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ACTAS V Congreso Interoceánico de Estudios Latinoamericanos II Congreso Internacional de Filosofía y Educación en Nuestra América América Latina: movimientos intelectuales, manifiestos y proclamas Instituto de Filosofía Argentina y Americana Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional de Cuyo Mendoza, Argentina 2016 Editores Clara Alicia Jalif de Bertranou Adriana María Arpini Dante Ramaglia María Marcela Aranda Marisa Muñoz

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  • ACTAS

    V Congreso Interocenico de Estudios Latinoamericanos

    II Congreso Internacional de Filosofa y Educacin en Nuestra Amrica

    Amrica Latina: movimientos intelectuales, manifiestos y proclamas

    Instituto de Filosofa Argentina y Americana Facultad de Filosofa y Letras Universidad Nacional de Cuyo

    Mendoza, Argentina

    2016

    Editores

    Clara Alicia Jalif de Bertranou

    Adriana Mara Arpini

    Dante Ramaglia

    Mara Marcela Aranda

    Marisa Muoz

  • Amrica Latina : movimientos intelectuales, manifiestos y proclamas / Clara Alicia Jalif de Bertranou ... [et al.] ; compilado por Clara Alicia Jalif de Bertranou ... [et al.]. - 1a edicin especial - Mendoza : Instituto de Filosofa Argentina y Americana, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad Nacional de Cuyo , 2016. Libro digital, PDF

    Archivo Digital: descarga y online Edicin para la Facultad de Filosofa y Letras Universidad Nacional de Cuyo ISBN 978-987-27766-9-5

    1. Ciencias Sociales y Humanidades. I. Jalif de Bertranou, Clara Alicia II. Jalif de Bertranou, Clara Alicia, comp. CDD 306

    Para la realizacin de este encuentro cientfico y la publicacin de las actas del mismo se cont con financiamiento del FONCYT, perteneciente a la Agencia Nacional de Promocin Cientfica y Tecnolgica, adems del aval acadmico y fondos proporcionados por la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.

    Editado en: www.qellqasqa.com.ar

  • ndice

    Presentacin 15

    Panel: Cultura nacional, revolucin y vanguardias en las primeras dcadas del siglo XX

    El criollismo conversador del Borges vanguardista Gloria Videla de Rivero 17

    Filosofa y vanguardia en la Argentina de los aos 20Marisa A. Muoz 26

    Integralismo y catolicismo sobre fondo vanguardista. Un ejercicio comparativo entre Argentina y BrasilMarcela Croce 42

    Mesas

    Mesa 1. Debates contemporneos sobre democracias

    Reflexiones polticas latinoamericanas para repensar la democracia en el siglo XXIAmelia Gallastegui 61

    Democracia y diferenciaJulin R. Videla 75

    Mesa 2. Estado-nacin y movimientos sociales

    Estado-nacin y conflictividad social a la luz de dos perspectivas filosficas contemporneasDelia Albarracn 84

    El Lencinismo en sus orgenes: el Manifiesto al pueblo de la provincia de Mendoza, programa de gobierno del Gaucho LencinasNatalia Luis 94

    La construccin del otro en la lucha poltica: el conflicto armado entre el Estado peruano y el PCP -Sendero Luminoso. Un anlisis retrospectivo a travs de fuentes recientesM. Lourdes Murri / Andrs Rocha 104

    Hugo Chvez y los movimientos populares en VenezuelaAmabilia Ruiti 115

    Mesa 3. Migraciones y globalizacin

    A situao dos imigrantes latino-americanos no Brasil e os impactos da globalizao as relaes de trabalhoLetcia Colen de Oliveira 126

    Nuevos escenarios migratorios: reflexiones en torno a la movilidad de estudiantes de Educacin SuperiorLoreana Espasa / Mara Soledad Bonaccorso 132

  • Pensando la integracin de los inmigrantes en espacios de movilidad creciente a partir de la educacin. Caso de estudio: bolivianos en Hilario AscasubiRosa Angela Fittipaldi / Silvia Mira 145

    Las migraciones internacionales desde una perspectiva decolonialDiana Gonzlez Tern 160

    La permanencia de inmigrantes latinoamericanos en Barcelona. Factores que inciden en la permanencia de bolivianos y colombianos en un contexto de crisis econmicaPaulina Jara Osorio / Camilo Corts Mora 171

    La exposicin del cuerpo como transgresin al espacio fronterizo de la ciudad hteronormativa en La vida real y Noms no me quiten lo poquito que traigoValeska Soledad Prez Huircapn 183

    Interseccionalidad de gnero y raza en las migracionesNorma Lidia Rodrguez 192

    Mesa 4. Ideas e itinerarios intelectuales: enfoques historiogrficos

    Nosotros, construccin de realidades en circulacinMara Lorena Burlot 202

    Historia de la/s Ciencia/s de la Educacin: recorridos posiblesAlejandra Elizabeth Camacho / Florencia Wortman 212

    La Revolucin haitiana desde el Romanticismo francs: Toussaint Louverture de Alphonse de LamartineMara Amelia Grau Bez 223

    Americanismo, redes intelectuais transocenicas e identidade nacional: a antropologia cultural para alm de uma narrativa estadunidenseWalter Francisco Figueiredo Lowande 230

    Amxica: historia y ucrona; una experiencia estticaMarco Mallamaci 240

    Ethos y explicacin en la argumentacin de Horacio GonzlezPablo Maximiliano Pellejero 249

    Modernidad cultural y polticas del lenguaje en la historia del pensamiento latinoamericanoDante Ramaglia 261

    Psicoanlisis y cultura de izquierda en nuestros aos 60/70. Tramas, actores e institucionesMariana Rodrguez / Nicols Lallana 275

    Mesa 5. Pensamiento crtico latinoamericano

    La materialidad de la demanda de la potentia y su impacto en la poltica. Repensando la centralidad del sujetoEduardo Andreani 285

  • Hecho en el exilio. Etapas en el proceso de ampliacin metodolgica propuesta por Arturo Andrs RoigAdriana Mara Arpini 298

    La construccin espiritual del individuo como proceso educativo en la propuesta socio-poltica de sociedad de masas de Jorge MillasCarolina Arredondo Ramrez 312

    Repensar las identificaciones populares. Ernesto Laclau y su aporte al pensamiento poltico latinoamericanoLuis Fernando Butierrez 322

    El Manifiesto roigiano y la relacin funcin utpica-ficcin distpicaCristian Castillo 330

    douard Glissant: aproximaciones al pensamiento antillano contemporneoIrene Nahir Chada Haura 339

    Teoras del desarrollo. Modernizacin y dependenciaLeonora Silvia Hernndez 349

    Poder y orden social en la obra inicial de Luis VilloroFacundo Lafalla 360

    Dignidad y praxis poltica. La recuperacin de sujetos colectivos en Nuestra AmricaAlberto Neri Garca 370

    El multiculturalismo bajo sospecha. Crtica a un agente dobleSofa Reding Blase 380

    Aim Csaire: poesa y ngritude frente al colonialismoNicols Ignacio Viapiana 389

    Mesa 6. Estudios culturales y teora poscolonial

    Pedro Lemebel: masculinidades y divergencia en el discurso revolucionarioMario Federico David Cabrera / Reina Jimena Sosa 398

    Minera transnacional y modelo extractivo-exportador en la retrica del discurso publicitario de Xstrata Copper en la provincia de San Juan, ArgentinaMario Federico David Cabrera 408

    Consideraciones acerca de la crtica descolonial al mito de la modernidadCarlos Alberto Merlo 419

    Hacia una concepcin ampliada del tiempoFernando Lautaro Ramrez 429

    Odio, violencia y desolacin. La deconstruccin del colonialismo en una narrativa indigenista-feministaCecilia Silva Ibez / Reina Jimena Sosa 438

  • Mesa 7. Pueblos indgenas y afroamericanos: memoria, resistencia y participacin

    Relatos de desaparicin de los negros cuyanos. Revisin crtica de la historiografa de los esclavos negros y de los afrodescendientes en MendozaOrlando Gabriel Morales 448

    Escuela y pueblos originarios: impacto y abordaje de la problemtica actualde los pueblos originarios en un colegio secundario sanjuaninoFlorencia Wortman 458

    Mesa 8. Expresiones y movimientos estticos en Amrica Latina

    Lesiones del mundo altiplnico en la imagen flmica: Ukamau, de Jorge SanjinsCarlos Aguirre Aguirre 469

    Mesa 9. Infancia y Filosofa en Amrica Latina

    Pensar juntos. Filosofa con ni@s (y padres, madres,)Silvina Anfuso / Julieta Tristn / Mara Alejandra Olaiz 481

    La Filosofa para Nios como programa de desarrollo de habilidades del pensamiento cientficoCarolina Arredondo Ramrez / Loreto Mora Muoz 489

    Epistemologa de la enseanza del ajedrezAndrs Carlos Gabriel Prez 499

    Mesa 10. Humanidades, Ciencias Sociales, educacin y poltica

    El docente como sujeto y el puntaje. Tensiones e imaginarios en relacin a la construccin simblica del desarrollo profesional docenteMercedes Cecilia Barischetti 506

    Lecturas y escrituras en el campo de las Humanidades y Ciencias Sociales: la pragmtica de los modos de subjetivacin / objetivacin en colectivos estudiantilesSilvina Baudino / Eleonora Friedrich 516

    Os impactos do neoliberalismo na poltica de educao brasileiraLarisse Colen de Oliveira 525

    24 de marzo. Las polticas pblicas de memoria y los nuevos sentidos de la transmisinYemina Ruth Chiafala 531

    Educacin Sexual Integral. Notas en torno a la implementacin en escuelas secundarias de La PampaMariana de Dios Herrero 541

    Poltica previsional argentina en la posconvertibilidad. Principales rupturas y continuidadesValeria Di Costa 551

    La praxis testimonial de las sujetividades emergentes-colectivas. Una lectura desde Nuestra AmricaNatanael Garca Ayala 562 Recorridos de la educacin de adultos en la primera etapa desarrollista en Mendoza (1958-1962)Claudia Lucena 570

  • Una lectura sobre la novela Juan Prez de Alejandro KornElizabeth Luquez Snchez 580

    Psicologa en Amrica Latina: su aporte a la realidad social en la segunda mitad del siglo XXSantiago Martin / Alex Brizuela 588

    La educacin de los jvenes para la construccin de ciudadanaSusana Montaldo / Ana Mara Zabala 597

    La Educacin Superior como DerechoClaudia Paparini / Fernanda Ozollo 608

    El desafo de pensar el sentido tico-poltico de los escenarios educativos donde se instituye la formacin docenteHilda Beatriz Pellizzi 620

    Tejiendo caminos: una propuesta desde las voces y prcticas de maestros en los lmites, las fisuras y los bordes de la escuela y el sistema educativo colombiano. Una alternativa -otra-Henry Rojas lvarez / Hamilton Arias Jimnez / Juan Camilo Surez FrancoSebastin Castaeda Botero / Michelle Snchez Ospina 630

    Problematizando el sentido comn. Sistematizacin de una experiencia de educacin popular en la formacin docenteSilvina Romero 641

    Motivacin y esperanza en los procesos de aprendizaje en los adultos inmersos en procesos de reintegracin a la sociedadMichelle Snchez Ospina 651

