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AMOR CUÁNTICO

Todo lo que necesitas saber para derribar barreras interiores

Óscar Durán Yates

AMOR CUÁNTICOTodo lo que necesitas saber para

derribar barreras interiores

Colección SUPÉRATE Y TRIUNFA

© Óscar Durán Yates© MESTAS EDICIONES, S.L.

Avda. de Guadalix, 10328120 Algete, Madrid

Tel. 91 886 43 80Fax: 91 886 47 19

E-mail: [email protected]

http://www.facebook.com/MestasEdicioneshttp://www.twitter.com/#!/MestasEdiciones

Imagen de portada bajo licencia ShutterstockAutor portada: Roman99 y Aha-Soft, pág. 112: anigoweb, pág. 147: eveleen

Director de colección: Raül Pere

Primera edición: Octubre, 2017

ISBN: 978-84-16775-93-4Depósito legal: M––2017

Printed in Spain – Impreso en España

Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por ley.Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Repográficos – www.cedro.org), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

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INMERSOS EN EL AMOR INCONDICIONAL

PRÓLOGO DEL DR. JOHN DEMARTINI

El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio.

Stendhal

Si eres como la mayoría de los seres humanos, buscas sentirte amado/a y compartir tu amor por quien eres, pero, ¿cómo puedes dar y recibir ese amor si no sabes claramente quién eres? ¿Cómo puedes dar y recibir ese amor plenamente si has levantado muros dentro y alrededor de tu corazón? Lo cierto es que ninguno de nosotros nos libramos de haberlos construido, y más aún, nos olvidamos de que lo hemos hecho. De ahí que los retos y las dificultades que nos pasan en las relaciones y en nuestra vida tengan más que ver con habernos topado con uno de esos muros olvidados que con lo que nuestra pareja hace o deja de hacer, o con circunstancias externas a nosotros.

El comportamiento de nuestra pareja parece que fuese la causa de algunas o de muchas de nuestras desilusiones en la relación, sin embargo, al igual que ocurre con los frutos de un árbol, son las raíces del árbol las que crean los frutos, no solo las hojas y las ramas. Los resultados que han aparecido en tu relación tienen mucha más conexión de lo que a ti te pueda parecer con lo que está pasando en tu interior. Lo que está pasando en tu interior es muchísimo más importante que lo observes, más que el hecho o el comportamiento de tu pareja, porque si de verdad quieres que tu pareja cambie su forma de comportarse contigo, lo más probable es que necesites cambiar antes la forma en la que tú, dentro de ti, te estás tratando a ti mismo/a.

Si tienes este libro en tus manos es probable que estés buscando información para entender o solucionar situaciones que quizás

nunca imaginaste que te pasarían. Esta obra está pensada para ayudarte a explorar alguno de los muros más comunes que los seres humanos construimos en nuestro interior contra el amor. Si de verdad quieres que las cosas cambien en tu realidad y en tu relación, sería inteligente que mirases en tu interior y trabajases dentro de ti. Esas barreras que construiste en contra del amor puedes derribarlas siempre que estés dispuesto/a a aceptar que tu pareja puede que no te dé todo lo que deseas, sin embargo, te dará siempre todo lo que necesitas para amarte más a ti mismo/a.

Quien crea que encontrará una pareja con la cual jamás se desilusione, está engañándose y atraerá, una y otra vez, rela-ciones similares y sufrimiento, pues no habrá honrado el verda-dero propósito de una relación: ser una escuela de autocono-cimiento y desarrollo personal. Sin embargo, quien abrace el camino de la dualidad, de apoyos y desafíos, encontrará al amor incondicional esperándole justo al borde del precipicio, y ese amor incondicional le acompañará a lo largo de su vida empujándole al descubrimiento más elevado de su propio ser.

Óscar Durán-Yates, alumno mío, amigo, y experto avanzado de mi método, El Método Demartini®1, es un artista de la cons-ciencia que ayuda a personas de todo el mundo a esculpir, en su interior, una nueva percepción del Amor, de ellos mismos y de sus vidas. Lleva su vida investigando entorno al amor, desci-frando sus claves, desentrañándolas, reduciéndolas al nivel más elemental o cuántico, con el fin de poder explicarlas con la mayor sencillez posible a todo aquel interesado en el tema. Su libro representa la conclusión a años de estudio y experi-mentación de la mano de mi método y lo combina con la crea-tividad y la disciplina de un estudiante aventajado. Espero que lo disfrutes, lo pongas en práctica y te sientas, finalmente, tan agradecido como lo estoy yo hoy por vivir una sabia, amorosa e inteligente vida.

JOHN DEMARTINI

Autor de «Dar gracias a la vida», «El efecto gratitud», y uno de los maestros del libro y documental «El Secreto».

1 El Método Demartini® es una revolucionaria metodología de transformación personal, creada por el Dr. John Demartini, que da lugar a una nueva perspectiva de pensamiento y emociones. Es la culminación de la investigación en numerosas disciplinas como la física, la filosofía, teología, metafísica, psicología, astronomía, matemáticas, neurología y fisiología. Más información en: www.drdemartini.com.

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Dedico este libroa mi padre y a mi madre.

Gracias, eternamente gracias...

INTRODUCCIÓN

Querido lector/a,

Tendemos a buscar fuera de nosotros las respuestas o la solu-ción a nuestros problemas, pero en cuanto al Amor se refiere, “tu tarea no es buscar el amor, sino solo encontrar todas las barreras que hay dentro de ti y que has construido sobre él”. Sea lo que sea que esté ocurriéndote en tu relación me gustaría ayudarte a que encuentres las preguntas más convenientes para que recuperes tu equilibrio interior, tu confianza y la seguridad para tomar las decisiones que hayas de tomar.

Mi promesa contigo es que, si lees hasta el final cada uno de los capítulos y sigues las indicaciones exactas haciendo los ejerci-cios que he puesto a tu disposición, vas a conseguir derribar algunas de esas barreras, vas a tener una mirada más clara de lo que estás viviendo en tu relación, vas a entender mejor para qué está pasándote lo que te está pasando en tu relación y encontrarás la lógica entre lo que quieres cambiar de tu pareja y lo que aún no has todavía amado en ti.

Mirar en tu interior no es una acción abstracta, mística, com-pleja o aburrida. Es algo que se aprende y puede ser divertido y enriquecedor. Si tienes experiencia en hacerlo, entonces sabes a lo que me refiero, y si te consideras poco experimentado en hacerlo, verás que le vas a encontrar el gusto y la satis-facción de experimentarlo. En ambos casos te invito a que hagamos este viaje juntos y te pido tu permiso para que, mien-tras compartamos juntos a través de estas páginas, me permitas actuar como tu entrenador personal y, en ciertos momentos, como un guía que conoce el camino por el cual te estoy invi-tando a transitar. ¿Tengo tu permiso entonces?

Antes de que me respondas, me gustaría a mí responderte a dos preguntas que quizás te estás haciendo: ¿Quién soy yo? Y, ¿qué me acredita que yo pueda hacerte alguna promesa

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de mejorar tu vida en el campo de las relaciones de pareja o en otra área de tu vida? Esta es una brevísima historia de mi trayectoria personal: mis padres se separaron cuando yo tenía tres años. En mi infancia, recuerdo que muchos de los adultos, amigos y amigas de mi madre, tenían serias dificultades con sus “ex”, incluso la nueva pareja de mi madre arrastraba ese lastre. Rodeado de este ambiente, un día que ya ni recuerdo, sentencié para mis adentros, “¡Yo no quiero esto para mí en la vida! ¡Yo jamás me casaré!” Con esta creencia yo asumía que esta era la forma de evitar otra ruptura de matrimonio en mi vida.

Lo cierto es que durante mi adolescencia me moría de ganas de tener una relación estable, y le pedía al Universo que me enviara a una persona con la que compartir, con la que sentirme acompañado, comprendido y con quien pudiese hacer un largo camino. Cuando entré a la universidad me encontré con la persona que había pedido. Y como yo seguía convencido de que los matrimonios acababan en ruptura y seguía queriendo evitar, a toda costa, vivir otra ruptura en mi vida, todos los planes de vida compartida que hacía con ella esquivaban el matrimonio. Ella lo aceptó. Nos hicimos muy buenos amigos, compañeros, pareja, compartimos todo lo que pudimos el uno con el otro, nos fuimos a vivir juntos, supe-ramos los retos cíclicos de las crisis de pareja y personales, más tarde nos quedamos embarazados y sufrimos un aborto natural del que hubiese sido nuestro primer hijo, superamos este dolor juntos que casi nos separa, compramos una casa, y un año más tarde nació nuestra hija, y seguíamos juntos. Habíamos pasado más de diez años y, a priori, las señales en el horizonte indicaban que seguiríamos indefinidamente. Sin embargo, tres años más tarde estábamos viviendo la ruptura de nuestra rela-ción de pareja en unas circunstancias muy peculiares: nuestro tercer hijo estaba en camino de nacer.

Esta escena me parecía propia de una película de cine, pero, ¿de qué iba la película? ¿Quién había escrito la escena? ¿Qué papel me tocaba a mí? ¿Y a ella? ¿Y a nuestros hijos? ¿Qué había pasado de repente? ¿Qué era todo esto que estábamos viviendo? Me di cuenta muy rápido de que no había sido sufi-ciente creer en no casarse para evitar la ruptura. Y con el trans-currir del tiempo comprendí que yo había manifestado en mi

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vida aquello que yo mismo había rechazado de mi infancia: la ruptura de los matrimonios de los adultos y especialmente la de mis padres. Mi creencia de que yo evitaría que me pasase una ruptura se desvaneció con mucho dolor. Fue una gran lección de amor de la vida con la cual aprendí y aún sigo aprendiendo.

En este camino conocí a mi mentor John F. Demartini, con quien estudié muchos años las leyes y principios que rigen el comportamiento humano, la evolución de la consciencia y el funcionamiento de la mente. Me acredité en su escuela como facilitador de su método y más tarde cambié de profesión para convertirme en coach. Llevo más de diez años facilitando procesos de cambio y ayudando a decenas de personas, a que superen los “conflictos emocionales” que aparecen en sus rela-ciones, bien sea de pareja u otros tipos de relaciones humanas. Y una de las cosas que más trascendencia ha tenido en mi aprendizaje profesional ha sido comprender que las personas somos presas de nuestra propia ignorancia e ingratitud, más que víctimas de cualquier circunstancia o persona.

Si solo reconociésemos que si está pasándonos algo es porque posiblemente hay algo que necesitamos aprender, es el camino más rápido para encontrar la claridad y dar el siguiente paso. Entonces, querido lector/a, si tus ojos siguen leyendo estas líneas, antes de que iniciemos el viaje echemos una mirada a vista de pájaro la ruta de viaje que vamos a hacer, desde donde tú posiblemente te encuentras al destino que te gustaría alcanzar. El viaje empieza en conocerte a ti mismo/a un poco más. El resultado de esto te traerá un cambio en tu vida y en tu relación. Los cambios en tu exterior saldrán solo si aprendes a cambiar de opinión, perspectiva o punto de vista.

Para hacer el viaje de transformación vamos a dar los siguientes pasos:

1. Miraremos tu relación de pareja como una escuela de autoconocimiento en donde todo lo que acon-tece en ella junto con lo que te está pasando ahora es un aprendizaje que necesitas hacer para seguir con tu evolución personal.

