alvaro, el problema de la comunidad. marx, tönnies, weber (introducción)

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Alvaro, Daniel, El problema de la comunidad. Marx, Tönnies, Weber, Buenos Aires, Prometeo, 2015, pp. 1-24.

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Page 1: ALVARO, El problema de la comunidad. Marx, Tönnies, Weber (Introducción)
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Daniel Alvaro

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Alvaro, Daniel

.EJ problema de la comunidad: Marx, Tonnies, Weber. _ 1a ed. _ClUdad Autonoma de Buenos Aires· Prometeo Libros, 2014.

314 p. ; 21x15 em.

ISBN 978-987-574-654-1

1. Ciencias Sociales. 2. Comunidad. 3. Filosofia Politica. 1.Titulo

CDD 320.1

Cuidado de la edicion: Micaela Maanib

Armado: Marfa Victoria Ramfrez

Correccion: Marfa Eugenia Lopez y Luciana Cicerone

© De esta edicion, Prometeo Libras, 2015

Pringles 521 (Cl183AEI), Buenos Aires, Argentina

Tel.: (54-11) 4862-6794/ Fax: (54-11) 4864-3297editoria]@treintadiez.com

www.prometeoeditorial.com

Hecho el deposito que marca la Ley 11.723

Prahibida su repraduccion total 0 parcialDerechos reservados

Indice

Agradecimientos 9

Introducci6n 11

apitulo primeroEI problema de la comunidad 25I. Mito Ynostalgia de la comunidad perdida 262. La epoca de las oposiciones 40

apitulo segundoomunidad, sociedad civil 0 burguesa y Estado: Karl Marx 61

I. De la sociedad a la comunidad 632. De la comunidad politica a la comunidad humana 74

. La ontologia comunitaria 91-+. De la comunidad a la sociedad 105'5. El privilegio de la comunidad (1) 119

Capitulo terceroComunidad y sociedad: Ferdinand T6nnies 135L. El nacimiento de los "conceptos capitales" 1372. Los conceptos pSico16gicos 0 las dos farmas de la voluntad 153

. Oposiciones, significados, interpretaciones 165-+. De la Gemeil1schaft a la Volhsgemeil1schaft 1815. El privilegio de la comunidad (II) 191

Capitulo cuartoComunizaci6n y socializaci6n: Max Weber 2031. El ensayo de las categorias de 1913 2052. La comunidad entre Weber y Tonnies 2223. La racionalizaci6n del mundo y el destino de laCs) comunidad(es) 2374. Los conceptos socio16gicos fundamentales (1919/1920) 2525. El privilegio de la comunidad (Ill) 265

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Capitulo quinto

La comunidad en cuesti6n 2771. En nombre de la comunidad: movilizacion, guerra y exterminio 2802. ConcluslOnes - otra punto de partida 296

Agradecimientos

Este libra es la reelaboraci6n de una tesis doctoral en cotutela entrelal Jniversidad de Buenos Aires (UBA) y la Universite Paris 8, realizada conlilla beca de posgrado otorgada por el Consejo Nacional de Investigacio­11' Cientfficas y Tecnicas de la Argentina. Agradezco a mis directores,Iloracio Gonzalez, Patrice Vermeren y Monica B. Cragnolini. A mis com­pafl.eros y companeras del "Grupo de Estudios sobre Teorfa Socio16gicay munidad" radicado en el Instituto de Investigaciones Gino Germani(I la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, con quienes compartfin 'ontables debates enriquecedores. A Pablo de Mminis, inspirador yr' ponsable de este grupo de investigacion, quien me acompafJ.o de ma­Il 'ra generosa e incondicional desde el inicio del proceso que desemboco'11 este libro. A Alexis Emanuel Gros y Diego Sadrinas, pOl' sus valiosasin Iicaciones y sugerencias para la traduccion de varios pasajes citados en'I Lexto. A Marcelo Altomare, Rafael Arce, Perla Aronson, Marie Bardet,I aniel Bensaid, Niall Bond, Daniel Chernilo, Philippe Corcuff, Stephanej) uailler, Gabriel Gatti, Michael Lowy, Denis Merklen,]ean-Luc Nancy,Mariano Sasin, Raphael Shapira, Diego Vernazza y Eduardo Weisz, aquienes debo inestimables comentarios, cuando no el descubrimiento de

hibliograffa que estaba fuera de mi a1cance. Finalmente, agradezco amihmilia y a todas aquellas personas que con su presencia, de una formau atra, favarecieron este trabaja.

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Lntroducci6n

emeinschaJt 0, segun la traducci6n consagrada por el usa, "comu­Iii lad", nuc1eo te6rico e hilo conductor de este trabajo, es el nombretI ' un problema comun a toda una epoca de Occideme cuyos limitesilp l1as hoy comenzamos a vis1umbrar; una epoca donde e1 sentido deIii vida en comun, que durante siglos habia constituido una evidencia,lllx1rece como 10 menos evidente del mundo. Acaso cabe pregumarse si':ill cpoca todavia puede ser considerada la nuestra. A decir verdad, nada'S menos seguro. Y, sin embargo, es preciso constatar que el problema

<Ie la comunidad sigue siendo el nuestro.l prop6sito de este libro es analizar las teorias socio16gicas clasicas

