albert ogien las formas sociales del pensamiento

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La sociología después de Wittsgenstein

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  • ';':' -v;< ' " ' ".' V- ' ; ' , ' *. I '-. - :>-: I; ;La obra de Wittgenstein no se orienta a proponer

    ' modelo para las ciencias sociales. Sin embarco, eatualidad Wittgenste9*fiura entre los autoressocilogos prefieren invocar para buscar un flttde s^a^Usls; Las Aocionej de "ferma de yi4aH; ^Mf|(fpengiiaje*\r una rega**, "gramtica", han pasadoa ocupar un lugar en sus lxicos. Asi, el espritu del "pensa-miento Wittgenstein" sopla sobee lat ciencias sociales.

    \pw$pta considerar esta invocacin como un sntoma: 1do lae.oluc^deur^ disciplina

  • 3 remite con exactitud: la de "saber prctico". Proceder asta especificacin obliga a trazar una distincin entre la

    sarte de lo conceptual que se puede captar con la investiga-cin emprica (todo lo que es posible relacionar con el ejerciciodel conocimiento corriente y con el saber del sentido comn)y la parte que le escapa (todo lo que se debe conceder a lasformas "incorporadas" del saber). Los prximos tres captulosintentarn trabajar sobre esa cantera.

    La gran mayora de los socilogos parece admitir hoy en da,con mayor o menor conviccin, que, aunque ellos mismos nolo hagan, no es ilegtimo basar el anlisis sociolgico en tresproposiciones. La primera plantea que el determinismo es unmodelo de explicacin de las conductas humanas ampliamen-te insatisfactorio. La segunda afirma que el tipo de saber quelos individuos poseen acerca del mundo y de su organizacindesempea un papel no desdeable en la realizacin de laaccin. Y la tercera admite que querer aislar el conocimientoprctico de la accin es una operacin algo artificial o unaquimera en la que cada vez resulta ms embarazoso creer.Dicho de otra manera, parece un hecho incorporado -o por lomenos ya no se encuentran socilogos que impugnen abier-tamente la idea- que el conocimiento y la accin estn tanntimamente mezclados en nuestras existencias que es impo-sible imaginar una conducta humana cuyas razones y conse-cuencias probables escapen totalmente a aquel que la realiza.Es preciso decir que la aparicin de las ciencias cognitivas enel horizonte de las ciencias sociales, y el prestigio que hanadquirido en e! escenario cientfico, han favorecido amplia-mente ese movimiento. En efecto, quin se atrevera ahoraa poner en duda la importancia de la cognicin en la explica-cin de los fenmenos sociales?

    Pero ese reconocimiento sigue siendo demasiado general.No se apoya, para el caso, en ninguna definicin especfica dela naturaleza del conocimiento que poseen los seres humanosacerca del mundo que los rodea o de la funcin que cumple enla organizacin de la accin en comn. En suma, an nosencontramos en los com en/os de untralWQO que leproporcio-

    98

  • nada* la sociologa nociones que te permitiran identificar,entre el conjunto de los fenmenos que habitualmente en-globamos con el trmino "conocimiento", lo que surge respec-tivamente del mecanismo cognitivo, de la percepcin, de laracionalidad calculadora, de la racionalidad moral, de la inter-pretacin o del campo an mal desbastado del saber prctico.Una buena manera de abrir esa cantera consiste, segn creo,

    proceder a una primera clarificacin conceptual que per-ita distinguir entre el saber del sentido comn y el conoci-

    miento corriente, dos nociones que la sociologa emplea amenudo como si fueran homologas.1

    Esta distincin recuerda la lnea demarcatoria algo incier-ta que Wittgenstein propuso establecer entre "gramtica delas profundidades" y "gramtica de superficie",2 o aquella, algoms precisa, entre "proposiciones gramaticales" y "proposi-ciones empricas", que H. J. Glock caracteriza as:

    El contraste entre proposiciones empricas y proposicionesgramaticales es un contraste entre las reglas de nuestrosjuegos de lenguaje y las intervenciones que hacemos en nues-tros juegos del lenguaje de acuerdo con esas reglas (7. F. 49;C. 662)... Es preciso no confundir las proposiciones grama-ticales con enunciados empricos que dicen que una comuni-dad observa ciertas reglas lingsticas, como "todos losingleses utilizan esos signos de tal modo" ni con proposicionesrelativas a las condiciones de segundo plano que hacen prac-ticables las reglas. En efecto, las proposiciones gramaticalesse utilizan de manera normativa para explicar, justificar ycriticar el uso de laa palabras.

    Si se extrema la comparacin, se puede decir que estadistincin presenta ciertos rasgos de aquella que separa lamanera en que se describe una accin (pretender haberactuado segn las reglas) y los procedimientos que permitenponer esta descripcin en forma (llegar a manifestar que seacta de acuerdo con las reglas). Por cierto que en amboscasos, las reglas en cuestin no son exactamente del mismoorden. Para el wittgensteiniano, esto no plantea problemas:

    ' ~ ''''' ' < ' ' ' ' " ....' ' ' _ ' . ) . , ^ - : - - -' ' ' j - ' i ' - ' ' ' - ' ' ' ' * . . ' '' i - "l [

    'Como lo Jte M Mafessoli, La Coiutasantp ordinaire, ftffaM7'idiens, 1988 [El conocimiento ordinario: compendio de sociologa,Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1993].

    21. F. 664."Grammaire", en H. J. Glock, ap. cit., pg. 281. "C" rtotite aqu Sota;

    la certeza.96

    regla es un concepto con "aire de familia", cuya pluralidad; usos forma parte integrante y suscita la investigacin

    conceptual. Para el socilogo, esas dos formas de emplear laidea de regla son un asunto emprico: expresan dos modalida-

    de ejercicio del conocimiento que hay que distinguir. Seilantea entonces la cuestin de saber cules son las nociones

    que conviene retener para denominar cada una de esasmodalidades. A este interrogante procurarn aportarle unarespuesta los siguientes dos captulos.

    PROPIEDADESDEL CONOCBIIBWTO CORBIHTE:

    La sociologa tradicional tedhaz du rante mae&o tiempo 1*posibilidad de integrar en su enfoque las nociones de saber desentido comn y de conocimiento corriente que -por lo menosas se pens durante algn tiempo socavaban el fundamentode la disciplina porque reemplazaban un enfoque individualis-ta por un enfoque bolista y planteaban un difcil problema deexplicacin: cmo generalizar a partir de descripcionesparticulares? Pero, como ocurre a menudo en materia deopiniones definitivas, el tiempo se encarg de hacer sutrabajo. En la actualidad se comprueba que esas nocionestranquilamente forman parte de la caja de herramientas delsocilogo. Y, sin embargo...

