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Dentro de la creciente militarización de la lucha por el control de los recursos energéticos, Irán (segundo país productor de petróleo de la OPEP) desempeña un papel clave, reforzado más aún por su vocación de actuar como una potencia regional y, sobre todo, por su voluntad de dotarse de una capacidad nuclear propia, arguyendo además que otras potencias de la zona, como Israel o Pakistán, también la tienen. Si a todo esto añadimos la decisión, adoptada en noviembre pasado, de que sus transacciones económicas exteriores se realicen en euros o en yenes, en lugar de dólares, sobran las dudas sobre los motivos por los cuales EE UU ha convertido al régimen iraní en un “Estado canalla” al que amenaza recurrentemente con una agresión militar que, sin embargo, no se halla en condiciones de cumplir. T odas las guerras del pre- sente y el futuro tienen un estado mayor conjunto, más o menos en la som- bra, constituido por Gobiernos y transnacionales. Esta ‘alianza público-privada’, por utilizar el lenguaje de moda en la coope- ración al desarrollo, diseña estra- tegias en las que cada acción mili- tar es un negocio, y cada negocio cuenta con protección militar. Así ocurre especialmente en el nego- cio del petróleo. Ocurre ya hoy en Iraq el modelo de lo que David Harvey llama el nuevo imperialismo ba- sado en la “acumulación por des- posesión”. Ocurrirá mañana de nuevo en Oriente Medio, o en la re- gión andina latinoamericana, o en el Caspio, o en Nigeria... enclaves petroleros acompañados de des- pliegues militares, en los que están creciendo las guerras del futuro in- mediato. Necesitamos oponer a estas gue- rras, aún embrionarias, movimien- tos pacifistas muy diferentes a los de los años ‘80. Movimientos que comprendan que las guerras no son solamente la responsabilidad de Gobiernos con ambiciones im- perialistas y sus agentes directos no son solamente militares y fabri- cantes de armas. Ahora hay respon- sables y agentes que encabezan los ránkings de las bolsas; tienen entre sus principales accionistas a entida- des financieras de impoluta “respon- sabilidad social corporativa”; sus in- tereses son defendidos con uñas y dientes por los Gobiernos de sus paí- ses en nombre del “interés nacional”; adoptan una imagen de inocencia ecológica por medio de campañas publicitarias cínicas hasta la obsce- nidad... Y también tienen entre sus accionistas a ciudadanos que no se atreverían ni a tocar un arma; tienen en sus consejos de administración a representantes de “sindicatos de cla- se” y en sus plantillas a cientos de afiliados sindicales y votantes de par- tidos considerados de izquierda... Y tienen entre sus clientes a todas y to- dos nosotros. Por poner un ejemplo, Repsol YPF, aquí y ahora, en este pa- ís y con este Gobierno. Hacen falta, y urgentemente, movimientos que comprendan que el petróleo se está utilizando como un arma de destrucción masiva de las personas y de la naturaleza; movimientos que articulen la opo- sición a todas las guerras en cur- so, en Iraq o Afganistán, con la de- fensa del derecho de los pueblos a la propiedad de sus recursos natu- rales; que combinen la solidaridad internacional con la denuncia de las responsabilidades cercanas de los Gobiernos y las empresas de sus países; que se dirijan a la “ba- se social” de estas empresas, pe- queños accionistas, trabajadores, sindicalistas... y no dejen que mi- ren a otro lado, que se desentien- dan de los desmanes de las empre- sas que les dan dividendos y pri- mas de productividad; que utilicen todos los medios de movilización social y presión política: las accio- nes en la calle, la contrapublici- dad, las denuncias jurídicas y sim- bólicas, los observatorios sociales, las “contracumbres”, las brechas en la prensa convencional y la prensa alternativa... Tendremos que afrontar muchas dificultades para desarrollar este pacifismo del siglo XXI. Una de ellas es especialmente compleja: somos, en mayor o menor grado, clientes de estas empresas, benefi- ciarios de un modo de vida que de- vora energía y constituye la trama civil de las guerras