alonso salazar - no nacimos pa'semilla. la cultura de las bandas juveniles en medellín000

8/11/2019 Alonso Salazar - No Nacimos Pa'Semilla. La Cultura de Las Bandas Juveniles en Medellín000

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o nacimos pa semillal cultura de las bandas juveniles en edellfn

iwlgaclón



Alonso alazar

No nacimos pa semillaa cultura e las bandas juveniles en Medellín

~ l a n e t a



Este libro no podrá ser reproducido ni total ni parcialmente sin el previopermiso escrito del editor.Todos los derechos reservados

Alonso Salazar J . 2002Editorial Planeta Colombiana S . A 2002

Calle 21 No . 9 -53 Bogotá D.C Colombia

Co..OMIII - www.editorialplanetacom.coVENEZUELA . www editorialplaneta .com .ve

EcuADOR : www .editorialplaneta com ec

Diseno de la cubierta · Editorial Planeta Colombiana S . A.lIustraciOn de la cubierta : Detalle de nsomniode Fredy Serna acrRico sobre lienzo 1 90 x 1 70 m 2001

Fotogralla . Jorge Montoya y Archie

ISBN : 958-42-0279-0Primera edición en Colección Booket lebrero de 2002Impresión y encuadernación · Quebecor World Bogotá S APrinted in Colombia - Impreso en Colombia



iografía

LONSO SALAZAR J. Pensilvania departamento deCaldas Colombia 1960. Periodista egresado de la

Universidad de Antioquia. Fue cofundador de laCorporación Región de Medellín entidad en la que seha dedicado a actividades de promoción e investigaciónsocial. Ha publicado los libros No nacimos pa semIlla:La cuHura de las bandas uveniles en Mede//ín Cinep

1990 texto que se convirtió en un clásico de la violenciaurbana en Colombia; Mujeres de fuego CorporaciónRegión 1993 La cola del agarto: Drogas narcotráficoen la sociedad colombiana Ministerio de Comunica-ciones 1999 y La parábola de Pablo. Auge y caída deun gran capo del narcotráfico Planeta 2001.



Índice

Agradecimientos : : 13

Presen tación Doce años después 15

1 Somos los reyes del mundo 19

2 Un círculo vicioso 43

3 El crucero 67

4 Universidad del mal 81

5 na palabra en medio de la muerte 111

6 La vida no es una película 123

7 La resurrección de Desquite 145

Glosario 167



Yo pregllnto sobre i l tllmba cavada en la montaña: ¿No h lmf

mallera de que Colombia en vez de matar a sus hijos los h gdignos de vivir? Si Colombia no puede responder a esta

pregullta entonces profetizo una desgracia: Desquite resucitanfy la tie a se volverá a regar de sangre dolor y lágrimas.

Gonzalo Arando«Elegía a Desquite» Obra Negra



GR DECIMIENTOS

A Francisco e Roux y Laura Restrepo quienes con agudain tuición estimularon este trabajo. A Jorge Ignacio Sánchez a-

mi lo Borrero y Elena Gardeazábal por su dediCación. A la Cor-poración Región y el Instituto Popular e Capacitación por elapoyo a la investigación.



PRESENT CIÓN

IXX Ños DESPUÉSEste libro, publicadoen 1990, es productode misandanzas porlos barrios popularesde Medellín entre 1984 y 1990,una épocaen la que, mientras estudiaba comunicación socialen la Universidad de Antioquia, me vinculé activamente al trabajode organización comunitaria. En estas zonas conocí a unagran cantidadde hombres y mujeresde disímiles edadesque realizaban proyectos sociales. Diversas organizacionesde izquierda y la propiaguerrilla hacían presencia y era destacada la actividadde lascomunidades eclesialesde base que, con participaciónde religiosas y sacerdotes, promovían la concientización socialdesdela Teologíade la Liberación.

Hacia 1985, el narcotráfico ya se habíatomado la ciudad yhabía fracasado el procesode paz iniciadopor el presidenteBetancur con las guerrillasde las Farc, el M-19 y el EPL. También se habíaproducido el asesinato del ministrode JusticiaRodrigo Lara Bonilla, y el llamado holocausto. del PalaciodeJusticiaen el que, tras la tomapor un comando del M-19 y lareacciónde las Fuerzas Militares, murieron decenasde personas, entre ellasuna buena parte de los magistradosde las altascortes.

Estos hechos significaron algo así como laruptura de un dique,que dio lugar aun períodode crisis institucionalen el país

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y 1, auge de las violencias que nos llevaron a más de veinteños de reinado de la muerte. En este contexto se produjo un

fenómeno sin precedentes: la organización de jóvenes en dece-nas de bandas armadas que aterrorizaron primero a sus vecin-parios y luego al país . Un fenómeno que creció sin que lasociedad y el Estado se dieran por enterados, y que sólo vino aalertar al país cuando jóvenes brotados de esas barriadas po-bres se convirtieron en instrumentos del para militarismo y elnarcotráfico para realizar magnicidios y diversas acciones deterror.

Es una realidad sobre la que se ha escrito mucho sin que ne-cesariamente hayamos logrado alcanzar suficientes clarida-des. En la raíz de esa violencia masiva de los jóvenes estánfactores estructurales de exclusión económica y simbólica yprocesos culturales complejos en los que se ligan al mismotiempo valores arcaicos y procesos consumistas.

Dos décadas han pasado en los cuales se han presentado es-tadísticas de muerte equivalentes a las de una gran guerra. Ha-cia 1985 las cifras hablaban de esa gran epidemia de muerte que

se extendía por toda la ciudad de Medellín y que se asentabacon especial fuerza en las zonas populares.

En muchas ocasiones, a lo largo de estos años, he escuchadoreclamos de jóvenes de las comunas sobre la estigmatizaCión al que han sido sometidos y a la que pudo haber contribuido estetexto. De hecho, me he encontrado que muchas organizacioneso proyectos adoptaron el nombre de Sí nacimos pa'semilla»,como una afirmación frente a la marca caliente que significa elser nombrados como una generación sin futuro. Esa mismasensación de ser una ciudad marcada la vivió Medellín frente

l país.Sólo podría decir, si tiene sentido, que tanto la aguda violen-

cia como esa estigmatización preceden a este libro. Entiendo laqueja de los habitantes de las zonas populares cuando afirmanque se les trata de bulto como delincuentes, cuando en realidaden esas barriadas la capacidad de organización y gestión de las



comunidades sirve de ejemplo para toda la sociedad yel trabajo que se inventan miles de personas en la ardua tarea de la supervivencia es digno de admirar. Pero este reconocimiento no

puede implicar el silencio sobre las realidades de muerte queviven nuestras ciudades.Esa estampida de los jóvenes fue el anuncio de los tiempos

que se avecinaban para el país . Una destorcida donde los actores de la violencia desdibujaron los límites donde las ideologías los sentidos sociales que proclamaban se diluyeron. Asía lo largo de los años hemos visto actores de este conflicto que

al mismo tiempo que se enfrentan por el predominio desarroHan prácticas similares frente a la población . Y quizá las que

más han identificado a l ~ autodefensas la guerrilla y en muchas ocasiones a las autoridades es la práctica de la limpiezasocial. s la manifestación de un sistema de control territorialbasado en la arbitrariedad del poder militar.

Quisiera decir que 1 que aquí se narra -historias que evidencian un profundo deterioro del sentido de la v i d a - haceparte del pasado pero no es así. Para nuest ra desgracia MedeUín sigue siendo una Ciudad con cifras de violencia que danvergüenza m á s de 3.200 homicidios en el 2001- y la mayor

parte de esa violencia aunque es originada por diversos sectores sociales sigue asentada especialmente en las zonas populares de la ciudad.

Pero doce años después al ver el esfuerzo de líderes de comunidades de diversas organizaciones no gubernamentales yde no pocos funcionarios públicos para detener la epidemia deviolencia con trabajo social y comunitario tengo la convicciónde que difícilmente podremos enderezar nuestro dest ino si losesfuerzos de la sociedad no se reflejan en un cambio de las éli

tes de la política que como mafias han convertido al Estado enun botín y deslegitiman su autoridad requisito de la convivencia social.

Hay verdades que no por obvias y repetidas dejan de ser válidas: necesitamos gobernantes honestos y eficientes una auto-

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ridad fuerte pero respetuosa de los derechos humanos mayorequidad social y una sociedad incluyente en donde todos nossintamos partícipes con deberes y derechos de un proyecto defuturo .

ALO SO S L Z R

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Sobre la luna redonda se dibuja la silueta de un gato sin cabezaque cuelga amarrado de las patas . En el piso en una ponchera

se ha recogido la sangre. Ahora caen s<\Jo gotas de manera in-termitente y pauc;ada. Cada gota forma al caer pequeñas olas

que se crecen hasta formar un mar tormentoso. Olas que se agi-tan al ritmo del rock pesado que se escucha a todo volumen.

A un lado está la cabeza que todavía mira con sus ojos verdesy luminosos. Quince personas participan del ritual. Al fondoestá la ciudad.

En una copa se ha mezclado sangre caliente con vino. San-gre de gato que trepa muros que salta con facilidad de una

plancha a otra que camina sobre sus almohadillas silenciosaspor los filos de los tejados que se escurre con facilidad entre lassombras de la noche. Sangre felina que impulsa a saltar sobre lapresa con destreza y seguridad. Sangre que convoca extrañas

energías y acelera el alma.Al recuerdo de Antonio vienen disparadas las imágenes de

su ritual de iniciación en una de las bandas juveniles allá en unbarrio alto de la Comuna Nororiental. En su sueño febril yago-nizante vuelve a verse en la terraza. En el mar de luces de laciudad se dibujan formas caprichosas. Brindan para sellar elpacto colectivo sobran las palabras porque conocen el compro-miso la ley los premios y el castigo. En adelante todos respon-derán por todos serán como un solo cuerpo. Serán los reyes delmundo.

Ahora Antonio se encuentra en el pabellón san Rafael del

hospital San Vicente de Paú\. Un pabellón de guerra que se

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mantiene rebosado de heridos y futuros muertos víctimas deuna guerra desproporcionada que sin frentes definidos cami-na día y noche por las calles de Medellín. Un marles hace yatres meses le pegaron un changonazo cuando iba a subirse a

un colectivo en el barrio. El tiro de regadera le perforó el vien-tre y lo puso a bailar entre la vida y la muerte. A sus veinteaños Antonio ha frenteado muchas veces la muerte pero nun-ca la había sentido tan cerca. Sabe aunque no lo diga que estees su final.

Su cuerpo está menudo el rostro pálido y los ojos negros per-didos en unas grandes cuencas. Con voz tranquila empieza a con-

tanne su vida mirándose hacia adentro como haciendo para élmismo un inventario.

AN1DNIOCuando yo estaba pelado me mantenía por ahí jodiendo con

un trabuco hasta que los finados Lunar y Papucho me patroci-naron con armas buenas. Entonces empecé a robar y a matar enforma. Uno se pone violento porque hay mucho man que quie-re monopolizarlo porque es pelado. Pero uno no puede ser bo-bo tiene que sacar las alas. Yo las saqué y a volar; a todo el quetocaba conmigo le iba mal.

Esolo aprendí de mi familia especialmente de micucha quees una tesa y va conmigo en las buenas y en las malas. Ahí don-de usted la ve así menudita responde donde sea por mí. A lalarga lo único que me duele para despegar vuelo de esta tierraes dejarla sola. Saber que puede estar abandonada en su vejez.Ella ha sido guerrera y no se merece eso.

El cucho murió hace catorce años. Él era un duro me ense-ñó muchas cosas pero por el vicio nos dejó embalados. Enton-ces me tocó tirarme al rebusque para ayudarle a mi mamá y amis hermanitos. Por eso me metí a la delincuencia. Pero tam-bién me involucré porque me nacía porque desde pelado he si-do maloso.



Lunar el jefe de la banda era un sardino teso gozón que repetía todo el día que vivíamos en el tiempo extra. Él ya llevabatiempo metido en negocios torcidos. Había vivido un tiempo enBello donde aprendió muchas cosas con la banda de Los Mon

jes la más dura de la época. Cuando se vino a vivir aquí formósu propio combo. Tenía un lunar en la cara y por eso le pusie.ron la Chapa. Con él y Papucho el otro fuerte aprendí las cosas en forma.

Recuerdo la primera vez que me tocó matar. Yo había herido a personas pero no conocía los ojos de la muerte. Sucedióun día por la mañana en Copacabana un pueblo cercano a Medellín. Estábamos robando una casa-finca y sin saber de dónde

se nos apareció el celador. Yo desde mi escondite detrás de unmuro asomé la cabeza y de puro susto le metí por la espaldalos seis tiros del tambor. El hombre quedó frito de una. Eso fueduro pa qué le miento muy duro. Pasé quince días que no podía comer porque veía el muerto hasta en la sopa .. Pero des

pués se me hizo fácil aprendí a matar sin que eso me molestarael sueño.Ahora soy el jefe del combo. A Papucho lo tumbó la gente de

arriba. Una amistad que se torció por plata le picó arrastre y élse tragó el anzuelo. Lo invitó a cuadrar un cruce y lo que en realidad lo esperaba era una lluvia de plomo. Lunar con quien meentendía casi sin hablar me nombró su segundo.

A Lunar por frentero por no arrugarse frente a nada también lo mataron rápido. Y se murió gozando: estaba bailandoallí tres cuadras abajo y le empacaron tres tiros por la espalda. Andaba fresco porque en esos lados no tenía liebres. El pelado que le dio murió más rápido de lo que canta un gallo.Esa misma noche le montamos la cacería y se fue pa la otra

galaxia.Con la muerte de Lunar otro loco de la gallada quiso tomar

el mando. Me tocó demostrarle quién mandaba . Por ponerse depica o anda cargando tierra con el pecho . Aqu í yo doy las órdenes digo qué se hace y qué no se hace . Pr imero éramos como

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la persona que toque convertir en muñeco; si es un duro se pide por lo alto. Es que uno está arriesgando la vida, la libertad yel fierro. Aquí en la ciudad lo menos es medio millón, pero para salir de la ciudad a darle a un pesado cobramos por ahí tres

millones.No nos importa a quién hay que acostar. El que sea, yo no

soy devoto de ninguna clase. Pongo a manejar la moto y si toca, yo mismo los casco. A veces uno se entera de quién era lapinta por las noticias . Pero, frescos, lo importante es que ya trajimos lo de nosotros.

Cuando voy a dispararle a una persona, sólo pienso: de malas que se encontró conmigo. Si está de espaldas lo llamo, pa'tomarle la foto de frente, y cuando está volteando, le estoy esdando. Yo a lo que voy, voy. o pienso sino en el diablo, nopienso que nos vamos a topar con la ley que vamos a salir mal,nada de eso, y sólo pido que no me toque matar a una señora oa un niño en un abaleo por ahí. Que si toca matar sea por alguna cosa.

Una vez bajamos hasta un pueblo a tumbar a un concejal.Generalmente uno no sabe quién lo contrata, pero en este tiro,que la negociación fue más o menos directa, nos pillamos quelo mandaba a quebrar un jefe del partido político contrario .A ese man nos le escurrimos para no quedar pagando, facilitonos mandaba a quebrar para borrar los testigos. Por ese trabajo cobramos un millón de pesos . Una semana antes, paseamospor el pueblo. os marcaron al cliente. Al sábado siguientevolví con una al 'iga. Ella me llevaba una subametralladora enel bolso. Nos hospedamos en el mejor hotel, aparentando seruna pareja en luna de miel. Nos dedicamos a recorrer el pueblo con calma para conocer bien la movida, miramos la ubicación de la policía y estudiamos la retirada. El domingo, dosparceros se robaron un taxi en Medellín y encaletaron al choferen una pieza en el barrio Guayaquil, mientras se hacía el trabajo. Uno de ellos llevaría el carro hasta el pueblo. Se trataba deesperar a que el concejal, según su costumbre, saliera de las se-

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finalmente sesube por una cañada. l l í está la casa de los Mon-toya. El techo de zinc y cartón las paredes sin revocarpintadascon cal azul los sanjoaquines florecidosde rojo. Son tres cuar-tos estrechos. En lasparedes están pegados varios afichesde ar-

tistas de cine y cantantes de rock. Perdido en un rincónenvuelto en telarañas hayun cuadro pequeño de la Virgen delCarmen. Del techo encimade la puerta de entrada cuelganuna herradura y una penca de zábila que se acostumbraparala buena suerte.

Doña Azucena lamamá de Antonio es una mujerpequeña

y delgada. Tieneen la cara las marcasde muchos trajinesde la

vida. Desus faldas cuelgando s niños de cuatro y seis añosqueson hijosde su segundo marido. Ella trabajaen una cafeteríaen

el centrode la ciudad . Hace algunos añoscuando todavía teníapiernas para mostrar trabajabaen El Porteño en Guayaquil.Un bar de arrabal donde los hombres van atomar aguardiente

ya buscar amores. De un álbum viejo sacaunas fotografías que

nunca deja ver asus hijos donde aparecede tacones minifalday los labiospintados de un rojo intenso. Fue en ese bar donde

mientrassonaban las melodíasde OlimpoCárdenas y Julio Ja-ramillo enamoró a su segundo esposo. Un hombre veteranoque después de cuatro años de convivencia sin sabersepor

qué la abandonó un fin de semana cualquiera. Ella nunca la-mentó su ausencia porque sus hijos mayoresno lo querían yella misma le habíaperdido cariño.

OOÑA AZUCENA~ ese bar había una pintura muraldonde se veía a un hom-

bre colgadode la rama de un árbol a punto de caer a un pozodonde los cocodrilospelaban los colmillos.No podía intentar

subir al árbolporque en la copa una culebra cascabel acechabay al pie en tierra un tigre tratabade treparse. ¿Qué camino po-día tomar ese hombre?Yo a veces miraba esecuadro y pensaba

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Unos años después siendo ya jovencita viajamos a Chigo-rodó en Urabá una tierra que pintaban como prometedora.Abrimos una finca en una vereda como a dos horas del pueblo.Derrotar esa selva fue difícil pero al final sembramos plátano y

maíz. Pero el costo que pagamos fue alto: estando allá murió mimamá que se llamaba María. La mató el clima. Es que en esatierra hacen unos calores infernales y se la pasa lloviendo todoel día.

Cuando ya sacábamos los primeros beneficios a esa tierraempezó una violencia tremenda no entre liberales y conserva-dores sino entre la misma gente que se mataba por cualquier

cosa. En la fondadonde

nos reuníamos los fines de semana aconversar y a tomar aguardiente se hicieron frecuentes las ma-cheteras. Esos hombres borrachos terminaban matándose por

cualquier bobada.Mis hermanos. que siempre han sido problemáticos pelea-

ron con mucha génte. Pero especialmente se echaron encima auna familia de apellido Carcía. Eran cerca de diez hombresarrechos con el machete. Ante las amenazas decidimos venderla mejora y venirnos para Medellín.

Llegamos al barrio Popular. Armamos un rancho en estas lo-mas cuando todavía eran baldíos. Pero no se demoró mucho eltiempo en que todo esto estuvo lleno de casuchas de desterra-dos de todos los rincones huyéndole a la violencia.

Un día don Polo un viejo llegado de Andes estaba constru-yendo su rancho cuando llegó la ley. Esa que andaba a caballoque nosotros llamamos los carabineros. Yo vi que se iban a lle-var preso al viejo y arranqué a frentearlos.

S i no tienen orden de captura no se lo pueden llevar l e s

dije.Usted no es la ley la ley somos nosotros y sabemos lo que

hacemos m e gritó uno de ellos mientras me apuntaba con lacarabina.

Yo me fui llenando de ira. Pensaba: «Si me voy a morir me

muero; que Dios me perdone los pecados pero esta injusticia

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no se puede dejar cometer». Los vecinos fueron sa lien d o delos ranchos y nos rodearon. Al momentico llegó una patrulla .Yo les gritaba a los tombos hasta de qué se iban a morir. Uno de los

agentes salido de casillas me pegó un culatazo con la carabina.-Camine la vamos a llevar a la inspección por metida i -

jo y me subió empujada al carro.Yo aún adolorida empecé a darle patadas a ese carro. Los

vecinos cerraron el círculo.A doña Azucena no se la llevan -gritaban.

-Arranque l e decía el comandante al chofer.- ¿ Po r dónde? ¿quiere que mate a toda esa gente?El círculo se siguió cerrando sobre la patrulla. Y los hombres

más aguerridos me sacaron . Un muchacho le dio con una varilla a un tombo que nos insultaba sin descanso y de una ledispararon. Todos corrimos. Ellos recogieron al herido y semarcharon. Murió en la policlínica.

En muchas ocasiones pasaron cosas así: los carabineros atumbar los ranchos y todo el mundo a enfrentarlos. Eso costómuchas vidas . Por eso es que nosotros nunca hemos querid o laley porque siempre le están dando es a la pobrecía.

Por esa época me casé con Diego Montoya un muchachooriundo de Puerto Berrío . Me u í con él contra la voluntad demi familia que no lo quería por ser negro. Me llevó a vivir conuna hermana suya en el barrio Santa Cruz. Los primeros añostodo funcionó a las maravillas él era detallista y cumplidor. Tuvimos cinco hijos casi seguidos: Claudia Diego Antonio Orlando y Nelly . Hasta que ya con esa cantidad de hijos le diopor mantenerse borracho y olvidó las responsabilidades. Entonces me tocó buscar trabajo . Primero de sirvienta en casas de

familia en Laureles y después de mesera en un bar de Guayaquil. Un día llegué de trabajar y Claudia la hija mayor me motr

tró la piemita toda aporreada. El hijo mayor de la hermana deDiego le había pegado con un serrucho porque la niña le habíadañado cualquier cachivache. Yo me quité la correa busqué alpelado y le pegué tremenda muenda . Como la mamá salió a de-



fenderlo la agarré a golpes. Por la noche le conté a Diego lo sucedido. La hermana le puso la queja y le pidió que me pusieraremedio.

É l no me va a poner remedio póngamelo usted l e dije.E s que él es su marido m e contestó.É l podrá ser mi marido pero si me toca darme con él tam-

bién me doy.Él se alteró mucho y salió. Cuando regresó me encontró re

costada en la cama mirando una revista a la luz de una vela.- Yo me vaya ir ~ agradezco mucho todo en la mesa están

todas sus cosas l e dije.Encima del nochero le había puesto el revólver y una plata

que le tenía. Él se acostó callado. Se levantó como a las cinco dela mañana. Yo me hice la dormida. Se paró un rato a mirarmedespués pasó para la cama de la niña la acarició le dio un beso y se puso a llorar.

