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  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    1/32

    M NU L LONSO OL

    C MBIO SOCI L

    EVOLUCIONISMO FUNCION LISMO

    nalesde la

    Real cademia

    de

    Ciencias Morales y Polticas n

    52 975

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    2/32

    ambio Social Evolucionismo

    y Funcionalismo *

    por

    el

    Acadmico

    de

    nmero

    Excmo. Sr.

    D.

    MANUEL

    ALONSO OLEA

    Hay que recordar brevemente las ca-

    tegoras

    bajo

    las que el

    espectculo

    de

    la historia suele presentarse al pensa-

    miento

    La

    primera

    de ellas

    resulta

    de

    la visin del cambio perpetuo a que se

    hallan sometidos

    individuos

    pueblos y

    Estados que existen en un momento lla-

    man

    nuestra atencin y desaparecen Es

    sta la categora del cambio

    Hegel, La Razn de en la Historia

    l .

    El

    tema

    general

    objeto

    de las disertaciones

    de

    nuestro pre-

    sente curso acadmico

    es el de

    cambio

    social

    Este

    tema,

    precisamente con

    esta denominacin,

    cuenta ya

    con una

    cierta tradicin

    cientfica

    en la

    titulacin

    de

    libros

    y ensa

    yos;

    una

    tradicin no remota, pero

    que

    se

    remonta cuando

    menos,

    en la medida en que yo he

    sabido

    y

    podido

    introducirme en la

    bibliografa, hasta

    el

    ao

    1922,

    en que

    se

    publica, precisamente

    con este ttulo,

    Cambio

    Social

    el

    libro

    de

    Ogburn l , hoy un

    clsico menor

    de sociologa.

    *

    Disertacin en

    Junta

    del

    martes

    8 de abril de

    975

    1 W. Ogburn, Social Change with Respect to Culture and Original

    Nature Nueva York,

    922

    -

    3

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    3/32

    Por supuesto

    los temas

    de cambio histrico son

    muy

    anterio

    res,

    como

    atestigua la re fe renc ia de Hegel con

    que he

    iniciado

    esta

    disertacin 2 ; tambin lo son

    los

    de cambio social, quiz

    sin

    esta

    denominacin

    precisa;

    cuando

    Max

    Weber

    escriba,

    ha

    cia 1904-1905,

    la

    primera

    versin

    de La tica protestante y el esp-

    ritu del

    capitalismo

    3), lo

    que estaba queriendo descr ib irnos

    2 La razn en la Historia, traduccin

    espaola

    de C.

    Armando

    Gmez, introduccin

    de A.

    Truyol

    Madrid, 1972, pg. 51). El

    texto

    traducido

    procede

    de la ed.

    Hoffmeister

    1955 de las Vorlesungen

    ber

    die Philosophie

    der

    Geschichte, que

    se abren

    con

    la larga intro

    duccin normalmente presentada bajo el ttulo Die

    Vernunft

    in der

    Geschichte.

    El

    pasaje

    en

    cuestin figura

    en la ed. de Gans 1917 y

    en la

    versin

    espaola

    de

    sta

    J

    Gaos, Lecciones

    sobre

    la fi losofa

    de la historia universal, Madrid, 1928; reimpr.

    1974, pg. 47). El cambio

    de la

    cita

    se

    traduce

    como

    variacin por

    Gaos; tambin por R. Flrez,

    Dialctica e Historia en Hegel,

    en Estudio

    Agustiniano, vol. VI-J,

    1971, pg. 56.

    3)

    De

    estos aos son

    los vols. XX y

    XXI

    del

    rchiv fr Socialwis-

    senschait und Socialpolitik en que

    apareci

    por vez primera el

    estudio

    imperecedero

    de Max Weber; la

    segunda

    versin,

    modificada

    y amplia

    da y polemizando

    ya Max

    Weber con sus crticos, sealadamente con

    Lujo

    Bretano-, se public en 1920, abriendo los Gesammstelle uisdtze

    zur

    Religionssoziologie. La tesis de Weber,

    como

    es sabido,

    suscit

    una intensa

    polmica; los tex tos bsicos sobre la cual

    pueden

    con

    sultarse en R W. Green,

    Protestantism

    and Capitalismo The Weberian

    Thesis

    and

    it s

    Critics,

    Bastan,

    1959;

    por

    otro

    lado ha

    sido reexami

    nada, con

    profundidad no excesiva, en Ch. Hill,

    Protestantism

    and the

    Rise of Capitalism, en D. S. Landes, ed., The

    Rise of

    Capitalism,

    Nueva

    York, 1966, y

    ha pretendido

    ser extendida,

    con

    xito

    dudoso,

    a

    una supuesta conexin entre el puritanismo

    y

    el

    desarrollo

    de la

    ciencias ver al

    respecto sendos trabajos, con

    el

    mismo ttulo,

    de

    H. F.

    Kearney

    y Ch. Hill,

    Puritanism,

    Capitalism and the Scieritific

    Revolution, en Ch. Webster, ed.,

    The

    Intellectual

    Revolution

    of

    the

    Seventeenth

    entury

    Londres

    y

    Bastan,

    1974). De la obra de Weber

    existen excelentes versiones

    espaola

    de nuestro compaero Luis Le

    gaz, La tica protestante y el espritu del capitalismo, Madrid,

    1955

    y norteamericana de T. Parsons, The Protes tant E th ic and

    the

    Spirit

    of Capitalism, Londres, 1956), con un prlogo de R. H. Tawney, en el

    que se

    insiste sobre

    el

    impacto del calvinismo sobre

    el

    capitalismo

    naciente:

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    4/32

    era un

    fenmeno de cambio

    social:

    la aparicron de

    las

    estructu

    ras racionalizadas caractersticas

    del capital ismo moderno, y

    las

    causas de este mismo fenmeno, una de

    ellas,

    cuando menos, la

    existencia

    de

    un

    tipo de tica

    religiosa,

    la

    calvinista,

    para

    la

    que

    el

    xito econmico terreno, adems de imponer un modo asctico

    de

    vida muy especial, era

    el

    signo

    externo de predestinacin. Si

    aceptamos

    que

    efectivamente

    Max

    Weber

    nos

    est describiendo

    un

    fenmeno de cambio social e

    investigando sus

    causas cosa

    que puede hacerse

    sin

    esfuerzo y que explica el continuo uso

    posterior

    de

    su tipologa, en es ta mate ria

    como

    en tantas otras ,

    entonces

    habramos de retrotraernos

    no ya a

    Weber mismo, s ino

    a

    sus

    antecesores

    que --: iustamente en

    este

    punto: motivacin

    religiosa

    de

    una

    conducta social

    y

    econmica determinada-apa

    recen ya en el siglo

    XVII,

    a

    finales

    del cual William

    Petty,

    en

    1699, escriba

    en su ritmtic poltic que

    el comercio no est

    ligado

    a religin

    determinada, sino

    siempre,

    ms bien,

    a

    elemen

    tos heterodoxos del

    conjunto

    rel igioso 4 Y desde

    luego

    al si

    glo

    XVIII, en que aparecen pronunciamientos similares, an ms

    contundentes; as, en Hegel, que

    refiri

    al protestantismo la

    actividad de

    adquir ir mediante

    la inteligencia y la rectitud y lo

    describi como defensor de

    la

    eticidad

    de la

    riqueza

    y

    de

    la

    ganancia

    contra

    la

    santidad de

    la pobreza y del

    ocio

    (5); o

    en

    Comte, para quien

    el principio

    protestante reforz

    el desarrollo

    cientfico

    e industrial,

    estimulando los esfuerzos

    personales y

    quebrantando

    las reglas opres ivas (6).

    Sin embargo,

    repito,

    la

    floracin de libros y ensayos

    en

    cuyo

    unido siempre ... , de modo muy distinto,

    pero

    de la

    manera

    ms estre

    cha, con los desarrollos econmicos racionales; se puede observar

    una afinidad entre el racionalismo econmico, por una parte, y una

    cierta

    clase de religiosidad

    tico-rigorista,

    por

    otra

    (2. , V,

    7, en la

    edicin espaola de Mjico,

    1964

    1. 1, pg. 385).

    (4)

    Este

    texto, por cierto, aparece citado por Marx en la

    Crtica

    de la economa poltica,

    apostillando Marx

    que

    el

    atesorador

    o avaro

    se corresponde como tipo con el asceta dedicado al trabajo munda

    no y que por ello su religin es, sobre todo, el protestantismo, o

    ms

    precisamente el capitalismo

    Oeuvres

    en la ed. M. Rubel, vol. 1, Pars,

    1965

    pgs. 307 y 389).

    En El capital, l. ,

    LVI, aparece

    una

    considera

    cin similar.

    5 Enciclopedia,

    552; trad. espaola de Ovejero Mauri, Madrid,

    1917

    vol.

    111

    pgs.

    289-290.

    6 Catchisme positive, conclusin, 11. entr., ed. Pars,

    1966

    p-

    gina 293.

    - 5

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    5/32

    tt ulo aparece

    el

    cambio

    social

    como objeto directo de estudio

    es

    mucho ms reciente

    y, a partir del de

    Ogburn

    citado, especial

    mente

    en la

    poca

    contempornea, extremadamente frondosa 7).

    En

    la

    Enciclopedia internacional de Ciencias Sociales

    se

    dio

    el

    espaldarazo

    a la

    expresin en

    la

    aporta cin de Wilbert

    E. Moo

    re 8). Y

    an

    antes, si se quiere, al

    seleccionarse

    segn

    anota

    Dahrendorf , los Problemas de cambio social en siglo XX como

    tema del

    III Congreso

    Inte rnac iona l de

    Sociologa

    (9);

    Dahren

    dorf, por cierto, quiere

    extraarse

    de que cambio social no

    revolucin fuera

    el

    tema; volveremos

    sobre

    es te pun to

    .

    . .

    .

    El tema del cambio social, s in compromiso definitorio de mo

    mento de

    lo

    que

    el

    cambio

    soc ia l sea,

    puede desde

    luego plan

    tearse en un

    elevado plano

    filosfico; un

    tema de Filosofa de

    la

    His toria ser a

    el

    de los cambios his tricos profundos

    a

    diferencia

    de los

    meramente

    anecdticos;

    la aparic in

    de nuevos estilos de

    vida de cultura que permanentemente se incorporan a una

    otra frente a

    la aparicin de modas pasajeras

    contingentes, por

    ejemplo, para acoger

    la

    afortunada t erminolog a de

    la

    diserta

    cin sobre este mismo tema de nuestro compaero Milln Pue

    Hes

    (lO);

    otro

    tema sera, desde luego, de

    gran

    prosapia,

    la

    re-

    7) Citando slo

    libros

    en cuyo t tulo aparece la expresin, vanse,

    por

    ejemplo

    los

    editados por

    A. y E. Etzioni, Social Change Nueva

    York, 1964, y W. Moore, Social Change Englewood Cliffs, 1962. Asimis

    mo, los de E. Hagen, On the

    Theory

    of

    Social

    hange

    Dorsey, 1962;

    R.

