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Abriólosojos,yvioelsuelo,laconfortablemoqueta…Unpocomásallá,elcuerpocaídodeEvaLamarr.Parpadeó,ylavisiónseleaclaróunpoco.Sacudiólacabezatras incorporarse un poco, y la visión se aclaró más. Estilando los párpados, aúnconsiguiómayor nitidez en las imágenes. Se deslizó hasta donde había caído EvaLamarr,debruces,comoélmismo,ylediolavuelta.

—Eva,Ev…

Un relámpago helado recorrió la columna vertebral del espía británico ReginaldMarks,alverelrostrodeEvaLamarr.

Aunque…,¿realmenteeraunrostroloqueestabaviendo?LaestupefaccióndiopasoalterrorcuandolamiradadeMarkssedeslizóporelcuerpodeEva.¿ElcuerpodeEva? ¿Realmente? No… No podía ser ella. ¡Claro que no! El cuerpo que teníatendidoanteéleramenos…,menosvoluminoso,demenorestatura.Lacarneestabaarrugada,habíaplieguesdeblanduraenelvientre,lospechoscolgabancomobolsasvacíashacia los ladosdel flaco torso.Lacarnede loshombros,de losesplendidosmuslos de Eva, de sus preciosas pantorrillas, estaba ajada, flácida. El cabello, ¡suhermosocabellorubio!,parecía…unestropajo.Ysurostro…

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LouCarrigan

MibellamonstruoBolsilibros:SelecciónTerror-263

ePubr1.0Karras13-02-2019

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Títulooriginal:MibellamonstruoLouCarrigan,1978Ilustraciones:RafaelCortiellaEditordigital:KarrasePubbaser2.0

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Índicedecontenido

CapítuloprimeroCapítuloIICapítuloIIICapítuloIVCapítuloVCapítuloVICapítuloVIICapítuloVIIICapítuloIXEsteeselfinalSobreelautor

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CAPÍTULOPRIMERO

EvaLamarrgiróenlacama,seabrazóaReginaldMarks,ylebesóenunodelosvelludospectorales.Actoseguido,emitióunarisitadeliciosa.Markspusounamanoenlacurvadísimacaderadelamuchachayladeslizó,cosquilleando,hacialossenos.

—¿Dequéteríes?—preguntósonriendo.—Mehacegracia—riódenuevoella.Marksfruncióelceño.—¿Tehacegraciaestarenmicamaconmigo?—gruñó.—No…Esomegusta.Mehacegraciapensarlacaraquepondríanuestroamado

jefedelServicioSecretodeSuMajestadsisupiesequetúyyonosentendemostanbien.

—Pues es cierto—sonrió ahora tambiénMarks—. ¡Amí tambiénme gustaríaverlelacara!

—Meparecequenoleharíamuchagracia.Marks se acercó más y besó a la muchacha. Se llamaba Eva Lamarr, tenía

veinticuatroaños,yerasencillamentedespampanante.ConsiderandoqueEvaLamarreraunaespía,esopodíabastarparaconfeccionarsufichapersonal.PerohabríasidouncrimenomitirqueEvaLamarreraalta,elegante,deformasdivinas,depieldoradacomoelmismísimooro,derostrodulce,maravilloso,consusgrandesojosazulesysupreciosacabellerarubia.¡Yunaboquita…!

—Seguroqueno…—asintióReginald,despuésdelbeso—.Preferiríaserélquienseacostasecontigo.

—¡Oh,Regie…!—¡Oh,narices…!¡Eseviejosádicotedesnudaconlamiradasiemprequetetiene

dejante!—Bueno,perotúmedesnudasconlasmanos…¡Yodiríaquesalesganando!Y

deverdad,Regie:¿quécreesquediríaelviejoogrosisupiesequedosdesusagentesseacuestanjuntosencuantotienenocasión?

—Yatelohedicho:meenvidiaría.—¿Noselovamosadecir?—¿Paraqué?Yame tienebastantemanía.Noparade enviarmea todaspartes.

Diríasequesehapropuestoquemeagujereenelpellejo.—Laculpaestuya,porserelmejorhombredesusección.—¿Vasapedirmeunregalo…?—sonriódenuevoMarks.—Claroqueno.Sólodigo la verdad: ¡el granMarks, elmás astuto e intrépido

agentedeSuMajestad…!

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—¡Tatachíiiiiiiinnn!…—cantó teatralmente Marks—. ¡Paso al gran Marks, elgilipollasquemásvecessejuegaelpellejo!¡Tatachíiiinnn!

Evaseechóareír,divertidísima.LuegobesóaMarksenelcuelloysusurró:—¿Quieresquepreparealgodebeber?—Buena idea.Decuandoen cuando,hayque tomarseundescanso,yun trago

creaambienteenesesentido.—Perosiyaestásdedescanso…¡Tenemoslosdoscuatrodíasdevacaciones!—Losé.YesqueelviejoogrotecreeatideviajeporEscocia.Peronoestásen

Escocia, sino aquí, enmi cama… ¡Yde eso es de lo que tengo que descansar,mibellagatita!

—Pero sólo unos minutos —susurró ella—. Entonces, en vez de martini conchampaña,tráemeaceitedehígadodebacalao.Ocualquierotraclasedevitaminas.

—Nolasnecesitas—susurróEvaLamarr.Se apretó fuertemente contra él y le besó en la boca. Los velludos brazos de

Marksrodearonelpreciosocuerpofemenino.Puraseda.Unadelicia.Naturalmente,Marks se había acostado conmuchas damas, pero ninguna comoEva Lamarr. Erahermosa,inteligente,ecuánime,serena,razonable,organizada…¡Yamabacomolosángeles!Ycuandobesabaenlabocadeaquelmodo,ReginaldMarkssentíaalgoasícomotremendosbocinazosensusoídos,lacabezaledabavueltas,lasangreseponíaarugirdentrodesucuerpo,y…Pueseso.

De modo que el martini con champaña tuvo que esperar sus buenos quinceminutos,aqueMarksterminasedeoírbocinazos,queseconvirtieronenestampidosdecañóncuandolacosasecompletócomoesdenaturaleza.

Eva quedó con los ojos cerrados, emitiendo un lento, profundo, silenciososuspiro.Yéllabesóenlosojos.

—¿Feliz?—musitó.—¡Regie!—ellaabriólosojos—:yoteamo.Elrostrodeélquedóserio,depronto.Luegoasintió,congravegesto.—Si—murmuró—.Esoeslomalo,Eva:podíamoshabersidocomotantosotros,

que segratificanunoaotroduranteuna temporada,y luego sedicenadiós. ¡Y tanamigos!Perono:hemostenidoqueenamorarnos.

—¿Tútambiénmeamas?—exclamóella.—Así están las cosas—farfullóMarks—.Esdecir, de lomás complicadas.La

gentedenuestraprofesiónbajaderendimientocuandosecasa,cuandocreaunlazoafectivoserioyprofundo.SiamímeenvíanaMadagascaryatialaArgentina,losdosrendiremosmenosde lohabitualhastaahora,porquenonosconcentraremos losuficienteenlamisión:estaremospensandoelunoenelotro,enquélepasará,silomataránono,ycosasasí.Malasunto,mibellagatita.

—Podemos…dejarlocorrer—setensólavozdeella.—Nosétú,peroyoyanoestoyatiempo:nopodríavivirsinti.—¿Estás…hablandoenserio?

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—Completamente.—¡Oh,Regie!…¿Quévamosahacer?—Sólosemeocurreuna idea.Unasola,peromuybuena:seguiramándonos,y

que la vida siga. Y ahora que hemos cometido la tontería de sincerarnossentimentalmente…,¿quéhaydeesostragos?

Evalebesórápidamenteenlabocaysaltódelacama.Susformasvibraroncondulce elasticidad, y Reginald Marks cerró un instante los ojos. Era bellísima, sinduda. Pero no era eso sólo lo que había hecho claudicar, finalmente, al espíabritánico,sinotodaslasdemáscualidadesde…

Depronto,Marksoyóelgolpedealgocontraelsuelo.AbriólosojosynovioaEva.Trasuninstantededesconcierto,sesentórápidamenteenlacama.

—¡Eva!¿Qué…?La vio entonces, tan hermosa, tan desnuda, con el pie derecho dentro de la

zapatillacorrespondiente,descalzadelpieizquierdo.Estabatendidaenelsuelo,cercadelospiesdelacama.LaintencióninmediatadeMarksfuesaltardelacama,yasílohizo…Esdecir,comenzóahacerlo.Giró,pusolospiesenelsuelo…yentoncesleparecióquesucabezasalíadisparadadesushombros,dandomillonesdevueltas.

***

Abrió los ojos, y vio el suelo, la confortablemoqueta…Un pocomás allá, elcuerpocaídodeEvaLamarr.Parpadeó,ylavisiónseleaclaróunpoco.Sacudiólacabezatrasincorporarseunpoco,ylavisiónseaclarómás.Estilandolospárpados,aúnconsiguiómayornitidezenlasimágenes.SedeslizóhastadondehabíacaídoEvaLamarr,debruces,comoélmismo,ylediolavuelta.

—Eva,Ev…Unrelámpagoheladorecorrió lacolumnavertebraldelespíabritánicoReginald

Marks,alverelrostrodeEvaLamarr.Aunque…,¿realmenteeraunrostro loqueestabaviendo?Laestupefaccióndio

pasoalterrorcuandolamiradadeMarkssedeslizóporelcuerpodeEva.¿ElcuerpodeEva? ¿Realmente?No…No podía ser ella. ¡Claro que no!El cuerpo que teníatendidoanteéleramenos…,menosvoluminoso,demenorestatura.Lacarneestabaarrugada,habíaplieguesdeblanduraenelvientre,lospechoscolgabancomobolsasvacíashacia los ladosdel flaco torso.Lacarnede loshombros,de losesplendidosmuslos de Eva, de sus preciosas pantorrillas, estaba ajada, flácida. El cabello, ¡suhermosocabellorubio!,parecía…unestropajo.Ysurostro…

—Dios…—jadeóMarks—.¡Diosmío!¡Aquél no podía ser el rostro de su bella gatita! Los delgados labios, los

amarillentosdientes,lasarrugadasmejillas,las…horriblesdeformacionesentodoelrostro eran horribles. Había… verrugas, pegotes de carne roja, negros lunares con

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largospeloshirsutos…Unojoeramáspequeñoqueelotro.Alzóelpárpadodelojopequeñoyviolanegraydiminutapupila.Alzóelotropárpadoyentoncesviolaotrapupila,deuncolorazulgris,comodesvaído.Casinoteníacejas.Y,porsupuesto,niunasolapestaña.

ReginaldMarks notaba dentro de su cabeza comomil martillos dando golpes.¡Bom,bom,bom,bom…!

Eraunapesadilla.¡Claro, eso tenía que ser: una pesadilla! Sencillamente, se había dormido

abrazado a Eva, después de hacer el amor una vezmás en el primer día de aquel«larguísimo»permisodecuatrodías,yahoraestabateniendounahorrendapesadilla.

Caramba,menosmal…¡Unapesadilla!¡Quéhorror!Conveníadespertarse,claro.¡Ycuantoantes!

PeroelestadosensorialdeReginaldMarksnovariaba.Seguíaallí,contemplandoelhorrendoespectáculodeEvaLamarr,suamor,queahoraera…unmonstruo.Nopodía soportarlomás, tenía que despertar. ¡Tenía que despertar enseguida!Así queMarksseabofeteótresocuatroveces,conciertarudeza.PerolaimagendeEvanocambiaba.

Reprimiendosurepugnancia,Markstomócondosdedos,comosifuesenpinzas,elrostrodeEva,y,lozarandeó.

—Eva…¡Eva!¡PorDios,despiértame!¡Eva!—¿Acasocreeustedqueestádurmiendo…,señorMarks?Elespíabritánicodiounbrincotal,quequedóenpieymirandoyahaciaellugar

dondehabíasonadoaquellavozdesconocida.Lacabezalediovueltasvertiginosas.Cerrólosojosyestuvoasíunossegundos,mientrasdenuevooíaaquellavoz:—Esosonlosefectosdelgas.Prontoselepasarán.—¿Quiénesusted?—jadeóMarks.El hombrecillo descruzó las piernas y se alzódel silloncito dondehabía estado

sentado.—PuedellamarmeKlom.DoctorKlom.Encuantoausted,nohacefaltaquese

presente.Desdehacebastantesdíasmeheinteresadoporusted,ysétodoloquemeconvienesaber.

—Nocomprendo…¡Nocomprendonada!—Leaseguro—sonrióKlom—quenoestásoñando,señorMarks.—Pero¿quéhaocurrido?¿QuélehapasadoaEva…ami…?—¿Asuamada?¡Oh!,nosepreocupedemasiado…Todovolveráasercomoera

siustedsemuestrarazonable.Esustedmihombre,señorMarks.—¿Suhombre?¿Quéquieredecir?¿Qué…lehaocurridoaEva?—Unapequeña…transformacióneventual.Siobservaustedlacarainternadesu

cododerecho,veráquehasidopinchada.Heintroducidoensucuerpounasustanciademiinvencióncuyosefectossonenverdaddesagradables.¿Noestádeacuerdo?

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MarkssehabíainclinadoyajuntoaEva,y,enefecto,vioelpinchazodelaagujaenlacarainternadesucododerecho.Seincorporódenuevo,fruncidoelceño.

—Esta…mujernopuede…serEva—musitó.—¿Esopiensa?—sonriódenuevoeldoctorKlom—.Bien,enesecasonohace

faltaqueyomemolesteenhacerlemiproposición,yaquenolaaceptaría.¿Porquéiba a complicarse usted la vida por una mujer que no es su amada Eva? Voy amarcharme,señorMarks.Peropiénselobien:simemarcho,jamásvolveráaverme,porquebuscaréaotroespía,aunquenoseadesucategoría.Ysinovuelveaverme,nadieenelmundopodráretornara laseñoritaLamarrasuestadonormal.Sóloyoconozcoloque,entérminosvulgares,podríallamarelantídotoalasustanciaqueleheinyectadoantes,mientraslosdosdormíanbajolosefectosdelgasqueintrodujeensuapartamentopordebajodelapuerta.

—¿Noshanarcotizado?—Efectivamente.Luegoentré, inyecté la sustancia a la señoritaLamarr…yhe

esperadoaqueusteddespertase.Tengoalgoqueproponerle.Siustedmecomplace,subellaamigavolveráasercomoera.

Reginaldmiródenuevoalserqueteníajuntoasuspies.Unodelosdeellaestabacalzado,elotrono.¿CómopodíaserEvaaquelser…tanrepugnante?

—Me parece que sigue sin creer lo que está viendo con sus propios ojos —refunfuñó Klom—. Así que adiós, señor Marks. No tengo ya mucho tiempo queperder.BastanteheperdidodurantemiestanciaenEuropabuscandoalhombrequenecesitaba.Laverdad, creíqueunhombrede suscualidades sabría reaccionarmásadecuadamente. Por fortuna, he indagado lo suficiente en estas semanas, así queconozcoaotroshombresde sus características aproximadas.Quizá conellos tengamássuerte.

—¿Ustedestábuscandoaalguienparaquelehagaalgúntrabajo?¿Ymeeligióamí?

—Me pareció el mejor. No sólo por sus cualidades admirables como espía yhombredeacción, sino,precisamente,porqueustedamabaaalguien.Loshombrescomoustednosuelenestarunidossentimentalmenteanadie.Usted,sí;leheestado…espiando.Alosdos,claro.Asíqueheforzadolasituación.Silehubieraamenazadoausted para ponerle a mi servicio, o le hubiera ofrecido dinero, sé que no habríaaceptado.Peropenséque sí aceptaría hacermeunpequeño servicio a cambiode…recuperarsufelicidadysuamor.Sémuybienqueestoesunapresión,unchantaje,perolenecesito,señorMarks.

—¿Esusteddealgúnserviciodeespionaje?—Claroqueno.Soyunparticular…quenecesitaunhombredesusfacultades.ReginaldMarksvolvióamiraraEva,seestremeció,sepasólasmanosporlacara

y fue a sentarse en el borde de la cama, todavía insensible al hechode que estabacompletamentedesnudo.Estuvocomoabsortounossegundos.Porfin,alzólacabeza.

—¿Quéesloquequiereusteddemí?—susurró.

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—Nadaquenopuedaustedhacer,selogarantizo.—Estábien,estábien.¿Dequésetrata?—TendránqueirlosdosaSingapur…—¿Ellatambién?—señalóMarksaEva.—Sí, sí. Es indispensable. Ya le he dicho que les he elegido muy bien. En

realidad, cuando supe que eran dos espías que se amaban no podía creer en tantasuerte.Yleaseguroqueesosimplificamucholascosas…paratodos.Lesvoyadarun día de tiempo para que preparen su viaje,mientras yo ultimo algunos detalles.Espero tenerlo todo preparado para iniciar mañana por la noche nuestro Viaje envuelo privado hasta Singapur, donde tengo dispuesto para usted un alojamientoadecuado…

—¿Yparaellano?—No. Ella estará en otro lugar. Es decir, si usted puede convencerla para que

colabore,loque,comoyahedichoantes,simplificaríamucholascosas.—¿Quécosas?—Durante el viaje tendremos tiempo de sobra para aclarar todos los puntos

convenientes, señor Marks Ahora tengo que marcharme. Mañana por la nocheenviaré a un hombre con un coche a recogerles, para llevarles al aeropuerto deHeathrow.¿Deacuerdo?

ReginaldMarks asintió en silencio, sombrío el rostro. De pronto señaló a EvaLamarr:

—¿Yella?¿Porquénodespierta?¿Quélepasaademásde…eso…?—Evidentemente, ella tiene menos resistencia que usted, así que quizá tarde

todavíaunosminutosenrecuperarsedelosefectosdelgas.Peronosepreocupe:laseñorita Lamarr está bien, y volverá a estarlo completamente cuando usted hayacumplidosumisión.Bien.¿Hastamañana,señorMarks?

—Sí—musitóReginald,bajandolacabeza.Cuandolaalzó,aloírungemidoproferidoporEva,yanovioallíaldoctorKlom.

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CAPÍTULOII

ReginaldMarksestabamirandoatentamenteaEvaLamarrcuandoéstaabriólosojos.El espectáculo era terrible: un ojo pequeño y negrísimo, el otro,más grande,azulgrisdesvaído,máshorrendoaúnqueelnegro.

Duranteunossegundos.EvaLamarr,conalgunosparpadeos,estuvomirandoeltecho. Seguramente, como le había ocurrido aMarks, no veía demasiado bien, demomento. Pero muy pronto, evidentemente, su visión se aclaró, porque los ojosgiraron,enbuscadealgo…AlveraMarksinclinadosobreella,EvaLamarrsonrió.

¿Sonrió?Ensuhorripilante rostroaparecióunamuecaescalofriantecuandosus labios se

estiraron y sus dientes amarillentos quedaron más visibles. ¿Realmente era unasonrisa?

Entonces, ella vio su mano, que había apoyado en la mejilla izquierda deReginaldMarks.Ungestoquedebíaserdeestuporaparecióentoncesensurostro.Sequedómirandolamano,miró luegolosojosdeMarks,denuevosumano…yotravezquisohablar.Sellevóambasmanosalagarganta.Luegosemiróambasmanos.

—Notepreocupes—susurróMarks,convozronca—.Todovabien,miamor.Otravezintentóellahablar,sinconseguirlo.Otravezmirósusmanos.Depronto,

miró su cuerpo. Una de sus manos como garras agarraron un pecho; sus ojos lomiraron.Ungritoescalofriantebrotóentoncesde laboca femenina.EvaLamarr sesentódeunsalto,ysussenosllegaran,conlapunta,casihastalaingle.

—Noesnada—casitartamudeóMarks—.¡Noesnada!Teloexplicarétodoytetranquilizarás.Hemoscaídoenunatrampa,tenemosalgoquehacerenSingapur,paraunhombrequedicellamarsedoctorKlom,quehaconseguidolocalizarme.Mañanaporlanocheenviaráaunodesushombresabuscarnos.

La tomó de un brazo, y ella miró su mano. Al ver aquella hermosa manomasculinasobresuflacoyarrugadobrazo,lanzóotrogritogutural,ysedesasiódeuntirón.Sepusoenpie,ycorrióhaciaelespejodelcuartodebañoanexo.

Al ver aquella imagen en el espejo, Eva Lamarr quedó unos segundos comoparalizada.Luego,setocólacara,yvioqueaquellaimagenhacíalomismo.Guiñólos ojos, y la imagen lo hizo también. Se tocó las mejillas, la nariz, se estiró elestropajosocabello…

EvaLamarrcomenzóagritarenloquecidaenelmomentoenqueReginaldMarksaparecíaenlapuertadelcuartodebaño.Yantesdequeélpudieseimpedirlo,Evaselanzódecabezacontraelespejo,sindejardegritarhorrendossonidosininteligibles.

—¡AAAGAAA…RRRRRGGGrrrr…AAAaaaAAA!…Demudadoelrostro,Markssaltóhaciaellaylasujetó.

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—¡Eva,noesnada,noesnada!…¡Déjameexplicártelo!—¡RRRRGGGGGGaaaarrrrr!LasmanosdeEvaLamarr fueronhaciael rostrodeMarks,que la soltóysaltó

hacia atrás, a tiempo de que las fuertes uñas curvadas se hundieran en su carne.Apenas libre, EvaLamarr volvió a tirarse de cabeza contra el espejo, gritando sinparar, cada vez más enloquecida. Comenzó a lanzar manotazos a todas partes,derribando frascos, cepillos, útiles de aseo, arrancó las toallas y se tiró contra lapared.