-Negra negra despierte para que conversemos m e dijomientras me sacudía suavemente el hombro.

N o tenemos nada que conversar. Ya le entregué todas suscosas o ¿qué le debo?

-Dé m e una espera hasta el sábado y resolvemos todo.N o nos engañemos que usted se la pasa de promesa en

promesa y no hace sino gastarse todo centavo que gana en pu

tas y trago.

-Espéreme que en estos días me v a a caer un billete y se loentrego para iniciar un rancho m e dijo en tono suplicante yme movió el corazón.

-Bueno vamos a hacer una cosa si usted quiere a sus hijosy quiere seguir con ellos cómpreme el rancho es la única condición. Le doy todo el día para que piense si no me ofrece unasolución yo me voy.

El sábado temprano nos fuimos con los niños a ver un loteen el barrio Popular. Hicimos el negocio de una vez y a la semana siguiente levantamos una piecita. Desde entonces vivimosen esta cañada.

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-Toña váyase ya mismo que le están buscando la caídal e dije cuando entré en la casa.

-Fresca cucha, que el día de morir empacamos la maletayo todavía no la tengo lista m e respondió riéndose, recostadoen una cama.

Por la tarde pasó aliado a la casa de Claudia, la novia. Siguiórecochando y escuchando música como si nada pasara. A lasseis de la tarde vi otra vez a los muchachos en la entrada de la

cañada, con las manos entre los bolsillos de los chaquetones,

mirando para acá . Lo peor de todo es que Toña andaba sin unaaguja encima. Lo volví a alertar.

-Vea que la cosa se está poniendo fea, es mejor que busquela manera de salir.

-Fresca mi vieja, ya enseguida me voy. Vaya donde el Gi-tano y le dice que Se venga con unos fierros que hay fiesta.

Salí por un camino de r ~ e s íque hay por un lado de la ca-sa, y pregunté por él.

- D o ñ a Azucena, él no ha subido del centro y lo malo es quetampoco tiene las armas aquí m e contestó un hermano.

Cuando le dije a Taño que el Gitano no estaba le vi la cara depreocupación, pero se hizo el tranquilo.

- Yo me vaya trepar por aquí -<lijo mirando el muro de

atrás de la casa- vayan ustedes adelante y tiren frescura,mientras me salgo.

Nos sentamos a conversar en el corredor de la casa, los -lados siguieron parados abajo y eso nos tranquilizó. Pero a losquince minutos recibí una llamada del hospital.

-Señora aquí está su hijo Antonio Montoya y está grave.Hace ya tres meses que estoy bajando todos los días entre las

dos y las cinco de la tarde a visitarlo. Cada ocho días esto se lle-na de heridos y todos van saliendo, unos llegan y otros se vany Toña nada. Todavía no sé en qué va a terminar esta espera tanlarga.

Ayer fue el cura para confesarlo, yo no sé él qué le contaríade su vida. Cuando salió me saludó muy formal.

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E s t é tranquila, él está arrepentido en poaz con Dios medijo .

Eso me tranquilizó. Aunque uno no sea una persona muycreyente es mejor saber que está en paz con Dios.

ANTONIO

Yo quisiera estar otra vez en las calles del barrio, ese es miterritorio. Por allá camino a lo bien. Claro que siempre alerta,con los ojos abiertos y el fierro en el bolsillo, porque tengo tan-

tos a migas como enemigos, y nunca se sabe de dónde va a sa-lir un disparo. Tengo muchos enamorados buscándome lacaída. La ley también me la tiene pisada. Si me paro de aquí voya andar con mucha maña. .

En el barrio han existido muchas bandas: los Nachos, losMontañeros, los Calvos, la banda del Loco Uribe y como dicela canción: No hay cama pa tanta gente». Nos tenemos que

mantener activos porque en un descuido nos sacan y llegan afaltonear la gente. Uno tiene que cuidar el corte para eso se lajuega toda. La mayor guerra que enfrentamos fue con los Na-chos, unos matones de rienda suelta. Al principio pasaban poraquí y nosotros los dejábamos tranquilos, pero empezaron depicados, a ofender al pueblo. Hasta que un día Martín, un par-cero de por la casa, les reviró y le pegaron un tiro. Esa mismanoche, seis personas rodeamos la esquina donde se manteníanparcha dos y les llovió sorpresa. Como estaban de alzados nocreían que resultara quien les diera. Les tumbamos dos y otrosquedaron asomándose a la tumba.

A los poquitos días bajaron. Nosotros los estábamos espe-rando. Yo me puse un pañuelo, una boina y salí con una media-metra aquí debajo. Otros compañeros también se cuadraron,por lo que pasara.

~ u nosotros queremos paz, que no queremos guerragr i tó uno de ellos.



-Nosotros no queremos paz lo que queremos es guerra- les contestó Lunar el antiguo comandante, y soltó una ráfa-ga al aire.

Ellos no venían por ninguna paz venían a pillamos las caras para después cascamos . A la final fueron reculando hastaque se subieron por una cañada .

-Vayan haciéndose poner los santos óleos --gritaron desde arriba.

De ahí siguió una guerra sangrienta. Una guerra la hijueputa que dejó una cantidad de muertos de lado y lado. Las guerras

han sido tesas se han matado familias enteras por venganzas.Es que a uno le tumban a un parcero o a un familiar y uno la arma para cascarle al faltón o a otro familiar del agresor con talde que no sea una mujer. Si uno no acciona se la montan.

Los Nachos empezaron a ir de pa tras desde que la policíales tumbó al jefe en un operativo. Hay que reconocer que eseman era un guerrero. Se dio chumbimba con la tomba varias

horas. Dicen que Nacho cuando ya no le quedaba sino un tirose encerró en un baño y se suicidó con un tiro en la cabeza. es-

de ahí le cayó la roya a esa bandola. A los días la ley detuvo romo a veinte de ellos ahora están pagando tremendas penas enla cárcel Bellavista.

Con los policías también guerreamos pero con ellos la cosaes más fácil porque suben cagados del miedo y uno conoce suterreno. Claro que en dos ocasiones me han cogido pagandohe terminado en Bellavista .

La primera vez fue la más dura. Estaba encaletado en unacasa en un barrio vecino. Como a la medianoche sentí que estaban tumbando la puerta.

-A b ra que es la policía --gritaban desde afuera.

Tiré a salirme por el solar pero estaba rodeado . En la casaencontraron tres fierros . Así casi desnudo, me montaron a lapatrulla y me llevaron para la sede del F-2 .

Allá me metieron en una caneca con agua hasta la nuca .Me dejaron ahí toda la noche con las güevas congeladas y me

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aplicaron corriente. Me preguntaban por los otros compañerosy por el jefe, pero no les solté media.

T e creés muy macho, mariconcito de mierda m e decían.Yo no es que me .crea macho, pero ser soplón es una ver-

güenza . No aventé n siquiera a enemigos por los que me pre-guntaron . s como dice Cruz Medina, el del tango : «No mepregunte la gente quién es el hombre que me h herido, serátiempo perdido pues yo no soy delator, déjenme no más quemuera y de esto nadie se asombre, que el hombre para ser hom-bre no puecte ser batidor».

Como no tenía antecedentes y no me pudieron arrancar na-da, buscaron gente del barrio que me acusara de homicidio,pero no apareció nadie . Hay vecinos que pueden estar ofendi-dos, pero saben que si sapean quedan marcando calavera. Lostombos se quedaron qtuy chispos. Sólo me pudieron inculparpor porte ilegal de armas. Pasé en prisión tres meses, apenasel tiempo para reponerme de la masacrada. Cuando uno cae aBellavista sin tener quien lo reciba se lo lleva el putas. Lo chu-tan a uno de un patio pa otro, hasta que cae a la peor olla, y lajauría lo baja de lo que lleve y hasta se lo culean. Tuve la for-tuna de que el patio donde me recluyeron lo gobernaba un ve-terano al que le había hecho un trabajo y me tenía estimación .Claro que también me encontré a algunos de los Nachos yotras culebras. Pero había un tal Pepe, un man al que yo letumbé un hermano, que me llevaba la mala. Yo le hablé al ca-cique y él me dijo:

~ a c ú d a l ode aquí y si se pone de alzado empáquelo pa lafuneraria.

Yo le hice llegar el mensaje y al otro día se cambió de patio.Es que lo que dice el Cacique es palabra sagrada . Uno allá nopuede hacer nada sin su autorización.

Me tocó tropelear con dos pintas que me cayeron por unos

tenis Nike doble piso de esos de veinte mil pesos .-¿Sabe qué, llave? Bájese de esos zapatos que están vendi-

dos m e dijo uno de ellos, con una navaja en la mano.

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¿Sabe qué? Dígale al que los compró que venga y me losquite que yo no soy capaz l e s dije m i n t r ~ ssacaba una vari-lla que llevaba entre la chaqueta.

Ahí mismo aparecieron tres parces y nos encendimos. A unode ellos le metí el chuzo en el corazón se murió cuando lo lle-vaban para la enfermería el otro se logró escapar . Uno de misamigos quedó levemente herido. Allá no hacen ninguna inves-tigación porque saben que el silencio es la ley Los ofendidoscobran la cuenta si son capaces o se tragan el varillazo.

De Bellavista salí por billete. Hay unos clientes que manejanel correo con los jueces. En el caso mío en el que la acusaciónno era tan grave y no había ofendidos que se presentaran a de-nunciarme la cosa se facilitó. Unos socios de la gallada que ha-bían hecho un cruce en esos días pagaron doscientos cincuentamil pesos.

Volví al barrio a la rutina. Yo paso la vida entre feliz y aza-

rao. Me levanto tarde cuando no tengo que trabajar y salgo ala calle casi de noche Me parcho en la esquina a escuchar rockcon los parceros o voy a la taberna con la novia a escuchar mú-sica romántica y vallenatos. i novia que se llama Claudia esuna pelada seria sabe lo que hago y hasta me apoya pero nole gusta meterse en nada. Ella trabaja en una fábrica de confec-

ciones y llega todos los días temprano a la casa. Tiene sus capri-chos y yo la complazco en todo. Le gusta estrenar mecha tenerjoyas y darse sus lujos. Los fines de semana salimos a tirar ta-berna en Bello a bailar salsa o bajamos a Manrique a escuchar

. música romántica. Es una hembrita linda pero sobre todo megusta porque es seria. Hay de mujeres a mujeres unas son pa-ra engordar l¡l pupila son programeras flor de una noche.

Nosotros a veces armamos rumbas en alguna casa que tenga-mos de caleta y llevamos peladas mujeres de muchos encantosque están con uno solo por lo que les gasta. Pero novia no he te-nido sino a Claudia a la que respeto y adoro.

En el barrio las cosas ahora están complicadas porque apa-reció un grupo al que llaman los Capuchos que anda matando

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¿Sabe qué? Dígale al que los compró que venga y me losquite que yo no soy capaz l e s dije mientras sacaba una vari-lla que llevaba entre la chaqueta.

Ahí mismo aparecieron tres parees y nos encendimos. A unode ellos le metí el chuzo en el corazón se murió cuando lo lle-vaban para la enfermería el otro se logró escapar. Uno de misamigos quedó levemente herido. Allá no hacen ninguna inves-tigación porque saben que el silencio es la ley Los ofendidoscobran la cuenta si son capaces o se tragan el varillazo.

De Bellavista salí por billete. Hay unos clientes que manejanel correo con los jueces. En el caso mío en el que la acusaciónno era tan grave y no había ofendidos que se presentaran a de-nunciarme la cosa se facilitó. Unos socios de la gallada que ha-bían hecho un cruce en esos días pagaron doscientos cincuentamil pesos.

Volví al barrio a la rutina. Yo paso la vida entre feliz y aza-rao. Me levanto tarde cuando no tengo que trabajar y salgo ala calle casi de noche Me parcho en la esquina a escuchar rockcon los parceros o voy a la taberna con la novia a escuchar mú-sica romántica y va llena tos. Mi novia que se llama Claudia esuna pelada seria sabe lo que hago y hasta me apoya pero nole gusta meterse en nada. Ella trabaja en una fábrica de confec-ciones y llega todos los días temprano a la casa. Tiene sus capri-

chos y yo la complazco en todo. Le gusta estrenar mecha tenerjoyas y darse sus lujos. Los fines de semana salimos a tirar ta-berna en Bello a bailar salsa o bajamos a Manrique a escuchar

. música romántica. Es una hembrita linda pero sobre todo megusta porque es seria. Hay de mujeres a mujeres unas son pa-n engordar 4 pupila son programeras flor de una noche.Nosotros a veces armamos rumbas en alguna casa que tenga-

mos de caleta y llevamos peladas mujeres de muchos encantosque están con uno solo por lo que les gasta. Pero novia no he te-nido sino a Claudia a la que respeto y adoro.

En el barrio las cosas ahora están complicadas porque apa-reció un grupo al que llaman los Capuchos que anda matando

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gente por todas partes. Yo sabía que me querían d r y por esome había pisado del rancho. Pero me dio el arrebato de subir asaludar a la cucha y a Claudia. Pensé que la marea estaba baja.Me puse de sano y subí desannado porque la policía estaba ra-queteando mucho en esos días. Desde temprano la cucha medijo que las culebras me estaban marcando. Tiré frescura, sabíaque ellos no iban a subir hasta la casa. Eso es un cañadita es-trecha y uno bien parapetado le da plomo al que sea.

Esperaba que llegaran unos parceros con fierros pa'encen-derlos. Como llegó la noche y no cayeron mis colegas sentí la

cosa trinca. Entonces me trepé por la partede

atrásde la

casa ycoroné la calle de arriba. Caminé una cuadra, le puse la mano aun transporte colectivo. Cuando me fui a subir, vi un pelado co-mo a dos metros apuntándome con una escopeta. Sentí un ca-lor que me cogió todo el cuerpo y no supe más de mí. Estuvecuatro días en órbita y volví. o que me tiene ofendido es quemucha gente del barrio sabía todo el movimiento y no me lo

cantaron. Los Capuchos tenían marcadas todas las salidas.Cada uno tiene su día y ese fue el míO. o que me duele esque no me hubieran llevado de una, sin tener tiempo de un sus-piro, de sentir un dolor, sin poder decir siquiera me mataron.Hubiera sido mejor que sentir cómo se me deshace el cuerpo yel ánimo. Mirando todo el día esa mueca jodida que es la muer-te, h c i ~ n d oseñas sin decidirse a arrimar. Mejor morirse de

una, para no sentir el abandono de los que se dicen amistades.Aquí es donde uno se d cuenta de que la gente no está con unosino en la buena. Como dice don Olimpo: Cuando uno está encondición tiene amigos a graitel, pero si el destino cruel haciaun abismo nos tira, verás que todo es mentira y que no hay ami-go fíe ». Es que no importa morirse, al fin uno no nació pa'se-milla. Pero morirse de una, para no tener que Séntir tanta

miseria y tanta soledad.

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Anoche Toño tuvo su último sueño. Se vio subiendo de nuevo

a la plancha de la casa del filo donde tantas veces ha estadoquemando varilla volando alucinado al compás de las baterías

las guitarras eléctricas con todos sus parceros.«Es tremenda la ciudad por la noche mucha luz mucha

sombra. Uno es como una lucecita de esas perdida en ese marluminoso . Eso puede ser uno una luz o tal vez una sombra.A la final somos todo y nada. Se puede ser mucha cosa pero

siempre seremos mortales. Mire las luces amarillas cómo se vanvolviendo de todos los colores suben hasta formar un arco irisde la noche. Después forman una gran cascada de agua blancaque cae y cae a un pozo profundo que nunca se ve. El agua sedevuelve se transforma en una llama gigante en una hoguerainmensa que todo lo consume. Luego quedan las brasas rojas ylas cenizas que se riegan por todas partes. Ahora todo es un

desierto nada crece nada florece. a ciudad por la noche esuna pantalla tenaz una cadena de imágenes que pasan a la lata.Mire los edificios del centro píllelos bien. Son monstruos decabeza puntuda Se ven sus brazos enormes que se extienden ybuscan locamente. Quieren atrapamos. Pero estamos tan altosy tan lejanos como una nube. Estamos en estas alturas dondetodo se mueve bajo nuestra mirada somos inalcanzablessomos los reyes de este mundo».

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U CÍRCULO VI IOSO



Ahora es muy difícil conseguir novio están escasos los hombres d i ce una sardina dibujando una sonrisa mientras arre

gla su pelo con rulos.El

barrio se extiende haciala

montañasiguiendo el trazo caprichoso de una vieja carretera. Hace treinta años nadie podría pensar que en estas pendientes pudieraconstruirse. Ahora todos los rincones están habitados. Los viejosranchos de madera y cartón se han ido remplazando por casasde adobe y cemento que se agarran con fuerza a la montaña.

Las escasas calles están pavimentadas los senderos que -

corrían la pendiente han sido transformados en largas escalerasde cemento. Estrechos caminos se pierden en recodos. Para elrecién llegado el barrio es un laberinto indescifrable.

De todos los rincones brotan niños bulliciosos. Correteandisparando con un palo que hace de metralleta. Imitan el ta-tatá de su sonido mientras sus manos son sacudidas por la descarga de la ráfaga. Montan sus carros de madera y rodillos calle

abajo En un rincón unas niñas juegan «mamacita». En sus ollitas preparan la comida. Alguien toca en la puerta imaginariatan tan tan. Es Rosita la vecina.

¿Dónde está tu marido? pregunta la recién llegada.S e fue con otra me abandonó responde el ama de casa.

Los sardinos pasan luciendo sus camisetas anchas de colores fosforescentes: rojas naranjas verdes amarillas; escapularios sobre el pecho y los tobillos; tenis Reebok y Nike. Lassardinas lucen pantalones ceñidos al cuerpo camisetas de manga sisa que dejan ver su cintura. Van con un contoneo insinuante riendo tranquilas y desprevenidas.

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unque la mayoríade los negocios están enrejados, el abientede apariencia tranquilano deja ver la realidad a losdel pasajero ocasional. En las heladeríassuenan los temasmúsica guasca, tangos y vallenatos. Enla calle se vende fritaga. Las manos juiciosasde las madres descuelganla ropa secade las terrazas y los balcones, arreglan las matasde los jardines,barren las calles y las aceras. Todo para quela pobrezano seconfunda con el desaseo».

A las seisde la tardeempiezan a llegar los campeones del re-busque: las mujeres que hacen los oficiosen la casade algún ri-co las que trabajanen fábricasde confecciones, los hombresque camellan la construcción, losde las ventas ambulantesSubenen uno que otroautobús atestado, yen colectivos que lescobran ciento cincuenta pesos. A esta misma hora bajan las vendedorasde amores, lasque trabajanen bares, y los celadores.Loshal?itantesde la noche.

Rostros viejos seasoman a las ventanas. Los.campesinosquefundaron el barrio, contra viento y marea,pasan su tiempodis-cretos y recogidos. Según ellos, yano se vive la calmade antes,todo ha cambiado.Desde hace unos añosla guerra ha visitadocadauno de los rincones del barrio. Una guerrade jóvenes, ca-si de niños.Una guerra de bandas que ha dejado tantos muer-tos en estos años,que ya todos perdieronla cuenta.

Una guerra que generó otra.La de los habitantes que, can-sados de «tanto atropello», decidieron«limpiar» su barrio de

las bandas que se lohabían tomado. Hace dos añosdon Rafael,un campesino veterano,que se ha pasado la vidade violenciaen violencia, y Ángel,un joven de veinticinco, que tiene espíri- u de Robin Hood, iniciaron la defensa del barrio. Reunieron alos vecinos, recogieronunos «fierros», establecieronun sistemade cuotas yempezaron a accionar. En cada cuadrahan muertotres, cuatro, cinco por el tirode las bandas,por el tirode la ley,por el tiro de la autodefensa,por el tirode

Don Rafael viveen el sectorde La Isla, en un recododoscuadras abajode la calle principal. Ensu casa tiene una tienda,

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que atiende por una ventana. La ha decorado con avisos publi-citari os y ha puesto las infaltables y nunca cumplidas adverten-cias: «Hoy no fío mañana sí» « e fío a los mayores de ochenta

años que traigan el abuelo». Su casa está adornada con cuadrosy detalles vistosos. En la pequeña sala hay un paisaje de algúnlug ar lejano con cisnes una mansión lujosa y grandes árboles;y un atardecer de tonos naranjas. Las mesas están adornadascon carpetas de lana hechas por su mujer bordadas en tejidosapr endidos de sus abuelos y jarrones con flores de espuma yp lástico.

- Yo me acabé y me siguieron usando - d i c e don Rafael consu peculiar acento pausado y seguro. Tiene cara y manos de

campesino. Su pelo es medio cano usa camisa de manga largay arrastraderas plásticas. En sus manos tiene el libro ura o lasv ioletas de José María Vargas Vila de quien dice que es su au-tor preferido.

S i quiere hablar de violencia le cuento mi vida o la de

cua lquier vecino. Es que nosotros hemos vivido siempre de vio-lencia en violencia con muy pocos tiempos de paz. Cada unode nosotros es una novela completa.

Alternando la seriedad con carcajadas momentáneas empa-tando un cigarrillo con otro don Rafael empezó a contarme lano vela de su vida .

DON RAFAEL

Hace dos años cuando decidimos formar la autodefensa le co-

menté la idea al padre . Él ya sabía lo que estábamos padeciendo.-Padre usted sabe que con la autoridad hemos hablado

m uchas veces y de nada ha servido y estos muchachos van aacabar con nosotros si no nos defendemos l e dije.- D o n Rafael yo soy sacerdote y predico la paz. Pero si me

a tacan tengo que defenderme todas las personas tienen dere-cho a defenderse m e dijo como aceptándome la idea.

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Yo quería preguntarle qué pensaba porque aunque no sea elmás fiel de los creyentes sí tengo fe Toda la vida he sido católi-co y trabajador. Me he recorrido muchos rincones abriendo laselva ingrata trabajando de mayordomo de arriero de aserra-

dor de constructor de tendero de vendedor a todo le he jalado.a mía ha sido una vida de rebusque de aguante de verraque-

ra. Yo me la he pasado buscando la plata y ella la muy esqui-va huyendo como las mujeres bonitas. Pero al final lo digo con

orgullo levanté a mis ocho hijos con trabajo honrado.a que sí no ha huido y me ha buscado en todas partes es la

maldita violencia; esa sí es más cumplida que una novia fea. Yo na-cí en la población de Argelia al suroriente de Antioquia haceya cincuenta y ocho años. En una familia con una pobreza arrai-gada. A los veintidós años me casé y empecé a rodar.