del petróleo. Hay que buscar una coherencia di- fícil entre la vida cotidiana y el compromiso social. Traducir a esta época la vieja aspiración de cam- biar el mundo y la vida. H ace pocos días Barham Salih, el viceprimer mi- nistro iraquí, informaba que las nuevas prospec- ciones realizadas por “reputadas compañías internacionales” confir- maban que Iraq era el primer país del mundo en reservas probadas de petróleo: 350.000 millones de barri- les, es decir, 100.000 millones de ba- rriles más que Arabia Saudí. Sea cierto o no este dato, los millones de personas que en los primeros meses de 2003 se manifestaron en todas las ciudades del mundo con- tra la invasión de Iraq intuyeron acertadamente que el motivo esen- cial de la guerra era el control de esta ingente riqueza energética. De todas las razones para expli- car la ocupación de Iraq asociadas al petróleo, la más inmediata es la que puso en marcha el mecanismo de la guerra: los efectos no desea- dos del denominado programa Petróleo por Alimentos, inicialmen- te una triquiñuela impuesta al Con- sejo de Seguridad de la ONU por EE UU y Reino Unido para eludir el levantamiento del embargo vigente desde agosto de 1990, pero que muy pocos años después de su entrada en vigor indujo al Gobierno de Clinton a aprobar, en otoño de 1998, las primeras medidas para un cambio de régimen en Iraq. La explicación es sencilla: gra- cias a este programa mal llamado humanitario, Iraq podía exportar petróleo en cantidades limitadas y comprar productos a los países que Bagdad eligiera, prácticamente su única prerrogativa. Así, en apenas dos años y pese al férreo control in- ternacional, Iraq recuperó su papel de socio comercial esencial de sus vecinos árabes y de interlocutor energético del máximo interés en- tre países clave como Francia, Alemania, Rusia o China. De este modo, Iraq, al aliviar las presiones de los organismos financieros inter- nacionales sobre los Gobiernos ára- bes, entorpecía el proyecto estadou- nidense de insertar a Oriente Pró- ximo en la economía globalizada con Israel como eje, al tiempo que abría sus reservas energéticas a los competidores económicos de EE UU a largo plazo, países europeos y asiáticos que, uno tras otro, reabri- rían sus embajadas –también la España de José María Aznar– en Bagdad. Iraq estaba sentenciado y la clave, claro está, no eran sus ar- mas de destrucción masiva, sino la combinación de recursos y pobla- ción, como ya anticipó Samir Amin. A día de hoy, el control del petró- leo iraquí sigue sobre la mesa en un escenario que es ya el de la derrota efectiva de EE UU sobre el terreno y el de la abierta confrontación den- tro del campo colaboracionista ira- quí. La clave está en la aprobación de una nueva Ley de Hidrocarburos y en cómo y quiénes han de dirigir el tránsito de una economía de ges- tión centralizada y pública de la ri- queza petrolífera a otra de gestión local y con abierta intervención ca- pitalista extranjera. La Constitución aprobada en agosto de 2005 rompía el marco ju- rídico del Estado iraquí tanto en relación con el concepto de ciuda- danía –derechos civiles y sociales ANÁLISIS // ALIANZA ENTRE EMPRESAS Y GOBIERNOS Guerras ‘público- privadas’ por los recursos naturales IRAQ // CUANDO LOS RECURSOS NATURALES SE CONVIERTEN EN MALDICIÓN Otra guerra por petróleo En el capitalismo globalizado, la guerra no es solamente la continuación de la política por otros medios; es también, y a la vez, la continuación de la economía por otros medios. La Constitución iraquí y la Ley de Hidrocarburos, hechas a la medida de la inversión extranjera y las grandes petroleras, confirman el objetivo principal de la Guerra de Iraq. Miguel Romero Carlos Varea La alianza público-privada hace que cada acción militar sea un negocio, y cada negocio cuente con protección militar » IRÁN EN EL PUNTO DE MIRA. 6 // ALTERNATIVAS AL PETRÓLEO SERGIO LANGER ALGUNOS IMPACTOS DEL PETRÓLEO Las guerras por controlar los recursos energéti- cos y las rutas de abastecimiento, así como las mareas negras, entre innumerables impactos ambientales, marcan una economía mundial dependiente del petróleo.

