alfredo eidelsztein - la dirección de la cura

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Página 1 SEGUNDA REUNION GRUPO DE PSICOANALISTAS Fecha: 11 de Agosto de 1999 Expone: Lic. ALFREDO EIDELSZTEIN Tema: LA DIRECCIÓN DE LA CURA La vez pasada yo les había propuesto como tema “La Dirección de la Cura”, y la vez pasada les había propuesto que quizás podríamos pensarnos nosotros a nosotros mismos mediante la noción de estilo, y entonces quería, porque hay un problema en psicoanálisis lacaniano con el estilo. Se acuerdan de que yo les propuse la vez pasada que no perdamos de vista que si es que los lacanianos tenemos un estilo, es medianamente repudiado sistemáticamente por todas las personas que lo conocen; si no estoy equivocado, me da la impresión de que todo el mundo opina así, aún gente que no conoce nada te dice: no, con un lacaniano no, y jamás diría con un freudiano no, que aunque no saben cuál es la diferencia y ni saben que existen freudianos o kleinianos, pero ya hay cierta cosa, y me da la impresión que tiene que ver con el estilo. Por otra parte se habla mucho del estilo de Lacan, ¡que es un estilo!, ustedes ya lo conocen. Y ustedes también deben conocer -si no, convendría que lo hiciesen- la cita que Lacan hace de la expresión del Conde de Buffon acerca de que el estilo es el hombre. Ya no está tan de moda, aunque el estilo quedó, pero hasta hace unos pocos años en el ambiente lacaniano se justificaba cualquier barbaridad de cualquiera mediante la lógica de: “es su estilo”, y el estilo “es”, y todos nos quedábamos callados como ”sí, claro...” Así que para empezar esta exposición que preparé sobre la dirección de la cura, quería leer el discurso (una pequeña partecita) de Buffon a la Academia, cuando es nombrado académico, que es de donde Lacan toma la cuestión de: “el estilo es el hombre”, para que ustedes vean en qué sentido este que es un personaje este Buffon - personaje, personaje, es increíble- propuso que “el estilo es el hombre”. Está en “Referencias en la Obra de Lacan”, número 14, página 35. Dice el Conde de Buffon: “Las obras bien escritas serán las únicas en pasar a la posteridad: la cantidad de conocimientos, la singularidad de los hechos, la novedad misma de los descubrimientos no son seguros garantes de la inmortalidad; si las obras que los contienen no giran más que en torno de pequeños objetos, si están escritas sin gusto, sin nobleza y sin genio, perecerán, ya que los saberes, los hechos y los descubrimientos se llevan fácilmente, se transportan, e incluso ganan al ser puestos en actividad por manos más hábiles”, en ese sentido yo creo que habría que pensar la obra de Freud, que si se impone, más que por la racionalidad en sí misma que implica, es por el estilo en el que fueron escritas. Sigue diciendo Bufón: “Estas cosas están por fuera del hombre, el estilo es el hombre mismo”, es la frase que cita Lacan, “El estilo no puede entonces ni llevarse, ni transportarse, ni alterarse; si es elevado, noble, sublime, el autor será igualmente admirado en todos los tiempos; puesto que tan sólo la verdad será durable e incluso eterna”, ven que para que un estilo verdaderamente valga la pena que se imponga tiene que estar articulado a la verdad. No alcanza con el puro estilo. Lo que Buffon está proponiendo con “el estilo es el hombre” no es el puro estilo, que es mu y importante pensar, porque muchas veces en los análisis que dirigimos nos encontramos con analizantes que se encuentran analizando el problema del estilo por ejemplo de un partenaire, o el estilo de sus padres, y muchas veces se queda encajado en el probl ema de que “el estilo es el estilo, él o ella es así”, y ven que no se trata de eso. “Por lo tanto un bello estilo no lo es más que por el infinito número de verdades que presenta”, en ese sentido creo que es como podríamos nosotros recuperar lo que discutimos la vez pasada sobre el estilo. Un estilo que se articule a la verdad, porque si no, un mero estilo tampoco merece ser sostenido. Entonces, del estilo, lo que esta exposición que preparé sobre la dirección de la cura va a implicar es: apertura de los conceptos. Les voy a proponer que es exigida para la exposición de los conceptos en psicoanálisis, cierta apertura, y que apertura de los conceptos quiere decir que uno ponga en tela de juicio lo que se sabe desde siempre de esos conceptos. Una cita de Lacan, es de Problemas Cruciales, de la clase del 24/2/65, donde él dice: “Es en la medida en que puedo recoger aquí esta suerte de respuesta que nos testimonia que no hay allí simplemente esperanza en el aire, que efectivamente están interesados en una cierta posición un cierto número de espíritus, con la única condición de estar abiertos. Lo que debe reposar en el fondo de toda apertura, a saber una cierta ignorancia, una cierta frescura. Aquellos para quien el uso de conceptos no es lo que se sabe desde siempre, que se puede siempre dejar hablar a los que especulan, se puede dejar pasar a lo lejos los gritos de indignación”, creo que es el contexto que requiere lo que les voy a exponer. Que me permitan a mí cierta especulación y que ustedes intenten sofrenar en ustedes mismos los gritos de indignación, en general se trata siempre de Santa Indignación. Los que propongo a partir de este marco es que existe una dirección de la cura. Lo primero que puedo decir de que existe una dirección de la cura es que es el analista quien dirige la cura. Esta afirmación la voy a contraponer a la idea que yo creo que reina en general en la práctica psicoanalítica y es que es el inconciente quien dirige la

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Page 1: Alfredo Eidelsztein - La dirección de la cura

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SEGUNDA REUNION GRUPO DE PSICOANALISTAS

Fecha: 11 de Agosto de 1999

Expone: Lic. ALFREDO EIDELSZTEIN

Tema: LA DIRECCIÓN DE LA CURA

La vez pasada yo les había propuesto como tema “La Dirección de la Cura”, y la vez pasada les había propuesto

que quizás podríamos pensarnos nosotros a nosotros mismos mediante la noción de estilo, y entonces quería,

porque hay un problema en psicoanálisis lacaniano con el estilo. Se acuerdan de que yo les propuse la vez pasada

que no perdamos de vista que si es que los lacanianos tenemos un estilo, es medianamente repudiado

sistemáticamente por todas las personas que lo conocen; si no estoy equivocado, me da la impresión de que todo

el mundo opina así, aún gente que no conoce nada te dice: no, con un lacaniano no, y jamás diría con un freudiano

no, que aunque no saben cuál es la diferencia y ni saben que existen freudianos o kleinianos, pero ya hay cierta

cosa, y me da la impresión que tiene que ver con el estilo. Por otra parte se habla mucho del estilo de Lacan, ¡que

es un estilo!, ustedes ya lo conocen. Y ustedes también deben conocer -si no, convendría que lo hiciesen- la cita

que Lacan hace de la expresión del Conde de Buffon acerca de que el estilo es el hombre. Ya no está tan de

moda, aunque el estilo quedó, pero hasta hace unos pocos años en el ambiente lacaniano se justificaba cualquier

barbaridad de cualquiera mediante la lógica de: “es su estilo”, y el estilo “es”, y todos nos quedábamos callados

como ”sí, claro...”

Así que para empezar esta exposición que preparé sobre la dirección de la cura, quería leer el discurso (una

pequeña partecita) de Buffon a la Academia, cuando es nombrado académico, que es de donde Lacan toma la

cuestión de: “el estilo es el hombre”, para que ustedes vean en qué sentido este que es un personaje este Buffon -

personaje, personaje, es increíble- propuso que “el estilo es el hombre”. Está en “Referencias en la Obra de

Lacan”, número 14, página 35. Dice el Conde de Buffon: “Las obras bien escritas serán las únicas en pasar a la

posteridad: la cantidad de conocimientos, la singularidad de los hechos, la novedad misma de los descubrimientos

no son seguros garantes de la inmortalidad; si las obras que los contienen no giran más que en torno de pequeños

objetos, si están escritas sin gusto, sin nobleza y sin genio, perecerán, ya que los saberes, los hechos y los

descubrimientos se llevan fácilmente, se transportan, e incluso ganan al ser puestos en actividad por manos más

hábiles”, en ese sentido yo creo que habría que pensar la obra de Freud, que si se impone, más que por la

racionalidad en sí misma que implica, es por el estilo en el que fueron escritas. Sigue diciendo Bufón: “Estas

cosas están por fuera del hombre, el estilo es el hombre mismo”, es la frase que cita Lacan, “El estilo no puede

entonces ni llevarse, ni transportarse, ni alterarse; si es elevado, noble, sublime, el autor será igualmente admirado

en todos los tiempos; puesto que tan sólo la verdad será durable e incluso eterna”, ven que para que un estilo

verdaderamente valga la pena que se imponga tiene que estar articulado a la verdad. No alcanza con el puro estilo.

Lo que Buffon está proponiendo con “el estilo es el hombre” no es el puro estilo, que es muy importante pensar,

porque muchas veces en los análisis que dirigimos nos encontramos con analizantes que se encuentran

analizando el problema del estilo por ejemplo de un partenaire, o el estilo de sus padres, y muchas veces se

queda encajado en el problema de que “el estilo es el estilo, él o ella es así”, y ven que no se trata de eso.

“Por lo tanto un bello estilo no lo es más que por el infinito número de verdades que presenta”, en ese sentido creo

que es como podríamos nosotros recuperar lo que discutimos la vez pasada sobre el estilo. Un estilo que se

articule a la verdad, porque si no, un mero estilo tampoco merece ser sostenido.

