amadÍs de gaula · capitulo xix cómo amadís fue encantado por el rey arcaláus porque él quiso...

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RODRÍGUEZ DE MONTALVO, GARCI (XV-XVI) AMADÍS DE GAULA ÍNDICE: PRÓLOGO LIBRO PRIMERO Comiença la obra CAPITULO I Cómo la infanta Helisena y su donzella Darioleta fueron a la cámara donde el rey Perión estava. CAPITULO II Cómo el rey Perión se iva por el camino con su escudero, con coraçón más acompañado de tristeza que de alegría. CAPITULO III Cómo el rey Languines llevó consigo al Donzel del Mar, y a Gandalín, hijo de don Gandales. CAPITULO IV Cómo el rey Lisuarte navegó por la mar, y aportó al reino de Escocia donde con mucha honra fue recebido. CAPITULO V Cómo Urganda la Desconocida traxo una lança al Donzel del Mar. CAPITULO VI Cómo el Donzel del, Mar se combatió con los peones del cavallero, que Galpano se llamava, y después con sus hermanos del señor del castillo y con el mesmo señor y lo mató sin d'él haver piedad. CAPITULO VII Cómo al tercero día que el Donzel del Mar se partió de la corte del rey Languines, vinieron aquellos tres cavalleros que traían un cavallero en unas andas, y a su muger alevosa.

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RODRGUEZ DE MONTALVO, GARCI (XV-XVI)

AMADS DE GAULA

NDICE:

PRLOGO

LIBRO PRIMERO

Comiena la obra

CAPITULO I

Cmo la infanta Helisena y su donzella Darioleta fueron a la cmara donde el rey

Perin estava.

CAPITULO II

Cmo el rey Perin se iva por el camino con su escudero, con coran ms

acompaado de tristeza que de alegra.

CAPITULO III

Cmo el rey Languines llev consigo al Donzel del Mar, y a Gandaln, hijo de don

Gandales.

CAPITULO IV

Cmo el rey Lisuarte naveg por la mar, y aport al reino de Escocia donde con

mucha honra fue recebido.

CAPITULO V

Cmo Urganda la Desconocida traxo una lana al Donzel del Mar.

CAPITULO VI

Cmo el Donzel del, Mar se combati con los peones del cavallero, que Galpano se

llamava, y despus con sus hermanos del seor del castillo y con el mesmo seor y lo

mat sin d'l haver piedad.

CAPITULO VII

Cmo al tercero da que el Donzel del Mar se parti de la corte del rey Languines,

vinieron aquellos tres cavalleros que traan un cavallero en unas andas, y a su muger

alevosa.

CAPITULO VIII

Cmo el rey Lisuarte embi por su fija a casa del rey Languines y l gela embi con su

fija Mabilia, y acompaadas de cavalleros y dueas y donzellas.

CAPITULO IX

Cmo el Donzel del Mar fizo batalla con el rey Abis sobre la guerra que tena con el

rey Perin de Gaula.

CAPITULO X

Cmo el Donzel del Mar fue conoscido por el rey Perin, su padre y por su madre

Elisena.

CAPITULO XI

Cmo el gigante llev a armar cavallero a Galaor, por la mano del rey Lisuarte, el cual

le arm cavallero muy honorablemente Amads.

CAPITULO XII

Cmo Galaor se combati con el gran gigante seor de la Pea de Galtares y lo

venci, y mat.

CAPITULO XIII

Cmo Amads se parti de Urganda la Desconoscida y lleg a una fortaleza, y de lo

que en ella le avino.

CAPITULO XIV

Cmo el rey Lisuarte hizo sepultar a Dardn y a su amiga, y hizo poner en su sepultura

letras que dezan la manera como eran muertos.

CAPITULO XV

Cmo Amads se dio a conoscer al rey Lisuarte y a los grandes de su corte y fue de

todos muy bien recebido.

CAPITULO XVI

En que trata lo que Agrajes vio despus que vino de la guerra de Gaula y algunas

cosas de las que hizo.

CAPITULO XVII

Cmo Amads era muy bien quisto en casa del rey Lisuarte, y de las nuevas que supo

de su hermano Galaor.

CAPITULO XVIII

De cmo Amads se combati con Angriote y con su hermano y los venci, los cuales

guardavan un passo de un valle en que defendan que ninguno tena ms hermosa

amiga que Angriote.

CAPITULO XIX

Cmo Amads fue encantado por el rey Arcalus porque l quiso desencantar y sacar

de prisin a la duea Grindalaya y a otros, y cmo escap de los encantamentos que

Arcalus le hava hecho.

CAPITULO XX

Cmo Arcalus llev nuevas a la corte del rey Lisuarte cmo Amads era muerto y de

los grandes llantos que en toda la corte por l se fizieron, en special Oriana.

CAPITULO XXI

Cmo don Galaor lleg a un monesterio muy llagado y stuvo all quinze das, en fin de

los cuales fue sano y lo que despus le sucedi.

CAPITULO XXII

De cmo Amads se parti del castillo de la duea, y de lo que le sucedi en el

camino.

CAPITULO XXIII

De cmo el rey Lisuarte, saliendo a caa como otras vezes sola, vio venir por el

camino tres cavalleros armados, y de lo que con ellos le acaesci.

CAPITULO XXIV

De cmo Amads y Galaor y Balis se deliberaron partir para el rey Lisuarte, y de las

aventuras que les ende vinieron.

CAPITULO XXV

Cmo Galaor veng la muerte del cavallero que havan hallado malamente muerto al

rbol de la encruzijada.

CAPITULO XXVI

Cmo recuenta lo que le acaei a Amads yendo en recuesta de la donzella que el

cavallero maltratada la llevava.

CAPITULO XXVII

Cmo Amads se combati con el cavallero que la donzella le hava furtado estando

durmiendo, y de cmo lo venci.

CAPITULO XXVIII

De lo que acaesci a Balis, que iva en busca del cavallero que ava hecho perder a

don Galaor el cavallo.

CAPITULO XXIX

Cmo el rey Lisuarte hizo cortes, y de lo que en ellas le avino.

CAPITULO XXX

De cmo Amads y Galaor y Balis se vinieron al palacio del rey Lisuarte, y de lo que

despus les avino.

CAPITULO XXXI

Cmo el rey Lisuarte fue a hazer sus cortes a la cibdad de Londres.

CAPITULO XXXII

Cmo el rey Lisuarte, estando ayuntadas las cortes, quiso saber su consejo de los

cavalleros de lo que fazer le convena.

CAPITULO XXXIII

Cmo estando el rey Lisuarte en gran plazer, se humill ante l una donzella cubierta

de luto a pedirle merced tal, que fue por l otorgada.

CAPITULO XXXIV

En que se demuestra la perdicin del rey Lisuarte y de todos sus acaescimientos a

causa de sus promessas, que eran lcitas de ser denegadas.

CAPITULO XXXV

Cmo Amads y Galaor supieron la traicin hecha, y se deliberaron de procurar, si

pudiessen, la libertad del rey y de Oriana.

CAPITULO XXXVI

Cmo don Galaor libert al rey Lisuarte de la prisin en que traidoramente lo levavan.

CAPITULO XXXVII

De cmo la nueva a la reina que era preso el rey Lisuarte, y de cmo Barsinn

essecutava su traicin, queriendo ser rey, y al fin fue perdido, y el rey restituido en su

reino.

CAPITULO XXXVIII

De cmo Amads vino en socorro de la cibdad de Londres, y mat al traidor de

Barsinn y puso toda la cibdad en sossiego.

CAPITULO XXXIX

De cmo el rey Lisuarte tuvo cortes que duraron dos das, en que se fizieron grandes

fiestas de muchos grandes que all vinieron, ass damas como cavalleros, de los cuales

quedaron all muchos algunos das.

CAPITULO XL

Cmo la batalla pass que Amads ava prometido hacer con Abiseos y sus dos hijos

en el castillo de Grovenesa a la fermosa nia Briolanja, en vengana de la muerte del

rey su padre.

CAPITULO XLI

Cmo don Galaor anduvo con la donzella en busca del cavallero que los ava

derribado hasta tanto que se combati con l, y de cmo en la mayor fuera de la

batalla le conosci cmo era su hermano Florestn.

CAPITULO XLII

Que recuenta de don Florestn cmo era hijo del rey Perin, y en qu manera havido

en una donzella muy hermosa, hija del Conde de Selandia.

CAPITULO XLIII

De cmo don Galaor y Florestn, yendo su camino para el reino de Sobradisa,

encontraron tres donzellas a la Fuente de los Olmos.

LIBRO SEGUNDO

Comiena el libro segundo de Amads de Gaula

CAPITULO XLIV

Cmo Amads, con sus hermanos y Agrajes, su cormano, se partieron adonde el rey

Lisuarte estava, y cmo les fue la aventura de ir a la nsola Firme encantada a provar

de las aventuras, y lo que all les acaesi.

CAPITULO XLV

De cmo Durn se parti con la carta de Oriana para Amads, y vista de Amads la

carta, dex todo lo que tena emprendido y se fue con una desesperacin a una selva

ascondidamente.

CAPITULO XLVI

De cmo Gandaln y Durn fueron tras Amads en rastro del camino que ava levado y

llevronle las armas que ava dexado, y de cmo le fallaron, y se combati con un

cavallero y le venci.

CAPITULO XLVII

Que recuenta quin era el cavallero vencido de Amads y de las cosas que le avan

ante acaescidas que fuese vencido por Amads.

CAPITULO XLVIII

De cmo don Galaor, Florestn y Agrajes se fueron en busca de Amads, y de cmo

Amads, dexadas las armas y mudado el nombre, se retraxo con un buen viejo en una

hermita a la vida solitaria.

CAPITULO XLIX

De cmo Durn, el paje de Oriana, torn a su seora con la respuesta del mensaje que

hava trado para Amads, y del llanto que ella hizo viendo la nueva.

CAPITULO L

De cmo Guiln el Cuidador tom el escudo y las armas de Amads que hall a la

Fuente de la Vega sin guarda ninguna y las traxo a la corte del rey Lisuarte.

CAPITULO LI

Que cuenta en qu manera, estando Beltenebros en la Pea Pobre, arribo a una nao

en que vena Corisanda en busca de su amante Florestn, y de las cosas que passaron

y de lo que recont en la corte del rey Lisuarte.

CAPITULO LII

De cmo la Donzella de Denamarcha fue en busca de Amads, y a caso de ventura,

despus de mucho trabajo, aport en la Pea Pobre, donde estava Amads, que se

llama Beltenebros, y de cmo se vinieron a ver con la seora Oriana.

CAPITULO LIII

De cmo don Galaor y Florestn y Agrajes se partieron de la nsola Firme en busca

de Amads, y de cmo anduvieron gran tiempo sin poder aver rastro dl, y as se

vinieron con todo desconsuelo a la corte do el rey Lisuarte estava.

CAPITULO LIV

Cmo estando el rey Lisuarte sobre tabla, entr un cavallero estrao armado de todas

armas y desafi al rey y a toda su corte y de lo que Florestn pass con l, y de cmo

Oriana fue consolada Amads fallado.

CAPITULO LV

De cmo Beltenebros mand hazer armas y todo aparejo para ir a ver a su seora

Oriana, y de las aventuras que le acaescieron en el camino, venciendo a don

Cuadragante y a los gigantes Famongomadn y Basagante.

