mujeres en la antigÜedad
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MUJERES EN LA ANTIGÜEDAD
Las corrientes historiográficas más clásicas, determinan que en
Grecia y Roma las mujeres estaban menos valoradas que los hombres. La
situación de la mujer era muy precaria, no tenían participación en la vida
política, no eran miembros de la polis o de la civitas en sentido pleno.
Asimismo su capacidad de obrar estuvo en mayor o menor medida
mediatizada por el poder del hombre, sometidas de por vida ‐con
matices‐ a la tutela de un varón. Esta situación estaba legitimada
además por la opinión difundida de la inferioridad básica del sexo
femenino, y suscrita por voces autorizadas como la de Aristóteles.
Recibían educación sólo en las tareas de la casa. La alfabetización
fue, no obstante, un privilegio de algunas de ellas y algunos nombres
han llegado hasta nosotros. No son hechos sin importancia que una
mujer llegara a presidir la Biblioteca de Alejandría o que otra pudiera
hablar en el Senado de Roma.
2
TEANO (siglo VI AC)
Es considerada la primera mujer
matemática. Vivió en la antigua Grecia, fue
discípula de Pitágoras y se casó con él. Enseñó
en la escuela pitagórica. Se conservan
fragmentos de cartas y escritos que prueban que
fue una mujer que escribió mucho, y eso mismo
le atribuye la tradición, que considera como
suyos varios tratados de matemáticas, física y
medicina. El tratado Sobre la Piedad del que se
conserva un fragmento con una reflexión sobre
el número se piensa que es de Teano. Se le atribuyen otros tratados sobre
los poliedros regulares y sobre la teoría de la proporción, en particular
sobre la proporción áurea.
Después de la rebelión contra el gobierno de Crotona, a la muerte
de Pitágoras, Teano pasó a dirigir la comunidad, con la escuela destruida
y sus miembros exiliados y dispersos, sin embargo con la ayuda de dos
de sus hijas difundió los conocimientos matemáticos y filosóficos por
Grecia y por Egipto.
ʺHe oído decir que los griegos pensaban que Pitágoras había dicho
que todo había sido engendrado por el Número. Pero esta afirmación
nos perturba: ¿cómo nos podemos imaginar cosas que no existen y que
pueden engendrar? Él dijo no que todas las cosas nacían del número,
sino que todo estaba formado de acuerdo con el Número, ya que en el
número reside el orden esencial, y las mismas cosas pueden ser
nombradas primeras, segundas, y así sucesivamente, sólo cuando
participan de este ordenʺ
3
ASPASIA DE MILETO.
Aspasia fue esposa de Pericles y profesora de
retórica en el círculo del mismo. Se dice que escribió
la famosa oración fúnebre de Pericles del año 430.
Según Platón, Aspasia formó parte de los
círculos intelectuales y políticos de su tiempo y fue
una experta en retórica. La presenta en sus Diálogos
como maestra de Sócrates. Esquines, en su dialogo
socrático ʺAspasiaʺ la menciona como maestra
sofista.
Entre las muchas mujeres que escribieron sobre ginecología y
obstetricia, destaca los textos de Aspasia y Cleopatra. Los textos de estas
mujeres fueron los más importantes escritos femeninos de medicina
hasta la obra de Trótula en el siglo XI.
HIPATIA DE ALEJANDRÍA (370‐415 d.C)
Hipatia, nació en Alejandría (Egipto) en el 355
a.C. Es la primera mujer matemática de la que se
tiene conocimiento razonablemente seguro y
detallado. Cultivó los estudios lógicos y las ciencias
exactas y escribió sobre geometría, álgebra y
astronomía, mejoró el diseño de los primitivos
astrolabios —instrumentos para determinar las
posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste—
e inventó un densímetro.
Se educó en un ambiente académico y culto, y aprendió
matemáticas y astronomía de su padre, quien además le transmitió su
pasión por la búsqueda de lo desconocido.
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Fue, además, una filósofa neoplatónica griega y se dedicó a la
enseñanza, centrándose en las obras de Platón y Aristóteles. La casa de
Hipatia se convirtió en un centro de instrucción donde acudían
estudiantes de todas partes del mundo romano. Entre sus alumnos
destaca Sinesio de Cirene gracias al que él conocemos sus obras, aunque
ninguna se haya conservado. El propio Sinesio manifiesta con elocuencia
la devoción que Hipatia despertó en sus discípulos: en la carta 16 de su
epistolario la saludaba como «madre, hermana y profesora, además de
benefactora y todo cuanto sea honrado tanto de nombre como de hecho».
Viajó a Atenas y a Roma, siempre con el mismo afán de aprender y de
enseñar
Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hipatia, hija del
filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que
sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo
sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la
filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su
instrucción.
Sócrates Escolástico
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