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Page 1: ANÁLISIS // Guerras ‘público- IMPACTOS privadas’ por los ... · de la lucha por el control de los recursos energéticos, Irán (segundo país productor de petróleo de la OPEP)

Dentro de la creciente militarizaciónde la lucha por el control de los recursos energéticos, Irán (segundo país productor depetróleo de la OPEP) desempeña un papel clave, reforzado más aún por su vocación deactuar como una potencia regional y, sobre todo, por su voluntad de dotarse de unacapacidad nuclear propia, arguyendo además que otras potencias de la zona, como

Israel o Pakistán, también la tienen. Si a todo esto añadimos la decisión, adoptada ennoviembre pasado, de que sus transacciones económicas exteriores se realicen en euroso en yenes, en lugar de dólares, sobran las dudas sobre los motivos por los cuales EE UUha convertido al régimen iraní en un “Estado canalla” al que amenaza recurrentementecon una agresión militar que, sin embargo, no se halla en condiciones de cumplir.

Todas las guerras del pre-sente y el futuro tienen unestado mayor conjunto,más o menos en la som-

bra, constituido por Gobiernos ytransnacionales. Esta ‘alianzapúblico-privada’, por utilizar ellenguaje de moda en la coope-ración al desarrollo, diseña estra-tegias en las que cada acción mili-tar es un negocio, y cada negociocuenta con protección militar. Asíocurre especialmente en el nego-cio del petróleo. Ocurre ya hoyen Iraq el modelo de lo queDavid Harvey llama elnuevo imperialismo ba-sado en la “acumulación por des-posesión”. Ocurrirá mañana denuevo en Oriente Medio, o en la re-gión andina latinoamericana, o enel Caspio, o en Nigeria... enclavespetroleros acompañados de des-pliegues militares, en los que estáncreciendo las guerras del futuro in-mediato.

Necesitamos oponer a estas gue-rras, aún embrionarias, movimien-tos pacifistas muy diferentes a losde los años ‘80. Movimientos quecomprendan que las guerras noson solamente la responsabilidadde Gobiernos con ambiciones im-perialistas y sus agentes directosno son solamente militares y fabri-cantes de armas. Ahora hay respon-sables y agentes que encabezan losránkings de las bolsas; tienen entre

sus principales accionistas a entida-des financieras de impoluta “respon-sabilidad social corporativa”; sus in-tereses son defendidos con uñas ydientes por los Gobiernos de sus paí-ses en nombre del “interés nacional”;adoptan una imagen de inocenciaecológica por medio de campañaspublicitarias cínicas hasta la obsce-nidad... Y también tienen entre susaccionistas a ciudadanos que no seatreverían ni a tocar un arma; tienenen sus consejos de administración arepresentantes de “sindicatos de cla-se” y en sus plantillas a cientos deafiliados sindicales y votantes de par-tidos considerados de izquierda... Ytienen entre sus clientes a todas y to-dos nosotros. Por poner un ejemplo,Repsol YPF, aquí y ahora, en este pa-ís y con este Gobierno.

Hacen falta, y urgentemente,movimientos que comprendan queel petróleo se está utilizando comoun arma de destrucción masiva delas personas y de la naturaleza;movimientos que articulen la opo-sición a todas las guerras en cur-so, en Iraq o Afganistán, con la de-fensa del derecho de los pueblos ala propiedad de sus recursos natu-rales; que combinen la solidaridadinternacional con la denuncia delas responsabilidades cercanas delos Gobiernos y las empresas desus países; que se dirijan a la “ba-se social” de estas empresas, pe-queños accionistas, trabajadores,sindicalistas... y no dejen que mi-ren a otro lado, que se desentien-dan de los desmanes de las empre-sas que les dan dividendos y pri-mas de productividad; que utilicentodos los medios de movilizaciónsocial y presión política: las accio-nes en la calle, la contrapublici-dad, las denuncias jurídicas y sim-bólicas, los observatorios sociales,las “contracumbres”, las brechasen la prensa convencional y laprensa alternativa...

Tendremos que afrontar muchasdificultades para desarrollar estepacifismo del siglo XXI. Una deellas es especialmente compleja:somos, en mayor o menor grado,clientes de estas empresas, benefi-ciarios de un modo de vida que de-vora energía y constituye la tramacivil de las guerras del petróleo.Hay que buscar una coherencia di-fícil entre la vida cotidiana y elcompromiso social. Traducir a estaépoca la vieja aspiración de cam-biar el mundo y la vida.

