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[email protected] Publicación del Centro de Estudios Guadalupanos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla | Número 3 | Junio 2012 DIVULGACIÓN Principales escritores guadalupanos del periodo colonial INVESTIGACIÓN R.P. Fray Andres de Urdaneta O.S.A. ACTUALIDAD Comentario histórico a la película Cristiada

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Publicación del Centro de Estudios Guadalupanos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla | Número 3 | Junio 2012

DIVULGACIÓN

• Principales escritores guadalupanos del periodo colonial

INVESTIGACIÓN

• R.P. Fray Andres de Urdaneta O.S.A.

ACTUALIDAD

• Comentario histórico a la película Cristiada

[email protected]

Número 3 | Junio 2012

Centro de Estudios Guadalupanos UPAEPJosé Antonio Efraín Bravo Méndez | José Luis Campos Benítez | Giovanni De Simone Maimone | María de los Ángeles Gómez Gavito | Jorge Guzmán Ramos | José de Jesús Hernandez Roldán | Eduardo Merlo Juárez | Alejandro Pedroza Meléndez | José Antonio Quintana Fernández | Carlos Salinas Saucedo | Eugenio Urrutia Albisua | Gerardo Valle Floreswww.cegupaep.org

Directorio UPAEPDr. José Alfredo Miranda López, RectorMtro. Herberto Rodríguez Regordosa, Vicerrector de Posgrados e Investigación Mtro. Eugenio Urrutia Albisua, Director de Investigación

Colaboradores en este númeroJesús Hernández Roldán | Eugenio Urrutia Albisua

Portada: Conjunto escultórico La ofrenda, Villa de Guadalupe. Alberto Pérez Soria y Gerardo Quiroz, 1986.Diseño gráfico y editorial: Miguel Ángel Carretero Domínguez

Guadalupe Hoy es una publicación del Centro de Estudios Guadalupanos UPAEP cuyo objetivo es la divulgación, investigación y difusión del fenómeno guadalupano. Derechos Reservados © por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio. Se autorizan breves citas en artículos y comentarios bibliográficos, periodísticos, radiofónicos y televisivos, dando al autor y a la editorial los créditos correspondientes.

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla21 Sur 1103, Barrio de Santiago, C.P. 72410, Puebla, Puebla. México www.upaep.mx

Principales escritores guadalupanos del periodo colonial«Determinado, gustoso y diligente, busqué papeles y escritos tocantes a la santa imagen y su milagro, no los hallé, aunque recorrí los archivos donde podían guardarse, supe que por accidentes del tiempo y ocasiones se habían perdido los que hubo». Pbro. Miguel Sánchez

R.P. Fray Andrés de Urdaneta O.S.A.Como argumento que esgrimido por algunas personas contrarias al culto hacia Nuestra Señora de Guadalupe, se menciona que durante los 100 años posteriores a 1531, fecha de las apariciones, no existen documentos que apoyen el hecho, sin embargo, es evidente la existencia de numerosos documentos y hechos bien documentados, que han sido publicados en libros y trabajos sobre el tema.

Comentario histórico a la película CristiadaLa película Cristiada de reciente exhibición en México, dirigida por Dean Wright y con las actuaciones de Andy García, Peter O´Toole, Oscar Isaac, Eva Longoria y Mauricio Kuri, ofrece una visión de la rebelión cristera ante las leyes antirreligiosas de Plutarco Elias Calles, rebelión que tuvo lugar en la zona occidental de México, entre 1926 y 1929.

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CONTENIDO

DIVULGACIÓN

INVESTIGACIÓN

ACTUALIDAD

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Principales escritores

guadalupanos del periodo

colonial

Jesús Hernández Roldán

Miguel SánchezEn 1648 se publicó un libro titulado Imagen de la Virgen María Madre de Dios Guadalupe. El autor era el presbítero Miguel Sánchez. En ese libro describe la Aparición y exalta a la Virgen de Guadalupe en un lenguaje barroco, pesado y criollo. Aquí introduce la idea (próxima a la Teología), de que la Guadalupana corresponde a la visión que tuvo San Juan en Patmos, descrita en el capítulo 12 del Apocalipsis.

El libro de Sánchez desató una ola de fervor guadalupano que hasta hoy continúa. Es tan notorio ese fervor, que a lo largo de los siglos posteriores, muchos han impugnado las apariciones alegando que fue Sánchez, en 1648, quien «inventó la historia de las apariciones» y que se le creyó sin mayor dificultad.

