acerca del liberalismo un primer comentario que debe...
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Acerca del liberalismo
Un primer comentario que debe hacerse leconcierne a la noción misma de la libertad. El liberalismo apropia como suyo el concepto y susconsecuencias, lo cual termina por ser un gran logro en términos de los fines políticos y de persuasión colectiva. Y, sin embargo, al precisar el concepto se evidencia que la libertad de la que sehabla es sólo una concepción de la libertad 43, a saber, la que desde antaño se denomina la libertadnegativa o el no estar constreñido, el no actuar bajo compulsión, el no hacer a otros lo que no quieres que a tí te hagan. Siempre será un flanco muydébil de esta concepción de la libertad, sobre lacual, por lo demás, radica la definición misma delhombre liberal, que al no envolveren lo esencial sino una postura defensiva es ella la más refinadaexpresión de quienes tienen mucho que defender.Es desde esta última perspectiva como puede escribirse "que ofrecer derechos políticos, o salvaguardas contra la intervención del Estado, a indivi-
43 el. Friedrich W.J. Schelling, Phllocophlcllllnqulrloo Into1MNlllure ofHuman Freedom, (1IIinois, 1936), asi como la interpretación de Martin Heidegger, Schelllng"s Treatlse on theEssenee of Humon Freectom, (Ohio,1975) pp. 83ss. También, Arthur Schopenhauer, On tho Freedom of tho WIII,(Oxford, 1985). Y Hannha Arendt, "What is Freedom?", enBetweon Ptlst ond Future, (New York, 1968); de esta autora,también, Tho L1foofthe Mlnd, (New York,1978) Book Two.No debe pasarse por alto la critica de Poppera las consecuencias que se siguen de concebir la libertad en los térmlnos dela auto-conducción racional, el. Tho Opon Soeloty cnd lteonomleo, op.ell, peeeím,
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duos que están medio desnudos, iletrados, mal alimentados y enfermos, es una burla de su condición" 44. Y concluir, ¿qué es la libertad para quienes no pueden usarla?" 45
La concepción de la justicia liberal, que desdeluego está impregnada por la idea misma de la libertad a la que se ha hecho referencia, admite uncomentario en el mismo sentido. Pero hay una crítica adicional, amén de la que podría hacerse desde la perspectiva de la Filosofía Positiva del Derecho o desde la Antropología Filosófica 46. Al aceptar una noción de justicia eterna, como fácilmentese colige de los textos citados, y asociar, como antes se ha visto, esa justicia a los fines de la propiedad privada-ius utendi, fruendi atque abutendi- se revela el carácter del pensamiento liberal yse expone a las más elementales críticas. De manera incidental cabe acotar que, si la ética se entiende como la expresión de los fines últimos queel hombre persigue, y, en consecuencia, en ella sehace presente de manera inseparable la idea mis-
44 Isaiah Berlin, "Two Concepts 01 Liberty", en Four Essays on L1berty, (Ox10rd,1975)p.124.
45 Ibld.
46 Cf. Isaiah Berlin, "La originalidad de Maquiavelo", enContra la Corriente, (México,1983) pp.115ss. También, Friedrich Nietzche, Zur Genealogle der Moral.ElneStraltschrlft, Werke, Band IV, Ed. KarlSChlechta,(Munchen-Wien,1980).
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ma de la justicia, resultasimplemente una contradicción la prédicadel pensamiento liberalde quesu visión científica ha hecho autónomo el ámbitode lo económico. En cada oportunidad que seafirmaque loeconómico notienenadaqueverconlo ético 47, con toda certidumbre se es no liberal.
Enotroplanode las ideasexpuestas, lavisióneconómica de liberalismo tienequedar cuentadelhombre que propone como expresión de la realidadhumana. Lapreguntaporhacerse yresponder,si se estádesde luegoen el terreno de los hechoscientíficos, y que desde luego no es nada nueva,sepuede formular así:¿enquémedidaesehombredel liberalismo se asemeja al hombre de la realidad?48 Elproblema porconsiderar noradica enes-
47 Cf. Lionel Robbins, op. clt., p.24.
48 No sólo debe citarse a Marx para aludir a la debilidademplrica de las robinsonadas, cf. Grundrlsse, IntroductlontothsCrltlque of Polltlcal Economy, Ed.MartinNicolaus, (Middlesex,1973) p.83ss.EI propio Edgeworth,a qu ien antes se refirió, califica su afirmación ydice "queel hombre concreto del siglo XIX, en el grueso de loscasos, es un impuro egolsta", Mathematlcal Psychlco,op.clt., p.104. Sobre esta materia, y,en especial, por laenorme lista de referencias que añade, cf. Amitai Enzioni, The Moral Dlmenslon, Towards a New Economlcs, (London,1988). No debe olvidarse la perspectiva que se asocia a las importantes contribuciones deHerbert Simon, cf. su artículo "From substantive to procedural rationality", en Method and Appralsalln Econemlce, Ed.Spiro Latsis, (Cambridge,1976), pp.129149.
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tableceruna disyuntivaentrealtruismo y egoísmocomo actitudes básicas, y sobre ella hacer argumentos,sinoenaceptarla realidad de laexistenciade relaciones grupales y acciones colectivas enaras, primero, de la firmeza empíricadel análisis,y, segundo, en aras de su fertilidad 49.
En relación con la racionalidad económicayla consistencia que,segúnpuededemostrarse, seconsigue en lasrelaciones competitivas enel mer-
49 Cf. Amartya Sen, "Rational Fools: A Critique of theBehavioural Foundations of Economics Theory", enPhllosophyand EconomlcTheory, Eds.Frank H.Hahnand Martin Hollis, (Oxford,1979), y del mismo autor,"Economic Methodology, Heterogeneity and Rationality", Social Reooarch, Summer 1989, pp.2-9--329.También, Kenneth Arrow, The L1mits ofOrganlzatlon,(New York,1974) chap.1.