Hace pocos días BarhamSalih, el viceprimer mi-nistro iraquí, informabaque las nuevas prospec-

ciones realizadas por “reputadascompañías internacionales” confir-maban que Iraq era el primer paísdel mundo en reservas probadas depetróleo: 350.000 millones de barri-les, es decir, 100.000 millones de ba-rriles más que Arabia Saudí. Seacierto o no este dato, los millonesde personas que en los primerosmeses de 2003 se manifestaron entodas las ciudades del mundo con-tra la invasión de Iraq intuyeronacertadamente que el motivo esen-cial de la guerra era el control deesta ingente riqueza energética.

De todas las razones para expli-car la ocupación de Iraq asociadasal petróleo, la más inmediata es laque puso en marcha el mecanismode la guerra: los efectos no desea-dos del denominado programaPetróleo por Alimentos, inicialmen-te una triquiñuela impuesta al Con-sejo de Seguridad de la ONU porEE UU y Reino Unido para eludir el

levantamiento del embargo vigentedesde agosto de 1990, pero que muypocos años después de su entradaen vigor indujo al Gobierno deClinton a aprobar, en otoño de1998, las primeras medidas para uncambio de régimen en Iraq.

La explicación es sencilla: gra-cias a este programa mal llamadohumanitario, Iraq podía exportarpetróleo en cantidades limitadas ycomprar productos a los países queBagdad eligiera, prácticamente suúnica prerrogativa. Así, en apenasdos años y pese al férreo control in-ternacional, Iraq recuperó su papelde socio comercial esencial de susvecinos árabes y de interlocutorenergético del máximo interés en-tre países clave como Francia,Alemania, Rusia o China. De estemodo, Iraq, al aliviar las presionesde los organismos financieros inter-nacionales sobre los Gobiernos ára-bes, entorpecía el proyecto estadou-nidense de insertar a Oriente Pró-ximo en la economía globalizadacon Israel como eje, al tiempo queabría sus reservas energéticas a los

competidores económicos de EEUU a largo plazo, países europeos yasiáticos que, uno tras otro, reabri-rían sus embajadas –también laEspaña de José María Aznar– enBagdad. Iraq estaba sentenciado yla clave, claro está, no eran sus ar-mas de destrucción masiva, sino lacombinación de recursos y pobla-ción, como ya anticipó Samir Amin.

A día de hoy, el control del petró-leo iraquí sigue sobre la mesa en unescenario que es ya el de la derrotaefectiva de EE UU sobre el terrenoy el de la abierta confrontación den-tro del campo colaboracionista ira-quí. La clave está en la aprobaciónde una nueva Ley de Hidrocarburosy en cómo y quiénes han de dirigirel tránsito de una economía de ges-tión centralizada y pública de la ri-queza petrolífera a otra de gestiónlocal y con abierta intervención ca-pitalista extranjera.

La Constitución aprobada enagosto de 2005 rompía el marco ju-rídico del Estado iraquí tanto enrelación con el concepto de ciuda-danía –derechos civiles y sociales

ANÁLISIS // ALIANZA ENTRE EMPRESAS Y GOBIERNOS

Guerras ‘público-privadas’ por los

recursos naturales

IRAQ // CUANDO LOS RECURSOS NATURALES SE CONVIERTEN EN MALDICIÓN

Otra guerra por petróleo

En el capitalismo globalizado, la guerra no es solamente lacontinuación de la política por otros medios; es también, ya la vez, la continuación de la economía por otros medios.

La Constitución iraquí y la Ley de Hidrocarburos, hechas a la medida de la inversiónextranjera y las grandes petroleras, confirman el objetivo principal de la Guerra de Iraq.

Miguel Romero

Carlos Varea

La alianza público-privadahace que cada acciónmilitar sea un negocio, ycada negocio cuente conprotección militar

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IRÁN EN EL PUNTO DE MIRA.

6 // ALTERNATIVAS AL PETRÓLEO

SERGIO LANGER

ALGUNOSIMPACTOS DEL PETRÓLEOLas guerras por controlar los recursos energéti-cos y las rutas de abastecimiento, así como lasmareas negras, entre innumerables impactosambientales, marcan una economía mundialdependiente del petróleo.

Page 2: ANÁLISIS // Guerras ‘público- IMPACTOS privadas’ por los ... · de la lucha por el control de los recursos energéticos, Irán (segundo país productor de petróleo de la OPEP)

EL PETRÓLEO POR LAS NUBESCuando Bin Laden dijo que el petróleo podría llegar alos 100 dólares, casi nadie le creyó. Ahora, segúnalgunos pronósticos, el precio del petróleo llegarápronto a 150 dólares el barril, y a partir de ahí comen-zará a vislumbrarse el nuevo umbral de 200 dólares.

