agosto 2014 no

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AGOSTO 2014 No.2

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Consejo EditorialOscar ValenzuelaJosé Manuel Chacón

Colaboran en este número:José CajasDirector del Departamento de Vida Silvestre.Rony Estuardo TrujilloUnidad de Seguimiento y EvaluaciónDepartamento de Planificación, Estudios y ProyectosJosé Manuel ChacónSección de Sensibilización y Participación SocialDepartamento de Educación y Fomento

Diseño y DiagramaciónEdgar Arana VillanuevaSección de Comunicación Social

Producción y distribuciónSección de Sensibilización y Participación SocialDepartamento de Educación y FomentoConsejo Nacional de Áreas Protegidas –CONAP-

Correo electrónico:[email protected]

Créditos Fotográficos

Masa Crítica, Dirección Regional del Altiplano Occidental del CONAP, José Manuel Chacón

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En este segundo número de El Hormiguero, presentamos tres interesantes artículos que pueden ser polémicos en algunos círculos o instituciones, porque supondrían cuestionamientos a visiones de desarrollo, pero confiamos como indicamos en el primer número, que los contenidos que aquí se expongan no sean entendidos como crítica negativa, sino como un espacio de revisión y reflexión en la praxis de gestionar un mejor sistema de protección y conservación de nuestras áreas protegidas. En ese ámbito nos complace presentar a todos los docentes y estudiantes tres temas de especial importancia, como son: Una breve introducción al conocimiento de nuestra diversidad biológica; un análisis de las prácticas de reforestación y por último los impactos de los plaguicidas usados en al agricultura tradicional.

Como siempre, esperamos que estos aportes contribuyan a fortalecer nuestra conciencia ambiental.

Gracias por su atención.

JMC

Editorial

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Análisis de las prácticas de Reforestación desde la perspectiva de la diversidad biológicaJosé Octavio Cajas Castillo

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Guatemala es considerada uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo (CONAP 2012). Dicha diversidad se ve seriamente amenazada con la pérdida anual de aproximadamente 132,000ha de bosques que son convertidos en su mayoría en extensas zonas agroindustriales y de aprovechamiento forestal, que constituyen quizá las mayores amenazas para la conservación de la diversidad biológica del país (IARNA 2012). Aunado a lo anterior, Guatemala ha reducido en los últimos 10 años (2003-2013) la superficie que se destina al cultivo de alimentos que pasó de aproximadamente 1.4 millones a 0.9 millones de ha, mientras que los cultivos permanentes (caña de azúcar, café, palma africana, pastos) aumentaron en el mismo período de 0.6 millones de ha a 1.1 millones de ha (INE 2014).

La pérdida de bosques, aunado al aumento de monocultivos extensivos debiese preocuparnos de sobre manera, pues en la actualidad el 74% de la población guatemalteca depende en alguna medida de los productos que extraen de los bosques. De esta población 45% vive en pobreza y 21% en extrema pobreza (URL- IARNA, 2009). Se enciende la luz roja cuando vemos que parece estamos siguiendo el camino de países como Haití que posee los más bajos índices de desarrollo humano. Es importante resaltar que en este país caribeño queda en píe menos del 4% de los bosques naturales, y como consecuencia de la sobreexplotación del suelo para el cultivo de caña de azúcar, café y añil, el suelo se ha perdido por completo en algunos lugares (Bourne 2008).

Como respuesta a la deforestación, el estado de Guatemala, así como muchas organizaciones privadas y otras instituciones sin fines de lucro, han promovido intensas y costosas campañas de reforestación con su respectiva campaña de publicidad, bajo la idea de que contribuyen a la “conservación,

recuperación y sostenibilidad de la naturaleza del país”. Es necesario aclarar en este punto, que no es nuestro interés escribir para desacreditar dicha práctica (reforestar), la intención es más bien la de analizar su aporte a la conservación de la diversidad biológica, pues como se mencionó, estas campañas se presentan con esta justificación ante la sociedad. Un análisis no tan profundo permite apreciar, que están por mucho, lejos de cumplir con estos fines.

Muchas plantaciones forestales se establecieron con honestas buenas intenciones; es decir, quienes las llevaron a cabo realmente creían (o creen) que contribuirían a proteger y recuperar la diversidad biológica del país. De hecho, el poco conocimiento que a nivel nacional tenemos sobre nuestra propia diversidad biológica y nuestros ecosistemas, propició que incluso se hayan establecido como áreas protegidas espacios con monocultivos forestales, de árboles exóticos, como los parques “Naciones Unidas” y “Las Victorias”.

