americo - racismo y justificaciones para la dominacion

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  • 8/16/2019 Americo - Racismo y Justificaciones Para La Dominacion

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    Racismo y justificaciones para ladominación 

    No es cierto que que la esclavitud haya aparecido históricamente comoconsecuencia del racismo. En todo caso es al revés: para justificar la esclavitud seinventó el racismo (entre otras cosas). Un repaso por la historia conceptualmuestra a la esclavitud como una institución muy anterior al racismo y alracialismo. Entenderlo al revés, pensar que hay dominación porque hay racismo,es poner las cosas patas arriba. Es como creer que las sociedades se configuranen base a las ideas, y no a la inversa: que las ideas, el discurso de las sociedades,surge de la necesidad de justificarse a sí mismas, de dar sustento a sus formasorganizativas actuales en cada época. Precisamente lo que buscaban las clasesdominantes que instalaron esas nociones.

    Por Américo Schvartzman*

    He leído en textos académicos que circulan en las redes, y en sus vulgarizacionesmasivas) la idea de que la esclavitud aparece históricamente como consecuencia delracismo. Ese enunciado es incorrecto. Y quiero hacer algunas precisiones sobre el

    asunto.

    El racismo es la idea de que los seres humanos pueden diferenciarse en distintas razas.También integra esa noción la supuesta jerarquía entre esas razas, y la idea de que loinnato se impone a lo socio-cultural. No importa quién sos: tu "raza" determina qué  sos.

    El racialismo es la pretensión de justificar el racismo con argumentos de diferenteorigen, que pueden ser filosóficos o religiosos. Incluso seudocientíficos.

    La esclavitud como institución es muy anterior al racismo y al racialismo. Estas sonalgunas de las formas utilizadas históricamente para justificar aquella antigua

    institución humana. Durante mucho tiempo los hombres de todas las latitudes delplaneta esclavizaron hombres (y mujeres, claro) sin la excusa racista o racialista, porejemplo como consecuencia de haberlos vencido en la guerra. De hecho la esclavitudfue considerada "natural" durante siglos por sociedades de todo el planeta.

    ESCLAVOS Y ESCLAVISTAS

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    Los esclavistas no fueron solo europeos blancos católicos y protestantes: huboesclavistas musulmanes, judíos, negros, así como chinos y aztecas, asirios y babilonios,egipcios, indios, etc. En todos lados el ser humano esclavizó. Y no hay imperio que nohaya esclavizado. Todos podían ser esclavos, pero todos podían ser esclavistas. Era solouna cuestión de fuerza.

    Hubo pueblos de la antigüedad que la consideraban, eso sí, una situación transitoria omodificable: entre los musulmanes, entre los judíos, entre los griegos y los romanos,entre los mexicas (aztecas), había maneras de dejar de ser esclavo.

    Ésa es una diferencia de ciertas tradiciones con el discurso justificador quedesarrollaron las clases dominantes de otras latitudes (por ejemplo en la India o en laEuropa conquistadora): el racialismo "congela" esa posición social de dominio, impidesalir de ella. Esclavo naciste, esclavo morirás. Era, precisamente, una de las funcionesde la justificación.

    Algunas de esas elaboraciones racialistas han sido muy exitosas: aun hay gente quesigue creyendo en ficciones racistas desmentidas categóricamente por la ciencia actual.No solo en Occidente. En la India contemporánea, los dalit   (la casta más baja, losdespreciables, los "intocables", los "comerratas") aun hoy están condenados de por vidaa ser “inferiores”, pese a que las leyes de la India moderna prohíben (supuestamente)las castas. En particular las mujeres dalit  se han organizado para lograr que las leyes secumplan (desde 1950 la Constitución India prohibe la discriminación). La ONG WalkFree calcula que en la India actualmente existen casi 14 millones de personas que vivenbajo una forma más o menos desembozada de esclavitud. En la islámica Mauritania, laminoría mora (blanca), mantiene bajo un régimen de esclavitud a buena parte de lamayoría negra: se calcula que el 20% de los habitantes se encuentran en esa condición.