Primero me topé con la llamada violencia política que meencontró viviendó en Norcasia en el departamento de Caldas.Había chusma liberal matando familias conservadoras chusmaconservadora matando familias liberales y el ejército matando alos unos y los otros. Sobraba quien lo pasara a uno al papayo o

quien le cortara la cabeza con un machete como quien corta unfilete. En ese tiempo ni por los caminos podíamos andar nos ~

víamos por los montecitos haciéndole el quite a todo mundo.Recuerdo que un día bajando de Norcasia al municipio de

a Dorada al llegar al río Manso oí gente conversando. Me me-tí a un guadual a la orilla del camino y busqué la forma de mi-rar. Sobre el puente estaba la tropa con treinta detenidos.

Alcancé aver

también al señor Gonzalo Arredondo habitantede la zona amolando un machete al lado del puente. Al ~

mentico llevaron a uno de los detenidos al centro del puente yle pusieron la cabeza sobre la baranda. Este señor Gonzalo le hi-zo el corte de franela le cortó la cabeza de un machetazo. Asísiguieron con cada uno de los detenidos la cabeza caía de unavez al río y enseguida tiraban el cuerpo. Paraban por raticos pa-ra amolar el machete. Yo veía caer las cabezas y los cuerpos la

sangre escurriendo de ese puente y se me arrugaba el corazón.

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Cortar la cabeza es dejar el cuerpo sin alma. hí tiene uno su in-teligencia su amor sus ojos es que uno es la cabeza lo obo no esimportante porque uno vive sin una mano sin un pie pero sin ca-beza no. Quizá por eso muchos que piensan en venganzas pien-san es en mochar la cabeza. Yohe leído que eso fue lo que hizo untalgeneral Maza en laépoca de la Independencia. Se paró en unaorilla del Magdalena a esperar a los españoles que bajaban endesbandada les cortaba la cabeza y los echaba al río.

Don Gonzalo era un aserrador muy buen tipo y muy traba-jador convertido al credo de la maldad como tanta gente enese tiempo luego de que le masacraran a la familia. Él se ma-drugó un día a trabajar al monte y como no llegaba la herma-na que siempre le llevaba el desayuno bajó a la casa a ver quépasaba. Encontró el juicio final: el papá y la mamá tirados en elcorredor la hermana amarrada a un poste l a habían viola-

d o y el hermanito menor único sobreviviente entre un cajónde madera con heridas graves. Gonzalo quedó solo en el mun-do únicamente le quedó la venganza. Desde ese día se unió alejército para perseguir a la chusma. Cada que iban a matar gen-te pedía que lo dejaran hacerlo para vengar su sangre. Recorríadesde a Dorada hasta Puerto Berrío buscando bandoleros.

Cuentan que un día salió solo a buscar a uno de los mayoresasesinos de la región conocido como Gorra Negra por el cualofrecían una recompensa. Por Puerto Berrío montaña adentrole siguió el rastro. Localizó a la cuadrilla al pie de una quebra-da muy adentro en la selva. Vioa Gorra Negra recostado enun árbol alejado de sus compinches que se bañaban tranquilos.Se acercó a Gorra Negra despacito con el silencio de un gatocubriéndose detrás del árbol. uando lo tuvo a la mano en unabrir y cerrar de ojos le cortó la cabeza de un tajo y sin dartiempo a que los otros reaccionaran arrancó con ella monteabajo. A los cuatro días llegó con esa cabeza ya fétida a PuertoBerrío. Reclamó su plata se emborrachó una semana y arrancóa buscar más cabezas. Esa fue la vida de Gonzalo Arredondo

desde que le masacraron a su familia: cortar cabezas.

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En esa época aparte de la violencia abundaban los duen-des . Gente que sabía secretos que se convertía en animal parahuirle a los enemigos que no le entraban ni las balas rezadas.Un señor Eliseo brujo de profesión me rezó para protegerme.Pero como eso por allá se puso tan feo no me quedé a esperarsi ese rezo me funcionaba . Aunque sí creo que me ha servidoporque me he salvado de muchos peligros .

Me vine con mi familia detrás de mi viejo que vivía para en-tonces en Cocorná aquí en Antioquia . Me compré un pedazode tierra mejor dicho de selva a más de un día de camino del

pueblo enla

misma Patagonia . Allá me enterré un buen tiem-po pero me cansé . El mismo día en que esa selva ingrata memató a un hijo de cinco meses empaqué dos o tr s trapos yarranqué sin saber dónde iba a caer el globo.

Vine a parar a Medellín. Un paisano me ayudó y empecé atrabajar de contratista para unas obras del Instituto de CréditoTerritorial. Esa fue la primera vez que viví aquí en el barrio Po-

pular cuando apenas se estaba poblando . Estos barrancos losvolvimos vivideros a punta de convites de trabajo comunitario .Nos organizamos alrededor del cura y de la Acción Comunal.Esa fue una época bonita no se veía la maldad y todo el mun-do se colaboraba .

Después con la misma empresa de construcción viajé aChigorodó en Urabá . Como el ambiente me pareció bueno ycomo se veía la plata mandé por mi familia y me quedé en esatierra. Me dediqué a comprar lotes a construirles la casa y ven-derla . Así me hice a un capital.

Por enredos de negocios terminé metido otra vez en una fin-ca . Una tierra que todavía tengo de Apartadó para adentro enuna zona d< ¡mde termina la sabana y empieza la montaña . Con

los hijos mayores y a tenía ocho hijos en ese tiemp<r la pusi-mos como un bizcochito . Sembramos cacao plátano maíz yconseguimos algunas vacas. Jornaleábamos fuerte pero comoesa tierra era generosa en las épocas .de cosecha daba gusto re-coger .

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Ese Urabá también se volvió zona caliente. Empecé a oír co-sas tan crueles como las de la vieja violencia . Una vez que esta-ba enfermo bajé hasta el hospital de Apartadó. Cuando ya metocaba, la doctora me dijo que no me podía atender porque te-

nía que ir a atender los heridos de una masacre. Ella nos pidióa varios de los presentes que le colaboráramos . Salimos por lacarretera que va a Turbo . En la zona de Currulao nos metimospor las plataneras rumbo al mar . Llegamos a un sitio llamadoPunta Coquitos y en un descampado vimos un tumulto de gen-te, y ya más cerca, una carnicería: más de treinta cadáveres,vueltos hilachas por las ráfagas . Todas las familias rodeaban a

sus muertos y los buitres revoloteaban . Un cuadro realmentetris te . El ejército y la policía hacían preguntás: que a qué horasllegaron, que cuántos eran, que si se identificaron .. Hasta queun a chilapa, una campesina de la zona, se enverracó .

Ustedes no pregunten nada, ustedes saben todo l e s gri-tó, sin mirarlos, y siguió llorando y abrazando a uno de los di-funtos.

A los pocos días escuché que los paramilitares habían matadootras cuarenta personas en las fincas a Honduras y a Negra .

En Urabá matan mucha gente, a veces es la guerrilla, otrasveces el ejército o los paramilitares . Recuerdo una noche quellegó un grupo a la finca El Osito gritando «¡Vivan las Farc ,¡abajo los militares » Se trataba en realidad de paramilitares quese querían hacer pasar por guerrilleros . Pero la guerrilla, avisa-da del operativo, los emboscó . Se armó el candeleo más hijue-p uta, u ~ terminó en una matazón fuerte .

Otra vez nos tocó un combate con bombardeos. Los campe-sinos íbamos bajando de las veredas hacia una manifestacióndel partido Comunista en Apartadó. En un sitio cercano de lafinca una columna de la guerrilla nos esperaba para hablamosde la importancia de la manifestación. Estábamos ahí, en medio

de una platanera, por ahí cien campesinos, cuando alguien lle-gó gritando .

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hija. Por trago ypor mujereS fuepor lo que más sedañó el gru-po. Hasta que la copase rebosó. Una comisiónde la propia gue-rrilla les diode b j ~De Urabá me vine porquE me atacóuna

enfermedad, unos turnorcitosen

el cuerpo, como una especiede cáncer.Ya me han hecho varias operaciont S, ahora estoy ali-viado, perono pude volver a trabajar la finca. Me dolió muchodejar Urabá, tierra a laque tengo tantoque agradecerle.

Hace ya dos añosque volví al barrio. Puse esta tiendapararebuscarme la comida yde vez en cuando bajo a darle vuelta ala finca.Loshijos ya están casados y la cargaes más fácil. Cuan-do volví al barrio,en el 88, me encontréuna cantidadde mu-chachitos,que había conocidode pequeños, convertidosenatracadores y asesinos temerarios. Algunas veces se comentabapor ahí que nos teníamosque organizar para defendemos, pe-ro nadie se resolvía.Un día, revólveren mano, se metieron a mitienda, me robaronuna plata, el televisor, el equipode sonido.Salieron frescos,amenaúndome paraque no le avisara a lapo-licía .

. S i te ponésde sapo te matamos, viejitom e dijeron.Ese día, ante la humillación, llamé a Ángel,un muchacho

vecino.- ¿Es queaquí se acabaron los hombres?l e pregunté.El hombre meparó las cañas y ese mismo día le dimos al pri-

mer muchacho.De ahí para acáhan sido muchos los muertos.Esas bandas tenían mucha fuerza y la guerra fue dura, pero al-go ganamos. Ahora el barrio estámás tranquilo.

A pesar de tanto muerto a mí no me da remordimiento.Yo no soy capaz de hacerle mal a nadie sin motivo. Pero noso-tros sólo nos defendimos. ¿Que si soy creyente? Claro, hombre.

i familia ha sidomuy católica, tengo tres tíos curas. CreoenDios y la Santísima Virgen ysiempre vamos es pa delante.La Sagrada Escritura prohíbe matar, yo entiendo queno se de-be matar cristianos. Peroaquí no matamos cristianos sinon -males. Porque una personaque tenga inteligenciano mata auntrabajadorpor robarle el salario y dejar aguantando hambre a

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una familia. Como cristianos creyentes nos defendimos y nunca me ha remordido la conciencia a pesar de tanta sangre . Ahora puedo dormir tranquilo.

EL MOVIMIENTO 19 DE ABRIL M-19

En el 84 cuando se firmó el cese al fuego con el gobierno deBelisario Betancur vimos la necesidad de abrir unos campamentos en los barrios . En Medellín los abrimos en el PopularN.O 2 Zamora Moravia Villatina y Castilla. En los campamen

tos dábamos conferencias y foros de diversos temas y ahí pordebajo de cuerda le dábamos escuela militar a la gente: armar ydesarmar fierros hacer inteligencia y recuperaciones. Cuandoestábamos en los campamentos recuperábamos carros con comestibles y los repartíamos a los habitantes. Enseguida venía lapolicía y nos encendía a plomo . Así pasó muchas veces hastaque se rompieron los acuerdos.

Alcampamento del Popular llegaban diariamente entre cincuenta y ochenta jóvenes a recibir instrucción política y militar .

Entre ellos había muchos pelados de esquina embalados con elvicio a los que queríamos reeducar para ponerlos al servicio dela causa revolucionaria. A unos cuarenta que mostraron mayorinterés les reforzamos la capacitación militar.

A mitad del 85 el gobierno al ver qu e estábamos preparando más guerrilleros y no pensando en la paz expidió un decreto en el que prohibió los campamentos. Se desató unapersecución n o s allanaban la sede detenían la gente nosarriaban la bandera- que nos obligó a cerrar los campamentos

a regresamos pa l monte.Algunos de los pelados frente a la persecución salieron

corriendo. Otros en cambio se fueron con nosotros para elmonte y algunos se quedaron por aquí aprovechando la instrucción militar para organizar grupos de bandid05.

Entre ellos estuvo Ignacio uno de lo s má s activos milicianosdel campamento quien formó la fam osa banda de los Nachos .

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Cuando nos retiramos armó su bandola con vecinos y conotros pelaos que pasaron por los campamentos. Tres de los queterminaron siendo miembros de los Nachos habían incluso su

bido con nosotros hasta el monte. Una noche se volaron con varios fierros grandes . A dos de ellos se les dio cacería cuandoes ta ban terminando de salir de la montaña y se les ajustició.El o tro se localizó un tiempo después aquí en la ciudad. Luegolo mataron en un tropel con otra banda. Nosotros le notificamosqu e de seguir usando el nombre de la organización se atendríaa las consecuencias.

Nacho efectivamente llegó a tener como sesenta varonesbajo su mando y continuó haciendo sus picardías -atracabacolectivos cobraba impuestos y se metía a las casas- pero noutili zó más el nombre dE la organización . A muchos les han dado de baja otros están detenidos pagando condenas y los otrosse fueron del barrio .

En el sector de Villa tina los que más dolor de cabeza nos

dieron fueron los Aórez. Unos hermanos que se hicieron militantes de la organización se robaron unos fierros y cometierontro pelías a nombre del M-19 . Estaban extorsionando a un comerdante pesado de Medellín. Ese cliente les envió una partede la plata que le exigían pero les notificó que el resto sólo se loen tregaría personalmente al comandante de la organización .Tres de los F1órez bajaron a la cita que les pusieron ahí en laavenida La Playa con la carrera Sucre en el centro de la ciudad.Pues cómo no el cucho este los recibió y empezó a conversarles, cuando a los minutos cayó una tacada de agentes secretosy, en la plomacera murieron los tr s hermanos.

Otro pelado de Villa tina que llegó a ser de la fuerza militarde la organización se quedó con dos fierros. Armó sociedadcon un ex militar y se dedicó a azotar la gente de los ranchos enla parte alta del barrio . Hasta que armamos una comisión paraarreglar la cosa. A ese man le dimos de baja porque no acató elllamado de atención.

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Así por el estilo se presentaron algunos cacharros. En esaépoca nosotros creíamos que el tiempo para la toma del poder

estaba contado que íbamos a generalizar la guerra en el país.

Por eso no analizamos bien a quién vinculábamos a las miliciasy a la organización. Tampoco es para decir que todos los mili-cianos terminaron de malandrines. Hubo milicianos que dieronsu vida por la causa del pueblo. Muchos de los que se queda-

ron siguieron colaborando con la organización. Nosotros ahoramiramos críticamente esos errores. Debimos haber dado másinstrucción política formativa y no tanta instrucción militar.Pero esa era la mentalidad de ese tiempo.

l EPL también t iene su responsabilidad. Como nosotros dá-bamos instrucción militar ellos nos imitaron. Y algunos de lospelados que entrenaron también formaron bandas. Ese es el ca-so del Montañero que llegó a manejar 50 hombres que hicieronmucho daño en los barrios Santa Rita y Popular.

Antes de los campamentos no había bandas sino pillos vi-ciosos que se mantenían en · las esquinas fumando vareta y es-cuchando música. De vez en cuando cuñaban a la gente por

ahí en un rincón para tener con qué comprar vicio. De vez en

cuando había un herido o un muerto. Después todo mundo se

enfierró se inició una guerra brutal en la que murió mucha

genle .

Los campamentos influyeron en la formación de las bandassin duda pero toda la responsabilidad no es nuestra. En mu-

chas zonas de la ciudad donde no hubo campamentos tambiénse formaron combos. Creo que ha sido por la situación socialpor el vicio y por la influencia de la mafia.

Ahora cuando buscamos sinceramente la paz del país tene-mos que en.contrar salidas a los conflictos de las zonas populares.

Tal vez la forma de lograrlo sea trabajando con los niños para queno repitan tanta historia de violencia y organizando a la juven-tud para cosas constructivas. Yo nací y crecí en este barrio y mesiento comprometido a buscar la paz en estas comunidades. Si

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-

nosotros que luchábamospor un ideal social descubrimos quelaviolencia no llevaba aninguna parte,estospelados,que cogenunfierrosin saber para qlÉ, tambiéntienenque entender.

Ángel tieneun aire entre malevo e intelectual. Camina, como1amayoríade los muchachosde estos barrios altos, con pasosamortiguados, conun característico vaivén. Se define así mismo comocristiano autintico, seguidor delpadre Camilo Torres.

Valora a laspel l lOnas que no son egoístas ni vanidosasy bu..c;can.servir ala comunidad.

a decoradosu cuarto con afiches con paisajesy mensajes.Uno de ellos esuna 14mpara viejade gasolinaque ilumina lanochey su textodice:

nqut ti t r rOr te I sti .,.aunqut U M traición tt hitrtl.au,,1fW . il s;6n s t IIpIIg t.a,mqllt' tI dolor q mlt tus ojos.au qut ignort tus tsfutrZOS•• nqut la ingratitud s t . l fHlga.aunq t todo fHlrt CII adll ...

VutlVf ti tmptZllr.

Ángel,que se considera tímido, que recuerda los miedosque le causaban las sombras,~ espantosy las aparicionescuando era niflo, ahoraanda comoun espanto, recorriendoenlasnocheslas callesde su barrio. Hace dos años ély cuatro vecinos s , vestidosde negro Y cubriéndose las cabezas con ca

puchas, salieron a la unade la mañana, por los caminossecretos, a cumplirsu primera misiónde «jl Sticieros». a víctima fueun atracadorque ..tenía azotadala comunidad,un indeseable». Desde entonces, han sido muchos los «ajusticiados»enesta campailade ..limpieza",que nunca termina.

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l

Hace veinte años que llegamos a este barrio. Aquí crecimosy aquí está lo poco que tenemos. En este rancho crecí con miscinco hermanos. Primero nos acomodamos todos en una solapieza. Ahora usted la ve, así, en material y más o menos amplia,

pero no se imagina todo el trabajo que costó levantarla. Y unoen la vida lo que más quiere es lo que tiene que luchar, lo quehace con sus propias manos. omo el cucho ha sido bueno para el aguardiente, la plata nunca ha alcanzado. Por eso trabajé,desde los doce años, cargando mercados en la Placita de Rores,y después de mensajero de una agencia de carros.

uando tenía dieciocho años me reclutaron para el ejérci

to. Pagué los dos años reglamentarios con el disfraz . Al regresar trabajé un largo tiempo de cobrador y después devendedor de libros. En esa época validé el bachillerato por lanoche, y para meterle inteligencia a la cabeza me vinculé a la

política de izquierda.En el 85, en el agite de los acuerdos de paz con el gobierno

de Belisario, llegaron al barrio los del M -19 Pasaron, en un carro rojo, invitando a todos los que quisieran asistir a los campamentos. Eso era tremenda novedad . Pillarse los chachos endirecto, ¡uy, sopas Allá fuimos a parar muchos, incluidos todoslos viciosos y malosos. Ellos dictaban charlas de formación po-lítica y organizaban actividades con la comunidad. A los quenos metimos de milicianos nos dieron instrucción político-militaro Aprendimos a manejar fierros, a hacer explosivos y a planear operativos militares sencillos. Pero a la mayoría de lospelados no les sonaba tanto la carreta de la política como el agite de lo militar. Los del EPL, que también andaban de paces conel gobierno, empezaron las mismas rutinas.

Después se rompieron los acuerdos con el gobierno. Los po-licías allanaron el campamento, no nos encontraron porque sedio la alerta con tiempo, pero se llevaron las cosas y la bandera. Los del Eme organizaron varios operativos, se dieron chumbimba con el ejército y después se pisaron . Entonces algunos delos pelados, formados como milicianos, los siguieron, otros

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quedaron sueltos en el barrio y formaron combos para trabajarde cuenta propia. Esos combos, aprovechando la instrucción re-cibida, a punta de trabucos y petardos, armaron el descontrol.Surgieron los Nachos, los Calvos, los Montañeros, los Pelusosy otras banditas que impusieron su terror; grupos formadospor dos o tres mayores y una manada de cuiicagados crecidosa matones, pelados de trece , catorce, quince años haciendo lasdel diablo . Cobraban impuestos, de dos mil pesos semanales alas tiendas y cinco mil a los colectivos, requisaban en la callecom o si fueran la ley, atracaban los carros surtidores. El que noles marchaba, o el que se defendía, de una pa ' l cementerio opal' destierro .

En 1986y 1987 las bandas controlaban todo el barrio. a vidacambió completamente, todo el mundo se encerraba en las casasa las seis de la tarde. Entre las bandas, por enredos de negocios,por venganzas o disputándose el territorio, empezaron a matar-se. Uno encerrado en la casa escuchaba las batallas . Al otro díalas noticias de los muertos, que por la igleSIa, que por Andalucía,que por el colegio . Cinco o hasta diez muertos en una noche.

a ley sólo se hizo sentir en forma en el 87, cuando detuvie-ron como a veinticinco hombres de los Nachos y les tumbarona los dos jefes principales . Quedaron prácticamente aniquila-dos. Pero surgieron otras bandolas más temidas todavía, cadavez más sanguinarias, que mataban por ver caer .

Vea le cuento historias. Jairo, un pelado del sector de arriba,subió un viernes de trabajar y se parchó en una heladería, por

el terminal de autobuses, a tomarse unas e r ~ e z sheladas y bo-tar escape un rato al son de la música. Allá cuatro cochinos deuna bandola lo cogieron de quieto y le robaron diez mil pesos,el pago de la semana. Él se vino caminando y desde la distan-cia , les reviró con amenazas.

-Hijueputas me las van a pagar l e s gritó varias veces ysalió corriendo.

Los de la banda lo sacaron de la caS ', lo arrastraron y lo ma-. taron a punta de pata y tiros .

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Al día siguiente por la noche cuando trajeron el cadáverdel anfiteatro arrimamos a dar las condplencias y a ver las se-ñor as rezar la novena. Como a las once de la noche llegaron

seis tipos de la bandola armados con revólveres y changonesy nos pusieron a todos contra la pared.

-¿Quién no está de acuerdo con la matada de esta gono-rre a? -g r i tó uno de ellos .

Yo estaba esperando una matazón. Pero ellos empezaron ati rar los ramos y los candelabros calle abajo. Gritaban cosas yapuntaban con esos fierros. Todos mirábamos como momiasparalizados . Una que otra mujer lloraba. Los truhanes como <> -

cos a continuación tiraron el ataúd al piso. El cuerpo del pela-do se salió. Uno de ellos le dio puñaladas y otro le pegó tresti ros.

-Vamos a ver quiénes son los bravos que van a responderahora -gri taban mientras salían amenazando con las armas.

La mamá en medio del desespero llamó a la policía paraque le sacara el ataúd en una patrulla. Terminó la velación en lacasa de una hermana en Aranjuez.