    Cuando se consideran las diferentes corrientes de la socio-loga actual, se advierte que si bien la disciplina se haacostumbrado al uso de esas dos nociones ello se debe, sobretodo, a que estas han sido circunscriptas a una perspectivalimitada, la de la rehabilitacin del "punto de vista del actor".Como lo testimonia la reciente proliferacin de manuales deinvestigaciones de campo, se ha convertido en efecto en huenmtodo recoger, cada vez con mayor rigor, lo que dicen losindividuos a propsito de lo que hacen y tomar esas descrip-ciones en serio.4 Pues bien, se podra decir que nada hacambiado: se observa que la restitucin del discurso de losactores sirve muy a menudo para ilustrar una explicacin quecontina construyndose a partir de las categoras cientficasde descripcin del analista. En lo esencial, la sociologa captatodava el conocimiento como un stock de cosas aprendidas

    n exposicin m* amplia, cf. el captulo 4 de este libro.97

  • por los individuos en tattociatiZACin, nwptentadas y fortale-cidas en la intersubjetividad y que les es posible movilizar(deliberadamente o de manera mecnica) en el momentooportuno de modo ms o menos ajustado a la situacin. Es sinduda por eso que el "sentido comn" ha visto cmo se le haconferido el estatus de lenguaje de descripcin de la accincon el que es posible dar cuenta, estudiando los recursoslexicales y sintcticos que los individuos utilizan, para comen-tar y explicitar lo que hacen en tal o cual circunstancia.5 Peroesta rehabilitacin del sentido comn se ha producido demanera algo anrquica, a veces con el precio de exigencias derigor consignadas en el mtodo sociolgico. No todos losinvestigadores han logrado apartar las derivas del subjetivis-mo, no exagerar el valor de la experiencia individual, recono-cer la naturaleza social de la actividad de pensar. Ahora bien,como escribe A. W. Rawls, cuando deja de hacerlo:

    [.. .] la sociologa contempornea corre el riesgo de reemplazaruna epistemologa individualista por una epistemologa co-lectiva. Lo que equivaldra, de hecho, a rechazar la sociologaen tanto disciplina.6

    Otra manera de encarar el conocimiento corriente sebosqueja cuando se adopta, a la manera en que lo hacen losetnometodlogos, una opcin metodolgica que consiste enadmitir, de manera incondicional y sin procurar vincularlasen una teora, tres proposiciones:; . * : a,- '- ':.:>*>

    1. los individuos tienen una visin suficientemente perti-/| nente delmundo en el

  • o confiable de lo qjip ocpre).8 La idea del conocimientocorriente se coloca deliberadamente del lado de esta acepcinvulgar; es esto, sin duda, lo que hace que sea tan embarazosoasumirla sin ms.

    Se sabe que la asociacin entre la palabra conocimiento yla actividad docta (ya sea cientfica o simplemente erudita),y su estrecha conexin con las nociones de objetividad y deverdad, lentamente se ha ido disgregando. Yse ha establecidola costumbre de asimilar el conocimiento a un conjunto decreencias no demasiado articuladas entre s. Esta costumbreadopt dos aspectos: la primera es la de un alineamiento haciaabajo que, justificado por el descubrimiento de la imposibili-dad terica de fundar un conocimiento objetivo,9 emparentatodo elemento del saber a una creencia, con el riesgo desuscitar una posicin anticientfica o un irracionalismo mso menos virulento. La segunda es la de un alineamiento haciaarriba que, porque concede a la creencia el estatus de saber,renuncia a desvalorizar cualquier descripcin, admitiendouna equivalencia de todos los puntos de vista posibles sobrelos objetos y los fenmenos del mundo, los que se vuelvenigualmente vlidos y legtimos.

    En ausencia de una definicin rigurosa de la nocin decreencia,10 ambas opciones abren el camino a un relativismodescalificador a sabiendas (cuando sirve para desvalorizar opara burlarse del enfoque cientfico) o fcilmente mistificador(cuando procura desacreditar la posibilidad de un saber racio-nal). Sin embargo, existe una tercera opcin a la que se puedecalificar de "neutra": esta reconoce la existencia de dos moda-lidades de conocimiento (una cientfica, la otra del sentidocomn) que poseen criterios especficos de identificacin.

    No obstante, la supuesta neutralidad de esta terceraopcin no cae por su propio peso. Ocurre que la distincinconocimiento cientfico/conocimiento del sentido comnprodujo estragos, algunos de cuyos efectos an no se handisipado. Se la ha acusado de haber suscitado un cuestiona-miento, considerado absurdo, del trabajo de la ciencia en

    8 M.-A. Paveau, "Les voix du sens commun dans le discours sur 1'cole",Pratiques, n!! 117-118, 2003.

    fl A menudo se asocian a este descubrimiento dos nombres: el de Poppery el de Quine. Un ejemplo del uso que de ellos se puede hacer fuepresentado antes en la exposicin de la solucin escptica de Kripke.

    111 Para un esbozo de identificacin de este problema, cf. F. Rcanati,"Can We Believe What We Do Not Understand", Afind and Language, 12flj, 1997.

    general y de la sociologa en particular.11 Sin embargo, creoque esta distincin sigue siendo vlida en tanto su nicapretensin es reafirmar la legitimidad de dos campos delconocimiento, sin instaurar ninguna relacin de subordi-nacin o de exclusin de uno u otro. Por otra parte, esta esla concepcin que defiende Dewey cuando preconiza consi-derar la ciencia y el sentido comn como dos manerasdiferentes de llevar adelante lo que l llama la investiga-cin (es decir, el compromiso con el mundo tal como sereaiizg"CTrBrnsoluoi6n de problemas prcticos):^ "T?7"\~^T? '.?v ;;>; : ',',,

    (...) el sentido comn ocupa un campo que es esencialmentecualitativo, mientras que la ciencia est obligada por suspropios fines y por sus propios problemas a enunciar su objetoen trminos de magnitud y dems relaciones matemticasque son no cualitativas. El otro hecho es que, puesto que elsentido comn no se interesa directa ni indirectamente sinoen problemas de utilizacin y goce, resulta teleolgicoen s. Porotra parte, la ciencia ha progresado al eliminar las "causasfinales" de todos los campos de los que se ocupa, reemplazn-dolas por mesuradas correspondencias de cambio. Se expresa,para utilizar la antigua terminologa, en trminos de "causa-lidad eficiente", sin considerar los fines y los valores. Esasdiferencias se deben, a nuestro juicio, al hecho de que tiposdiferentes de problemas exigen modos diferentes de investi-gacin para resolverlos; no se deben a ninguna divisin funda-mental del objeto existencial.12

    En suma, reconocer la existencia de dos formas de conoci-miento implica, si no se le asigna una carga ideolgica a estaoperacin, admitir tres proposiciones:

    1. el conocimiento prctico es una forma de conocimientoque combina elementos de saber (acerca de lo que hace queel mundo sea lo que parece ser) e instrucciones que regulanlos usos aceptables de esos elementos en el contexto;

    11 Es el caso, efectivamente, de aquellos etnometodlogos que desarro-llaron una versin radical de la nocin de reflexividad. Cf. P. McHugh, S.Raffel, D. Foss & A. Blue, On the Beginning of Social Inquiry, Londres,Routledge & Kegan Paul, 1974; S. Woolgar (edj, Knowledge and reflexi-vity: New Frontiers in the Sociology of Knowledge, Londres. Sage, 1988;M. Pollner, "Left of Ethnomethodology", American Socilogical Review,56, 1991.