Para demostrar que los efectos adversos de la reforestación a la diversidad biológica, no difieren a los de cualquier otro monocultivo extensivo, utilizaremos como ejemplo lo que sucede en monocultivos forestales de especies exóticas internacionales o exóticas nacionales (cuando una especie del país es introducida a otro ecosistema también del país, que no era parte de su distribución natural), llevadas a cabo, en muchos casos con las mejores intenciones.

Dentro de los logros del PINFOR durante los últimos 15 años se reporta el pago de incentivos forestales para establecer monocultivos extensivos de Tectona grandis y de Gmelina arbórea en 17,328 ha y 7, 428 ha respectivamente, ambas especies originarias del Sur de Asia (INAB, logros PINFOR 1998-2011), el resultado son 23,756 ha donde se ha suplantado bosques que contenían cientos de especies arbóreas,

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arbustivas, epífitas, de fauna, etc., por plantaciones con una sola especie de árbol, con la consecuente reducción de toda la diversidad biológica asociada a bosques naturales.

Pululan por todo el territorio nacional plantaciones forestales de especies exóticas como eucaliptos, casuarinas, hule, teca, melina, palma africana, etc., estas plantaciones han sido reconocidas como amenazas para la diversidad biológica en los trópicos (CBD 2002). Algunas especies como eucaliptos y casuarinas por ejemplo, evitan que a su alrededor crezcan otras especies de plantas (Avila et al. 2007), resecan el suelo, no producen flores, ni frutos carnosos, por lo que no proveen recursos para aves, mariposas, abejas, murciélagos, vertebrados terrestres, etc. Sus hojas no constituyen recursos alimenticios para animales herbívoros, las aves no hacen nidos en ellos y permiten un bajo crecimiento de epifitas (bromelias, orquideas).

Los monocultivos tienen dentro de sus consecuencias, la reducción de la riqueza (número de especies) y abundancia de especies de animales polinizadores (Vanbergen 2013). Cada grupo de plantas produce flores diseñadas para atraer y ser polinizadas por grupos específicos de polinizadores (abejas nativas, mariposas, colibríes, murciélagos, etc.). Esta reducción en las poblaciones de polinizadores, podría llegar a afectar la productividad agrícola de frutas, verduras, flores, y otros vegetales de importancia económico-social. Los animales herbívoros tienen reducidas sus posibilidades de alimentación, pues, por ejemplo, las hojas de los pinos, eucaliptos y casuarinas no constituyen una fuente de alimento para ellos, de ese modo la disponibilidad de presas para depredadores mayores como jaguares, pumas, coyotes, etc., se ve disminuida, también la disponibilidad de piezas de caza de subsistencia se vería reducida.

En consecuencia, aquellas poblaciones rurales cuyo acceso a proteína animal depende en alguna medida de la caza, también se vería afectado.

La inversión necesaria para recuperar bosques naturales donde se han establecido plantaciones forestales sin valor, es muy alto; por ejemplo, producto de las campañas de “salvación de los bosques” han dejado muchos territorios cubiertos con eucaliptos y casuarinas, que tienen muy poca importancia ecológica, económica y social y dadas sus características más bien reducen la posibilidad de que en estos espacios se desarrollen otras especies vegetales o animales con valor socio-económico y ecológico que históricamente han proveído a las comunidades rurales de alimentos, medicinas, material de construcción, combustibles, presas de caza de subsistencia, etc.

Guatemala posee en sus 14 diferentes zonas de vida, aproximadamente 1,000 especies de árboles nativos que colocan al país en la posición número 24 de los 25 países con mayor diversidad arbórea del mundo (Loening y Markussen 2003). Cada especie de árbol provee nichos para diferentes grupos de orquídeas, lianas, bromelias, etc., cada una de estas especies con sus respectivos polinizadores y dispersores de semillas. La diversidad de la vegetación en los bosques naturales propicia también una alta diversidad de fauna. La reducción de la diversidad de flora en monocultivos extensivos de árboles (como melina, pino, tectona, hule, etc.) reduce consecuentemente la diversidad de fauna de un área.

Como se ha demostrado, los monocultivos extensivos de árboles, no constituyen modelos de conservación de la diversidad biológica y de los ecosistemas naturales, por lo que los proyectos tradicionales de reforestación, no deberían ser utilizados ya con ese argumento.

