace levantarse otra vez a lucharpor la victoria. Necesita paciencia el hombre que desea hollar el sendero ms elevado.Necesita tambin fe; fe en el Dios que est dentro de nosotros; fe en el Dios manifestado,en el Maestro; fe en la vida nica de la cual todos somos manifestaciones; fe inconmovida einconmovible, exenta de toda posible duda. Tambin necesita equilibrio; el "canto celestial"es equilibrio, ausencia de excitacin, ausencia de pasin, la transmutacin de excitacin ypasin en voluntad, que las hace totalmente inconmovibles; el poder de permanecer serenomientras todo alrededor est en conmocin; el poder de estar solo en donde otros han huidoy desertado. Este perfecto equilibrio es otra cualidad. La sexta de estas joyas de la mente esel deseo de liberacin, la voluntad de conseguirla para poder ayudar. Estas joyas no esnecesario que sean completamente ganadas del todo antes de encontrar al Maestro; de otromodo, sin ellas el encontrarle sera casi imposible. Todo esto quiere decir que esas son lascualidades a que debis aspirar y tratar de construir en vuestro carcter, y construiris mejorsi conocis lo que queris. Se estudia mejor cuando el objeto que se estudia lo tenemos ante

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    nosotros. Estn dictadas por los Maestros, como requisitos que debis cumplir los quedeseis encontrarlos y llegar a ser sus discpulos. En el momento en que las cualidades sonconocidas de nosotros, debemos comenzar a trabajar en ellas; en el momento en que lasvemos, debemos comenzar a desarrollarlas, y slo un pequeo desarrollo de cada una esnecesario, antes de que la bsqueda se convierta en hallazgo. Pero podis decir: Cmo

    empezar, Cmo trabajar en ellas? No por aquel vago deseo de ser mejor de lo que sois, quees lo que algunos parecen saber de la inmortalidad, deseo invencible que fuerza a muchoshacia el sendero. El medio por excelencia es profunda meditacin y tambin su prctica enla vida. No hay realmente otros medios, porque la meditacin es pensamiento concentrado,y pensamiento concentrado es, como acabo de decir, vuestro nico instrumento cuandoestis reformndoos. Meditacin quiere decir, que vuestra voluntad por un tiempo se alejadel mundo, no por mucho tiempo al principio, porque es un esfuerzo sobre el cerebro; cincoo diez minutos por la maana es bastante para empezar, y si lo habis hecho bien, loencontraris suficiente, porque estaris bastante cansados despus de que los diez minutoshayan pasado. Durante ese tiempo os alejis del mundo exterior, os aislis de lcompletamente; construs como una muralla a vuestro alrededor, a travs de la cual nopueden penetrar los pensamientos, las esperanzas y los temores del mundo exterior. Estisdentro de vosotros mismos, en el sagrario de los sagrarios que hay dentro de vosotros, yall, en el silencio, os sentis en el recinto interno de esta muralla a escuchar la voz del ego,a esperar la entrada del hombre superior en su reino. Y cuando habis construido vuestramuralla y os habis aisladodel mundo externo, entonces reducs a vuestra mente, siempreerrante y conturbndoos, y la fijis en una sola idea. Fijaos, si os place, en la primera de lascualidades, la ms difcil bajo muchos puntos de vista: el discernimiento. Comenzisfijamente a pensar en lo que ella significa; a pensar, digamos, en vosotros mismos. Llegisa comprobar que hay mucho en vosotros que cambia, que no es permanente: vuestro cuerpocambia, vuestras emociones cambian, vuestras ideas cambian. Todo ello pertenece a loirreal y no a lo real. Para comprobarlo, prescindid de stas y aqullas, sea una por una,separadamente, o sino tambin con el cuerpo. Prescindid de un sentido como el de la vista,por ejemplo, y tratad de realizar el mundo como si en l no existiera este sentido, paraforzaros a realizar que l no es vosotros mismos. Sentid una emocin y prescindid de ella:aisladla, rehusad vibrar en respuesta a ella, y veris cmo aquellas mudables emociones noson vosotros. Poned tambin a un lado aquellos veleidosos pensamientos que cambian concada aliento, y veris como aquella fantasmagora de ideas no sois vosotros. Y continuadas, aislando parte tras parte, hasta que parezca que nada queda, porque encontris que todoes variable, y buscad entonces lo real, lo que no cambia. Pero en aquel vaco que habrishecho; en aquel vaco donde lo irreal ha desaparecido, en donde se ha desvanecido lomudable, en donde por un momento os creis chasqueados, en aquel vaco surge devosotros la ms alta conciencia, lo inmortal, lo inmutable, lo eterno, la voluntad, de la cualvuestros mudables deseos son la reflexin en el mundo inferior; la sabidura, de la cualvuestros variables pensamientos son imgenes en un mundo ms bajo; la actividad, de lacual vuestras volubles acciones son un reflejo en ese mundo inferior. Separados de todasesas imgenes cambiables, os sents con voluntad, sabidura y actividad. Lo mismo que elsol en el cielo es uno, pero es reflejado en miles de soles en estanques, lagos, ros yocanos, as conocis el sol del espritu dentro de vosotros, por las quebradas reflexionesque encontris del mismo en el ego inferior. Por la meditacin adquiriris el conocimientode que sois eternos, y que todas las cosas variables son slo imperfectas reflexiones devuestro ego real. Fuera de esta tranquila meditacin, fuera de esta gran realizacin, entris