    El sistema de castas de la India, basado en el hinduismo, es la fundamentación másantigua que se conoce (aun vigente) de un racialismo destinado a justificar formas deesclavitud. Esta forma de estratificación social se basa en una diferenciación de cunaque mezcla elementos como el color de piel y ciertas creencias impuestas por víareligiosa (se supone que los dalit  han sido castigados por maldades cometidas en vidasanteriores, e incluso ellos lo creen así). La palabra usada para "casta" (varna, ensánscrito) significa "color": el color de la piel era (es) indicador de la estratificaciónsocial.

    Con fines similares, en la Europa moderna y "civilizada", y en todo Occidente, elracialismo se desarrolló al par de la ciencia y la filosofía para justificar la expoliación depersonas y el comercio de seres humanos.

    RACISMO Y FILOSOFÍA

    La filosofía posee una positiva vocación por mirar hacia atrás cada tanto yreconsiderarse (precisamente es una de sus áreas de trabajo más activas, a la que

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    algunos llaman “historia conceptual”, o historia de las ideas). Y en esa relectura delpasado, cada tanto sorprende encontrar en filósofos destacados –incluso en quienes sonconsiderados pioneros para la perspectiva de los derechos humanos– ideas racialistasy racistas, que repugnan a quien los lee hoy.

    Pero, como dice el mexicano Luis Villoro, en las sociedades modernas la filosofía tomóla sucesión de la religión como justificadora teórica de la dominación. Todo poderconstituido ha tratado de legitimarse históricamente, primero en una creencia religiosa,después en una doctrina filosófica, y en la medida en que ha podido, en algún discursocientífico. Invertir ese proceso (es decir, atribuirle los males del poder a las creenciasreligiosas, a las opiniones filosóficas o a la actividad cientifica) es equivocar el caminoepistémico. Es creer que las cosas son al revés: que las sociedades se configuran en basea las ideas, y no a la inversa: que las ideas, el discurso de las sociedades, surge de lanecesidad de justificarse a sí mismas.

    Del mismo modo, todo poder por constituir ha buscado en el fervor de una promesa

    divina, en la visión de un mundo utópico o en el análisis racional de una sociedad, elfundamento de sus pretensiones revolucionarias. De un modo implícito se reconoce quela fuerza bruta que sustenta al dominio carecería de sentido si no se justificara en un finaceptable. Porque nos gusta creernos racionales, entonces elaboramos discursos,palabras, que den "razón" a nuestros actos.

    La religión, el mito, las leyes, la filosofía, la ciencia, y hasta el arte, han sido los discursoslegitimadores (el "conocimiento") de cada época. Pero la filosofía (uso la palabra comosíntesis de todos esos discursos que caracterizan al conocimiento social) siempre hatenido una relación ambivalente con el poder social y político: el discurso religioso,filosófico y científico también ha sido proveedor de claves para la liberación. Por poner

    un ejemplo, siguiendo con el sistema de castas de la India, el budismo en parte, nace yse desarrolla en contra de esa forma de estratificación social. Gandhi, en cambio, queera de cuna hinduista y nunca se apartó de esa religión, tuvo posiciones ambiguas alrespecto.

    CIENCIA PARA LA CONCIENCIA

    Dice Alberto Kornhblitt, científico argentino especialista en genética, que el racismo esuna manera de apoyarse en diferencias superficiales para producir sometimiento. Yagrega que la genética molecular moderna indica que el concepto de raza no tienefundamento, que las diferencias entre seres humanos no permiten hablar de raza. Elejemplo más sencillo con que lo explica es la compatibilidad genética: cuando se buscaun donante para realizar un trasplante de órganos para un “blanco” se puede recurrir aun donante “negro” porque puede haber mayor compatibilidad que con otro “blanco”.Claro que para un racista eso no prueba nada: dirá que también se usan animales paradeterminados trasplantes, e incluso, que el cerdo va en camino de ser donante universalpara los humanos. ¿Eso significaría que somos iguales a los cerdos? A ese paso, dirá,pronto nos igualarán a cualquier otro animal. ¿Alguien duda de que los racialistasacudirán a argumentos de este tipo? (Curiosamente, la ciencia ya dice algo parecido:

