paulo freire. recife siempre
Post on 09-Aug-2015
101 Views
Preview:
TRANSCRIPT
Re
MATERIALES DE MATERIALES DE MATERIALES DE MATERIALES DE EEEESTSTSTST
Recife siempre
Paulo FreirePaulo FreirePaulo FreirePaulo Freire
STUDIO DE LOS STUDIO DE LOS STUDIO DE LOS STUDIO DE LOS CCCCÍRCULOS DE ÍRCULOS DE ÍRCULOS DE ÍRCULOS DE IIIINVESTIGNVESTIGNVESTIGNVESTIG
TIGACIÓNTIGACIÓNTIGACIÓNTIGACIÓN
Recife siempre1
Paulo FreirePaulo FreirePaulo FreirePaulo Freire
De Santiago escribo, Recife
para hablarte cara a cara;
para decirte te quiero.
Hace cinco años te dejé de madrugada
tenía miedo de verte
miedo de herirte
miedo de ofenderte.
En la madrugada no pude decir palabra
¿Cómo decir palabras si partía?
Tenía miedo de verme
miedo de oírme
de herirme.
En la madrugada atravesando calles
aproximándome al aeropuerto
y en el momento exacto de la llegada
Mil recuerdos de ti existen
en mi silencio necesario.
De Santiago escribo
para hablarte cara a cara
para decirte de mi saudade, Recife,
saudade humilde — saudade paciente
saudade bien educada.
1 Este hermoso poema de Paulo Freire fue escrito en 1969 en Santiago de Chile, en el exilio que alejó a Freire de
su ciudad natal, Recife, por más de quince años… El poema describe la “situación límite” que sufrió Freire luego
de su detención y encarcelamiento; “situación límite” que derivó en una problematización existencial que
finalmente permitió a Freire descubrir, ser plenamente consciente, de la situación concreta de explotación de la
que era objeto, develando así la realidad de injusticia y opresión que sufría —y sufre— el pueblo…. Este es,
quizá, el valor más importante del poema del gran educador brasileño.
Se ofrece la traducción libre del portugués realizada por Marcel Arvea Damián y publicada originalmente en:
“Tres poemas de Paulo Freire.” Tinta Negra Tinta Roja. Revista de educación y cultura del Colegio Latinoamericano de Posgrados. Número 2: Homenaje al Padre Fray Bartolomé de las Casas. Pp. 44-50. Oaxaca.
México. 2002.
Recife, siempre Recife,
de calles con nombres tan dulces:
Calle de la Unión,
que Manuel Bandeira tenía
“miedo que se llamase calle Fulano de tal” y que ahora temo venga a llamarse
Calle coronel Fulano de tal.
Calle de las creoulas.
Calle de la aurora.
Calle de la amistad.
Calle de los siete pecados.
Recife siempre.
Tus hombres de pueblo quemados de sol
gritando por las calles, rítmicamente.
El niño llora porque quiere pitomba.
Yo tengo vacía la barriga como una almohada
¡Dulce de banana y guayaba!
Hace tanto tiempo.
Para nosotros, niños de la misma calle,
aquel hombre que andaba apresurado,
casi corriendo —gritando, gritando
¡Dulce de banana y guayaba!
Aquel hombre era un juguete también
¡Dulce de banana y guayaba!
Y en cada esquina, alguno de nosotros decía
¡Quiero banana, dulce de banana!
y reíamos por la respuesta que daría
sin parar
sin mirar atrás
sin mirar a ningún lado
apresurado, casi corriendo
el hombre de juguete respondía
«Sólo tengo guayaba, grito banana porque es mi costumbre»
¡Dulce de banana y guayaba!
continuaba gritando
andando apresurado
sin mirar atrás
sin mirar a un lado
nuestro hombre de juguete.
Fue necesario que pasara el tiempo
que llovieran muchas lluvias
y se ocultaran mucho soles
que crecieran y descendieran muchas mareas
que nacieran muchos niños
y murieran muchos hombres.
Que amanecieran muchas madrugadas
florecieran muchos árboles
y amaran muchas Marías.
Que se secaran muchos campos
que existiera mucho dolor
que mirara muchos ojos tristes
para entender
que aquel hombre de juguete
era mi hermano humillado
mi hermano explotado
mi hermano ofendido
prohibido de ser.
Recife, donde tuve hambre
donde tuve dolor,
sin saber por qué.
Donde hoy existen tantos, terriblemente tantos,
que sin saber por qué
tienen la misma hambre
el mismo dolor
No puedo sentir rabia de ti.
Recife, un largo día con hambre,
sin saber por qué
pensé tanto
en nosotros que no comíamos
en nosotros que no vestíamos
que no sonreíamos
que no sabíamos
qué hacer con la vida.