I ' la comunidad. En particular, aquellas que mas han contribuido aI -limitar y estabilizar el sentido de 10 que en la actualidad se entien­I ' pOl' comunidad, y cuya influencia cominua siendo patente en una

vnriedad de discursos del presente. Para ella nos servimos de una serieI - lextos mas 0 menos conocidos de tres autores "c1asicos", como sueleI 'irse, del pensamiento socio16gico: Karl Marx, Ferdinand Tonnies y

Max Weber. Fundamemalmeme, nos abocamos aqui a aquellos textosILle mejor ilustran sus plameos sobre el problema en cuesti6n y donde

H su vez intentamos dar a leer una serie de afinidades y corresponden­'jas no siempre reconocidas entre sus respectivas teorias, Pues, pese a

Ia diferencias incomestables entre estos autores, sus aproximaciones alIII livo de la comunidad remiten en 10 esencial a una misma configura­l'j n hist6rico-conceptual.

Tal como llega hasta nosotros, el concepto de comunidad es indiso­'jable del campo de producci6n te6rica en el que fue concebido inicial­

111 me y donde adquiri6 el semido corrieme que se Ie suele atribuir hoy'n elia. Se trata de un concepto que nace en la modernidad y, como sid ij ramos, con ella, llegando a formal' parte de sus multiples denvas y sus

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infinitos pliegues, de sus cambios y transformaciones , de sus numerososcomienzos y sus supuestos fmes.

Con todo, el pensamiento de la comunidad, en el sentido amplio y

general de la palabra, tiene raices mas profundas y remotas en el tiem­po. De hecho, el historiador de las ideas tiende a situar sus ongenes enla antigua Grecia. Platon y Aristoteles utilizan el termino lwinonia (dehoinos: 10 que es comun a varios, con frecuencia traducido al castellanopor "comunidad", y menDs frecuentemente por "sociedad", "asociaci6n","colectividad") para designar la socialidad del hombre. Entendiendopor esta ultima tanto la socialidad natural, el hecho de que el hombre,segun la celebre definici6n aristotelica, es por naturaleza un "animalpolitico" 0 "social" (z6on politik6n) ,I como la socialidad motivada porintereses 0 basada en alguna forma de acuerdo. Mas concretamente,los griegos hablaban de koinonia para referirse a las distintas formas devida en comun que tenian lugar ya sea en la esfera publica de la ciudad(p6lis), esencialmente politica, ya sea en la esfera privada 0 domestica dela casa (oIkos), por definicion no-politica. De acuerdo a la clasificaci6npropuesta al comienzo de la Politica, cabe distinguir tres grandes formasde vida en comun: la casa, la aldea y la ciudad 2 A pesar de su diferentecomposici6n, naturaleza y finalidad, se trata de tres casos ejemplaresde koinonia. Por esta se entiende, en su definici6n mas abstracta "una,pluralidad de partes diferendadas y organizadas segun un derto ordeny una derta jerarquia"3 Desde esta perspectiva todas las comunidadesson consideradas "partes" de ese "todo" organico que es la p6lis, tambienllamada "comunidad politica" (koinonia politike), incluida esa especieparadigmarica de comunidad que recibe el nombre de amistad (philia).

I Como Arist6teles indica expresamente en la Polftiea (trad. M. 1. Santa Cruz y M.1. Crespo, Buenos Aires, Losada, 2005, 1253a), el hombre no es el unico animalgregario; las abejas, segun el conocido ejemplo que alii leemos, tambien 10 son.No obstante, la especie humana es la unica dotada de "palabra" (logos) y, en conse­cuencia, la unica que esta en condiciones de alcanzar una vida po/mea en sentidoestricto, esto es, una vida orientada a la acci6n virtuosa, entendida como la formamas elevada de vida en comun.

2 ibid., 1252a, 25 y 55.

J S. Vergnieres, Ethique et politique chez Aristote, Paris, PUp, 1995, p. 157. Si no seindica 10 contrario, las traducciones son nuestras.

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El problema de la comunidad. Marx, Tonnies, Weber

I'll I )S Ll1timos libros de la Etica Nicomaquea y de la Etica Eudemia, donde11\ I;.lmente se introducen algunas de las tematicas que luego seran reto­III \ IllS Ydesarrolladas en la Politica, Arist6teles se ocupa de la amistad 0,

'I'I-.!,un una comprension mas amplia de la philia, de la relacion afectlva1'1111' los hombres, la cual bajo determinadas condiciones funclOna como

III(K\ 10 etico de la comunidad politica.onvertida en fundamento de la cosmovision clasica de la £1losofia

polfLlca, la ciencia aristotelica de la accion y la convivencia humanas,1\1 ' mo el resto de su doctrina, tuvO una recepci6n interrumplda y

II :tgmentaria a 10 largo de la historia. Fue practicamente olvidada ya en1[1 I isma Antiguedad, casi desconocida durante un largo periodo delIll' lioevo dominado por el platonismo, y redescubierta por los £1loso­Ill, scolasticos en el siglo XIII. Desde entonces y hasta el momento enli ll ' empieza a consolidarse el discurso del derecho natural moderno

liS escritos fueron objeto de numerosos comentarios y arduos debatesI 'l I gico-politicos. Durante este periodo, los principios de la filosofia deAri Loteles empiezan a ser revisados, y en ocasiones cuestionados, tanto1 or los pensadores iusnaturalistas de la teologia cristiana como por losI' ' I resentantes de la nueva ciencia renacentista, dando lugar a dlstmtas1\11 as de recepci6n. Como hace notar Axel Honneth, a pesar de las claras\ire rencias entre las distintas recepciones de Aristoteles en aquel momen­