CAPITULO LVI

De cmo Beltenebros, acabadas las aventuras dichas, se fue para la Fuente de los

Tres Caos, de donde concert la ida para Miraflores, donde su seora Oriana

estava, y de cmo un cavallero estrao traxo unas joyas de prueva de leales amadores

a la corte del rey, y l con su seora Oriana se fueron desconoidos por ganar la

gloria de la demanda en la prueva de bien amar.

CAPITULO LVII

De cmo Beltenebros y Oriana embiaron la Doncella de Denamarcha para saber la

respuesta de la corte que de seguro havan embiado demandar al rey, y de cmo

fueron a la prueva, y fueron los que ganaron la honra sobre todos.

CAPITULO LVIII

De cmo Beltenebros vino en Miraflores y estuvo con su seora Oriana despus de la

vitoria de la espada y tocado, y de all se fue para la batalla que estava aplazada con el

rey Cildadn, y de lo que en ella acaesci en el vencimiento que ovieron.

CAPITULO LIX

De cmo el rey Cildadn y don Galaor fueron llevados para curar y fueron puestos el

uno en una fuerte torre de mar cercada, el otro en un vergel de altas paredes y de

vergas de fierro adornado, donde cada uno dellos en s tornado, pens de estar en

prisin, no sabiendo por quin all eran trados y de lo que ms les avino.

CAPITULO LX

Cmo el rey vio venir una estraeza de fuegos por el mar, que era una fusta en que

Urganda vena, la Encantadora; y lo que le avino con ella.

CAPITULO LXI

De cmo el rey Lisuarte andava hablando con sus cavalleros que querra combatir la

isla del Lago Herviente por librar de la prisin al rey Arbn de Norgales y Angriote de

Estravus; y cmo estando ass, vino una donzella gigante por la mar, demand al rey

delante la reina y su corte que Amads se combatiesse con Ardn Canileo; y si fuesse

vencido el Ardn Canileo, quedara la isla sujeta al rey y daran los presos que tanto

sacar desseavan; y si Amads fuesse vencido, que no queran ms de cuanto le

dexassen llevar su cabea a Madasima.

CAPITULO LXII

Cmo se fizo la batalla entre don Bruneo de Bonamar y Madamn el Embidioso,

hermano de la donzella desemejada, y el levantamiento que fizieron con embidia a

estos cavalleros amigos de Amads por la cual Amads se despidi de la corte del rey

Lisuarte.

CAPITULO LXIII

Cmo Amads se despidi del rey Lisuarte, y con otros diez cavalleros, parientes y

amigos de Amads, los mejores y ms esforados de toda la corte, y siguieron su va

para la nsola Firme, donde Briolanja probava las aventuras de los firmes amadores y

de la cmara defendida, y de cmo determinaron de delibrar del poder del rey a

Madasima y a sus donzellas.

CAPITULO LXIV

Cmo Oriana se fall en gran cuita por la despedida de Amads y de los otros

cavalleros, y ms de hallarse preada; y de cmo doze de los cavalleros que con

Amads en la nsola Firme estavan vinieron a defender a Madasima y a las otras

donzellas que con ella estavan puestas en condicin de muerte sin haver justa razn

por que morir deviessen.

LIBRO TERCERO

Comiena el tercero libro de Amads de Gaula

CAPITULO LXV

De cmo Amads pregunt a su amo don Gandales nuevas de las cosas que pass en

la corte. Y de all se partieron l y sus compaeros para Gaula, y de las cosas que les

avino de aventuras en una isla que arribaron, donde defendieron del peligro de la

muerte a don Galaor, su hermano de Amads, y al rey Cildadn, de poder del gigante

Madarque.

CAPITULO LXVI

Cmo el rey Cildadn y don Galaor yendo su camino para la corte del rey Lisuarte

encontraron una duea que traa un fermoso donzel acompaado de doze cavalleros, y

fueles rogado por la duea que suplicassen al rey que lo armasse cavallero, lo cual fue

hecho y despus por el mesmo rey conosci ser su hijo.

CAPITULO LXVII

En que se recuenta la cruda batalla que ovo entre el rey Lisuarte y su gente con don

Galvanes y sus compaeros, y de la liberalidad y grandeza que fizo el rey despus del

vencimiento, dando la tierra a don Galvanes y a Madasima, quedando por sus vasallos

en tanto que en ella habitassen.

CAPITULO LXVIII

En que recuenta cmo, desque Amads y don Bruneo quedaron en Gaula, don Bruneo

estava muy contento y Amads triste, y como se acord de apartar don Bruneo de

Amads, yendo a buscar aventuras. Y Amads y su padre el rey Perin y Florestn

acordaron de venir socorrer al rey Lisuarte.

CAPITULO LXIX

Cmo los cavalleros de las armas de las sierpes embarcaron para su reino de Gaula, y

fortuna los ech donde por engao fueron puestos en gran peligro de la vida en poder

de Arcalus el Encantador; y de cmo, delibrados de all, embarcaron, tornando su

viaje, y don Galaor y Norandel vinieron acaso el mesmo camino buscando aventuras,

y de lo que les acaesi.

CAPITULO LXX

Que recuenta de Esplandin cmo stava en compaa de Nasciano el hermitao, y de

cmo Amads, su padre, se fue buscar aventuras, mudado el nombre en el Cavallero

de la Verde Spada, y de las grandes aventuras que huvo, recontando sus

vencimientos.

CAPITULO LXXI

Cmo el rey Lisuarte sali a caa con la reina y sus fijas, acompaado bien de

cavalleros, y fue a la montaa donde tena la hermita aquel santo hombre Naciano,

donde hall un muy apuesto donzel con una estraa aventura, el cual era fijo de Oriana

y de Amads, y fue por l muy bien tratado sin conoscerle.

CAPITULO LXXII

De cmo el cavallero de la Verde Espada, despus que se parti del rey Tafinor de

Bohemia para las nsolas de Romana, vio venir una muchedumbre de compaa donde

vena Grasinda; y un cavallero suyo llamado Bradansidel quiso por fuera fazer al

Cavallero de la Verde Espada venir ante su seora Grasinda, y de cmo se combati

con l y le venci.

CAPITULO LXXIII

De cmo el noble Cavallero de la Verde Spada, despus de partido de Grasinda para

ir a Constantinopla, le for fortuna en el mar de tal manera, que lo arrib en la nsola

del Diablo, donde fall una bestia fiera llamada Endriago, y al fin huvo el vencimiento

dello.

CAPITULO LXXIV

De cmo el Cavallero de la Verde Espada escrivi al Emperador de Constantinopla,

cuya era aquella nsola, cmo ava muerto aquella fiera bestia, y de la falta que tena de

bastimentos; lo cual el Emperador provey con mucha diligencia, y al cavallero pag

con mucha honra y amor la honra y servicio que l ava hecho en le delibrar aquella

nsola que perdida tena tanto tiempo ava.

CAPITULO LXXV

De cmo el Cavallero de la Verde Spada se parti de Constantinopla para cumplir la

promessa por l fecha a la muy fermosa Grasinda; y cmo, estando determinado de

partir con esta seora a la Gran Bretaa por complir su mandado, acaei andando a

caa que hall a don Bruneo de Bonamar malamente ferido, y tambin cuenta la

aventura con que Angriote d'Estravus se top con ellos, y se vinieron juntos a casa

de la fermosa Grasinda.

CAPITULO LXXVI

De cmo llegaron a la Alta Bretaa la reina Sardamira con los otros embaxadores que

el Emperador de Roma embiava para que le levassen a Oriana, fija del rey Lisuarte, y

de lo que les acaesci en una floresta donde se salieron a recrear con un cavallero

andante que los embaxadores maltrataron de lengua, y el pago que les dio de las

desmesuras que le dixeron.

CAPITULO LXXVII

Cmo la reina Sardamira embi su mensaje a don Florestn, rogndole, pues que

hava vencido los cavalleros ponindolos malparados, que quisiesse ser su aguardador

fasta el castillo de Miraflores, donde ella iva a hablar con Oriana; y de lo que all

passaron.

CAPITULO LXXVIII

De cmo el Cavallero de la Verde Espada, que despus llamaron el Cavallero Griego,

y don Bruneo de Bonamar y Angriote de Estravus se vinieron juntos por el mar

acompaando aquella muy fermosa Grasinda, que vena a la corte del rey Lisuarte, el

cual estava delibrado de embiar su fija Oriana al Emperador de Roma por muger; y de

las cosas que passaron declarando su demanda.

CAPITULO LXXIX

De cmo el Cavallero Griego y sus compaeros sacaron del mar a Grasinda y la

llevaron con su compaa a la plaa de las batallas, donde su cavallero ava de

defender su partido, cumpliendo su demanda.

CAPITULO LXXX

De cmo el rey Lisuarte embi por Oriana para la entregar a los romanos, y de lo que

le acaei con un cavallero de la nsola Firme, y de la batalla que pass entre don

Grumedn y los compaeros del Cavallero Griego contra los tres romanos

desafiadores; y de cmo, despus de ser vencidos los romanos, se fueron a la nsola

Firme los compaeros del Cavallero Griego, y de lo que all fizieron.

CAPITULO LXXXI

De cmo el rey Lisuarte entreg su fija muy contra su gana, y del socorro que Amads

con todos los otros cavalleros de la nsola Firme fizieron a la muy hermosa Oriana y la

levaron a la nsola Firme.

LIBRO CUARTO

Aqu comiena el cuarto libro del noble y virtuoso cavallero Amads de Gaula, fijo del

rey Perin y de la reina Elisena, en que trata de sus proezas y grandes hechos de armas

que l y otros cavalleros de su linaje hizieron.

CAPITULO LXXXII

Del grande duelo que fizo la reina Sardamira por la muerte del prncipe Salustanquidio.

CAPITULO LXXXIII

Cmo con acuerdo y mandamiento de la princessa Oriana aquellos cavalleros la

levaron a la nsola Firme.

CAPITULO LXXXIV

Cmo la infanta Grasinda, sabida la vitoria que Amads ava avido, se atavi,

acompaada de muchos cavalleros y damas, para salir a recebir a Oriana.

CAPITULO LXXXV

Cmo Amads fizo juntar aquellos seores, y el razonamiento que les fizo y lo que

sobre ello acordaron.

CAPITULO LXXXVI

Cmo todos los cavalleros fueron muy contentos de todo lo que don Cuadragante

propuso.

CAPITULO LXXXVII

Cmo todos lar cavalleros tenan mucha gana del servicio y honra de la infanta Oriana.

CAPITULO LXXXVIII

Cmo Amads habl con Grasinda, y lo que ella respondi.

CAPITULO LXXXIX

Cmo Amads embi otro mensajero a la reina Briolanja.

CAPITULO XC

Cmo don Cuadragante fabl con su sobrino Landn y le dixo fuesse a Irlanda y

fablasse con la reina su sobrina para que diesse lugar a algunos de sus vasallos le

viniessen a servir.

CAPITULO XCI

Cmo Amads embi al rey de Bohemia.

CAPITULO XCII

De cmo Gandaln habl con Mabilia y con Oriana, y lo que le mandaron que dixesse

a Amads.

CAPITULO XCIII

Cmo Amads y Agrajes, y todos aquellos cavalleros de alta guisa que con l estavan,

fueron ver y consolar a Oriana y a aquellas seoras que con ella estavan, y de las

cosas que passaron.