Marksvolvió a saltarhacia ella, sujetándola ahora fuertemente, rodeándola conlosbrazos.

—¡Eva,déjamequeteloexplique!—gritó—.¡Cálmate,tienesqueescucharme!—¡AAARRRGGG…!¡RRRGGGaaagggrrr…!—¡Tranquilízate!LarodilladerechadeEvaLamarrsealzóconfuerza,golpeandoaMarksenlos

testículos.El espía lanzóungrito, y la soltó.Ella se abalanzóhacia las tijeras quehabíancaídoalsuelo,lasalzósobresupecho,yseguramentehabríahundidoallíelacerosiMarksnohubiese llegadoa tiempodesujetarladenuevo.Peroestavez lohizomejor: conunamano sujetó ladeellaqueempuñaba las tijeras,y con laotraapretó, como un pellizco, en un lado del cuello de Eva Lamarr, que emitió unprofundosonidoyperdióinstantáneamenteelconocimiento,quedandosuspendidadelosbrazosdelagentebritánico.Lastijerasrebotaronenelsuelo.

Sudandodeangustia,MarkssacóaEvaLamarrdelcuartodebaño,yladepositóen la cama. Se estremeció al ver sus hermosos pechos convertidos en aquellosdespojos. ¡Los hermosos, turgentes, bellísimos pechos de Eva! Incluso, en algunaocasión, ellos habían bromeado sobre sus pechos, riéndose del tópico de que lasmujeres inglesas no suelen tenerlosmuydesarrollados.No era éste el casodeEvaLamarr. Marks se había sentido como en el más perfumado paraíso cuando losadmiraba.

Cuandosalióaldormitorio,Evaestabarecuperandoelconocimiento.Casimediominutomástarde,elmonstruososercontemplabaalapuestoespía,de

pieanteella.Ydepronto,EvaLamarr rompióa llorar.Eranunos sonidosdesgarradores.De

susojosnobrotabaniunasolalágrima,peroMarkssedijoqueaquellossonidossólopodíancorresponderalllanto.

Searrodillóanteella,yleacaricióunarodilla,dulcemente.—Llora,miamor…Lloracuantoquieras.Eso te tranquilizará.Tienesqueestar

muytranquila,paraescuchar loque tengoquedecirte. ¡Tienesqueescucharmeconatención,yhacertodoloqueyotediga!¿Meentiendes?

Ellaasintióconlacabeza,sindejardeproferiraquellosescalofriantessonidosdellantosinlágrimas.

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—Está bien—aprobó él—.No tenemos prisa, así que llora cuanto quieras,mibella…

Ibaadecirmibellagatita,perolaspalabrasselequedaronatragantadas.¡Mibellagatita…!En aquellas circunstancias, ReginaldMarks no podía pronunciar esas palabras.

Habríaparecidounaburla,unescarnio.Loúnicoquehabríapodidodecireramibellamonstruo.

***

A la noche siguiente, en electo, un hombre llegó a recoger con un coche aReginaldMarksyaEvaLamarr.Eraunhombrederazablanca,sinrelievealguno;como el coche, indudablemente, de alquiler. Todo alquilado. Con seguridad, aquelhombrehabíasidocontratadoparahacereso,ynadamás.Luego,selepagaría,ylodespedirían.Todoloquesabríaseríaquehabíallevadoalaeropuertoaunhombre,yaunamujerqueocultabaelrostroconunpañuelodeseda,yque,asujuiciollevabademasiadaropa.Inclusoguantes.Debíatenerfrío.Muybien.

Enelaeropuerto,lesestabaesperandounaavioneta,enelmáslejanoextremodelas pistas.En la avioneta, ademásdel piloto, había tres hombresmás, todos, comoKlom, de raza china…¿Omalaya, vietnamita?No.Era chino, sin duda alguna.Ycomolosdosespíasnohabíanoídojamásesenombreenlasnomenclaturaschinas,dedujeron,sinesfuerzoalguno,queKlomera,simplemente,elnombrequeutilizabaelextrañopersonaje.

Todavíatuvieronqueesperarcasiunahoraantesdeconseguirlaautorizacióndelatorredecontrolparadespegar.Yduranteesetiempo,nadiedijonada.

SólocuandoyaestuvieronvolandohaciaelSur,elllamadodoctorKlom,sonrióamablemente,ymirandoaEvaLamarrpreguntó:

—¿Cómosesiente?Habíandesplazadodos filasdeasientosdoblesdemodoquepudiesenviajarde

frente,Eva,Reginald,Klomyunodeloschinos.Losotrosdosocupabanotrafiladeasientos,detrásdeReginaldyEva,queibandefrentealamarcha,mientrasKlomyelotrochinoibandeespaldas.

EvaLamarrintentóresponder,perosóloaquellaespeciedemaullidobrotódesuboca.Klomhizoungestodecontrariedad.

—¿Nopuedehablartodavía?Evanegóconlacabeza.—Bueno,nosepreocupe.Generalmente,losefectosnosontanprolongados,en

ese sentido. Por lo demás, le garantizo que si ustedes consiguen lo que yo quiero,tendráustedelantídoto.

—¿Yquéesloqueustedquiere?—preguntóMarks,fríamente.

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Klom lo observó con atención. El contraste entreMarks y Eva era terrible. Élcontinuaba siendo un hombre atractivo, de rasgos viriles, mentón agresivo. Peroella…Klomlamiróbrevemente,yvolvióamiraraMarks.

—Quierounacosaquehayenunacajafuerte.ElceñodeReginaldMarkssefrunció.—¿Yparaesohaorganizadotodoeste…tinglado?Podríamoshaberllegadoaun

acuerdosinnecesidadde…—No.Y cuando estén en su lugar de destino comprenderán que todo esto era

necesario.Lamentable,peronecesario.SuamadaEvatienequejugarunpapelmuyimportanteenlaacción,ynopodríahacerlosisepresentasecontodasubelleza…,quetuveocasióndecomprobar,congranplacer,antesdeinyectarlemisubstancia.

—¿Dóndeestáesacajafuerte,yqueesloqueustedquierequesustraigamosdeella?

—Todo.Todoloquehayenella.Tendránquedejarlacompletamentelimpia.—Estábien.¿Dóndeestá?—Puedo decirles que está… en cierto edificio de Singapur, pero no sé en qué

lugar de ese edificio. Naturalmente, tampoco conozco la combinación de esa cajafuerte,asíquelacosanoestanfácilcomoustedhaparecidocreer,señorMarks.

—¿Setrata,quizá,deunacámaraacorazada?¿Especial?—Ah,no,no…Unasimplecajafuerte,decombinaciónmásomenoscomplicada

y de solidez más o menos discutible, pero no puede ser una cámara acorazadaespecial,comolasdelosgrandesBancos.No,nadadeeso;essólounacajafuerte.

—Entonces,laabriremos.Nohayproblema.—Celebro haber hecho una buena elección con ustedes—sonrióKlom—. ¿De

verdadpuedeustedabrircualquiercajafuerte…normal?—Sí.—Magnifico,magnífico. Entonces, todo irá bien, si la señorita Lamarr tiene la

suficiente presencia de ánimo. La labor de ella consistirá en introducirse en eseedificio,localizarlacajafuerte,yavisarleaustedparaquevayaalláaabrirla.Comoes natural, la señorita Lamarr también le facilitará a usted la entrada al edificio, yhabráestudiadoadecuadamenteunafugasinfalloalguno.Elmenorfallolescostaríalavida.Conelagravantedequesumuertenoseríaprecisamentedulce.

—Yaentiendo.Sinoscazan,nostorturarán,¿noesasí?—Muchomelotemo—sonrióKlom.—Yloquenospreguntarán,ademásdequienessomosnosotros,seráquiénnos

haenviado.Poreso,porsitalcosasucede,usteddicellamarseDoctorKlom,cuandoenrealidadeschino,yportantonosellamaasí.Demodoquetodoloquepodremosdecir nosotros será que hemos sido contratados por un tal Doctor Klom…, cuyadescripciónfísicapuedecorresponderaunoscuantoscientosdemillonesdechinos.

—Es usted muy inteligente, señor Marks. Sí, creo haber hecho una buenaelección.Loshombrescomoustednoabundan,ni son fácilesde localizar.Pero, lo

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malodelafamaesquesiempreexisteuncanaldefugadeinformaciónque…—Hablaustedcomounespíaprofesional—cortóMarks.—¿CreequeSOYunespía?—¿No?—Ya le he dicho que soy el Doctor Klom, señor Marks; no se meta en más

averiguaciones. Bien: ¿estamos entendidos?Quiero lo que hay en una caja fuerte.AhorasetratadequelaseñoritaLamarrsevayamentalizandoenelsentidodequevaa presenciar… cosas… poco corrientes. ¿Podemos confiar en su valor, en suserenidad?

—Ellacumplirásuparte,seacualfuere.—Esperemos que consiga… controlarse una vez, esté en ese edificio. Si ella

pierde el control de sus nervios, si le falla el valor o la serenidad, todo habráterminado.

—Ellalohará,Klom.—Enesecaso,merecerámimásprofundaadmiración.LoquelaseñoritaLamarr

vaaverallí…—¿Quiere dejarse de rodeos? No está tratando con niños a los que se puede

asustarfácilmente.—Deacuerdo.¿ConocenSingapur?—Sí.—Ah,espléndido.Bueno,laclínicanoestáen…—¿Laclínica?—LaclínicadeldoctorYeng—unanotadeodiovibróenlavozdeldoctorKlom

—.Sí,setratadeunaclínica,quenoestápropiamenteenlaciudaddeSingapur,sinohaciaelEste,enlacosta,enlalocalidaddePasirPanjang.Esunedificio…repulsivo,rodeadodeunjardínpocomenosqueabandonadoasusuerte,yprotegidoporaltasverjas de hierro. Además, por ese jardín casi selvático patrullan siempre algunosvigilantesarmados…

—Pero…¿quéclasedeclínicaesesa?—Bueno, aparentemente no es demasiado siniestra.Durante el día todo parece

normalporallí,ydesde luego, losguardianesarmadosnosedejanver.Peronoseengañe, Marks: están allí. Durante la noche, no sólo siguen estando, sino que laguardia se dobla. Y ni siquiera me sorprendería que hubiese algún sistema devigilanciaelectrónico.Quizáestoyasean fantasíasmías,perohabráque tenerloencuenta.De todosmodos, nosotros estaremos esperandoque la señoritaLamarr noshaya informado de todos estos detalles. Ella será la encargada de localizar la cajafuerte,yexplicarnoscómofuncionaexactamentelaguardianocturna,paraqueustedpuedaentraryvolverasalir,señorMarks.Conelcontenidodelacaja.

—Meparecequenova a ser tan fácil comomepareció enunprincipio.Pero,Klom,tengoalgoqueproponerle:¿porquéhadeserEvaquienpermanezcaenesa

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clínica?¿Porquénoyo,desdeelprimermomento?Esosimplificaríalascosas,¿noleparece?

—Para el trabajo interior en la clínica, una mujer es más conveniente que unhombre: se fijarán menos en ella, de modo que podrá fisgonear con ciertaimpunidad…¿Quéocurre?

KlomhizolapreguntamirandoaEvaLamarr,quehabíapuestounamanoenunbrazo deMarks y reclamaba su atención dando tirones.Marks lamiró, y tambiénKlom,expectante.EvaLamarrseseñalóelpecho,haciendomovimientosafirmativosconlacabeza.KlommiróaMarks,desconcertado.

—¿Quéestádiciendo?—Nolosé—gruñóMarks.Eva tiró con más fuerza del brazo de Marks, y volvió a señalarse el pecho,

enérgicamente. ReginaldMarks entendió perfectamente lo que Eva Lamarr estabatratando de decir. Es más, ni siquiera tenía que comprenderlo, porque le bastabaadivinarlo:EvaLamarrestabadiciendoqueparaabrirunacajafuerteyescaparconsucontenidopodíahacerloellasola,sinnecesidaddequeélsearriesgase…

—Puesquieredecimosalgo—insistióKlom—.¡Algoimportante,diríayo!—Quiere, pero no puede, así que dejémoslo. Sea lo que sea lo que ella quiera

decimos,pocoimporta.¡Ydejadedarmetironesdelbrazo!—lamiróirritado.AKlom le pareció queEvaLamarr sonreía.Lo cierto fue que ella dejó de dar

tironesdelbrazodeMarks,quemiróaKlom.—¿Quédecíausted?—Mmm…Ah,sí,decíamosquelaseñoritaLamarrpodrámoverseporlaclínica

sinllamartantolaatencióncomolallamaríausted.Demodoqueseguiremosconmiplaninicial.¿HanoídohablarenalgunaocasióndeldoctorYeng?

—No.—¿Nosabenabsolutamentenadadeél?—Nada.—Bueno,entoncesquizáseráconvenienteque lesexpliquealgunascosassobre

micolega.Especialmente,paralainformacióndelaseñoritaLamarr,afindeevitarleuntraumademasiadofuertecuandoingreseenlaclínicadeldoctorYeng…

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CAPÍTULOIII

Elcochesedetuvodelantedelasaltaspuertasderejasmetálicas,yelconductortocóelclaxonbrevemente.Unhombreaparecióporunladodelasverjas,enlapartededentro.Abrióunade las rejas,y salió, acercándoseal coche.Cuandose inclinóhacia laventanilla,ReginaldMarkspudoverbiensusfaccionesasiáticas.Peroallí,en Singapur, ya no tenía nada de extraordinario ver un chino. Lo extraordinario,precisamente,habríasidonoverchinos.

—¿Diga,señor?—preguntóelchino,eninglés.—¿EséstalaclínicadeldoctorYeng?—Sí,señor,éstaes.—Vaya,menosmal.LlevomásdeunahoradandovueltasporPasirPanjang,así

que seme ha hecho de noche…Bueno, eso ya no importa. ¿Podría ver al doctorYeng?

—Loignoro,señor.EldoctorYengnoestásiempreenlaclínica.Ycuandoestáesporque tienemucho,mucho trabajo.¿Puededecirmequédeseausted?Quizápuedaatenderleotrapersona.

—Nocreo—refunfuñóMarks—.Echeunvistazoalasientodeatrás.Ytú,quítateelpañuelo.

Laúltimafrase ladijoReginaldMarksvolviéndosehaciaelasientoposterior,yalargando lamanohaciael interruptorde la luzdel interiordelcoche.Seencendióéstaenloaltodel techo,yelchino,queporsupuestoestabamirandohaciaaquellapersona que en principio apenas había entrevisto, pudo verla entonces con todaclaridad.PeronosealterólomásmínimoalverelrostrodeEvaLamarr.Nosealteróenabsoluto.

Simplemente,sededicóamirardenuevoaMarks,diciendo:—Seatanamabledeesperaraquí,señor.VerésieldoctorYengestáenlaclínica.—Muybien.Elchinoregresótraselrecintoderejas,quevolvióacerrarconllave,ysedirigió

hacia el fondo de la propiedad. Por entre los árboles, grandes arbustos y cañas debambúapiñadas,seveíalaluzquedelatabalaposicióndelaclínica.Yesoeratodo.

ReginaldMarksencendiódoscigarrillos,ytendióunoasupasajera,quesehabíaapresurado a apagar la luz después de que el chino la hubo visto. Permanecieronfumando,ensilencio.Todoestabadicho.Hacíayacuatroocincominutosquehabíanterminadoelcigarrillocuandoelchino reapareció,yabrió lasverjasdeparenpar.Marks,quehabíaapagadoelmotor,dioelencendido,yentró.Enseguida,pordelantedelcocheaparecierondoshombres,queserecortaronenlaslucesdelcoche,alzandolosbrazos.

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Marks frenó, y esperó a que el portero, tras cerrar las verjas, se acercase a laventanilla.

—Serámejorquedejeelcocheaquí,señor.—¿Porqué?—gruñóMarks.—Esunacostumbre.Tambiénescostumbrequemiscompañerosregistrenalos

visitantes…—¿Yesoporqué?—Bueno,señor,enocasionesaldoctorYengnolehansalidolascosastanbien

como él habría deseado, y algunas personas se han molestado con él, y hanpretendido…molestarle.

—Creo que entiendo. Pero ése no es mi caso, ¿verdad? Yo todavía no estoymolestoconeldoctorYeng.

Niloestaré.Supongoqueélharátodoloquepueda,¿noesasí?—Sinduda,señor.Peromepermitoinsistir:tengalabondaddesalirdelcoche,y

dejarseregistrar.La…señoratambiéndebeapearse.—Estábien.Saldecoche,Eva.Seapearonlosdos.Ylosdosfueronregistradosporlostreschinos.Finalmente,

elporteropareciósatisfecho,yseñalóhaciaelresplandordeluz.—Permítameencargarmedesucoche,señor.Miscompañeroslosconduciránala

clínica.ReginaldyEvapartieronenposde losdos chinos.Habíaundenso silencioen

aquel lugar…, que parecía solitario. Pero los dos espías sabían perfectamente quevarios pares de ojos estaban vigilándolos desde las sombras del selvático jardín.Caminabanamoldándosealalentamarchadelosdoschinos.EvaunpocoretrasadaconrespectoaReginald.Prontodistinguieronlaformadeledificio,elresplandordeluzaumentó…Noseveíaanadie.

Finalmente, llegaron a la puerta de la clínica, tras subir cinco o seis ampliosescalones,queformabanunporchesostenidoporcolumnas.Lapuertaseabrió.Otrochino,ésteconbatablanca.ElchinomiróenseguidaaEvaLamarr,yluegoaMarks.

—Buenas noches —saludó, sonriente—. Perdonen que les hayamos hechoesperar,perorealmente,eldoctorYengestámuyocupado,mucho.

—Buenasnoches—saludóMarks—.Nohacíanfaltasusdisculpas,señor…—DoctorLaoMa—sonriódenuevoelchino—.Seantanamablesdeseguirme.Habíaunvestíbulo;aladerechadeéste,unmostradorderecepción,traselcual,

otrochinoatendíaunacentralitatelefónica.Porlosaltavoces,enaquelmomento,seoyóunavoz,enchino,demodoquelosdosespíasnoseenterarondenada.

Un pasillo, con puertas a ambos lados. Otro pasillo girando a la izquierda.También varias puertas.Luego, un tramode escalones, que llegaba al primer piso.Otrocortopasillo,unaampliasaladeespera,unapuerta…EldoctorLaoMaabrióesa puerta, y se apartó, mirando amablemente a Marks y Eva, que entraron. Unamplísimodespacho,condospuertasalaizquierda.Habíamuchosaparatos,espejos,

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unos bonitos cuadros con grullas rojas…Fantástico. El doctor LaoMa señaló dossillones colocados ante la gran mesa, y él pasó a sentarse tras ésta. Tomó unacartulinaimpresa,yesgrimióunbolígrafo.

—¿Susnombres,porfavor?—ReginaldMarksyEvaLamarr—refunfuñóMarks—.Británicos.¿Quierever

nuestrospasaportes?—Seríaconveniente,señorMarks.Reginald lossacódeunbolsillo interiorde lachaqueta,y los tendióaLaoMa,

quelosexaminósinprisaalguna.Porfin, losdejóaunlado,yvolvióaesgrimirelbolígrafo, que utilizó para anotar la edad de Eva Lamarr. Ni siquiera habíaparpadeado al ver la fotografía de la espía, ni se habíamolestado en comparar surostroanteriorconelactual.

—¿VienenustedesdirectamentedeLondres?—Claro que no. Estábamos en Macao cuando Eva comenzó a sentir… cosas

extrañasensucuerpo.Bueno,yaveustedloque…—¿Dedóndevienen?—De Macao. Estábamos allí con unos amigos, en el yate de uno de ellos.

Decidimos pasar unos días enMacao, jugando…Ya sabe. Por la noche,Eva y yodecidimos quedamos en tierra firme en lugar de pernoctar en el yate. Y por lamañana,cuandomedespertéylavijuntoamíenlacama…

—Ensuspasaportesnodicequeesténcasados,señorMarks.—Bueno…Somosamigos.¿Quédemoniosimportaeso?—Nada—sonrió elmédicochino—.Bien,de lanochea lamañana la señorita

Lamarrseencontróenestascondiciones…—Bueno, no era tanto, no… Apenas unas… deformaciones. Nos asustamos

mucho, como es natural. Llamamos a un médico norteamericano que hay enMacao…HowardWilshire,creoquesellama.ElhombrepalideciócuandovioaEva,ynosenvióauntaldoctorKlom…¿ConoceustedaldoctorKlom?

—No…No.—Bueno,puesélsíconocealdoctorYeng,evidentemente;almenos,denombre.

Fue el doctor Klom quien nos envió aquí, a Singapur, para que consultáramos aldoctorYeng…Dijo…quesialguienpodíahaceralgoporEva,eraeldoctorYeng.YustednoeseldoctorYeng.

—No —sonrió Lao Ma—, no lo soy. Pero él les atenderá personalmente encuanto le sea posible. Veamos… ¿La señorita Lamarr está dispuesta a aceptar eltratamientodeldoctorYeng?

—Naturalmente.—Megustaríaquecontestaseella,señorMarks.—Ellanopuedehablar.—¡Ah!Lo siento. Pero puede decir sí o no por gestos. ¿Está usted dispuesta a

aceptareltratamiento,señoritaLamarr?

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Evadijoquesíconlacabeza.—¿Contodassusconsecuencias?ElmonstruollamadoEvaLamarrvolvióaasentir,trasunabrevevacilación.—En ese caso, no tendría inconveniente alguno en firmar una autorización

completaenesesentido.¿Quiereustedleerla?Nuevo asentimiento. LaoMa sacó un impreso de un cajón, y lo deslizó por la

mesahaciaEvaLamarr,quelo tomóycomenzóa leer.Luego, loentregóaMarks,queloleyórápidamente,ylamiró.

