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Tomo I
A diez años de intervención
en zonas rurales(1997-2007)
Evaluación externa del Programa Oportunidades 2008
Efectos de Oportunidades en áreas ruralesa diez años de intervención
Evaluación externa del Programa Oportunidades 2008.A diez años de intervención en zonas rurales (1997-2007)Tomo IEfectos de Oportunidades en áreas ruralesa diez años de intervención
Primera edición, 2008
D.R. ©Secretaría de Desarrollo SocialCoordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano OportunidadesInsurgentes Sur 1480, Colonia Barrio ActipanDelegación Benito Juárez03230 México, D.F.
Impreso y hecho en MéxicoPrinted and made in Mexico
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Los conceptos y opiniones expresados por los autores de este documento no reflejan la postura institucional de la Coordinación Nacional del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades. Para mayor información llamar al 01 800 500 500.
Este Programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos al desarrollo social, el condicionamiento electoral o político de los programas sociales constituye un delito federal que se sanciona de acuerdo a las leyes correspondientes. Ningún servidor público puede utilizar su puesto o sus recursos para promover el voto a favor o en contra de algún partido o candidato. El Programa Oportunidades es de carácter público y su otorgamiento o continuidad no depende de partidos políticos o candidatos.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención
Oportunidades diez años después
El Programa de Desarrollo Humano Oportunidades ha representado un hito en la política social mexicana, tanto por la intención explícita de modificar la relación entre el Estado y los sectores marginados del desarrollo, como
por la apertura a la evaluación rigurosa. Hacia finales de la década de los noventa, el entonces Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) inició la instrumentación en gran escala de una política orientada a incentivar a los ciudadanos de menores recursos a invertir en el capital humano de sus hijos, buscando de esta forma contribuir a interrumpir la transmisión de la pobreza que ocurre entre generaciones. A través de transferencias en efectivo asociadas con el cumplimiento de corresponsabilidades (asistencia a la escuela y a servicios de salud preventivos, entre otras), y en el contexto de acciones concretas asociadas con una triada estratégica de componentes, México iniciaría un cambio desde una política tradicionalmente asistencialista y enfocada en el presente, a una concepción con la mira en el futuro y, por lo tanto, con menor énfasis en la pobreza actual y con un acento claro en la construcción de capacidades en las futuras generaciones de adultos. No ha sido una tarea sencilla, ni de fácil instrumentación. Es claro que un programa de esta magnitud recibe importante atención mediática y social. Oportunidades ha recibido críticas relacionadas tanto con su diseño y marco conceptual, como con su operación. El énfasis del Pro-grama en la evaluación ha permitido ir generando evidencia para dar respuesta a las inquietudes que se generan. La evidencia sobre la persistencia de nivel socioeconómico entre generaciones soporta la necesidad de estrategias encaminadas a romper el ciclo de transmisión de la pobreza, lo que apoya la idea de enfocarse en el fortalecimiento del capital humano, que permita a los niños de hoy contar con mayores oportunidades en su vida adulta. El que las inversiones se traduzcan efectivamente en mayor capital humano, y éste a su vez en una mayor expectativa de ingreso permanente, es un aspecto central de la evaluación, que debe mostrar si estos mecanismos efectivamente operan en la práctica. La apertura a la evaluación del Programa ha estado fuertemente sustentada en el reconocimiento de la necesidad de mostrar evidencia de los resultados de Oportunidades. La confianza en el modelo propuesto llevó a sus diseñadores a promover su continuidad transexenal a partir de la evidencia de los resultados logrados. La apuesta funcionó, y los resultados positivos del Programa no sólo han sido un elemento central para su permanencia, sino que, incluso, motivaron un importante crecimiento del, ya para 2002, Programa de Desarrollo Humano Oportunidades. Pensado y diseñado para un contexto rural en 1997, el Programa fue ampliado a zonas urbanas en 2001, y para 2004 operaba ya en todos los municipios del país, atendiendo a 5 millones de familias, con transferencias para alimentación, un paquete de servicios de salud (incluyendo educación para el autocuidado de la salud) y becas escolares desde tercero de primaria hasta el último grado de la educación media superior. Tras una década de operación, los logros del Programa se han documentado ampliamente en la literatura cientí-fica, tanto en la forma de reportes de evaluación, como en artículos y libros académicos, así como en tesis de grado. Oportunidades ha servido de modelo o punto de partida para esfuerzos similares en diversos países, y los resultados de las evaluaciones se han constituido en un bien público para informar la puesta en práctica de otros esfuerzos.
Introducción
12 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
LOS rETOS PENDiENTES PArA EL PrOGrAMA y Su AGENDA DE EvALuACióN
No obstante, es claro que Oportunidades tiene aún retos pendientes. En un análisis preparado por yaschine, ur-quieta y Hernández se identificó una serie de retos agrupados en tres dimensiones (analíticos, metodológicos e institucionales).1
Desde el punto de vista analítico y tras diez años de operación del Programa, el principal reto se relaciona con la identificación de los efectos de largo plazo que permitan verificar que Oportunidades está en la ruta para alcanzar el fin último de contribuir a interrumpir la transmisión de la pobreza. Asimismo, se identificó la necesidad de evaluar la calidad de los servicios que se ofrecen a la población beneficiaria, toda vez que los efectos del Programa están mediados por las acciones concretas en los centros de salud y en las escuelas. resulta crucial, por ello, conocer la calidad estructural y de procesos de los servicios, a través de indagar sobre las características, prácticas, mecanismos y dinámicas de los mismos, a la vez que explorar si éstas pueden dar lugar a efectos diferenciados. Por otra parte, se resaltó la necesidad de analizar los posibles efectos heterogéneos en distintos grupos de la población, en particular, enfocarse en lo que ocurre con la población de los distintos grupos étnicos que han padecido mayor exclusión social. En la dimensión metodológica, se identificó la necesidad de integrar los abordajes analíticos –cuantitativos y cualitativos– de una mejor manera para generar resultados y recomendaciones más útiles para la toma de decisiones del Programa, y de esta forma potenciar sus efectos en la población que atiende. Asimismo, se señaló la conveniencia de diseñar las herramientas que permitieran estimar los efectos ante la ausencia de un diseño experimental. Por lo que se refiere a los aspectos institucionales, surgió la necesidad de articular los trabajos orientados por la propia agenda de la evaluación externa del Programa con los lineamientos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y con las nuevas normatividades que han fortalecido la presencia de la evaluación en la vida institucional en México.
LA EvALuACióN ExTErNA 2007-2008: uN PriMEr AbOrDAjE A LOS rETOS PLANTEADOS
Las actividades puestas en marcha para la evaluación –cualitativa, cuantitativa, de impacto (o efectos) y de proce-sos– del Programa entre 2007 y 2008 buscaron afrontar los retos planteados y generar evidencia de los resultados del Programa a diez años de su creación, considerando la integración de visiones, buscando ahondar en las hetero-geneidades y abordando la problemática de la calidad de los servicios. La evaluación de 2007-2008 parte de un contexto en el cual una proporción importante de los jóvenes rurales ha emigrado de sus poblados de origen, lo que representó desafíos importantes al trabajo de evaluación. Este aspecto desde los estudios cualitativos pudo ser afrontado con mayor éxito debido a la posibilidad de entrevistar a emigrantes que se encontraban temporalmente en las localidades de origen. En los estudios cuantitativos, por la naturaleza misma de la Encuesta de Evaluación de los Hogares rurales (Encel 2007), la ausencia de estos jóvenes fue una limitación importante. Los análisis realizados serán complementados posteriormente con datos de un seguimiento a jóvenes emigrantes realizado hacia finales de 2008. Los análisis que se presentan en esta serie de libros ofrecen una primera respuesta a los retos planteados, y son producto del trabajo intensivo de un amplio grupo multidisciplinario e interinstitucional de expertos que hemos tenido la fortuna de coordinar. Nuestro interés en señalar, entender y explicar las diferencias de género y étnicas respecto de la operación y el impacto del Programa se inscribe en una perspectiva de análisis procesual y diacrónico. Es decir, nos interesa conocer los cambios que se han gestado y consolidado a lo largo del tiempo –que pueden ser atribuidos a Oportunidades–, tomando en cuenta que dichos cambios se inscribe en un escenario social también cambiante y dinámico. Las transformaciones que ocurren a lo largo de la vida de los individuos y a lo largo del tiempo familiar y doméstico han sido motivo de nuestras reflexiones y representan retos analíticos de gran importancia en toda investigación que pretenda aquilatar la compleja interrelación entre tiempo individual, tiempo familiar y tiempo social o histórico.
1 yaschine i, urquieta j, Hernández b. Agenda de evaluación integral del Programa Oportunidades 2007-2008. versión final. México, 2008, mimeo.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 13
Cada libro agrupa un conjunto de documentos con un hilo conductor. El tomo i presenta los resultados en educa-ción y trabajo de jóvenes becarios y ex becarios tanto indígenas como mestizos, así como en educación, nutrición, y desarrollo cognoscitivo de los niños pequeños y escolares que hace diez años se integraron al Programa. Asimismo, se ofrece un análisis sobre los comportamientos de riesgo y la forma en que éstos afectan los resultados en indicadores de educación, trabajo y salud. Los documentos que se presentan en este tomo permiten hacer un seguimiento de los diez años de Oportunidades en el medio rural, desde ópticas diferentes y complementarias, y abordados de una forma comprehensiva. En el tomo ii se agrupan los documentos relacionados con aspectos de salud y nutrición. Se aborda la situación de la calidad de los servicios, la utilización de servicios por parte de la población beneficiaria, y los resultados de im-pacto en salud y nutrición. En el abordaje a la calidad de los servicios de salud se presenta una imagen de la calidad estructural y de procesos de los mismos, y las potenciales implicaciones de ésta. Asimismo, se ofrece un análisis de las trayectorias o itinerarios terapéuticos y reproductivos, en donde el lector podrá claramente ver la interrelación de factores familiares, institucionales y comunitarios en la búsqueda de atención a la salud. En el tomo iii se enfrenta el reto de la calidad de los servicios educativos mostrando, por un lado, el análisis de las brechas existentes en resultados académicos en la población afiliada a Oportunidades y, por otro, el análisis de la problemática de las escuelas en las comunidades rurales mexicanas. Finalmente, el tomo iv aborda la operación y procesos del Programa, mostrando los retos que la heterogeneidad mexicana impone a la puesta en práctica de un programa tan extenso y complejo como Oportunidades. Asimismo, se incluye en este volumen un análisis del nuevo componente energético del Programa. Los autores de los 14 documentos que se presentan aceptaron gustosos un proceso intenso de revisión, llevado a cabo por pares, y con el rigor académico que un programa de esta magnitud amerita. Este proceso, además, incluyó la presentación de los análisis en un seminario con la participación de autores, revisores, y otros actores relevantes, cuyas opiniones coadyuvaron a la solidez y claridad de los análisis y de las interpretaciones formuladas. Los cuatro tomos ofrecen un conjunto de análisis que parten de la necesidad de conocer, describir y explicar los cambios que el Programa, a lo largo ya de diez años, ha buscado gestar en la vida de los hogares pobres del país. Este esfuerzo colectivo tiene el claro objetivo de fortalecer a Oportunidades a través del estudio de los aspectos, mecanismos y componentes que funcionan y cuyos resultados se observan en las evidencias recopiladas y de los que aún pueden y deben mejorar. Como toda evidencia, los frutos de este esfuerzo colectivo se constituyen, a través de estos tomos, en un bien público a disposición de todos.
Stefano M. bertozziCoordinador del Grupo Asesorde la Evaluación Cuantitativa
Centro de investigaciónen Evaluación y Encuestas
iNSP
Mercedes González de la rochaCoordinadora del Grupo Asesor
de la Evaluación CualitativaCiESAS
Citación sugerida: González de la Rocha, M. La vida después de Oportunidades. Impacto del Programa a diez años de su creación. En: Evaluación externa del Programa Oportunidades 2008. A diez años de intervención en zonas rurales (1997-2007). Tomo I, Efectos de Oportunidades en áreas rurales a diez años de intervención. México, DF: Secretaría de Desarrollo Social, 2008.
Efectos de OPORTUNIDADES en áreas rurales a diez años de intervención 125
Capítulo III
La vida después de Oportunidades:impacto del Programa a diez años de su creación
AUTORA
Mercedes González de la Rocha*
Con la colaboración de: Paloma Paredes Bañuelos y Gabriela Sánchez López‡
* Mercedes González de la Rocha es Profesora-Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, en su unidad occidente. Directora de la Evaluación Cualitativa Externa del Programa Oportunidades, con Agustín Escobar, de 1999 a 2005 y directora de las evaluaciones cualitativas de 2006 a 2008.
‡ Paloma Paredes Bañuelos es investigadora de la Evaluación Cualitativa de Impacto del Programa Oportunidades, 2008. Gabriela Sánchez López es investigadora de la Evaluación Cualitativa de Impacto del Programa Oportunidades, 2008, y autora del Documento Técnico de Salud (Volumen XXXX).
El reto de la calidad de los servicios: resultados en salud y nutrición 103
Capítulo II
Padecer la pobreza: un análisis de los procesosde salud, enfermedad y atención en hogares
indígenas y rurales bajo la cobertura delPrograma Oportunidades
AUTORAGabriela Sánchez López
Con la colaboración de: Laura Patricia Pedraza Espinoza
Citación sugerida: Sánchez López G. Padecer la pobreza: un análisis de los procesos de salud, enfermedad y atención en hogares indígenas y rurales bajo la cobertura del Programa Oportunidades. En: Evaluación externa del Programa Oportunidades 2008. A diez años de intervención en zonas rurales (1997-2007). Tomo II, El reto de la calidad de los servicios: resultados en salud y nutrición. México, DF: Secretaría de Desarrollo Social, 2008.
El reto de la calidad de los servicios: resultados en salud y nutrición 103
Capítulo II
Padecer la pobreza: un análisis de los procesosde salud, enfermedad y atención en hogares
indígenas y rurales bajo la cobertura delPrograma Oportunidades
AUTORAGabriela Sánchez López
Con la colaboración de: Laura Patricia Pedraza Espinoza
Citación sugerida: Sánchez López G. Padecer la pobreza: un análisis de los procesos de salud, enfermedad y atención en hogares indígenas y rurales bajo la cobertura del Programa Oportunidades. En: Evaluación externa del Programa Oportunidades 2008. A diez años de intervención en zonas rurales (1997-2007). Tomo II, El reto de la calidad de los servicios: resultados en salud y nutrición. México, DF: Secretaría de Desarrollo Social, 2008.
El reto de la calidad de los servicios: resultados en salud y nutrición103
Capítulo II
Padecer la pobreza: un análisis de los procesosde salud, enfermedad y atención en hogares
indígenas y rurales bajo la cobertura delPrograma Oportunidades
AUTORAGabriela Sánchez López
Con la colaboración de: Laura Patricia Pedraza Espinoza
Citación sugerida: Sánchez López G. Padecer la pobreza: un análisis de los procesos de salud, enfermedad y atención en hogares indígenas y rurales bajo la cobertura del Programa Oportunidades. En: Evaluación externa del Programa Oportunidades 2008. A diez años de intervención en zonas rurales (1997-2007). Tomo II, El reto de la calidad de los servicios: resultados en salud y nutrición. México, DF: Secretaría de Desarrollo Social, 2008.
Preguntas y objetivos del análisis
El objetivo central del presente documento técnico es conocer el impacto en las ocupaciones, el tipo de inserción laboral de los ex becarios del Programa Oportunidades y los cambios en los patrones de fecundidad. Por impacto,
se entiende cualquier modificación en las condiciones de vida de los grupos domésticos beneficiarios que puede ser directa o indirectamente asociada al Programa. La hipótesis central que guió la búsqueda es que el Programa Opor-tunidades incide directamente en la prolongación de las trayectorias educativas. Los mayores logros en escolaridad se relacionan con un abanico relativamente más amplio de opciones laborales (dentro o fuera de las microrregiones estudiadas) y también con patrones de nupcialidad y fecundidad distintos a los de generaciones previas. Si la realidad analizada apoya esta hipótesis, será posible afirmar que el Programa Oportunidades está contribuyendo a la ruptura de la transmisión intergeneracional de la pobreza. Este proceso de transmisión de la pobreza de una generación a otra está caracterizado por la deserción escolar temprana, el trabajo precoz en actividades de subsistencia o en empleos que ofrecen muy escasos salarios y oportunidades muy reducidas para la obtención de los satisfactores de necesidades básicas. La transmisión intergeneracional de la pobreza incluye la unión y el embarazo tempranos y todo este conjunto de elementos conduce a la creación de hogares o grupos doméstico-familiares del mismo perfil que los hogares de origen. Por lo tanto, el análisis aquí realizado se propone 1) entender los procesos que llevan al impacto de Oportunidades en las trayectorias e inserción laboral de los becarios y ex becarios de más larga exposición al Programa que existen hoy en día, los que en 1997-1998, al momento en el que sus hogares de origen fueron incorporados en calidad de beneficiarios, se encontraban cursando el tercero o cuarto año de primaria e iniciaron su trayectoria como becarios. Específicamente interesa conocer si a los becarios y ex becarios les caracteriza una mayor escolaridad, uniones más tardías, menor fecundidad y ocupaciones menos tradicionales y mejor remuneradas que las ocupaciones realizadas por los nunca becarios (y que formaban parte de hogares semejantes en 1998, cuando los beneficiarios fueron incorporados al Programa); 2) ofrecer una reflexión sobre la relación que existe entre la calidad de los servicios de salud y educación en la población“pionera” de Oportunidades y los impactos. Este estudio lleva los resultados de los estudios etnográficos sobre calidad de los servicios a un nivel de análisis distinto al realizado en los documentos analíticos regionales (entregados previamente a Oportunidades como insumo preliminar), en el que se aborda la calidad del servicio (acumulado a lo largo de la vida) en las capacidades observadas de los individuos (su capacidad para el trabajo, por ejemplo); y 3) describir y explicar impactos heterogéneos en población indígena y no indígena respecto de sus logros en escolaridad, en la postergación de la unión y el nacimiento del primer hijo y respecto de sus logros ocupacionales.
MétodoSe eligieron doce microrregiones rurales étnicamente diversas en cuatro estados del país (dos del noroeste, Sonora y Chihuahua, y dos del sur, Oaxaca y Chiapas) para estudiar tanto hogares indígenas como no indígenas o mesti-zos, beneficiarios de larga exposición integrados en la primera fase de incorporación del Programa Oportunidades
resumen ejecutivo
128 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
(Progresa) y hogares semejantes nunca incorporados (no beneficiarios). En esas doce microrregiones (tres en cada estado) se realizó trabajo etnográfico de campo, y se incluyeron observaciones directas en los centros proveedores de servicios (escuelas, clínicas, centros y casas de salud), sitios laborales, eventos públicos (entregas de apoyos, asambleas ejidales y municipales, días de mercado) y viviendas. Se hicieron entrevistas a los jefes de los CAr (Cen-tros de Atención y registro) y a los promotores de Oportunidades, vocales del Programa, médicos y enfermeras, maestros y directores de escuela, autoridades y líderes locales. Se diseñó una muestra analítica de cuatro tipos de hogares: beneficiarios indígenas y mestizos y no beneficiarios indígenas y mestizos para contar con información sobre 16 grupos domésticos en cada microrregión (cuatro de cada uno de los subtipos) y de esa manera, contar con 48 grupos domésticos en cada escenario (formado por las tres microrregiones de cada estado). Esto daría un total de 192 estudios de caso de hogares de los distintos subtipos. A través de un conjunto de entrevistas abiertas y estructuradas a miembros de cada hogar (y no una sola entrevista), observación participante y otras técnicas de recolección cruzada de información, instrumentadas a lo largo del periodo del trabajo de campo (14 semanas) se construyeron estudios de caso para conformar dicha muestra analítica. La muestra analítica teórica estuvo integrada de la manera que aparece en el cuadro 1.
eStatuS
OpOrtunidadesetNiCidad CHiaPaS CHiHuaHua oaxaCa SoNoRa totaL
beneficiarios indígenas 12 12 12 12 48
beneficiarios Mestizos 12 12 12 12 48
No beneficiarios indígenas 12 12 12 12 48
No beneficiarios Mestizos 12 12 12 12 48
TOTAL 48 48 48 48 192
La selección de los hogares beneficiarios y no beneficiarios se realizó de acuerdo con un criterio importante para contar con individuos de larga exposición al Programa en la generación de los hijos (hogares que, en 1998 cuando fueron incorporados, tuvieran por lo menos a un niño o una niña cursando entre tercero y cuarto año de primaria) y con sus pares –de la misma edad y condiciones socioeconómicas– que nunca hubieran recibido los apoyos. Se optó, asimismo, por elegir los hogares en distintos momentos o etapas de su ciclo doméstico, de manera que se procuró que la mitad de los hogares de cada subtipo tuviese hijos primogénitos, y la otra mitad hijos ultimogénitos de dichas edades (grados escolares) al momento de su incorporación. Ello con la finalidad de poner a prueba la hipótesis de los privilegios que los hijos ultimogénitos tienen, respecto de los primogénitos, quienes frecuentemente salen de la escuela para dedicarse al trabajo, y con la finalidad de contar con hogares en el presente etnográfico con distintas características sociodemográficas en donde fuera posible observar variedad de itinerarios terapéuticos, de prácticas de autocuidado a la salud y de atención (padecimientos crónico-degenerativos, en los casos más añejos, o cuidados prenatales e infantiles en el caso de los hogares más jóvenes). Las microrregiones estudiadas son escenarios étnicamente diversos, en donde indígenas y mestizos están en aparente igualdad de condiciones respecto de su acceso potencial a los servicios. Aunque la muestra analítica siempre fue una guía fundamental en la selección de los hogares para la realización de estudios de caso, y de hecho fue instrumentada al 100% en las microrregiones de Chihuahua y casi al 100% en las de Sonora, tuvo que readecuarse en Oaxaca y Chiapas porque en algunas microrregiones de estos estados la población no indígena existente está formada por maestros y familias de un perfil socioeconómico distinto al buscado (no pobres). En esos casos, se eligieron hogares para la categoría no indígena en donde la madre es no indígena (aunque casada con un indígena oriundo de la microrregión), dado el importante papel de la madre en la socialización de la prole. igualmente, debido a la muy alta cobertura del Programa en los estados del Sur (Chiapas y Oaxaca) hubo problemas en la ubicación de hogares no beneficiarios del perfil socioeconómico objeto del estudio (no se encontraron casos de pobres no beneficiarios). En esos casos no se cubrió la cuota de los hogares no beneficiarios y se optó por maximizar la diferencia de la variable exposición al Programa con hogares beneficiarios que fueron incorporados al final de 2007 y sólo habían recibido los apoyos de un bimestre en el momento del trabajo de campo (cuadro 2).
Cuadro 1Muestra analíticateórica de hogares
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 129
eStatuS
OpOrtunidadesetNiCidad CHiaPaS CHiHuaHua oaxaCa SoNoRa totaL
beneficiarios indígenas 24 12 11 13 60
beneficiarios Mestizos 8 12 10 14 44
No beneficiarios indígenas 7 12 14 11 44
No beneficiarios Mestizos 6 12 7 10 35
TOTAL 45 48 42 48 183
En las microrregiones estudiadas en Oaxaca y Chiapas fue donde mayores dificultades se encontraron para la ubicación de hogares idóneos para la muestra analítica por la confluencia, como se mencionó anteriormente, de dos factores: la alta concentración de población indígena (son municipios más puramente indígenas que los del norte) y la muy elevada cobertura del Programa Oportunidades. Se construyó una base de datos con la información de todos los estudios de caso de hogares beneficiarios y no beneficiarios de las doce microrregiones estudiadas en los cuatro estados. Se privilegió el análisis de los no becarios y de los becarios y ex becarios (hijos beneficiarios) de ambos sexos que tienen entre 15 y 25 años por ser esta cohorte la que más interesa para el estudio del largo plazo (la de mayor exposición al Programa como becarios e hijos de titulares beneficiarias).