    A.

    Nisbet, Social Change and History

    Osford

    Unv.,

    1969;

    W. Zapf,

    ed.,

    Theories des sozialen Wandels Francfort,

    1969; G. E.

    Swanson,

    Social

    hange Berkeley, 1971

    N. J. Srnelser, Social Change in

    the

    Industrial Revolution

    Londres, 1959,

    entre otros

    muchos.

    Por

    supuesto,

    esta bibliografa puede ser ampliada casi ilimitadamente; por ejem

    plo, en el

    editado

    por S. N.

    Eisenstadt, Readings in Social

    volution

    and Developrnent Nueva York, 1969, la mayora de los ensayos reco

    pilados

    se

    refieren

    al

    cambio

    social.

    8) Cambio social, en el vol. 2,

    Madrid, 1974

    de la

    traduccin

    es

    paola

    de la

    Enciclopedia

    pgs.

    130 134;

    la

    edicin original

    data de

    1968. La

    expresin aparece

    tambin recogida en el Diccionario de Cien-

    cias Sociales

    Madrid, 1975, vol. 1, pgs.

    291 293.

    9) R.

    Dahrendorf,

    Uber einige

    Probleme der

    soziologischen Theo

    de

    der

    Revolution,

    en

    Arch Eur de Sociologie

    nm.

    2,

    1961.

    10) Antonio Milln Puelles, Moda, nihilismo, libertad, diserta

    cin en la Real Academia de Ciencias Morales y Polticas, 26 de noviem

    bre de

    1974.

    j::ito por

    mis

    notas.

    - 6

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    6/32

    flexin

    sobre

    si una providencia-e-o una

    razn que

    manejara as

    tutamente hilos invisibles preside

    el

    acontecer histrico

    y lo lleva

    por sendas predeterminadas.

    O

    puede plantearse

    el

    tema del cambio

    a

    un

    nivel

    menos

    ele

    vado

    de

    consideracin

    y

    estudio;

    a nivel de

    investigacin

    socio

    lgica, que

    no

    de

    reflexin

    filosfica. Es en este segundo

    plano

    en el que intentar

    moverse

    esta

    disertacin sin pretensiones

    so

    bre el

    cambio

    social.

    Todo estudio sobre cambio

    social,

    cualesquiera que sean

    su

    naturaleza y carcter

    como

    acertadamente se

    nos advierte

    en

    uno

    de los

    libros

    de

    publicacin

    ms

    reciente

    sobre

    el

    tema

    11 ,

    tiene

    que

    contar

    con un doble

    hecho

    o

    conjunto

    de

    hechos.

    En primer lugar

    el meramente

    emprico

    de

    que

    en efecto las

    sociedades cambian

    y aun el

    hecho

    de que

    cambia

    el

    conjunto

    de

    sociedades

    del

    hombre la

    sociedad universal

    de moradores de

    nuestro

    planeta. En un ejemplo

    banal es evidente

    que

    la gene

    ralidad

    de los

    hombres no

    vive

    hoy

    como

    viva

    antes

    de

    la

    gran

    Revolucin Industrial o que los

    modos

    de

    vida

    de los hombres

    que nos son ~ i o s histricamente difieren

    profundamente de

    los de

    sus

    precursores

    antes

    de la gran

    revolucin del

    neolti

    co 12 .

    Es muy cierto que puede hacerse un estudio estt ico

    de

    una

    sociedad

    que la tome en un momento determinado y con

    centre sobre ste

    su

    anlisis. Pero

    de

    un

    lado lo

    probable

    es

    que

    tal estudio sea relativamente incompleto en

    cuanto que

    dejar

    de

    dar razn

    de

    por

    qu

    tal soc iedad

    es

    efectivamente

    as, aqu

    y

    ahora en

    el

    momento

    en

    que

    es

    estudiada sin tener en cuenta

    estadios

    anteriores

    desde

    los que

    ha

    surgido; y de otro lo pro

    bable es tambin que el estudio

    esttico

    resulte

    incompleto

    per

    se

    porque

    las

    sociedades

    deben ser estudiadas

    tambin

    en

    su

    11 A. D.

    Smith The

    oncept

    of Social Change A

    ritique

    of

    the

    Functionalist

    Theory

    of

    Social Change

    Londres, 1973, pg. 1.

    12

    Esta

    comparacin las conquistas tcnicas de

    nuestra

    poca

    marcan una

    revolucin comparable a la del

    neoltico ha

    sido hecha

    por

    R. Aron,

    Les dsillusions

    du progres Essai

    sur

    la dilectique de

    la

    modernit

    Pars,

    1969,

    pg.

    281.

    Consideracin similar se hace tam

    bin, p. ej., P. Rioux,

    La Rvolution

    Industrielle 1780-1880, Pars, 1971,

    pg. 7.

    - 7

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    7/32

    dinmica

    que afecta a cualquiera de sus momentos de forma

    que sin la comprensin de las tensiones internas o de las influen

    cias

    externas

    que estn operando

    sobre

    la

    sociedad

    que

    se

    estudia

    no se

    adquiere

    un

    conocimiento

    entero

    de la

    sociedad misma.

    Esto

    reza

    respecto

    de

    todas

    las sociedades las

    primitivas incluidas;

    respecto de estas ltimas se ha dicho y en amplia

    medida

    demos-

    trado que

    su

    falta

    de movimiento histrico y, por consiguiente

    las nociones

    sobre

    su pretendido inmovilismo

    son

    falsas, aunque

    explicables

    por

    nuestra

    escasez de datos por lo

    dems

    en

    trance

    de

    superacin

    13).

    En

    segundo

    trmino se

    ha

    de tener en

    cuenta

    el

    hecho

    emp

    rico

    tambin aunque en medida muy distinta en la medida en

    que

    son

    tambin hechos las ideas y las opiniones

    que

    se ten

    gan

    y se

    exterioricen sobre

    los

    hechos

    de

    que

    existe un abun-

    dante cuerpo de

    teora

    que

    ha

    intentado explicar el cambio social

    en

    virtud de leyes generales o cuando menos de tendencias que

    lo presidieran. As se ha constatado mltiples veces, por ejemplo

    que todo

    el siglo XIX estuvo

    dominado

    por

    doctrinas

    evolucio

    nis tas sobre

    el

    cambio

    social y, a partir de Darwin

    trasponiendo

    a

    este

    terreno

    sus doc tr inas

    biolgicas, precisamente por un evo

    lucionismo

    semejante

    o

    prximo

    al

    llamado

    natural

    de

    las

    espe

    cies 14 . Ntese que se

    trata

    de bas tante ms

    que

    afirmar que

    el cambio tiene unas

    causas

    que deben ser indagadas; lo que se

    afirma es que las causas estn

    concatenadas

    entre s y de

    que

    todas

    operan

    en virtud

    de un

    principio

    o serie de principios

    generales

    que

    presiden el cambio.

    Frente

    a otras posiciones doc

    trinales

    con la misma especial consistencia fctica, que

    pres-

    cinden de la existencia o no dan relevancia a que existan o

    puedan existir leyes generales que presidan el

    cambio; no

    hay

    astucia alguna

    de

    la

    razn

    al

    modo

    hegeliano

    ni

    tampoco

    unas

    13)

    En tal sentido, R.

    F.

    Murphy,

    The Dialectics of Social Lite

    Londres, 1972 pgs. 31, 109 Y 229; con referencia especial al Derecho,

    combatiendo la apariencia falsa de que en el derecho primitivo no

    hubo desarrollo ni cambio, A. S. Diamond,

    Primitive Law Past and

    Present Londres, 1971 pg. 3.

    14)

    Como ejemplo de estas constataciones, ver la de

    J.

    Maras en

    la Introduccin a su edicin espaola de Dilthey,

    Teora de las con-

    cepciones del mundo

    Madrid,

    1974,

    pgs. 17 18; o la de F. Romero en

    el prlogo a la 10. ed. de

    J.

    Gaos de Max Scheler,

    El puesto del hom-

    bre en el cosmos Buenos Aires, 1972 pg. 15; o la de S. N. Eisenstadt,

    Evolucin social, en

    Enciclopedia

    cit., vol. 4, pg. 665.

    - 8

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    8/32

    manos

    invisibles

    como

    Adam

    Smi th quera si por tales se

    quie-

    ren entender fuerzas profundas que predeterminen el cambio

    social.

    * * *

    Teniendo

    en cuenta

    estas consideraciones

    generales

    e

    insistien-

    do en que se quieren dejar como

    puro panoram a

    de fondo

    las

    grandes

    construcciones

    filosficas de

    las

    que seran paradigrn-

    ticas las

    de Vico,

    Hegel

    o Comte

    se

    va a

    tratar

    de

    resumir

    se

    guidamente

    no la secuencia entera de lo

    que

    se ha credo sobre

    el cambio

    social

    y sobre sus causas pero s

    las

    dos formas enun-

    ciadas

    en el ttulo de la disertacin

    evolucionismo

    y funciona-

    Iismo que

    virtualmente con unas u

    otras

    variantes has ta ahora

    han adoptado las creencias dominantes 15 .

    * * *

    Con toda seguridad es el evolucionismo al que ya se ha hecho

    alusin

    el

    primer

    cuerpo doc trina l sobre

    el

    cambio

    social

    en

    cuanto

    tal.

    Mucho antes de

    Darwin entre

    otros

    haba

    hablado

    Rousseau con la contundencia caractersticas de sus Discursos

    de la naturaleza ...

    [que].

    .. hace fuertes

    y

    robustos a

    los hom-

    bres

    bien const ituidos y hace

    perecer

    a

    todos los dems 16).

    Pero es

    tras El Origen de las spe ies

    cuando el evolucionismo

    trasplantado a lo social toma carta de naturaleza como explica-

    cin del

    cambio.

    Un

    evolucionismo con variantes

    mltiples:

    desde

    el que

    en

    buena medida puede considerarse

    en

    este

    respecto

    como

    una extrapolacin

    de Darwin como el de Spencer del que

    dijo

    Durkhe im que su voluminosa sociologa ...

    no

    tiene por

    fin

    sino

    mostrar que la ley de la

    evolucin

    universal se aplica a la s soce

    dades 17 - , hasta el t ambin fuertemen te inspir ado en Darwin

    15)

    Cfr. Cambio social, en

    Enciclopedia,

    cit. vol.