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2. Echaremos un vistazo a tus propios condiciona-mientos, a las fantasías y a tus creencias naturales, sociales y circunstanciales.

3. Aprenderemos a distinguir entre el Amor y las emociones positivas o negativas.

4. Descubrirás lo que realmente es importante para ti, lo que te importa de verdad ahora mismo en tu vida, lo que está haciendo que tengas la vida que tienes. (Conocer esto te dará pistas muy valiosas a la pregunta acerca de quién eres tú).

5. Conoceremos las 3 etapas ineludibles de una relación que nadie te contó y por qué no puedes evitarlas.

6. Hablaremos de la psicología interior de las rela-ciones y de las leyes que funcionan en todas las relaciones, lo aceptes o no.

7. Y, por último, tendrás la oportunidad de aplicar estas leyes y principios de forma práctica en ti, guiado/a por mí.

Mi deseo para ti es que al finalizar la lectura del libro y después de hacer cada uno de los ejercicios incluidos, encuentres la claridad que necesitas para quitarte tus desilusiones y la confianza para dar los siguientes pasos en tu vida en pareja. Te pido tu ayuda y fidelidad a la hora de seguir mis indicaciones en la parte práctica. Si me las das, mantengo mi promesa de que, al finalizar los ejercicios, vas a experimentar una trans-formación notable en tu vida y en tu relación, posiblemente la misma que me llevó a mí a reconvertirme profesionalmente y a ejercer ahora como coach. ¿Tengo tu permiso entonces de hacer de tu coach y tu mentor mientras leas este libro? Si sigues leyendo, entenderé que has respondido que sí.

Vamos ahora con algunas recomendaciones para que hagas tu equipaje.

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1. Considera estas páginas como un manual para llevar tu estado emocional desde donde te encuen-tras ahora a un lugar que te gustará, incluso si no lo conoces.

2. No creas nada de lo que te digo. Mantén tu mente abierta a nuevas ideas, incluso si lo que leas te choca o te molesta y pon a prueba este conoci-miento a través de tu intelecto, de tu lógica y de consciente. Este libro no se erige como una verdad absoluta. Ni como maestro de nadie. Tú eres tu propio libro y tu propio maestro.

3. Duda de todo lo que quieras. Es más, empieza a dudar de que tienes razón.

4. Si lees algo que te hace pensar “esto ya lo sé” y te pillas diciéndotelo, repite este pensamiento “esto lo he escuchado o leído antes, y ahora voy a aprender algo más de esto que todavía no he aplicado”. Y repítelo cada vez que te ocurra.

5. Te sugiero que le des una primera ronda de lectura hasta el final y que luego, en una segunda vuelta, hagas los ejercicios que te voy a plantear en cada uno de los módulos prácticos.

6. Aplicar estos principios a tu vida y probar si los ejercicios te funcionan también a ti es absoluta-mente tu responsabilidad. Si lees el libro y haces los ejercicios, tú aceptas que el 100% de los resul-tados se debe a ti. Y eximes a cualquiera, incluido a mí, de la responsabilidad de tus resultados.

7. Este libro no es solo un libro de relaciones de pareja. Es que, ya verás... No se trata de tu pareja...

Nada más por ahora, querido/a lector. Me siento muy entusias-mado con hacer este viaje contigo. Bienvenido/a a bordo.

Nos vemos dentro.

Óscar Durán Yates

LA RELACIÓN DE PAREJA ES UNA ESCUELA DE CRECIMIENTO

PARA DESCUBRIRNOS A NOSOTROS MISMOS

Los tres primeros pasos para aprender en una relación de pareja: Paso # 1: Ver a tu pareja como un maestro/a y un espejo.Paso # 2: Gestionar los conflictos y problemas como temas de aprendizaje.Paso # 3: Empieza a reconocer tu poder personal.

CAPÍTULO 1: LA PAREJA CONSCIENTEMENTE INTERDEPENDIENTE

Las relaciones de pareja son la escuela de autoconocimiento más poderosa para descubrirnos a nosotros mismos. A pesar de lo que comúnmente piensa la mayoría de las personas, los problemas en una relación de pareja no son casi nunca “problemas de la relación”, sino situaciones que se producen en la mente de quien está percibiendo “el problema”. Esta perspectiva de percibir las situaciones que se “experi-viven” en el matrimonio o en una relación nos coloca como artistas co-creadores de nuestros resultados y nos devuelve el poder y la responsabilidad de cambiar lo que no nos gusta.

1. Tu pareja como maestro/a y espejo.2. El aprendizaje en la relación: conflictos y pro-

blemas.3. El efecto co-creador: responsabilidad y poder per-

sonal.

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“Te amo, gracias”

¿ A d ó n d e a p u n t a s t u s p a l a b ra s c u a n d o l a s p r o n u n c i a s ?

¿Qué significa te amo?

¿Qué significa gracias?

¿A quién amas? y ¿A quién le agradeces?

¿Para qué una escuela?

¿Para qué crecer? ¿Para qué en pareja?

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TU PAREJA COMO MAESTRO/A Y ESPEJO

Cuando tú escuchas el término “interdependencia” aplicado a una relación de pareja, ¿qué es lo primero que te viene a la mente? ¿Qué te sugiere si te digo que tu pareja es interde-pendiente de ti y que tú eres interdependiente de tu pareja? Cuando he tenido la oportunidad de hacer estas preguntas a distintas personas, lo que más me ha sorprendido es que unos asocian la interdependencia a una pareja libre, y otros asocian la palabra interdependiente a sinónimo de relación tóxica. ¿A cuál de los dos grupos asocias tú el término interdependencia?

El fenómeno de la interdependencia en una relación de pareja no es un concepto que yo esté inventando, tampoco es un concepto cerrado a una definición exclusiva, por lo tanto, acor-demos un significado para que nos entendamos durante nuestro viaje en el que tendremos la ocasión de presenciar de qué manera la esencia de lo que acontece en todas las relaciones de pareja tiene una única finalidad que apenas ha cambiado con el paso de los siglos, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días. Entonces, si la esencia no ha cambiado, ¿para qué puede ser útil tener un modelo que explique las dinámicas más comunes que suceden en las relaciones? En mi opinión, para aprender acerca de la verdad de las relaciones con vistas a ahorrarnos las desilusiones innecesarias que vivimos por falta de educación relacional. También, para tener un nuevo modelo que promueva una visión realista de las relaciones en contraposición a las fantasías que nos cuentan en nombre del amor y de las relaciones de pareja. Y, por último, para entender las relaciones de pareja desde una visión acorde con nuestros tiempos, liberada de lastres del pasado que ni siquiera cono-cemos.

¿Qué crees que viene antes, primero el matrimonio y luego viene la relación de pareja? o ¿primero es la relación de la pareja y luego viene el matrimonio? Personalmente me inclino a pensar por esta segunda opción que es la que más sintoniza conmigo. ¿Y tú, con cuál te identificas? En cualquiera de los dos casos, el interés principal de las relaciones humanas y de pareja es que no podemos ni crecer, ni evolucionar solos. Seguro que, por eso, la necesidad de juntarnos en pareja viene en el ADN como un mecanismo de perpetuación de la especie humana y también viene escrito el código de que somos seres

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relacionales. A medida que una sociedad crece y pone normas, las relaciones de las personas incluida la de pareja se ven afec-tadas por esas normas o moralidad. Pero, si hay algo en común, es que todas las relaciones humanas y de pareja se establecen por intereses de las partes. Hace mucho tiempo el matrimonio era el medio a través del cual se hacia la transferencia de los intereses de las familias, por eso se hacían acuerdos matrimo-niales. El bien colectivo se superponía al individual. Daba igual que los contrayentes estuviesen enamorados y se amasen, se les unía y ya tendrían tiempo de enamorarse si eso es que lo querían, lo importante eran otras prioridades. Aún se siguen “acordando matrimonios” pero seguro que, a ti, desde tu lógica actual, no te gustaría que te casasen o te hicieran vivir en pareja con alguien porque a tu comunidad o a tu país le va a interesar, ¿verdad? Sin embargo, cuando decidimos estar en pareja, también existen los intereses de las partes; nadie está en pareja con alguien desinteresadamente, no existe tal cosa. La duración de la relación es proporcional al tiempo en el que tu pareja a ti, y tú a tu pareja, os sigáis intercambiando lo que os interesa a cada uno. Cuando esto deja de funcionar, las partes pierden interés en la relación.

Es normal, ¿no te parece? Entonces, si compartes conmigo esta reflexión, también puede que compartas que en una relación de pareja lo más importante para las dos personas es volverse más conscientes cada una de ellos mismos. Vamos a decir que hacerte más consciente de ti a través de tu pareja, y que tu pareja haga lo mismo, os convierte en una pareja consciente-mente interdependiente en donde ambos dos están ocupados de su evolución individual a través del otro. Este modelo de relación conscientemente interdependiente...

1. Considera a los individuos, sus maestros de sí mismos y del otro.

2. Contempla a tu pareja como un espejo para ver lo que tienes que amar en ti.

3. Considera el manejo de las semejanzas y diferen-cias, el vehículo para hacernos conscientes de nuestra plenitud: luz y sombra.

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4. Reconoce que, para crecer y evolucionar, los seres humanos somos dependientes

5. Considera que la individualidad es igualmente necesaria e importante como la relación.

6. Abraza una visión integradora de igualdades

Te propongo entonces que miremos las relaciones de pareja como una escuela de auto crecimiento y evolución personal para descubrirnos a nosotros mismos. Y, en una escuela hay maestros y alumnos, pero en la escuela de la pareja somos maestros, alumnos y espejos al mismo tiempo. Pero, ¡cuidado! ¿Quién es el maestro de quién? Cada uno de sí mismo primero. Somos espejos maestros para mostrarle al otro dónde tiene que aplicarse más y mejor. ¿Y quién es el alumno de quién? Si tú eres tu maestro de ti mismo, tú te conviertes en alumno cuando aprendes algo. A través de esta visión de escuela de crecimiento para descubrirnos a nosotros mismos, no hay un final en el aprendizaje, pero eso no significa que tengas que quedarte en una relación que no te apetezca.

Si no miramos la relación de pareja como una escuela de crecimiento, en muchos momentos, estaremos muy tentados de mirar nuestra relación de pareja como un despropósito, o como un castigo y le echaremos la culpa a nuestra pareja de todo lo que nos pasa porque, tarde o temprano, vamos a sentir tanto dolor, incomodidad y extrañeza en la relación, que no siempre sabremos responder qué nos está pasando ni cómo nos está afectando. En cambio, si miras todo lo que te acontece en la relación como un aprendizaje personal caminas de la mano de la curiosidad, que, según Einstein, es lo único que no podemos perder para aprender. Una relación de pareja es algo parecido a un extractor de la verdad de tu interior. Y hay dos cosas que puedes estar seguro/a que pasarán: la primera es que tu pareja será un/a experto/a profesional en tocar tus fibras más sensibles y, segundo, que descubrirás fibras sensi-bles que ni siquiera sabías que tenías. Ante estas situaciones hay dos únicas opciones posibles: 1/ te lo tomas todo de forma personal y acumulas resentimiento hasta que explotes, 2/te lo tomas como lecciones y aprendizaje. Ten claro una cosa: tu pareja no siempre te va a dar lo que tú quieres en la relación, pero en cambio te va a dar todo lo que tú necesitas para llevar

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tu relación contigo y tu relación con la vida al siguiente nivel. Querido lector/a, tú eres un misterio y tu matrimonio o relación de pareja te ayudarán a conocer partes de ese misterio que eres tú, tanto como tú lo permitas.