10, "el nueleo de su propuesta conceptual permanece sustancialmenteII \lacta: la koinonia sigue siendo el sinonimo aplicable a las expresionesIminas societas 0 communitas, en cuanto sintesis de todas las formas deuna agrupacion social donde los hombres se reunan para la persecucion'( njunta de sus intereses 0 en aras de un vinculo emocional".4 En efecto,las primeras versiones latinas de la Politica tradujeron la koinonia gnegalanLO por societas como por communitas -aunque tambien por commumo,(ol11municatio, etc.-, expresiones que tienen valores heterogeneos perolJue muy a menudo fueron usadas como equivalentes, como ya 10 habia

h 'cho Cicer6n en algunos de sus tratados mas conocidos.5

I" omunidad. Esbozo de una historia conceptual", lSEGOR1A!20, 1999, p. 7

, M. Riedel, "Gesellschaft, Gemeinschaft", en O. Brunner, W Conze y R. Koselleck( 'cis.), Geschichtliche Grundbegriffe Historisches Lexihon zur politisch-soZialen Spracheill eu.tschland Bd. 2 E - G, Stuugart, Klett-Cotta, 2004, p. 807.

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Tampoco en los pensadores de la Edad de la Raz6n ni en los del Ilu­minismo hay una diferenciaci6n precisa y sistematica entre los terminosen cuestion. Hobbes y Locke utilizan las palabras community y societypracticamente como sinonimos,6 mientras que Rousseau hace 10 propiocon las voces francesas communaute y societe. En realidad, la diferenciaconceptual entre comunidad y sociedad es mucho mas reciente de 10 quese cree habitualmente. Se puede decir de momento, y a titulo indicativo,que es el resultado de un sinuoso proceso teorico-practico, con epicentroen Alemania, que se extendio aproximadamente desde principios delsiglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. Se trata de una de las grandesescenas de la vida intelectual europea y una que aqui interesa especial­mente puesto que en ella han de buscarse los elementos constitutivosdel concepto moderno de comunidad.

En todo caso, es importante tener en cuenta que los postuladoselementales del derecho natural moderno fueron concebidos en francoantagonismo con los presupuestos del derecho representado por el pen­samiento politico y metafisico de los antiguos griegos. La idea rectora dela vision helenica afirma la existencia de una ley natural, de un ordenuniversal 0 de un cosmos -palabra con la que los griegos designaban"el recto orden del estado y de toda comunidad"-7 en el cual confluyenarmonica y proporcionalmente el "todo" y las "partes", el "compuesto" ylos "elementos simples". Si bien cronologicamente el individuo es anteriorala ciudad, desde un punto de vista ontol6gico, la comunidad politica"es anterior por naturaleza al individuo", y esto en la justa medida enque "el todo es necesariamente anterior a las partes" que 10 componen.s

La prioridad ontologica de la comunidad respecto del individuo es unprincipio fundamental en Aristoteles. Principio que sera refutado porlos autores contractualistas al punto de invertir el argumento y la propia16gica en la cual este se enmarca.

(, P Pasquino, "Communaute et societe", en P Raynaud y S. Rials (comp.), Dicdonnaireele philosophie politique, Paris, PUF, 1996, p. 101.

7 W Jaeger, Paieleia: los ieleales de la cultumgriega, trad. J. Xirau y W Roces, Mexico,FCE,2004,p. In8 Polidca, op. cit., 1253a, 20-25.

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El problema de la comunidad. Marx, Tonnies, Weber

I sde Hobbes, al menos, la filosofia politica parte del individuo yI il' su ser perfectamente individual. EI individuo en tanto sujeto, 0, si',' prefiere, el individuo-sujeto, se convierte entonces en el origen in­d'sc mponible y en el fundamento ultimo de la ontologia politica de la1110 lernidad. La comunidad politica, cuando la hay, es exclusivamente elI\'. ulLado de un acto racional y voluntario, de un pacto 0 de un contratol'lll re los individuos congregados para tal fin. La comunidad deviene, enI'lll 5 cuencia, un ser artificial. Propiamente hablando, es ese "hombreIU'I iGcial" instituido par el hombre "natural" para su propia "proteccion ytid lisa", "en el cualla soberania es un alma artificial que da vida y movi­Illi mo al cuerpo entero", al que Hobbes llama "republica [Common-wealth]() ESLado (en latin civitas)".9 En este nuevo y revolucionario contexto, 10(1l1ico verdaderamente natural u originario es el derecho que tiene cada111c! ividuo a servirse de los medios que juzgue necesarios para garantizar1:1 conservacion de su propia vida. Asi, la vida politica colectivamente\'I1Lendida deja de ser el punto de partida natural, donde existia coinci-I'l1Cia perfecta entre naturaleza e historia, para convertirse en un punto

tic Ilegada, un producto artificial y mecanico donde la historia aparece'S 'indida de la naturaleza. Lo cual provoc6 un giro espectacular en elIn do de entender la comunidad y la participacion de los hombres en ella.