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Es fundamental, para evitar resultados contrarios al de recuperar nuestros bosques, que el planteamiento de los objetivos y los alcances de los programas de reforestación sean establecidos en función de lo que realmente se quiere. Es decir, si el objetivo de una plantación de pinos, es que en el futuro sean cosechados y aprovechados de manera planificada, entonces los alcances y objetivos concuerdan con la actividad. Pero si el objetivo es plantar 1,000 hectáreas de pino donde antes hubo bosques de niebla y pretender decir que eso tiene fines de conservación de la diversidad biológica, entonces, en este caso la actividad de reforestación en sí misma, es contraria al objetivo.

De todo lo anterior surge la pregunta… ¿Que hacer para recuperar los bosques naturales donde los hemos perdido?, o, ¿Cómo hacer que monocultivos extensivos (pueden ser árboles, palma africana, caña de azúcar, pasto para ganado, etc.) sean compatibles con la conservación de la diversidad biológica? ¿Es la reforestación tradicional la única alternativa? Las respuestas no son para nada sencillas, son bastante complejas y requieren de mucha información seria procedente de diferentes ramas del conocimiento.

Primero se debe establecer claramente los objetivos de un programa de reforestación, a partir de allí y cuando existe el conocimiento necesario, se puede seleccionar las especies a utilizar para la recuperación y conservación de la diversidad biológica de áreas degradadas. Es necesario saber cuáles son las especies arbóreas y arbustivas nativas de los ecosistemas locales, conocer la importancia ecológica, económica y/o social de estas especies, su nivel de especialización

en procesos como polinización, dispersión de semillas, etapa de sucesión donde se desarrollan, características del suelo, microclima, ciclos fenológicos, etc.

En la actualidad existe una rama de la actividad científica dedicada al desarrollo de técnicas de “restauración ecológica”, que tienen como objetivo iniciar o acelerar la recuperación de un ecosistema con respecto a su salud, integridad y sostenibilidad. La restauración intenta retornar un ecosistema a su trayectoria histórica (SER 2004). En este sentido, algunas técnicas se han probado en diferentes regiones del neotrópico.

En Costa Rica, en áreas donde se han perdido los bosques naturales se ha demostrado que la colocación de refugios nocturnos para murciélagos frugívoros distribuidos a través de áreas desprovistas de bosque, que estos animales utilizan como refugios para alimentarse durante la noche, aumentan la abundancia y diversidad de semillas en los alrededores de los refugios, acelerando la regeneración natural de los bosques y aumentando la diversidad vegetal a través del flujo de semillas hacia estos sitios (Kelm et al. 2008).

En Chiapas México existen proyectos con objetivos múltiples como recuperación de suelos, proveer recursos económicos a campesinos, conservar y recuperar la diversidad biológica, etc. En estas zonas experimentales se ha seleccionado especies arbóreas y arbustivas que tienen importancia ecológica pero que también tienen importancia socio-económica (Dañobeytia et al. 2007; González-Espinoza et al. 2007;

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Ramírez et al. 2007), árboles nativos de los ecosistemas de las localidades, que proveen recursos a las especies animales de polinizadores y dispersores de semillas, además son comestibles y comerciables por las poblaciones humanas, permiten el crecimiento de otros tipos de vegetación asociada como epífitas, lianas, musgos y favorecen la recuperación del suelo.

En otras experiencias se han utilizado los cercos vivos como modelos de conservación de la diversidad biológica y como corredores para conectar masas boscosas distantes. El principio es el mismo, aumentar la diversidad vegetal de los cercos vivos considerando especies de importancia ecológica, maderables, alimenticias, energéticas, etc. (Harvey et al. 2003; Chacón y Harvey 2006), que permitan la funcionalidad de procesos ecológicos fundamentales como el mantenimiento de poblaciones saludables de polinizadores y dispersores de semillas, que en gran medida son responsables de la diversidad vegetal y son quienes permiten el intercambio y flujo genético de la vegetación nativa contenida en los bosques.

La utilización de parches en los que se permite el crecimiento de la vegetación natural distribuidos de manera planificada a través de extensas matrices agroindustriales es también una alternativa para conservar al menos una parte de la diversidad biológica del ecosistema original y mantener el flujo e intercambio genético entre masas boscosas mayores insertadas o que rodean la matriz agro-industrial (Saura et al. 2014).

