neurociencias cognitivas
Post on 15-Jan-2016
31 Views
Preview:
DESCRIPTION
TRANSCRIPT
ARTICULO I
Educando nuestra plataforma emocional.
Estrés y emociones son dos conceptos íntimamente relacionados. Entre ambos modifican
nuestra conducta, aunque es difícil que dos personas reaccionen de un mismo modo ante un
estímulo. Sin embargo, ¿podemos moderar nuestras respuestas? El uso de los lóbulos
prefrontales y nuestro perfeccionamiento como personas posibilitan que mejoremos nuestras
conductas, luego de formar circuitos neuronales nuevos para descartar los viejos, y así llegar a
los comportamientos deseados.
AUTORPROF. NSE. CARLOS TEISAIREDisertante en Asociación Educar. Instructor para El Arte de Vivir.
Linkedin profile Show full CV
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).
Educando nuestra plataforma emocional.
El estrés y las emociones son un combo inseparable que nos puede conducir a
círculos viciosos o virtuosos. Por más que la causa original de nuestro estrés sea
un factor físico ―como podría serlo una lesión―, éste inevitablemente va a
afectarnos psíquica y emocionalmente ya que funcionamos como una unidad
(UCCMMA o unidad cuerpo, cerebro, mente, medio ambiente). Así como el estrés
actúa sobre nuestras emociones, éstas, a su vez, influyen en el grado de
intensidad con el que responderemos a lo que nos angustia.
Supongamos que Susanita le teme a la oscuridad y tiene que pasar de noche por
una calle poco iluminada. Aún antes de llegar al lugar su respuesta al estrés ya va
a estar en marcha y ella sentirá la emoción correspondiente al miedo. Si mientras
pasa por éste lugar, ve una sombra o escucha un fuerte ruido, su respuesta al
estrés se va a acentuar haciendo que el miedo se transforme en pánico y
probablemente salga corriendo descontrolada.
Ante un mismo estímulo ―como podría ser un ruido en la noche― una misma
persona reaccionará de distinta manera de acuerdo al nivel de estrés en el que
estaba inmerso antes del nuevo estímulo. Si Susanita no le temiera a la oscuridad,
se sentiría más tranquila y su respuesta al fuerte ruido sería más moderada que si
previamente hubiera estado con una cierta cuota de estrés. El estado emocional
en que ya nos encontrábamos al percibir los distintos estímulos estresores
condicionarán en gran medida el tipo de respuesta que tengamos.
Las emociones y el estrés son inseparables y ponerse a discutir cuál precede a cuál
sería como preguntarnos si viene primero el huevo o la gallina. Así como el estrés
afecta y determina nuestras emociones, las emociones que ya tenemos instaladas
afectan nuestra percepción y respuesta al estrés.
Entre picos emocionales volvemos a lo que es nuestra “huella digital” emocional,
con la que nos autodefinimos. Esta marca, llamada sentimiento de fondo, es
moldeada por la genética y la memética (influencia del entorno) y está compuesta
por la suma de las distintas emociones en las que transitamos normalmente, con
sus correspondientes grados de intensidad. Esta combinación da por resultado un
sentimiento con el que definimos nuestra personalidad. Por ejemplo, si eres una
persona que generalmente está medianamente contenta, no miedosa y que
raramente se enoja, podrías definirte con un sentimiento de fondo alegre, más allá
de la emoción que pudiera predominar en determinado momento (como un enojo).
Nuestro sentimiento de fondo normalmente varía muy poco a lo largo de nuestra
vida y es la plataforma desde donde “despegan” todas las emociones que vivimos.
A los quejosos les cuesta más estar felices porque parten con desventaja, ya que
su sentimiento de fondo tiene un nivel de emociones positivas más bajo que el de
los alegres.
Cada vez que nuestra querida Susanita pasa por una calle oscura termina
terriblemente asustada. Sus redes emocionales tienen grabado a fuego en sus
bancos de memorias
amigdalinas que hay que evitar estas situaciones a cualquier costo. Las redes
racionales igual deciden pasar por la calle oscura cosa que hace que el sistema
emocional se rebele y comience una batalla interna por el control de Susanita. El
hecho de que las redes racionales entiendan que no hay necesidad de tener
miedo, no siempre impide que las redes emocionales desaten la respuesta al
estrés, preparando al cuerpo para huir o luchar y generando fuertes sensaciones
emocionales y pensamientos intrusivos para que Susanita aborte la misión.
Susanita es muy poco consciente de esta batalla interna: ella simplemente está
buscando la forma más rápida y llevadera de salir de esta situación, debatiéndose
entre los comandos de sus voces interiores. Y si encima de todo esto se aparece
una sombra, no es de sorprenderse que las redes emocionales tomen el control
total de la situación, elevando la intensidad de la respuesta al estrés y quitando del
medio a las lentas y dudosas redes racionales y conscientes hasta nuevo aviso: lo
único que importa es cruzar la calle oscura. Una vez asegurada esta supervivencia,
la misión de las redes emocionales estará cumplida y habrá tiempo para volver a la
normalidad.
El sentimiento de fondo de Susanita influirá en gran medida en la forma en que ella
reaccione ante los eventos estresantes que le toque vivir. Frente al mismo
estímulo una Susanita calma tendrá una respuesta al estrés menor que una
Susanita cuyo sentimiento de fondo está alterado por una crisis económica o un
embarazo.
Al igual que Susanita, la mayoría de los humanos tenemos nuestras propias
versiones de “calles oscuras” y atravesamos este tipo de situaciones con distintos
grados de intensidad. Es nuestro cerebro el que etiqueta los eventos como buenos
o malos y el que decide en qué medida nos afectarán. No podemos elegir la
mayoría de los sucesos en nuestra vida, pero sí aprender a transitarlos.
Normalmente, en lugar de trabajar sobre nuestro propio sistema emocional
tendemos a querer modificar el elemento estresor (persona, cosa o situación que
nos desequilibra) que es quien realmente está llevando el desequilibrio a cabo
adentro nuestro. Esto, desde el punto de vista del gasto energético, es
sencillamente un pésimo negocio. Es como tener la alarma del auto demasiado
sensible y en vez de regularla nos dedicamos locamente a que nadie lo toque, ni se
le acerque ni le haga ruidos cerca. ¡Hasta somos capaces de creer que podemos
evitar que el viento lo sacuda!