    Historia y Geografa Latinoamericana en la formacin docente universitaria para profesores de Educacin Primaria. Aspectos cruciales del abordajeSilvia Sosa / Ana Scoones / Juan Suriani / Fernando Hernndez / Andrea Cantarelli 660

    Educacin y pobreza. El caso de la Provincia de San Juan (Argentina)Jos Ernesto Torres 670

    Pedagoga universitaria: problematizaciones filosficas en torno a su sentido educativoDulce Mara Vlez Esquivel 682

    Mesa 11. Otros modos de construccin del conocimiento: nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin

    El taller online de tesis doctoral en Educacin, un nuevo escenario de escrituraHilda Difabio de Anglat 688

    Cibercultura e educao no Brasil: em que passo estamos?Carla Maria Nogueira de Carvalho / Lcio De Franciscis Dos Reis Piedade Filho 699

  • Simposios

    Simposio 1. Desde dnde pensar las democracias del NOA? Hacia la construccin de un conocimiento y pensamiento situados sobre las democracias nuestronorteas a la luz de nuevos sujetos e intervenciones polticas emergentesCoordinadores: Celia Romina Brculo / Jos Jatuff / Sergio Astorga

    Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR): crisis institucional, continuidades y rupturas. Una aproximacin a los discursos universitarios en torno a la toma de la universidad y la transicin hacia la democratizacin universitariaCelia Romina Brculo 709

    Pensarse a s mismo como punto de partida para la construccin de proyectos vocacionalesIda Luca Morchio 722

    Simposio 2. Afrolatinidades e disporas do AtlnticoCoordinadores: Cristiane Mare da Silva / Alcione Correa Alves / Antonio Marcos Moreira

    As armas de Jorge msica e performance como elementos de afirmao identitria de comunidades religiosas afro-brasileirasLisandra Barbosa Macedo Pinheiro / Hilton Fernando Da Silva Pinheiro 733

    A noo de poemas negros no discurso Conscincia e identidade da Amrica, de Alejo CarpentierGeyza Conceio Da Costa Pereira / Alcione Corra Alves 744

    Nelson Mandela e a reinveno da poltica na frica do SulCristiane Mare Da Silva 750

    Tesauro afro-brasileiro: uso estratgico para organizao e recuperao de informaoGraziela Dos Santos Lima / Marcia Siveira Kroeff / Divino Igncio Ribeiro Junior 758

    fricas no Brasil: festividades na Irmandade de Nossa Senhora do Rosrio e So Benedito dos Homens Pretos em Florianpolis (SC), sculo XIXMa. Karla Leandro Rascke 767

    Mulheres quilombolas, mulheres da comunidade do Morro do Boi, Balnerio Cambori, Santa CatarinaCamila Evaristo da Silva 778

    Simposio 3. Justicia, democracia y resistencia ante la lgica globalCoordinadoras: Mara Lourdes Gonzlez Luis / ngela Sierra Gonzlez

    La educacin en las fronteras: la globalizacin de los nadiesAndrs Gonzlez Novoa 788

    Sinfona en Re Mayor: Re-pensarnos, Re-inventarnos. Ensayo desde el desconciertoMara Lourdes Gonzlez Luis 798

    Presuncin de humanidad y comunalidad: refundacin del vnculo educacin y polticaNatalia Pais lvarez 809

    El conflicto intercultural, derrota o posibilidad?Pedro Perera Mndez 823

  • Polticas del reconocimiento: el compromiso con la justiciangela Sierra Gonzlez 833

    Simposio 4. Democracia, ciudadana e integracinCoordinadores: Antonio Scocozza / Mara del Pilar Quintero / Graziano Palamara

    Participacin ciudadana regional y democracia post-liberal: nuevas alternativas desde la nocin poltica de esfera globalKarina Crdenas Moraga 846

    Simposio 5. Genealogas crticas contemporneas; lecturas latinoamericanasCoordinadores: Alejandro De Oto / Leticia Katzer / Guillermo Ricca

    Una revisin de los lineamientos epistemolgicos en el proceso de aprendizaje-enseanza de la historia y las ciencias sociales. Nuevas alternativas metodolgicas desde los estudios descolonialesJavier Galarce Muoz 857

    Modos de autorizacin intelectual en la obra tarda de Manuel UgarteMarcos Olalla 877

    Colonizacin y descolonizacin, prdida y recuperacin de la voz por parte del indioNstor L. Osorio 885

    Modernizaciones en conflicto. Sobre la genealoga de la lengua nacional en Juan L. OrtizAgustn Lucas Prestifilippo 895

    Simposio 6. La problematizacin de la vida en el pensamiento contemporneo: entre lo singular y lo comnCoordinadoras: Mara del Carmen Schilardi / Silvana Vignale / Luciana lvarez

    La reconstruccin de dos conceptos en la obra de Roberto Esposito: comunidad, personaNorma Fscolo 901

    Hacia la comprensin biopoltica de la Ley de Educacin Sexual Integral n 26.150Nadya Marino 912

    F. Nietzsche: la corporeidad y el pensar vivencialSara Leticia Molina 917

    Simposio 7. Mujeres y feminismos en Nuestra AmricaCoordinadoras: Nora Llaver / Rosana Rodrguez

    El Alegato de Florencia Fossatti: claves para una historia de las ideas pedaggicas desde una epistemologa feministaMariana Alvarado 927

    Revisando las propias (des)colonizaciones. Abriendo los ojos a la colonialidad del gnero descripta por Mara LugonesMara del Carmen Antequera 942

    Yo viva en un cuento de hadas... ahora me veo en sus manos: paradojas y repercusiones inicuas de los controles de migracin y casamientoMarianna Bacci Tamburlini 952

  • Los modelos de gnero desde una perspectiva intercultural: un proyecto de investigacin entre Italia, Espaa y ArgentinaChiara Santoro 963 Hacia una autonoma encarnada: aportes desde los feminismos descolonialesPatricia Gonzlez Prado 973

    Una experiencia en un grupo de Mujeres con (viviendo) violencia del amorSara Judit Gutirrez 983

    Hacia nuevas configuraciones pedaggicas feministas situadas. Aportes para la construccin de un marco terico propio para pensar la subordinacin / resistencias de las mujeresNora Llaver 993

    Cuerpos regulados: saber mdico dominante y experiencias corporales de mujeresRosana Rodrguez / Sofa Da Costa Marques 1006

    Simposio 8. Propuestas historiogrficas para la filosofa argentina recienteCoordinadores: Celina Ana Lrtora Mendoza / Ral Domnguez

    Aspectos de la recepcin y asimilacin de la filosofa ambiental en nuestro pasAlicia Irene Bugallo / Oriana Cosso 1017

    Carlos Astrada en la Universidad Nacional del Sur: anlisis de los temas y ejes de los programas de las asignaturas que dict entre 1959 y 1961Ral Domnguez 1027

    Hacia una reconstruccin oral del pensamiento de Juan Jos Hernndez ArreguiMartn Sebastin Fuentes 1043

    Identidad nacional y representacin de la realidad en E. MalleaRal R. Iriarte 1053

    Luca Piossek Prebisch: una filsofa en Yerba BuenaClara Alicia Jalif de Bertranou 1060

    Diego F. Pr: historiografa revisitadaCelina Ana Lrtora Mendoza 1071

    Amelia Podetti, un encuentroDiego Rosake 1081

    La influencia cultural de Ismael Quiles a travs de la oralidadDulce Mara Santiago 1085

    La fusin horizntica gadameriana como categora de interpretacin de la historia acadmica de la filosofa argentina en la segunda mitad del siglo XXMara Victoria Santorsola 1095

    Justicia cognitiva: aportes de Boaventura de Sousa Santos a la tarea del historiador de la filosofa. Problemas comunes al mbito de la historia de la filosofa griega y de la historia de la filosofa latinoamericanaJuan Luis Speroni 1105

  • Simposio 9. Latinoamrica violenta: el terror en los discursos socioculturalesCoordinadores: Claudio Maiz / Miriam Di Gernimo / Luis Humberto Hernndez Riveros

    Por qu la concertina es una solucin para la inseguridad?Eric Clment 1115

    Una lectura de la violencia en Colombia desde algunas novelasAmor Hernndez Pealoza 1123

    Por qu seguimos en guerra en Colombia?Luis Humberto Hernndez Riveros 1132

    La dimensin visual de la guerra en Los derrotados de Pablo MontoyaOrfa Kelita Vanegas Vsquez 1139

    Simposio 10. Cultura, Educao e Sociedade: o papel do Brasil na Amrica LatinaCoordinadores: lvaro Araujo Antunes / Edna Mara Ferreira da Silva Lcio De Franciscis dos Reis Piedade Filho

    Letramentos necessrios ao professor contemporneo na sociedade do conhecimentoWagner De Arajo Baldz 1146

    Universidade comunitria na construo da paz nos pases da Amrica Latina e CaribeJoana Beatriz Barros Pereira 1155

    Formao do Docente para a Educao Bsica: uma anlise preliminar sobre inclusoAna Miriam Carneiro Rodriguez 1163

    Innovao na educaoAdmilson de Castro Arantes 1172

    Modernidade lquida: as mudanas que a sociedade atravessaSilvana Aparecida Domingues Arantes 1179

    A fluidez da linguagem versus a solidez da gramtica: usos e abusos dos recursos da oralidade na produo de textos escritos em lngua portuguesaMarlia Ferreira Pinto Silva 1187

    A Educao a Distncia na Universida de Aberta do BrasilCarla Maria Nogueira de Carvalho 1196

    Quadrinhos e Cincias Humanas no Brasil: um dilogo possvel?Lcio De Franciscis Dos Reis Piedade Filho 1206

    A Histria da Educao no Brasil: perspectivas, rupturase continuidades ao longo dos sculos XIX e XXEdna Mara Ferreira da Silva 1216

  • Simposio 11. Miradas crticas: educacin y comunicacinen contexto latinoamericanoCoordinadoras: Gabriela Castiglia / Bettina Martino

    El debate contrahegemnico en el periodismo feminista: audiencias de aire / audiencias virtuales por el derecho a la comunicacinValeria F. Hasan / Ana Soledad Gil 1225

    Simposio 12. Pensamiento crtico y alternativoCoordinadores: Adriana Rodrguez / Hugo Biagini

    Pensamiento crtico y alternativo en la prensa grfica: el caso del Cuba Libre y La Repblica de CubaClaudio Gallegos 1235

    Simposio 13. Miradas crticas sobre prcticas acadmicas y cientficas en el SurCoordinadoras: Mariana Alvarado / Natalia Fischetti

    Experiencias iniciales en investigacin educativa. Los lmites de lo posibleMercedes Barischetti / Mara de Beln Pulvirenti 1247

    Modelo multidimensional de la perspectiva temporal futura en relacin con el aprendizaje autorregulado. Ciclos de estudios de diseo en estudiantes de la Universidad Nacional de CuyoMariela Gonzlez 1257

    El Proyecto de Articulacin Interctedras Poltica y Conocimiento en Amrica Latina. Notas sobre un ensayo de prctica pedaggica alternativa en el mbito de la Educacin SuperiorEsteban Vergalito / Andrs Lpez 1270

    Simposio 14. Estado, movimientos feministas / de mujeres y polticas pblicas: tensiones y paradojasCoordinadoras: Claudia Anzorena / Sabrina Yaez / Mariana Garca Ortiz