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    todos los seres vivos, todos, compartimos la mayor parte de nuestros genes, tenemoslas mismas piezas que nos forman, somos apenas expresiones diferentes de la mismacombinación de átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno).

    Es que no es en el camino de la ciencia donde se dirimen este tipo de debates. La

    creencia en las razas es un enunciado existencial (del tipo: “Hay dioses”, “Hay una curapara el cáncer”, “Hay ovnis” o “En mi patio hay un alma en pena que se llama Agustin”).Y los enunciados existenciales son irrefutables por definición. No hay manera dedemostrar que en mi patio no hay un alma en pena, y menos, que se llama Agustin. Poreso este tipo de discusiones no agotan ninguna creencia ni se dirimen en el campo de laciencia, sino en el de la argumentación filosófica. El racista seguirá creyendo que hayrazas, y solo la persuasión (y la educación) lograrán que algun día ya no haya personasque crean en ese tipo de ideas falaces, como ya no hay prácticamente personas que –habiendo pasado por la escuela– crean que la Tierra es el centro del universo, o que lasenfermedades son castigos por nuestras malas acciones.

    NO HAY INTOCABLESSi uno estudia la historia occidental, encontrará que el racismo y el racialismo sedesarrollaron recién a partir de la modernidad, porque el "progreso" precapitalista yluego capitalista habían abandonado la religión como legitimadora de la dominación, yse necesitaban otras explicaciones (más "científicas") para avalar la esclavitud.Revisadas hoy, las explicaciones suenan burdas e indignan, pero en la época que fueronescritas, eso era ciencia (o filosofía). Como antes fue religión.

    Antes de desarrollar los argumentos racialistas de cuño “científico”, las clasesdominantes que fundamentaban su poder en las religiones solo excepcionalmentenecesitaron hablar de razas (o castas, o colores) para justificar la esclavitud. Yamencioné la India. Pero hubo otros desarrollos que no fueron racialistas sino teológicos,animistas, evangelizadores, alentados o permitidos por la Iglesia, a partir del célebredebate de Valladolid sobre la presencia de "alma" o no en los aborígenes durante elinicio de la conquista de América. Para entonces las autoridades de la Iglesia de Romaya habían determinado que los negros africanos carecían de alma y por eso podían seresclavizados legalmente, solución "piadosa" propuesta por fray Bartolomé de las Casas,ese sensible defensor de los habitantes originarios de estas tierras y a quien (pese a eso,y con justificada razón) lo presentamos como precursor de los Derechos Humanos enlas cátedras correspondientes.

    Eduardo Galeano, en Patas arriba, colectó algunas conocidas citas de científicoseuropeos como la del zoólogo Jean-Louis Agassiz, quien afirmaba que el cerebro de unnegro adulto tiene tanta capacidad como el feto de un blanco a los seis meses degestación. Por algo a Agassiz se lo recuerda poco (también tiene entre sus méritos"científicos" el haberse opuesto a la teoría de la evolución de Darwin). Pero varios delos otros citados son aun figuras de renombre, como Kant, Hume, Hegel, Voltaire oMontesquieu. Y probablemente lo seguirán siendo, pero por otras razones, claro.

    Montesquieu, miembro de las academias científicas de los tres países europeos más

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    avanzados de su época (siglo 18), justifica la esclavitud de los negros en su célebre Elespíritu de las leyes con el siguiente argumento: “El azúcar sería demasiado caro si notrabajaran los esclavos en su producción”. Tal como se lee. Pero a no preocuparse: “Escasi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio,haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro”. 