    2,

    pgs.

    131-132;

    las teoras son evolucionistas o

    funcionalistas:

    entre ambas se

    intercala la marxista pero de ella se dice que fue una variante del

    evolucionismo.

    16) Discours

    sur

    l origine de

    l ingalit,

    ed.

    J.

    Roger,

    Pars,

    97

    pg. 164.

    17) Les regles de la mthode sociologique, 2. ed., reimpresin,

    Pars, 956 pg. 1; bien es

    verdad

    que el propio

    Durkheim

    est tamo

    - 9

    16

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    9/32

    con jugado con las rupturas

    entre la

    situacin

    de

    la tecnologa

    en

    cada momento

    o fuerzas productivas y las

    formas de

    propiedad

    o ges tin del

    aparato

    tcnico o relaciones

    de produccin que

    en

    bin

    sujeto

    a

    influencias similares

    que

    aparecen

    con frecuencia

    en

    su

    terminologa: rbol

    genealgico de los

    tipos

    sociales, especies

    sociales

    generatrices

    y generadas generacin por

    germinacin

    de

    una

    sociedad; incluso h ay e sp ec ie s s oc ia le s por la

    misma razn que

    hay

    especies biolgicas, etc.

    loe. cit.

    pgs. 85 y sigs.).

    Las

    obras bsicas

    de

    Spencer como

    es

    sabido son

    los

    Principios de

    Biologa

    y los

    Principios de Sociologa respectivamente publicados

    en

    1880 y 1896.

    Sobre

    la

    extrapolacin del darwinismo ver

    J. L Pinillos, Fuerza

    y

    razn

    en la

    convivencia

    humana

    en

    evista

    de Occidente

    junio

    1964; tambin R.

    Hofstadter

    Social Darwinism in American Thought

    Boston

    1955.

    De

    Durkheim

    se ha dicho, a

    su

    vez,

    que

    en l es clara la

    influencia

    de la

    doctrina

    de la

    continuidad entre

    los

    mundos

    natural y social ... ,

    verdadero fundamento

    de

    las teoras

    de

    Comte

    y

    Saint-Simon sobre

    la f il iac in orgnica de las ciencias R A. Nis be t,

    he

    Sociology of

    Emile Durkheim Oxford

    Univ., 1974, pg. 48), lo

    que evidentemente

    es

    cierto como demuestra

    la

    lectura ms somera

    de la

    Introduccin

    y de

    numerosos pasajes libro

    cap.

    VI, en especial) de

    De la divisin

    du travail social

    pgs.

    3-4 y 49 y sigs., en la ed.

    Pars

    1968. Y se

    podra

    haber

    aadido

    que

    aunque

    Durkheim

    dice tomar prestado

    a la

    bo-

    loga un

    lenguaje metafrico loe. cit.

    LV.IIl

    pg. 198), los exceso >

    resultan notorios

    ledos hoy, y al

    borde

    de lo

    grotesco

    en

    ocasin

    por

    ejemplo las pginas

    en

    que polemiza

    con

    Spencer sobre

    el

    gran sm

    ptico

    social y el

    sistema

    cerebro-espinal

    del

    organismo

    social;

    loe. cit.

    LV.U y

    IIl

    p g s. 195 y sigs.).

    Pero tambin

    se ha

    dicho

    de

    Durkheim que junto

    a

    un

    aroma evo

    lucionista

    inconfundible, lo

    que carac te riza alguna

    de

    sus obras

    do

    minndola

    por

    completo

    es su

    andamiaje

    puramente

    analtico

    y es

    tructural

    Nisbet,

    loe. cit.

    p g. 168).

    Tan perplejo queda Nisbet

    en

    cuanto

    a esta doble

    vertiente

    de Durkheim

    que

    da

    como

    pos ible, al

    tiempo que

    disculpa

    las contracciones

    o

    inconsistencias de su

    pensa

    miento loe. cit. p g. 250). Ms

    bien

    creo

    que

    la

    obra

    de

    Durkheim

    es

    un

    resumen

    de

    las doctrinas sobre

    el

    cambio

    s ocial o, mejor

    an que

    en el

    Durkheim

    de La divisin del trabajo social 1893 contempla.

    rnos, en los

    trnsitos

    de la

    solidaridad

    mecnica a la

    solidaridad

    orgnica

    una construccin

    que

    Durkheim abandon

    por completo

    en su obra

    posterior

    segn

    Nisbet, punto

    sobre

    el

    que

    es

    especialmen

    te

    y excesivamente insistente;

    loe. cit. pgs. 30, 32, 128, 255), el

    canto

    del cisne

    del

    evolucionismo qua

    explicativo del

    cambio

    social;

    men

    tras

    que

    en el

    Durkheim

    de

    Las formas elementales de la vida reli-

    giosa 1912) asistimos al orto de la explicacin estructural-funcional

    en el

    anlisis concentrado sobre

    los

    aborgenes

    australianos del carn-

    - 23

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    10/32

    general

    y con

    otros

    ingredientes que es el

    esquema

    marxista 18);

    pasando por la que

    presenta

    el cambio tecnolgico

    sin ms,

    como

    bio social

    de

    es ta obra

    se

    dice

    por

    Nisbet,

    loe cit

    pg. 166,

    nada

    me-

    nos, que

    es el c imiento inmediato sobre el que se construy , con

    Malinowski y

    Radclffe-Brown,

    una gran

    parte

    de la antropologa so-

    cial inglesa; sobre la influencia de

    stos

    en la

    mutacin de

    las doctri-

    nas sobre el cambio social ver ms adelante en el texto). Quede todo

    esto dicho

    como apunte, sin profundizar, sobre lo que exigira un

    anlisis

    detallado de

    Durkhem, imposible

    de hacer

    aqu, aparte

    de que

    en

    buena medida

    se encuentra ya hecho

    por

    C. Moya

    Valgan

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    11/32

    motor

    y fuente de todo

    el progreso que caracteriza, por ejemplo,

    la

    obra

    de

    Ogburn,

    ya citada, que

    no ha

    dejado de

    tener

    sus ep

    gonos

    y continuadores 19),

    todos

    an

    bajo

    la misma y justificada

    sensacin

    de

    pasmo, que ya sintieran

    los

    coetneos

    de

    la explo

    sin

    tecnolgica

    que caracteriz

    la

    Revolucin Industrial,

    al con

    templar,

    como

    Ricardo

    y

    Owen contemplaran,

    los

    enormes

    in

    crementos de los rendimientos del

    trabajo

    derivados del uso de

    mquinas-la de vapor, de

    Watt,

    es la citada por Owen-, que

    ejecutan

    bajo

    el fcil control de uno el trabajo de muchos

    miles

    de hombres

    20 ;

    e

    inclinados

    a

    cont inuar afi rmando que las

    innovaciones tcnicas son las fuerza motri z.. . que

    transforma

    ra

    dicalmente las perspectivas de la humanidad 21).

    La

    expresin

    progreso se

    ha

    deslizado ya

    en

    la

    exposicin; en

    efecto,

    es

    caracterstico

    de

    las doctrinas

    evolucionistas,

    que

    en

    este

    punto

    combinan muy bien con el optimismo racionalista

    derivado

    de la

    Ilustracin, creer que los

    cambios

    sociales

    no

    slo

    ocurren

    en

    forma evolutiva,

    sino

    que adems

    esta

    evolucin

    es

    progresiva y t iende hacia

    una

    finalidad, de

    diversos

    modos pin

    tada, pero siempre caracterizada bien por expansiones mayores

    de la personalidad

    humana

    y

    del mbito que

    a

    sta abren

    sus

    colectividades,

    bien

    por, como

    dijera

    Freyer, un

    progreso

    con

    t inuo hacia

    la

    meta

    de la

    racionalidad.

    Quiz

    habra

    que

    hacer en

    este lugar una referencia adicional

    al

    tema-recurrente, por ejemplo, en

    el

    conocido

    libro

    de

    Ber

    ln 22 -de la distincin entre

    un

    progreso concebido bsicamen-

    19) Las citas podran multiplicarse; por todos

    y

    como especial

    mente

    expresivos, ver

    N

    Birnbaum,

    The

    Crisis of ndustrial Societv,

    Oxford

    Univ.,

    1969 pg.

    130 Y 1.

    Vial,

    L avnement de la civilisation

    industrielle, Pars,

    1973

    pg. 5.

    20) Report to the ounty of Lanark, y III,

    2. Para

    este tema

    en

    concreto y para la bibliografa

    sobre

    el

    mismo remito

    a mi artculo

    La Revolucin Industrial y la emergencia del Derecho del Trabajo,

    en

    Revista

    de Trabajo, nm. 32,

    1970;

    as como al cap.

    de mi

    ntroduccin al Derecho del Trabajo, 3: edicin, Madrid, 1974.

    21) Organizacin

    Internacional

    del Trabajo, La tcnica al servi

    cio de la libertad,

    Memoria del Director a la 57. Conferencia,

    Ginebra,

    1972 pg. 1).

    22) Dos conceptos de libertad, en Libertad

    y

    necesidad en la

    Historia,

    traduccin

    de

    J.

    Bayn, Madrid,

    1974;

    especialmente a partir

    del cap. VI, La

    bsqueda

    del status , pgs. 166 y sigs. La cita pre

    cedente de

    H.

    Freyer es de

    La poca industrial, trad.

    O.

    Begu, Ma

    drid,

    1961

    pg. 67.

    - 3

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    12/32

    te como

    expansion

    de la

    libertad

    humana y

    otro

    progreso

    conce-

    bido

    como expansin

    de la

    igualdad

    de las

    oportunidades

    y

    del

    status

    de

    los

    hombres, aceptando

    el

    segundo la merma

    de

    liber-

    tades y no rechazando el primero las des igualdades, d is tinc in

    que, desde otro punto de vista, enlaza

    con la

    que separa

    a

    los

    pesimistas

    individuales

    de

    los

    pesimistas

    sociales;

    a los pesi

    mistas en cuanto

    a las

    posibilidades

    y racionalidad del actuar de

    los individuos sin sujecin a

    reglas

    o

    autoridades ms

    o

    menos

    estrictas,

    de los

    pesimistas

    que ven en

    las colectividades o,

    por

    mejor decir, en sus organizaciones formales,

    bien

    polticas,

    por

    ejemplo,

    el

    Estado

    o el partido;

    bien

    econmicas, por

    ejemplo,

    el

    sindicato

    o

    la empresa,

    instrumentos

    de

    opresin

    y de

    coarta-

    miento de la

    libertad.