En Hobbes, como en muchos de los filosofos contractualistas queIII sucedieron, la comunidad politica aparece directamente identificada'C n la figura del Estado, en el sentido moderno del termino. Un hecho

que llama la atenci6n cuando se lee la obra hobbesiana es la ausencia deI da comunidad que no sea aquella representada por el Estado racional,'SLO es, la ausencia de toda comunidad que no sea el resultado de un

~\ 'uerdo reciproco entre los individuos con vistas a conformar un ordenp litico. Como senala Robert Nisbet, "pocas comunidades tradicionaless brevivieron al examen de los fil6sofos de la ley natural de los siglos XVII>' XVIII" .10 La "familia" y la "iglesia" por 10 generai eran aceptadas, perono sin reservas. Y aun "cuando nos volvemos hacia otras asociaciones,

" Leviathan, Cambridge, Cambridge University Press, 2003 (trad. M Sanchez Sarto,

I.cviatcin, Mexico, FCE, 1998, p. 3)hI La fonnaci671 del pensamiento socio16gico, Torno I, trad. E. Molina de Vedia, revision

. Flood, Buenos Aires, Amorrortu, 2003, p. 73.

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vemos que tampoco can eHas hubo merced. Los gremios, la corporacion,el monasterio, la comuna, el parentesco, la comunidad aldeana: todasfueron consideradas carentes de fundamento en la ley natural". J1 Para lospensadores ilustrados solo el hombre tenia fundamento y solo el era, entanto hombre racional, fundamento de las asociaciones resultantes de lasrelaciones con otras hombres. Se entiende entonces que el cuestionamien­to de los philosophes al comunahsmo vinculado a la Edad Media estuvieramotivado en buena medida por el trasfondo supuestamente irracionalen el que aquel aparece inserto. Habra que esperar hasta comienzos delsiglo XIX para advertir los primeros signos de un movimiento contra­rio al racionalismo hasta entonces imperante. En este sentido, no debesorprender que el simbolo de la reacci6n ante los primeras efectos delindividualismo calculador y simetrizante -efectos que en general eranpercibidos como pehgrosamente disociantes, disgregantes 0 disolventes, paraservirnos de las metaforas mas empleadas- haya sido la "comunidad".Durante todo el siglo XIX, y en especial a partir de su segunda mitad, seasiste en distintos pianos del conocimiento a 10 que muy significativa­mente se dio en Hamar el redescubrimiento de la comunidad. En el planode la filosofia politica, este redescubrimiento fue ante todo el de Hegel.

Sin duda, ya antes de Hegel, Fichte y otros autores eminentes delromanticismo politico aleman habian recurrido a la idea de comunidaden un sentido muy distinto al que habia tenido entre los filosofos racio­nahstas. Pero solo con Hegel, y mas concretamente con la pubhcacionde los Principios de la filosofia del derecho (1821), la comunidad vuelve aser plenamente descubierta. Al igual que la mayoria de los te6ricos delcontrato social, Hegel identifica la comunidad can la figura del Estado.Salvo que aqui, lejos de ser el producto de un contrato entre los indi­viduos, el Estado es una "unidad substancial" onto16gicamente anteriora las partes y, a un mismo tiempo, "absoluto e inmovil fin ultimo",12 talcomo sucedia en la doctrina aristotelica. El Estado hegehano es el idealrealizado de la "comunidad etica" (sittliches Gemeinwesen) donde el am-

II IbId.

12 G. W F. Hegel, GrundlInien der Philosophie des Rechts, Werke Bd. 7, Frankfurt a.M, Suhrkamp, 1979 (trad. J. L. Vermal, Plincipios de la jilosoJia del derecho, BuenosAires, Sudamericana, 2004, § 258, p. 227).

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EI problema de la comunidad. Marx, Tbnnies, Weber

hllo c.I la particularidad, de los intereses particulares y de las diferenciasIillilviduales, se amalgama convenientemente con el ambito de la uni­VI'/ ~~di lad, del interes general 0 comun. Asimismo, se recordara que es\" \ Y'1 LraveS de la "comunidad etica" que aparecen integrados la familia,1\ \llcicdad civil y el Estado, vale decir, los nes "momentos" sucesivos deIII \ proceso dialectico cuya culminaci6n debe leerse como indicador depro!!,r so y como resultado historico, Como se ha dicho a menudo, con, 1:\ obra Hegel intento sintetizar los aportes de nadiciones muy diversas

1'111 I' (en un sistema unico y siguiendo una 16gica propia, convirtiendose\ I, I manera involuntaria, en uno de los primeros y mas importantes

Il'PI' cntantes de las ciencias sociales en Alemania.Ahara bien, desde el momento en que fue connastado can la reahdad