En relación a lo anterior, en Veracruz, México, se ha determinado que permitir la permanencia de árboles aislados, atractivos para especies de animales frugívoros, aumenta el flujo de semillas hacia estos árboles, permitiendo una alta diversidad vegetal bajo la sombra de estos. Por ejemplo, los árboles del género Ficus producen grandes cantidades de frutos que son atractivos para muchísimas especies

de aves, murciélagos y mamíferos arborícolas que transportan semillas de una gran variedad de especies de plantas y de diversos sitios hacia estos árboles (Guevara 2004). Si se permite el desarrollo de la vegetación bajo la sombra de estos árboles, en relativamente poco tiempo, estos funcionan como núcleos de regeneración de ecosistemas.

En los programas de restauración ecológica, para recuperar y conservar la diversidad biológica, es importante considerar especies arborícolas o arbustivas que provean recursos florales y frutales durante todos los meses del año a fin de que estos permitan flujos e intercambios genéticos entre diferentes especies y diferentes parches de bosques a lo largo de todo el año.

Hoy que la conservación de la Megadiversidad de Guatemala es un compromiso de estado frente a los guatemaltecos y frente al resto de países suscriptores del Convenio de Diversidad Biológica, es necesario desarrollar la investigación científica que permita implementar técnicas de restauración ecológica acordes a la realidad de Guatemala, que permita el cumplimiento de objetivos diversos que van desde el aprovechamiento económico, social, protección de suelos, fuentes de agua y por supuesto… la conservación de la diversidad biológica. En este mismo sentido, deberían caminar también los grandes productores agropecuarios, para lograr realmente que sus actividades tengan el menor impacto negativo y más bien tener efectos positivos en la conservación de la riqueza natural contenida en los ecosistemas naturales del país, que constituye el patrimonio natural de la nación, es decir… de todas y todos los guatemaltecos.

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BIBLIOGRAFÍA

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Ambiente y plaguicidasArq. José Manuel Chacón

Es derecho de todo ser humano y de los pueblos en que se integran a vivir en un medio ambiente sano, equilibrado y seguro, a disfrutar de la biodiversidad presente en el mun-do y a defender el sustento y continuidad de su entorno para las futuras generaciones.

(La Declaración de Derechos Humanos Emergentes, artículo 3)

Es posible que usted sea una de las personas que lleve una dieta vegetariana, y que tomó esta decisión personal ya sea por cuestiones de salud o por ser consecuente con sus ideas en favor de nuestro planeta. Lo que probablemente no sabe es que los vegetales (frutas, verduras, granos, montes…) que adquirió en el mercado de su cuadra, comunidad, aldea… o para los que vivimos en una colonia capitalina en los “supermercados”; posiblemente hayan sido expuestos a venenos para que pudieran desarrollarse con mejor tamaño y exuberancia, a manera que puedan ser seleccionados dentro del mercado. Lo que tampoco es probable que sepa es que estos agrotóxicos o plaguicidas, sean los responsables de generar muchas enfermedades como cánceres de todo tipo, infertilidad, diabetes, alergias, resistencia a antibióticos, anemias, ictericias, etc. En la elección de estos alimentos vegetarianos o de otro tipo es muy raro encontrar los llamados “warnings” o advertencias que digan por ejemplo “Este producto puede producir cáncer por haber sido fumigado con …”, advertencias como las que presentan los cigarrillos y licores. La contaminación por plaguicidas también incluye a todas las especies de animales, por lo que alimentarse con carne de pollo, res, cerdo o pescado que a su vez se hayan alimentado con alimentos expuestos a venenos es igual o peor que alimentarse

con vegetales contaminados, ya que estos los acumularán en el hígado y de esta forma los trasladarán a nuestra mesa.

¿Pero de dónde viene todo esto? La historia es un poco larga, y no es el objetivo particular de este artículo, pero podemos comenzar describiendo lo que se llamó “La revolución Verde”.

Ponemos en duda todavía si este “avance científico tecnológico” nace con principios humanitarios de acabar con el hambre en el mundo, lo que si podemos asegurar es que se expande después de la segunda guerra mundial (1945…) y luego es arrebatado por las mismas empresas que vendían tóxicos y herbicidas, como armas químicas durante este trágico acontecimiento. La Revolución Verde significó la implantación de los llamados “paquetes tecnológicos”, de fertilizantes y agrotóxicos que vinieron a impactar especialmente en los países pobres, además en la diversidad biológica y en la pérdida de conocimientos ancestrales de miles de años que garantizaban una agricultura sana. La compra de estos paquetes tecnológicos también influyó en incrementar enormemente el precio de los productos además de generar dependencia.