    12 J. Dewy,Logique.Lathorie efe l^Ute, Pars, PUF, 1993 [1S|30J,pg. 138.

    IM.

  • yi, esta forma de comKttdento e ejeiw per ateit) yexclusivamente en la accin;"

    3. supone la existencia de Ja relacin directa que unindividuo mantiene con el mundo una vez que ha aprendidoa hablar una lengua natural. La nocin de "captacin directa"{"directit"] (loque Merleau-Ponty denomina "inmediatez")14resume una idea: el conocimiento prctico se adapta almomento o a las circunstancias actuales en comportamientoy en enunciados sin requerir computacin ni clculo racionalni presentacin de pruebas ni verificacin por medio deprotocolos experimentales.

    :>J ' ' j. ' , : . - .'": ' > - . ' . - .;,' ; ' Toda la idea de conocimiento corriente est contenida, amijuicio, en la hiptesis de la captacin directa. No obstante,

    esta hiptesis plantea delicadas cuestiones y una parte de lasproposiciones que discuten la filosofa de la mente, el pragma-tismo, la fenomenologa, el interaccionismo realista de Gof-fman Ia o la etnometodologa consiste precisamente en justifi-car su validez. El primero de esos problemas -del que seocupan filsofos como Putnam, McDowell o Travis16 es el dela relacin que mantiene el pensamiento con el mundo. Elsocilogo no tiene esa preocupacin: puede prescindir de ella,de la molestia de tener que explicar cmo las palabras "seenganchan" con el mundo, y limitarse a anunciar el tipo deteora de la representacin que requiere ese enganche. Puede

    13 Sobre este punto, cf. G. E. M. Anscombe, ob. cit., 48, pgs. 149-151.14 M. Merleau-Ponty, Phnomnologie de la percepcin, Pars, Galli-

    mard, 1976 [1945] I Fenomenologa de la percepcin, Barcelona, Planeta,1984],

    15 Entiendo por "interaccionismo realista" esa clase de interaccionismono simblico (incluso antisimblico) propuesto por Goffman y en el quelos partidarios del interaccionismo simblico (que coloca al yo -self- enel fundamento de la construccin del significado de las cosas y de losacontecimientos) rpidamente han denunciado toda clase de semejanzascon su enfoque. Cf. os debates entre N. Denzin ("Symbolic Interactio-nism and Ethnomethodology: a Proposed Synthesis", en J. Douglas (ed.),Understanding Everyday Life, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1971)y D. Zimmernan & L. Wieder ("Ethnomethodology and the Problem ofOrdor: a Reply to Denzin", en J. Douglas (ed.), Understanding EverydayLife, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1971) o el que opuso a N. Denzin& C. Keller ("Frame Analysis Reconsidered", Contmporary Sociology,10 (1), 1981 [trad. francesa en Le parler frais d'Erving Goffman, Pars,d. de Minuit, 1989].

    16 H. Putnam, Rpresentation et Ralit, Pars, Gallimard, 1990; J.McDowell, Min.da.nd World, Cambridge Mass., Harvard Universty Press,1994; C. Travis, ob. eit.ino

    conformarse con fundar sus proporciones sobre lo que lainformacin emprica le ensea, a saber, que en lo esencial delas circunstancias de la actividad cotidiana los individuosactan concertadamente, sin manifestar cuestionamentoontolgico alguno: aparentemente no tienen la ocasin o eltiempo para interrogarse acerca de la naturaleza de los seresy de los acontecimientos que constituyen su medio ambienteo acerca de lo que ocurre en el transcurso de los intercambioscon sus congneres.17

    El carcter directo del conocimiento prctico se ha impues-, to como una hiptesis vlida. Pero quienes la postulan le dan

    una extensin algo diferente. Es, en primer lugar, utilizadapor aquellos que pretenden oponerse a una concepcin "inte-lectualsta" de la accin.18 En ese caso, la captacin directa esla de las "prcticas", que, segn se postula, se despliegan sinreclamar, de parte de quienes las ejecutan, la puesta enmarcha previa de procedimientos -computacionales o racio-nales- de planificacin de la accin.19 La hiptesis de la~captacin directa se aplica, en segundo lugar, al conjuntoindeterminado e inarticulando de saberes que los individuosposeen a propsito de los universos en los cuales evolucionan.Desde esa perspectiva, lo que resulta "directo" es la relacinque mantienen con su medio, es decir, con los objetos,personas y acontecimientos que constituyen normalmenteun contexto de accin. Nos encontramos aqu en el campo deesas cosas que, para retomar una expresin fenomenolgica,nos resultan "siempre conocidas"y que, si ese no fuera el caso,son susceptibles de serlo rpidamente en lo esencial de lascircunstancias.

    Un pequeo ejemplo ayudar a entender esta amplia17 En ese sentido, la sociologa aborda la cuestin de la captacin direc-

    ta de un modo diferente a como lo hacen los filsofos al defender la "teo-ra de la referencia directa". A propsito de la diferencia entre la perspec-tiva de esta teora y la de) lenguaje corriente, cf. A. Stroll, TwentiethCentury Analytic Philosophy, Nueva York, Columbia University Press,2000, pgs 211-245.

    18 Es la versin que propone la nocin de habitus en Bourdeu.19 La hiptesis de captacin directa se opone as a la nocin moderna

    de.cognicin que, para atenernos a la definicin que de ella da J. Proust,comprende "todo tratamiento de la informacin que permita a unorganismo (o, ms en general, a un sistema) formar representaciones desu medio ambiente, almacenarlas y combinarlas para la planificacin desu accin". Cf. J. Proust, "Introduction", en O. Houd, D. Kayser, O.Koenig, J. Proust & F. Rastier (eds.), Vocabulaire de sciences cognitives,Pars, PUF, 1998, pg. ]8.