—Túverás—musitó—.Puedesalirbienypuedesalirmal.Siesunaenfermedad,parecequeeldoctorYengpuedeintentarcurarla,yaesoprecisamentehemosvenido,¿noesasí?Creoquelaposibilidaddecurartebienvalelosriesgosquesean.

Eva Lamarr hizo unos gestos con las manos, tocándose el pecho y luego lacabeza.LaoMamiróintrigadoaMarks.

—¿Quéhadicho?—Nosé.Perocreohaber interpretadoqueprefieremorira seguirconvidacon

eseaspecto.¿Eseso,Eva?Lamonstruoasintió,pusoelimpresosobrelamesa,ylofirmó,entregándoloacto

seguido al médico chino, que sin comentario alguno procedió a anotar en laautorización los datos del pasaporte británico de Eva. Luego, devolvió a ReginaldMarkssupasaporte,yeldeEvalounióalafichayalaautorización.

—Escostumbrede la clínica retener elpasaportedelpacientemientrasdura suestanciaaquí.Esperoquenotenganinconveniente.

Losdosnegaronconlacabeza.LaoMasepusoenpie,conelpasaportedeEvaylafichaenunamano.

—Esperenaquí,porfavor.EldoctorYenglesatenderápersonalmenteencuantoleseaposible.

LaoMaabandonóeldespacho,dejandosolosalosdosespías,quecambiaronunamirada. Luego, como indiferentes miraron a su alrededor. Era la mirada de quienparece no saber qué hacer…, pero sólo en apariencia. Ambos tenían la suficienteexperienciaparapretenderencontrarenalgunapartelaexistenciadeunobjetivodetelevisión… La existencia posible de micrófonos les aconsejaba el más absolutosilencioporpartedeMarks.Quizápudiesenveruna cámarade televisión,perounmicrófono,encasodeexistir,debíaestarmuybienescondido.

ElductorYengtardótodavíacasimediahora.Por fin, la puerta se abrió, y apareció. Los dos comprendieron inmediatamente

queaquelpersonajesolamentepodíaserYeng.Eraunchinodeconsiderableestatura,muygrueso,ataviadoconunabatablancaquecasilellegabaalospies.Parecíaunabolablanca,conotraboladecolorpergaminosobre lacúspidede loshombros.Sucabeza era absolutamente esférica, sin cabello alguno. La nariz tenía apenas eltamaño de un garbanzo, y la boca era tan pequeña y de labios tan delgados que

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apenasdestacabanenel redondoygrasiento rostro;enéstedestacaban tansólo lospequeñosojosnegros,comodospuntitoshundidosenlagranmasadecarnefacial.

Labocasedelatóbrevementecuandoelchinosonrió,tendiendolamanoaEva.—¿SeñoritaLamarr?Encantadodeconocerla;soyeldoctorYeng.¿SeñorMarks?Uno tras otro, los dos estrecharon lamano de Yeng, que acto seguido pareció

rodarhaciadetrásdesumesa.EraevidentequehabíavistoaLaoMa,elpasaportedeEvaLamarr,suficha…Unadesusregordetasmanosabrióunacajadelacaenlaquehabíacigarrillos,ylaofrecióaEvayaReginald.Yafumandolostres.Yengfrunciódeprontoelceño.

—¿Klom,handichoustedes?—Sí—murmuróMarks.—Noconozcoaningúncolegallamadoasí.Elnombreparece…javanés,quizá.—Pues no sé—se desconcertóMarks—.De todosmodos, puede tener sentido

queustednoleconozcaaél,yélsileconozcaausted.Imaginoquesustrabajosenestaespecialidaddebenhaberledadociertoprestigio,doctorYeng.

—La verdad es que procuro mantener mis trabajos lo más secretos posible…,pero,claro,noesposiblemantenercompletamenteensecretounocosaasí.Bien,esono importa, en realidad. Lo que importa es corregir estos… sorprendentesdesperfectosenelrostroycuerpodelaseñoritaLamarr.Hevistosufotografíaenelpasaporte,ysubellezamehaimpresionado.

—Nosoymillonario—murmuróMarks—,pero…—Olvide eso, señorMarks.Mis precios sonmuy elásticos. Si usted no puede

pagar cien mil dólares, otro lo hará. Procuro cobrar en todo momento lo que mipacientepuedepagarme.Yparaser sincero, sóloporelplacerdevolveravera laseñoritaLamarrcomoeraantes,yoseríaquiénpagaría.

—Esustedmuyamable,doctor.¿Creequepodráhaceralgo?—Lo intentaremos. Por supuesto, la señoritaLamarr tendrá que quedarse en la

clínica…—Venimospreparadosparaeso.Losdoshemostraídoalgoderopa.—Me agradan las personas previsoras. Pero usted no puede quedarse, señor

Marks.—Bueno,yohabíapensado…—Lo lamento: no es posible.No puedo ocupar habitaciones demi clínica con

personasensusenvidiablescondicionesfísicas,compréndalo.—Claro.Bien…¿Quéhacemos?—Unodemisayudantes leestáesperandoaustedafuera.Leacompañaráhasta

las verjas. Dígale a él dónde está usted alojado, para que podamos localizarlo encualquiermomento.Hasidounplacerconocerle,señorMarks.

Yeng se puso en pie, tendiendo lamano.Era un hombremuy educado, de vozagradable,quehablabainglésalaperfección.ReginaldMarksnopudohacermásqueponersetambiénenpieyestrecharaquellagruesamano,aceptandoladespedida.

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Luego, se volvió hacia Eva, que bajó la cabeza. La vacilación de Marks fuevisible, clarísima.Por fin, todo loquehizo fueponerunamano enunhombrodelmonstruo,hacerunalevepresión,ymarcharse.

Cuandolapuertasehubocerrado,YengmiróamablementeaEvaLamarr.—Algunaspersonasquepretendenserrománticasyhastaespecialmentesensibles

dicenqueelaspectofísiconoinfluyeenelamor…,peronosotrossabemosqueesono es cierto, ¿verdad, señorita Lamarr? La carne es la carne, querida. Y la carne,comotodoloquenosrodea,debepresentarmuybuenaspectoparaquenosinterese.¿Podemos contar con que el señorMarks permanecerá en Singapur?Quiero decir,queesperemosqueno sea laclasedehombrequehuyecuando lascosas seponenfeas.

EvaLamarrmoviólacabezanegativamente,yYengparecióuntantosorprendido.—¿ÉlpermaneceráenSingapur?Locelebro.Bien,cuandoustedgustepodemos

comenzarelprimerexamen.¿Oprefiereesperaramañana?Eva volvió a negar con la cabeza. Yeng rodeó la mesa, fue a una de las dos

puertasquehabíaaunladodeldespacho,ylaabrió.Desdesuasiento,EvaLamarrviodentrodeaquelotrocuartoalgunosaparatosquenopodíacatalogar,perosíunofácilmenteidentificable:unapantalladerayosX.Sepusoenpie,pasójuntoaYeng,yentróenlasala.Yengcerrólapuerta,trasseguirla.

—Seatanamablededesnudarse.Completamente.Las ropasdeEvaLamarrpocodespuéscolgabanen lasperchaspara talefecto.

Frente a ella, impasible el rostro de luna llena, Yeng la observaba. Se acercó, ycomenzó a palparle los hombros, el cuello, el vientre, los muslos… Luego fuepresionandoen lasarticulacionesóseas,yactoseguido lacolocó tras lapantalladerayosX.El examen fuemás bien breve.La tendió luego en una camilla, y con laayudadeunapequeñalinternadeluznormalexaminósuspupilas.Lohizodespuésconunalinternadeluzroja,yfinalmenteconotradeluzquedebíaserultravioleta,yqueestabaempalmadaconunlargocableaunodelosaparatos.Obtuvomuestrasdesusangreenlavenadelbrazo,enunacadera,enellóbulodeunaoreja.

—Puedevestirse,señoritaLamarr.Mientras ella lo hacía, Yeng colocó ordenadamente los tubos en los que había

colocado lasmuestras de sangre, y permaneció pensativo.CuandoEva terminó, latomó amablemente de un brazo, y la llevó a la puerta de su despacho. Cuando laabrió,Evavioaunenfermero,porsupuestoderazachina,esperandoenelpasillo.

—Yiolallevaráasuhabitación.Suequipajeyaestáallí.Buenasnoches,señoritaLamarr.

Pocodespués,laseñoritaLamarreraintroducidaenunahabitacióndelsegundoyúltimopiso,donde,efectivamente,estabayasumaleta.UnsimplevistazolebastóaEva para saber que había sido registrada.Lo supo con toda certeza apenas abrirla,después de que Yio se hubiesemarchado tras indicarle dónde estaba el timbre dellamadasinecesitabaalgo.

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¿Sinecesitabaalgo?EvaLamarrentróenelcuartodebañoanexoasuhabitación,ysemiróalespejo.¿Si necesitaba algo? Se pasó las puntas de los huesudos dedos por el rostro,

presionó en sus pechos, en su vientre, se miró las manos, contempló sus ojosdispares…,ydepronto,rompióallorar.

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CAPÍTULOIV

Abriódeprontolosojos.Desdelaventana,unaresplandecienteclaridadlunarseesparcíaporlahabitación.

Unaluzsorprendentementenítida,fría,comoreflejosdehieloazul.¿Porquésehabíadespertado?FSSUUUU…FSSUUUU…Eraunsonidoacompasado,comoeldeunfuelleaccionadolentísimamente.Aire

que entraba y salía de un sitio, de algo…El sonido llegaba de su derecha, y EvaLamarrvolviólacabezahaciaestelado.

—¡AAArrrRRRGGG…! —exclamó, sentándose en la cama de un brincotremendo.

Se le erizó el vello, notó cada uno de sus estropajosos cabellos como alfileresclavadosenlacabeza,susojossedesorbitaron.

Allí, junto a ella, en el lado de la cama donde llegaba directamente laresplandecienteluzlunar,habíaunacalavera…

No.No era una calavera propiamente dicha, no era una calavera completa…Tenía

ojos.Unosojosqueparecíanllameantes,lanzandomilesdepuntosdeluzardiente.Ytambiénalgunoscabellos.

FSSUUU…FSSUUU…FSSUUU…El aliento de la calavera llegaba al rostro de Eva Lamarr. Un aliento cálido y

fétido. Sentía tal terror que tras el salto no conseguía reaccionar, estaba comocongelada, absolutamenteparalizada…Suspárpadoshabíanquedadomuyabiertos,subocacrispadaenelrespingodeespanto.Laclaridadlunareratantaquepodíaverperfectamenteaquella…cosasobreuncuerpohumanocompletamentedesnudo.Uncuerpoqueparecíanormal.

Perolacalavera.Era como si a un cráneo le hubiesen colocado cabellos, y pegotes de carne, y

ojos…Habíacarneenalgunospuntos,peroenotrosseveíaelhueso.Enunapartedelaboca,losdientesbrillabanensiniestramuecaconatisbosdeestremecedorasonrisa.

FSSUUU…FSSUUU…FSSUUU…Aquel sonidode fuelle era la respiracióndeaquel…ser.Una respiración lenta,

profunda, ávida, comodificultosa.Eracomoun sonidoacompasadodeultratumba,queparecíahincharlahabitación,hacerlapalpitar.

De pronto, unamano apareció, y apretó uno de los pechos de Eva Lamarr, altiempoquelosmaxilaresdelacalaverasemovían,yunossonidosbrotabandeella,algoquequizáeraunavoz,quizápalabras.

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Evainicióungestodealejamiento,derechazo,comenzandoavolverseparasaltarporelotroladodelacama.Entonces,seoyóalgoparecidoaunrugidosordo,yelcuerpo desnudo saltó sobre ella, aplastándola debajo contra la cama. De aquelloshorrendos maxilares brotaban sonidos, quizá palabras. Unas manos de Fuerza delocurasujetabanahoralasmuñecasdeEvaLamarrcontralaalmohada.

—AAArrrRRRGGG…—intentó gritarEva, pero consiguiendo sólo un gañido,aquelmaullidoapenasaudible.

Intentó soltar sus manos, pero era imposible… ¡Era imposible vencer aquellafuerza de locura! Intentó contorsionar el cuerpo, pero apenas pudo moverlo unoscentímetros debajodel otro cuerpo.Sobre su rostro la calavera seguía hablando enchino, de entre los maxilares caía baba manchando el rostro y el pecho de Eva,mientraséstaibanotandocómoelcuerpodeaquelserseincrustabaenelsuyo.

Eva concentraba todas sus fuerzas en los brazos, para intentar soltarse y paramantener apretadas las piernas. Pero no consiguió ni una cosa ni otra. Lasmanosparecíanclavadasalaalmohada,ylaspiernaseranforzadaslentaeinexorablementeporelcuerpodelserespeluznante.EldolormuscularquepercibíaeratanintensoqueEvacomprendióquenopodríaresistirmásqueotrospocossegundos.Larespiraciónsibilante había perdido el ritmo; era ahora como el de un fuelle enloquecido:¡FFSUFSSUUUUUFFSSUUUFFSSUU…!

Laespíasintiócomosialgúnengranajesedesgajaseenellayelcuerpodelserhorripilanteconsiguiósuobjetivo.

—¡AAARRrrgggGG…!—clamóenvanoEvaLamarr.FUUUSSSUUUFUSSSSUUUFSSUUUU,seacompasabaespasmódicamentela

respiracióndel serasu ferozmovimientoarribayabajo.Lacalaveracayósobreelrostro de Eva Lamarr, que lanzó otro gañido de atroz espanto. La calavera quedóapoyadadefrentesobrelaalmohada,juntoasurostro.Laviolenciadelaacciónerasencillamenteespantosa,invencible.Ensumejillaizquierda,Evanotabaelcontactodel hueso facial del ser, su respiración era como un silbido angustioso, un jadeoespantoso…

Eva apartó un poco su cabeza, como pudo.A pocos centímetros de ella vio lacalavera,conapenasunosjironesdecarneenaquellado.Perositeníaunaoreja.

Sinvacilar,EvaLamarrlanzóunmordiscohaciaaquellaoreja.Susamarillentosdientesseclavaronenelapéndiceauricularcontalfuerzayprecisiónque,almismotiempoqueresonabaelalaridodelser,ellaseencontróconmediaorejaenlaboca,ala que saltó un chorro de sangre que salpicó también toda la cara. El ser se habíaestremecido, se habíamovido, perdiendo por un instante su posición y susmanoshabíanaflojadosupresadeauténticastenazas.

Laocasiónfueaprovechadainmediatamenteporlaespía.Liberó su mano derecha de un fortísimo tirón, y acto seguido, cerrándola

fuertemente, la disparó contra aquel cuerpo horriblemente palpitante que pretendíaincrustarseenelsuyo.Elgolpedioenuncostado,yelservolvióalanzarunaullido.

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Evaliberósuotramano,ygolpeódenuevo,buscandoelhígado…,siesqueaquelserteníahígado.

Notó la vibración del cuerpo; la tensión cedió un poco. Reuniendo todas susfuerzas, Eva Lamarr giró hacia un lado, para quitarse de encima aquel bichoasqueroso.Porun instante, temióque jamás lo conseguiría,pero,depronto,quedócompletamentedesconectadadeél,yconlafuerzadelimpulsorodósobrelacamaycayóalsuelo.

Másquever, intuyo laaccióndelser,queaparecióenseguidaenelbordede laensangrentadacamayseabalanzósobreella.Rodóporelsuelo,yelserfuetrasella,jadeando,rugiendo.Cayóencima,conunabrutalidadespantosa,yenuninstante,conprecisión aterradora volvió a lanzarse sobre ella profundamente…, en el mismomomento en que de nuevo los puños de la espía entraban en acción, golpeandoprimeroladescarnadaboca,yluegoenunladodelcuello,yenuncostado,yenlacabezacasipurohueso.

Elpuñetazoenunojofuedecisivo.Elserlanzóunberrido,yEvavolvióasentirunabajaenlatensióntremendaaqueestabasometida.Volvióagirar,quitándoselodeencima,ysepusoenpievelozmente,jadeandocomounabestiaheridayacorralada…porlaotrabestiaquetambiénseponíaenpierápidamente.

Ydepronto,laespíacomprendió.Encircunstancias físicasnormales, ellahabríavencidoyaaaquel ser, lohabría

podidomatardeunsologolpe.Peroensuscircunstanciasactuales,susfuerzashabíandecrecidotantoquejamáspodríavencerlo,jamáspodríaescapardesusgarrasfríasyfuertescomoacero.

Al retroceder para esquivar una nueva acometida del ser, tropezó con unabutaquita.Ymientraselenardecidopersonajepasabajuntoaellarugiendo,Evaalzólabutaquita,yesperólanuevaacometida,quenotardónidossegundos.Labutaquitacrujiócontraaquelcuerpoendemoniado,derribándolosobrelacama,porencimadela cual rodó para caer al otro lado. En un instante estuvo en pie, chillandoenloquecido,yvolviendoalacargaenbuscadelcuerpodelabellamonstruo,quelorecibióconotrogolpedebutaquitaquehizocrujirunhuesoenalgunaparte.

Elsersedetuvo,quedótambaleante.Evaalzódenuevolabutaquita…Lapuertaseabrióbruscamente.Laluzdelahabitaciónseencendió.Palabras en chino llegaron a los oídos de Eva Lamarr, y al instante, tres

enfermeros de blancas batas pasaron junto a ella y asieron por los brazos al ser,echándoselo hacia la espalda, para que uno de ellos le colocase unas correas,sujetándolo. Mientras tanto, con la butaquita, todavía en alto, Eva Lamarrcontemplaba aquel rostro espeluznante, casi todo hueso a la vista. De la boca sinlabiosbrotabanaullidosespantosos,yelhombresedebatíaenvanoentrelosbrazosdesusmusculososyprecavidosguardianes,quepasaron juntoaEvaarrastrandoal

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ser increíbleque lanzabaespumarajospor laboca,ysalpicadurasdesangrea todaspartesdesdesumutiladaoreja.

Enpocossegundos,EvaLamarrseencontrósolaensuhabitación,todavíaconlabutaquitaenalto.Lapusoenelsuelo,ysesentóenella.Letemblabanviolentamentelaspiernas,yteníaenlabocaelregustodesangre.Todosucuerposeestremeciódeespanto,ascoyrabiaalavez.

En el pasillo se oían todavía los alaridos del ser que había atacado a la bellamonstruo.Ydepronto,losalaridosseconvirtieronenunllantoestruendoso,quesefuealejando,alejando,alejando…,peroque,sorprendentemente,volvióaacercarse.

Fue…comounaola.Sí,comounaoleadagigantescaquefueseacercándose,conunrumorpoderoso.

EraunrumorqueEvatardóalgunossegundosenidentificarplenamente.Noeraqueelservolvieseapasarpordelantedesupuertayqueporesolooyesedenuevoconfuerza,no…

No,noeraeso.Era…lasumademuchosllantos.EracomositodalaClínicaestuviesellorando,

formando un coro insólito. Era como una cascada de llantos estremecidos que loatronabantodo.

Desorbitadoslosojos,EvaLamarrsehabíapuestoenpie,ymirabaatodoslados,comosisuvistapudieseatravesarlasparedesyllegaratodosloslugaresdedondeprocedíaelllanto,elcorodellantosqueparecíafiltrarseporlasparedes…

La puerta del cuarto volvió a abrirse, y apareció el doctor Lao Ma, con unajeringuillaenlamanoderecha.Surostronomostrabalamásmínimaalteración.

—Lamentoloocurrido,señoritaLamarr.Porfavor,acuéstese.Evaretrocedió,moviendonegativamentelacabeza,mirandoconespanto…ycon

espantosaexpresiónaLaoMa,quecontinuóimpávido.Sumiradafuehacialacama,ysugestocambióuninstante.

—Comprendo —dijo—. Está manchada de sangre. No se preocupe,solucionaremosesoinmediatamente.

Sacólacabezaalpasillo,ydiounaorden.Alospocossegundos,llegaronotrosdos enfermeros chinos, con ropa limpia, y en un abrir y cerrar de ojos retiraron lamanchada con sangre y dejaron la cama impecablemente limpia, perfecta. Cuandosalieron,llevándoselaropamanchadadesangre,elcorodellantosvolvióaoírsemásamortiguado, como con sordina. En un rincón de la habitación, como queriendoincrustarseallí,EvaLamarrmirabaaLaoMa,yseguíamoviendonegativamentelacabeza.

—Quizáseríamejorqueantesselimpiaseustedunpoco—dijoamablementeelmédicochino,señalandoelcuartodebaño.

Evanegó.—Vamos,vamos,señoritaLamarr.Estámanchadadesangre.Yacomprendoque

loquehaocurridohadebidoasustarla,pero todoestáyasolucionado.Lomejores

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queustedseacueste, leinyectaréestesedante,ypodrádescansarochoodiezhorasseguidas.Esporsubien.

Evavolvióanegar.Siempresinalterarse,LaoMaseacercóaltimbredellamada,ylopulsó.Losdos

enfermerosdeantesaparecieronconunarapidezencomiable,yaunaseñadeLaoMaseacercaronaEva,queparecióquererhundirseenelrincón.Cuandolostuvocerca,intentóagredirlos,pero sus fuerzasnoerannimuchomenos suficientes contradoshombresque,alcontrarioqueella,estabanenperfectoestadofísico.Fuesujetada,yaunaseñadeLaoMa,colocadaenlacama.

La aguja penetró en la vena. Con expresión desorbitada, Eva estuvo mirandocómoel líquidodesaparecíade la jeringuillapara irpenetrandoensusangre,ensucuerpo.Luego,miróaLaoMa,queretirólaagujaylamiróasuvez.