EL APRENDIZAJE EN LA RELACIÓN: CONFLICTOS Y PROBLEMAS

Pongámoslo sencillo. Creo que si estás leyendo este libro es porque te habrás dado cuenta de que en una relación también existe eso que llamamos problemas o conflictos, pero, ¿qué es un problema en una relación? ¿Y qué es un conflicto en una relación? Cuando hablamos de conflicto en una relación se debe a que estás viendo determinadas circunstancias desde una ventana que has elegido, y si persistes en querer seguir viendo las circunstancias y resultados desde la misma perspec-tiva nada va a cambiar. Y si esto mismo lo está haciendo tu pareja, ¡válgame Dios!, ¿para qué queríamos más? El conflicto está servido. Para disolver el conflicto también necesitas despo-jarte de tus buenas razones porque, muy probablemente, son tus razones las que te están impidiendo ver otras cosas que si las vieras el conflicto desaparecería.

La causa principal de los conflictos en las relaciones de pareja es el orgullo. El orgullo es un escudo para proteger tu vulne-rabilidad y una forma sutil de decir que no te sientes recono-cido ni valorado. La falta de reconocimiento mutuo y la falta de mutua valorización son espadas afiladas que luchan pidiendo justicia para sí, reconocimiento por haberte “portado bien”. El resentimiento causado por la desilusión se esconde detrás del orgullo. Revisa estas premisas y verás que no hay conflicto que no esté teñido del orgullo o del resentimiento. Dos no pelean si uno no quiere, me decía mi abuelita.

Y otra de las causas principales de los conflictos en las rela-ciones de pareja es la forma en la que nos comunicamos y las expectativas que ponemos en que nuestra pareja nos tiene que entender simplemente porque somos su pareja, o que nos tiene que escuchar exactamente por lo mismo, o que nos tiene que prestar atención prioritaria también porque somos su santa pareja. En la realidad esto no funciona así. Hay unos elementos

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invisibles en la comunicación que son cruciales y se llama la escala de valores de tu pareja y tu propia escala de valores. Si tú quieres que tu pareja te escuche lo que quieres decirle, y que sea receptivo/a a tu mensaje, y que se implique en una conver-sación, tienes que hablarle y comunicarte en sus valores, no solo pensando en lo que a ti te importa. La comunicación más efectiva se produce cuando desarrollas la habilidad de comu-nicar lo que es importante para ti desde la perspectiva de lo que es importante para tu pareja. Esto hace que la comunicación sea afectuosa. Sin embargo, es mucho más común ver como las parejas se frustran al no conseguir tener la comunicación que les gustaría con su pareja y se debe simplemente porque no conocen ni consideran los valores de su pareja y por lo tanto se comunican de forma descuidada. También es común ver exactamente el extremo opuesto, personas que se comu-nican extremadamente cuidadosas, como si evitasen disgustar o incomodar a su pareja, como si pusiesen a su pareja en un pedestal y sacrificaran sus propios valores en pos de lo que es importante para su pareja. Estos dos tipos de comunicación, descuidada o cuidadosa, matan el vínculo de la relación y sin vínculo solo queda el resentimiento y nuevamente la sensación de falta de valoración.

No hay ningún conflicto que no pueda ser elevado a la cate-goría de problema y ningún problema que no se pueda resolver. Y, como decía Einstein, la solución a cualquier problema no la vas a encontrar en el mismo nivel que el problema, sino que la encontrarás en un nivel superior al problema. Y esto es exac-tamente lo que significa cambiar la perspectiva desde donde observas las circunstancias que se convierten en problema para ti. Un problema es simplemente una cuestión que se tiene que tratar de aclarar.

En las matemáticas existen dos tipos de problemas, los que se llaman problemas indeterminados que son aquellos que pueden tener un número indefinido de soluciones y los problemas determinados que son los que solo pueden tener una única solución. En las relaciones de pareja tienes los dos tipos de problemas, pero el que el problema sea del tipo inde-terminado o determinado no depende de las circunstancias que describen el problema, sino va a depender exclusivamente de la perspectiva desde la que vas a elegir ver las circunstan-

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cias que llamas problema. Esto va a marcar toda la diferencia y va a condicionar el que encuentres una o muchas soluciones para cada circunstancia. Dependerá de lo que tú vas a elegir. ¿Y de dónde conseguirás la capacidad de elección? Dependerá de la apertura de tu mente y de tu flexibilidad para cambiar tu perspectiva.

Te sugiero que empieces a ver eso que llamas problema como la ausencia de algo que quieres o la presencia de algo que no quieres. Ausencia o presencia de algo o alguien, que te está incomodando. En ambos casos, si miras detenidamente, vas a ver beneficios y perjuicios de la ausencia de lo que echas en falta y beneficios y perjuicios de la presencia de lo que no deseas en tu vida. Ver el perjuicio de algo positivo y ver el beneficio de algo negativo te devuelve a tu centro, a tu equi-librio interior. Te voy a dar más adelante algunas herramientas para que puedas descubrir el equilibrio que no puedes percibir ahora en tu relación y en tu vida, y vas a aprender a mirar desde una nueva ventana ciertas situaciones comunes de la relación. Si utilizas las herramientas como te enseñaré, desarrollarás la habilidad de convertir eso que llamas problema en tu relación en una oportunidad, primero de aprender algo valioso, y luego en oportunidades de cualquier tipo.

Para que tengas éxito en esta labor también te voy a sugerir que consideres la posibilidad de que los problemas que percibes en tu relación de pareja no son casi nunca problemas de tu rela-ción, sino circunstancias que tú estás proyectando de dentro hacia fuera, desde ti hacia el exterior. Si percibes un problema fuera, busca de qué manera esa situación o “problema” lo tienes dentro y, como no lo puedes ver dentro, se ha manifestado fuera, a través de la relación. Es decir, el problema está primero en tu mente, y lo ves materializado en la relación porque estás eligiendo ver tu mundo desde una ventana concreta. Para desa-rrollar esta habilidad necesitarás aprender a cambiar tu pers-pectiva, es decir cambiar de ventana desde donde evalúas y miras tu realidad. Estas herramientas son preguntas que tendrás que hacerte y conceptos que tendrás que aplicar, muchos de los cuales son conceptos muy lógicos y preguntas muy senci-llas pero que, a veces, no son muy evidentes a primera vista.

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EL EFECTO CO-CREADOR: RESPONSABILIDAD Y PODER

Ahora, vamos a ampliar un poco el significado de la interdepen-dencia en una relación. Y para ello me gustaría que reflexiones: ¿Estás de acuerdo conmigo que los resultados en tu relación son la consecuencia directa de hacer lo que estás haciendo o la consecuencia directa de no hacer algo que deberías de estar haciendo en tu relación? ¿Estás de acuerdo conmigo que los resultados en tu relación también se ven afectados por lo que tu pareja está haciendo o no está haciendo por y para la relación? Si estás de acuerdo conmigo en estos dos plantea-mientos, vemos que los resultados que tienes en tu relación se deben a ti y a tu pareja. Pues esto es lo que se llama el efecto co-creador en tu relación, tú y tu pareja estáis creando conjun-tamente lo que vivís. La co-creación es un aspecto más de la interdependencia.

Ahora, ¿es la co-creación una cualidad que se aprende en una relación o es algo innato en las relaciones? Yo considero que las dos, por un lado, es algo innato en las relaciones y por otro lado se puede aprender a co-crear más conscientemente con tu pareja. Existe una interdependencia invisible en ti con respecto a otras personas dado que tú no te vas a enamorar de cualquier persona, tú estás solo disponible para un perfil de persona y un tipo relación, es decir, estás “internamente dependiente” a esos perfiles de personas por las que sentirás atracción y vulne-rabilidad. Y la persona que vas a conocer cumple el mismo requisito de interdependencia invisible a un perfil de persona entre las cuales estarás tú. Y existe otro componente de la inter-dependencia al que sabiamente puedes hacerte consciente en el marco de la relación que tiene que ver con despertar en ti, al observador que habita tu cuerpo. Hablaremos de esto más adelante. Lo más esencial que podemos decir de la interde-pendencia en una relación, a mi entender, es que pretende ser un modelo en el que desarrollaremos la habilidad de hacernos responsables de que todo lo que acontece en nuestra relación ha sido creado al 50 por ciento por nosotros. Esta perspectiva llevada a todos los niveles devuelve el poder de cambio a cada individuo, y el poder de cambiar en definitiva es lo más valioso que tenemos las personas porque es nuestro poder interior, incluso si no somos conscientes de ese poder.

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Tomar consciencia de que tú estás creando cada situación en tu relación, incluso situaciones extremas o dolores que no te gustan, es ayudarte a que te quites el traje de víctima o de verdugo, que son simplemente evaluaciones parciales de lo que de verdad ocurre en una relación. Muchísimas veces vivimos de espaldas a lo que nos ocurre y de espaldas a quien somos de verdad; esa inconsciencia nos cuesta muy caro en la vida. Detrás de la etiqueta que le pones a alguien cuando le llamas “víctima” se esconde un “verdugo inconsciente” y detrás de lo que percibes que es un “verdugo” hay una “víctima inconsciente”. ¿Para qué se juntan una víctima y un verdugo? Quizás para que despierten y aprendan a abrazarse a sí mismos primero. Recuerda lo que Gandhi decía, “cuando señalas con el dedo índice a alguien, observa que hay tres dedos de tu mano que te señalan a ti”. Es paradójico, ¿no? Pero cuán cierto si sabes ver en ti que lo que ves fuera es solo tu reflejo interior. Para lograrlo exitosamente es muy conveniente convertir las ventanas en espejos.

Desde la perspectiva de la interdependencia, las situaciones que pasan en la relación y lo que nuestra pareja hace o no hace son espejos limpios donde podemos ver lo que pasa en nuestro interior, lo que hacemos a otros sin darnos cuenta y, mejor aún, el reflejo de lo que nos hacemos a nosotros mismos que nos puede estar causando un daño terrible y no nos estamos dando cuenta. Aprender a mirar desde la perspectiva de la interdepen-dencia es aprender a dejar de tomarte lo que ocurre en tu rela-ción como algo personal. Sí, ya sé que es menos fácil domar al ego, pero si una visión del amor completa quieres explorar, tu ego no es la ventana que te la va a mostrar. Y menos tu razón, que lo único que hará será cerrar tu corazón. En una relación de pareja interdependiente la causa y el efecto eres tú porque tú eres quien percibe y decide el significado de lo que es. Tú eliges, de entre las opciones que percibes disponibles ante ti, la forma de reaccionar. ¿Crees que cada vez que reacciones estás viendo todas las opciones que tienes disponibles?