  • a eaptaeidn directa, an parte impugnable.Parto de vacaciones a una isla lejana y extica, y deseo enviaruna postal a una amiga, lo que supongo poder hacer ya queel lugar es "turstico" (o porque recuerdo haber recibido unapostal de esta isla). No hablo en absoluto la lengua de losnativos, quienes parecen vivir-y por eso es que uno los visita-a mil leguas de la modernidad. A fuerza de sonidos y gestos,logro, al cabo de una jornada de esfuerzos (y con la condicinde que pueda verificarse mi suposicin de que exista unservicio postal en esa lejana comarca), descubrir el lugardonde puede comprarse algo parecido a una postal de la isla),el lugar donde se consigue lo que hace las veces de estampillay el lugar donde se supone que hay que colocar el objetofranqueado con la esperanza de que se rena con el flujomundial del correo y eventualmente llegue a su destino. Sepuede apostar que si al da siguiente se me ocurre la idea deenviar otra postal a otro amigo, la operacin no me llevarms que algunos segundos, probablemente sin ningn pedidode ayuda. Qu nos ensea ese ejemplo a propsito de la cap-tacin directa del conocimiento? Podra decirse que la des-miente: nunca habra sabido cmo expedir una postal si mehubiera atenido a lo que ya saba acerca de la expedicin depostales y hubiera actuado a ciegas, dirigindome hacia laoficina que s que est destinada a recoger el correo (y, porotra parte, cmo hubiera sabido de la existencia de lainstitucin del Correo que me hizo actuar con tanta determi-nacin?). Para expedir mi postal de la isla, tuve que entrar enrelacin con el conjunto de quienes me ayudaron a realizar miempresa, los que me ensearon cmo arreglrmelas: es laprueba de la naturaleza distribuida y construida en formaconjunta del conocimiento. Es cierto. Pero esa pequeahistoria pone en evidencia, sin embargo, una caracterstica dela captacin directa: el hecho de que se exprese al dasiguiente, una vez que se ha familiarizado, a partir de que sellega a realizar solo y de manera satisfactoria una operacinrealizada antes bajo monitoreo.

    En suma, la hiptesis de la captacin directa no dice nadaa propsito de la gnesis del conocimiento ni, sobre todo, quenace y se desarrolla en el espritu de un individuo, apartadade toda relacin con los dems. No pretende fundar una teoradel aprendizaje: simplemente califica la suma de innumera-bles datos -difusos o formalizados- espigados sin que se sepacmo del flujo de la vida social y remite a la recoleccin

    indeterminada de indicios que orientan las conductas indivi-jlualgSj pero cuya relacin escapa,Ipbg'itt gMJral -Hm JTmomento en que esta se produce-, a la percepcin o a laconciencia. Adherir a la hiptesis de captacin directa no es,pues, dar un paso en direccin hacia el mentalismo: lleva, porel contrario, a admitirjji naturaleza social de los conceptos yde la incorporacin de su s^Im^ffa^SeTecHoc't mea7"pacidad en la que nos encontramos para hacer una descrip-cin plena y total de ese fenmeno, o para establecer unestado preciso de los recursos que es posible movilizar paraque nos guen en la accin junto a los dems. Dicho de otramanera, la captacin directa del conocimiento corriente es unpostulado que desafa la explicacin, pero cuyo carcterplausible y razonable se puede justificar. Para retomar el casode la postal, ese postulado invita a considerar como directosno slo los procedimientos aprendidos la vspera con losnativos y que se han convertido en enteramente mos, sinoasimismo todas las certezas ya acumuladas acerca del envode postales; o acerca de las maneras de entrar en relacin conuna persona cuya lengua no se conoce; o acerca del tema delas maneras de manejar una investigacin para resolver unproblema, etc. Esta amplitud de la nocin de captacindirecta, cuyos lmites no se perciben bien pero cuya pertinen-cia sin embargo se puede concebir, es lo que, en parte, lavuelve tan inaceptable para algunos. De todos modos, puedeprestar excelentes servicios. Es el caso, en particular y comose ver, para el trabajo de campo en sociologa.

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    Stviutigacin y captacin directa4lWH r-"*" '"* l ' ! ' - - t f q : ; , ,n'i'l '' '^:..."< - t - . i - j . i , t.-fr, ; ;;J .Ivii'h '"Uta de las dfkultadesque prevatela sdn dla captacindirecta tiene que ver con la separacin que parece introducirentre el campo de las "prcticas" y el del "conocimiento". Muya menudo, dicha separacin es ignorada: los socilogos estnacostumbrados a dar cuenta de la regularidad de las conduc-tas sociales contando con el hecho de que un cierto tipo desaber informa necesariamente las prcticas observadas, sinprocurar especificar demasiado el contenido y la manera enque lo hace.20 Pero esta separacin se convierte en objeto deinvestigacin en s misma cuando los socilogos que sostie-

    ;8&f (-fll'j :q:-.>rtv,, < ; '

  • nen la hiptesis de la captacin directa procuran definir suprincipio. Tres clases de definiciones conforman sus prefe-rencias:

    1) fenomenolgica: se admite que el sujeto cognoscenteest anclado en un cuerpo situado (y as aparece entonces elinters en la dupla percepcin-accin);

    2) pragmtica: el socilogo consagra su atencin en elestablecimiento, en la accin, de la relacin tridica signo-objeto-intrprete (o cono-ndice-smbolo) o, segn la versinde Dewey, en el surgimiento de esta relacin en la investiga-cin que acompaa a la accin;

    3) gramatical: el anlisis se aplica entonces sobre nuestrasmaneras usuales de emplear el lenguaje natural en el contex-to de la accin. Coexisten varias versiones de este enfoque:para el wittgensteiniano, esos usos remiten a y concuerdancon los juegos del lenguaje encastrados en las formas de vida;para el etnometodlogo, reflejan ms bien la "organizacinsocial de las formas de actividad prctica"; y para el goffmania-no, se relacionaran simplemente con los "marcos primarios"de la experiencia.

    ' Algunos se preguntarn para qu sirve pormenorizar ladiferencia entre los enfoques fenomenolgico, pragmtico ygramatical de la captacin directa. Quisiera justificar esapormenorizacin poniendo de manifiesto una diferencia quela perspectiva gramatical (o la versin que de ella doy)introduce en el anlisis sociolgico. Esta diferencia naceesencialmente de la adopcin de dos proposiciones metodol-gicas. La primera, que recupera una inspiracin wittgenstei-niana, emparenta el saber prctico con el dominio de unatcnica: se trata simplemente de admitir que cada cual sabe,dado que habla un lenguaje comn y puesto que lo hacecorrientemente, de manera correcta (es decir, sin ser objetode una observacin explcita acerca de su incorreccin), cules el medio en el que se encuentra y cmo calificar -es decir,entrar en relacin con los individuos, las cosas y los aconte-cimientos que lo componen. La segunda proposicin, deinspiracin etnometodolgica, afirma que, en la medida enque el uso de ese lenguaje se produce en el despliegue pblicode la accin en comn, se realiza en la anticipacin de lasreacciones de los dems; y que esta anticipacin, cuya perti-nencia es constantemente experimentada y revisada en los106

    intercambios, controla y gua a la vez la accin (as como enla elaboracin de los enunciados formulados cuando es preci-so comentar lo que se hace).