Entonces, del estilo, lo que esta exposición que preparé sobre la dirección de la cura va a implicar es: apertura de

los conceptos. Les voy a proponer que es exigida para la exposición de los conceptos en psicoanálisis, cierta

apertura, y que apertura de los conceptos quiere decir que uno ponga en tela de juicio lo que se sabe desde

siempre de esos conceptos. Una cita de Lacan, es de Problemas Cruciales, de la clase del 24/2/65, donde él dice:

“Es en la medida en que puedo recoger aquí esta suerte de respuesta que nos testimonia que no hay allí

simplemente esperanza en el aire, que efectivamente están interesados en una cierta posición un cierto número de

espíritus, con la única condición de estar abiertos. Lo que debe reposar en el fondo de toda apertura, a saber una

cierta ignorancia, una cierta frescura. Aquellos para quien el uso de conceptos no es lo que se sabe desde

siempre, que se puede siempre dejar hablar a los que especulan, se puede dejar pasar a lo lejos los gritos de

indignación”, creo que es el contexto que requiere lo que les voy a exponer. Que me permitan a mí cierta

especulación y que ustedes intenten sofrenar en ustedes mismos los gritos de indignación, en general se trata

siempre de Santa Indignación.

Los que propongo a partir de este marco es que existe una dirección de la cura. Lo primero que puedo decir de

que existe una dirección de la cura es que es el analista quien dirige la cura. Esta afirmación la voy a contraponer

a la idea que yo creo que reina en general en la práctica psicoanalítica y es que es el inconciente quien dirige la

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cura. Mi impresión es que en las curas en regla general, más allá de freudianos, kleinianos y lacanianos, se parte

de la idea de que el inconciente dirige la cura. Para que quede bien claro todo lo polémico que quiero plantear del

tema, estoy queriendo decir que no se puede dejar librada la dirección de la cura a la asociación libre. No es la

asociación libre la que dirige la cura. Más aún, o caso contrario, si la dirección de la cura va a estar a cargo de la

asociación libre, a mí entender va a producir lo que tan regularmente produce: análisis eternizados, ya que no se

dirigen hacia ningún lado.

Como comentario colateral, en la conferencia inaugural de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, la que Lacan

con algunos discípulos y algunos colegas funda en julio del 53 como escisión de la única sociedad que había en

Francia, que se llama “Lo simbólico, lo imaginario y lo real” (una conferencia que no puedo entender por qué ha

quedado inédita, cuando es la conferencia de inauguración de su sociedad y es una de las pocas que

específicamente es la presentación del trío de Lacan: lo simbólico, lo imaginario y lo real, es increíble que siga

inédita, y sigue inédita al menos hasta donde yo sé).

Allí Lacan presenta la primer formalización que él realiza en psicoanálisis, y esa formalización es de la dirección

de la cura, o sea la primer formalización que Lacan presenta a los psicoanalistas. Esta conferencia inaugural de la

nueva sociedad de analistas (que se escinde por el problema de la transmisión y la enseñanza del psicoanálisis)

es sobre la dirección de la cura. Desde la próxima voy a dejar una copia en castellano y en francés en lo que sería

nuestra Biblioteca para que quienes quieran leerla puedan acceder a ella.

Lo que yo acabo de afirmar, que el inconciente no dirige la cura, va en contraposición a algo afirmado por Freud (y

es lo que él dijo muy pocas veces, no lo tengo bien investigado para hoy, no me animo a afirmar que una única vez

aunque me parece que sí), que es lo de la práctica analítica entendida como comunicación inconciente -

inconciente. Se verifica que los analistas en general trabajamos con esta lógica, creemos que la práctica analítica

es comunicación inconciente - inconciente, aunque no lo pensemos explícitamente así. Les digo donde eso se

verifica: en todos aquellos casos de presentación de material en donde el analista dice: y no sé por qué le dije lo

que le dije, y habitualmente ese no sé por qué le dije lo que le dije no es el comienzo de un trabajo de

investigación de por qué le dijo lo que le dijo, sino que se lo considera casi con el mismo estatuto de una

asociación libre, y como se verifica que muchas veces esas cosas que uno dijo sin saber por qué las dijo son

altamente eficaces para el cambio de posición del analizante. Creo que lo que justifica que no se investigue más

es que se cree que eso es la práctica analítica: la comunicación inconciente - inconciente. Esta no es la posición

de Lacan. La posición de Lacan al respecto es que un solo inconciente trabaja en análisis y es exclusivamente el

del analizante. El postula que trabaja, por eso no designa más al sujeto de la experiencia como paciente porque

trabaja, pero el inconciente que trabaja exclusivamente es el del analizante y no el del analista (lo que nos deja

como pregunta, entonces por qué la sorpresa del lado del analista –porque, efectivamente, la experiencia analítica

no solamente produce sorpresa del lado del analizante sino que, a veces simultáneamente, a veces no, también

produce sorpresa del lado del analista. Mi impresión es que no es por el inconciente del analista por el que se

produce esa sorpresa sino que fundamentalmente la causa es el efecto de discurso que descriptivamente

podríamos llamar inconciente para todo sujeto hablante. O sea: sorprende efectivamente que uno no se haya dado

cuenta de que contestó de tal manera a tal persona. Se da cuenta de que le contestó sin saber lo que le

contestaba, respondía a eso que le estaba diciendo, o sea un típico efecto de discurso. O sea que no tenemos

una posición conciente en relación al discurso, pero no por eso la práctica analítica se sostiene en la

comunicación inconciente - inconciente. Así, entonces, les propongo que si el psicoanálisis se caracteriza por

asociación libre y atención flotante, atención flotante no es el inconciente del analista. En general se supone que

sí, en general se supone que para eso nos analizamos los analistas, y en general es desde esa perspectiva como

se suele entender (ya no se habla más de eso pero me parece que se sigue pensando en eso), lo que en otra

época decíamos de los puntos ciegos del analista. Entonces mi impresión es que concebimos el análisis del

analista para reducir lo más cerca posible a cero los puntos negros para que su inconciente esté disponible para

operar con el inconciente del analizante. Mi impresión es que la atención flotante que nos es requerida no nos es

requerida en ese sentido.

El segundo obstáculo que yo entiendo que opera en nosotros contra la idea de que debemos dirigir la cura, es lo

que se opuso tan fuertemente a partir de la crítica de Lacan y es que no debemos dirigir la cura hacia ningún ideal.

Me da la impresión de que a consecuencia de eso lo que se nos presentó, yo creo que no fundamentalmente por

eso sino por problemas que voy a enumerar a partir de ahora y que son más determinantes, es el problema de que

si no hay que dirigir la cura hacia ningún ideal, eso se tomó como que no hay que dirigirla del todo. Hay casos

horrorosos, francamente. Los que tenemos docencia universitaria lo hemos padecido a través de alumnos de la

Facultad de Psicología por ejemplo, a quienes se les enseña bajo una modalidad universitaria (porque se les

enseñan cosas del psicoanálisis que se postulan con una tranquilidad de espíritu notable, francamente increíble),

que si el paciente se quiere suicidar, el analista debe adoptar una posición de neutralidad y entonces verlo tirarse

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por la ventana. Yo siempre los desafío a que prueben que eso no es mentira, por el juicio de mala praxis

solamente. Pero me resulta increíble que se suponga que si el paciente es eso lo que quiere, efectivamente el

analista sobre eso no tiene nada que hacer... y me da la impresión de que los que tenemos ese tipo de

experiencia de enseñanza lo hemos comprobado más de una vez, es increíble, justamente sostenidos en su

crítica de que no hay que dirigir la cura hacia ningún ideal.

Me imagino que todos o la mayoría deben conocer el texto de “La dirección de la cura”, donde Lacan afirma que el

analista sin duda dirige la cura y me da la impresión de que si él debe decir “sin duda dirige la cura” es porque hay

dudas de que el analista dirija la cura. Les quisiera leer esa cita para que ustedes vean que para nada, para Lacan,

se trata de comunicación inconciente - inconciente. El dice en el punto 2 de “La dirección de la cura”: “El

psicoanalista sin duda dirige la cura. El primer principio de esta cura, el que le deletrean en primer lugar y que él

debe encontrar en todas partes en su formación hasta el punto de que se imprime en él, es que no debe dirigir al

paciente. La dirección de conciencia en el sentido de guía moral que un fiel del catolic ismo puede encontrar, queda

aquí radicalmente excluida. Si el psicoanálisis plantea problemas a la teología moral, no son los de la dirección de

conciencia, en lo cual recordamos que la dirección de conciencia también las plantea”, lo que está diciendo es que

tampoco en la dirección de conciencia del catolicismo no está fuera del problema de la teología moral. “La

dirección de la cura es otra cosa. Consiste en primer lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica, o sea

las directivas cuya presencia no podrían desconocerse en el principio de lo que se llama la ´situación analítica´,

bajo el pretexto de que el sujeto las aplicaría en el mejor de los casos sin pensar en ellas”, no sé si pudieron

prestar atención a la última parte de la cita. [La vuelve a leer].“La dirección de la cura.... regla analítica”, mi

impresión es que está totalmente pasado de moda, que no es regular ya en el comienzo de un análisis que se le

diga a alguien: “usted debe.... (cambio de cassette), la formula de Freud que tenía sus cuatro escansiones. Y no

sé si habrán escuchado lo que dice Lacan: “bajo el pretexto de que el sujeto las aplicaría en el mejor de los casos

sin pensar en ellas”. Lo que está diciendo es que no hay que dejar librado al inconciente el que el inconciente

emerja para nada. La experiencia analítica solamente existe como tal si desde el comienzo el analista ya

interviene de una manera bastante artificial desde el comienzo, sin dejar librado al inconciente siquiera la

asociación libre, que es como me parece que está la práctica analítica hoy día que es como la practicamos en

general nosotros, igualmente va a decir lo que asocie libremente. Lacan dice que no, que no se trata de eso.