resultadosESTruCTurAS DE OPOrTuNiDADES
Las investigaciones etnográficas en las que se basa este análisis arrojaron suficiente evidencia para afirmar que las regiones rurales habitadas por una alta proporción de población indígena constituyen escenarios cuyas características dificultan la operación del Programa Oportunidades. Son zonas generalmente alejadas y dotadas de muy precaria infraestructura, en las que casi ningún profesional de fuera de ellas quiere vivir y ejercer su profesión. Por lo tanto, los servicios de salud y educación son prestados por médicos y maestros que ven su estancia en estas comunidades pobres como algo temporal, que tienen que resistir con la finalidad de lograr mejores puestos en lugares que ofrecen más comodidades y prestigio. Los análisis revelaron que las poblaciones indígenas enfrentan muchas más dificultades que las mestizas para mantenerse en el Programa Oportunidades en calidad de beneficiarios y que, adicionalmente, la calidad de los servicios de salud y educación, lejos de ser óptima, es indiscutiblemente deficiente.1-4 No obstante lo anterior, y aún con los problemas de cobertura detectados en la Sierra Tarahumara entre localidades rarámuri y pima, que contrasta con la adecuada o muy amplia cobertura en las microrregiones sonorenses, oaxaqueñas y chiapanecas, la presencia y operación del Programa Oportunidades en el México rural ha marcado un hito en la historia de las localidades y en las vidas de las familias y de los jóvenes que han recibido los apoyos a través de las becas. No se puede entender el impacto que un programa social como Oportunidades tiene en el bienestar y en las ca-pacidades de los individuos y familias para desempeñarse en el mundo laboral si no se toma en cuenta la dinámica de las estructuras de oportunidades (entendidas como el conjunto de opciones u oportunidades de empleo y de acceso a bienes y servicios al que las personas tienen acceso). Se ofrece un breve panorama de las estructuras de oportunidades a través de una descripción sintética que privilegia los empleos que se encuentran en las microrregiones de estudio y los servicios de salud y educación a los que los habitantes –incluidos los ex becarios de Oportunidades– pueden acceder. El recurso más importante de las familias pobres es la fuerza de trabajo de sus miembros y la transformación de dicho recurso en un activo real para el bienestar depende, por un lado, de los mercados laborales a los que se tiene acceso y, por otro, de las capacidades construidas a lo largo de la vida en términos de salud (es necesario estar saludable para trabajar) y de capacitación para el trabajo. Esto quiere decir que los cambios en las economías de los hogares y las posibilidades reales que los individuos tienen de obtener salud, educación y trabajo están moldeadas por el entorno social, económico y político que estructura las oportunidades (de obtener un empleo, de tener una buena o mala cosecha, de ser atendido y curado por un médico en caso de enfermedad, etc.). Se habla de estructuras
Cuadro 2Composición final de la muestra analítica de hogares
130 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
de oportunidades porque las opciones reales que las personas tienen para obtener servicios y realizar actividades económicas (de donde se obtiene el sustento) no están distribuidas al azar sino que, por el contrario, están colocadas y definidas por un conjunto de factores de orden social, económico y político.5-8 Existen patrones, por ejemplo, que interrelacionan el acceso al empleo público con el acceso a ciertos bienes y a ciertos servicios (de cierta calidad). Otros, en cambio, interrelacionan el empleo informal urbano con el (no) acceso a servicios públicos de salud y otros más que unen la economía de subsistencia de los hogares indígenas campesinos con el acceso a unidades Médicas rurales y a escuelas unitarias o planteles de educación indígena como los descritos en los documentos analíticos etnográficos.1-4 El acceso privilegiado de unos a servicios de calidad y el acceso de los otros a escuelas y clínicas de deficiente desempeño no son resultado del azar sino que forman parte del desarrollo de nuestra sociedad, marcada aún (y posiblemente cada vez más) por iniquidades construidas socialmente. El Estado, además del mercado, juega un papel importante en la estructuración de las oportunidades. El Programa Oportunidades ha intervenido en las relaciones entre los individuos (y familias) y las estructuras de oportunidades, no únicamente a través del incremento de recursos monetarios en manos de las familias beneficiarias, lo que les posibilita acceder a un abanico más amplio de bienes y servicios sino, también, a través del aumento sin precedentes de la de-manda de servicios públicos a través del condicionamiento de apoyos o transferencias al uso (regular y frecuente) de los servicios de salud y educación. En teoría, las familias que están incorporadas al Programa Oportunidades, en calidad de beneficiarias, tienen acceso –regular y frecuente– a los servicios de salud y educación pero, a diez años de operación, ni las escuelas ni los centros de salud han logrado ajustarse con calidad a dicho aumento en la demanda de sus servicios. Las microrregiones estudiadas son distintas entre sí. Las opciones laborales locales son relativamente más abun-dantes en las microrregiones del norte (especialmente en Sonora), y ello sin considerar las actividades ligadas al narcotráfico (tema que no se aborda en la investigación). Existen oportunidades de empleo en la agricultura comer-cial en Sonora y en el vecino estado de Sinaloa. Sin embargo, dentro del mismo estado de Sonora, la microrregión guarijía comparte muchas de las características de las microrregiones en la Sierra Tarahumara; entre otras, el relativo aislamiento social que el entorno serrano promueve, la agricultura de subsistencia en un territorio poco apto para ésta que produce escasas y pobres cosechas y, sobre todo, el estrecho abanico de opciones de trabajo remunerado. En las microrregiones sonorenses yaqui y mayo, en cambio, se encuentra oferta de empleos en la industria maquiladora, en los servicios ligados a la agricultura y en la industria de la construcción en la capital del estado y otras ciudades en crecimiento. Los rarámuri enfrentan una muy escasa oferta de empleos y son muchos los que se van a la capital del estado de Chihuahua a trabajar en la industria de la construcción (los varones) y el servicio doméstico (las mujeres). Las microrregiones sureñas son mucho más precarias que las microrregiones sonorenses (mayo y yaqui) con respecto al empleo. Esto parece estar relacionado con la muy escasa emigración hacia fuera de la región que se constata en Sonora y que contrasta con los nutridos flujos migratorios hacia fuera de los escenarios de estudio de Chiapas y Oaxaca, tanto hacia destinos nacionales como a los Estados unidos. En los cuatro escenarios de investigación se encontró que la agricultura de subsistencia es una actividad en franca decadencia. Los análisis realizados por el Coneval plantean que el cambio en los ingresos de los hogares rurales se debe a la cada vez más frecuente venta del trabajo –a cambio de un salario– y a las transferencias en efectivo del Programa Oportunidades. Los materiales etnográficos con los que se cuenta apoyan esta idea. En contextos carac-terizados por una crisis de la agricultura de subsistencia, los apoyos de Oportunidades y el trabajo asalariado (como jornaleros agrícolas o mediante empleos urbanos dentro o fuera del país) constituyen los pilares de la sobrevivencia de los pobres rurales, indígenas y mestizos. En este contexto, no sorprende que los jóvenes ex becarios y no becarios que han alcanzado niveles escolares altos (preparatoria o al menos secundaria terminada), tengan que abandonar estas regiones. Este imperativo es aún más claro entre los indígenas. una parte importante de los jóvenes mestizos puede tener acceso a los pequeños negocios que ya existen, porque sus familias o conocidos de confianza son los propietarios. Pero para los indígenas las únicas alternativas significativas son la emigración permanente o el regreso a sus comunidades o a otras parecidas como agentes de desarrollo del Estado: maestros, promotores educativos y de salud o extensionistas agrícolas. Los pocos que permanecen en sus pueblos de origen muestran un comprensible poco éxito laboral; vuelven a las ocupaciones tradicionales en la agricultura de subsistencia y los jornales agrícolas.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 131
Los jóvenes más escolarizados en todas las microrregiones estudiadas, pero sobre todo en Chiapas y en Oaxaca, son los que se suman a las huestes de emigrantes laborales. Los jóvenes –tanto ex becarios como nunca beneficiarios– que no lograron alargar sus trayectorias educativas son los que se encuentran con más frecuencia en sus pueblos y ranche-rías. Los más escolarizados son los que se van a vivir y trabajar a los Estados unidos, les siguen los que emigran a las ciudades y a los “polos de desarrollo” (turístico) al interior del país y los menos escolarizados –los que truncaron sus trayectorias educativas durante la primaria o en los primeros años de la secundaria– son los que se quedan a residir y trabajar en sus lugares de origen. Las rutas, los destinos y las ocupaciones de los que se van han seguido claramente las estructuras de sobra conocidas en la literatura sobre migraciones. Son los familiares, en primer lugar, algunos mentores, asociaciones caritativas y otros conocidos, los que han animado a estos jóvenes a partir, les han brindado hospedaje, y les han ayudado a conseguir empleos. Por lo tanto, los destinos han estado determinados por estas redes preexistentes. Pero es importante señalar que, en muchos sentidos, estos son nuevos migrantes (con un perfil distinto a los que los han precedido). Por lo tanto, las redes existentes no responden a las características de los nuevos flujos. Muchos migrantes oaxaqueños relativamente exitosos laboran con sus parientes en negocios informales o muy familiares en la ciudad de México y en los Estados unidos. Aunque sus habilidades escolares son bienvenidas, no son los empleos que les pueden brindar los beneficios que corresponden a su escolaridad. Aunque la dinámica nacional del empleo no es buena, hay cierto optimismo en el sentido de que algunos de los primeros migrantes con nivel bachillerato o universitario (que en algunos casos ya tienen mejores empleos) servirán como cabeza de playa o como puente hacia mejores redes para los jóvenes que sigan sus pasos. Pero este proceso está por verse. Al panorama desalentador de los mercados laborales se suma el tema de la provisión (y calidad) de los servicios de educación y salud. El listado de planteles educativos y de centros de atención a la salud que se incluye en la des-cripción sintética de las estructuras de oportunidades brinda una imagen de relativa cobertura. Sin embargo, existen graves deficiencias en todas las microrregiones estudiadas respecto de la provisión de estos servicios, y aunque es posible distinguir diferencias importantes, las etnografías muestran un panorama generalizado de marcadas carencias y fallas en la calidad. Los habitantes de las doce microrregiones de los cuatro estados del país tienen, efectivamente, acceso a escuelas de todos los niveles básicos (desde preescolar hasta secundaria, en menor medida en la microrre-gión pima y en la guarijía) y a planteles de Educación Media Superior (EMS) en las cabeceras municipales y otros pueblos relativamente grandes. Además, estas microrregiones están dentro de los anillos de cobertura de clínicas de primer nivel y, de modo similar a lo que sucede con las preparatorias en el caso de la educación, existen hospitales de segundo nivel en ciudades pequeñas, no tan cercanas como los pueblos donde hay planteles de EMS. Algunas microrregiones están más desprovistas de servicios que otras, como es el caso de la pima en el territorio fronterizo entre Chihuahua y Sonora y la guarijía en este último estado. Pero en las demás, existe una cobertura de servicios relativamente adecuada. Ello no quiere decir, sin embargo, que dichos servicios sean de calidad. Las etnografías realizadas, que incluyeron la denominada etnografía del aula y etnografía de la consulta además de entrevistas a maestros, médicos y enfermeras y estudios de caso de distintos tipos de hogares, obtuvieron evidencias sobre los problemas que merman la calidad de la atención: infraestructura insuficiente y en mal estado, carencias de personal, inasistencia de médicos y maestros, materiales limitados tanto en los planteles educativos como en las clínicas y centros de salud. Hay muchas localidades, especialmente en la Tarahumara y en la microrregión pima, que no cuentan ni con escuelas ni con centros de atención a la salud. Como es sabido, tener acceso a servicios de salud y educación es un requisito para ser incorporado al Programa Oportunidades para que los beneficiarios puedan cumplir con las corresponsabilidades. Por eso el trabajo de campo se hizo en localidades con estas características y no en regiones mucho más apartadas en donde no hay ni escuelas ni clínicas a muchos kilómetros a la redonda. Pero incluso en las localidades que cuentan con el privilegio de tener escuelas o centros de atención a la salud, la cobertura de los servicios no garantiza que las necesidades de educación y de cuidados médicos estén siendo atendidas.* En ésta y en otras evaluaciones se ha visto que el mayor impacto del Programa Oportunidades (logros educativos de los niños y jóvenes, ingresos de los hogares, capacidades para mejorar la vivienda y otras modificaciones en las
* Los documentos técnicos de salud y educación ofrecen análisis detallados sobre la calidad de estos servicios.9,10
132 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
condiciones de bienestar) se da en escenarios domésticos en donde confluyen factores ventajosos: capacidad de los padres y madres de generar ingresos a los que se suman los apoyos monetarios del Programa, salud de los miembros del hogar (ausencia de enfermedad de los proveedores económicos y de los propios niños y jóvenes), remesas de miembros que han emigrado, corta distancia a los centros de provisión de los servicios educativos y de salud, entre otros. A esos contextos domésticos los hemos llamado escenarios de acumulación de ventajas, en los que la salud constituye un requisito indispensable para poder trabajar y estudiar. En cambio, se ha documentado que los episodios de enfermedad merman las economías familiares por los gastos en los que se incurre en los procesos de búsqueda de atención privada (ante la escasa resolución de las clínicas y los centros de salud públicos) y porque frecuentemente incapacitan a los individuos para el trabajo.7,9,11 Por ello, es pertinente plantear que los escenarios de acumulación de ventajas incluyen factores extradomésticos (además de otros de naturaleza doméstica y familiar) entre los que aparece la capacidad de resolución de los centros de atención a la salud y la provisión de servicios educativos de calidad.
ANÁLiSiS
Se contrastan los logros educativos de los jóvenes becarios y ex becarios (hijos beneficiarios) con los de sus padres y los de sus pares no beneficiarios, y se comparan los logros ocupacionales de los individuos beneficiarios, hombres y mujeres que forman parte de la generación de hijos, con los jóvenes de la generación de los hijos que nunca recibieron los apoyos del Programa (sus pares). La base de datos incluye las siguientes variables tanto de los padres como de los hijos y otros miembros que tenían, al momento del estudio, entre 15 y 25 años: entidad de la república, región, pueblo, número de hogar, sexo, nombre de pila, edad, parentesco (si es padre o madre, hijo o hija, u otro de la gene-ración de los hijos) estatus en el Programa, etnicidad, lengua, lugar de residencia, estado civil, escolaridad (en años que corresponden al nivel máximo alcanzado: 0= analfabeta o nunca fue a la escuela, 1= primero de primaria, 6= primaria completa; 9=secundaria; 12= bachillerato, etc.), ocupación principal, ocupación secundaria, descripción detallada de las ocupaciones, edad al momento del primer parto (para el caso de las mujeres). La base de datos de la muestra analítica basada en la cohorte de jóvenes de mayor impacto potencial en educación y ocupación consta de 793 individuos (498 indígenas y 295 mestizos; 469 beneficiarios y 324 no beneficiarios) que pertenecen a 183 hogares, con un promedio de 4.33 miembros por hogar. Esta base de datos no incluye a todos los miembros de los hogares. incluye únicamente a los padres y los hijos (u otros miembros de la generación de los hijos) en la cohorte que en el momento del estudio tenía entre 15 y 25 años y que, por lo tanto, tenía entre 5 y 15 años en 1998. Sus hermanos mayores y menores y otras personas residentes en el hogar que no pertenezcan a la cohorte objetivo fueron excluidos de la base de datos (cuadro 3).
BaSe de datoS: iNdividuoS que La CoNFoRMaN
etNiCidad eStado BeNeFiCiaRio No BeNeFiCiaRio totaL
indígena Chiapas 110 51 161
Chihuahua 50 55 105
Oaxaca 54 56 110
Sonora 70 52 122
284 214 498
Mestizos Chiapas 33 25 58
Chihuahua 46 15 61
Oaxaca 47 25 72
Sonora 59 45 104
Total 185 110 295
Gran total 469 324 793
Cuadro 3Individuos en la base de datos
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 133
rESuLTADOS DE iMPACTO
Los resultados de impacto que aquí se presentan son cifras (promedios) que provienen del análisis de la base de datos en su conjunto, es decir, promedios para todos los estados y microrregiones estudiadas. Ello, si bien vela las diferencias que de hecho existen no sólo entre los estados sino de una microrregión a otra, constituye un ejercicio digno de tomarse en cuenta para obtener un panorama relativamente más general del impacto del Programa Oportunidades en microrregiones como las aquí analizadas: caracterizadas por la coexistencia de grupos étnicos distintos, rurales, con altos grados de rezago social y con población beneficiaria de larga exposición al Programa Oportunidades.
iMPACTO EN EDuCACióN
El análisis muestra impacto muy notable en la escolaridad de los individuos expuestos al Programa Oportunidades en calidad de becarios. El mayor incremento se ha dado entre los indígenas y especialmente entre las mujeres indí-genas: las jóvenes indígenas que son o fueron becarias son las que ostentan las trayectorias escolares más largas y los niveles más altos de escolaridad. La brecha generacional en escolaridad ha aumentado en todos los casos, pero el mayor impacto se da entre los indígenas y dicho impacto es aún mayor entre las madres y las hijas. Al poner en operación el Programa Oportunidades en las comunidades rurales marginadas, se incrementó la movilidad escolar intergeneracional en dos años más. Es decir, se pasó de un avance de tres años a otro de cinco años. Por movilidad escolar intergeneracional se entiende el incremento o ascenso en niveles de escolaridad alcanzados por los hijos respecto de sus padres. El análisis de la generación de los padres mostró la existencia de dos tipos de desigualdades: étnica y de género. En la generación de los hijos, la brecha de género se ha invertido y la étnica se ha cerrado en el caso de los hombres (aún ligeramente a favor de los hombres mestizos vs. hombres indígenas) pero se ha invertido a favor de las indígenas (las hijas indígenas beneficiarias alcanzan niveles de escolaridad más altos que las hijas mestizas). Todo esto quiere decir que el Programa Oportunidades ha contribuido a disminuir la desigualdad de género y la desigualdad étnica. Este resultado subestima el impacto escolar final del Programa Oportunidades porque una fracción importante de los becarios y ex becarios aún estudia (el 26.6% de los hombres indígenas, el 28% de las mujeres indígenas, el 22.9% de los hombres mestizos y casi el 33% de las mujeres mestizas) y, por lo tanto, los logros escolares serán mayores en promedio. Es menester aclarar que los logros educativos se refieren a niveles de escolaridad alcanzados, es decir, de años y niveles cursados y no de acumulación de conocimientos como parte de procesos de aprendizaje y construcción de capital humano. Aunque el Programa Oportunidades reduce la brecha étnica en lo que respecta a niveles de escolaridad a través de la asistencia y permanencia en la escuela (que se traduce en la reducción y en algunos casos inversión de las brechas étnica y de género en niveles de escolaridad), no tiene incidencia en la calidad de la educación que los becarios obtienen y existen grandes diferencias entre las primarias unitarias y bilingües rurales y las telesecundarias a las que los niños y jóvenes de las microrregiones estudiadas tienen acceso (caracterizadas por graves deficiencias de infraestructura, calidad de la enseñanza, ausentismo de los maestros) y las primarias no bilingües y las secundarias técnicas ubicadas en cabeceras municipales o pueblos de mayor tamaño. El incumplimiento de los programas de estudio y de obligaciones y funciones en las escuelas resta posibilidades de impacto al Programa Oportunidades en su tarea de construcción de capacidades mediante la prolongación de las trayectorias escolares.10
El impacto en la escolaridad de los becarios de larga exposición al Programa Oportunidades está moldeado por un conjunto de factores entre los que destacan: 1) la mayor o menor cobertura de servicios educativos (la cercanía a las escuelas de los distintos niveles afecta muy positivamente la escolaridad, especialmente de las mujeres); 2) la calidad y pertinencia cultural de la educación; 3) la capacidad de los padres de fungir como proveedores econó-micos y generar ingresos (la muerte del padre o del principal proveedor es un factor en contra de la escolaridad de los becarios); 4) la existencia de activos productivos y de ingresos monetarios (por ejemplo, remesas de hermanos mayores que han emigrado) facilita el pago del transporte, particularmente en el caso de los jóvenes estudiantes de preparatoria quienes frecuentemente se tienen que trasladar a las localidades que cuentan con estos planteles; 5) la
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posición de los individuos en el ciclo reproductivo del hogar (ser ultimogénito o de la camada de ultimogénitos del hogar es un factor que conduce a mayor logro en escolaridad); 6) ausencia de enfermedad y, 7) sexo del individuo (ser mujer, dadas las distintas obligaciones que hombres y mujeres tienen en la economía doméstica y el hecho de que las mujeres adolescentes no son vistas como generadoras de ingresos para el hogar, es un factor que favorece los logros en escolaridad).
iMPACTO EN FECuNDiDAD
No se puede hablar fácilmente del cambio en el promedio de edad a la cual las mujeres tienen su primer hijo porque la mayoría de las hijas no ha sido aún madre. Sin embargo, el análisis muestra que una fracción importante (26.3%) de las hijas indígenas ex becarias ya tuvo su primer hijo, pero la proporción de aquellas –igualmente indígenas be-neficiarias– que todavía no han tenido hijos es mayor (73.7%). Entre las indígenas no beneficiarias, en cambio, el porcentaje de las que ya son madres es mayor (32.4%) que el de las beneficiarias y, por lo tanto, la fracción de las que aún no han iniciado su ciclo reproductivo es menor entre las no beneficiarias (cuando se las compara con sus pares –mujeres indígenas– beneficiarias, 67.6%). Por otra parte, las mujeres mestizas beneficiarias y no beneficiarias de la generación de las hijas que ya iniciaron su ciclo reproductivo representan una fracción mayor al compararlas con las indígenas en la misma situación, pero en el caso de las mestizas, la fracción de las que ya iniciaron su ciclo reproductivo es mayor entre beneficiarias que entre las nunca beneficiarias: 42.3% de las mestizas beneficiarias ya es madre mientras que entre las mestizas no beneficiarias el porcentaje de las madres es de 35.7 (57.7% de las mestizas beneficiarias aún no es madre, mientras que la fracción se eleva a 64.3% entre las mestizas no beneficiarias). El análisis indica un patrón coherente. El impacto en fecundidad es mayor entre las indígenas que entre las mestizas, lo que coincide con el mayor impacto en educación entre las primeras. El alargamiento de la trayectoria educativa incide en (o está asociado a) la postergación del inicio del ciclo reproductivo. La etapa de la adolescencia en la Tarahumara (y en general en los contextos rurales con alta presencia de po-blación indígena como los estudiados) es muy corta tanto entre los mestizos como entre los indígenas, y sólo se ha logrado prolongar en algunas regiones en la medida en que la escolarización de niños y jóvenes se ha expandido e institucionalizado. Es también significativo que la unión temprana (que constituye un patrón de nupcialidad ex-tendido y enraizado en la tradición y en la cultura) y el inicio del ciclo reproductivo no se están transformando de manera significativa porque la unión a temprana edad y el inicio del ciclo reproductivo no constituyen obstáculos para continuar las trayectorias educativas.4 Algunas mujeres de la base de datos de esta generación (tres) conti-núan sus estudios a pesar de haber entablado su primera unión y de ser ya madres. A éstas, sin duda muy pocas, se suman otras que no entraron a la base de datos pero que el estudio etnográfico realizado en la Sierra Tarahumara reportó. A pesar de haber tenido un hijo, ellas están recurriendo a distintas estrategias, y a la ayuda de sus padres, para continuar con sus carreras educativas. En otras palabras, el simple dato de la edad a la que tuvieron su primer hijo no indica que estén imitando el patrón de sus madres. Sin duda, una proporción importante de ex becarias de todas las regiones estudiadas, típicamente las menos escolarizadas, ya se encuentra en uniones tradicionales con campesinos, jornaleros y otros hombres de su pueblo o de pueblos vecinos. Sin embargo, la gran cantidad de jóve-nes que no ha tenido hijos en el momento del estudio hace posible concluir que la edad promedio de las becarias al tener su primer hijo será considerablemente mayor que la correspondiente a la generación de sus madres (quienes tuvieron su primer hijo a una edad promedio de 19 años). Existen otros factores que explican el embarazo a edades tempranas. uno de ellos, que se considera crucial, es el relativo poco éxito que las políticas de control natal han tenido en este grupo de edad (mujeres adolescentes), que contrasta con el uso más extendido de diversos métodos anticonceptivos por parte de mujeres entre los 30 y los 40 años de edad. Las trayectorias reproductivas evidencian que prácticamente ninguna mujer en edad reproductiva de la muestra analítica (tanto en la generación de madres como de hijas) se somete a prácticas de anticoncepción antes de tener el primer hijo. El uso de estas medidas tiene lugar para espaciar los periodos intergenésicos, pero no para postergar el primer embarazo. Por otra parte, los talleres que se imparten a los jóvenes como parte del Nuevo Modelo de Atención a la salud no proveen de información suficiente, precisa y eficaz sobre las ventajas y las medidas
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 135
para evitar el embarazo temprano (o el contagio del viH/SiDA). Más bien, esos grupos de jóvenes son los espacios de encuentro y, muchas veces, de creación de nuevas parejas, donde se maneja información errónea tanto sobre la anticoncepción como sobre la transmisión del viH.