Cada elección tomada en el pasado te ha traído al presente que tienes y cada decisión que estás tomando ahora, incluso la de leer estas páginas, está construyendo tu futuro. Muy a menudo vivimos nuestra vida en bucle, es decir, que de forma automá-tica estamos tomando las mismas decisiones, estamos haciendo

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las mismas elecciones y nos estamos dando de bruces contra los mismos muros que hemos levantado en nuestro interior. Si tú te haces responsable de haber construido esos muros, tú recuperas la capacidad de transformarlos en caminos diáfanos que van directos al amor incondicional que habita en ti. Si tú dejas de buscar culpables, verdugos y enemigos a tu alrededor y miras el rostro de tu alma en el espejo de tu pareja, verás que todo pasó como tenía que pasar, que todos somos perso-najes protagonistas de la gran obra de teatro que tiene lugar en la tierra, te das cuenta de que todos somos los autores que escribimos el libreto de lo que acontece, y todos lo hicimos como mejor supimos. La tierra es una nave cósmica en la que viajamos juntos al mismo destino: descubrir qué es verdadera-mente el amor y encontrar el lugar donde habita para beber de sus fuentes de conocimiento. Quizás la interdependencia está para que en vez de decirnos “fuiste tú” digamos “fuimos noso-tros”, para que en vez de señalarnos con un dedo abramos las manos y los brazos para que en lugar de recriminarle a nuestra pareja por lo que no fue, aprendamos a mirarnos en el espejo de su alma y veamos las vigas que tenemos en nuestros propios ojos. Y así, solo así podremos decir “Gracias, te amo”.

¿Te gustaría escuchar esto de tu pareja? Si te gustaría escu-charlo, ¿qué tal si empezaras a dar lo que te gustaría recibir? La perspectiva de la interdependencia a mi modo de ver eleva a cada persona de la relación a su propia espiritualidad, ayuda a que cada uno encuentre ese lugar inexplicable desde el cual tú puedes expresarte con toda certeza y puedes permitirte ser tú mismo porque estás conectado con tu poder y tu confianza honrando el maravilloso trabajo que tu pareja hace para ti en ese autodescubrimiento personal.

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¿Qué más le dirías a tu pareja después de decirle “Te amo, gracias”?

¿Te quedarías bien si solo escucharas su silencio como respuesta?

¿Y por qué?

¿Qué quieres decir exactamente con eso?

¿Y podrías explicarlo de otra forma y usando otras palabras?

¿Y tú qué le dirías si escucharas de tu pareja “Te amo, gracias”?

¿Qué quieres decir exactamente con eso?

¿Podrías explicarlo de otra forma y usando otras palabras?

¿Para qué le dirías o harías eso?

¿Y por qué es importante para ti decirle o hacer eso?

¿Y para qué?

¿Y por qué eso que dices, es tan importante para ti?

¿Y esto que dices, por qué es importante?

Entiendo, ¿y por qué es importante esto que has dicho?

¿Y eso también le gustaría a tu pareja si lo supiese?

¿Cómo estás tan seguro/a de eso? ¿Y si no fuera así también le dirías “Te amo, gracias”?

¿Estás seguro/a?

¿Y le podrías decir “Te amo, gracias” pase lo que pase,

incluso si lo que pasa no te gusta nada de nada?

¿Por qué?

¿Por qué dices eso exactamente?

Y si lo que dices no fuese solo como a ti te parece

¿estarías dispuesto/a a ver otro punto de vista?

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¿Para qué vas a leer estas páginas?

¿Sabes un poco más en concreto lo que estás buscando?

Si supieses que lo vas a encontrar aquí, ¿cómo reconocerías que lo has encontrado?

¿Y qué más es lo que te gustaría encontrar en estas páginas?

Y si para encontrar eso que dices que quieres encontrar tuvieses

que cambiar tu forma de pensar, ¿seguirías queriendo encontrarlo?

¿Estás seguro/a?

¿Eres de los que gustan de “buenas respuestas” o

de los que prefieren las preguntas?

¿Te estás aburriendo con tantas preguntas o te estimula responderlas?

¿Por qué crees que te ocurre eso?

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LO QUE HAS APRENDIDO EN ESTE CAPÍTULO ES...

ØLa esencia de lo que acontece en todas las relaciones de pareja tiene una única finalidad que apenas ha cambiado con el paso de los siglos, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días.

ØNecesitamos saber cómo funcionan las relaciones de pareja de verdad con vistas a ahorrarnos las desilu-siones innecesarias que vivimos en las relaciones de pareja por falta de educación relacional.

ØMiremos las relaciones de pareja como una escuela de crecimiento y evolución personal para descubrirnos a nosotros mismos.

ØEl modelo de relación conscientemente interdepen-diente considera a las personas maestros de sí mismos y del otro; y contempla a tu pareja como un espejo para ver claramente lo que tienes que amar en ti.

ØEl conflicto en una relación es el resultado de la perspectiva con la que ves ciertas circunstancias. Si persistes en querer seguir viendo esas circunstancias desde esa misma perspectiva, nada va a cambiar.

ØLa causa principal de los conflictos en las relaciones de pareja es el orgullo. El resentimiento causado por la desilusión se esconde detrás del orgullo.

ØEn las relaciones, que el problema sea del tipo inde-terminado o determinado no depende de las circuns-tancias que describen el problema, sino va a depender exclusivamente de la perspectiva desde la que vas a elegir ver las circunstancias que llamas problema.

ØExiste una interdependencia invisible desde el instante en que tú estás disponible para una relación dado que tú no te vas a enamorar de cualquier persona.

ØEn una relación de pareja interdependiente la causa y el efecto eres tú porque tú eres quien percibe y decide el significado de lo que es.

¿Listo/a para el siguiente capítulo...?

AMOR SOLO HAY UNO, EL QUE UNIFICA

Los tres primeros pasos para encontrar el Único Amor:Paso # 1: Conocer la historia del amor y encontrarlo dentro de ti.Paso # 2: Amarte a ti mismo primero.Paso # 3: Despierta a tu ser interior.

CAPÍTULO 3: EL AMOR VERSUS LAS EMOCIONES POSITIVAS

La búsqueda primordial de todos los seres humanos sin importar su raza, lengua, credo e ideología es el AMOR a pesar de que en incontables ocasiones el EGO parece que gana las batallas importantes. Encontrar el Amor es para el alma lo que el alimento para el cuerpo y tanto más lo buscamos fuera de nosotros más se agudiza esa búsqueda. Mientras no sepamos activar el amor dentro de nosotros hacia nosotros mismos no encontraremos la calma.

1. Breve historia del Amor.2. El opuesto del Amor son las emociones.3. El condicionamiento de las emociones.

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BREVE HISTORIA DEL AMOR

El Amor es un misterio explorado desde los albores de la huma-nidad. Ha sido y sigue siendo la eterna búsqueda de cada ser humano que pisa este planeta. Es muy difícil encapsular el Amor en una única definición debido a que pudiera que haya tantas definiciones del Amor como seres humanos que habitan la tierra. Sin embargo, debido a este polifacético rostro del amor, sí es sano tratar de sintetizarlo de forma breve y concisa con el propósito de no perdernos en ningún laberinto.

A lo largo de la historia de la humanidad, desde oriente a occidente, cada cultura ha intentado dotar a este concepto de sutiles matices de acuerdo a su propio entendimiento y a la forma en la que ellos experimentaron y entendieron el Amor. La mayoría de las culturas conocidas hicieron su propia clasi-ficación del amor dividiéndolo en distintos tipos que abarcaba desde el amor pasional o sexual, al amor divino.

Quisiera compartirte al menos una breve parte de esa historia2 y a la vez, hacer contigo algunas reflexiones prácticas sobre el Amor, porque considero que ciertos conceptos del Amor, especialmente contemporáneos, son más completos que otros y algunos incluso, a mi modo de ver, son terriblemente dañinos para disfrutar de una salud emocional óptima y de una vida plena.

ANTIGUA GRECIA

Desde la Grecia de Sócrates hasta la de Aristóteles el concepto de Amor evolucionó, pero bien se puede decir que los griegos distinguieron 4 tipos de amor:

1. Amor familiar (στοργή storgē): el que se siente por los hijos y familiares.

2. Amistad o deseo platónico (φιλία philía): describe un concepto de amor práctico en el que las partes implicadas obtienen recíproco beneficio de la relación y se caracteriza porque es una relación

2 La siguiente historia ha sido elaborada gracias a la ayuda de diversas fuentes, entre las que destaca Wikipedia.

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ausente de pasión sexual. También se puede deno-minar “Amor de la mente” que incluye un sentido de lealtad a los amigos, a la comunidad, a la familia...

3. Deseo romántico o sexual (ἔρως érōs): describe un amor pasional con deseo y anhelo sensual. Su etimología proviene de la deidad griega Eros. Sin embargo, es interesante recordar que en “El Banquete” de Platón, el texto más antiguo que tenemos de la época griega que habla del propósito o naturaleza del Amor, se describe el significado de “eros” como la atracción física inicial hacia una persona pero que poco a poco esa emoción se va convirtiendo en un sentimiento de apreciación de la belleza interior de la persona. Y esta evolución sirve de ayuda para entender la verdad espiritual. Algunas traducciones han descrito este tipo de amor como “Amor del cuerpo”.

4. Amor divino (ἀγάπη agápē): en griego moderno, agápē, significa amor y actualmente se utiliza para decir “te amo” y para conjugar el verbo “amar”. Algunas veces se han encontrado traducciones que lo describen de forma similar a érōs o philía. También ha sido traducido como “Amor del Alma”. Y es interesante notar que en castellano tenemos la palabra “Ágape” que define “Comida fraternal de carácter religioso entre los primeros cristianos, destinada a estrechar los lazos que los unían” y es sinónimo de banquete.

A pesar de estas distinciones, no es sencillo ni fácil en la prác-tica separar los matices que se entretejen en cada una de estas definiciones, muchas veces superpuestas unas con otras, ya que son descripciones de sensaciones diferentes y de estados emocionales que hacen lo posible por encuadrar un senti-miento que de por sí es complejo.

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ANTIGUA CHINA

Más o menos en la misma época pero al otro lado del planeta, en el área geográfica de la actual china, el significado del Amor era fundamentado por Confucio como un “buen sentimiento” asociado al significado de protección y enfatizando su vincu-lación a acciones, deberes y actitudes referidas a una relación, bien entre padres e hijos, entre hijos y padres o incluso con el rey de turno. El concepto de Confucio está principalmente asociado a la palabra respeto y benevolencia.

Más adelante, el filósofo Mozi, desarrolló el concepto de amor (Ai) como oposición a la propuesta de “amor benevolente” de Confucio, insistiendo en que más que el amor fuese solo una actitud de benevolencia de las personas en diferentes grados hacia diferentes personas afines, el amor debiese ser una actitud incondicional ofrecida hacia todo el mundo por igual, llegando así a definir un Amor Universal, en oposición a Confucio.

Posteriormente, el budismo chino adoptó el mismo término, Ai, para designar el amor pasional fundamentado en el deseo de estar con alguien. Muchos siglos más tarde, en el Budismo tibetano, la misma palabra, Ai, significaba dos posibilidades opuestas, la capacidad de ser egoísta y la capacidad de ser desinteresado, esta última muy asociada a alcanzar el estado de trascendencia o iluminación del alma.

PERSAS

En la cultura persa más reciente los poetas Rumi, Hafez y Saadi, escribieron al amor y sobre el amor desde distintas dimensiones y todos confluyeron en que el amor era divino y a su vez la más pura esencia del ser humano. Por lo tanto, la conexión con él se convertía en la búsqueda principal de la vida. Todos ellos fueron defensores de que este punto de vista del amor, hacía que la vida, las relaciones interpersonales, sociales y cual-quier otro tipo de relación humana trascendiesen a una nueva dimensión totalmente incomprensible por la razón y el Ego.