El pensamiento liberal, en cualquiera de sus versiones, tiene todavía que encarar y resolver la crItica envuelta en el siguiente sel'lalamiento de Marx: "(He alll) lainsipidez del punto de vista de que la libre competenciaes el desarrollo último de la libertad humana ... (La libertad de la que hablan) es, al mismo tiempo, la más completa sujeción del indivíduo a unas condiciones socialesque asumen la forma de poderes objetivos". Yen otrocontexto, "Cada uno persigue su interés privado y nadamás que su interés privado, y, por tanto, cada quien sirve el interés privado de todos, sin quererlo o saberlo.Uno bien podría deducir de esta proposición abstractaque cada quien reclprocamente obstruye la afirmacióndel interés de los otros, de manera que en lugar de estaafirmación general, laguerra de todos contra todos produce una negación general. El punto eo más bien queellntema privado ea de porsiun Intems socialmente
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cado, hay un conjunto de señalamientos que pueden hacerse. En efecto, se argumenta ydesde antaño, que toda la teoría del comportamiento económico racional es vacra por tautológica, que losintereses que el hombre liberal prototípico persigue se definen, en efecto, de una manera tal, queno hay manera de refutar el hecho de que siempreél está buscando su propia y personal ventaja 50.
Pero admítase, para los fines de la exposición, quetiene o puede tener un contenido empírico y porende refutable. Entonces hay que dar cuenta de almenos los siguientes puntos. Primero, toda la teoría pende de la existencia de mercados para latotalidad de los productos que un individuo podríaquerer intercambiar. Este supuesto lo identifica lateoría económica cuando dice que los mercadosson completos. Pues bien, "como un hecho indubitable los mercados son incompletos••• La hi-
dstermlnado. Es el interés de personas particulares,pero su contenido y forma o medios de realización sondados por condiciones sociales", Grundrlsscl, pp.156652. (mi énfasis, A.B.).
50 Knut Wicksell, Lecturos on Polltlcal Econ,omy, Ed.L.Robbins (London,1934) pp.72ss. Nicholas Kaldor,"The Irrelevance of Equi~¡brium Economics·, Tho Economlc Journal, December 1972, pp.1237ss..
No deja de argumentarse que la creciente matematización de la teorla económica es la expresión de su nomenos creciente vacuidad emplrica. Si Bertrand Russellestá en lo cierto con relación a la naturaleza puramentetautológica del conocimiento matemático, el punto es deuna importanciadecisiva. ef. Bertrand Russell, My Phllosophlcal Oavelopment (New York,1959) pp.211212.
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pótesis de los mercados completos es convincentemente falsa" 51
Una respuesta a esta enorme dificultad proviene de la teoría de las expectativas racionales.Ahora bien, esta última aún tiene que desarrollarsecon entero vigor. Baste por ahora decir, aparte lainsatisfacción con su contenido empírico, que elequilibrio que resulta en esta teoría no es siempreeficiente y, segundo, que es posible que la teoríamisma no pueda colmar las exigencias que impone la cuantía de la incertidumbre realmente existente por la falta de mercados intertemporales 52.
Cabe además decir que las señales o la información sobre las cuales se apoyan las decisiones, noson entonces sólo los precios.
En segundo lugar, son incompatibles la procura individual de la máxima ventaja con la competencia perfecta tal y como la concibe el pensamiento liberal. El argumento es muy simple, "cualquiergrupo de vendedores o de compradores puedeasegurar una ganancia monopolística o monopso-
51 F.H. Hahn, "Reflections on the Invisible Hand", op.clt.p.121. Más aún, los agentes económicos, y por defini·ción si se quiere, entre si no se tienen confianza. Portanto, hay ciertos mercados contingentes que por razones lógicas nopueden existir, cf. Roy Radner, "Competitive Equilibrium underuncertainty", Econometrlca, January 1968, pp.31-58.
52 Ibld. p.123.
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nísticaponiéndose de acuerdo y compartiendo lasventajasconseguidas" 53. La conclusión, así se sigue, es que no pueden coexistir la competenciaperfectay el hombre económico del liberalismo 54.
Larespuesta se orientaa considerar que losagenteseconómicos seenvuelven enjuegosdeestrategias. Pero allí, se argumenta, toda la teoría de lamano invisible se modificade maneraesencial. 55
Entercerlugar,debetraerseacolación lamateriade lanaturalezade los rendimientos a escala.Desdesiempre se sabeque"a menosque se pueda suponerque los costosmarginales crecenconla producción en el punto de equilibrio, las basessobre lascualesse construyen las leyeseconómicas se van por la borda" 56 El punto, que por lo
53 Joan Robinson, "Markets", en Colleeted EconomiePapers, Vol.V, op.elt. p.162. Cf. Thorstein Veblen, "ThaLimitations of Marginal-Utility Theory", en The Place ofSeleneeln ModernClvllizatlon (NewYork,1919) passlm.
54 Cabe aquí acotar que la noción de la competencia perfecta, en Marx, termina por ser mucho más rica en consecuencias, amén de más rigurosa en términos del análisis cientrfico de la sociedad moderna, ef. Grundrlsse,op. elt. pp.649ss.