Otro tema más. El primero fue comunicación inconciente. El segundo no dirigir hacia ningún ideal, que se

confundió a mí entender con no dirigir del todo la cura.

Tercero: la concepción que tenemos de síntoma, y obviamente voy a plantear el problema del síntoma en el

sentido de su dirección. Mi impresión es que en lo que es el psicoanálisis en la ciudad de Buenos Aires -yo tuve la

oportunidad de viajar y conocer psicoanalistas de otras ciudades y me he encontrado más o menos con lo mismo,

siempre analistas en lenguas romances pero bueno, de otras ciudades- me he encontrado que se concibe

regularmente la dirección del síntoma desde la siguiente perspectiva: que el síntoma es un obstáculo al presente

planteado por el pasado, con lo cual regularmente esta concepción hace que el analista se posicione mirando

hacia el pasado. Yo les voy a proponer más bien tomar al síntoma como un falso acto, o sea lo que viene al lugar

del verdadero acto. En ese sentido les propongo pensar que el síntoma es un falso acto que viene al lugar del

verdadero acto, cuyo sentido apunta al porvenir. Con lo cual propongo cambiar la dirección de la mirada del

analista, en vez de estar posicionado mirando hacia el pasado les propongo que la correcta posición del analista,

ven que no tengo ambigüedad en plantearlo polémicamente para que podamos discutir, es mirar hacia el futuro.

Desconozco que cada vez que uno verifica que el porvenir, el futuro de alguien se ve obstaculizado por un síntoma,

casi la única forma de destrabar eso es ir a buscar al pasado lo que está funcionando por X motivo como

obstáculo, pero no como obstáculo que proviene del pasado sino que el pasado está funcionando como un

obstáculo al porvenir. En ese sentido les propongo pensar que si no se incluye la lógica del acto, el sentido, el

sentido del síntoma, o sea a qué apunta el síntoma, y el problema del porvenir, no sé cómo se puede hacer lugar

al deseo en la experiencia psicoanalítica. O sea, efectivamente les propongo pensar que el síntoma viene en el

lugar del acto del deseo.

Bueno, hecha esta introducción del problema del deseo en la dirección de la cura, ahí me parece que los

lacanianos, especialmente o quizás exclusivamente los lacanianos, tenemos dos obstáculos a la dirección de la

cura derivados de dos afirmaciones de Lacan La primera es “el deseo es metonimia” -yo les propongo que si uno

trabaja con la idea de que el deseo es metonimia es imposible la dirección de la cura, ahora voy a tratar de dar

cuenta de por qué creo esto. Por otra parte: “no hay verdad de la verdad”. Son dos afirmaciones lacanianas de

distinta época, de distinta índole. De distinta época, pero no de una diferencia de décadas, tan sólo unos poquitos

años, pero es así. Y mi impresión es que si no se las contextúa y hasta si no se las critica y si no se las discute,

estas afirmaciones de Lacan pueden desvanecer la posibilidad de dirigir la cura.

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El deseo es metonimia, lo que implica como consecuencia que el objeto del deseo es metonímico, que implica

consecuentemente que ninguno lo es, [fórmula] que tiene un éxito...Nosotros somos compañeros en una cátedra

donde enseñamos Lacan en la Facultad a cientos de jóvenes que no quieren ser psicoanalistas, que sólo cursan

esa materia, y a los que esta fórmula encanta, les copa, ¡esto se vende!, lo entienden de primera, Lacan los

entusiasma enormemente porque afirmó esto. Yo les voy a proponer que en realidad se trata de un fantasma

histérico. Que ninguno lo es, que ningún objeto es el objeto del deseo es una propiedad, les propongo, del

fantasma histérico, aunque Lacan esa frase la dijo y la escribió en un texto donde la repitió.

Y les voy a proponer que no hay verdad de la verdad, entre sus posibles corolarios podría tener uno que diga: toda

la verdad es dudosa (porque si ninguna verdad es verdadera, entonces toda verdad es dudosa, o sea ninguna es,

ninguna es verdadera) es un fantasma obsesivo. Para nada coincide con las afirmaciones de Lacan al menos en el

sentido en que yo las entiendo.

Empecemos por la cuestión del deseo. Efectivamente Lacan en La Instancia de la Letra dice: el deseo es

metonimia y el síntoma es metáfora. Lo dice. Más aún, dice que no es metáfora decirlo, o sea que no está

hablando en forma metafórica sino en una forma directa. Mi impresión es que son dos fórmulas a revisar. Primero

voy a entrar por el lado del síntoma, porque el síntoma es metáfora en la histeria ya que sin lugar a dudas el

síntoma es metonimia en la neurosis obsesiva, y si ustedes revisan los dos ejemplos en Instancia de la Letra

respecto de que el síntoma es metáfora van a ver que son dos ejemplos de histeria y no de obsesión, piensen en

el caso de: quito la piedra, pongo la piedra, quito la piedra, pongo...., es obviamente metonímico en su estructura.

Con lo cual decir que el síntoma es metáfora responde muy parcialmente a la clínica, responde a la clínica típica

de la histeria, pero no así a la de la otra gran neurosis de transferencia que es la obsesión. Con lo cual ya ven que

estas fórmulas hay que repensarlas.

Pero bueno, está bien, Lacan afirmó que el deseo es metonimia en Instancia de la Letra, año 57, seminario 5, “Las

Formaciones del Inconciente”. Pero en el año 58, o sea el año subsiguiente, el del seminario “El deseo y su

Interpretación”, ya afirma que (en el Informe de Lagache ya no afirma más que el deseo es metonimia) “el deseo

regula la metonimia”. Si alguno no se acuerda de esta c ita que yo hago lo más brevemente posible, o desconfía de

la fuente, tengo la cita completa, cualquiera me la pide y yo la leo. Pero vamos abreviando. Ya no es que el deseo

es metonimia sino que el deseo regula la metonimia, o sea la deriva de un significante a otro significante, el flujo

del afecto de una representación a otra, está regulado por el deseo. Quiere decir que el pasaje de S1 a S2 en lugar

de S1 a S3, ese pasaje está tensionado desde la pregunta por el deseo, ¿pero cuál era el [objeto] que yo

deseaba, S2 o S3? Diciendo que el deseo es metonimia se pierde toda chance de análisis ético de la posición del

sujeto respecto de su deseo, porque si el deseo es metonimia y el objeto es metonímico, y ninguno lo es, se

desvanece toda chance de responsabilidad ética respecto de las elecciones. En el ´58 no solamente rectificó la

fórmula donde ya no dice que el deseo es metonimia sino que afirma que el deseo regula la metonimia. En el

Informe de Lagache, en el ´58 ya da otra fórmula del deseo que ya no se vende tan bien como la otra, ya no causa

tanto entusiasmo, y es que el deseo es la Spaltung entre la demanda y la necesidad, es una definición del año

siguiente, o sea que si se produce una separación como en el mundo humano hablante, entre la necesidad y la

demanda, en esa separación, en esa diferencia, es donde se plantea el problema del deseo.

En el ´60, en "Subversión del Sujeto", va más radicalmente a definir deseo en el sentido de la escisión entre

demanda y necesidad y lo va a definir como que el deseo es el más allá de toda demanda, lo que no implica que el

deseo sea metonimia, sino que siempre habrá ese resto más allá de lo que se diga que articularemos como

deseo. Pero que sea un más allá de todo lo que se diga eso no quiere decir que ninguna elección o decisión es la

verdadera, ya no está afirmando eso. Sí está afirmando que ninguna lo será del todo. Siempre que yo sancione mi

deseo de X manera hay que concebir que quedará un resto que no será asimilable a mi decisión de cómo connoto

el deseo, pero ya no estoy diciendo que es metonimia, o sea que ninguno lo es, sino que siempre queda un resto,

que es muy distinto. Y entre las citas, la última respecto del deseo, es la de "Posición del Inconciente",

intervención del ´60 y escritura es del ´64, donde Lacan dice que: “El deseo hace su lecho del corte significante”,

que es allí donde se realiza la metonimia. Pero allí ni siquiera lo hace coincidir con la metonimia, sino que el deseo

y la metonimia van al corte entre los significantes, pero ya ni siquiera se los articula salvo por este hecho de ir al

mismo lugar de corte entre los significantes. No solamente en el discurso del sujeto, podríamos decir, sino

también en el del Otro, el deseo se va a manifestar en el corte entre los significantes, y no en la met onimia del

Otro, y agrega, esta frase que les cito: “La metonimia, vehículo, por lo menos eso enseñamos, del deseo”, que es

una de las últimas formulaciones netas entre deseo y metonimia que Lacan hace; o sea no propone que el deseo

es metonimia sino que el vehículo del deseo es la metonimia pero jamás confundiríamos el conductor con el

vehículo, ¿no?, o sea, jamás insultaríamos a un colectivo -porque vieron cómo se ponen los colectiveros cuando

se pone densa la mano del tráfico, se mandan por otra calle y te deja a 4 cuadras- pero jamás se la agarrarían

Uds. con el colectivo, jamás con el vehículo sino con el conductor. Mi impresión es que la confusión del deseo con

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la metonimia nos hace perder toda posibilidad de dirigir la cura, pero para poder hacerlo hace falta, les voy a

proponer, revisar la otra [frase] que es que “no hay verdad de la verdad”. Mi impresión es que podríamos decir que

es muy representada esta posición por la duda obsesiva, pero también, creo yo que en cierta medida podría ser

elevada a la posición típicamente neurótica, no hay verdad de la verdad. Para los que vieron “Celebración” -los que

no la vieron véanla- para los que la vieron, no hay verdad de la verdad era la posición que podía ser la de la

canallada de todo el público presente en la fiesta :”habrá que ver si es verdad!, él dice eso!, qué se yo?, él dice lo

otro”. Por ejemplo hoy el 60 por ciento de la población alemana dice que el Holocausto no sucedió, entonces los

judíos dicen que sí y los alemanes dice que no, cómo saber qué paso? También hay mucha gente que dice que

los desaparecidos están viviendo en Europa, ¡es lo que dicen!, otros dicen que desaparecieron... viste cómo es,

que no hay verdad de la verdad.... y es que es así.