    Esas dos proposiciones modifican bastante sensiblementeel mtodo del anlisis sociolgico. Imponen, en particular, laidea de que una parte esencial de la descripcin de losfenmenos sociales, cuando es de naturaleza etnogrfica, esde orden conceptual, puesto que los datos a partir de los cualesse elabora una descripcin de esa clase son recogidos obser-vando las maneras de hablar (por lo tanto, de figurarse), de "loque pasa" en un universo de accin singular. Para quienreconoce ese estado de hecho, se imponen dos cuestionesmetodolgicas previas antes de embarcarse en la investiga-cin: aprender los rudimentos de la lengua verncula propiadel campo de actividad prctica en el que son observados losfenmenos estudiados y especificar, aunque sea de maneraaproximada, los criterios a los que recurren los individuos queactan en tal contexto para utilizar ese lxico de maneraapropiada. Esas cuestiones previas a la investigacin, que amenudo se realizan en el tiempo preliminar de la familiariza-cin con un "campo", le permiten al observador exteriorconstituir un lxico de conceptos usuales de esa lenguaverncula, desatarlos encadenamientos lgicos regularmen-te empleados para dar cuenta de las actividades corrientes,inventariar los significados de uso que son comnmentesusceptibles de ser atribuidos a las cosas y a los acontecimien-tos y captar el papel particular que algunos de esos significa-dos desempean en la organizacin de las descripcionesrelativas a un tipo especfico de actividad prctica. Estafamiliarizacin se orienta a darle el medio para captar taninstantneamente como sea posible el flujo de acontecimien-tos que se disponen a ofrecerse a su observacin y el sentidode las formulaciones que tendr la ocasin de sealar o derecoger.

    Abordar el trabajo de campo provisto con esos elementosde "gramtica sociolgica" le permite al investigador adaptar-se a las perturbaciones que le produce el rompecabezas deWittgenstein. En el contacto inmediato de las personas queson objeto de observacin, al llegar a una idea de sus modosde hacer, de pensar y de actuar, se coloca en la posibilidad deacceder a la "comprensin" (en el sentido de Winch) de queesas personas tienen sus razones para manej arse del modo enque lo hacen. Y lo que le permite dar cuenta de ello en forma

    107

  • emprica es la distancia entre el tipo de relacin que l mismoy los actores mantienen frente a los mismos fenmenos y a losmismos acontecimientos; para el primero, esa relacin es deexterioridad; para los segundos, se encuentra directamentecomprometida en la accin. En este punto, es preciso volver aexpresar algo para disipar una confusin que tiende a propa-garse: la nocin de gramtica, al menos tal como la empleaWittgenstein, no remite a una construccin abstracta quejjs-tablezca, a partir de un razonamiento lgico, las reglas que unindividuo debera observar para hablar o para conducirse demanera adecuada. Muy por el contrario, la gramtica 3a

    cuenta de la correccin tal como se deduce de las prcticasefectivas, es decir, al considerar las maneras corrientes conque los individuos juzgan lo aceptable de los enunciados y delas acciones en cierto tipo de circunstancias. c-

    Sin embargo, no hay que confiar en las palabras: gramticaacadmica y gramtica prctica (filosfica o sociolgica) son "vconstrucciones de analista. Lo que distingue a la segunda esque no pretende ordenar el mundo al amparo del flujo de lavida de manera puramente terica. Procura deducir estnda-res de correccin colocndose en la escuela de las impurezasde la palabra viva y de las incertidumbres inherentes a ladinmica de la accin en comn. Lo que distingue, luego, a lagramtica analtica de la gramtica sociolgica es que si bienla primera releva esas impurezas y esas incertidumbres enlos usos inventados por las necesidades de la demostracin, lasegunda lo hace en la observacin de las interacciones queconstituyen un curso de accin o en el examen de las

    % formulaciones captadas, tanto como sea posible, en vivo o enlas entrevistas.

    Una de las ventajas de una investigacin que ponga enmarcha los mtodos de la gramtica sociolgica es la de vproporcionar datos especficos para experimentar la validezemprica de la hiptesis de captacin directa. Y lo hace cuandoel trabajo de campo se orienta deliberadamente, al examinaruna forma de actividad prctica elegida por la pertinencia delas relaciones que permite estudiar, a restituir la naturalezasimultneamente conceptual y emprica del cumplimiento de

    * la accin, es decir, a captar la dinmica que enlaza esas dosdimensiones indisociables de la accin en comn, tal como sedesarrolla en contexto y en el incesante movimiento derevisin que la compone.

    Resumamos. La "gramtica sociolgica" admite un princi-108

    ipi de mtodo elemental; aunque los individuos no ocupeniguales posiciones sociales, participan de manera conjunta enel modo con que se desarrolla la actividad que los rene; y ;.(estn en condiciones de hacerlo porque comparten, de formasuficientemente comn, una concepcin casi idntica de la re-lacin que los rene. Otra condicin de posibilidad de la accinen comn es la existencia de una lengua verncula que losindividuos saben emplear para calificar las cosas y los acon-tecimientos que constituyen la actividad prctica en la queactan concertadamente. Dominar esta lengua (incluso demanera aproximada) es disponer al mismo tiempo de criteriosde correccin que conviene utilizar para hablar y actuar demanera ajustada a lo esencial de las circunstancias. Y lautilizacin de esos criterios se experimenta en pblico en elmomento de cumplir con dos imperativos del intercambio:asegurarla continuidad de la accin atribuyendo significadosde uso aceptables vlidos transitoriamente en y para uncurso de accin particular a los acontecimientos que recla-man el comentario, y pregonar y reconducir la pertenencia aun universo de actividad prctica singular manejando demanera adecuada el lxico que all prevalece.

    En suma, si la investigacin emprica pasa a ser, en parte,una investigacin conceptual, entonces resulta necesario,para comprender la manera en que los individuos actan,analizar las prcticas de conceptualizacin corriente queutilizan para manifestar el hecho de compartir el mismomundo de preocupaciones que suspartenaires. Esas prcticasimplican al mismo tiempo elementos de la captacin directay procedimientos de ajuste a la situacin de accin: no sepuede, pues, dar cuenta de ellos si uno no se toma el trabajode producir una descripcin detallada de las circunstancias enlas cuales surgen. Dicho de otra manera, si la investigacinconceptual es, en parte, una investigacin emprica, lo esporque el anlisis de las prcticas de conceptualizacin obligaa dar cuenta de los tipos de relacin (lgicas y sociales) propiosde un campo de actividad particular y de lo especficamentevernculo de ese campo.

    Esta manera de aprehender la accin es una mezcla algoinestable de elementos de filosofa analtica, de pragmatismo,de sociologa comprensiva y de etnometodologa (esta inesta-bilidad es lo que hace la diferencia). No slo modifica elmtodo de la investigacin en sociologa, sino que tambinredefine su objeto. Si se aplican sus principios, ya no se ve

    109

  • para qu podra servir relacionar la organizacin de la accinen comn con hechos de morfologa social, es decir, adoptarel enfoque que afirma que "lo que pasa" depende exclusiva (oprioritariamente) de la posicin ocupada por los individuos enuna sociedad estratificada y jerarquizada. La investigacinconceptual de tipo sociolgico capta la accin desde otrongulo: el del conocimiento corriente y de las condicionesprcticas de su ejercicio. Ese desplazamiento suscita unnuevo problema: si se sostiene que el uso del lenguaje naturalest emparentado con el dominio de una tcnica, se debeadmitir que su aplicacin requiere de la "competencia delactor"?