—Bien, ya está… Le aseguro que es por su bien. Sé que mañana me loagradecerá,señoritaLamarr.

Evaabriólaboca,intentódeciralgo,perosólolosgañidosbrotaron,sincopados,jadeantes.LaimagendeLaoMaparecióagigantarse,luegoreducirseincreíblemente,oscilar, vibrar, estremecerse…, y de pronto comenzar a girar, como un pequeñomolinillodeviento,aunavelocidadvertiginosa,increíble…

Ydepronto,tododesapareció.

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CAPÍTULOV

Todavíatardóunpocoendarsecuentadequeestabadespierta.Había ido despertando lentamente, como saliendo de un pozo profundísimo.

Cuandoabrió losojos, el resplandorde aquella intensa luz leobligóa cerrarlosdenuevo.

«Eselsol—sedijoenseguida—.Eselsol».Volvió a abrirlos, lentamente, temiendo equivocarse. Pero no, no se había

equivocado.Eraelsol.Yanoeralaluna,sino…¡Laluna!Evasesentódeunsaltoenlacama,mirandoconvelozgestoatodoslados.Estaba sola. Sola en una habitación llena de luz solar.Ya no era de noches no

habíaluna.Eradedía,lucíaelsol.Yanoseoíaelcorodellantos,nilosalaridosdeaquelser.Poruninstante,quisoconvencerseasímismadequeaquellonohabíasidoreal,sinounapesadilla,perodesistiódetantontoempeño.Habíasidounarealidad,yteníaqueaceptarla…yprevenirquealgoparecidopudiesevolveraocurrircuandollegaselanoche.

Saliódelacama,seacercóalaventana,ycontemplóeljardínselvático.Pudoveraunhombrearmadoentrealgunoshelechos.Porlodemás,todoresultabaencalma,ensilencio.Laexigencianaturaldelasfuncionesfisiológicaslaimpulsaronhaciaelcuartodebaño.Alpasarfrentealespejodellavabo,vioelrostroyseestremeció…Ycasigritóalverenél lasmanchasoscuras.Movió las facciones,y lacarnesecasecuarteó,seagrietó,yalgunostrocitoscayeronenellavabo.Conunauña,procedióaarrancarse el resto de la sangre seca que había brotado de la oreja del visitantenocturno.

Lanzando una exclamación, Eva regresó a la habitación, en busca de aquellamediaorejaquehabíaescupidoestremecidadeascoyespanto.Nopudoencontrarla.Seguramente,LaoMaselahabíallevado.

Volvióalcuartodebaño,yduranteunlargominutoseestuvocontemplando.¿Ysiquedaseasíparasiempre?Nopensóniuninstanteenlamuerte.Lamuertenoteníaimportancia.Yenrealidad,encuantosereferíaaellamisma,podíavivirconaquelaspecto si conservaba toda su lucidez mental. La vida siempre puede ofreceralicientesacualquierserhumanoquerealmenteloseapordentro,nosóloporfuera.Peroeramejorsercomoantes,tanhermosa.Noporella,sinoporél.Seguramente,éllaamaríaigual.

¿Ono?¿Realmentelaamaríaigual?

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Sí, seguramente, sí.Peroprecisamenteporesonopodía…nopodíaobligarloasoportarlaasíelrestodesusvidas.Además,conaquelaspecto,eraunalocurapensarenhacervidanormal,encircularporlascalles,acudirasutrabajo,relacionarseconsusamigos…

Se estremeció. Si el proceso a que la había sometido el doctor Klom erairreversible…,¿quéseríadesuvida?

***

—Esunextrañoprocesodegenerativo—leexplicóunpardehorasmástardeeldoctorYeng,quelahabíahechoconducirasudespacho—.Porelmomento,estodolo que puedo decirle, ya que, como comprenderá, no he podido profundizardemasiadoenlosanálisisdesangre.Hepasadoalgunashorasdeestanochededicadoaeso,perofinalmente,notuvemásremedioquedescansar—sonrióamablemente—.Paradecirlaverdad,mequedédormido.Trabajodemasiado.¿Quiereotro?

Eva, que estabamirando la caja de cigarrillos,movió negativamente la cabeza.Yengsíencendióuno,yestuvounpardeminutossilencioso,pensativo.

—Comoesnatural—dijodepronto—,piensoseguirestudiandosucaso,yhacermuchosmás análisisypruebasdediversas clases.Esperoque supaciencia sea tansólidacomolamía,señoritaLamarr.

Sí,dijoEvaconlacabeza.—Bien.Sirealmenteessólounprocesodegenerativo,tenemosdosalternativas.

Una de ellas, que sería magnífica, es que el proceso puede terminar en algúnmomento,eincluso,llevandolasuerteaunextremoesperanzador,queseareversibleporsupropianaturaleza;niquedecirtienequeesosignificaríaqueconeltiempo,noesposiblesabercuánto,ustedvolveríaporsímismaalanormalidad.Perohemosdetemer la segundaalternativa,y esqueelprocesodedegeneración siga su curso; sifueseasí,solamentepodríamosbasarnuestrasesperanzasenqueyoencontraseel…virusoloquesea,quehaocasionadoladegeneración…,yqueencontrasealgoquepudiesedestruirlo,claroestá.

EvaLamarrmirósobrelamesa,vioelbolígrafoyelblocdenotas,ylostomó.Trasmeditarunossegundos,escribió:«¿Hayalgunaposibilidaddecuración?».

Yengleyólapregunta,yencogióloshombros.—Si se trata de un proceso degenerativo, sí, podría existir alguna posibilidad.

Usted quizá sepa que algunos leprosos han podido ser curados. De seres quecomenzaban a ser horribles, pasaron a ser nuevamente personas prácticamentenormales.¿Porqué?Puesporqueel tratamiento llegóa tiempo.Ladificultad,enelcasodeusted,esquenoséexactamente loque leocurre,yque,si llegoasaberlo,ignorosiencontraréalgúnremedio.¿Mecomprende?

Evaasintió.

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—Le garantizo que no descansaré hasta llegar a una conclusión que nosproporcione alguna esperanza. Ese es mi trabajo… Mi verdadero trabajo. Miapasionantetrabajo.Tengo…muchoscasosextrañosenmiclínica,yestoydedicandomi vida a estudiar esos fenómenos de la naturaleza. Tenga esperanza, señoritaLamarr.

Ellaasintiódenuevo,ysepusoenpie;vacilante.Yenglaobservó,siemprecongestoamable.Depronto,sonrió,congestodedisculpa.

—Naturalmente, me han contado lo sucedido anoche. El pobre Sen Lo debióverla a usted y esperó el momento oportuno para… visitarla. Si alcanzó suspropósitos, le pido disculpas en nombre de la clínica. ¿No lo consiguió? Ah, locelebro…Detodosmodos,supongoqueseasustóustedmucho.

Evaasintióenérgicamente.—Eslógico.Sinembargo,yentiendabienquenopretendosercruelconusted,es

muyprobablequelomismolesucedieseaunapersonacorrientesiustedlaatacase…Creoquedeberíamosser…comprensivosconelpobreSenLo.¿Lepudoverbien…lacara?

AsentimientoporpartedeEva.—Terrible —murmuró Yeng—. Lleva mucho tiempo aquí. Cuando llegó era

sencillamenteespantoso.Indescriptible,créame.Durantemesesymeses,despuésdequitarlecasitodalacarnedelacara,estoyhaciéndoleinjertos.Avecesselecaenytenemosquevolveraempezar…¿Quierepreguntaralgomás?

Evaasintió,yvolvióaescribirenelbloc.Estavezfuerondospreguntas:«¿EsmicasocomoeldeSenLo?¿Podríahacermeinjertostambiénamí?».

—Larespuestaalasdospreguntasesnegativa.ElcasodeustedesdiferentealdeSen Lo, porque a él se le está pudriendo la carne, y a usted sólo se le estádegenerando,ablandando,estirando…Porejemplo,lodelosojos,tienequeserunafaltade…alimentaciónentodossuscomponentes.Paraponerteunejemplosencillo,digamosquepodríamos compararlos aunapersonaque está en avanzadogradodedepauperación,peroque, atendidomédicamente a tiempo, se consigue superar esteestado; en cuanto el cuerpo reciba la alimentación adecuada en todos los aspectos,emprenderáelregresoalanormalidad.Másomenoslentamente,perolohará.¿Mecomprende?

Sí,asintióEva.—Bien, perdone que no le dediquemás tiempo, pero creo…que usted será la

primeraendesearquelodediqueaotrascosas,¿noesasí?Procureambientarseen4aclínica, olvídese del mundo exterior. ¿Le gusta la música? ¿Sí? Estupendo…Tenemos muy buena música en una sala especial. Y también una biblioteca. Ydiversosjuegos:ajedrez,cartas,tenisdemesa…Yaveráque,sisementaliza,puedepasarloaquínodemasiadomal.Procuredistraerse,ydejetodolodemásamicuenta.Ah, otra cosa: en cuanto pueda usted hablar, si es que llega esemomento, sea tan

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amabledeavisarme,puesmegustaríaconversarconusteddemodo…másameno.Buenosdías,señoritaLamarr.

Evaasintióunavezmás,sedirigióalapuerta,vacilante,ylaabrió.SevolvióamiraraYeng,quelesonrióamistosamente,yporfinsaliódeldespacho.

A lospocos segundos entró el doctorLaoMa, quelite a sentarse enunode lossillonesfrenteaYeng,elcuallecontemplóinexpresivamente.

—Existe enMacao, efectivamente, unmédiconorteamericano llamadoHowardWilshire—dijoLaoMa.

—¿YesedoctorKlom?—Noconstaenellistíntelefónico.Peroesposiblequenotengateléfono,oque

noconsteenellistín.Podemossabertodoesosiinvestigamosmásafondo.Yeng.El doctorYengpermaneció pensativodurante casi dosminutos. Por fin,movió

negativamentesuredondacabezota.—Nocreoquevalgalapena.—Esamujerpodríaser…—Vamos, Lao…—gruñó Yeng—. ¿Qué podría ser? ¿Una espía británica? Yo

seríaelprimeroenpensarlo,sielestadofísicodeellafuese…satisfactorioenalgúnsentido.Peronoesasí.Estáentalescondicionesfísicasqueseríamosunoscretinossidudásemosdeella.Quizá,todasuvidaselapaseconvertidaenunmonstruo.¿Creesque una espía británica aceptaría una cosa así, con tal de meter sus narices en laclínica?Esonoloharíanisiquieraunhombre,conque,¡imagínateunamujer!

—Quizá tengas razón—admitió,un tantoa regañadientes,LaoMa—.Tambiénhemos investigado a ReginaldMarks. Uno de los hombres deMacao dice que unhombre llamado así y una mujer llamada Eva Lamarr estuvieron en el hotel SaoPaulo.

—Todovaencajando.—Amíme gustaría saber cuál es el yate de sus amigos, y pedir Que nos los

investiguenatodos.—Ganasdeperdereltiempo.¿DóndeestáelseñorMarks?—HaalquiladounapequeñacasaenPasirPanjang, cercade laplaya.Nosdijo

queélylaseñoritaLamarrsehabíaninscritoenelWeverlydeSingapur,peroqueélpreferíaestarmáscercaymástranquilo,asíquetenemossudirecciónyteléfonoenPasirPanjang.

—¿Yquémásquieres?—Puesnosé,pero…—Siquieres,díseloaelloscuandovenganporaquí,yqueinvestiguentodoloque

quieran,todoloquequeráis—refunfuñóYeng—.Peroamínomehagasperdermástiempoconeso.Paramí,laseñoritaLamarresunodetantoscasosinteresantes.

—Quizánodebisteadmitirla…¿Acasonotienessuficienteparatusexperimentosyestudiasconel…material,quetetraendelcontinente?

—Uninvestigadornuncatienematerialsuficiente…¿Algomás?

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—No…Demomento,no.—En ese caso, seguiré estudiando el caso de la señorita Lamarr… que es

interesante.Muyinteresante.MepreguntocómoseríalaseñoritaLamarrdespuésdequeyoconsiguiesealgopositivo.

—¿Cómohabríadeser?—sesorprendióLaoMa—.Comoeraantes,¿no?—¿Quién sabe?—rióYeng—. ¡A lomejor, todavía conseguiría que fuesemás

bellaaúndeloquemuestrasufotodepasaporte!…Ah,unacosa:nomegustaríaquevolvieseaocurriralgoparecidoa lodeestanoche.Lao.¿Deacuerdo?Esospobreshombresquenostraendelcontinentesoncomobestias,asíquehayquetenermuchocuidadoconellos.

LaoMaasintió.Ydeprontosonrió.—¿No te ha parecido interesante lo de SenLo?Es evidente que se las arregló

para ver a la señorita Lamarr cuando llegó anoche, y hasta supo dónde quedabainstalada,pero…¿Quépudoverenella?DeacuerdoenqueSenLoeshorrible…,perolaseñoritaLamarrnoloesmenos,¿noteparece?

—Todo es relativo—sonrió a su vezYeng—.ParaSenLo, la señoritaLamarrquizá era una belleza.Y en todo caso, era unamujer…Él sabía que allí había unhuéspedfemenino,yfueaporél.Essimple,enrealidad.

LaoMamoviólacabeza,ysepusoenpie.—Comosiempre,tienesrazón—admitió—.Bien,voyacontinuarmitrabajo.Ya

me dirás qué conclusiones vas obteniendo respecto a los análisis de sangre de laseñoritaLamarr.

***

Eva Lamarr había entrado sin vacilación alguna en la biblioteca, dispuestarealmenteaecharunvistazoporallí.Entrótandecididayrápidamente,quecuandofueadarsecuentaseencontrórodeadademonstruos.

Apenaspudocontenerunrespingo.Quedóconlospiescomoclavadosalsuelo,mirando almás cercanode losmonstruos, que, a su vez, la observaba con terriblefijeza.Eraunhombrequeapenasmediríametroymedio,delgadísimo,peroconunacabezaenorme,yunasorejaspaquidérmicas,quelellegabanhastaloshombros.Losojos,grandesyredondos,parecíandecolorrojo…Sí,decolorrojo.Labocaeraunaranuragrandísima,yunosdientesmenudosynegrosaparecieroncuandolosdelgadoslabiossemovieron.

Elhombre…oloquefuese,dijoalgo,peroenchino,demodoquelaespíanoleentendió;peroleparecióqueintentabaseramable,asíquesonrióasuvez,mostrandosus dientes amarillentos. Luego, miró a su alrededor, lentamente, mientras ibanotandoensuespaldaoleadasdefríoquelaibanestremeciendo.

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Algunos hombres llevaban la cabeza completamente vendada, y éstos,ciertamente, eran los menos horribles. Debían haber sido sometidos a algunaoperación, y esperaban los resultados. Pero los que no llevaban la cabeza vendadaerancomounagigantescayatrozpesadilla.Loshabíaaltosybajos,gordosyflacos,pero todos, absolutamente todos, eran víctimas de alguna monstruosidad. Lasmalformaciones eran de todas clases. A algunos les faltaban los labios y la nariz;otros tenían la nariz, los labios y las orejas de un tamaño descomunal. Comocontrasteconelcabezón,habíaunocuyacabezaeradiminuta,ysusojosdeuncolorazulgris,comovelados,sinquesedistinguieselapupiladeliris.Otro,cuyotorsoeraenorme,teníaunaspiernasquecorrespondíanaunniñodesieteuochoaños.Aunolefaltabanlosbrazosapartirdelcodo.Otroteníalosbrazosenganchadosalcuerpo,demodoquenopodíasepararlasmanos,queparecíanmuñones.

YlasmiradasdetodosaquellosseresestabanfijasenelreciénllegadopacientedeldoctorYeng.Escalofriantementefijas.

Con un esfuerzo,Eva se sobrepuso al espanto que sentía y volvió a sonreír, almismotiempoqueintentabapronunciarunamablesaludo.Todoloqueconsiguiófue:

—RRGGgggrrrrr…Enalgunapartesonóunarisotada.Luego,unarisitaaguda,comounchillido,yel

que la había emitido se acercó a la recién llegada, se plantó delante y comenzó ahacergestosdeunaobscenidadimpresionante.Volvióaoírselarisotada.Dealgunapartebrotóunaespeciedegruñido,ylasrisascesaron,yelserdelosgestosobscenosseretiró,dirigiendotorvasmiradasaEva,cuyospiescontinuabanclavadosalsuelo.

Porfinconsiguióreaccionar,ysedirigióhaciaunadelasestanteríasdelibros.Elsilencioeraespantoso.Evanotabaensunucalasensacióndeaquellasmiradas,igualquesileestuviesenlanzandobolasdenieve.

Afueralucíaunsolespléndido,y,porsupuesto,debíahacercalor.Muchocalor,pegajoso, asfixiante; no en vano estaban prácticamente en pleno ecuador. Pero allídentro, Eva Lamarr solamente sentía frío. Escalofríos continuos, que parecíanrepartirsecomovelocesdescargasportodosucuerpo.

Alzó una mano, para deslizar un dedo por los lomos de los libros, a fin deseleccionar uno.Y entonces se fijó bien en sumano.Con un gritito de sobresalto,alzólaotra,yfuemirandoambas,conexpresiónaterrada.

—¡RRRGGGgggrrrrrrr!—exclamó.Volvióaoírseunarisotada.Peroestavez.EvaLamarrnisiquieralaoyó.Todasuatenciónestabafijaensus

manos, en las que habían comenzado a aparecer unas pequeñas ampollas de colorrojizoque iban reventandocomodiminutas frutasmaduras,ydestilandoun líquidoquedebíasersangre.Unlíquidoespeso,viscoso,quesedeslizabalentamentesobrelaarrugadapiel.Evaacercóunamanoa sunariz…yelhedor laobligóaechar lacabezahaciaatrás,aterrada.

—¡RRRGGGggggrrrrrRRRR!—gimió.

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Dio media vuelta y echó a correr, saliendo de la biblioteca como disparada,todavía en su nariz aquel espantoso hedor de corrupción. Dejando tras ella otrarisotada, se alejó de la biblioteca, corriendo bamboleante, torpemente, y se lanzóescalerasarriba,emitiendosonidosguturalesquequeríansergemidos.

Cuando cerró tras ella la puerta de su habitación, el corazón latía a todavelocidad,golpeando furiosamente en supecho.Le faltaba el aire, sentíaque se ledoblabanlaspiernas…¡Porsubiralacarrerasolamentedospisos!

Estuvo un par de minutos apoyada de espaldas a la puerta, jadeante, con lasensacióndequeleibaaestallarelcorazónyharíaexplotarelpecho,ylosoídos…

Luegofuealcuartodebañoy,trasvacilar,seatrevióamirarsealespejo.—¡RRRGGGGRRRR!¡Tambiénallí tenía aquellaspequeñasampollas!Y tambiénestaban reventando,

destilandosangrepestilente.Dosdelasverrugassehabíanreventado.Agarradaconambasmanosallavabo,EvaLamarrestuvotentadadelanzarsede

cabeza contra el espejo, de romper aquella imagen, de terminar para siempre conaquello, fuera como fuese. Sus manos estaban clavadas como garras al borde dellavabo,conunafuerzaqueprontoleocasionódolor.

«Tengoque serenarme—pensó—. ¡Tengoque conseguir serenarme, como sea!Mi mente ha sido siempre fría y lúcida. Así tiene que seguir… ¿Qué puedeocurrirme?¿Serunmonstruo repugnanteel restodemivida?¿Morir?Deacuerdo.Pero tantoenuncasocomoenotro,nodeboprecipitar losacontecimientos…¡Oh,Dios,losientoporél,losientoporél,pormiamor…!».

Sesentóeneltaburetedelcuartodebaño,erguidoeltorso,lasmanossobrelasrodillas,yaspiróprofundamente.Estuvoasí,conlosojoscerrados,quinceminutos,inmóvil como una estatua, acompasada la respiración. Cuando abrió los ojos, sesentíacompletamenteserena,dispuestaaafrontarlotodo.

Peroconunacondición:noibaaperdereltiempo.Sihabíaqueencontrarallíunacajafuerte,yavisarleaélparaquevinieseaabrirla,loharíacuantoantes.Inclusoeramásqueposiblequelapudieseabrirellamisma.¿Porquécomplicarlelavidaaél?LoquequeríaeldoctorKlomeraelcontenidodelacaja.Puesbien:ellamismapodíaabrirla,yllevárselo.Yentonces,Klomtendríaquevolverlaasuestadonatural.

Pero¿seríaestoposible?Esfácilestropearlabelleza,peronoestanfácilvolverlaasuestadoanterior.

«MáslevaldráaKlomquecumplasuparte»,pensólaespía.Saliódelcuartodebañoyabrióelarmariodeldormitorio.Sacólamaleta,yde

ellaelestucheconlascosasquesuele llevarunamujerparaponersehermosa.Conesteestucheenlasmanos,volvióalcuartodebaño,queestuvoexaminandodenuevocontodaatención.

No.Noparecíaqueallíhubieseningúnsistemadeescucha.Moviócircularmentelabasedelcilíndricoestuchedemetaldoradoquecontenía

labarritadecarmín,yéstaascendió.EvaLamarrseacercóelestuchealabocaydijo:

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—RRRGGggrrr.En el estuche se oyó un contenido suspiro, como un sonido metálico lejano,

apenasaudible.Luego,brotólavozdeél,tambiénmetálica,entonomuybajo:—¿Estásbien?—RRRggrrr.—¿Todosigueigual?—RRRggrrr.—Deacuerdo.Esperotusiguientellamada.—RRRGGGrrr.EvaLamarrvolvióamoverlabasedelestuche,labarritadecarmíndescendió,la

comunicaciónconladiminutaradioquedócortada.Unaslágrimassedeslizabanporlas verrugosas mejillas de Eva… Él había intentado hablar con naturalidad, comosiempre. Incluso con aquel tono seco, inexpresivo, impersonal…, pero ella habíanotadoperfectamentelaangustiaylatensiónensuvoz.