    Relacin entre Estado y sociedad civil en Chile: algunas reflexiones en torno a su acercamiento en las polticas de gneroCarlos Andrade Guzmn / Carola Crdenas Ojeda 1282

    Reflexiones para la formacin no sexista de las/os profesionales de la salud desde una perspectiva feminista. Aportes de la educacin popularMara del Carmen Antequera 1293

    Tensiones y paradojas en la implementacin de polticas pblicas desde una perspectiva de gneroClaudia Anzorena / Sabrina Yaez / Mariana Garca Ortiz / Paulina Ser 1303

    Mujeres negras / afrocolombianas reconstruyendo la vidaJessica Corpas Figueroa 1313

    La inquietud del siglo: mujeres en movimientoAmanda Gmez 1324

    Libros s e igualdad de gnero tambinJohana Elizabeth Molina 1332

  • Simposio 15. Intersecciones crticas en la cultura filosfica y literaria en las dcadas del cincuenta y sesenta en la Argentina, Amrica Latina y el CaribeCoordinadores: Mario Maure / Marisa Muoz / Fabiana Varela

    El pulso de nuestros aos 60, itinerario intelectual de Oscar MasottaMara Eugenia Aguirre 1342

    Lecturas de Merleau Ponty en los cincuenta en ArgentinaJernimo Ario Leyden 1351

    Cuestiones existencialistas desde las obras de Cortzar, Pla y Di BenedettoJorge Bracamonte 1359

    Ensayo y filosofaSamuel Manuel Cabanchik 1370 Recordando a Norberto Bobbio: valores y legadoGraciela Caram de Bataller 1378

    Sujeto humano / sujeto animal en la produccin de Di Benedetto en los aos 50Sofa Criach 1390

    El ensayo crtico de David Vias, o una historia heterodoxa de la literatura argentinaMarcela Croce 1400

    Carlos Astrada: la temporalidad como categora preliminar a algunas claves filosficas de la dcada del cincuentaLuciana Hug Sonego 1408

    Tilo Wenner y el Movimiento del Espritu Experimental: vanguardismo y desaparicinCristian Marcelo Mangiante 1415

    Un corazn intrpido. Jorge Enrique Ramponi y su manifiesto potico en la dcada del 50Marta Marn 1425

    Las contradicciones de la modernidad en un texto de Antonio Di BenedettoMario Maure 1434

    El sujeto y sus necesidades. Lecturas en torno del hambre como categora filosfico-materialistaVanesa Rodrguez 1441

    Interseccin crtica entre cultura filosfica y campo teatral: la figura del escritor comprometido en el teatro argentino de la dcada de 1960Susana Tarantuviez 1451

    Itinerarios de la violencia en los relatos de Antonio Di Benedetto en la dcada de 1950Fabiana Ins Varela 1459

    La existencia como espacio de bifurcacin y confluenciaFlorencia Zalazar 1468

  • Simposio 16. La filosofa, la educacin y la experiencia de s. PerspectivasCoordinadores: Marcelo Lobosco / Cristina Rochetti

    La educacin como medio del desarrollo de la razn compleja: algunas consideraciones en torno a la educacin y la razn crticaMara Cecilia Acosta 1476

    Contame! Qu es la filosofa? Experiencias de la enseanza de la filosofa mediante cuentos en el Nivel Medio de la ciudad de Ro GallegosCristian Castillo 1484

    La libertad entre formaciones discursivas y prcticas de subjetivacinPatricia Chantefort 1492

    Dilemas y perspectivas en la enseanza de la Filosofa en la escuela secundariaMelina Raquel Faras / Cristina Rochetti 1501

    La situacin de la enseanza de la Filosofa en la escuela secundaria: algunos aportes tericosMelina Raquel Faras 1509

    Filosofa y filosofar con los no-expertosAnala Virginia Ponce 1517

    Boceto de una modulacin epistemolgica y biopoltica sobre la disciplina y la escuela obligatoria en Mendoza en la actualidadLeonardo Visaguirre 1526

    Simposio 17. Educacin en perspectiva histrico-poltica, filosfica y jurdica: discusiones tericas y abordajes historiogrficos.Coordinadores: Mariana Alvarado / Marcos Olalla / Paula Ripamonti

    Discusiones sobre el sistema productivo y sistema de instruccin pblica en la Asociacin Nacional de Educacin (Argentina: 1886-1900)Alejandro Herrero 1536

    Los usos del derecho en el discurso pedaggico de Carlos N. Vergara en El Instructor Popular (1883-1884)Marcos Olalla 1545

    Los Anales de la Educacin Comn en el perodo de 1850 a 1880Mara del Rosario Vitale 1552

  • Presentacin

    La presente compilacin rene las ponencias presentadas al V CONGRESO IN-

    TEROCENICO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS y II CONGRESO INTERNA-

    CIONAL DE FILOSOFA Y EDUCACIN EN NUESTRA AMRICA: Amrica Latina:

    movimientos intelectuales, manifiestos y proclamas, realizados los das 12, 13 y 14 de noviem-

    bre de 2014, en la Facultad de Filosofa y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza,

    Argentina. Tal como fuera enunciado en la convocatoria al encuentro, mediante la realizacin

    del mismo se propuso generar un dilogo interdisciplinario entre especialistas pertenecientes

    a las Ciencias Humanas y Sociales dedicados a estudiar temas relevantes para la regin de

    Amrica Latina y el Caribe.

    El eje central planteado en esta convocatoria se ha referido a la consideracin de los

    movimientos intelectuales, proclamas y manifiestos que se han presentado a lo largo de la

    historia de Amrica Latina y el Caribe. La significacin que alcanzaron diversas expresiones

    culturales en el plano de la escritura, el pensamiento y la creacin artstica constituyen un

    objeto de reflexin que remite a la constitucin y modos de asociacin mediante los cuales

    se nuclearon redes de intelectuales. Interesa destacar, a travs de la emergencia de estos

    movimientos, las ideas e imaginarios innovadores que reflejaron en sus obras, publicaciones

    peridicas y otras formas discursivas, que pueden asociarse con determinados momentos

    histricos de las sociedades latinoamericanas en los cuales intervinieron activamente las van-

    guardias culturales y polticas.

    Asimismo, en el marco de esta nueva edicin de los congresos mencionados se desarro-

    llaron distintos ejes temticos referidos a aspectos de inters en los estudios latinoamericanos,

    que fueron abordados desde distintos campos disciplinares, o bien desde una convergencia

    interdisciplinaria, teniendo en cuenta su incidencia y proyecciones en los procesos actuales

    que se vienen desarrollando en nuestra regin.

    Estos diversos temas se ven relejados en los artculos incluidos en las mesas y simpo-

    sios que sesionaron durante este encuentro. Cabe aclarar que en la edicin de estas actas no

    consta la totalidad de las ponencias presentadas, sino nicamente los trabajos remitidos por

    los autores para su publicacin, los cuales fueron sometidos a una seleccin y evaluacin para

    su posterior inclusin en esta compilacin.

    Desde la Comisin Organizadora queremos manifestar nuestro reconocimiento a los

    participantes de esta reunin cientfica que nos convoc a intercambiar puntos de vista y los

    resultados de nuestras investigaciones, lo cual se refleja parcialmente en las presentes actas,

    as como dejamos constancia de nuestro agradecimiento a todas las personas e instituciones

    que hicieron posible el desarrollo de esta nueva edicin de ambos congresos.

    15

  • El criollismo conversador del Borges vanguardista

    Gloria Videla de Rivero*

    Resumen

    Focalizamos la interrelacin entre vanguardismo y criollismo en las primeras dcadas

    del siglo XX, centrndonos en la lectura del ensayo de Jorge Luis Borges: El tamao de mi

    esperanza (1926), aparecido en plena etapa ultrasta-martinfierrista del autor.

    Borges proclama all su deseo de dar voz al mundo americano y particularmente al

    criollo, pero al mismo tiempo- desea que su obra y la de otros escritores locales sea

    conversadora del mundo y del yo, de Dios y de la muerte, es decir, no cerrada sobre lo

    regional sino desde sus races- abierta al cosmopolitismo, al universalismo, a lo subjetivo, a

    lo trascendente, a la indagacin de la total condicin humana.

    Analizamos algunos antecedentes de esta postura, as como algunas derivaciones

    culturales posteriores, relacionndolas con el concepto y las caractersticas de la vanguardia

    literaria en Hispanoamrica, en las dcadas del 20 y del 30 del siglo pasado.

    La direccin criollista de la vanguardia americana, que tuvo a Borges como uno de sus

    principales representantes -en sus tres libros poticos de la dcada del 20 y en algunos

    ensayos de este perodo- se propuso estar arraigada en su realidad geogrfica, histrica y

    cultural para irla develando y revelando por el arte y la palabra literaria. Fue este un proyecto

    a largo plazo. Pero al mismo tiempo no la quiso cerrada en lo local e inmediato, sino abierta al

    mundo. Ese fue el tamao de su esperanza.

    *****

    Focalizaremos la interrelacin entre vanguardismo y criollismo en las primeras

    dcadas del siglo XX, centrndonos en la lectura del ensayo de Jorge Luis Borges: El tamao

    de mi esperanza (1926), aparecido en plena etapa ultrasta-martinfierrista del autor. Este

    * Universidad Nacional de Cuyo / Academia Argentina de Letras.

    17

  • artculo encabeza el libro del mismo ttulo El tamao de mi esperanza1, que rene varios

    ensayos, gran parte de ellos relacionados con lo criollo, por ejemplo: La pampa y el suburbio

    son dioses, El Fausto criollo, Carriego y el sentido del arrabal, Invectiva contra el

    arrabalero, entre otros que enfocan temticas ms amplias.

    Recordemos brevemente que en Borges convergen linajes muy diferentes (l habla de

    la discordia de sus dos linajes). Por su padre especialmente por su abuela paterna, Fanny

    Haslam- pesa fuertemente la cultura y la lengua inglesa, en la cual aprendi a leer Jorge Luis.

    Tambin por su padre y sobre todo por su madre-, el escritor tiene ancestros criollos

    vinculados con la gestacin de la patria, que lo marcaron fuertemente. Adems influyen en l

    su infancia en Palermo (por entonces un suburbio), alguna temprana vivencia de la pampa,

    lecturas criollas (como la de Juan Moreira y la gauchesca: Hilario Ascasubi, Estanislao del

    Campo, Jos Hernndez) que lo nutrieron en su infancia y juventud, mezcladas con las

    lecturas de origen europeo y universal, habituales en una familia argentina culta. Tienen

    tambin fuerte influencia en su formacin el viaje de la familia en 1914 a Ginebra donde

    curs su bachillerato-, su posterior estada, desde 19182 a 1921, en Sevilla, en Madrid y en

    Palma de Mallorca, ciudades donde se uni al movimiento ultrasta, liderado por Rafael

    Cansinos Assns y por quien sera el cuado de Borges, Guillermo de Torre, quien se casara

    con su hermana Norah.

    En 1921 regresa a Buenos Aires y como es bien sabido- funda el ultrasmo argentino.