55 Hahn op.elt. pp.116-117.
56 J.R.Hicks, Value and Capital, (Oxford, 1939) pp.88-9.Del mismo autor, "The Assumption of Constant Returnsto Scala", The Cambridge Journal of Eeonomles,1989, pp.9-17. El argumento clásico sobre el tema se
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demás es de naturaleza empírica, se entenderé,es decisivo: entre otras consecuencias, de haberrendimientos crecientes a escala puede no haberprecios de equilibrio 57, y más, la visión liberal delmercado de trabajo sufre un daño irreparable 58.
encuentra en Piero Sraffa, "The Laws of Retum underCompetitive Conditions", The EconomlcJoumal, 8eptembar 1926, pp.535-550.
57 Hahn, op.clt., p.116. Ha habido un esfuerzo analltlcomuy importante para buscar reconciliar la existencia delequilibrio competitivo con la presencia de rendimientoscrecientes a escala. Hay un sumario de los temas discutidos en Frank Hahn, On the Notlon of EqulllbrlumIn Economlcs, (Cambridge,1973) pp.12ss.
58 El supuesto de que los salarios reales varían inversamente con el volumen de empleo es, asl, un argumentobásico para el punto de vista de que si se quiere reducirel desempleo deban reducirse los salarios reales, otambién, que si se quiere evitar un mayor desempleo hayque frenar el aumento de los salarios reales o buscar sudisminución. Pero si los salarios reales se mueven en elmismo sentido que como se mueve el empleo, todo eserazonamiento, y el que gira alrededor de la 'tasa naturalde desempleo', se caen al suelo, cf. Nicholas Kaldor,"An Introduction to 'A Note on the General Theory' byJean de Largetaye", The Journal of PostKeyne81anEconomlcs, Vol. 1, N23, 1979, pp.4. También, John,Maynard Keynes, "Relative Movements of Real Wagesand Output", reimpreso como Appendix 3 en The Ganeral Theory of Emlployment, Interest and Monay,(Cambridge,1973) esp.pp.400,412.
Hay, por lo tanto, un fundamental contenido emprrlcopor elucidar en relación con el curso de los salarlosreales en el ciclo. Cf. Stanley Fisher, "Recent Developments in Macroeconomics", The Economlc Joumal,June 1988,esp. 309-311. También,J.B. SChor, "Changas
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Ahora bien, las evidencias acopiadas, en efecto,sustentan de manera consistente la existencia degeneralizados rendimientos crecientes a escala. 59
Encuarto lugar, hayque referirlacuestión deladistribución del ingreso, y, enparticular, lacuestión de la productividad del capital 60 que se hallatras la noción del beneficio. En general cabe indicar queelconcepto mismo hasidoelobjeto deunacontroversia permanente 61, sin que pueda decirse de ninguna manera quehasidodel todoelucidado. En otraspalabras, la participación qUE~ bajo
in the Cyclical Pattern of Real Wages: svtdences fromnine countries 1955-1980" Tho Economlc Joumal,June 1985, pp.452-469.
59 Asdrúbal Baptista y Bernard Mommer, Ln EconomroPoUtlcc dol caplttlll~mo Rontrutlco, mimeo, (Caracas,1989). Cf. Nicholas Kaldor, Economlco \"JlthoutEqulllbrlum (New York,1985) esp.section 111.
60 Nada menos que el propio John Stuart Mi~l, y muy temprano, hizo el señalamiento del caso: "La expresíén 'elpoder productivo del capital', aunque es común y, paraciertos propósitos, conveniente, es enganosa. El capital, estrictamente hablando, no tiene poder productivo.El único poder productivo es el del trabajo, asistido, sinduda, por herramientas", Esuays on Sorne UnsottlcdQuootlono of Polltlcel Economy, (Clitton, 1974) p.90.
61 Frank H. Knlght, "Profits", en Roadlngo In tho Theoryof Incomo Dlotrlbutlon, Eds.W.Fellner and B.Halley,(London, 19167) pp.533-546. Cf. Karl Marx, Thcorloo ofSurpluo Veluo, VoLl, (London, 1969) pp.314ss. Thorstein Veblen, "On the Nature of Capital", en Th'9 Placoof Sclenco In :'.Jlodom Clvlllzatlon, op.clt. pp.324-387.
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el nombre de beneficio se toma del ingreso producido, y que es la expresión por antonomasia dela organización social moderna, no tiene, en la visión liberal de lo económico, una explicación teóricacoherente aún.
En quinto lugar, la materia de la eficiencia enel equilibrio competitivo 62. Este es un aspecto fundamental de toda la discusión, y, por consiguiente,es necesario explorar con algún grado de detallesus implicaciones.
También, Joan Robinson, "The Abdication ot Neo-Classical Economics", Colbcted Economlc Pa~m,op.clt.,VolV, pp.32-42.
En su clásica presentación sobre la materia del interés y de la usura, Turgot discute los temas básicos ybrinda los argumentos que luego las generaciones posteriores habrá de refinar y aceptar. Con el candor delpionera, sin embargo, presenta una tras otra las razones o causas del interés, para concluir en estos términos: "(si ninguna de las razones anteriores fueran válidas) el propietario estarta Justificadoen exigir un interéssobre un préstarno.clmpísrncnte porc¡uo01 dlnoro encuyo", A.J.R. Turgot, Rofk))don:.onobro la Formacióny la Distribución d31sRlquezo, en Turgot, Obro EconómlCl! Verla, Ed. Asdrúbal Baptista, (en prensa),sección 74, (mi énfasis A.B.)
62 Cf.Janos Komai, Antl-Equlllbrlum, (Amsterdam,1971)pasDlm.También, J.R.Hicks, "SCopeand Status of Welfare Economics",en Collected EssaYD on EconomlcThoory, op.clt., VoLl, pp.218-239.