    He estudiado ya

    estos

    temas

    23 y

    esto

    me

    excusa de

    volver

    a

    extenderme aqu

    sobre

    ellos,

    sin

    poder entrar

    tampoco en la medida en que e l evolucionismo

    pueda ser consi-

    dera como una forma de determinismo

    ni

    en las implicaciones

    y

    variantes de ste 24 .

    Passim

    curiosamente he

    ledo

    en un

    libro

    posterior

    la

    misma

    oposicin entre las concepciones

    igualitaria y

    l iber taria montada

    ahora sobre

    los

    trminos comunidad

    y

    alienacin 25 ,

    en el

    que el

    primero es

    el reflejo del

    optimismo

    respecto de las posi

    b ilidades de convivencia participativa de

    lo s

    individuos y el se

    gundo del pesimismo

    que

    subyace en las actitudes de rebelda,

    escapismo

    o frustracin de

    quienes

    creen imposible; aunque

    algn

    trabajo

    le cuesta al autor estab lece r l a d ico toma de

    con-

    cepciones en trminos con temporneos, de forma que lo comuni-

    tario no resulte

    anac rnico al

    modo en que a juicio del autor

    ya lo

    era

    en 1887, y mucho ms lo ser a ahora , el conocido estudio

    de Tonnies

    26 .

    23 Remito a mi libro Alienacin Historia

    de una palabra

    Ma

    drid,

    1974,

    cap. III, 2, E.

    24

    Sobre

    el tema, con posiciones

    contrapuestas, 1.

    Berlin, Histo

    rical Inevitability,

    y

    E. Nagel, Deterrninisrn in History: ambos en

    P. Gardiner, ed.,

    The Philosophy

    oi

    History

    Oxford Univ.,

    1974.

    25 R. Plant ,

    Community and Ideology An Essay in

    Applied

    So-

    cial

    Philosophy Londres,

    1974;

    el

    tema

    se plantea ya en la pg. 1 Y se

    desarrolla

    a todo lo

    largo

    del libro.

    26 1887 es la fecha de publicacin de

    Gemeinschait und Gesell-

    schajt efectivamente, el talante general de la obra es elegaco, un

    canto

    a

    y

    un lamento

    por

    los valores perdidos, al

    retroceder

    la comu

    nidad personalista

    y envolvente del hombre entero.

    -

    33

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    13/32

    Por lo dems,

    una c ier ta

    melancola es ingrediente importante

    de numerosas

    reflexiones

    sobre el progreso; no

    me refiero

    a

    las

    miradas

    vueltas

    hacia el

    lejano

    paraso

    perdido,

    al chime

    Welt

    wo

    bist

    du

    del bel l simo

    canto a

    Grecia

    de Schiller, que

    tan

    profunda

    influencia

    ejerciera sobre Hegel

    27 ; menos an-todas

    las distancias

    salvadas

    pese a la proximidad de estas referencias

    a

    las utopas de un

    mundo lgubre

    infernal,

    modus Huxley u

    Orwell; sino

    a la contemplacin realista y turbada de lo que su

    poca llamaba progreso que sera fcilmente constatable, por

    ejemplo, en Tocqueville o en el mismo Durkheim.

    Si se continan

    disculpando

    estas digresiones, consttese para

    concluirlas cmo en toda

    la

    discusin evolucionista

    va

    envuelto,

    por lo general solapada o implcitamente, el

    problema

    de si la

    historia es una

    dimensin

    entitativa no ya de

    las comunidades,

    sino incluso

    de las personas

    humanas

    que las

    forman. Pero

    sobre

    esto ya

    nos

    ha

    ilustrado suficientemente, en este mismo curso, la

    disertacin

    de nuestro compaero Leopoldo-Eulogio

    Palacios

    28 ,

    y a lo que en

    ella

    y en el

    coloquio subsiguiente

    se dijo me remito

    sin insistir sobre este punto, salvo quiz

    hacer

    la indicacin de

    que en

    alguna ocasin

    se ha

    exagerado tanto

    el

    carcter

    ontol

    gico,

    por as decirlo, de

    la

    evolucin

    social,

    que

    se

    ha llegado

    a

    decir

    que la

    historia,

    la

    evolucin cultural,

    no ha

    podido

    dejar

    de influir sobre la evolucin fsica,

    en

    el

    hombre ms que

    en cual

    quier

    otro

    animal

    29 ;

    mientras

    que por otro lado de la Historia

    misma se ha

    dicho

    que no

    perdura

    sino

    como

    memoria o recuerdo

    es t a fue, creo recordar, una de

    las

    tesis de la disertacin de

    nuestro

    colega, al que pido perdn por esta referencia a des

    tiempo y que no muestra sino la impresin que me caus y

    cmo sus palabras

    han

    perdurado en mi memoria, individual, que

    no

    histrica-o

    El suceso histrico

    queda

    desde luego como re

    cuerdo; pero queda adems de otra forma

    muy especial ;

    en

    un

    ejemplo que o a

    Xavier Zubiri

    hace ya muchos aos: la conquista

    de Asia por Alejandro pas, y no

    queda

    el dominio de Alejandro

    sobre Asia; ste fue pasajero ; pero algo qued que es pasado y

    27

    Die

    Goter

    Griechenlands Schiller,

    Werke

    ed. Munich, 1966,

    vol. n. pg. 675 .

    28 Razn histrica razn potica, disertacin en la Real Aca

    demia de Ciencias Morales

    Polticas, 10 de diciembre de

    1974.

    Cito

    par

    mis notas.

    29 J. Monod,

    Le

    hasard el

    la ncessit

    Pars, pg. 179.

    -

    34

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    14/32

    no

    pasajero; qued adems

    del

    recuerdo del hecho

    la modif-

    cacin

    de las

    posibilidades

    y formas de

    convivencia

    de los cuerpos

    sociales

    asiticos

    como consecuencia

    de la conquista de Alejan

    dro. Esto

    es,

    sigui Zubiri,

    lo

    que hay en

    el

    fondo

    de la

    idea

    fecunda del

    espritu

    objetivo hegeliano

    30 .

    Para

    todas

    estas concepciones no es ya que la

    sociedad

    cambie,

    sino que

    evoluciona,

    que evoluciona progresivamente hacia un

    ideal

    de

    hombres

    y de

    sociedad

    variable segn

    la

    concepcin

    ideo

    lgica,

    razonable, utpica

    o

    incoherente, que

    se

    tenga

    de uno

    y otra.

    Esto

    sentado,

    el evolucionismo

    social

    ha de admitir que existe

    un algo que preside la

    evolucin,

    pues un mero azar o

    serie

    de

    azares

    no

    puede llevar

    sta por

    un sendero

    determinado; y de

    nuevo aqu

    hay

    que afirmar que

    el

    esquema predominante

    de

    evolucin,

    desde

    Darwin

    al

    menos,

    ha

    sido

    el de una

    especie

    de

    seleccin natural

    de hombres, de formas de

    convivencia

    social,

    de

    tipos

    de

    estructura econmica,

    de

    modelos

    de

    rgimen

    poltico.

    En definitiva el evolucionista piensa, lo confiese o no, que lo que

    subsiste

    es lo que se

    adapta

    al

    medio,

    y lo

    que

    se

    adapta

    al me

    dio

    es lo

    mejor,

    aunque slo

    sea

    en

    cuanto garantiza

    la subsis-

    tencia,

    de forma

    que

    esta

    seleccin

    natural, al

    tiempo

    que es mo

    tor del cambio,

    va depurando en

    resultados

    cada vez

    ms

    pero

    fectos

    el

    cambio

    mismo.

    La

    seleccin natural, diramos,

    es a la

    vez causa

    eficiente

    y causa

    final

    del

    cambio

    social.

    No es

    que

    el

    esquema

    no

    tenga una cierta

    validez, y

    que

    de

    alguna forma algn tipo

    de

    seleccin

    no

    juegue tambin en

    las

    conductas humanas. Ocurre pensar,

    por ejemplo,

    que as

    como

    el rbol

    evolutivo

    de la

    vida

    en nuestro planeta se caracteriza

    por la presencia de especies

    infinitas extinguidas

    por inadap-

    tacin, y por la sobrevivencia de un nmero ms reducido

    de

    especies ms adaptables; as puede

    decirse

    que las mo s

    in

    finitas

    de las que nos hablaba Milln son especies culturales

    des

    aparecidas

    por

    inadaptacin,

    y que slo lo que l

    llam st los

    han sido cambios

    perdurables y que esta perduracin

    puede

    ex-

    30 Curso sobre El problema del hombre, dado en Madrid, 1953-

    1954; segn mis notas.

    - 35

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    15/32

    plicarse,

    si se

    quiere

    usar del

    lenguaje t raslat ivo tomado de la

    evolucin biolgica,

    como adaptabilidad al

    medio cul tural.

    Pero,

    con todo el esquema

    evolucionista, en

    la

    manifestacin

    primera que

    se

    ha

    expuesto,

    parece

    hoy

    generalmente abandonado

    por

    el

    alumbramiento de una serie de realidades que

    le

    son

    con

    tradictorias.

    En primer

    lugar la

    fa lta de parale lismo entre

    el

    medio natural

    en que se

    desenvuelven las espec ies

    darwinianas y el medio cul

    tural

    es que se

    mueve

    la

    especie

    humana.

    Para

    el

    hombre

    no

    existe exactamente un medio natural sino un medio profunda

    mente modificado

    por

    el propio

    obrar

    del hombre, de forma

    que

    tanto

    o

    ms que

    el

    hombre mismo evoluciona

    el

    medio en que

    vive

    por

    la

    accin

    misma

    del

    hombre.

    En

    el

    evolucionismo,

    la

    naturaleza o el medio es la constan te y el

    ser

    vivo-el hombre en

    el

    evolucioismo social-la variable.

    La

    realidad demuestra

    hoy

    que, cuando

    menos

    a corto

    plazo,

    la

    constante

    es el

    hombre

    y lo

    que

    evoluciona

    es el

    medio.

    Buenamente o malamente

    hoy,

    y ya

    desde hace tiempo ,

    el

    hombre adapta

    el

    medio

    a s y

    no

    se

    adapta

    al

    medio;

    a lo

    que parece tambin hoy ms mala que buena

    mente;

    recurdese que el

    tema

    de

    los atentados groseros contra

    el medio y el de su destruccin posible a travs de los

    mismos

    es uno de

    los

    de actua lidad

    palpitante,

    nacional e internacional

    mente; uno

    de

    los

    grandes foros

    in te rnac iona les ms recientes

    ha sido

    el de la

    Conferencia mundial sobre el medio ambiente,

    convocada

    por las Naciones Unidas

    y celebrada

    en Estocolmo

    en 1972; un medio

    al

    que, nos

    advirti la

    Conferencia,

    la igno

    rancia

    o la

    indiferencia pueden causar

    daos

    masivos

    e

    irrepa

    rables ... de

    los

    que

    existen pruebas crecientes

    31 .