CAPITULO XCIV

Cmo lleg la nueva deste desbarato de los romanos y tomada de Oriana al rey

Lisuarte, y de lo que en ello fizo.

CAPITULO XCV

De la carta que la infanta Oriana embi a la reina Brisena, su madre, desde la nsola

Firme, donde estava.

CAPITULO XCVI

Cmo el rey Lisuarte demand consejo al rey Arbn de Norgales, y a don Grumedn

y a Guiln el Cuidador, y lo que ellos le respondieron.

CAPITULO XCVII

Cmo don Cuadra gante y Brian de Monjaste con fortuna se perdieron en la mar, y

cmo la ventura les hizo hallar a la reina Briolanja, y lo que con ella les avino.

CAPITULO XCVIII

De la embaxada que don Cuadragante y Brian de Monjaste traxeron del rey Lisuarte,

y lo que todos los cavalleros y seores que all estavan acordaron sobre ello.

CAPITULO XCIX

De cmo el maestro Elisabad lleg a la tierra de Grasinda, y de all pass al

Emperador de Constantinopla con el mandado de Amads y de lo que con l recaud.

CAPITULO C

Cmo Gandaln lleg en Gaula, y fabl al rey Perin lo que su seor le mand, y la

respuesta que uvo.

CAPITULO CI

De cmo Lasindo, escudero de don Bruneo de Bonamar, lleg con el mandado de su

seor al Marqus y a Branfil, y lo que con ellos fizo.

CAPITULO CII

Cmo Isanjo lleg con el mandado de Amads al buen rey de Bohemia, y el gran

recaudo que en l fall.

CAPITULO CIII

Cmo Landn, sobrino de don Cuadragante, lleg en Irlanda, y lo que con la reina

recaud.

CAPITULO CIV

Cmo don Guiln el Cuidador lleg en Roma con el mandado del rey Lisuarte, su

seor, y de lo que hizo en su embaxada con el emperador Patn.

CAPITULO CV

Cmo Grasandor, hijo del rey de Bohemia, se encontr con Giontes, y lo que le avino

con l.

CAPITULO CVI

Cmo el Emperador de Roma lleg en la Gran Bretaa con su flota, y de lo que l y el

rey Lisuarte fizieron.

CAPITULO CVII

Cmo el rey Perin movi la gente del real contra sus enemigos, y cmo reparti las

hazes para la batalla.

CAPITULO CVIII

Como, sabido por Arcalus el Encantador cmo estas gentes se adereavan para

pelear, embi a ms andar a llamar al rey Arvigo y, sus compaas.

CAPITULO CIX

Cmo el Emperador de Roma y el rey Lisuarte se ivan con todas sus compaas

contra la nsola Firme buscar a sus enemigos.

CAPITULO CX

Cmo da cuenta por qu causa este Gasquiln, rey de Suesa, embi su escudero con

la demanda que odo havis a Amads.

CAPITULO CXI

Cmo sucedi en la segunda batalla a cada una de las partes, y por qu causa la

batalla se parti.

CAPITULO CXII

Cmo el rey Lisuarte fizo levar el cuerpo del Emperador de Roma a un monesterio, y

cmo fabl con los romanos sobre aquel fecho en que estava, y la respuesta que le

dieron.

CAPITULO CXIII

Cmo, sabido por el santo hermitao Nasciano que a Esplandin, el hermoso donzel,

cri esta gran rotura destos reyes, se dispuso a los poner en paz, y de lo que en ello

hizo.

CAPITULO CXIV

De cmo el santo hombre Nasciano torn con la respuesta del rey Perin al rey

Lisuarte, y lo que se concert.

CAPITULO CXV

Cmo sabida por el rey Arvigo la partida destas gentes, acord de pelear con el rey

Lisuarte.

CAPITULO CXVI

De la batalla que el rey Lisuarte uvo con el rey Arvigo y sus compaas y cmo fue el

rey Lisuarte vencido, y socorrido por Amads de Gaula, aquel que nunca falt de

socorrer al menesteroso.

CAPITULO CXVII

Cmo Amads iva en socorro del rey Lisuarte, y lo que le contesi en el camino antes

que a l llegasse.

CAPITULO CXVIII

De cmo el rey Lisuarte hizo juntar los reyes y grandes seores y otros muchos

cavalleros en el monesterio de Lubaina, que all con l estavan, y les dixo los grandes

servicios y honras que de Amads de Gaula ava recebido, y el galardn que por ellos

le dio.

CAPITULO CXIX

Cmo el rey Lisuarte lleg a la villa de Vindilisora, donde la reina Brisena, su muger,

estava, y cmo con ella y con su hija acord de se bolver a la nsola Firme.

CAPITULO CXX

Cmo el rey Perin y sus compaas se tornaron a la nsola Firme, y de lo que hizieron

antes que el rey Lisuarte all con ellos fuesse.

CAPITULO CXXI

Cmo don Bruneo de Bonamar y Angriote d'Estravus y Branfil fueron en Gaula por

la reina Elisena y por don Galaor, y la aventura que les avino a la venida que

bolvieron.

CAPITULO CXXII

De lo que acontesci a don Bruneo de Bonanar en el socorro que ivan a hazer con la

reina de Dacia, y Angriote d'Estravus y a Branfil.

CAPITULO CXXIII

Cmo el rey Lisuarte y la reina Brisena, su mujer, y su fija Leonoreta vinieron a la

nsola Firme, y cmo aquellos seores y seoras los salieron a recebir.

CAPITULO CXXIV

Cmo Amads hizo casar a su cormano Dragons con la infanta Estrelleta, y que fuesse

a ganar la Profunda nsola donde fuesse rey.

CAPITULO CXXV

Cmo los reyes se juntaron a dar orden en las bodas de aquellos grandes seores y

seoras, y lo que en ello se hizo.

CAPITULO CXXVI

De cmo Urganda la Desconocida junt todos aquellos reyes y cavalleros cuantos en

la nsola Firme estavan, y las grandes cosas que les dixo passadas y presentes y por

venir, y cmo al cabo se parti.

CAPITULO CXXVII

Cmo Amads se parti solo con la duea que vino por la mar por vengar la muerte

del cavallero muerto que en el barco traa, y de lo que le avino m aquella demanda.

CAPITULO CXXVIII

Cmo Amads se iva con la duea contra la nsola del gigante llamado Baln, y fue en

su compaa el cavallero governador de la nsola del Infante.

CAPITULO CXXIX

De cmo Darioleta haza duelo por el gran peligro en que Amads estava.

CAPITULO CXXX

Cmo estando Amads en la nsola de la Torre Bermeja sentado en unas peas sobre

la mar fablando con Grasandor en las cosas de su seora Oriana, vio venir una fusta,

de donde supo nuevas de la flota, que era ida a Sansuea y a las nsolas de Landas.

CAPITULO CXXXI

Cmo Agrajes y don Cuadragante y don Bruneo de Bonamar, con otros muchos

cavalleros, vinieron a ver al gigante Baln, y de lo que l passaron.

CAPITULO CXXXII

Que fabla de la respuesta que dio Agrajes al gigante Baln sobre la habla que l hizo.

CAPITULO CXXXIII

Cmo despus que el rey Lisuarte se torn desde la nsola Firme a su tierra, fue preso

por encantamiento, y de lo que sobre ello acaesci.

En 1492 un tal Garci Rodrguez de Montalvo, que en ocasiones aparece tambin como

Rodrguez de Montalvn o Gutirrez, y de quien slo se sabe que fue regidor de Medina

del Campo, recogi los manuscritos annimos de los tres libros que entonces

conformaban la historia de Amads de Gaula. De stos, cuyo origen -tal vez espaol,

quin sabe si portugus- slo quedan algunos folios descubiertos en 1956. Por ellos se

sabe que la labor de Rodrguez de Montalvo fue algo ms que la del simple editor: el

texto primitivo se cree que pudo haber sido redactado alrededor del ao 1300, y que tuvo

amplia difusin a lo largo de los siglos XIV y XV; l moderniz el lenguaje, sobre todo a

partir del libro segundo, recort lo que consider superfluo, aadi comentarios que

suavizaran la controvertida moralidad del texto original y modific algunas escenas, en

especial el final del tercer libro, para hacerlo ms feliz. Por ltimo, escribi una cuarta

parte en que los hasta cierto punto liberales amoros entre los caballeros y sus damas

tuvieran un desenlace aceptable: el matrimonio.

Algn tiempo despus, escribira la primera de siete secuelas de la saga de Gaula: Las

Sergas de Espladin. Amads, su hijo Espladin, sus sobrinos, nietos y bisnietos

causaran furor entre plebeyos y cortesanos -sobre todo estos ltimos- a lo largo del siglo

XVI. Slo la llegada de don Quijote, cuya locura se debe a su anacrnica admiracin

hacia el patriarca de la saga, pudo terminar con un gnero que inspir a varias

generaciones de caballeros, soldados, y conquistadores de las Amricas.

La novela cuenta la historia de Amads de Gaula, nacido de reyes fuera del matrimonio y

echado al mar para esconder la deshonra. Criado en Escocia por un noble seor, acude

muy joven a la corte del rey Lisuarte para iniciarse como caballero. All conoce a la

princesa Oriana, que ser el objeto de todos sus desvelos y tributos. Amads -conocido

entonces como Doncel del Mar- se revela pronto como uno de los mejores caballeros de

la Bretaa, tanto por su habilidad en el combate como por su valor, justicia y fidelidad.

Recorre el orbe defendiendo a doncellas injuriadas y, como dira Cervantes, "desfaciendo

entuertos". Al conocerse su verdadera identidad, contina junto a hermanos, parientes y

amigos de su misma condicin sus aventuras por mundos reales o maravillosos, hasta

alcanzar el favor definitivo de la bella Oriana.

Amads de Gaula es la primera y ms importante novela de caballeras de la literatura

espaola. Pese a inspirarse en el llamado ciclo bretn -casi siempre vinculado al mito del

rey Arturo- del roman courtois francs, lo super con creces y se convirti rpidamente

en modelo literario para toda Europa.

LIBRO PRIMERO

PRLOGO

Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de las armas en escrito dejaron,

cun breve fue aquello que en escrito de verdad en ellos pas, as como las batallas de

nuestro tiempo que por nos fueron vistas nos dieron clara experiencia y noticia, quisieron

sobre algn cimiento de verdad componer tales y tan extraas hazaas con que no

solamente pensaron dejar en perpetua memoria a los que aficionados fueron, mas

aqullos por quien ledas fuesen en grande admiracin, como por las antiguas historias de

los griegos y troyanos y otros que batallaron, parece, por escrito. As lo dice Salustio, que

tanto los hechos de los de Atenas fueron grandes cuando los sus escritores lo quisieron

creer y ensalzar. Pues si en el tiempo de estos oradores que ms en las cosas de fama que

de inters se ocupaban sus juicios y fatigaban sus espritus, acaeciera aquella santa

conquista que el nuestro muy esforzado y catlico rey don Fernando hizo del reino de

Granada, cuantas flores, cuantas rosas en ella por ellos fueron sembradas, as en lo

tocante al esfuerzo de los caballeros en las revueltas, escaramuzas y peligrosos combates

y en todas las otras cosas de afrentas y trabajos que para tal guerra se aparejaron, como en

los esforzados razonamientos del gran rey a los sus altos hombres en las reales tiendas

ayuntados y las obedientes respuestas por ellos dadas y, sobre todo, las grandes alabanzas

y los crecidos loores que merece por haber emprendido y acabado jomada tan catlica.

