karl polanyi. ayudantía economica
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Karl Polanyi. El lugar de la economía en la sociedad. En: El sustento del hombre.
Un tremendo obstáculo caracteriza Polanyi para llegar a comprender lo que el
denomina La Economía mediante la conceptualización del “Sustento del Hombre”; a
ello refiere con la falacia económica, la cual consiste básicamente en un arraigado
hábito de pensamiento propio de las condiciones de vida del tipo de economía creado
durante el S. XIX en las sociedades industriales, y encarnado en la mentalidad de
mercado. La falacia económica es básicamente, una tendencia a identificar la
economía humana bajo su acepción de mercado. Ahora bien, ¿Cuál es su desarrollo
institucional, y cómo se extendió a nuestra visión moral y filosófica de las cosas?
La falacia económica constituye en sí un error lógico: un fenómeno específico se
concibió como universal, vale decir, la economía humana general se asimiló
exclusivamente como la forma de mercado, siendo que su mecanismo (oferta-
demanda-precio) es histórico y particular.
A partir de la instauración de la mentalidad de mercado se asimiló la economía con la
industria, con la tecnología, con los medios de producción, los títulos de propiedad y
con el capital productivo.
¿De dónde proviene esto? De los fisiócratas franceses, al alero del naciente mundo de
los precios que se expandía fruto de la expansión del comercio global. Si bien los
precios existían antes, de ninguna manera conformaban un sistema propio o
autosostenido que fluctúa en la “libertad”. Durante el transcurso del tiempo, no
obstante, este sistema fue seguido por la innovación de mercados que establecieron
precios fluctuantes para los factores de producción, trabajo y naturaleza
(mercantilización), y que más aún, trajo aparejada una interdependencia entre ellos.
Básicamente, los fisiocratas (Francois Quesnay y Smith) lo que hicieron fue
universalizar la economía en torno a su gradiente específica: el mercado. Así por
ejemplo, Smith fue capaz de introducir los métodos del negocio y la renta en las
cavernas del hombre primitivo, y por su parte, Quesnay, atribuyó el producto neto, la
figura del excedente económico, a una virtud otorgada por la naturaleza, por la tierra
específicamente. Vale decir, constituyó como natural una cadena de acciones
económicas productoras de excedentes, pero “el montaje de la idea del excedente es
la proyección del modelo de mercado sobre la economía humana” (Pp.62).
Es así como el mercado formador de precios demostró su capacidad para organizar a
los seres humanos como si fueran simples materias primas, mercantilizando a su paso
todo el entorno del Hombre y transformándolos en unidades industriales. Ello conformó
la transformación de la esencia de la sociedad y la identificación de la economía con
el mercado en la práctica, lo cual a su paso conformó un nuevo modelo social: la
sociedad de mercado. Ello constituye fundamentalmente la falacia económica, el
error lógico, y vemos que aparejado a este proceso, una doctrina teórica particular
transformó a la sociedad en su conjunto: es decir, “la mentalidad mercantil contenía la
semilla de una cultura completa”.
Ello, naturalmente generó una transformación económica: una violenta ruptura con
las condiciones precedentes. El paso crucial lo constituyó la mercantilización
ficticia del trabajo y la tierra, es decir, se trataron como si hubieran sido creados
para la venta; comenzaron a comprarse y venderse libremente bajo la modalidad del
mercado.
Planteando una crítica al racionalismo económico, Polanyi sostiene que en sentido
estricto, éste no tiene respuesta a preguntas que implican valoraciones y motivaciones
de un orden moral y práctico que va más allá de la afirmación del Hombre Económico,
que por lo demás, según el racionalismo, está acechado por el fantasma de la
escasez.
“Por tanto, hacer de la sociedad un conjunto de átomos y de cada individuo un átomo
que se comporta según los principios del racionalismo económico colocaría el total de
la existencia humana en el esquema referencial del mercado” (Pp.69).