    Sin embargo, no deje de tenerse en cuenta que el medio, por

    supuesto,

    dista

    mucho

    de

    estar

    controlado

    ni

    siquiera

    a

    corto

    plazo:

    ni son predecibles

    los

    terremotos

    ni ,

    parece,

    las

    tremendas

    sequas

    como

    las padecidas por amplias

    zonas

    del mundo

    el pa

    sado

    ao;

    ni

    aun

    en el supuesto de que

    unos

    y

    otras,

    u

    otras mu

    chas catstrofes

    naturales,

    fueran predecibles ,

    se

    puede asegurar

    que fueran evitables

    o

    ntegramente remediables; an existen

    fuerzas mayores ,

    esto

    es-como con palabras

    tomadas

    del

    len

    guaje

    comn, dice

    el artculo 1 1 5

    del Cdigo

    Civil, con

    preci-

    31

    Informe

    de la

    onferencia

    de las Naciones Unidas sobre me-

    dio ambiente Nueva York,

    1973;

    la

    cita

    es de la Declaracin

    aprobada

    por la Conferencia, 1.3

    y

    6.

    -

    3 6

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    16/32

    sin

    tpica que jus ti fica

    su trada a colacin a este

    terreno

    ins

    lito

    para

    la cita

    de

    una norma

    jurdica- , sucesos

    que no

    hubie

    ran podido preverse

    o que previstos

    fueran inevitables 32). En

    resumen, a las

    consecuencias de los

    asaltos humanos al

    medio

    hay

    que aadir

    las

    intemperancias

    ocasionales

    catastrficas

    del

    propio medio. Y pngase desde luego el

    interrogante

    sombro a

    la situac in del mundo, cualesquiera que sean

    las

    transformacio

    nes previ sibles

    del

    medio,

    si la explosin demogrfica contina.

    Pero

    estos

    temas

    estn

    allende

    el evolucionismo-salvo

    las anti

    cipaciones de Malthus, que por cierto influyeron y muy profun

    damente

    sobre

    Darwin 33 - , en

    la forma

    en que

    ste fue con

    cebido como

    eus ex machina

    del cambio social.

    En segundo lugar

    toda

    concepcin evolucionista padece siem

    pre

    de la deficiencia

    en

    la fijacin de su fin,

    en

    la med ida

    en que

    ste

    se conciba como inmanente al mundo y a la historia. Si

    los

    siglos

    no se han

    de

    consumar

    jams

    y la historia

    ha

    de progresar

    indefinidamente, ni

    los siglos

    ni la

    historia

    tienen objeto definido,

    y la

    evolucin

    as es indefinida. Por muy utpica que sea una

    solucin o una meta-una concepcin del hombre o de la socie

    dad, por ejemplo-siempre ha de ser posible, porque si no es

    incoherente; si en

    un

    momento

    dado

    la

    posibilidad

    se

    torna

    rea

    lidad

    porque

    la

    utopa

    se

    alcance,

    entonces

    o la

    utopa

    debe

    ser

    t rascendida , en cuyo caso

    estamos

    ms

    all

    de la utopa y, por

    tanto, en la

    incoherencia.

    O la utopa

    es

    el

    fin

    y ya no hay

    evolucin,

    lo cual

    es

    una ne

    gacin

    del evolucionismo

    mismo.

    Las generaciones

    as, marchan

    hacia la nada, hacia la incoherencia, hacia lo no concebible,

    en

    espera, si acaso,

    de

    la catstrofe csmica.

    Con tra este escollo doble choca, como en tantas

    utras

    singla

    duras, la

    nave inmanentista.

    32)

    No tan inslita, si bien se mira, la cita de

    normas

    jurdicas

    bsicas en una diser tacin sobre el cambio social; segn el

    actual

    tras la reforma derivada de la Ley de Bases 3/1973, de 17 de marzo, del

    ttulo preliminar que caus la profunda modificacin de ste, articu

    lada en el Decreto 1836/1974, de 31 de mayo) arto 3. , prrafo 1, del

    Cdigo Civil, d s normas se interpretarn segn ... la realidad social

    del

    tiempo en que han de ser aplicadas.

    33) De la elevada

    proporcin en

    que

    tienden a aumentar

    todos

    los

    seres orgnicos deriva inevitablemente

    la

    lucha

    por

    la existencia.

    Es la

    doctrina

    de MaIthus aplicada ... a la totalidad de los reinos

    vegetal

    y

    animal Origin o]

    the pecies

    cap. 111, ed. Londres, 1947, p

    gina

    68).

    -

    3 7

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    17/32

    Junto a los

    caracteres que

    se han sealado-resumidamente:

    cambio social constante y

    progresivo

    presidido por una ley o

    principio hacia un fin determinado en el que los siglos se consu

    man

    o

    dejen de

    consumarse-tuvo

    el

    evolucionismo

    otro que

    es

    preciso subrayar ahora, al marcar la transicin

    hacia

    nuevas

    formas de

    concebir

    el

    cambio

    social. Me

    refiero

    a que el evolu

    cionismo tend i no a

    considerar comunidades

    o grupos socia

    les humanos determinados,

    sino

    que pretendi construir lo que

    ha calificado un grandioso

    modelo

    de la histo ria de una civili

    zacin

    entera

    34 ,

    cuando no abarcar

    bajo su visin a la totali

    dad

    de la especie humana,

    quiz

    construyendo

    sobre,

    o trayendo

    a

    colacin,

    como ejemplos, supuestos caracteres

    generales que,

    por lo dems, no depuraba abstrayndolos de los estud ios de ci

    vilizaciones o culturas particulares,

    como

    ms tarde hara la an

    tropologa

    social en aplicacin de lo que se

    l lam mtodo

    com

    parativo-comparando muchos tipos diversos de

    sociedad

    es co

    mo se encuentran los principios

    comunes, en

    la breve formula

    cin de

    Mair

    35 - , lo que da una espectacularidad

    artificiosa

    a

    sus construcciones,

    en tre otras

    razones

    porque

    salvo en casos

    por completo excepcionales-de los que el de Max Weber consti

    tuira

    un

    ejemplo

    insigne,

    si

    no fuera porque Weber

    no

    fue

    un

    evolucionista-ni se tuvo

    capacidad

    suficiente para

    manejar

    una

    masa de datos de da a da ms formidable ni, en consecuencia,

    las abstracciones aparecieron lo fundadas que hubiera sido me

    nester para tamaa empresa, independientemente de que se ten

    diera

    a presentar como efectos necesarios de causas antecedentes

    las meras secuencias cronolgicas.

    Probablemente

    ello explica

    que

    el

    intento

    resultara baldo y

    que

    viniera a parar a la

    aplicacin

    de formas de evolucin o de des

    arrol lo his trico

    que presumiblemente

    se

    haban dado

    o

    daban

    en la sociedad europea mediterrnea u

    occidental,

    al orbe todo,

    identificando alegremente los

    hbitos

    intelectuales

    del europeo

    34 N. J. Smelser, Sociological History: The Industrial Revolu

    tion

    and

    the British Working-Class Family, en M. W. Flinn

    and

    T. C.

    Smont, eds.,

    ssays in Social History

    Oxford Univ.,

    1974,

    pg.

    27;

    el

    modelo de diferenciacin estructural de Smelser en este trabajo,

    pgs.

    24-28,

    es tpicamente estructural-funcional.

    35

    Introduccin a la antropologa social

    trad.

    esp. C. Martnez.

    Madrid, 1973, pg. 10; en pg. 14 se atribuye a Radcliffe-Brown el uso

    primero de la expresin sociologa comparada.

    -

    38

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    18/32

    o cc id en ta l d e

    su

    ti em po co n

    l as f ac ul ta de s i nt el ec tu al es

    otorgadas

    por Dios

    a Adn

    a

    toda sus

    progenie 36 .

    E st o a pa rt e repito

    de

    que

    dej de

    co ns id er ar en p ro fu nd id ad

    la evolucin peculiar

    de

    sociedades

    en concreto

    y de

    que en alguna

    ocasin

    perge

    supuestas

    certezas d e

    fantasas sealadamente .cuando

    quiso di

    bujar un evoluci onis mo s ocial cientfico; pero esto ltimo en

    general no soli

    ser

    sino una

    de la s

    muestras del desastre

    epis

    temolgico que resulta del uso cientfico de la s interpretaciones

    dialcticas

    37 . La t ra ns ic i n q ue se aprecia en Durkhem a la

    que

    me he referido es

    quiz

    significativa en grado sumo de l des

    engao

    final

    de

    este

    tipo de

    evolucionismo csmico precisamen

    te por darse

    e n D urk hei m

    por

    quien

    cuando

    menos en sus

    obras

    primeras

    se

    c re y p os ib le

    el

    descubrimiento

    y la

    constatacin

    de

    una ley

    de la s

    variaciones

    ...

    [pasadas]

    ...

    que

    nos

    permita

    anti

    cipar la s que

    van a

    ocurrir pedidas por

    el

    nuevo orden

    de

    las

    cosas 38 .

    No es extrao

    por ello

    que al oscilar

    fuertemente

    el pndulo

    en cuanto

    a la

    forma de concebir

    el cambio

    social

    la oscilacin

    fuera movida por dos concepciones concurrentes.

    En primer

    lugar la

    concentracin

    de la

    investigacin sobre

    co mu n id ades d eter min ad as identificadas

    y

    separadas

    de

    la s

    de

    ms

    por

    su

    etnia

    o

    por su localizacin

    geogrfica c om o da tos dis

    tintivos ms

    notorios.

    Lo s

    estudios

    antropolgicos que tanto

    in

    fluyen sobre la

    nueva

    direccin estudian en efecto grupos hu

    manos identificables por

    aquellas caractersticas; y

    por otro

    lado

    toda una gran

    tradicin-muy

    combinada desde luego con otras

    lneas d e p en sa mi en to el evolucionista entre ellos-apunt

    tam

    bin ha cia la con sideracin aislada de

    cada

    nacin o

    pueblo

    como

    portadores

    de

    un espritu

    singular y propio 39 . Los gran-

    36 R. G. Collingwood, Human Nature and Human History, en

    P. Gardiner, ed., The

    Philosophy

    of

    History

    cit., pg. 34.