Es cierto que hubo nuevos aires guadalupanos con la publicación de Sánchez, pero ya antes había habido entusiastas manifestaciones de devoción guadalupana cuando la imagen estuvo en la Catedral. También es cierto que la difusión de la tradición cobró fuerza a partir de Sánchez, pero ya existía antes, pues Valeriano había escrito desde mediados del siglo pasado; sencillamente el Nican Mopohua había estado inédito, y Sánchez lo rescató y lo tomó de base para su escrito.

La novedad publicada por Sánchez era esa imagen de Apocalipsis 12, y al afirmar que la Aparición Guadalupana era nada menos que el cumplimiento de una profecía apocalíptica, a fortiori tenía que provocar sensación entre los novohispanos. Esa es la razón del éxito de Sánchez.

Luis Lasso de la VegaCuando se publicó la obra de Sánchez, el capellán de la ermita del Tepeyac era el bachiller D. Luis Lasso de la Vega, quien escribió a Sánchez una carta en la que declara que él y sus antecesores habían sido «Adanes dormidos poseyendo a esta segunda Eva sin saberlo». De ahí concluyen impugnadores como Icazbalceta, que antes de Sánchez se ignoraba por completo la aparición, puesto que Lasso confiesa su ignorancia. Pero en su carta, Lasso demuestra que sí conocía la historia de las apariciones, y lo que ignoraba era esa «profecía cumplida» dibujada por Sánchez.

Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe, obra del Pbro. Miguel Sánchez.

1648. Biblioteca Lorenzo Boturini.

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Lasso de la Vega publicó a su vez un escrito llamado In Huey Tlamahuizoltica (El Gran Acontecimiento), en 1649; ese libro contiene juntamente el Nican Mopohua, de Valeriano, y el Nican Motecpana de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, con introducción, comentarios y conclusión de Lasso de la Vega. La historia de las apariciones empieza a difundirse ampliamente entre los españoles; entre los indios, en cambio, ya era conocida desde el mismo 1531.

El In Huey Tlamahuizoltica, como puede verse, es un libro importantísimo en la Historia Guadalupana, pues es la primera impresión del Nican Mopohua. Como Lasso dice en el Prólogo que él está escribiendo el libro, muchos investigadores han concluido que el autor del Nican Mopohua es Lasso y no Valeriano.

Este asunto ha sido tratado muchas veces, y finalmente, el dr. Miguel León-Portilla ha afirmado la autoría de Antonio Valeriano, basado en el texto náhuatl y en expresiones del náhuatl clásico que sólo un indio letrado como Valeriano podía conocer, mucho mejor que un criollo de casi un siglo después.

Luis Becerra TancoEl tercer «evangelista» guadalupano fue el p. Luis Becerra Tanco, sacerdote, físico, químico, matemático, políglota, en fin, un científico sobrio y analítico. En 1666 publicó El origen milagroso del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe de México, y posteriormente en 1675 se publicó su segunda obra, Felicidad de México, ya muerto él. En ambas obras hace un relato de las apariciones, y lo trata con interés científico, esto es, analizando los fundamentos

históricos de la aparición y el culto, quejándose de la escasez de documentos, y además criticando levemente las desbordantes teorías de Miguel Sánchez.

Sus obras, por los detalles que aportan y el carácter investigativo, son importantes e innovadoras. Puede decirse que él es el primer investigador documental guadalupano; y otro mérito suyo es el de ser, tal vez también el primero en observar y describir con interés científico a la imagen estampada en la tilma, haciendo comentarios de cómo se estampó la imagen en base a los dobleces, la luz del sol, la posición de Juan Diego y de la Virgen, etc.

Fernando de Alva IxtlilxóchitlHistoriador mestizo (más español que indio), nacido en 1578 y muerto en 1650, por parte materna descendía de Ixtlilxóchitl, el rebelde texcocano que ayudó a Cortés en la Conquista, y entre sus antepasados estaba también Netzahualcóyotl, el rey poeta de Texcoco.

Es autor de varias obras históricas, entre ellas una Historia de la Nación Chichimeca y un Compendio histórico del reino de Texcoco. En sus obras le reprocha a Cortés y a los españoles haberse atribuido tanta gloria por la Conquista, dado que fueron realmente los indios aliados de Cortés quienes hicieron la Conquista.