    El ultrasmo fue la sntesis espaola de las vanguardias hoy llamadas histricas, que en las

    primeras dcadas del siglo XX, en Europa, haban tenido diversos nombres y caractersticas:

    cubismo, dadasmo, expresionismo, futurismo, imaginismo, surrealismo A pesar de sus

    diferentes nombres y matices, todas tenan en comn el deseo de revolucin y ruptura, sobre

    todo dentro del proceso artstico y literario, pero, obviamente, se insertaban en una evolucin

    cultural que como bien lo seal Ortega y Gasset3-, responda a un proceso revolucionario

    amplio del cual an hoy vivimos notables consecuencias. Para dar un solo ejemplo, recordar

    que la llamada decapitacin de las maysculas en la expresin escrita, responda no solo a

    1 El tamao de mi esperanza. Buenos Aires: Proa, 1926. 2 Borges nos dice de s mismo: El diez y ocho fui a Espaa. All colabor en los comienzos del ultrasmo. (En: Algunas pginas de la Exposicin de la actual poesa argentina, por Pedro Juan Vignale y Csar Tiempo, en: Martn Fierro, n 39, Buenos Aires, 28 marzo de 1927). Alicia Jurado dice, en cambio, que la llegada a Espaa fue en 1919. (Cf. Genio y figura de Jorge Luis Borges. Buenos Aires: EUDEBA, 3 ed., 1980, 14). 3 Cf. Jos Ortega y Gasset, La deshumanizacin del arte (1925), en Obras completas, T. III (1927-1928). Madrid: Revista de Occidente, 1946, 351 y ss. Cf. tambin El tema de nuestro tiempo. Ibid, 141 y ss.

    18

  • una intencin literaria o lingstica sino tambin al deseo de acabar con las jerarquas y hasta

    con el predominio de la autoridad y de las normas, proceso que hoy se ha intensificado. La

    desestructuracin de las formas mimticas, el fragmentarismo y la recomposicin de las

    partes del cuadro o del poema, propias del cubismo pictrico y literario eran un sntoma de la

    tendencia a desestructurar arquetipos de conducta y de costumbres. El as llamado por Ortega

    y Gasset sentido festival y deportivo del arte fue llevando posteriormente en el arte, dcada

    a dcada, a un desdoblamiento juguetn, pardico y burln, a un minimalismo, a un

    derrocamiento de lo solemne. Paralelamente, tambin en las costumbres y estructuras sociales

    se produjo un proceso que condujo a cierta anomia y ligereza, proceso que an no termina

    pero que muchos definen como un fin de poca. El cosmopolitismo tendencia cultural

    vigente en las tempranas dcadas del siglo XX- y que se fundi con las vanguardias,

    constituyendo una de sus principales vertientes, devino con el tiempo en la globalizacin

    cultural y econmica. En esta visin a vuelo de pjaro de algunas de las proyecciones de

    aquellas vanguardias histricas no puedo dejar de mencionar el surrealismo, cuya influjo

    literario cubri gran parte del siglo XX y cuya raz psicolgica: las teoras freudianas,

    intervinieron en la autopercepcin de varias generaciones.

    Volviendo a aquel ultrasmo espaol de la segunda y tercera dcada del siglo XX, la

    as llamada imagen creada fue el fruto ms deseado de la nueva lrica. De all el nombre

    de creacionismo que le dio Vicente Huidobro a su credo potico, una de las corrientes

    vanguardistas que ms influy en el ultrasmo espaol. Se persegua la imagen absoluta, no

    mimtica, con sustantividad propia, que ya no tiene por funcin comparar, transponer,

    adornar, sino sustantivar, producir un objeto autnomo, no referencial. Idea que tambin

    estar en la base de gran parte de las artes plsticas del siglo XX, en sus tendencias abstractas,

    apartadas del realismo. La imagen no buscaba por lo general el adorno o enaltecimiento del

    objeto sino que, con frecuencia, era juguetona y procuraba disminuirlo: el rbol era la escoba

    para barrer el cielo, el sol era el baln para jugar al futbol.

    Esa atmsfera artstica fue respirada por el talentoso joven Borges en Espaa y trada a

    la Argentina en 1921, donde fund el ultrasmo, con muchas dudas sobre su validez (segn se

    desprende de su correspondencia). No obstante sus dudas, fund este movimiento literario

    (del cual se arrepinti ms tarde) y lo proyect en sus libros de la dcada del veinte, aunque

    imprimindole un fuerte sesgo personal y argentinista.

    19

  • Sera un error decir que el ultrasmo argentino fue una sucursal del espaol, como lo

    afirm Enrique nderson Imbert al referirse, en general, a los vanguardismos

    hispanoamericanos. Destaquemos en primer lugar que el movimiento espaol, en ese vaivn

    cultural de Europa con Amrica y de Amrica con Europa, haba tenido fuerte influjo

    americano: los chilenos Vicente Huidobro y Joaqun Edwards, los argentinos Jorge Luis y

    Norah Borges, el pintor uruguayo Rafael Barradas, entre otros, haban participado

    activamente en publicaciones y actos. El chileno Huidobro introdujo en el ultrasmo la

    corriente creacionista; su compatriota Edwards, la dadasta; Borges, la expresionista (que

    haba absorbido durante su estancia en Suiza), influencia que conservar a lo largo de toda su

    evolucin, an con posterioridad a su arrepentimiento del vanguardismo. Por otra parte,

    nuestro ultrasmo tuvo rasgos distintivos propios: uno de ellos la fuerte impronta neocriollista

    que le dio Borges.

    El reencuentro con Buenos Aires, con sus suburbios, con la pampa, con algunos de sus

    tipos humanos, lo impresion fuertemente. Segn Guillermo de Torre el cambio temtico se

    debi al choque psquico recibido por el reencuentro [] con su ciudad nativa4. El poeta se

    vuelve a Buenos Aires, no al cosmopolita y dinmico sino a la dulce calle de arrabal /

    estremecida de rboles y ocasos (Las calles), desde donde la pampa se presiente. Los tres

    libros poticos de la dcada: Fervor de Buenos Aires (1923)5, Luna de enfrente (1925)6 y

    Cuaderno San Martn (1929)7, cultivan todava la metfora ultrasta en un mundo literario

    propio y amplio, aunque pronto su autor se definir contra la secta, contra la equivocacin

    ultrasta, e incluso, contra algunos ejercicios de excesivo y apcrifo color local8. Estos

    libros buscan expresar el alma de Buenos Aires y desde ella el alma argentina. A partir del

    suburbio, del compadrito, del malevo y de algunos otros smbolos, Borges crea una mitologa

    portea que a su vez- sustenta sus teorizaciones sobre el tiempo, sobre la realidad o

    irrealidad del universo y otras constantes de su mundo literario, ya perfectamente

    configuradas en sus libros de iniciacin. La enumeracin de algunos ttulos de los poemas que

    incluyen estos libros evidencia la presencia del neocriollismo borgeano: Las calles, La

    Recoleta, La Plaza San Martn, en Fervor de Buenos Aires; Calle con almacn rosado,

    4 Guillermo de Torre, Para la prehistoria ultrasta de Borges. En: Cuadernos Hispanoamericanos. T. LVII, Madrid: n 169, enero-marzo 1964, 6. 5 Buenos Aires: Edicin del autor, imprenta Serantes, 1923. 6 Buenos Aires: Proa, 1925. 7 Buenos Aires: Proa, 1929. 8 Prlogo a Antologa personal, Buenos Aires: Sur, 1961.

    20

  • ltimo sol en Villa Ortuzar, en Luna de enfrente; Fundacin mtica de Buenos Aires, en

    Cuaderno San Martn, por citar solo algunos. Es difcil descubrir en las versiones actuales de

    esos libros la impronta ultrasta presente en las primeras ediciones. Una comparacin de esos

    poemas en sus sucesivas reediciones demostrar que Borges las fue depurando de esa

    tendencia por medio de las posteriores variantes o correcciones que fue introduciendo.

    Tambin el color local ha sido atenuado. Deca por ejemplo en la primera versin de

    Fundacin mtica de Buenos Aires: Y fue por este ro con traza de quillango / que doce

    naos vinieron a fundarme la patria?. Versos que posteriormente se transforman en: Y fue

    por este ro de sueera y de barro / que las proas vinieron a fundarme la patria?9

    La tendencia criollista de sus primeros libros poticos se manifiesta tambin en los

    ensayos publicados en la dcada del 20, sobre todo en El tamao de mi esperanza de 1926. En

    el ensayo que encabeza el libro nos dice: A los criollos les quiero hablar. A los hombres que

    en esta tierra se sienten vivir y morir, no a los que creen que el sol y la luna estn en

    Europa10. Ms adelante exhorta a pensar y escribir las realidades nacionales:

    Nuestra realid vital es grandiosa y nuestra realid pensada es mendiga. Aqu no se ha engendrado ninguna idea que se parezca a mi Buenos Aires, a este Buenos Aires innumerable que es cario de rboles en Belgrano y dulzura larga en Almagro y desganada sorna orillera en Palermo y mucho cielo en Villa Ortuzar y procerid taciturna en las cinco Esquinas y querencia de ponientes en Villa Urquiza y redondel de pampa en Saavedra. Sin embargo, Amrica es un poema ante nuestros ojos, su ancha geografa deslumbra la imaginacin y con el tiempo no han de faltarle versos, escribi Emerson en el cuarenta y cuatro en sentencia [] que hoy en Buenos Aires del veinticinco vuelve a profetizar11.

    Finalmente define el criollismo que l desea, no un criollismo nostlgico sino uno que

    sea conversador del mundo y del yo, de Dios y de la muerte (ibid., p. 9). Se trata, pues, de

    un criollismo universalista, que no excluye lo metafsico.

    El mismo Borges ironizar aos ms tarde sobre estos dos intentos suyos de los aos

    20: ser moderno y ser argentino: Yo me impuse esa obligacin del todo superflua. Ser

    moderno es ser contemporneo, ser actual; todos fatalmente lo somos no hay obra que no

    9 Tomo la primera versin de estos versos de la Exposicin de la actual poesa argentina, realizada por Pedro Juan Vignale y Csar Tiempo, Buenos Aires: Editorial Minerva, 1927, 96. La segunda versin procede de las Obras completas de Jorge Luis Borges. Buenos Aires: Emec, 1974, 81. 10 El tamao de mi esperanza. Ed. cit., 5. 11 Ibid., 8-9.

    21

  • sea de su tiempo12. Razonamiento anlogo aplicar a su intencin criollista: Olvidadizo de

    que ya lo era, quise tambin ser argentino. Incurr en la adquisicin de uno o dos diccionarios

    de argentinismos, que me suministraron palabras que hoy puedo apenas descifrar: madrejn,

    espadaa, estaca pampa13. Borges se avergonzar de su criollismo voluntario e incluso

    prohibir la inclusin de este libro en sus Obras completas. Cuando lectores, estudiantes y

    colegas le preguntaban por El tamao de mi esperanza afirmaba que ese libro no exista. Pero

    s, exista, aunque en contadas bibliotecas y circulaba tambin en forma de fotocopias o en

    recopilaciones impresas de documentos de la poca. Afortunadamente, su viuda, Mara

    Kodama, decidi hacer una reedicin pstuma de esa obra que tiene un encanto especial y que

    nos permite un estudio ms completo de la obra de Borges, no solo en su vertiente criollista,

    sino tambin en otras reas temticas. Nos dice Kodama en un prlogo: Habiendo dado

    Borges su acuerdo para que parte de este libro se tradujeran al francs en la coleccin de La

    Pliade, pens que de algn modo la prohibicin ya no era tan importante para l y que sus

    lectores en lengua espaola, y sobre todo sus estudiosos, merecan saber y juzgar por s

    mismos qu pasaba con esta obra14. El libro se reedit en 1993 y lleva ya varias

    reimpresiones.