    37 J. Manad, Le hasardi cit., pg. 51;

    y e s o

    que Monod podra

    figurar como

    arquetipo

    de evolucionista, segn la cual en el principio

    fue el azar;

    tras

    ste, la necesidad.

    38 De

    la div is ion du

    travail

    social prlogo a la 1.0 edicin pgi

    na XL de la ed. Pars, 1968 .

    39

    La exploracin filosfica

    profunda

    del

    Volkgeist remonta

    a

    Hegel, que la

    toma como comn en el ambiente de su tiempo y en

    cuya

    ilosofa

    del erecho

    al

    tratar

    de

    fijar

    su

    propia

    concepcin de

    un Derecho natural orgnico, frente al igualitario y universal de

    la Ilustracin,

    depurado por Kant

    y

    por

    Fichte, es

    tema

    esencial; a

    - 3 9

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    19/32

    des

    y apara tosos esquemas

    evolucionis tas t ienden,

    b ajo esta

    doble

    presin, a ser arrumbados para ser

    sustituidos

    por estudios anal

    ticos

    en p ro fund id ad ,

    y

    el propio

    modelo evolucionista

    a ser

    considerado, en cuanto residu o anac rnico de

    la

    ignorancia

    his

    trica y de la poca

    en

    que se consideraba al de las

    ciencias

    na

    turales como nico

    mtodo

    pos ib le de conoc im ien to , c omo e l re

    sultado

    de

    un p ensamiento

    confuso,

    fuente

    de confu sione s

    ulte-

    Hegel, cuando

    menos,

    por cuanto

    ste hereda

    parte de su

    problemtica

    de Herder, de

    Rousseau

    y, desde

    luego,

    de Montesquieu (para la in

    fluencia de

    ste

    sobre Hegel, especialmente

    sobre

    La constitucin ale-

    mana,

    ver la Introduccin a la edicin

    espaola

    de sta, de D. Negro

    Pavn, Madrid,

    1972 ;

    la

    misma

    expresin a lemana Volkgeist,

    proba

    blemente procedente de la s traducciones de L esprit des Lois en donde

    Montesquieu habla de l esprit gnral d une nat ion y de l esprit de la

    nation XIX.5, Oeuvres

    Pars,

    1964, pgs. 641-642 ; as lo crey Mes

    sineo; cf r.

    T. M.

    Knox,

    egel s

    Philosophy

    of Right Londres, 1969, p

    ginas 374-375; tambin, J. B.

    Su

    te r, Burke , Hegel,

    and the

    French Re

    volution, en Z. A. PeIczynski, Hegel s Politieal Philosophy

    Cambridge

    Univ., 1971, pg. 60.

    Ver

    asimismo J.

    Pariente,

    El racionalismo aplica

    do de Rousseau,

    en

    Presencia de Rousseau, Buenos Aires, 1972, espe

    cialmente

    pgs. 178 y 185,

    en

    cuanto a la

    influencia

    de

    Montesquieu

    sobre

    Rousseau

    en este

    punto.

    Volkgeist, por cierto, es expres in que

    aparece en Hegel

    desde

    sus

    primeros

    escritos 1. Muoz

    Triguero,

    El

    concepto de espritu

    en

    los escritos

    juveniles

    de Hegel.

    en

    En

    torno

    a Hegel Univ. de Granada, 1974, pgs. 219-220 , lo

    que tamb in

    se

    atri

    buye a la influencia de

    Montesquieu

    (ver el

    excesivo

    G. Planty-Bonjour,

    L esprit gnral d une nation selon

    Montesquieu

    et

    le Volkgeist hg

    l n en

    J.

    D Hondt,

    Hegel et le sicle des

    Lumieres, Pars, 1974 .

    Por

    otro lado, Hegel nunca

    vio, como la escuela histrica, en el

    espritu del

    pueblo

    una

    especie de germen originario, aunque s un

    principio

    implcito, y que opera ba jo la

    forma

    de una oscura tenden

    cia,

    para

    explicitarse

    ms tarde y tender a hacerse objetivo,

    producto

    de

    mlt iples factores,

    bsicamente

    espirituales,

    de

    ah

    su nombre, no

    geogrficos; de ah que se haya podido decir que la influencia que

    sobre l e je rc i Montesquieu en este punto,

    aunque

    bastante profun

    da, es ... exclusivamente metodolgica G. Lukcs,

    El

    joven

    Hegel

    Barcelona, 1970, 111.4, pg. 368 , o de

    ah

    sus

    discrepancias

    con o lo

    que consiste su modernizacin de

    Montesquieu

    (Negro Pavn, loe.

    cit.

    pg. XLIV), y

    la

    nueva

    adicin hecha

    a la operacin de

    resta

    i moeurs-raison

    =

    Volkgeist ,

    perpetrada

    por

    la escuela

    histrica de

    que

    hablaba

    Ortega

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    20/32

    riores

    40); llegando de esta forma a decirse, pr oba bl e m e nt e con

    exceso,

    que lo caracterstico

    de

    e st as d oc tr in as

    del cambio social

    e s la

    carencia

    de datos sobre la direccin en la que el cambio

    se desarrolla

    41).

    P o r

    lo

    dems,

    en tono

    m e no r, o bv ia m en te es

    u n t ra ta m ie nt o distinto

    el que hay que

    d a r

    al que se intente

    p ar a

    explicar el

    progreso de la especie

    hum a na ,

    del propio de

    cules

    hayan

    sido

    los cambios sociales

    en

    las

    Islas S a m oa como cense-

    de

    su s contemporneos

    cfr. F. de

    Castro

    y

    Bravo, erecho

    Civil de

    Espaa

    t. 1,

    2.

    ed.,

    Madrid, 1949,

    pgs.

    184-185), encuentre

    casi

    incom

    prensible la

    oposicin

    a

    la misma

    de Savigny frente a

    Thibaut; sta

    fu e una de

    la s grandes

    polmicas de l historicis mo, como es

    sabido;

    so

    bre

    la s

    discrepancias

    y

    l as a na lo g as en tr e

    el

    pensamiento

    de la escue

    la histrica y el de Hegel, ver, bajo esta rbrica, pgs. 447-448 de

    L Recasns

    Siches,

    Tratado

    general de Filosofa del Derecho Mxi

    co, 1970).

    Po r otro

    lado, Hegel tendi a ver, segn se expuso, en lo

    histrico lo necesario, y a justificarlo por

    su

    m er a e xi st en ci a- lo s

    hroes o

    individualidades histricas

    so n quienes

    han recibido

    inte

    riormente

    la

    revelacin

    de lo

    qu e

    es

    necesario

    y

    p er te ne ce r ea lm e nt e

    a l as n ec es id ad es

    del

    tiempo histrico-, lo que sera despus el eje

    de la

    crtica

    periodstica de Marx a Hugo v.

    sobre

    estos

    temas,

    J.

    Hy

    polite, Introduction a la

    philosophie

    de l histoire de Hegel ed. Pars,

    1968, pgs. 19 y sigs.; H. P. Adams,

    Karl

    Marx in His Early Writings

    ed.

    Londres, 1965,

    pgs.

    59-60;

    la

    cita

    de La razn en la Historia

    H.L,

    ed. c it ., pg. 88;

    tambin

    en

    Introduccin

    a la Filosofa de la

    Historia,

    en Hegel;

    extraits

    Pars,

    1967,

    de J. D Hondt;

    Bourgeois,

    La

    pense

    politique de Hegel

    Pars,

    1969,

    pgs.

    35-36; sobre la codificacin, Filo-

    sofa

    del Derecho ads., 132, 134 Y 136 a, 211, 214 Y 216, Y Enciclo-

    pedia

    529,

    ed. cit., vol. III, pg.

    229);

    y,

    sin

    embargo,

    tampoco

    par

    ticip Hegel, en g en era l, d el e xc es o de la escuela de hacer del Derecho

    lo

    que cada comunidad

    exhala

    en su desarrollo

    histrico, lo cual

    puede

    ser Sociologa,

    pero

    por s solo no goza de

    ninguna

    significa

    cin jurdica

    y, para dar cuenta de

    el[loJ,

    el

    Derecho

    es intil y

    hasta

    incomprensible

    J.

    Guasp,

    Derecho

    Madrid,

    1971,

    pg.

    404);

    cuando

    menos, en la Filosofa del Derecho tras convenir con Montesquieu en

    qu e

    la legislacin, ni

    en

    general ni

    en sus preceptos particulares,

    debe ser contemplada

    como

    algo aislado y

    abstracto

    ... , sino en co

    nexin co n los dems factores que constituyen el carcter de

    una

    nacin y de

    una

    era,

    aade

    Heg el qu e,

    sin e mb ar go , n o

    se debe incu

    rrir en la exageracin de estirar la explicacin histrica para conver

    tirla

    en justificacin absolutamente vlida ... [pues] ... se pueden mos

    trar n o rm a s e n te r am e nt e fundadas

    en y completamente

    conformes

    con

    la s

    circunstancias, que so n

    por completo errneas e irracionales en

    su carcter

    esencial.

    40) R. G. Collingwood,

    Human

    Nat

    ure

    ... cit., pg. 27.

    41) R Konig, Soziologie Francfort, 1958, pg. 268.

    - 24

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    21/32

    cuencia de la forma de criar y educar a los mnos y Jovenes 42 ,

    o de cmo los libertos pugnan con la clase ecues tre en la

    buro-

    cracia del Principado 43 .

    En

    segundo trmino

    es la

    idea misma

    de la

    evolucin

    la

    que

    tiende a

    ser

    relegada

    en

    el estudio analt ico; s te ve a las co

    munidades como grupos estables y la estabilidad misma es el

    dato ms caracterstico que

    socialmente las define como tales.

    Naturalmente no es que se

    rechace

    o

    niegue

    el

    hecho del cambio

    ni que a nivel cientfico se acepte la afirmacin enica o realista

    segn

    el talante

    del

    lector del personaje

    literario

    a

    tenor de

    la

    cual a

    medida que cambia

    ms

    ms

    sigue siendo lo mismo;

    pero s que el

    grupo

    comunidad o

    sociedad

    reabsorbe los cam-

    bios

    y

    logra

    mantener una situacin interna de equilibrio y con

    ella su identidad.