LOS PRECIOS SE DUPLICAN. El precio del barril de petróleo se ha duplicado en el último año, al pasar de los 68 dólaresde media en mayo de 2007 a los más de 120 dólares que marca en la actualidad.

EE UU, MAYOR CONSUMIDOR; ARABIA SAUDÍ, MAYOR PRODUCTOR. La buena relación entre EE UU y la mo-narquía feudal saudí se entiende mejor si se miran las cuentas del petróleo. Estados Unidos consume la mayor cantidad de barri-les/día (20.730.000 en 2004). Mientras, Arabia Saudí es el mayor suministrador del planeta (9.475.000 barriles/día en 2005).

Si hallas petróleo en tu jardín–dicen los africanos–, tapael hueco y no se lo digas anadie”. Lo saben muy bien

los habitantes del Chad, y particu-larmente los de Doba, que asistenimpotentes al saqueo de su petróleoa través de un oleoducto de 1.070km de largo, que va de Doba enChad a Kribi en Camerún, para lle-var el crudo hasta los países occi-dentales. Mientras tanto, los nativosque ya vivían en la miseria, se hanhundido aún más en ella: con el pa-so del oleoducto, miles de chadien-ses y cameruneses han sido expro-piados de sus tierras, muchas vecessin indemnización, la vegetación hasido destruida, las reservas de agua,el ecosistema y los ríos, contamina-dos… Y por si fuera poco, los con-flictos bélicos han cobrado másfuerza con la primera gota de oronegro. ¿Qué queda entonces del pe-tróleo para sus primeros propieta-rios? ¿A quién beneficia este maná?

El Chad es un país de 1.200.000km2, habitado por 8,9 millones depersonas. El 47% de su territorio esdesértico, y sólo se puede cultivar mi-jo, sorgo, algodón y caña de azúcaren algunas zonas. Nos hallamos anteuno de los países más pobres del pla-neta. Resulta curioso, pero en 1999,antes de descubrir los pozos de pe-tróleo, el Chad era el 13º país máspobre del mundo. Hoy con el petró-leo, es el 8º país más pobre… Segúnlos informes del Banco Mundial, el80% de la población del Chad vivecon menos de un dólar al día, y tie-ne una esperanza de vida de 43,6años, mientras que sólo el 1% de lapoblación tiene acceso a la electrici-dad. ¿Qué ha pasado? ¿Adónde vael petróleo del Chad?

En 2000 descubrieron petróleo enel sur del Chad, en un pueblo llamadoDoba, una de las pocas zonas fértiles

del país, donde se practicaba la agri-cultura. Las reservas están estimadasen cerca de mil millones de barriles:con una producción de 225.000 ba-rriles al día, durará 30 años.

Un oleoducto de 1.070 kmLas multinacionales que explotan elpetróleo, Exxon Mobil, Chevron yPatronas, han puesto en marcha unoleoducto de unos 1.070 km de largopara llevar el crudo de los pozoschadienses hasta las costas came-runenses, para desde allí transpor-tarlo a los países ricos. ¿Qué le que-da entonces a este país? Digamosque la construcción del oleoducto,calificado como “la más grande in-versión que se había realizado enÁfrica central”, tiene un costo deunos 4,2 mil millones de dólares. Y,con motivo de la participación enesta inversión, durante los tres pri-meros años de producción, el Chadse tendrá que contentar con sólo el12% de la producción.

Mientras tanto, en nombre de la“lucha contra la pobreza”, el BancoMundial, ha costeado el 3% de todala inversión y pretende ayudar alpueblo y al Gobierno chadiense a sa-car un verdadero beneficio de las mi-gajas que caen de la mesa de las mul-tinacionales que se aprovechan desu petróleo. El Banco Mundial prác-ticamente ha obligado al Parlamentodel Chad a votar una ley que reserveel 10% de lo que las multinacionalesdestinan al Chad para las generacio-nes futuras: un 5% para los pueblosdonde sale el petróleo, un 70% parala salud, y el 15% para la educación.En esta lógica, el BM ha abierto unacuenta en el City Bank de Londres,para “garantizar” que el dinero des-tinado al pueblo chadiense no sepierda por causa de la corrupciónde sus dirigentes…