Era bisnieto de Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin, protagonista de un milagro atribuido a la Virgen de Guadalupe, y ese y otros más compiló Ixtlilxóchitl en el Nican Motecpana, relato complementario del Nican Mopohua, publicado hasta 1649 en el In Huey Tlamahuizoltica de Lasso de la Vega. Boturini le

atribuye también una relación en castellano sobre la Aparición Guadalupana.

Francisco de FlorenciaNacido en 1620 en la Florida española y muerto en México en 1695. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1643, y posteriormente fue profesor de Filosofía y Teología en varios colegios jesuitas. Escribió varias obras históricas, de las cuales la más importante es la Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España, cuyo primer tomo fue impreso en 1694.

La Estrella de el norte de México..., obra del P. Francisco de Florencia, 1688 Biblioteca Lorenzo Boturini.

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Devoto de la Virgen, escribió una obra llamada Zodiaco Mariano, donde, entre otras apariciones marianas, narra la de Guadalupe. Pero su obra guadalupana más destacada es la que lleva el larguísimo título de:

la estrella del norte de méjico, aparecida al rayar el día de la luz evangélica en este nuevo mundo, en la cumbre del cerro de tepeyacac, orilla del mar tezcucano, a un natural recién convertido pintada tres días después milagrosamente en su tilma o capa de lienzo delante del obispo y de su familia, en su casa obispal, para dar luz en la fe a los indios, para rumbo cierto a los españoles en la virtud, para serenidad de las tempestuosas inundaciones de la laguna.

en la cual habla extensamente del prodigio guadalupano, del relato tradicional, los milagros atribuidos a la intercesión de María de Guadalupe, de la expansión de su culto y de la gran devoción que inspiraba en el Virreinato.

Carlos de Sigüenza y GóngoraUno de los mayores eruditos de su época, a nivel mundial, nació en la ciudad de México en 1645 y murió allí en 1700. Ingresó antes de los 15 años en la Compañía de Jesús, haciendo votos simples en 1662. Abandonó la Compañía y fue ordenado sacerdote por el Arzobispado de México en 1672, sucediendo a Luis Becerra Tanco en la cátedra de Matemáticas y Astrología. Erudito astrónomo, químico y cosmógrafo, colaboró con el virrey Gaspar Silva y Mendoza en un plan para defender el golfo de México contra las incursiones de corsarios franceses.

Recibió de Juan de Alva todos los documentos y el encargo del testamento de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Así Sigüenza tuvo en su poder el Nican Mopohua, el Nican Motecpana, y con esos datos pudo hacer un juramento en su libro Piedad Heroyca de D. Fernando Cortés (de 1690), donde da fe de que el autor del Nican Mopohua es el indio Antonio Valeriano.

Ferviente guadalupano, dedicó a la Guadalupana sus poemas Primavera Indiana (1680) y Las Glorias de Querétaro (1680).

Cayetano Cabrera y QuinteroNacido en México en 1698 y fallecido probablemente en 1775. Fue doctor por la Real y Pontificia Universidad de México en 1730, donde posteriormente fue profesor de Derecho civil y canónico. Escribió una Gramática Náhuatl, en 1741 El Patronato disputado y en 1746 su obra más importante, Escudo de Armas de México: celestial protección de esta nobilísima Ciudad, de la Nueva España y de casi todo el Nuevo Mundo, María Santísima, en su portentosa imagen del Mexicano Guadalupe, milagrosamente aparecida en el palacio arzobispal el año de 1531, y jurada su principal patrona el pasado de 1737.

En su extensa obra liga el desarrollo de México al fenómeno y al culto guadalupanos, bien escrita y bien informada.

Lorenzo Boturini BenaducciNacido en 1702 en Sondrio, población de Milán, Italia, y murió en Madrid hacia 1755. De España pasó a México, a donde llegó en 1736, y ahí le tocó visitar el santuario del Tepeyac. En pocas palabras, le pasó lo que a mi, se enamoró del Acontecimiento Guadalupano, y se dedicó de cuerpo entero a promover el culto y la coronación de la Guadalupana, además de recorrer muchas zonas de Nueva España reuniendo documentos,

P. Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), jesuita erudito y ferviente guadalupano.

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códices, papeles, testimonios, sobre la Virgen de Guadalupe y sobre la cultura prehispánica.