Pregunta: sería una posición perversa?

Perversa en el sentido... no de estructura clínica sino en el sentido que decía Alfonsín de economía perversa, o sea

una posición canalla. La posición canalla perfectamente se puede sostener como: esa es tu posición, le dice el

hijo de puta a la víctima.

- Algo habrá hecho...

O algo habrá hecho. Pero yo quería llevarlos al punto de que es una versión de las cosas, y puede haber otra

versión de las cosas. Mi impresión es que en la validez de la aplicación clínica de no hay verdad de la verdad, está

el problema filosófico de la verdad. Sobre eso yo no conozco mucho, de filosofía no sé nada, yo los estoy llevando

exclusivamente a cómo entiendo el problema clínico de no hay verdad de la verdad. Para Lacan, desde el

comienzo cada cambio de posición subjetiva, y no hay cambio de posición subjetiva sino es en relación a Otro,

que en el comienzo de su enseñanza él llamó los cambios como inversiones dialécticas, producen una

emergencia de verdad. La representación que uno podría hacer es: ésto sería una inversión dialéctica, la condición

es la posición del analista que tiene esta estructura. No está ahí planteado por Lacan cómo esto terminaría, y

entonces cada vez que se llega a estar en la misma posición de la que se partió pero en una nivel más elevado,

Aufhebung, entonces se produciría una inversión dialéctica y la emergencia de una dimensión de la verdad. Se

acuerdan que lo desarrolla Lacan para el caso Dora, y el caso Dora todo está planteado como “Celebración”, es

que el padre y el amigo del padre vinculados a Freud le llevan a la chica, que ha hecho la gran denuncia pública de

que ella fue entregada por su padre al amigo del padre para que el padre pueda acceder a la esposa del amigo,

sexualmente todo eso, y la primer pregunta que le hace Dora a Freud, que no confía en los médicos y que no

quería ir, es si él le cree o no le cree en la denuncia que ella hace, y la posición de Freud fue decirle: sí, le creo.

No fue decirle:¿verdad de la verdad?¿verdad última, bueno, quizás a usted le pareció.... eso se suele ver mucho en

las películas donde se analiza superficialmente casos de violaciones, entonces la tipa denuncia que fue violada, y

entonces el juez, hombre, o un tribunal muy masculino dice: bueno, pero usted estaba con minifalda, por otra parte

quizás le pareció que la apoyó, pero él estaba pasando para bajar del colectivo. Pregúntenle, o pregúntense, a

alguna mujer si duda entre que la apoyan o que el tipo pasa. Jamás nadie duda. Yo no viajo mucho en colectivos

últimamente, quizás por eso mismo, pero a más de un muchacho también le pasó estar en el colectivo y decir:

¡me está apoyando!, y no ¡está pasando!

Entonces lo que yo les propongo es que efectivamente producida una dimensión de verdad verdadera ésta puede

ser nuevamente invertida, y esa verdad verdadera puede pasar a tener otro sentido desde otra perspectiva y pasar a

ser otra verdad verdadera pero no es que todo el tiempo se va de duda en duda, se va de verdad en verdad.

Mientras que me parece que la práctica más común y la que se ha realizado más entre nosotros, creo que muy

apoyado en que el deseo es metonimia, que no hay un verdadero objeto del deseo. Sí el verdadero objeto del

deseo es la causa, pero eso es inefable. De los otros ninguno es verdadero. Totalmente falso. Sí, hay. Y si en el

horizonte hay alguna dimensión ética posible es porque efectivamente en esa elección que se te presentó hay una

chance que es la verdadera y otra que es la falsa, y efectivamente según te hayas comportado en función de tu

deseo en relación a la elección, es como se manifestarán los efectos de esa decisión.

En "Subversión del Sujeto" dice exactamente lo mismo. Se lo cita más de "Subversión del Sujeto”. En “Kant con

Sade” está exactamente igual planteado el problema del deseo de la siguiente manera. Les leo de "Subversión del

Sujeto": “Pues lejos de ceder a una reducción logicizante”, lo deben saber de memoria, “allí donde se trata del

deseo encontramos en su irreductibilidad a la demanda el resorte mismo de lo que impide igualmente reducirla a la

necesidad”, lo que ya les había comentado, “Para decirlo elípticamente: que el deseo sea articulado es

precisamente la razón de que no sea articulable. Entendemos, en el discurso que le conviene, ético y no

psicológico”. Como verán se plantea aquí el problema ético, no justamente porque el deseo no sea articulable,

porque si el deseo no es articulable y punto no hay horizonte posible de ninguna pregunta ética, es estúpido

preguntarse: ¿has actuado conforme a tu deseo?, si no hay forma de establecer la verdad del deseo. Es imposible

plantearlo. El problema, lo que se tiende a olvidar con que el deseo es metonimia, es que el deseo está articulado,

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está precisamente articulado, y el que esté precisamente articulado, esto es, por caer en el corte entre

significantes, hace que nunca pueda terminar de ser dicho, lo que no quiere decir para nada que no caiga

precisamente entre determinados y específicos significantes, que son verdad para un sujeto. No se olviden que

Lacan dice: “para decirlo elípticamente”, porque me da la impresión de que el problema del que se trata es

justamente un problema de la índole de la retórica, y es que la única forma de decir el deseo es por vía de la

retórica. Por ejemplo el título “El deseo y su interpretación” no necesariamente nos está diciendo la interpretación

como herramienta de trabajo del analista, para nada, porque la interpretación también es una figura retórica, y a mí

entender lo que Lacan logró en el pasaje del seminario 5 al 6. Nadie como Lacan dió las peores fórmulas para el

psicoanálisis, porque nunca nadie como él fue tan lejos en la investigación de los conceptos psicoanalíticos, casi

siempre hemos encontrado en Lacan lo más antilacaniano de lo que se pueda establecer, cosa que afirmó Miller

hace unos cuantos años y con toda la razón. Miller dice que no hay psicoanalista más antilacaniano que Lacan

mismo, por ejemplo cuando propone el reconocimiento del Otro, es claro en ese punto no hay nadie que haya ido

tan lejos en el reconocimiento del Otro, ni Freud, ni Klein, ni Bion, ni Winnicott, lo que pasa es que ninguno fue tan

lejos en el problema del reconocimiento, y seguro nadie habrá enloquecido a tanta gente como Lacan con el

problema del reconocimiento en la dirección de la cura. Pero no se olviden que en “El deseo y su interpretación” lo

que está proponiendo es más bien la responsabilidad ética de cada sujeto de interpretar su deseo, e interpretar su

deseo es decir: yo estimo que va por aquí y no por allí, y si va por aquí estoy éticamente comprometido, no

moralmente, pero éticamente comprometido a realizar tales y tales actos y no tales y tales otros. Mi impresión es

que si uno trabaja con no hay verdad de la verdad y el deseo es metonimia se extravía la posibilidad de que el

análisis esté en la función que Lacan propone darle por ejemplo en el Informe de Lagache, cuando habla del

rescate del deseo, porque mi impresión es que se trabaja con que no hay rescate del deseo, ya que no hay un

deseo verdadero ni hay un objeto verdadero del deseo de cada uno.

Bien, en en el sentido de no hay objeto verdadero del deseo de cada uno (y me fijé en la hora porque no sé si

convendría hacer un corte), voy a proponer ahora el problema de la dirección de la cura entendida como

atravesamiento del fantasma, que me parece que para la mayor parte de ustedes debe haber sido un término con

el cual deben haber pensado la dirección de la cura: como atravesamiento del fantasma. Pero mi impresión es que

en el uso de esta fórmula reina un malentendido porque se tiende a estimar que el psicoanalista en su práctica con

las neurosis de transferencia, que es la practica específica del psicoanalista, debe operar con la fórmula del

fantasma, y en realidad cuando se arriba a la fórmula del fantasma ya ha habido éxito terapéutico y ya la persona

se curó, porque lo que Lacan propone es que la posición de la neurosis de la transferencia en relación al objeto del

deseo del fantasma se confunde con la fórmula de la pulsión, o sea la neurosis de transferencia se caracteriza en

la sustitución del objeto del deseo por la demanda, con lo cual el arribar a la fórmula del fantasma, podría indicarse

así: el sostén del deseo, ya implica al menos abandonar esa posición que el término neurosis describe, porque ya

al menos el sujeto está en la posición de saber cuál es el objeto de su deseo según su interpretación en esas

coordenadas. Nadie sostiene necesariamente que en otras coordenadas temporo-espaciales, con otros vínculos,

ese objeto deba quedar inalterable. No porque yo diga que dentro de 10 años pueda cambiar, o en la próxima

esquina pueda cambiar por un encuentro imprevisto el objeto de mi deseo, no por eso se pueda afirmar que hoy no

haya un objeto de mi deseo que sea verdadero. Si no se trabaja en el sentido de la existencia de un objeto del

deseo verdadero entonces no hay posibilidad de rectificar la posición del sujeto en el sentido de: has actuado

conforme a tu deseo, y que se produzca el rescate de la posición del deseo.