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El tema tiene, entre otros orrgenes 63, el quese halla en el célebre párrafo de Adam Smith donde hace su aparición la noción de la mano invisible 64: "(El productor), generalmente, ni persigue nipromueve el interés público, ni sabe en cuanto lopromueve... y al dirigir su industria de tal maneraque el producto pueda ser del valor más grande,sólo busca su propia ganancia, y en este caso, como en tantos otros, lo lleva una mano invisible apromover un fin que no formaba parte de su intención".65
A partir de allí el argumento tomará muy diferentes rumbos 66. Uno de ellos, de indudable importancia, es el que se asocia con el nombre de
63 Cf.Jacob Viner,Tho Rola o. provldonco In the SocialOrder, (Princeton,1976), pasnlm. También, AsdrúbalBaptista, El Sistema Inte!3ctual de Adam Smlth:Ciencia o Historia, (Mérida,1980).
64 En realidad, la expresión ya aparece con un claro sentido económico en The Theory o, ;¡¡joralSentlments(1759) (Oxford,1976),p.184,n.7, y, en un ensayo anterior, (clrca, 1758) con un significado diferente.
65 Adam Smith, An Inqulry Into the Nature and Causeso, the Wealth o, Natlons, Vol.l, (Oxford,1976) pA56.
66 C,.FrédéricBastiat,Harmonles o, Polltlcal Economy,transo by P.J.Stirling, (London,1860) esp.pp.36-37.También, John Elliot Cairnes, "Political Economy andLa/ssez-Fa/re", enEssaya In Polltlcal Economy, (London1873), pp.232-264
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Walras. En su obra Eléments d' ~conomiePolItique, en efecto, se lee lo siguiente: "El intercambio de dos mercancías entre sí en un mercado perfectamente competitivo es una operación por lacual los tenedores de las dos mercancías, de unao de ambas, pueden obtener la satisfacción másgrande de sus necesidades, en consonancia conla condición de que las mercancías se compren yvendan a la misma y única tasa de intercambio enel mercado" 67
A esta proposición y su demostración muypronto se enfrentó Wicksell 66. y no sólo a la versión de Walras, sino a la de Pareto 69. Los argumentos de Wicksell son varios 70, pero el que aquíes bueno destacar es el que descansa en la cuestión de la distribución primigenia de los bienes que
67 Walras, op.clt., Lesson 10, p.143.
68 wEs casi trágico que Walras, siempre tan agudo y lúcido,imaginara que habla encontrado laprueba rigurosa, queechaba de menos en los defensores contemporáneosdel dogma del libre comercio, sólo porque vistió en unafórmula matemática los mismos argumentos que consideraba insuficientes cuando se expresaban en lenguaje ordlnarío",Loctures on Polltlcal Economy, VoLl,op.clt., p.74.
69 wLa doctrina de Pareto no contribuye nada", Ibld.p.83.
70 ef. Paul A. Samuelson, Foundatlons of EconomlcAnalyols, (Harvard,1966) pp.204ss.
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se van a intercambiar 71, Yque al final de cuentasWalras termina por soslayar.
Pareto, en efecto, precisó aún más el terna dela eficiencia. Su planteamiento lo presenta sin mayores ambages. Dice así, "el problema se divide endos problemas que no pueden resolverse con elmismo criterio: primero, un problema de distribución, ¿cómo deben distribuirse entre sus miembros los bienes que la sociedad posee o produce?Aquí es necesario traer a colación diferentes clasesde consideraciones éticas y sociales... que no tenemos porqué tratar ... y que suponemos resueltas. Y segundo, ¿cómo producir los bienes de talmodo que, distribuyéndolos según las reglas conseguidas para el primer problema, los miembrosde la sociedad obtengan el máximo de ophélimité? 72 A su vez, el máximo de ophélimité lodefine Pareto en estos términos, "es aquella posición donde es imposible encontrar una forma de
71 Wicksell demuestra que la competencia perfecta no esóptima si la distribución del ingreso es inaproplada,op.clt. p.80. Cf.Samuelson, Foundatlons ofEconomlcAnalysls. op.clt., p.20S,n.4.
72 Vilfredo Pareto, ililanual of Polltlcal Economy, transoby Ann S.SChwier, (New York,1971) p.451. "Nous emploierons le terme ophéllmlté pour exprimer le rapportde convenance qui fait qu'une chose satisfait un besoinou un désir, légitime ou non", Vilfredo Pareto, CoursO'Economie Polltique, Tome Premier, (Laussane,189S)p.3, secc.5.
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moverse desde esa posición y que la ophélimitéde todos los individuos, excepto para aquéllos quepermanece constante, crezca odecrezca. Esdecir,cualquier desplazamiento necesariamente tieneel efecto de incrementar la ophélimité de unos ydisminuir la de otros" 73
Por el mismo tiempo-publica Pigou su obraThe Economics of \ilfelfare. Por su manera de entender las cosas económicas, Pigou considera lacuestión de la distribución como un tema primordial, y, en tal sentido, su visión difiere de manerafundamental de la antes vista. Así, la condición delbienestar se asocia a dos causas o hechos primordiales. Por un lado, dice Pigou, "puede concluirsesin riesgos que un incremento en el dividendo(producto A.B.) -aparte de la hipótesis fantásticade que todo el incremento vaya a personas ya muyricas- lleva consigo, finalmente, y no sólo de manera inmediata, un incremento en el bienestar económico" 74. El propio autor hace las calificacionesdel caso para excluir las circunstancias cuandoese incremento del producto es la resulta de lacompulsión para un mayor trabajo, etc. 75 Por otra
73 Parato, Y.anual of PolIUcal Economy, op.clt.,pp.261,451-452.
74 A.C.Pigou, Tho EconomlcD of Welfare, 4a. adition(London,1938)p.84.
75 Ibld.pp.85ss.
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parte, "es evidente que cualquier transferencia deingresos de un hombre relativamente rico a unhombre relativamente pobre con un temperamentosimilar, puesto que permite la satisfacción de necesidades más intensas a expensas de otras menosintensas, debe incrementar la suma agregada desatisfacción ... Por lo tanto, cualquier causa queincrementa la participación absoluta en el ingresoreal de los pobres, siempre y cuando no lleve la unacontracción del dividendo (producto A.B.) nacionaldesde ningún punto de vista, incrementará, engeneral, el bienestar económico" 76.