,\l 'inl de su tiempo, el sistema consnuido par Hegel en los Principios.,.d 'jl Lraslucir un sinnumero de problemas aparentemente irresolubles.l,on se encargaria de poner en evidencia eljoven Marx en consonanciaI 111 algunos otros herederos criticos de la filosofia hegeliana, el primerod' 'stos problemas, y aquel del cual dependen todos los demas, es queIn Iii sofia especulativa del derecho y del Estado empieza por hacer,iI sll'a cion del "hombre real"13 EI Estado-comunidad de Hegel, alejadoI pm esta del hombre real, y por consiguiente de la "verdadera reali­dt( I", se revela a traves de la critica emprendida par Marx una "ideacion,d lSI I'acta", un mas aIla del mas aca, como tal impotente para dar cuentad '\ 'norme cambia social que se vivia en Europa como consecuenciadl' 1a revoluciones econ6micas y politicas que signaron el asi Hamadopmqje de una forma de vida "tradicional" a una "moderna". A medida(Ill' avanza el proceso de racionalizaci6n capitalista en paralelo a la for­111;\ci6n de los Estados nacionales y se modifica para siempre la forma devila de poblaciones enteras, surge la necesidad te6rica y practica de darIl'spuestas concretas al impacto social producido por estos movimientos.,\ csta doble necesidad responden los nuevos analisis del cambio social111' liante la construcci6n de un paradigma que se propane explicar las\';lU as y consecuencias del mentado pasaje desde el orden social tradi-

II "Fn torna a la critica de la filosofia del derecha de Hegel. Introducci6n", en C.M:\I~, Esc ri tos de jLlventud, trad. W Roces, Mhico, FeE, 1982, p. 497 Ypassim.

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cional, muy comunmente caracterizado como irracional y colectivista, atorden social modemo, previsiblemente racional e individualista.

Uegamos asi a un punto de inflexion. Es e1 punto en el que la comu­nidad es redescubierta pOl' las nuevas ciencias sociales. Mas que aceptaro rechazar una idea del pensamiento politico y metafisico clasico, comose habia hecho efectivamente desde la antiguedad hasta la entrada de­finitiva en la primera modemidad, las teorfas sociologicas emergentesredefinen la idea de comunidad y hacen de ella uno de sus conceptosfundamentales. Gemeinschaft es el nombre clave de este concepto, entreotros nombres menDs conocidos que tambien evocan la "comunidad" enel campo lexica de la teoria sociologica alemana del siglo XIX.

Es un hecho que no necesita confirmacion, pues, que de Platon a He­gel y mas alla, pasando por tantos otros nombres y pOl' tantas herenciasque aqui se quedan forzosamente sin lugar, la historia del pensamientooccidental dio lugar a una diversidad de motivos de la comunidad. La

brevisima genea10gia que se acaba de delinear no tiene mas ambicion quela de ampliar al maximo los margenes de un contexto que, ya sea porinercia, ya sea par comodidad, 0 quizas en razon de un interes estrategico,cuando se trata de pensar el problema de la comunidad en las cienciassociales se 10 muestra bastante mas acotado de 10 que en realidad es. Sinpoder dar cuenta acabadamente de este amplio contexto, nos contenta­mos aqui con ofrecer un bosquejo del mismo, a modo de introducci6ny con el Simple proposito de advertir su necesidad.

Para interrogar la problematica de la comunidad en la teoria socialen general y en la teoria sociologica en particular, es preciso distinguirdesde el comienzo entre, par un lado, 1a idea general de comunidad queatraviesa las epocas desde la antiguedad y que se puede considerar comouna de las ideas rectoras de la cultura y la civilizacion occidemales y, porotro lado, el concepto modemo de comunidad, asociado como esta a unmomento delirnitable de la historia intelectual, a ciertos textos paradigma­ticos que reenvian de inmediato a nombres propios bien conocidos tantodentro como fuera del campo sociologico, y a una diversidad de idiomasy escrituras singulares. Para delimitar ellugar que ocupa y especificarla naturaleza de esta problematica, es preciso distinguir una cosa de laotra, sin dejar de reconocer las semejanzas que subsisten entre ellas a

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El problema de la comunidad. Marx, Tonnies, Weber

111111 I( I t1' . nrinuidades. Pues en rigor de verdad, el concepto modemoIII 1I1I1Illni lad comparte algunos de los presupuestos fundamentales queII I( II III i I generaL De ahi que un contexto ampliado de la cuestion no11\ II'd,' I' sui tar mas que beneficioso para toda investigacion que tome en1111111:11<1 implicaciones teoricas y practicas que entran en Juego de la

IIIUII) I' sta conceptualizacion.No h y que perder de vista que de las teorfas sociologicas clasicas

I Ii I • b munidad, aqui estamos principalmeme imeresados en aquellasIi II 11111 i 'adas con los nombres de Marx, Tonnies y Weber. Tres teorias queI d' III go no agotan el tema y mucho menDs el problema, pero que

li111'i111' 'rue puedan estar ausentes en un estudio que se proponga declrIll) II bre la formacion y el desarrollo de un concepto como el de co­111\ 1111 la I, a todas luces fundamental en la formaci6n y el desarrollo de laI II II I )gia como ciencia e instituci6n. Mas especificamente, indagaremos

1.1 illll\ iguedad semantica del termino "comunidad" a partir del analisisII" ,llS listintos usos y significados en algunos textos significativos de, 1111, autores, de modo tal que a medida que se expongan las diferenciasIIII\. S bresalientes entre estas teorias tambien se empiecen a reconocer

I ~I'I t rasgos comunes a todas ellas., 1110 deciamos, el concepto moderno de comunidad pertenece a

\III 111 mento delimitable de la historia del pensamiento en el cual se11•.,pli gan y conviven estas tres teorias. Dicho concepto aparece inter­