No sé si convendría hacer un corte ahora y dejar para más adelante....quizás yo en 10 minutos podría concluir.

Bueno, lo que voy a proponer ahora es la última parte que es la cuestión del atravesamiento del fantasma como

tema de la dirección de la cura. Y para hacerlo les voy a leer un parrafito de “La dirección de la cura”. Dice: “Digo

que es en una dirección de la cura que se ordena como acabo de demostrarlo, según un proceso que va de la

rectificación de las relaciones del sujeto con lo real hasta el desarrollo de la transferencia y luego la interpretación”,

escucharon no?, dice: rectificación de las relaciones del sujeto con lo real, hasta el desarrollo de la transferencia y

luego la interpretación, “donde se sitúa el horizonte en el que se entregaron a Freud los descubrimientos

fundamentales”. Salteo una parte y sigue diciendo: “Queda planteada ahora la cuestión de saber si no es por

invertir ese orden por lo que hemos perdido ese horizonte”, o sea, él dice que si invertimos ese orden podría ser

que por eso se haya perdido el horizonte. Sería empezar por interpretación, suponiendo la transferencia, para

pensar que al final del análisis es donde se produce la rectificación con lo real.

Neurosis de transferencia. Una palabra sólo sobre el problema de rectificar la idea tan común de afirmar que todos

somos neuróticos. Es falso, no es cierto que todos seamos neuróticos, y no porque algunos son más bien

perversos o psicóticos, sino porque ser neuróticos implica algo más que la operatoria de la metáfora paterna y la

normalidad, sino implica una posición respecto de la falta del Otro, típicamente neurótica, y es por eso que Lacan

toma de Freud la expresión neurosis de transferencia, o sea son neuróticos los que padecen de la siguiente

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neurosis: neurosis de transferencia ¿En qué consiste la neurosis de transferencia? –digo, para poder pensar qué

alcance le vamos a dar a la rectificación de las relaciones del sujeto con lo real que parecería muy contrario a no

dirigir la cura según ningún ideal, porque ¿en función de qué se rectifica la posición del sujeto con lo real si uno no

opera con un ideal? Voy a tratar de especificar ese punto para concluir esta exposición.

Dos o tres movimientos. Primero, la neurosis implica que el sujeto confunde la falta estructural en el Otro por la

falta histórica de aquellos que cumplieron la función de ser representantes del Otro, neurótico es aquel que

confunde la falla estructural con las fallas históricas, lo que yo llamaría posición de transferencia. Son aquellos que

tienden a confundir el lugar del Otro con sus padres. Tal es la verdadera transferencia. Que después venga la

maestra, el analista y los demás, es la transferencia de esa transferencia.

Segundo, son aquellos que toman a su propio cargo esa falta del Otro y en ese sentido y sólo en ese es que se

afirma que el Superyó es el heredero del Complejo de Edipo, el superyó es el heredero del Complejo de Edipo

porque el sujeto se hace cargo de las faltas del Otro, las fallas de la posición del Otro histórico, considerando

idéntico al Otro histórico con el Otro estructural. Si ustedes quieren, el no hay Otro del Otro para el Hombre de las

Ratas, tomado como la falta de su propio padre, que había usurpado la guita que le habían dejado en custodia

(prevaricato), consiste en haber tomado a su propio cargo esa falta del padre. Eso es el superyó. O sea, él

posicionarse como ladrón de las 3.80 coronas que no había devuelto. Y, en ese sentido, es la única herencia, es la

única dimensión de herencia que se reconoce desde Freud en el aparato psíquico, la única herencia posible si el

superyó es el heredero del Complejo de Edipo, es heredar la falta ¿Vieron habitualmente cómo nos sorprende que

los hijos de genios sean hombres comunes? Y si no les queda claro, ¿vieron la dilapidación de la fortuna que hace

el heredero? Porque no se puede heredar una fortuna, eso se verifica en una enorme cantidad de casos. Ustedes

me dirán: ah!, no!, yo tengo un primo que heredó un millón de dólares de su padre y ahora tiene 10 millones de

dólares, pero no heredó nada de su padre para convertir uno en 10, es una habilidad que él tiene...

Pregunta inaudible.

Bill Gates, dejó 10 millones a cada uno de sus dos hijos y 150 mil millones a caridad, cuando los hijos se enteren

se van a analizar un tiempo me imagino. Yo me analizaría.

La otra dimensión de herencia con la que trabajamos que es el Ello, no es la herencia vinculada al Otro histórico

porque es la gramática, con lo cual ahí ya no se trata de la herencia...., o sea el Ello no es heredero del Complejo

de Edipo porque va más allá del otro histórico, por eso Freud decía que allí van a agregarse las represiones pero no

es de represión de hechos históricos.

Entonces lo que propongo es que la rectificación de las relaciones del sujeto con lo real pasan justamente por la

rectificación de la posición del sujeto respecto de los Otros históricos y esa rectificación trabajarla como que hay

una verdad verdadera. Me refiero a la clínica con neurosis de transferencia, otra será la posición en la clínica de la

perversión, con adictos y demás, pero no son clínicas específicamente psicoanalíticas. Digo, en ese sentido hay

que trabajar imperiosamente con que es el primer paso del análisis, ya que solamente así advendrá la

transferencia. O sea, si uno no rectifica la posición del sujeto respecto de sus padres, si se trata de un neurótico

(si no se trata de un neurótico no tiene nada que ver lo que estamos dic iendo), no adviene la transferencia si uno

no trabaja primero, a veces con el transcurso de un trabajo arduo de varios años, la relación real del sujeto con los

Otros del Edipo y lo que me da la impresión que vale la pena llamar relaciones del sujeto con lo real, porque se

trata de una verdad verdadera. Efectivamente, en los casos de neurosis, porque son neurosis, se trata, a mí

entender de una manera sumamente regular, de que el padre en efecto le pasa el pene por el cabello del hijo a los

ojos de la madre. Si eso no se trabaja o si se lo trabaja como una versión, o peor, si se trabaja, como tan

frecuentemente se hace en el ambiente lacaniano, en términos de qué lugar ocupas tú en aquello de lo que te

quejas, lo único que se puede lograr es incendiar el superyó, acentuar mucho más la posición neurótica e

imposibilitar totalmente la cura.

Bueno.

José Diszenhaus: bueno, luego de Hiroshima...

A. E.: A Nagasaki no porque es el mismo horizonte.

J.D.: Abramos un espacio de preguntas o de comentarios.

Pregunta: quería preguntar de dónde sacó el párrafo (inaudible)...

De “La Dirección de la cura y los principios de su poder”.

Pregunta inaudible. (En relación al párrafo donde se indica el orden de la dirección de la cura: rectificación,

transferencia, interpretación).

No lo debo haber dicho claramente y generé una confusión. Lo que yo propongo es que si el sujeto levanta en su

fantasma la demanda del Otro, la levanta justamente porque es una forma de velar la falla del Otro haciéndose

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cargo de ella. Por ejemplo si esta es la fórmula del deseo entonces yo deseo lo que el Otro demanda pero en el

caso en que yo sostengo la demanda del Otro es porque me estoy haciendo cargo de la falla de su posición, por

ejemplo el tan regular llevarle al padre el novio que él espera en vez de elegir el hombre que la joven desea. Cuando

la chica elige un candidato presentable al padre es donde se verifica la función de la demanda. Si se trata de una

neurosis de transferencia que el sujeto se haga cargo de la demanda es porque aquí vela la falla del Otro. Para

ejemplificarlo de vuelta con el historial del Hombre de las Ratas donde él no puede elegir la mujer que desea

porque se entorpece con la demanda de la madre, elige por esposa la hija de mi primo que te acomodará en la

empresa. Se acuerdan de que ahí Freud trabaja que aunque la demanda es de la madre proviene del padre que ya

estaba muerto -¿y por qué la demanda de la madre está tomada por el fantasma del sujeto? Porque en la historia

de la constitución de la pareja parental el padre no había elegido a la mujer que amaba sino que se había casado

con la madre del sujeto que era la conveniente. (Cambio de cassette).