Formó una valiosa colección de documentos antiguos, y obtuvo de Roma una concesión de coronación a la Virgen de Guadalupe en 1738, y en 1742 volvió a México, pero fue detenido por las autoridades virreinales, se le confiscó su colección y se le envió a Europa, donde fue reivindicado y nombrado Cronista de Indias. Parte de su colección se perdió, y otra parte se dispersó por Europa. No obstante, con los datos que todavía tenía, Boturini pudo escribir obras como Idea de una nueva historia general de la América Septentrional (1749), dentro de la cual incluye el Catálogo del Museo Indiano, en el cual enlista los documentos guadalupanos que poseyó y otros de los cuales tuvo noticia.

Su aportación a la Historiografía Guadalupana es muy valiosa, pues muchos de sus documentos provienen de una búsqueda exhaustiva, muchas veces a pie, por territorio mexicano, que no cualquiera hubiera hecho.

Francisco de CastroEste jesuita madrileño es autor del poema más extenso dedicado a la Virgen de Guadalupe. Nacido en 1618 y fallecido en 1687, pasó a la Nueva España, y en 1642 ingresó en la Compañía de Jesús, recibiendo ordenación sacerdotal. En 1653 anduvo por las misiones de Sinaloa. Enseñó Gramática en Guadalajara y en 1662 en el Colegio Máximo de México.

Aparentemente en los últimos años de su vida padeció de sus facultades mentales, ante lo cual resulta

admirable que haya podido, pese a ello, redactar un poema como La Octava Maravilla, que es su obra maestra, y la poesía guadalupana más extensa. Su obra ha sido comentada por Sor Juana Inés de la Cruz, Cayetano Cabrera y Quintero, José Ignacio Bartolache, Francisco Javier Conde y Oquendo y Alfonso Méndez Plancarte.

Bernardo Ceinos de RiofríoDoctor en Sagrados Cánones por la Universidad de México, abogado de la Real Audiencia, fue en 1687 Tesorero de Michoacán y luego Maestrescuelas, falleciendo en 1700.

Fue un gran devoto de la Reina de Guadalupe, en cuyo honor compuso un poema latino de Centones de Virgilio, de más de trescientos heroicos o hexámetros, titulado Centonicum Virgilianum monimentum mirabilis Apparitionis Purissimae Virginis Mariae de Guadalupe, extramuros Civitatis Mexicanae; auctore Lic. D. Bernardo de Riofrío Michoacanensis Ecclesiae Canonico Doctorali, en el cual habla de Carlos V, Cortés, el invierno, el Tepeyac, el «Pocito» y el custodio de la imagen (en ese momento), el arzobispo de México Fray Payo Enríquez de Rivera.

Otras obras de Ceinos de Riofrío son Una defensa jurídica del Venerable Deán y Cabildo de la Santa Iglesia de Michoacán, y Disertación legal por la Santa Iglesia de Valladolid de Michoacán sobre ampliar y no restringir una Cédula dada en favor de su Fábrica material.

Lorenzo Boturini Benaduci (1698 - 1755) fue historiador, anticuario y cronista de las culturas indígenas en la Nueva España, así como un gran

promotor del culto a Nuestra Señora de Guadalupe.

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Referencias

Dice Miguel Sánchez en su obra Imagen de la Virgen Ma-ría Madre de Dios de Guadalupe:

«Determinado, gustoso y diligente, busqué papeles y escri-tos tocantes a la santa imagen y su milagro, no los hallé, aunque recorrí los archivos donde podían guardarse, supe que por accidentes del tiempo y ocasiones se habían per-dido los que hubo. Apelé a la providencia de la curiosidad de los antiguos, en que hallé unos, bastantes a la verdad, y no contento los examiné en todas sus circunstancias, ya confrontando las crónicas de la conquista, ya informándo-me de las más antiguas personas y fidedignas de la ciudad, ya buscando los dueños que decían ser originarios de esos papeles, y confieso que aunque todo me hubiera faltado, no había de desistir de mi propósito, cuando tenía de mi parte el derecho común, grave y venerado de la tradición, en aqueste milagro antigua, conforme y general.»

Estas ambiguas palabras por lo menos demuestran que Sánchez reconoce no ser el autor de la historia, sino ha-berse basado para ello en unos papeles «bastantes a la verdad», y en la tradición que corría.

