aguayo y sicilia envian segunda y ultima carta a harvard

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Boletín de prensa México, D. F. a 30 de enero de 2013 AGUAYO Y SICILIA ENVÍAN SEGUNDA Y ÚLTIMA CARTA A HARVARD POR LA PRESENCIA DE FELIPE CALDERÓN EN ESTA UNIVERSIDAD Sergio Aguayo, presidente del Centro de Investigación y Capacitación Propuesta Cívica, y el poeta Javier Sicilia, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, comenzaron a principios de enero de 2013 un intercambio epistolar con el profesor David T. Ellwood, decano de la Kennedy School en la Universidad de Harvard. Debido a la elusiva respuesta que recibieron del decano, el académico y el poeta anunciaron el 21 de enero que prepararían un segundo mensaje con nuevas consideraciones y algunas propuestas. Al inicio de la comunicación, que se puede leer completa en www.sergioaguayo.org, Aguayo y Sicilia notifican que es la última carta que envían a Harvard para tratar este tema. Se destacan los siguientes aspectos del mensaje: Sus motivaciones personales Los autores de la misiva se muestran como dos padres y abuelos sensibles al drama de los desaparecidos por sus propias experiencias, señalan que no persiguen a un exfuncionario. Retoman argumentos centrales del intercambio epistolar Reiteran que el expresidente, Felipe Calderón, violó deliberadamente los derechos de los desaparecidos y de sus familiares. Su gobierno, afirman, fue omiso en investigar los casos de desaparición. Insisten en que se responda su pregunta original ¿cumple el ex presidente mexicano Felipe Calderón con los criterios éticos fijados en los códigos de la Kennedy School y la Universidad de Harvard?

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AGUAYO Y SICILIA ENVÍAN SEGUNDA Y ÚLTIMA CARTA A HARVARD POR LA PRESENCIA DE FELIPE CALDERÓN EN ESTA UNIVERSIDAD

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Page 1: AGUAYO Y SICILIA ENVIAN SEGUNDA Y ULTIMA CARTA A HARVARD

 

 

         

Boletín de prensa

México, D. F. a 30 de enero de 2013

AGUAYO Y SICILIA ENVÍAN SEGUNDA Y ÚLTIMA CARTA A HARVARD POR LA PRESENCIA DE FELIPE CALDERÓN EN ESTA UNIVERSIDAD Sergio Aguayo, presidente del Centro de Investigación y Capacitación Propuesta Cívica, y el poeta Javier Sicilia, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, comenzaron a principios de enero de 2013 un intercambio epistolar con el profesor David T. Ellwood, decano de la Kennedy School en la Universidad de Harvard. Debido a la elusiva respuesta que recibieron del decano, el académico y el poeta anunciaron el 21 de enero que prepararían un segundo mensaje con nuevas consideraciones y algunas propuestas. Al inicio de la comunicación, que se puede leer completa en www.sergioaguayo.org, Aguayo y Sicilia notifican que es la última carta que envían a Harvard para tratar este tema. Se destacan los siguientes aspectos del mensaje: Sus motivaciones personales

• Los autores de la misiva se muestran como dos padres y abuelos sensibles al drama de los desaparecidos por sus propias experiencias, señalan que no persiguen a un exfuncionario.

Retoman argumentos centrales del intercambio epistolar

• Reiteran que el expresidente, Felipe Calderón, violó deliberadamente los derechos de los desaparecidos y de sus familiares. Su gobierno, afirman, fue omiso en investigar los casos de desaparición.

• Insisten en que se responda su pregunta original ¿cumple el ex presidente mexicano Felipe Calderón con los criterios éticos fijados en los códigos de la Kennedy School y la Universidad de Harvard?

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Nuevas consideraciones

• Invitan a reflexionar sobre la responsabilidad de los Estados Unidos en la tragedia humanitaria de México en dos aspectos: al minimizar o ignorar las violaciones a los derechos humanos, entre otras acciones reprobables; y al omitir el tema del contrabando ilegal de armas a nuestro país.

• Precisan que, sin bien una buena parte de las élites estadounidenses son las que ignoran la tragedia, existe un sector de esa sociedad que se preocupa por las consecuencias de las guerras.

Propuestas y expectativas

• Los que suscriben el mensaje esperan que durante la estancia de Felipe Calderón, en la Kennedy School, se realicen actividades académicas encaminadas a estudiar la violencia en México.

• Expresan su deseo porque en estos espacios se discuta con seriedad las responsabilidades que Felipe Calderón y la administración de George W. Bush y de Barack Obama tienen en nuestra tragedia.