Primero hay que trabajar las faltas del Otro para poder desalojar allí la demanda, porque, si no, ¿por qué está allí el

sujeto haciéndose cargo de la demanda del Otro? No es por amor, no es por amor a la madre que él dice: bueno

está bien, voy a pensar y no voy a decidir si me conviene o no Gisella o la prima que tú me ofreces, sino que se

coloca allí porque el sujeto se está haciendo cargo de la falla de su padre como si fuese de él, yo tampoco sé

entre quién elegir, si entre la que quiero o la que se me impone por conveniencia. Entonces lo que propongo es

primero eso para luego poder el sujeto establecer cuál es el tipo de mujer que desea, en particular en ese caso

estoy proponiendo que entre Gisella y la prima hay una que es verdadera y otra que es falsa, y que si se elige la

verdadera trae cierto tipo de consecuencias y si se elige la falsa trae otro tipo de consecuencias, pero no es cierto

que ninguna sea. Lo que sí es cierto es que la que hoy es mañana puede dejar de ser de la manera más

sorprendente, o no, según ciertas contingencias. Eso es lo que yo proponía y en ese caso me parece que la

rectificación del sujeto con lo real es la relación a la demanda de la madre y lo que ella implica de la posición del

padre, en el caso por ejemplo del Hombre de las Ratas, en el caso del padre de Dora y del Señor K sancionar

como corresponda si se trató o no de un oscuro cambalache.

Pregunta inaudible, (en relación al Ello como gramática)

Mi impresión es que si se trabaja con una distinción entre Ello y pulsión (porque vieron que al decir que el Ello es

la sede de las pulsiones, no queda claro si conviene o no mantener la diferencia), mi impresión es que Lacan sí

mantiene una diferencia y entonces conviene reservan para Ello a la pura gramática y a la pulsión a aquello que

para el sujeto se ha convertido de eso en un mensaje que le queda por levantar, por asumir, o sea implica un

mensaje que al sujeto se le impone asumir como mensaje y no así con el Ello en general. O sea aquello que del

Ello hace mensaje al sujeto es lo que clínicamente yo propongo pensar como pulsión.

Pregunta inaudible. (En relación a Ello habla, como discurso articulado)

Claro, pero no con un texto. Supongan que yo digo: X, eso habla y ¿qué dice? Ah!, no sé, nunca lo escuché, yo sé

que habla, o sea, no necesariamente cuando yo afirmo que algo habla estoy diciendo que vale por lo que dice.

Digamos: donde Eso era el sujeto debe advenir, pero el sujeto ¿en qué sentido debe advenir en la gramática, en la

experiencia analítica? En aquello que de la gramática se le hace mensaje. Por ejemplo en las voces, estar siempre

en posición pasiva o siempre en reflexiva, ¿por qué será que yo siempre quedo en posiciones pasivas?, y ahí es un

más allá de cierto texto, pero eso le ha advenido como pregunta, me da la impresión de que es así cuando el Eso

se convierte en pulsión, además de que debe tomar cierta parte del cuerpo, etc. Mi impresión es que es mudo en

el sentido de que no tiene texto pero que es un mensaje del sujeto para el sujeto en tanto y en cuanto lo

consideramos pulsión. No sé si contesté.

Pregunta inaudible. (En relación a la posición del canalla)

No lo tomé como un término de mi exposición, y no hice más que un comentario muy fluo...,

Pregunta en relación a la mitomanía (inaudible). Sujetos que parecen que se interrogan pero en realidad siguen en

la misma posición, ....., por ejemplo el padre de “La Celebración”, que parece que se quiebra cuando se devela el

secreto, si no seguiría todo tal cual. Pero me parecía interesante la posición de canalla porque la verdad ¿cómo

sería... la verdad es la verdad real, como lo planteas vos? [Resto inaudible].

Yo no definí canalla, lo que pasa es que hubo una pregunta sobre perverso y yo le propuse a la persona que no me

parecía una perversión en el sentido clínico, y propuse el término para salir del momento, pero para nada digo que

el público en “La Celebración” tenga una posición canalla.

Pregunta en relación a la posición del analista, de decir: yo le creo.... (inaudible).

Especifiquemos de vuelta. Todo mi planteo es para neurosis de transferencia, ni siquiera para gente común. Es

para gente como nosotros, todos neuróticos. En ese caso yo entiendo que más bien, siempre, el desaguisado del

Otro se vela y que casi nunca se aplica la pregunta: pero ¿es verdad o no? Más bien hay que estar sonsacando el

desaguisado del Otro con tirabuzón, en la clínica de la neurosis de transferencia que es la clínica especifica del

psicoanálisis. No me refiero a alguien que trabaje en un lugar con mujeres golpeadas u otras cosas, porque una

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mujer golpeada para nada es neurótica, es una mujer con moretones, quizás es perversa, psicótica, canalla,

tonta....

Pregunta inaudible.

Claro, pero ya no es la clínica de la neurosis de transferencia, que es un tipo de posición frente a la falta del Otro.

Pregunta inaudible.

No, pero el diagnostico lo hacés al revés: si hay superyó y si la persona se hace cargo de la falta del Otro es una

neurosis de transferencia; es al revés. Por eso digo que no hay que confundir neurosis con todos somos

neuróticos. Es alguien que padece de una neurosis, como cuando uno dice: neurosis histérica, obsesiva, fóbica,

es una neurosis, de transferencia. Que no significa ser muy influenciable por la palabra del Otro, que tampoco para

mí se trata de eso, se trata más bien de sentimiento inconciente de culpa, reacción terapéutica negativa y

superyó, toda la lógica del descubrimiento de Freud en la detención de las curas que se produce entre 1900 y

1910. La necesidad freudiana de cambiar sus tres primeros por la segunda tópica, es por la neurosis de

transferencia; la necesidad del desarrollo de la segunda tópica cuyo carácter fundamental es el s uperyó es por la

clínica de la neurosis (no porque la gente tiene superyó, las mujeres no tienen superyó -Freud dice eso, o tiene

muchísimo menos.... cosa que podríamos discutir pero para mí no es válida esa discusión, porque superyó en

sentido estricto solamente se aplica en neurosis de transferencia). Yo tengo un pacientito ahora, púber, cuyos

padres tienen una posición fallida a sus propios ojos desde todo punto de vista, el padre como padre, varón y

trabajador, la madre como madre, mujer y trabajadora, desde el punto de vista del joven. Cuando yo le pregunto por

qué cree que tiene esos problemas ...”Y, porque soy un vago”. Eso es neurosis de transferencia. Me contó todos

los problemas de la posición del padre y de la madre y cómo sus problemas empiezan a partir de eso y para él el

problema de él es que es un vago, es el superyó que se ha hecho cargo de la culpa del Otro con esta inversión,

que es mía la culpa. Con lo cual lo primero que hay que hacer, antes de establecer lo que él quiere (porque no

está encontrando ni por las tapas lo que quiere, se pasa todo el día hipnotizado por la computadora jugando

jueguitos estúpidos y ya repitió no sé cuantas veces, pero no hace nada -esta es una preocupación de los padres,

ni juega al fútbol, ni hace música, ni sale con chicas, nada de la índole del deseo, todo es S <> D. Y lo manifiesta

así, como una cosa impulsiva de hacer cosas que no tienen que ver con la satisfacción. Clínica de la pulsión.

Porque ha levantado con esta inversión propia, y no podrá haber transferencia en sentido analítico, ni el respeto por

el prestigio de un profesor, médico o psicólogo, hasta que no rectifique sus relaciones con los padres (que deberán

ser sancionados discursivamente como corresponde a la verdad de sus actos). Pero eso sólo se rectifica si se

dirige hacia algo, la cura, si no no. No propongo para nada que los padres de neuróticos sean más fluidos que los

padres de los no neuróticos; la diferencia es la posición del niño que asume eso como una falta y la asume como

propia. El hijo de un ladrón puede ser ladrón y uno podría decir: ah!, es una neurótico porque asume la falla del

padre, y no, porque no la asume superyoicamente. Está muy bien que el viejo afane y que el hijo afane.

Pregunta: no sé si es otra cosa, porque nosotros como analistas manejamos estos conceptos, entonces uno

como analista, cuando vienen mujeres golpeadas o drogadictos, por ahí hay que derivarlos.... me encuentro en la

encrucijada.... (resto inaudible).

Pero mitómanos hay. No estoy afirmando lo contrario, si hay cagadores que te venden el buzón tres veces y te lo

cobran cuatro y no lo hay para colmo. Lo que estoy diciendo es que me parece que se verifica una muy poca

efectividad, casi nula, la práctica analítica con histeria, obsesión y fobia, y mi impresión es que no estamos

orientando bien las curas porque me parece que a veces las tomamos como otro tipo de curas. Qué hacer con un

mitómano? No sé, pero cuando yo enfrento un mitómano no me pienso analista.

J. D.: Creo que entraría dentro de la categoría de lo que Freud llamaba inanalizables.

A. E.: No inatendibles ¿Y qué haces? Y, remás. Igualmente un mitómano te miente de tal manera que te das

cuenta de que te está mintiendo todo el tiempo. ”Ah!, sí recién estuvimos almorzando con Roberto y nos comimos

una parrillada espectacular!”, y después viene otra persona y te dice: “Roberto está en Estocolmo hace 6 meses”.

Ese es el mitómano. Cuidado porque es una categoría muy especial. Es insoportable estar con él porque se nota

todo el tiempo que está mintiendo y uno ya no sabe qué hacer -“pero Cacho!, todo es mentira lo que vos decís!”