El nivel de irritación en el que se encuentra nuestro sistema emocional va a
determinar nuestro grado de respuesta al estrés. Cuanto más tensos estemos, más
tensionante nos resultará lo que nos pasa.
La respuesta al estrés es ultraveloz, inconsciente, genéticamente programada,
comandada por las primitivas redes emocionales del cerebro y no podemos
trabajar sobre ella mientras se desencadena, porque nuestra conciencia no tiene
acceso a esos circuitos. Simplemente la dejaron afuera por lenta y complicada.
Sólo podemos observar los resultados de esta respuesta (emociones instaladas en
nuestro cuerpo, que producen sensaciones, pensamientos y sentimientos) y,
eventualmente, reencauzarnos. A las emociones las corremos inevitablemente
desde atrás. Pero hay un muy buen truco para manejarlas: trabajar sobre
nuestro sentimiento de fondo.
Cuanto más calmo sea nuestro sentimiento de fondo más calmas serán nuestras
reacciones. A lo largo de nuestra vida y gracias a su plasticidad neuronal, nuestro
cerebro fue aceptando un determinado coctel de emociones y determinándolo
como nuestro estado normal de funcionamiento. Cada vez que salimos de estos
parámetros ―para bien o para mal― nuestro cerebro lo percibe como algo que hay
que arreglar y tiende a volver a lo que conoce. Este estado no fue siempre
exactamente igual a lo largo de nuestra vida y el hecho de que haya cambiado
indica que puede seguir cambiando. Que no hayamos sido muy conscientes
mientras lo armábamos no impide que podamos serlo para rearmarlo.
Usar nuestros lóbulos
prefrontales para Neurosicoeducar nuestro sentimiento de fondoes posible. Al
posar nuestra conciencia sobre nuestras propias conductas podemos moldearlas,
formar circuitos neuronales nuevos e ir descartando viejos, para así llegar a los
comportamientos que nos propongamos. Desde la biología no hay impedimentos
para que esto suceda. La misma neuroplasticidad que nos trajo hasta adonde
estamos hoy puede llevarnos a donde queremos mañana. Sólo hay que
proponérselo, comenzar y seguir adelante.
Temas relacionados
ARTÍCULO II
El Error de Platón.
La nuerociencia contemporánea y la filosofía clásica tuvieron un vínculo estrecho debido a una
teoría creada por Platón. Sin embargo, el filósofo cometió una equivocación en la hipótesis que
realizó en el siglo V a. C.
AUTORASOCIACIÓN EDUCARwww.asociacioneducar.com
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).
Trabajo final:
Curso de capacitación docente en Neurociencias.
Prof. Cristian Rencoret Olivia
La intuición fue, es y será una herramienta de crucial importancia para el
desarrollo humano, especialmente en su interpretación del mundo y más
esencialmente en la previsión del comportamiento de nuestros pares como
también en el arribo a la resolución de problemas inmediatos, logrando un ahorro
de tiempo crucial en situaciones críticas o razonando a nivel inconsciente una
situación de alta complejidad. El pensamiento intuitivo, según la perspectiva
neurocientífica, puede ser comprendido como una elaboración del inconsciente,
que impone a la consciencia un producto interpretativo sustentado en un fuerte
sentimiento de estar en lo cierto. (no)
Pero ha sido también, este llamado sexto sentido, la base de la creación de las
incipientes propuestas filosóficas en los orígenes del pensamiento crítico, que han
permitido un salto cualitativo en el proceso evolutivo de las ideas y
consecuentemente en la materialización de éstas como insumo mental para la
construcción de la realidad y del relato histórico y científico. (no, pésima redacción)
Otro aspecto de gran importancia para la conformación de algunas hipótesis
primigenias sobre diversos interrogantes, generados desde la intuición, es el
construir fundamentos explicativos con conocimiento parcial, que increíblemente
puede en muchos aspectos, mejorar la probabilidad de encontrar respuestas
acertadas o muy cercanas al acierto. Esto también se conoce como cognición
heurística , (porque no llamarla diferente; inteligencia inconsciente, donde
se racionaliza los hecho para manifestar un lenguaje de alto grada en el
pensamiento) un mecanismo de economía mental que opta por una o dos
razones de gran fuerza, desechando en orden decreciente a otras razones más
débiles. Finalmente, otras características, que como veremos más adelante son
fundamentales en la construcción de relatos escatológicos desde los primeros
grupos humanos, son un conjunto de patrones que hemos desarrollado por miles
de años, patrones que nos llevan a interpretar la realidad de forma rápida e
inconsciente.
Los modelos basados en el proceso cerebral intuitivo, como explicación de diversos
interrogantes que acucian al espíritu humano, son de larga data y han dado origen
a explicaciones mágicas, míticas y proto-religiones. Debemos, por tanto, sumar a
estas características ya enumeradas respecto de la intuición, otro elemento de
procesamiento cognitivo consciente, la especulación. (no, debió explicar la
especulación lógica, no la especulación de la seudometafísica espiritual)
Esta última, característica de la mente humana que ha permitido a través de la
historia y del desarrollo de las diversas culturas construir diversos modelos
explicativos del hombre, su génesis y el origen de su comportamiento. Siempre ha
estado presente junto a la intuición y la razón, en distintas circunstancias, para
constituir una explicación del mundo y sus diversos fenómenos, tanto naturales
como culturales. En cuanto a la razón, es importante comentar que opera, a
diferencia de la intuición y de la especulación, en base a información disponible en
la consciencia. (No) Siguiendo la definición propuesta por Antonio Damasio en su
obra El Error de Descartes la definiremos como ‘la capacidad de pensar y de hacer
inferencias de una manera ordenada y lógica’. En cambio la especulación la
entenderemos como un proceso cognitivo consciente que busca superar las
contradicciones o suponer escenarios posibles de acontecer en el futuro a partir de
datos o evidencias del presente(1).