    COMPETENCIA

    A menudo se tiene la sensacin de que, al restaurar en elindividuo su poder de accin -y al llevarlo algo ms all de lorazonable-, la sociologa contempornea alimenta una confu-sin entre lo que tiene que ver simplemente con el aprendi-zaje de las instrucciones propias de un tipo de actividadespecializada y lo que surge, ms fundamentalmente, delpropio ejercicio del conocimiento. El recurso a la nocin decompetencia que se observa en la actualidad en sociologaparece ratificar esta confusin. Y esto es lo que justifica quequeramos aclarar su uso.

    La versin ms radical de la nocin de competencia es laatribuida a la etnometodologa. Se admite por lo general queel rechazo del modelo del "idiota" incapaz de juzgar (judge-mental dope) transforma al agente en verdadero "metodlo-go" de su actividad cotidiana (y se ha vuelto corriente citar, enapoyo de esta afirmacin, el clebre "caso Agns" analizadopor Garfinkel).21 Una posicin menos fuerte, que es ms bienla de la sociologa comprensiva, consiste simplemente envalorizar "el punto de vista de los actores". En esa versindbil, el saber expresado en las descripciones que estos hacende su accin a menudo es presentado como el indicador de sucompetencia ya sea para negociar un acuerdo intersubjetivoo para producir juicios pertinentes. Esas dos versiones plan-tean, sin embargo, una misma pregunta: se puede en verdad

    -1 H. Garfinkel, Studies in Ethnomethodology, op. cit.; L. Qur, "II fautsauver les phnomnes! Mais comment faire?, Espace-temps, 84/85/86,2004.110

    asociar las nociones de conocimiento y de competencia? Ypara responderla es preciso resolver un problema previo: elconocimiento es una capacidad o una facultad?

    Una facultad es un atributo de la especie humana queremite a una funcin del organismo: caminar, respirar, ver,or, hablar, inferir, etc. Por cierto que a nadie se le ocurriradecir de alguien que es un "respirador" competente o un"sonredor" competente o un "vidente" competente o un "infe-ridor" competente o un ser humano competente (excepto enusos muy especficos: humorsticos, irnicos, metafricos oeufemsticos). Parece as que lo que cada cual hace porque esnatural que lo haga difcilmente surja de un juicio evaluadorpronunciado a propsito de la manera en que se ejerce unafacultad.

    Entonces, si el juicio no se puede referir a la facultad,puede referirse a las aptitudes? En efecto, se sabe que a unafacultad le estn asociadas aptitudes que se expresan cuandola facultad de la que proceden se ha desarrollado sin mayorestrabas neurofisiolgicas. Dicho de otra manera, no se puededejar de poseer esas aptitudes en circunstancias normales.Pero no se advierte cmo se podra emitir una opinin o unaevaluacin acerca de una aptitud (salvo sostener el tipo dejuicio esencialista propio del pensamiento racista o de unlenguaje descalificador).

    Analicemos la situacin: a las facultades les estn asocia-das las aptitudes que, con la condicin de un desarrollonormal y de un aprendizaje de las instrucciones explcitaspropias de un campo de actividad prctica, se desarrollan encapacidades cuando el proceso se ha realizado de maneraconveniente (considrese la diferencia entre "ser apto para elservicio" y "capaz" de cumplirlo).

    La nocin de competencia (cuando ese trmino se conci-be como juicio evaluador y no como dato cognitivo, a lamanera de Chomsky) remite exclusivamente a las modali-dades de ejercicio de una capacidad. Se aplica, pues, a unaaccin que requiere un cierto grado de atencin especfica-mente focalizada en la ejecucin de una tarea especializaday cuyo cumplimiento es evaluado mediante una escala delogros. Se puede decir de una tarea que ha sido efectuadacon mayor o menor competencia. Podra decirse, de lamisma manera, que se est "ms o menos" dotado de unafacultad?

    Sin embargo, existe un orden de tareas que, aunque sea

  • posible considerarlas como aptitudes asociadas con una facul-tad, tambin pueden ser encaradas, bajo ciertas descripcio-nes, como actividades especializadas. Es el caso de esasaptitudes fsicas que se han desarrollado medante activida-des deportivas (caminar, correr, saltar, arrojar objetos, na-dar, etc.) y tambin la de aptitudes intelectuales como cono-cer, pensar, comunicar, hacer intercambios con los dems,creer o juzgar (aqu el problema consiste en saber si esasaptitudes son en s mismas facultades).

    Quisiera destacar dos cosas de este rpido anlisis. Laprimera es que el socilogo debera estar atento para emplearel trmino competencia nicamente a los efectos de denomi-nar un juicio referido a: 1) el ejercicio de una capacidad (no so-bre una facultad ni sobre una aptitud); 2) individual (nocolectiva); 3) adquirida mediante aprendizaje (no heredadacomo patrimonio gentico); 4) que apela a una evaluacin(segn una escala ms o menos graduada); 5) y que sirva pararealizar una actividad en particular, no general (por ej emplo,negociar es una capacidad que surge de una facultad y dealgunas aptitudes que le estn asociadas; negociar un acuerdocuatripartito en un sector en cambio econmico, una compe-tencia).

    Lo segundo es la distincin que conviene introducir entrela historia natural de la facultad de conocer (el hecho de saberabstraer, generalizar, tipificar, comparar) y el ejercicio de lacapacidad de conocer (que se observa en los comportamientosy en las descripciones, corrientes o especializadas). Si uno seatiene a esa distincin, lo que cada uno dice y hace a propsitode su accin implica dos tipos de relaciones: las de primerorden, producidas instantneamente por una especie deinstrumental de lgica no formal del que se puede suponerque es propio de la especie y que nos sita, sin que tengamosque pensarlo, en el medio en el que nos encontramos; y las desegundo orden, que se orientan a ajustar nuestra accin conlas de los dems y a poner nuestros enunciados (y nuestrosactos) en forma a los efectos de volverlos inteligibles para laaudiencia a los que estn dirigidos. Y si se puede decir que elconocimiento, concebido como ese ejercicio que consiste enestablecer relaciones, de primero o segundo orden, es denaturaleza social, lo es porque requiere, en ambos casos, elrespeto de un principio general: la relacin establecida debeser pblicamente aceptable. Pero esta aceptacin no es detipo nico. En las relaciones de segundo orden requiere la112

    competencia de los individuos; en las de primer orden seapoya en otro fenmeno: la anticipacin.