.No es el engañador, el engañador o el mentiroso son otra cosa, y los hay.Y no afirmo que no haya mentirosos,

pero respecto de un mentiroso un psicoanalista no tiene nada que hacer como psicoanalista, será psicólogo, será

chabón como dicen mis hijos. En ese sentido creo que hay que estar muy prevenido porque no se puede ser

analista aunque haya angustia y síntoma . Muchas veces nosotros nos perdemos. El otro día una colega entrevistó

a un torturador, un torturador gozoso del proceso argentino. Fue al Hospital porque estaba angustiado, mucha

angustia, tenía angustia porque tenía fantasías de cagar a trompadas a los hijos, de reventarlos!! El sabía a qué se

refería... y entonces la tipa le dice si no cree que eso tiene que ver con lo que él estuvo haciendo..., y él no le veía

una relación directa pero igualmente quería que le quite la angustia...., ni siquiera habiendo síntoma se trata de

una neurosis. Impotencia, frigidez, insomnio, etc., una conversión, una duda obsesiva, porque no se diagnostica

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así por el síntoma, mi impresión es que más bien se diagnostica por la posición respecto del Otro, y efectivamente

uno puede encontrarse con esos sujetos, pero si uno tiene claro que es neurosis de transferencia entonces puede

maniobrar de distinta manera. Muy poca población es accesible al psicoanálisis, el problema es que me parece

que no nos está yendo bien con esos pocos, no con los otros: con alcohólicos anónimos, gordos anónimos, todos

esos, a quienes más bien les va a ir mejor con otros dispositivos que el nuestro. Quizás el psicoanálisis no es el

mejor dispositivo para un alcohólico, pero el problema me parece a mí, está en el chiste que se dice de nosot ros y

es que hace 20 años que me orino pero ya no me hago problema, que sería el resultado de la práctica analítica.

Pregunta inaudible. (En relación a las dificultades en sostener una postura científica y la transmisión). Me da la

idea de que algo de esto que se produce en la dirección de la cura, del deseo como metonímico, no hay verdad de

la verdad, también tiene sus efectos en esto del lenguaje carente de rigor, la poca precisión en los conceptos,

(inaudible).

A. E.: y en ese sentido estamos exigidos a veces de criticar a Lacan. La fórmula el deseo es metonimia, es un

adoquín, una plomada en la red del discurso que no sé cuantos años nos va a llevar remover, porque el deseo no

es metonimia.

Pregunta inaudible.

Y a un decir bastante metonímico ¿Vieron “Analízame”? Cuando el mafioso, el ayudante le dice que tiene que ir a

la reunión y sanatear un rato, y el tipo le dice: “pero yo soy psicoanalista, soy especialista en sanatear”. Y lo dice,

y si lo dice y no cae como una cosa marciana es porque estamos muy habituados a un decir metonímico pero

como forma de no decir nada y de esquivarle el bulto a la verdad. A la verdad parcial, provisoria, criticable,

rectificable. Quizás la semana que viene estoy diciendo: el deseo es metonimia, pero me parece que no.

Pregunta inaudible.

Yo agregaría que para mí la máxima dificultad, mi mayor obstáculo para entender a Lacan es mi condición

neurótica, o sea que yo mismo me engancho muchísimo con las fórmulas que más se aproximan a mis fantasías

neuróticas. A mí me copó durante años el deseo es metonimia...obsesivo, se imaginan, saco la piedra y pongo la

piedra, me pasé años.

José Disenhaus: Yo dije lo de Hiroshima, porque me parece que hay toda una serie de cuestiones que son

bastantes discutibles, te pusiste en una posición de...., no voy a discutir cuestiones que transmitimos por la

necesidad de un camino cronológico en la obra de Lacan. Necesariamente en la Facultad uno tiene que decir: el

deseo es metonimia, porque uno puede hacer todo el seguimiento y como inicio no está mal. Pero hay algunas

cuestiones... te diría, más bien una serie de preguntas: ¿no pensás que el síntoma guarda relación con la neurosis

infantil? Primero. Segundo: ¿podrías decir que entonces el análisis concluye con un sujeto en algún punto

sabiendo, o localizando algo de su deseo y que eso es y en eso va a consistir y que no es otra cosa? No

adherirías a la cuestión de que el máximo acceso posible al deseo son las demandas? Digo, alguna de estas

preguntas que estoy planteando son más para abrir alguna de las cuestiones que planteaste... sí? ¿Cómo

discriminar en la variedad de ideales, vos decís, estoy de acuerdo, que cuando uno ha tomado como dogma que

los ideales son malos, que conducen a la alienación, que clausuran cualquier posibilidad de emergencia deseante

del sujeto, ¿cómo saber cuál sí? Bueno.

A. E.: El deseo es metonimia para mí sí está mal, mejor no decir nada que dar esa fórmula, que me parece que

tiene tantas virtudes para la neurosis que uno efectivamente, por lo que implica la sustitución de S <> a por S

<> D, está en la posición de que no desea nada, o que no sabe qué desea, o de que un día desea una cosa y otro

día desea otra, otro día no desea, que es la clínica típica del deseo en la neurosis. Mi impresión es que está mal,

que mejor sería no decir nada que dar una fórmula tan condensada y tan impactante, de filiación tan neurótica del

deseo. Me quedo con que el deseo es inconciente, reprimido, sexual, infantil de Freud, para dar una fórmula. Me

quedo con las 4 categorías freudianas del deseo antes que con el deseo es metonimia, cosa que es una fórmula

de un año y que después cayó y efectivamente le trajo a Lacan el problema ético, al otro año tuvo que plantear el

problema ético.

Respecto a la relación del síntoma con la neurosis infantil. El síntoma no tiene ninguna relación con la neurosis

infantil que no sea aquella que es evocada en el presente por el futuro. O sea no hay ninguna neurosis infantil en el

Hombre de las Ratas por la elección de su padre de una mujer en lugar de ot ra, salvo que cuando llega el

momento en que él tiene que elegir mujer se produce ese fenómeno que se llama futuro anterior, donde se

articulan pasado y futuro y producen lo que es el síntoma, pero justamente lo que yo no acepto es que el síntoma

se entienda por la neurosis infantil. La neurosis infantil es aquello que se completa respecto del síntoma entendido

en el sentido futuro que el síntoma tiene para entender la detención del sujeto. Solamente en lo que hable de futuro

es que la neurosis es infantil, y es por eso que decimos que en la psicosis no hay neurosis infantil, no porque no

haya recuerdos de la infancia sino porque no se articula en la lógica de la historia el futuro anterior. Pero mi

impresión es que no trabajamos con futuro anterior, que trabajamos con pasado, lo que dice la gente de la calle:

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ah!, los psicoanalistas sí, que vos les contás el pasado y te sacan los frenos del pasado . No, uno no arrastra

ningún freno del pasado, salvo que haya tenido síntomas en la infancia. Pero si no es desde la perspectiva de un

cierto futuro donde se produce, por el acto que ese deseo implica en relación al porvenir, que se articula al pasado,

pero no el pasado per se. Si vos querés, más en la lógica de tiempos lógicos que de tiempos cronológicos.

¿Si el psicoanálisis concluye sabiendo lo que se desea? Depende. Primero yo preferiría más que sabiendo, que es

una fórmula, interpretando, para que quede claro que hoy lo interpreto así, hoy ésta es la verdad de mi

interpretación, mañana puede ser otra. Porque si yo digo: yo ya sé lo que deseo, no tengo cómo seguir diciéndolo,

por eso prefiero interpretación. Ahora si concluye ahí, depende de cada uno. Regularmente muchos analizantes

concluyen ahí la experiencia analítica y es la sorpresa que tenemos tantos anal istas de que los mejores

tratamientos son los que se interrumpen, los que después del verano no viene, y uno decía: soy Maradona, este

tratamiento va espectacularmente, y el analizante no sigue y efectivamente es porque ha recuperado S <> a y

¿para qué va a seguir yendo? Esa es una conclusión posible. Hay otras que dependen de hasta dónde cada uno

quiera llegar. Si uno quiere ser analista necesariamente debe ir más allá de S <> a, debe atravesarlo e ir más allá

para darse cuenta de lo que hay del otro lado de eso, pero sólo es lógico necesariamente si uno es analista, o

sea, no se puede saltear ese trabajo del análisis, es al único, dice Lacan, al que no se le puede excusar esa

parte. Luego cada uno sabrá, pero digo: no es poco llegar a eso, que alguien encuentre lo que finalmente desea,

su interpretación ¿Leyeron “Una temporada con Lacan”, de ese paciente de Lacan Pierre Rey?¿Acaso ese

tratamiento, por la posición del sujeto, no es el deseo es metonimia?¿Vieron que si se le cruza cualquier cosa se

sube y se va? Cualquier cosa que se le ocurre para él tiene que hacerla porque es el deseo. Está atrapado en la

lógica en la que el deseo es metonimia, además de que está martirizado por la demanda de Lacan de que le lleve

guita, guita, guita, guita (yo no veo en qué medida eso implica curación para alguien, trabajar como un esclavo).

Pero que ahí se verifica que efectivamente hay un problema en el establecimiento del objeto del deseo, y no sé si

ustedes se acuerdan de que él tenía en el comienzo de su historia mucha proclividad a la pintura y que los padres

lo mandan a escribir, y no sé si ustedes se acuerdan de que Lacan termina robándole las pinturas, intentándolo al

menos, y lo manda a escribir porque es la única manera de tener plata. Mi impresión es que terminó muchísimo

más neurótico de lo que empezó y mi impresión es que fue porque no arribó a lo que él deseaba. Mi impresión es

que escribir y ser exitoso escribiendo es S <> D (no solamente por Lacan, que lo demandó de una manera

sorprendente -si Freud lo demandó gozosamente al hombre de las Ratas para que cuente, esa vez, Lacan le hizo

el tormento 6 veces por semana, era terrible). Fue increíble, pero para colmo terminó totalmente sin arribar a lo que

él deseaba, porque me da la impresión de que se lee bastante claramente (en esa biografía al menos), que a

minúscula como objeto del deseo en el fantasma era más bien pintar que escribir.