Tanto la intuición como la especulación vienen siendo estrategias incorporadas a la
memoria evolutiva del cerebro humano, en forma de patrones cognitivos que
desembocan en decisiones y juicios de realidad. Estos son esenciales en el
desarrollo y evolución de las ideas, que encuentra una de sus máximas
expresiones en uno de los campos más fértiles de la conciencia humana y quizá
una de las obras maestras de
los lóbulos pre frontales,
la filosofía, sólo posible en las vanguardistas etapas evolutivas, onto y
filo genéticas, de la especie humana.
La filosofía, como característica propiamente neo cortical, es cuna del pensamiento
crítico y la ciencia positiva, producto de los niveles superiores del pensamiento y
motor del desarrollo de la cultura occidental y oriental, aunque por caminos y
momentos diametralmente diferentes desde la perspectiva del producto científico
y tecnológico final.
La racionalidad consciente, cuyo subproducto sería la especulación filosófica, se
evidencia por tener características como, por ejemplo, ser producto de un análisis
lógico, volitivo, evaluativo; ser una proyección a futuro, permitir realizar pronóstico
en base a un ordenamiento creativo del mundo y de su significación. (No, ¿donde
quedan las herramientas lógicas: deducción e inducción? Esta fuente inagotable de
creatividad consciente, pero inconscientemente nutrida por el resto del cerebro, ha
dado pie a diversos relatos constituyentes de modelos explicativos a interrogantes
como el origen del hombre, su misión en la vida o el porvenir del cosmos. (no)
Si bien la neurociencia devela paso a paso muchos misterios anteriormente
resueltos por la imaginación humana, no es menos cierto que muchas de estas
creaciones dieron pie a mitos. Estos, como veremos a continuación, han
sustentado también errores históricos, que por medio de su
constitución memética(2)han mantenido nuestras creencias y en muchos aspectos
nutrido nuestros valores y fundado nuestra epistemología, la que en último
término valida nuestra ciencia, como es el caso de la obra platónica.
Para desarrollar esta analogía nos remontaremos al siglo V antes de Cristo.
Específicamente a la polis de Atenas, sobre la que nunca hemos dejado de
estudiar, analizar, criticar, admirar o citar por más de veinticinco siglos. Las
razones para esto son innumerables, pero nos quedaremos con dos aspectos
centrales: el locus(3) del pensamiento crítico, por una parte, y la filosofía
occidental, por otra. Nuestro análisis tomará como objeto de reflexión un pequeño
fragmento de la obra de Platón, filósofo griego que vivió entre los años 427 a 347
a.C. Durante su vida desarrolló una ardua labor intelectual para dar forma y
sentido al mundo y a la existencia humana. Con este fin se abocó a diversas
problemáticas dejando como legado una concepción de la realidad trascendente y
eterna. La magnitud y profundidad de su obra ha requerido años de investigación,
por lo que en honor a las limitaciones espaciales de esta monografía hemos de
enfocarnos en una de sus principales tesis, la fundamentación del alma y sus
características.
Puede el lector preguntarse ¿y qué hay de la neurociencia? A este interrogante
responderemos estableciendo un nexo entre la pregunta original y las respuestas
contextualizadas a su época y su momento cultural (no), es decir desde la filosofía
clásica a la neurociencia contemporánea. Platón fue claramente consciente de la
errante, contradictoria e impredecible conducta humana, (que tan solo puede ser
conducida por la voluntad de poder) como también de la difusa forma de entender
el fenómeno por parte de sus predecesores. Requería, por tanto, intentar
desbrozar el complejo panorama epistemológico de su época construyendo un
cuerpo esquemático ordenado y bien fundamentado.
El titulo de esta monografía, El Error de Platón, es una metáfora de la obra de
Antonio Damasio, en la que cuestiona el modo en que Descartes propone una
distancia insalvable entre la materialidad corporal, medible, cuantificable, de un
absoluto mecanicismo, infinitamente divisible, por un lado, y la esencia de la
mente, no dimensionable, asimétrica, indivisible. Damasio critica la propuesta de
que la razón, el juicio moral, y el sufrimiento que proviene del dolor físico o de la
conmoción emocional pueden existir separados del cuerpo. (Descartes por
supuesto, estaba en lo correcto, el alma racional de platón prefiguro la visión
racionalista del alma que propugnó) Más específicamente: “que las operaciones
más refinadas de la mente están separadas de la estructura y funcionamiento de
un organismo biológico". (Descartes señala es la racionalidad de los sentimientos
que obedecen a la inteligibilidad de la razón, del logos o inteligencia, que al igual
que Platón se encuentra en el pensamiento) Descartes no sería tan torpe para no
saber que su pensamiento no provenía de su cerebro o no se originaba en su
cabeza, Descartes no se preocupo por la bióloga de su cerebro, ni menos explicar
el funcionamiento coligado de los sentidos como medio para el conocimiento, sino
de la función de pensamiento mismo, que estaba muy distanciado de la
experiencia sola; lo materialista.
En Platón también nos enfrentamos a una proposición que contradice los
descubrimientos experimentales de la neurociencia. (pero si no es guiado por la
conciencia del saber que pudo haber pensado Descartes admitiendo al cuerpo y los
sentidos como núcleos del Logos?) Este propone, en su obra El Timeo, al hombre
como una creación del Demiurgo, artífice del universo, quien crea su obra a partir
del material preexistente, elementos materiales con los que moldea los diversos
objetos según una copia de las Ideas, entendidas estas últimas como formas puras,
eternas e inmutables, esencias perfectas, únicas, modelos de todo lo existente. Ha
insertado en este cuerpo material su alma correspondiente. Esta última encargada
de otorgarle vida e intelecto, pero también pasiones y deseos.
La extensa obra platónica toca múltiples aspectos sobre este génesis humano,
pero nos centraremos para efectos de nuestra analogía, en la hipótesis sobre las
cualidades del alma causantes del errático comportamiento del hombre.