Por cierto creo yo que as lo verdadero como lo fingido que por ellos fuera recontado en

la fama de tan gran prncipe, con justa causa sobre tan ancho y verdadero cimiento

pudiera en las nubes tocar, como se puede creer que por los sus sabios cronistas, si les

fuera dado segn la antigedad de aquel estilo en memoria a los venideros por escrito

dejaran, poniendo con justa causa en mayor grado de fama y alteza verdadera los sus

grandes hechos que los de los otros emperadores que con ms aficin que con verdad que

los nuestros rey y reina fueron loados, pues, que tanto ms los merecen, cuanto es la

diferencia de las leyes que tuvieron, que los primeros sirvieron al mundo que les dio tal

galardn y los nuestros al Seor, el que con tan conocido amor y voluntad ayudar y

favorecer los quiso, por los hallar tan dignos en poner en ejecucin con mucho trabajo y

gasto lo que tanto su servicio es. Y si por ventura algo ac en olvido quedare, no quedar

ante la su real majestad, donde les tiene aparejado el galardn que por ello merecen.

Otra manera de ms convenible crdito tuvo en la su historia aquel grande historiador

Tito Livio para ensalzar la honra y fama de los sus romanos, que apartndolos de las

fuerzas corporales les lleg al ardimiento y esfuerzo del corazn, porque si en lo primero

alguna duda se halla, en lo segundo no se hallara, que si l por muy extremado esfuerzo

dej memoria la osada del que el brazo se quem y de aqul que de su propia voluntad le

lanz en el peligroso lago, ya por nos fueron vistas otras semejantes cosas de aqullos

que, menospreciando las vidas, quisieron recibir la muerte por a otros la quitar, de guisa

que por lo que vimos podemos creer lo suyo que lemos, aunque muy extrao nos

parezca. Pero por cierto en toda la su grande historia no se hallara ninguno de aquellos

golpes espantosos, ni encuentros milagrosos que en las otras historias se hallan, como de

aquel fuerte Hctor se recuenta, y del famoso Aquiles, del esforzado Troylus y del

valiente Ajas Talemn, y otros muchos de que gran memoria se hace, segn la aficin de

aqullos que por el escrito los dejaron, asi stas como otras ms cercanas a nos de aquel

sealado duque Godofredo de Bulln en el golpe de espada que en la puente de Antoco

dio, y del turco armado, que casi dos pedazos hizo siendo ya rey de Jerusaln. Bien se

puede y debe creer haber habido Troya y ser cercada y destruida por los griegos y

asimismo ser conquistada Jerusaln, con otros muchos lugares, por este duque y sus

compaeros, mas semejantes golpes que stos atribuyamos, los ms a los escritores,

como ya dije, que haber en efecto de verdad pasado.

Otros hubo de ms baja suerte que escribieron, que no solamente no edificaron sus obras

sobre algn cimiento de verdad mas ni sobre el rastro de ella. Estos son los que

compusieron las historias fingidas en que se hallan las cosas admirables fuera de la orden

de natura, que ms por nombre de patraas que de crnicas, con mucha razn deben ser

tenidas y llamadas. Pues vemos ahora si las afrentas de las armas que acaecen son

semejantes a aqullas que casi cada da vemos y pasamos y an por la mayor parte

desviadas de la virtud y buena conciencia y aqullas que muy extraas y graves nos

parecen, sepamos ser compuestas y fingidas, qu tomaremos de las unas y otras que

algn fruto provechoso nos acarreen? Por cierto, a mi ver, otra cosa no, salvo los buenos

ejemplos y doctrinas que ms a la salvacin nuestra se allegaren, porque siendo permitido

de ser imprimida en nuestros corazones la gracia del muy alto Seor para ella nos allegar,

tomemos por alas con que nuestras nimas suban a la alteza de la gloria para donde

fueron criadas.

Y yo esto considerando, deseando que de m alguna sombra de memoria quedase, no me

atreviendo a poner en mi flaco ingenio en aquello que los ms cuerdos sabios se

ocuparon, qusele juntar con estos postrimeros que las cosas ms livianas y de menor

sustancia escribieron por ser a l segn su flaqueza ms conformes, corrigiendo estos tres

libros del Amads que por falta de los malos escritores o componedores muy corruptos o

viciosos se lean y trasladando y enmendando el libro cuarto con las Sergas de

Esplandin, su hijo, que hasta aqu no es memoria de ninguno ser visto que por gran

dicha pareci en una tumba de piedra que debajo de la tierra en una ermita cerca de

Constantinopla fue hallada y trado por un hngaro, mercader a estas partes de Espaa, en

la letra y pergamino tan antiguo que con mucho trabajo se pudo leer por aqullos que la

lengua saban, en los cuales cinco libros, comoquiera que hasta aqu ms por patraas que

por crnicas eran tenidos, son con tales enmiendas acompaados de tales ejemplos y

doctrinas que con justa causa se podrn comparar a los livianos y febles saleros de corcho

que con tiras de oro y de plata son encarcelados y guarnecidos, porque as los caballeros

mancebos como los ms ancianos hallen en ellos lo que a cada uno conviene. Y si por

ventura en esta mal ordenada obra algn yerro pareciere de aqullos que en lo divino y

humano son prohibidos, demando humildemente de ello perdn, pues que teniendo, y

creyendo yo firmemente, todo lo que la Santa Madre Iglesia tiene y manda, ms simple

discrecin que la obra fue de ello causa.

LOS CUATRO LIBROS DEL INVENCIBLE CABALLERO AMADS DE GAULA EN

QUE SE TRATAN SUS MUY ALTOS HECHOS DE ARMAS Y APACIBLES

CABALLERAS

AQU COMIENZA EL PRIMER LIBRO DEL ESFORZADO CABALLERO AMADS

HIJO DEL REY PERIN DE GAULA Y DE LA REINA ELISENA

El cual fue corregido y enmendado por el honrado y virtuoso caballero GARCI

RODRGUEZ DE MONTALVO, regidor de la villa de Medina del Campo, y corrigile

de los antiguos originales que estaban corruptos y mal compuestos en antiguo estilo por

falta de los diferentes y malos escritores, quitando muchas palabras superfluas, y

poniendo otras de ms pulido y elegante estilo tocantes a la caballera y actos de ella.

No muchos aos despus de la Pasin de nuestro Redentor y Salvador Jesucristo, fue un

rey muy cristiano en la pequea Bretaa, por nombre llamado Garinter, el cual, siendo en

la ley de la verdad de mucha devocin y buenas maneras acompaado. Este rey hubo dos

hijas en una noble duea su mujer, y la mayor casada con Languines, rey de Escocia, y

fue llamada la duea de la Guirnalda, porque el rey su marido nunca la consinti cubrir

sus hermosos cabellos sino de una muy rica guirnalda, tanto era pagado de los ver; de

quien fueron engendrados Agrajes y Mabilia, que as de uno como caballero y de ella

como doncella en esta gran historia mucha mencin se hace. La otra hija, que Elisena fue

llamada, en gran cantidad mucho ms hermosa que la primera fue; y comoquiera que de

muy grandes prncipes en casamiento demandada fuese, nunca con ninguna de ellos casar

le plugo, antes su retraimiento y santa vida dieron causa a que todos beata perdida la

llamasen, considerando que persona de tan gran guisa, dotada de tanta hermosura, de

tantos grandes por matrimonio demandada, no le era conveniente tal estilo de vida tomar.

Pues este dicho rey Garinter siendo en asaz crecida edad, por dar descanso a su nimo

algunas veces a monte y a caza iba. Entre las cuales saliendo un da desde una villa suya

que Alima se llamaba, siendo desviado de las armadas y de los cazadores andando por la

floresta sus horas rezando, vio a su siniestra una brava batalla de un solo caballero que

con dos se combata, l conoci a los dos caballeros que sus vasallos eran, que por ser

muy soberbios y de malas maneras y muy emparentados, muchos enojos de ellos haba

recibido. Mas aqul que con ellos se combata no los pudo conocer y no se fiando, tanto

en la bondad del uno que el miedo de los dos se quitase, apartndose de ellos la batalla

miraba, en fin de la cual por mano de aqul de los dos fueron vencidos y muertos. Esto

hecho el caballero se vino contra el rey y como solo lo viese, djole:

Buen hombre, qu tierra es sta, que as son los caballeros andantes salteados?.

El rey le dijo:

No os maravillis de eso, caballero, que as como en las otras tierras hay buenos

caballeros y malos, as los hay en sta, y esto que decs no solamente a muchos han hecho

grandes males y desaguisados, mas aun al mismo rey su seor sin que de ellos justicia

hacer pudiese; por ser muy emparentados han hecho enormes agravios y tambin por esta

montaa tan espesa donde se acogan.

El caballero le dijo:

Pues a ese rey que decs vengo yo a buscar de luenga tierra y le traigo nuevas de un su

gran amigo, y si sabis dnde hallarlo pueda rugoos que me lo digis.

El rey le dijo:

Comoquiera que acontezca no dejar de os decir la verdad, sabed ciertamente que yo

soy el rey que demandis.

El caballero quitando el escudo y yelmo, y dndolo a su escudero lo fue a abrazar

diciendo ser el rey Perin de Gaula que mucho le haba deseado conocer. Mucho fueron

alegres estos dos reyes en se haber as juntado, y hablando en muchas cosas se fueron a la

parte donde los cazadores eran para se acoger a la villa, pero antes le sobrevino un ciervo

que de las armadas muy cansado se colara, tras el cual los reyes ambos al ms correr de

sus caballos fueron pensando lo matar, mas de otra manera les acaeci, que saliendo de

unas espesas matas un len delante de ellos al ciervo alcanz y mat, habindole abierto

con sus muy fuertes uas, bravo y mal continente contra los reyes mostraba. Y como as

el rey Perin le viese, dijo:

Pues no estaris tan saudo que parte de la caza no nos dejis.

Y tomando sus armas descendi del caballo, que adelante, espantado del fuerte len ir no

quera, poniendo su escudo delante, la espada en la mano al len se fue, que las grandes

voces que el rey Garinter le daba no lo pudieron estorbar. El len asimismo dejando la

presa contra l se vino y juntndose ambos tenindole el len debajo en punto de le

matar, no perdiendo el rey su gran esfuerzo, hirindole con su espada por el vientre, lo

hizo caer muerto ante s, de que el rey Garinter mucho espantado entre s deca:

No sin causa tiene aqul fama del mejor caballero del mundo. Esto hecho, recogida

toda la campaa hizo en dos palafrenes cargar el len y el ciervo y llevarlos a la villa con

gran placer. Donde siendo de tal husped la reina avisada, los palacios de grandes y ricos

atavos, y las mesas puestas hallaron; en la una ms alta se sentaron los reyes y en la otra

junto con ella, Elisena, su hija; y all fueron servidos como en casa de tan buen hombre se

deba. Pues estando en aquel solaz, como aquella infanta tan hermosa fuese y el rey

Perin por el semejante, y la fama de sus grandes cosas en armas por todas las partes del

mundo divulgadas, en tal punto y hora se miraron que las gran honestidad y santa vida de

ella no pudo tanto, que de incurable y muy gran amor presa no fuese, y el rey asimismo

de ella, que hasta entonces su corazn, sin ser juzgado a otra ninguna, libre tena, de guisa

que as el uno como el otro estuvieron todo el comer casi fuera de sentido. Pues alzadas

las mesas, la reina se quiso acoger a su cmara y levantndose Elisena cayle de la falda

un muy hermoso anillo que para se levar del dedo quitara y con la gran turbacin no tuvo

acuerdo de lo all tornar y bajse por tomarlo, mas el rey Perin que cabe ella estaba

quiso se lo dar, as que las manos llegaron a una sazn y el rey tomle la mano y

apretsela. Elisena torn muy colorada y mirando al rey con ojos amorosos le dijo pasito

que le agradeca aquel servicio.