La suerte de estas dos posturas en la discusión doctrinariaposterior, se inclinará, desde luego,por la visión de Pareto. En relación con Pigou debedecirse que su primera proposición se asimila fácilmente al esquema más ortodoxo, y, por consiguiente, allí habrá de encontrarse en las elaboraciones posteriores. Su segunda proposición, porotra parte, muy pronto fue el objeto de agudas controversias. Laprincipal de las críticas se hizo fuerteen la cuestión de la imposibilidad de hacer comparaciones interpersonales relativas a la satisfacción o utilidad n. El argumento, en efecto, se haceradicar en que las comparaciones interpersonalesenvuelven lo que se denomina juicios de valor, y
76 Ibld.p.89.
77 Cf. Lional Robbins, An Ensay on the Nature and SICnlflcance of Economlc Sclenca, op.clt. chapoVI.
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que, por consiguiente, no pueden ser el objeto deun tratamiento científico 78. Es así como se sientanlas bases de la dicotomía, ya a estas alturas clásica, entre los temas de la eficiencia, en los cualeslos economistas reclaman su experticia, y los temas de la equidad, que se pueden dejar para elresto.
La materia del carácter de las comparacionesinterpersonales, aparte las afirmaciones o negaciones dogmáticas que nunca faltan, de ningunamanera puede tomarse como si estuviera elucidada del todo. Nada menos que el peso de la autoridad de Samuelson podría aquí invocarse en relación con el punto bajo consideración 79, pero,desde luego, no es el caso, y además, no hay mejor instancia que la propia lógica de las cosas paraderrumbar las fronteras. en la opinión de muchosnítidas, que separan estas dos áreas supuestamente autónomas del quehacer humano.
En la cuestión de la eficiencia, vista desde laconcepción que se asocia a Pareto, hay algunas
78 Cf.Paul Streeten, "Controversias Recientes", en Gunnar Myrdal, El Elemanto Polltlco en el Dasarrollo dola Toorla Económica, (Madrid,1967) p.224.
79 Samuelson, Foundatlons of Economlc Analysls,ep.eít., pp.220-221. Cf.la extensa discusión de I.M.O.Little en A Crltlquo of Welfaro Economlcs, SecondEdttion, (Oxford,1970)chap.IV. También, O.H.Robertson, "Utility and AII.That", The iVlanchester sence],May 1951, pp.111-142.
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otras cosas que decir. La situación que se demuestra como óptima y socialmente deseabletiene, en su turno, dos condiciones 80. La primerade ellas le concierne al consumidor. Dejando porfuera la espinosa cuestión que planteó ya Wickselly que allí pende, acerca de la vacuidad empíricadetoda la teoría, hay otros puntos de interés. Desdeel ángulo del consumidor su óptimo es estrictamente individual y así subjetivo. En tal respecto,ese óptimo subjetivo no tiene relación ninguna conla suma máxima de satisfacción de todos los participantes, cualquiera sea el significado concretoque pueda darse a esta oxpresión. Es así comopuede decirse que el llamado óptimo de Pareto sedefine sobre unos precios dados y sobre cualquierdistribución del ingreso, por más desigual queobjetivamente sea 81. Esta última caracterizaciónpone de manifiesto una enorme limitación que traeimplicaciones políticas que es imposible soslayar.En términos más rigurosos, se excluyen del análisis aquellas situaciones, que quizás son las más
80 Cf. TjallingC.Koopmans, Thl"C:)EooayoonthoStatoofEconomlc Scl3nco (New Yorn,1957) pp.41ss, También Hla Myint, Thoorbo of Wolmro Economlco, (NewYorn,1965), chap.VII.
81 Mynt, op.clt. ,p.103. Por lo demás, las condiciones dePareto son s610 necesarias mas no suficientes, para ladefinici6n del6ptimo. Las condiciones suficientes tienenque ver con la materia distributiva, ct. Paul A Samuelson, "Commant on Welfare Economics", en CollectadSclontlflc Po~ro,op.clt., VoI.2,p.1103.
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importantes, dondecualquierredistribución puedepermitirque unosganen másde lo que otros pierden, es decir, el puntode eficiencia, en la visión liberal, alude a una situación donde un individuopuedeobtenermayoro menorutilidadbajo la condición de que la utilidad de todos los demás seconsidera como un dato 82. Lo menosquepuededecirse, bien se entenderá, es que la relevanciaempírica de toda la formulación es virtualmentenula. Y abundan razones para escribir un párrafocomoelsiguiente: "lainterconexión entrelaasignaciónderecursos y ladistribución del ingresoparecesugerir,en lasuperficie de las cosas, que seda unsesgo en favordel status quo cuando se trata dellevarlaeconomíamáscercade unóptimousandolospreciosexistentes, puestoque eseconjuntodeprecios en sí mismo resultade la distribución delingresodada.A menosquesetenganargumentosespeciales paraestarsatisfecho conladistribuciónactual del,ingreso, la posición óptimaque corresponde al conjunto de precios dado no posee ningunadiferenciarespecto decualquierotracolecciónde bienes eficientemente producida" 83.