Considerando el estado del arte de la ciencia de la época, entenderemos que solo
es un error desde nuestra perspectiva contemporánea. Sin embargo, aquellos
aspectos conocidos en esa época fueron explicados en gran medida por medios
intuitivos y especulativos por Platón, como es el caso de un alma constituida de
tres estamentos, los que análogamente coinciden en muchos aspectos con la
concepción del cerebro Triuno, propuesto por Paul Mac Lean, que podemos
considerar un error contemporáneo, ya que las investigaciones recientes han
demostrado una fisiología cerebral sistémica, simultánea y de alta complejidad.
Según este investigador, el desarrollo cerebral es un continuo de
aproximadamente 300 millones de años de evolución. Plantea que a partir de una
estructura primitiva, en primer lugar el cerebro reptiliano, se habrían desarrollado
otras dos estructuras, como el sistema límbico o cerebro mamífero, cuya aparición
se remontaría aproximadamente a 180 millones de años y que hace más o menos
6 millones de años inicio su desarrollo una tercera fase, el cerebro humano o
cerebro cognitivo ejecutivo. Estos tres momentos evolutivos habrían dado como
resultado una estructura encefálica de altísima complejidad, aun en desarrollo, que
da origen al animal humano, con la profundidad y potencialidad que este extraño
ser evidencia en un producto cultural y una civilización multifacética. El esquema
1.1 a continuación, muestra la analogía entre estos dos errores históricos. Las
estructuras del cerebro triuno y las partes del alma platónica. Coincidentes pero
demostradas insuficientes por la neurociencia actual. (el problema aquí se trata del
enunciado, de la semántica lógica en la que es usado el lenguaje para
fundamentar argumentos y refutar)
El error de Mac Lean (S. XX d. C.) - El error de Platón (S. V a. C.).
Figura 1.1 El nexo de estas imágenes muestra dos errores de interpretación, desde
los cuales la ciencia aplica la falsabilidad de la hipótesis propuesta, permitiendo el
constante progreso científico.
Obsérvese en el esquema como, en el caso de Platón, las características
individuales del hombre son determinadas por la parte que impera en su alma, la
cual posee además su respectiva virtud y como esta misma característica
dominante le hacen competente en funciones específicas del estado. Esto como
una propiedad isomórfica de mimesis(4) desde lo universal a lo particular. Es
realmente intrigante como un individuo de la antigüedad logra intuir que diversos
pensamientos, como también diversos comportamientos son distintos en su forma
y origen. Intentando una explicación acorde con los medios y los conocimientos de
acuerdo al estado del arte de la medicina en su época (siglo V a.c), como también
en propuestas desarrolladas por filósofos anteriores como Pitágoras y Sócrates
entre muchos otros.
Veamos a continuación los puntos de encuentro y también de comprensible
desencuentro entre la propuesta platónica, la teoría de Mc Lean y la neurociencia
actual.
En primer lugar el alma, según platón, consta de tres componentes. La primera es
la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran
los placeres y los apetitos o deseos sensibles (deseos sexuales, apetitos por la
comida, la fama, la riqueza entre otros). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo
se destruye cuando éste muere y la sitúa en el abdomen (en el hígado y de ahí el
concepto de visceral).
Platón les reconoce, sin embargo, un rol en la sociedad a quienes son dominados
por esta parte del alma, como son los denominados productores (artesanos,
labradores y comerciantes) a quienes se otorga el derecho de propiedad privada,
ya que solo las almas ignorantes encuentran placer en el cuerpo y los objetos
materiales, sin embargo resuelven las necesidades materiales del estado.
Mac Lean, por su parte, ubicaba a estos impulsos en el cerebro reptiliano, al que
describe como instintivo, inconsciente, irreflexivo, inflexible, con dos motores
conductuales primarios como son la diada placer-dolor, que promueven la huida o
la lucha y aspectos impulsivos de la sexualidad. Con una muy baja capacidad de
aprendizaje y memoria de corto plazo, lo que tiende a promover una constante
conductual en el tiempo, como una fuerte resistencia al cambio, fuerte impulso a la
delimitación y defensa territorial entre otros. Actualmente estas características son
denominadas sistema instintivo para poder otorgar la idea de red o sistema, que
presenta de un modo más claro el funcionamiento en red del cerebro.
La segunda parte del alma Platón la denominará irascible, a la que atribuye afectos
más nobles como el valor, la templanza, la ira, la ambición y la esperanza. Se ubica
en el corazón, cuna de las pasiones. El rol social de quienes poseen esta
característica como dominante es la de Guardianes (guerreros) quienes son base
de la fuerza armada, que surge como lógicamente necesaria en una sociedad en
que la avaricia y el deseo de ilimitada posesión de los productores dará pie a
conflictos y disputas de todo tipo tanto interna como externamente. Serán
hombres conscientes del control de sus deseos, lo que les conducirá por el camino
de la educación, para ser formados en alma y cuerpo. ¿Qué decía Mac Lean al
respecto? Para este investigador el centro emocional es el cerebro mamífero. Con
una programación genética abierta, el aprendizaje será una característica propia. A
diferencia del cerebro reptil, está abierto a las nuevas experiencias, siempre y
cuando las experiencias rutinarias anteriores no revistan algún tipo de amenaza y
demanden atención consciente. La neurociencia del siglo XXI le denomina cerebro
emocional o sistema límbico, para mantener la idea anteriormente expresada
sobre el funcionamiento en red.
Si las emociones son cruciales para la evolución humana, su desarrollo y control
son vitales para el desarrollo de la inteligencia interpersonal, que permite el
altruismo y el cuidar de los demás y del Estado, como sugiere platón en su
texto República. Esta es también parte de la propuesta de Howard Gardner en su
teoría de las inteligencias múltiples y de Daniel Goleman en su obra Inteligencia
Emocional.
Platón se adelantó a los teóricos contemporáneos y destacó la importancia de la
educación para la clase de los guardianes, identificando intuitivamente la
emocionalidad con el aprendizaje. Para Mac Lean esto ya tenía evidencia empírica.