Otra vez a un señor Alberto que los había enfrentado se lemetieron a la casa; lo amarraron y le violaron a la esposa que te-nía seis meses de embarazo. Don Alberto era un tipo serio queno se metía en problemas con nadie . Pero se h.:vo que ir le die-

ron un día de plazo. Se fue como mucha gente con dolor y ra-bia pero con la cola entre las patas.

Todos los días pasaban historias parecidas y la ley sin fun-cionar. Generalmente los policías no subían otras veces captu-raban a algunos bandidos pero para nuestra sorpresa a lamedia hora los veíamos libres. Los pillos transaban a los poli-cías con billete y llegaban a cobrársela a quien los hubiera de-nunciado. También se daba el caso de que los polochostrabajaban en asocio con las bandas se veían patrullas surtien-do los jibareaderos los expendedores de vicio o cobrando va-cuna. La propia policía les vendía armas y municiones.

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Yo participaba en una especie de autodefensa organizadapor el M-19. Pero realmente no funcionaba. Después del atracoa don Rafael decidimos organizarnos en forma. Por la tarde, en

medio del desespero, reunimos a diez personas -gente seleccionadita, ser ia - y les comentamos el caso. Se comprometierona colaborar y a guardar el dandestinismo. Posteriormente llamé a otra gente que había pertenecido a las milicias del Eme, yti otros pelados de confianza. Como la gente estaba tan ofendida prendió empujada.

Conseguimos unos trajes negros, con capuchas negras, yempezamos a salir por las noches. Esa semana hicimos el segundo trabajo: matamos a un lumpen, ahí abajo de la casa. Al principio los vecinos se aterrorizaron pensando que éramos delrxx: del F 2 o de la Brigada Militar; ¡claro , viendo esos fantasmas se asusta cualquiera. Pero al ver que sólo ejecutábamos alos faltones, a los cochinos, se vincularo.n a la red de apoyo.

A las bandas las derrotamos a punta de coco, aplicando lapsicológica. Nuestra arma más poderosa fue el terror. Mientrasnosotros los conocíamos a todos, ellos estaban sanos. Eran muchachos, y con tremendos fierros, pero los desorientamos. Nosotros sólo teníamos cuatro revólveres 38 prestados por losvecinos. Con el apoyo de la gente, haciendo inteligencia, los eliminamos de uno en uno.

Teníamos una casa al pie de una cañada con varias salidas.Allá nos reuníamos por la noche. Salíamos por distintos caminos, nos encontrábamos en el sitio, nos poníamos las capuchasy procedíamos.

-Abran que es la policía -gritábamos dándole de una a la

puerta.Entrábamos con rapidez, sacábamos a la pinta en la calle

le dábamos. Matamos a los más reconocidos, a los que teníanmuchas cuentas pendientes. A los pelados que la cometían por

primera vez les mandábamos la razón: se corrigen o se van.Si la volvían a cometer entonces procedíamos.

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Por la comunidad nos dábamos cuenta de lo que las propiasba ndas planeaban. Estaban tan sanos que incluso a nosotrosmismos nos decían: esta noche vamos a esperar por tallado alos Capuchos . Sanísimos.

Después como las bandolas trataron de reaccionar para acaba r con nosotros la guerra fue total la cosa se calentó del todo.Eran por ahí doscientos hombres con buenos aparatos . Pero lasar mas no son todo también juega la inteligencia y el apoyo dela gente. Nosotros ya bien plantados empezamos a operar día

y noche. Incluso como ya algunas personas de nuestro grupoes taban reconocidas salían sin capucha.Con las armas recuperadas y el grupo crecido en una .mis

ma noche les dábamos varios golpes. Ellos empezaron a dormirpor grupos y nosotros les montamos operativos más tenaces.Hasta que vieron la cosa tan peluda que se fueron desterrados.

Después la montamos contra los expendios de droga. Pri

mero le mandábamos una boleta al vendedor. Si no hacía casole hacíamos un amague l e disparábamos a la pared y le ti-rábamos un petardo para amedrentarlo. Si esa vacuna no funcionaba nos metíamos a la casa le quitábamos la plata la

droga sacábamos las cosas que tenía de sus canjes con los la-drones y les dábamos la última oportunidad . .

Uno sabe que la gente trabaja vendiendo droga a veces pornecesidad . Pero por solucionarle el problema a una familia se le

hace daño a muchas. s que la basuca es la que más lleva a lospelados a la delincuencia los degenera totalmente.

unque nosotros rehuimos al ejército y la policía varias ve-

ces nos h tocado enfrentarlos. l combate más difícil fue unmartes en un billar cerca de la vieja inspección. Estábamos dán

dole a la puerta cuando se apareció una patrulla de la policía.Dos pelados que se habían quedado en la esquina iniciaron la

contención . Los otros cinco nos parapetamos en unos muros yles cubrimos la retirada . Ahí nos quedamos un rato sin podernos mover porque los tambos soltaban bala a la lata. Cuandollegaron los soldados con sus fusiles Calilla cosa se puso pelu-

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da. Nosotros andábamos con unos fierros cortos. Yo pensé:nos quedamos aguantando nos van a dar por el culo mejorla jugamos toda y tratamos de salimos» . Nos salvaron lostardos que dan duro, pero sobre todo hacen bullaranga.tiramos mientras logramos llegar hasta un lote y bajamosuna cañada. A uno de los pelados lo mataron y otro quedó he-rido en una pierna. Ese ha sido el susto más tenaz que hemospasado.

Después de una lucha sangrienta con la que la comunidad

estuvo de acuerdo logramos sacar las bandas . Es que no habíamás remedio nadie lo iba a hacer por nosotros . El gobierno no

ha solucionado nada y la izquierda tampoco. Yo considero quela izquierda es un aparato que habla de lo militar pero por alláarriba no es capaz de resolver los problemas más sencillos.Todos los guerrillos que había por aquí se escurrieron cuando la

situación se puso fea . Dejaron a la gente abandonada. Nosotrospor eso no creemos en la izquierda mucha carreta de grupitosno son capaces de llegar a la gente común que es la que sufre la

realidad. Yo estuve un tiempo en grupos de esos . Nos pasába-mos en reuniones hablando del imperialismo de la burguesíade la explotación de la lucha de clases mucha carrasca pero

no nos compenetrábamos con la realidad . Entonces decidí queera mejor gastarme el tiempo como lo hacía antes tomándomeunas copas de aguardiente con una pelada los sábados por latarde y no volví a la reunión . Ellos dijeron que estaba desviado

pero yo preferí la desviación. Ahora nos critican por el trabajoque ha hecho la autodefensa pero no tienen derecho ellos sefueron cuando más se necesitaban . Si la izquierda le hubiera -rado bolas a la situación tendría controlada la zona.

Ahora todo está de nuevo sabroso este es un barrio muybueno la gente es servicial honrada y trabajadora. Aquí en es-te sector hace tiempo que no se oye de robos. Algunos fines de

semana organizamos carnavales todo el mundo se toma sustragos en paz se conversa se bailotea todo a lo bien. Este ba-rrio es una marav,

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<:;Jaroque no nos han faltado los problemas. En esta guerrase han presentado muchos enredo s. Algunos familiares de lasvíctimas nos han denunciado . Por eso nos han allanado y noshan montado la perseguidora. Entonces tuvimos que procederles dijimos: se quedan callados o se van del barrio. os que siguieron hablando tuvieron que irse .

Hay cosas que se nos han salido de las manos. Hay peladosde la autodefensa que se han vuelto prácticamente sicarios.Es que cuando una persona lleva más de veinte muertos encima ya nadie lo puede mirar feo . Son felices matando ladronesson como psicópatas . Había uno que ahora está muerto quedecía que necesitaba la cuota semanal de un muerto . Ese pelado quedó traumatizado por el daño que una banda le hizo a sufamilia . Un domingo cuando estaban reunidos viendo televisión cuatro cochinos armados con pistolas y changones se lemetieron a la casa . Él alcanzó a subirse a la terraza y se encale

tó. De allá le tocó ver cómo esos manes amarraron a los cuchosy le violaron a la hermana una sardina de dieciséis años. Después se alzaron con el televisor el equipo de sonido y la licuadora. Ese pelado juró que se iba a vengar por eso se metió a l

autodefensa . Quería matar a todo basuquerito y ladroncito queencontraba en el camino . omo nosotros lo frenamos se retiródel grupo y armó un combo para seguirle dando a los delin

cuentes pero se excedía mucho. A él lo mataron peleando conuna banda de un barrio vecino .

Esta ha sido una experiencia fuerte que nos ha tocado vivirnunca pensamos que las cosas llegaran a ese punto.

Otros se han torcido. omo se sienten poderosos con un arma se emborrachan quieren atropellar a la gente y se ponen afaltonear. Tuvimos que cazar a dos que andaban aliados conuna banda de otro barrio haciéndole daño a la comunidad.

Uno entiende que la gente tenga que hacer sus negocios para conseguir billete. Hay muchos pelados del grupo buscandocamello y no consiguen . Así es la situación : tenemos cerebromanos salud y nos pasamos de puerta en puerta pidiendo tra-

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bajo y nada. La gente no se puede dejar morir de hambre. Hay

que rebuscar el billete pero yo les digo:-Muchachones la plata hay que buscarla donde está no

aquí en el barrio donde todos somos embalados vamos donde

los ricos que son realmente los que tienen ..Por eso la autodefensa no se opone a los negocios sino a que

la emprendan contra el pueblo.Yo quisiera que llegara la paz para dejar toda esta mierda

para volver a vivir tranquilo. Pero todos los días surgen otrasbanditas que quieren implantar el descontrol. No se puede ba-jar la guardia porque se pierde todo lo que hemos hecho hastaahora.

Unos fuertes de las viejas bandas que se quieren vengar es-tán preparand o un grupo de doce pelados de catorce y quinceaños para acabar con la autodefensa. Ya andan haciendo sus fe-

cryorías. Creo que vamos a tener que proceder contra algunosde ellos. Eso es doloroso matar pelados del propio pueblo.

Nosotro s sabemosque

el problema es social.Que

sino

cambianmuchas cosas en el país todos los días van a salir más y más pe-lados metidos de delincuentes y matones. A veces creemos queya viene la calma pero nada. Esto es un círculo vicioso hastaahora hemos ajusticiado a más de cien pelados de bandas y estonunca acaba



L RU ERO



Yo estoy vivo de milagro es que nduve mucho tiempo en medio del visaje. Ahora voy a los cementerios y veo conocidos portodos lados. Una m n d de matones tremendos que conocí en .

vivo y en directo.Yo me metí en enredos después de terminar el bachillerato.

Busqué camello como seis meses y no resultó nada. En la casano me retacaban y hasta billete me daban pero uno t n viejo depegado es un olla. Yo tenía varias amistades que nd b n ennegocios parlaba con ellos y salía de rumba porque er n buenas ligas. Pero nunca me había tentado meterme en sus came

llos hasta que un día que necesitaban un pelado de .confianzame pidieron que les colaborara montando guardia en un sitiomientras ellos cascaban un paciente en un carretera en lasafueras de Medellín. Me ubicaron en un p r dor con un boquitoqui en un bolso a echar pupila por si subía la ley Todo terminó bien. Me gané mi billete. En varias oc sk nes hice la mismajugada y así me enrolé . Me transó trabajar con esos manes porque

en el barrio no le faltaban a nadie la llevaban bien con todo elmundo. Nunca los vi sacando armas en la calle o amenazandonada de eso. Era un combo por ahí de quince manes serios nochichipatos de esquina. Asaltos en fábricas o bancos y negociosencargados matar a uno que otro o cobrar cuentas. La mayoría de esos parees ya están descansando. Sólo quedamos tr s vivos .

Enun

tiempo nos pisamos del barrio porque nos montamosen un tropel feo con la banda de Rocky Una gallada de picadosque querían monopolizarlo todo. Mataron pelados sanos sin sa-

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que de verdad la quería mucho. Nosotros le armábamos el sa- Ooteo, pero el hombre fresco.

El Costeño se pasaba la vida entera haciendo crucigramas.

Compraba periódicos y revistas solo pa eso . e mantenía debuen humor, echando chistes, cantando vallenatos y bailando.A la larga era el más bacán de todos.

Los otros tres, la Belleza, Pedro y Caremalo, vivían para elfútbol. Que si Nacional, que si Medellín, que los troncos, queHiguita ·.. No se perdían partido. Miércoles y domingo para elestadio. A veces nos íbamos todos en patota, de programa con las peladas. Veíamos el partido y después nos tomábamos unoschorros en un grill de la calle Colombia .

Otras veces pasábamos los días jugando cartas y parqués .Por las trampas se armaban unas garroteras que sólo el Monopodía parar . Yo mataba el tiempo leyendo cosas orientales, ¿en -tiende?, de los ninjas, de meditación y control de la mente. Co-

sas así. Esos temas me han tramado mucho.Esa época fue de una locha. El man de los contactos apare-

cía cada determinado tiempo. Llegaba en un carro Mazda, conla mamá, una cuchita como de sesenta años, nos daba las razo-nes, dejaba algún billete y se pisaba .

Antes de salir a un cruce poníamos las balas a calentar en

una cacerola . El jefe distribuía las tareas : si había que ir por ca -rro o por una moto, a dónde, a quién le tocaba frentear . Todose planeaba en forma y por eso siempre nos salieron bien loscruces. A estos manes los fueron matando las culebras de otrasbandas, por enredos que se armaron después. Pero hasta quefuncionó el grupo, en los camellos salíamos limpios.

Cuando coronábamos un negocio montábamos la franca-

chela. Sacábamos billete pa la familia y para unas amistadesque estaban en Bellavista. Salíamos de compras a conseguirla mecha , Después conseguíamos guaro, perico y hembritas .Armábamos la farra, casi siempre de amanecida . Otras vecesnos íbamos de discoteca. Nos gastábamos en una noche cien

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mil pesos o más. Rumbeábamos hastaque se nosacababael bi-llete quedabamos líchigos y aesperar el otro camello.

De la casade la Floresta nos pisamosporque una cucha quevivía al frenteera tremendo telefax.Nos brujeaba día y nochehasta que nos aventó a la policía. De esanos salvamosde are-pa . Los tomboscayeronun juevespor la tarde.En la casano es-taba sino el Costeño. Algunos habíamos salidoa conseguirdatos para un trabajo y los otrosandaban de vueltón en el cen-tro. Allanaronla casa esculcaron hasta elúltimo rinc6ny sóloencontraronuna pistola Colt45. Los tombos que veníanporpolvo quedaron con piedra.

-Hijueputa ¿dónde está la coca?-preguntaban.Al Costeño se lo alzaron.Cuando llegamospor la tardeun cu-

chode una tiendade la esquina con elque teníamos amistad nostocópitos. Nospusimos pilas.Localizamos alCosteñoen la ins-pecciÓnde policía ytransamos conla ley para quelo soltaran.

Volvimos al barriocalculandoque las cosas estaban tran-quilas . La banda del Rocky estaba prácticamente acabada.

La policíadetuvo como asietey a otros losfumigaronlos de la

banda de Lucas de un barriovecino. Cada uno llegó asu c ~ s

para no dar mucho visaje.Como a losveintedías nostumbaronal jefe. El hombre se parchó un sábado por la noche atomar

guaro y escucharmúsicaen una esquina.Desdeun jeepnegrosoltaron laráfagade metralleta.Hastaahí duró el combo.Cadauno queríamandar y eso asíno funciOna. la finalcada uno to-mó su camino.

Yo cansadode ver tanto muerto leseguí los consejos a lacucha:me dediqué a trabajar yme casé conuna pelada del ba-rrio que tenía en remojo. Luego vino una niña mi primera-ja que todavía me hacesuspirar.En ese tiempo hiceun curso

de computadoresde programación. A míme gusta ese campo.Pero entonces con el matrimonio elbillete no alcanzabaparanada y se me volvió atorcer la mente.

Cuadré tres pelados del barriopara que cayeranpor la nó-mina de mi empresa.Un camellofácil porque yo tenía todala

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hice buena amistad con dos compañeros de pasillo rn,nt1.>n:>

por un muñeco. Unos locos que tenían sus buenas PY nP,rip,nri

Ellos salieron primero porque movieron billete en el ' 0 1' ' ''

Cuando salí, según lo habíamos acordado, armé sociedad

ellos. No banda, nosotros tan viejitos no estábamos paraen banditas. Nosotros somos cruceros, ¿entiende? Nomente como el crucero del amor, sino intermediarios,Manejamos las fuentes, gente que necesita que le hagan unbajo o que pasan información. Analizamos lo que hay quecuánto billete van a dar y qué tan complicada es la cosa.acuerdo con eso armamos la selección. Conseguimos unos

dos que hagan el trabajo y les pagamos. Si el camello esy comprometedor, nos metemos directamente. Peromente ponemos al frente guerreros de por aquí. Eso es fácil,consiguen pelados pa lo que sea.

A muchos les gusta que los vean matar para .coger .Son pelados acelerados. Se regalan, hacen trabajos gratisquedar patrocinados. Los adopta un patrón y basándose en

tímulos los mantienen amarrados. Les regala fierros, o sepresta. Y después les cobran el favor. Le colaboré con esto, ara colabóreme usted a mí.

Son pelados rambotizados, a los que les dicen: pruébemenura en este camello y por ganar puntos hacen lo que sea. Se

lientan rapidito y los matan. Por más verra.:os que seanmatan, así sean los más temidos. Los puede mandar a quebrarel propio patrón o algún ofendido. Parta de este principio: cual-quier persona, por mala que sea, tiene su doliente. Y en estemundo no hay enemigos pequeños. Cuando la gente está doli-da, que quiere ver sangre por venganza, busca y busca hastaque encuentra. Yo conozco casos de fuertes a los que los hanmatado pelados chichipatos.

Con esos pelados hay que andar con cariñ( Ellos le hacena uno un favor, por ejemplo, le quiebran a una culebra y vienen acobrársela.

M e debés un muerto l e dicen.

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Hay unos que se comportan bien entonces se les da la ligay se hace amistad. Pero hay otros que lo cogen a uno de teta aexprimirlo. Lemontan la terrorífica entonces toca cortarlos por

la raíz. Los atarvanes no duran mucho.No nos gusta trabajar con pelados calientes que hacen mal-

dades por cualquier peso porque el día que les ofrezcan unamoneda para darnos nos aplican la judía. Buscamos peladosserios. Tampoco nos gusta tener oficina es muy mal negocio.Para mantener cinco o diez pelados se necesita mucho billete.Lo mejor es mantener uno o dos socios para trabajar y buscarlos otros pelados cuando hace falta. Una oficina la sostiene elque recibe billete suficiente para mantener bien ligado el per-sonal.

Lo que dice la brigada de las bandas de sicarios es un tele-video. Eso no funciona así con una estructura regular. En esacarreta meten en el mismo saco a las bandas que camellan di-

rectamente con Pablo Escobar y a otras que no tienen nada quever con ese señor. A él todo el mundo lo respeta porque se ha

portado bien con el pueblo y maneja muchos hilos. Pero tam-bién hay combos independientes.

Por la zona donde he trabajado la cosa es aSÍ:existe un gru-po pequeño de fuertes que manejan los contactos por lo alto

que ya no se ven ni en las curvas. Ellos se relacionan con los je-fes de bandas y estos jefes manejan la selección cuando hayque hacer un trabajo.

El negocio lo iniciaron hace años pelados de barrio muysanos; pelados con los que crecí jugando bolas bate chucha ycon quienes salía de caminón en los paseos de olla a los charcosde Barbosa o a Girardota. Líderes organizadores de programasexcelentes deportistas que le jalaban al atletismo al basquet-bol al fútbol. Algunos de ellos que incluso estudiaban en launiversidad tenían pispicia y cabeza. Los primeros trabajos loshicieron directamente y quedaron lukiados forrados en billete.Después se dedicaron a chutar gente. Que hay que hacer tal tra-bajo que esta es la información que las rutinas que las fotos

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Entonces ellos arman su selección, le dan las informaciones quele tienen que dar a cada uno y listo. Cada uno sabe lo que le co-rresponde saber . Hay mucha gente que hace parte del trabajosin saber en qué están metidos . .

Ellos han sido buenos patrones, han apoyado al barrio.uando tenían forma se paraban en la parroquia a 'repartir tres-

cientos mercados. En Navidad compraban quince o veinte ma-rranos, cerraban las cuadras y todo el mundo a pachanguiar.Le ayudaban a los estudiantes, ¡ah , que está mal de tenis, tometreinta mil pesos y cómprese unos. Por eso todo el mundo losquiere, porque nunca han dejado de colaborarle a la gente ne-

cesitada.No son fafaracheros, son muy discretos en sus cosas. Claro

que a veces les ha dado el descontrol. Un día estaba León, unode los jefes, bebiendo con unas amistades, y se metió una borra-chera y una periquera tremendas. Le dijo al mejor amigo que setomara un trago.

- N o León, le agradezco, pero no estoy tomando - l e con-

testó.- A mí nadie me dice 'que no - l e dijo y de una vez le fue

disparando y lo mató.uando despertó de la rasca le dio un guayabo moral y se

enloqueció, se daba totazos en la cabeza contra las paredes.Le dio por andar en la calle todo mugriento como quince díashasta que volvió en sí.

Pero, en general, ha sido gente seria y correcta en sus cosas.Al final se alejaron del barrio por la persecución. Ahora se man-tienen en apartamentos y en fincas por otros lados.

Alguna vez capturaron a uno de los fuertes, con una cosacomprometedora, 1 empacaron para Bellavista y a los veintedías salió. Un cruce de cincuenta millones de pesos. Billete pa-r que comiera hasta el diablo.

La gente que trabaja directamente con ellos se le monta a lavida. Por aquí hay pelados de dieciocho años que tienen apar-tamento en l Poblado, finca, carros, motos. Pero son poquitos

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guien conocido. No tanto por culillo al fin uno se acostumbrasino porque es mal negocio dejar culebras en todas partes.

El gremio mío es diferente al de las bandas de esquina. ¿Meentiende? Nos mantenemos en la casa con gente sana a lo co-

rrecto. A mí ya me pasó la época de la locura. A esta edad conhijo y mujer hay que andar suave. El cambio lo da la madurezy la experiencia. Hay manes que quieren seguir toda la vida concartel de pistoleros tener fama de matones que donde los veanse les arrodillen o les corran. Yo digo que si hubiera querido lafama me hubiera metido de cantante o de actor.