 

Centro de Investigación y Capacitación Propuesta Cívica    

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México, D.F, a 30 de enero de 2013

David T. Ellwood Dean, Harvard Kennedy School Scott M. Black Professor of Political Economy [email protected] Estimado profesor Ellwood: Antes de entrar en el contenido de esta segunda y última carta, queremos precisarle algo. Al referirnos a Felipe Calderón, motivo de esta correspondencia, no estamos persiguiendo a un ex funcionario. Somos, estimado Sr. Ellwood, dos padres y abuelos que hemos vivido en carne propia los estragos de la llamada Guerra Sucia que se libró en las décadas de los sesenta y setenta, y de la que vivimos ahora. Como testigos cercanos de ese horror sabemos que el drama más terrible es el de los desaparecidos: se castiga con el deprecio y el olvido a quien se desvanece de un día para el otro y, con el suplicio de no saber dónde se encuentra, se deja a sus padres, esposas, hijos, amistades y a un país entero. Ningún Estado democrático que se respete –y ese no fue el de la administración de Felipe Calderón– puede estar en paz sin saber dónde se encuentran más de veinte mil de sus ciudadanos. Esa realidad, que usted se obstina en ignorar, dejó sin responder en su carta del 17 de enero. La pregunta más importante de nuestra primera carta era: ¿cumple el ex presidente mexicano Felipe Calderón con los criterios éticos fijados en los códigos de la Kennedy School y la Universidad de Harvard? A esa pregunta que hoy volvemos a reiterar queremos agregar algunas precisiones que deben conducir a una reflexión sobre la responsabilidad de los Estados Unidos en la tragedia humanitaria que ensangrienta a nuestro país.

Felipe Calderón Hinojosa violó deliberadamente los derechos de los desaparecidos y de sus familiares. Su gobierno estaba obligado a investigar legal y éticamente lo que les había pasado y a informar a las familias. No lo hizo.

El 29 de noviembre nos enteramos que la Procuraduría General de la República tenía un listado de más de veinticinco mil desaparecidos. A Felipe Calderón le quedaban dos días como presidente y hubiera podido ordenar que la lista se hiciera pública. Su única respuesta fue el silencio que todavía mantiene. Entretanto, hemos sido informados verbalmente que esa lista desapareció de los archivos de la Procuraduría.

Felipe Calderón no es un caso aislado. Es el patrón de una vergonzosa conducta. La degradación de la vida pública tiene su origen en la recurrente impunidad de los violadores de derechos humanos en México. Para ello, han contado con el respaldo de buena parte de las élites estadounidenses que, en la mayoría de los casos, han preferido ignorar o minimizar las ejecuciones extrajudiciales, los fraudes electorales, los secuestros y las desapariciones. Estamos

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en capacidad de demostrar esta evasión con los informes que cada año elabora el Departamento de Estado sobre los derechos humanos en México.

Una parte de los Estados Unidos ha hecho invisible la tragedia mexicana y su papel en ella. Un ejemplo actual es el debate sobre armas entre el gobierno del presidente Barack Obama y la Asociación Nacional del Rifle. Ninguno de ellos menciona el inmoral e ilegal contrabando de armas estadounidenses a nuestro país. Para ellos, no cuentan quienes mueren o son heridos con balas y rifles norteamericanos en México. En aras de la precisión hay un sector de estadounidenses preocupados por las consecuencias de las guerras.

Esperamos que la atención que ha despertado la presencia de Felipe Calderón en la Kennedy School como beneficiario de una beca Angelopoulos sirva para avivar el interés sobre lo que pasa en México. Ojalá que en la Universidad de Harvard se organicen, durante 2013, coloquios, conferencias y proyectos de investigación sobre la epidemia de violencia que devasta a México y las responsabilidades que Felipe Calderón y la administración de George W. Bush y de Barack Obama tienen en nuestra tragedia. Tal vez en alguno de esos encuentros públicos el ex presidente Felipe Calderón explique y fundamente lo que hizo y dejó de hacer para encontrar y atender a las familias de las decenas de miles de mexicanas y mexicanos desaparecidos. En sus años de presidente no cumplió con esa obligación de gobernante y ese deber como ser humano. Respetuosamente, Sergio Aguayo Javier Sicilia Profesor de El Colegio de México Poeta Presidente del Centro de Investigación Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y Capacitación Propuesta Cívica [email protected] [email protected] Ccp. Drew Gilpin Faust, Presidenta de la Universidad de Harvard. [email protected] Ccp. Jorge I. Domínguez. Vice Provost for International Affairs. [email protected] Ccp. Lydia Cummings, Ombudusman de la Universidad de Harvard. [email protected] Ccp. Donna Wray, Ombudsperson de la Kennedy School. [email protected] Ccp. Matthew Alper, Ombudsperson de la Kennedy School. [email protected] Ccp. Gianna Angelopoulos-Daskalaki. https://www.facebook.com/gianna.angelopoulosdaskalaki  