Otro científico que refuerza esta característica de la flexibilidad del aprendizaje
mamífero fue el investigador canadiense Donald Hebb, con su descubrimiento de
las ‘Redes Hebbianas’ y sobre cómo su funcionamiento permite aprender y
desaprender. Sumemos también la LTP (potenciación a largo plazo) como un
disparador de nuevas y permanentes sinapsis, necesarias para el desarrollo del
aprendizaje del cerebro emocional. Otra intuición genial a destacar es la
universalidad que Platón atribuye a los instintos, las emociones y la racionalidad, lo
que el psicólogo Paul Ekman demuestra con sus investigaciones, al menos en lo
referente a la universalidad de las emociones, al experimentar con muestras
seleccionadas de veintitrés culturas diferentes. La imagen 1.2 nos representa
expresiones faciales de sentimientos emocionales universales.
Figura 1.2 La caracterización emocional básica con sustento biológica de Paul
Ekman.
La cúspide de la pirámide platónica que configura el alma es la parte que se relata
en el “mito del carro alado”(5) y que representa el alma racional con la metáfora
del auriga (conductor). Es la parte más excelsa del alma, se identifica con
la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien, la justicia y el
reconocimiento de lo bello. Es un principio divino y dotado de inmortalidad. La
sitúa en la cabeza (el cerebro). Además permite la intelección pura y la
contemplación suprasensible, es decir, llegar al entendimiento por medio de la
abstracción de los objetos y por medio de estos aproximarse a su esencia divina,
las ideas eternas e inmutables. Estamos ya en la última parte componente del
alma pero también en la etapa más evolucionada del cerebro humano, el
Neocortex, pero en su máxima expresión evolutiva. La que nos vuelve
eminentemente humanos. Sus dos hemisferios son en su fisiología y su
funcionalidad de una aparente simetría, pero en realidad se constituyen y operan
de modo distinto aunque profundamente integrados y comunicados a través del
cuerpo calloso para constituirnos en la ‘realidad’.
Mac Lean, sin embargo, no consideró con mayor fuerza el papel fundamental del
lóbulo Prefrontal en la integración de la información sensorial y emocional crítica
para la toma de decisiones y la conducta social adaptativa, así como para la
interpretación, expresión y modulación de las emociones.
Buena razón tuvo Platón para enunciar como una cualidad superior ciertas formas
de pensamiento, las que vinculó a la intelección y a la parte más excelsa del alma.
Ha descrito en su lengua las cualidades del pensamiento crítico, por una parte,
pero también los elementos constitutivos de la reflexión filosófica por otra. Platón
estuvo en un error al sustentar las cualidades humanas en una teoría del alma,
pero fue un gran acierto comprender que los instintos, las emociones y la razón
humana son, operan y se originan en lugares diferentes del cerebro, pero se
integran dando un sentido propio a la existencia humana. Como también al
determinar la imperiosa necesidad de domeñar los deseos e impulsos instintivos
por parte de la intelección y la serena reflexión. Cualidades que podían según él,
ser educadas. ¿No hablamos hoy de educar las emociones?
Como vemos, las investigaciones actuales demuestran que tanto en el siglo V a. C.
con Platón, pasando por Descartes en el siglo XVII o Papez y Mac Lean en el siglo
XX d. C., los errores bien intencionados son parte de nuestra historia, nuestra
cultura y nuestra ciencia. Tres casos en que se intentó categorizar las funciones
cerebrales como estamentos separados. Considerando instintos y emociones como
elementos arcaicos y generadores de conductas y pensamientos aberrantes. Sin
embargo, la neurociencia y sus continuos avances nos ofrecen en la actualidad un
panorama esclarecedor del funcionamiento en red del cerebro, de lo vital de los
instintos, del sistema emocional y de cómo estas emociones son cruciales al
momento de racionalizar y de decidir respecto de nuestro comportamiento social,
nuestros sentimientos de empatía, altruismo y compasión.
Notas al pie:
1. Para la filosofía, la especulación es el proceso intelectual que permite la resolución
dialéctica de aquellas contradicciones que aparecen en una unidad de orden
superior.
2. Un meme (o mem) es, en las teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de
información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o
de una generación a la siguiente.
3. Del latin loci, lugar, ubicación.
4. Característica mórfica de los objetos materiales esclavos del tiempo y el espacio.
Que han sido construidos usando como modelo las ideas eternas, perfectas y
divinas.
5. El “mito del carro alado” representa el alma en sus tres partes con la metáfora del
caballo bueno y dócil (parte irascible) que nos conduce a la reflexión, el alma
concupiscible con la metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro
hacia el mundo sensible el alma racional, el auriga (esclavo cochero) esta parte
puede seguir a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la
Idea de Bien.
Prof. Cristian Rencoret Olivia
Egresado del Curso de Capacitación docente en Neurociencias. Asociación Educar.
Temas relacionados
ARTICULO III:
Cerebro y aprendizaje: La atención selectiva.
La atención selectiva es un factor sumamente importante que nos permite explotar al máximo
nuestra capacidad de estudiar, pero para que ésta pueda manifestarse, nuestro cerebro necesita
de ciertas condiciones previas.
AUTORDR. NSE. CARLOS A. LOGATT GRABNERPresidente Asociación Educar
Linkedin profile Show full CV
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).
Cerebro y aprendizaje: La atención selectiva.
La capacidad de estudio en cualquier edad se encuentra íntimamente relacionada
con un factor primordial: la atención selectiva, que se ve acrecentada,
principalmente, por la curiosidad o el entusiasmo que nos genere un
aprendizaje ―es realmente importante encontrarle un sentido a lo que
estudiamos, y que no sólo sea el simple hecho de rendir un examen―. Debemos
tener en cuenta que nuestro cerebro fue concebido para sobrevivir en la sabana
africana (hace unos 160.000 años), en donde adquirir conocimientos que no
estuvieran estrictamente relacionados con el asegurar o mejorar nuestra
supervivencia era algo ignorado por nuestra atención.