    Es

    claro que de forma

    implcita

    y

    en

    alguna

    ocasin

    explcitamente

    se concibe entonces la falta de adapta-

    cin

    como una

    forma

    de des truccin del grupo social,

    pero

    es

    muy

    cierto

    que

    suele

    faltar

    un anlisis

    a

    fondo

    de esta posibili

    dad

    en los

    estudios analticos

    a

    que nos

    estamos

    refiriendo

    en

    los

    que en cualquier

    caso

    los factores determinantes de la cohe

    sin estabilidad

    permanencia y continuidad del grupo sin cen

    suras

    graves

    tienden

    a

    dominar

    sobre

    los

    de

    crisis

    y

    conflicto

    en

    el seno del grupo mismo de forma que stos se consideran

    fruto

    de conductas aisladas o aberrantes en cualquier caso mar-

    ginales o

    desviadas

    de las normales.

    En

    el plano en el

    que

    nos

    estamos

    situando son represen-

    tantes

    de esta as se la

    ha llamado teora

    funcional o teora

    estructural funcional del cambio social, los grandes socilogos

    norteamericanos

    Parsons

    y

    Merton 44 ,

    ms

    quiz

    el primero

    42

    Puede efectivamente considerarse como modelo de estudio an

    tropolgico funcional el

    tan

    conocido de M. Mead,

    Coming

    of Age in

    Samoa publicado en

    1928,

    con reediciones mltiples.

    43 P. R. C. Weaver, Social Mobility in the Early Roman Empire:

    The Evidence of the Imperial Freedmen

    and

    Slaves, en M. 1. Finley,

    ed., Studies in ncient

    Society

    Londres y Boston, 1974; la edicin pri

    mera del estudio de Weaver es de

    1967.

    44 La bibliografa de Parsons es muy abundante; sus

    obras

    b

    sicas son The Structure

    of

    Social Action Chicago, 1949, y The Social

    System Chicago, 1951. Entre la de Merton destaca Social Theory and

    Social

    Structure

    Nueva York,

    1949

    y

    1957.

    En alguna medida, Durkheim

    se halla tras el funcionalismo, como ha subrayado Nisbet

    he

    Socio-

    logy cit., pgs. 66 y

    sigs. ,

    en

    una

    muestra ms de su

    profunda

    in-

    - 4

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    22/32

    que

    el segundo o,

    cuando

    menos, con la fortuna o desgracia de

    haber

    sido

    ms

    enconadamente atacado por sus oponentes

    4S ;

    la base

    antropolgica

    del anlisis estructural-funcional la pres

    tan

    estudios como

    los

    de Mal inowski

    y,

    sobre

    todo,

    los

    de

    Radclif

    fe-Brown

    46 ; de este ltimo se ha

    dicho,

    con

    exageracin noto

    ria,

    que

    es el responsable

    principal

    de la ceguera del funciona

    lismo

    para los conflictos y las contradicciones inherentes a la

    estructura social 47 .

    Para el

    funcionalista,

    dentro de cada grupo social-y no dentro

    de la especie humana como quiz para el

    evolucionista-,

    el

    cam

    bio es bsicamente endgeno. Ten iendo como factor dominan te

    una progresiva

    divisin del trabajo y de

    las

    funciones sociales,

    se mul tipl ican

    stas

    al

    tiempo

    y

    como consecuencia de

    la

    inten

    sificacin de aqulla;

    surgen

    func iones nuevas y se subdividen

    las

    antiguas diferenciacin y

    con

    ello

    se genera una variacin

    en las re laciones sociales

    internas

    del

    grupo que

    es justamente

    la que determina el cambio social, aunque el grupo tiene una

    textura bsica

    que

    le permite soportar y asim ila r estos cambios

    sin romper su

    cohesin integracin Los

    cambios

    sociales

    ocu

    rren, pues, para el

    funcionalista

    a travs de una diferenciacin

    primera seguida a

    plazo

    ms o menos largo por la integracin

    de

    lo

    diferenciado.

    Lo crucial del cambio social

    para

    el funcio-

    fluencia sobre la sociologa norteamericana, que

    tambin

    Nisbet ha

    subrayado

    loc. cit.,

    pg. V , y yo mismo

    Alienacin,

    Madrid,

    1974

    p

    ginas 217-218 ; Mair Introduccin ..., cit., pgs. 13 y 32-35 ha sea

    lado a su vez el gran impacto de Durkheim sobre la antropologa

    social britnica.

    El

    sentido

    de la expresin

    estructural aplicada

    a

    estos

    anlisis

    es el

    simple

    de que

    las instituciones

    y sus

    cambios deben

    ser entendi

    dos dentro del complejo de la estructura social en que ocurren cfr

    M.

    1.

    Finley,

    Studies

    cit.,

    introduccin,

    pg. IX;

    ver tambin

    la ex

    presin Estructura

    social,

    aportacin de E. R. Leach a

    nciclopedia

    cit., vol. 4, pgs. 492-598 .

    45 Como ejemplo de estas crticas,

    ver

    A. D.

    Smith, The

    Con-

    cept

    ...,

    cuyo subttulo reza precisamente

    una

    crtica de la teora fun

    cionalista del cambio social;

    Gonzlez Seara,

    La Sociologa, aven-

    tura didctica,

    Madrid,

    1971

    en especial caps. IV

    y

    V.

    46 Structure

    and Function in Primitive Society,

    Glencoe, Ill,

    1952;

    recurdese lo dicho en la

    nota

    17 a propsito de Durkheim.

    47 P. van

    den

    Berghe, Dialectic and Functionalism: Toward

    a

    Theoretical

    Synthesis, en

    American

    Sociological Rev.,

    vol. 28,

    nm.

    5,

    1963

    pg. 693; en pgs.

    695-696

    de este mismo

    trabajo

    se contiene

    una

    bibliograf a de la literatura funcionalista sobre el cambio social.

    - 4 3

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    23/32

    nalista es que en el seno del grupo considerado los procesos de

    diferenciacin ocurran

    y el

    grupo

    sea capaz

    de integrarlos en su

    seno, manteniendo

    un

    equilibrio

    dinmico, que no

    un

    simple es

    tado

    de

    inercia,

    que

    reposa,

    en

    la s

    versiones ms

    generalizadas

    de

    funcionalisrno,

    sobre

    un

    consenso

    general

    de

    los miembros

    del

    grupo

    acerca de lo socialmente

    aceptable;

    en ltimo

    trmino

    es

    la

    permanencia

    de

    un sistema

    de

    valores

    la

    que consiente

    la dife

    renciacin y motiva la

    integracin.

    De

    los dos modelos tericos

    que se

    disputan

    la interpretacin de la realidad social es evi

    dente

    que el funcionalista se siente

    ms inclinado

    haca el del

    consenso o cooperacin que hacia el del

    conflicto

    o

    competi

    cin

    48), o admite este ltimo esquema mantenindolo dentro

    de

    unos l mites segn

    los

    cuales

    la

    competencia

    y el

    confl icto son

    medios en la

    bsqueda

    de nuevas formas de

    un

    consenso que

    no suponga solucin de continuidad radical con pasadas; aparte

    de que adems

    pretenda

    ms la

    descripcin

    completa de los fe

    nmenos que la

    bsqueda

    de

    un

    princ ip io rec tor, rea l o

    supuesto,

    de los mismos

    49 .

    De

    un

    proceso tpico de cambio, comnmente analizado en los

    estud ios sobre el tema, el de la modernizacin,

    hoy

    ms bien

    el

    del

    desarrollo, de

    los

    grupos

    sociales

    o

    de

    la s

    comunidades

    na

    cionales,

    se dice

    que

    lo

    caracterstico del mismo qua cambio

    so

    cial

    es la capacidad del sistema social

    para,

    a

    la

    vez,

    generar

    cambio y

    absorber

    el cambio que genera a travs de su entendi

    miento racional; que un

    rgimen en

    vas

    de

    modernizacin es

    el capaz de producir cambio continuo y, sin

    embargo, absorberlo

    ;

    que la modernizacin se define

    justamente

    en estos trminos: la

    capacidad de

    un

    sistema

    social

    de

    absorber

    el cambio que ha ge

    nerado

    50 .

    No

    importa tanto la causa mediata

    o

    remota del

    cambio,

    que en

    las

    modernizaciones

    modernas,

    valga

    la

    redun

    dancia, normalmente es exgeno: el impacto de la tecnologa de

    Occidente, como que

    ante

    el impacto el grupo

    social

    tenga

    capa-

    48

    Ver sobre estos dos modelos Ch.

    J. Fauvet, omprendre

    les

    conflits

    sociaux Pars,

    1973

    nota de

    M.

    C. Palomeque, en

    evista

    de

    oltica Social nm.

    104, 1974 .

    49

    La crtica que se hace entonces al funcionalismo es que se

    queda

    en lo

    meramente

    descriptivo; un ejemplo de esta crtica, refe

    rido en

    particular

    a los fenmenos de modernizacin de los que se

    habla seguidamente en el texto, en

    W.

    Zapf, Theorie des soziaien Wan

    els cit., pg. 11.

    -

    4 4

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    24/32

    cidad

    para

    generar los cambios propios de la modernizacin des

    arrollo industrial de los

    servicios;

    urbanizacin rpida; s is tema

    de poderes sociales pblicos y privados racionalizados;

    aumento

    de la

    alfabetizacin

    elevacin general

    del

    nivel

    educativo

    abo

    sorber stos, con

    las

    transformaciones

    consiguientes

    de

    una

    economa

    bsicamente

    agraria a una economa

    industrial, y

    con

    importancia

    creciente del

    sector

    terciario;

    de

    una poblacin dis

    persa

    en

    pequeos

    ncleos

    a otra concentrada

    en

    grandes ciuda

    des; de una sociedad de analfabetos y con una reducida capa de

    educados a una

    sociedad

    generalmente alfabetizada con un est ra to

    numeroso

    creciente de personas de nivel educativo alto; de un

    poder tradicional

    o

    carismtico

    a

    otro burocr tico

    racional, as

    en

    cuanto

    al poder polt ico formal, corno en

    cuanto

    a los restan-

    t es poderes sociales

    econmicos .

    El

    impacto

    exgeno

    sirve

    de

    catalizador,

    dinamizando

    pases

    y comunidades

    que

    antes de aqul

    see

    caracteriza precisamente por un orden

    social

    tradicional y no

    dinmico

    51 .

    Dejando a un

    lado

    la crtica puramente ideolgica

    en

    gran

    medida

    en

    cuanto

    tal irrelevante cientf icamente a

    que

    se

    ha

    sometido la concepcin que se acaba

    de

    exponer, que expresan

    pareceres

    tales

    corno los de

    que

    se

    trata

    de

    una posicin conser

    vadora o

    reaccionaria,

    una defensa del

    st tus qu

    una expresin

    de un temor innato e i rracional hacia el

    cambio,

    una aceptacin

    paciente de cualesquiera

    si tuaciones ; que, en

    suma, el

    anlisis

    funcional est

    intrnsecamente

    condenado a pensar que

    todo

    lo

    que

    existe

    es

    bueno

    y

    que este

    mundo

    es,

    en

    verdad,

    el

    mejor

    de

    los

    mundos

    posibles

    52},

    dejando esta

    crtica a un lado, digo,

    de alguna forma se

    percibe

    que el funcionalismo queda

    sin

    flan

    cos

    suficientemente cubiertos

    ante objeciones del tipo

    de

    las que

    50 Todas estas referencias en A. D. Smith, The Concept ct.,

    pgs.