La Revolución Verde no solucionó entonces los grandes problemas para los cuales fue creada: resolver el hambre en el mundo. Su

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meta fue fomentar la producción para los mercados ya sea nacionales o extranjeros. Y mientras la mayoría de la población no tenga poder adquisitivo el hambre seguirá galopando… y la cura resultó peor que la enfermedad. Muchos de estos agrotóxicos han sido prohibidos por diferentes convenciones y tratados internacionales, por todos los daños que causan en la salud y en el ambiente, pero se siguen importando y formulando en los países pobres como el nuestro. Entre estos se pueden mencionar los más peligrosos: Aldrín, BCH/Lindano, Clordano, Clordimeform, DDT, Dieldrín, Endrín, EDB, Heptacloro, Mercuriales, Metil Paratión, Paraquat o Gramoxone, Paratión, Pentaclorofenol, Toxafeno (Fuente: Ambiente sin Fronteras). El bromuro de metilo, ha sido otro químico que se ha usado con “regularidad” en Guatemala especialmente en la “desinfección” o esterilización de los suelos, en plantaciones de melón y tabaco. El Protocolo de Montreal ha restringido con severidad su uso por impactar en la capa de ozono y por daños al ambiente, principalmente en los microorganismos encargados de la descomposición que tienen los suelos fértiles; en otras palabras, suelos tratados con este agrotóxico sólo podrán ser productivos con abonos y fertilizantes químicos, manteniendo el círculo vicioso en suelos esterilizados.

Según investigación publicada por El Periódico el 18 de abril del 2011, el servicio Médico Forense registra que 303

guatemaltecos murieron en el 2004 por intoxicación de plaguicidas y el Ministerio de Salud conoció 22 intoxicaciones en niños menores de cuatro años. La misma publicación indica que de acuerdo con la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud, ocurren anualmente unas 1,200 intoxicaciones agudas, dentro de las cuales entre 150 a 200 de los casos terminan en muertes. Desde luego que nunca se reportan los casos donde los plaguicidas son responsables de generar enfermedades mortales o que impacten en la salud a corto, mediano o largo plazo como las ya indicadas, y menos hasta donde estos casos influyan en el sostenimiento del sistema de salud como tal.

De los impactos al ambiente es dónde menos se habla o se estima a pesar de ser también de gravedad, para muestra mencionaremos las amenazas que sufren nuestras especies de polinizadores como: murciélagos, abejas nativas o meliponas, abejas europeas (Apis mellifera) y los bellos gorriones o picaflores. Nuestro país pierde año con año, su principal tesoro natural por envenenamiento. En este tema debemos de exteriorizar que sin esta diversidad biológica la agricultura como tal no existe. Muchas aves silvestres como las codornices se encuentran amenazadas de extinción por sufrir envenenamiento en cultivos de hortalizas previamente fumigados y de igual manera los colibríes encuentran la muerte en

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los viveros de flores. Tampoco podemos dejar de mencionar la contaminación de las fuentes de agua ya sea de correntía o subterránea que se ve afectada en las actividades de riego y que amplía la lista de especies amenazadas de peces, caracoles, jutes, etc. que son o han sido parte de la dieta alimentaria y paremos de contar.

El peor panorama, de todo esto es saber que la Revolución Verde no ha pasado de “moda”, que se ha modernizado con el ingreso de la ingeniería genética. Ahora los “paquetes tecnológicos” incluyen semillas transgénicas (con sus venenos incluidos) como las variedades de maíz amarillo conocidos como Bt (por la denominación del Bacillus thuringiensis) que se importa para la elaboración de concentrados para aves (porque influyen en la coloración de la yema de los huevos) y animales vacunos. Desde luego que esta variedad de maíz además contamina genéticamente (por polinización) nuestras variedades nativas. Escribir sobre plaguicidas es un campo muy amplio y punzante, principalmente en lo que refiere a las precauciones que se deben de estimar.