El propio Sánchez publica la carta de Lasso, quien escri-be:

«Yo y todos mis antecesores, hemos sido Adanes dormidos poseyendo a esta Eva segunda en el paraíso de su Gua-dalupe Mexicano, entre las milagrosas flores que la pintaron, y en sus fragancias siempre la contemplá-bamos admirados. Mas ahora me ha cabido ser el Adán que ha despertado para que la vea en estampa y relación de su historia, formada, compuesta y compartida en lo prodigioso del milagro...»

Si siempre la habían contemplado admirados, entre las milagrosas flores que la pintaron, evidentemente tenían que SABER del prodigio de las flores. Lo que asombra a Lasso es la historia ordenada y estructurada por Sánchez, y «en los misterios que su pintura significa», esto es, la visión de San Juan en Apocalipsis.

Boturini asienta, en el número 6 del párrafo XXXV del Catálogo de Obras Guadalupanas:

«6. También, por dichos fragmentos, descubrí otro ma-nuscrito de la misma Historia de Guadalupe, en lengua castellana; su autor don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, cuya letra conozco, el que ando buscando con las mayores diligencias.»

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8 Investigación

R.P. Fray Andrés de Urdaneta

O.S.A.

Centro de Estudios Guadalupanos UPAEP

Un aspecto poco estudiado sobre la Virgen de Guadalupe es el de las primeras fotografías tomadas directamente del ayate de Nuestra Señora.

Como argumento que esgrimido por algunas personas contrarias al culto hacia Nuestra Señora de Guadalupe, se menciona que durante los 100 años posteriores a 1531, fecha de las apariciones, no existen documentos que apoyen el hecho, sin embargo, es evidente la existencia de numerosos documentos y hechos bien documentados, que han sido publicados en libros y trabajos sobre el tema.

Uno de estos documentos, es la historia de Fray Andrés de Urdaneta O.S.A., quién es un personaje muy conocido tanto en la historia de los Agustinos, en el llamado tornaviaje de las islas Filipinas, y también en su arduo trabajo en las misiones agustinas en la Nueva España.

Andrés nació en el País Vasco en 1508, hijo de padres con buena condición económica y cultural. Acudió a la escuela desde temprana edad, y destacó en el estudio de la cosmografía y las matemáticas, y pronto mostró su gusto por la marinería.

Participó en un muy azaroso viaje con García Jofre de Loaysa, quién intentó, junto con Juan Sebastián Elcano, repetir el viaje de Magallanes y permaneciendo en las islas 11 años fuera de España, y 8 más en las islas Filipinas, llamadas así en honor del entonces príncipe Felipe, período en el que obtuvo muy buen conocimiento marítimo de la región. Finalmente regresó a España, y volvió a la aventura, mostrando su gran capacidad como marino.

Fue enviado en 1538, a la Nueva España, donde sirvió a la corona española en puertos del Océano Pacífico, en funciones que aprovecharon sus conocimientos como cosmógrafo y marinero.

Andrés de Urdaneta (Villafranca de Oria, actual Ordizia, Guipúzcoa, 1508 - México, 1568). Marino, cosmógrafo y eclesiástico español.

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9 Investigación

En 1553, ingresa a la Orden de San Agustín donde se ordena como sacerdote y solicita ser enviado a las misiones, designándolo a las del actual estado de Hidalgo.

Mientras tanto, en España, se habían ordenado varias expediciones para explorar y colonizar las islas Filipinas, pero todas ellas habían fracasado dando lugar a pérdida de tripulaciones y barcos. En el mejor de los casos, alguna regresó a España pasando por el difícil estrecho de Magallanes en prolongado y difícil viaje de retorno, o cruzando el océano índico y el cabo de Buena Esperanza.

Por esa razón, el rey Felipe II ordenó a sus ministros que buscaran al mejor hombre, -español- que hubiera en su reino capaz de resolver el problema. Los ministros le respondieron que era Andrés de Urdaneta, pero que no era posible obedeciera sus órdenes dado que era misionero en la Nueva España. El rey insistió que era preciso que Urdaneta fuera a Filipinas y explorara las posibilidades para realizar el viaje de retorno de las Filipinas a Acapulco.