El hecho de que nuestro cerebro se desarrollara en ambientes tan adversos para
nuestra supervivencia potenció los sistemas de ahorro de energía. La atención
selectiva y sostenida en el tiempo es energéticamente muy costosa para nuestro
organismo. Debemos tener en cuenta que nuestro cerebro representa
aproximadamente el 2% del peso total de nuestro cuerpo, pero puede consumir el
20% total de glucosa. Esto, en una época en donde alimentarse era
potencialmente peligroso y hacerlo todos los días un gran lujo, conllevó a que para
ahorrar energía, nuestro cerebro priorizara sistemas de reacciones e incluso de
decisiones automáticas, que casi no necesitaban de nuestro intelecto.
Pues si con esta información nuestra especie había podido sobrevivir, ¿para qué
necesitaríamos nueva? ―lamentablemente, este “capricho evolutivo” llevó a la
extinción de muchas especies por una nula o muy baja capacidad adaptativa―. De
hecho, la gran mayoría de los primeros inventos de la humanidad no fueron el
resultado de nuestra capacidad analítica, si no de la observación de una simple
casualidad. Cómo ejemplo de esto podríamos nombrar el fuego, la rueda, el hacha
de piedra, entre otros.
Sin embargo, los seres humanos debemos agradecerle a la evolución, porque a
nosotros, a diferencia de otras especies, nos dio un gran potencial que se
encuentra en el área frontal de
nuestro cerebro, más exactamente en el área prefrontal (ésta le permite a nuestra
especie el denominado “pensamiento cognitivo ejecutivo”). Esta estructura nos
da la capacidad de planificar a largo plazo, tener memoria de trabajo,
jerarquizar ideas, establecer planes estratégicos y metas, ser flexibles
con la adquisición de nuevos conocimientos y, sobre todo, nos otorga el
tema principal tratado en este artículo: la atención selectiva voluntaria.
Este gran potencial de ser capaces de dirigir nuestra atención con el fin de adquirir
nuevos conocimientos pudo expandirse gracias a que aprendimos a cultivar, criar
animales, a cocer nuestros alimentos e, inclusive, a mejorar nuestras habilidades
de caza sumando la utilización de armas o defensas que nos facilitaran esta
actividad. Este gran cambio le permitió a nuestra especie poder desarrollarse y
lograr ser dominante, pues consiguió forjar el potencial neurobiológico.
No obstante, luego de darle a nuestro cerebro el alimento para desarrollarse de
una mejor manera y, de este modo, extender la expectativa de vida ―según los
investigadores, nuestro lóbulo frontal alcanza su plenitud entre los 25 a 30 años―,
comenzó el proceso que se considera nuestra gran evolución como especie: la
potenciación de nuestra habilidades innatas.
En el mundo moderno el acceso al alimento es más sencillo ―aunque
lamentablemente no es igual para toda la humanidad y sin dudas me atrevo a
expresar que esta es la gran deuda del ser humano― y la probabilidad de que
haya personas con hambre o mueran a causa de la desnutrición es mucho más
baja.
Sin embargo esto no es todo y los males modernos (la ansiedad, el estrés, la falta
de descanso, las exigencias, la mala nutrición, etc.) también pueden desnivelar
nuestro organismo, activando el sistema nervioso
simpático y afectando nuestra capacidad de
atención selectiva. Otro inconveniente generalizado en la educación mundial es la
falta de interés o capacidad de ver los beneficios a futuro de lo que estamos
estudiando. Lamentablemente, vemos en el mundo una falta de previsibilidad
sobre el futuro, con lo cual un estudio de largo plazo, sumado a un futuro con
bastante incertidumbre, no es un buen ambiente para aprender para un cerebro
que tiende a priorizar el corto plazo y las necesidades básicas.
Luego de considerar todos estos “detalles” que afectan a nuestra capacidad de
atención, desde Asociación Educar, los invitamos a conocer las siguientes
estrategias, que pueden ser útiles en todas las etapas educativas y espacios de
aprendizaje.
En primera instancia, una buena medida sería buscarle un sentido a lo
que estudiemos. No es lo mismo aprender geografía por el simple hecho
de aprobar un examen, que hacerlo pensando en la maravilla de los
distintos lugares que tiene nuestro planeta, en los países que nos
gustaría conocer o, en última instancia, por la simple curiosidad de
investigar esos rincones de cada país, únicos y hermosos.
Esta estrategia puede aplicarse a cualquier materia o estudio: sólo debemos
asociar los nuevos conocimientos a un beneficio para nuestra vida. Por ejemplo,
quien decida aprender un idioma, no lo hará con la misma atención si lo considera
una obligación, que si lo hace pensando en un viaje que nos encantaría realizar en
un futuro o, asimismo, si cree como un placer el hecho de comunicarse con
personas de otros países, o con el objetivo de poder ampliar sus conocimientos
sobre otras culturas que despierten su curiosidad.
Luego de encontrarle un sentido u objetivo a lo que estudiaremos,
debemos tener en cuenta que nuestra atención se encuentra con mayor
nivel al inicio del estudio y comienza a decaer pasados unos 15/20
minutos. Luego se incrementa ―aunque en menor medida― cuando
sabemos que se acerca el final, ya sea de una clase, un capítulo, un libro,
un video, etc. Con lo cual, lo ideal sería ponernos objetivos intermedios
como, por ejemplo leer, de la pagina 200 a la 220 y saber que tendremos
un premio o beneficio ―aunque sea mínimo o simplemente moral―
cumplido el objetivo.
También es de importante que, previamente al estudio, nos alimentemos
correctamente para que nuestro sistema nervioso autónomo no sienta el acceso a
la alimentación como problema inmediato que deba captar nuestra atención. A su
vez, los alimentos seleccionados deberían ser livianos, para que la irrigación
sanguínea pueda ir dirigida principalmente a nuestro cerebro y no compartida con
sistemas de alto consumo sanguíneo como la digestión.
Asimismo, es ideal poder tener un correcto descanso que, dependiendo de nuestra
edad cronobiológica, oscilará entre las 6 a 9 horas. En el mundo moderno esto es
algo muy difícil, con lo cual existe una estrategia muy útil: antes de iniciar una
actividad, intentar temar una siesta, descanso o espacio de relax de entre 15 ó 20
minutos.