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uno de los impactos más notables del Programa Oportunidades es el de los individuos de la generación de hijos (e hijas) que declaran el estudio como su principal ocupación. justamente uno de los objetivos del Programa ha sido la postergación de la edad de ingreso al mercado de trabajo mediante el alargamiento de las trayectorias educativas. Oportunidades no desea que los jóvenes de 15 años estén empleados o realizando actividades productivas en la tierra familiar. Eso es lo que busca evitar. Por ello, nos referimos al alto porcentaje de hijos e hijas (becarios y ex becarios) que declaran el estudio como su ocupación principal como un impacto digno de tomarse en cuenta para que el Programa continúe enfocando sus esfuerzos al logro de éste y otros objetivos a fin de extenderlos más. Entre los jóvenes de ambos sexos expuestos al Programa hay un porcentaje importante de individuos que no ha dado por terminada su trayectoria educativa, particularmente entre los indígenas, hombres (26.6%) y mujeres (28%), y entre las mujeres mestizas (32.7%). En este grupo de jóvenes de 15 a 25 años que aún se encuentran estudiando sorprende muy favorablemente el número de ellos que actualmente cursa estudios universitarios, particularmente de mujeres, tanto indígenas como mestizas. De un total de 205 ex becarios (sin tomar en cuenta a los actualmente becarios), 15.60% aún estudia y 8.29% de ellos se encuentra actualmente cursando estudios universitarios. una pequeña fracción de los ex becarios (2%) la conforman jóvenes que fungen como instructores de Conafe (con bachillerato terminado) por lo que es probable que se sumen al grupo de universitarios en el futuro cercano. Aunque aún son pocos los universitarios al considerar el alto número de ex becarios, este pequeño número es muy alentador. La gran mayoría, sin embargo, se queda en los niveles de secundaria o preparatoria pero resulta significativo que aún sin recibir ya los apoyos de Oportunidades estos jóvenes permanezcan estudiando. Se construyó una jerarquía o escala ocupacional para el análisis de los logros ocupacionales de los hijos e hijas ex becarios y los nunca beneficiarios con base en los empleos que hoy desempeñan. La clasificación se basa en información sobre la ocupación, la regularidad con la que se realiza, prestaciones (en caso de negocios urbanos), y el negocio en el que se inscribe. La jerarquía se basa fundamentalmente en la calificación, que es lo que el Programa Oportunidades busca crear a través de sus acciones. Sin embargo, la clasificación que se otorga a cada empleo varía según la precariedad o seguridad y la formalidad o informalidad de la unidad económica en la que se inscribe. La cla-sificación es intencionalmente“fina” en los niveles bajos y medios de la escala ocupacional, con el objeto de discernir pequeñas diferencias entre ex becarios y no ex becarios que surgen de familias campesinas pobres y jornaleras. Su intención es retomar el sentido que dan los informantes a estas ocupaciones. Como el dibujo anexo indica, la jerarquía ocupacional consta de ocho peldaños: 1) peones o jornaleros agrícolas en donde se ha ubicado a los pizcadores; 2) empleadas domésticas y ayudantes de albañiles, fertilizadores, fumigadores y bomberos agrícolas quienes tienen un mayor reconocimiento, mayor salario y requieren al menos saber leer y escribir para discernir instrucciones para el manejo de los químicos y de la maquinaria que usan; 3) empleados en puestos en mercados, ayudantes de cocina en establecimientos, jardineros en negocios familiares en Estados unidos, costureras, empleados de tortillería, niñeras, y obreros no calificados. un empleado de granja también aparece aquí, un escalón arriba de los fertilizadores, porque su empleo es más regular; 4) campesinos con tierras propias y empleados en comercios informales con salario. Pero también incluye a las personas que venden alimentos que ellas mismas preparan, propietarios de tiendas en su casa, vendedoras de cosméticos a domicilio, taladores y matanceros. vale aclarar que se decidió incluir a los campesinos con tierras propias en este nivel porque son propietarios de sus medios de producción. Dado el empobrecimiento de las tierras y las cada vez más frecuentes sequías, inundaciones y otro tipo de catástrofes“naturales” (en realidad, producto de la mano del hombre), la producción agrícola es crecientemente menos redituable; 5) oficiales (albañiles, mecánicos, joyeros), obreros calificados y empleados en comercios y servicios formales con prestaciones; 6) maes-tros albañiles, contratistas de plomería y otros servicios, encargados de comercios con empleados y supervisores de trabajadores. En este nivel cuentan el dominio de habilidades significativas y la capacidad de controlar el trabajo de
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otros y de llevar contabilidad básica; 7) dueños de negocios establecidos (sólo hay negocios pequeños), y personas que desempeñan profesiones técnicas (maestros); 8) profesionales (figura 1). Con estas categorías se construyeron estratos ocupacionales. Se agregaron las categorías del 1 al 3 para conformar el primer estrato o el peldaño más bajo de las ocupaciones. Se agregaron las categorías 4 y 5 para construir el estrato medio. Por último, se agregaron las categorías 6 y 7. Esta agregación respondió a la necesidad de facilitar el análisis de una base de datos que, a pesar de contar con más de 700 individuos (enorme para el manejo antropológico) sigue siendo una base muy pequeña para el análisis estadístico. El análisis arrojó los siguientes resultados: la población indígena de esta generación (hijos e hijas) que no ha sido expuesta al Programa Oportunidades se concentra en el peldaño más bajo de la jerarquía ocupacional, con una notable presencia de hombres no beneficiarios (83.6% de los hombres indígenas no beneficiarios y el 80.7% de las mujeres indígenas no beneficiarias caen en este estrato ocupacional), mientras que la población indígena expuesta al Programa en este mismo estrato, si bien sigue siendo mayoritaria, es menor, especialmente en el caso de las mujeres beneficiarias (57.1 y 46.4% de los hombres y mujeres indígenas beneficiarios respectivamente). Es posible que el cambio ocupacio-nal se esté concentrando en el estrato medio (categorías 4 y 5), con una presencia significativa de hombres y mujeres indígenas beneficiarios, con especial presencia de mujeres (35.8 y 39.2% de los hombres y mujeres beneficiarios, vs. 14 y 15.4% de los hombres y mujeres no beneficiarios respectivamente). Por último, son también mujeres indígenas beneficiarias las que tienen mayor peso en el estrato más alto (categorías 6 y 7), poco más de catorce de cada 100 mujeres beneficiarias (y poco más de 7 por cada 100 hombres beneficiarios, vs. apenas 3.8 y 2.3% de mujeres y hombres no beneficiarios). En sí misma podría parecer una presencia muy reducida, pero al comparar a las mujeres beneficiarias con sus pares no beneficiarias se aprecia que la diferencia es muy significativa a favor de las primeras. Los hijos e hijas mestizos tienen un comportamiento distinto y menos claro. En primer lugar, los hombres, inde-pendientemente de su estatus en el Programa, se concentran en el estrato más bajo, pero las fracciones de mujeres beneficiarias de los estratos dos y tres son notables, no así las de los hombres beneficiarios, quienes son los que tienen mayor nivel de escolaridad cuando se analizan los ocho tipos de individuos (por etnicidad, sexo, y exposición al Programa). Podría pensarse que, en el caso de los varones mestizos, la escolaridad influye menos en los logros ocupacionales que en el caso de las mujeres. A pesar de los esfuerzos del Programa Oportunidades, dadas las escasas opciones laborales y las muy precarias estructuras de oportunidades locales, no se ha producido el impacto ocupacional que se esperaría. En las regiones en las que ya está constituido un flujo migratorio internacional, los ex becarios buscan alternativas de empleo en los
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comercios con empleados y supervisores de
trabajadores, contratistas de plomería
Profesionales
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Dominio de habilidades significativas, capacidad de controlar el trabajode otros y de llevar contabilidad básica
Oficiales (albañiles, mecánicos, joyeros), obreros calificados y empleadosen comercios y servicios formales con prestaciones
Campesinos en tierras propias y empleados en comercios informales con salario,vendedores de alimentos, prop. de tiendas en casa, vendedoras de cosméticos a domicilio, taladores y matanceros
Empleados de puestos en los mercados, ayudantes de cocina en establecimientos, jardineros en negociosfamiliares (Eu), costureras, empleados de tortillería, niñeras y obreros no calificados, empleados de granja
Ayudantes de albañiles, bomberos, fertilizadores, fumigadores, ayudantes sin salario de ventade comida en casa, empleadas domésticas, mandaderos
Peones agrícolas, pizcadores
8Figura 1Jerarquía ocupacional
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Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 137
Estados unidos. Sin embargo, los candidatos a emigrar al vecino país del norte postergan unos años la salida como emigrantes, como resultado de su permanencia más prolongada en la escuela. Los factores asociados al cambio ascendente en la jerarquía ocupacional son semejantes a los de los logros en la escolaridad (puesto que ambos están asociados) si bien el orden no es el mismo. ya no es tan determinante contar con un padre o una madre saludables que funjan como proveedores económicos, aunque esos factores influyen en el paso de los individuos por la escuela. Entre los factores asociados a los logros o cambios ocupacionales sobresale la importancia de la posición que los individuos ocupan en el ciclo reproductivo del hogar de origen (primogénitos vs. ultimogénitos). Mientras que los primeros suelen incorporarse de manera más temprana al trabajo al interior de las economías cam-pesinas familiares (el trabajo en la milpa), los segundos postergan el inicio de su vida laboral. Es decir, la participación productiva de los individuos –especialmente los varones– y la edad a la que se adoptan obligaciones económicas están fuertemente moldeadas por la ubicación en el ciclo doméstico. Los más jóvenes suelen iniciar su vida laboral a edades más tardías y, mientras lo hacen, asisten a la escuela y aumentan sus niveles de escolaridad. La participación temprana en la economía doméstica campesina no suele ser una ocupación temporal desde la que se pueda acceder, sin mayores obstáculos, a otras categorías ocupacionales más tarde en la vida. Más bien, quienes a los 14 años (o antes) dejan la escuela para convertirse en proveedores o coproveedores económicos de sus hogares de origen a través de la inversión de su fuerza de trabajo en la producción de subsistencia o en el trabajo agrícola remunerado (jornaleros) permanecen en esa categoría, no reingresan a los planteles educativos, se casan a edades tempranas y adquieren responsabilidades económicas temprano en la vida para el sostén de sus propios hogares de procreación. Por otra parte, la existencia de redes familiares en las que se encuentran individuos con experiencia en otras ocupaciones –normalmente mediante la emigración a otras regiones, a ciudades en crecimiento o hacia los Estados unidos– forma parte de las historias de los jóvenes que han logrado acceder a ocupaciones distintas a las que en-contrarían en sus lugares de origen. Los muchachos que, desde la mazateca, han emigrado a la ciudad de México, lo han hecho sostenidos por cadenas de otros lugareños, sus paisanos y parientes, que habían emigrado años antes; lo mismo sucede con los jóvenes chiapanecos que están emigrando a Playa del Carmen y a otras regiones turísticas, o con los muchachos de ambos sexos rarámuri que han emigrado como estudiantes universitarios a la ciudad de Chi-huahua y al mismo tiempo desempeñan una ocupación remunerada. ya en la ciudad han desempeñado ocupaciones en los servicios, en el comercio, en las manufacturas, haciendo uso no sólo de sus redes sociales, sino también de las habilidades adquiridas en la escuela. Si bien la educación que se recibe en los planteles educativos no es de la calidad que se espera de acuerdo a los distintos niveles y grados, es un hecho que saber leer y escribir, hacer cuentas y estar familiarizado con técnicas de cómputo (aunque básicas) constituyen habilidades que les han abierto algunas puertas a los ex becarios, especialmente a los más escolarizados, para desempeñar ocupaciones a las que no tendrían acceso en sus lugares de origen y sin las habilidades mencionadas.
Discusión, conclusiones y recomendacionesEs evidente que el Programa Oportunidades, a diez años de operación, ha tenido un impacto muy notable en 1) los logros educativos, 2) la postergación de la fecundidad, y 3) la ubicación mayoritaria de los ex becarios (cuando se les compara con los nunca beneficiarios) en los estratos medios y altos de la jerarquía ocupacional, especialmente en el caso de los hombres y las mujeres indígenas y en el de las mujeres mestizas. Los niveles de escolaridad al-canzados por los becarios, y el hecho de que más de un cuarto de los hijos e hijas de la base de datos, construida con los padres y su descendencia de entre 15 y 25 años, declare el estudio como su principal ocupación, son en sí mismos resultados extremadamente positivos que tienen que tomarse en cuenta para que el gobierno federal siga encauzando recursos y los esfuerzos del Programa Oportunidades en este tipo de acciones. El análisis de la información recopilada con extremo cuidado por cuatro equipos de antropólogos en cuatro distintos estados del país mediante técnicas etnográficas y a la luz de una estrategia metodológica rigurosa muestra que el Programa ha contribuido a dos procesos de cambio social de extraordinario valor para una sociedad como la mexicana: ha favorecido la disminución de la desigualdad en su vertiente étnica y en su dimensión de género,
138 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
al menos en lo que respecta al acceso a la educación y a posiciones relativamente altas (o medias) de la jerarquía ocupacional. La brecha de género en escolaridad alcanzada se ha invertido entre los indígenas de la generación de los hijos e hijas, y son las mujeres las que tienen un diferencial a su favor. La brecha étnica en escolaridad, que en México tiene una historia que data de la conquista a favor de los mestizos o no indígenas, se ha cerrado significativamente hasta casi desaparecer entre la población masculina expuesta al Programa Oportunidades y se ha invertido en el caso de las mujeres a favor de las indígenas, no así entre la población no beneficiaria. Entre los nunca expuestos al Programa, sigue existiendo desigualdad étnica (hombres indígenas vs. hombres mestizos; mujeres indígenas vs. mujeres mestizas, a favor siempre de los mestizos) y en menor medida de género (entre hombres y mujeres mestizos) en los niveles educativos alcanzados. La conclusión principal es que el Programa Oportunidades tiene muchas razones para no cesar en sus acciones de apoyo a las familias pobres de este país. El análisis aquí expuesto brinda resultados muy positivos sobre los logros alcanzados. Ello no obsta para decir que aún hay un largo camino por recorrer. El Programa debe mejorar sus mecanismos de operación para que la población indígena esté mejor atendida y no sufra bajas por razones burocráticas, y también para que los niños y jóvenes que asisten a la escuela (cumplen con su corresponsabilidad) continúen recibiendo sus becas. Son muchas las historias de jóvenes que perdieron la beca por razones que nunca comprendieron ni ellos ni sus padres. El paso de la secundaria a la preparatoria sigue siendo un cuello de botella, normalmente por motivos económicos, por lo que las modificaciones en curso de la plataforma de jóvenes con Oportunidades son muy apropia-das, pero su instrumentación tiene que ser cuidadosamente vigilada para que sea efectiva. El paso de la preparatoria a la universidad es aún más complicado y de no ser por apoyos de redes familiares o de otro tipo (Conafe y otros programas de becas), muchos de los que ahora son los casos más exitosos del Programa no estarían cursando una carrera universitaria. Por ello, sugerimos que el componente de jóvenes con Oportunidades (jO) se convierta en un verdadero estímulo y en una herramienta eficaz para facilitar ese paso. La principal amenaza para alcanzar el objetivo central del Programa Oportunidades (la ruptura del ciclo de transmisión intergeneracional de la pobreza) es la escasez del empleo en las microrregiones de estudio, debido a mercados de trabajo muy poco desarrollados y dinámicos. Como hemos dicho, no es una sorpresa que los jóvenes ex becarios y no becarios que han alcanzado niveles escolares sin precedentes ya hayan abandonado estas regiones. En cambio, los que permanecen en sus pueblos de origen tienen poco éxito laboral, lo cual es comprensible dada la oferta tan escasa de empleos. Ahí se desempeñan en ocupaciones tradicionales en la agricultura de subsistencia y en los jornales agrícolas. En las cuatro microrregiones estudiadas, la generación de los padres es una basada localmente mientras que la de los hijos está caracterizada por el éxodo. Al menos la mitad de los jóvenes ex becarios en las microrregiones de Chiapas y Oaxaca ya no se encuentran en sus localidades de origen. Los parientes o algún otro miembro de la red familiar son quienes brindan hospedaje y ayudan al recién llegado a conseguir un empleo. Aunque muchos se encuentran empleados en negocios informales, frecuentemente familiares, las habilidades adquiridas en la escuela (leer y escribir, hacer cuentas) les han ayudado. Los logros aquí expuestos se magnificarían si a los esfuerzos del Programa Oportunidades se sumaran en la misma medida, en términos de compromiso social y político, de adeudo y responsabilidad con el país, los sectores salud y educación. Si a los niveles escolares alcanzados por los beneficiarios (becarios y ex becarios) se sumara calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje, los beneficios para millones de niños y jóvenes serían muy superiores. Si al número de becarios y ex becarios exitosos en cuanto a sus niveles de escolaridad se añadieran las filas de los muchos que desertan a raíz de un evento de enfermedad en sus hogares, no resuelto por la escasa resolución de los servicios que prestan las unidades Médicas rurales, se hablaría de una política social exitosa. Por el momento, sin embargo, sólo es posible decir que el Programa Oportunidades ha logrado impactos inesperados y muy positivos en el mundo rural, en general, y en el mundo rural indígena en particular. y aunque el Programa Oportunidades ha contribuido –como lo atestigua este análisis– a las acciones que son necesarias para el abatimiento de la transmisión intergeneracional de la pobreza, ese proceso sólo será posible en tanto que las distintas instancias del sector público tomen medidas para la creación de más y mejores empleos y en la provisión de servicios de mayor calidad en salud y educación.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 139
Análisis FODAFOrTALEZAS y OPOrTuNiDADES
PrIorIdad dEScrIPcIÓn rEcoMEndacIÓn
forTaLEza y oPorTUnIdad
FO1El análisis muestra impacto muy notable en los niveles de escolaridad de los individuos expuestos al Programa Oportunidades en calidad de becarios.
El Programa debe asegurar que sus acciones permitan mantener o mejorar este impacto. Se sugiere que el componente de jO (jóvenes con Oportunidades) se agilice de manera que se convierta en un estímulo para todos los becarios actuales. Continúa existiendo mucha desinformación al respecto de jO y los trámites son de tal complejidad que son pocos los que realmente acceden a los beneficios.
FO2El mayor incremento se ha dado entre los indígenas y especialmente entre las mujeres indígenas.
La misma recomendación aplica aquí, pero además es importante señalar que las becas diferenciales han sido cruciales en la actual mayor valoración (por parte de los padres) de la educación de niñas y jóvenes. Mantener dicho diferencial y procurar que los beneficios de jO sean igualmente accesibles a jóvenes de ambos sexos.
FO3
Al poner en operación el Programa Oportunidades en las comunidades rurales marginadas, se incrementó la movilidad escolar intergeneracional en dos años más. Es decir, se pasó de un avance de tres años a otro de cinco años.
FO4
En la generación de los hijos, la brecha de género se ha invertido y la étnica se ha cerrado en el caso de los hombres (aún ligeramente a favor de los hombres mestizos vs. hombres indígenas) pero se ha invertido a favor de las indígenas (las hijas indígenas beneficiarias alcanzan niveles de escolaridad más altos que las hijas mestizas). Todo esto quiere decir que el Programa Oportunidades ha contribuido a disminuir la desigualdad de género y la desigualdad étnica.
FO5
La distancia que separa a la escuela de los domicilios es un factor que incide sobre todo en la asistencia y permanencia de las mujeres en la escuela (cuando la distancia es corta). Existen algunas iniciativas municipales muy positivas, en Sonora, de proporcionar autobuses para transportar a los alumnos desde las localidades hasta el centro escolar (frecuentemente en un pueblo grande o cabecera municipal).Los albergues han sido una institución (factor que favorece la escolaridad) que sin “acercar la escuela a la casa”, de hecho “acerca la casa (alojamiento) a la escuela”.
Estas iniciativas —que los municipios proporcionen transporte para los alumnos, particularmente de secundaria y preparatoria que son los niveles de menor cobertura— deberían multiplicarse porque favorecen que los niños y jóvenes estudien, en especial las mujeres.Los albergues indígenas deben permanecer (incluso abrir más) especialmente en las regiones caracterizadas por asentamientos poblacionales dispersos.
140 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
FO6
La existencia de programas y becas como Pronabes y Conafe aparecen en las trayectorias de los jóvenes más exitosos (con trayectorias escolares más largas y deseos de cursar estudios universitarios). Para estos jóvenes, que provienen de hogares de muy escasos recursos, este tipo de becas es de extremo valor.
Continuar y expandir programas tipo Pronabes y Conafe.
dEbILIdadES y aMEnazaS
DA1
Para la construcción real de capacidades es necesario contar con servicios de educación de mayor calidad (donde haya menos carencias de infraestructura, los maestros asistan a dar clases, estén mejor capacitados y se impartan contenidos de formas más pertinentes al medio indígena). Tal como se imparte la educación en estas microrregiones, los procesos de construcción de capacidades son limitados
De responsabilidad del sector educación (SEP e instancias estatales): es urgente mejorar la formación de maestros y los contenidos educativos de los programas de enseñanza (y formas de impartirlos). Apremiante también es lograr que el ausentismo de los maestros sea sustituido por asistencia cotidiana y responsable con la tarea de educar a las siguientes generaciones.
DA2
uno de los factores que explican el alargamiento de las trayectorias educativas de los becarios de Oportunidades es la corta distancia entre la escuela y la casa (facilita enormemente la asistencia en general, y la asistencia femenina a la escuela). Mientras que la cobertura de la educación primaria es muy amplia, va disminuyendo a medida que aumenta el nivel educativo, de manera que hacen falta escuelas secundarias y, sobre todo, preparatorias.
De responsabilidad del sector educación (SEP e instancias estatales): utilizar la infraestructura de las escuelas primarias “despobladas” como escuelas secundarias y preparatorias a las que naturalmente habrá que dotar de profesorado y materiales didácticos correspondientes a los niveles educativos.O bien (si no se quisiera o pudiera hacer lo anterior) procurar una cobertura más amplia de los servicios educativos secundarios y de educación media superior a través de la instalación de nuevos planteles.
DA3
El paso de la preparatoria a la universidad es extremadamente complicado (un “cuello de botella”) debido a los costos de alojamiento y la manutención en las ciudades en donde las universidades están asentadas, los traslados del pueblo a la ciudad, el transporte urbano, los costos de los materiales, del examen de admisión, etc. De no ser por los apoyos familiares y, en muchos casos de los apoyos de Conafe y otros programas de becas, muchos de los que ahora son los casos más exitosos del Programa no estarían cursando una carrera universitaria. La evidencia con la que se cuenta muestra que el componente Patrimonial jóvenes con Oportunidades, ahora jóvenes con Oportunidades, no ha sido muy efectivo. Son más los jóvenes que no pueden cobrarlo que los que sí.
Se sugiere que el componente jóvenes con Oportunidades se convierta en un verdadero estímulo y en una herramienta real para facilitar ese paso.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 141
PrIorIdad dEScrIPcIÓn rEcoMEndacIÓn
DA4
La enfermedad al interior de los hogares pobres, ya sea del padre o de la madre, y naturalmente del niño (a) o joven estudiante, es un factor que atenta contra el logro de los objetivos del Programa (respecto de la construcción de capacidades: la enfermedad del principal proveedor o de la madre, aunada a la escasa resolución de los centros proveedores de servicios de salud, lleva con mucha frecuencia a la deserción escolar).
De responsabilidad del sector salud: Aumentar el número de médicos en las clínicas rurales.Evitar que las clínicas rurales se queden sin médico por temporadas largas o cortas.Continuar con las políticas de prevención.Mejorar el abasto de medicamentos y los equipos de diagnóstico de los pacientes (baumanómetros, equipos de medición de azúcar en sangre).Diseñar y promover dietas de acuerdo a los productos que están al alcance de la población rural y realizar una campaña masiva de comunicación contra el consumo de los alimentos no nutritivos y nocivos para la salud (no sólo tabaco y alcohol, sino productos “chatarra”).
forTaLEza y oPorTUnIdad
FO7
La mayoría de las hijas no han sido aún madres. Sin embargo, el análisis muestra que una fracción importante (26.3%) de las hijas indígenas ex becarias ya tuvo su primer hijo, pero la proporción de aquellas-igualmente indígenas beneficiarias- que todavía no han tenido hijos es mayor (73.7%).
n/a
FO8
La evidencia con la que se cuenta, especialmente la que proviene de la Sierra Tarahumara, muestra que para las jóvenes indígenas el nacimiento del primer hijo no implica dejar de estudiar, posiblemente para conservar las becas que otorga el Programa Oportunidades (por la importancia que este ingreso tiene en las economías familiares).
Aunque en la Sierra Tarahumara no encontramos que las escuelas no permitan la asistencia de las estudiantes embarazadas (en otros contextos no de esta evaluación sino de evaluaciones anteriores sí se ha visto), la práctica de continuar estudiando (a pesar de ser ya madre) es una que se debe promover y, por lo tanto, es muy positivo que las escuelas tengan una política flexible (admitir a las jóvenes embarazadas) puesto que parir un hijo no incapacita a las mujeres para continuar sus trayectorias escolares.
dEbILIdad
DA5
Las mujeres mestizas beneficiarias y no beneficiarias de la generación de las hijas que ya iniciaron su ciclo reproductivo representan una fracción mayor al compararlas con las indígenas en la misma situación, pero en el caso de las mestizas, la fracción de las que ya iniciaron su ciclo reproductivo es mayor entre beneficiarias que entre las nunca beneficiarias: 42.3% de las mestizas beneficiarias ya es madre mientras que entre las mestizas no beneficiarias el porcentaje de las madres es de 35.7 (57.7% de las mestizas beneficiarias aún no es madre, mientras que la fracción se eleva a 64.3% entre las mestizas no beneficiarias).
Promover, en los talleres de auto-cuidado de la salud para los jóvenes, la conveniencia de posponer el inicio del ciclo reproductivo.Los talleres deben ser impartidos por personal capacitado que brinde información amplia y precisa sobre las implicaciones de ser madre-padre a temprana edad y sobre los métodos de anticoncepción (sin dejar lagunas de información, ofreciendo información adecuada y precisa y sin dejar que los jóvenes se “auto-capaciten”).Promover, ante las autoridades del Sector Salud, la oferta de métodos anticonceptivos a la población en general, y a los jóvenes en particular.
142 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
DA6
Los talleres que se imparten a los jóvenes como parte del Nuevo Modelo de Atención a la salud no proveen información suficiente y precisa, ni de manera eficaz, sobre los cuidados que los jóvenes tendrían que tener para evitar el embarazo temprano o el contagio del viH-SiDA, u otras enfermedades de transmisión sexual.Quienesimpartenestostalleressuelenausentarse (o no presentarse) y dejar a los jóvenes solos de manera que ellos se “auto-capacitan”. El resultado es el manejo insuficiente de información y el arribo a conclusiones incluso erróneas sobre las enfermedades, las vías de transmisión y los cuidados preventivos.
Los talleres deben ser impartidos por personal capacitado que brinde información amplia y precisa sobre las implicaciones de ser madre-padre a temprana edad y sobre los métodos de anticoncepción (sin dejar lagunas de información, ofreciendo información adecuada y precisa, y sin dejar que los jóvenes se “auto-capaciten).Promover, ante las autoridades del sector salud, la oferta de métodos anticonceptivos a la población en general, y a los jóvenes en particular.
aMEnaza
DA7El uso de anticonceptivos es inexistente entre las adolescentes. Nunca se emplean antes de tener al primer hijo.
Es necesario que el sector salud haga mayores esfuerzos (con estrategias efectivas) para promover el uso de métodos anticonceptivos entre los jóvenes. Éstos son utilizados por mujeres adultas, cuando ya no quieren tener más hijos, pero no por jóvenes y nunca antes de tener al primer hijo.
DA8
La posición de los individuos en el ciclo reproductivo del hogar de origen influye en la postergación de la unión y del ciclo reproductivo propio (hogar de procreación). La evidencia de Chiapas mostró que los becarios y ex becarios ultimogénitos, quienes gozan del privilegio de no soportar o ayudar a soportar la carga familiar del hogar de origen, permanecen más tiempo en la escuela y postergan, más que los primogénitos, la unión y el ciclo reproductivo. En cambio, los hermanos mayores suelen interrumpir sus carreras escolares para iniciar su rol de proveedores económicos a temprana edad y ello se asocia a la unión temprana.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 143
PrIorIdad dEScrIPcIÓn rEcoMEndacIÓn
forTaLEzaS
FO9
una de las fortalezas más notables del Programa Oportunidades es el de los individuos de la generación de hijos (e hijas) que declaran el estudio como su principal ocupación: más de un cuarto de los jóvenes entre 15 y 25 años se dedican, como ocupación principal, a estudiar, especialmente entre las mujeres mestizas y entre tanto hombres como mujeres indígenas. Eso significa que, por un lado, el impacto del Programa Oportunidades en los niveles de escolaridad alcanzados será muy pronto mayor del que aquí se ha visto y, por el otro, es probable que con esas credenciales escolares puedan acceder a mejores ocupaciones que las que hubieran tenido de no alargar sus trayectorias escolares.
n/a
FO10
La población indígena de la generación (hijos e hijas) que no ha sido expuesta al Programa Oportunidades se concentra en el peldaño más bajo de la jerarquía ocupacional, con una notable presencia de hombres no beneficiarios, mientras que la población indígena expuesta al Programa en este mismo estrato, si bien sigue siendo mayoritaria, es menor, especialmente en el caso de las mujeres beneficiarias.
FO11
El estrato ocupacional medio (categorías 4 y 5) tiene una presencia significativa de hombres y mujeres indígenas beneficiarios, con especial presencia de mujeres. Son también mujeres indígenas beneficiarias las que tienen mayor peso en el estrato más alto (categorías 6 y 7), poco más de catorce de cada 100 mujeres beneficiarias. En sí mismo podría parecer una presencia muy reducida, pero al comparar a las mujeres beneficiarias con sus pares no beneficiarias se aprecia que la diferencia es muy significativa a favor de las primeras.
144 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
oPorTUnIdadES
FO12
Existe un conjunto amplio de subsidios y apoyos a la agricultura (que asciende a 120 mil millones de pesos). Los productores agrícolas de estas regiones ni conocen ni se benefician de la mayor parte de estos apoyos. Sólo PrOCAMPO tiene cierta cobertura, pero limitada. La CDi también ha encauzado algunos programas productivos. Estos recursos y la afiliación clara a los programas sociales (con trámites más ágiles; supervisión del uso de los recursos y evaluación de los programas) pueden convertirse en una oportunidad para incrementar el impacto del Programa Oportunidades en el ámbito del trabajo y las ocupaciones de sus ex becarios.
De responsabilidad de la política pública en su conjunto: Dar a conocer a la población la existencia de recursos y programas productivos.Dar a conocer los mecanismos de afiliación de manera clara y abierta (asegurando que llegue a las localidades rurales como las aquí estudiadas-contextos interétnicos).Agilizar los trámites.Evaluar el impacto de estos programas para mejorar su diseño y operación.