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    de nuevo en vuestro mundo externo de imperfectas imgenes, y vivs en lo eterno mientrasestis ocupados en ese mundo exterior, porque sabis que estis tratando slo conreflexiones, pero con reflexiones que son de vital importancia para edificar el carcter ypara ayudar a los hombres. Sabis que hay algo ms all de ellas y de vosotros mismos,pero gustosamente sals al mundo de los hombres para llevarles lo que habis hallado en el

    silencio de la cmara de vida. Vivs lo que en esa cmara habis aprendido; permanecis enla luz que se ha prendido en vosotros, amis con el amor que surge del amor a lo real, y osconverts en un verdadero trabajador en las moradas de los hombres. Y por eso,nuevamente, se ha escrito: "El Yoga es el conocimiento en accin", pues slo el hombreque sabe lo ms alto puede gobernar lo ms bajo; slo el hombre que est sin deseos puedever cmo trabajar mejor para ayudar a sus hermanos; slo el hombre que tiene una voluntadque nunca cambia puede permanecer inmvil entre los deseos pasajeros que revolotean enla naturaleza inferior. Meditacin para trabajar, alzar la luz para llevarla al mundo, aprenderla sabidura para usarla entre los hombres, realizar la recta actividad para dirigir los pasosrectamente. Y as es como el hombre busca, deseando encontrar al Maestro; as como leofrece el trabajo que sea capaz de prestar y trabaja con el deseo vehemente de encontrarlepara as servirle mejor, despus de una larga bsqueda y de una investigacin resuelta, vebrotar en su parcial oscuridad la luz que es real, llega al punto donde el Maestro leencontrar a l, donde verdaderamente sus pies hollarn aquel sendero probatorio, para elcual ha estado preparndose durante la bsqueda. As le dejamos llamando a la puerta,buscando al maestro, sabiendo que la puerta girar pronto sobre sus goznes y que en suumbral encontrar al Maestro.

    SINOPSIS

    De las cuatro condiciones para hollar la primera parte del Sendero

    1 El poder de discernir entre lo ilusorio y lo real.

    2 La tranquilidad de nimo mediante el dominio o ausencia de los deseos.3 Las seis joyas o cualidades de la mente.

    4 La paciencia que no conoce el desaliento ni admite la desesperacin.

    .

    Las seis joyas o cualidades de la mente de la tercera condicin antes dicha:

    1 Dominio de la mente; fijarla hasta convertirla en el instrumento de purificacin delcarcter.

    2' La virtud de la tolerancia y el respeto al sentir y pensar ajeno.3 Dominio de la accin y de las pruebas para agotar ms rpidamente el Karma personal.