III 'tl) 10 en una variedad de idiomas coexistentes en una mismalengua.1.1 illi maticidad de Marx, de Tonnies y de Weber, sus escnturas y,I I sLilos singulares, son parte pregname del problema en cuesti6n.IllIhajaremos, entonces, con la traducci6n. No 5610 con la traducciontI r8. tellano, dificil y por momentos practicamente imposible de la"I'lll~ll1tica comunitaria alemana del siglo XIX y principios del siglo XX,," II Lambien can las traducciones igualmente dificiles que en una mismail'llgua Tonnies hace de Marx y Weber, como con aquellas que Weber

11:1 'e de Tonnies y Marx14

II Conviene aclarar que asi como existe una semantica comunitaria alemana, dentroill' 'uyos limites se mueve esta investigaci6n, existe.una semannca anglos~J~nade lal'llll1unidad, especialmente relevante en las soclOloglas norteamencana y bntamca del.,11410 XX, sobre la cual no trataremos aquL 5i bien la segunda denva de la pnmera yI'll csa medida es heredera de algunos de sus pnnclplOs fundamentales, en el con-

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El rasgo comlin entre los enfoques de estos autores respecto del pro­blema de la comunidad -ni el limco ni el primero, sino simplementeaquel que privilegiamos- es que en todos enos la comunidad es inseparabley por 10 demas incomprensible sin su otro conceptual: la sociedad. Heaqui la hip6tesis que sometemos a consideraci6n: en las aproximacionessocio16gicas analizadas, el concepto de comunidad se determina por opo­sici6n al concepto de sociedad del que es estructuralmente solidario. Laestructura binaria a la que se encuentra subordinado este par conceptualno se limita a oponer dos terminos formalmente iguales, sino que supo­ne y arrastra consigo una serie de oposiciones metafisicas fuertementejerarquizadas 16gica y axio16gicamente (natural/artificial, originario/derivado, autentico!inautentico, unidad/separaci6n, interior/exterior,humano/inhumano, sentimiento/raz6n, etc.), cuya impronta, asumida enparte como propia 0 incluso rechazada, es ampliamente reconocible enlos tres discursos que se discutiran en este trabajo. Ala prevalencia de lacomunidad sobre la sociedad basada en una supuesta proximidad entrela comunidad, por una parte, y la naturaleza, el origen y la verdad, por laotra, a ese privilegio 10 hemos denominado comunocentlismo: privilegiomayor de una epoca en ciernes cuyas implicancias te6ricas, muchas vecesdisimuladas por los propios autores 0 sus interpretes, corrieron y correna la par de sus implicancias practicas.

Lo que nos proponemos, en suma, es una lectura en clav~ decons­tructiva del privilegio de la comunidad en el esquema oposicional quedomina los discursos fundacionales Uustamente, los discursos de,los"padres fundadores") de la tradici6n socio16gica alemana. Esto significa,desde nuestro punto de Vista, una lectura crftica y afirmativa a la vez. Yaque aqui no se trata simplemente de promover una critica impugnadorao de limitarse a denunciar la complicidad metafisica de estos discursos,

texto anglosaj6n el concepto de comunidad se define en sus propios terminos, de unmodo que a la vez prolonga y trans[orma considerablemente el concepto dominanteen Alemania. Sobre la inf]uencia de la sociologia alemana y muy panicularmentedel pensamiento de Tonnies en diversas teorfas de la ciencia social noneamericanavease T. Bender, Community and Social Change in Amehca, Baltimore &: London, Th~Johns Hopkins University Press, 1991. Para una aproximaci6n de conjunto a loscommunity studies, vease C. Schrecker, La communaute. Histoil'e critique d'un conceptdans la sociologie anglo-saxonne, Paris, rHarmattan, 2006.

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El problema de la comunidad. Marx, Tonnies, Weber

Ii ',n que a esta altura probablemente no tenga demasiado interes y talI 11111 Cm sentido. Se trata mas bien de ensayar una lectura 0 una inter­

1lIl'lll.j n que sea capaz de localizar en los textos y poner de relieve en11111 \ '" l I roblematicidad tanto aquello que resulta indisociable de clertosI" \ ',upuestos metafisicos como aquello que las excede, oponiendoles re­

1'1 11 'ia y propiciando nuevas formas de pensamiento sobre la socialidad.Ilor 10 demas, es facil constatar que hoy estamos quizas como nunca

II II\' 'n una posici6n preferencial para pensar estas cuestiones. El clima1IIII'k 'lual de la epoca presente se muestra favorable a ello. Existe un, I "n 'ontexto academico, principalmente cientifico-social y filos6fico,1111) Ii rian humanistico, desde donde hace al menos tres decadas se fo­1111'1\1:1 on intensidad creciente el debate en torno a la comunidad. Vale11t'\ II', un horizonte te6rico donde cohabitan perspectivas heterogeneas\' I V 'C s incluso irreconciliables, pero en el cual es cuesti6n, al menosp II illligunas de elias, de enlazar y contrastar criticamente los discursos

III d 'l sobre este problema a la luz de 10 que todavia hoy se puede es­IIt 1,\1' de un pensamiento 0 una experiencia de la comunidad. EI interesII \ !l'llIC por la comunidad y por la instancia comunitaria en general noII \ t' 'sado de generar controversias epistemol6gicas, desplazamientos11111,' 'ptuales y alianzas provisorias pero significativas entre campos del