Dado que su carácter de religioso no se le permitía mando de naves ni de tropas, por lo que se decidió que un militar, paisano de Urdaneta, fuera como comandante de la expedición, y que Urdaneta sería el navegante. Ese personaje se llamó Miguel López de Legazpi, considerado conquistador de las islas. Sin embargo, esta dicotomía trajo divergencia entre ambos, lo que se resolvió con la decisión que tomó el virrey, Antonio de Mendoza, qué ordenó que al salir del puerto, Barra de la Navidad, cien millas después de haber zarpado, cada uno de ellos con instrucciones abriera el

sobre que se le había entregado, con lo que se zanjó el desacuerdo.

En la Barra de Navidad, muy cerca de la costa, se encuentra un muro con fechas y nombres de los personajes que participaron en esta aventura, y recordando esta proeza marítima.

El problema no era simple: encontrar la manera de hacer lo más rápido posible el viaje de regreso o tornaviaje, de las Filipinas hasta Acapulco, puerto este que se utilizaba desde entonces como base de salida de los viajes al Perú y a Centro América. Todo este sacrificio humano y económico se justificaba tanto para traer especias y otros productos a Europa, como en lo humano y religioso, para acercar más almas a Dios.

Finalmente se decidió zarpar, lo que se hizo el día 24 de noviembre de 1564, con una flota compuesta de “dos naves gruesas, un galeoncete, una fragata y un patache”, el San Lucas, embarcación esta, muy liviana y veloz, que se utilizaba como correo entre las embarcaciones mayores. En total, a bordo, se encontraban 380 hombres, entre soldados y gente de mar, además de cinco sacerdotes Agustinos. (México en Filipinas, Pag. 51. Rafael Bernal, UNAM 1965.

A poco de haber partido, el patache San Lucas, se separó, por una borrasca, del resto de la flota y con 20 hombres a bordo, en esta pequeña embarcación que no contaba con cabina, mal armada, con escasa agua y bastimento, el capitán Alfonso de Arellano y su piloto, decidieron continuar el viaje solos, con la esperanza de reunirse más adelante con el resto de la flota, pero pasando los días sin que esto sucediera, llegaron a la isla de Cebú, en las Filipinas, donde encontraron

algunos españoles de anteriores expediciones. Ahí pudieron reparar la nave y reabastecerse de agua y alimentos, hecho lo cual, continuaron el viaje y partiendo para la Nueva España (Bernal, pp. 55 a 57) y siguiendo los lineamientos que el P. Urdaneta había establecido y enfrentando muy difíciles condiciones de navegación, llegaron a la costa de California y finalmente al puerto de San Blas. (actual Nayarit) Los tripulantes, habiendo vencido graves peligros que los amenazaron durante todo su trayecto, a su vida, por las condiciones del barco, tormentas, soledades sin fin, problemas de orientación y falta de agua y alimentos, prometieron a Nuestra Señora de Guadalupe, el llevar caminando y a hombros, el mástil de su embarcación hasta su casa en la cd. de México. (Monje y Marino, pág. 215. Ed. Layac México, 1943)

En la subida a la capilla del Cerrito, en Guadalupe, se encuentra una construcción que semeja velas de barco, y hay quienes piensan que es el mástil de estos marineros, pero parece que en realidad es una construcción alzada por otros marinos de época más reciente.

El resto de la flota, dando por perdido al patache, continuó su viaje hasta aportar en Acapulco tres años después de haber zarpado, e igualmente siguiendo la derrota marcada por el P. Urdaneta.

De uno u otro modo, esto resolvió para la corona española, el problema del tornaviaje, dando lugar a que se establecieran los viajes inicialmente anuales y posteriormente bianuales, la que continuó operando hasta 1820, un año antes de la Independencia nacional.

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10 Investigación

El comercio con oriente, tanto de España a través de América como a la inversa, fue muy fructífero, enviándose numerosos productos que actualmente son piezas de museo en los tres continentes. Desde México se enviaba principalmente plata amonedada y talavera poblana, y desde oriente, se enviaban textiles, especias y madera trabajada en forma de muebles, entre otros muchos artículos.

El viaje desde el puerto de la Navidad hasta las islas Filipinas, se tardaba de dos y medio a tres meses, pero el regreso se tardaba hasta seis meses, antes de precisar la ruta del tornaviaje, por lo que lo prolongado del viaje diezmaba a las tripulaciones y era común que se perdiera gran parte de ella y los escasos sobrevivientes, se encontraban en condiciones tan deplorables que eran poco o nada útiles para las maniobras de navegación.