    4 El perfecto equilibrio, o la serenidad del buen sentido para comprenderimparcialmente.

    5 La fe o confianza derivada del conocimiento y seguridad en las verdadescomprendidas.

    6 Deseo de liberacin, la voluntad de alcanzarla para ayudar a los dems.

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    ENCONTRANDO AL MAESTRO

    En el captulo anterior dejamos a nuestro candidato en el umbral, como si dijramos, de lapuerta que se abre en presencia del Maestro. l ha sido til en el mundo exterior; haaprendido tericamente la existencia del sendero y de los Maestros; ha adquirido ciertocaudal de conocimiento, como de los grandes hechos de la vida y de la evolucin humana;ha despertado el deseo de dominarse a s definitivamente, de usar las grandes leyes de lanaturaleza para acelerar su evolucin y poder prestar el mayor servicio al mundo. Yorecorr muy de prisa como preliminares los nombres de aquellas cualidades que han de serdesarrolladas de un modo definitivo para la Iniciacin, no que deban ser perfectamenteadquiridas, no que el hombre deba mostrarlas sin falta alguna en su total vigor y belleza,sino que debe haber hecho algn progreso en entretejerlas en su carcter; que debe, enalguna extensin a lo menos, haber modelado su conducta bajo las grandes ideas de vidarecta como la manifestada por los Maestros de Sabidura, como es necesaria para los

    candidatos al sendero. Os dije tambin algo de la meditacin, como medios por los cualesel hombre puede crearse a s mismo, primero pensando en el ideal, y segundo ponindoloen prctica en la vida. Debo pediros precisamente que recordis aquellas terminantessentencias de la ltima conferencia, porque en el breve tiempo en que tengo que desarrollarun gran asunto, no hay espacio bastante para repetirlas. Muchos de vosotros estuvisteis aquy osteis la conferencia; otros pueden leerla, si gustan, en The Christian Commonwealth 1.Ahora voy rectamente a tratar del encuentro del Maestro prescindiendo de aquellascualidades en accin, a lo largo de las lneas que los Maestros exigen. Puede muy bienocurrir que en algunos puntos vuestro pensamiento no est enteramente acorde con el delocultista; puede suceder que en algunos puntos se haya dado demasiada importancia a loque para vosotros parece trivial, mientras que, por el contrario, se hayan omitido algunas

    cosas que vosotros estimis como esenciales para una recta conducta. Pero ahora pasamosde la regin de las opiniones a la regin de los hechos. El discpulo no puede elegir lascualidades; slo debe cumplirlas, y si las cree mal elegidas o innecesarias, no hayobligacin sobre l de entrar en el sendero, del cual se halla en la estancia preparatoria.Solamente si l hubiera entrado en el sendero, del cual son guardianes los Maestros deSabidura, debera aceptar las condiciones que ellos le impusieron; debera tratar de ceirsea ellas, de acuerdo con la inmemorial ley del discpulo. Cuando el hombre se ha distinguidosuficientemente por su servicio, por adquirir y aceptar los puntos de vista tericos que hansido estudiados en la bsqueda del Maestro, entonces encuentra a su Maestro, o, mejordicho, su Maestro le encuentra a l. Durante todo el tiempo de esta lucha, aquellos ojosbenvolos han estado vigilando sobre su progreso; durante muchas vidas en el pasado ha

    estado bajo la misma influencia, que ahora viene a ser la influencia dominante en su vida.l ha alcanzado el punto en donde el Maestro se puede revelar, para ponerledefinitivamente a prueba, para ayudarle a prepararse a la Iniciacin. Esta es la primeraestancia donde un Maestro, en particular, elige un discpulo determinado y lo toma a sucargo, para prepararlo para la Iniciacin, pues debis recordar que la iniciacin es una cosa

    1 Semanario ingls donde vieron la luz por vez primera.

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    muy definida, que slo los que la han alcanzado pueden persuadir a otros a entrar en elsendero que ellos mismos han hollado. Ahora es llegado el momento de tejer firmemente ellazo que no puede romperse, la ligadura individual y distintiva entre el hombre que esttodava fuera del sendero y el Uno que se halla en su cima, una ligadura que nada puederomper, ni la muerte, ni la falta, ni la locura, porque resiste a todo intento de romperla. El