Respecto a este tema, Polanyi acuña un concepto muy interesante: el solipsismo1
económico, el cual es hijo pródigo de la mentalidad de mercado. Básicamente, apunta
a que la figura del mercado era un inevitable de la historia de la naturaleza y del
hombre; el comercio una vez que comenzó a fluir, hizo de su parte a todas las cosas
(mercantilización generalizada) que se vieron arrastradas hacia el molino de los
intercambios (o molino satánico como le llama en LGT). Por su parte, el solipsismo
económico de mercado hizo que se olvidara el temprano papel del Estado como ente
regulador de la vida económica de una sociedad, así como otras instituciones políticas,
sociales o culturales.
Polanyi caracteriza El doble significado del término económico: la definición formal
y substantiva. Ambas son independientes una de la otra y de naturaleza
absolutamente distinta.
1 Subjetivismo extremo, creencia metafísica exacerbada en el propio yo.
El término formal de la economía surge del carácter lógico de la relación medios-fines
como cunado usamos la acepción de economizar: de aquí procede la definición del
término económico en términos de escasez. Su precedente proviene de la economía
neoclásica, que se sienta sobre la premisa de que la economía es la asignación de
medios insuficientes para la subsistencia del hombre.
Por su parte, el significado formal posee una naturaleza que comienza de la relación
medios-fines, que subyace en el fondo a la noción de maximizar, vale decir, obtener el
máximo resultado de los propios medios.
Por su parte, el significado substantivo de lo económico, no implica necesariamente
elección2 ni insuficiencia3, sino que señala el hecho elemental de que los seres
humanos no pueden subsistir sin un entorno físico que le sustente. Básicamente, la
acepción sustantiva nace de la patente dependencia del hombre de la naturaleza y de
sus semejantes para lograr su sustento, puesto que el hombre sobrevive mediante una
interacción institucionalizada entre él mismo y su ambiente natural (Pp.76). Este
proceso sería precisamente la economía, que le proporciona los medios para
satisfacer sus necesidades materiales.
Por ende, estudiar los medios de sustento del hombre es estudiar la economía en el
sentido substantivo del término, siendo este el sentido de lo económico que apunta
Polanyi. Por ende, según afirmaba el autor, las Ciencias sociales para poder estudiar
la economía de pueblos de otro tiempo y otro espacio, deben necesariamente recurrir
a la perspectiva substantiva de la economía.
Para Polanyi La Economía debe ser entendida como el proceso institucionalizado de
interacción que sirve a la satisfacción de las necesidades materiales, lo cual forma
parte vital de toda sociedad humana. Acorde a esta concepción, la economía debe ser
entendida en dos niveles: el de la interacción del hombre con su entorno y al de la
institucionalización de ese proceso, niveles que por lo demás son inseparables.
Ahora, pasaremos a revisar el otro texto de Polanyi que precisamente refiere a esto.
2 Por ejemplo, la costumbre y la tradición eliminan la posibilidad de elegir de un individuo.
3 Respecto a ello, desde una perspectiva sustantiva, los elementos vitales para vivir tampoco son tan
limitados, tales como el aire, el amor de una madre o los nutrientes elementales que su leche nos otorga.
El sistema económico como proceso institucionalizado. En Godelier.
Ante esta afirmación, resaltan dos conceptos: proceso e institucionalidad. Por su
parte, proceso apunta a movilidad: cambio de lugar o cambio de manos.
Los movimientos locacionales incluyen la producción junto con el transporte. También
existe el movimiento de apropiación: la circulación de los bienes y su administración.
En ese sentido, la transacción es un movimiento de apropiación que circula entre
manos.
Por su parte, las actividades sociales que forman parte de este proceso pueden
denominarse económicas, y las instituciones se denominarán de tal forma en la
medida que contengan una concentración de tales actividades.
Respecto a la institucionalización del proceso económico, ésta dota de estabilidad y
unidad: crea una estructura con una función determinada en la sociedad, a su vez, le
otorga una significación histórica incidiendo en los valores y política de la sociedad.
Paralelamente, afirma Polanyi, la economía humana está incrustada y enrededa en
situaciones económicas y no económicas propias de la vida humana, siendo por ello
que la inclusión de lo no económico en lo económico es vital, como por ejemplo, la
política y la religión.