    ANTICIPACIN22

    En el primer captulo seal el lugar que von Wright leconceda a la nocin de inferencia prctica en el anlisisteleolgico de la accin. Es tiempo ahora de volver al temapara resolver un problema que entonces qued en suspenso:en qu es prctica la inferencia prctica? Hay dos manerasde responder a esta pregunta. La primera consiste, junto conWittgenstein y Winch, en decir que una inferencia es prcticaen el sentido en que se confunde totalmente con la accin quela suscita y la actualiza. La segunda respuesta consiste endecir que el carcter prctico de una inferencia le llega delhecho de que la misma surge en un curso de accin y participaen su dinmica. Pero el interrogante que se plantea entonceses el de saber si esta manera de encarar la inferencia no abreel camino al mentalismo. Un argumento extrado del anlisisgramatical de los predicados mentales permite sugerir queese no es el caso: es el propuesto por Ryle en el estudio de losconceptos de disposicin que presenta en La Notion d'esprit.

    En efecto, Ryle encara la atribucin de predicados menta-les como un fenmeno directamente vinculado con una formade accin desplegada en el mundo.23 Lo que lo lleva a decir:

    Cuando aplicamos predicados mentales a individuos, no ope-ramos inverificables inferencias relacionadas con procedi-mientos fantasmticos que tienen lugar en un invisible flujode la conciencia: slo describimos cmo esos individuos secomportan pblicamente en ciertas circunstancias.24

    No obstante, Ryle introduce una diferencia: si atribuir una22 Retomo aqu algunos elementos publicados en A. Ogien, "Les

    dispositions comme eventualits. Une conception sociologique dePanticipation", en C. Chauvir & A. Ogien, ob. cit.

    2i Es preciso recordar que el anlisis de Ryle se consagra, de maneraprivilegiada, a una clase restringida de trminos "disposicionales" (aun-que confiese no saber muy bien cmo operar esta restriccin): los quesirven para "caracterizar las conductas humanas inspiradas por la inte-ligencia y el carcter" (La Notion d'esprit, ob. cit., pg. 122), es decir, losque componen la mayor parte del lxico convencional con cuya ayudatratamos de dar cuenta de la accin.

    24 d., pg. 50.

  • disposicin a un individuo hablar en ingls, poder nadar, serceloso, etc.- requiere nicamente del saber (o de suponer)que lo posee y que podr actualizarlo en el momento oportu-no, decir de alguien que hace uso de una disposicin implicaque esto no sea lgicamente excluido, es decir, que se hacumplido una serie de condiciones materiales para poderhacerlo. Ryle prosigue su investigacin apoyado en estadistincin entre condiciones internas (posesin de un atributopersonal) y externas (contexto de actualizacin) de la manifes-tacin de una disposicin, analizando el tipo de frases en lascuales son empleados los trminos "disposicionales". Planteaante todo que una frase puede cumplir tres funciones: relatarlos hechos, formular proposiciones tericas, enunciar leyes;25y seala que en ese tercer tipo de frase es donde los trminos"disposicionales" son generalmente utilizados. La conclusinque extrae de esa comprobacin se ha vuelto clsica:

    Se utiliza una ley como un billete de inferencia (a la manerade un abono) que le permite al titular pasar de la afirmacinde ciertos hechos particulares a la afirmacin de otros hechosparticulares. La ley proporciona asimismo explicaciones so-bre el estado de cosas particulares y permite producirlasmanipulando ciertos hechos y acontecimientos [... ] para cono-cer una ley es preciso saber aplicarla, es decir, relacionarla conhechos particulares, ya sea para explicarlos o, eventualmente,para producirlos o impedirlos.26

    Los "enunciados-leyes" son al mismo tiempo formulacio-nes, es decir, maneras de construir ciertos tipos de frases enciertas circunstancias e instrucciones, es decir, objetos dota-dos de propiedades especficas (es necesario aprenderlos,saber aplicarlos, hacer que produzcan sus efectos). Ryleseala que los enunciados "disposicionales" son enunciados-leyes de un tipo especial: en la medida en que "se relacionancon objetos o con seres humanos particulares" son proposicio-nes referidas a hechos en los cuales existen todas las razonespara pensar que, aunque no estn enteramente determina-dos, no dejarn de ocurrir. Dicho de otra manera, los enun-ciados nomolgicos pueden expresar dos modalidades de lo

    25 Para Ryle, esas tres funciones se encuentran en una relacinjerarquizada: es preciso aprender a manipular la primera para saberutilizar la segunda y poder emplear la tercera.

    26 d., pg. 118.

    114

    probable: lo posible (cuando la inferencia remite a hechosdeterminados) y lo eventual (cuando la inferencia remite ahechos indeterminados, como las conductas sociales).

    Qu es lo que un individuo debe "saber" de manerasuficiente para producir un enunciado nomolgico del segun-do gnero aceptable (si se admite que tales enunciados sepueden producir en la vida corriente y que se manifiestan enla accin en comn)? Por lo menos cinco cosas:

    1) el hecho de que un conjunto de cualidades propias de laespecie humana sea comnmente compartido por sus miem-bros (ser celoso, egosta, responsable, atento, verstil, guiadopor instintos sexuales srdidos, etc.);

    2) los lmites de lo que es razonable hacer en tal o cualsituacin;

    3) la estructura de los mundos sociales en los cuales seinscriben las actividades cotidianas;

    4) las formas corrientes y variables de la actualizacin delas posibilidades asociadas con tal o cual disposicin;

    5) los principios de lgica no formal que permiten estable-cer "lazos de inferencia" vlidos en el curso de la accin yrevisarlos a voluntad.

    La nocin de conocimiento corriente admite ya lo hedicho- que todos logramos, porque tenemos la costumbre deactuar en comn, utilizar esos elementos del saber. Pero siese es el caso, se puede formular la hiptesis de que las pre-misas de las inferencias prcticas son extradas de las ideasque acuden de inmediato a la mente a propsito de lo que seconsidera que se produce en una determinada circunstancia.Esas ideas -rsticas y aproximativas- confieren cierta actua-lidad a esas eventualidades, puesto que la inferencia prcticaes una "movida"27 hecha en relacin con esta anticipacin. Unejemplo algo grosero ilustrar ese proceso: en el momento dedecirle a su marido que lo engaa, una mujer tiene toda larazn para contar con la brutal aparicin de un sentimientode celos y para prever las reacciones que va a provocar, demodo de evitar las consecuencias perjudiciales (mantenersea respetable distancia, lejos de todo objeto contundente, ms

    27 La nocin de "movida" ("move") pertenece al vocabulario de la teorade los juegos. En Goffman, el trmino denomina un elemento de accin(gesto, mirada, palabra) que reclama ser descifrado por parte de lospartenaires antes de realizar su jugada en la interaccin.