Pensé tanto
en nosotros, los desheredados
en nosotros, los maltratados
en nosotros, que solamente
nos anunciamos sin poder nunca llegar.
En nosotros que llegamos
y nunca nos quedamos.
Nunca hemos podido ser.
Nuestros niños
que ya trabajan antes de nacer
aún en el vientre de su madre,
ayudándole a pedir limosna
a recibir migajas
ignorados por las miradas frías.
Recife, no puedo sentir rabia de ti
Recife, ciudad mía.
Siendo hombre experimenté tus cárceles
uno, dos, tres, cuatro
cuatro, tres, dos, uno
hacia el frente, hacia atrás
—silbato— llevar el paso.
El soldado no piensa
uno, dos, tres, cuatro
cuatro, tres, dos, uno
derecha, izquierda
¡Alto! Izquierda, derecha.
El soldado no piensa.
Recife ciudad mía
siendo hombre experimenté tus cárceles .
Lo que yo quería...
lo que quiero y querré
es que los hombres —todos los hombres—
puedan comer
vestir
calzar
crear
y que los niños no tengan hambre
no tengan dolor
puedan jugar
sonreír
cantar
amar
… y puedan ser amados.
Recife, ciudad mía
siendo hombre experimenté tus cárceles .
En ellas fui objeto
fui cosa
fui angustia.
Miércoles —4 de la tarde
la puerta de fierro se abría
«Hoy es día de visita ¡En fila!»
«Castigaremos aquel que traiga aunque sea un chocolate.
Revisaremos a todos».
Con voz áspera decía uno de nuestros “propietarios”
un hombre más pequeño que su puesto.
Marchábamos entonces descompasados
sin cadena, hasta nuestras esposas queridas
hasta nuestras madres afligidas
hasta nuestros hijos asustados.
En aquellos encuentros descubrí algo nuevo
frente a Elza y las tres Marías
hijas nuestras
tenía muchas palabras qué decir
muchas cosas qué preguntar
mucha esperanza qué afirmar
Pero también mucha hambre que matar.
Treinta minutos para todo
En aquellos encuentros descubrí algo nuevo
que mis palabras y trozos de comida
podían coincidir en mí.
Recife, ciudad mía
siendo hombre experimenté tus cárceles .
«Capitán, cuando este doctor dice Creador
refiriéndose a Dios, lo escribe con “c” minúscula.
El Creador con “C” mayúscula es solamente mío.»
El coronel, dueño del mundo
dueño de los presos
quería también ser
dueño de Dios
¡Rico coronel aquel!
Quería hacer de Dios un cabo de guardia
un “maletero” suyo
un “capitán de la selva” que le ayudara a cazar subversivos.
Recife, ciudad mía
siendo hombre experimenté tus cárceles.
Viví silencios.
Viví confinamientos.
Viví horas en una especie de caja de un metro setenta de longitud
y sesenta centímetros de ancho.
Paredes frías, paredes ásperas
oscuridad.
Vivo tranquilo, duermo tranquilo
de nada me arrepiento.
Recife, ciudad mía
ya hecho hombre experimenté tus cárceles
uno, dos, tres, cuatro
cuatro, tres, dos, uno
pero “su melodía era diferente” así cantando
dos hombres marcaban el tiempo.
Recife, ciudad mía
en ti viví una infancia triste y
una adolescencia amarga.
Nadie me entiende sin entenderte
Mi golosina de amor
mi esperanza de lucha
mi confianza en los oprimidos
todo esto se forjó en mí
a partir de mis relaciones contigo
de mi infancia triste
de mi adolescencia amarga.
Lo que hago y pienso
lo que digo y escribo
todo está marcado de ti.
Soy el niño que tuvo hambre y dolor
sin saber por qué.
Sólo una diferencia existe entre el niño de ayer
y el niño de hoy que aún soy.
Ahora sé
por qué tuve hambre.
Ahora sé
por qué tuve dolor.
Recife, ciudad mía, proclamo alto:
si alguien me ama a ti te ama.
Si alguien me quiere a ti te quiere.
Si alguien me busca
que me encuentre en ti.
En tus noches y días
en tus calles y ríos
en tu mar y sol
En tu gente
en tu calor
en tus cerros
en tu quietud y en tu silencio
En la amorosidad de quien luchó
y de quien lucha
de quien se expuso
y quien se expone
de quien murió
y de quien puede morir.
Buscando para que menos niños tengan hambre y dolor
sin saber por qué.
Por eso digo:
no me entienden si no te entienden
Lo que hago
lo que pienso y digo.
Lo que escribo.
Para decirte te quiero.
Profundamente, te quiero.
Paulo Freire
Santiago de Chile Febrero de 1969.
top related