111('1' lue normalmente permanecen incomunicados entre sf. El primerIillilri lmportante del denominado "renacimiento de la comunidad"15illl' I:t l'amosa y extensa polemica que comenz6 en los Estados Unidos yIt Ii 'sarro1l6 mayormente en suelo anglosaj6n entre los "liberales" (cuyo1" 11 \ 'ipal representante y te6rico fue]ohn Rawls) y los "comunitaristas"(,\I,t' lair Maclntyre, Michael Sandel, Charles Taylor y Michael Walzer,\'1 ill" Otro5)16 A traves de ella encontraron lugar formulaciones de la

I 'llhrc esta cuesti6n, vease C.Schhiter y L. Clausen (eds.), Renaissance da(11'IIil'llischafr:' Stabile The01ie und neue Theoreme, Berlin, Duncker &: Hum~lot, ,1990.1',11,1 Ull lratamiento mas amplio y contemporaneo de esta mlsma cuestlon, vease P.III tIolal'inis, G. Gatti e 1. lrazuzta (eds.), La comunidad como pretexto. En torno al (re)'i1 II \'III,;rnio de las solidahdades comunitalias, Barcelona y Mexico, Editorial Anthropos, l 'I: IIV 'rsidad Aut6noma Metropolitana-lztapalapa, 2010.ii, \)111 es sabido, "liberalismo" y "comunitarismo" son r6tulos bajo los cuales se,111'1 '11 ngrupar una gran diversidad de autores: las teorias inscriptas en este debate,1111 hoy pOl' hoy tan numerosas y heterogeneas que di[jcilmente se pueda segUlr

11111111 '11 iendo dicha distinci6n. Para una reconstntcci6n contextuahzada de la dlscu-

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mas diversa procedencia te6rica, si bien par 10 general las discusionesquedaron circunscriptas al ambito de la fila sofia politica y de la etica deldiscurso 0 etica de la comunicaci6n, cuyos principales promotores fueronKarl-Otto Apel y Jurgen Habermas. 17 Poco tiempo despues de iniciadaesta polemica, y en paralelo a ella, comenz6 un nuevo y sin duda menosconocido intercambio textual a prop6sito de la comunidad que parte deinterrogantes metafisicos. Primero en Francia y luego en Italia, autorescomoJean-Luc Nancy, Maurice Blanchot,jacques Derrida, Giorgio Agam­ben y Roberto Esposito -por nombrar solamente a los mas representativosde ambos paises- publicaron una serie de trabajos con los que intentaronllamar la atenci6n sabre la necesidad de pensar de nuevo, y de un modoradicalmente distinto, la pregunta por la comunidad 0, como se prefiri6decir en las ultimas decadas, por el "ser-en-comun" (etre-en-commun) 18

En el ambito de investigaci6n propio de las ciencias sociales tambien seadvierte un renovado interes por la temarica de 1a comunidad, aunque eneste caso se trata menos de una discusi6n calectiva 0 de un trabajo comunque de manifestaciones individuales traducidas en ensayos aislados y par

si6n, remitimos al trabajo de R. Gargarella, Las teol'ias de la justicia despues de Rawls.Un breve manual de filosofia politica, Barcelona, Paid6s, 1999.

17 Los principios elementales de sus respectivas eticas los encontramos en las obrasfundamentales de estos autores. Vease K-O. Apel, La transfonnacion de la filosofia(1973-1976), trad. A. Cortina,]' Chamorro y]. Conill, Madrid, Taurus, 1985,2 vols.y]. Habermas, IeOlia de la accion comunicativa (1981), trad. M. Jimenez Redondo,Madrid, Trotta, 2010.

18 Vease, en especial, M. Blanchot, La comunidad inconfesable (1983), trad. D. Huerta,Mexico, Vuelta, 1992; ].-L. Nancy, La comunidad inoperante (1986, 1990), trad.].M. Garrido, Santiago de Chile, LOM Ediciones I Universidad ARClS, 2000 Y Lacomunidad enfrentada (2002), trad.]. M. Garrido, Buenos Aires, La Cebra, 2007;]. Derrida, Politicas de la amistad seguido de El aida de Heidegger (1994), trad. PPenalver y f Vidarte, Madrid, Trotta, 1998; G. Agamben, La comunidad que viene(1990), trad. J. L. Villacanas, C. La Rocca y E. Quir6s, Valencia, Pre-Textos, 2006; R.Esposito, Communitas. Origeny destino de la comunidad (1998), trad. C. R. MolinariMarotto, Buenos Aires, Amorrartu, 2003, lmmunitas. Protecci6n y negacion de la vida(2002), trad. L. Padilla L6pez, Buenos Aires, Amorrorlu, 2005 y Bios. Biopoliticayfilosofia (2004), trad. C. R. Molinari Marotto, Buenos Aires, Amorrortu, 2006 Unapralongaci6n de este intercambio en nuestro pais puede hallarse en M. B. Cragnolini(comp.), Modos de 10 extra;lo. Alteridad y subjetividad en pensamiento posnietzscheano,Buenos Aires, Satiago Arcos, 2005, y en M. B. Cragnolini (comp.), Extrai'tas comu­nidades, Buenos Aires, La Cebra, 2008.