comunes– como en relación con lagestión pública de los recursos, an-ticipando el contenido de la Ley deHidrocarburos. La redacción delborrador original de esta ley se en-cargó a la empresa consultora esta-dounidense BearingPoint, que ac-tuó bajo la supervisión de técnicosdesignados por los Gobiernos esta-dounidense y británico. SamuelBodman, ministro estadounidensede Energía, habría mostrado las pri-meras versiones del documento alas principales empresas petrolerasinternacionales, al tiempo que elFMI exigía sancionar el texto, ha-ciendo de la aprobación de una leynítidamente liberalizadora condi-

ción para la cancelación parcial (nomás del 6%) de la deuda externa delpaís. Tras todo ello, una primera re-dacción de la Ley fue aprobada enenero de 2007 por el Gobierno deNuri al-Maliki, que a día de hoy es-tá pendiente de ratificación por elParlamento iraquí.

El reparto del petróleoAsí, la Ley de Hidrocarburos san-ciona la gestión local de los recur-sos aún no explotados, que puedenalcanzar hasta el 78% de las reser-vas totales de Iraq, localizadas esen-cialmente –el 59%– en Basora. Éstaes la explicación de los violentos

enfrentamientos de los últimos me-ses en Basora y Bagdad entre mili-cias y fuerzas paragubernamenta-les, todas ellas del campo confesio-nal chií. Tras todo ello, más que unagestión descentralizada y más equi-tativa de estos recursos, está el fa-vorecer que nuevas oligarquías lo-cales asociadas a los ocupantes o apaíses vecinos –Irán e Israel– abranla puerta a la privatización del sec-tor. El procedimiento para ello sonlos denominados Acuerdos de Par-ticipación en la Producción (APP),“el sistema favorito de las grandescompañías petroleras”, al tratarsede contratos que, respetando la ti-tularidad formal pública de la pro-piedad del recurso, favorecen du-rante décadas su control privadopor parte de las empresas inverso-ras extranjeras. Se calcula que Iraqnecesitará hasta 30.000 millones dedólares para volver a poner en fun-cionamiento el sector petrolero. 70empresas extranjeras, entre ellas laespañola Repsol, compiten ya porlos APP, mientras la Región Autó-noma del Kurdistán, al margen delGobierno central de Bagdad, ha fir-mado ya hasta 15 contratos de estetipo con una veintena de compa-ñías internacionales.

Nadie sabe –al parecer ni los pro-pios ocupantes– adonde van a pa-rar los ingresos por los poco más delos dos millones de barriles diariosque exporta Iraq. El país ha de im-portar combustible para el trans-porte y el uso doméstico, al mismotiempo que buena parte de su pe-tróleo sale como contrabando. Parael pueblo iraquí, su riqueza se haconvertido en una maldición.

ÁFRICA // ¿ADÓNDE VA EL PETRÓLEO DEL CHAD?

Hambre, oleoductos y oro negro en el ChadEl descubrimiento de petróleo en el Chad en 1999 supuso unrenovado interés por el país centroafricano. Las multinacionalesextraen el petróleo y dejan detrás miseria y las migajas del festín.

Donato Lwiyando

¿ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA? La redacción del borrador original de la Ley deHidrocarburos iraquí se encargó a la empresa consultora estadounidense BearingPoint.

DOBA, EL CHAD. Las condiciones de extracción del petróleo son muy duras y benefi-cian, sobre todo, a las compañías concesionarias (Exxon y Petronas).

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GUINEA ECUATORIAL

BIRMANIA

En Guinea Ecuatorial se ilustrade modo muy claro la llamada“paradoja de la abundancia”.El crecimiento de su PIB sesitúa entre los más elevadosdel mundo, mientras la espe-ranza de vida de sus habitan-tes ronda los 50 años. Estepequeño Estado, del tamañode Galicia, es el tercer exporta-dor africano de petróleo. Estambién uno de los paísesmás corruptos del planeta,regido con puño de hierro porel dictador Teodor ObiangNguema, y son muchas lasdenuncias de que multinacio-nales petroleras como RepsolYPF, Exxon Mobil o ChevronTexaco podrían estar operandoen su territorio aprovechán-dose de esta situación.