Ay, seora! dijo l, no ser el postrimero; mas todo el tiempo de mi vida ser

empleado en os servir.

Ella se fue tras su madre con tan gran alteracin que casi la vista perdida llevaba, de lo

cual se sigui que esta infanta, no pudiendo sufrir aquel nuevo dolor que con tanta fuerza

al viejo pensamiento vencido haba, descubri su secreto a una doncella suya, de quien

mucho fiaba, que Darioleta haba nombre, y con lgrimas de sus ojos y ms del corazn

le demand consejo en cmo podra saber si el rey Perin otra mujer alguna amase, y si

aquel tan amoroso semblante que a ella mostrado haba, si le viniera en la manera y con

aquella fuerza que en su corazn haba sentido. La doncella, espantada de mudanza tan

spita en persona tan desviada de auto semejante, habiendo piedad de tan piadosas

lgrimas, le dijo:

Seora, bien veo yo que segn la demasiada pasin que aquel tirano amor en vos ha

puesto, que no ha dejado de vuestro juicio lugar donde consejo ni razn aposentados ser

puedan, y por esto, siguiendo yo, no a lo que a vuestro servicio debo, mas a la voluntad y

obediencia, har aquello que mandis, por la va ms honesta que de mi poca discrecin y

mucha gana de os servir hallar pudieren.

Entonces partindose de ella se fue contra la cmara donde el rey Perin posaba y hall a

su escudero a la puerta con los paos que le quera dar de vestir, y djole:

Amigo, id vos a hacer algo, que yo quedar con vuestro seor y le dar recaudo.

El escudero, pensando que aquello por ms honra se haca, dile los paos y partise de

all. La doncella entr en la cmara do el rey estaba en su cama, y como la vio, conoci

ser aqulla con quien haba visto ms que con otra a Elisena hablar, como que en ella ms

que en otra alguna se fiaba, y crey que no sin algn remedio para sus mortales deseos

all era venida, y estremecindosele el corazn le dijo:

Buena doncella, qu es lo que queris?.

Daros de vestir, dijo ella.

Eso al corazn haba de ser dijo l, que de placer y alegra muy despojado y

desnudo est.

En qu manera?, dijo ella.

En que viniendo yo a esta tierra dijo el rey, con entera libertad, solamente

temiendo las aventuras que de las armas ocurrirme podan, no s en qu forma entrando

en esta casa de estos vuestros seores, soy llagado de herida mortal, y si vos, buena

doncella, alguna medicina para ella me procuraseis, de m serais muy bien galardonada.

Cierto, seor dijo ella, por muy contenta me tendra en hacer servicio a tan alto

hombre de tan buen caballero como vos sois, si supiese en qu.

Si me vos prometis dijo el rey, como leal doncella de lo no descubrir, sino all

donde es razn, yo os lo dir.

Decdmelo sin recelo dijo ella, que enteramente por m guardado os ser.

Pues amiga, seora dijo l, dgoos que en fuerte hora yo mir la gran hermosura

de Elisena vuestra seora, que atormentado de cuitas y congojas soy hasta en punto de la

muerte, en la cual si algn remedio no hallo, no se me podr excusar.

La doncella, que el corazn de su seora enteramente en este caso saba, como ya arriba

osteis, cuando esto oy fue muy alegre, y djole:

Mi seor, si me vos prometis, como rey, en todo guardar la verdad a que ms que

ningn otro que no lo sea obligado sois, y como caballero que segn vuestra fama por la

sostener tantos afanes y peligros habr pasado, de la tomar por mujer cuando tiempo

fuere, yo la pondr en parte donde no solamente vuestro corazn satisfecho sea, mas el

suyo que tanto o por ventura ms que l es culta y en dolor de esa misma llaga herido, y

si esto no se hace, no vos la cobraris ni yo creer ser vuestras palabras de leal y honesto

amor salidas.

El rey, que en voluntad estaba ya imprimida la permisin de Dios para que de eso se

siguiese lo que adelante oiris, tom la espada que cabe s tena y poniendo la diestra

mano en la cruz dijo:

Yo juro en esta cruz y espada con que la orden de caballera recib, de hacer eso que

vos, doncella, me peds, cada que por vuestra seora Elisena demandado me fuere.

Pues ahora holgad dijo ella, que yo cumplir lo que dije.

Y partindose de l se torn a su seora y contndole la que con el rey concertara, muy

grande alegra en su nimo puso, y abrazndola le dijo:

Mi verdadera amiga, cuando ver yo la hora que en mis brazos tenga aqul que por

seor me habis dado.

Yo os lo dir dijo ella: Ya sabis, seora, cmo aquella cmara en que el rey

Perin est tiene una puerta que a la huerta sale, por donde vuestro padre algunas veces

sale a recrear, que con las cortinas ahora cubierta est, de que yo la llave tengo; pues

cuando el rey de all salga yo la abrir y siendo tan noche que los del palacio sosieguen,

por all podremos entrar sin que de ninguno sentidas seamos, y cuando sazn sea salir yo

os llamar y tornar a vuestra cama.

Elisena, que esto oy, fue atnita de placer que no pudo hablar y tornndose en s djole:

Mi amiga, en vos dejo toda mi hacienda, mas cmo se har lo que decs, que mi padre

est dentro en la cmara con el rey Perin, y si lo sintiese seramos todos en gran

peligro?.

Eso dijo la doncella, dejad a m que yo lo remediar.

Con esto se partieron de su habla y pasaron aquel da los reyes y la reina y la infanta

Elisena en su comer y cenar como antes, y cuando fue noche. Darioleta apart al

escudero del rey Perin y djole:

Ay, amigo, decidme si sois hombre hidalgo!.

S soy dijo l, y aun hijo de caballero, mas por qu me lo preguntis?.

Yo os lo dir dijo ella, porque querra saber de vos una cosa; rugoos, por la fe

que a Dios debis y al rey vuestro seor, me la digis.

Por Santa Mara dijo l, toda cosa que yo supiese os dir, con tal que no sea en

dao de mi seor.

Eso os otorgo yo dijo la doncella, que ni os preguntar en dao suyo, ni vos

tendrais razn de que me lo decs, mas lo que yo quiero saber es que me digis cul es la

doncella que vuestro seor ama de extremado amor.

Mi seor dijo l, ama a todas en general, mas cierto no le conozco ninguna que l

ame de la guisa que decs.

En esto hablando, lleg el rey Garinter donde ellos estaban hablando y vio a Darioleta

con el escudero y llamndola le dijo:

T, qu tienes que hablar con el escudero del rey?.

Por Dios, seor, yo os lo dir, l me llam y me dijo que su seor ha por costumbre de

dormir solo y cierto que siente mucho empacho con vuestra compaa.

El rey se parti de ella y fuese al rey Perin y djole:

Mi seor, yo tengo muchas cosas de librar en mi hacienda y levntome a la hora de los

maitines, y por vos no dar enojo, tengo por bien que quedis solo en la cmara.

El rey Perin le dijo:

Haced, seor, en ello como os ms pluguiere.

As place a m, dijo l. Entonces conoci l que la doncella le dijera verdad y mand a

sus reposteros que luego sacasen su cama de la cmara del rey Perin. Cuando Darioleta

vio que as en efecto viniera lo que deseaba, fuese a Elisena, su seora, y contselo todo

como pasara.

Amiga, seora dijo ella: ahora creo, pues, que Dios as lo endereza, que esto que,

al presente, yerro parece, adelante ser algn servicio suyo.

Decidme lo que haremos, que la gran alegra que tengo me quita gran parte del juicio.

Seora dijo la doncella, hagamos esta noche lo que concertado est, que la puerta

de la cmara que os dije que ya la tengo abierta.

Pues a vos dejo el cargo de me llevar cundo tiempo fuere.

As estuvieron ellas hasta que todos se fueron a dormir.

CAPITULO 1

Cmo la infanta Elisena y su doncella Darioleta fueron a la cmara donde el rey Perin

estaba.

Como la gente fue sosegada, Darioleta se levant y tom a Elisena as desnuda como en

su lecho estaba, solamente la camisa y cubierta de un manto, y salieron ambas a la huerta

y la luna haca muy clara. La doncella mir a su seora y abrindole el manto catle el

cuerpo y djole riendo:

Seora, en buena hora naci el caballero que os esta noche habr.

Y bien deca, que sta era la ms hermosa doncella de rostro y de cuerpo que entonces se

saba. Elisena se sonri y dijo:

As lo podis por mi decir, que nac en buena ventura en ser llegada a tal caballero.

As llegaron a la puerta de la cmara. Y comoquiera que Elisena fuese a la cosa que en el

mundo ms amaba, tremale todo el cuerpo y la palabra, que no poda hablar, y como en

la puerta tocaron para abrir, el rey Perin, que as con la gran congoja que en su corazn

tena, como con la esperanza en que la doncella le puso no haba podido dormir, y aquella

sazn ya cansado, y del sueo vencido adormecise y soaba que entraba en aquella

cmara por una falsa puerta y no saba quin a l iba y le meta las manos por los

costados y sacndole el corazn le echaba en un ro, y l deca:

Por qu hicisteis tal crudeza?.

No es nada esto deca l, que all os queda otro corazn que yo os tomar, aunque

no ser por mi voluntad.

El rey, que gran cuita en s tena, despert despavorido y comenzse a santiguar. A esta

sazn haban ya las doncellas la puerta abierto y entraban por ella y como lo sinti

temise de traicin por lo que soara, y levantando la cabeza vio por entre las cortinas

abierta la puerta, de lo que l nada no saba, y con la luna que por ella entraba vio el bulto

de las doncellas. As que saltando de la cama do yaca tom su espada y escudo y fue

contra aquella parte do visto les haba. Y Darioleta, cuando as lo vio, djole:

Qu es esto, seor?, tirad vuestras armas que contra nos poca defensa nos tendr.

El rey, que la conoci, mir y vio a Elisena su muy amada y echando la espada y su

escudo en tierra cubrise de un manto que ante la cama tena con que algunas veces se

levantaba y fue a tomar a su seora entre los brazos y ella le abraz como aqul que ms

que a s amaba. Darioleta le dijo:

Quedad, seora, con ese caballero que aunque vos como doncella hasta aqu de

muchos os defendisteis y l asimismo de otras se defendi, no bastaron vuestras fuerzas

para os defender el uno del otro.