FO13
Llama la atención el escaso aprovechamiento, desde el punto de vista del desarrollo del país, de la oportunidad que significan cientos de miles de jóvenes indígenas o campesinos, la mayoría bilingües, que conocen a fondo estas comunidades, que gracias a los apoyos de Oportunidades han elevado considerablemente sus niveles de escolaridad y que deben partir de sus lugares de origen para hacer algo positivo con sus vidas. Existe la oportunidad, no para el Programa Oportunidades únicamente sino para el gobierno federal en su conjunto de convertirlos en agentes de desarrollo si se canaliza una mayor parte de los subsidios ya existentes a proyectos de mejoría económica en las comunidades que prometan viabilidad.
incorporar a una parte de los jóvenes ex becarios bilingües, conocedores de sus regiones y con altos niveles de escolaridad a los proyectos y programas productivos: convertirlos en agentes de desarrollo canalizando una mayor parte de los subsidios ya existentes a proyectos de mejoría económica de estas regiones campesinas.
aMEnazaS
DA9
Los mercados de trabajo son muy poco dinámicos y ofrecen muy escasas opciones laborales a los jóvenes egresados del Programa, por lo que tienen que emigrar de sus lugares y regiones de origen en calidad de emigrantes laborales.
referencias1. Agudo Sanchiz A. Documento analítico del estudio etnográfico de Chiapas, Evaluación cualitativa de impacto del Programa Oportunidades, Largo plazo,
Zonas rurales, 2008, Numeral 3. México: CiESAS, 2008.2. González de la rocha M, Paredes P, Sánchez López G. Documento analítico del estudio etnográfico de Oaxaca, Evaluación cualitativa de impacto del
Programa Oportunidades, Largo plazo, Zonas rurales, 2008, Numeral 3. México: CiESAS, 2008.3. Haro A, et al. Documento analítico del estudio etnográfico de Sonora, Evaluación cualitativa de impacto del Programa Oportunidades, Largo plazo,
Zonas rurales, 2008, Numeral 3. México: CiESAS, 2008.4. Sariego jL, et al. Documento analítico: Estudio etnográfico en Chihuahua, Evaluación cualitativa de impacto del Programa Oportunidades, Largo Plazo,
Zonas rurales, 2008, Numeral 3. México: CiESAS, 2008.5. Moser C. Confronting Crisis: A Comparative Study of Household responses to Poverty and vulnerability in Four Poor urban Communities,
Environmentally Sustainable Development Studies and Monographs Series No. 8. Washington, DC: World bank, 1996.6. Katzman r. (coord.) Activos y Estructuras de Oportunidades. Estudios sobre las raíces de la vulnerabilidad social en uruguay. Montevideo: CEPAL/
PNuD, 1999.7. González de la rocha M. (coord.) Procesos domésticos y vulnerabilidad: perspectivas antropológicas de los hogares con Oportunidades, México:
Publicaciones de la Casa Chata, 2006.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 145
8. González de la rocha M. Private Adjustments: household responses to the erosion of work, united Nations Development Programme, uNDP Conference paper series, vol. 6. uNDP, 2000.
9. Sánchez López G. Documento técnico sobre salud, Evaluación cualitativa de impacto del Programa Oportunidades, Largo plazo, Zonas rurales, 2008, Numeral 10. México: CiESAS, 2008.
10. Agudo A. Documento técnico sobre educación, Evaluación cualitativa de impacto del Programa Oportunidades, Largo plazo, Zonas rurales, 2008, Numeral 11. México: CiESAS, 2008.
11. Sánchez López G. Salud, en: González de la rocha M, Paredes P, Sánchez López G. Documento analítico del estudio etnográfico de Oaxaca, Evaluación cualitativa de impacto del Programa Oportunidades, Largo plazo, Zonas rurales, 2008, Numeral 3. México: CiESAS, 2008.
Este documento técnico sobre el tema de trabajo hace énfasis en el impacto del Programa Oportunidades sobre las trayectorias e inserción laboral de los becarios y ex becarios. Por
impacto, se entiende aquí “cualquier modificación en las condiciones de vida de los grupos domésticos beneficiarios que puede ser directa o indirectamente asociada al Programa”.1 De acuerdo con la hipótesis, las modificaciones en las condiciones de vida de los hogares beneficiarios no son homogéneas y dependen de un conjunto de factores (domésticos, so-ciodemográficos y comunitarios) entre los que destacan –para los fines de este análisis– la adscripción étnica y la exposición de largo plazo al Programa Oportunidades. A medida que se alarga el periodo de exposición, los grupos domésticos beneficiarios tienen más posibilidades de acumular impactos positivos (mayor educación, salud, nutrición) de manera que es posible hablar de un gradiente de impacto. Dicha hipótesis fue formulada de la siguiente manera:
El impacto del Programa Oportunidades se acerca a los niveles más altos del gradiente en los hogares de más largo periodo de exposición y, por lo tanto, el impacto es más mesurado en los hogares de más reciente incorporación. En los primeros podemos esperar un aumento signifi-cativo de los ingresos domésticos a través de la suma de transferencias …una mayor capacidad de mejorar la alimentación y de aprovechar los servicios de salud (con todo y las limitaciones de los centros de salud) y, en tercer lugar, el alargamiento de las trayectorias escolares de los niños y jóvenes. La naturaleza acumulativa de la incorporación al Programa se manifiesta tanto en los cambios buscados explícita y directamente por el Programa (educación, salud y alimentación) como en otras áreas de la vida doméstica (capacidad de compra y de mantenimiento de rela-ciones sociales).2
La vida después de Oportunidades:impacto del Programa a diez años de su creación
i. introducción
148 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
El mayor impacto en dicho gradiente es, en teoría, el logro del objetivo principal del Programa: la ruptura del círculo intergeneracional de transmisión de la pobreza (que los niños y jóvenes no abandonen la escuela para que, en el futuro, puedan llegar a la vida adulta con buena salud y credenciales y capacidades suficientes para obtener de su trabajo la satisfacción de sus necesidades y puedan construir vidas distintas –con ocupaciones seguramente diferentes– a las de sus padres y madres y las de sus abuelos). Esta situación contrasta con el extremo opuesto del gradiente, en el que las transferencias se emplean para apuntalar las estrategias de sobreviviencia inmediata, y los niños y jóvenes viven en riesgo de abandonar la escuela, ingresar precozmente al trabajo productivo y, en un momento u otro, ser dados de baja del Programa junto con sus familias. uno de los objetivos de la evaluación cualitativa fue, precisamente, averiguar si el Programa ha incidido en la ca-pacidad de desempeño vital y laboral de ex becarios indígenas y no indígenas, comparados con individuos semejantes a los ex becarios pero que no contaron con los apoyos de Oportunidades. De acuerdo con las hipótesis manejadas, el mayor impacto en términos de logros ocupacionales (entendidos como el paso hacia niveles más altos en la jerarquía ocupacional respecto de los nunca beneficiarios) lo encontraremos entre la población mestiza de mayor exposición al Programa y el menor entre los indígenas nunca beneficiarios. Para comprender los logros laborales, sin embargo, es preciso iniciar por el análisis de los niveles educativos alcanzados porque, al menos teóricamente, los niveles más altos de escolaridad posibilitan a los individuos realizar ocupaciones no manuales en empleos mejor remunerados y con mayores prestaciones sociales que las ocupaciones tradicionales en los contextos rurales (agricultura de subsistencia o trabajo remunerado como jornaleros agrícolas). resulta necesario aclarar que por logro educativo se entiende toda superación, en el nivel máximo de escolaridad alcanzado, de los individuos beneficiarios respecto de sus padres y madres y respecto de sus pares nunca beneficiarios.* Se ofrece en segundo término una reflexión sobre los cambios en la fecundidad y, por último, se presentará el análisis de los logros ocupacionales.‡
El análisis contenido en este texto se inscribe en un proyecto de investigación más amplio en el marco de la evaluación cualitativa de impacto de largo plazo del Programa Oportunidades en localidades rurales cuyos primeros resultados se encuentran en el conjunto de documentos analíticos convenidos con el Programa Oportunidades.4-7 Dicha investigación incluyó preguntas, objetivos e hipótesis específicos a los temas de cobertura y operación e impacto a largo plazo en educación, salud e inserción laboral de los miembros de la generación de ex becarios. Para efecto de las búsquedas, se partió de la hipótesis que plantea que, en contextos rurales donde coinciden poblaciones de distinta afiliación étnica (contextos interétnicos), el Programa Oportunidades tiene un menor impacto entre los grupos domésticos u hogares indígenas que entre los hogares mestizos o no indígenas respecto de la ruptura del proceso de transmisión intergeneracional de la pobreza. Este efecto diferencial, según las nociones de partida, está relacionado con una serie de factores: desigual cobertura del Programa, baja calidad y reducida extensión de los servicios de salud y educación, falta de compatibilidad o pertinencia cultural de los servicios y su reducido grado de adaptación a las formas y los patrones de la organización social indígena. Por último, como un factor que puede explicar el impacto diferencial, se propuso la precariedad e inestabilidad de los mercados laborales que, si bien afecta también a la población no indígena, es un hecho que las poblaciones indígenas han sufrido mayor exclusión laboral y han estado más al margen de los procesos –casi desaparecidos– de movilidad social y ocupacional. Las brechas
* Se contrastarán los niveles de escolaridad de los individuos –hombres y mujeres de ambas generaciones– de manera que se podrá apreciar si los hijos e hijas han superado los niveles de sus padres y madres respectivamente, y si ello varía con la exposición al Programa Oportunidades. Así, el análisis puede mostrar la existencia o no de cambios generacionales (en términos de logros educativos), cambios diferenciales de acuerdo a la adscripción étnica y según el estatus de los individuos respecto del Programa Oportunidades (beneficiarios y no beneficiarios). El análisis sobre los logros ocupacionales se realizó constrastando las ocupaciones de los miembros de la generación de los hijos-hombres y mujeres-beneficiarios, con los no beneficiarios. No se realiza, por lo tanto, un contraste intergeneracional de las ocupaciones.
‡ Análisis sociodemográficos han mostrado que los cambios en la fecundidad son el producto de la interrelación de varios factores entre los que se encuentran la escolaridad y el trabajo remunerado. Las mujeres urbanas son las que han protagonizado los cambios más notorios respecto de su fecundidad. A medida que se eleva la escolaridad y se incrementa la participación femenina en el mercado de trabajo, las tasas de fecundidad disminuyen (el primer parto se posterga y se alargan los periodos intergenésicos). La postergación del inicio del ciclo reproductivo tiene una enorme influencia en el desempeño ocupacional de las mujeres.3
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 149
que existen entre las poblaciones indígena y no indígena en indicadores de salud (perfiles epidemiológicos y morta-lidad materno-infantil), de educación (diferenciales en calidad de la enseñanza, pruebas Enlace, eficiencia terminal, deserción escolar) y en los indicadores socioeconómicos (niveles de ingreso más bajos y oportunidades de empleo más precarias, uniones precoces, ciclos reproductivos más largos entre las mujeres indígenas) están ampliamente documentadas en la bibliografía especializada, en los reportes de las agencias de desarrollo y de los organismos internacionales. Los Documentos analíticos de estos estudios etnográficos y los diagnósticos que precedieron el trabajo de campo discuten las diferencias de contexto, relaciones interétnicas, cobertura del Programa y calidad de los servicios para explicar las brechas que aún existen entre los pueblos indígenas y los mestizos.4-11 Estas brechas apuntan, en general, a una mayor vulnerabilidad frente a los riesgos que el entorno de pobreza, característico del medio rural e indígena, impone a sus habitantes. Esta investigación etnográfica ha dado cuenta de la heterogeneidad y diversidad de los escenarios analizados en cuatro estados del país (Chihuahua y Sonora, en el noroeste de la república, y Chiapas y Oaxaca en el sur) no sólo respecto de las condiciones geográficas y conflictos de distinto tipo, sino también, sobre todo, en relación al entorno económico, el acceso al empleo y las opciones migratorias. Todos los escenarios de este estudio, sin embargo, tienen en común que los apoyos o transferencias condicionadas del Programa Oportunidades se han convertido no en una más, sino en la fuente de ingresos más importante de las economías domésticas rurales, incluso para aquellos hogares que cuentan con remesas nacionales o internacionales por medio de la emigración, más esporádicas que las transferencias del Programa. La regularidad de las entregas de apoyos brinda seguridad y certeza para las familias que viven en contextos agrícolas empobrecidos que ofrecen muy pocas opciones para la obtención del sustento. Los hallazgos sobre la cobertura del Programa muestran un panorama heterogéneo. Mientras Sariego y su equipo encontraron ciertos problemas de cobertura en la Sierra Tarahumara, que se manifiestan en la existencia de localidades de alto y muy alto grado de rezago social que nunca han gozado de los beneficios del Programa o loca-lidades en donde la cobertura es insuficiente,7 los equipos de investigación en Chiapas y Oaxaca mostraron que el Programa ostenta una cobertura extremadamente amplia, tanto así que fue difícil encontrar, en las microrregiones estudiadas en esos estados, suficientes casos de hogares no beneficiarios pobres que pudieran ser incluidos en la muestra analítica4,5 (ver apartado metodológico, infra, para una explicación de la muestra analítica). En el tema de la operación, por otra parte, sí se encontraron muchas regularidades y semejanzas entre los escenarios estudiados en los cuatro estados. Se enfatiza la sobrecarga laboral que sufren los CAr (Centros de Atención y registro) y, por lo tanto, también los promotores y los recco (responsables de Capacitación a Comités de Promoción Comunita-ria), que conduce a una generalizada escasez de tiempo en las rutinas laborales de estos operadores para brindar explicaciones y solucionar problemas in situ. A la sobrecarga de trabajo de los promotores se añade el hecho de que tanto para las beneficiarias mestizas, pero sobre todo para las indígenas, y más aún para las monolingües en lengua indígena o con un pobre dominio del español, los trámites resultan en extremo complicados para dar de baja a algún miembro que ha emigrado o ha muerto, o para dar de alta a nuevos miembros del grupo doméstico (o simplemente para entender en qué consiste el apoyo jóvenes con Oportunidades, el proceso de recertificación, el EDA –Esquema Diferenciado de Apoyos–, etc.). Los resultados del análisis comparativo sobre cobertura y operación en los cuatro estados estudiados pueden encontrarse en el Documento técnico elaborado por Sariego.26
Los análisis de materiales que provienen de los cuatro escenarios de investigación sobre la calidad de los servicios de salud, encontraron factores estructurales que ayudan a explicar tanto los perfiles epidemiológicos como la falta de adherencia terapéutica que es común encontrar en los contextos rurales, especialmente entre los indígenas. Dicho de otra forma, existen factores estructurales que obstaculizan el impacto que el Programa Oportunidades puede tener sobre la salud de los beneficiarios y que dependen de las acciones y la organización del sector salud. Los problemas de abasto de medicamentos, las actividades sindicales de los médicos y enfermeras en su búsqueda por mejores condiciones de trabajo, la deficiente infraestructura de las unidades Médicas rurales, entre otros problemas (que pueden consultarse en los documentos analíticos ya citados), forman parte de la cotidianeidad de los centros proveedores de servicios públicos de salud. En la Sierra Tarahumara, Sariego y su equipo tuvieron la oportunidad de contrastar los centros públicos de atención a la salud con algunos privados –dedicados a resolver los problemas de salud que los servicios públicos no solucionan de manera efectiva– y encontraron que los segundos poseen un
150 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
modelo de atención mucho más pertinente y compatible con la cultura local (y la epidemiología serrana).* Pero los autores de los distintos documentos analíticos también coinciden en señalar que las consultas que se ofrecen en las clínicas rurales del sector salud en estos contextos interétnicos son, con contadas y honrosas excepciones, de muy corta duración, muchas veces sin auscultación, sin explicaciones sobre el diagnóstico y sobre el tratamiento a seguir y, en muchas ocasiones –documentadas– sin los procedimientos mínimos adecuados de cualquier consulta médica. La frecuente falta de instrumentos (como estetoscopio, baumanómetro, o tiras reactivas para la medición de niveles de azúcar) y el escaso personal médico que brinda el servicio hacen de la consulta un procedimiento bu-rocrático que no incide, porque no puede incidir de la manera en la que se proporciona, en la curación o tratamiento adecuado de los enfermos. En muchos casos, además, el personal médico de los centros de salud (y los equipos de salud que visitan las localidades de su hinterland)‡ asumen actitudes paternalistas hacia los usuarios o pacientes y, en ocasiones, poco respetuosas de sus prácticas y creencias e incluso racistas y discriminatorias. En términos de prevención y del Nuevo Modelo de Atención a la salud, se encontraron también coincidencias: aunque efectivamente se está trabajando en la instrumentación de dicho Nuevo Modelo (se intenta realizar talleres en vez de pláticas de salud, se pretende promover la participación de las beneficiarias en lugar de actitudes más pasivas, se divide –en algunos lugares, no en todos– a las beneficiarias en grupos de edad para tratar temas específicos a su etapa vital), en la práctica se observa que los responsables de la instrumentación de este modelo, que fomenta la prevención, adolecen de falta de capacitación en metodologías apropiadas y de sensibilización hacia las culturas locales (que implica un mayor respeto a los saberes y prácticas locales o, lo que es lo mismo, a la cultura de los usuarios). El análisis realizado sobre las trayectorias reproductivas e itinerarios terapéuticos que provienen del estudio etnográfico de Oaxaca, por otra parte, mostró que la solución de los problemas de salud, tanto de indígenas como de mestizos, sobrepasa el ámbito local e incluye el uso de servicios de atención a la salud, públicos y privados, que se encuentran en las pequeñas, medianas e incluso en las grandes ciudades (como el Distrito Federal), no sin un costo conside-rable para las economías de estas familias pobres. Esto es posible gracias a las redes migratorias de las que forman parte muchos habitantes rurales e implica problemas de seguimiento (de interconsultas) por la inexistencia de un sistema común de registro de expedientes y respecto de la certificación del cumplimiento de corresponsabilidades. No es ocioso decir, además, que los estudios para llegar a un diagnóstico (pruebas de laboratorio, rayos x, y otro tipo de análisis), los viajes en búsqueda de atención a la salud, los gastos en comida fuera de casa y en medicinas llevan a desembolsos que ninguna familia pobre es capaz de resistir sin endeudamientos de por medio, sin procesos de descapitalización o de pérdida de activos (venta de tierra, de ganado, de aperos de labranza, etc.), y sin el apoyo económico de hijos u otros parientes (especialmente los emigrantes a las ciudades en las que se busca la atención médica). Estos y otros temas fundamentales para entender la calidad de los servicios de salud y el impacto de los componentes de salud en la vida de los beneficiarios indígenas y no indígenas fueron abordados en el Documento analítico del estudio etnográfico en Oaxaca12 y constituyen el tema central del análisis comparativo (con los mate-riales de los cuatro estudios etnográficos) del Documento técnico de salud elaborado por Sánchez López.13
La calidad de los servicios de educación formó parte también de lo investigado, y aquí también se encontraron patrones semejantes. En primer lugar, se documentó que el Programa Oportunidades ha contribuido a alargar significativamente las trayectorias educativas de los becarios, tanto indígenas como mestizos. Por otra parte, y no es un logro menor, se ha alcanzado una mayor valoración de la escolaridad (y de la educación, en términos más generales) de las mujeres. Tanto los padres como las madres, sobre todo las segundas, indígenas y no indígenas, manejan la noción de que la escuela es importante también para las niñas y jóvenes como un instrumento de inde-pendencia (“no sabemos qué tipo de hombre les va a tocar”) y de capacitación para la obtención de ocupaciones
* Dos de los escenarios estudiados en la Sierra Tarahumara son casos hasta cierto punto atípicos porque son las sedes de hospitales privados. En Norogachi, un hospital bien equipado manejado por una orden religiosa católica, y en Samachique, un hospital atendido por médicos generales y doctores con diferentes especialidades, también manejado por una organización religiosa, en este caso protestante.
‡ Por hinterland se entiende el territorio que recibe la influencia de un centro, en este caso se refiere a las localidades bajo la jurisdicción de un centro de salud que son visitadas por los equipos de salud en tareas normalmente encaminadas al saneamiento básico, vacunación, etc., que son de la responsabilidad de dicho centro de salud.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 151
distintas a las que ellas tradicionalmente han realizado. Se cuenta con evidencias que indican que la valoración de la educación de las mujeres, por parte de los padres, es por un lado nueva (las madres suelen contrastar su posición con las de sus propios padres, quienes no veían razones para invertir en la asistencia de las niñas y mujeres jóvenes en la escuela, pues finalmente se van a casar)* y, por el otro, es en gran medida producto de las becas diferenciales a favor de las mujeres. El número de mujeres indígenas ex becarias del Programa Oportunidades que aún siguen estudiando es sorprendente (respecto de las hipótesis) y muy positivo (respecto de los objetivos del Programa).‡ De hecho, en Chiapas y en Oaxaca son más las mujeres indígenas que siguen estudiando que las mestizas en la misma situación. Sin embargo, en lo tocante al incremento o refuerzo del proceso de construcción de capacidades, el impacto sería mayor si la educación que imparten las escuelas primarias y secundarias fuera cultural y regionalmente más pertinente y, sobre todo, que los contenidos educativos y los procesos de enseñanza-aprendizaje gozaran de mayor calidad (ponderada mediante el número de días que los maestros acuden a brindar el servicio, infraestructura escolar adecuada o con deficiencias, existencia o no de materiales didácticos, capacitación de los maestros, etc.).§ El Documento técnico de educación brinda un análisis comparativo de la calidad del servicio y de los factores que están asociados a mayores y menores impactos.14
El último tema que concierne al presente estudio es el que conduce a la pregunta central de este documento técnico: el impacto en las ocupaciones, el tipo de inserción laboral de los ex becarios del Programa Oportunidades y los cambios en los patrones de fecundidad (vistos a través de la edad de las mujeres al momento de su primer parto). La hipótesis central que guió esta búsqueda es que el Programa Oportunidades incide directamente –aunque de manera diferencial entre poblaciones indígenas y no indígenas– en la prolongación de las trayectorias educativas. Los mayores logros en escolaridad se relacionan con un abanico relativamente más amplio de opciones laborales (dentro o fuera de las microrregiones estudiadas) y, también, con patrones de nupcialidad y fecundidad distintos a los de generaciones previas. Si la realidad analizada apoya esta hipótesis, será posible afirmar que el Programa Opor-tunidades está contribuyendo a la ruptura de la transmisión intergeneracional de la pobreza y que dicho impacto es mayor entre la población no indígena de larga exposición al Programa. El proceso de transmisión intergeneracional de la pobreza está caracterizado por la deserción escolar temprana, el trabajo precoz en actividades de subsistencia o en empleos que ofrecen muy escasos salarios y oportunidades muy reducidas para la obtención de los satisfactores de necesidades básicas. Este proceso incluye la unión y el embarazo tempranos y todo este conjunto de elementos conduce a la creación de hogares o grupos doméstico-familiares del mismo perfil que los hogares de origen. La expo-sición de largo plazo al Programa (vs. la no exposición), por un lado, y la adscripción étnica (indígena-no indígena) constituyen las dos variables de mayor interés en el análisis. Los objetivos de este análisis son tres:• Entender,alenfocarelanálisisenlossujetosconmayorexposiciónpotencialalPrograma–losahorajóvenes
que iniciaron su trayectoria como becarios en 1998 cuando cursaban el tercero o cuarto año de primaria–, los procesos que llevan al impacto “final” de Oportunidades en el grupo considerado como de mayor impacto potencial por tener la máxima exposición: mayor escolaridad, uniones más tardías, menor fecundidad y mejores ocupaciones en un plazo de 10 años.#
* Es posible, por supuesto, encontrar todavía la noción de que el gasto en la escolarización de las hijas no tendrá ningún tipo de recompensa, puesto que el destino de las mujeres es, finalmente, el matrimonio. Pero estas ideas, que aún sostienen muchos padres, parecen estar en creciente desuso. Es cada vez más frecuente escuchar, de boca de los padres y madres de familia, que las mujeres tienen que estudiar para ser capaces de, por un lado, ser un poco más independientes –si acaso se casan con un borracho desobligado– a modo de estrategia de protección para el futuro y, por el otro, para obtener mayores recompensas laborales y económicas que las que sus madres lograron tener.
‡ El 28% de las ex becarias indígenas aún estudia; una fracción semejante, aunque menor (26.6%) de los varones indígenas son todavía estudiantes.§ En los cuatro estados y en todas las microrregiones estudiadas, se encontró que los planteles de educación media superior contrastan muy
positivamente con las primarias y las secundarias: tienen menos carencias de infraestructura y materiales, cuentan con profesores más calificados y, sobre todo, los maestros –por razones quizás relacionadas con la no adscripción al sindicato– asisten regular y responsablemente a impartir sus clases.
# Al menos teóricamente, el grupo de mayor impacto potencial no es el aquí analizado sino los individuos que fueron gestados en el seno de un hogar ya incorporado a Oportunidades, cuyas madres recibieron la atención prenatal y ellos mismos se beneficiaron, desde embriones, del paquete completo de apoyos del Programa (atención a la salud de sus madres embarazadas, cuidados postnatales, estimulación temprana, alimentación y complementos nutricionales, becas escolares a lo largo de toda la trayectoria escolar, etc.). Sin embargo, para conocer el mayor impacto potencial será necesario esperar al menos diez años más. En esta evaluación se tomó la decisión de analizar a los niños que en 1997-1998 empezaron a recibir las becas del Programa cuando cursaban entre el tercero y cuarto año de primaria porque el objetivo es conocer el impacto en la escolaridad y en el desempeño laboral.
152 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
• Ofrecerunareflexiónsobre la relaciónqueexisteentre lacalidadde losserviciosen lapoblación“pionera”de Oportunidades y los impactos. Dado que los documentos analíticos de los estudios etnográficos llevaron a cabo la tarea de describir y analizar la calidad de los servicios, y dado que existen dos documentos técnicos que abordan la calidad de los servicios de salud y educación, el trabajo aquí se limita a llevar los resultados de los estudios etnográficos a un nivel de análisis distinto, en el que se aborda la calidad del servicio (acumulado a lo largo de la vida) en las capacidades observadas de los individuos en su vida adulta (relativamente hablando, pues aún son muy jóvenes), tanto respecto a sus prácticas laborales como en las pautas o patrones de estable-cimiento de nuevos hogares (por ejemplo, los casos de jóvenes ex becarios que, debido a problemas de salud no diagnosticados con precisión y por lo tanto no tratados con eficacia, son incapaces de dedicarse plenamente al trabajo o aquellos otros que han gozado de buena salud y se benefician actualmente de sus facultades físicas para su desempeño laboral).
• Describiryexplicarimpactosheterogéneosenpoblaciónindígenaynoindígenarespectodesuslogrosenesco-laridad, en la postergación de la unión y el nacimiento del primer hijo y respecto de sus logros ocupacionales.
ii. MétodoLas preguntas de investigación llevaron a diseñar una estrategia metodológica que aquí se retoma de manera sucinta. Se eligieron tres microrregiones étnicamente diversas en cada uno de los cuatro estados estudiados para estudiar tanto hogares indígenas como no indígenas o mestizos,* de naturaleza rural (localidades con menos de 2 500 habi-tantes), de la primera fase de incorporación del Programa Oportunidades (hogares de larga exposición al Programa) pero, al mismo tiempo, donde hubiera la posibilidad de encontrar hogares igualmente pobres que los beneficiarios pero que nunca hubieran sido incorporados al Programa. En total, se realizó trabajo de campo etnográfico en doce microrregiones del país en los estados de Chihuahua, Sonora, Chiapas y Oaxaca. Se dio prioridad al trabajo etnográfico de campo, y se incluyeron observaciones directas en los centros proveedores de servicios (escuelas, clínicas, centros y casas de salud), sitios laborales, eventos públicos (entregas de apoyos, asambleas ejidales y municipales, días de mercado) y viviendas. Se hicieron entrevistas a los jefes de los CAr y a los promotores de Oportunidades, vocales del Programa, médicos y enfermeras, maestros y directores de escuela, autoridades y líderes locales. Se diseñó una muestra analítica de cuatro tipos de hogares: beneficiarios indígenas y mestizos y no beneficiarios indígenas y mestizos para contar con información sobre 16 grupos domésticos en cada microrregión (cuatro de cada uno de los subtipos) y, de esa manera, contar con 48 grupos domésticos en cada escenario (formado por las tres microrregiones de cada estado). Ello daría un total de 192 estudios de caso de ho-gares de los distintos subtipos. A través de un conjunto de entrevistas abiertas y estructuradas a miembros de cada hogar (y no una sola entrevista), observación participante y otras técnicas de recolección cruzada de información, instrumentadas a lo largo del periodo del trabajo de campo (14 semanas) se construyeron estudios de caso para conformar dicha muestra analítica. La muestra analítica teórica estuvo integrada de la manera que se muestra en el cuadro 1.