Pese a las sanciones económi-cas aplicadas al país, laspetroleras no dudan en cola-borar con la Junta Militar bir-mana en el poder desde1962. Total Fina aporta el 7%del PIB y tiene en su cargo tresdenuncias de refugiados bir-manos en EE UU, Bélgica yFrancia por complicidad en crí-menes contra la humanidad.

ALTERNATIVAS AL PETRÓLEO // 7

LEYENDAZonas de producciónpetrolífera mundialZonas de resistencia aagresiones petrolerasMareas negras poraccidentes de petroleros

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Petróleo yalimentos

El sabio Empédocles seequivocó en sus teorías. Almenos desde el punto devista nutritivo. En el siglo

V a. c. explicó que la unión de cuatroelementos, aire, agua, tierra y fuego,daba lugar a las diferentes sustan-cias que se presentan en la naturale-za. Demasiada biodiversidad y de-masiada riqueza en sus plantea-mientos, pues finalmente hoy todasustancia originada en la naturalezaque finalmente se convierte en ali-mento es puro petróleo.

La alimentación actual intensifi-cada, tanto los productos agrícolascomo los de origen animal, bebenlitros de petróleo. Primero en la fa-se productiva. Los fertilizantes quese utilizan para enriquecer la tierrason fertilizantes sintéticos deriva-dos del petróleo. Los agroquímicospara combatir plagas son petróleo,la mecanización para abordar lasgrandes extensiones que se mono-cultivan es petróleo, e incluso el rie-go artificial necesita energía. Sólolos fertilizantes nitrogenados utili-zados en el estado español duranteun año equivalen a la gasolina queutilizan tres millones de coches. Eneste despilfarro las dietas carnívo-ras, cada vez más extendidas, mul-tiplican el consumo de petróleo o loque es lo mismo evidencian un mo-delo agroalimentario ineficienteenergéticamente.

A la agricultura globalizada ycapitalista, además, le encanta via-jar y el taxímetro de costes ener-géticos sube y sube. Sólo un dato,en el Estado español, en los últi-mos diez años, la importación dealimentos (la mayoría podríanproducirse localmente como lasmanzanas, patatas, cereales, uvas,etc.) ha crecido un 66%.

Sin ser un sabio como Empédo-cles es fácil situar los riesgos de es-te modelo agrícola: pérdida de so-beranía alimentaria, dependenciaenergética en una situación de es-casez de petróleo, generación muysignificativa de gases de efecto in-vernadero y una relación de depen-dencia directa entre los precios enla alimentación y el precio del pe-tróleo. Los alquimistas, siguiendola teoría de Empédocles fundíanpiedras con carbón y las convertí-an en metales, calentaban arena ycaliza y formaban vidrio, pero nun-ca pudieron transformar ningunasustancia en oro.

GUSTAVO DUCH

8 // ALTERNATIVAS AL PETRÓLEO

PLATAFORMA REFINERÍA NO

Una refinería delirante en Extremadura

Hace ya tres años, milesde ciudadanos inicia-mos una lucha contra elproyecto de construc-

ción de una refinería de petróleoen la comarca de Tierra de Barros(Badajoz). Se trata de la zona agrí-cola más fértil de Extremadura.

La refinería es un proyecto in-dustrial grotesco si tenemos encuenta además el hecho de quenecesitaría un oleoducto de 250kilómetros (desde Huelva) y unpoliducto de otros tantos kilóme-tros para la salida de productos.Pero no sólo se trata de un pro-yecto aberrante, sino tambiéncostosísimo, pues la inversiónexigida alcanza los 1.800 millo-nes de euros con la agravante deque el Gobierno regional partici-paría con un 30% de capital pú-blico. Este hecho sólo puede ex-plicarse por las estrechas relacio-nes familiares del entorno delempresario con la cúpula del po-der regional, en manos del PSOE.

Lo estrambótico y oscuro seconvierte definitivamente en dis-parate si consideramos la actualsituación crítica del planeta: elcambio climático, cuyas conse-cuencias y gastos ya estamos su-friendo. Mientras, en Extrema-dura unos iluminados quierenconvencernos de que una refine-ría es el progreso y el futuro.

Los hechos nos están demos-trando una paradoja fehaciente:aquello que hace 40 o 50 años sellamó progreso (industrializaciónmasiva, contaminación del territo-rio, urbanizaciones atroces, recali-ficaciones salvajes, agricultura yganadería intensivas) ha devenidocon el tiempo en atraso, reconver-siones traumáticas, paro, deslocali-zaciones, enfermedades, fealdaden el entorno y consumismo vacío.