Y Darioleta mir por la espada do el rey la haba arrojado y tomla en seal de la jura y

promesa que le haba hecho en razn de casamiento de su seora y salise a la huerta. El

rey qued solo con su amiga, que a la lumbre de tres hachas que en la cmara ardan la

miraba parecindole que toda la hermosura del mundo en ella era junta, tenindose por

muy bienaventurado en que Dios a tal estado le trajera; y as abrazados se fueron a echar

en el lecho, donde aqulla que tanto tiempo con tanta hermosura y juventud, demandada

de tantos prncipes y grandes hombres se haba defendido, quedando con libertad de

doncella, en poco ms de un da, cuando el su pensamiento ms de aquello apartado y

desviado estaba, el cual amor rompiendo aquellas fuertes ataduras de su honesta y santa

vida, se la hizo perder, quedando de all adelante duea. Por donde se da a entender que

as como las mujeres apartando sus pensamientos de las mundanas cosas, despreciando la

gran hermosura de que la natura las dot, la fresca juventud que en mucho grado la

acrecienta, los vicios y deleites que con las sobradas riquezas de sus padres esperaban

gozar, quieren por salvacin de sus nimas ponerse en las casas pobres encerradas,

ofreciendo con toda obediencia sus libres voluntades a que sujetas de las ajenas sean,

viendo pasar su tiempo sin ninguna fama ni gloria del mundo, como saben que sus

hermanas y parientas lo gozan, as deben con mucho cuidado atapar las orejas, cerrar los

ojos excusndose de ver parientes y vecinos, recogindose en las oraciones santas,

tomndolo por verdaderos deleites as como lo son, porque con las hablas, con las vistas,

su santo propsito daando, no sea as como lo fue el de esta hermosa infanta Elisena,

que en cabo de tanto tiempo que guardarse quiso, en slo un momento viendo la gran

hermosura de aquel rey Perin fue su propsito mudado de tal forma que si no fuera por

la discrecin de aquella doncella suya, que su honra con el matrimonio reparar quiso, en

verdad ella de todo punto era determinada de caer en la peor y ms baja parte de su

deshonra, as como otras muchas que en este mundo contarse podran, que por no se

guardar de lo ya dicho lo hicieron y adelante harn, no lo mirando. Pues as estando los

dos amantes en su solaz, Elisena pregunt al rey Perin si su partida sera breve, y l le

dijo:

Por qu, mi buena seora, lo preguntis?.

Porque esta buena ventura dijo ella que en tanto gozo y descanso a mis mortales

deseos ha puesto, ya me amenaza con la gran tristura y congoja que vuestra ausencia me

pondr a ser por ella ms cerca de la muerte que no de la vida.

Odas por l estas razones, dijo:

No tengis temor de eso, que aunque este mi cuerpo de vuestra presencia sea partido,

el mi corazn junto con el vuestro quedar, que a entrambos dar su esfuerzo, a vos para

sufrir y a m para cedo me tornar, que yendo sin l, no hay otra fuerza tan dura que

detenerme pueda.

Darioleta, que vio ser razn ir de all, entr en la cmara y dijo:

Seora, s que otra vez os plugo conmigo ir ms que no ahora, mas conviene que os

levantis y vamos, que ya tiempo es.

Elisena se levant y el rey le dijo:

Yo me detendr aqu ms que no pensis, y esto ser por vos y rugoos que no se os

olvide este lugar.

Ellas se fueron a sus camas y l qued en su cama muy pagado de su amiga, empero

espantado del sueo que ya osteis; y por l haba ms cuita de ir a su tierra donde haba a

la sazn muchos sabios, que semejantes cosas saban soltar y declara, y an l mismo

saba algo, que cuando ms mozo aprendiera. En este vicio y placer estuvo all el rey

Perin diez das, holgando todas las noches con aqulla su muy amada amiga, en cabo de

los cuales acord, forzando su voluntad y las lgrimas de su seora, que no fueron pocas,

de se partir. As despedido del rey Garinter y de la reina, armado de todas armas, cuando

quiso su espada ceir no la hall y no os preguntar por ella, comoquiera que mucho le

dola, porque era muy buena y hermosa; esto haca porque sus amores con Elisena

descubiertos no fuesen y por no dar enojo al rey Garinter, y mand a su escudero que otra

espada le buscase, y as armado, excepto las manos y la cabeza, encima de su caballo, no

con otra compaa sino de su escudero, se puso en el camino derecho de su reino. Pero

antes habl con l Darioleta, dicindole la gran cuita y soledad en que a su amiga dejaba,

y l le dijo:

Ay mi amiga, yo os la encomiendo como a mi propio corazn.

Y sacando de su dedo un muy hermoso anillo de dos que traa, tal el uno como el otro, se

lo dio que le llevase y trajese por su amor. As que Elisena qued con mucha soledad, y

con grande dolor de su amigo, tanto que si no fuera por aquella doncella que la esforzaba

mucho a gran pena se pudiera sufrir; mas habiendo sus hablas con ella, algn descanso

senta. Pues as fueron pasando su tiempo hasta que preada se sinti, perdiendo el comer

y el dormir, y la su muy hermosa color. All fueron las cuitas y los dolores en mayor

grado, y no sin causa, porque en aquella sazn era por ley establecido que cualquiera

mujer, por de estado grande y seoro que fuese, si en adulterio se hallaba, no se poda en

ninguna guisa excusar la muerte. Y esta tan cruel costumbre y psima dur hasta la

venida del muy virtuoso rey Artur, que fue el mejor rey de los que all reinaron, y la

revoc al tiempo que mat en batalla, ante las puertas de Pars, a Floyn. Pero muchos

reyes reinaron entre l y el rey Lisuarte, que esta ley sostuvieron. Pues pensar de lo hacer

saber a su amigo no poda ser, porque l tan mancebo fuese, y tan orgulloso de corazn y

nunca tomaba holganza en ninguna parte, sino para ganar honra y fama; nunca su tiempo

en otra cosa pasaba, sino andar de unas partes a otras como caballero andante. As que

por ninguna guisa ella remedio para su vida hallaba, no le pesando tanto por perder la

vista del mundo con la muerte como la de aqul su muy amado seor y verdadero amigo.

Mas aquel muy poderoso seor Dios, por remisin del cual todo esto pasaba para su santo

servicio, puso tal esfuerzo y discrecin a Darioleta, que ella bast con su ayuda de todo la

reparar, como ahora oiris: Haba en aquel palacio del rey Garinter una cmara apartada,

de bveda, sobre un ro que por all pasaba, y tena una puerta de hierro pequea, por

donde algunas veces al ro salan las doncellas a holgar y estaba yerma, que en ella no

albergaba ninguno, la cual, por consejo de Darioleta, Elisena a su padre y madre, para

reparo de su mala disposicin y vida solitaria que siempre procuraba tener, demand, y

para rezar sus horas sin que de ninguno estorbada fuese, salvo de Darioleta que sus

dolencias saba, que la sirviese y la acompaase, lo cual ligeramente por ellos le fue

otorgado, creyendo ser su intencin solamente reparar el cuerpo con ms salud, y el alma

con vida ms estrecha; y dieron la llave de la puerta pequea a la doncella que la

guardase y abriese cuando su hija por all se quisiese solazar. Pues aposentada Elisena all

donde os, con algo de ms descanso por se ver en tal lugar que a su parecer antes all que

en otro alguno su peligro reparar poda, hubo consejo con su doncella, qu se hara de lo

que pariese:

Qu, seora? dijo ella: que padezca, porque vos seis libre.

Ay, Santa Mara dijo Elisena, y, cmo consentir yo matar aquello que fue

engendrado por la cosa del mundo que yo ms amo?.

No curis de eso dijo la doncella, que si os mataren, no dejarn a ello.

Aunque yo culpada muera dijo ella no querrn que la criatura inocente padezca.

Dejemos ahora de hablar ms en ello dijo la doncella, que gran locura sera, por

salvar una cosa sin provecho, condensemos a vos y a vuestro amado, que sin vos no,

podra vivir, y vos viviendo y l, otros hijos e hijas habris, que el deseo de ste os harn

perder.

Como esta doncella muy sesuda fuese, y por la merced de Dios guiada, quiso antes de la

prisa tener el remedio. Y fue as de esta guisa: que ella hubo cuatro tablas tan grandes,

que as como arca una criatura con sus paos encerrar pudiese y tan larga como una

espada e hizo traer ciertas cosas para un betumen con que las pudiese juntar, sin que ella

ningn agua entrase, y guardlo todo debajo de su cama sin que Elisena lo sintiese, hasta

que por su mano junt las tablas con aquel recio betumen y la hizo tan igual y tan bien

formada, como si la hiciera un maestro. Entonces la mostr a Elisena y djole:

Para qu os parece que fue esto hecho?.

No s dijo ella.

Saberlo habis dijo la doncella cuando menester ser.

Y ella dijo:

Poco dara por saber cosa que se hace ni dice, que cerca estoy de perder mi bien y

alegra.

La doncella hubo gran duelo de as la ver y vinindole las lgrimas a los ojos se le tir

delante, porque no la viese llorar.

Pues no tard mucho que a Elisena le vino el tiempo de parir de que los dolores sintiendo

como cosa tan nueva y tan extraa para ella, en gran amargura su corazn era puesto,

como aqulla que le convena no poder gemir ni quejar, que su angustia con ello se

doblaba. Mas en cabo de una pieza, quiso el Seor poderoso que sin peligro suyo un hijo

pariese, y tomndole la doncella en sus manos, vio que era hermoso si ventura hubiese,

mas no tard de poner en ejecucin lo que convena, segn de antes lo pensara, y

envolvile en muy ricos paos y psole cerca de su madre y trajo all el arca que ya

osteis, y djole Elisena:

Qu queris hacer?.

Ponerlo aqu y lanzarlo al ro dijo ella y por ventura guarecer podr.

La madre lo tena en sus brazos, llorando fieramente y diciendo:

Mi hijo pequeo, cun grave es a m la vuestra cuita.

La doncella tom tinta y pergamino e hizo una carta que deca:

Este es Amads Sin Tiempo, hijo del rey.

Y sin tiempo deca ella porque crea que luego sera muerto. Y este nombre era all muy

preciado, porque as se llamaba un santo a quien la doncella le encomend. Esta carta

cubri toda de cera, y puesta en una cuerda se la puso al cuello del nio. Elisena tena el

anillo que el rey Perin le diera cuando de ella se parti y metilo en la misma cuerda de

la cera, y asimismo poniendo el nio dentro, en el arca, le pusieron la espada del rey

Perin, que la primera noche que ella con l durmiera la ech de la mano en el suelo

como ya osteis, y por la doncella fue guardada, y aunque el rey la hall menos, nunca

os por ella preguntar, porque el rey Garinter no hubiese enojo con aqullos que en la

cmara entraban. Esto as hecho puso la tabla encima tan junta y bien calafateada que

agua ni otra cosa poda entrar y tomndola en sus brazos y abriendo la puerta la puso en

el ro y dejla ir y como el agua era grande y recia presto la pas a la mar, que ms de

media legua de all no estaba. A esta sazn el alba apareca y acaeci una hermosa

maravilla de aqullas que el Seor muy alto, cuando a l place suele hacer, que en la mar

iba una barca en que un caballero de Escocia iba con su mujer, que de la pequea Bretaa

llevaba parida de un hijo que se llamaba Gandaln, y el caballero haba nombre Gandales,

y yendo a ms andar su va contra Escocia, siendo ya maana clara vieron el arca que por

el agua nadando iba, y llamando cuatro marineros les mand que presto echasen un batel

y aquello le trajesen, lo cual prestamente se hizo, comoquiera que ya el arca muy lejos de

la barca pasado haba. El caballero tom el arca y tir la cobertura y vio el doncel que en

sus brazos tom y dijo:

ste de algn buen lugar es, y esto deca l por los ricos paos y el anillo y la espada

que muy hermosa le pareci y comenz a maldecir la mujer que por miedo tal criatura tan

cruelmente desamparado haba, y guardando aquellas cosas rog a su mujer que lo

hiciese criar, la cual hizo dar teta de aquella ama que a Gandaln, su hijo, criaba, y tomla

con gran gana de mamar, de que el caballero y la duea mucho alegres fueron. Pues as

caminaron por la mar con buen tiempo enderezado, hasta que aportados fueron una villa

de Escocia que Antalia haba nombre, y de all partiendo, llegaron a un castillo suyo, de

los buenos de aquella tierra, donde hizo criar al doncel, como si su hijo propio fuese, y as

lo crean todos que lo fuese, que de los marineros no se pudo saber su hacienda, porque

en la barca, que era suya, a otras partes navegaron.