Luego de iniciar la actividad, sería ideal realizar cortas pausas en cuanto
comencemos a sentir que nuestra atención decae y llevar adelante alguna
actividad que reactive nuestro sistema atencional, como, por ejemplo,
hacer una pequeña actividad física o de humor. La disciplina de lo mismo
Con el objetivo de afianzar lo estudiado, al finalizar la clase y aprovechando el
envión de atención que esto genera, es realmente muy recomendado realizar un
resumen de todo lo aprendido. Esto ayudará a que podamos recordar mejor la
información que estuvo fuera de nuestros periodos de mayor atención.
Cabe recordar que nuestra memoria trabaja por asociación y a veces un detalle
nos ayudará a evocar gran parte de lo aprendido. Además, este paso permite
relacionar en una misma red neuronal todo lo visto, integrando la información.
Puede que todas estas opciones sean muy difíciles de llevar adelante en un mismo
día, pero simplemente con tenerlas en cuenta y utilizar al menos una de ellas,
colaboraremos con nuestro cerebro, para que él pueda ayudarnos en la costosa
tarea de mantener la atención selectiva durante los procesos de aprendizaje.
ARTICULO IV
Neuroplasticidad y Redes Hebbianas: las bases del aprendizaje.
Nuestro cerebro cuenta con la capacidad de armar, fortalecer, desarmar y debilitar redes
neuronales. Conocer este proceso más en profundidad nos permite darnos cuenta del valor que
tienen las emociones en nuestro aprendizaje.
AUTORDR. NSE. CARLOS A. LOGATT GRABNERPresidente Asociación Educar
Linkedin profile Show full CV
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).
Neuroplasticidad y Redes Hebbianas: las bases del aprendizaje.
Una de las características que hace al sistema nervioso tan excepcional es su
plasticidad. Este distintivo significa maleabilidad y cambio; todas estas
modificaciones son la base del aprendizaje y de nuestra adaptación a condiciones
variables ambientales y fisiológicas.
De hecho, todo lo que aprendemos, nuestros recuerdos, anhelos, valores,
conocimientos y capacidades están esculpidos en una inmensa telaraña formada
por la asombrosa cantidad de 100.000 millones de células cerebrales,
denominadas neuronas. Cada una de estas neuronas tiene la capacidad de
conectarse con hasta otras 10.000 de sus compañeras, construyendo así un total
de 1.000 billones de posibles conexiones neurales. Estos lugares de encuentro en
el que se conectan dos neuronas es conocido con el nombre de Sinapsis,
(Sherrington, 1897).
La forma de una neurona podría ser, metafóricamente hablando, la de una cebolla.
Ésta cuenta con una parte central redondeada, con un sólo brote en una de sus
puntas y muchas fibras finas, muy similares a raicillas, en el otro extremo. A las
raicillas neuronales se las denomina Dendritas, al bulbo, Cuerpo Neuronal y, al
brote, Axón.
Como las raicillas del vegetal, las dendritas son
las encargadas de absorber la nutrición que da vida a cada una de estas neuronas.
Su dieta consiste en impulsos electromagnéticos provenientes de las otras
neuronas con las que se halla habitualmente comunicada. Alguno de estos
nutrientes intentarán activar la neurona, mientras que otros buscarán conseguir lo
contrario, o sea, inhibirla.
Luego, el hecho de que una célula cerebral descargue o no algún tipo de impulso
eléctrico a otra célula hermana será la resultante de su capacidad de efectuar un
rápido cálculo aritmético entre los dos tipos de descargas recibidas (las que la
incitan a ir hacia delante y las que la llevan a frenarse). Si la diferencia entre
ambas da un número negativo, no generará acción alguna, pero si es positivo,
modificará inmediatamente su estructura física, de modo que enviará una
descarga electromagnética que será emitida a través del axón.
4032 impulsos positivos - 4064 impulsos negativos = -32 (no transmite).
4032 impulsos positivos - 3002 impulsos negativos = 1030 (sí transmite).
Los axones de distintas neuronas pueden variar mucho en su longitud y conducen
estas pulsaciones, que sólo duran unas milésimas de segundo y alcanzan hasta la
increíble velocidad de hasta 300 Km/h.
Una vez salido del axón, el estímulo encenderá todas las dendritas de las neuronas
con las que se ha conectado y producirá una reacción en cadena que puede
implicar a cientos, miles e, incluso, a muchos millones de neuronas integradas en
una compacta y compleja red tridimensional. El cerebro, para hacer este trabajo,
consume una quinta parte de toda la energía generada por el cuerpo en descanso:
es como si fuera una bombilla de 20 vatios que brilla sin parar y no deja de
trabajar aun cuando estamos durmiendo.
En este momento, mientras Ud. lee esta nota, una cascada de neuronas se están
descargando al unisonó con el fin de que pueda comprender su contenido,
formando una nueva red neuronal inédita hasta el momento. Si decidiera, además
de leer este texto, memorizarlo, se produciría otro fenómeno sumamente
importante: la red crecería aún más, porque cada vez que lo relea para
consolidarlo en la memoria, neuronas que inicialmente no tenían relación entre sí,
se irían incorporando a la red creada al momento de comenzar la lectura de este
artículo. Si decidiera, además de memorizarlo, transmitir oralmente este
conocimiento a otras personas, la red se fortalecería notablemente, aumentando
las conexiones entre las neuronas que la componen.
Las neuronas actúan como nosotros; imaginemos la siguiente situación: quedamos
atrapados un avión que ha retrasado su salida. Al principio, no tendríamos nada en
común con la persona que está sentada a nuestro lado, pero al cabo de varios
minutos de espera, con seguridad, ambos comenzaríamos a quejarnos de nuestra
mala suerte. Y si el retraso se prolongara, es muy factible que nos sintiéramos más
cercanos y nos uniéramos a otros pasajeros, de modo que al final todos
llegaríamos a formar un gran bloque de quejosos que se unen para actuar en
busca de una solución al problema.