Y cuál es la solución para este tétrico panorama? quizás la respuesta la encontremos en promover la agricultura ecológica, los huertos caseros y comunitarios, es decir promover cultivos que estén libres de venenos y químicos peligrosos. Además, con la meta de recuperar conocimientos ancestrales de producción agrícola; conservar especies de flora y fauna: sapos, insectos como la mantis religiosa (familia Mantidae) y las mariquitas (familia Coccinellidae) que contribuyen al control de plagas, la lombriz coqueta roja (Eisenia foetida) que produce abono de excelente calidad, y muchas otras especies beneficiosas.

Lo que quisiéramos valorar en este espacio, es que los consumidores tenemos derecho a recibir alimentos sanos y seguros, a que se nos informe del proceso de producción de los mismos, en el contexto de vivir en un ambiente sano.

Nueva Guatemala de La Asunción, abril 2014

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Conservación de la naturaleza en Guatemala: una breve introducción al conocimiento de nuestra diversidad biológicaRony Estuardo Trujillo Sosa

Conocer y valorar la diversidad biológica con que cuenta Guatemala es indispensable para su efectiva conservación y utilización sostenible. ¿Pero, qué entendemos por diversidad biológica o biodiversidad? Una respuesta sencilla se presenta a continuación: la biodiversidad es el resultado de un proceso evolutivo que se manifiesta en la existencia de diferentes formas de ser para la vida. Resulta muy común en países como Guatemala, en donde el conocimiento de la biodiversidad es limitado, que los estudiantes de nivel primario y medio no tengan dentro de su imaginario una identificación con la

biodiversidad nativa del territorio, conociendo de mejor manera especies emblemáticas de otros lugares, como por ejemplo, leones, osos,

elefantes, jirafas, tigres, etc.

En vista de lo anterior, el presente trabajo pretende hacer una breve introducción al conocimiento de la biodiversidad de Guatemala,

una asignatura que sin duda debe fortalecerse en el sistema educativo nacional, con el propósito de

fortalecer la conservación de la naturaleza en el país.

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Vamos a empezar este viaje hablando de la flora de Guatemala. El término flora simplemente hace referencia al conjunto de plantas que habitan un lugar. En el territorio guatemalteco existe una extraordinaria diversidad de plantas, encontrándose más de 10,000 especies nativas. Entre estas especies podemos encontrar a los musgos y helechos, los cuales son grupos de plantas muy antiguos y que se encuentran muy bien representados en el territorio guatemalteco. Los helechos por ejemplo, son plantas que no producen flores ni semillas, siendo su reproducción por medio de esporas. Ejemplos de helechos son las colas de quetzal y las calagualas.

Siguiendo con la flora de Guatemala, encontramos el grupo de las coníferas, las cuales son plantas que se reproducen por semillas, aunque sin formar flores. Ejemplos de coníferas son los pinos y los cipreses, los cuales son árboles característicos de los bosques de Norteamérica, pero que pueden encontrarse en Guatemala debido a condiciones propicias de altitud, clima y humedad.

Para terminar con este breve repaso de la flora de Guatemala tenemos a las plantas con flor, el cual es el grupo más numeroso de plantas en el país y en el mundo. Las plantas con flores se encuentran casi en cualquier lugar, en forma de hierbas, arbustos y árboles. La mayoría de las plantas que consumimos como parte de nuestra dieta son plantas con flores. Dentro de este grupo también encontramos árboles de maderas preciosas como la caoba, el cedro y el rosul. La ceiba y la monja blanca son también plantas con flor, como lo son los encinos, jacarandas, matilisgüates y la mayor parte de las plantas que vemos día a día.

La fauna de Guatemala, al igual que la flora, es altamente diversa. En el país se encuentra una asombrosa diversidad de invertebrados tanto en la tierra como en el mar. En el mar podemos encontrar estrellas marinas, medusas, corales, gusanos poliquetos, moluscos (caracoles y conchas) y crustáceos (cangrejos y camarones), por mencionar algunos grupos. En la tierra, la mayor parte de los invertebrados son insectos, muchos de los cuales todavía son

desconocidos para la ciencia.