Como era costumbre en viajes de tan larga duración, azaroso desarrollo e impredecible final, la consagración del mismo a Dios Nuestro Señor, a Jesucristo su Hijo y a la Santísima Virgen María, en este caso, a Nuestra Señora de Guadalupe, de quién el P. Urdaneta era muy devoto—debe recordarse que las Apariciones de Guadalupe tuvieron lugar en 1531, y estamos relatando lo ocurrido en 1565, es decir, únicamente 33 años después—y tan importante suceso se comentaba tanto en círculos civiles, como religiosos.

Además del difícil viaje del patache San Lucas ya relatado, el resto de la flota continuó su trayecto según estaba programado, y en cuanto llegaron a las islas Filipinas, encontraron grupos de españoles que se encontraban ya asentados entre los nativos, y rápidamente fundaron con poca o ninguna resistencia, diversas ciudades entre las que destacan Manila

y Cebú. En ambas, se construyeron y dedicaron primitivas construcciones como capillas, donde llegaron imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe llevadas por el P. Urdaneta, de las que desgraciadamente no se conoce su paradero. Los frailes Agustinos de inmediato iniciaron la evangelización, no con escasa dificultad por

el extenso territorio, el escaso personal y que la mayoría de dicho territorio es insular.

Como claramente se entiende, fue Miguel de Legazpi el que fundó y estableció las primeras posesiones españolas en el archipiélago filipino. Se desarrollaron iglesias, escuelas, hospitales y dedicaron su atención

Su primer viaje fue hacia las denominadas islas de las Especierías, en 1524. Fungía como piloto mayor de siete naves que partieron del puerto de La Coruña, su segundo era Juan Sebastián Elcano.

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11 Investigación

al progreso de los tagalos aborígenes del extenso país, en donde se usaron indistintamente castellano y tagalo como idiomas oficiales hasta que terminó la colonia española al principio del siglo XX.

Pero volvamos a la expedición de la flota. Desde su salida de Navidad, los mismos marinos se consideraban mexicanos y la travesía y colonización así lo demuestra. Además, se hace evidente la general devoción a N. Sra. de Guadalupe, “a la que traíamos siempre por nuestra abogada y protectora” (Monje y Marino, P. Mariano Cuevas SJ. Ed. Layac, México, 1943, pags. 214 y 215)

El rezo diario del rosario era costumbre de los navíos españoles y continuó siéndolo hasta el final de la colonización en América y Filipinas, considerando su ofrecimiento a N. Sra. de Guadalupe y de la Consolación, a quienes recurrían cada vez que encontraban dificultades, sea de tormentas, temporales, como de enfrentamientos hostiles con los habitantes de algunas islas.

Durante las peripecias del viaje, tanto a la ida como en el propio tornaviaje, en los escritos de testigos e historiadores, se mencionan no menos de 20 veces a Nuestra Señora de Guadalupe como abogada que los sacó de las dificultades que enfrentaba. (Monje y Marino. La vida y los tiempos de Fray Andrés de Urdaneta. (Ed. Layac, México 1943)

Después de haber llegado el patache San Lucas al puerto de San Blas, llegaron a Acapulco las restantes naves de la flota, y encontraron que todo México, sabía por boca del capitán del patache el Sr. Arellano, de la posibilidad de realizar el tornaviaje en corto tiempo siguiendo la ruta que Fr. Andrés había señalado, pero

este y principalmente los hombres de mar, acusaron a Arellano de desertor por haberse desaparecido muy al principio de la expedición. Sin embargo, esta acusación fue desechada dándose reconocimiento a Fr. Andrés de Urdaneta OSA como el verdadero descubridor de esta ruta. La fecha de llegada de Fr. Andrés, es el lunes 8 de Octubre de 1565, recordando que zarpo del puerto de Navidad, el 24 de Noviembre de 1564.

Fr. Andrés de Urdaneta, volvió a España a entregar cuentas de su encomienda al rey Felipe II, quién trató de distinguirlo con honores, pero prefirió regresar a la Nueva España y permanecer con sus hermanos Agustinos en las misiones que se le asignaron, y ahí lo encontró la muerte, permaneciendo sus restos en el convento de Meztitlán en el estado de Hidalgo.