Muybien,yahabíacumplidoelconveniorespectoalhorariodellamadas.Teníaque hacerlo periódicamente, y si no lo hacía en los momentos convenidos, élentenderíaquealgo lehabíaocurrido.Demodoque sepropusonodejardahacerninguna llamada, porque si eso ocurría, él vendría a la clínica del doctor Yeng, yaunquelecostaselavida,nodejaríapiedrasobrepiedra;losabíaperfectamente.

Lacajafuerte.¿Dóndepodíaestarlacajafuerte?

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CAPÍTULOVI

La terapiadegrupodeldoctorYengdementalizarasuspacientesasoportar lavisióndelosdemás,teníaciertoslímitesqueEvaLamarrnopudosoportar;alahoradelacena,claudicó.

En la granmesa del comedor con ventanales al jardín de la parte de atrás deledificio, fue servida la cena, por amables empleados de la clínica. Y enseguida,comenzó el concierto.Mientras algunos que no podían comer por símismos, eranalimentadoscariñosamenteporlosenfermeros,otroscomíancomoauténticoscerdos.Eraexactamentecomoestarenunapocilgadondelapiarahundíasushocicosenelcomedero. La comida resbalaba por las caras, los platos se volcaban, se oíanventosidadesdegransonoridad,alasqueseguíanrisotadasyalgunoseructos…

Sencillamente,EvaLamarrnopudosoportarlo.Asíqueabandonóelcomedorycorrió a refugiarse en su habitación. Se sentó en el borde de la cama, estuvo unossegundos mirando sus manos supurantes, y por fin escondió el rostro, no menossupurante,enellas.

—Diosmío—musitó—.¡Diosmío!…Tardó todavíaalgunos segundosendarsecuenta.Entonces se irguióvivamente,

muyabiertoslosdisparesojos,yexclamó:—¡Puedohablar!Laspalabrasparecieronrebotarenlasparedes,romperelsilenciotétricodeaquel

lugar,hacerloañicos.Saltóhaciaelarmario,sacóelestucheycorrióconélhaciaelcuartodebaño.FaltabanunostreintaminutosparaelsiguientecontactoconReginaldMarks,puessehabíacalculadohacerlodespuésdelacena,peronopodíaesperar.

—¡Puedohablar!—exclamó,contodoapenasaudible.—Tranquilízate…—sonólavozserenadeél—.Esoyaloesperábamos.¿Cómo

tesientes,engeneral?EvaLamarrmirósusmanossupurantes.—Estoyigual—mintió.—Bien.¿Sabesalgodelacajafuerte?—Todavíano.Perosíhepodidocaptaryaelmecanismodevigilanciadiurnaen

eljardín…Estanocheesperopoderestudiareldelavigilancianocturna.—¿Porquénolohicisteanochemismo?—Estabacansada—mintiódenuevoEva.Hubo unos segundos de extraño silencio. Sí, él se había sorprendido ante su

explicación.¿Cansadaella?—Estábien.Yamedirásmañanacómofuncionalavigilancianocturna.Perono

te arriesgues: trabaja sobre seguro, sin prisas. Nada habrá servido de nada si te

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descubrenfisgando.—Claro…Notepreocupes.—¿Cómoeselsistemadiurno?—Es simple, pero efectivo. Son ocho hombres en total, armados todos con

pistolas,quellevanbienocultas.Nadiequelesvieseporeljardínpodríapensarqueestánarmados,yquenosonempleadosdelaclínicanormalesycorrientes,sinllamarla atención. Entran y salen del edificio como ocupados en trabajos normales, perosiempre se las arreglan para que de los ocho, haya cinco en el jardín: uno, en laentrada, siempre cerca del portero de tumo; otro, vigilando la parte izquierda deljardín,otroaladerecha,ydosenlapartedeatrás.Lostresqueentranysalenvanportodaspartes,comosiquisieranasegurarsedequecadahombreestáensusitioyquetodovabien.

—Entendido.¿Hayvigilanciaelectrónica?—No,no.Deesonada,estoysegura.—Mejor.¿HasevaluadoaldoctorYeng?—Sí…Sí.—¿Cómoes?—Alto,grueso,conunacabeza…redondaypelada,ojos,narizybocapequeños.—Muybien,peronomereferíaasuaspectofísico.—Pareceunabuenapersona.—¿Unabuenapersona?—Eso me ha parecido a mí, de momento. Mi amor, él no conoce a Klom,

¿recuerdas?Yyohepensadoalgoalrespecto:quizáKlom,consunombreverdadero,estuvoaquíantes,enlaclínicadeYeng,y…

—Mo.Enesecaso,Klomsabríadóndeestálacajafuerte.YomásbiencreoquealguieninformóaKlomdeloqueestabapreparandoeldoctorYeng.Klomrecibióelinformeconaparenteindiferencia,yluegosedispusoarobarlealgoaYeng.Podríaseralgoasí,sí,comoopinas.Yengesunabuenapersona.

—Sí…Podríaserasí,claro.¿Estássolo?—Sí.Peroséquehaydoshombresvigilándome,cercadelacasaquehealquilado

enlaplaya.LoquenoséessisondeKlomodeYeng.—Entiendo.Nohagasnada…Notearriesgues.Esperaaqueyotedigaalgo.¿Lo

harásasí?—Nuncadejarásdesorprenderme—mascullóReginaldMarks—.¡Esportipor

quiendebemospreocuparnoslosdos!Porejemplo:¿noestamoshablandodemasiadorato?

—Tienesrazón.Adiós…—Adiós.Llamamañanaalahoraestablecida.—Sí…Sí,llamaré.Adiós…EvaLamarrcortólacomunicación,suspiróprofundamenteysusurró:—Adiós…miamor.

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Saliódelcuartodebaño,guardólaradioenelestuche,ésteenlamaleta,y trasreflexionar,apagólaluz.Seacercóalaventanaymiróhaciaeljardín.Noibaaserfácildetectarelsistemadevigilancianocturna,peroselasingeniaría.Yaeradeporsídifícil poder distinguir, desde allí, a los hombres que debían estar patrullando porentrelosarbustos,losárboles,lascañasdebambú…Saliraljardínconelpretextodedarunpaseo leparecióunaactitud ingenua.Ysospechosa,desde luego.Pero teníaqueencontrarunasolución…

Diezminutosmás tarde,nohabíaencontradoningunasolución,peroencambioviolallegadadeuncochealaclínicadeldoctorYeng.

No semovió. Con la luz de su habitación apagada, sabía que no podían verladesde abajo. El coche se detuvo delante del edificio y rápidamente salieron cuatrohombres.Alresplandordela iluminacióndelvestíbulodelaclínica,pudoverleslobastantebienparaidentificarlescomochinos.NadasorprendenteenSingapur.Dosdeloschinos llevabansendosportafolios.Loscuatrodesaparecierondelángulovisualdelaespía;porsupuesto,entrandoenlaclínica.Elcochesealejóhaciaunazonadesombra,yenseguidaaparecióelconductor,quecaminópresurosamenteenposdelosdemás.Cincohombres,dosdeellosconportafolios.

¿Médicos?¿ColegasdeldoctorYeng?¿Colegas,también,deldoctorKlom…,quehabíarecurridoadosespíasparaque

leayudasen?¿Porquédosespías?Ysielasuntoteníaalgunarelaciónconcualquierespecialidad médica…, ¿por qué no había recurrido a dos espías que tuviesen lacarreradeMedicina?Loshabía.Habíaespíasdetodasclasesenelmundo.Detodasclases.

EvaLamarrcortó suactividadmental,ypasó rápidamentea laactividad física.Fuealapuerta,laabrió,ysalióalpasillo.Selanzólomásdeprisaquepudoescalerasabajo. En el vestíbulo estaba solamente el chino encargado de la recepción y lacentralita. Eva apenas lo miró. Caminó por el amplio pasillo, hacia el fondo deledificio. Iba pensando que la hora de llegada de aquellos hombres podía estarrelacionadaconlahoradelacena.Nadielesveríallegar,aesahora.Yporsupuesto,si tomaban esta precaución era porque pensabanmarcharse cuando tampoco nadiepudieseverlos,muytarde.

Aldoblarelrecododelpasillotodavíapudover,comounreflejo,laropadeunode loshombres.Segundosdespués, pasabaante lapuertaque sehabía cerrado trasaquelhombre.Teníaeloídomuyfino;tantoquepeseasupérdidadefacultades,aúnconservabalassuficientesparaoírlasvocesatravésdelapuerta.Estabanhablandoenchino:malasuerte.

Sedetuvo.Nohabíanadieenelpasillo,todoestabasilencioso.Oíamuybienlasvocesdevarioshombres conversandodentrode aquella habitación, en cuyapuertahabía colgado un cartelito con una inscripción china, que por supuesto, no supointerpretar.¿Quépodíahaberallídentro?

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Su fino oído la salvó.Oyó las pisadas a su izquierda, y se apartó de la puertarápidamente,caminandohaciaelfondodelpasillo.

—¡SeñoritaLamarr!—oyótrasella.Se volvió. El encargado de la centralita se acercaba, mirándola con inusitada

atención.Llegóanteella,ysonrióamablemente.—No hay habitaciones por aquí, señorita Lamarr. Aquí abajo sólo están las

instalacionesdelaclínica.Ustedestáenelsegundopiso,¿noesasí?AEvaLamarrcasi se leescapó lavoz.Profirióunodesusgañidos,y luegose

llevóunamanoalabocayconlaotrasetocóelestómago.Elchinoalzólascejas.—¿Comida?AsentimientoporpartedeEva.—Perositodosestáncenando,ahora…¿Nohasidoavisadaparairalcomedor?Eva asintió. Luego, hizo una serie demuecas, y el gesto un tanto grotesco de

vomitar.Oasílointerpretóelchino,quefruncióuninstanteelceño.—¿Seencuentramal?Ellanegó,yluegoasintió.Denuevohizomuecas,señalóhaciadondesabíaque

estabaelcomedor,yemitióotrossonidos,haciendogestosderechazo.—¿Lerepugnacomerconlosdemás?Asentimiento.—Comprendo.Sí,creoquecomprendo…¿Estábuscandolacocina,quizá?¿No

quierecomerconlosdemás?AprobaciónporpartedeEvaLamarr.Elchinosonrió,ylatomóamablementede

unbrazo.—Regrese a su habitación, por favor: me encargaré de que le envíen

inmediatamente su cena allí.No ha debidomolestarse en bajar a buscar la cocina.Bastabaquehubiesetocadoeltimbre.

LapuertatraslacualhabíaescuchadoEvalasvocesseabriódeprontoyaparecióLao Ma. Al ver a Eva Lamarr, hubo una súbita y brevísima crispación en suspárpados. Inmediatamente, atrajo la puerta para cerrarla, por lo queEva sólo pudover,comoenunaimagendeflash,detallesdeunlaboratorio,unpardehombres,ylainconfundiblefiguradeldoctorYeng.Fueunaimagenbrevísima,comoundestello.LapuertasecerróaespaldasdeLaoMa,quemiróalporterodelvestíbuloypreguntóalgoenchino.Hubounbrevecambiódepalabrasentrelosdoshombres.Porfin,LaoMasonrió,ymiróaEva.

—Debípensarquenoestaríaprecisamenteagustoentrelosdemás,sobretodoalahoradelascomidas.Losiento,señoritaLamarr.Desdeluego,leserviránlacenaensuhabitación.¿Necesitaalgomás?

Evamoviónegativamente lacabeza.LaoMadijoalgo,yelotrochinotomódenuevoalaespíaporelbrazo.Éstaoyótrasellaelsonidodelapuertaalcerrarse.LoscincohombressehabíanreunidoconeldoctorYengyconeldoctorLaoMaenuna

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piezadedicadaalaboratorio.¿NohabríasidomáslógicoquesehubiesenreunidoeneldespachodeYeng?

LaideanodiodemasiadasvueltasenlamentedeEva.Seguramente,Yengestabaenaquellaboratoriocuandohabíanllegadoloscincovisitantes.RecordóeldespachodeYeng:muybienpuesto,agradable,bienpreparado,perofaltodecalor.Debíaestarmuypocoeneldespacho,ylamayorpartedeltiempoenellaboratorio.

Ellaboratorio.SiYengestabacasisiempreallí,¿porquénopensarquetambiénestaba allí la caja fuerte? Era lo lógico.Cualquier persona instalaría la caja dondetuviesesus…tesoroslomáscercadeélyelmayortiempoposible.

¿Estabalacajafuerteenaquellaboratorio?

***

Saliódelacamalentamente,silenciosamente.Esteeraelmomentoelegido.Hacíayahorasquehabíacenado.Elsilencioeradetumbaenlaclínica.Calculóquedebíanserporlomenoslasdosdelamadrugada.

Sinencender la luz,EvaLamarrabrió lapuertadesuhabitación,miróhaciaelpasillodesierto,ysalió,cerrandoconcuidado.Seestremecióal recordarelcorodellantosde lanocheanterior,yelataquedequehabíasidoobjeto.Seguramente, losllantosproveníandeaquellosdesdichadosseresdenaturalezadeforme.

Descendió rápidamente a la planta baja. El portero de noche estaba tras elmostrador, anotando algo. O subrayando algo en un libro que estaba leyendo. Nomiraba hacia allí, ni parecía que, en la postura en que estaba, pudiese captar elmovimiento al final de la escalera, pero el riesgo era evidente. ¿O se estabadurmiendo?

No.Noseestabadurmiendo,nimuchomenos.Depronto,alzólacabeza,sepasólasmanos por los ojos,miró a todos lados, y acto seguido encendió un cigarrillo.Luego,dedicódenuevosuatenciónallibrooblocenelqueanotabaalgo.

¡Ahora!EvaLamarr seapartóde la esquina tras la cualhabíaestadoatisbandohaciael

vestíbulo,bajóelúltimo tramodeescalones,ydesaparecióporelpasillo, fueradelalcance visual del telefonista-portero de noche. Segundosmás tarde, estaba ante lapuertadellaboratorioDentronoseoíanada,niseveíaluzpordebajodelapuerta.EldoctorYengdebíahaberseretiradoadescansar.Probóelpomodelapuerta.Cerrada,naturalmente.

Deentrelosestropajososcabellos,laespíaretiróunahorquilla,laintrodujoenlacerradura,ytanteócuidadosamente.Tardóalrededordequincesegundosendesplazarla cerradura. Quince segundos que le parecieron quince siglos. Movió el pomo,empujólapuerta.Nohabíaluz.Entró,cerrótrasella,ysacóelpequeñobolígrafodeentre sus escuálidos senos. Una delgada raya de luz cortó la oscuridad: tubos de

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ensayos, aparatos eléctricos, probetas de todas clases, una camilla metálica,instrumentosdecirugíaenunarmariodecristal…Eratambiénunquirófano,ademásdelaboratorio.

Ladelgadísimafranjadeluzdeslizándosemetódicamentedederechaaizquierda,iluminándolotodo:taburetes, lasgrandeslámparasdegranpotenciaparadarluzenlas intervenciones quirúrgicas, una gran pila de botellas de desinfectar, jabón,cepillos, toallas. El rayo de luz pasó también por encima de un mueble lacadoadosadoaunrincón,adaptadoaéste;teníadibujadasfloresdebelloscolores.Habíaalgunoslibrosencima,yuncenicero,cigarrillos.Eraunmuebleconvarioscajones.Laluzprosiguiósudesplazamiento.Másprobetas.Unagranláminaconlafiguradeuncuerpohumanodesnudo,enelquehabíaseñaladosmuchospuntosdelcuerpoconlíneasnegras.Otraláminaconelgrabadodeunesqueleto.

Elrecorridoterminó.Ningunacajafuerte.Siestabaallí,debíaestarcamuflada.Pero…,¿dónde?Laluzvolvióacircularporlagranpiezadestinadaalaboratorioyquirófano,yse

detuvoenelmueblechino.EvaLamarrseacercó,cuidandobiendenotropezarconnada.Tiródeunodeloscajones,peronopudoabrirlo.Noporqueestuviesecerradoconllave,sinoporqueerasimulado,simplemente.Losdemáscajones tambiéneransimulados.EvaLamarrseacuclillóanteelmueble,cuyaalturaeradeunosnoventacentímetros,quizáunmetro.Susdedosfuerondeslizándosesobrelafinuradelalaca,enlosángulos.Nopercibieronnada,quizáporqueelsentidodeltactotambiénestabadeteriorado.

Luego, los huesudos dedos comenzaron a tocar los pomos de los cajonessimulados.Derecha,izquierda,haciadentro,haciafuera…

Elquintopomo,elderechodeltercercajón,fueelbueno.Se oyó un leve chasquido, y la parte frontal del mueble se separó unos

milímetros.EvaLamarrmetiódosdedos,y tiróhacia fuera, abriendo toda lapartefrontalcomounapuerta.

Ydetrás,lacajafuerte.Laespíaapenaspudocontenerunaexclamacióndetriunfo.Iluminólamanecilla

delapuerta,yluegoeldial.Dejólalinternita-bolígrafoenelsuelo,aplicóunoídoalapuertadelacaja,ycomenzóamovereldial.

Laluzdellaboratorio-quirófanoseencendió.Eva Lamarr lanzó una exclamación, y dio tal brinco que quedó de pie, vuelta

hacia la puerta, parpadeando por la intensidad de la luz. Entre parpadeos, vioperfectamenteaLaoMa.Juntoaél,algomásatrás,aldoctorYeng.Detrásdeéste,doschinosmás.Éstos,yLaoMaempuñabanpistolas.

—Telodije—miróLaoMaaYeng.El doctor Yeng apartó a LaoMa, entró, y fue hacia la espía, que permanecía

inmóvil.Laapartósuavemente,cerrólapartefrontaldelmueble,ysóloentoncesla

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miró,congranatención.YfueasícomoeldoctorYengreparóenlaspústulasrojizasquedestilabansangreenelrostroyenlasmanosdeEvaLamarr.

—¿Quéeseso?—exclamó.EvaLamarrselimitóaparpadear.Yenglatomódeunbrazo,lallevóhaciaunode

losfocosdelquirófano,loencendió,ylacolocódelante.Enlapuerta,sonólavozdeLaoMa,ahoraenchino.HubounvelozintercambiodepalabrasuntantoagriasentreLaoMayYeng.Yéste,finalmente,asintió.

—Lao Ma tiene razón: no es el momento de dedicarnos a este aspecto de lacuestión, señoritaLamarr.Másadelante, examinaréesas supuraciones. ¿Todavíanopuedehablar?

Evanegóconlacabeza.—Lástima—selamentóYeng—.Convendríaqueustednosdieseunaexplicación

desupresenciaaquí,desuhabilidadparaabrirunapuerta,encontrarelesconditedemicajablindada…,yhastaatreverseaintentarabrirla,segúnmehaparecido.Yaquenopuedehablar,¿tendríainconvenienteenescribirmerespuestasamispreguntas?

DenuevonegóEva.—¿Notieneinconvenienteonoquierehacerlo?Nuevanegativa.—¿Noquierehacerlo?Nuevanegativa.Lao Ma intervino de nuevo, hablando en su idioma con Yeng. Éste tuvo que

aceptarotravezlassugerenciasdeaquél.—Deberá usted decirnos quién es realmente y qué significa todo esto, señorita

Lamarr.Noimportaqueseniegue:yaverácómonoslodirátodo.¡Ymuypronto!—Sevolvióhacialapuerta—.Veabuscaralosdemás.Lao.

LaoMasalió,peronolosdoschinosarmadosconpistolas,queseacercaronmásaEva,siempreapuntándola.PeroEvaLamarrprestabamuchamásatenciónaYengquealoschinosarmados.Yengleestabaproporcionandounanuevasorpresa:habíaabiertodenuevoelmueblechino,yestabatirandodelacajafuertehaciafuera,comosi tuviese lapretensióndemoverla.Pero lamovió,ymuyfácilmente.Lacajasaliódelmueble,dejandounhuecooscurodetrás.Yengdiounaorden,yunodeloschinossemetióporelhueco.

EvaLamarrnodesperdicióniunsegundo.Aprovechandoquefrenteaellasóloteníaunchinoarmado,saltóhaciaéste,leasiólamanoarmada,ylaapartóhaciaelexterior,mientras lanzaba suderecha, cerrada, hacia la frentedel chino, en terribletsuki.Encircunstanciasnormales,conaquelgolpelaespíapodía,nosóloderribaraunhombre,sinoinclusomatarlo.Ensusactualescircunstancias,elgolpesolamentehizo retroceder un poco al chino, más irritado que dolorido. ¡Las fuerzas de EvaLamarrerantanescasas…!

Encambio,lasdeYengeranmuyabundantes.Conunasolamano,asióaEvaporlaropa,laalzócomosifueseunaviejamuñeca,ylatiróhaciaunlado,comoquien

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arrojaunosdesperdicios.Laespíavolóunpardemetros,llegóalospiesdelacamillametálica y rebotó allí dolorosamente. Cuando se puso en pie, con la sensación demayorfracasodetodasuvida,elchinolaestabaapuntandodenuevoconsupistola,y el otro, que había encendido una luz en el hueco, hacia lo mismo, mirándolainexpresivamente.

—En verdad es usted… extraña, señorita Lamarr. ¿Qué esperaba conseguir?¿Escapardeaquí,quizáinclusodelaclínica?Olvideeso:ustedyanosaldrádeaquíjamás.Niviva,nimuerta.