* La etnicidad es un concepto relacional que alude a la conjugación de varios rasgos. La autoidentificación como indígena respecto de otros y ser identificado como indígena por el no indígena es uno de crucial importancia. El uso de lenguas mesoamericanas, indígenas, las costumbres o formas de vida con un fuerte componente ceremonial como núcleo de la vida y las relaciones sociales y, aunque en desuso, el tipo de vestimenta son los elementos para definir la afiliación indígena. El iNEGi, para sus propósitos de conteo de población, utiliza la lengua como criterio que define la etnicidad. Los hablantes de lengua indígena son considerados indígenas y los hogares habitados por hablantes de lenguas indígenas son considerados como hogares indígenas. Para la selección de las microrregiones de estudio se revisó el Conteo 2005 que indicó los lugares idóneos para encontrar tanto hogares indígenas como no indígenas. La muestra analítica que guió la selección de los hogares, como se verá más adelante, está compuesta por hogares indígenas y no indígenas, beneficiarios y no beneficiarios. Los hogares indígenas se seleccionaron de acuerdo a un conjunto de criterios entre los que destacan la lengua y, sobre todo, la autoidentificación como indígena, de manera que los hogares indígenas de la muestra son aquellos en los que sus miembros son hablantes de lengua indígena y que, además, se consideran miembros de uno de los grupos étnicos estudiados (tarahumara, pima, yaqui, guarijío, mayo, chol, tojolabal, tzotzil, mazateco, mixe, chinanteco o mixteco). vale aclarar que en el caso de los pima, en donde se ha dado un proceso de desaparición de la lengua, ser o no hablante de la lengua pima no pudo ser un criterio de selección. Sin embargo, los pima tienen una arraigada identidad étnica. En la microrregión pima, por lo tanto, los hogares indígenas se seleccionaron con el criterio de la autoidentificación como indígena, miembro o no de dicho grupo étnico.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 153
eStatuS
oPoRtuNidadeSetNiCidad CHiaPaS CHiHuaHua oaxaCa SoNoRa totaL
beneficiarios indígenas 12 12 12 12 48
beneficiarios Mestizos 12 12 12 12 48
No beneficiarios indígenas 12 12 12 12 48
No beneficiarios Mestizos 12 12 12 12 48
TOTAL 48 48 48 48 192
La selección de los hogares beneficiarios se realizó de acuerdo con criterios rigurosos:1) Los hogares seleccionados debían ser de la primera fase de incorporación realizada por (Progresa) Oportunidades.2) Para contar con individuos de larga exposición al Programa en la generación de los hijos, se seleccionaron hogares
que, en 1998 cuando fueron incorporados, tuvieran por lo menos a un niño cursando entre tercero y cuarto año de primaria.
3) Los hogares indígenas debían conformar la mitad de los casos de beneficiarios, y el otro 50% debía ser de hogares mestizos o no indígenas.
4) Se optó, asimismo, por elegir los hogares en distintos momentos o etapas de su ciclo doméstico, de manera que se procuró que la mitad de los hogares de cada subtipo tuviese hijos primogénitos, y la otra mitad hijos ultimogénitos de dichas edades (entre tercero y cuarto año de primaria) al momento de su incorporación. Ello con la finalidad de poner a prueba la hipótesis de los privilegios que los hijos ultimogénitos tienen respecto de los primogénitos, quienes frecuentemente salen de la escuela para dedicarse al trabajo, y con la finalidad de contar con hogares en el presente etnográfico con distintas características sociodemográficas en donde fuera posible observar variedad de itinerarios terapéuticos, de prácticas de autocuidado a la salud y de atención (padecimientos crónico-degenerativos, en los casos más añejos, cuidados prenatales e infantiles en el caso de los hogares más jóvenes).
Con la finalidad de contar con casos de contraste con los beneficiarios, se seleccionaron hogares no beneficiarios siguiendo, de igual manera, criterios rigurosos:1) Se privilegió la situación de no incorporación, es decir, que los hogares seleccionados como no beneficiarios
nunca hubieran sido incorporados al Programa Oportunidades. En los casos en los que ello no fuera posible, se eligieron hogares de muy reciente incorporación (2007 como máximo) o que fueron beneficiarios por muy poco tiempo (dados de baja al año o máximo al año y medio de su incorporación).
2) Los hogares no beneficiarios debían cumplir con las características del pareo, es decir, que se buscaron los casos más semejantes a los beneficiarios seleccionados para la muestra, no en el momento actual sino en el momento en el que los hogares beneficiarios fueron incorporados al Programa (1998). La técnica del pareo, entonces, nos llevó a considerar a los hogares no beneficiarios según su adscripción étnica, su residencia (en la cabecera municipal o rancherías periféricas), sus condiciones socioeconómicas (acceso a tierra y nivel de educación de los jefes del hogar), tamaño del hogar, la mitad de ellos con hijo primogénito en los grados escolares de interés en 1998 y la otra mitad con alguno de los ultimogénitos en esos niveles escolares.
De esa manera, la muestra garantiza contar en el presente etnográfico con jóvenes de larga exposición al Programa y con sus pares –de la misma edad y condiciones socioeconómicas– que nunca recibieron los apoyos. No es ocioso insistir en que el punto de partida de ambos grupos es similar, de manera que las diferencias actuales en escolaridad, fecundidad y ocupación forman parte del impacto del Programa Oportunidades. La estrategia metodológica en su conjunto responde a las necesidades de esta investigación. Las preguntas e hipótesis que se formulan parten del conocimiento acumulado sobre los cambios en el bienestar (y la vulnerabilidad) que el Programa Oportunidades puede llegar a gestar en contextos rurales interétnicos. La muestra analítica garantiza la inclusión de tipos de casos diferentes con el fin de comprender las variaciones posibles y postular relaciones entre
Cuadro 1Muestra analíticateórica de hogares
154 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
factores y procesos de carácter general. Los casos contienen la máxima variación posible de las variables (etnicidad y exposición al Programa Oportunidades) con el fin de generalizar los resultados a la población de interés, en este caso el impacto del Programa Oportunidades en el mundo rural interétnico caracterizado por altos niveles de marginación y rezago social.* Las microrregiones estudiadas son de alto y muy alto rezago social (con algunas excepciones que el Coneval ha clasificado como de rezago medio, como el caso del municipio Santiago jamiltepec en Oaxaca, y dos microrregiones estudiadas en Sonora). Se trata de escenarios étnicamente diversos, en donde indígenas y mestizos están en aparente igualdad de condiciones respecto de su potencial acceso a los servicios. Aunque la muestra analítica siempre fue una guía fundamental en la selección de los hogares para la realización de estudios de caso, y de hecho fue instrumentada al 100% en las microrregiones de Chihuahua y casi al 100 porciento en las de Sonora, fue necesario readecuarla –en Oaxaca y Chiapas– conforme a lo que la realidad ofrecía. Por ejemplo, en algunos casos, la población no indígena efectivamente existía, pero no todos los hogares no indígenas eran com-parables con los beneficiarios (por ser maestros o realizar otras ocupaciones con niveles de ingresos superiores). Tal fue el caso de la microrregión mazateca en el estado de Oaxaca, en donde se intentó subsanar este obstáculo al incluir hogares en donde la madre es no indígena (aunque casada con un mazateco), dado el importante papel de la madre en la socialización de la prole.‡ En el municipio de Tumbalá, en Chiapas, se enfrentó el mismo problema, en donde se optó por seleccionar los hogares respecto de la variable lingüística para cubrir tanto monolingües en lengua indígena como bilingües. Otro problema fue el encontrado en las microrregiones con muy alta cobertura del Programa en cuanto a la ubicación de hogares no beneficiarios (problema encontrado en la microrregión mazateca en Oaxaca y en Chiapas).§ En esos casos no se cubrió la cuota de los hogares no beneficiarios (porque no existen pobres no beneficiarios) y se optó por maximizar la diferencia de la variable exposición al Programa con hogares que apenas, al final de 2007, habían sido incorporados (y sólo habían recibido los apoyos de un bimestre en el momento del trabajo de campo) (cuadro 2).
eStatuS
oPoRtuNidadeSetNiCidad CHiaPaS CHiHuaHua oaxaCa SoNoRa totaL
beneficiarios indígenas 24 12 11 13 60
beneficiarios Mestizos 8 12 10 14 44
No beneficiarios indígenas 7 12 14 11 44
No beneficiarios Mestizos 6 12 7 10 35
TOTAL 45 48 42 48 183
Como puede verse, son los estados del sur, Oaxaca y Chiapas, donde mayores dificultades se encontraron para la ubicación de hogares idóneos para el estudio debido fundamentalmente a dos factores: la alta concentración de población indígena (son municipios más puramente indígenas que los del norte) y la muy elevada cobertura del Programa Oportunidades.
Base de datos para el análisis de impacto
Se construyó una base de datos con la información de todos los estudios de caso de hogares beneficiarios y no be-neficiarios de las doce microrregiones estudiadas en los cuatro estados. Se privilegió el análisis de los no becarios y de los becarios y ex becarios (hijos beneficiarios) de ambos sexos que tienen entre 15 y 25 años, por ser esta cohorte la
* véase Cortés, Escobar y González de la rocha15 para una reflexión epistemológica de las posibilidades de generalización de este tipo de aproximaciones a la realidad.
‡ Efectivamente, los hijos de las parejas mixtas, de padre indígena y madre no indígena, no sólo no hablan la lengua local sino que incluyen en sus referentes a la ciudad o la región no indígena de donde proviene la madre.
§ En el municipio de Tumbalá, en Chiapas, fue imposible encontrar hogares no indígenas no beneficiarios ya que la población mestiza es prácticamente inexistente y la cobertura del Programa Oportunidades es más extensa que en los municipios de Las Margaritas y San Cristóbal, en donde se pudo completar la muestra en 100 y 82%, respectivamente (16 hogares en Las Margaritas, la mitad indígenas y la mitad mestizos, con un número balanceado de hogares beneficiarios y no beneficiarios).
Cuadro 2Composición finalde la muestraanalítica de hogares
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 155
que más interesa para el estudio de largo plazo (la de mayor exposición al Programa, como becarios e hijos de titulares beneficiarias). Se trata de un análisis que contrasta los logros educativos de los jóvenes becarios y ex becarios (hijos beneficiarios) con los de sus padres y madres y con los de sus pares no beneficiarios (ya sea porque sus hogares nunca han sido incorporados al Programa o porque nunca gozaron de la beca de Progresa-Oportunidades aunque los hogares a los que pertenecen sean beneficiarios). igualmente, se contrastan los logros ocupacionales de los jóvenes becarios y ex becarios y los de sus contrapartes nunca beneficiarios de las mismas edades y orígenes socioeconómicos. La base de datos incluye las siguientes variables tanto de los padres de ambos sexos como de los hijos y otros miembros que tenían, al momento del estudio, entre 15 y 25 años: entidad de la república, región, pueblo, número de hogar, sexo, nombre de pila, edad, parentesco (si es padre o madre, hijo o hija, u otro), estatus en el Programa, etnicidad, lengua, lugar de residencia, estado civil, escolaridad,* ocupación principal, ocupación secundaria, descripción detallada de las ocupaciones, edad al momento del primer parto (en el caso de las mujeres). La base de datos (cuadro 3) de la muestra analítica basada en la cohorte de jóvenes de mayor impacto potencial en educación y ocupación consta de 791 individuos (496 indígenas y 295 mestizos) que pertenecen a 183 hogares, con un promedio de 4.13 miembros por hogar, sin contar a los hijos u otros miembros menores de 15 y mayores de 25 años. Esta base de datos no incluye a todos los miembros de los hogares, sino únicamente a los padres y los hijos (u otros miembros de la generación de los hijos) en la cohorte que en el momento del estudio tenía entre 15 y 25 años y que, por lo tanto, tenía entre 5 y 15 años en 1998. Sus hermanos mayores y menores y otras personas residentes en el hogar que no pertenezcan a la cohorte objetivo fueron excluidos de la base de datos.‡
BaSe de datoS: iNdividuoS que La CoNFoRMaN
etNiCidad eStado BeNeFiCiaRio No BeNeFiCiaRio totaL
indígenas Chiapas 110 51 161
Chihuahua 50 55 105
Oaxaca 54 56 110
Sonora 68 52 120
Total 282 214 496
Mestizos Chiapas 33 25 58
Chihuahua 46 15 61
Oaxaca 47 25 72
Sonora 59 45 104
Total 185 110 295
Gran total 467 324 791
relación de parentesco
Padres de ambossexos
193 121 314
Hijos e hijas 256 192 448
Otros 18 11 29
Total 467 324 791
* El dato de la escolaridad se consignó en años que corresponden al nivel máximo alcanzado: 0= analfabeta o nunca fue a la escuela, 1= primero de primaria, 6= primaria completa; 9=secundaria; 12= bachillerato, etc.
‡ Los estudios de caso de hogares indígenas y mestizos, beneficiarios y no beneficiarios (la mitad de cada tipo con un hijo primogénito cursando entre el tercero y cuarto de primaria en 1998 y la otra mitad con un hijo de la camada de los hijos menores, de preferencia el ultimogénito, en ese grado escolar en dicho año) cuentan con información detallada sobre todos los miembros del hogar, independientemente de su edad, abuelos de edad avanzada, padres, madres, hijos e hijas de todas las edades y otros miembros (parientes o no). Sin embargo, para efectos del análisis aquí realizado se construyó una base de datos con la información de todos aquellos miembros del hogar –jóvenes, hijos u otros miembros– en el rango de edad ya mencionado (entre 15 y 25 años) para contrastar a los beneficiarios y no beneficiarios entre sí y con sus padres y madres, cuando de niveles de escolaridad se trata, y para comparar ex becarios (hijos) o beneficiarios y no beneficiarios cuando lo que interesa es averiguar las diferencias en las ocupaciones que actualmente desempeñan.
Cuadro 3Base de datos
156 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
Con esta base de datos se procedió a un análisis (estadística descriptiva) para indagar los niveles de escolaridad alcanzados por todos los individuos (padres, madres, hijos, hijas) y, de esa manera, conocer las brechas por gene-ración, por género, por etnicidad y por estatus en el Programa.* El análisis para contrastar los logros ocupacionales de becarios y ex becarios con los de los nunca beneficiarios –así como el de los cambios en la fecundidad de las hijas– parte de esta misma base de datos. Los resultados son materia del siguiente apartado, una vez descritas las estructuras de oportunidades en las que los sujetos de estudio están inmersos.
iii. resultadoseStRuCtuRaS de oPoRtuNidadeS
En los documentos analíticos de las cuatro investigaciones etnográficas se mostró que las regiones rurales habitadas por una alta proporción de población indígena constituyen escenarios cuyas características dificultan la operación del Programa Oportunidades. Aunque con una variación importante, en general son zonas alejadas y dotadas de muy precaria infraestructura, en las que casi ningún profesional de fuera de ellas quiere vivir y ejercer su profesión. Por lo tanto, los servicios de salud y educación son prestados por médicos y maestros que ven su estancia en estas comunidades pobres como un asunto temporal, que tienen que resistir con la finalidad de lograr mejores puestos en lugares que ofrecen más comodidades y prestigio. Los análisis realizados en los documentos analíticos, además, revelaron que las poblaciones indígenas enfrentan muchas más dificultades que las mestizas para mantenerse en el Programa Oportunidades en calidad de beneficiarios y que, adicionalmente, la calidad de los servicios de salud y educación, lejos de ser óptima, es indiscutiblemente deficiente.4-7
No obstante lo anterior, y aún con los problemas de cobertura detectados en la Sierra Tarahumara entre locali-dades rarámuri y pima, que contrasta con la adecuada o muy amplia cobertura en las microrregiones sonorenses, oaxaqueñas y chiapanecas, es claro que la presencia y operación del Programa Oportunidades en el México rural ha marcado un hito en la historia de las localidades y en las vidas de las familias y de los jóvenes que han recibido los apoyos a través de las becas. En las zonas rurales del país como las aquí estudiadas, ha habido un aumento real en los ingresos de los hogares de 1992 a 2006, (cuadro 4) aunque este proceso sea poco evidente al ojo etnográfico. Este lapso de doce años tiene, como elemento fundamental para este análisis, la puesta en marcha del Programa Oportunidades (en ese momento
* Es necesario precisar lo siguiente: en la categoría beneficiarios (hijos e hijas) se encuentran tanto los actuales becarios como los ex becarios. En la categoría no beneficiarios incluimos a los hijos e hijas que nunca tuvieron la beca, independientemente de que sus madres sean titulares del Programa. En este análisis se considera el estatus en el Programa como una variable fiel a la historia del individuo y no a la del hogar porque hemos constatado, en esta y en otras evaluaciones, que al menos en el campo de la escolaridad, son quienes reciben las becas los que claramente tienen el estímulo –y la presión de los padres– por asistir y permanecer en la escuela. Sariego y colaboradores.7 afirman que las becas de los hermanos ultimogénitos constituyen, en ciertos casos en la Tarahumara, el mecanismo de apoyo a través del cual los primogénitos se ven liberados de la carga económica familiar y, por lo tanto, pueden alargar ellos mismos sus trayectorias educativas. Sin duda, análisis más específicos, con otro tipo de información y bases de datos más amplias podrán en el futuro calcular “el efecto del paquete amplio del programa”, y la relación entre salud y nutrición con escolaridad y trabajo. Aquí se considera beneficiario (para efectos del análisis de escolaridad, fecundidad y ocupación) a quienes recibieron becas de Oportunidades (becarios y ex becarios) mientras que tanto sus hermanos que nunca recibieron becas como los jóvenes de hogares nunca beneficiarios se consideran como “no beneficiarios” aunque ello se traduzca en dificultades técnicas y teóricas. El hecho de que existan jóvenes que nunca tuvieron la beca en el seno de hogares beneficiarios se debe, en la mayoría de las veces, a que su posición en el ciclo doméstico no favoreció ser incluido en el Programa –ya había pasado por la escuela cuando el hogar fue incorporado– mientras que algunos de sus hermanos (los menores) sí sean o hayan sido becarios. También hay casos en la categoría de hijos beneficiarios que provienen de un hogar no incorporado al Programa. Éstos son mucho más reducidos y corresponden a individuos que gozaron de las becas de Oportunidades durante el tiempo, por ejemplo, en que vivieron con abuelas –ellas, a diferencia de sus madres, sí beneficiarias, o de algún otro pariente beneficiario y después se reincorporaron al hogar de sus padres. Podría argumentarse que los no becarios que viven en hogares que sí son beneficiarios (cuyas madres reciben los apoyos del Programa y sus hermanos reciben becas) también gozan, de manera indirecta, de los beneficios de formar parte de un hogar beneficiario. Este “efecto del paquete del Programa” no puede ponderarse con la información con que se cuenta (no fue parte de los objetivos de esta investigación) y, por otra parte, considerar a quienes nunca recibieron la beca como beneficiarios –en la misma medida que los becarios y ex becarios– por el hecho de formar parte de un hogar beneficiario tampoco es una soluciónaesteproblemadeíndoleteóricoymetodológico.Quedapendienteelanálisisdelimpactocontrolandoelnúmerodeañosenlosquelosestudiantes mantuvieron su beca. En este análisis, todos aquellos que alguna vez fueron becarios, por corto o largo tiempo, están en la misma categoría de beneficiarios (el hecho de que los hogares hayan permanecido durante diez años como beneficiarios no garantiza que los individuos de la generación de los hijos hayan mantenido la beca por ese mismo lapso de tiempo; de hecho, no se encontró ningún caso así).
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 157
aún llamado Progresa) en 1997. Es decir, nueve de los 12 años en los que se ha dado este proceso corresponden a la llegada y expansión del Programa Oportunidades en el México rural. Según el Coneval, este cambio real positivo (a pesar del descenso de los ingresos provenientes de la producción y los negocios propios) resulta de: 1) mayor masa salarial y 2) aumento en transferencias gubernamentales (donde Oportunidades juega el papel principal). El aumento de las remesas (y de la emigración), en términos relativos, es muy grande, pero su contribución absoluta es pequeña, aunque se sabe que algunos hogares dependen mucho de ellas.16 La mayor masa salarial a su vez es producto de más horas trabajadas por parte de los miembros del hogar (aparentemente las mujeres), y un pequeño aumento real de las remuneraciones. Este último puede estar relacionado con la mayor producción agrícola nacio-nal, que demanda mayor fuerza de trabajo, y con la emigración del campo, que reduce la cantidad de trabajadores disponibles. Sin embargo, cabe suponer que estos mayores salarios y oportunidades salariales se distribuyen des-igualmente en el territorio, y que los municipios más marginados del país (tales como los aquí estudiados) no se benefician mucho de ellos. Otros análisis muestran que en un plazo aún más corto (2000-2006), el aumento en la masa salarial es todavía mayor que el aumento en las transferencias de cualquier fuente.17 Esto seguramente es consecuencia de que en el año 2000 una buena parte de los hogares rurales pobres ya recibía Progresa y Procampo, por lo que el aumento más reciente en estas transferencias tiene menor importancia.
CaMBio Neto ReaL eN LoS iNGReSoS de LoS HoGaReS RuRaLeS, 1992-2006 (PeRCeNtiLeS 1-28)
fUEnTE CaMBio ReLativo (%) CaMBio aBSoLuto ($)
1. Trabajo asalariado 54.5 65.86
2. ingreso negocio propio -24.4 -22.43
3. Transferencias 335.7 75.65
3.1 remesas 405.5 17.12
3.2 Otras transferencias 319.6 58.53
3.2.1 Oportunidades - 47.58
3.2.2 Procampo - 8.45
3.2.3 Otras 13.6 2.50
4. Producción propia -71.4 -38.35
5. Pago en especie -74.6 -1.72
6. renta imputada 16.2 8.79
7. regalos 195.3 -4.85
Total neto per cápita 24.2 82.96
Fuente: Tabulación Coneval de la ENiGH
Aquí se ofrece un breve panorama de las estructuras de oportunidades. Se privilegia la atención a los mercados labo-rales a los que tienen acceso los residentes de las microrregiones, puesto que la gama de servicios de salud y educación ofrecidos y la calidad de los mismos son motivo de los análisis realizados por Agudo14 y Sánchez López,13 responsables de los Documentos técnicos de salud y educación. La descripción se ha construido a la luz del enfoque que plantea que el recurso más importante de las familias pobres es la fuerza de trabajo de sus miembros y que, además, convertir dicho recurso en un activo real para el bienestar depende, por un lado, de los mercados laborales a los que se tiene acceso y por otro, de las capacidades construidas a lo largo de la vida en términos del acceso a la salud (es necesario estar saludable para trabajar) y de la capacitación para el trabajo. Ahora bien, la construcción de capacidades es un proceso sensible a los efectos del ciclo doméstico, de manera que el acceso a los recursos (para la alimentación, el acceso a servicios de salud y educación) está moldeado por la posición de los individuos en su calidad de primogénitos o ultimogénitos (ser el primero o segundo de los hijos contrasta de manera desfavorable con las oportunidades que tienen los hijos –her-manos– menores). Esto quiere decir que los cambios en las economías de los hogares y las posibilidades reales que los individuos tienen de obtener salud, educación y trabajo están moldeadas por el entorno doméstico, social, económico y político que estructura las oportunidades (de obtener un empleo, de tener una buena o mala cosecha, de ser atendido y curado por un médico en caso de enfermedad, de poder permanecer en la escuela, etc.). Se habla de estructura de
Cuadro 4Aumento real en los ingresos de los hogares de 1992 a 2006
158 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
oportunidades porque las opciones reales que las personas tienen para obtener servicios y realizar actividades económicas (de donde se obtiene el sustento) no están distribuidas al azar sino que, por el contrario, están colocadas y definidas por un conjunto de factores de orden social, económico y político.2,18,19 Existen patrones, por ejemplo, que interrelacionan el acceso al empleo público con el acceso a ciertos bienes y a ciertos servicios (de cierta calidad). Otros, en cambio, interrelacionan el empleo informal urbano con el (no) acceso a servicios públicos de salud y otros más unen la economía de subsistencia de los hogares campesinos con el acceso a unidades Médicas rurales y a escuelas de educación indígena como las descritas en los Documentos analíticos etnográficos. El acceso privilegiado de unos a servicios de calidad y el acceso de los otros a escuelas y clínicas de deficiente desempeño no son resultado del azar, sino que forman parte del desarrollo histórico de nuestra sociedad, de la estructura social marcada aún (y posiblemente cada vez más) por inequidades construidas socialmente. El Estado, además del mercado, juega un papel importante en la estructuración de las oportunidades. El Programa Oportunidades ha intervenido en las relaciones entre los individuos (y familias) y las estructuras de oportunidades, no únicamente a través del incremento de recursos monetarios en manos de las familias beneficiarias, sino también a través del aumento sin precedentes de la demanda de servicios públicos a través del condicionamiento de apoyos o transferencias al uso (regular y frecuente) de los servicios de salud y educación. En teoría, las familias que están incorporadas al Programa Oportunidades, en calidad de beneficiarias, tienen acceso –regular y frecuente– a los ser-vicios de salud y educación y, a diez años de operación, ni las escuelas ni los centros de salud han logrado ajustarse con calidad a dicho aumento en la demanda de sus servicios. La descripción de los mercados laborales de las microrregiones estudiadas se hará –de manera sucinta– en un cuadro que sintetiza las características de cada microrregión estudiada y contiene, al mismo tiempo, anotaciones respecto de la gama de servicios de salud y educación. Las fuentes de donde proviene la información son Sariego et al.,7 Haro et al.,6 Agudo4 y González de la rocha et al.,5 documentos que han sido entregados al Programa Opor-tunidades. Del análisis del contenido de dicho cuadro sintético es posible extraer un conjunto de reflexiones que surjen del análisis comparativo respecto de las estructuras de oportunidades de las microrregiones del estudio. Las opciones laborales locales son relativamente más abundantes en dos microrregiones de Sonora, y ello sin considerar las actividades ligadas al narcotráfico que han proliferado en este y en el vecino estado de Chihuahua.* En Sonora, particularmente en las microrregiones yaqui y mayo, existen oportunidades de empleo en la agricultura comercial tanto en el propio estado como en la vecina Sinaloa, en la industria maquiladora, en los servicios ligados a la agricultura y en la industria de la construcción en la capital del estado y otras ciudades en crecimiento. En cambio, la microrregión guarijía (Sonora), la pima, la tarahumara y las microrregiones de los estados del sur son mucho más precarias con respecto al empleo y, de hecho, la muy escasa migración hacia fuera de la región que se constata en Sonora (y hasta cierto punto en Chihuahua) contrasta con los nutridos flujos migratorios hacia fuera de los escenarios de estudio de Chiapas y Oaxaca, tanto hacia destinos nacionales como a los Estados unidos. Es también un hecho que la agricultura de subsistencia es, en general, una actividad en franca decadencia. En la Sierra Tarahumara, los suelos están claramente erosionados a raíz de la tala inmoderada de los bosques (además de las constantes sequías). La capa de tierra en ese territorio es tan delgada y pobre que produce mazorcas de escasos 15 centímetros en cantidades que no alcanzan para el consumo de todo el año de una familia. Las montañas de la mazateca, donde se encuentra una de las microrregiones de estudio en Oaxaca, sufren también una avanzada erosión que se combina con temporales de lluvias cada año más caprichosos. La escasez de créditos, la muy elevada depen-dencia de costosos fertilizantes y, en general, el abandono en el que se ha dejado a la producción agrícola campesina, han hecho del trabajo asalariado una fuente de ingresos cada vez más importante para las economías familiares. El cambio en los ingresos de los hogares rurales, efectivamente, parece deberse a la cada vez más frecuente venta del trabajo –a cambio de un salario– y a las transferencias en efectivo del Programa Oportunidades.