    hombre puede ir hacia su objeto lentamente, pero no puede ya nunca desligarseenteramente, ni quedar apartado del sendero. El lazo de unin est all, tejido y anudado porel Maestro, y no hay poder en todo el Universo que pueda romper lo que el Maestro hizo.l convoca al hombre a Su presencia, no en el cuerpo fisico, naturalmente, pues para lamayor parte, los Maestros residen en lugares retirados, difciles de alcanzar, tardos enencontrar. Pero mucho antes de esto, el hombre, ha aprendido cuando su cuerpo duerme, atrabajar activamente en el mundo invisible a los ojos carnales, en lo que es llamado elcuerpo astral, que es, recordadlo, el ms bajo de los cuerpos invisibles sobre el fsico, en elcual todo el hombre es espritu presente y alma, envueltos en un cuerpo ms sutil, esto es,en aquel en que recibe las invitaciones del Maestro para entrar en Su presencia fsica yponerse cara a cara con l y or sus palabras. Entonces aquel Maestro coloca al hombre enlo que se llama prueba. sta significa el tejer el lazo de que hemos hablado, y, por tanto, elenvo del hombre nuevamente al mundo exterior para ver cmo emplear su vida, cmo secomportar en sus pruebas, en cules debe demostrar fuerza y en cules debilidad, paraexperimentar hasta dnde la fuerza permite trabajar rpidamente, fuera del mal karma quepueda existir todava. l se vuelve un discpulo a prueba sintiendo una nueva energa trasde s, un nueva poder circundndole; conociendo, aunque no pueda recordar, como quealguna cosa le ha ocurrido en el plano interno de su ser, porque la fuerza del Maestro leinfluye; la bendicin del Maestro est sobre l; la mano del Maestro est extendidabendicindole y as soporta su prueba en el mundo de los hombres. Rpida o lenta segnsea esa prueba sobrellevada franca o pobremente, llega otra invitacin una vez el Maestrove que ha llenado en una considerable extensin las cualidades que son necesarias, ynecesita ya una ms profunda enseanza para que pueda aplicar ms eficazmente susconocimientos a la vida. Nuevamente es llamado, otra vez ve al Maestro. Entonces ste leacepta como discpulo, no ya a prueba sino aceptado y aprobado; no ya bajo aquella pruebaen el mundo externo, sino, ahora, para tener su conciencia confundida con la conciencia delMaestro, y sentir ms claramente su presencia, ms efectivamente su pensamiento. Es muyfrecuente en esta estancia, que una especial enseanza iluminadora sea dada al jovendiscpulo para ayudarle ms dulcemente en su camino. sta podis leerla si queris en elpequeo libro que tengo en la mano, titulado A los Pies del Maestro, en el cual un jovendiscpulo enseado por el Maestro, a su vuelta al cuerpo, da por da, escribi todo lo mejorque pudo lo que su Maestro le haba dicho, del modo de aplicar las cualidades a la vida, yde entender perfectamente lo que aquellas cualidades significan. En cuanto misconocimientos me permiten afirmarlo, sta es la primera vez que a alguien se le hapermitido escribir palabra por palabra aquellas enseanzas recibidas en el plano internojunto con las cualidades. Yo no quiero decir con esto que nada haya venido de los grandesMaestros al mundo, sino que esto es singular, por cuanto las cualidades son expuestas unatras otra, as como su exacta aplicacin a la vida. El que las escribi ha dicho: "Estaspalabras no son mas; son las palabras del Maestro que me ense; sin l no hubiera hechonada, pero con su ayuda he sentado mi pie en el sendero. Si vosotros tambin deseis entraren el mismo sendero, las palabras que l me habl a m pueden tambin ayudaros avosotros si queris obedecerlas. No es bastante decir que son verdaderas y hermosas; un

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    hombre que desee conseguir xito en esto, debe hacer exactamente lo que dicen. Mirar elalimento y decir que es bueno, no satisfara a un hombre hambriento; l debe adelantar sumano y comer. As pues, or las palabras del Maestro no es bastante; debis hacer lo quedice, atendiendo a cada palabra, fijndoos en cada idea". En armona con estas cualidades,estoy basando lo que digo en esta directa enseanza de uno de los Maestros de Sabidura y