Este amor convierte al ser humano en un ser divino. Y si el ser humano despierta a esa divinidad, la forma de vivir en la tierra se transformará. Ellos no hablan de este amor como una utopía, si no como un reencuentro con uno mismo, ya que conside-

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raban en el fondo que somos una expresión de ese amor divino y no lo recordamos. Rumi lo decía así: “Tu tarea no es buscar el amor, sino solo encontrar todas las barreras que hay dentro de ti y que has construido sobre él”.

JAPÓN

Originalmente en la lengua japonesa la palabra Ai, estaba asociada al amor maternal y desinteresado, aunque también la expresión fue usada en contextos espirituales. Más reciente-mente y por influencia occidental la misma palabra extendió su connotación para designar matices del amor similares a los que la literatura decimonónica de occidente describía.

Anterior a esta influencia, el termino Koi describía el amor romántico, la atracción y el deseo sexual hacia alguien. Esta expresión se asociaba siempre a un tipo de amor egoísta y pasajero aunque también fue usado para describir un amplio espectro de sensaciones como ternura, benevolencia, etc., en la más famosa recopilación japonesa de poesías, “Miriada de Poemas” (Manyosiu).

El pasado trasciende a través de los artistas, filósofos, pensa-dores, escritores y son ellos los que hacen posible que los vivos nos miremos en el espejo del tiempo, para ayudarnos a entender lo que quizás sigue siendo incomprensible. Y cada ser humano que ha pisado este planeta y que no tuvo la ocasión de hacer trascender su visión particular del amor, posiblemente, se hubiese identificado con algunos de estos matices que sus contemporáneos usaron para describir al amor. A pesar de las diferencias lingüísticas, pareciera que en todo el planeta los seres humanos estamos pre diseñados o pre configurados para experimentar las diversas sensaciones que el Amor nos hace sentir y, quizás, como lo que el Amor produce en nosotros es tan mágico como incomprensible nos impulsa a querer enten-derlo, retenerlo y hacer trascender lo que percibimos del amor, más allá de nuestro tiempo.

Además de la historia del amor, aún se podría considerar las definiciones que cada lengua acuña en sus diccionarios a esta palabra. Si buscas en los diccionarios de otras lenguas, seguro que te sorprenderías de las definiciones que encuentras. En la

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lengua castellana, el actual diccionario de la RAE nos da estas acepciones:

1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

2. m. Sentimiento hacia otra persona que natural-mente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

Estas definiciones, ni buenas ni malas, posiblemente son un reflejo de hasta donde hemos sido capaces de comprender y sintetizar el amor desde la perspectiva de la lengua castellana. Tengo mi propia opinión escéptica acerca de que estas acep-ciones sean definiciones completas y veraces, porque consi-dero, por ejemplo, que al definir el amor desde una necesidad o por “insuficiencia” nos pre condiciona a vivir la búsqueda del amor con cierto grado de sufrimiento que se puede evitar. Estas definiciones, a mi modo de ver, son descripciones gene-ralistas e incompletas que carecen de un sentido práctico real en nuestra vida.

Como puedes ver, tanto por la breve historia como por la defi-nición de la RAE, la palabra amor ha querido abarcar muchos tipos de sensaciones humanas, algunas de ellas contradictorias. Creo que sin importar el lugar del mundo ni la época, hay una vivencia esencial que nos caracteriza a los humanos, y esa es la necesidad de clasificar lo que sentimos hacia las personas, bien sea porque nos hacen sentir algo que ganamos o que, luego, nos hace sentir algo que perdemos de ellos. También es característico la necesidad de sentir y compartir el amor entre nosotros y, por último, la búsqueda del sentido y la evolución de ese amor en una dimensión que trasciende lo personal e individual.

¿Quién, pues, inventó el amor? O ¿de dónde viene el amor en el sentido de su origen? ¿Es algo que ocurre solo en la tierra o

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que pudiera tener su origen más allá de la frontera atmosfé-rica? La respuesta a estas preguntas es individual y verás que cambia mucho de un ser humano a otro. Aquellos más identi-ficados con su aspecto físico asocian el amor a las sensaciones positivas que experimentan a través de su cuerpo mientras que aquellos que se identifican con su alma, asocian el amor a un sentimiento más sublime. Y cada vez es más común encontrar personas que viven su relación más consciente y entendiendo que la combinación de estos dos aspectos, el físico y el intan-gible, es inseparable para mirarle el rostro más pleno al amor en una relación.

Reflexiona acerca de estas preguntas y observa qué respuesta te das ahora. Más adelante, al finalizar el libro, con indepen-dencia de tu respuesta, deseo que hayas podido encontrar una respuesta más amplia de la que te hayas dado aquí. Este es un ejercicio que yo he hecho varias veces y a mí me resulta inevi-table que cuando hablo del Amor, tienda a hablar del Amor como un vehículo para el despertar espiritual a través del cual te haces consciente del orden divino, de un plan superior que guía nuestras vidas desde un lugar invisible para nuestros ojos, desde una “butaca de director” que dirige nuestra vida tal cual obra de teatro, en donde todo lo que acontece forma parte de una gran Historia de Amor Perfecta: el amor incondicional hacia uno mismo y hacia lo que nos rodea. Yo considero que este es el amor, el único amor que habita en nuestros corazones. Si me preguntases a mí quién percibo que inventó el amor, te diría que es fruto de una Inteligencia Divina, y que es un programa de evolución para unificarnos con esa Inteligencia a través de las experiencias que vivimos en nuestras vidas. Y el director sentado en la butaca es tu propia consciencia.

EL OPUESTO DEL AMOR SON LAS EMOCIONES

Todas las clasificaciones y definiciones del amor son útiles pero incompletas. Con las definiciones bien podemos crear confu-siones laberínticas al querer tratar de separar lo que, quizás, es inseparable en esencia, como has podido ver en esta historia simplificada del amor. La dificultad de clasificar el amor es que todas las palabras que lo definen son etiquetas, y por muy amplios conceptos que incluya cada etiqueta, las etiquetas son

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limitadas y en las palabras que describen el amor no tendrá nunca cabida todo lo que queramos expresar acerca del amor.

En lo que creo que estarás de acuerdo conmigo es que la palabra amor está muy usada y a veces incluso muy mano-seada. También estarás de acuerdo que la palabra amor se utiliza para describir estados de la percepción humana común-mente asociados a sensaciones positivas. Y por lo tanto, por oposición, la intensidad del amor o de las sensaciones posi-tivas que una persona sintió por otra, se mide y evalúa por la intensidad del dolor debido a la pérdida de esa persona, o de sus afectos. Y esto es con lo que no estoy muy de acuerdo. Me gustaría dejar muy claro que el amor no es una emoción, y menos una emoción positiva. Es algo mucho más completo que algo solo positivo.

Te propongo que consideres a partir de ahora, y al menos mien-tras lees estas páginas, que solo hay un único tipo de amor, el Amor Incondicional, que es aquel que bajo determinadas circunstancias dota de un profundo significado a todo lo que te acontece y vives. Incluido aquello que no te gusta de tu vida o de tu relación. Este Amor Incondicional es mágico, transfor-mador, profundamente clarificador, entusiasta y muy amigo de la plenitud. Este Amor es el vehículo para la evolución de tu consciencia, y tu consciencia es algo que transciende la forma física de tu cuerpo.

¿Se asemeja esta descripción de amor al tipo de Amor que buscas en la vida y en una relación? Sin lugar a dudas, me atre-vería a decirte que sí, más no obstante serás tú quien determine si es o no lo que buscas en tu relación. Sin embargo, muchí-simas veces nos desilusionamos con lo que acabamos encon-trándonos en nuestras relaciones, y nos seguiremos desilusio-nando sin importar qué persona esté a nuestro lado, hasta que no encontremos ese Amor incondicional en nuestro propio corazón. Estamos diseñados para que sea así y cambiarlo no está al alcance de nuestra mano ni de nuestra voluntad. Que despiertes al amor que habita en ti es tu propósito. Y esto es como decir que estás diseñado para despertar a la inteligencia divina que habita en ti.

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Entonces, si decimos que solo existe un único tipo de Amor, el que llamamos incondicional, el opuesto de este Amor sería el amor condicionado, pero a efectos de este libro lo vamos a llamar “emociones” para evitar confusiones. Te hago mucho hincapié a que no pierdas de vista estas dos perspectivas, el Amor Incondicional y las emociones, porque te irá haciendo cada vez más sentido a lo largo de estas páginas y te despejará muchas dudas que pudieras tener cuando sientas tus propias emociones. Además, me atrevo a prometerte que si mantienes esta perspectiva te va a aportar una gran claridad interna sobre el Amor que habita en ti. ¿Por qué insisto tanto pidién-dote que no pierdas esta perspectiva? Porque es muy común confundir el Amor con una emoción positiva debido a que las emociones condicionadas positivas activan una percepción muy adictiva y deseada por tu cuerpo y por ti. Y esto es solo un juego del instinto. Estas emociones positivas condicionadas son emociones transitorias que acabarán por convertirse en emociones condicionadas negativas. Entonces, si tú confundes el Amor Incondicional con las emociones condicionadas posi-tivas te puede resultar tan dramático como confundir un tomate con el whisky.

EL CONDICIONAMIENTO DE LAS EMOCIONES

Las emociones condicionadas son un estado de la mente y tanto las emociones positivas como las negativas son el resul-tado del proceso de percepción. El proceso de percepción funciona como un programa informático en tu cerebro y opera del mismo modo que funciona un programa en tu ordenador. El funcionamiento de este software de tu cerebro, al que llamamos “proceso de percepción”, es muy sencillo. Y junto a este soft-ware entran a jugar los siguientes 6 elementos: 1/ Tus sentidos físicos, 2/ Tu instinto, 3/ Tu mente inferior, 4/Tu atención, 5/ Una reacción corporal y 6/ La memoria.

El proceso de percepción es el procesamiento de la informa-ción recogida por tus sentidos físicos. Existe una relación muy estrecha entre el proceso de percepción y nuestro instinto, que es el programa básico de supervivencia de todas las espe-cies. La palabra percepción significa “sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos”.

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Los sentidos recogen información del exterior, la mente queda condicionada por esta información y la persona reacciona a través de su cuerpo físico. Esta reacción de la mente a través del cuerpo físico equivale a una emoción positiva o negativa y se dice que la mente está en un estado emocional condicio-nado, positivo o negativo. Por ejemplo: si la temperatura del entorno donde estás baja a –3 grados bajo cero, la informa-ción de la temperatura recogida por tus sentidos físicos impre-siona tu mente y queda condicionada por esta información. Tu mente reaccionará a través del cuerpo físico para buscar el opuesto que la complemente, en este caso otro cuerpo físico más caliente que tu cuerpo, como una manta, un radiador, a tu pareja, etc. Mientras tu cuerpo siga con una temperatura más baja de la adecuada tu mente está en un estado condicionado por el frío.

El proceso de percepción regula el dolor y el placer que sentimos con el cuerpo a través del instinto, el cual se apodera de la mente haciéndola reaccionar para que encuentre el opuesto complementario que necesita con el propósito de mantener al cuerpo en un estado de seguridad y protección; en el caso de buscar un cuerpo más caliente, el instinto nos está movilizando del dolor del frío y del peligro de congelación a la seguridad de recuperar la temperatura óptima y al placer de estar calentitos. En el proceso de percepción descrito ha habido un abanico de emociones que han dejado condicionada a la mente. Por extensión, bien podemos decir que todas las emociones son un resultado de la percepción y por lo tanto todo el espectro emocional que va desde la alegría a la tristeza, de la euforia a la depresión, del enamoramiento al resentimiento se crean en esencia de la misma forma descrita arriba.