CAPITULO 2

Cmo el rey Perin iba por el camino con su escudero con corazn ms acompaado de

tristeza que de alegra.

Partido el rey Perin de la Pequea Bretaa, como ya se os cont, de mucha congoja era

su nimo atormentado, as por la gran soledad que de su amiga senta, que mucho de

corazn la amaba, como por el sueo que ya osteis que en tal sazn le sobreviniera. Pues

llegado en su reino envi por todos sus ricos hombres y mand a los obispos que consigo

trajesen los ms sabedores clrigos que en sus tierras haba, esto para que aqul sueo le

declarasen. Como sus vasallos de su venida supieron, as los llamados como muchos de

los otros, a l se vinieron con gran deseo de lo ver, que de todos era muy amado y

muchas veces eran sus corazones atormentados, oyendo las grandes afrentas en armas a

que l se pona, temiendo de lo perder, y por esto deseaban todos tenerlo consigo, mas no

lo podan acabar, que su fuerte corazn no era contento sino cuando el cuerpo pona en

los grandes peligros. El rey habl con ellos en el estado del reino y en las otras cosas que

a su hacienda cumplan, pero siempre con triste semblante de que a ellos gran pesar

redundaba, y despachados los negocios, mand que a sus tierras se volviesen, e hizo

quedar consigo tres clrigos que supo que ms saban en aquello que l deseaba, y

tomndolos consigo se fue a su capilla, y all en la hostia sagrada les hizo jurar que en lo

que l les preguntase verdad le dijesen, no temiendo ninguna cosa por grave que se le

mostrase. Esto hecho mand salir fuera al capelln y l qued solo con ellos. Entonces les

cont el sueo como es ya devisado y dijo que se lo soltasen lo que de ello poda ocurrir.

El uno de stos, que Ungan el Picardo haba de nombre, que era el que ms saba, dijo:

Seor, los sueos es cosa vana y por tal deben ser tenidos, pero pues os place que en

algo este vuestro tenido sea, dadnos plazo en que lo ver podamos.

As sea dijo el rey, y tomad doce das para ello.

Y mandlos apartar que se no hablasen ni viesen en aquel plazo. Ellos echaron sus juicios

y firmezas cada uno como mejor supo y llegado el tiempo vinironse para el rey, el cual

tom aparte a Alberto de Campania y djoles:

Ya sabis lo que me jurasteis, ahora decid.

Pues vengan los otros dijo el clrigo, y delante de ellos lo dir.

Vengan, dijo el rey, e hzolos llamar. Pues siendo as todos juntos, aqul dijo:

Seor, yo te dir lo que entiendo. A m parece de la cmara que era bien cerrada y que

viste por la menor puerta de ella entrar, significa estar ste tu rey no cerrado y guardado,

que por alguna parte de l te entrara alguno para te algo tomar y as como la mano te

meta por los costados y sacaba el corazn y lo echaba en un ro, as te tomar villa o

castillo y lo pondr en poder de quien haber no lo podrs.

Y el otro corazn dijo el rey, que deca que me quedaba y me lo hara perder sin

su grado?.

Eso dijo el maestro, parece que otro entrar en tu tierra y te tomar lo semejante,

ms constreido por fuerza de alguno que se lo mande que de su voluntad, y en este caso

no s, seor, que ms os diga.

El rey mand al otro, que Antales haba nombre, que dijese lo que hallaba. l otorg en

todo lo que el otro haba dicho:

Sino tanto que mis suertes me muestran que es ya hecho, y por aqul que te ms ama y

esto me hace maravillar, porque an ahora no es perdido nada de tu reino, y si lo fuere no

sera por persona que te mucho amase.

Odo esto por el rey sonrise un poco, que le pareci que no haba dicho nada. Mas

Ungan el Picardo, que mucho ms que ellos saba, baj la cabeza y rise ms de corazn,

aunque lo haca pocas veces, que de su natural era hombre esquivo y triste. El rey mir en

ello y djole:

Ahora, maestro, decid lo que supiereis.

Seor dijo l, por ventura yo vi cosas que no es menester de las manifestar sino a

ti solo.

Pues slganse todos, dijo l, y cerrando las puertas quedaron ambos. El maestro dijo:

Sabe, rey, que de lo que yo me rea fue de aquellas palabras que en poco tuvisteis, que

dijo que ya era hecho por aqul que te ms ama. Ahora quiero decir aquello que muy

encubierto tienes y piensas que ninguno lo sabe. T amas en tal lugar donde ya la

voluntad cumpliste, y la que ms es maravillosamente hermosa, y djole todas las

facciones de ella como si delante la tuviera.

Y de la cmara en que os veais encerrados, esto claro lo sabis, y cmo ella queriendo

quitar de vuestro corazn y del suyo aquellas cuitas y congojas quiso sin vuestra

sabidura entrar por la puerta de que te no catabas y las manos que a los costados meta es

el juntamiento de ambos y el corazn que sacaba significa hijo o hija que habr de vos.

Pues, maestro dijo el rey, qu es lo que muestra que lo echaba en un ro?.

Eso, seor, no lo quieras saber, que no te tiene pro alguno.

Todava dijo l me lo decid y no temis.

Pues que as te place dijo Ungan, quiero de ti fianza que por cosa que aqu diga no

habrs saa de aqulla que tanto te ama, en ninguna sazn.

Yo lo prometo, dijo el rey.

Pues sabe dijo l que lo que en el ro vean lanzar, es que ser as echado el hijo

que de vos hubiere.

Y el otro corazn dijo el rey, que me queda qu ser?.

Bien debes entender dijo el maestro lo uno por lo otro, que es que habris otro

hijo y por alguna guisa lo perderis contra la voluntad de aqulla que ahora os har el

primero perder.

Grandes cosas me habis dicho dijo el rey, y a Dios plega por la su merced que lo

postrimero de los hijos no salga tan verdadero como lo que de la duea que yo amo me

dijisteis.

Las cosas ordenadas y permitidas de Dios dijo el maestro, no las puede ninguno

estorbar ni saber en qu pararn, y por esto los hombres no se deben contristar ni alegrar

con ellas, porque muchas veces as lo malo como lo bueno que de ellas a su parecer

ocurrirles puede, suceder de otra forma que ellos esperaban. Y t, noble rey, perdiendo de

tu memoria todo esto que aqu con tanta aficin has querido saber recoge en ella de

siempre rogar a Dios, que en esto y en todo lo l haga lo que su santo servicio sea, porque

aqulla, sin duda, es la mejor.

El rey Perin qued muy satisfecho de lo que deseaba saber y mucho ms de este consejo

de Ungan el Picardo, y siempre cabe s lo tuvo, hacindole mucho bien y mercedes. Y

saliendo al palacio hall una doncella ms guarnida de atavos que hermosa y djole:

Sabe, rey Perin, que cuando tu prdida cobrares, perder el seoro de Irlanda su flor,

y fuese que no la pudo detener. As qued el rey pensando, en esto y otras cosas.

El autor deja de hablar de esto y torna al doncel que Gandales criaba, el cual, el Doncel

del Mar se llamaba, que as le pusieron nombre, y cribase con mucho cuidado de aquel

caballero don Gandales y de su mujer, y hacase tan hermoso que todos los que lo vean

se maravillaban. Y un da cabalg Gandales armado, que en gran manera era buen

caballero y muy esforzado y siempre se acompaara con el rey Languines en el tiempo

que las armas seguan. Y aunque el rey de seguirlas dejase, no lo hizo l as, antes las

usaba mucho y yendo as armado, como os digo, hall una doncella que le dijo:

Ay, Gandales, si supiesen muchos altos hombres lo que yo ahora, cortarte haban la

cabeza!.

Por qu?, dijo l.

Porque t guardas la su muerte, dijo ella. Y sabed que sta era la doncella que dijo el

rey Perin que cuando fuese su prdida cobrada, perdera el seoro de Irlanda su flor.

Gandales, que no lo entenda, dijo:

Doncella, por Dios os ruego que me digis qu es eso.

No te lo dir dijo ella, mas todava as vendr.

Y partindose de l se fue su va. Gandales qued cuidando en lo que dijera, y a cabo de

una pieza viola tornar muy ana en su palafrn diciendo a grandes voces:

Ay, Gandales, acrreme, que muerta soy!.

l cat y vio venir en pos de ella un caballero armado con su espada en la mano y

Gandales hiri el caballo de las espuelas y metise entre ambos y dijo:

Don caballero a quien Dios d mala ventura, qu queris a la doncella?.

Cmo dijo l, queris la vos amparar a sta por engao me trae perdido el cuerpo

y el alma?.

De eso no s nada dijo Gandales, mas ampararos la he yo, porque mujeres no han

de ser por esta va castigadas, aunque lo merezcan.

Ahora lo veris, dijo el caballero, y metiendo su espada en la vaina tornse a una

arboleda donde estaba una doncella muy hermosa, que le dio un escudo y una lanza y

diose a correr contra Gandales, y Gandales contra l, e hirironse con las lanzas en los

escudos, as que volaron en piezas y juntronse de los caballos y de los cuerpos de

consumo tan bravamente que cayeron a sendas partes y los caballos con ellos y cada uno

se levant lo ms presto que pudo, y hubieron su batalla as a pie, mas no dur mucho

que la doncella que hua se meti entre ellos y dijo:

Caballeros, estad quedos.

El caballero que tras ella vena quitse luego afuera y ella le dijo:

Venid a mi obediencia.

Ir de grado dijo l, como a la cosa del mundo que ms amo, y echando el escudo

del cuello y la espada de la mano hinc los hinojos ante ella, y Gandales fue ende mucho

maravillado y ella dijo al caballero que ante s tena:

Decid a aquella doncella de so el rbol que se vaya luego, si no la tajaris la cabeza.

El caballero se torn contra, y ella djole:

Ay, mala, yo me maravillo que la cabeza no te tiro!.

La doncella vio que su amigo era encantado y subi en su palafrn llorando y fuese

luego. La otra doncella dijo:

Gandales, yo os agradezco lo que hicisteis, id a buena ventura, que si este caballero me

err yo le perdono.

De vuestro perdn no s dijo Gandales, mas la batalla no le quito si no se otorga

por vencido.

Quitaris dijo la doncella que si vos fueseis el mejor caballero del mundo hara yo

que l os venciese.

Vos haris lo que pudiereis dijo l, mas yo le quitar si no me decs por qu

dijisteis que guardaba muerte de muchos altos hombres.