    Compasin. Naturalmente, yo no puedo referiros todo lo que est escrito, porque esto meocupara ms tiempo del de que dispongo, pero el bosquejo est tomado de esta enseanzaespecial, que podis hallar, aunque no con esta detallada aplicacin, en los libros hindes ybuddhistas que nos han trazado el sendero preparatorio tan bien como el sendero mismo.Los nombres estn dados all, el bosquejo ha estado largo tiempo en nuestras manos. Es laaplicacin especial la que puede ayudar a cualquiera de vosotros que conocis los nombres,pero que algunas veces preguntis cmo han de aplicarse en la vida. Esto es lo que trato yoahora de ensearos, aunque, naturalmente, con palabras ms dbiles y menos bellas que lasdel mismo gran Maestro. Porque cmo podran labios que tienen todava la mancha de latierra expresar en ellos, adecuadamente aquellas grandes verdades como han brotado de lospuros labios de un Maestro de Sabidura? La primera de las cualidades, como dije antes, esllamada discernimiento, discernimiento entre lo real y lo irreal. Entre los buddhistas se lellama la apertura de las puertas de la mente, una expresin muy grfica y significativa. Laltima semana os dije tambin cmo podis meditar para encontrar la alta conciencia queest en vosotros. Ahora bien, cmo aplicaremos lo que hemos aprendido, a la prctica dela meditacin? Meditad en una cualidad, y luego, vividla, ese es el camino del progresodefinitivo. Ahora hace el Maestro una gran divisin del total de la raza humana, con granrapidez y claridad. Dice que hay slo dos clases de hombres en el mundo: los que poseen elconocimiento y los que no lo poseen. La segunda clase, como es natural, comprende alpresente la gran mayora de la especie humana, pues, como otro Instructor dijo: "Hay pocosque estn hollando aquel estrecho sendero". Conocimiento, como l lo define, es elconocimiento de la voluntad divina en la evolucin, y el deseo de cooperar con esavoluntad para ayudar efectivamente en lo sucesivo, cuando aquella voluntad acta en latierra como acta en los ms altos mundos de seres. Reconocer que el mundo est guiadohacia una ms alta y noble evolucin; reconocer que cada nio, joven o viejo, perezoso oactivo en su progreso, sigue adelante bajo el impulso del Plan Divino y puede ser ayudadoo dificultado en su trabajo; reconocer el plan y tratar de vivir con sujecin a l; hacer de lapropia voluntad parte de la voluntad divina, nica voluntad verdadera que existe, esa es lacaracterstica de los que saben. Los que no saben esto, son ignorantes. Aplicando esteconocimiento a la prctica, ya hemos dicho cmo el discernimiento puede trabajar en lavida, no slo entre lo real y lo no real, sino entre todas aquellas muchas cosas en las cualeshay ms o menos de lo real, en las cuales la marcha esencial de lo real puede ser percibida.Ante todo tenemos que reconocer que la forma no es real, mientras que la vida s lo es. Noimporta al ocultista a qu forma de religin pueda el hombre pertenecer. Puede ser un hindo buddhista; puede ser un cristiano o un judo; puede ser un zoroastriano o un musulmn.Esto es todo cuestin de forma y no es esencial; lo esencial es el modo cmo observa sureligin, y hasta dnde hace intervenir la esencia de ella en su vida. As, distinguiendo entrelo real y lo irreal en religin, prescindimos del conjunto de las formas; admitiendocompletamente que stas tengan valor para quienes las necesitan - ellas son los jalones queguan al hombre a lo largo de la vida - pero sabiendo que todas ellas marcan un solocamino: el camino del hombre haca la perfeccin. Contra ninguno de ellos debe hablar elocultista; ni debe mirar desdeosamente nunca forma alguna que l pueda haber

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    contribuido a formar, pero debe reconocer que las formas son muchas, mas la sabidura esslo una; que la sabidura es alimento del alma, mientras que las formas son slo para laeducacin del cuerpo. Debe aprender tambin a discernir entre lo verdadero y lo falso, nocomo el mundo discierne, sino como discierne el ocultista. El hombre que induce supensamiento hacia la verdad y rehuye lo falso, nunca atribuid a otro hombre un motivo que