* El extendido cultivo y comercialización de marihuana (y otros productos ilícitos) constituyen una opción real de trabajo asalariado en estas microrregiones norteñas, ocupaciones sobre las que, por obvias razones, no se proporcionan detalles. baste decir que los recursos que surgen de estas actividades son considerables y alimentan desde negocios dedicados a la provisión de servicios (hoteles, gasolineras, restaurantes, agencias de venta de automóviles) hasta las actividades recreativas y educativas (festivales escolares, bailes de las localidades, bandas de música, etc.).
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 159M
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164 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
En contextos caracterizados por una agricultura de subsistencia crítica, los apoyos de Oportunidades y el trabajo asalariado (como jornaleros agrícolas o mediante empleos urbanos dentro o fuera del país) constituyen los pilares de la sobrevivencia de los pobres rurales, indígenas y mestizos. Los jóvenes más escolarizados en todas las microrregiones estudiadas, pero sobre todo en Chiapas y en Oaxaca, son los que se suman a las huestes de migrantes laborales. Los jóvenes –tanto ex becarios como nunca benefi-ciarios– que no lograron alargar sus trayectorias educativas son los que se encuentran con más frecuencia en sus pueblos y rancherías. De hecho, el seguimiento etnográfico que el equipo de investigación de Oaxaca realizó a todos los ex becarios (según el padrón de Oportunidades) de las dos localidades estudiadas en el municipio de Santiago jamiltepec (Santa Elena Comaltepec y El Charco Nduayoo) mostró que los más escolarizados son los que se van a vivir y trabajar a los Estados unidos, les siguen los que emigran a las ciudades al interior del país (Oaxaca, ciudad de México, Monterrey) y los menos escolarizados –los que truncaron sus trayectorias educativas durante la primaria o en los primeros años de la secundaria– son los que se quedan a residir y trabajar en sus lugares de origen.5 En cuanto a los servicios, el listado de planteles educativos y de centros de atención a la salud brinda una ima-gen de relativa cobertura. Algunas microrregiones están más desprovistas de servicios que otras, como es el caso de la región pima en el territorio fronterizo entre Chihuahua y Sonora. Pero en las demás, existe una cobertura de servicios relativamente adecuada. Los habitantes de las doce microrregiones de los cuatro estados del país tienen, efectivamente, acceso a escuelas de todos los niveles básicos (desde preescolar hasta secundaria) y a planteles de Educación Media Superior en las cabeceras municipales y otros pueblos relativamente grandes. Además, estas microrregiones están dentro de los anillos de cobertura de clínicas de primer nivel y, de modo similar a lo que sucede con las preparatorias en el caso de la educación, existen hospitales de segundo nivel en pequeñas ciudades, esas no tan cercanas como los pueblos donde hay planteles de EMS.* Ello no quiere decir, sin embargo, que dichos servicios sean de calidad. Los documentos analíticos de cada estudio etnográfico han mostrado los problemas que merman la calidad de la atención: infraestructura insuficiente y en mal estado, carencia de personal, inasistencia de médicos y maestros, materiales limitados tanto en los planteles educativos como en las clínicas y centros de salud. Se en-contraron graves deficiencias en todas las microrregiones estudiadas respecto de la calidad en la provisión de estos servicios. Aunque es posible distinguir algunos casos de clínicas y escuelas que se desvían del patrón, las etnografías muestran un panorama generalizado de marcadas carencias y fallas en la calidad.4-7
Hay muchas localidades, especialmente en la Tarahumara y en la microrregión pima, que no cuentan ni con escuelas ni con centros de atención a la salud. Como es sabido, tener acceso a servicios de salud y educación es un requisito para ser incorporado al Programa Oportunidades para que los beneficiarios puedan cumplir con las corresponsabili-dades. Por eso el trabajo de campo se realizó en localidades con estas características y no en regiones mucho más apartadas en donde no hay ni escuelas ni clínicas a muchos kilómetros a la redonda. Pero incluso en las localidades con el privilegio de tener escuelas o centros de atención a la salud, la cobertura de los servicios no garantiza que las necesidades de educación y de cuidados médicos estén siendo atendidas.‡
En esta y en otras evaluaciones se ha visto que el mayor impacto del Programa Oportunidades (respecto de los logros educativos de los niños y jóvenes, por lo menos, pero también respecto de los ingresos de los hogares, las capacidades para mejorar la vivienda y otras modificaciones en las condiciones del bienestar) se da en escenarios domésticos en donde confluyen factores ventajosos: capacidad de los padres y madres de generar ingresos a los que se suman los apoyos monetarios del Programa, salud de los miembros del hogar o ausencia de enfermedad en los proveedores económicos y en los propios niños y jóvenes, remesas de miembros que han emigrado, corta distancia a los centros de provisión de los servicios educativos y de salud, entre otros. A esos contextos domésticos se les ha denominado escenarios de acumulación de ventajas, en los que la salud constituye un requisito indispensable para poder trabajar y estudiar. En cambio, se ha documentado que los episodios de enfermedad merman las economías
* ya hemos dicho que Norogachi y Samachique, en la Tarahumara, constituyen casos atípicos por la presencia de hospitales privados dotados con excelente infraestructura y personal especializado, en donde además hay personal que habla rarámuri, lo que influye positivamente en la relación con los pacientes.
‡ Los documentos técnicos de salud y educación ofrecen análisis y reflexiones sobre la calidad de los servicios.13,14
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 165
familiares por los gastos en los que se incurre en los procesos de búsqueda de atención privada (ante la escasa resolución de las clínicas y los centros de salud públicos) y porque frecuentemente incapacitan a los individuos para el trabajo.2,12,13 Por ello, es pertinente plantear que los escenarios de acumulación de ventajas incluyen facto-res extradomésticos (además de otros de naturaleza doméstica y familiar) entre los que aparece la capacidad de resolución de los centros de atención a la salud y la existencia de escuelas que brinden servicios de calidad, cultural y lingüísticamente pertinentes.*
iMPaCto deL PRoGRaMa oPoRtuNidadeS
En este apartado se ofrece un panorama general de los niveles de escolaridad alcanzados así como de los empleos y ocupaciones en las microrregiones estudiadas. Se analizan las ocupaciones, la inserción laboral y la edad de las ex becarias al momento de tener su primer hijo y sus contrapartes no beneficiarios (hermanos que no contaron con los apoyos del Programa o hijos de los hogares no beneficiarios). Las preguntas que guiaron el análisis son: ¿la exposición prolongada de los hijos de los hogares incoporados tempranamente al Programa cambia las opciones de los jóvenes en términos de su desempeño ocupacional, o forzosamente se mantienen en las ocupaciones tradicionales (jornaleros agrícolas, campesinos)? Si bien no se analiza el acto de elegir entre una ocupación u otra, se considera que si los jóvenes incursionan en ocupaciones distintas a las que son comúnmente desempeñadas por los hombres y mujeres de la localidad que no estuvieron expuestos al Programa Oportunidades, podemos hablar de una ampliación de las opciones ocupacionales. ¿Son sus uniones más tardías que las de sus pares no beneficiarios y las de sus padres? Se esperaría encontrar, de acuerdo a las hipótesis formuladas al inicio de la investigación y con base en los análisis realizados hasta el momento a nivel regional (en los documentos analíticos de los estudios etnográficos en Chiapas, Chihuahua, Oaxaca y Sonora) y con el aquí realizado, que el Programa Oportunidades ha contribuido a prolongar las trayectorias educativas, ha coadyuvado a la postergación de la inserción de los ex becarios al mercado laboral y de la primera unión y el primer embarazo. Se espera contar con evidencias para afirmar, además, que los jóvenes no expuestos a Oportunidades tienden a replicar el patrón tradicional y que el impacto del Programa es menor entre la población indígena. Con base en la descripción de las estructuras de Oportunidades podemos esperar que, debido a las escasas opciones económicas locales, los ex becarios del Programa Oportunidades –pero también muchos que nunca recibieron dichos apoyos– buscan alternativas de empleo fuera de sus localidades, en ciudades al interior de los estados o en otras regiones del país o de los Estados unidos. interesa conocer y entender los factores que obstaculizan el impacto en estas tres dimensiones de la vida de los ex becarios: la educativa, la laboral y la de fecundidad o creación de nuevos hogares. Como hipótesis, la evaluación cualitativa planteó que los hogares consolidados y envejecidos, en donde existen problemas de salud importantes (diabetes, hipertensión y otras enfermedades crónico-degenerativas) son escenarios que conducen (en mayor medida que otros arreglos domésticos) a la participación de niños y jóvenes en la economía del hogar (labores domésticas y trabajo agrícola) lo que repercute en la interrupción de las trayectorias escolares de los menores. También se consideró que las redes sociales son un importante factor que determina las mayores posibilidades de escolarización e inserción laboral de las que disponen los jóvenes cuyos hogares de origen fueron incorporados al Programa Oportunidades en 1998 (ayuda de parientes y amigos, posibilidades locales de trabajo asalariado o contactos para emigrar, presencia de escuelas más allá del nivel primaria o cercanía a centros urbanos donde existan dichas escuelas). Más aún, se planteó
* QuizásseaaventuradoyhastaarriesgadocitaraquíelcasocontrastantedelosjóvenesdeNorogachiySamachique,porunlado,ylosdelamicrorregiónpima en yapachi-Maycoba, por el otro. Los primeros son más exitosos respecto de sus niveles educativos (hay universitarios y de nivel preparatoria). Es decir, los casos “exitosos” provienen de las localidades del municipio de Guachochi, que son hasta cierto punto atípicas por contar con sendos hospitales privados, mejor adaptados a las condiciones locales (culturales, lingüísticas) que las uMr y otros centros públicos de atención a la salud, que cuentan con una mejor infraestructura, personal más capacitado (con médicos especialistas, técnicos de laboratorio y de rayos x) y atención durante las 24 horas, los 365 días del año. En cambio, en la microrregión pima –en donde los centros de salud no cuentan con médico y carecen de abasto suficiente y pertinente de medicamentos– no se encontraron jóvenes de este perfil. Sin llegar a plantear que hay una relación directa y unidireccional, se puede afirmar que vivir en una localidad en donde existen servicios de salud con capacidad de resolución influye en el bienestar de los individuos y en la capacidad de las familias para destinar recursos a la educación formal de los hijos.
166 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
que la disponibilidad de recursos propios (ingresos por trabajo asalariado o por remesas de parientes emigrados, existencia de cultivos y ganado, etc.) posibilita el mantenimiento de los jóvenes en la educación secundaria y media superior incluso después de la retirada de apoyos en aquellos hogares dados de baja del Programa Oportunidades.
iMPaCto eN eduCaCióN
El análisis muestra impacto muy notable en la escolaridad de los individuos –en la generación de hijos– expuestos al Programa Oportunidades en calidad de becarios.* Por otra parte, es sorprendente (por contrariar las hipótesis) que el mayor incremento se ha dado entre los indígenas. Más aún, las hijas indígenas son las que muestran el mayor impacto (trayectorias escolares más largas y niveles de escolaridad más altos). Todo esto significa que el mayor impacto en términos de la ampliación de la brecha generacional se da entre los indígenas y dicho impacto es aún mayor entre las madres y las hijas. Todo esto quiere decir que el Programa Oportunidades ha contribuido a disminuir la desigualdad de género y la desigualdad étnica, respecto a la escolaridad. Obsérvense, en primer lugar, los niveles de escolaridad alcanzados por los hijos de ambos sexos comparados con los de sus padres y madres (cuadro 6).
NiveLeS y añoS de eSCoLaRidad eN LaS doS GeNeRaCioNeS: BeNeFiCiaRioS y No BeNeFiCiaRioS
GeNeRaCioNeS BeNeFiCiaRioS No BeNeFiCiaRioS
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Otros (adoptivos y otros miembros de la generación hijos) 8.0 (18) 7.73 (11)
El análisis de la muestra analítica amplia que incluye las doce microrregiones, centrado en la cohorte de mayor impacto potencial del Programa Oportunidades muestra que: En las comunidades más rurales, marginadas y con fuerte presencia indígena del país que cuentan con escuela primaria y algún tipo de acceso a clínicas de salud, la movilidad escolar ascendente (el incremento en años de esco-laridad que muestra la generación de los hijos respecto de sus padres), sin programas de transferencias, es de 3 años en una generación. Esto excluye, naturalmente, a las comunidades donde no existe tal acceso, y a las comunidades menos rurales y urbanas, donde estos servicios existen desde hace muchos años y los niveles escolares de los padres ya eran superiores.‡ Al poner en operación el Programa Oportunidades en esas comunidades rurales marginadas, se incrementó la movilidad escolar intergeneracional en dos años más. Es decir, se pasó de un avance de tres años a otro de cinco años. Este resultado subestima el impacto escolar final del Programa Oportunidades porque una fracción importante de los ex becarios aún estudia, y sus logros escolares serán mayores en promedio (véase infra). una fracción no despreciable de los ex becarios (8.29%) cursa actualmente estudios universitarios (antropología, ingenierías, de-recho, odontología, entre otras carreras). Esta evaluación, sin embargo, se propuso analizar este impacto en hombres y mujeres y en grupos indígenas y no indígenas, para especificar si el impacto es diferencial, y cuáles son los factores y mecanismos, programáticos y de servicios, que inciden en el resultado. El cuadro 7 avanza un paso en esta dirección, y se refiere a los niveles escolares de padres e hijos según género.
* Se trata de años de escolaridad cursados (completados).‡ Las escuelas primarias en las regiones oaxaqueñas y chiapanecas fueron creadas hace por lo menos treinta años (durante la década de los setenta) y
las secundarias y preparatorias son de más reciente creación (especialmente las segundas; de hecho, el nivel en el que se puede hablar propiamente de subcobertura es el bachillerato o preparatoria). En las ciudades y pueblos grandes la presencia de escuelas primarias, secundarias y preparatorias es mucho más añeja.
Cuadro 6Diferencialde escolaridad
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 167
nIVELES dE EScoLarIdad Por SExo: PadrES E hIjoS, bEnEfIcIarIoS y no bEnEfIcIarIoS
gEnEracIÓn bEnEfIcIarIoS no bEnEfIcIarIoS
Padres 4.45 (94) 4.04 (49)
Madres 4.26 (99) 4.17 (72)
Hijos 9.78 (128) 7.38 (96)
Hijas 9.40 (127) 7.31 (96)
El avance promedio de la escolaridad, según este cuadro, es prácticamente el mismo entre hombres y mujeres. En otras palabras, si no se controla por etnicidad, el impacto entre hombres y mujeres es el mismo. Sin embargo, como puede observarse en el cuadro 8, los padres indígenas muestran un nivel escolar claramente inferior al de los mestizos* o no indígenas.
EScoLarIdad Por ETnIcIdad: brEcha éTnIca En La gEnEracIÓn dE PadrES y MadrES
PadrES
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PadrES
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No beneficiarios 3.51 (35) 5.36 (14) 3.84 (43) 4.67 (29)
La brecha étnica disminuye entre los hombres de la generación de los hijos que han estado expuestos al Programa Oportunidades. Es decir, mientras que en la generación de los padres hay una diferencia de casi dos años de escola-ridad a favor de los varones mestizos, y de casi año y medio a favor de las madres mestizas cuando se les compara con los varones y mujeres indígenas respectivamente, en la generación de los hijos dicha brecha se ha cerrado –en el caso de los hijos beneficiarios– para alcanzar sólo 0.41 años a favor de los mestizos y, al mismo tiempo, se mantiene firme entre los hijos no expuestos al Programa (2.26 años a favor de los mestizos varones en la categoría de no beneficiarios, lo que significa que la brecha étnica, de hecho, ha aumentado entre la población masculina no beneficiaria). En el caso de las mujeres de la generación de hijos la brecha étnica se invierte a favor de las indígenas cuando éstas han estado expuestas a Oportunidades: 0.82 años a favor de las indígenas, mientras que la brecha étnica se mantiene firme entre las hijas que no han recibido los apoyos del Programa (aunque ligeramente menor que en la generación de las madres) con una diferencia de 1.68 años a favor de las mestizas (cuadro 9). respecto de la brecha de género en la generación de los hijos que han estado expuestos al Programa, es posible afirmar que ésta se ha invertido en favor de las mujeres indígenas con una diferencia ligera, pero existente, mientras que sigue siendo notable en el caso de los mestizos. Entre la población no expuesta al Programa de esta generación es significativo que la brecha tradicional de género (a favor de los hombres) también se invierte ligeramente entre los indígenas y disminuye notablemente entre los mestizos. Como afirmó una mujer titular mestiza de San bernardo (Alamos, Sonora), madre de una joven bachiller, “hay muchos hombres que dicen que ora sí no va a haber viejas pa’ la casa porque a todas las chamacas les da por ponerse en la escuela, dicen que por el dinero que les dan y que por eso ellos tienen que sacar más lana, porque si no, no los van a querer las muchachas. yo digo que está bien que les den, ahora hay muchas mujercitas estudiando… antes no iban no porque no quisieran sino porque no querían ponerlas en la escuela los papás, les decían, pa’ qué si te vas a casar, mejor métete a la cocina de una vez”.‡
* Aunque existen variaciones, la palabra “mestizo” se usa en México para referirse a la población no indígena de zonas indígenas. Se usa en este sentido en este texto.
‡ Estudio de caso de hogar mestizo no beneficiario, San bernardo (Alamos, Sonora), zona guarijía, realizado por María del Carmen bojórquez.
Cuadro 7Escolaridad por sexo
Cuadro 8Escolaridadpor etnicidad
168 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
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hIjaS
MESTIzaS
beneficiarios 9.63 (80) 10.04 (48) 9.73 (75) 8.91 (52)
No beneficiarios 6.48 (58) 8.74 (38) 6.82 (68) 8.50 (28)
Al hablar aquí de niveles de escolaridad y de logros educativos, se habla de años y niveles cursados. Ello no sig-nifica, necesariamente, que los individuos –becarios, ex becarios o nunca beneficiarios– de hecho hayan acumulado conocimientos como parte de un proceso de aprendizaje y construcción de capital humano. Agudo14 ha mostrado que aunque el Programa Oportunidades reduce la brecha étnica en lo que respecta a asistencia y permanencia en la escuela (que se traduce en la reducción y en algunos casos inversión de la brecha en niveles de escolaridad), las diferencias entre los centros de educación se mantienen. Así, las primarias unitarias y bilingües rurales y las tele-secundarias están caracterizadas por mayores y más graves deficiencias (respecto de la infraestructura, calidad de la enseñanza, ausentismo de los maestros) que las primarias no bilingües y las secundarias técnicas ubicadas en cabeceras municipales o pueblos de mayor tamaño. El resultado del análisis llevó al autor del Documento técnico de educación a afirmar que el incumplimiento de los programas de estudio y de obligaciones y funciones en las escuelas resta posibilidades de impacto al Programa Oportunidades en su tarea de construcción de capacidades mediante la prolongación de las trayectorias escolares.14
Es claro que esta panorámica del impacto en la escolaridad de los becarios de larga exposición al Programa Oportu-nidades en realidad está conformada por mosaicos distintos. No sólo los estados son distintos sino las microrregiones al interior de dichos estados también lo son. Los mayores logros en escolaridad –incluyendo el cierre de la brecha étnica y de género– se dan en Oaxaca y en Chiapas, en donde existe mayor y mejor cobertura del Programa y se trata de contextos con una cobertura también alta de servicios educativos. Contar con escuelas de nivel secundaria y bachille-rato en la localidad en que se habita es un factor extremadamente importante para el alargamiento de las trayectorias educativas. Las gráficas realizadas con información del padrón de ex becarios de los municipios que se estudiaron en Oaxaca que corresponden a distintas cohortes de exposición (que iniciaron su carrera de becarios en distintos años y grados escolares) exponen con claridad que los jóvenes de ambos sexos de jaltepec de Candayoc (región mixe), pero en especial las mujeres, alcanzan niveles de escolaridad más altos en calidad de becarios, algo que no sucede en la misma medida en las otras localidades del mismo y de otros municipios (anexo C). Hay que recordar que jaltepec es un caso especial en donde, sin siquiera ser cabecera municipal, existen servicios educativos desde preescolar hasta el nivel universitario (el Centro de Estudios Ayuuk de la universidad indígena intercultural que depende del CEA-uiA en donde el Sistema de universidades jesuitas participa de manera directa). Con mayor moderación pero en la misma línea, Norogachi y Samachique, en el municipio de Guachochi en la Tarahumara, cuentan con planteles escolares desde preescolar hasta bachillerato, lo que ha influido en el hecho de que gran parte de los jóvenes rarámuri que estudian actualmente una carrera universitaria provienen de esa zona. En cambio, la microrregión pima, mucho más desprovista de servicios educativos (y de salud) es el escenario chihuahuense en donde, de los tres estudiados, las trayectorias es-colares son más cortas. También en Sonora se encontraron relativamente altas proporciones de indígenas universitarios, la mayoría de la microrregión mayo y la guarijía, en cuyos casos cursaron la preparatoria fuera de la localidad pero dentro de la microrregión y emigraron a las ciudades de Hermosillo o Ciudad Obregón para ingresar a la universidad. Es verdad que no todos estos jóvenes logran terminar sus estudios universitarios. Martín, un joven ex becario yaqui habitante de Huirivis, por ejemplo, terminó la preparatoria y se fue a Ciudad Obregón a estudiar la licenciatura en biología. Sin embargo, sólo estudió un semestre y dejó los estudios para ponerse a trabajar pues “se le hizo muy pesado porque le quedaba lejos y le dio lástima su mamá porque ella era la única que sostenía la casa; prefirió trabajar para ayudar a su mamá”. El transporte entre Huirivis y la escuela le costaba cincuenta pesos diarios. Los casos de niños y jóvenes que se ven forzados a truncar sus trayectorias escolares, que en realidad siguen siendo la gran mayoría, ayudan a entender los factores que están asociados a la interrupción de la trayectoria escolar y a la repetición
Cuadro 9Disminución de la brecha étnica
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 169
del patrón conformado por deserción, baja escolaridad y ocupación precoz en actividades tradicionales que es parte de la transmisión intergeneracional de la pobreza. El caso de Emilio, un joven de un pueblo mazateco, ilumina algunos factores que explican este proceso. Emilio, a sus 19 años, becario durante casi cuatro años del Programa Oportunidades (desde que cursaba el cuarto de primaria en 1999, uno de los sujetos potenciales de larga exposición), desertó de la escuela cuando cursaba el primer año de secundaria. Desde los ocho años participa en el trabajo agrícola como jornalero pues su familia nunca tuvo tierra propia. Es el penúltimo hijo de un matrimonio, sin embargo no ha probado las mieles de no ser el primogénito. Como único varón que quedó después de la muerte prematura de su hermano (cuya enfermedad nunca fue esclarecida por los médicos locales) y la de su padre alcohólico, ha tenido que asumir responsabilidades económicas con lo único que tiene, su fuerza de trabajo que vende “en lo que caiga”, a veces como jornalero agrícola en la pizca de café, a veces como peón de construcción en alguna obra pública de su ranchería o de los pueblos circundantes. En este caso confluyen varios factores: la ausencia de activos productivos, el alcoholismo y muerte prematura del padre, el alcoholismo de la madre, quien labora sobria o ebria en la pizca de café a cambio de 80 pesos por día de trabajo, el monolingüismo y analfabetismo de la madre a la que incapacitaron para recuperar la beca perdida de una hija a pesar de que continuaba estudiando y, por último, el desencanto que Emilio experimentó en la escuela de la que salió por voluntad propia. resulta interesante, sin embargo, que las hermanas de Emilio, quienes provienen del mismo escenario y aunque una de ellas también perdió la beca al terminar la secundaria (que nunca pudieron recuperar), lograron mantenerse en la escuela y salir de este escenario de acumulación de desventajas. una de ellas, la mayor, terminó la EMS en la ciudad de México con la ayuda de un tío (apoyo económico y fuente de contactos), lugar en el que aún reside y donde trabaja como supervisora de calidad en un taller de costura en donde tiene Seguro Social y prestaciones de ley, gracias a lo cual pidió un préstamo para comprar la casa en la que vive con su novio en Chimalhuacán. La otra, que es la menor de todos los hermanos de esta familia, es becaria, estudia primero de secundaria y al menos en sus planes está estudiar el bachillerato para conseguir un empleo en una ciudad. Son las mujeres, mucho más que los hombres, las que parecen aprovechar más los apoyos y oportunidades para experimentar cambios en su condición y al menos en este caso el género –con la ayuda material y afectiva de un tío– mitiga las desventajas o el efecto de la primogenitura. Aunque el género incide aún claramente sobre la importancia que los padres otorgan a la escolaridad (y sobre los permisos que dan a sus hijas para estudiar secundaria o preparatoria), porque la adolescencia –al término de la escuela primaria– se asocia con riesgo (que se acentúa cuando la escuela no está en la localidad), a favor de las mujeres está el hecho de que las hijas adolescentes son menos valiosas como trabajadoras para su familia. Por ello, la presencia de los planteles educativos en la localidad (o a una distancia razonable) conduce a una mayor presencia de las niñas y jóvenes en la escuela y a una menor presencia de varones. Estos sí son vistos como valiosos proveedores económicos desde temprana edad (la inserción de los varones al trabajo puede suceder desde los 13 años, y es un hecho que la gran mayoría ya desempeñan actividades económicas iguales a las de los adultos) porque ya reciben el pago de un jornalero adulto. Lo único más o menos equivalente en el caso de las niñas es el trabajo como empleadas domésticas, pero es mucho menos frecuente. Las mujeres, a partir de la secundaria, parecen recuperar el terreno perdido en su propio corte adolescencia-secundaria cuando logran superar los obstáculos al nivel doméstico (la idea de riesgo que los padres quieren evitar). La revisión de los estudios de caso de los cuatro escenarios de investigación permite afirmar, con bastante certeza, que existe un conjunto de factores que explican los logros educativos: 1) ser beneficiario (contar con la beca de Oportunidades); 2) presencia de escuelas en la localidad; 3) ser ultimogénito o de la camada de ultimogénitos del hogar; 4) ausencia de enfermedad en el hogar; 5) capacidad de los padres para fungir como proveedores económicos (la muerte del padre o principal proveedor es un factor en contra); 6) existencia de activos y recursos en el hogar que faciliten el pago de los costos de la educación (transporte, fotocopias, renta de equipo de cómputo, etc.); 7) contar con redes sociales (parientes que apoyan económicamente y con información sobre planteles educativos en otras localidades incluidas las ciudades y brindan alojamiento) y, 8) ser mujer. La diferencia entre los primogénitos y los ultimogénitos encontrada en otras investigaciones sigue vigente. Los primogénitos, desde muy temprano en su historia vital, tienen que asumir responsabilidades económicas (más aún si la familia aún no ha sido incorporada al Programa). Los mayores no alcanzan los niveles escolares que alcanzan los más jóvenes. Ante situaciones de enfermedad de los padres, especialmente cuando la enfermedad incapacita para el trabajo, las becas otorgadas por Oportunidades no consiguen mantener a los hijos en la escuela ante la pérdida del principal proveedor.