También le jalamos a otros cruces. Camellamos asaltos y ro- o de carros. Uno por ejemplo jala un carro se le cambia la pla-ca le consiguen más rápido los papeles por debajo de cuerdaque haciendo la cola en el tránsito. Otro truco es comprar un ca-rro chocado se roba uno bien uvita de la misma marca y mode-lo y se le montan todas las cosas nuevas a la chatarra. O el otronegocio es con el desguazadero para vender por partes. Peroellos se quedan con todo el billete.

Un fuerte que gana de importador de volquetas nos con-trató.

Necesito cinco camiones nuevos. Les pago a melón cadauno n o s dijo.

Entonces pillé unos camiones en una distribuidora de mate-riales de construcción. Me puse la corbata y les encargué unviaje de arena. Les di una dirección para que la llevaran. Ya ha-

bía conseguido al pelado que amarrara al fercho y me llevara elcamión a un parqueadero. A ese pelado se le pagaron doscien-tos mil pesos. Así reuní cinco camiones. En menos de lo queéanta un gallo les cambiaron la pintura los números del motorlas placas y los echamos a viajar para otra ciudad. A venderlospor ocho o diez millones de pesos. Esos son los negocios bue-nos. No dejan mucho billete pero el esfuerzo es mínimo. e la

gana uno de supervisor.Para conseguir billetes medianos hacemos atracos. Un día

por ejemplo bajamos a una zona minera a alzamos diez kilos de

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ro. Pero sólo coronamos uno porque el dueño de la mina haía m edia hora había mandado el resto para Medellín. Le pusios el boquifrío en la cabeza.

- Nos entrega el oro o lo matamos no vamos a comer de nada - le dijimos.El cucho se asustó mucho nos sacó lo que tenía y casi se

arro dillaba para que le creyéramos.- Yo mandé todo y dejé este kilo porque de mi papá apren

dí que minero que no mantenga algo de oro es minero muerto.y de verdad que si no hubiera tenido esa chichigua lo hubié

ramos mandado de viaje.H ace un tiempo me gastaba lo que me conseguía. Si me le

van taba dos millones de pesos me armaba un combo y salfamas para la costa quince días o un mes a vivir como jequesára be s hasta quedar sin un centavo. Volvía a esperar en la p -

breza el otro negocio. Así me pasé muchos años. Ahora tengodos a partachos mi carro y mantengo una buena reserva de

efect ivo . Ese tiro de gastarse todo para madrugar a fiar en latienda de la esquina es una güevonada.

Si logro coronar un negocio grande me retiro. Uno que dejede go lpe treinta o cuarenta millones. En eso estoy ahora buscand o aplicar la máxima. Hay muchas amistades que lo han hecho. Tienen sus buenas empresas y viven sin problema. Claroque uno ya está acostumbrado a la acción a este ritmo de vidape ro toca asentarse. Vamos a ver .

En este país cada cual busca salir adelante como pueda

Aquí no hay nadie sano. Vea los políticos comparados con ellosnoso tros somos unos chichipatos. Se alzan millones con sóloecha r firmas. Ni siquiera la sudan.

Lo mismo es la ley. Los policías son unas banderas son de

linc uentes con uniforme. Lo raquetean a uno y si le encuentranUn fierro retacan por plata . Se lo fotografían a uno y cada quelo ve n le vuelven a caer. Esos comen mucho tienen cuatro n ~

zas como los rumiantes.

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os de la guerrilla n hablar. Muchos de los pelados queminaron conmigo el bachillerato se metieron derios estuvieron unos años metidos en eso y despuéssus combos y a conseguir plata a la lata. Por eso pienso

da uno busca salvarse como pueda A nadie se lecreer que va a ayudar al prójimo. ¡Qué va Que se salque pueda

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UNIVERSID D DEL M L



En la entrada hay un dibujo grande un poco despintado por elagua y el tiempo en el que todavía se alcanzan a ver unos hombres desnudos que con actitud altiva juegan un partido de bas

quetbol un sol grande al fondo iluminando el verde de losprados y los jardines y abajo un letrero que dice: «Aquí entrael hombre y no el delito».

Bellavista la cárcel del circuito judicial de Medellín se terminó de construir en 1976. Su capacidad real es de 800 internospero desde hace unos años mantiene un promedio de tres mil.Esta es la prisión más conflictiva de todo el país. En su cortahistoria ha batido todos los récords: mayor hacinamiento mayor número de fugas mayor número de homicidios mayor número de motines mayor número de guardianes destituidos ..La primera gran masacre cometida en Antioquia fue contra siete internos de Bellavista. Un grupo de encapuchados detuvo en

el sector de Machado el furgón que los traía de los juzgados ylos fusiló. La acción la reivindicó un grupo de «limpieza».

Entre finales de 1989 e inicios de 1990 ocurrieron en esta cárcel una serie de hechos que la pusieron en la primera página de

los periódicos. Un amotinamiento dejó como saldo 13 internosy 3 guardianes muertos. Una granada arrojada desde el patiooctavo hirió a 40 reclusos del patio cuarto. Iniciaron una huelga 350 guardianes. Decían que los internos estaban mejor armados que ellos pedían la militarización de la cárcel y larealización de una requisa general.

Ninguno de estos hechos es novedad La historia de Bellavista es la historia de las fugas masivas de los motines internosy de los asesinatos. Cada que ocurre un hecho grave se anun-

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cian investigaciones, medidas drásticas cambio de personal,descongestión del penal, pero nada cambia realmente.

Para entrar a los patios de la cárcel debe presentarse la cédula y el permiso de un juzgado o 200 pesos en cada uno de lospuestos de control. En total son cinco. el primero en la entrada

principal; el segundo, donde ponen el primer sello en el brazoderecho a los visitantes, a media cuadra por la carretera que sube hasta el edificio; el tercero, en el punto en que la larga filaempieza a correr entre la pared y una malla metálica; el cuartoen la entrada del edificio, donde los guardianes en pequeñoscuartos, que parecen baños, realizan las requisas y ponen el segundo sello. El quinto donde toman las huellas digitales, guardan la cédula y ponen el tercer sello .

De ahí en adelante se cruzan cinco puertas más para llegarhasta los patios. Se sube por un corredor largo, de paredes despintadas hasta llegar a la sexta, donde están las canchas de

. fútbol y basquetbol. Desde este lugar se ven las garitas uniformemente distribuidas sobre el muro que rodea la cárcel. Losprimeros altares de la Virgen de las Mercedes adornado:. conflores. Los rostros pegados a las rejas y la manos estiradas consu lluvia de peticiones: «Socio, la liga», «No se olvide de mí»,«Acordate que fui vecino tuyO», «Dios le pagará», «Cualquiermoneda, bacano, mijo» .

Se ve también la larga fila de la vuelta al bongo. En medio de

la gritería desfilan los pobres de la cárcel para recibir, en cocas de

todos los colores, una ración que nunca ha sido apetecida. La brisa arrastra aires con olores de comida, de rincones húmedos, decañerías, un olor denso, olor a cárcel que impregna la ropa.

El patio segundo tiene, en los días de visita, el aspecto de unparque pueblerino. Los internos y sus visitas se sientan en lasmesas de los caspetes a desa trasarse de las últ imas noti ias: quéhay de la cucha, qué dijo el juez, qué comentó la abogada. El ru

mor de voces se mezcla con los cinco o seis radios prendidos delos caspetes. n un rincón, rodeada de veladoras , aparece de nuevo la Virgen de las Mercedes, la patrona de los reclusos. Algu-

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noS internos pasan ofreciendo sus artesanías, entre ellas esca-pu larios y Cristos labrados en madera .

El patio, como se le llama a cada sección de la cárcel, es unb lo que de cuatro pisos, subdivididos en pasillos. En el patio se-gundo algunos pasillos tienen nombres de barrios de Medellín:Guayaquil, El Poblado, Laureles. Otros se llama , Kennedy, El

Va ticano, El Dólar. Cuando se busca en Bellavista a alguien, hay

que saber dónde vive, tener su dirección: el número del patioy el nombre del pasillo. Si no lo encuentra, entonces le paga aun «parlante» que, a punta de gritos, hace aparecer en pocos

minutos a la persona.Subiendo por las escaleras del edificio se ven más imágenes

de la Virgen y pinturas: unos sicarios disparan desde un carrocontra una persona que va caminando. Desde una moto, que vaa alta velocidad, se suelta una ráfaga de subametralladora con-tra un Mercedes Benz. Una calavera se enfrenta a palos con lamuerte.

U n o aquí sobrevive porque esta boca no sabe decir lo queven estos ojos dice Mario recostado sobre su cambuche.

Su celda tiene un metro y medio de ancho por tres de pro-fundidad. En la pared, donde tiene apoyada la cabeza, hay unaestampa de la Virgen, un Cristo pequeño y una fotografía de sumadre. Al frente están pegadas las páginas recortadas de unarevista donde unas chicas desnudas lucen sus cualidades. A suderecha, en letras medianas, está la oración al Santo Juez: «Se-ñor, líbrame de mis enemigos. Si ojos tienen, que no me vean.Si manos tienen, que no me agarren. Si pies tienen, que no mealcancen. No permitas que me sorprendan por la espalda. No per-mitas que mi muerte sea violenta. No permitas que mi sangrese derrame. Tú que todo lo conoces, sabes de mis pecados pero

también sabes de mi fe No me desampares. Amén».Mario tiene ahora veintitrés años. Cuando termine de pagarsu condena, de diez años, tendrá treinta. Mientras acaricia sua-vemente con las manos el escapulario que cuelga de su cuello,empieza a soltar su rollo, la película de la cárcel.

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MARIO

Cuando uno llega a Bellavista necesita dos cosas: plata paque los funcionarios de la cárcel lo ubiquen en un patio buey gente que lo espere adentro para que los perros no se lo devreno De ahí en adelante usted tiene que ser serio y no dejarse ftonear de nadie, si se la deja montar la primera vez ya no sebajan.

Yo tuve la suerte de contar con las dos cósas. Hice el crucon la Dirección para que me ubicaran en el patio segunddonde estaba un viejo parcero que tenía buenas migas confuerte del patio. Por eso me pude instalar bien.

Los caciques, con el control del mercado de la droga, tienel poder de decretar las normas y los castigos. Casi todas l

. guerras son por el mercado, el que lo controla está montadQuien maneja el vicio maneja a los viciosos, ese es el fuerte.mayoría de la gente tira perico, basuco o marihuana. Un moñito de marihuana, que no alcanza ni pa trabar un ojo, vale cincuenta pesos. Una tamalera de basuco, que trae doce cigarrillos

vale mil pesos, y si compra un solo cigarrillo vale cien pesosUn metro de perico, que es nada, vale quinientos pesos.

Los más sopladores, que se conocen como arañas, se regalapara hacer cualquier cosa con tal de que no les falte el vicioEllos son los carros, los que les sirven a los caciques. e dan chu·zo a los traídos, matan al que comete faltonerías, al que no pagael vicio, l que es sapo o a los que han sido comprados.

L e compro a fulano d ice algún man de aquí o deafuera.

¿Cuánto me da por él? preguntan.Se hace el cruce y en la madrugada hay difunto. De afuera

mandan a cascar gente torcida, ranas, ¿entiende? Personas quehan hecho mal las cosas o que saben mucho y ya sirven másmuertos que vivos.

A veces son cadenas de venganzas. Culebras que usted nosabe que tiene y le buscan la caída. Hay que estar atento porque,cuando menos se cree, resulta uno montado en una película.

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tena si no .. Les gusta que uno las trate como mujeres y mantie-nen el pelo adornado estraples minifalda o poIntalón bien pe-gado. Algunas cobran caro por sus servicios sexuales . De los

patios las piden mucho se le pasa billete a la guardia y las de-jan pasar. Claro que no se dejan faltonear dulces pero bravashay que llevarlas con cuidado porque le tiran a uno con lo quetengan no se arrugan por nada.

a cárcel le tuerce la hombría a cualquiera. En este encierrotan hijueputa se termina mirando a los congéneres con ojos ra-ros. Lo único que puede salvar es que la mujer o la noviecita noJo abandonen. O tener con qué pagar quinientos o mil pesosque vale un polvo el domingo que es el día de visita.

Aquí existen de todas las perversiones: violaciones prosti-tución y enfermedades venéreas a la lata. Una gran parte de lasmujeres que entran los domingos son prostitutas son por ahímil. Hay manes que tienen montados los negocios con las

prostitutas . Ponen el cambuche de residencia con una o dosputicas y a cobrar el polvito de diez minutos. so es un agitetremendo todo el día. Hay unas pocas mujeres casos rarosque vienen religiosamente todos los domingos a regalar suamor. Se recorren dos o tres p t i ~dándole contentura a lospresos que nadie visita y que no tienen un centavo. Todo seríamuy romántico si no fuera por las enfermedades que se riegana diestra y siniestra.

Al patio de especiales el de los ricos caen las mejores hem-bras. Sardinas muy hermosas. se es el patio más calmado por-que todos son fuertes y se cuidan mucho. Pero tampoco estánsalvados. En estos días un man se les torció. Quién sabe porcuántos melones le pegó tres tiros de revólver a un capo. A ese

man lo cambiaron de cárcel porque sabían que no se la perdo-naban. Pero eso no es remedio. Ya le mataron al papá y tres her-manos toda la familia está amenazada. Seguro que a él también1 cazan. Puede que se demoren pero esa no se la perdonan.

uando en un patio no hay cacique todos quieren gobernary en medio de la anarquía todo el mundo se faltonea y se for

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man unas guerras jodidas. Como pasa ahora en el segundohay una bandola imponiendo su mala ley y ya han sacadorias personas decapitadas en estos meses.

Hace unos días desde el patio octavo tiraron una granadapatio cuarto. Se sintió un estallido violento y fueron a pararmo cuarenta heridos a la enfermería . Los caciques de éstostios traían su bronca desde la calle y aquí siguieron el

Además estaban compitiendo por mercado de drogas. Unoellos tenía fichas trabajando en el otro patio vendiendo polvoeso es lo peor. Ya habían pasado varias cosas el ambienteba tenso. Un día estaban los del octavo jugando un partido ybalón se fue hasta el patio cuarto. Allá lo picaron y loron con una boleta ofensiva. Ahí la cosa se calentó. Se la

ban ofendiéndose hasta que pasó lo de la granada. Cuandogrupo de presos del cuarto pasó para el bongo los del octavotiraron la piña. Quedó un tendido de paisanos con tuercas clavos balines metidos en el cuerpo. Uno de los heridos perdió

una pierna. Pagan justos por pecadores pero si \ lno está en u

patio tiene que apuntarse pa lo que sea. Si se marea pierdepuntos y se jode.

Después de ese atentado un fuerte de Bogotá de la Dirección de Prisiones llamó a los caciques Tarzán del cuarto y Jairo del octavo y los puso a firmar la paz. Se pusieron las pilasporque pillaron una cucha que ttaía una granada en la vaginay se pensaba que de un momento a otro vendría otra masacre.Si a esa cucha la pillaron es porque no tenía el cruce hecho.Aquí pagando se entra lo que sea. En los patios hay revólveressubametralladoras pólvora dinamita lo que quiera. ¿Cómo se

entra eso aquí? Comprando a los guardianes que son unos comelones .tremendos.

Es que la guardia tiene montado un negocio severo. Se pagala entrada sin permiso judicial se paga para sacarle el bulto a arequisa. El falseo es el impuesto que se cobra para cruzar rejasen el patio o dentro de la cárcel. Según el reglamento todo elpersonal debe permanecer en el patio desde las siete de la ma-

-)0



nano, mora, que sabe a gloria y emborracha sabroso. Claro queda una diarrea la hijueputa, pero quién no paga una tarde de fe-licidad con una cagada. uando uno tiene billete compra gua-

ro y perico, o el vicio que más le trame, o mejor dicho el que lealcance. Si no tengo pa unos toques de perico, me meto másbien un varillo, con la basuca nada, no la voy

La Dirección nos trae orquestas y armamos la rumba . Unapachanga sabrosa. Claro que no faltan los socios que dicen queellos no se bailan la causa, no hay quién los haga mover un pie .Dicen que en prisión no se puede bailar porque es de mal agüe-ro. Todo mundo tiene sus creencias .

e tenemos mucha fe a la Virgen de las Mercedes . Para lasfiestas, las imágenes que hay regadas por toda la cárcel se po-nen como unas mamacitas. Se resanan con yeso, se les da unabuena mano de pintura y se tes alumbra en forma. LaVirgen esla reina de los presos . Por eso es que la gente se hace tatuajes .con ella, por la fe que se le tiene. También se hacen otros tatua-jes como escorpiones, dragones, corazones con leyendas. Perola que manda la parada es la Virgen. A Chuchito también se lereza pero es que María es la madre de Dios y la madre es lo másgrande que hay

Las fiestas terminan con el partido que cada año juegan losinternos con el equipo Nacional o con el Medellín. Durante el añose juega el torneo interpatios, y el ganador juega con el equipoprofesional. La gente se lambe porque les toque jugar con loschachos del profesionalismo, con Leonel, con Higuita, Usuria-ga. y si no se puede jugar, al menos verlos gambetear, verles suclase.

Aquí en el segundo había un fuerte que tení un grupo musi-cal, un bacán. Éldespidió la fiesta del año pasado con una serena-ta. Se recorrió todos los pasillos tocando lo que lagente lepidieray la obligatoria: «Elpreso», interpretado por Fruko y sus Tesos:

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Oye te hablo desde la prisiónWi/soll MIlnyomll no jod .



Ei 1 mundo , qu, yo vivosiemprr hay el/atro esql/inaspero mtre esql/ina yesqllina

sielllPrt habrá lo mismo.Para mí no exist, el cieloni luna ni estrellaspara mí no alumbra el solpa'mí todo es tinieblas.Ay ay ay qué 'groes mi destino ...

¿Usted se imagina uno escuchar a medianoche esa cancióndespués de un día de fiesta? Uy quieto. Eso es tremendo. Unoacostado con un chuzo amarrado en la mano mirando la oscu-ridad sintiendo gritos y ruidos raros esperando que a cual-quier hora le caigan los carniceros . El alma se chupa se sientenlas rejas adentro se pone uno amurao llevado del putas. Yo poreso pienso día y noche en salir de aquí busco la forma y sé que

la voy a encontrar. Hago la novena de María Auxiliadora paraeso para pedirle que me saque de aquí : «Acuérdate piadosísi-ma Virgen María que jamás se ha oído decir que alguno decuantos h n recurrido a tu protección e implorado u socorrohaya sido abandonado por ti. Animados por esta confianza a ti

acudimos y aunque agobiados bajo el p so de nuestros peca-d os nos atrevemos a implorar tu favor pues eres la abogada delos pecadores y el auxilio de los cristianos. No deseches oh a-

dre de Dios nuestras humildes súplicas más bien alcánzanos elperdón de nuestros pecados luz y acierto para hacer una bue-na confesión de todos ellos virtud para conservar siempre lagracia de Dios y con tu auxilio conseguir la eterna salvación.y si conviene para el bien de nuestras almas te pedimos los si-

guientes favores: que logre salir pronto de este trance difícil demi vida que me otorgues la libertad y deseamos Señora queen todo se cumpla la voluntad de Dios. Amén» .

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En el tercer piso del Viejo Palacio Nacional se realizó el juicio aMario Ramírez por el delito de homicidio. Un salón grande, frío

y oscuro, con las paredes desnudas y cargadas de polvo, equi-pado con escritorios viejos y bancas que parecen de iglesia . Esla sala de audiencias del Juzgado Quinto Superior. No faltó el

sardino que esperaba ver los jueces célebres, de martillo en ma-no, vestidos con hábitos negros y con cara severa. Como en laspelículas.

E s e juez no parece juez d i jo en secreto a uno de los

acompañantes.El juez tenía apariencia de jubilado oficial. Era alto y desgar-

bado, medio calvo y con más arrugas que años. Instaló el jura-do de conciencia y abrió la sesión, como una rutina más, comoun profesor que va a dictar una clase. Ordenó al secretario que

leyera el expediente y salió a tomar tinto.El fiscal, un hombre pequeño, delgado, con un rostro donde

quedaron las huellas del acné juvenil, entraba y salía de la sala.Vestía un traje gris con una corbata muy bien puesta. A los asis-tentes les llamaba la atención que, cuando cruzaba la pierna, de-jaba ver sus zapatos, muy bien lustrados, y sus pies sin medias.

Doña María, la madre de Mario, intentó seguir la lec tura delexpediente. El secretario leyó, con voz de metralleta, los nume-rosos folios del proceso.

El sindicado, 1,60 de estatura, pelo castaño ondulado, cejassemipobladas, frente angosta, ojos color café, nariz recta con ba-se ancha, piel trigueña, dentadura en buen estado

En la sala estaban también el papá, los hermanos y los sobri-nos de Mario. Algunos de sus amigos más cercanos, un compa-ñero de la cárcel que ya había salido, sus vecinos y otraspersonas del barrio, que sin conocerlo mucho se sentían agra-decidos por haberle dado muerte a Chorizo, a quien considera-ron por mucho tiempo el peor enemigo del barrio .

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Doña María hacía un esfuerzo por tener fe por creer que eljuez comprendería que en el fondo su hijo era bueno y quetenía derecho a la libertad. Pero sus ilusiones empezaron a desvanecerse cuando en el largo interrogatorio sintió a Mario dudando con las preguntas del juez y del fiscal. Sólo respond iócon seguridad los interrogantes de la abogada defensora .

Cuando el fiscal inició su intervención un aguacero empezóa golpear las viejas ventanas del edificio.

-Pretendo señor juez demostrarle jurídica y probatoriamente que en este proceso hay certeza de la responsabilidad de

Mario Ramírez en el homicidio cometido ..El hombrecito elegante que no usaba medias y no daba apa

riencia de nada se paró sobre el estrado se empinó con vozfuerte y una oratoria como para un juicio trascendental desmoronó las esperanzas de todos los asistentes.

H a y elementos que permiten afirmar a la Fiscalía que esta historia tiene sus antecedentes . Mario Rarnirez es culpabledel asesinato de otros tres miembros de la banda Los P latanitosocurrido en una madrugada del mes de mayo . Pero como no están reunidas las pruebas pertinentes me remitiré a demos trarsólo la responsabilidad del procesado en el homicidio p or elcual se le sigue este juicio: a lo largo de la foliatura aparecen dospersonajes que nunca se ajustaron a un buen convivir ciudada

no. Pertenecían a dos tenebrosas bandas . Roberto Carcía aliásC/lOrizO a la de Los Platanitos. Mario Ramírez a la de Los s ~ -

pularios. El proceso es señor juez vendett entre bandas por elcontrol del tráfico de estupefacientes en el barrio . .