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CAPÍTULOVII

Seoyeronpasosenelpasillo,yEvamiróhacialapuerta.ElprimeroenaparecerfueLaoMa.Luego…

LasangresehelóenlasvenasdeEvaalverapareceralos…seresqueseguíanaLao Ma. Eran cuatro hombres…, o algo parecido. Por detrás de estos seres. Evapresintió vagamente la presencia de los cinco visitantes que había visto llegar a lahoradelacena,peronolosmiró.Fascinada,aterrada,nopodíadejardemiraraloscuatrohombresqueentrabancaminandopesadamentedetrásdeLaoMa.

Erancuatromonstruos.Porsuepidermisyporsusropasdecampesinos,loscatalogócomochinos.Pero

porelrostrosólopodíacatalogarloscomomonstruos.Unodeellosteníadosorejasen cada lado; otro, sencillamente, no tenía ojos.Mo era tuerto, o ciego; no habíaperdidolosojos,no.Simplemente,dondedebíatenerojos,olascuencasvacías,todoeracarne,todoeracara,comolasmejillas.Jamáshabíatenidoojos.Otroteníaunosbrazos cortísimos, y se iba rascando las mejillas, de las que pendía la carne enhorripilantesbolsasverdes,increíbles.Elcuartoteníalacabezaenformadeocho:alaalturadelassienes,lacabezaseestrechabatantoqueparecíaunocho,encuyolazosuperior había dos ojos diminutos, y en el inferior una horrenda boca de dientesenormes,queproyectabanloslabioscomosifuesenaatravesarlosdeunmomentouotro.

EvaLamarr retrocedió, llevándoseunamano a la frente.Se sentía al bordedeldesmayo,delcolapso.

—Dios…mío…—jadeó—.Nopuedo…resistirmás…todo…todoesto…—¿De modo que habla usted? —la agarró Yeng por un brazo—. Me alegro

mucho,porqueeso lo simplificará todo.Vengaconmigo, señoritaLamarr:vaaverusted algo que muy pocos seres han visto. ¡Va a ser una gran privilegiada, se loaseguro!

LaoMadijoalgoenchino,yYeng,comoquienrecuerdaalgodepronto,asintió.SoltóaEva,seacercóaloscincohombresquelaespíahabíavistollegar,ylesfueestrechandolamano.Sedespedían.Hablabanenchino,comomurmullos.Loscincohombressefueron,acompañadosdeLaoMa.Peroloscuatromonstruossequedaron,tresdeellosmirandocomoabsortosatodoslados,unorezumandobabaencantidadincreíble. El que no tenía ojos movía la cabeza de un lado a otro, orientando susentidoauditivosiempreenbuscadelamáximapercepción.

Guiadosporunode los chinos, los cuatromonstruos comentaronadesaparecerporelhueco.

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—Ahora usted, señoritaLamarr—dijoYeng—. ¿Oprefiere bajar los escalonesrodando?

La espía optó por bajarlos sobre sus piernas. Descendió una veintena deescalones, llevandotrasellaalchinoarmado,yenúltimolugaraYeng.Llegaronauna pequeña pieza de la que arrancaba un pasillo, con puertas a los lados. Losmonstruosentraronporunadeaquellaspuertas,yYengindicóaEvaquefuesetrasellos.

Eraotroquirófano.PerocuandoEvaLamarrvioloquehabíaenaquelquirófano,cuandovioloque

colgabadeltecho,sintiócomounmazazoenlacabeza,susojosgiraron,unsuspiroescapódesuslabios,ycayórodandoporelsuelo,desvanecida.

***

Cuandoabriólosojos,violomismoquehabíaocasionadosudesmayo.Lanzóungrito,eintentótaparselosojosconlasmanos,peronoloconsiguió.Trascontemplaralucinada la…decoraciónde aquelquirófano,miróhacia susmanos.Fueentoncescuandosediocuentadequeestabatendidaenunacamilla,conlosbrazosypiernasatadosaésta.Ycompletamentedesnuda:Juntoaella, loscuatromonstruos, tresdeloscualeslamiraban,babeantes.Alotrolado,vioaYengyaLaoMa.Unpocomásallá,alosdoschinosarmados…

Lamirada de Eva pareció saltar de nuevo hacia el techo, hacia la decoración.Decoración que consistía enmiembros humanos colgando pormedio de alambres.Habíabrazos,pies,ojos,orejas,piernas,manosmediascabezas,calaveras,trozosdecarneinidentificables,huesosmondosdetodaslaspartesdelcuerpo…

—Mipequeñocementerio, señoritaLamarr—oyó lavozamableyeducada, enperfecto inglés, del doctor Yeng—. Dentro de poco, usted ocupará un puesto ahíarriba.

—No—jadeóEva—.¡No,no,no…!—Metemoquesí.Ynaturalmente,porsecciones.Quierodecirquejamástendría

elmalgustodecolgarlaenteraahíarriba.Ladescuartizaréadecuadamente,claroestá.Evasentíaunasnáuseashorriblesalveraquelmardemanos,pies,brazos,orejas

ysobretodoojosquecolgabansobreella.Sobretodo,losojos,losglobosoculares,de los que había quizá doscientos, todos con la pupila hacia abajo, bien visible.Ojos…de todas clases, repugnantesunos,hermososotros,de todos los colores,dediferentestamaños…Ojosqueparecíanflotarsobreeldesnudocuerpodelaespía.

—Pero antes de descuartizarla y distribuir sus órganos por mi cementerio deestudios,esperodeustedunpequeñoservicio,acambiodelcualyoleofreceréotro:lamatarerápidamente,conunasimpleinyección.¿Estádeacuerdo?

—¿Qué…quéservicio?

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—Dígamequiénesexactamenteustedyquéhavenidoahaceramiclínica.—SoyEvaLamarr,y…—¡Ya basta de tonterías! —aulló de pronto Yeng—. ¿Cree que va a estar

engañándometodoeltiempo?¡Ustednopuedetenernadaqueverconlapersonaqueapareceenelpasaportebritánicoque tengoenmipoder!Podríaserasísiestuvieradisfrazada, o algo parecido, pero no está disfrazada. La examiné ayer, la heexaminadoahora,mientrasestabasinsentido.¡Ustedesasí,ynomedigaqueanteseracomolafotografía,yqueseha…transformadoenunmonstruoparapoderentraraquí,porquesabíaquealverlayonopodríaresistirlatentacióndeexaminarsucaso!¡Nomedigaeso!¿Quiénesusted?

Eva, que había desviado por fin la mirada de los miembros que colgaban deltecho,suspiró.

—Lepreferíadelaotramanera,doctorYeng:másreposadoyamable.Los párpados de Yeng se entornaron malignamente. De pronto, su sonrisa

reapareció.—De acuerdo, señorita Lamarr. ¿Quién es usted y qué hace aquí? Vamos,

vamos…¡Ynoespereayudadelexterior!Tresdemishombreshanidoyaabuscarasuamigo,elseñorMarks.Lotraerán,preferentementevivo.¡Ysiustednocontestaamis preguntas, él lo hará, se lo aseguro! Para usted, dado su aspectomonstruoso,quizáseríaunaliviomorir,peronoserálomismoparaelapuestoseñorMarks.

—¿Haenviadousted aporReginald?—susurroEva—.Ahora es cuandono ledirénada,doctorYeng.

Yeng la contempló con expresión incrédula, incluso estupefacto.De pronto, seechóareír.

—¡Me pregunto qué clase de persona es usted! —exclamó, todavía riendo—.¡Perosíséquenosabedóndesehametidousted,señoritaLamarr!

—Muybien;¿dóndemehemetido?—Estáusteden…Lao Ma asió a Yeng por una manga, y dijo algo en chino. Yeng quedó

boquiabiertouninstante,volvióasonreír,yotravezmirómalignamentealaespía.—Esustedmuylista…Loes tanto,quehacomprendidoquepodría tirardemi

lengua utilizando el mejor resorte: haciéndome hablar demi trabajo personal. Porfortuna,estáaquíLaoMa,miayudanteenlaotravertiente,ymehallamadoalorden.Noledirénadayoausted.Esustedquienvaadecirmecosasamí.

—Noledirénada.EldoctorYengseechóareír,cadavezmásestruendosamente.Lostresmonstruos

videntes lecontemplaban,elqueno teníaojoshabíavueltoel rostrohaciaél,y loscuatro sonreían, babeando. Enseguida, comenzaron a reír, de un modo grotesco,escalofriante.Sus risaserancomochirridos,comorocesdepiernas.Elque tenía lacabezaenformadeochocomenzóadarsaltitosalegremente.EvaLamarrcerrólosojos.

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—Ah,no—exclamóYeng,entrerisas—.¡Desdeluegoquenolovaatenertanfácil! ¿Cree que le va a bastar cerrar los ojos? ¡Le demostrare todo lo contrario!Primero voy a hacerle una… demostración de su destino, y luego ya veremos sipermaneceenesaposturatandescabelladamentefirme.¡Yaloveremos!

Sedirigióalosdoschinosarmados,ensuidioma.Losdoshombresasintieron,ysacarondeallíatresdelosmonstruos,dejandosolamentealqueteníalacabezaenformadeocho,queseguíasaltandoyriendo.

—EsunpobrehombredelinteriordeChina.Niquedecirtienequenoentiendeuna sola palabra de inglés, ni de ningún otro idioma que no sea el suyo.Periódicamente,unos…amigosmíosmetraenmaterialdeestaclase…

—¿Material?Hablaustedcomosifueranobjetos,nopersonas.—¿Lepareceaustedquesonpersonas?—sepasmóYeng—.Bueno,novamosa

discutireso.Paramí,sonsólomaterialparaestudios.Comoledecía,periódicamentemisamigosmetraenestaclasedematerialdelomásrecónditodeChina,ydeotrossitios,siencuentranseresmalformados,deformados,monstruosos.Elloslosrecogen,formangrupos,ymelosvantrayendo…

—¿Acambiodedinero?—¡Dinero!¿Dedóndepodríayosacardinero? ¡Perosiprecisamente loqueme

falta es dinero, y material! Por eso, cuando ellos me propusieron facilitarmeprecisamentedineroymaterialparamisinvestigaciones…

—Cuidado,Yeng—dijoLaoMa,eninglés.—Ah,sí…¡Denuevoibaasoltardemasiadomilengua!Voyahablarsolamente

demi parte científica, que está financiada en todos los aspectos por esos amigos.Comoledecía,misamigosrecogenalosseresmalformados,deformes,monstruosos,ymelosvantrayendo.Conellos,yovoyestudiando,paramayorgloriadelaCiencia.¿No cree usted que sería un gran adelanto científico que yo aportase soluciones aestasmonstruosidades,aestos…erroresdelanaturaleza?Estoytratandodedescubrirporquéhayseresmonstruosos,yelmododeevitarlonosóloestudiandoalosqueyaloson,afindepodercuraralosquevayannaciendo,sino,que,básicamente,mimetaes adquirir los conocimientos suficientes sobre losmonstruosde la naturalezaparaevitarquenazcan,quetansiquierapuedanserengendrados…,ysiloson,detectarlosdentrodelamadreyevitarsunacimiento.¿Mevacomprendiendo?

—Si—musitóEva.—¡Bien! Ese es mi trabajo científico. Pero, como usted comprenderá, para

adelantar en mis investigaciones, necesito material, a fin de estudiar, estudiar sindescanso.Cualquiercasodedeformaciónmeinteresa,señoritaLamarr.Ymepermitoinsistirenqueusted,oquienlahaenviadoaquí,sabíaeso,yporesorecurrióausted:sabíaqueyolaadmitiríaenmiclínicasinvacilar,quenopodríaresistirexaminarla.Por eso la envió, para que usted hiciera algo aquí dentro. Abrir mi caja fuerte,evidentemente.¿Québuscabaustedenella?¿Esunaespíaybuscabalosdocumentos

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relacionados con el espionaje, o la envía ese tal doctor Klom para robarme misapuntessobremisadelantoscientíficos?

—¿Quédocumentosdeespionaje?—ObserveustedaLaoMa—rióYeng—,meestáasesinandoconlamiratansólo

porque he pronunciado la palabra espionaje. No he debido hacerlo, desde luego.HablaremossólodeCiencia.¿Eranmisapuntescientíficoslosqueustedquería?

—Sólobuscabadinero.Yeng quedó de nuevo atónito un instante. Pero, en el momento en que su

expresióncomenzabaatornarseamenazadora, lapuertaseabrió,yentraronlosdoschinosarmados,diciendoalgo.YengmiródenuevoaEva.

—Los otros tres ya están en sus… aposentos, esperando su turno. Nosocuparemosahoramismodeestemonstruo,sóloparaqueustedsepaloqueleesperaexactamente,sinocontestaamispreguntasdeunavezportodas.

Diounaorden,ylosdoschinosllevaronalmonstruohacialamesa-quirófano,lotendieronallí,ycomenzaronaatarloconlasfortísimascorreas.

—¿Quévanahacerle?—casitartamudeóEva.—¿Veustedtodoesodeahíarriba?¿Vemicementeriodedespojos?—mientras

hablaba, Yeng se quitó la bata, y comenzó a ponerse otra, limpia—. Es fácilcomprenderqueesosmiembroshan sidoamputadosoextraídosamonstruoscomousted,ocomoesedesdichadoalquelehallegadoelturno.—Yengfuealaspiletas,ycomenzóadesinfectarselasmanos—.Acadasermalformado,leamputooextraigolabasedesudeformación.Puedenser losojos, lasorejas, la lengua,unbrazo,unapierna…Lapreguntaes:¿porquéunaorejaesenorme,monstruosa,oporquéunojoestá velado y muerto, o por qué un brazo o mano son anormales, o por qué unacabezaesgigantesca,oenformadeocho?Siempreexistelapreguntabase.Yyovoyabuscar la respuestabase, para estudiar el porqué, para llegar a saberlo algúndía.¿Cómo?¡Puescortandoelmiembrouórganodeformeparapoderestudiarlo!

—¿Quieredecir…?¡Oh,porDios,ustedhaasesinadoacientosdepersonasparapoder… estudiar! ¡Todo este cementerio está lleno de las pruebas de que usted haasesinadoacientosdepersonas!

—¿Asesinado? No es así exactamente, ni mucho menos. Solamente hanentregadosucuerpoalaCiencia.MisamigosvanportodaChina,ycuandovenunserdeforme,hablancon la familia.Lesdicenquesevana llevaralmonstruoaunlugardondeintentaráncurarlo,ylafamiliasiempreloentrega,encantadadeveras.Silo curan, bien. Si no lo curan,mejor quemuera. En realidad, jamás han tenido…reclamaciones.China esmuy grande, tienemuchos habitantes.No será a los seresdefectuososalosqueseechedemenos,¿comprende?…Ahora,vaustedaasistiraunavivisección.

—¿Qué?—exclamóEva.Yengdiounaorden,yentreLaoMaylosotrosdoschinoscolocaronlacamillaa

la queEva estaba atada formando ángulo con el suelo, demodo que ella quedaba

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incorporada.Yeng,queseestabaponiendounosguantesdegoma,añadióotraorden,y ayudado por los otros dos chinos, LaoMa colocó en los ojos de la espía unospequeñosaparatosmetálicos,esféricos,cuyocometidocomprendióinmediatamente:nopodíacerrarlosojos.

—Esparaqueustednorecurraalsimpleprocedimientodecerrarlosynoverloquevoyahacer—explicóYeng—.Yrecuerdeentodomomentoquesinocontestaamispreguntas,lomismoquevoyahacerconestehombre,loharéconusted.

Tomóunbisturí, se acercó a lamesa-camilla, y tras encender dospotentísimosfocosconungolpedecodo, secolocó juntoalmonstruode lacabezaen formadeocho,queestabaatadosólidamente.Elbisturícentelleóenelaire,ysehundióenunladodelcuellodelmonstruo,queemitióunagudochillido…queterminóenseguida.Comenzóadebatirsecomoenloquecido,pero,porsupuesto,niélninadieeracapazdedesprendersedeaquellascorreas.

YengsevolvióamiraraEva,quelecontemplabaconexpresióndesorbitada.—Acabodedejarlomudo.Losgritosmeponennervioso.Ahora,observeusted,

señoritaLamarr.Duranteuncuartodeminuto, el corpachóndeYengocultóel espectáculoa los

ojosdeEvaLamarr.Depronto,Yengsevolvió,mostrandoenaltoalgoquechorreabasangre.

—Las orejas—explicó—. Resultan muy molestas a la hora de penetrar en lacabezaporeloído,demodoquevamosaretirarlas.Nosirvenparanada.

¡Chap!,seoyóelsonidodelasorejasalcaerdentrodeuncubo.EvaLamarrnotóuna violentísima arcada, como si su estómago acabase de dar una voltereta. Veíacómoelcuerpodelmonstruoseagitabaenvano,perodeprontoquedóquieto.Yengcontinuómanipulandodurante unosminutos, de nuevoocultando con su cuerpo loque sucedía.Cuando se dio la vuelta y se acercó aEva, llevando algo en lamanoizquierda, laespíavioel rostrodelmonstruoconvertidoenunaenormemanchadesangre.

—Los ojos —dijo Yeng, colocando de pronto su mano, con los dos globosocularesenlapalma,delantedelosdeEvaLamarr—.Sonotroobstáculoparalicuaralcerebro,asíque,¡fueraconellos!

Evanotólaviolenciadelareaccióndesuestómagoalverantesusojoslosdeldesdichado ser monstruoso. Su cuerpo se estremeció, le pareció que la cabezaestallaba en miles de lucecitas, y de pronto, se relajó, nuevamente perdido elconocimiento,nuevamentesumergiéndoseenaquelnegrísimopozo.

***

Comodeunnegropozo,lostreshombresaparecieronalavezalaluzlunar,muycercadelacasaconstruidacercadelaplaya,alejadaunoscientosdemetrosdellímite

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dePasirPanjang.—¿Seguroquehacetantoratoqueseapagólaluz?—preguntóunodeellos,en

chino.—Seguro —le contestó uno de los otros, en el mismo idioma—. Se duerme

bastantetarde,peroyahacecasitreshorasqueapagólaluz.Debeestardurmiendo.—Estábien.Noolvidéisqueaserposibledebemosllevarloalaclínicaconvida.

Peroalmenorpeligro,lomataremos.¿Nadielehavisitado?—Nadie.—Quizátodoseacierto,yesténellossolos,yseatodoloquedijeron.PeroLao

Manoquieredejar ningúncabo suelto, así quevamos apor el señorMarks.Ynoolvidéisloqueoshedicho.

Losotrosdos,losquellevabantiempovigilandoaReginaldMarks,sinsaberqueélloshabíadetectadofácilmente,asintieronconlacabeza.Nohacíafaltahablarmás.Sesepararon,ycadaunoseacercóalacasaporunsitiodiferente,paraconvergeralospocosminutosantelapuerta,enelporche.

ElquehabíasidoenviadoporLaoMaprobólapuerta,pero,desdeluego,estabacerrada.Ningúnproblema.Utilizandounaganzúaconevidentehabilidad,elhombretardómuypocoenabrirlacerradura.Empujólapuerta,quecedióensilencio,sinunchirrido.Comosombras,lostreschinossedeslizaronenelinteriordelacasa.Habíaluzdelunaenelvestíbulo,yluegoenelcomedor-salón,orientadohacialaplayaalventanal.Tansóloconesaluz,tuvieronsuficienteparapoderorientarseporelpasillohacialosdormitorios.Habíatres,alparecer,perodosdelaspuertasestabancerradas,y sólo una abierta, de par en par, con toda confianza. En la cama distinguieron,tenuementeelbultodelcuerpo.

Aunaseñadelquedirigíalaincursión,seacercaronalacama.Laspersianasdelaventanaestabanentornadas,peroentrabaunresplandordelunasuficiente.Unodelos chinos se colocó junto a la mesita de noche, encontró el interruptor de lalamparita,yloaccionó,diciendo:

—¡Arriba,señorMarks!¡Leestánesperando…!

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CAPÍTULOVIII

LaesperadeYengterminó.Eva Lamarr recuperó el conocimiento, y sus ojos reaccionaron brevemente

protegiéndose de la luz, desviándose, pero sin poder cerrarlos, pues todavía teníapuestosaquellosaparatosmetálicos.

—Ya vuelve en sí —oyó la amable voz de Yeng—. Me parece que es usteddemasiado impresionable, señorita Lamarr.A fin de cuentas, los ojos no se los hesacadoausted…todavía.¿Leparecequesigamosconlademostración?

—No…No,porDios…¡No!—¿AquéDiosserefiereusted?—rióYeng.—Nosigaconeso…¡Nomeobligueapresenciareso!—Meparece—intervinoLaoMa,risueño—,quesevolveráadesmayar,Yeng.—Sí,esometemo.Vamosadarleunadosisconvenientedeestimulante.—No—jadeólaespía—.¡Nonecesitonada!—Claro que sí, señorita Lamarr. No queremos que usted nos haga perdermás

tiempoconsustrucos.LaverdadesqueLaoyyohemoscomentadoquequizáustedestáfingiendo,ganandotiempoparanosabemosqué.Ynosotrosnoqueremosperdermás tiempo,mientrasusted fingeestardesmayada…o loestádeverdad.Demodoque vamos a administrarle un estimulante a fin de que no se nos desmaye más.Resultafastidioso.

—Nomedesmayaré.¡Lesaseguroquenomedesmayare!¡Nomeinyectennada!EldoctorYengnolehizoelmenorcaso.TomólajeringuillaqueLaoMahabía

preparado rápidamente, la clavó en el brazo de Eva, y le inyectó el estimulante.Durantemediominutonoocurriónadaespecial.LosdosmédicosesperabanalgunareacciónporpartedeEvaLamarr,peronadasucedía.