170 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
impacto en fecundidad
El Programa Oportunidades se propone postergar las uniones de estos jóvenes como parte de un cambio en los patrones reproductivos que reduzca la fecundidad, alargue las carreras escolares y elimine la visión de los hijos como fuerza de trabajo desde la infancia. No se puede hablar fácilmente del cambio en el promedio de edad a la que las mujeres tienen su primer hijo porque la mayoría de las hijas (que actualmente tienen entre 15 y 25 años) no ha sido aún madre. Sin embargo, el análisis muestra que una fracción importante (26.3%) de las hijas indígenas ex becarias ya tuvo su primer hijo, pero la proporción de aquellas –igualmente indígenas beneficiarias– que todavía no han tenido hijos es mayor (73.7%). Entre las indígenas no beneficiarias, en cambio, el porcentaje de las que ya son madres es mayor (32.4%) que el de las beneficiarias y, por lo tanto, el porcentaje de las que aún no han iniciado su ciclo reproductivo es menor cuando se les compara con sus pares –mujeres indígenas– beneficiarias (67.6%). Por otra parte, las mujeres mestizas beneficiarias y no beneficiarias de la generación de las hijas que ya iniciaron su ciclo reproductivo representan una fracción mayor al compararlas con las indígenas en la misma situación, pero en el caso de las mestizas beneficiarias es más elevada la fracción de las que ya son madres, cuando se les compara con las mestizas que nunca recibieron apoyos del Programa: 42.3% de las mestizas beneficiarias ya es madre mientras que entre las mestizas no beneficiarias el porcentaje de las madres es de 35.7 (57.7% de las mestizas beneficiarias aún no es madre, mientras que la fracción se eleva a 64.3% entre las mestizas no beneficiarias). El análisis indica, entonces, que el impacto en fecundidad es mayor entre las indígenas que entre las mestizas. Mientras que la exposición al Programa Oportunidades (alargamiento de la trayectoria educativa y el impacto que ello tiene en la postergación del inicio del ciclo reproductivo) tiene un impacto bastante notable entre las indígenas, entre las mestizas parece no existir. De hecho, tal parece que las mestizas no expuestas al Programa son quienes están postergando, más que las beneficiarias, el inicio de su ciclo reproductivo.* El análisis indica un patrón coherente. El impacto en fecundidad es mayor entre las indígenas que entre las mestizas, lo que coincide con el mayor impacto en educación entre las primeras. El alargamiento de la trayectoria educativa incide en (o está asociado a) la postergación del inicio del ciclo reproductivo (cuadro 10). Es también significativo que entre las mujeres indígenas de la generación de las hijas, el nacimiento del primer hijo no implica dejar de estudiar. Algunas mujeres de esta generación (al menos tres dentro de esta base de datos) continúan sus estudios a pesar de haber entablado su primera unión y ser ya madres. Ellas están recurriendo a dis-tintas estrategias para, a pesar de haber tenido un hijo y gracias a la ayuda de sus padres, continuar con sus carreras educativas. En otras palabras, el simple dato de la edad a la que tuvieron su primer hijo no indica que estén imitando el patrón de sus madres. Sin duda, una proporción importante de ex becarias, típicamente las menos escolarizadas, ya se encuentra en uniones tradicionales con campesinos, jornaleros y otros hombres de su pueblo o de pueblos vecinos. Pero la gran cantidad de mujeres que estudia, con o sin hijos, nos mueve a pensar que ellas no establece-rán uniones iguales a las de la generación anterior. Esto, naturalmente, no significa que dejen de ser pobres, si las economías locales no mejoran. A pesar de todas las anteriores advertencias, la gran cantidad de jóvenes que no ha tenido hijos en el momento del estudio hace posible concluir que la edad promedio tanto de las becarias como de las no becarias al nacimiento de su primer hijo, será considerablemente mayor que la correspondiente a la generación de sus madres.‡
* Este comportamiento anómalo de las mestizas tendrá que ser puesto a prueba en estudios más amplios —estadísticos— con bases de datos que incluyan a un mayor número de mujeres mestizas expuestas y no expuestas al Programa Oportunidades.
‡ La edad promedio a la que las mujeres de la generación de las madres tuvieron a su primer hijo es de casi 19 años (18.98) con muy poca variación entre las distintas regiones (o estados) estudiados: las madres oaxaqueñas son las más precoces (18.47 años al momento del primer parto) y las de Chiapas las que más postergaron el nacimiento de su primer hijo (19.64 años). Las mujeres de la generación de las madres en Chihuahua y en Sonora iniciaron su ciclo reproductivo prácticamente a la misma edad (18.95 y 18.93 años respectivamente).
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 171
PoRCeNtaJe de MuJeReS eNtRe 15 y 25 añoS que aúN No SoN MadReS, PoR
eStatuS eN eL PRoGRaMa, GeNeRaCióN de HiJaS
ESTaTUS PrograMa ETnIcIdad PorcEnTajE
beneficiaria indígena 73.7
No beneficiaria indígena 67.6
beneficiaria Mestiza 57.7
No beneficiaria Mestiza 64.3
Existen factores y procesos que están relacionados con el embarazo a edades tempranas. En la Tarahumara, Sariego y sus colaboradores concluyeron que “En el medio serrano, tanto entre mestizos como entre indígenas, el periodo de la adolescencia resulta muy corto y sólo se ha logrado prolongar en algunas regiones en la medida en que la escolarización de niños y jóvenes se ha expandido e institucionalizado. En diferentes grados, este proceso ha tenido lugar en las tres zonas de estudio, en buena medida porque en ellas se concentra, –como en pocas partes de la Tarahumara– una oferta educativa relativamente diversificada que va desde la educación preescolar hasta el nivel bachillerato”.7 Al mismo tiempo, los autores de ese estudio advierten que las prácticas matrimoniales de la población de la Sierra Tarahumara no se están transformando de manera significativa por varias razones: en primer lugar, porque la gran mayoría de esta población vive en ranchos y rancherías –distintos a los estudiados– en donde no hay acceso a la escuela y, en segundo lugar, porque en estos contextos culturales la unión temprana (que constituye un patrón de nupcialidad extendido y enraizado en la tradición) y el inicio del ciclo reproductivo no constituyen obstáculos para continuar las trayectorias educativas. Otros factores intervienen en el hecho de que aún muchas mujeres son madres a edad temprana. uno de ellos, considerado aquí como crucial, es el relativo poco éxito que las políticas de control natal han tenido en este grupo de edad (mujeres adolescentes), que contrasta con el uso de diversos métodos anticonceptivos en mujeres entre los 30 y los 40 años de edad –ése sí bastante extendido–. Las trayectorias reproductivas estudiadas por el equipo de Oaxaca, por ejemplo, dejaron en evidencia que prácticamente ninguna mujer en edad reproductiva de la muestra analítica (tanto en la generación de madres como de hijas) se somete a prácticas de anticoncepción antes de tener el primer hijo. El uso de estas medidas tiene lugar para espaciar los periodos intergenésicos, pero no para postergar el primer embarazo. Por otra parte, como se pudo constatar en muchos de los sitios de investigación, los talleres que se imparten a los jóvenes como parte del Nuevo Modelo de Atención a la salud no proveen de información suficiente y precisa, ni de manera eficaz, sobre los cuidados que los jóvenes deberían tener para evitar el embarazo temprano (o el contagio del viH/SiDA). Más bien, esos grupos de jóvenes son los espacios de encuentro y, muchas veces, de creación de nuevas parejas. Muchas madres en los pueblos estudiados, no sin cierta ironía y con un dejo de picardía comentan que los grupos CArA (Centro de Atención rural al Adolescente) logran justo lo contrario que buscan y acaban por promover la unión y el embarazo tempranos.* La posición de los individuos en el ciclo doméstico también influye. En Chiapas y en Oaxaca, el grado de distan-ciamiento del patrón tradicional tiende a darse sobre todo entre becarios y ex becarios ultimogénitos quienes, como se ha visto, gozan de los privilegios de no soportar o ayudar a soportar la carga familiar. Los hermanos mayores suelen interrumpir sus trayectorias escolares para iniciar con el rol de proveedores económicos a temprana edad y ello se asocia a la unión temprana. Por lo tanto, el éxito combinado de trayectoria escolar larga y postergación de la unión y el primer embarazo (fenómenos asociados) se da en escenarios domésticos y comunitarios que, como plantea Agudo,4 permiten ciertas capacidades combinadas: el deseo de estudiar secundaria y preparatoria aunado a la existencia de centros educativos de dichos niveles en la localidad o cerca de ella; la existencia de redes sociales,
* vale aclarar que la postura de la autora no necesariamente concuerda con el contenido de estos comentarios. De hecho, considera que se deben promover estos talleres pero que éstos deben convertirse en espacios en donde fluya información completa y adecuada. Los talleres observados en Oaxaca no son atendidos ni impartidos por un profesional de la salud, y los jóvenes se autocapacitan con la información que ellos, por sus propios medios, son capaces de conseguir, dejando muchas lagunas de información e incluso con un manejo de información errónea (véase González de la rocha, Paredes y Sánchez, 2008),5
Cuadro 10Retraso en fecundidad
172 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
apoyos o ingresos adicionales que ayuden a solventar gastos derivados de la educación media superior y superior, y la posición como ultimogénito en el ciclo reproductivo del hogar de origen. En cambio, en escenarios domésticos y comunitarios en donde no se da la feliz coincidencia o combinación de estos factores, que en otros textos se han denominado escenarios de acumulación de desventajas (enfermedad, aislamiento social o inexistencia de redes) se observa la participación de niños y jóvenes en la economía del hogar (labores domésticas y trabajo agrícola) que repercute en la interrupción de las trayectorias escolares de los menores y conduce a la unión y fecundidad tempranas. Mujeres primogénitas que forman parte de estos escenarios en las microrregiones estudiadas en Chiapas tuvieron su primer hijo a los 18-19 años, no mucho más tarde que sus madres.
iMPaCto eN oCuPaCióN
Desde el diseño de esta evaluación, se planteó que el impacto ocupacional de largo plazo del Programa, a diez años de que los primeros becarios entraran al Programa en tercero o cuarto de primaria, no podría ser espectacular. Esto se debe al estado del mercado de trabajo nacional, que, aunque ha tenido algunos años buenos (1996-2000, 2004 y 2007), ha debido enfrentar el rezago acumulado de 26 años de crisis, inestabilidad y lento crecimiento, con la consecuente expansión de los empleos informales y precarios, sobre todo en los niveles medios y bajos del mercado de trabajo. A esto debe añadirse que el desempeño económico de los estados estudiados es desigual. Particularmente los estados del sur del país, Oaxaca y Chiapas, se encuentran en los peldaños más bajos a nivel nacional en términos de sus contribuciones al Pib nacional. La contribución de Oaxaca y Chiapas a la economía nacional ha descendido, en el caso de Oaxaca, de 1.67% del Pib nacional en 1993 a 1.57% en 2006 y, en el caso de Chiapas, de 1.79 a 1.62% en el mismo periodo.20 La población de estos dos estados equivale a 7.5% del total nacional, con una con-tribución a la variación del Pib nacional extremadamente reducida (0.05 en ambos casos). Su mercado de trabajo por lo mismo es particularmente poco dinámico, lo que ocasiona que una parte significativa de los oaxaqueños y chiapanecos sale de su estado para encontrar un mejor futuro. En contraste, mientras que la población de Chihuahua y Sonora en su conjunto es más de dos millones de personas menor a la suma de la población de Oaxaca y Chiapas (la población conjunta de Chihuahua y Sonora equivale a 5.4% del total nacional), las contribuciones de estos estados norteños al Pib nacional son sustancialmente más elevadas (0.22 y 0.24 respectivamente). A diferencia de los estados del sur, la contribución de Chihuahua y Sonora a la economía del país ha aumentado de 3.92% del Pib nacional en 1993 a 4.55% en 2006 en el caso de Chihuahua, y de 2.63 a 2.85% en el de Sonora. Los extremos parecen ser, por un lado, Chihuahua, con una tasa de crecimiento anual de 2005 a 2006 de 4.27% y Oaxaca, con un desempeño económico realmente pobre, exhibiendo una tasa de crecimiento de sólo 1.75% en el mismo periodo.20 Estos datos, que forman parte del contexto en el que se inscriben las microrregiones de estudio, ofrecen un panorama amplio sobre los estados (figura 1). En su calidad de datos agregados a nivel estatal, sin
Figura 1PIB de los estados estudiados
Chiapas Chihuahua Oaxaca Sonora
5.59
5.084.57
4.063.553.03
2.522.011.500.99
0.48
Unidades: Participación porcentualFuente: INEGI. Sistema de Cuentas Nacionales de México
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 173
embargo, esconden las diferencias internas entre las distintas microrregiones. A pesar de ello, la información recopilada en campo indica que los mercados laborales de estos estados norteños son mucho más dinámicos (especialmente en las microrregiones sonorenses) que los de Chiapas y Oaxaca. Por lo mismo, en los escenarios estudiados en Sonora y Chihuahua existe muy poca emigración hacia fuera de los límites estatales y cuando la hay, se trata de migración laboral dentro de los perímetros de las dinámicas regionales (incluida Sinaloa).
Estudio como principal ocupación
Antes de entrar en materia de análisis de las categorías ocupacionales de los individuos de la muestra que de hecho desempeñan actividades económicas –remuneradas o no– se presenta aquí uno de los impactos más notables del Programa Oportunidades, el de los individuos de la generación de hijos (e hijas) que declaran el estudio como su principal ocupación. justamente uno de los objetivos del Programa ha sido la postergación de la edad de ingreso al mercado de trabajo mediante el alargamiento de las trayectorias educativas.* Oportunidades no desea que los jóvenes de 15 años estén empleados o realizando actividades productivas en la tierra familiar. Eso es lo que busca evitar. Por ello, nos referimos al alto porcentaje (ver infra) de hijos e hijas que declaran el estudio como su ocupación principal como un impacto digno de tomar en cuenta para que el Programa continúe enfocando sus esfuerzos al logro de éste y otros objetivos. El siguiente cuadro muestra que un porcentaje mucho mayor de jóvenes expuestos al Programa no ha dado por terminada su trayectoria educativa, particularmente entre los indígenas, hombres y mujeres, y entre las mujeres mestizas. De este grupo de jóvenes de entre 15 y 25 años que aún se encuentran estudiando sorprende muy favorablemente que 8.29% de los ex becarios cursan actualmente estudios universitarios, particularmente mujeres, tanto indígenas como mestizas.
jÓVEnES dE 15 a 25 añoS qUE dEcLaran EL ESTUdIo coMo SU PrIncIPaL
ocUPacIÓn, Por SExo y ESTaTUS En EL PrograMa (PorcEnTajES)
ESTaTUS PrograMa SExo ETnIcIdad PorcEnTajE
beneficiarios Hombres indígenas 26.6
No beneficiarios Hombres indígenas 12.1
beneficiarios Hombres Mestizos 22.9
No beneficiarios Hombres Mestizos 23.7
beneficiarios Mujeres indígenas 28.0
No beneficiarios Mujeres indígenas 7.4
beneficiarios Mujeres Mestizas 32.7
No beneficiarios Mujeres Mestizas 10.7
CoNStRuCCióN de uNa eSCaLa oCuPaCioNaL
Se tomó la decisión de no aplicar una escala universal o internacional a los empleos de los jóvenes ex becarios o no, sino por el contrario, analizar los empleos que hoy desempeñan para arribar gradualmente a una clasificación jerárquica de los mismos. La clasificación se basa en información sobre la ocupación (basada en la calificación que se requiere para des-empeñarla), con qué regularidad se realiza, prestaciones (en caso de negocios urbanos), y el negocio en el que se inscribe. un problema serio fue que algunos jóvenes emigrantes cortan definitivamente sus relaciones con la familia de origen. Por esta razón, carecemos de información de cinco emigrantes de las microrregiones oaxaqueñas que partieron a Estados unidos.‡
* Los padres, madres e hijos primogénitos que no recibieron los apoyos del Programa Oportunidades dejaron la escuela para iniciar su vida laboral a edades que oscilan entre los 8 y los 14 años.
‡ Felizmente, se cuenta con la información de todos los individuos de la base de datos —aun de los emigrantes laborales— de Chiapas, Chihuahua y Sonora.
Cuadro 11Estudio como principal ocupación
174 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
Se tomó la decisión de basar la clasificación o jerarquía ocupacional en la calificación, porque es lo que el Programa Oportunidades busca crear a través de su acción. Sin embargo, la clasificación otorgada a cada empleo también está influida por la precariedad o seguridad y la formalidad o informalidad de la unidad económica en la que se inscribe. Así, quien ayuda a vender alimentos en una casa recibe una calificación inferior a una mesera en un restaurante establecido, por ejemplo. La clasificación es intencionalmente “fina” en los niveles bajos y medios de la escala ocupacional, con el objeto de discernir pequeñas diferencias entre ex becarios y no ex becarios que surgen de familias campesinas pobres y jornaleras. Su intención es retomar el sentido que dan los informantes a estas ocupaciones (figura 2). En primer lugar, la ocupación tradicional rural manual menos calificada es, y sigue siendo, la de peón o jornalero agrícola. junto con los peones se ubica a los pizcadores, pero se distinguen ocupaciones relacionadas que implican habilidades específicas: bomberos agrícolas, fertilizadores y fumigadores, quienes tienen un mayor reconocimiento y mayor salario (y requieren al menos saber leer y escribir para ser capaces de discernir instrucciones para el manejo de los químicos y de la maquinaria que usan). En un segundo nivel se colocó a los ayudantes de albañiles, los ya mencionados bomberos, fertilizadores y fumigadores, a quienes ayudan sin salario en la venta de comida elaborada en casa, a las empleadas domésticas, y a empleados de tiendas que trabajan pocas horas al día haciendo mandados (un escalón debajo de otras personas con la misma función, pero que tienen empleos más estables y de tiempo completo). En un tercer nivel están los empleados de puestos en mercados, los ayudantes de cocina en establecimientos, los jardineros en negocios familiares (en Estados unidos), costureras, empleados de tortillería, niñeras, y obreros no calificados. Los empleados de granja también aparecen aquí, un escalón arriba de los fertilizadores, porque su empleo es regular. El núcleo del cuarto nivel está compuesto por campesinos en tierras propias y empleados en comercios informales con salario. Pero también incluye a las personas que venden alimentos que ellas mismas preparan, propietarios de tiendas en su casa, vendedoras de cosméticos a domicilio, taladores y matanceros. vale aclarar que decidimos ubicar
Maestros albañiles, otros servicios, encargados de
comercios con empleados y supervisores de
trabajadores, contratistas de plomería
Profesionales
Técnicos, dueños de negocios
Dominio de habilidades significativas, capacidad de controlar el trabajode otros y de llevar contabilidad básica
Oficiales (albañiles, mecánicos, joyeros), obreros calificados y empleadosen comercios y servicios formales con prestaciones
Campesinos en tierras propias y empleados en comercios informales con salario,vendedores de alimentos, prop. de tiendas en casa, vendedoras de cosméticos a domicilio, taladores y matanceros
Empleados de puestos en los mercados, ayudantes de cocina en establecimientos, jardines, en negociosfamiliares (Eu), costureras, empleados de tortillería, niñeras y obreros no calificados, empleado de granja
Ayudantes de albañiles, bomberos, fertilizadores, fumigadores, ayudantes sin salario de ventade comida en casa, empleadas domésticas, mandaderos
Peones agrícolas, pizcadores1
2
3
4
5
6
7
8Figura 2Jerarquía ocupacional
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 175
a los campesinos con tierras propias en este nivel porque son propietarios de sus medios de producción. Dado el empobrecimiento de las tierras y las cada vez más frecuentes sequías, inundaciones y otro tipo de catástrofes “natu-rales” (en realidad, producto de la mano del hombre), la producción agrícola es crecientemente menos redituable. El quinto nivel consta de oficiales (albañiles, mecánicos, joyeros), obreros calificados y empleados en comercios y servicios formales con prestaciones. El sexto nivel consta de maestros albañiles, contratistas de plomería y otros servicios, encargados de comercios con empleados y supervisores de trabajadores. En este nivel cuentan el dominio de habilidades significativas y la capacidad de controlar el trabajo de otros y de llevar contabilidad básica. El séptimo consta fundamentalmente de dueños de negocios establecidos (sólo hay negocios pequeños), y personas que desempeñan profesiones técnicas (maestros). El octavo nivel corresponde a profesionales que aún no existen pero dada la presencia de ex becarios en la uni-versidad, existirán en el futuro próximo. No existe un noveno nivel. No hay funcionarios de alto nivel ni directores de negocios formales, como es de esperar. Es posible que algunos de los contratistas de jardinería ubicados en niveles más bajos empleen ocasional-mente a más de cinco personas, pero no se consideran esos negocios como formales, aunque podría redituar mucho en Estados unidos. Con las categorías ocupacionales anteriormente descritas se construyeron estratos ocupacionales. En primer lugar, se agregaron las categorías 1 a 3 (peones agrícolas, pizcadores, fumigadores, fertilizadores, ayudantes de albañil, ayudantes en la venta de comida, empleadas domésticas, empleados de puestos en mercados, jardineros, empleados de tortillerías, niñeras y obreros no calificados) para conformar el primer estrato o el peldaño más bajo de las ocupaciones. En segundo lugar, se agregaron las categorías 4 y 5 (campesinos con tierras propias, empleados en comercios informales con salario, vendedoras de comida que ellas mismas preparan, propietarios de tiendas en su casa, albañiles, mecánicos y joyeros) para construir el estrato medio. Por último, se agregaron las categorías 6 y 7: maestros albañiles, contratistas de plomería, encargados de comercios con empleados, supervisores de trabajadores, dueños de negocios establecidos y personas que desempeñan profesiones técnicas (maestros) en el peldaño más elevado de las ocupaciones.* Esta agregación respondió a la necesidad de facilitar el análisis de una base de datos que, a pesar de contar con más de 700 individuos (enorme para el manejo antropológico) sigue siendo una base muy pequeña para el análisis estadístico. Es necesario recordar en este punto que, de acuerdo con el enfoque aquí empleado, la fuerza de trabajo es el recurso más importante de los individuos/grupos domésticos en dos distintos sentidos: por un lado, todos los hogares lo tienen y en ocasiones es el único recurso abundante que poseen y, por el otro, el trabajo remunerado (a través de la venta de la fuerza de trabajo mediante un empleo) es la fuente predominante o exclusiva de ingresos monetarios de la mayoría de los hogares. Más aún, “…en el proceso dinámico de encadenamiento de activos, el empleo ocupa un lugar estratégico en la medida que …es el eslabón predominante más próximo al nivel de vida –ingresos– en el sentido de encadenamiento ‘hacia delante’, pero a la vez es el eslabón que lo relaciona ‘hacia atrás’ a los tipos de capital humano y social”.21 En otras palabras, el empleo y las ocupaciones están asociados al acceso a distintos niveles de bienestar, no sólo porque las distintas ocupaciones y los estratos ocupacionales se ubican en distintos horizontes (o niveles) de remuneración sino porque vinculan a los individuos con el acceso diferenciado a los sistemas de seguridad social, a los servicios de salud y educación y a otros bienes asociados con el bienestar (como las redes sociales).
* En el universo de estudio no existen casos de ocupados en el octavo y en el noveno nivel, por lo que no fue necesario construir un estrato (el más alto) con dichas categorías.