82 Oskar lange, "TheFoundationsof Welfare Economics",en Papera In Economlcs and Soclology:1930-1960,(Oxford,1970), p.295. Cf. Joan Robinson, "An InherentDafect in Lslssez-Falre", Collected Economlc Papers, Vol.I, op.clt., pp.49-51.
83 E.J. Mishan, The Costs of Economlc Growth, (london, 1971)p.78. Estacuriosa asepsia en relación con elfundamental tema de la distribución y sus consecuen-
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Una respuesta a estas dificultades provinodel denominado Principio de Compensación 94.
Esecamino, empero, pronto lodejóde lado la no-
cíaspollticas,tuvo reacciones muyfuertes inclusoenelsenode la másrigu.rosa ortodoxia. Samuelson, aquienya se ha citado en este respecto, escribió, "(esta esquizofrénica regladedistinguireleconomistaqUtleconomistadeleconomistaque ciudadano)conduceacircunloquiosverdaderamente tediosos", Foundatlono ofEconomlc Annlyolo, op.clt, p. 220.
Harrod,unosanosantes,hablaescrito,"si la incomparabilidadde lautilidadendiferentesindividuosse lleva al extremo,no sólo lasprescripciones en la materiadel bienestar quedan por fuera, sino todo género deprescripciones. Eleconomistaencuantoasesoroconsejero queda reducidoal absurdo, ya menosque sus especulaciones tenganunvalorestéticosupremo,es major acabardel todo con él", "SCope andMethodof Economics", Tho Economlc Joumal, 5ept.1938,p.397.Acontinuación, sin embargo,el propio Harrodhacemofade su propio juicio cuando escribe, "alguna suerte depostuladode igualdadtienequesuponerse", paradecirmásabajo,"ladistribución del ingresoestáintimamentevinculadaconelbalancedefuerzas socialesypoHticas,perosuestudioyacefuera del ámbitodeleconomista",(miénfasis,A.B.)
84 el. NicholasKaldor, "WelfarePropositions in Economlcs", en Eooayc on Valuo and Dlstrlbutlon, (London,1980)pp.143-146. También, Tiborde SCitovsky, "ANote on WelfarePropositions in Economics"en RoedIn90 In Wolfaro Economlco, Ed. M.J.Farrel, (London,1973) pp.46-58. En general, cf. Maurice Dobb,Wolfero Economlcc nnd tho Economlcc of Soclal10m, op.clt. chap.6.
La idea básica tras este principio, sin entrar en lamateriade su viabilidadu operatividad, es muysimple.En efecto,bajo unasituaciónde cambiosdebe ser posible estimar lo que se necesitapara dejar a los poten-
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ción de la Función Socialde Bienestar 85. La ideatienequeverconunasuertede curvade indiferencia social, o con un conjunto ordenado de preferencias sociales tal,quelasociedad puedesiempredecidir sobre si una situación es mejor, peor o indiferente respecto deotrasituación. Aquí, comoestan frecuente en muchas de lasteoríasque hacenlos economistas convencionales, la vestimentaformal ocultalacarenciade realismo empírico, o loque viene a ser lo mismo, se enmascara la virtualimposibilidad decontrastarconloshechoslasconsecuencias quese siguen de las proposiciones. Alapostre,escierto, resultacomo unplacentero juego de artilugios intelectuales, cuya relevancia esprácticamente nula. 86
ciales perdedores en la mema coneicíén previa a loscambios, y si en estas circunstancias algo queda en favorde los potenciales beneficiarios, puede entonces dacirse que hay un incremento del bienestar económico.
85 Abraham Bergson, ~A Reformulatlon of cartaln Aspectsof Welfare Economics~,en Eooayo In Normctlvo Econemlee, (Cambrldge,Mass.,1966) pp.3-26. También,P.A. Samuelson, foundatlonD of Economlc Analyolo,op.clt., pp.219ss.
86 Será con este ánimo que Baumol escribe que la Funciónde PreferenciaSocial "debe ser juzgadacomo correcta,aunque no muy útll~, Economlc Thcory and O~m·ttene Aoolyoln, (New Jersey,1965) p.380. TambiénA.K.Sen, On Economlc Insquellty, (Oxford,1973) pp.7-8.
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Ahorabien,en laprocuradeevitara todacosta la cuestión de las comparaciones interpersonales,y loque es más,enobediencia a losprincipiosmetodológicos antes indicados, esta función social de bienestarse supone estrictamente dependiente de la función de utilidad de los individuosparticulares. Pero en sus propios términos, y enuna demostración formal muy celebrada, se evidenciaquenohaymaneradetenerunafunción social de bienestarque satisfagalas condiciones de"racionalidad colectiva, losprincipios de Pareto, laindependencia de alternativas irrelevantes" y la noexistencia de undictador87. Estademostración, esfácil colegirlo, representa un golpe muy severo
87 Kenneth Arrow, "Values and Collective Decision-MakIng", en Economlc Juutlco, Ed. E.S.Phelps, (Mlddlesex,1973), p.131.
La racionalidad colectiva consiste en que el sistemasocial de escogencia tiene la misma estructura que elsistema individual. Los principios de Pareto se refierena que si la alternativa x la prefíeren los individuos frentea la alternativa z, entonces el orden social x es superioral orden social z. La independencia de altemativas irrelevantes tiene que ver con el hecho de que las escogencias individuales en un entorno social s610 se refieren aopciones que están abiertas en ese entomo y no enotros. Y, finalmente, la no existencia de un dictador supone que no hay un individuo cuyas prsterencías seande manera automática las preterenclas de los restantesindividuos, con prescindencia de lo que puedan ser laspreferencias de estos últimos.