EvaLamarrnisiquierapodíaatenderlos.Estabaocupada.Ocupadaconlasnuevassensacionesqueacudíanasucuerpo,asumente,asusojos.Depronto,comenzóagritar,yYengrespingó,mirandosobresaltadoaLaoMa.

—¿Quéhaspreparado?—Elestimulante,claroestá—gruñóLaoMa.—Pero…noentiendoentonces…loquelepasa…—¿Lepongounsedante?—¡Claro que no!—gritó Yeng—. ¿Pretendes matarla sin que nos diga lo que

necesitamos saber? ¡Vamos, sujetadla bien! ¡Colocadle todas las correas, vamos,vamos!

LosdoschinosseabalanzaronhaciaEva,ycomenzaronacolocarle lascorreasquetodavíapendíansueltas.TuvieronquerecurriralaayudadeYengyLaoMa,pues

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Eva Lamarr se debatía furiosamente, sudando, supurando por sus pequeñasampollas…

Yeng no salía de su asombro. No podía saber lo que la inyección estimulantehabíaocasionadoenladebilitadamentedelaespía.NopodíasaberqueEvaLamarrestabaviendocómo todoel cementerioque tenía encimacaía sobre ella.Nopodíasaber que para Eva Lamarr, aquellos brazos, ojos manos, pies, lenguas, orejas…,caían sobre ella en enloquecedora lluvia,Las imágenes semezclaban en sumente,aparecíanydesaparecían,comoexplosionesalucinantes:ojosqueseacercabanasurostro,lenguasquelolamían,piesquelopisaban,manosquelogolpeaban.Sobrelaespía,losmiembrossuspendidoshabíanemprendidounadanzaescalofriante.Ellaeraelcentrode todo,ygiraba,ygirabaygirabaygiraba…Peroalládonde fuese, losojos, las lenguas, lasmanos, lospies…laseguían.Algunosojosestallabanante surostro,salpicándola.Llegabanbrazosconhorrendosmuñonesymanosdeformesquelaabrazaban,bocasquelamordían,lenguasqueseintroducíanfuriosamenteensusorejas…

—¡AAAaaaAAAAA…!—¡Cálmese!—gritóYeng—.¡Cálmese,señoritaLamarr,nopasanada!—¡AAAAAAAAA…!—¡Cálmese!¡Estáalbordedelcolapso!ElcuerpodeEvaLamarrsetensó…,ydepronto,súbitamente,serelajó.—¡Hamuerto!—exclamóLaoMa.Yenglepusounamanobajoelflácidosenoizquierdoymoviónegativamentela

cabeza.—No—susurró—.Nohamuerto.Havueltoadesvanecerse.Tenemosqueseguir

esperando.—Siseguimosasí,yanoharáfaltaqueellanosdiganada,puesAhMengylos

otros llegarán con el señorMarks.Ya hace rato que se fueron, así que no puedentardar.

EldoctorYengsepasólasmanosporsucaradelunallena.—Está bien—musitó—. El que primero esté en condiciones, será el que nos

tendráquedecirloqueocurre.Esperaremos,yaquenohaymásremedio.—No tardaránmucho—LaoMa consultó su reloj—. Le dije a AhMeng que

viniesenconelcochedelbritánico,tantosilocapturabancomosilomataban.

***

Elporteroviolasseñaleshechasconlaluzdelcoche,yseacercóalasverjas,lasabrió,ysalió.Seinclinóhacialaventanilla,yvioalvolanteaReginaldMarks,adustoelgesto.Asulado,vioaAhMeng,ydetrás,lasfigurasdelosotrosdoschinos.

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—Déjanos pasar, Chio—dijo AhMeng, en inglés—, el doctor Yeng nos estáesperando.

—Sí,losé.Deacuerdo,seguidhacialaclínica.ElllamadoChioacabódeabrirlasverjascompletamente,yelcocheentróenel

recinto.Nosedetuvo.Siguióhaciaeledificio,delquesóloseveíaelresplandordealgunas luces que quedaban encendidas toda la noche. Llegaron allá, el coche sedetuvo, y los dos chinos que iban en el asiento de atrás salieron rápidamente,reuniéndoseconAhMeng,quesaliómásdespacio.Desdelassombrasdeljardín,tresdelosvigilantesnocturnosestabanpresenciandolaescena.LaluzllegabapordetrásdeAhMengydelosotrosdoscompañeros,peroesonoimportaba.ReconocíanbienaMeng,yalosotrosdos,porlasropas.Encuantoalhombreblancoquellegabaconellos, no había problemas identificatorios, ciertamente. Vieron cómo Ah Meng lotomabadelbrazo,ycaminabanhacialaentrada.LosotrosdossecolocarondetrásdelbritánicoydeAhMeng,conlasmanosenlosbolsillos.Seguramente,elbritánicoeradecuidado,ynopodíandescuidarseconél.Loscuatroentraronenlaclínica,y losvigilantesnocturnos sedispusierona seguir su ronda,desentendiéndosedel asunto.Loqueocurriesedentrodelaclínicayanoeracosadeellos;ellosteníanquevigilarfuera,nodentro.Además,todoibabien…

El chino encargado de la centralita estaba mirando hacia la puerta cuandoaparecieronReginaldMarksyAhMeng.

—Ah—sonrió—.Lohabéiscazad…Nodijomás.Estupefacto,sequedómirandoalosdoschinosquehabíanentrado

detrás de Marks y Meng. No los conocía. Aquéllos no eran los compañeros quehabíansidodestacadosporLaoMaparavigilarlacasadelbritánico.LamiradadelporterosallóhaciaAhMeng,conexpresióndealarma.ViolacrispaciónenelrostrodeMengyentonceslocomprendiótodo.Lanzandounaexclamación,bajólasmanos,abrióelcajónqueteníaantesuvientre…

Plop,plop,plop,disparóunodeloschinosdesconocidos.El portero se estremeció a cada balazo. El último pareció aplastarlo contra la

pared,consillay todo.Luego,desapareciódetrásdelmostrador,yaen silencio,yacortado su ronco suspiro de dolor. El chino que había disparado contra él pasó aexaminarlo,mientraselotroapuntabaaAhMengconsupistola,asimismoprovistade silenciador. Igual que la de Reginald Marks, que Klom no había tenido másremedioqueproporcionarle.

—Estámuerto—dijoelchino.—Quédese ahí vigilando —dijo secamente Marks—. Y usted, llévenos

inmediatamenteadondeestálaseñoritaLamarr.AhMengmiróalbritánico,y seestremecióalver suduramirada.Duray fría,

terrible, implacable.Enun instante,AhMeng recordó lo sucedidoen la casade laplaya,cuandoélysusdoscompañeroscreíanhabercazadoalseñorMarks…

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Enelmomentoenqueéldecía:«¡Leestánesperando…!»,yveíaqueenlacamanohabíaunapersona,sinobultoderopas,oíajuntoaélungemidodedolor,yunodesuscompañerossalíadisparadohaciadelante,cayendodebrucessobre lacama.Élhabíacomenzadoavolverse,yfueentoncescuandorecibióeltremendorodillazoenlos testículos,que lo fulminóde rodillasal suelo,desencajadoel rostro,nublada lavisión, olvidado completamente de la pistola, que por otro lado, había perdido alrecibir el tremendo impacto. Como a través de una niebla que lo aislaba y loinsonorizabatodo,vioasusegundocompañeroenelmomentoenquedisparabaconsupistola.Perounasombrapasóinclinada,labalapasózumbandocercadeAhMengylúeaclavarseenlapared,mientrasaquellasombrallegabaantesucompañero,ydeungolpe,learrancabalapistoladelamano.Luego,lasombradesapareciódetrásdesucompañero,yAhMengsólovioaparecerlasmanos,queasieronlacabezadesucompañeroporlabarbillaylacoronilla,ylaobligaronagirar.Mientrasviviese.AhMeng no olvidaría el crujido que oyó, tras el cual, las manos de ReginaldMarkssoltaron a su compañero, que cayó al suelo como unmuñeco. Y el otro, sobre lacama,nosemovía.

Cuando Ah Meng vino a darse cuenta, unas manos lo habían puesto en pierudamente,ysupropiapistolaleapuntabaalcentrodelrostro.

—¿Quéhapasado?¿Porquéhanvenidoamatarme?No.No había podido negarse a contestar las preguntas del hombre de los ojos

taladrantes.Luego,habíansimuladoqueeraél,AhMeng,ysusdosamigos,quienesllevaban prisionero a Marks a la clínica, pero era exactamente al revés: habíanaparecidodoshombresderazachinaque,evidentemente,estabanenbuenaarmoníaconReginaldMarks.Luego,otrochino,decabezaredonda,cabellosplanchados.LaconferenciaentreestehombreyMarkshabíasidobreve,yMarkshabíamontadotodalacomediaquelehabíallevadoalinteriordelaclínicasinningunadificultad.

—¿Mehaoído?LovozdeMarksparecióestallardentrode lacabezadeAhMeng,queasintió,

saliendoconsobresaltodesuabstracción.—Sí…Sí,sí.—Puescamine.VamosdirectosadondeestáEvaLamarr.AhMengcomenzóacaminar,lamentandoquedenochenoestuviesepermitidoa

nadie circularpor la clínica.Denoche, cadacualdebía estar exclusivamente en supuesto. Los vigilantes del jardín, en el jardín, y el resto del personal, excepto elvigilantedelaentradaalaclínica,ensushabitaciones.

Llegaronamelapuertadellaboratorio-quirófano,yMenglaempujó.Marksentróllevándolopordelante,perolaprecauciónerainnecesaria.

Enseguida, la mirada del espía fue hacia la caja fuerte, y acto seguido,despreciándola absolutamente, hacia el hueco que se veía en el fondo del mueblechino.

—¿Quéhayahí?—susurró.

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—Unsótano…LaseñoritaLamarrestáabajo,supongo.—Vamosallá.—Unmomento—dijounodelosamigosdeMarks—.Ésadebeserlacajafuerte

deldoctorYeng.Antetodo,ábrala,para…—Antetodo—cortóMarks—,iremosabuscaraEva.—¡Ustedtieneque…!—¿Quierequelerompalaespaldaylearranquelacabeza?—propusofríamente

ReginaldMarks—.Supongoqueno,¿verdad?Entonces,cierrelaboca.El rostro del chino perdió color, parecía no saber qué hacer. Y lo mismo le

sucedíaaMarksconrespectoaAhMeng,alquemirabadubitativo.Realmente,¿paraquénecesitabayaaAhMeng?Loagarródeprontoporunbrazo,lohizogirarcomosi fuese un simplemuñeco, y le descargó un golpe en lo alto de la cabeza con elcañóndelapistola.LapieldeAhMengreventó,apareciendoalgunassalpicadurasdesangre,yelchinosedesplomódespacio,sujetoporMarks,quefinalmenteloarrastró,hastadejarlooculto.

VolviójuntoalchinoamigodeKlom.—Quédeseaquí,porelmomento.—Usted…tienequeabriresacaja.—Loharé…cuandoellaestéasalvo.Sinvacilar, semetió en el hueco, y comenzó adescender, preparada la pistola,

atentalamirada.

***

LamiradadeEvaLamarrseaclaró,pareció recobrar la luz.Losojos,dilatadospor los aparatosmetálicos, giraron en las órbitas en todas direcciones.Un gemidobrotó de la boca de Eva al ver sobre ella el cementerio del doctor Yeng, todosaquellosmiembrosyórganoscolgando.

Nohabíasidoverdad.Nohabíacaídosobreella,ni…—¿Seencuentrabien?Elojonegroyelojoazul-grisdesvaídomiraronhaciaeldoctorYeng.—¿Quéhapasado?—susurróEva.—No tengo ni idea—farfulló el chino—, le administramos un estimulante, y

parecióvolverseloca.¿Estábien,ahora?—Nosé…Nolosé.—Cuandomenos,vuelveaestarconsciente—gruñóLaoMa.—Cierto—asintió Yeng—. Y vamos a procurar que no vuelva a desmayarse,

señorita Lamarr. La verdad es que hasta yo mismo estoy impacientándome. ¿Quépretendíaustedalintentarabrirmicaja?

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—Noselodiré.—¡Vamos, no sea estúpida! El señor Marks no tardará en ser traído aquí, y

cuandolostengaalosdos,todaesperanzahabráterminadoparausted.¿Porquénoaceptarmiofertademorirdulcemente?

—Quizáellaprefierevivirdulcemente—sonólavozdetrásdetodos,enlapuerta.SóloEvaLamarrreconocióaquellavozalinstante,ynopudocontenersugritode

alegría:—¡Regio!¡Sabíaquenopodrían…!Loscuatrohombreslanzarondiversasexclamaciones,volviéndosetodoshaciala

puerta, por supuesto los dos chinos orientando sus pistolas hacia allí, dispuestos adisparar…

Plop,plop,disparóReginaldMarks.Unodeloschinosarmadosrecibióelbalazoenunasien,cuandotodavíaestaba

girando. El otro fue alcanzado de lleno en el corazón, y el fortísimo impacto loderribóviolentamentehaciaatrás,lanzandolapistolaalaire,ycayendodecabeza.

LapistoladeMarksquedóapuntandoalpechodeLaoMa,quesequedóinmóvil,conlamanocasitocandosupecho,hacialaaxilaizquierda.

—Unadedos—dijoMarks—,otermineelgesto,ocoloquesusmanossobrelacabeza,doctorLaoMa.Ladecisión,ahora.

Lao Ma vaciló sólo un instante. Luego, lentamente, puso sus manos sobre lacabeza.

—Muybien—aprobóel espía—.Ahora,doctorYeng, abrausted labatade sucolegaconlamanoderecha,agarrecondosdedoslapistola…¡sólocondosdedos!,ytírelaporelsuelohaciamí.Esperoqueentiendaustedquelasituaciónhacambiadoirremediablemente…paraustedes.

Yeng,cuyorostroestabademudado,pudomusitar,porfin:—¿Quiénessonustedes?¿Quéesloquequieren,quiénlesenvíarealmente?—SucolegaeldoctorKlom.Hagaloquelehedicho.Yengobedeció.SacócondosdedoslapistoladeLaoMa,seinclinó,yladeslizó

porelsuelohaciaMarks,quelarecogió,flexionandolaspiernas,sindejardemirarasusdosprisioneros.SeguardóelarmadeLaoMaenunbolsillo,ymiróaéste.

—ProcedaadesataralaseñoritaLamarr.Siempredefrenteamí,demodoqueyolevealasmanos.Almenorgestoquemeinquiete,levolarélacabeza.

Lao Ma obedeció, con gestos rígidos, envarado. Su mirada parecía saltar decuandoencuandohaciaMarks,esperandoquizáundescuidoporpartedeéste.PeroReginaldMarksnoteníaningúndescuido:susojosparecíanlosdelhalcónvigilandolapresaelegida.

YtodavíaestabaLaoMadesatandoaEvaLamarrcuandoéstacomenzóadecir:—Vinieroncincohombres,dosdeellosconportafolios.Haceunbuenratoquese

fueron…, pero ya no llevaban los portafolios. Creo que son espías de la China

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continental…,pero también sededican a traerle al doctorYeng seresmonstruosos,paraqueestudieconellos.

Marksasintió,ymiróuninstanteaYeng.—Vamos a dejar aparte la cuestión científica. ¿Cuál es su juego de espionaje,

doctorYeng?—Noselodigas—jadeóLaoMa—.¡Noselodigas,Yeng!—Sinocierralaboca—dijofríamenteMarks—selacerraréyo.¿DoctorYeng?—¿Ustedes…ustedes no van a perturbarmis… estudios científicos?—pareció

implorarYeng.—¿Porquéhabríamosdehacerlo?Alcontrario:envistasaposiblesdificultades

porotrolado,nosinteresamuchoqueustedestudie…,hastaquesepaquésepuedehacerporEva.¿Leparecerazonablemipostura?

—Sí—susurróYeng.—Entonces,considerequehemoshechountrato…¿Estásbien?LapreguntaibadirigidaaEvaLamarr,que,yalibredelascorreas,habíasaltado

alsuelo.Asintió,fueadondeestabansusropas,ycomenzóavestirse,evitandomirara ReginaldMarks, que ya había visto las pequeñas ampollas supurantes, y estabalívido.

Cuandoellaterminódevestirse,dirigióunamiradaaMarks,quesacólapistolade LaoMa y la tendió hacia ella. Eva Lamarr se acercó, la tomó y se dispuso aapartarsedeél,peroMarkslaabrazóporloshombros,ylaretuvojuntoaél.

—¿Ybien,doctorYeng?—Nolodigas…¡Yeng,nolodigas!—gritóLaoMa.Marksadelantóelbrazo,ylapistolaquedófirmísimamenteapuntadaaLaoMa.—Unasolapalabramás,doctor,ylomato.¿DoctorYeng?—Setratade…—¡No!—aullóLaoMa.Almismotiempo,dabauninesperadosaltohaciaunlado.LapistoladeMarksle

siguió, sonó el chasquido del disparo con silenciador, y LaoMa giró al recibir elbalazo.Pero,peseaestarheridomortalmente, todavía llegóconsusmanoshasta lapared,dondehabíaunpequeñotablerodemandoseléctricos.

Plop,disparódenuevoMarks,enelmomentoenquelasmanosdeLaoMacalansobre los mandos. El chino lanzó un alarido…, que se confundió con el de EvaLamarr.Perosólouninstante,yaqueEvagritómuchomásyconmásterrorqueLaoMa, pues la acciónde éste, que salió disparado al recibir al segundobalazo, habíaliberadolosmiembrosyórganosquependíandeltecho,loscualescayeron,deprontosueltos casi todos, sobre las cabezas de los presentes, en una lluvia sencillamentehorripilante.

Unalluviaquealteróinclusoalfríoespía,querespingófuertementecuandosobreelcayeronmanos,pies,ojos,brazos…Elquemenossealteróallí,realmente,fueeldoctor Yeng, que aprovechando la confusión saltó con todo su peso hacia los dos

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espías, contra los que chocó, derribándolos y rebotando él a su vez hacia atrás,rodando con los órganos de su cementerio, revuelto conmiembros, algunos de loscualessepartieroncomosifuerandebarroseco.

Sentadaenel suelo,EvaLamarrhabíacerradoporun instante susya liberadosojos, pero los abrió enseguida, sobreponiéndose, buscando con la pistola cualquierpeligro.Derodillasjuntoaella,ReginaldMarks,cuyasfaccionesaparecíanuntantodesencajadas, seguía apuntando aYeng, que a suvezhabía quedado sentado sobrepiezas de su cementerio, rodeado de ellas. La pistola de Marks pareció saltar depronto,sedesvió,yapuntóaLaoMa,quesehabíapuestoenpie.

Surostroteníauncolorblancosucio,susojoscasisaltabanfueradelasórbitas.Dijoalgunaspalabrasenchino,diountraspiés,yrodóporencimadebrazos,ojosymanos,hastaquedartendidodebrucesmuycercadeYeng.

—Estamosesperando,Yeng—dijoMarks,convozfirme,peroinocultablementetensa.

—Lo ha estropeado… ¡Lo ha estropeado todo!Mi cementerio,mi cementerio.¡Nohadebidohaceresto!Nodebióapretartodoslosmandosalavez,nohadebidoestropear…

—Podrá arreglarlo más adelante—cortóMarks—. Bien, ¿cuál es su juego deespionaje?

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CAPÍTULOIX

—Noeramío,sinodeél—señalóYengaLaoMa—.Yoleayudabaporquenotenía más remedio, si quería recibir dinero y material, hombres para estudiar lasmalformaciones, las deformaciones humanas… Así empecé con esta clínica, conpocodinero.UndíallegóLaoMa,ymedijoqueeramédico,tambiéninvestigador,yqueteníaunaofertaparamí:podríaencontrarunaspersonasqueibanasubvencionarabsolutamentetodosmisgastosynecesidades,acambiodequeyopermitiesequelaclínicafueseun…puntodecontacto.Nosésiustedessaben…

—Sabemosloqueesunpuntodecontacto—asintióMarks.—Bien…Bueno, la clínica se convirtió en unpunto de contacto, así que de la

nochealamañanameviconvertidoendirectordeunaclínicaconmuchodineroymaterial paramis investigaciones, todo esto facilitado por el LienLo Pou.Nomeimportabaqueesto fuese,ocasionalmente,unnidodeespías.A findecuentas, soychino,ynoteníaporquémolestarmeserviralserviciosecretodemipaís…Veníanaquí espías de todas partes, casi siempre simulando ser enfermos, con la cabezavendada…AquísehansostenidoentrevistasdetodasclasesentreespíasdelLienLoPou,yentreéstosydeotrosservicios.LaoMaera…eldirectordeescena,éleraelgrancoordinador.Todoibabien,porque,decuandoencuando,mellegabadineroymaterial.Unodemisayudantes,TenYang,sediocuentadequealgoocurría,ytuveque despedirlo, bajo la presión de Lao Ma. Ese fue el único contratiempo, hastaahora…

—Le entendemos bien—dijo Eva Lamarr—. Y no nos sorprende demasiado,doctorYeng.Nosotrossomosespíasprofesionales.YporesonossorprendequeLaoMa se haya jugado la vida tan estúpidamente, sólo para evitar que este punto decontacto fuese desorganizado. Siempre se puedenmontarmuchosmás…Demodoque estoy pensando que quizá últimamente Lao Ma estaba preparando algo tanimportantequeélconsideróqueverdaderamentevalíalapenajugarselavida.¿Quéesello?