    63, 80 Y 85;

    proceden de S.

    N.

    Eisenstadt,

    Modernisation: Protest

    and Change las dos primeras, y la segunda, de N. J. Smelser, Social

    Change in the Industrial Revolution funcionalistas ambos.

    Esta

    es la

    oportunidad de decir que la bibliografa de Eisenstadt sobre el cambio

    social es

    muy

    copiosa.

    51 R. Lowenthal. Die Demokratie im Wandel Gesellschaft Berln,

    1973, pg. 170.

    -

    4 5

    17

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    25/32

    siguen,

    que

    fundamentaimente

    emanan de pOS Ones

    sociolgicas

    de

    origen

    acadmico

    que quieren

    para su disciplina un papel

    ms

    activo

    y

    polmico

    que

    el

    p ropio de

    los

    estudios estructurales.

    Slo es capaz de concebir cambios

    paulatinos

    y graduales, sua

    ves

    procesos de diferenciacin

    que

    se reabsorben. No se conciben

    las rupturas radicales o, en

    otros

    trminos, deja al margen las

    situaciones revolucionarias

    que

    el

    grupo no

    es capaz

    de tolerar

    con la

    estructura que

    tiene al tiempo de su emergencia y

    que

    por

    consiguiente

    suponen

    un cambio decisivo

    en

    el grupo, o

    una

    mu-

    tacin de las

    relaciones

    sociales existentes

    en

    su seno. El funcio

    nalista

    contestar,

    quiz, que el

    verdadero

    cambio revolucionario

    tiende

    a

    ser

    lento

    y

    a

    ser absorbido,

    y

    que

    la

    revolucin social

    no

    tiene

    que

    confundirse con la revolucin poltica ni , menos, con

    la sustitucin violenta de

    una

    oligarqua

    dominante

    por otra 53 ,

    si

    tal

    es la

    forma

    de

    dominacin poltica, sin cambio real

    en

    la situacin de base, o con

    retroceso

    de la

    misma

    a

    situacio-

    nes en

    el fondo arca icas,

    en

    el

    sentido de que impliquen

    bien

    prdida

    de

    libertades conseguidas, bien retroceso en

    niveles

    de vida

    alcanzados, bien sacrificios

    de aqullas en

    favor

    de

    stos, o del deseo de

    alcanzarlos. La

    objecin,

    sin embargo,

    no

    queda

    contestada

    del todo, porque el cambio social preexistente

    como condicin

    puede

    efectivamente

    manifestarse en

    grupos o

    sociedades

    determinadas

    a la vez de

    forma

    violenta y en trminos

    de afectacin radical y profunda, aunque

    estas

    mismas

    socieda-

    des

    y grupos normalmente

    se

    defendern con

    encono

    contra

    la des

    aparicin

    de

    su identidad y

    la

    ruptura

    de

    su cohesin;

    de

    un lado

    52 R.

    Merton, Teora y estructura sociales trad. espaola, M

    jico,

    1964,

    pg.

    48;

    Merton,

    por

    supuesto,

    resume aqu

    la

    crtica

    irni

    camente, trayendo a colacin la formulacin de Leibniz; el nico po

    sible,

    podra

    haber dicho, con

    Spinoza,

    si hubiera querido extremar

    la irona.

    Para

    un

    ejemplo

    de

    esta

    crtica inocua, Ch.

    T.

    z.

    Clung,

    Zum

    Begriff der

    Revolution,

    en

    U.

    Jaeggi y

    S.

    Papcke,

    eds.,

    Revolution ~

    Theorie Materialen zum biigerlichen Revolutionverstdndnis Francfort,

    1974,

    y la introduccin de los propios editores a

    esta

    coleccin de

    ensayos.

    53

    Por otro lado, el funcionalista, quiz forzado por la crt ica,

    no dejara de reconocer que

    cuando

    el cambio ha ido ms all de

    un

    punto

    dado, ... suele decirse que ha aparecido un nuevo sistema

    social; aquel

    punto

    se

    traspasa

    cuando

    falla una planeacin social

    adecuada y se produce el derrumbamiento constitucional

    Merton,

    Teora

    cit.,

    1.1,

    49,6,

    ed.

    cit.,

    pg. 51 .

    - 46

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    26/32

    que

    hoy se hable de desarrollo econmico y social es casi un

    smbolo terminolgico de la

    toma de

    posicin

    en

    favor de

    que

    el

    cambio

    ocurrido

    debe poder ser

    absorb ido sin

    ruptura;

    de

    otro,

    por supues to , hay

    sistemas

    ms drsticos,

    como

    la coercin po

    ltica, quiz

    juic iosamente mezclada con

    pan

    y circo; o ms

    tangibles,

    como la

    interdependencia econmica-la divisin del

    trabajo que ms

    y

    ms cumple

    la funcin

    que antes cumpla

    la

    conciencia comn, si se quiere,

    con Durkhe im 54 -que

    el con

    senso

    sobre el sistema

    de valores,

    aparte

    de

    que pueden

    con

    currir con ste,

    para

    mantener la cohesin y la estabilidad 55 ,

    que, por otro lado, pueden ser mantenidas,

    el

    cambio

    social,

    no

    obstante-o

    ms bien dan

    a

    ste

    su

    posibil idad fctica sin

    la

    rup

    tura

    violenta caracterstica del

    fenmeno revolucionario

    en sus

    acepciones

    comn

    y tcnica

    ms

    usuales-flexibilizando las ins

    tituciones sociales o abrindolas a una crtica

    que

    evite los fen

    menos de eltismo, de

    corrupcin sta sobre

    todo y de fanatismo,

    caldo de cultivo de

    la

    tensin revolucionaria. Posiblemente

    la

    revolucin no sea

    en

    tal sentido

    sino

    un fenmeno incidental

    y

    no necesar io de cambio social, una de las varias formas a travs

    de las cuales ste

    puede

    manifestarse,

    aunque

    su carc te r dram

    tico

    y

    lgido-eon

    el

    dramatismo propio precisamente de

    que,

    durante ella, durante

    la revolucin, las

    estructuras

    sociales se

    tensan

    hasta el punto de rupturas-s -la haya hecho espec ia lmente

    atractiva para

    estudiosos y ms an para el

    interesado

    en

    solucionar problemas tales como

    hacer

    o

    evitar revoluciones ,

    una va [por cierto] poco

    fruc tf era en

    sociologa o

    en

    historia

    social, cayendo en la tentacin

    de

    aislar [la]... del contexto

    ms amplio

    de la. sociedad

    que est experimentando

    el

    cam

    bio

    56 , en la

    que las

    tensiones

    son

    un fenmeno normal.

    La contemplacin aislada del

    grupo,

    por un lado, tiende

    a mar

    ginar, como ya se ha

    apuntado,

    los factores exgenos al mismo

    determinantes del cambio , sin los cuales ste queda sin

    explicar

    o slo

    parcialmente

    explicado. Al lado

    de una dinamicidad

    nter

    na

    del grupo

    existe

    otra en

    la

    que los

    factores

    externos son

    dorni-

    54 De la divisin

    LV.V., ed. cit., pg. 148.

    SS P. van den Berghe, Dialectic cit., pg. 697; S.

    Budd,

    -

    ciologists

    nd

    Religion Londres, 1973 pg. 58.

    56 Las ltimas citas proceden de E. J. Hobsbawm, From Social

    History to the History of

    Society,

    en

    M. W.

    Flinn y

    T. C. Smott,

    ss ys

    in Social History

    Oxford Unv., 1974 pg. 17 18.

    - 4 7

  • 7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall

    27/32

    nantes y

    ha y

    que dar razn de ella. En la misma

    lnea

    est la ob

    jecin

    de m s vuelo, de que carece de realismo ho y cu an do me

    nos la co ntemp laci n aislad a de un grupo social

    para

    el estudio

    de los fenmenos de cambio. Aqu,

    probablemente

    a la defensi

    va,

    pero

    con grandes dosis de razn el

    socilogo

    funcionalista

    responder aparte de que el

    evolucionista

    le est

    imputando

    a

    l

    sus

    propios defectos que

    para

    estudiar el cambio social ha de

    ser

    estudiado primero

    lo social que

    cambia

    y que

    sin

    el es

    tudio de lo s grupos y

    sociedades

    y de su dinamismo endgeno

    se est o per an do en

    una

    f or ma i rr ea l y

    fantasmagrica

    y,

    por

    su

    puesto acientfica;

    en

    una

    forma

    acientfica

    y

    di l ti

    se aa

    dir si se quiere irritar a lo s contradictores

    que

    suelen ser muy

    sensibles

    respecto

    de

    cualquier

    duda en

    cuanto

    al carcter cien

    tfico

    de la dialctica. Cuando

    menos

    se

    dir

    el estudio cientfico

    paciente de lo que es resulta

    condicin

    necesaria

    para

    estudiar

    cmo vino a ser y

    cmo

    puede

    llegar

    a ser otro si se admite la

    posibilidad

    de esta previsin; y se aadir que esta crtica se

    com pagina mal con

    otra

    segn

    la cual

    slo

    se contempla

    l o que

    las

    sociedades

    tienen de

    comn

    pese a sus

    diferencias siendo

    as

    que

    e st as lt im as son el problema

    57 .

    La

    misma contemplacin aislada

    de

    lo s

    grupos

    sociales

    se aa

    dir

    lleva

    de suyo olvidar lo s cambios sociales planetarios

    o uni

    versales; claro

    que

    aqu

    la respuesta

    de l funcionalista

    es

    sencilla;

    de

    nuevo

    con una

    frase

    oda a

    Z ub ir i de sd e q ue h ay t es ti mo ni o

    la

    Historia

    se

    nos presenta

    dislocada

    dispersos los hijos

    de

    Adn

    58 ;

    quiz slo ahora en e st os mome ntos es cuando tien

    de hacia su universalizacin

    hacia

    la conformacin de

    un

    cuerpo

    social

    con un

    solo

    y mismo sistema de

    posibilidades

    para todos

    lo s

    humanos bien que an se expresen dudas

    serias

    al respecto;

    es

    cierto que

    se