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para todo el enfoque, y deja las materias que sehan considerado virtualmente en el aire 88.
En relación con el ámbito de la producción,que es el segundo aspecto vinculado con la cuestióngeneralde la eficiencia, otrostantoscomentariospertinentes -no menos, ladependencia que ladefinición del 'producto ideal' guardacon la materiadistributiva 89 -pueden hacerse 90. Aquíse tomará apenas uno de ellos. que posee, sin embargo,una importancia decisiva.
88 La reacción en contra de la demostración y loque de ellase desprende, se apreciará, tenía que ser muy intensa.cr. Paul A. Samuelson, "Arrow's Mathematical Politics",Collected Sclentlflc Papera, op.clt, Vol.3, pp.411421. También, Ch.K.Rowleyy A.Peacock, WelfareEconomlcs: A Liberal Restatement, (London,1975) pp.36-41.
En un artículo escrito en 1970, Amartya sen se mueve en la misma dirección. Su tesis, que allf buscó demostrar, es que "en un sentido muy básico los valores liberales están en conflicto con el principio de Pareto","The Impossibility 01 a Paretian Liberal", Joumal of PoIltlcal Economy, January-February 1970, p.157.
Engeneral, d. William Baumol, Welfare Economlcsand the TheoryoftheState, 2a.edition, (London,1969),esp.chap.XIV.
89 Cf. E.J. Mishan, "A Reappraisal 01 the Principies 01 Resource Allocation", Economlca, June 1957, pp.335336.
90 Un importante punto es que los precisos competitivosno son condición necesaria para la asignación óptimaen la producción; d. R.F.Kahn, "Sorne Notes con IdealOutput", The EconomlcJournal, March,1935, pp.1-32.
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La teoría de la producción, que se encuentraen la base del postulado que hace equivalentes lacondición de óptima asignación de los recursos yel mercado competitivo, tiene un conjunto de proposiciones. Tres de estas proposiciones, que cumplen un papel fundamental en todo el cuerpo teórico bajo consideración y que soportan ese concepto pivote de toda la estructura que es la funciónde producción, son las siguientes: A) La tasa derendimiento sobre el capital es la tasa de interés;B) la tasa de salarios varía inversamente con latasa de interés; y C) el coeficiente capital-trabajovaría directamente con la tasa de salarios, y, porende, inversamente con la tasa de interés 91. Esdecir, en una economía cualquiera, el grado demecanización de la técnica que se asocia con unatasa más elevada de salarios es mayor que el asociado con una tasa menor de salarios.
En general, el. E.J. Mishan, "A Survey of Wel'fareEconomics: 1939-1959", en Surveys of Eeonomle Theory, prepared for the A.E.A. and the R.ES, (NewYork.1968) pp.154-222.
91 C.E. Ferguson, The Neo-Classleal Theory of Productlon and Dlstrlbutlon, (Cambridge,1969) p.252. Cf.Sune Carlson, A Study on the Theory of Productlon,(New York,1965);también. George SUgler, Productlonand Dlstrlbutlon Theorles, (New York,1961).
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Es en este conjunto de relaciones donde seexpresa la decisión racional de los productores 92,
que, como se dijo, soporta la equivalencia antesreferida. Pues bien, luego de debates muy acalorados que envolvieron los economistas de mayornombradía en la disciplina 93, se demostró "que larelación entre el coeficiente capital-trabajo y la tasa de beneficios puede ser de cualquier forma" 94.
La conclusión, por lo tanto, no puede ser otra, quela llamada función de producción, sobre la que tanto se hace descansar, es un artefacto conceptual
92 En el lenguaje de la disciplina, el punto de máxima producción es aquel donde la tasa marginal de sustitucióntécnica es igual al cociente entre el precio de los factores. y se puede demostrarmuy fácilmente que este punto de máxima producción se apoya en los postuladosantes señalados,
93 Para un resumen de los temas, ef. G.C. Harcourt, SomeCambrldg9 Controversles Inthe Theory of capital,(Cambridge,1972).
94 Donald J. Harris, "Capital, Distribution and the Aggregate Production Function", American Eeonomle Revlew, March 1973, p.100. "En la comparación entrepaíses, se encuentra generalmente que la industria norteamericana, y bajo cualquier indicador, tiene el coeficiente más alto de insumos por trabajador, pero no séque alguien haya sugerido alguna vez que la tasa de beneficios sobre el capital sea allf excepcionalmente baja",Joan Robinson, "The Unimportance of Reswitching", enColleeted Eeonomle Papers, Vol.V., p. 88.En idénticosentido, cf. Nicholas Kaldor, Eeonomlcswlthout Equlllbrlum, op.elt. p.67.
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"sin significación" 95, y que, por lo demás, la supuesta equivalencia entre máxima eñcíencla ymercado perfectamente competitivo reposa sobreunas bases cuya fortaleza lógica o empírica todavía deben demostrarse.