Yengvaciló,perosólouninstante.—¿Quémeimportanamíesascosas?Sí,estabapreparandoalgomuyimportante.—¿RelacionadoconlaúltimavisitadeesoscincohombresdelLienLoPou?¿Y

conlosportafoliosqueellostrajeronestanoche?—Sí…sí.—¿Quécontienenesosportafolios?—Nosébien.Creoqueunasinstrucciones,yunalistadearmamentoamericano.—¿Americano?¿Quieredecir…delosEstadosUnidos?

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—Sí.CreoquesonexcedentesdelaguerradeVietnam.ArmamentoquequedóenVietnamcuandolosnorteamericanosseretiraronporfin.

MarksyEvacambiaronunavelocísimamirada.—Santo cielo —jadeó Eva Lamarr—. ¡Está usted hablando de un importante

arsenal,doctorYeng!¿Sedacuentadeeso?—Noentiendodeesascosas.Perosiustedlodice…—¡ElarsenalquequedóenVietnam!…Quedaronaliómásdequinientosaviones

detodasclases,helicópteros,embarcacionesdetodotipo,carrosdecombate,piezasde artillería, morteros, ametralladoras, fusiles, subfusiles, granadas, municiones detodos los calibres… ¿Está usted hablando de ese material… que podría armar unejército?

—Sí,creoquesí.—Pero…¡todoesoquedóenVietnam!—China consiguiómuybuenapartede todo eso, aunque supongoquenadie lo

sabe.EvaLamarrsepasólalenguaporloslabios.—¿Diceustedquejuntoconesalistahayunasinstrucciones?¿Quéinstrucciones?—MeparecequeserefierenalautilizacióndetodasesasarmasenFormosa.El

LienLoPoupiensaenviar todoesearmamentoagente residenteenFormosa,peroadictaalaChinacontinental.Conesearmamentonorteamericano,debíaniniciarallíunacontienda…Sialgosalíamal,FormosapediríacuentasaEstadosUnidos,noaChina.Poresoibanaenviaralláesematerial,cuandotodoestuviesepreparado,todosloshombresdeFormosaorganizados.

—Esdecir,queibanaorganizarunaguerra…enlaquequedaríancomprometidoslosEstadosUnidos.Dieseonoresultadototal,habríanocasionadograndesperjuiciosal ejército de Formosa, y, en el peor de los casos, los Estados Unidos seríanconsideradosresponsables…ydirectoresdelasunto.

—Algoasí,sí…Algoasíera.Durante unos segundos, reinó el silencio en el tétrico quirófano subterráneo

sembradodeórganosymiembroshumanos.Depronto,Marksmoviósupistola.—Levántese, Yeng. Va a abrirnos su caja fuerte, y nos entregará esas listas e

instrucciones.—¿Paraquéquierenustedeseso?¡Sisonbritánicos!—Bueno, los británicos y los americanos siempre hemos estado en buenas

relaciones,demodoqueesperoquenolesorprendaquequeramosinformardetodoestoalaCIA.

—Pero…¿yopodréseguiradelanteconmiclínica,conmisinvestigaciones?—Pornuestraparte—susurróEvaLamarr—nohabráinconvenientealguno.¿Va

aabrirnosesacajaono?—Sí,lovoyahacer.Tengolallaveaquí,colgandodemicuelloporunacadena.

Laabriréylesentregaréloquequieran…¡Peronomeimpidanseguiradelantecon

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mitrabajo!—Yalehedichoque,pornuestraparte,nohabráinconve…—Pero sí por lamía—seoyóuna risita a espaldas deEvaLamarr yReginald

Marks.Casi almismo tiempo, sonaba el chasquido del disparo, y un pequeño agujero

oscuroaparecíaenelcentrodelafrentedeldoctorYeng,cuyacabezafuehaciaatrásyvolvió adelante, con suavevaivén, sinque el voluminosocuerpo se estremecierasiquiera.Yengquedósentado,conlosojosabiertos,destrozadalacabezaporlaparteposterioryunpequeñoagujerosanguinolentoenlafrente.Esofuetodo.

Pero sólo con respecto a él. Con respecto a Eva yReginald, el chino que éstehabía ordenado que permaneciese arriba, tenía otras ideas, y muy claras. ApenashabíadisparadocontraYeng,cuandoyasuarmasedesvióhacialaampliaespaldadeMarks…

Trescosassucedieronalavez:ReginaldMarkssedesplazóvelozmentehaciasuderecha,rodandoporencimadelosrestosdel«cementerio»deldoctorYeng:elchinodeKlom,disparó;EvaLamarrtambiéndisparó,conlapistoladeLaoMa.

LosresultadosfueronquelabaladisparadaporelchinosehundióenunamanoresecamientrasMarksseguíarodando,yquelabaladisparadaporEvaLamarracertóalchinopordebajode labarbilla,penetrandoallí conblandochasquidoy saliendoconsecocrujidopor loaltodelcráneo, llevándosecabellos,huesoastilladoymasaencefálica.

Losdosespíassequedaronmirándoseunossegundos.Luego,MarksfueadondeYengpermanecíasentado,leabriólaropa,ytiródelacadenita,hastaqueapareciólallave.Conunsecotirón,rompiólacadena,quedándoselallaveenlamanoizquierda.

—¿Cuántosmásvinieroncontigo?—preguntóEva.—Sólootromás—sevolvióamiraría—.Estáenelvestíbulo,vigilando.Klom

quería proporcionarmemás apoyo, pero le convencí deque sólo condoshombres,quepodíanpasarporloscompañerosdelotro,laentradaseríafácil.Yasíhasido.Loqueyanoserátanfácilessalir.

—Yo…tengounaideaalrespecto.¡Ydejademirarme!—Comoquieras.Elmejormododequedejedemirarteesquemeocupedeabrir

lacajafuerte.Vamosarriba.Ymientrasabrolacaja,teexpondrémiidea.—¿Tuidea?—¿Tesorprendequeyotengaideas?Vamos,miamor,seamosconsecuentes.No

sécuálestuidea,perosíestoysegurodequenoquerráslapeorparteparati.—Siunodelosdoshadecorrerriesgos…—¿Vasasertú,quehasdejadodeserhermosa…porfuera?Teexplicarémiidea

mientrasabrimoslacaja.Eresinteligenteengradomásquesuficienteparadecidirsies mejor o peor que la tuya, sea cual sea ésta. Y si es mejor, la aceptarás. ¿Deacuerdo?

—Vamosaabrirlacaja.

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—Sí.Subieron al laboratorio-quirófano, y con la ayuda de la llave y la pericia de

Reginaldparamovereldial,lagruesapuertaquedóabiertaenmenosdetresminutos.El silencio era total. Marks sacó, en primer lugar, los dos portafolios. Luego, elpasaporte de Eva Lamarr. Después, varios cuadernos de notas, realizadas concaractereschinos,porsupuesto.

—Todoungalimatías—sonrióMarks, tendiendo loscuadernosaEva—.Toma,guárdalosenunodelosportafolios,siesquepuedesabrirlo…

Efectivamente, Eva Lamarr había abierto uno de los portafolios, utilizando denuevounahorquilla.Papelesymáspapelesllenosdecaractereschinos.

—Noimporta—susurróEvaLamarr—laCIAlotraducirátodo.Ytodavíanomehasdichotuplan…

—Estádichoenunminuto.Enelvestíbulohaquedadounode loshombresdeKlom…

***

Elchinovolvióvivamentelacabezahaciaelextremodelpasillo,apuntandohaciaallícon lapistola.EnelactoreconocióaEvaLamarr,quien le reconocióasuvez.Ellacasicorrióhaciaelchino,llevandolosdosportafoliosenunamano.

—¡TenemosloqueeldoctorKlomquiere!—exclamó.—Magnífico…¿YelseñorMarks?—Estáenlapartedeatrásdelaclínica,herido…—¿Herido?¿Ymicompañero?—Hubounoscuantosdisparos…Sucompañerofuealcanzadopordosbalas.Está

muerto.YReg…,elseñorMarks,estámalherido.Peronosvaaayudaraescapardeaquí.

—7¿Cómovamosapoderescapar?¡LaideaerasalirconeldoctorYeng,paraqueélnosabrieseelpaso!EljardínestáHenodehombresarmados…¡Nosacribillaránencuantosalgamosporesapuerta!

—Yahemospensadoenello,yhemoshalladounasolución.Tengolasllavesdelcoche—lashizosonar—.Encuantonosdejenelcaminolibre,saldremoscorriendo,nosmeteremosenélyescaparemosustedyyo.

—Pero…—¡Vengaconmigo!Elchinovaciló,peroladecisióndelamujerleconvenció.Fuetrasella,queabrió

laprimerapuertaqueencontraronenelpasillo.Entraronenunpequeñodespacho-consultorioenelquenohabíanadie.Trasconvencersedeello,EvaLamarrapagólaluzycerrólapuerta:

—Sólotenemosqueesperar—dijo.

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—Esperar¿qué?—susurróelchino.—Aqueustedoigacomosuscompatriotasgritan:«¡Fuego!».—¿Fuego?—Reginaldvaaprovocarunincendioenlapartedeatrásdelaclínica,paraque

nosotrospodamosescaparcuandotodoslosvigilantescorranhaciaallí.—¡Buenaidea!Pero¿yél?—Estámuymalherido—tembló lavozdeEvaLamarr—.De todosmodos, no

habríapodidoescapar.Pasóunminuto,dos,tres…Elsilencioeratotal.Pero,depronto,unavozllegó,ahogada,hastaelpequeñodespacho.—Ya está —dijo el chino—. ¡Hay fuego en la parte de atrás de la clínica!

¡Salgamos!—No. Tenemos que esperar medio minuto, que es el tiempo mínimo que los

vigilantesnecesitanparareunirsetodosallí.Salieron, corrieron hacia el vestíbulo, y el chino le abrió la puerta a Eva, que

salió, bamboleándose, lomás deprisa que podía. No parecía que hubiese nadie enaquellapartedeljardín,porquenotuvieroncontratiempoalgunoparallegaralcocheymetersedentro.Evatomóelvolantetrasdarelencendido,ymaniobrórápidamente,enfilando el coche hacia las verjas. Por los lados del edificio se veía el rojoresplandordelincendio.

—Bajeyabra—ordenóEva.El chinoapenasvaciló.Saltódel coche, corrióhacia lasverjasyalzóel cierre.

Lasabriódeparenparyesperóallí.ElcochesedetuvojuntoaélSemetiódentro,ymiróconaireexultantedetriunfoaEvaLamarr.

—¡Vámonos!—gritó—. ¡Lohemosconseguido! ¡EldoctorKlomtendrá loquetantohadeseado!

***

El doctor Klom alzó, por fin, la mirada de los signos escritos en uno de loscuadernos,quehabíaestadoexaminando.Surostroestabademudadoporlaemoción,y le temblaban lasmanos.Sumirada seposóenEvaLamarr,queesperaba, rígida,sentadaenunsillóndelsaloncitodelacasadelaplaya.

—Bueno—sonrióKlom—.Parecequeel señorMarksnohapodidosalirde laclínica,señoritaLamarr.Silohubieseconseguido,yaestaríaaquí,¿noleparece?Hatenidotiempodevenir,aunquefueseapie.

—Si—susurróEva.—Losientoporél,pero…—Mi antídoto—pidióEva—. ¡Tiene que darmemi antídoto!Yo he cumplido,

ustedtieneloquequena…¡Miantídoto,doctorKlom,porfavor!

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—¿Nolamentalasuerte…,lamalasuertedelseñorMarks?—Sí…Sí,sí…¡Porsupuesto!Perosiélhamuerto,yanopodemoshacernada…

¡Yyoestoyviva!—¿Sabe, señorita Lamarr? Usted y el señor Marks me han resuelto un grave

problema.—¿Qué…,quéproblema?—Miverdadero nombre esTenYang.Hace algún tiempo, yo trabajaba para el

doctorYeng,digamosqueerasuayudantemásdestacado.Perodepronto,presionadoporLaoMa,Yengmedespidió.Meprometíamímismoquevolveríaaesaclínica…comojefeabsolutodeella.Yesoesloquevoyahacer.

—Pero…¡siesunnidodeespías,unpuntodecontacto!—Losé,losé…Yheesperadomimomento.Heconseguidomiobjetivocontoda

plenitud.Enprimerlugar,lasnotasdelasinvestigacionesdeYeng…Yocolaborabaconél,peroYengeramuycelosodesuprestigio,nuncadecíanadaasusayudantes.O quizá era que desconfiaba especialmente de mi porque un día, a solas en sudespacho, descubrí que la caja donde guardaba sus documentos y el dinero, habíadesaparecidoPoresoyonosabíadóndeguardabaYengactualmentesuscosas.Peroahoralastengoenmismanos.Ytodoloquetengoquehaceresirahoramismoalaclínica,hacermecargodetodoyproseguirlasinvestigacionesdeYeng.¿Espías?Porsupuesto,séalgodeeso.YsihanmuertoLaoMayYeng…yoocupareelpuestodeambos.CuandolosenviadosdelLienLoPouacudanaverquéhaocurrido,lesdiréquehubounaccidentedebidoaladisconformidaddeunclientebritánico,peroquetodovabien.Veránsusdocumentoscon las lisiasdearmasquehe leído,asícomodeterminadasinstrucciones,ycomprenderánqueporesapartetodovabien.

Demodoque,simplemente,yoocuparéelpuestodeldoctorYang,ytodoseguirácomo antes. Se cambia Yeng por Yang, eso es todo. Naturalmente, usted será mimás…privilegiadainvitadaenlaclínica.

—¿Quieredecir…quemevaa…aretener…enlaclínica?—Porsupuesto.—¡Nopuedehacereso!¡Ustedprometiócurarme,ustedprometióquemedaríael

antídoto,que…!—Vamos,vamos,señoritaLamarr…¿Nolocomprende?¡Noexistetalantídoto!—¡Diosmío!—¿Sabeustedquéclasedelíquidoleinyecté?Unodemiinvención,conseguido

mientras intentaba adelantar a Yeng en sus experimentos. Sólo que a mí me eramucho más difícil, pues aunque tenía algo de dinero, que por cierto se me haterminado en la preparación de todo esto, no tenía el talento de Yeng. Estuvesecuestrando infelices por la costa de China, e inyectándoles mi suero… Seconvertíanenmonstruos,aúnpeorqueantes.Lamentable.Peroahora,conlabasedelasinvestigacionesdeYeng,podrécontinuaradelante…

—Dios…Diosmío…¿Yyo?¿Yyo?…¿Quévaaserdemí?

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—Serámi…conejillodeIndiaspreferido.Comprendaustedquenoeslomismohacerpruebasconunpobrechinoqueconunapersonadesucategoríaymentalidad.Y en los momentos en que no esté usted sometida a experimentos, digamos queserá…micompañera,miamante.¡Esustedtanhermosaensuestadonatural!Sí,seráunplacervivirconusted,enlosbuenosmomentos.

—¿En…los…buenosmomentos?—Por fortuna,mi droga no ocasiona un estado definitivo.A los pocos días de

aparecer esas llagas rojizas supurantes, los efectos van cediendo; digamos que laspústulas son los puntos de fuga de los sorprendentes efectos de mi drogadegenerativa: la piel explota, el humor degenerativo escapa, y a los pocos días elpaciente,el…conejillodeIndias,comienzaareponerseyarápidamente.Poresodigoque…

—¿Quieredecir…quedentrodeunosdías…yovolveréaser…comoera?—Tan idénticamente hermosa como entonces, señorita Lamarr. Y en esos

momentos,tendrémuchoplacerengozardesubelleza.Ycuantomejorseporteenesosmomentos,mejorlatrataréyocuandoestéconvertidaenunodemispequeñosmonstruos.

—¿Nonecesitoningúnantídoto?—No.—¿Merepondrépormímisma,sindrogaalguna?¿Todomiaspecto,miestado…

estransitorio?—En efecto. Ya le digo que sin necesidad de hacer nada, los procesos

degenerativosterminarán…,mejordicho,comenzaronaremitircuandolesalieronlasllagas.

Eva Lamarr cerró los ojos.Había en su boca un rictus de dolor, demiedo, unestremecimientodeespanto.

—Nosécuántotiempotardaréenolvidaresto—susurró,convozcasitemblorosa—.Quizá sienta terror todavíadentrodeunosaños,doctorKlom,cuando recuerdetodoloquehevisto,cómofuienciertaocasión…Nosésiloquesientoporustedesunodioinfinito,peseaquenomegustaodiar,noquieroodiaranadie…Nisiquieraausted.No,noquieroodiarle…,peronopuedopermitirqueunserconlamentalidaddeustedsigaviviendo.

—¿Quédice?—exclamóKlom,casiriendo.—Digoqueaunqueamímeesperentodavíaañosdehorroralrecordarloqueha

pasado, haré lo posible por olvidarlo.Y desde luego, no puedo permitir que ustedcontinúeconsusproyectos…Conningunodesusproyectos.Mátalo,miamor.

—Pero¿qué…?Klomgiró,desconcertado,yrecibióenplenabocalabaladisparadaporReginald

Marksdesdelapuertadelsalóndelacasadelaplaya.Todavíaestabaelhombrecillosaltandoenelaireconlabocaylaparteposteriordelacabezadestrozada,cuandoya

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lapistoladeMarksapuntabaalosdoschinos,quequedaroncomopetrificadosensugestodesacarlapistola.

—Puedenelegirentremorir…oiradecirlealLienLoPouquesusplanesestányacaminodelaCIA—susurróEvaLamarr—.¿Quéesloqueprefieren?

Verdaderamente,eraunapreguntaquesóloteníaunarespuesta.

***

—¿Yquérespuestalesvaustedaenviar,señor?El hombre que tenía el telegrama en las manos frunció el ceño. Acababa de

llegarle el telegrama, procedente de Singapur, y en parte se había tranquilizado,porquenoerafrecuentequesusdosmejoresagentesdesaparecieransindejarrastro,ysobretodo,quenosepresentasenaltérminodesusdíasdepermiso.

Eltelegramarecibidodecía:

Besos desde Singapur Stop Pronto tendrá más noticias nuestras Stop Explicaciones altérminodelviajeStopHastaprontoBesosdelosmonstruosMarks-Lamarr

—Qué respuesta ni qué demonios —masculló por fin el hombre del serviciosecretodeSuMajestad—.¡Nisiquierasédóndeestánenestosmomentos!

—¿Quéquerrándecirconesode«monstruos»,señor?—preguntó intrigadísimosuayudante.

—¡Yyoquésé!…Supongoqueserefierenaquesonlos«monstruos»sagradosdenuestroservicio.¡Muchoshumosyvanidadesloquetienen!

—Quizá sea eso… ¡Caramba, me pregunto qué demonios estarán haciendo enSingapur,oporahí,porOriente…!

—Amí,loquemetieneperplejoeselhechodequeesténjuntosMarksyLamarr.Jamássemehabríaocurridopensarque…Vamos,queesoesloquemeintriga:¿QuéhacenjuntosLamarryMarks?

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ESTEESELFINAL

Reginald Marks separó, por fin, su boca de la de Eva Lamarr, que suspirófuertementeyseabrazóasucuello,dejandodeacariciarlelaespalda.

—¿Quéhoraes?—susurróLamarr.—Paraloquenosimporta…—Megustaría…saberquéhoraes,yverelsol.¿Otodavíaesdenoche?¿Ome

hequedadociega…yjamásvolveréaverte?—Unmomento—gruñóMarks—.Fuistetúquienquisoquecerrásemospuertasy

ventanasyquequedásemosaoscuras,porquetodavíanoestabas…comoantes.Asíquenomevengasahoracontragediasgriegashablandodeceguerasycosasasí.

—¿Quétienequeverlacegueraconunatragediagriega?—Yomeentiendo.Las voces sonaban en la oscuridad. ¿Qué hora era, qué día era…? Poco

importaba.Abrazadosenel lechodelbungalowquehabían,alquiladoenHonolulú,losdosespíasnonecesitabanverse…¿Osí?

—Megustaría…queabrieseslaventana—musitóLamarr.—Queconstequeesdeseotuyo.Marks saltó de la cama y se dirigió a tientas hacia donde estaba la ventana.

Exacto. La abrió, colocó las persianas de modo que entraron unas franjas de sol.Afuera, el día luminoso, las palmeras, el mar azul salpicado de larguísimas olascoronadasdeespuma…

—¿Quépasa?—oyólavozdeLamarr—.¿Porquénotevuelvesamirarme?—El paisaje es maravilloso. Y como estoy seguro de que hoy ya estarás

completamenterecuperada,podremosiralaplaya,y…Markssehabíavueltomientrashablaba.Quedósilencioso,mirandofijamentea

Laman.Ellasesentóenlacama,semirólossenos,perfectos,turgentes,henchidos…Élcontinuabamirándola,yellasepasólasmanosporlacara,temblandounpoco.

—¿Qué…,qué…?¿Porquémemirasasí…?—Nadadeplaya—gruñóMarks.—¿Tan…tanhorribleestoy…todavía?—Todo lo contrario—rió él depronto, saltando sobre la camay apoderándose

ávidamentedesucuerpo—.Estástanhermosa,quetequierosóloparamí…,mibellamonstruo.

FIN

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LOU CARRIGAN (1934, Barcelona, España), es el seudónimo de Antonio VeraRamírez. Es un prolífico escritor de novelas, tanto de aventuras como del oeste,ciencia ficción o terror. Ha utilizado otros seudónimos como Angelo Antonioni,Crowley Farber,Mortimer Cody, Lou Flanagan, Anthony Hamilton, Sol Harrison,AnthonyMichaels,AnthonyW.Rawer,AngelaWindsoryGiselle.

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