    Otros pensadores célebres tienen frases similares o peores, que (como ésta) hielan lasangre. O la hacen hervir. Y es imposible –al releer hoy– no sorprenderse con la ligereza,la desaprensión, con la que estos pensadores –tan aplicados y analíticos en otrosrumbos–  descargan sus frases racistas. Toda la sofisticación de su pensamientodesaparece cuando aflojan la válvula y dejan salir el racismo que fluye desde su pluma.Y desde luego, es una notable muestra de lo naturalizado que estaba entre ellos.

    RACIALISMO ARGENTINO

    También entre nosotros, argentinos, hay piezas similares de Sarmiento, JoséHernández, Alberdi y de varios próceres "intocables", para los cuales la poblaciónargentina era una “raza” atrasada o degenerada, producto de la indeseable “mezcla derazas” (de españoles, “lo peor de Europa”, con indios, “lo peor” de América, y negros,“lo peor” de África). Esa masa “incapaz de marchar por sus propios medios a un tipohumano superior” (sic) debía ser reemplazada por europeos, por “razas virtuosas”.

    De allí, de esa perversa noción, nace la vocación por la inmigración de nuestras clasesdominantes. Y allí se cierra el círculo epistémico: ideas nacidas para justificar ladominación, adoptadas por clases dominantes de sociedades emergentes como laargentina del siglo 19, serán el origen de nuevas realidades sociales de consecuenciasimpredecibles. Incluso para sus impulsores, que desde ya no esperaban que losinmigrantes “europeos” (como lo aclara la mismísima Constitución Nacional en suartículo 25, nunca modificado) atraídos por sus promesas fueran esa masa dolienteque llegó harta de persecuciones, guerra, pestes y hambrunas (nuestros abuelos yabuelas italianos, gallegos, judíos, turcos, franco-suizos, alemanes del Volga, etc: denuevo llegaba “lo peor” de Europa). Y, para completar el desagradable panorama –queharía aun hoy revolver en su tumba a buena parte de la Generación del 80– trajeron,además, ideas indeseables: anarquismo, socialismo y sindicalismo. Seguro no fue loque soñaron los racialistas argentinos.

    ¿ENTENDER LA ÉPOCA?

    Dije antes que en la época en que fueron escritas esas nociones repugnantes, eso eraciencia (o filosofía). Lo interesante es que también, en la misma época, otros científicos(o filósofos) sostenían lo contrario. A quién se les dio la razón en cada momento no tieneque ver, en lo esencial, con la actividad científica sino con las relaciones de poder.

    Y desde luego hay quienes procuran entender, atenuar o defender este tipo dejustificaciones del racismo en base a "la época" o "el contexto". Ese recurso, que algunosllaman "circunstancialismo histórico", es fácil de descalificar porque siempre hubo, entodas las épocas, filósofos que cuestionaron la esclavitud, la explotación del hombre por

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    el hombre, el racialismo o el racismo, e incluso (recordémoslo, de paso) el machismo.

    Como dice Villoro, hay filosofía (y ciencia) para la dominación y filosofía para laliberación. Quizás convenga tenerlo presente para no dejarle al campo de las clasesdominantes a quienes aportaron, de alguna manera, al campo de la liberación. Con sus

    errores y defectos, obviamente. Y a veces, aun en contra de sus propias opiniones. Gentede lo más revolucionaria en algún terreno, era burda e inopinadamente conservadoraen otro. Y si intentáramos hacer la lista, esta nota no terminaría jamás.

    Aristóteles, por ejemplo, tan utilizado por teólogos de la liberación y pensadorescríticos (hasta hoy por ejemplo, Enrique Dussel intenta reconciliarlo con Marx) justificóla esclavitud así como la dominación del varón sobre la mujer. Y en cambio, antes de él,sofistas denigrados como Antifón, Alcidamas o Hipias, abominaban de la esclavitud, a laque consideraban enemiga de la naturaleza. Ideas “peligrosas”, por las cuales –sostienen Benjamin Farrington y Alfredo Llanos–  la palabra "sofista" pasó a sersinónimo de algo repudiable durante siglos. Hace bien poquito que se empezó a revisar

    y reivindicar a los sofistas, en esa positiva fruición de la filosofía por mirarse hacia atráscada tanto.