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Los insectos se diferencian de otros invertebrados por presentar tres pares de patas, dos antenas y dos alas (las alas pueden estar ausentes en algunos insectos). La clase de los insectos está muy bien representada en Guatemala, en donde podemos encontrar diversidad y abundancia de mariposas, escarabajos, abejas, hormigas, saltamontes, grillos, moscas, libélulas, avispas, zancudos, pulgas, mantis, chinches, quiebrapalitos y muchos otros grupos más. Resulta común que las personas confundan a los insectos con los arácnidos, pero estos últimos se diferencian por tener cuatro pares de patas y carecer de antenas y alas. Los arácnidos también se encuentran en toda Guatemala, siendo sus representantes más conocidos las arañas y los alacranes. Otro grupo de invertebrados presente en el país son los ciempiés y milpiés, los cuales no son ni insectos ni arácnidos, sino un grupo diferente. Siguiendo con los vertebrados, la clase de los anfibios presenta más de 160 especies

que se distribuyen naturalmente en el país, muchas de las cuales se encuentran solo en Guatemala y en ninguna otra parte del mundo; es decir, son endémicas. Entre los anfibios encontramos ranas y sapos, salamandras y tapalcúas. Como un dato interesante podemos mencionar que Guatemala es el país a nivel mundial con la mayor diversidad de especies de salamandras sin pulmones en el mundo. De hecho, todas las especies de salamandras que se encuentran en el país son salamandras sin pulmones.

Dentro de la clase de los reptiles encontramos en el país un poco más de 240 especies, incluyendo tortugas terrestres, de agua dulce y marinas, gran diversidad de lagartijas, serpientes, cocodrilos, caimanes, y especies únicas como el heloderma o niño dormido de los bosques secos de Guatemala. Un dato interesante sobre los reptiles en Guatemala es el hecho de que de las ocho especies de tortugas marinas que existen en los océanos del mundo, seis

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de estas visitan las playas guatemaltecas para desovar. En relación a las serpientes, la gran mayoría de éstas son inofensivas para el hombre, aunque en el país existen especies venenosas como la barba amarilla, cascabel y mano de piedra, así como cantiles, chetas y corales, entre otras.

Siempre dentro de los vertebrados tenemos a las aves, de las cuales más de 720 especies pueden encontrarse en Guatemala. De esta gran riqueza de aves, algunas especies están asociadas a hábitats acuáticos como los patos, zambullidores, cormoranes y pelícanos. También podemos encontrar en Guatemala aves depredadoras como águilas, halcones, gavilanes y búhos, así como especies carroñeras como los zopilotes. En Guatemala todavía es posible encontrar loros, guacamayas y diferentes especies de pavos, así como al que muchos consideran el ave más bella del mundo, el quetzal.

Para terminar con los vertebrados, vamos a presentar a la clase más emblemática de este grupo, quizás porque pertenecemos a ella, la de los mamíferos. En Guatemala existen alrededor de 200 especies de mamíferos, desde marsupiales como los tacuacines (emparentados con los canguros) hasta las ballenas y delfines que habitan nuestras costas. Asimismo, dentro de los mamíferos de Guatemala tenemos gran diversidad de ratones y murciélagos, así como también musarañas, conejos, zorrillos, comadrejas, ardillas, armadillos, cotuzas, tepezcuintles, venados, cabritos, coche de monte, jabalí, mapaches, pizotes, zorro gris, osos hormigueros, micoleón, tapir, monos (aullador y araña), además de varias especies de felinos como jaguar, puma, ocelote, tigrillo y jaguarundi, e incluso una especie de manatí en las costas del Atlántico del país. Un dato interesante sobre los mamíferos hace referencia a los murciélagos, animales muy importantes por su rol ecológico como polinizadores, dispersores de semillas y controladores de plagas, los cuales son temidos y atacados por las personas porque piensan que son dañinos. Nada más alejado de la realidad. De las más de 100 especies de murciélagos de Guatemala, solamente dos se alimentan de sangre, siendo la mayor parte de ellas beneficiosas para el ser humano. Como todo llega a su fin, con esto concluye este pequeño repaso sobre la biodiversidad de Guatemala, el cual no pretende abarcar toda la diversidad biológica del país (no hemos mencionado grupos como hongos y líquenes por ejemplo), sino simplemente presentar una pincelada de su conocimiento, con la esperanza de que se estimule su estudio y valorización en los niños y jóvenes de Guatemala.

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Una valiosa herramienta para docentes y estudiantes lo constituye el Centro de Documentación del CONAP. Cuenta con muchos documentos para interesados en investigar y consultar todo lo relacionados con el Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (SIGAP) y además con variada bibliografía en la temática ambiental tanto nacional como internacional.

El Centro se encuentra ubicado en el 5º. Nivel del Edificio IPM, 5ª. Av. 6-06 zona 1, frente al Parque Centenario. Horario de 8:oo hrs. a 16:30 hrs. de lunes a viernes.

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