Y lo que entonces se considerabapobreza y subdesarrollo (ecosiste-mas ricos en fauna y flora, aire lim-pio y aguas puras, agricultura eco-lógica, explotaciones extensivas…)es hoy un valor en alza y el verda-dero futuro. Mientras la mayoríade las regiones industrializadas es-tán hoy degradadas, Extremaduraes en sí misma un patrimonio na-tural admirado por cualquier per-sona que nos visite.

¿Qué pasa con Kioto?En este contexto, en el que todoslos foros de discusión apuntan yasin dudarlo a la reducción de lasemisiones de gases de efecto in-vernadero, a la limitación de ladependencia del petróleo, cuan-do no se construye una refinería

en el Estado español desde hacemás de 30 años, en ese contexto,querer instalar una refinería enExtremadura es sencillamenteun proyecto delirante. 1.700.000toneladas anuales de CO2, enfer-medades respiratorias, cardio-vasculares, tumorales y derma-tológicas, grave peligro para lasostenibilidad del tejido socio-económico construido sobre laagricultura, riesgo evidente parala comercialización de los pro-ductos autóctonos… ¿Todo estoa cambio de unos cuantos pues-tos de trabajo?

Aún hay más, el oleoducto nece-sario para la refinería tendría queatravesar espacios naturales de al-tísimo valor ecológico. Y el refinonecesitaría muchísima agua dondeno la hay, porque el pantano más

próximo está a 25 kilómetros y espara consumo humano y agrícola.

Lo que está viviendo Extrema-dura en particular y la democra-cia en general es un pulso entrela codicia rápida de unos pocos yel desarrollo más lento pero sos-tenible de todos; un pulso entreel despropósito especulativo y laeficiencia económica y energéti-ca; un pulso entre el futuro erialque sería este lugar cuando seagote el petróleo y la proyecciónvital de apostar por elementoscon vocación de eternidad. Unpulso, en fin, entre el caciquismode los nuevos cortijeros y la ciu-dadanía que no cree ya en mila-gros económicos ni en políticosprovidenciales, que no quiere hi-potecar el futuro por un puñadode lentejas petroleadas.

ORGANIZACIONES, CAMPAÑAS Y REDES CONVOCANTES DE LA CONTRACUMBREACSUR-Las Segovias, ATTAC - España, ATTAC - Madrid, Acera del Frente, ACHES, Amigos de la Tierra, Asamblea Antimilitarista, Asamblea contra la GlobalizaciónCapitalista y la Guerra, Baladre, Bloque Alternativo de Liberación Sexual, Casapueblos, Confederación General del Trabajo, Confederación General del Trabajo -Madrid/Castilla La Mancha, Comité de Solidaridad con África - Barcelona, Comité de Solidaridad con el África Negra, Comunistas 3, Contrapoder, Crisis Energética- Madrid, Cristianos de Base, C.S.O. Patio Maravillas, Diagonal, Ecologistas en Acción - Confederación, Ecologistas en Acción - Córdoba, Madrid, Sevilla, Suroestede Madrid, Ekologistak Martxan - Euskal Herria, Enginyeria Sense Fronteres - Catalunya, En Lucha, Espacio Alternativo, Europa por la Paz, Foro Social de Sevilla,Jóvenes Verdes, La Piluka, Lucha Internacionalista, Nodo50, No te comas el Mundo - Madrid, OCSI, Observatorios de las Multinacionales en Américal Latina - Pazcon Dignidad, Partido Humanista, Paz con Dignidad, ¿Qui deu a qui? - Catalunya, ¿Quién debe a quién?, ¿Quién debe a quién? - Córdoba, Granada, Madrid, Mur-cia, Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela, Plataforma Ciudadana Refinería No - Extremadura, Red de Apoyo Zapatista, Repsol Mata - Barcelona,Revolta Global - Catalunya, Rompamos el Silencio, SETEM - Catalunya, Sindicato Ferroviario, Sodepaz, Solidaridad con Zanón - Barcelona, STEs Intersindical, Vete-rinarios sin Fronteras, Verdegaia, Veterinarios sin Fronteras, Zabaldi - Iruña.

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Jorge Armestar

MOVIMIENTO. La oposición a la refineríade Tierra de Barros es una de las luchasmás fuertes del movimiento ecologista.