El camino establecido, se consiguió gracias al P. Urdaneta, que supo reconocer, debido a su prolongada estancia y trato con marinos de la región la existencia de lo que se conoce como corriente del pacífico norte, conocida también como corriente del Kuro-shivo, nombre dado por los japoneses; esta corriente va paralela a la costa de Asia, y en el paralelo 40° de latitud norte, cambia su dirección hacia el este, continuando paralela a la costa de América, llegando fácilmente a numerosos puertos en California y Nueva España pero gracias a su velocidad y sin enfrentar vientos contrarios, completándose el circuito con la corriente en dirección este- oeste, aproximadamente en el meridiano 20 N. Todo esto, hizo posible el viaje en mejores condiciones que cuando se trataba de viajar del oeste al este, es decir, en contra de la corriente y de los vientos, siendo esta la razón de las graves dificultades de navegación prolongada antes de que el P. Urdaneta precisara el camino a seguir.

Lecturas recomendadas

• Monje y Marino. La vida y los tiempos de Fray Andrés de Urdaneta. P. Mariano Cuevas S.J. Ed. Layac. México 1943

• México en Filipinas. Rafaél Bernal. Ed. U.N.A.M. México 1965.

• Relaciones Diplomáticas entre la Nueva España y el Ja-pón. Francisco Santiago Cruz. Ed. JUS México 1964.

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12 Actualidad

Comentario histórico a la película Cristiada

Jesús Hernández Roldán

La película “Cristiada” de reciente exhibición en México, dirigida por Dean Wright y con las actuaciones de Andy García, Peter O´Toole, Oscar Isaac, Eva Longoria y Mauricio Kuri, ofrece una visión de la rebelión cristera ante las leyes antirreligiosas de Plutarco Elias Calles, rebelión que tuvo lugar en la zona occidental de México, entre 1926 y 1929.

Es interesante y dramática la forma en que narra los acontecimientos, si bien el historiador debe tomar en cuenta algunos puntos que forman parte del desarrollo de la película, y que pertenecen al campo de la ficción histórica.

Jean Meyer, conocido historiador de la Cristiada, misma que expuso en tres volúmenes, no funge como asesor histórico de la película a pesar de algunos rumores al respecto. El mismo Meyer lo desmiente en una carta al recién electo presidente de Francia, François Hollande, publicada por la edición digital de El Universal el 13 de mayo de 2012.

Siendo éste un comentario histórico, debemos destacar algunos de los errores que contiene el guión, de los cuales los más notables son los siguientes:

■ La participación tan activa de la Liga dentro de las actividades de los cristeros. En realidad la Liga Defensora de la Libertad Religiosa sólo participaba con apoyo indirecto, y el contrato que hicieron con el general Enrique Gorostieta fue su mayor contribución a la causa cristera.

■ No hubo ninguna entrevista entre Gorostieta y Calles durante la Guerra Cristera, y no eran “viejos amigos”, como deja ver la película.

■ No hubo ninguna relación de amistad personal entre el niño José Sánchez del Río y el general Gorostieta, y el joven mártir no fue capturado al ceder su caballo

Cartel oficial de la película Cristiada para países hispanoparlantes.

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13 Actualidad

a Victoriano Ramírez “El Catorce”, sino al general cristero Guízar Morfín, como explica el padre Fidel González Fernández en su libro “Sangre y corazón de un pueblo”.

■ El movimiento cristero fue un acontecimiento popular, nacido de lo más hondo de la gente católica, campesinos principalmente, levantamiento que sobrepasó al gobierno y a la Iglesia por igual.

Hay una buena ambientación, aunque los cambios de paisaje pueden resultar bruscos, buena actuación, especialmente la de Mauricio Kuri cuando se representa el martirio del joven José, así como la del veterano Peter O´Toole en el papel del padre Cristóbal Magallanes.

Se trata, en fin, de una película, no de un documental, y las licencias tomadas son válidas para una obra de cine. A ratos adolece de maniqueísmo al dividir tajantemente en héroes y villanos a ambos bandos, aunque seguramente en aquella época gran parte de la sociedad debió percibirlo así.

Es una buena película, que da un panorama suficientemente claro de una situación histórica poco comentada por el arte moderno, y seguramente atraerá la atención de mucho público por el tema de los cristeros y en general de la persecución anticatólica de aquella época postrevolucionaria.

PUEBLA, PUEBLA, MÉXICOJUNIO 2012