argentina sojera
Post on 23-Mar-2016
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La Argentina sojera Por Susana Gallardo
Centro de Divulgacion Cientifica, UBA
“Se piensa que el glifosato es inocuo y que se degrada fácilmente, por ello se emplea mucha
más cantidad que la necesaria”, señala la doctora Haydée Pizarro, docente e investigadora de
la FCEyN-UBA y del Conicet. Un efecto indeseado de la aplicación en exceso es que se están
generando malezas resistentes, lo que lleva a los fabricantes a desarrollar formulaciones cada
vez más potentes.
Si bien lo aconsejable, según el INTA, es emplear un litro del formulado por hectárea, “los
productores confiesan que vierten entre 10 y 14 litros por hectárea”, según informa Pizarro. El
formulado comercial (Round up, la marca registrada de la empresa Monsanto) contiene 48 por
ciento del principio activo, y el resto, un compuesto que facilita la entrada del producto a la
planta. En particular, se emplea uno que se conoce como POEA, que, según algunos estudios,
puede ser más tóxico que el glifosato.
La doctora Pizarro, junto con el doctor Horacio Zagarese del Instituto Tecnológico de
Chascomús (Intech) y el doctor Carlos Bonetto, del Instituto de Limnología de La Plata,
determinaron que, en los cuerpos de agua, el glifosato produce una modificación de la
comunidad de algas, ya que elimina a algunas de ellas, hace que otras aumenten y, además,
se produce un incremento de fósforo en el agua, compuesto que forma parte de la propia
molécula del glifosato. Los resultados acaban de publicarse en Ecotoxicology.
“La adición del formulado genera cambios significativos en la estructura y el funcionamiento de
las comunidades de algas”, señala Pizarro, y destaca: “Tanto el fitoplancton como el perifiton
conforman la base de la trama alimentaria acuática y, si hay alteraciones en estas
comunidades, se generan efectos en los demás componentes del ecosistema, por ejemplo los
peces”. El perifíton designa a aquellos organismos muy pequeños que se adhieren a las
paredes o a otros sustratos presentes en los cuerpos de agua.
ALGAS RESISTENTES
Los experimentos fueron realizados en un predio del Intech, en Chascomús, en diez piletas
construidas especialmente, de 25 metros cuadrados de superficie, que semejaban lagunas.
En cinco de esas piletas, los investigadores inocularon el formulado Round up para tener en el
agua 8 miligramos de glifosato por litro, cantidad comparable con la que puede recibir una
laguna en un ambiente natural, rodeado por cultivos, y adonde el viento puede transportar el
herbicida desde las avionetas o los tractores que fumigan.
Al cabo de once días, los investigadores observaron que el herbicida en cuestión producía una
gran mortandad de ciertas algas, pero un grupo en particular, las cianobacterias, hicieron frente
al embate del herbicida. Estas últimas son resistentes a situaciones extremas, por ejemplo
temperaturas muy altas o muy bajas, o falta de agua. De hecho, se las encuentra en los
desiertos, así como en la Antártida.
Terminado el experimento, las piletas fueron vaciadas, pero en el fondo quedó el sedimento
que se había formado. Al tiempo, los investigadores volvieron a llenar las piletas con agua
limpia, con el fin de realizar un nuevo experimento. Pero, al cabo de unos meses, hallaron que
en cinco de ellas el agua estaba turbia. Se habían puesto turbias, precisamente, las que habían
recibido la aplicación de glifosato el año anterior.
“Fue un efecto impensado. El glifosato, con una sola inoculación un año atrás, se había unido a
compuestos del suelo y, a largo plazo, había provocado la turbidez del agua”, destacó Pizarro.
LAS AGUAS BAJAN TURBIAS
“La turbidez del agua en las piletas se relaciona con una gran proliferación de algas debido al
efecto a largo plazo del glifosato”, subrayó Pizarro. El herbicida contribuyó a aumentar la
presencia de fósforo, que acelera el proceso de eutrofización, es decir, el aumento de materia
orgánica en el agua. Este es un problema que afecta a las lagunas de la provincia de Buenos
Aires y ello se debe, sobre todo, a la actividad agrícola.
“La gran mayoría de las lagunas pampeanas se encuentra hoy en un estado más turbio que el
original. La eutrofización en ellas se ha incrementado en los últimos veinte años debido a la
intensificación de la agricultura, que trajo aparejadas elevadas tasas de fertilización. Los
excedentes de nutrientes terminan en los cuerpos de agua de la región e incrementan aún más
su grado trófico”, explica el doctor Armando Resella, docente en la Facultad de Agronomía de
la UBA, quien participó en un trabajo de relevamiento y estudio de las lagunas pampeanas.
“SE PIENSA QUE EL GLIFOSATO ES INOCUO Y QUE
SE DEGRADA FACILMENTE, POR ELLO SE EMPLEA
MUCHA MAS CANTIDAD QUE LA NECESARIA.”
A medida que una laguna se carga de nutrientes pasa por diferentes etapas, en que varía tanto
la flora como la población de peces. “Si la carga de nutrientes y materia orgánica es muy
elevada, la laguna puede pasar a un estado hipertrófico, en donde las condiciones ya no son
viables para la continuidad de peces como el pejerrey. En estos cuerpos de agua sumamente
turbios, con fondos sin oxígeno y de olor desagradable, son más frecuentes las floraciones de
algas potencialmente tóxicas”, señala Rennella.
El nivel de eutrofización se vincula, por lo general, al uso de la tierra en la cuenca de drenaje
de la laguna. “A mayor intensidad de uso de la tierra (urbanización, agricultura intensiva,
ganadería en feed lot), mayor carga de nutrientes en el cuerpo de agua y por lo tanto mayor
desarrollo del fitoplancton y mayor turbidez. Las causas principales son los fertilizantes
utilizados en la agricultura y las descargas de desechos urbanos pobremente tratados”, recalca
el investigador.
Cuando un cuerpo de agua se vuelve turbio y eutrófico, pueden aparecer algas nocivas para el
hombre, como la Microcistis aeruginosa, una cianobacteria, que es tóxica para el hombre y los
animales, y afecta principalmente al hígado. Esa alga no sólo resiste el efecto del herbicida,
sino que, además, lo emplea como nutriente, por su alto contenido en fósforo.
“En nuestro trabajo el problema era el herbicida”, dijo Pizarro. Luego de haber observado que
cinco de las piletas estaban turbias, los investigadores realizaron otro experimento, y agregaron
glifosato a cinco de las piletas al azar, ya fueran turbias o claras. Luego colocaron distintos
sustratos para que las poblaciones de algas se adhirieran a ellos. Y los retiraron a diferentes
lapsos: a los 8, a los 14, a los 28 y a los 42 días. “Vimos que había una gran mortandad de
varias especies de algas, principalmente diatomeas, mientras que a las otras algas, las
cianobacterias, este herbicida no las había afectado. Donde no pusimos herbicida, las
diatomeas crecieron.”
MAS ESTUDIOS
Ahora, los investigadores están trabajando con otro equipo de investigación de la FCEyN para
determinar por qué se produce la mortandad de algas, y si la toxicidad proviene del principio
activo del glifosato, del aditivo o de la mezcla de ambos.
Lo cierto es que los resultados obtenidos ponen en evidencia el efecto que el uso
indiscriminado del glifosato puede tener sobre la calidad de las lagunas, que son fuente de
agua dulce para el hombre, así como sobre la vida de los organismos que allí habitan y que se
encuentran en la base de la cadena alimentaria.
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