Con las neuronas pasa algo muy parecido: tras unas pocas descargas simultáneas
tienden a unirse más y más, formando así parte de un mismo equipo. La sinapsis
de dos neuronas que se descargan reiteradamente en forma conjunta sufre
cambios bioquímicos (denominados potenciación a largo plazo), de tal forma que
cuando una de sus membranas se activa o desactiva, la otra también lo hace. En
pocas palabras, se han asociado y esto garantiza que en el futuro se activen
mucho más veces que antes, porque no sólo dependerán de su propia
estimulación, sino también de la activación de las nuevas neuronas que conforman
la red. Este fenómeno, de suma importancia, fue denominado por el psicólogo
Donald Hebb: aprendizaje Hebbiano, que es la base del aprendizaje y la
memorización.
Neuroplasticidad
La neuroplasticidad puede definirse como el potencial para el cambio, facultad de
modificar nuestra conducta y adaptarnos a las demandas de un contexto
particular. (Gollin 1981). También se puede presentar como la capacidad del
cerebro de armar, fortalecer, desarmar y debilitar redes neuronales. Todas las
redes que poseen neuronas fuertemente conectadas forman parte de la memoria
de largo plazo.
Pero para que el aprendizaje se efectúe, debe producirse el mismo fenómeno, pero
a la inversa. Es decir, que si una red no se usa, debe ir poco a poco perdiendo las
conexiones entre neuronas que la integraban, hasta casi desaparecer. Este
proceso es muy importante porque permite que información que ya no es de
utilidad sea reemplazada por una nueva o actualizada. El proceso de
neuroplasticidad permite que el aprendizaje y la memoria sean posibles.
Por lo que hemos visto, podemos expresar que existen dos tipos de
neuroplasticidad: la positiva, que se encarga de crear y ampliar las redes
neuronales o Hebbianas, y la negativa, cuyo objetivo es eliminar o disminuir
aquellas que no se utilizan.
Los nuevos conocimientos, fruto de espacios de educación en la escuela,
universidades, institutos, capacitaciones en organizaciones, experiencias de vida,
conversaciones con otros, etc., remodelan una y otra vez al cerebro.
Cuando hablamos de aprendizaje,
es posible nombrar al implícito o emocional, que se generan cuando una situación
produce placer o dolor, y puede quedar fijado en nuestra memoria sin que seamos
conscientes de ello. Pero cuando deseamos aprender conscientemente, o de modo
explícito, necesitamos contar con un área cerebral, conocida como lóbulos
prefrontales, que son los últimos en desarrollase en el cerebro ―aproximadamente
completan su maduración a los 21 años, aunque nuevas investigaciones
consideran que su etapa final de maduración es alrededor de los 30 años―. Ésta
importante área cerebral es el asiento de las funciones cognitivas y ejecutivas,
entre las que se puede nombrar a la atención ejecutiva (voluntaria) y de la
memoria de trabajo, ambas capacidades fundamentales para el aprendizaje
consciente.
Para generar neuroplasticidad positiva, es necesario reiterar los conocimientos que
se dan en el aula, o sala de capacitación, muchas veces y desde diferentes
lugares, integrándolos con otros saberes, para así producir aprendizaje asociativo.
Esto es muy recomendable, dado que contribuye en que las conexiones neuronales
producidas por los nuevos conocimientos puedan sumarse a redes ya fortalecidas.
En neuroplasticidad existe una regla que indica que una red que se usa se
fortalecerá y una que no, se debilitará. Aquí podemos comprender el motivo por el
cual luego de las vacaciones, los alumnos regresan como si lo que aprendieron
hubiese sido olvidado, y el valor que tiene el repaso en los primeros encuentros del
año y lo fundamental que es aplicar el conocimientos desde distintas miradas y
disciplinas.
También es importante en todo proceso de aprendizaje tener presente que:
Recordamos con facilidad:
Lo que es significativo o tiene sentido para nuestra vida.
Lo que capta nuestra atención.
Lo que está a favor de nuestros paradigmas.
Lo que está vinculado a nuestros conocimientos anteriores.
Lo que comprendemos fácilmente.
Lo que nos causa gran impresión.
Olvidamos con facilidad:
Lo que no es significativo o no tiene sentido para nuestra vida.
Lo que no capta nuestra atención.
Lo que no está a favor de nuestros paradigmas.
Lo que no está vinculado a nuestros conocimientos anteriores.
Lo que no comprendemos fácilmente.
Lo que no nos causa gran impresión.
Los maestros y capacitadores deben conocer a sus alumnos y personas con
quienes trabajan para descubrir y ayudarlos a revelar el sentido de lo que
aprenden y cómo conectarlo con sus vidas. Asociando la nueva información a
conocimientos anteriores, relacionándolos con la vida personal y dándole
significado. De este modo, la neuroplasticidad positiva cobra fuerza y la
información llega más fácilmente a convertirse en una memoria de largo plazo.
De ahora en más, cuando pensemos en aprendizaje, memoria, ideas, valores,
modos de actuar, procedimientos, estilos de dirección, cultura institucional,
olvidos, recuerdos, etc., debemos tener presente que todos estos puntos se
encuentran plasmados en la maravillosa conexión entre las neuronas y las redes
que conforman.
La educación esculpe y modela nuestros cerebros y, como en toda obra, el maestro
necesita del tiempo necesario para lograr su terminación. Por ello es tan necesario
conocer las reglas de la neuroplasticidad.
Háblame y quizás lo olvide. Enséñame y quizás recuerde. Particípame y aprenderé.
Benjamín Franklin.
Bibliografía:
Gollin E. Developmental Plasticity: Behavioral and Biological Aspects of Variations
in Development. Publisher: Academic Pr, 1981. ISBN: 978-0122896200
Bergado-Rosado JA, Almaguer-Melian W. Cellular mechanisms of neuroplasticity.
Rev Neurol. 2000 Dec 1-15;31(11):1074-95.
Kolb B, Muhammad A, Gibb R. Searching for factors underlying cerebral plasticity in
the normal and injured brain. J Commun Disord. 2011 Sep-Oct;44(5):503-14. doi:
10.1016/j.jcomdis.2011.04.007. Epub 2011 Apr 30.
Formación en Neurosicoeducación. Asociación Educar.
Curso de Neurobiología y Plasticidad Neuronal. Asociacion Educar.
top related