Los asistentes fueron aceptando o rechazando interiormente lo que el fiscal decía con su estilo elocuente y almibarado.Cada frase que pronunciaba significaba la negación contundente de los argumentos de la defensa. Doña María que no conocía en realidad toda la historia fue atando cabos yreconociendo con dolor quién era ahora su hijo. Volvió a preguntarse lo que ya muchas veces le había preguntado a él:

«¿Por qué? ¿qué le había hecho falta en la casa? ¿qu é mal ejem-

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JUANYo he sido amIgo de Mario toda la vida,nos levantamos

juntos. Pero nome di cuenta en que momento dio el cambio.Sp

veía por ahí haciendo sus cosa: nada del ol ro mu ndo. Yo creoque desde que tumbó la primera pinta se volvió otro , seguro,tuvo un cambio tenaz. Esehecho lo sacudió mu cho . Él mi n O

me contóque había quedado sicoseado.Fue un lunes. Le dlJcronque tenía que matar a un mano

Él sinhó culillo,un frío en el estómago,pero dijo que sí, que loque fuera.No podíadefraudarlos, no podía aparecer como mie-

doso. Ya se habíacreado su aureolade valiente. Esa vez, recibióal detemdo, un hombre joven, comode veinte años,en una ca-sa de llagüí; loentró en una pieza cerrada.. Estabavendado yno pronuncióen todo el tiempo una solapalabra . Lo llevaronlastimado ygolpeado. Mario recibióla llamadaque confirmabala orden. Estaba conla psicosis alborotada SIemprese imaginó

que alguna vez le tocaríamatar, pero en enfrentamientos, a lo

película.O comoen las historhlSde sus compaiierosque habla-ban de balacerasy actos heroicos. Mientra metía lasbalas enuna pistola 9 milímetros, se miró hacia adentro,se vio caminan-do por un monteoscuro rodeado de midos y sombras que da-ban formas extrañas. yó o imaginóoír carrosque se deteníanen la puerta de la casa. Esperó,siempre con la pistolaapuntan-

do , que tumbaran la puerta o ue dieran la orden de abrir. Lue-

go vino un silencIO tenaz,como

si estuvieran los dos solosen elmundo.Llególa noche, había llegadola hora. Se tiró sobreun mue-

ble y prendió un CIgarrillo.Se acordóde su hermano, el menor,que sólo tiene cincoaños y que ha sido su ñaña. e imaginó

arrojandoal muñeco en un lote solitarioy huyendo a alta velo-cidad, pilladopor la policía. Vio el rostrocon trenzasde su ma-dre que lo miraba con ojos negros e indescifrables.Cerró losojos y sintiósu cuerpo en el airE . yó risas de los niños que ju-gaban en la calle, comomurmullos lejanos.

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e p ró y movido por una fuerza extraña entró a la pieza,rró la puerta, miró un segundo a la víctima y puntó a suza. El trueno y una corriente caliente que venía de su

invadieron su cuerpo, lo empujaron a un vacío enorme, sin

Cayó sobre un paisaje alucinado y desértico. Fueron sego minutos, tal vez horas. Olvidó el miedo y sintió ;lacer su

pia fuerza. Había cumplido.A las nueve de la noche llegó hasta la finca en ,,,,,,,

,,,,r:>

contó los hechos con toda tranquilidad. Fue la primera vezrecibió un cifra gorda, medio millón de pesos. Terminaronnoche con una borrachera de alcohol y perico.

Así me contó lo que había sentido esa primera vez.ese día supe que definitivamente el destino le había maotra ruta, y que ya no saldría de eso. Conozco sus historiasque crecí con él, y hemos sido amigos. Y unque Mario tomócamino distinto al mío, todavía nos estimamos. En esta vidad cual con lo suyo.

Asistimos juntos a la escuela y al colegio. Por las tardes

tigábamos los zapatos jugando futbolito en la calle. En lasches subíamos y bajábamos por estas lomas enalgarabía, jugando. Nos hacíamos un que otra maldad,brábamos lámparas, pegábamos chicles en los timbres de lassas y saboteábamos a Toñito el Gruñón, que nos perseguíasu bastón recordándonos la madre.

Los fines de semana subíamos con las familias de paseo

la quebrada Santa Elena arriba, cu ndo todavía era limpcaudalosa. Llegábamos a los charcos de La Pradera, donde

bañábamos y jugábamos todo el día. Los viejos cortaban la

rm b n el fogón y se fajaban con el sancocho de gallina.do todavía sardinos, nos tocó ver las primeras víctimas delpaseo. Un día bajando por la carretera vimos dos pelados,rrados de pies y manos, tirados en una cuneta. Desde ese

po es que se oye hablar del paseo, cu ndo matan gente ybot n en una carretera. Eso se volvió moda, todos los días anecían cadáveres en esa carretera o en la vía de Las Palmas.

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para todo, no se desamparaban. El que se metía con uno teníaque tropelear con todo el batallón.

Algunos domingos salían en peregrinación a pagarle pro-mesas al Señor Caído de Girardota. Regresaban, ya de noche,

con unas borracheras olímpicas. Prendían el equipo de sonidoen la acera de la casa y amanecían bebiendo, escuchando corri-dos mexicanos. El que más les gustaba era «Juan Charrasquia-do y lo cantaban duro:

aya cantarles un corrido muy mentadolo que ha pasado allá en la hacienda de La Florla triste historia de un ranchero enamoradoque fue borracho parrandero y jugador ..

Arreglaban jardines en El Poblado hasta que un fuerte lescogió la buena y los metió al negocio de la coca. Femán, el ma-yor de los hijos, empezó de mula. En la actualidad tiene comotreinta y cinco años, es flaco, bajito y con cara de nadie. Al ini-cio hacía cruces quí en Medellín o viajaba de pronto a otra ciu-

dad. Ahora se d sus vueltas llevándole polvo a los monos.En el barrio se le vio descrestar porque llegaba en severos

camperos, camionetas, automóviles. Carros lujosos en los que

casi no se veía. Se cambió de pinta, se volvió sicodélico: empezóa usar camisas de seda, estampadas con todos los colores; zapa-tos blancos, rojos, verdes; gafas oscuras y sus buenas bambas.El rancho lo convirtió en un palacio egipcio: mármol en la sala

y en el baño, muebles Luis no sé qué, lámparas baccarat, fullequipo de sonido, televisor, videograbadora. En la sala siguencolgados el Corazón de Jesús y un afiche grande de Vicente Fer-nández diciendo: «No me sé rajar),.

Claro que algunas cosas no las pudieron cambiar. Don eo-nardo, el papá, sufrió dos meses con unos zapatos elegantesque le compraron pero decidió que era más feliz caminando

descalzo. Sólo se pone sus guayos para bajar al centro a com-pr r el surtido del granero que le p usieron en el primer piso dela casa. Doña Fabiola, la mamá, se ponía sus buenos trajes pero

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Les cargaba polvito y armasen la ciudad de vez en cuandoviajaba a otros lados.l inicio todo fue fácil. A veces se encon-traban con retenesde la policía pero siempre llevaban dinerosuficiente para hacer el transe. Las cosas se le complicaroncuando empezó a colaborarles para secuestrar gente. A él lo lle-vaban yle mostraban una casa. Después iba con una gallada yla marcaba. Los manes sacaban a la gente dela casa yél los re-cibíaen una finca. Los cuidaba hasta que otras pintas se encar-gaban del retenido. En el fondo sentía miedo y se alegrabade

que no le tocara disparar. Sabíaque había una guerra pero noentre quiénes nipor qué.

El primer muñecoque fabricó fuepi único quele dio doroporque después se reía fresco cuando hacía un trabajo. Ese mar-tes llegó y le regaló 100 mil pesos al cucho para unos arreglosde la casa. Trajo regalos parala cucha el niño y María una pe-lada del barrioque estaba enamorando. Nadie preguntódedónde había sacado el billete. Sus regalos fueron recibidos sinmucha alegría yen silencio.

Todos los díasde esa semana nos invitó a los más amigos ala taberna Brother; pasamos la semana borrachos. Sin darsecuenta se gastó todasu plata.

E l día de gastar se gasta-repetía aparentando frescurapero yo sabíaqué gusano le escarbaba por dentro.

Todo el billete se lo gastaba.Cuando cayóen la cárcel no tu-vo ni con quépagar el abogado.

-Vive la vida hoyaunque mañanate mueras-cantaba conla canción.

Por esos días regresó al barrioEl Cojo un viejo atracadorque estabapagando una condenaen Bellavista. Vino tan rege-neradoque al otro día se robó el televisor yla licuadora enla:asade doña Teresa una señoramuy pobre atracó adon Fran-:iscoun viernesque subía consu pago y asÍ... Tenía rabón a to-lo el mundo y Mario repuntó.

H a y que tumbar a ese picadoun cochinode esos no me-ece vivir n o dijo más.

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El miércoles a las doce de l noche, en compañía de un pareero, se le metió hasta la casa, lo saáS a la calle y le disparó. Mariono hizo ningún esfuerzo por otultar que él había sido. Algunosen el barrio lo felicitaron por sacar esa cosa de circulación.

Después dio un golpe fuerte contra la banda de Los Platanitos, un grupo como de 15 pelados, de catorce y quince años, queandaban faltoneando con changones y petardos. Unos peladosmuy violentos que tumbaron a David, un sardino de aquí de lacuadra que toda la gente estbnaba mucho. Entonces Mario,ofendido, les montó la perseguidora.

Ese martes por la noche yo estaba en el Viejo Rincón, un sitiode goce en el centro del barrio, donde van los viejos a escucharlas melodías de la Sonora, de Lucho Sermúdez, el Trío Matamoros, el trío La Rosa Todo el viejo son. Mario llegó con sus

parceros y botamos escaPe un rato. Allí cuadraron su trabajo.Habían averiguado dónde quedaba la guarida de la banda. Yo enla silenciosa, porque con ésos temas calientes, de cerquita perode lejos. Aquí donde me ve, respondo por lo que sea, pero en 1

que no me toca no me meto. De ahí salimos a las doce de la noche muy iluminados. Yo 2 mi cama y ellos a su cosa. Cuando estaba terminando de cuadrar las cobijas, sentí los plomos.

Al otro día, temprano, la radlo soltó la noticia: «Según informes de la policía metropolitana, cuatro individuos, que se identificaron como agentes del F-2, llegaron en horas de la noche ala residencia ubicada en la calle tal y marcada con el número nosé qué y le dieron a cuatro jóvenes identificados con los nombres de ». En fin, cuatro muñecos.

El jueves apareció la información en la página roja de l Co-lombiano la página social de los pobres. Mario leyó con satisfacción el artículo. Además, los vecinos que sabían que él habíahecho ese trabajo, lo felicitaron. Los pelados eran malos pero yo

sigo con mi silenciosa.Es que el Mario se tiraba este pensamiento: en este país todo el mundo roba, hasta el presidente, pero que le roben al quetenga, a la gente pobre ni por el putas.

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En esa nota continuó, por un lado con sus cruces y por otrocon cartel de justiciero en el barrio. Le dio a más de uno. Bajitala mano, a 15. El hombre cambió mucho, hasta para enamorarmuchachas se volvió teso. Claro que con billete, moto, y a vecescarro, la tarea es más fácil. Muchas crumbas se lambían por andar con él. Claro que María ha sido la preferida, la oficial, lamás consentida, por eso lo espera .. aunque se demore, lo sigueesperando ..

El caso es que pal Mario eso de matar se volvió costumbre, elhombre se creció .mucho. Lo hacía y lo contaba con mucha natura

lidad. e confió y por eso se estrelló. e creía como invencible.-Mar io cuídese l e decíamos.-Frescos que yo sé lo que hago n o s contestaba con su so-

bradez.y por su sobradez está donde está. Vea le cuento cómo fue

la estripada. Chorizo, el jefe de Los Platanitos, se dio cuenta de

.que Mario se las tenía montada y de braverito se puso en la ta

rea de tumbarlo. Dos veces le disparó desde sitios oscuros en laca))e y no le dio.

Mario se pilló al Chorizo un domingo montándose al autobús en el barrio. Fue por la moto y consiguió quién le manejara. Bajaron detrás del autobús y lo alcanzaron ya casi en elcentro de la ciudad. Mario le puso la mano al autobús, se subió,caminó hasta el puesto de Chorizo y le descargó el tambor.El hombre murió de una. Pero, para su desgracia, unos policíaslo pillaron bajando del autobús con el revólver en la mano.Pa Bellavista de una. No hubo tiempo de nada.

La gente hizo fiesta cuando se enteraron de que Chorizo sehabía convertido en difunto. Pero el Mario está pagando unmuerto que no tenía por qué pagar. Como trescientos vecinos

firmamos un memorial donde se hablaba de su calidad humana y de lo dañina que era la víctima, a ver qué resultaba.

Pero el juez no comió de nada. Así es la justicia. Durantemás de un año estuvimos esperando que recogieran a esa bandita de os Platanitos ynada, todo el mundo llevando del bul-

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cima dispararon contra las garitas. Movimiento a 1 película.día, día de visita por ser Navidad, la cárcel estaba llena dete. Todos nos tiramos al piso. En la terraza del salón de artes,queda por la sexta, cinco pintas u n o s sardinas de u n : , ,

veinte a ños esperaban la llegada del aparato. Tampoco sebe cómo pasaron cuatro puertas para subir a la azotea.puertas que mantienen candados y guardias. En unos pocosgundos el helicóptero aterrizó y los alzó. Ojos que te volvieron aver. Coronaron pero ahora están todos difuntos. Esto adentro espeligroso pero afuera no es que sea suave.

El18 de mayo del año pasado hubo por ahí 17 muñecos, 13internos y 4 guardia\ . El plan era volar un muro con dinamitay abrir un boquete para que saliera una cantidad grande de personal. Al mismo tiempo organizar un motín en los patios segundo y quinto. Pero la Dirección detectó el plan. La horaseñalada era las dos de la tarde. A la una y media, ya la cárcelestaba declarada en emergencia. El hombre que iba a poner ladinamita vio la cosa jodida y se mareó. Entonces lo único quese pudo hacer fue arrojar una granada a la garita, para matar alguardián. a gente se trepó a ·los muros y se descolgó hacia ellado de las marraneras. El guardián, que realmente no quedómuerto sino herido, sintió cuando las presos le quitaron el fusilG-3 y pasaron pisando su cuerpo

. Cuando el guardia de aquí del patio sintió el estartazo, se

entró corriendo. El animal ese se nos sirvióen

bandeja de plata, lo cogimos y lo dejamos como un colador. En el taller de metálicos también se llevaron a otro. En un motín lo que se sientees un solo estruendo, todo el mundo grita y hace bulla rangacon lo que tenga, pa crear terror, ¿entiende? Como la guardia estan abusiva, como trata mal y ofende cada que puede, sabe queel día de cobrar se cobra con intereses. Por eso salen corriendo

como gallinas cuando se arma el zafarrancho .Los del patio segundo nos tiramos hasta la sexta. Los de lasgaritas empezaron a disparar. Al ver caer a varios amigos nosechamos pa trás.

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Afuera el ejército y la policía le dispararon a los que habíancoronado el muro por la garita, que estaban buscando subir por

un monte hasta la autopista Medellín-Bogotá. Dispararon indiscriminadamente y mataron a varios internos que estabantrabajando en las huertas y no tenían nada que ver con el tropel. Dicen que también mataron a algunos que ya se habíanrendido. Ese caso lo cuentan de El Aguadeño, jefe de patio, quealcanzó a meterse a una casa. El ejército lo sacó y lo fusiló .aunque no opuso resistencia.

Las fugas fuertes han sido frustradas por sapos. omo en el89 que le soplaron a la Dirección que se estaba haciendo unacueva. La guardia rastreó en el patio quinto y no pilló nada . Pero la patrulla volante sentía en la noche el cuchicheo y la escarbada de la tierra. Hicieron otro rastrillo y pillaron la boca deltúnel, bien camuflada, en un camarote, debajo de un cambuche,en un pasillo del patio quinto . Ese túnel se estaba construyendo con toda la técnica. a tierra la iban sacando en pequeñas

bolsas, una parte poquita se echaba por las alcantarillas disuelta en el ¡¡gua. Otra parte se empacó apelmazada entre paredesfalsas de camarotes. Habían abierto cinco metros de túnel, faltaban tres metros.

Esos locos se pegaban en la torre y se metían a sacar tierra.Entre ellos había un man, El Minero, que venía de las minas de

Segovia y era tremendo pa ese camt>llo . Pero dicen que él fue el

que aventó lo del túnel, porque tuvo diferencias con el combo.Ese es el segundo entable que han pillado . Me cuentan que como en el 8 hicieron otro hueco como de ocho metros, que salíadesde un caspete y también lo delataron.

De aquí es más fácil salir con la complicidad de la guardia.Como dice el filósofo, dame billete y moveré el mundo. Es mucha la gente que se va de esta finca haciendo cruces con el juez

o con ¡¡ cárcel. Cosas que pasan y se quedan calladas . ¿Entiende? Si tiene billete se trepa por una garita con una manila, eso lepuede valer dos o tres millones de pesos. No le miento. En un

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fin de semana entre sábado y lunes festivo seis locos se tirarona la calle. Eso sí lo denunciaron en la prensa.

Es que hay mucho podrido. En un día de visita con todoslos controles que ponen ha alzado vuelo más de uno. Pasan de

puerta en puerta como Pedro por su casa. A finales del 88 se pisaron cuatro manes con la visita entre ellos el jefe de los Nachos. Pero pagaron Lon tres millones de billetes falsos.

Cuando pasan cosas de esas dizque para poner orden cambian al diredor pero esto no tiene arreglo. Es que a un diredorle toca guerrear con la guardia con el personal administrativoque también tiene sus buenas perlas y con los internos.

Los internos pagan para que los empleados de la cárcel lesescondan la documentación. Por ejemplo una pinta va a salirlibre por el proceso que tiene en un juzgado pero tiene cuentaspendientes con otro juzgado. Todo eso aparece en la tarjeta.La tarjeta se evapora y la cárcel sólo tiene tres días para conseguir la información. Si en ese tiempo no logran reconstruirla lotienen que soltar porque si no la demandan por retención ilegal. En los juzgados también se extravían los papeles de los sumarios los secretarios son los que más comen.

El que tenga contados y billete se va fácil. Los que se quedan aunque sean inocentes son los embalados. Yo conocí unpelado chocoano que intentó suicidarse dos veces. Cayó conotro hermano acusados de atraco a mano armada. Estaban recién aterrizados venían de Quibdó. e parcha ron en el barAtlántico donde se reunía los fines de semana la negramentasollada de Medellín a escuchar vallenato y salsa ahí en SanJuan con Bolívar. Los pelados sin plata decidieron atracar alprimer cliente que pasara. Cogieron de quieto a un paisanomedio borracho y le quitaron el reloj y unos billetes. Pero como la vida a veces es tan revesera cuando ya habían coronado aparecieron dos policías y el cucho les armó el escándalo.

l ofendido hasta buena ~ e n t eles dijo que le devolvieran sus

cosas no ponía denuncio. Y así se transaron pero cuando sefue los tombos los volvieron mierda y los tiraron para Bella-

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vista. Al menor lo clavaronen el patio décimo, y ¡claro ,le pe-garon la inaugurada Él, en medio del desespero, hizocon lasma ngas delpantalón una horcay se colgó.Lo llevaronpara laenfermeríadesmayado y lo revivieron. Dos vecespasó la mis-ma historia. A la final, lospelados salieron porque el cuchovolvió a declararle al juez, eso lesayudó Pero ya estaba el da-ño hecho.

A este hijueputa infierno lo tienenque traer auno por cosasgraves,cuando las deba, al finuno ya sabe defenderse. Pero có-mo pueden tirar una persona sana a esta podredumbre. Muchaparte de la gente que entraaquí es sana,pero como los trámitesjudiciales sedemoran tanto, pasan meses o años para quelapersonapueda salir. En ese tiempose vuelven malos, pero bienmalos, porque el bueno no sobrevive. Dicenque esto aquí esunaescuelade la delincuencia. Escuela no, esto es una univer-sidad. Aquí se consiguen especialistasen todas las ramasde la

maldad,y por eso seaprende mucho.Claroque así como hay unosque sufren y llevan del bulto,

hay otrosque viven como reyes. Esa esla genteque está bienapadrinada. Sabenque el patrón les va a mantenerla familiahastaque ellos salgan yque aquí no les faltala remesa semanal.Gente dura de negocios calientesque mueven muchos hilos.Esa es la gente más seria y menos tropelera.

El otro espécimen tenazde aquí son los gringos, los abando-nados del mundo,loS que nadie visita,que nadie les mandaplata. Esosson los peligrosos,no tienennada que perder. e al-quilanpor cualquier chichiguapara hacer la mala. Ellos sabenque sideben plata del basucoque se han fumadoy no la pagan,están marcando calavera. Porque esaes la ley: yo le presto a us-

ted doscientos pesos,en plata oen vicio,para que pague tal díay ese día me la tieneque pagar. En el pabellón psiquiátricoh ymuchos haciéndose los locosporque si van a cualquier patio losmatan. Para queno los devuelvan ponen sus caras raras y ojosdesorbitados. A esosque no tienen patio se les dice los refu-giados.

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U N PALABRA EN MEDIO

DE L MUERTE



PADRE JORGE GALEANOl Flaco, un muchacho moreno, alto, como de veintidós años,

jefe de una de las bandas fuertes del sector, pasaba por estascalles venteado en sus motos. Lo veía muy trajeado y con sardinas bonitas. Lo recuerdo mucho porque cuando me lo encontraba, como sabía que yo era sacerdote, miraba al perro que loacompañaba y le decía duro:

- Tarzán, vamos a fumarnos este basuquito al morro.Lo mataron hace poco. l velorio y el entierro fueron un

completo carnaval. Los muchachos de la banda tuvieron el cadáver tres días en la casa. Escuchando salsa, soplando y bebiendo. Hasta que la familia, a pesar de que ellos se opusieron,decidió enterrarlo. Ese miércoles salieron con el ataúd en hombros, bajaron por las calles del barrio, haciendo estaciones, como en una procesión. En cada esquina donde el Flaco se

mantenía, descargaron el ataúd le pusieron música loca, salsarock le conversaron hasta que llegaron aquí, al parque. Pusie

ron el ataúd en un tablado continuaron su ceremonia hastaque, de nuevo, la mamá los hizo entrar a la iglesia. En la mitadde la misa le pusieron una grabadora de pilas encima del ataúd

le dedicaron varias canciones de si llsa. Yo seguí mi ceremoniatranquilo a l fin ya me han acostumbrado a sus historias-

pasaban dándole golpes y diciendo cosas: «Bi lcano que estásbien», «Bacano que seguís parado con nosotros», «Siempre noscumpliste» ... Como homenajeando l un dio:,

En el cementerio, lo sacaron del ataúd lo cargaron en hombros y dispararon sus armas al aire, antes de sepultarlo. En es-

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Yo, desde luego no le quise recibir el revólver pero lo invi-té a rehacer su vida. Ahora está trabajando en una empresa y sele ve como bien .