¿Para qué es importante que comprendas la percepción y el condicionamiento de las emociones? Para que te des cuenta de que las emociones que se te disparan en automático las estás viviendo con una intensidad descontrolada que puedes evitar. Ganarás la posibilidad de no ser arrastrado por tus emociones como si fueran un “tsunami interno” si mantienes la perspec-tiva de que tú no eres la emoción que sientes, tú no eres ni el frío ni el calor, ni ninguna otra emoción por muy real que te parezca, sino que las emociones ocurren a través de ti debido al proceso de percepción que está controlado por tu instinto.

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Esta perspectiva, poco a poco, te ayuda a aprender a surfear sobre grandes olas emocionales sin perder tu equilibrio.

Todo proceso de percepción puede ser explicado en términos de la percepción de carencia de algo. Y esta percepción de carencia nos condiciona a la búsqueda de aquello que estamos percibiendo que nos falta. En el caso del frío, describimos la percepción en términos de la carencia de calor y en el caso del calor, en términos de la carencia o ausencia de frío. Esta es la función del instinto, ayudar a nuestro cuerpo a restablecer el punto neutro del equilibrio para que siga funcionando de forma óptima. El instinto es pues un buen amigo que protege nuestro cuerpo, pero como todo en la vida, tiene otro lado; esta buena amistad, cuando se trata de buscar el amor incondicional, nos puede hacer pagar un precio muy elevado siempre que no seamos conscientes de la trampa que se interpone a través de ciertas sutilezas que encontrarás en el capítulo siguiente.

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LO QUE HAS APRENDIDO EN ESTE CAPÍTULO ES...

ØEs muy difícil encapsular el Amor en una única defini-ción. La mayoría de las culturas conocidas hicieron su propia clasificación del amor dividiéndolo en distintos tipos que abarcaba desde el amor pasional o sexual, al amor divino.

ØEn la lengua castellana, el actual diccionario de la RAE nos da estas acepciones: 1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

Ø Aquellos más identificados con su aspecto físico lo asocian a las sensaciones positivas que experimentan a través de su cuerpo, mientras que los que se identifican con su alma, lo asocian a un sentimiento más sublime.

ØEl amor no es una emoción, y menos una emoción positiva. Es algo mucho más completo que algo solo positivo. Te propongo que consideres que solo hay un único tipo de amor, el Amor Incondicional.

ØEste Amor Incondicional es mágico, transformador, profundamente clarificador, entusiasta y muy amigo de la plenitud. Este Amor es el vehículo para la evolución de tu consciencia.

ØEl opuesto de este Amor sería el amor condicionado, pero lo vamos a llamar “emociones” para evitar confu-siones. No pierdas de vista estas dos perspectivas, el Amor Incondicional y las emociones.

ØEl proceso de percepción es el procesamiento de la información recogida por tus sentidos físicos.

ØTodas las emociones son el resultado de la percepción: la alegría, la tristeza, la euforia, la depresión, el enamo-ramiento, el resentimiento... todas.

ØCualquier emoción de la percepción puede ser expli-cada en términos de la percepción de “carencia de algo”.

¿Listo/a para el siguiente capítulo...?

EVOLUCIONAS EN EL AMOR, CONOCIÉNDOTE A TI MISMO, “YO SOY COMO TÚ, MI SEÑOR”

Los tres primeros pasos para evolucionar en el Amor:Paso # 1: Entender el “ajuar de boda”.Paso # 2: Reconocer tu patrón condicionante.Paso # 3: Aprender a cambiar tu patrón condicionan-te.

CAPÍTULO 6: LA PSICOLOGÍA INTERIOR EN LAS RELACIONES

Lo que rechazamos de nuestro pasado, lo atraemos, nos convertimos en ello o lo creamos en nuestra vida. Cuando dos personas se unen, se unen sus pasados y el verdadero “ajuar de boda” son las cosas que cada uno no ha resuelto de su pasado que se convertirá en los regalos ocultos que irán aflorando en la relación. Cada uno tendrá un patrón del Amor que le hace actuar. Reconocer el patrón condicionante y aprender a cambiarlo es necesario para crear una relación plena.

1. La moneda de oro.2. Tu patrón condicionante del Amor.3. Transcender tu patrón condicionante.

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LA MONEDA DE ORO

¿Qué es esto de la psicología interior de las relaciones? Dos mundos interiores entremezclados. Ya hemos visto que las personas estamos condicionadas por las cargas emocionales archivadas en nuestros subconscientes en forma de memo-rias positivas y memorias negativas. Estas cargas emocionales forman nuestros valores individuales y los valores constituyen nuestra forma de percibir nuestro presente y nuestro futuro. Cada ser humano con sus percepciones crea su propia psico-logía o mundo interior y, sea o no consciente, lo proyecta a su entorno: las cosas son como ellos la perciben.

Si esto es lo que cada ser humano hace, cada vez que tú estás interactuando con otro ser humano estás también proyectando tu propia psicología sobre la persona: la persona es como tú la percibes, y para quienes te perciben a ti, tú eres como ellos te perciben. Cada ser humano está proyectando su peculiar psico-logía sobre la otra persona y asume que la persona, las cosas y lo que les rodea son lo que ellos perciben. Sin embargo, las cosas, las personas y las situaciones son algo más que lo que nosotros percibimos, y esto ocurre en el cien por cien de los casos.

Proyectar nuestra psicología en nuestra pareja y que nuestra pareja haga lo mismo con nosotros crea la psicología interior de la relación, algunas veces vivida neuróticamente. Esta psico-logía interior no funciona de manera aleatoria, sino más bien está regulada por unas leyes que veremos más adelante. La aplicación más relevante es la que se expresa bajo esta afirma-ción: “lo que condenas de tu pasado, lo atraes, te conviertes o lo creas”. Lo que significa es que, lo que aún no ames de tu pasado, y por lo tanto sigas rechazando, maldiciendo, recrimi-nando, condenando o queriendo que nunca hubiese ocurrido, lo vas a volver a repetir en tu vida de alguna de las siguientes formas: 1/ Atraerás a tu vida a una persona o a muchas que se comportarán contigo igual a como no te gustó que se compor-taran, 2/ Te vas a convertir tú mismo/a en la persona que conde-naste y rechazaste o 3/ Crearás circunstancias similares a las que viviste que te recordarán a esas experiencias del pasado que aún no puedes abrazar ni agradecer.

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Observa los hechos que ocurren en tu relación de pareja y pregúntate cuáles son un espejo del pasado que no abrazas. Si consigues ver la conexión entre un hecho presente con lo que aún no abrazaste de tus vivencias del pasado, ya sabes a dónde es necesario que pongas amor. Cuando lo haces puedes disolver la situación presente de forma instantánea porque si amas lo que es por lo que es, sin querer cambiarlo, se convierte en lo que quieres que sea. Estas dos frases son para mí como la cara y la cruz de una moneda y por eso al juntarlas las llamo la moneda de oro:

1. Lo que condenas de tu pasado lo atraes, te conviertes o lo creas (Cruz)

2. Si amas lo que es por lo que es, se convierte en lo que quieres que sea (Cara)

Estas dos afirmaciones te pueden ayudar a entender lo que se llama tu patrón condicionado del amor y el patrón de tu pareja. La entremezcla de tu patrón, con el patrón de tu pareja da lugar al patrón condicionado del amor en la relación. La psicología interior de tu relación va a estar condicionada por todas las cosas de tu pasado: personas, experiencias y situaciones, que no has aún amado. De forma natural, el pasado se hará presente y si te conviertes en un/a maestro/a en practicar la segunda afir-mación y todas sus variantes, serás capaz de crear una relación duradera, plena y maravillosa contigo, con tu pareja y con las personas que te rodean, porque...

...si amas y abrazas a tu pareja por quien es, se conver-tirá en lo que quieres que sea...

...si te amas y abrazas a ti por quien eres hoy, te convertirás en lo que quieres ser...

...si amas y abrazas tu pasado por lo que fue, podrás crear el futuro que sueñas.

Poner en práctica en tu vida este principio y vivirlo auténtica-mente en tu día a día tanto tiempo como sea posible puede

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llegar a ser mágico, increíble e imprevisible. Esto que llamo la moneda de oro, es la gratitud. Cuanta más gratitud percibas por tu pasado, por tu historia andada y recorrida, por tu madre, por tu padre, por tu familia, por lo que hiciste o por lo que no hiciste, más amor vas a sentir. Cuanto más amor sientas por lo que fue como fue te quedas sin reproches hacia otros y hacia ti, tampoco te quedan recriminaciones a terceros y mucho menos hacia ti. Cuanto más abrazas tu pasado, más amor sientes por lo que viviste a su lado o desde la distancia y menos rechazo hacia alguien, ni maldiciones, ni mucho menos querrás que alguien cambie algo de tu pasado. Cuanta más gratitud por todo esto y más, más monedas de oro acumularás y todas ellas te ayudarán a transitar no solo por todas las fases del amor con éxito, sino también por otras áreas de tu vida.

TU PATRÓN CONDICIONANTE DEL AMOR

Hace muchos años escuché a uno de mis mentores, T. Harv Eker, decir que todas las personas tenían un patrón condicio-nante del dinero o termostato financiero interno. Mucho antes a través de Louise Hay, también había escuchado hablar de algo parecido acerca de la abundancia, la riqueza y la prospe-ridad. Me hacía mucha lógica lo que escuché de T. Harv Eker porque yo venía estudiando hacía tiempo las dinámicas en las relaciones de pareja y también había observaba que mucha gente repetía sus mismas experiencias del pasado y eso tenía que deberse a que había algo que les limitaba en forma de “un patrón que condicionaba”. Hoy tengo la certeza de que efectivamente sí tenemos un patrón condicionado del Amor, y que se podría explicar de una forma equivalente al que T. Harv Eker habla en relación a la abundancia o la riqueza. Por eso, inspirado en lo que aprendí con él, voy a utilizar algunas de sus reflexiones, pero añadiendo mi particular experiencia al observar el comportamiento de mis clientes.

Si miras lo del patrón del Amor con lógica, lo cierto es que cómo te comportas, cómo percibes tu vida y cómo piensas acerca de ti y de lo que te rodea constituye una parte funda-mental de lo que va a determinar la forma en la que vives el amor, la forma en la que lo buscas y la forma de expresar el tuyo. Esto es lo que se llama tu patrón condicionante del amor.

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Tu patrón condicionante es tu escala de valores, esa huella dactilar que te hace único e irrepetible y con la que percibes y filtras la información del mundo que te rodea.

¿Quién percibes que eres tú? ¿Cómo piensas? ¿Cuáles son tus creencias? ¿Cuáles son tus hábitos que construyen tu día a día? ¿Cuáles los rasgos de carácter que más resaltarías de ti? ¿Cuáles son los rasgos de carácter que otros resaltarían de ti? ¿Cómo te sientes respecto a ti mismo/a? ¿Cuánta confianza consideras que tienes en ti mismo/a? ¿Y en la vida? ¿Cómo te relacionas con los demás? ¿Cómo te relaciones con tu familia? ¿Cómo te relacionas con grupos en los que eres nuevo/a? ¿Cómo te relacionas contigo? ¿Cómo tomas las opiniones de las personas en relación a ti? ¿Eres susceptible al hecho de que no pudieses gustar a los demás o a que otros te rechacen? ¿Sientes que mereces amor verdaderamente? Para responder a estas preguntas es necesario conocer tus valores individuales porque ellos te darán casi todas las respuestas acerca de tus condicionamientos.