    sea daino, oculto tras una accin externa. l no puede ver el motivo que tenga el hombre;ni posee el derecho de juzgar lo que no sabe, y, sobre todo, como el Maestro nos dice,porque puede atribuir un motivo errneo, y eso puede violar la ley de la verdad. Si unhombre habla colricamente, quien oiga sus palabras puede pensar que el ofensor deseaherirle o daarle, y ve un motivo perverso tras las palabras ofensivas. Pero es de notar queese hombre puede no pensar para nada en el que ha ofendido; puede padecer unaofuscacin propia, alguna prueba de la vida, o bien puede estar bajo la accin de unatensin determinada, de la que no sabe nada el ofendido, la cual irrita sus nervios y hacepronunciar a sus labios palabras injuriosas. Por tanto, no atribuyis motivo alguno cuandoseis ignorantes de l, porque estaris quebrantando la ley oculta de la verdad y podrais sercondenados como falsos testigos ante el tribunal del gran Maestro. Debis tambindiscernir no slo entre lo justo y lo injusto, pues para el ocultista no hay eleccin entre louno y lo otro desde el momento en que est comprometido a obrar bien a toda costa y atrueque de todo sacrificio, y l no puede, como algunos haran, dudar entre la senda que esuna con lo divino y la que se dirige en sentido contrario, la cual dej tras de l en suprogreso hacia el sendero, sino que debis recordar, con respecto a las cuestiones de lojusto y lo injusto, que para el ocultista no hay excusa si se desva de la lnea de lo justo; ldebe seguirla con ms ardor, con ms rigidez y perfeccin que los hombres que estnviviendo en el mundo externo. El obrar rectamente est infundido en su naturaleza, y nopuede surgir en la mente la duda de optar por el bajo sendero, cuando el elevado ha sidovisto. Yo no digo que no pueda cometer un error; que su juicio no sea equivocado; peroquiero decir, que donde l vea lo justo debe seguirlo inevitablemente, o de otro modo, susojos quedarn enteramente ciegos y caer en el sendero. No solamente debe distinguir entrelo recto y lo no recto, sino entre lo que es ms o menos importante en las cosas que seguscomo rectas. Algunas veces surge una cuestin de relativa importancia, y debe recordarsiempre, cuando tal cuestin surja, que el servir la divina voluntad y seguir la direccinmarcada por el Maestro es la cosa ms importante en la vida. Todo lo dems es secundario;todo lo dems puede romperse con tal de que esto quede cumplido, porque esto marca elsendero del deber ms importante, y como l lo sigue, rinde a la humanidad el ms grandeservicio de que es capaz. Tambin, en esta distincin entre lo esencial y lo no esencial, debeobservar una benvola amabilidad en todos los asuntos secundarios. Es bueno ceder encosas pequeas que carecen de importancia, para poder permanecer firme en aquellas que latienen. Yo recuerdo cun difcil encontr al principio el refrenar la obstinacin que yoconservaba de muchas otras vidas de lucha y de violencias; que durante uno o dos aos, yohice una prctica el no rehusar nunca ninguna cosa que se me pidiera, la cual no fuesecontraria al bien. Hice de esto una prctica exagerada, con el objeto de corregir rpidamentemi innato defecto. Y as invert una buena cantidad de tiempo, como vulgarmente se dice,en hacer cosas innecesarias, como ir a paseo cuando yo hubiera preferido permanecer encasa leyendo un libro, cediendo en todo lo que no tena importancia para que pudieseavanzar directamente hacia mi objeto. Y esto mismo recomendara a aquellos de entrevosotros que sois naturalmente imperiosos y exclusivistas (pues en la oscilacin delpndulo de un lado o de otro podis algunas veces excederos en la prctica), para que sigis

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    el punto medio, el ureo sendero, en el que los griegos decan estaba la virtud. Si tenispoco tiempo y mucho que hacer, entonces no temis en extremar los medios en eldesarrollo de la virtud, y en desarraigar una falta. Tambin debis aprender a discernir entreel deber de ayudar y el deseo de dominar. Hay muchos que estn siempre mezclndose enlas acciones de los dems y como deseando salvar las almas de los otros en vez de atender a