J. D: Ahí lo que estás diciendo es que se arriba a lo que se desea?

A.E.: No, se arriba a una interpretación de lo que se desea. Que te habilita a un acto, si no ¿cómo hacés? ¿Te vas

a Harvard o te quedás? ¿Ponés un negocio o te dedicás a estudiar? ¿Es la música o vender calcetines? ¿Es esta

mujer o la otra? Es en función de cierta interpretación que uno hace de su deseo, que habilita a un acto, que

después podés increíblemente decir: sabés que sí. Porque a veces nos pasa, a veces la embocamos, no sé si

será la causalidad! Uno dice: “sabés que hice bien en vender ese negocio que me martirizó 8 años de mi vida y

dedicarme a tocar la flauta traversa”. Cuando muchas veces decimos: “tengo una depresión hace unos años, no

tengo ganas de nada, no me puedo levantar de la cama...ese laburo...y quizás es porque no elegiste. Yo digo que

se puede interpretar. Sin olvidarse de que es para decirlo elípticamente, o sea, no digo que se pueda directamente,

digo que se puede rectificar la interpretación. Para colmo digo que siempre habrá un no decir todo en la

interpretación del deseo que uno hace en determinada coordenada. Pero sí existe una interpretación verdadera y

una no falsa, sino mentirosa.

Pregunta inaudible (en relación a las fórmulas y la transferencia).

Claro, el problema que esta fórmula nos trae es que hay que tomarla de dos maneras. Habría que escribirla así, y

es una complicación clínica, o sea que uno encuentra ésto, que hay que conducir la cura hacia ésto para terminar

hallando, esta es la parte contradictoria, ésto.

(S a) d (S D)

A (S a)

a (S D)

En ese sentido transferencia no es, como habitualmente entendemos, el pasaje de a minúscula a A mayúscula,

sino un mas allá de A, y eso es el deseo. No puede ser de otra manera porque no existe el deseo de otra manera

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que sostenido en el fantasma. Si el fantasma no te provee una interpretación del deseo, el deseo no te pude

conducir a nada más que quedarte en la cama y sin acto posible.

Con lo cual me da la impresión de que esta dirección de la cura implica como transferencia ir más allá del Otro

para llegar a este plano, y para llegar a este plano haría falta hacer todas las inversiones, porque lo que Lacan

hace es cambiar la lógica de las inversiones. Porque el ¿qué quiero?, Lacan dice que debe ser convertido en un

¿qué quieres? Y ese qué quieres debe ser invertido otra vez más en ¿qué me quieres?, para que yo encuentre la

interpretación de mi deseo, lo que Lacan llama el rescate del deseo para la neurosis. Pero no siempre se trata de

un rescate del deseo. En la neurosis se trata de un rescate del deseo y ahí las inversiones son: partiendo por ¿qué

quiero?, ¿qué quieres? y del ¿qué quieres? al ¿qué me quieres? Pero antes tiene que estar la rectificación del

sujeto con lo real porque si no, no puede advenir la pregunta ¿qué quiero? Para que caiga S <> D tienen que

rectificar las relaciones del sujeto con lo real. Porque creo que quiero lo que mi mamá me pide, como la canción

de Jorge Schusseim: mi mamá me pide que sea doctor...

Pregunta inaudible. (En relación a la demanda y la no respuesta a la demanda del lado del analista).

La transferencia en el sentido que Lacan le da, a diferencia de Freud, es distinta a la relación de sugestión y

prestigio con A mayúscula. Mi impresión es que cuando la experiencia se funda, es más allá de la demanda, tanto

del analizante como del analista, si no, no hay transferencia. O sea, no puede haber pregunta por la transferencia

y demanda del analista, si hay demanda del analista no puede haber transferencia. La transferencia implica un

más allá del Otro de la demanda, es cuando está planteada como función operante la pregunta por el deseo del

analista, y es lo que lleva a Lacan a plantear como concepto el deseo del analista, como concepto para establecer

una función en análisis, y el deseo del analista cumple una función porque Lacan estima que eso debe ser

interpretado. No es metonímico ¿Qué desea el analista? Y... hoy ésto, mañana lo otro. No opera así, opera

cuando exige una interpretación que tome al ser del sujeto (¿qué me quiere?). Que es la forma en que Lacan

termina proponiendo al sujeto en relación al deseo como objeto deseante, porque solamente como objeto es como

se desea, y si uno no rectifica la forma en que fue deseado no rescatará su posición de deseante. Especialmente

de eso se trata, de cómo uno fue tomado como objeto.

Pregunta inaudible. (En relación a la posición del sujeto con la falta), yo interpretaba más el deseo, sobre todo

como una renuncia a algo.

A. E.: Bueno, no sé, renuncia puede ser, me cuesta pensarlo en términos de renuncia, mi impresión es que ...

Pregunta inaudible: en relación a un significante que inscriba la falta.

A. E.: Bueno, varias cosas. Lo primero: yo preferiría utilizar para rescate, más que renuncia, pago. Y me da la

impresión de que primero se trata de pagar con la caída del Otro, que es lo que los neuróticos habitualmente

menos estamos dispuestos a pagar, porque esa es la neurosis de transferencia. Primera cuestión. Segunda

cuestión: efectivamente, siempre el deseo implica la dimensión de falta tanto en el origen del movimiento como en

el horizonte. Pero yo digo que se puede interpretar fallida o exitosamente el deseo. No significa por eso que haya

satisfacción del deseo, yo eso no lo afirmé; yo dije que en tal coyuntura, cuando tenía que elegir entre a y b, fue a

lo que se articulaba a mi deseo y no b (aunque haya elegido a o b). Yo digo que eso se puede concluir, se puede

decir. Obviamente estoy dando un caso donde es más fácil hablar del pasado para concluir, lo que no quiere decir

que era a o b. Si fue a lo que elegí y era a lo que debía elegir en función de mi deseo, yo no afirmo por eso que

haya satisfacción del deseo, que uno pierda su condición de deseante y que deje de haber un motor de falta. Lo

que estoy diciendo es que no por ser estructural una falta que motoriza un movimiento, no haya un eje ético en

función de si la elección, como también haber elegido no elegir, se articula a mi deseo. Mi impresión es que en la

clínica psicoanalítica lo más agudo de nuestra práctica tiene que ver con elegir o no elegir de acuerdo con el

deseo, porque tenemos que vérnosla con neuróticos. Que no significa fracasados. A veces perfectamente las

posiciones neuróticas pueden ser las de alguien exitoso. Pero habrán visto cuánto más difícil es analizar a un

exitoso que a un fracasado, porque está mucho más engañado respecto al acto correspondiente. Es muy fácil

decirle a alguien al que le fue pésimo, cuando no tenía ganas de hacer eso, que no se trataba de eso; pero mucho

más difícil es decirle lo mismo a alguien a quien le va excelente. Aunque hay algo que no le va. Ahora yo digo que

ese algo que no le va no es el margen más allá de la demanda que siempre impone el deseo, porque me da la

impresión de que no tiene que ver con eso la clínica psicoanalítica, que eso es un efecto de cultura, que la clínica

psicoanalítica no tiene que ver con que hay un más allá de la demanda siempre que es el deseo, porque para eso

no somos necesarios. Tampoco se trataría de cura, uno no se cura de eso, la clínica psicoanalítica tiene que ver

fundamentalmente con fallas en cuanto al acto en relación al deseo y est imo que es ahí donde se establece toda

la lógica del síntoma. No estoy articulando todo, quedan un montón de temas por fuera, el goce....

Pregunta inaudible, (en relación a la satisfacción en juego en la realización del deseo)

Lacan habitualmente deja no articulados los términos satisfacción y deseo, más bien propone satisfacción, guión

continuo, insatisfacción, vinculado al goce y a la pulsión y no al deseo. Tanto Freud como Lacan tienden, para

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deseo, utilizar más bien realización, y efectivamente yo creo que el término es adecuado, el deseo se realiza y lo

máximo que uno puede decir de la realización de su deseo es que sí, era eso, o no era eso, en función del acto.

También no elegir es la forma más habitual en la que renunciamos. Pero yo preguntaría, quiz ás también para

terminar: el acto del deseo genera angustia, la falta de garantía, las chances, pero ¿el psicoanálisis como práctica

es necesario por eso? Hay psicoanálisis en el mundo en este siglo efecto de la presencia de la ciencia, etc., etc...

digo: ¿es por el malestar en la cultura que hay psicoanálisis? O sea ¿nosotros operamos con el malestar en la

cultura o con un padecer extra al malestar en la cultura? Mi impresión es que muchos de los argumentos que

utilizamos los lacanianos confunden la clínica psicoanalítica con el malestar en la cultura. Y sí, 20 años, y no

hacer nada, la causa está perdida, no sé si me entendés ...ves al analista recostado en su propio sillón. Me parece

que hay un exceso y ese exceso, mi impresión es que muchas veces tiene que ver en su forma sintomática con

una política del sujeto respecto del deseo. Mi impresión es que la clínica psicoanalítica se articula íntimamente a

ciertas políticas respecto del deseo. Esa, sustituir el objeto que yo interpreto que deseo por la demanda que

incrusta al Otro histórico en mi desear.

Bueno. Nos encontraremos o miércoles o jueves, aquí o allá, en 15 días. Nos comunicamos por teléfono, si alguno

no recibió un llamado llamen ustedes.