Conocí a otro muchacho un jíbaro que nunca faltaba a misade ocho los domingos. Siempre comulgaba. Había construidoa punta de vender basuco una auténtica fortaleza una casa devarios pisos con caletas y túneles que daban a una cañada.

a familia al inicio se le opuso pero después terminaron todoshaciendo tumos para atender el negocio las veinticuatro horasdel día . Unas bandas del barrio vecino lo atracaron varias ve-

ces . Entonces formó su grupo para defenderse y le puso rejas alnegocio . De él se oía hablar como un completo Frankestein .

Un domingo empecé una campaña invitando a la gente adenunciar los expendios de droga por todo el dano que le ha-een a la juventud . Al final de la misa este muchacho se me acer-có } empezó a contarme todas las cosas de su vida. De lashambres que había aguantado de por qué se había metido adistribuir vicio . Me pareció curioso que no se sentía haciéndolemal a nadie por vender basuco . Que el que compraba era por-que lo necesitaba me dijo que él no obligaba a nadie a fumarque si no lo vendía lo hacía otra persona . Una confusión tre-menda. Hasta me ofreció el edificio para que pusiera un ancia-nato. Yo le dije que aprovechara los ahorros que vendiera esa

casa y se fuera a vivir a otra parte donde nadie lo conociera y em-pezara a vivir decentemente. Me dijo que lo iba a hacer . Hace yaun tiempo que no tengo noticia de él no sé qué pasó .

En una Semana Santa llegó una senora desesperada a bus-carme me dijo que fuera a su casa porque uno de sus hijos es-taba poseído por el demonio. Yo me reí y le dije que no iba porallá que me moría del miedo de encontrarme con Satanás .

-Padre tómelo muy en serio necesito que hable con mi hi-jo m e insistió .

Me encontré con un joven de dieciocho años al que se leveían la angustia y el sufrimiento por encima . Élestaba prestan-do servicio militar y pertenecía al mismo tiempo a una banda

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de Manrique. Le habían lavado el cerebro y lo tenían programa-

do para matar. Cuando le daban franquicia salía a hacer sus trabajos. Al jefe de la banda lo mataron, y él le daba gracias a Dios,porque así se podía retirar de esa vida. Me dijo que lo había intentado varias veces y lo amenazaban de muerte. Sintió que

era su ocasión, pero necesitaba que le dijera si Dios lo perdo-

naba. En esos casos uno siempre piensa que lo importante es loque viene, mirar hacia adelante. Le propuse cambiar su vidapara lograr la reconciliación con Dios. Este muchacho tambiéncambIó.

Pero esas son las excepciones. La mayoría, aunque recenmucho, siguen su camino. El arma que uno tiene es la palabra,la invitación. A veces funciona, pero yo no creo que esta realidad se pueda cambiar con homilías. A estos jóvenes los veo irhacia el precipicio. Ellos saben que son «des<'chables», cuando

se vll1culan a un grupo saben que no van a dural mucho, peroya nada los detiene. Empiezan a pensar en la muerte como al

go natural. Los veo de entierro en entierro. Hoy despiden auno, mañana a otro y pasado mañana .. Hay días en esta parroquia de tres cuatro entierros de jóvenes.

Son pelados que se mantienen viviendo la fantasía de tenery tener. Actúan maquinalmente. Se convencen, o los convencen,de que pueden y merecen tener plata. a plata está hecha, no essino ir por ella, dicen. No hay talanquera que les valga.

. Hablan de los mafiosos como unos ídolQS, aspiran a trabajarcon ellos y a ascender. Para eso hacen hasta lo más absurdoA dos pelados muy amigos se los llevaron ·una noche por la carretera a las Palmas. En un sitio solitario los bajaron del carro ya uno de ellos, que le dicen el Tigre, le entregaron un arma para que matara al otro. Para probar finura, como dicen en su lenguaje. y t: ste muchacho mató a su mejor amigo para ganar

puntos y cotizarse con la banda. El Tigre vino ayer a misa consu gallada, estaban enterrando a un compañero que ll: s matóuna banda de abajo. La cerl: monia fue normal. Cuando terminóla misa salí, como de costumbre, a la puerta de la iglesia a dar-



les la bendición. lligre abrió la tapa del ataúd y empezaron atomarse fotos con el difunto lo abrazaban le cogían las manosy le decían sus cosas.

Vivimos una realidad desquiciada. En las esquinas se venlos niños de trece y catorce años fumando basw;o y acariciandoun revólver. Todos ellos esperan que les llegue la gran oferta elgran trabajo para hacer un golazo y volverse tesos. Pero sólounos pocos logran realmente llegar a tener dinero. Los del co-mún se gastan lo que consiguen cincuenta mil cien mil dos-cientos mil... Si un pelado de esos consigue plata en un ratoqué le va a interesar un trabajo con un salario mínimo. A ellosles da mucha dificultad acoplarse a la vida normal.

La solución de este problema es cada día más difícil. Empe-zando porque no hay autoridad la gente no quiere a la policíaporque ha hecho mucho daño. Yo no me atrevería a juzgarlos atodos pero sí a una buena parte. Hay personas que dicen queno saben si temerle más a las bandas o a los uniformados. Ellos

han abusado de una manera inmisericorde. Generalmente atro-pelIan a la gente sana porque con los delincuentes hacen sustransacciones. Llevan muchachos al CAl detenidos por portede armas les cobran el impuesto y los sueltan. Pregúntele acualquier persona del barrio y seguro que le va a contar histo-rias de relaciones de las bandas con la policía.

Entonces si no ha) ley ni justicia ¿qué puede f{¡ncionar?

Además hacen mucha bulla con los problemas de estas comu-nas populares pero nadie se decide a hacer algo para cambiar lasituación. Ni el gobierno ni los partidos ni los empresarios yreconozco que la Iglesia también se ha quedado corta. Hay sa-cerdotes que creen que todo se soluciona con lIamados a la mo-ral pero no cambian los métodos de evangelización paraponerlos a tono con la situación. En este país todo el mundo an-da preocupado por defender su esta tus. Cada que sucede unatragedia vienen las lágrimas de cocodrilo. Hasta ahora todo sonlamentaciones y si no se cambia de actitud este problema va atomar proporciones insospechadas. Hay que ponerle atención

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a las generaciones nuevas. Mire usted la calle niños por todaspartes ¿qué va a pasar con ellos?

A la parroquia llegan jóvenes a pedir un trabajo y desafortunadamente no tengo oficina de empleos. Sería bueno empe-

. zar por darle oportunidad de empleo a todo el que quieratrabajar. Atender a los niños en edad preescolar pero bien atendidos formarlos con actitudes y valores nuevos ante la vida.No dejarles la calle como su medio de formación porque la calle está sembrada de muerte.

Hay jóvenes que están reaccionando. quí en la parroquiahay 70 niños que son acólitos hay 200 en la banda marcial hay

scouts. Todo tipo de grupos que se abre encuentra una juventud deseosa de participar. Creo que aun los jóvenes de las bandas tienen sus valores y hay que hablar con ellos. Yo cuandome los encuentro les hablo de una manera directa les pregunto por sus cosas por lo que les ha pasado ·y les propongo quepiensen en algo distinto. e repito si a esa juventud no se lebrindan posibilidades para ejercer un nuevo protagonismo se

va a seguir hundiendo en el mundo de la delincuencia.Todos los caminos están por ensayarse y hay que ensayar

los. La mayoría de los habitantes de estos barrios han batalladotoda la vida se han organizado para solucionar sus problemasconservan todavía la tradición de solidaridad y vecindad . El desafío está en construir con ellos alternativas para cerrarles elcamino que los lleva a la muerte.

La solución no es sólo poner más policías y soldados en estos barrios eso ya está visto. Todo este año la hemos pasado rodeados de tropa; sin embargo las bandas siguen pelechando ylos jóvenes se siguen matando. Hasta durmiendo se sienten losdisparos. A veces ya no sé si es verdad o un mal sueño. Me asomo al balcón y pasa alguien y me dice que mataron a dos treso cuatro en tal esquina o en tal bar.

Hace falta una autoridad que la gente respete . Pero sobre todo hacen falta microempresas famiempresas grupos artísticos

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Mlñartll yl sangrr no estará

al c n la lluviase la lltvQrá.

Acero y pielqut combirtllci6n tan cruelpero algo m nuestras mnrtts qawlDrá.

Con algo sí termirtllrácon rtll vida y rtIIds mAs.Nada se logra con uiolencill ni se logrará.

Aquellosque hIln rtllcido en un mundo asío olvidnt su fragilidlld

su fragilidad.

Uoras tú y lloro yoy el cielo también y el cielo tlml i rqut fragilidsd qué fragilidsd.

Uoras tú y lloro yoy el cielo también y el cielo también

qut fragilidsd quéfragilidlld.

ting

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son pensamientos que me quedaron de tanto trajinar, porqueaunque no tuve mucha edad, sí tuve bastante kilometraje. Y ala final hoy pienso que no se puede vivir a lo película.

Si tiene tiempo le cuento . Yo nací en Medellín, en Mingo, enel barrio Santo Domingo, en noviembre de 1969. Mi papá habíallegado de Quibdó, Chocó, a la edad de nueve años. No le tocófác il porque usted sabe que sólo por ser niche, por la piel oscu-ra, como la tiene él y la tengo yo, se cierran muchos caminos.Pe ro lo tenaz es que él pasó de ser analfabeto a ser profesor bi-lingüe, abogado y pensionado de la policía. El man sabe cosas,ha luchado ..

Con el hombre aprendí el gusto por la música antillana,po r Richy Rey Cheo Feliciano, Benny Moré, Héctor Lavoe,m ejor dicho toda la vieja guardia del son y la salsa. Eso del sa-bo r va en la sangre, la madre si no, a los morochos sí se lessie nte el ritmo, lswillg Muchas veces me hacían sentir malpo r ser morocho, y recordaba la canción de Maelo: «Las caraslindas de mi gente negra, las caras bellas de mi gente prie-ta ... » que me cantaba el viejo desde que yo gateaba; y a la fi-nal me aprendí a querer con esta dosis de melanina. La falla esq ue el cucho no se amañó con la cucha y la despegó llevándo-se a mis dos hermanitas. Alfredo, mi hermano menor y yo,q uedamos con la cucha, que al poco tiempo consiguió otroma rido y parió dos hijo s más . O sea que yo soy el mayor deun total de seis hermanos.

Con mi papá en los últimos tiempos tuve una relación cor-d ial, de respeto, de amistad. Pero en la infancia hubo muchad istancia y confrontación. Yo le tuve miedo hasta una ocasiónen que entré a una heladería en el barrio Flores y él en plena bo-rrachera soltó la lengua contra mi mamá, acusándola de ser unacualquiera y cosas así. Me dio tanta rabia que le reviré, y comono le gustó que desafiara su poder, se levantó la chaqueta y memo stró una pistola. Yo lo miré con tranquilidad a l in y al ca-bo el que crece entre la violencIa también es violento- y le di-je que me esperara para que nos matáramos. Y salí a conseguir

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otra pistola. Cuando él me vio armado se puso a llorar y el de-safío termin6 en un abrazo. El abrazo que nunca nos habíamosdado.

Ese día aprendí que no había que huir, que de todas mane-ras llega el o m ~ t oen que toca ponerse de frente a los fantas-mas. Desde esa hora en punto le perdí el miedo como hombre,o sea, lo respeto porque es m papá pero lo trato normal comoa cualquiera.

Hermano, el cucho parecía tomado por el demonio cuando ledaba por exterminamos. Vea la huella, esta cicatriz de la ceja .

.enía

por ahí cuatro años, vivíamos de arrimados y la señoraHeladia le dijo que yo había prendido el televisor sin permiso.Cuando volví de hacer un mandado me dio con la chapa de unacorrea y me rompió. Los momentos que marcan mi recuerdo son

de tristeza. También nos tocó defender a mi mamá de sus trope-lías, al menos chillábamos, hermano, pa que no le pegara. Yo di-go que el hombre que le pegue a una mujer no es hombre. ¡Qué

bandera Cuando el viejo nos abandonó, terminamos viviendoen a Sierra, en una zona de invasión, con el nuevo marido. Y deñapa ese catano nos trataba tan mal que Alfredo y yo empeza-mos a enfrentarlo físicamente. Entonces él se sentía ofendido yle pedía a mi mamá que nos botara a la calle.

Un domingo, recuerdo que andaba vestido con una panta-loneta y una camiseta blanca, bajé con unos amigos a comprar

basuca para levantar vuelo. Al caer la tarde, me quedé soloacostado en una acera. En medio de la traba sentí que mi mamáse acercaba llena de amor a recogerme y el padrastro la atajó.

- N o no , no . Deje ese hijueputa ahí .Quizá fue una alucinación, no sé, pero lloré largo rato, mien-

tras una lluvia torrencial formaba riachuelos por la ladera, y de-cidí no volver al rancho. Tomé la autopista al dulce infierno, a

conocer lo que es el pavimento en forma . La primera nocheamanecí en la plazuela Uribe Uribe, en el centro de la ciudad.Sentí frío y me desperté azarao, pero bien, inicié mi profesiónde callejero .

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cuando casi lo noqueo me dijo, a los golpes no soy capaz pero espere y verá ..

Al rato me salió ese man con el machete desenvainado.

Me envolví la chaqueta enel

brazo y cogí el machete del suegro, y a darnos filo ... Los dos salimos heridos, pero la heridamía fue grave, porque ese montañero manejaba con destrezael machete.

¿Sabe ese man por qué no me mató? Porque el afán de matar enceguece, obnubila la mente y pierde la habilidad. s comosi el que quisiera matar se desconectara del pensamiento y que

dara funcionando sólo con el instinto de animal. Los duelos demuerte que veía en el barrio eran corno una transfiguración,campeches haciendo esgrima con los machetes, con puñales,con los ojos quebrados, como un parabrisas roto. Esos mismosojos se los vi a Chumbimba cuando me lo encontré la tarde queme mató. Ahora que lo puedo pensar con tranquilidad, Chumbimba tenía los ojos destortillados y salidos de órbita.

Con Ricaurte, mi parcero de aquellos tiempos, recogía dosmil pesos semanales pensando en las vacaciones de final de año.Pero un día llegó con la idea de comprar un revólver. Pues nosgastamos la plata y nos dedicamos a caminar p'arriba y p'abajocon una chatarra de revólver para ganar respeto en la zona. s

que por allá en un baile un fin de semana se veía un man con unmachete y se decía «iuy ese man es el duro » Se veía un man con

cuchillo empretinado y se rensaba en un bonche elyerraco. Nosotros sacábamos el revólver y mandábamos la parada.

Me metí a trabajar en la construcción del metro como amarrador de hierro. No me negaba pa nada con tal de echar plataal bolsillo, trabajaba día y noche. Imagínese que en el 89, con unbásico de 18.000 pesos, me sacaba quincenas de 100.000 pesos.

Tiempo después, ya siendo miliciano, pasaba por la avenida Bolívar mirando la estructura del metro y me sentía orgulloso de haber ayudado a construirla. i ~ a n d oesa obrapensaba que si la sociedad se organizara, como se organizanmiles de obreros para hacer un trabajo, el mundo sería diferen-

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te. Para levantar una columna hay quien se cranea los planosquien toma las medidas quien hace el hueco quien corta loshierros quien los amarra quien vacía el concreto .. en fin esun proceso teso ..

Cuando se acabó el camello en el metro aprovechando laminibonanza y pensando en el matrimonio con Patricia minueva novia me puse a banquear un terreno que el suegro nos

regaló. Pero ese impulso me duró hasta una tarde que me dio lachiripiorca; me dije «las pelotas me da miedo tener una obligación mujer hijos y estar sin trabajo». Y decidí más bíen enro

larme en el ejército para conseguir libreta y luego buscar untrabajo en una empresa en la que ganara poquito pero que tuviera seguro social primas .. Sí señor cuando llegó la hora demarchar me preguntó la novia extrañada:

- ¿Cómo así que usted se va?Le dije que me esperara y ella no me creyó.Pagué el servicio militar entre el 89 y el 90 en Barranquilla

en el batallón Vergara y Velasco. Desde el primer día nos dijeron que el guerrillero asesinaba a los soldados en emboscadasque al guerrillero había que matarlo .. Y cómo es de curiosa lavida me tocó el proceso de desmovilización del Ejército Popu

lar de Liberación. Estaba parado un viernes en las sabanas deSan Jacinto Bolívar más recalentado que un hijueputa cuando

pasaron tres autobuses cargados de guerrilleros para ún campamento de paz hermano y yo montado en un j p con unametralleta punto SO miré al teniente como preguntándole: «¿Ledamos plomo a estos manes?» y donde me diga «Déles plomo» les hubiera soltado la ráfaga porque los odiaba pensaba

u á ~ l t o ssoldados habrían matado esos hijueputas.Dos o tres meses cuidé los campamentos de los guerrillos y

en ese contacto los vi como personas comunes y corrientes yo

no sé no vi ningún demonio con cachos sino pelados jóvenescomo yo. En ese tiempo se comentaban cosas buenas de la paz.Tanto que i:uando el M-19 participó en elecciones presidenciales después de la muerte de Carlos Pizarro el comandante del

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Una de las bandas duras del sector, que se habíacomo una autodefensa, estaba dedicada a matar} saquear.eso a la comunidad le daba miedo que nosotros repitiéramos

historia. Tuvimosque demostrar no con

palabras sinocon

chos que eso no era así. Al inicio no nos daban ni un tragoaguapanela, pero al -final todo compañero tenía cuatro ocasas para dormir y comer.

En vida yo celebraba algunas muertes con bombo y pladecía no sentir nada frente a los difuntos. Es que la v,· )lelnCI,acrea su propia anestesia y aunque usted se esté destrozando

dentro no siente. Es como la persona que tiene una infección enun riñón y en vez de aplicarle antibióticos le mandan analgésicos, le calman el dolor pero la enfermedad sigue avanzando.Cuando la vida por cualquier circunstancia le quita el analgésico, las heridas de todas las muertes están vivas y atormentan elalma.

El poder es bueno pero debe estar en manos de personas justas y honestas. En muchas zonas de milicia había comandantes

asados, manes gatilleros, a los que sólo les interesaba dar plomo . Pelados que se mareaban con un poquito de poder y no sabían distinguir entre lo justo y lo injusto. Ese es el caso deChumbimba, quien se hizo ensamblar el corazón en plomo y se

desatinó totalmente.Él me acompañó en las batallas para c0nquistar la zona.

Cuando se está en guerra lo mejor es tener un guerrero aliadoy Chumb imba era un sardino bueno para esas artes . Pero cuando ya tenemos controlada una zona los guerreros se conviertenen un encarte . Esa fiebre desmedida llevó a Chumbimba a buscar cualquier motivo para matar pillos y quedarse en un regodeo extraño, contando una y mil veces los hechos.

Ahí se rompió la parcería. Porque yo, por ejemplo, me oponía a matar marihuaneros y ese loco se lambía p0r tumbarlos.

¡ ; usted fuma marihuana pues usted es el que se hace daño, essu responsabilidad. A los viciosos solamente les exigía discreción , al menos que no soplaran en la esquina . Es que yo tam-

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bién fui vicioso, y en la milicia pillé hasta gente de direcciónque tiraba nieve, y a ellos ¿quién los mataba? Nadie . Ya mí,¿quién me mató cuando fumé marihuana y tiré sacol? Yo mecuestioné cuando encontré sopletes en la organ ización porque,hombre, si predicábamos contra la drogadicción teníamos queandar con el ejemplo por delante. O si no pasa lo de casi todoslos políticos de este país que son periqueros y predican contrael vicio. ¿Me entiende?

Por orden mía nunca se chuleó a un vicioso. De pronto los

pateaba, se las hacía comer o les daba el susto, pero nunca dijeeste man va p al suelo por marihuanero .

Había en la zona un arañado de los bravos, que le robaba ala mamá para fumar basuca. Sei s veces me lo encontré con bol-sadas de basuca y una vez, delante de Chumbimba, le dije:

-Hermano la próxima vez que lo encuentre mecateandovicio lo mato .

Claro que en ningún momento pensé en borrarlo, peroChúmbimba se tomó el asunto en serio, se volvió a encontrar aese loco con vicio y lo levantó, le soltó un tiro de trabuco en lacabeza.

Eso originó muestro primer enfrentamiento . Luego el hom-bre, asociado con unos bandidos del barrio vecino, se dedicó a

conseguir plata para cachondear con las peladas más fuleras .Hasta que llegamos al punto en que le dije que se pisara de lazona para no tener que lronarlo . Y me dolió, le digo sincera-mente que me dolió echarlo, pero no había más remedio. Se mar-chó con el odio brillándole en la pupila .

Chumbimba es de los que creen que el respeto se gana con

municiones. Y qué va. Conun

fierrouno no

infunde admira-ción sino terror. Vea el pelado que yo más respetaba del barrioera Ramiro, el hijo de doña Zoila, que llegó a ser médico ciruja-no, guerreando duro. Y es h o m r ~inteligente y sencillo que nomira por encima del hombro a nadie.

A los milicianos la g e n t ~nos miraba con miedo o con respe-to, o con una mezcla de las dos cosas. Yo me sentía bien porque

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-

de pin-pon. Hasta que los últimos tres años me decidí por Claudi a. Las dos son mujeres con las que compartía mis secretos.De pronto no son un monumento pero interiormente son una

be lleza. Por ahí dicen queno hay

corazónpa dos

mujeres, hermano, y lo cierto es que las quise a las dos.En la milicia me vi a punto de arriar la bandera por causa de

la monotonía, de pensar en la familia, en mis mujeres, en mishijos, el cansancio con la vida correcaminos .. Yo quería vivirtranquilo, había llegado una época en que corría base cada noche, dormía azarao, siempre con un arma debajo de la almohada y con cualquier ruido me despertaba . Inclusive en unaocasión le dije a mi señora:

M i amor, si me consigo un trabajo me retiro, me salgo dees ta güevonada para que usted y el niño estén bien.