Antes os lo dir dijo ella porque a este caballero amo yo como a mi amigo y a ti

como a mi ayudador.

Entonces le apart y djole:

T me hars pleito como leal caballero que otro por ti nunca lo sabr hasta que te lo yo

mande.

l as lo otorgando, djole:

Dgote, de aqul que hallaste en la mar que ser flor de los caballeros de su tiempo.

ste har estremecer los fuertes, ste comenzar todas las cosas y acabar a su honra, en

que los otros fallecieron, ste har tales cosas que ninguno cuidara que pudiesen ser

comenzadas ni acabadas por cuerpo de hombre. ste har los soberbios ser de buen

talante, ste habr crudeza de corazn contra aqullos que se lo merecieren, y an ms te

digo: que ste ser el caballero del mundo que ms lealmente mantendr amor y amar en

tal lugar cual conviene a la su alta proeza; y sabe que viene de reyes de ambas partes.

Ahora te ve dijo la doncella, y cree firmemente que todo acaecer como te lo digo y

si lo descubres venirte ha por ello ms de mal que de bien.

Ay, seor! dijo Gandales, rugoos, por Dios, que me digis dnde os hallar para

hablar con vos en su hacienda.

Esto no sabrs t por m ni por otro, dijo ella.

Pues decidme vuestro nombre, por la fe que debis a la cosa del mundo que ms amis.

T me conjuras tanto que te lo dir, pero la cosa que yo ms amo s que ms me

desama que en el mundo sea, y ste es aquel muy hermoso caballero con quien te

combatiste, mas no dejo por eso yo de lo traer a mi voluntad, sin que l otra cosa hacer

pueda. l sabe que mi nombre es Urganda la Desconocida, ahora me cata bien, y

conceme si pudieres.

Y l, que la vio doncella de primero que a su parecer no pasaba de diez y ocho aos, viola

tan vieja y tan lasa que se maravill como en el palafrn se poda tener y comenzse a

santiguar de aquella maravilla. Cuando ella as lo viometi mano a una bujeta que en el

regazo traa, y poniendo la mano, por s tom como de primero, y dijo:

Parcete que me hallaras aunque me buscases? Pues yo te digo que no tomes por ello

afn, que si todos los del mundo me demandasen no me hallaran si yo no quisiese.

As Dios me salve dijo Gandales, yo as lo creo. Mas rugoos, por Dios, que os

membris del doncel que es desamparado de todos sino de m.

No pienses en eso dijo Urganda, que ese desamparado ser amparo y reparo de

muchos, y yo lo amo ms que t piensas, como quien atiende de l cedo haber dos

ayudas, en que otro no podra poner consejo, y l recibir dos galardones, donde ser muy

alegre, y ahora te encomiendo a Dios, que irme quiero y ms ana me vers que piensas.

Y tom el yelmo y escudo de su amigo para se lo llevar. Y Gandales, que la cabeza le vio

desarmada, pareci el ms hermoso caballero que nunca viera. Y as se partieron de en

uno. Donde dejaremos a Urganda ir con su amigo y contarse ha de don Gandales, que

partido de Urganda tornse para su castillo y en el camino hall la doncella que andaba

con el amigo de Urganda que estaba llorando cabe una fuente, y como vio a Gandales

conocilo y dijo:

Qu es eso, caballero, cmo no os hizo matar aquella alevosa a quin ayudabais?.

Alevosa no es ella dijo Gandales, mas buena y sabida, y si fueseis caballero yo os

hara comprar bien la locura que dijisteis.

Ay, mezquina! dijo ella, cmo sabe a todos engaar.

Y qu engao os hizo?, dijo l.

Que me tom aquel hermoso caballero que visteis, que por su grado ms conmigo

hara vida que con ella.

Ese engao as lo hizo dijo l, pues que fuera de razn y de conciencia vos y ella

lo tenis segn me parece.

Pero comoquiera que sea dijo ella, si puedo yo me vengar.

Desvario pensis dijo Gandales, en querer enojar aqulla que no solamente antes

que lo obris, ms que lo pensis, lo sabr.

Ahora os id dijo ella, que muchas veces los que ms saben caen en los lazos ms

peligrosos.

Gandales la dej, y fue como antes su camino, cuidando en la hacienda de su doncel, y

llegando al castillo antes que se desarmase le tom en sus brazos y comenzle a besar,

vinindole las lgrimas a los ojos, diciendo en su corazn:

Mi hermoso hijo, si querr Dios que yo llegue al vuestro buen tiempo.

En esta sazn haba el doncel tres aos y su gran hermosura por maravilla era mirada, y

como vio a su. amor llorar psole las manos ante los ojos como que se los quera limpiar,

de que Gandales fue alegre, considerando que siendo en ms edad, ms se dolera de su

tristeza, y psole en tierra y fuese a desarmar y dende adelante con mejor voluntad curaba

de l, tanto que lleg a los cinco aos. Entonces le hizo un arco a su medida y otro a su

hijo Gandaln y hacalo tirar ante s, y as lo fue criando hasta la edad de siete aos. Pues

a esta sazn el rey Languines, pasando por su reino con su mujer y toda la casa, de una

villa a otra y vnose al castillo de Gandales, que por ah era el camino, donde fue muy

bien festejado; mas a su Doncel del Mar y a su hijo Gandaln y a otros donceles mandlos

meter en un corral, porque no le viesen, y la reina, que en lo ms alto de la casa posaba

mirando de una finiestra, vio los donceles que con sus arcos tiraban y al Doncel del Mar

entre ellos, tan apuesto y tan hermoso que mucho fue de lo ver maravillada y violo mejor

vestido que todos, as que pareca el seor y de que no vio ninguno de la compaa de

don Gandales a quien preguntase, llam sus dueas y doncellas y dijo:

Venid y veris la ms hermosa criatura que nunca fue vista.

Pues estndole mirando todos como a una cosa muy extraa y crecida en hermosura, el

Doncel hubo sed y poniendo su arco y saetas en tierra fuese a un cao de agua a beber. Y

un doncel mayor que los otros tom su arco y quiso tirar con l, mas Gandaln no lo

consinti y el otro empujlo recio. Gandaln dijo:

Acorredme, Doncel del Mar, y como lo oy dej de beber y fuese contra el gran doncel

y l le dej el arco y tomlo con su mano y diole con l por cima de la cabeza gran golpe

segn su fuerza y trabronse ambos, as que el gran doncel, malparado, comenz a huir y

encontr con el ayo que los guardaba y dijo:

Qu has?.

El Doncel del Mar dijo me hiri.

Entonces fue a l con la correa y dijo:

Cmo, Doncel del Mar, ya sois osado de herir los mozos?; ahora veris cmo os

castigar por ello.

El hinc los hinojos ante l y dijo:

Seor, ms quiero que me vos hiris que delante de m sea ninguna osado de hacer mal

a mi hermano, y vinironle las lgrimas a los ojos y el ayo hubo mancilla y djole:

Si otra vez lo hacis, yo os har bien llorar.

La reina vio bien todo esto y maravillse por qu a aqul llamaban Doncel del Mar.

CAPITULO 3

Cmo el rey Languines llev consigo al Doncel del Mar y a Gandaln, hijo de don

Gandales.

As estando en esta sazn entr el rey y Gandales, y dijo la reina:

Decid, don Gandales, es vuestro hijo aquel hermoso doncel?.

S, seora, dijo l.

Pues, por qu dijo ella le llamis el Doncel del Mar?.

Porque en la mar naci dijo Gandales cuando yo de la pequea Bretaa vena.

Por Dios, poco os parece, dijo la reina. Esto deca por ser el doncel a maravilla

hermoso y don Gandales haba ms de bondad que de hermosura. El rey, que el doncel

miraba, y muy hermoso le pareci, dijo:

Hacedlo aqu venir, Gandales, y yo lo quiero criar.

Seor dijo, l, s har, mas an no es edad que se deba partir de su madre.

Entonces fue por l y trjolo y djole:

Doncel del Mar, queris ir con el rey, mi seor?.

Yo ir donde me vos mandare dijo l, y vaya mi hermano conmigo.

Ni yo quedar sin l, dijo Gandaln.

Creo, seor dijo Gandales, que los habris de llevar ambos, que no se quieren

partir.

Mucho me place, dijo el rey. Entonces lo tom cabe s y mand llamar a su hijo

Agrajes, y djole:

Hijo, estos donceles ama t mucho, que mucho amo yo a su padre.

Cuando Gandales esto vio, que ponan al Doncel del Mar en mano de otro que no vala

tanto como l, las lgrimas le vinieron a los ojos y dijo entre s:

Hijo hermoso, que de pequeo comenzaste andar en aventura y peligro, y ahora te veo

en servidumbre de los que a ti podran servir, Dios te guarde y enderece en aquellas cosas

de su servicio y de tu gran honra, y haga verdaderas las palabras que la sabia Urganda de

ti me dijo y a m me deje llegar a tiempo de las grandes maravillas, que en las armas

prometidas te son.

El rey, que los ojos llenos de agua le vio, dijo:

Nunca pens que erais tan loco.

No lo soy tanto como cuidis dijo l, mas si os pluguiere, odme un poco ante la

reina.

Entonces mandaron apartar a todos, y Gandales les dijo:

Seores, sabed la verdad de este doncel que llevis, que yo lo hall en la mar, y

contles por cul guisa y tambin dijera lo que de Urganda supo, sino por el pleito que

hizo.

Ahora haced con l lo que debis, que as Dios me salve segn el aparato que l traa

yo creo que es de muy gran linaje.

Mucho plugo al rey en lo saber y preci al caballero que tan bien lo guardara y dijo a don

Gandales:

Pues que Dios tanto cuidado tuvo en lo guardar, razn es que lo tengamos nos en lo

criar y hacer bien cuando tiempo ser.

La reina dijo:

Yo quiero que sea mo si os pluguiere en tanto que es de edad de servir mujeres,

despus ser vuestro.

El rey se lo otorg. Otro da de maana se partieron de all llevando los donceles consigo

y fueron su camino. Pero dgoos de la reina que haca criar al Doncel del Mar con tanto

cuidado y honra como si su hijo propio fuese. Mas el trabajo que con l tomaba no era

vano, porque su ingenio era tal y condicin tan noble, que muy mejor que otro ninguno y

ms presto todas las cosas aprenda. l amaba tanto caza y monte que si lo dejasen nunca

de ello se apartara, tirando con su arco, cebando los canes; la reina era tan agradada de

cmo l serva que lo no dejaba quitar delante su presencia.

El autor aqu torna contar del rey Perin y de su amiga Elisena. Como ya osteis, Perin

estaba en su reino despus que hubo hablado con los clrigos que el sueo le soltaron y

muchas veces pens en las palabras que la doncella le dijera, mas no las pudo entender.

Pues pasando algunos das, estando en su palacio entr una doncella por la puerta y dile

una carta de Elisena, su amiga, en que le haca saber cmo el rey Garinter, su padre, era

muerto y ella estaba desamparada, que la hubiese piedad, que la reina de Escocia, su

hermana, y el rey su marido le queran tomar la tierra. El rey Perin, comoquiera que de

la muerte del rey Garinter pesar grande hubiese, fue alegre en pensar de ir a ver a su

amiga, donde nunca perda deseo y dijo a la doncella:

Ahora os id y decid a vuestra seora que sin me detener un solo da ser luego con ella.

La doncella se torn muy alegre. El rey, aderezando la gente que era n