    Platón, en cambio, aunque también defendía la esclavitud, preconizaba la igualdad devarones y mujeres (libres): "No existe en la administración de la ciudad ninguna tareaque sea propia de la mujer como mujer, ni del varón como varón, sino que las dotesnaturales están repartidas indistintamente tanto en unos como en otros" [República,455d]. Compárese con las palabras biblicas que ponen a la mujer como cosa del varón,a la misma altura del buey y del asno: "No codiciarás la mujer de tu prójimo, nicodiciarás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni suasno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo" (Deut. 5:21).

    El filósofo chileno José Santos Herceg, que se ocupa del racismo de Kant, dice que si loanalizamos desde la perspectiva del imperativo categórico propuesto por el mismoKant (“Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la personade cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como unmedio”) el racismo y la esclavitud caen fuera del ámbito de la moral, sin que resistaanálisis alguno. Agrego yo: ¿de cuántos filósofos se puede decir que nos hayan provistode herramientas teóricas válidas para refutar sus propios prejuicios?

    Renunciar al racismo en cualquiera de sus ropajes (como al androcentrismo, aleurocentrismo o a cualquiera de las otras lacras sociales) es condición necesaria parapensar y hacer posible una sociedad mejor. Hacerlo visible allí donde había sidonaturalizado, es el camino para lograrlo. Recordar las peores frases de Sarmiento contra“el criollaje” o los insoportables versos del Martín Fierro  contra los aborígenes, nodebería hacernos odiar a Sarmiento o a Hernández, sino en todo caso, comprenderlosy, sobre la base de bajarlos del pedestal, aprovechar mejor los aportes que puedenhaber hecho en otros asuntos.

    Lo mismo vale para muchas referencias del pensamiento occidental, del cual –mal quenos pese– somos tributarios.

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    EL RACISMO, DISFRAZ CIENTIFICO DEL PRIVILEGIO

    Como bien dice Juan B. Justo en un texto que tiene más de cien años: el racismo es "unode los últimos disfraces científicos del que se revisten los defensores del privilegio",para los cuales la clase trabajadora es es una raza inferior a "la de los señores".

    Entenderlo al revés, creer que hay dominación porque hay racismo, es poner las cosaspatas arriba. Hablando sobre el origen de la ciencia, Farrington escribió que parte de loque nos hizo ser homo sapiens sapiens fue la creación de un discurso sistemático (y esediscurso puede ser 'ciencia', o religión, o filosofía) mediante el cual el hombre adquiereo justifica su dominio sobre el hombre.

    Durante mucho tiempo, y hasta hoy, en todas las latitudes, se buscó justificar ladominación mediante la ficción de las diferencias raciales. Del mismo modo, se procurópor otras vías mostrar la superioridad masculina, por ejemplo pesando los cerebros,una burda “demostración científica” como se sabe desde hace tiempo. 

    Para terminar y volver al comienzo, quiero decir que si bien las personas preferimos lasverdades sencillas, las simplificaciones muchas veces son enemigas de la comprensión.Por eso quería aclarar ese asunto: no es verdad que la esclavitud sea consecuencia delracismo. La explicación es un poquito más compleja. La esclavitud es una de las muchasformas de dominación que los seres humanos han utilizado. Y el racismo es una de lasmuchas formas en la que las clases dominantes de todas las épocas y de todas laslatitudes justificaron su dominación.

    * Licenciado en Filosofía. Periodista de ElMiércolesDigital.Docente.Autor de Deliberaciónodependencia.

     Ambiente,licenciasocialydemocraciadeliberativa (Prometeo 2013).