Con tantos enemigos, teniendo 20 hombres bajo mi mandoy a veces, no tenía sino un revólver pa defender la zona, entonces se bajaba la moral.

Afortunadamente, a principios del 93 se empezó a hablarde diálogos de paz con el gobierno. Pablo me lo pintó como algo tan bonito que dije : «Sí, bacano», pero para adentro no lepresté ninguna importancia. Me fui pa la wna y los trabajos siguieron igual pero la idea de la paz me caló poco a poco . En losprimeros días de febrero del 94 nos concentramos en el Campamento de Paz de Media Luna, muy cerca de la sierra donde hab ía hecho mi primera comunión. Un encierro de cuatro mesesque me pareció de siglos. Estuve encargado de la guardia, soportando el viento frío de las noches. Pero cada día pensabaque el sacrificio valía por coronar lo de la paz.

Nos visitaban periodistas, amigos, familiares, personas de lacomunidad. .. En el campamento me volví a encontrar conChumbimba, nos saludamos con recelo . Lo encontré de nuevoen el acto de dejación de armas, en la cancha del barrio Graniza l donde filamos 650 milicianos y nos acompañó una cantidadimpresionante de gente de los barrios . Pa Dios que yo ese díapensé que de verdad empezaba una nueva vida. Ya sabía de lasd ificultades que encontraríamos pero sentía una fuerza tan

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L RESURRE aÓN DE DESQuITE



·



mente de familias populares, es la consecuencia natural de unproceso iniciado hace más de diez años. Una insurgencia de lajuventud de las barriadas populares de Medellín, que h n en-contrado en la· violencia, en el sicariato y en el narcotráfico unaposibilidad de realizar sus anhelos y de ser protagonistas enuna sociedad que les ha cerrado las puertas . Los sicarios suici-das, si así se les puede llamar, no son un producto exótico. Sonel resultado de una realidad social y cultural que se ha desarro-llado frente a los ojos impávidos del país.

Medellín es una ciudad en guerra. Así lo dicen las crecientes

estadísticasde

la muerte. Una violencia desproporcionada re-corre día y noche sus calles. Los crímenes más pllblicitados sonlos relacionados con la violencia política y la guerra de los car-teles. Pero estos hechos, que tienen gran connotación social ypolítica, son estadísticamente poco significativos al lado de laviolencia cotidiana.

La mayor parte de los muertos son jóvenes. n informe de

la Secretaría de Gobierno de Medellín, presentado a las sesionesdel Concejo, muestra cómo ha venido disminuyendo la edad enlas víctimas de la violencia.

En 1986 el promedio de edad de las personas fallecidas se encon-traba entre 35 y 45 años; en el 87 tenemos de 25 a 35 años; en el 88de 20 a 25 años y en el 89 el 70 de las perSonas fallecidas violen-tamente en la ciudad de Medellin stá entre el rango de los 14 y los20 años 2.

Lo más significativo como hecho social y cultural en este pro-ceso de violencia son las bandas juveniles. A partir de la ofensi-va adelantada por la IV Brigada contra el sicariato en el Valle deAburrá, se conocieron las proporciones del fenómeno. En total,fueron identificadas por la Inteligencia militar 120 bandas de si-

carios, a las que se presume están vinculados unos 3.000 jóvenes.

2 Carlos Alberto Piedrahíta, Informe del secretario de Gobiernoal Concejo de Medellín, Acta N O 48,10 de agosto de 1989.

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La suma debe ser mayor pero este número es de por sí significa-tivo. Sus integrantes tienen un promedio de dieciséis años 3•

Una constatación empírica: el mapa de las bandas en Mede-llín coincide con el mapa de las zonas pobres y más popularesde la ciudad. En la comuna Nororiental el ojo del huracán elnivel de ingreso mensual por familia en 1990 era aproximada-mente de 47.000 pesos en barrios como Santo Domingo Grani-zal Popular; de los 59.000 pesos en Aranjuez y sectores deManrique y de 82.000 pesos en Campo Valdés 4 .

En Medellín el hivel de ingresos es inversamente proporcio-nal a la altura del barrio. Mientras más alto se viva mayor haci-namiento menor calidad de vivienda y menos serviciossociales. Esta comuna tiene una densidad de 450 habitantes porhectárea y carece de espacios suficientes para la recreación.

El 60 de la población vive en condiciones mínimas de miseria yde pobreza absoluta lo que no la defiende de la sociedad de con-sumo que la bombardea continuamente con sus ofertas siemprecrecientes convirtiendo el ideal de la modernización en un trágicofactor de violencia. El perfil del delincuente juvenil es su más claraexpresión 5.

La desproporción entre los ingresos y las demandas de con-sumo se presentan en cualquier ciudad de nuestro país o deLatinoamérica. Pero muchos jóvenes de Medellín han conocidola manera de satisfacer sus expectativas y se han convertido enmodelo para los otros que buscan lograr el mismo objetivoaunque el costo que se pague sea alto aunque se pague con lavida.

os sectores populares ven al Estado como algo lejano o enemi-go. «Llegó la ley» dicen cuando llega la policía que la ima-gen más permanente de gobierno que tienen y la peor. No hay

3. Boletín de prensa de la IV Brigada 6 de marzo de 1990.4. Luz Mercedes Mejía «Media ciudad está aguantando hambre»

El Colombiano 23 de marzo de 1990, p . C5. ldem

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confianza enla capacidad reguladorade las autoridades.Si hasido costumbreen muchaszonas hacer justiciapor mano propia, ahora conmayor razón.No se teme aser detenidos y juzgados. A pesar del hacinamientode las prisiones, más del 95%de los delitosquedan impunes.

En el caso específicode las bandas, parala falta de controlpolicial influyen las condiciones topográficas.Es en los barriosmás altosdonde la presenciaarmada de los grupos de jóveneses más evidente.

Más alláde la impunidad está la complicidad.La IV Brigada ha hecho denuncias sobre los organismos parapolicialescomprometidos con'el sicariat06. En los testimoniosde los habitantesde los barrios yde jóvenes integrantesde bandas aparecen con frecuencia referencias a la complicidadde miembrosdelos agentesde la policía. Esta realidadse puso en evidenciaenel intentode asesinato del concejalde la Unión Patriótica Gonzalo Álvarez Henao. Diez personas fueron detenidasminutos

antesde ejecutarla acción. Todos eran policías activos. Resultareveladorel testimoniode un jovende una banda,cuando se lepreguntabapor su futuro:«Yo quiero meterme conel gobierno,ellos matan pero con todas lasde la ley . Tiene razón el cineasta Víctor Gaviriacuando dice que en estas zonasde ladera la

única leyque funcionaes la leyde gravedad 7.

Esta ausenciade Estado ha reforzadola

mentalidad ilegaldeamplios sectoresde la población. Enmayo de 1982 se produjoel mayor asesinato colectivo cometidoen Medellín, hasta entonces. Siete reclusosde Bellavista fueron asesinadospor ungrupo de encapuchados. Los policías que vigilabanel carro fueron desarmados y maniatados.La acción la reivindicóAmorpor Medellín,un grupo que se haría célebre en los años siguien-

6 Amplia información sobre el casodel Departamentode Seguridad Controlde Envigado aparecióen los periódicos del paísel 7 demarzode 1990.

7 Laura Restrepo,«Nuestraculturade la muerte ,Sema/la núm.408, febrero 27-marzo6 de 1990.

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tes por sus operaciones de limpieza . Los paseos y las masacresde esquina donde grupos de jóvenes son abaleados indiscriminadamente empezaron a ser cotidianos en nuestra ciudad. Lasautoridades y grupos sociales «respetables» se ampararon detrás de la imagen de las vendetl s de mafiosos para ejercer su«ley». Cada cual convencido de su derecho a «limpiar» el barrioo la ciudad de los indeseables.

El fenómeno de las b nd s quiere reducirse con frecuenciaal narcotráfico. Y unque los carteles de la droga h n desempeñado un papel fundamental en su creación y crecimiento no

son los ú n ~ o sque las generan y utilizan. Están relacionadastambién con otras empresas de la muerte no dependientes directamente de los carteles . Diversos sectores políticos y socialestambién utilizan sus servicios. Incluso muchos ciudadanos comunes recurren a ellas para resolver sus conflictos. En el origende algunas bandas también influyó la presencia de la guerrillaespecialmente dur nte el proceso de paz en 1985 En los Campamentos de Paz fueron adiestrados militarmente jóvenes queposteriormente conformaron grupos dedicados a actividadesdelictivas. Además ex militantes de organizaciones insurgentesse han vinculado a diversas formas de delincuencia entre ellasel sicariato.

La conformación de los gr ndes carteles de la droga en Medellín a partir de 1975 coincidió con la recesión de la industria y de la economía paisas . El narcotráfico se convirtió enun opción para amplios sectores de la población que encontraron un alternativa de promoción social y económica. Posteriormente la mafia se convirtió en modelo de referencia parala juventud que vio la forma de realizar sus deseos de estatusy bienestar que las opciones tradicionales de estudio y traba

jo les negaban. Las b nd s juveniles propias de cualquier gr nciudad se relacionaron o fueron influenciadas por los carteles este hecho les dio un connotación especial.

La mafia influye de dos maneras: una por la gran cantidadde empleos directos generados incluidas «las mulas» y los si-

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desdibujado. Abundan las madres que son cabezas de hogar.Puede afirmarse sin el ánimo de absolutizar que buena partede los jóvenes integrantes de bandas provienen de hogares con

padres ausentes. Esta ausencia puede ser física o por falta decompromiso con la familia. La formación de la estructura de per-sonalidad del niño requiere la presencia del padre que person-ifica la ley la prohibición. Ante la ausencia del padre el jovenbusca ocupar su lugar ser la leyll.

Es diciente la expresión de un joven principiante de banda:«La madre es lo más sagrado que hay madre no hay sino una

papá puede ser cualquier hijueputa». Ese apego existencial a lamadre puede explicar en parte el riesgo que los sicarios asumencuando realizan un trabajo su actitud suicida: «Si mi cuchaqueda bien yo muero tranquilo». Los últimos hechos que hanconmovido al país demuestran que esa expresión que se escu-cha con frecuencia a los jóvenes de las barriadas no es sólo unapose sino una sorprendente opción de sacrificio por el bienes-

tarde

la madre y la familia.El sicario ha incorporado el sentido efímero del tiempopropio de nuestra época. La vida es el instante. Ni el pasadoni el futuro existen. Este hecho lleva a una valoración distintade la vida y de la muerte: «Vive la vida hoy aunque mañanate mueras».

El sicario lleva el consumismo al extremo: convierle la vidala propia y la de las víctimas en objeto de transacción económi-ca en objeto desechable. a incorporado la muerte como ele-mento cotidiano. Es normal matar y morir.

La marca la moda la capacidad de consumo son importan-tes para el sicario. Son su otra manera de ser poderoso. Esto losdiferencia del punkero tradicional que con motivaciones con-traculturales las rechaza. ay una expresión de la jerga de galla-da sobre la fiebre de moto muy ilustrativa al respecto: «Es que

11. Rocío Jiménez «Psicoanálisis violencia» Ponencia presenta-da al seminario sobre violencia realizado por las ONG de Medellínseptiembre ae 1989.

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uno pilla esos manes montados en tremendas motos y connenas, y uno a pie, ¡nada , entonces a uno también le dande montarse en ellas, de tenerlas».

Además, es una cultura visual por excelencia. Suestá cargado de imágenes: «vivir a lo película», «montardeos», «engordar pupila», «en vivo y en directo», «tomargrafía». Su manera de vestir es llamativa. e trata decultura definida a través de los medios masivos, "", .Pi';,,1

el cine, que ha construido la mitología de la guerra, de lotacular y de los superhéroes, que muchos jóvenes han int,.,,.i,,,,

zado como su ideal. La mitología de los superhéroes ytriunfo influye también en su actitud suicida. El afán denar un trabajo importante se vuelve obsesivo. «Con tal de

yo me lleve el muñeco primero, no importa si me voydijo un joven cuando le estaban advirtiendo ¿el riesgo de

acción.Si bien la cultura paisa ha sido rica verbalmente, también

sido pobreen

loque

a la lúdica y al manejo del cuerpo sere. El ritmo y el goce no han sido parte de su tradición. Bastacuchar la música del foldor tradicional: bambucosy temas de «carrilera» que hablan de despechos, traicionesamarguras. Canciones románticas como «La cuchilla»: «Sime querés, te corto la cara ...» que inevitablemente cantanborrachos así sean ejecutivos.

La música antillana, que habla de goce y hace vibrar elpo, llegó a Medellín por la vía marginal. e escuchaba enbajos fondos: Guayaquil, Palacé y en los barrios « p ( ~ l i ) 2 ; r o ¡ o

fueron los viejos malevos quienes terminaron imr10 ;pnc1Sólo en los últimos diez años los paisas hemos aprendido acuchar y a bailar esos sones que alegran el alma.

En esta música de la rumba y el sabor encontramos parte de

la filosofía,de

la Biblia,de

los jóvenesde la

barriada.e

identi-fican con ella porque siempre está presente el redamo de

plenamente el hoy y la aceptación de la muerte como un

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Sólo espero ql/e llegueel día eI1 que la muerte

me /11 111 a estar OII e/la

así camblnrá mi sl/erte.Fruko, «El preso».

Se han hecho célebres los entierros de algunos líderes de

bandas, donde se mezcla la tristeza y el carnaval. Como el delFlaco, a quien los compañeros tuvieron cuatro días en velación,tomando agwudiente consumiendo droga y oyendo la músicaque a él le gustaba. Lo pasearon por las esquinas de su barrio yle pusieron salsa en la misa. Al Negro lo acompañaron los amigos hasta el cementerio con un mariachi. Cuando bajaron el

ataúd a la tumba interpretaron Pero sigo siendo el rey» y soltaron tiros. A Cartón la gallad le bailó el velorio, y le repitieronhasta el ca no;;ancio su canción preferida: «Siempre alegre». En unazona de la ciudad se adoptó en un tiempo la costumbre de sentar el cadáver dentro del ataúd y tomarse una fotografía con él.Algunas madres, a pesar de sus creencias, han cumplido con la

petición de sus hijos de poner su música en el velorio y no llevar luto. Estas prácticas, que no se pueden mirar con el ánimodel turista que busca lo exótico, son un indicativo de una nueva forma de asumir la muerte, que contrasta con nuestra tradición cultural.

El lenguaje del muchacho de banda está c rgado de la aceptación de la muerte: «No nacimos pa'semilla», «Pa'morir nacimos», «La maleta está lista», «Estamos viviendo las extras».Cuando se sale a realizar un trabajo, el riesgo se resume así:«Cuando mucho, pierdo el año». Al amigo muerto se le dice:«Bacano, ya estás en lo tuyo».

Es curioso que tres palabras recogidas de la tradición lúdica

paisa sean las más utilizadas para hablar del muerto. «El traído», regalo que se recibe el 24 de diciembre por obra y graciadel Niño Jesús, es el nombre que se le da a la futura víctima. «El

muñeco», que se hada para el 31 de diciembre con trapos vie-

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forma de identificación personal y colectiva es el sustrato cohe-sion dor de dichas organizaciones.

En las b nd s n tur les el proceso de formación es espon-táneo . La g ll d de barrio constituida por nexos de mist d

y vecindad se transforma a veces lentamente a veces acelerada-mente en banda. Algunos de sus miembros empiezan a realizarpequeños «trabajos» atracos de esquina o a graneros con armashechizas; poco a poco mejoran las armas compran motos y v n

consolidando su capacidad operativa. El liderazgo desempeñaaquí un papel fundamental la banda adopta por lo general elnombre de la persona que se convierte en referente para el grupo.

Los conflictos con las autoridades con la población afectaday con otras b nd s los unen mucho más y los v n llevando aun compleja trama de relaciones. La demarcación clara de un

territorio es fund ment l tanto para el ejercicio de su poder -

mo p r las acciones de defensa .Las relaciones con la comunid d sumen en cada caso for-

mas diferentes. Se facilitan cu ndo la b nd logra hacer cone-xiones p r «trabajos» grandes. Las b nd s garantizan lasegurid d del barrio lo «limpian» de los atracadores de esqui-n y colaboran económic mente en lgun s circunstancias.De esta forma g n n influencia y reconocimiento.

Esta imagen puede verse deteriorada por los abusos de po-der. Pero en general logran mantener el respaldo de buen par-te de la gente y convierten los barrios en zonas de retaguardiaque les ofrecen un mplio m rgen de seguridad.

Si la b nd no logra hacer «cruces» p r los gr ndes nego-cios terminan zot ndo a su propio barrio y a los vecinos. Estosgrupos son conocidos como «chichipatos» o «cochinos». Gene-ralmente los conform n personas muy jóvenes ejercen un altogr do de violencia contra la población matan con gr n facili-d d por cualquier motivo y en ocasiones cometen abusos se-xuales.

El hecho de enfrentarse a la comunid d las hace más vulne-rables. La gente tarde o temprano termina enfrentándolas ya

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te. O donde «siniestros» hombres imponen su ley Así narra unniño de cuarto de primaria la realidad de su barrio:

La pandilla de motorisados vivian en el pueblo y no dejaban dormir. Hacían mucho ruido, a ellos todo el pueblo les tenia respetoporque eran muy malvados. Desde que llego esa pandilla de motorisados al pueblo toda la jente se iba Hendo asta que un día elpueblo quedo solo y la pandilla quedo hay para siempre sic).

Un joven de doce años, estudiante de primero de bachillera-to, respondió así cuando se le preguntó qué le gustaría ser:

A m me gustaría ser un matón pero que le tengan respeto y que lerespeten la familia. Como Ratón, que ya lo mataron, pero era callado y mataba al que le faltaba. e manterua por ahí parchado, con

. una 9 milímetros y si lo miraban él preguntaba:¿Vos qué mirás? y si le reviraban él los mataba y les tiraba

una escupa se iba riendo.A m me gustaría ser así.

Muchos de estos niños y jóvenes serán los nuevos «Desquites» de la profecía de Gonzalo Arango. Colombia no ha podidoaún responder al desafío de hacer posible una vida digna paraellos.

Vivimos la danza de la vida y de la muerte. Como en las formaciones tribales, seguimos ofreciendo a los dioses el sacrificiodel hombre. Pero ahora no esperamos recompensa. El sicariopone en evidencia nuestra sociedad: «Para conseguir billete sehace lo que sea». Ellos son sólo la llaga, la manifestación externa de una enfermedad que recorre todo el cuerpo social. Consus acciones le están haciendo preguntas esenciales a esta sociedad sobre la coherencia de su proyecto ético-social. Pero sóloconmueven cuando se proyectan hacia centros neurálgicos delpoder. Cuando cumplen en algún sentido el papel de retalia

ción social. Si permanecen en una guerra intestina, una meraguerra de barriada, al Estado y a muchos sectores sociales noparece interesarles esta realidad.

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Después de diez años de haberse d do la alerta general so-bre el fenómeno del sicariato y de las bandas juveniles el Esta-do no ha realizado ningún programa integral para enfrentarlo.Ahí reside la imponencia de esta violencia y nuestra impoten-cia: la sociedad está paralizada y no ha procurado el desarrollode programas preventivos en las zonas conflictivas.

La cultura paisa tiene elementos positivos de gr n fuerza.s una cultura pulsional fuerte arraigada tan capaz de hacer

la muerte como de hacer la vida. Al parecer lo que sucede es

que en medio de la adversidad se h n potenciado sus cargas ne-gativas mientras sus cargas positivas están relajadas y disuel-tas en un m r de escepticismo.

Esta mirada sobre el fenómeno de las bandas desde el pun-to de vista cultural es ún muy parcial y limitada. Riesgosa sino se asume como una invitación a continuar conociendo conuna actitud abierta y sin crear estereotipos. l sicario hace par-te de nuestra evolución social es una parte del problema laotra cara son los «empresarios» y los «usuarios» de sus servi-cios que no son sólo los narcotraficantes . Muchos sectores p -

líticos y sociales están detrás de la cortina de humo que formanlos muchachos sicarios .

Las alternativas de superación de esta realidad están ligadas

ala

solución de los grandes conflictos que ahora enfrenta elpaís y a las reformas del Estado especialmente de la justicia.Pero sobre todo al desarrollo de programas sociales en las zonasde conflicto que le ofrezcan opciones a la niñez y a un juven-tud que busca protagonismo. De lo contrario cada determina-do tiempo cu ndo el país se vea sacudido por un magnicidiose volverá a hablar del tema y a llorar con las lágrimas del co-

codrilo.

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GLOS RIO

Éste esun listadode palabrasde uso común o frecuente entrelos integrantesde las bandas . Muchasde estas expresioneshan

permeado otros círculos mediossocialesde Medellín,dondeactualmente es corrientesu utilización.

AAcelerado.Que actúasin medir consecuencias.

Acostar.Matar.A la lata.Con todo. Sin miedo.A lo bien Correctamente,según las reglas.Satisfactoriamente.Al piso. A todavelocidad, con todo (vienede «hundir el acele-

rador hasta el piso»).Alquilarse. Hacerun «trabajo»por plata.

Alzada.Sublevada.Aparato.Arma.Atravesado.Arriesgado.Alzado. Altanero.Amarrar.Secuestrar.Coger a alguieny llevarlo aun sitio.Amurao.Se dice del que está mal. Aburrido, triste, pobre (vie-

ne de «recostarseen el muro »).Armar selección.Conseguir personaspara realizaruna acción.Aventar. Denunciar.Azarao. Asustado, alerta.

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Lukas. Billetes.

Lukiado. Con dinero.

Maloso. Malo.

Man. Hombre.

Maniado. Armado.

Marcar. Señalar un sitio o persona.Marcar calavera. Correr riesgo de morir.

Marearse. Arrepentirse.

Mascar. Matar.

Mecha. Ropa.

Medallo. Medellín.

Mejora. Finca.Melgambrea. Persona indeseable.

Melón. Millón de pesos.

Metra. Subametralladora.Migas buenas). Relaciones.

Monopolizar. Imponerse por la fuerza, controlar.

Montarla. Imponerse sobre alguien.

Montar la carreteada. Engañar.Montar videos. Armar cuentos, historias falsas.

Motos envenenadas Motos arregladas.

Muñeco. Muerto.

N

Nochero. Mesa de noche.No comer de nada. No temerle a nada.NotéJ Situación. Asunto. Lo que está bien.

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alonso salazar - no nacimos pa'semilla. la cultura de las bandas juveniles en medellín000

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