    La alianza entre vanguardismo y criollismo puede rastrearse en varios pases

    hispanoamericanos. El criollismo voluntario y tambin el posterior argentinismo involuntario

    de Borges no se explica solo por razones biogrficas o emocionales sino que se inserta en un

    proceso cultural de americanizacin literaria. Estudiosos de la cultura latinoamericana, como

    Diego Pr, ex profesor de esta Casa, afirman que ya el espaol que hizo la conquista y

    colonizacin americana, cambi su axiologa y su cosmovisin con respecto al espaol de

    Espaa. La corriente ensaystica que reflexiona sobre el ser y sobre la identidad cultural

    hispanoamericana, representada por ilustres pensadores aunque con amplios matices al

    considerar el modo de relacin entre Amrica y Europa- sostiene la otredad de Amrica15. El

    criollismo de la dcada del 20 del siglo XX con ms precisin denominado neocriollismo

    para diferenciarlo de sus manifestaciones previas- tiene sus antecedentes en las tendencias del 12 Prlogo a Luna de enfrente, fechado el 25 de agosto de 1969, en: Obras completas. Buenos Aires: Emec, 1974, 55; dcima impresin en Offset 1979. 13 Ibid., 55. 14 Mara Kodama: Inscripcin. En: Jorge Luis Borges. El tamao de mi esperanza. 2 ed. Buenos Aires: Seix Barral, Biblioteca Breve, 1993, 8. 15 Jos Mart, Andrs Bello, Eugenio Mara Hostos, Jos Enrique Rod, Pedro Henrquez Urea, Antonio Caso, Jos Vasconcelos, Alfonso Reyes, Rmulo Betancourt, Bernardo Canal Feijo, Arturo Uslar-Pietri, Leopoldo Zea, entre otros pensadores americanos.

    22

  • siglo XIX posteriores a las independencias polticas hispanoamericanas y se relaciona con la

    direccin del romanticismo que revaloriza el color local como elemento esttico. Siguiendo

    este proceso, los hombres que escribieron en la poca del Centenario buscaron configurar, por

    medio de la palabra escrita, un territorio literario que captara la vida y los modos de ser del

    entorno. Este nacionalismo literario, o novomundismo o americanismo literario fue

    conformado en la Argentina por escritores como Ricardo Rojas, Manuel Glvez, Hugo Wast,

    Ricardo Giraldes, Benito Lynch, entre otros. Citar a Giraldes, quien vivi muchos aos en

    Pars y recorri el mundo occidental y oriental. Sin embargo su cosmopolitismo y necesidad

    de despliegue se complementa e interacta con una necesidad de repliegue y con un profundo

    arraigo en su tierra: la pampa, la Argentina. Nos dice en el prlogo del Libro bravo (1936):

    Conoc las razas, las naciones, los pueblos, y as, de lejos pens siempre en mi raza, mi

    nacin, mi pueblo. Y en una carta a un amigo confiesa: Mir, che, ha sido en Pars donde

    comprend, una noche en que me vi solito mi alma, que uno debe ser un rbol de la tierra en

    que naci: espinillo arisco o tala pobre16.

    Inserto pues en un novomundismo ms amplio, el neocriollismo de la dcada del

    20 intenta incorporar a la literatura y a la cultura en general las peculiaridades nacionales,

    incluso las urbanas. Borges representa este deseo de dar voz a lo urbano americano. As, en

    otro ensayo llamado Invectiva contra el arrabalero, perteneciente tambin al mismo libro

    que comentamos, dice:

    Qu lindo ser habitantes de una ciudad que haya sido comentada por un gran verso! Buenos Aires es un espectculo (al menos para m), con su centro hecho de indecisin, lleno de casas de altos que hunden y agobian a los patiecitos vecinos, con su cario de rboles, con sus tapias, con su Casa Rosada que es resplandeciente desde lejos como un farol, con sus noches de sola y toda luna sobre mi Villa Alvear, con sus afueras de Saavedra y de Villa Urquiza que inauguran la pampa. Pero Buenos Aires [] permanecer desierto y sin voz, mientras algn smbolo no lo pueble. La provincia s est poblada: all estn Santos Vega y el gaucho Cruz y Martn Fierro, posibilidades de dioses. La ciudad sigue a la espera de una poetizacin17.

    Aos ms tarde, en El otro, el mismo, de 1964, reemplazar esta versin idlica de la

    ciudad por otra ms personal y doliente en dos poemas titulados: Buenos Aires. Dice en el

    primero: Antes yo te buscaba en tus confines / que lindan con la tarde y la llanura / y en la

    16 Carta a un amigo, citada por Ivonne Bordelois, Genio y figura de Ricardo Giraldes. Buenos Aires: Eudeba, 1963, 38. 17 En El tamao de mi esperanza (1 ed), 126.

    23

  • verja que guarda una frescura / antigua de cedrones y jazmines []. Ahora ests en m. Eres

    mi vaga / suerte, esas cosas que la muerte apaga (OC, p. 946). Y dice en el segundo soneto:

    Y la ciudad ahora es como un plano / de mis humillaciones y fracasos / [] / No nos une el

    amor sino el espanto; / ser por eso que la quiero tanto. La ciudad se identifica con recuerdos

    autobiogrficos y con el presentimiento de la muerte, hay en la relacin hombre-ciudad amor

    dolido, pero amor al fin.

    El neocriollismo vinculado con las vanguardias se da en varios pases

    latinoamericanos, pero es en la Argentina y en el Uruguay donde se manifiesta con mayor

    intensidad. Es un fenmeno curioso de torsin nacional de un movimiento literario

    internacional que en sus postulados tericos es enemigo de toda circunstanciacin. La fusin

    de las vanguardias con fenmenos propios de Hispanoamrica no se da exclusivamente con el

    criollismo, sino tambin con el indigenismo en la costa del Pacfico, especialmente en el Per;

    o con el negrismo en los pases caribeos.

    La superacin del criollismo voluntario de Borges debe asociarse con una evolucin

    grupal o, ms an, generacional- que se observa a fines de la dcada del 20. Podemos

    sintetizar el viraje que se propuso por esta poca su generacin con una cita de Eduardo

    Mallea: Debamos decir no a un arte genrico, de entonacin llamada telrica, robusto pero

    primitivo. Nuestro mundo meridional no tiene nada de primitivo. Constituimos un mundo

    delicado y matizado en su propia voluntad de seleccin 18.

    Mallea refutaba sobre todo al Conde de Keiserling, ensayista que postulaba que

    Suramrica transitaba an el tercer da de la creacin, con expresiones artsticas an apegadas

    a la tierra y no al espritu que en s lleva19. No obstante este viraje sealado por Mallea, la

    tendencia a tomar conciencia de que no somos Europa sino una realidad cultural distinta tuvo

    sus expresiones ensaysticas en autores de distinto signo ideolgico. Mencionar como

    ejemplo y brevemente a Bernardo Canal Feijo, pensador argentino20 quien sostiene que al

    americano en general y el argentino en particular ha pecado por su actitud de inhibicin

    reverencial, que lo ha trabado en el proceso de verdadera autonoma, en el proceso del s t

    mismo que implica necesariamente el concete a ti mismo y el asmete a ti mismo. El

    18 Eduardo Mallea, El podero de la novela. Buenos .Aires: Aguilar, 1965, 34. 19 Conde de Keyserling, Meditaciones suramericanas. Santiago de Chile: Zig-Zag, s/a, 17. 20 Vase nuestro: Los problemas de la cultura argentina segn Bernardo Canal Feijo. En: Revista de Literaturas Modernas, n 16, Mendoza: UNCuyo, FFL, 1983, 161-167.

    24

  • asumirse implica que los rasgos de su ser histrico caigan en la zona de la conciencia

    nacional21.

    El ultrasmo y el criollismo de los jvenes del grupo martinfierrista pasaron, aunque

    no sin dejar frutos. La direccin criollista de la vanguardia americana, que tuvo a Borges

    como uno de sus principales representantes -en sus tres libros poticos de la dcada del 20 y

    en algunos ensayos de este perodo- se propuso estar arraigada en su realidad geogrfica,

    histrica y cultural para irla develando y revelando por el arte y la palabra literaria. Fue este

    un proyecto a largo plazo. Por eso Borges habla de esperanza. Pero al mismo tiempo no

    quiso que su propuesta estuviera cerrada en lo local e inmediato, sino abierta al yo y al

    mundo. Ese fue el tamao de su esperanza. Esperanza que l mismo cumpli al elaborar ese

    extraordinario cosmos literario que solo pudo emanar de un argentino arraigado y universal,

    porteo y cosmopolita, criollo y conversador del mundo y del yo.

    21 Bernardo Canal Feijo, Confines de Occidente. Buenos Aires: Raigal, 1954, 33.

    25

  • Filosofa y vanguardia en la Argentina de los aos 20

    Marisa A. Muoz*

    En 1910, fecha del Centenario de la Revolucin en la Argentina, se produce una

    especie de condensacin de discursos en torno a lo nacional, ligados a un balance de lo que

    fuera el proyecto de nacin enunciado por la generacin del 80. Leopoldo Lugones, Ricardo

    Rojas, Jos Ingenieros, son algunos de los referentes intelectuales de esta poca a travs de

    los cuales se expresa el debate sobre lo argentino, en el marco de un pas que se constituy

    con una fuerte impronta inmigratoria1. Si en un primer momento el inmigrante signific la

    esperanza regeneradora de la poblacin nativa, posteriormente se convertir, para la

    oligarqua de finales y principios de siglo, en la amenaza de los valores tradicionales de la

    nacin. La ideologa criollista impregna por esta poca los discursos y asume caracteres

    particulares segn sean enunciados por las clases populares, los grupos dirigentes o los

    extranjeros. La literatura se constituye en marco para la objetivacin de estos discursos:

    libros, folletines, cancioneros, prensa peridica, etc., con diferentes modos de legitimacin de

    los mismos

    La identidad nacional -cuestin de fondo que se juega en el Centenario-, capitalizada

    su enunciacin por una cultura oficial, desplaza los discursos criollistas provenientes de las

    clases populares y pone en circulacin imgenes de una tradicin construida ideolgicamente

    como mito2. El gaucho, las llanuras, la pampa, se convierten en postales narradas y

    construidas imaginariamente, y sirven para legitimar una idea de nacin y de lo nacional que

    * Universidad Nacional de Cuyo / CONICET. [email protected] 1 Cfr. Dante Ramaglia, El proyecto de modernizacin y la construccin de la identidad. Estructura categorial del discurso en las corrientes de pensamiento argentino (1880-1910). Tesis doctoral. Mendoza, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, 2001. 2 Adolfo Prieto expone en su libro tres modos que adopta el discurso criollista segn sea enunciado por las clases dirigentes, las clases populares y los extranjeros. En el primer caso se trata de una utilizacin ideolgica que encuentra en su uso formas de legitimacin del poder; para los sectores populares que haban sido desplazados de su lugar de origen e instalados en las ciudades, el criollismo fue un modo de ofrecer resistencia contra las nuevas imposiciones, y la expresin de cierta nostalgia por el pasado; por ltimo, para los extranjeros el criollismo significaba una especie de pasaporte a la ciudadana dentro de la cual era posible incorporarse como un sujeto de derecho. En El discurso criollista en la formacin de la Argentina moderna. Buenos Aires, Editorial Sudamericana (Historia y Cultura), 1988.