    115

  • bien cerca de una puerta que le permita abandonar el lugar,etc.), incluso si luego resulta decepcionada al observar laindiferencia de quien normalmente habra debido sentirsetraicionado o humillado y manifestar los signos exteriores porlo general asociados con el hecho de estar en ese estado. Si nosatenemos a lo que el ejemplo propone, la anticipacin es notanto una deliberacin que precede e informa la accin acumplir, sino ms bien tomar en consideracin, para lapresente accin, la posibilidad basada en la probabilidad deque ocurra un acontecimiento futuro, sin tener garantaalguna de que efectivamente vaya a ocurrir. Pero esta iden-tificacin sigue siendo demasiado esttica. La anticipacin,tal como la concibo, es una operacin que se encuentraatrapada en la reflexividad de la accin.28 En tanto tal, estsometida a dos descripciones legtimas. Analticamente, se lapuede describir como un elemento de la accin en comn quees inmediata y simultneamente una objetivacin (de lo quepasa), una prediccin (de lo que amenaza con suceder) y unaatencin (que puede adoptar la forma de un ajuste o de unarevisin) ante las reacciones que es razonable esperar de losdems en una determinada circunstancia. Prcticamente, esirreflexiva y se confunde con la accin que la refleja.

    La segunda caracterstica de la anticipacin es la de ser unfenmeno social en el sentido de que es un elemento de laaccin. En efecto, se puede pensar razonablemente que todapersona que acta cuenta con el hecho de que cada uno de suspartenaires, al desempear un papel determinado, obedecera una propensin regularmente verificada de manifestarreacciones tpicas de las situaciones convenidas en las que seencuentra.29 Se est lejos aqu de una nocin de sociologacomprensiva, cuya validez fue rechazada por Winch y vonWright: la de empatia, que supone una especie de captacininmediata de las reacciones que el otro debera tener en unadeterminada circunstancia fundada en la sensacin de una ex-

    28 Hay que recordar que no es la reflexividad del actor. Acerca de estaimportante distincin, cf. M. Czyzewski, "Reflexivity of Actors vs Reflexi-vity of Accounts", Theory, Culture and Society, 11 (4), 1994. Para ladefinicin de este trmino, remitirse a A. Ogien & L. Qur, Le Vocabu-laire de la sociologie de l'action, ob. cit.

    29 La anticipacin no se traduce necesariamente mediante la accin.Puede asimismo adoptar la forma de una abstencin razonada de laactualizacin de una disposicin. Es lo que parece decir McDowell, enMind and Viord (ob. cit., pg. 81) o los psiclogos cognitivos que describenel mecanismo de la inhibicin.

    periencia compartida.30 A diferencia de la empatia, la antici-pacin requiere una actividad de conceptualizacin que poseeun carcter prctico, puesto que es una gua (en constantereconstitucin) para la accin. Por lo tanto, admite que:

    1. los individuos no dejan de producir innumerables rela-ciones y revisiones a los efectos de satisfacer la necesidad devolver aceptables las conductas y las formulaciones;

    2. si quienes actan saben que es proyectando sus expec-tativas de esta manera que hacen lo que hacen, tambinpueden suponer que por su parte sus homlogos proceden demanera idntica, y que lo saben tan bien como ellos.

    En ese pequeo modelo de intercambio social vuelven aencontrarse las dos modalidades con las cuales se ejerce elconocimiento corriente: la objetivacin (identificar los ob-jetos de un medio ambiente) y la contextualizacin31 (iden-tificar los constituyentes de una circunstancia de la ac-cin). Se puede suponer que objetivacin y contextualiza-cin son dos movimientos que participan de la actividad deconceptualizacin.32 Se desencadenan, de manera irreflexi-va y simultnea, en el momento de comprometerse en laaccin y operan, bajo el modo de la revisin, todo el tiempoque dura la misma. En suma, ejercer el conocimientocorriente sera establecer relaciones, a los fines de laaccin y de cada una de sus secuencias, entre un conjuntode elementos pertinentes directamente tomados de unmedio que es "visto como" un determinado marco de accin.Y esto de modo incesante, desde el comienzo hasta eltrmino de una interaccin. Ese ejercicio no es asunto decompetencia (en el sentido de estrategia deliberada basadaen un cierto tipo de saber destinado a orientar racional-mente la accin a los efectos de un fin determinado deantemano), sino que depende ms bien de una especie deacuerdo inicial acerca del orden normal de las cosas, en elcual todo lleva a pensar que preexiste y sobrevive acualquier compromiso en la accin, sin que por ello seaexpresamente presupuesto a cada momento.

    30 El fenmeno es estudiado en la actualidad desde una perspectivacognitiva; cf. A. Berthoz & G. Jorland (dir.), L'Empathie, Pars, OdileJacob, 2004.

    31 Se podra decir "encuadre" si el trmino empleado por Goffman nose prestara a confusin.

  • Ese acuerdo previo (que se asemeja algo a aquel "acuerdoen el lenguaje" del que hablaba Wittgenstein) presenta puesdos caractersticas de la institucin tal como Durkheim ladefini. Pero, posee la tercera la fuerza de imposicin ex-terior de las conductas individuales? Los siguientes doscaptulos tratarn de examinar los argumentos que permi-ten, apenas se adopte una concepcin de la institucin comoncleo de imposiciones de aceptabilidad, mantener la idea deun acuerdo previo sin conferirle, por aadidura, propiedadesdeterminantes.

    ''- Debo esta precisin a la formulacin de Fierre Livet.

    118

    LL

    LA INTERPRETACINOBJETIVA

    La importancia que la sociologa le concede en la actualidadal "punto de vista de los actores" en la explicacin de la accinya no es la herencia de enfoques interaccionistas. Ahoraforma parte de la panoplia de mtodos a los cuales puederecurrir el anlisis. As, a diferencia de la situacin queprevaleca en Francia a comienzos de la dcada de 1980, ya nose encuentra escuela sociolgica que defienda la necesidad deponer en duda lo que dicen los individuos a propsito de lo quehacen o que pretenda dar cuenta de los comportamientossociales nicamente por medio de la agregacin de datoscuantitativos o de la invocacin a un sistema de normas queimpongan mecnicamente su obligatoriedad.

    Por cierto que existen siempre enfoques para los cuales elpunto de vista del actor y las determinaciones propias de lainteraccin siguen siendo factores irrisorios, accesorios osubalternos: continan sosteniendo que la explicacin socio-lgica implica necesariamente la subordinacin del actoindividual a una realidad, existencial o institucional, que loengloba y le da sentido.1 Pero esa opcin parece habersevuelto minoritaria. La necesidad de darle lugar a la interpre-tacin en el anlisis ha adquirido una especie de evidencia,hasta el punto de que su pertinencia casi ha dejado de ser

    1 Dentro de ese grupo -cuyos trabajos divergen considerablemente enel plano de los temas, los mtodos, los estilos y las orientaciones-, sepueden incluir las orientaciones de Crozier (la realidad de referencia esla Organizacin), de Mendras o de Schnapper (la realidad de referenciaes el sistema de valores de una sociedad), de Castel (la realidad dereferencia es la historicidad de las relaciones sociales) o de Latour (larealidad de referencia es un Mundo de Objetos).

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