    la propia. Tened como regla que mientras podis ofrecer ayuda, no debis nuncainspeccionar a otro, salvo en aquellos casos en que est en vuestra mano el poder guiarlo;entonces ser deber vuestro el ejercer cierta inspeccin sobre su conducta. En este sentidoense el Maestro que el discernimiento sea practicado en todos esos asuntos para que esaprimera gran cualidad pueda llegar a ser la segunda naturaleza del discpulo. La segundacualidad consiste en no tener deseos y pasiones. Esto es muy fcil en sus formas msgroseras. Cuando una vez se ha despertado el gran deseo de hollar el sendero, las cosas queson efmeras pierden su atraccin; aquellas cosas que se han visto que son pasajeras, tienenpoco poder para retener al hombre privndole de avanzar rpidamente hacia la perfeccin.Como se dice en una antigua escritura hind: "El deseo por los objetos de los sentidosdesaparece cuando se ha visto una vez al Supremo"; una vez se haya puesto la mirada en lamaravillosa belleza y perfeccin de un Maestro y la radiacin de Su carcter ha brillado enlos deslumbrados ojos, slo queda el anhelo de reproducir Su parecido y ser en alguna muypequea escala su imagen, su mensajero entre los hombres. Pero hay ms sutiles deseos enlos cuales pueden tropezar los pies del inexperto viajero. Tal es el deseo de ver el resultadode la propia obra. Trabajamos con todo nuestro corazn y con todos nuestros poderes;consagramos nuestra vida a algn proyecto de ayuda para la elevacin del hombre y bien,podrais ver sin pena convertirse en polvo vuestro proyecto viendo arruinadas a vuestrospies las paredes que habais levantado como abrigo de vuestra aspiracin? Si no podis, esque habis trabajado por el resultado y no por amor a la humanidad. Porque si uno haedificado mal en vez de bien (aunque as no lo parezca), el gran plan romper la obra enpedazos, pero el material no ser perdido. Cada esfuerzo puesto en l, cada aspiracinqueda contenida en ste, cada empeo puesto en edificar est almacenado como elementopara la ms acertada edificacin de una construccin mayor; que se llevar a efecto conarreglo al plan del gran Arquitecto del Universo. As aprendemos a trabajar, pero no a pedirrecompensa en los resultados de nuestra labor, seguros de que lo que es bueno debeperdurar. Mientras que lo malo ser irremisiblemente destruido. Algunas veces, el deseo depoderes psquicos ataca al discpulo: "oh! yo sera ms til si pudiera ver; yo podra ayudarmucho ms al prjimo, si yo pudiera recordar lo que yo hago cuando estoy fuera delcuerpo", Quin es mejor juez, y quin conoce mejor lo que es necesario, el discpulo o elMaestro? Si l ve que podis ayudar mejor poseyendo los poderes psquicos, l os abrir elcamino y os dir cmo debis obrar con ellos. Pero, a veces, la obra resulta mucho mejor,hecha sin su mediacin para la de la clase especial que l necesita y que el discpulocumple en aquel momento. Dejad a l el cuidado del tiempo en que aquellos poderes hayande florecer; son flores de la naturaleza espiritual, que llegarn a aparecer, cuando el GranJardinero vea que ha llegado el tiempo de la florescencia. No slo deseamos resultados; noslo deseamos poderes psquicos, sino que nos asaltan ms sutiles deseos; como el de seradmirados y ser reconocidos y con el deseo de hablar y de demostrar por doquiera nuestroconocimiento. Abandonemos esos deseos nos ordena el Maestro, porque el silencio es lacaracterstica del ocultista. Hablad slo cuando tengis que decir algo que sea verdadero,auxiliador, bondadoso; de otro modo, el hablar es una trampa, un peligro y unaresponsabilidad. La mitad del dao que sufre el mundo es causado por las conversaciones

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    vanas. No sin conocimiento dijo Cristo: "De cada palabra vana que el hombre hable, habrde dar cuenta en el da del juicio". No contra feas palabras, ni contra palabras perversas,sino contra palabras vanas prevena l a sus discpulos. Saber, querer, osar y callar,constituyen uno de los distintivos del ocultista. Por esta causa, los ms sutiles deseos debentambin ser desterrados y arrojados al montn de lo inmundo, hasta que quede solamente

    una fuerte voluntad, la voluntad de servir a lo largo de las lneas trazadas en el divino plan.Esta es la realizacin de la carencia de deseos, lo que el buddhista llama "la preparacin ala accin". Entonces vienen las seis joyas de que os habl: dominio de la mente apartndolade todo lo que es daino, y usndola para todo lo que es bueno, y aquel dominio de lamente es necesario en el sendero, porque de tal manera debe