    26

  • oblitera la visibilidad de grupos emergentes y los conflictos inherentes a una sociedad que se

    ha organizado sobre un proyecto modernizador, atravesado por asimetras sociales3.

    El debate en torno a una lengua nacional, iniciado por los romnticos, alcanz un giro

    decisivo a fines del siglo XIX y principios del XX. Se trataba, ahora, dentro del clima

    bablico que invada a Buenos Aires, de retornar al castellano como una forma de resistencia

    frente a la amenaza que suponan las hablas del inmigrante. Esta nueva Babel amenazante se

    aleja del sentido esperanzador que en su momento enunciara Alberdi en las Bases: No

    temis, pues, la confusin de razas y lenguas. De la Babel, del caos, saldr algn da brillante

    y ntida la nacionalidad sudamericana4.

    La nueva lectura vena a cuestionar, asimismo, todas las degradaciones a las que,

    segn los grupos conservadores, se haba sometido la lengua espaola en nuestro pas:

    lunfardo y cocoliche son algunas de las expresiones populares que atentan para esos grupos

    contra la posibilidad de encontrar un lenguaje argentino. En este sentido, el retorno al

    castellano planteado en esta poca es tambin una forma de legitimacin que los Estados

    ponen en juego como agentes configuradores de la identidad nacional y cultural5. Igualmente,

    el debate en torno a la obligatoriedad del idioma nacional en las escuelas propuesta en 1894,

    revela el grado de preocupacin y de dedicacin que la problemtica de la lengua ocupaba en

    la agenda poltica y cultural de la poca6.

    3 Para profundizar en torno a esta ideologa nativista construida sobre imgenes que por la poca haban dejado de tener sustentacin histrica, cfr. Gastn Gori, La pampa sin gaucho. Influencia del inmigrante en la transformacin de los usos y costumbres en el campo argentino en el siglo XIX. Buenos Aires, Editorial Raigal, 1952; Noel H. Sbarra, Historia del alambrado en Argentina. Buenos Aires, Raigal, 1955; Arturo Roig, La entrada del siglo. La Argentina en los aos 1880-1914, en: Arturo Roig (comp.), Argentina del 80 al 80. Balance social y cultural de un siglo. Mxico, UNAM, 1993, 9-20; Adolfo Prieto, edicin citada. 4 Juan Bautista Alberdi, Bases. Puntos de partida para la organizacin nacional. Buenos Aires, Coleccin Claridad, 1946, 61. 5 La polmica entre el historiador argentino Ernesto Quesada y el lingista francs Lucien Abeille, que ejerciera como profesor en Buenos Aires, es una muestra legtima no solo de las ideologas jugadas en torno a una lengua nacional, sino tambin de las tensiones y contradicciones por las que estn atravesados nuestros intelectuales inmersos en la cuestin social y erigidos como portavoces de lo nacional. Cfr. A. Rubione, En torno al criollismo. Textos y polmicas. Buenos Aires, CEAL, 1983, en donde expone la polmica entre L. Abeille -Idioma nacional de los argentinos (1900)- y E. Quesada, El criollismo en la literatura argentina (1902); Fernando Devoto, Construir a los argentinos en el trnsito entre dos siglos, en Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la Argentina moderna. Buenos Aires, Siglo XXI, 2002, 23-36; Adolfo Prieto, Funciones del criollismo, Ibidem, 141-193. Cfr. La reedicin reciente, impulsada por la Biblioteca Nacional, del libro de Lucien Abeille, con un estudio preliminar de Gerardo Oviedo, Buenos Aires, Colihue, Coleccin Los raros, 2005. 6 Cfr. extractos del debate en: Natalio Botana y Ezequiel Gallo, De la Repblica posible a la Repblica verdadera (1880-1910). Buenos Aires, Biblioteca del Pensamiento Argentino III, Ariel Historia, 1997, 365-379.

    27

  • La dcada del 20 no se presenta como un quiebre absoluto con la tradicin. La

    Revolucin Mexicana en 1910, la finalizacin de la Primera Guerra Mundial y la Revolucin

    Rusa son datos histricos relevantes para marcar un clima que va impregnndose de cierto

    optimismo. La reforma del 18, la visita de personajes distinguidos y el buen clima cultural

    que se vive durante la presidencia de Alvear (1922-1928) contribuyen a crear un ambiente

    propicio para que los legados fundacionales vuelvan a formularse en nuevos contextos.

    De este modo, la problemtica de los nuevos lenguajes no se dar escindida del

    planteo de un lenguaje nacional, y al mismo tiempo, en el interior de estas propuestas,

    circular la idea de lo criollo y del criollo, o lo que Adolfo Prieto ha denominado

    imaginera criollista, en la que paisajes y personajes se vuelven mticos, aunque

    paradojalmente se pueda convivir sin conflicto en un clima cosmopolita y europeizante.

    Ahora bien, uno de los ncleos fundamentales a partir del cual se ponen en juego los

    tpicos vanguardistas es el lenguaje y se puede decir que los sujetos de vanguardia se

    proponen como tarea, precisamente, la de horadar viejos lenguajes7. De todos modos, no es

    solo patrimonio de las vanguardias esta bsqueda de nuevos lenguajes. Un nuevo lenguaje

    nacional o un idioma de los argentinos o un lenguaje neocriollo, expresiones de dicha

    bsqueda que circularon en la dcada del 20 en la Argentina estn emparentadas, algunas de

    estas, con ciertas inflexiones de nuestro pasado intelectual. Sarmiento, Alberdi, Echeverra,

    Gutirrez, y otros nombres de la generacin del 37 tambin se haban planteado, una vez

    alcanzada la emancipacin poltica en nuestro territorio, trabajar en funcin de una

    emancipacin mental, dentro de la cual el lenguaje se converta en uno de los espacios de

    apropiacin simblica de estos nuevos sujetos que aparecan en combinacin con la

    construccin de la nacin.

    Esta cuestin de la lengua y del lenguaje, asimismo, se ubica en contextos histricos

    ms amplios y ha dado lugar a numerosas lecturas, pues la afirmacin de un nuevo lenguaje

    7 Usaremos el trmino lenguaje o lenguajes en sentido amplio. De todos modos tenemos presente la distincin que se instaura con Saussure entre lengua y habla. Lenguaje tal como lo usaremos estar referido al habla o a las hablas. Cfr. Curso de Lingstica general. Barcelona, Planeta-Agostini, Obras Maestras del Pensamiento Contemporneo, 1985; Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov, Diccionario enciclopdico de las ciencias del lenguaje. Mxico, Siglo XXI, 1974, 136-149. Respecto del trmino vanguardia hemos optado por la definicin propuesta por Eduardo Subirats: [] las vanguardias son, fundamentalmente, un fenmeno cultural de signo negativo, crtico y combativo, cuya primaria razn estriba en la oposicin y resistencia contra la opacidad, la reificacin o alienacin de las formas culturales objetivas, en El final de las vanguardias. Barcelona, Anthropos, 1989, 86. En cuanto a los usos del trmino vanguardia, cfr. Carlos Altamirano (director), Trminos crticos de sociologa de la cultura. Buenos Aires, Paids, 2002, 231-235.

    28

  • tambin fue formulada en contraposicin a la lengua legada por los conquistadores, proyecto

    que se expres mediante distintas voces a nivel continental: Simn Rodrguez en Venezuela;

    Manuel Gonzlez Prada en el Per; Domingo F. Sarmiento y Juan Bautista Alberdi, en la

    Argentina, son algunos ejemplos de quienes jugaron un papel fundamental en las propuestas

    de renovacin del idioma. De todos modos, en cada uno de los pases esta propuesta fue

    cobrando modulaciones particulares.

    El caso del movimiento Martn Fierro en la Argentina es un ejemplo de esto que

    venimos diciendo8. Lo que se expresa en el interior de este grupo vanguardista en torno al

    lenguaje es lo que se enuncia tambin en muchos otros grupos del vanguardismo

    hispanoamericano. Sucede que el criollismo est identificado en muchos casos con mestizaje

    cultural y supone enunciaciones de carcter localista sin prescindir de lo cosmopolita. La

    articulacin entre lo local o nacional y lo cosmopolita en torno a la bsqueda de un nuevo

    lenguaje es parte de las tensiones irresueltas en los grupos vanguardistas. Pero no solo habra

    que sealar esta tensin, sino tambin la percepcin de los propios jvenes escritores respecto

    de ser los portadores de una nueva sensibilidad evidenciada en el campo artstico y, al

    mismo tiempo, excediendo ese mismo campo.

    En este sentido puede leerse la encuesta que la Revista Martn Fierro lanza en 1925 a

    los artistas, escritores e intelectuales preguntando acerca de la existencia de una sensibilidad

    y mentalidad argentina y las caractersticas que se le pudieran atribuir. A ella responden

    Leopoldo Lugones, Oliverio Girondo, Ricardo Rojas, Samuel Glusberg, Roberto Mariani y

    otros. El objetivo de estas interpelaciones se puede leer como modos de afirmacin de estas

    jvenes generaciones que se piensan como los nuevos sujetos portavoces en el campo de la

    cultura; pero tambin habra que leer entre medio de los enunciados dscolos expresados

    insistentemente, los modos de legitimacin que eligen en la interlocucin que realizan a

    8 Se lo ha llamado movimiento en funcin de los alcances que tuvieron las tesis de renovacin en el mbito esttico, principalmente en la poesa, que impulsaron sus integrantes: Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Eduardo Gonzlez Lanuza, Leopoldo Marechal, Macedonio Fernndez y otros. La Revista Martn Fierro, que da nombre al movimiento, fue en parte respuesta al modernismo literario, con influencia del ultrasmo trado por Borges de Europa y del creacionismo, que tuvo al chileno Vicente Huidobro como uno de sus mentores. Cfr. El movimiento Martn Fierro, en Historia de la literatura argentina. Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina, Coleccin Captulos n 39 (el fascculo fue preparado por Carlos Mastronardi); El peridico Martn Fierro. Seleccin y prlogo de Adolfo Prieto. Buenos Aires, Editorial Galerna, 1968; El peridico Martn Fierro, Buenos Aires, 1949 (Memoria escrita por Oliverio Girondo y leda en un acto organizado por la Comisin Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores). Existe una abundante bibliografa sobre el tema, solo indicamos algunos trabajos orientativos.

    29

  • intelectuales como Rojas o Lugones, quienes estn enmarcados dentro de un nacionalismo

    cultural y en directa tensin hacia la construccin de una tradicin nacional.

    Asimismo, la encuesta mencionada puede vincularse con la llevada a cabo dos aos

    antes por la Revista Nosotros, en la que las preguntas son formuladas a los representantes de

    la nueva generacin literaria; por eso, en general, los que responden son autores menores de

    30 aos, entre los que se encuentran muchos de los que integraran el staff de Martn Fierro y

    tambin los que se identificaron con el grupo de Boedo9. La visita de Ortega en 1916

    contribuy a que se advirtiera sobre la importancia del rol de las nuevas generaciones en la

    construccin de un pensamiento propio, y al mismo tiempo universal, en la Argentina10.