Retomando el hilo de la exposición, hay quedecir en sexto lugar que la teoría del equilibriocompetitivo que resulta de las labores de los pensadores liberales más rigurosos, que no son porregla general los autores de los libros de texto, reclama en verdad muy poco, aunque el logro analíticoque sustenta el reclamo es indudablemente enorme. Téngase presente su contenido fundamental:"que bajo ciertas circunstancias hay un conjuntode precios que aseguran la consistencia de las de-
95 Joan Robinson, "The Measure of Capital: the End ot theControversy", en Collected Economlc Papars, op.clt., Vol. IV, p.173. Aqul, como en tantas otras ocasiones y por el descomunal esfuerzo formal en estamateria, vale traer a colación el siguiente comentario deMarshall: "A medida que avanzan los anos, hetenido unsentimiento creciente de que es muy improbable que unbuen teorema matemático que trata con hipótesis económicas sea buena Economia, y más y más;me apegoa estas reglas: 1) Use las matemáticascomo un lenguaje taquigráfico antes de que como un instrumento de investigación; 2) guarde lo escrito; 3) traduzca el escrito asu idioma; 4) ilustre con ejemplos que sean importantesen la vida real; 5) queme las matemáticas; 6) si no puedecumpurcon el punto cuarto queme entonces todo lo escríto", Carta del 27 de febrero de 1906 a·Arthur Bowley,en ;:!lemorlaln of Alfrod iV'..ernhall, Ed. A. C.Pigou, (NewYork, 1956) p. 427.
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cisiones sobre la producción yel consumo". Ahorabien, acerca de la cuestión de si esos precios habrán o no de establecerse por una economía demercado, "ni la (respuestade la) teoría económicani la evidenciaes del todo satisfactoria", 95. Aquí sehace presente, entre otras, el asunto del carácterpuramente estático del equilibrio competitivo, o sise quiere, de un modo más riguroso, puramenteatemporal 97, y que termina por ser una grave limitación explicativa. Pues bien, ¿qué puede decirse
96 Hahn, "Reflections on the Invisible Hand", op.clt., p.124. Sin mayores excepciones, los economistas aceptan el proceso de convergencfa hacia el equilibrio quepostuló Walrasconsu nombradotatonroment oprocesode aproximaciones sucesivas. Muy tempranamente, sinembargo, este proceso fue objeto de severas criticas,en especial por Edgeworth, "después de todo, noes unaidea muy buena ... Las ecuaciones de intercambio definen una posición de equilibrio, pero no brmdan información acerca de la trayectoria a través de la cual esaposlclon habrá de alcanzarse", "Mathematical Theory ofPolitical Economy", en F.Y. Edgeworth, Papenl relatlngto Polltlcal Economy, 3 vols. (New Yo11<, 1963). Cf.Correspondanco of León Walras and Relatad Popers, Ed. W. Jatfé, Vol. 11, (Amsterdam, 1965) letters910,933,943. En general, cf. Maurice Allais, "Les Theories de l' Equilibre Economique et de l' Efficacité Maximale", Revue d'Economie Polltlque; Mai 1971, pp.331-409.
97 Que la matemática sólo tiene que ver con relacionesespaciales y no temporales es una cuestión decisiva enesta materia. De alll la postura intelectual de buenoseconomistas en relación con la matematización de lasrelaciones económicas: "un estado de equilibrio, pordefinición, es un estado donde algo, algo relevante, no
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demanerarazonablemente concluyente?Sepuededecir que la existenciade un equilibrio puede demostrarse. Pero nada puede decirse de manerasustantiva sobre si el mercado competitivo tieneunatendencia natural haciaeseequilibrio, nimenossobresi esatendenciallevaconsigo unavelocidadtal que termine por alcanzar la posiciónde equilibrio, pero tampoco sobre si esa posición, una vezalcanzada, será o no estable 98.
Hay una argumentación adicional -y se estámuy consciente de que se dejan de lado algunostemas que podrían ser fundamentales- que esmenesterconsiderar. Sesostiene, así,yseelaboracríticamente el siguientetema, "quea medidaqueelnivelde consumo promediocrece, unacrecienteproporción del consumo toma un aspecto socialtanto como individual. Es decir, la satisfacción individual,en unamedidacreciente, dependenosólo del consumo del individuo sino del consumo de
está cambiando de manera que el uso de un conceptode equilibrio es un signo de que el tiempo, en algúnrespecto al menos, hasido dejado porfuera", ,J.R. Hicks,"Time in Economics", en Collected Ensayn on Economlc Theory, op.ctt. Vol.Il, p.289, (mi énfasis,A.B.);del mismo autor, Causality In Economics, (Oxford, 1979)passlm. También, Joan Robinson, "Historyversus EquiIibrium",en Collected Economlc Papers, Vol.V, op.clt.,pp.48-59. En general, cf. G.L.S. Schackle, Eplstemlcuand Economlcs, (Cambridge, 1972).
98 John R. Hicks, Methods of Dynamlc Economlcs, (Oxford, 1985) chap.2.
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otros individuos... El liberalismo económico es lavíctima de su propio éxito" 99. De aquí se desprende la creciente limitación para el funcionamiento de la mano invisible y el necesario ensanchamiento del espacio de la acción colectiva 100.
Queda una última cuestión a la cual sólo puede dedicarse un comentario no menos sucinto. Asaber, la cuestión de las ventajas del comercio internacional. Ya se ha visto lo que puede razonablemente decirse en relación con las consecuencias del libre cambio entre las naciones. Ahorabien, cuando se desciende de la proposición másgeneral comienza a aparecer puntos importantes.Uno de ellos, el que deseo traer a colación, es quela existencia en la producción de rendimientos crecientes a escala produce daños irreparables en lapresunta asignación de ventajas netas recíprocaspara todos los participantes en el intercambio 101:
no todos los países, necesariamente, se benefician, en tales condiciones, del comercio internacional. Y es cosa cierta y establecida que los rendimientos crecientes se asocian de un modo muy
99 Fred Hirsch, Social Llmlts to Gro\"Jth, (London,1977)pp.2,11.
100 Hahn, "Reflections on the Invisible Hand",op.elt., p.120.
101 R.C.Matthews, "Reciprocal Demand and Increasing Retums", Revlew of Eeonomle Studles, March 1950, pp.149-158. También, John R. Hicks, "Productivity andTrade", op. elt., passlm.
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