Estudiar el cómo la economía está instituida requiere de investigaciones empíricas y
sistemáticas que den cuenta de la interdependencia de sus partes. Ello se logra por
medio de varios modelos denominados formas de integración, los cuales se presentan
unos juntos a otros en distintos niveles y sectores de la sociedad.
Las principales pautas de estos modelos son la reciprocidad, redistribución e
intercambio.
-Reciprocidad denota movimientos entre puntos correlativos de agrupamientos
simétricos, por ende, requiere como trasfondo social y político la existencia de
agrupamientos simétricamente dispuestos.
-Redistribución designa los movimientos de apropiación hacia un centro y luego
hacia el exterior. Depende de la presencia en alguna medida de alguna centralidad en
el agrupamiento social.
-Intercambio Hace referencia a movimientos vice-versa en un sentido y en el
contrario que tienen lugar como entre manos en el sistema de mercado. Con el objeto
de producir integración, precisa de un sistema de mercados que formen los precios.
Por ende, resulta evidente que cada una de estas formas de integración, requiere y
presupone de apoyos institucionales concretos.
Cabe resaltar que para Polanyi estas formas de integración de la economía no
representan etapas de desarrollo evolutivo. Por ejemplo, una sociedad tribal puede
practicar al mismo tiempo la reciprocidad y la redistribución, mientras que las
sociedades arcaicas pueden ser sólo redistributivas, aunque también pueden dejar
campo abierto al intercambio. Por ejemplo, a su vez, la redistribución jugó un papel
fundamental en la Unión Soviética.
Ahora bien, refiriendo al comercio, Polanyi apunta a que éste se ha limitado
exclusivamente a su forma de mercado, y por ende, el mercado figura con el
mecanismo por excelencia de intercambio, como a su vez, el dinero como el medio de
intercambio único. Ello, para remitir al texto anterior, se debe precisamente al
solipsismo económico propio de la mentalidad de mercado.
No obstante ello, la antropología y la historia saben que el mercado no es la institución
de intercambio por excelencia. El comercio, así como el uso del dinero, son tan
antiguos como la misma humanidad. A su vez, los mercados también han existido
desde larga data. Tan sólo los mercados formadores de precios son los únicos
mercados constitutivos de la economía de mercado moderna.
Ahora bien, dichos argumentos Polanyi los establece desde su punto de vista
sustantivo, en que por ejemplo, define al comercio a partir de la forma que constituye
un método relativamente pacífico de adquirir bienes de los que no se dispone de
manera inmediata. De lo que se trata es simplemente de la adquisición y transporte de
bienes situados a distancia. Por su parte, el comercio es un movimiento que pasa por
el mercado, y este movimiento está controlado por los precios, por ende, comercio y
mercado son co-terminos: todo comercio es comercio de mercado.
Por su parte, el dinero desde la definición sustantiva constituye un medio de
intercambio indirecto. Todos los usos del dinero dependen de la existencia de
mercados. No obstante, su definición sustantiva es independiente al mercado; el
dinero se define por ser un objeto(s) cuantificable cuyo uso puede ser de pago,
standard (equivalencia) o intercambio. Básicamente, el intercambio del dinero nace de
la necesidad de objetos cuantificables para el intercambio indirecto. Por ejemplo, para
los aztecas, una forma de moneda era precisamente el cacao, acompañado de todo el
status social que esta planta contenía.
Finalmente Polanyi refiere al mercado. Definido substantivamente, el mercado es
simplemente un locus de intercambio; mercado e intercambio son coexistentes. El
mercado es una institución económica que abarca una multitud de ofertas o una
multitud de demandas, o bien ambas. Estas se definen como una multitud de manos
deseosas de adquirir algo o alternativamente de vender bienes mediante un
intercambio.
En definitiva, mediante esta caracterización al “desnudo” del comercio, el dinero y el
mercado, lo que hace Polanyi es analizar ciertos conceptos desde un punto de vista
“bruto” para abrirlos a las ciencias sociales en su aspecto económico. Por ende, que
las ciencias sociales consigan desarrollar una trama de referencias más amplia, es la
principal tarea intelectual de Polanyi en el campo de los estudios económicos.
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