    Si bien no se abordarn en este estudio las polmicas que se abren entre los grupos

    vanguardistas de Florida y Boedo, se puede decir que sus encuadres topogrficos pueden

    servir para perfilar el lugar que ocupa el lenguaje en cada uno de ellos. La afirmacin, sin

    embargo, podra estar viciada de reduccionismo a ciertas imgenes estereotipadas que han

    circulado sobre los mismos. Estos grupos pueden caracterizarse por el perfil no homogneo en

    que estaban integradas sus ideas, cuestin que se revelara si se procediera a desarrollar una

    caracterizacin, que estara llena de matices, e incluso sin lmites puros en cuanto al

    encuadramiento de sus integrantes: parte de los escritores del grupo de Florida publicaban en

    revistas del grupo de Boedo y viceversa. No es aceptable la mirada que Borges realizar aos

    ms tarde, en la que reduce las diferencias a meras jugarretas ingeniosas de muchachos. Sin

    dudas, el lenguaje ocup para ambos grupos un lugar fundamental.

    Para los boedistas el lenguaje era el instrumento necesario no slo para la expresin

    artstica, puesto que esas expresiones artsticas nacidas en los espacios de objetivacin surgen

    en los marcos de contextos constituidos socialmente. En este sentido, se juega una especie de

    realismo crtico todava no despegado de una tradicin anterior ms o menos inmediata. Se

    cuela, y esto ser motivo de discusiones con el grupo de Florida, el mandato social del artista.

    Tpicos como realismo de izquierda o realismo crtico, y compromiso en el arte se

    oponen terminantemente a los juegos retricos y disparatados de los martinfierristas, que

    parecieran ubicarse en la propuesta del arte por el arte o arte puro.

    9 Cfr. Revista Nosotros (1907-1943), volumen 43, n 167, abril de 1923.

    10 Cfr. El deber de la nueva generacin argentina y Meditacin del pueblo joven, en Meditacin del pueblo joven. Biblioteca de la Revista de Occidente. Buenos Aires, Emec Editores, 1958, 11-20 y 53-82.

    30

  • Ahora bien, qu tipo de apuesta se juega en la renovacin de los lenguajes propuesta

    por estos grupos vanguardistas y qu grado de filiacin tiene este proyecto con la tradicin

    nacional? Mientras que para Boedo el lenguaje ocupa un lugar instrumental y es central en la

    medida que responda a las demandas que la cuestin social impone, el grupo de Florida

    opta por la experimentacin extrema del lenguaje, desde el disparate lgico o revolucionario a

    la metfora ultrasta, oponindose a todo realismo, ya sea de tipo social o artstico, y

    podramos agregar filosfico, pues es Macedonio Fernndez uno de los crticos ms

    profundos del arte como mera copia de la realidad. Ahora bien, ninguno de los grupos se

    desentiende de lo nacional y de representar la voz nacional, aun cuando en los modos de

    expresin opten por canales diferentes.

    Las apuestas al lenguaje en la Revista Martn Fierro son desiguales, suponen distintas

    formulaciones, aunque todas puedan situarse en el mbito de lo experimental. Nos

    encontramos con planteos que nacen de una concepcin purista del arte y con expresiones de

    lo que bien podramos llamar arte impuro. La lgica que parece atravesar a todas estas

    propuestas de vanguardia se vincula, ciertamente, a la articulacin entre cultura y poder,

    desembocando inevitablemente en la produccin de polticas del lenguaje que exceden el

    mbito artstico.

    Las vanguardias, como fenmenos culturales, expresan en sus discursos ciertas formas

    de ruptura con la institucin artstica y, en distintos grados, son respuestas al lugar que ocupan

    los bienes simblicos dentro de una cultura. Son, por esto mismo, expresin y sntoma de la

    crisis de la modernidad, como tambin de los modos emergentes de subjetividad, y estn

    indisolublemente ligadas a lo social y a la historia.

    El proceso de urbanizacin moderno y la dinmica del capitalismo dan lugar a la

    constitucin y articulacin de la ciudad y el mercado, haciendo visible la emergencia de

    nuevos sujetos. Beatriz Sarlo analiza, precisamente, las condiciones necesarias para la

    aparicin de estos movimientos: [...] la vanguardia es posible cuando tanto el campo

    intelectual como el mercado de bienes simblicos han alcanzado una fase de desarrollo

    relativamente generalizada y predominante11.

    11 Beatriz Sarlo, Una modernidad perifrica. Buenos Aires 1920 y 1930. Buenos Aires, Nueva Visin, 1988. La autora plantea, asimismo, ampliar el foco de estudio a la dcada del '30, rescatando proyectos editoriales vanguardistas, como es el caso de las Revistas Sur y Contra. De Macedonio Fernndez le interesa rescatar su narrativa antirreferencial replegada en la ciudad y el descentramiento del ser argentino, donde tambin ubica a Giraldes y a Borges en el criollismo gaucho y el urbano.

    31

  • Esto no significa, sin embargo, que el proceso no se haya iniciado con anterioridad.

    Segn Julio Ramos, a principios de siglo y en respuesta crtica a la racionalizacin que iba

    gestndose en Amrica Latina, tambin ir emergiendo un sujeto "que erige su voz por el

    reverso, su voz cargada de valor espiritual precisamente en un mundo desencantado y

    mercantilizado"12. No se podra hablar, entonces, de una ruptura total entre el modernismo y

    el vanguardismo, pues ambos movimientos poseen signos crticos, aun cuando sus

    presupuestos sean distintos. Por su parte, Graciela Montaldo se refiere al modernismo como

    una sensibilidad amenazada, y al fin de siglo como una pluralidad de voces que interpelan

    sobre la tradicin y al mismo tiempo anticipan lo nuevo13.

    El papel de las revistas argentinas como empresas culturales e intelectuales ha sido

    sealado en distintos estudios. Se han profundizado aspectos de las publicaciones peridicas

    analizando el contexto de produccin de las mismas, los itinerarios de recepcin, los cdigos

    internos que las rigen, etc. Se ha visto a las revistas como lugar de cruce de trayectorias

    sociales e intelectuales, como portavoces de los ideales y de las ilusiones de una generacin;

    en suma, se est entendiendo a las publicaciones peridicas como una articulacin entre la

    historia cultural y la historia poltica14.

    Pensar en trminos de experiencia la vinculacin de Macedonio Fernndez con las

    vanguardias significa imprimir cierto carcter vital a su paso por revistas, a las relaciones

    mantenidas con esa generacin de jvenes, a los proyectos literarios, humorsticos y

    metafsicos nacidos en esa fructfera dcada del 20. Macedonio Fernndez es miembro

    fundador de la Revista Proa y la Revista Oral, y colaborador de la Revista Martn Fierro. La

    primera y la ltima estn fuertemente influidas por las ideas ultrastas, cuyos preceptos

    Borges haba enunciado: reduccin de la lrica a la metfora, eliminacin de frases, nexos y

    adjetivos intiles, distanciamiento del confesionalismo y de la oscuridad rebuscada, y

    utilizacin de imgenes que den lugar a la sugerencia. Macedonio es tomado como un

    12 Julio Ramos, Desencuentros de la modernidad en la Amrica Latina. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1989. 13 Graciela Montaldo, La sensibilidad amenazada. Rosario, Beatriz Viterbo, 1994. 14 Cfr. H. Lafleur; S. Provenzano, y F. Alonso, Las revistas literarias argentinas 1893-1967. Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1962; Marta Scrimaglio, Literatura argentina de vanguardia (1920-1930). Rosario, Editorial Biblioteca, 1974; Noem Girbal Blacha y Diana Quatrocci-Woison (editoras), Cuando opinar es actuar. Revistas argentinas del siglo XX. Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1999; Fernanda Beigel, "Las revistas culturales como documento de la historia latinoamericana", en Utopa y Praxis Latinoamericana. Revista Internacional de Filosofa Iberoamericana y Teora Social, Ao 8, N 20, Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad del Zulia, Maracaibo-Venezuela, enero-marzo de 2003.

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  • precursor del ultrasmo por Evar Mndez, y es tambin considerado como el filsofo entre

    los jvenes martinfierristas.

    Las colaboraciones de Macedonio que aparecen en estas publicaciones son una mezcla

    de tpicos metafsicos y humorsticos15. En Proa, sin embargo, habra un intento de

    desarrollar un proyecto esttico, mientras que en Martn Fierro este proyecto est atravesado

    ms por un deseo de experimentacin, centrado en la actitud del artista y del escritor. Dos

    libros aparecen en esta dcada, No toda es vigilia la de los ojos abiertos (1928), el primero

    que publica, a instancias de Ral Scalabrini Ortiz, Leopoldo Marechal y Francisco Luis

    Bernrdez, y Papeles de Recienvenido (1929), versin que se ampliar en 1944. Hacia finales

    del 20, ya desaparecidas las revistas mencionadas, colaborar en la Gaceta del Sur, de

    Rosario, en Pulso y Cartula, de Buenos Aires, y en el nico nmero que sacara la revista

    Libra16.

    En esta poca, la gran apuesta de Macedonio ya est en germen. Nos referimos a la

    escritura de Museo de la novela de la Eterna, novela terico-experimental que habr de

    publicarse pstumamente en el ao 1967 y de la cual habr una breve anticipacin en la

    Revista Libra (1929). La gnesis de Museo es apasionante. El proyecto de esta novela

    atraviesa toda la vida del autor, y desde fines de la dcada del 20 comienza a ser anunciada

    su aparicin. Fue el proyecto ms osado que empezara a gestarse en los aos 20, si bien su

    publicacin se har muchos aos ms tarde. Con esto se quiere decir que la experiencia

    vanguardista del autor excede la dcada del 20, aunque sera un exceso afiliarlo sin ms al

    vanguardismo sin establecer ciertas mediaciones. Lo que s se puede decir, sin ningn temor,

    es que Macedonio le saca provecho a las vanguardias.

    Julio Prieto ha sealado el carcter ex-cntrico de Macedonio Fernndez y Felisberto

    Hernndez dentro de las vanguardias de su poca. Sus escrituras, nos dice,

    15Las colaboraciones en la revista Proa (primera y segunda poca) son: Confesiones de un recin llegado al mundo literario; Desperezo en blanco; El recienvenido; La Metafsica, crtica del conocimiento. La Mstica, Crtica del Ser; El captulo siguiente de la autobiografa de Recienvenido; Evar Mndez; Carta a Ricardo Giraldes y El captulo siguiente y Sobreviene dicho captulo. Los textos aparecidos en Martn Fierro, siguiendo el espritu de la revista, adoptarn una tnica humorstica: A propsito de los derrumbes; Un artculo que no colabora; Artculo diferente, su poema Suave encantamiento con una introduccin de Evar Mndez, Carta argentino uruguaya; Brindis a Ricardo Giraldes y unas palabras para Ramn Gmez de la Serna. 16 La recepcin de sus libros no coincidi con las expectativas que Macedonio tena y esta situacin provocar un paulatino aislamiento de los crculos que frecuentaba.

    33

  • [...] representan a la vez una encarnacin discursiva en cierto modo ms fiel al espritu de vanguardia, en la radicalidad de su crtica de la tradicin literaria, que la de sus contemporneos rioplatenses, y relativamente infiel a las manifestaciones y manifiestos locales que detentan, como grupo, la bandera del vanguardismo y la llevan en una direccin moderada17.