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El problema de la comunidad. Marx, Tonnies, Weber

10 general sin relaci6n evidente entre s1. Pensamos aqui, sobre todo, enI 'xtos de Zygmunt Bauman, Richard Sennett y Michel Maffesoli. 19 Por,I momento, la historia del debate contemporaneo sobre la comunidad,In historia conjunta de los reconocimientos y desconocimientos, de los:l 'uerdos y desacuerdos entre los saberes que hasta aqui han contribuido:1 repensar este concepto todavia no fue escrita, hecho que tal vez debainterpretarse como un sintoma de su perenne vitalidad20

Es precisamente en este clima de "renacimiento" de la comunidad,n este horizonte transdisciplinario que venimos de delinear, que qui­

'ieramos situar esta modesta contribuci6n al debate en cuesti6n. Esto,ciertamente, no parque vayamos detras de una novedosa noci6n de co­munidad, tarea inmensa a la que se abocaron muchos de los autores aliiinvolucrados y sabre la cual no tenemos la mas minima pretensi6n, sinoporque compartimos con algunos de ellos la convicci6n de que hoy en diauna evaluaci6n critica del concepto de comunidad exige como minimo,y para empezar, "despejar" "el horizonte que estc'i detrc'is de nosotros"21in embargo, como a esta altura es sabido, el horizonte pasado de la co-

I~ Wase, entre otras, Z. Bauman, Modernidad liquida (2000), trad. M. Rosenberg yJ. Arrambide Squirru, Buenos Aires, FCE, 2002 YComunidad. En busca de seguridaden un mundo hostil (2001), trad.]. Albores, Buenos Aires, FCE, 2003; R. Sennett, Eldeclive del hombre pilblico (1977), trad. G. Di Masso, Barcelona, Peninsula, 2002 yLa coiTosi6n del canicter. Las consewencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo(1998), trad. D. Najmias, Barcelona, Anagrama, 2000; M. Maffesoli, EI tiempo de lastribus: el ocaso del individualismo en las sociedades posmodernas (1988), trad. R. Valdes,Mexico, Siglo XXI, 2004. Cabe destacar que desde 2007 se vienen desarrollandouna serie de investigaciones sobre el concepto de comunidad en la teoria socialc1asica y contemporanea a cargo de Pablo de Marinis con sede en el Instituto delnvestigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universi­clad de Buenos Aires, cuyos resultados parciales se pueden consultar en el numeral11onografico sobre "comunidad" de Papeles del CEIC, marzo 2010, disponible enhltp:llwww.identidadcolectiva.es. y en P de Marinis (coord.), Comunidad: estudiosde teoria sociol6gica, Buenos Aires, Prometeo, 2012.

III Hasta donde sabemos, 10 mas cercano a una investigaci6n de estas caracterfsticasse puede encomrar en H. Rosa et. aI., Ihe01ien del' Gemeinschaft zur Einfuhrung,Hamburg, Junius, 2010. Quizas menos rigurosa pero igualmente esclarecedora esla investigaci6n de.G. Delanty, Community. Key Ideas, New York, Routledge, 2003.Vease tambien F Fistetti, Comunidad. Uxico de politica, trad. H. Cardoso, BuenosAires, Nueva Visi6n, 2004, pp. 145-170 Y f M. De Sanctis, Ira antico e moderna.IndividLlo, egLiaglianza, comunitil, Roma, Bulzoni, 2004, pp. 227-254.

II J .-L. Nancy, "La comunidad inoperame", en La comunidad inoperanLe, op. cit., p. 30.

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munidad se puede y se debe medir en muchas epocas, seglin secuenciastemporales y trayectorias teorico-practicas muy diferentes y alejadas unasde otras. A los efectos del analisis, teniendo en cuenta la naturaleza y lahistoricidad del problema que abordamos, consideramos necesario untrabajo en tres tiempos.

En un primer tiempo correspondiente al capitulo primero planteare­mos el problema de la comunidad en relacion can el amplio entramadoen el cual esta inserto. Una vez expuesto el problema analizaremos pri­mero el vinculo entre mito y comunidad, y luego, sobre la base de estasconsideraciones, el alcance del esquema nostalgico en los diagnosticosmodemos sabre el "pasaje de la comunidad a la sociedad". Asimismo,repasaremos la historia de la diferencia conceptual entre Gemeinschafty GesellschaJL para especificar su lugar al interior de una epoca rica enoposiciones binarias.

En un segundo tiempo presentaremos una lectura atenta de ciertostextos de los tres autores propuestos (y de algunos de sus comentaris­tas), en 10 que intenta ser un recorrido a traves de sus obras haciendaespecial hincapie en la posicion que cada uno de ellos asume, directa aindirectamente, respecto del problema de la comunidad tal como aqui se10 entiende. Asi, los capitulos segundo, tercero y cuarto estaran dedicados,respectivamente, a las teorias de Marx, Tonnies y Weber.

Para terminar, en un tercer tiempo que se corresponde con el quintoy ultimo capitulo, replantearemos el problema desde un punta de vis­ta retrospectivo de modo tal que permita encadenar las conclusionesparciales a las que se habia arribado en los capitulos precedentes y, acontinuacion, realizaremos una exposicion resumida de las principalesrazones en favor de una critica sistematica del concepto moderno decomunidad a fin de mostrar hasta que punta las teorias sociologicasclasicas, especialmente las de los tres autores aludidos, han contribuidoa su conformacion actual.

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