¿Y cuál es tu patrón del amor? El condicionamiento principal que tienes para buscar el amor, es la asociación que tu instinto hizo de que la seguridad y la protección son el amor. Esto creó la ilusión en ti de que hay momentos de amor y hay otros en los que falta amor. Además de este condicionamiento al que vamos a llamar “condicionamiento de serie”, hay otro “condiciona-miento extra” que también se creó a través de tu percepción, que hizo que aquello que percibiste que te faltó, se volviese importante, y crease la jerarquía de tus valores que determinan tus pensamientos, tus emociones y tus acciones. Tu percepción es lo que crea los resultados que tienes en tus relaciones y en tu vida. Por lo tanto, déjame presentarte de forma gráfica cuál es el proceso de creación de realidades (PCR) para conseguir tus resultados (TR):

PCR = Emociones + Pensamientos + Acción = TR

PCR = E + P + A =TR

¿Y cómo se forma tu patrón del amor? Tu patrón para buscar el amor está compuesto por una combinación de tus emociones,

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tus pensamientos, tus acciones en relación a la búsqueda del amor y de tus cargas emocionales (CE) archivadas en forma de memorias negativas (M–) y memorias positivas (M+) del pasado. Sobre las memorias habíamos dicho antes que son verdades a media. Tu patrón es pues el conjunto de informa-ción in–completa y condicionada que tienes en tu mente, y que está operando como si fuese un programa para crear las reali-dades a las que estás condicionado. Tu proceso de creación de realidades funcionaría de la siguiente forma:

PCR = CE(M–/+) + E + P + A = TR

Las cargas emocionales archivadas en tu memoria (CE(M–/+)) son tus percepciones sesgadas que quedaron programadas para huir de un dolor buscando su opuesto complementarios en forma de un placer equivalente. Esta programación principal-mente queda completada a temprana edad, es automática, no nos podemos escapar de ella y se da de las siguientes maneras:

1/ PROGRAMACIÓN CULTURAL Y SOCIAL

Cada cultura tiene un cierto modo de pensar y tratar las rela-ciones de pareja. Hay costumbres asociadas a mostrar el amor de una forma concreta mientras otras culturas o sociedades lo muestras de forma contraria. Esto lo puedes ver en la breve historia del amor que te conté, cada sociedad clasifica el sentimiento de vínculo con sus seres queridos de formas muy particulares y dividen eso que llaman amor en formas dife-rentes. Estarás de acuerdo conmigo que la forma de vivir el amor en Arabia Saudí es completamente diferente a la forma de vivirlo en Australia, y diferente a la forma de vivirlo en Suecia, Alemania, España o cualquier otro lugar del mundo. Puede que encuentres similitudes, pero la forma no es 100% idéntica en todos los lugares. Esta programación está asociada por la cultura y la historia de esa cultura o sociedad.

2/ A TRAVÉS DE LO QUE OÍSTE

Esta programación está asociada a la anterior en la medida que en cada cultura hay ideas y pensamientos que se transmiten

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de forma oral y se quedan registrados en tu subconsciente. ¿Qué es lo que oías de pequeño/a acerca de las relaciones entre hombres y mujeres? ¿Oíste por ejemplo?: Los hombres son todos iguales, los hombres lo único que buscan es lo que buscan, ten cuidado con las mujeres que lo único que quieren es atraparte con un hijo, todas las mujeres son unas putas, todos los hombres son unos cabrones, todas las mujeres lloran con lágrimas de cocodrilo, los hombres son unos mentirosos. ¿Te suena alguna de estas? Todas las cosas que escuchaste de los adultos cuando eras niño o adolescente, referidas a las rela-ciones, el amor y la forma en la que se supone que tenía que relacionarse el hombre con la mujer, han quedado grabados en tu subconsciente, directa o indirectamente.

3/ A TRAVÉS DE LO QUE VISTE

Esta programación es quizás una de las más influyentes y está muy vinculada a nuestros padres o tutores ya que fueron nuestro modelo de referencia. ¿Cuál era la forma en la que ellos se relacionaban entre sí? ¿Cómo se hablaban? ¿Cómo se trataban? ¿Qué roles tenía cada uno en el hogar y fuera de él? ¿Se comportaba tu madre como una hija de tu padre? ¿Se comportaba tu padre como un hijo de tu madre? ¿Qué decía tu madre de tu padre? ¿Qué decía tu padre de tu madre? ¿De qué se quejaban o maldecían el uno del otro? ¿Estaban cons-truyendo el mismo proyecto de familia? ¿Peleaban a menudo? ¿Alguno de los dos se mostraba agresivo con el entorno? ¿De qué forma tu padre mostraba su amor a tu madre y a ti? ¿De qué forma lo hacía tu madre? ¿Se mantuvieron juntos hasta su muerte? ¿Se divorciaron? ¿Hubo infidelidades? ¿Percibías que tu madre o tu padre no te prestaban la atención que querías? ¿Buscabas reconocimiento específico de alguno de ellos de una forma particular? ¿Percibías que había “tratos de favor con tus hermanos/as”? ¿Cómo te afectaba esto en aquel momento?

Toda esta información es importante porque tú aprendes por repetición de forma inconsciente. ¿Te has dado cuenta de que en una misma familia los hijos hablan con el mismo tono que hablan los mayores de esa casa? Por empatía emocional se nos contagian los gestos, las expresiones, las frases hechas más comunes que escuchamos en nuestro entorno. Pues todo lo que viste en tus modelos de referencia, padres o adultos impor-

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tantes de tu infancia, se ha transferido a tu subconsciente y ahora lo llevas puesto. ¿Te ha pasado alguna vez que te conver-tiste en alguno de tus padres en alguna relación? ¿O que tu pareja se comportaba como uno de ellos?

Es más que probable que o asumas los roles de uno de ellos, de una mezcla de los dos o te quieras convertir en exactamente lo contrario a lo que ellos eran. Cuando eras niño/a seguro que sentiste muchas veces ira o frustración hacia alguno de tus padres, a quien reprochas internamente lo que no hicieron que te hubiese gustado o lo que hicieron que no te pareció bien. Con todas estas emociones solo generarás resentimiento y enfado. Seguro que uno de los dos te parecerá “el bueno” y el otro “el menos bueno”, a uno lo habrás puesto en un pedestal y al otro en un agujero.

4/ VIVENCIAS CONCRETAS QUE OCURRIERON

Este condicionamiento tiene que ver con situaciones concretas que viviste, ¿qué experimentaste cuando eras niño o joven en torno al amor y la falta de seguridad y protección? ¿Qué expe-riencia concreta viviste como un condicionante que te hizo sentirte no amado/a, no valorado/a, no reconocido/a? ¿Qué experiencia te hizo sentir lo opuesto a ser amado? ¿Qué inci-dente te hizo sentirte rechazado/a?

5/ HERENCIA DE ANTEPASADOS

Este quinto condicionamiento es muy polémico culturalmente pero cada vez está más aceptado por las personas cuando averiguan un podo de la historia de su familia y ven las coin-cidencias transgeneracionales que se pueden remontar a veces hasta 4 generaciones. Es increíble, pero ocurre. La ciencia no lo reconoce, pero ahí lo tienes. Lo veo muy lógico, mira sola-mente la historia de la humanidad, lo que vivimos hoy es un producto de los acontecimientos de los últimos 100 años. Pues lo mismo ocurre en tu árbol genealógico, los biznietos repiten experiencias de los bisabuelos. Infidelidades del pasado tienen trascendencia en el presente. Por eso es muy importante conocer la historia de tu familia y de tu nacimiento, pues cono-cerla te da una importante información.

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TRANSCENDER TU PATRÓN CONDICIONANTE

La buena noticia que te quiero compartir es que sea el que sea el patrón en el que te hayas inmerso/a lo puedes modificar, trascender y cambiar por otro más conveniente para conseguir los resultados que quieres obtener. No te voy a mentir, es algo complejo de hacer y cuanto más adulto eres, más hábil tienes que ser contigo para cambiar tu patrón condicionante. Que nadie te diga que es algo que te lo quitas tomándote una pasti-llita, o dándote un golpecito en el hombro. Quitar tu patrón es posible, pero requiere de tu voluntad y trabajo. Si tienes un buen para qué, te ayudará. Si es algo que lo intentas a medias, pues no lo conseguirás. Vale con creces el esfuerzo que pongas y para que lo puedas hacer te voy a sugerir unas reflexiones y luego te mostraré un ejemplo real de cómo desactivar una carga emocional archivada en forma de memoria negativa que tuve con una clienta que consiguió liberarse de una percepción de carencia que la estaba condicionando muchísimo.

Es conveniente que tengas en cuenta los siguientes puntos:

1º / TU ESCALA DE VALORES ES TU PATRÓN

Así es. Tu escala de valores es tu patrón, si cambias tu escala de valores cambias tu patrón. Suena sencillo, ¿verdad? En la prác-tica es un pelín de trabajo modificar tu escala de valores, pero vale el esfuerzo que inviertas en hacerlo. Ten en cuenta que si tu percepción de vacío está creando tu escala de valores y tu escala de valores está creando tu realidad, pues simplemente con cambiar tu escala de valores cambiarás tu realidad. Y para hacer cambios en tu escala de valores necesitas reacondicionar tu forma de percibir ciertas cosas, especialmente tus percep-ciones de vacío. De esto trata el ejemplo que te pongo más adelante.

2º / UN PATRÓN CONDICIONANTE ES NECESARIO

Lo segundo importante que tienes que tener en cuenta es que tener un patrón condicionante no es algo que puedas evitar, es decir, puedes cambiar el que tienes ahora por otro, pero no puedes cambiarlo por ningún patrón. ¿Se entiende? Es nece-sario tener un “patrón” porque es la forma más eficiente de

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vivir. Piénsalo de este modo, debido a que tienes una escala de valores, tienes una jerarquía de prioridades y de acuerdo a ella tomas decisiones, tomas acción y creas resultados, si no tuvieses tu escala de valores, ¿en base a qué decidirías y toma-rías acción? Necesitamos una escala de valores, aunque sea volátil, que cambie de un día para otro, para crear al menos resultados efímeros. La cuestión pues no está entre tener o no tener un patrón, sino entre tener el patrón adecuado para vivir la vida que de verdad elijas o tener un patrón que te haga vivir la vida de otros.

3º / CONOCE TU ESCALA DE VALORES

Lo tercero importante a tener en cuenta es que es imprescin-dible conocer cuál es tu escala de valores, porque no puedes cambiar algo que no conoces o no sabes que existe. Te sugiero que dediques el tiempo necesario para hacer la introspección que te he sugerido anteriormente y llegues al núcleo de ti mismo/a reconociendo los valores que hoy están rigiendo tu vida y tu relación.