    Asimismo, esta infidelidad al arte burgus que menciona Prieto tiene como efecto que

    ninguno de los dos se haya insertado en los cnones literarios modernos. Macedonio

    Fernndez estuvo alguna vez en sintona con las modas literarias o filosficas imperantes? Su

    poema Suave encantamiento, publicado en 1904 por Ghiraldo en el primer Martn Fierro,

    fue rescatado en 1925 por Evar Mndez y calificado de anticipacin del ultrasmo. Cuando el

    kantismo se est organizando en las universidades, Macedonio plantea codear fuera a Kant,

    casi simultneamente a la creacin del Instituto kantiano en 1929 en Buenos Aires. Cuando

    Lugones escribe sus Odas seculares (1910), en sintona con el proceso de modernizacin del

    pas, Macedonio ya haba hablado de desherencia. Y as podramos seguir con las

    enumeraciones, solo en funcin de remarcar que se est en presencia de un pensador con un

    ejercicio crtico profundo a lo largo de toda su vida, ajeno a las academias y reticente a los

    circuitos del mercado.

    Macedonio ingresa en las revistas Martn Fierro y Proa desde el humorismo, que -

    lejos de ser una eventual parodia o irona- es un serio intento por dislocar una sintaxis

    gramatical y producir un corte en la lgica habitual del habla cotidiana. Humor puro, lo

    llamar unos aos ms tarde, y junto con la novelstica y la poesa constituirn su apuesta al

    arte no referencial. Asimismo, distintos tipos de risas, fundamentalmente dos: la risa que nace

    desde un esquema realista y se refiere a los hechos, y la que nace de una emocin aborigen,

    y que se relaciona con la posibilidad de rerse de s mismo, risa con alcances ontolgicos, en

    la medida que descentra al sujeto de su propio yo sin daarlo. Esta es la risa que perseguir

    Macedonio en su teora humorstica o -como l la llama- humorstica conceptual, cuya

    capacidad es la creacin de la nada intelectual, llamada tambin Ilgica del Arte.

    La irona -que caracteriza la impronta de sus escritos de fines del siglo XIX- no sera

    para el Macedonio que est pensando el humor en trminos de una teora, propiamente parte

    de la comicidad, en cuanto no est caracterizada por tener alegra, aun cuando posea otras

    notas afines. Para el autor es fundamental en el marco de su concepcin en torno al

    17Julio Prieto, Desencuadernados: vanguardias excntricas en el Ro de la Plata. Macedonio Fernndez y Felisberto Hernndez. Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2002, 25.

    34

  • humorismo, tanto en el gnero realista como conceptual, la alusin a la felicidad o a la

    condicin hednica. Este requisito propuesto lo ubica en posiciones discordantes a la de

    Bergson, Freud, Bain y otros autores que estudiaron el fenmeno de la risa. El motivo

    fundamental que lo aleja de esas posiciones est en que rechaza toda risa que en su

    consecucin produzca la degradacin de la otra persona, o presente muestras de

    superioridad sobre el prjimo. Si en todo caso participamos de la risa en cuanto espectadores,

    esta tiene un carcter secundario en relacin al alcance de la risa de s mismo, pero aun esa

    risa secundaria debe estar caracterizada por ser inofensiva, no debe producir dao alguno.

    La risa, entonces, en cuanto involucra a un sujeto, y a este en relacin con otros -es

    decir, en el marco de relaciones intersujetivas y por lo tanto inmersas en situaciones

    comunicativas- no puede quedar fuera del mbito de lo social, de la discursividad social y

    cultural, como tampoco puede quedar ajena a los conflictos que acontecen en las sociedades a

    las que pertenecen los sujetos. En este sentido, la risa, el humor, la comicidad y todas las

    formas de humorismo se topan inevitablemente con el mbito de las creencias y no pueden

    desentenderse de la cotidianidad. Creencia y cotidianidad, tal como lo seala Ana Mara

    Zubieta, son campos de emergencia para su expresin18. El humorismo, en este sentido, no

    estar ajeno en los programas vanguardistas, ligado al espritu creador del artista. Puede,

    asimismo, adquirir diversos sentidos: convertirse en irnica crtica de la vida moderna, o en

    una protesta contra el orden social, o tambin puede moverse dentro de los lmites de la lgica

    del lenguaje. En todos los casos implica cierta idea de destruccin o un nuevo modo de

    creacin negativa.

    Dentro de las distintas formas del humorismo se encuentra el disparate o dislate, que

    -segn el diccionario de Corominas- tiene relacin con la "accin de disparar o arrojar algo";

    tambin puede tener el sentido de "desbandada", es decir, disparar y echar a correr. "Disparar"

    tambin significa "hacer y decir disparates", "poner en movimiento un arma de lanzamiento",

    "decir cosas detonantes, hacer actos violentos o desatentados", etc.19.

    18 Ana Mara Zubieta, Humor, nacin y diferencias. Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 1995. 19 J. Corominas y J. A. Pascual, Diccionario etimolgico castellano e hispnico. Madrid, Gredos, 1984, 504-505.

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  • Antonio Vallejo, uno de los poetas colaboradores de Martn Fierro20, har referencia

    al disparate lrico como la literaria objetivacin del exceso vital; su prctica contempla

    dos condiciones: el entusiasmo y la seriedad.

    Comprendemos la necesidad de hacer alguna cosa con este exceso de energa que nos empuja al borde de todos los excesos. Y esa cosquilla que nos re en las rtulas al entrar en un sitio de baile, esas ganas alegres de romper la mandbula al primer botarate que pasa a nuestro lado, tienen su equivalencia intelectual: un afn dionisaco de sincopar la lgica, de sustituir los puentes por el salto, soterrar veinte metros el sistema decimal y destruir la plaga de los considerandos que nos revisan el boleto a cada esquina21.

    Asimismo, la seriedad, esa otra condicin que menciona Vallejo, requiere talento a

    quien la practique. El disparate puro est supuesto en este texto, si bien no es desarrollado,

    pero -como podemos ver- su prctica excede un mero juego de humor. Para Jos Carlos

    Maritegui El disparate puro, certifica la defuncin del absoluto burgus, y es una de las

    tres categoras de la poesa contempornea. El filsofo peruano toma la poesa de Martn

    Adn como muestra de una tradicin invisible afincada en el trabajo de crear un orden

    nuevo; El disparate puro tiene una funcin revolucionaria porque cierra y extrema un

    proceso de disolucin. No es un orden...; pero s es el desorden, proclamado como nica

    posibilidad artstica22.

    Habra entonces diversos modos de realizar disparates, pero al mismo tiempo habra

    un modo radical de su ejercicio: el disparate puro, que vendra a ser un modo de estar creando

    arte. Desde este aspecto podra plantearse: qu sentidos adquieren los disparates

    macedonianos? Qu teora de la humorstica es puesta en juego por el autor en estas

    colaboraciones en Martn Fierro?

    En primera instancia cabe decir que en estos trabajos hay un manejo del lenguaje

    lgico, hay una especie de juego intelectual que quiebra la sintaxis de las frases e inaugura

    una nueva sintaxis relacionada al concepto de disolucin con que Maritegui defina a la

    20 Segn la descripcin de Enrique Amorm, Vallejo era un muchacho lcido, formado en los medios obreros, de donde viene con su tricota y su boina proletaria. Escritores comprometidos con el pueblo como Roberto Arlt y Roberto Mariani frecuentan las oficinas de Martn Fierro, citado por Carlos Mastronardi en la Coleccin Captulo. Historia de la literatura argentina, El movimiento Martn Fierro, n 39, 927. 21 Antonio Vallejo, Introduccin al disparate, en Martn Fierro (Segunda poca), ao III, n 36, 12 de diciembre de 1926. 22 Jos Carlos Maritegui, Defensa del disparate puro, en Amauta, Lima, 1928, n 13, 11. Esta defensa debe entenderse en el marco de un arte ligado a la realidad, a la vida y a la existencia, es decir, fuera de una pureza liberada de motivos. Cfr. Arturo Roig. Arte impuro y lenguaje, en Revista Huellas, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Artes y Diseo, n 3, 2003.

    36

  • gestacin de un orden nuevo. Sin embargo, la destruccin en Macedonio est encaminada a

    romper con todo orden referencial, evidenciando la condicin trgica de la realidad y

    eligiendo el absurdo, el disparate, el humor conceptual, como la posibilidad de un instante

    de liberacin de lo que el autor considera una dogmtica abrumadora de la ley universal de la

    racionalidad. De lo que se trata en Maritegui al ponderar el disparate puro es de sealar la

    emergencia de nuevos modos de sujetividad dentro de un horizonte que articula vanguardia y

    revolucin; mientras que la tarea de Macedonio se mueve en la dislocacin de los modos de

    construccin de la subjetividad, la indispensable, como dira Arturo Roig, para enfrentar la

    moral de las instituciones, la eticidad 23. Plantea Macedonio, entonces, formas de crtica

    relacionadas con una subjetividad emergente pero dentro de cierto esquema individualista.

    Horacio Gonzlez ha sabido leer con aguda inteligencia ciertos alcances del

    humorismo macedoniano tomando la figura del Bobo de Buenos Aires, creada por

    Macedonio y tomando algunos puntos de la patafsica y del marxismo:

    Tal existencialismo patafsico y crtica a la alienacin del mundo cotidiano, como la de un marxista a contrapelo o un marxista lrico que en vez de denunciar la cosificacin, extrema la presencia de las cosas para homenajear la felicidad del valor de uso- implica alertar a los hombres a que la crtica de mundo no tiene fin y es sinnimo de risa [] La patafsica macedoniana puso a luz el ridculo para arrojar una mirada tierna sobre el mundo; su crtica a los objetos de la cultura tcnica supuso un llamado a la reconciliacin con el valor de uso, mientras maquinitas de afeitar, paraguas y zapallos se ponan a hablar o a pensar como almas emancipadas. Era una forma de advertir que ante tales fetichismos, los hombres deberan saber encontrar en la filosofa de la ciudad y de la naturaleza, una cota de disconformidad y beatitud. El nirvana de los objetos era un acto risueo y revolucionario24.

    El humorismo, claro est, no es ajeno a las vanguardias y forma parte de esos diversos

    modos de experimentacin artstica que se puso en juego en aquellos aos. Pero el humor, la

    comicidad, la irona, la paradoja, no nacen con las vanguardias, son mucho ms antiguos.

    Asimismo, el humorismo tiene como funcin operar desestabilizando tanto los esquemas de la

    realidad cotidiana como los discursos que operan desde las academias. En este sentido, no es

    extraa su utilizacin en Eduardo Wilde, quien tambin ironiz y puso en juego el humor

    frente a los pensamientos y costumbres de su poca. Con esto queremos decir que el

    23 Arturo Roig se refiere con la nocin de sujetividad a todo lo que hace al sujeto y es palabra que deriva de esta. La sujetividad supone a la subjetividad necesariamente, pero no toda subjetividad es plenamente sujetividad. Cfr. Teora y crtica del pensamiento latinoamericano. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1981; tica del poder y moralidad de la protesta. Mendoza, EDIUNC, 2002. 24 Cfr. Horacio Gonzlez, Para un nirvana de los objetos. Macedonio Fernndez, entre la patafsica y el marxismo, en revista Artefacto, n 3, Buenos Aires, 1999, 113-116.

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  • humorismo macedoniano no nace solo con las vanguardias, y su apropiacin forma parte de

    intereses tericos que seguirn vigentes an despus de la dcada del 20.

    La bsqueda de un arte puro (no la pureza del arte) lo lleva a postular dos momentos