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30th of January, 2013 David T. Ellwood Dean, Harvard Kennedy School Scott M. Black Professor of Political Economy [email protected] Dear Professor Ellwood, Before embarking on the central topic of this second and final letter, we would like to make a clarification. When we refer to Felipe Calderón, the motive of this correspondence, we are not pursuing a former government official. We are, esteemed Mr. Ellwood, two parents and grandparents who have suffered first-hand the devastation caused by the Dirty Wars of the Sixties and Seventies, as well as the one we live today. As close witnesses of this horror, we know that the greatest drama is that of those who have simply disappeared (los desaparecidos). This drama is punished by contempt and oblivion towards those who vanish from one day to the next, as well as the agony of uncertainty which is endured by their parents, wives, sons, loved ones, and an entire nation. No self-respecting democratic State - and this was not that of the administration of Felipe Calderón - can be at peace if the whereabouts of more than twenty thousand of its citizens remains unknown. This reality, which you obdurately ignore, was not addressed by your reply, dated 17th of January, to the most important question in our first letter: Does ex-Mexican President Felipe Calderón meet the strict ethical criteria set forth by the Codes of the Kennedy School and the University of Harvard? We would like to broaden this question, which we reiterate today, with certain points that should lead to a reflection regarding the United States' responsibility for the humanitarian tragedy that engulfs our nation. Felipe Calderón Hinojosa deliberately violated the rights of the disappeared and their families. His government was legally and ethically bound to investigate their whereabouts, and to inform their families. It did neither. On the 29th of November, it was brought to our attention that the Procuraduría General de la República (corresponding to the United States' Department of Justice) had in its possession a list of more than 25 thousand disappeared individuals. Felipe Calderón, with two days remaining in office, could have released this list to the public. His only action was to maintain silence, as he does to date. In the meantime, we have been informed that the list has vanished from the archives of the Procuraduría. Felipe Calderón is not an isolated instance. There is a pattern of shameful conduct. The degradation of our public life stems from the fact that violators of human rights have transformed Mexico into a paradise of impunity. In this, they have had the full support of broad segments of the American elites who have largely chosen to ignore or to minimize the illegal executions, the

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electoral frauds, the kidnappings, and the forced disappearances. Such evasions are clearly reflected in the yearly reports prepared by the State Department concerning Human Rights in Mexico. A large part of the United States has chosen to ignore its role in the Mexican tragedy. A very current example is the ongoing debate concerning weapons between the government of President Barack Obama and the National Rifle Association. Neither interlocutor has chosen even to mention the illegal and immoral contraband of high-powered weapons into our country. For them, those who die or are wounded by American-made weapons and bullets in Mexico simply do not count. Nonetheless, in all fairness, there is a broad sector within the United States that is concerned by the consequences of the wars. It is our hope that the attention awakened by the presence of Felipe Calderón as a beneficiary of an Angelopoulos Fellowship at the Kennedy School of the University of Harvard will broaden a general interest in the unfolding Mexican tragedy. We also hope that in 2013 the University of Harvard will organize conferences, meetings and research projects regarding the epidemic of violence that devastates Mexico, and on the responsibility borne by Felipe Calderon and by the governments of George Bush and Barack Obama in our tragedy. Perhaps, in one of these meetings, former president Felipe Calderón will be able to explain and rationalize what he did or did not do to find and attend to the families of tens of thousands of Mexicans who have disappeared. In his years as President, he failed to fulfill this governmental obligation, and his duties as a human being. Respectfully, Sergio Aguayo Professor, El Colegio de Mexico President of Center of Research and Training Propuesta Civica [email protected] Javier Sicilia Poet, Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad [email protected] Translation Julian Brody. [email protected] Ccp. Drew Gilpin Faust, President Harvard University. [email protected] Ccp. Jorge I. Domínguez. Vice Provost for International Affairs [email protected] Ccp. Lydia Cummings, Ombdusperson Harvard University. [email protected] Ccp. Donna Wray Ombudsperson, Kennedy School. [email protected] Ccp. Matthew Alper, Ombudsperson, Kennedy School. [email protected] Gianna Angelopoulos-Daskalaki https://www.facebook.com/gianna.angelopoulosdaskalaki