4º / COMPRENDE, ABRAZA Y AGRADECE TU ESCALA DE VALORES

No debes olvidar que cualquiera que esté siendo tu patrón, es decir, cualquiera que sea la escala de valores que tengas, tú la elegiste, quizás de forma inconsciente, pero nadie te la colocó al azar en tu vida. Por lo tanto, si la elegiste es porque esa escala de valores era la que te servía más que cualquier otra escala de valores y si aún la mantienes es porque sigue aportando una contribución a tu vida. Es muy conveniente comprender de qué forma elegiste esa escala de valores y para qué. ¿Qué es lo que has aprendido con esa escala de valores que era muy conveniente para ti aprender? ¿De qué forma te ha servido y te sigue sirviendo? Toda escala de valores trae a tu vida lo que necesitas para aprender y hasta que no aprendas lo que hayas de aprender estás destinado a mantener esa escala de valores y repetir las mismas experiencias. Es muy conveniente que comprendas que tu patrón actual te aporta un beneficio actual.

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Al rechazar tu escala de valores de hoy es como si rechazaras a la persona que fuiste cuando la elegiste, y creo que rechazar a la persona que fuiste no es muy amoroso contigo mismo/a. No hay ninguna razón por la cual no puedas darte las gracias a ti por haberla elegido, ni tampoco ninguna razón por la que no le puedas dar las gracias a tu escala de valores por los aprendizajes y experiencias que te está aportando. Recuerda la moneda de oro: si amas lo que es por lo que es, se convierte en lo que quieres que sea. Si te amas a ti por quien eres hoy, estás amando a la persona que fuiste y esto te devuelve el poder para convertirte en la persona que quieres ser. Amarte a ti hoy pasa por abrazar tu escala de valores y agradecerle los frutos que te trajo y te sigue trayendo.

5º / DISÓCIATE DE TU PATRÓN CONDICIONANTE

Es decir, una vez que te has dado cuenta de que tu patrón es un conjunto de información que actúa parecido a cómo actúa un programa informático, es imprescindible que veas que tú no eres el programa, eres el programador que puede repro-gramar al programa. Las decisiones que tomaste ayer fueron las que te han hecho llegar hasta aquí y es más que probable que fueron las decisiones más convenientes, pero hoy puedes cambiar esas decisiones. En caso de que no estés consiguiendo manifestar ciertas experiencias que quieres, date cuenta de que eso te está ocurriendo porque a pesar de que digas que algo es importante para ti posiblemente no estés aún dispuesto a pagar el precio de lo que vale esa experiencia, como me pasaba a mí cuando deseaba besar a esa chica y solo lo hacía escuchando la canción Manuela de Julio Iglesias. Cuando algo que deseamos que acontezca en nuestra vida no ocurre, lo más probable es que se deba a que no está reflejado en nuestra escala de valores y por lo tanto las elecciones, decisiones y acciones no se corresponden con lo que decimos que queremos y por eso no se manifiesta. Para que se manifieste tendrás que modificar tus valores, en lugar de frustrarte, recriminarte o culpabilizarte.

6º / REACONDICIONAR TU PERCEPCIÓN

¿Recuerdas que tu jerarquía de vacíos creaba tu jerarquía de valores? Pues reacondicionarte tiene que ver con reconocer

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que en realidad aquello que percibiste que faltaba, nunca faltó, solo estuvo presente de una forma que no reconociste. La percepción de carencia es el resultado de estar apegado a recibir un beneficio de una forma concreta que no vino, pero no significa que no recibiste ese beneficio de otra forma dife-rente. Este elemento es muy transformador y produce una gran transformación cuando lo ves.

Recuerdo a una clienta con la que trabajé que me decía que percibía que su madre no la quiso mucho porque nunca se puso a hacer los deberes del colegio con ella y echaba en falta dedicación y tiempo de su madre para hacerlos con ella. En este caso, la percepción de que su madre no estaba presente con ella mientras hacía los deberes (vacío), hizo que mi clienta asumiera que su madre no la quiso. Esto te puede parecer insig-nificante, pero para mí clienta era una espina muy gorda que tenía clavada.

Le pregunté acerca de los beneficios que había tenido al percibir que su madre no estaba presente físicamente haciendo los deberes y me dijo que uno de los beneficios fue que ella desarrolló una súper memoria, y que también su concentra-ción se hizo mucho más aguda con respecto a la media de la mayoría de sus compañeros de clase, y también se acordó que la madre de su mejor amiga, que era su vecina, solía revisarle los deberes todos los días, y un beneficio extra que encontró fue que esto hizo que su amistad con esta amiga se hiciese fuerte y que durase hasta ahora que eran adultas; y descubrió también, que la madre de su amiga la trataba como a una hija más, y resultó que gracias a todo esto, mi clienta había crecido teniendo un hogar extra al lado de su casa. Cuando mi clienta vio todos estos beneficios, su sensación de que su madre no la había querido, había disminuido porque ahora percibía que el hecho de que su madre no hubiese hecho las tareas con ella, no estaba tan mal.

Entonces le pregunté acerca de su madre, que me contara un poco sobre ella y sobre lo que era importante para su mamá. Y vimos que su madre apenas había acabado la enseñanza básica y no había seguido ningún estudio, es decir que para su madre haber estudiado no había estado en sus prioridades. Y aquí se dio cuenta de que si su mamá la hubiese ayudado a hacer los deberes como ella quería, realmente la habría entorpecido más

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que otra cosa. Cuando aceptó que esto habría ocurrido, sintió más alivio aún, porque ya casi no había ninguna “razón de quejarse” de que su madre no hiciese las tareas con ella. Había descubierto que eso que le había estado pareciendo tan malo, que su madre no hiciese las tareas con ella, le había traído cosas tan buenas a su vida y posiblemente si su madre hubiese hecho las tareas con ella no tendría esos beneficios que ahora ella valoraba mucho.

Fue entonces cuando le pregunté qué es lo que echaba en falta exactamente de que su madre no hiciese los deberes con ella, y me dijo que echaba en falta su cariño, sentir que ella era impor-tante para su mamá, echaba en falta dedicación y tiempo. Y le pregunte: “Laura, dime, ¿cómo te mostraba tu mamá su cariño? ¿De qué manera te hacía sentir que tú eras importante para ella? ¿De qué forma tu madre te mostraba dedicación y te daba tiempo?” Y al principio se quedó sin decir palabra, pero después de repetirle las preguntas varias veces, me respondió que su madre le hacía las cenas que ella elegía, que la llevaba de compras a las tiendas que quería y sobretodo que siempre le tenía su ropa limpia y ordenada. Laura vio estos y muchos otros beneficios de que su madre no le ayudara a hacer las tareas y también vio la forma específica de cómo sí le dedicaba tiempo, le daba cariño y le hacía sentir que era importante, pero la madre lo estaba haciendo de otra forma diferente a como Laura lo estaba buscando, su madre lo estaba haciendo a través de sus propios valores individuales.

Cuando Laura vio este cuadro completo, ya no tenía la sensa-ción de que su madre no la quería. Al contrario, se había reacondicionado y donde antes veía carencia porque estaba apegada a la forma (que su madre se sentara a hacer la tarea) ahora veía que lo que le faltó lo tuvo, pero no lo había reco-nocido hasta ahora. Eso que echaba en falta de su madre, “cariño y dedicación” porque no hacía las tareas del colegio, lo había conseguido en su pasado, pero se había manifestado de otras formas: a través de desarrollar su memoria, su concen-tración, también a través de la mamá de su mejor amiga, con su amiga... Pero, además, lo que ella había estado percibiendo que no había recibido de su madre, descubrió que también lo había recibido, pero a través de los valores de su madre, que

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eran cocinar, mantener en orden la casa, ocuparse de que a su hija no le faltase ropa, etc.

En este momento, mi clienta estaba emocionada y sintió por primera vez en mucho tiempo que su madre la había querido siempre, y que si ella había sentido lo contrario se debía a que había estado buscando el cariño y la dedicación de la madre de una forma en la que no era posible que su madre se lo demostrara porque no eran los valores de su madre. Y ahora que había visto que su percepción de vacío fue ilusoria, y que lo que asumió que le faltaba nunca le había faltado, que siempre estuvo en su vida, pero de una forma en la que ella no se había dado cuenta, le pregunté:

–¿Preferirías ahora que hubiese sido tu madre la personas que te hubiese ayudado con los deberes?

–No, no. Está perfecto como fue.

Reconocer que lo que echas en falta ya lo tienes de una forma no reconocida hace que dejes de vivir tu vida desde la carencia. Cuando haces este ejercicio sobre una memoria del pasado, la carga emocional que te condicionaba se disuelve, como has visto que le pasó a Laura. Cuando haces este ejercicio sobre algo que percibes que te falta hoy porque aún no lo has conse-guido, el dolor por no haberlo conseguido se disuelve y una vez disuelto te inspira a ponerte a trabajar para manifestar lo que deseas de la forma que deseas.

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LO QUE HAS APRENDIDO EN ESTE CAPÍTULO ES...

ØCon las percepciones se crea el mundo interior y la persona, sea o no consciente, lo proyecta a su entorno: las cosas son como él la percibe. Las personas son como tú las percibes, y tú eres como ellos te perciben.

ØLa psicología interior de tu relación va a estar condicio-nada por todas las cosas de tu pasado: personas, expe-riencias y situaciones, que no has aún amado.

ØLa moneda de oro está compuesta por dos afirma-ciones: 1/Lo que condenas de tu pasado, lo atraes, te conviertes o lo creas y 2/Si amas lo que es por lo que es, se convierte en lo que quieres que sea.

ØTu patrón condicionante es tu escala de valores, esa huella dactilar que te hace único e irrepetible y con la que percibes y filtras la información del mundo.

ØEl condicionamiento principal que tienes para buscar el amor es la asociación que tu instinto hizo de que la seguridad y la protección son amor. Esto creó la ilusión en ti de que hay momentos de amor y otros sin amor.

ØTu patrón para buscar el amor está compuesto por una combinación de tus emociones, tus pensamientos, tus acciones en relación a esa búsqueda, y de tus cargas emocionales archivadas en forma de memorias (- y +).

ØQuitar tu patrón es posible, pero requiere de tu voluntad y trabajo. Si tienes un buen para qué, te ayudará. Si es algo que lo intentas a medias, no lo conseguirás.

ØLa percepción de carencia es el resultado de estar apegado a recibir un beneficio de una forma concreta que no vino, pero no significa que no recibiste ese beneficio de otra forma diferente. Este elemento produce una gran transformación cuando lo ves.

ØReconocer que lo que echas en falta ya lo tienes de una forma no reconocida hace que dejes de vivir tu vida desde la carencia.

¿Listo/a para el siguiente capítulo...?

ÍNDICE

Prólogo del Dr. John Demartini 5

Introducción 7

Capítulo 1: La pareja conscientemente interdependiente 13

Capítulo 2: El propósito de una relación (o el matrimonio) 27

Capítulo 3: El amor versus las emociones positivas 41

Capítulo 4: La clave de todo, la jerarquía de valores 53

Capítulo 5: Las tres etapas de una relación de pareja 75

Capítulo 6: La psicología interior en las relaciones 93

Capítulo 7: Principios o leyes que rigen las relaciones 108

Capítulo 8: Todo es percepción 122

Capítulo 9: La ley del espejo 141

Capítulo 10: La ley del equilibrio 159

Capítulo 11: La ley de la abundancia 180

Capítulo 12: Un nuevo paradigma para las relaciones, la pareja cuántica 190

Apéndice 207