176 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
ocUPacIÓn dE hIjoS E hIjaS IndígEnaS: PorcEnTajES dE ocUPadoS Por
ESTraToS o grUPoS dE caTEgoríaS ocUPacIonaLES
ESTraTo ocUPacIonaLhoMbrES
bEnEfIcIarIoS
hoMbrES no
bEnEfIcIarIoS
MUjErES
bEnEfIcIarIaS
MUjErES no
bEnEfIcIarIaS
1-3 57.1 83.6 46.4 80.7
4-5 35.8 14.0 39.2 15.4
6-7 7.2 2.3 14.3 3.8
Nota: Sólo los ocupados (sólo incluye estudiantes cuando éstos declaran una ocupación regular)
El cuadro 12 muestra que la población indígena de esta generación (hijos e hijas) que no ha sido expuesta al Programa Oportunidades se concentra en el peldaño más bajo de la jerarquía ocupacional, con una notable pre-sencia de hombres no beneficiarios, mientras que la población expuesta al Programa en este mismo estrato, si bien mayoritaria, es menor, especialmente en el caso de las mujeres beneficiarias. Es posible que el cambio ocupacional se esté concentrando en el estrato medio (categorías 4 y 5), con una presencia significativa de hombres y mujeres beneficiarios, con especial presencia de mujeres. Por último, son también mujeres beneficiarias las que tienen mayor peso en el estrato más alto (categorías 6 y 7), poco más de catorce de cada 100 mujeres beneficiarias. En sí mismo podría parecer una presencia muy reducida, pero al comparar a las mujeres beneficiarias con sus pares no beneficiarias se aprecia que la diferencia es muy significativa a favor de las primeras.
ocUPacIonES dE hIjoS E hIjaS MESTIzoS: PorcEnTajES dE ocUPadoS Por
ESTraToS o grUPoS dE caTEgoríaS ocUPacIonaLES
ESTraTo ocUPacIonaLhoMbrES
bEnEfIcIarIoS
hoMbrES no
bEnEfIcIarIoS
MUjErES
bEnEfIcIarIaS
MUjErES no
bEnEfIcIarIaS
1-3 74.0 72.0 50.0 50.0
4-5 22.2 16.0 31.25 50.0
6-7 3.7 12.0 18.75 0
Nota: Sólo los ocupados (sólo incluye estudiantes cuando éstos declaran una ocupación regular)
Los hijos e hijas mestizos tienen un comportamiento distinto y menos claro. En primer lugar, los hombres, inde-pendientemente de su estatus en el Programa se concentran en el estrato más bajo, pero las fracciones de mujeres beneficiarias de los estratos dos y tres son notables, no así las de los hombres beneficiarios (cuadro 13). A pesar de los esfuerzos del Programa Oportunidades, dadas las escasas opciones laborales y las muy precarias estructuras de oportunidades locales, no se ha producido aún el impacto ocupacional que se esperaría, lo que conti-nuará mientras no se reanimen las economías regionales con la muy necesaria creación de empleos. En las regiones en las que ya está constituido un flujo migratorio internacional, los ex becarios buscan alternativas de empleo en los Estados unidos. Sin embargo, los candidatos a emigrar al vecino país del norte postergan unos años la salida como emigrantes, como resultado de su permanencia más prolongada en la escuela.* Los factores asociados al cambio ascendente en la jerarquía ocupacional son semejantes a los de los logros en la escolaridad, puesto que ambos están asociados (menos en el caso de los hombres mestizos), aunque el orden no es el mismo. ya no es tan determinante contar con un padre o una madre saludables que funjan como proveedores económicos, aunque esos factores están sin duda presentes en el paso de los individuos por la escuela (al igual que los otros factores mencionados con anterioridad, cuando se analizaron los logros en la escolaridad). En primer lugar, sobresale la importancia de la posición que los individuos ocupan en el ciclo reproductivo del hogar de origen
Cuadro 12ocupación laboral, indígenas
Cuadro 13ocupación laboral, mestizos
* Mientras que los padres y los hermanos nunca expuestos al Programa se han ido a los Estados unidos a edades muy tempranas (alrededor de los 14 o 15 años), los ex becarios que han alargado sus trayectorias educativas lo hacen posteriormente (al terminar la EMS, alrededor de 18-19 años). Esto no quiere decir que todos los ex becarios posterguen su partida, sino que ya no todos, y especialmente los que deciden estudiar por más tiempo, se van a temprana edad.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 177
(primogénitos vs. ultimogénitos). Mientras que los primeros suelen incorporarse de manera más temprana al trabajo al interior de las economías campesinas familiares (el trabajo en la milpa), los segundos postergan el inicio de su vida laboral. Es decir, la participación productiva de los individuos –especialmente los varones– y la edad a la que se adoptan obligaciones económicas están fuertemente moldeadas por la ubicación en el ciclo doméstico. Los más jóvenes suelen iniciar su vida laboral a edades más tardías y, mientras lo hacen, asisten a la escuela y aumentan sus niveles de escolaridad. La participación temprana en la economía doméstica campesina no suele ser una ocupación temporal desde la que se pueda acceder, sin mayores obstáculos, a otras categorías ocupacionales más tarde en la vida. Más bien, quienes a los 14 años (o antes) dejan la escuela para convertirse en proveedores o coproveedores económicos de sus hogares de origen a través de la inversión de su fuerza de trabajo en la producción de subsis-tencia o en el trabajo agrícola remunerado (jornaleros), permanecen en esa categoría, no reingresan a los planteles educativos, se casan a edades tempranas y adquieren responsabilidades económicas temprano en la vida para el sostén de sus propios hogares de procreación. Por otra parte, la existencia de redes familiares en las que se encuentran sujetos con experiencia en otras ocupaciones –normalmente mediante la emigración a otras regiones, a ciudades en crecimiento o hacia los Estados unidos– forman parte de las historias de los jóvenes que han logrado acceder a ocupaciones distintas a las que encontrarían en sus lugares de origen. Los muchachos que, desde la mazateca, han emigrado a la Ciudad de México, lo han hecho sostenidos por cadenas de otros lugareños, sus paisanos y parientes, que habían emigrado años antes. ya en la ciudad han desempe-ñado ocupaciones en los servicios, en el comercio, en las manufacturas, haciendo uso no sólo de sus redes sociales, sino también de las habilidades adquiridas en la escuela. Si bien la educación que se recibe en los planteles educativos no es de la calidad que se esperaría de acuerdo a los distintos niveles y grados, es un hecho que saber leer y escribir, hacer cuentas y estar familiarizado con técnicas de cómputo (aunque básicas) constituyen habilidades que les han abierto algunas puertas a los ex becarios, especialmente a los más escolarizados, para desempeñar ocupaciones a las que no tendrían acceso en sus lugares de origen y sin las habilidades mencionadas.
iv. DiscusiónFaCtoReS, iNStituCioNeS y PRoCeSoS
Aquí se exponen de manera concisa los principales factores y procesos de orden doméstico familiar, del contexto comunitario, regional y étnico que intervienen en los cambios antes expuestos. A ello le sigue una reflexión/dis-cusión en torno a las fortalezas/oportunidades, debilidades/amenazas que el Programa Oportunidades debiera considerar para encauzar sus acciones hacia el logro de sus objetivos. Es conveniente resaltar que las fortalezas y las debilidades son entendidas como propias del funcionamiento del Programa Oportunidades (de acuerdo con sus reglas de operación y sus objetivos) y las oportunidades y amenazas se ubican en ámbitos externos a la operación del Programa y, por lo tanto, dependen de la acción, organización y funcionamiento de instituciones y sectores del gobierno (federal, estatal y municipal) en las que Oportunidades no puede incidir más que en una dinámica de in-terlocución que lleve a una óptima colaboración con otras instancias de gobierno, encaminada a elevar el bienestar de las familias más necesitadas.
CoNtexto CoMuNitaRio, ReGioNaL, étNiCo y MiGRatoRio
El Programa Progresa-Oportunidades decidió iniciar su cobertura en los municipios más pobres y marginados del país, que son también municipios marcadamente indígenas. En estas localidades, y con frecuencia en estos municipios, no existen mercados de trabajo propiamente dichos, más allá de ciertas oportunidades limitadas en la agricultura. Los pequeños comercios, hoteles y negocios de servicios agrícolas ofrecen muy pocas oportunidades, salvo para las familias de los propietarios, y en todo caso son también negocios muy pequeños. un problema que rebasa el ámbito de acción del Programa, y a los sectores de salud y educación, es que del conjunto muy amplio de subsidios a la agricultura (que totalizan más de 120 mil millones de pesos) los productores agrícolas de estas regiones ni conocen
178 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
ni se benefician de la mayor parte. Sólo Procampo tiene cierta cobertura, pero incluso este programa tiene en estas comunidades una cobertura limitada por varias razones. También hay algunos (aunque menos) beneficiarios de programas productivos, algunos de los cuales han sido encauzados por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos indígenas (CDi). Hay resistencia de los productores mismos a registrarse en Procampo; los mecanismos de afiliación son desconocidos, salvo cuando hay un poco frecuente operativo de inscripción; y los trámites anuales son poco ágiles, de tal manera que los subsidios siguen siendo poco oportunos. Es posible que el gran cambio histórico en estas regiones vaya en dirección del estancamiento o la disminución del empleo agrícola. Sin embargo, es posible que su agricultura pueda ser más productiva, y que se genere más empleo y disminuya la pobreza, si se racionalizan y se dan a conocer otros apoyos federales a esta actividad. En las microrregiones de Sonora se encontró una mayor oferta de empleos en maquiladoras y en grandes campos agrícolas donde hay seguridad social (iSSSTE e iNFONAviT) que parecen ser aún mieles del pasado durante el auge de la revolución verde. Esta situación de relativa bonanza coincide con la casi nula emigración a los Estados unidos. Sólo se conoció el caso de dos mujeres que se fueron al vecino país del norte por motivos morales (son lesbianas y buscaban un lugar con menores restricciones/presiones sociales a su orientación sexual) y no por motivos económicos. Pero en el resto de las microrregiones la situación que domina es la escasez del empleo debido a mercados de trabajo muy poco desarrollados y dinámicos. En este contexto, no sorprende que los jóvenes ex becarios y no becarios que han alcanzado niveles escolares sin precedentes, tengan que abandonar estas regiones. Este imperativo es aún más claro entre los indígenas. una parte importante de los jóvenes mestizos puede tener acceso a los pequeños negocios que ya existen, porque sus familias o conocidos de confianza son los propietarios. Pero para los indígenas las únicas alternativas significativas son la emigración permanente o el regreso a sus comunidades o a otras parecidas como agentes de desarrollo del Estado: maestros, promotores educativos y de salud, extensionistas agrícolas. Los pocos que permanecen en sus pueblos de origen muestran un comprensible poco éxito laboral. vuelven a las ocupaciones tradicionales en la agricultura de subsistencia y a los jornales agrícolas. Los estudios basados en las evaluaciones22-24,* han tendido a mostrar que, en sus primeros años, el programa fo-mentó la no migración de los jóvenes.‡ Pero es posible que, a 10 años de distancia, la emigración de los “graduados” del programa sea el mejor mecanismo a su disposición para permitirles hacer realidad las promesas que acompañan una mayor educación. No es sólo una coincidencia que, en las cuatro microrregiones estudiadas, la generación de los padres es una basada localmente mientras que la de los hijos está caracterizada por el éxodo. Al menos la mitad de los jóvenes ex becarios en las microrregiones de Chiapas y Oaxaca ya no se encuentran en sus localidades de origen. Llama la atención el escaso aprovechamiento, desde el punto de vista del desarrollo del país, de la oportunidad que significan cientos de miles de jóvenes indígenas o campesinos, la mayoría bilingües, que conocen a fondo estas comunidades y que deben partir para hacer algo positivo con sus vidas. Existe la oportunidad, no para el Programa Oportunidades sino para el gobierno federal, de convertirlos en agentes de desarrollo si se canaliza una mayor parte de los subsidios ya existentes a proyectos de mejoría económica en las comunidades que prometan viabilidad. Las rutas, los destinos y las ocupaciones de los migrantes han seguido claramente las estructuras de sobra conocidas en la literatura sobre migraciones. Son los familiares, en primer lugar, algunos mentores, asociaciones caritativas y otros conocidos, los que han animado a estos jóvenes a partir, les han brindado hospedaje, y les han ayudado a conseguir empleos. Por lo tanto, los destinos han estado determinados por estas redes preexistentes. Pero es importante señalar que en muchos sentidos, estos son nuevos migrantes. Por lo tanto las redes existentes no responden a las característi-cas de los nuevos flujos. Muchos migrantes oaxaqueños relativamente exitosos laboran con sus parientes en negocios informales o muy familiares en México y Estados unidos. Aunque sus habilidades escolares son bienvenidas, no son los empleos que les pueden brindar los beneficios que corresponden a su escolaridad. Aunque la dinámica nacional del empleo no es buena, hay cierto optimismo en el sentido de que algunos de los primeros migrantes con nivel bachillerato
* badillo bautista C. (en proceso) “Evaluating the Direct and indirect Effects of a Conditional Cash Transfer Program: The case of Progresa,” tesis de doctorado, university of Essex.
‡ Los estudios difieren en cuanto a la migración de los padres. Según Martínez, a niveles bajos de subsidio el Programa fomenta su partida, y a niveles más altos su permanencia; según Angelucci, el Programa estimula la emigración adulta; según Stecklov y colaboradores y badillo, el Programa disminuye claramente la emigración en conjunto.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 179
o universitario (que en algunos casos ya tienen mejores empleos) servirán como cabeza de playa o como puente hacia mejores redes para los jóvenes que sigan sus pasos. Pero este proceso está por verse.
GéNeRo y FaMiLia
El género incide todavía claramente sobre la importancia que otorgan los padres a la escolaridad, aunque hay avances notables en este sentido en gran medida gracias a las becas diferenciales de Oportunidades, pero hay varios factores que pueden modificar la actitud y el apoyo prestados a una niña o joven para seguir estudiando. En primer lugar, parece haber un corte entre las mujeres al terminar la escuela primaria. Este es un corte que relaciona adolescencia con riesgo, y con el aumento de la distancia de la casa a la escuela. Los padres desean “proteger” a su hija, y en-tonces se decide convenientemente que mejor ayude en la casa y que no estudie más. Estos casos son visibles en las historias, pero parecen estar disminuyendo. En esta evaluación, Agudo4 ha relatado algunas estrategias de las becarias para contrarrestar estas presiones. Con todo, la presencia de los planteles educativos en la localidad (o a una distancia razonable) conduce a una mayor presencia de las niñas y jóvenes en la escuela. El segundo corte afecta a los varones en mayor medida: ocurre a la edad en que ellos ya reciben el pago de un jornalero adulto, o cuando creen que pueden obtener un empleo manual poco calificado en Estados unidos. Puede suceder desde los 13 años, pero es más común que ocurra a los 14-15. Este es precisamente el paso que el Progra-ma Oportunidades busca retrasar. Obtener un mal empleo de pago completo como adulto es casi necesariamente el antecedente de una pobre independencia económica, unión prematura, y reproducción de la pobreza. Lo único equivalente en el caso de las niñas es el trabajo como empleadas domésticas, pero es mucho menos frecuente. Las hijas son menos valiosas como trabajadoras para su familia en esta edad aunque hay excepciones, en lugares de agricultura comercial, o cerca de ciudades donde hay mucha demanda de trabajadoras domésticas. Por esta razón, todo indica que en este segundo corte los que llevan la peor parte son los varones, y por eso a partir de la secundaria las mujeres parecen recuperar el terreno perdido en su propio corte adolescencia-secundaria. Algunos estudios derivados de estas evaluaciones25 han mostrado que en ciertos casos los padres han adoptado esta escolaridad diferencial que favorece a las mujeres en sus estrategias de largo plazo. Según Zavala,25 los ingre-sos precoces de los varones ayudan a los padres en su etapa de consolidación del ciclo doméstico, pero los padres mantienen la inversión en la escolaridad de las hijas y se benefician de un retorno de los mayores ingresos de ellas, que llegan cuando estos ya están entrando a la vejez. Sería una estrategia familiar de “recuperación en relevos”. La familia marca definitivamente las posibilidades escolares de los hijos. Hay por lo menos dos influencias que saltaron a la vista en esta evaluación. En primer lugar, la evaluación confirmó que los primogénitos alcanzan niveles de esco-laridad mucho más bajos que los menores o ultimogénitos, debido sobre todo a la deserción escolar para dedicarse al trabajo en la parcela familiar o en un empleo remunerado. Los hermanos mayores llegan a la adolescencia en momentos difíciles para la economía doméstica, cuando todos sus hermanos menores significan una carga, y se les presiona para abandonar la escuela y aportar a la familia. En segundo lugar la estructura y composición del hogar son también determinantes. La presencia de ambos padres en el hogar (y que estén saludables y aptos para el trabajo) es un factor a favor de la escolaridad. La ausencia de uno es ambigua, porque puede acarrear remesas que mejoren las posibilidades de estudio, pero también puede significar mayores presiones económicas. La ausencia de ambos padres, en los hogares “dona” o de “reloj de arena”, definitivamente es un factor en contra de la escolaridad. Aunque los abuelos perciban remesas, ponen poco interés en la escolaridad de los nietos, y tal vez sienten que las remesas son inseguras, por lo que fomentan el abandono escolar para que los nietos aporten al hogar cuanto antes. La existencia de hermanos mayores que envían remesas, por último, es un factor que claramente favorece la escolaridad.
eSCueLa
El acceso es sin duda un factor que está presente en las trayectorias exitosas de los ex becarios y las dificultades de acceso a la escuela aparecen, en cambio, en las historias menos luminosas. La distancia que separa la escuela de los
180 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
domicilios es un factor que incide sobre todo en las mujeres, precisamente por los temores de que algo negativo les pase a las niñas y jovencitas en el trayecto. Hay iniciativas municipales, como las encontradas en las microrregiones de Sonora, en las que se proporciona un autobús para transportar a los alumnos, que deberían multiplicarse porque, sin duda alguna, ello favorece enormemente el que todos los niños y jóvenes estudien, especialmente los del sexo femenino. Los albergues indígenas han sido un factor que, sin “acercar la escuela a la casa” de hecho “acerca la casa a la escuela”, como se puede ver en casi todas las doce microrregiones estudiadas (particularmente en la Tarahumara, caracterizada por asentamientos poblacionales sumamente dispersos). Se encontraron, asimismo, innumerables historias de familias en las que se relató que el grupo doméstico en su conjunto se mudó de localidad para estar cerca de los planteles educativos. Por otra parte, hay una serie de estrategias familiares: uso de redes de parentesco real o ficticio (compadrazgo), venta de activos familiares y otros mecanismos que se operan para enviar a los hijos a las escuelas (y localidades) en donde se cree que encontrarán un servicio de mejor calidad. Lo anterior nos lleva a afirmar que no se trata solamente de acceso físico sino, también, de acceso a escuelas de calidad. A este respecto no se cuenta con suficiente evidencia empírica,* pero es un hecho que las historias de ex becarios más exitosos incluyen la búsqueda de escuelas que a los ojos de los padres son mejores que otras, quizás más accesibles en cuanto a distancia. Al hablar aquí de escuelas de calidad se hace referencia a factores mínimos de operación de la escuela para que los jóvenes (especialmente de nivel secundaria) no se desanimen: que los maestros asistan a impartir sus clases, que atraigan el interés de los muchachos y que tengan recursos suficientes (materiales didácticos, computadoras en funcionamiento, acceso a internet, contenidos educativos y formas de enseñanza que atraigan y no que desalienten). La existencia de programas y becas como Pronabes y Conafe aparecen en las trayectorias de los ex becarios exitosos. Para estos jóvenes, que provienen de grupos domésticos de muy escasos recursos, este tipo de becas es de extremo valor. Por otra parte, la existencia de un mentor (un pariente exitoso que aparece como modelo ante el joven y que además proporciona apoyo económico, un maestro que se vuelve guía) es también un factor que aparece en las historias de ex becarios exitosos. Por último, llegar a la educación media superior es un estímulo para continuar. Esto parece tan obvio que hasta trivial resulta, pero no lo es tanto. En todos los escenarios de investigación se observó que los colegios de bachille-res y en general casi todas las preparatorias gozan de más recursos, mejor infraestructura y profesores más y mejor formados y ello, aunado a otros factores, anima a los jóvenes a continuar en su educación. Las escuelas secundarias, además de estar muy mal dotadas de recursos materiales y de personal, enfrentan a un alumnado que pasa por un momento crucial de la adolescencia que, en estos contextos rurales, aparece sin antecedentes previos y con un ímpetu de consumo que tampoco tiene antecedentes en las microrregiones estudiadas. Las historias de jóvenes que deser-taron de la escuela incluyen frecuentemente un ingrediente al que debemos prestar atención. Cuando estos jóvenes dicen que “no les gustaba la escuela” o bien que “no le gustó estudiar y prefirió trabajar”, denotan el desencanto del que hablan Schmelkes y sus colaboradores.11 cuando plantean que la escuela –especialmente en estos contextos rurales indígenas– no tiene la capacidad de retener a los estudiantes en términos de interés. Es justamente durante la adolescencia –al fin de la primaria y al inicio de la secundaria– cuando aparece este desencanto por la escuela que aparentemente está relacionado con los factores escolares de los que habla Schmelkes (ausencia de pertinencia cultural, infraestructura y materiales didácticos insuficientes y poco adaptados a las culturas indígenas) y también con las implicaciones de esta adolescencia emergente y los deseos de consumo (de cosméticos, ropa, música, etc.) para cuya satisfacción el trabajo –aunque en actividades que ofrecen baja remuneración– resulta más atractivo y con más beneficios. Cuando estos jóvenes son los primogénitos, la urgencia de trabajar se incrementa debido a las presiones de la economía del hogar. El uso de drogas y alcohol es un determinante en la interrupción de las trayectorias laborales de los varones.
* No por falta de búsqueda sino por la virtual inexistencia de planteles de calidad, especialmente en los niveles primaria y secundaria.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 181
iMPaCto
Es evidente que el Programa Oportunidades, a diez años de operación, ha tenido un impacto muy notable en 1) los logros educativos, 2) la postergación de la fecundidad, y 3) los aún incipientes, pero existentes logros ocupacionales de los individuos que ingresaron en calidad de becarios cuando sus hogares de origen fueron incorporados al Programa en 1998. Los niveles de escolaridad alcanzados por los becarios, y el hecho de que más de un cuarto de los hijos e hijas de la base de datos (construida con los padres y su descendencia de entre 15 y 25 años) declare el estudio como su principal ocupación, son en sí mismos resultados extremadamente positivos que tienen que tomarse en cuenta para que el gobierno federal siga encauzando sus recursos y los esfuerzos del Programa Oportunidades en este tipo de acciones. El Programa Oportunidades ha contribuido a dos procesos de cambio social de extraordinario valor para una sociedad como la mexicana: el análisis de la información recopilada con extremo cuidado por cuatro equipos de antropólogos en cuatro distintos estados del país mediante técnicas etnográficas y a la luz de una estrategia metodo-lógica rigurosa muestra que el Programa ha favorecido la disminución de la desigualdad en los niveles de escolaridad en su vertiente étnica y en su dimensión de género. La brecha de género en escolaridad alcanzada se ha invertido entre los indígenas de la generación de los hijos e hijas y son las mujeres las que tienen un diferencial a su favor. La brecha étnica, que en México tiene una historia que data de la conquista a favor de los mestizos o no indígenas, se ha cerrado significativamente hasta casi desapa-recer entre la población masculina expuesta al Programa Oportunidades y se ha invertido en el caso de las mujeres a favor de las indígenas, no así entre la población no beneficiaria. Entre los nunca expuestos al Programa, sigue existiendo desigualdad étnica (hombres indígenas vs. hombres mestizos; mujeres indígenas vs. mujeres mestizas, a favor siempre de los mestizos) y en menor medida de género (entre hombres y mujeres mestizos) en los niveles educativos alcanzados. Este optimista hallazgo debe ser matizado. Los logros educativos aquí planteados se refieren a niveles de escolari-dad alcanzados, es decir, a años y niveles cursados y no a acumulación de conocimientos como parte de procesos de aprendizaje y construcción de capital humano. Aunque es un hecho que el Programa Oportunidades ha contribuido a reducir la brecha étnica y a invertir la de género en lo que respecta a niveles de escolaridad a través de la asistencia y permanencia en la escuela, no tiene incidencia en la calidad de la educación que los becarios obtienen. Los estudios etnográficos han puesto en evidencia las grandes diferencias entre las primarias unitarias y bilingües rurales y las te-lesecundarias a las que los niños y jóvenes de las microrregiones estudiadas tienen acceso (caracterizadas por graves deficiencias de infraestructura, calidad de la enseñanza, ausentismo de los maestros) y las primarias no bilingües y las secundarias técnicas ubicadas en cabeceras municipales o pueblos de mayor tamaño. El incumplimiento de los programas de estudio y de obligaciones y funciones en las escuelas resta posibilidades de impacto al Programa Oportunidades en su tarea de construcción de capacidades mediante la prolongación de las trayectorias escolares.14 El impacto en la escolaridad de los becarios de larga exposición al Programa Oportunidades está moldeado por un conjunto de factores entre los que destacan: 1) la mayor o menor cobertura de servicios educativos (la cercanía a las escuelas de los distintos niveles afecta muy positivamente la escolaridad, especialmente de las mujeres); 2) la calidad y pertinencia cultural de la educación; 3) la capacidad de los padres de fungir como proveedores económicos y generar ingresos (la muerte del padre o del principal proveedor es un factor en contra de la escolaridad de los becarios); 4) la existencia de activos productivos y de ingresos monetarios (por ejemplo, remesas de hermanos mayores que han emigrado) facilita el pago del transporte, particularmente en el caso de los jóvenes estudiantes de preparatoria, quienes frecuentemente se tienen que trasladar a las localidades que cuentan con estos planteles; 5) la posición de los individuos en el ciclo reproductivo del hogar (ser ultimogénito o de la camada de ultimogénitos del hogar es un factor que con-duce a mayor logro en escolaridad); 6) ausencia de enfermedad y, 7) sexo del individuo (ser mujer, dadas las distintas obligaciones que hombres y mujeres tienen en la economía doméstica y el hecho de que las mujeres adolescentes no son vistas como generadoras de ingresos para el hogar, es un factor que favorece los logros en escolaridad). Los cambios intergeneracionales en la fecundidad, vistos aquí a través de la edad de las mujeres al momento de su primer parto, han tenido lugar con y sin Programa Oportunidades de por medio (tanto las mujeres ex becarias
182 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
como las nunca beneficiarias han postergado el inicio de su ciclo reproductivo). Es posible afirmar, sin embargo, que el Programa potencia dicho cambio. Es un hecho, no obstante, que el sector salud tiene que redoblar esfuerzos para que los jóvenes de este país tengan acceso a métodos anticonceptivos (y los acepten). Las historias reproductivas nos han mostrado que las mujeres empiezan a usar métodos anticonceptivos una vez que ya son madres y con el objetivo de espaciar los periodos intergenésicos, pero nunca para postergar el inicio del ciclo reproductivo. El análisis aquí realizado muestra que los hombres y mujeres de la generación de los hijos que estuvieron expuestos al Programa Oportunidades están mejor posicionados en la jerarquía ocupacional que los nunca beneficiarios. Es necesario, además, decir que estos jóvenes están probablemente jugando el papel de pioneros en los nichos o estratos ocupacionales en los que se encuentran, por lo que es posible que en el futuro funjan como modelos y enlaces para sus hermanos y paisanos más jóvenes. Es decir, en su calidad de pioneros enfrentan obstáculos para su movilidad porque las cohortes previas no contaban con los niveles de escolaridad requeridos para los empleos en estratos más altos de la jerarquía ocupacional (las redes sociales hacia empleos más formales y no manuales, credencializados, aún no existen). Por lo pronto, aunque el análisis de las ocupaciones desempeñadas por los hijos e hijas de hogares beneficiarios y no beneficiarios muestra que los jóvenes expuestos al Programa de hecho desempeñan tareas que requieren ciertas habilidades aritméticas, mecánicas o de cómputo (meseras, empleadas de tiendas, limpiadores de máquinas en Estados unidos, supervisora de obreras, etc.), la gran mayoría realiza ocupaciones que ofrecen poca seguridad (empleos informales). A pesar de los esfuerzos del Programa Oportunidades, dadas las escasas opciones laborales y las muy precarias estructuras de oportunidades locales, no se ha producido el impacto ocupacional que se esperaría. una de las amenazas más claras al logro del objetivo central del Programa es, precisamente, la escasez de empleos regulares que brinden seguridad a los trabajadores. En las regiones en las que ya está constituido un flujo migratorio nacional o internacional, los ex becarios buscan alternativas de empleo en la ciudad de México, Cancún, Playa del Carmen, Oaxaca, Mérida, Chihuahua, Hermosillo o los Estados unidos. y aunque los candidatos a emigrar al vecino país del norte o a las ciudades mexicanas postergan la salida como emigrantes, ésta es tan perentoria en el futuro próximo como forzosa. Las microrregiones, si bien se quedan con un saldo neto positivo (con el incremento de la escolaridad de todos los beneficiarios), ven marcharse a los más escolarizados. A pesar de lo anterior, la conclusión principal es que el Programa Oportunidades tiene muchas razones para no cesar en sus acciones de apoyar a las familias pobres de este país. El análisis aquí expuesto brinda resultados muy positivos sobre los logros alcanzados, principalmente en cuanto a la escolaridad, pero también en el campo de la fecundidad y de la inserción ocupacional. Ello no obsta para decir que aún hay un largo camino por recorrer. El Programa debe mejorar sus mecanismos de operación para que la población indígena esté mejor atendida y no sufra bajas por razones burocráticas, y también para que los niños y jóvenes que asisten a la escuela (cumplen con su corresponsabilidad) continúen recibiendo sus becas. Son muchas las historias de jóvenes que perdieron la beca por razones que nunca comprendieron ni ellos ni sus padres. El paso de la secundaria a la preparatoria sigue siendo un cuello de botella, normalmente por motivos económicos, por lo que las modificaciones en curso del componente jóvenes con Oportunidades son muy oportunas, pero su instru-mentación tiene que ser cuidadosamente vigilada (para que sea efectiva). El paso de la preparatoria a la universidad es aún más complicado y de no ser por apoyos de redes familiares o de otro tipo (Conafe y otros programas de becas), muchos de los que ahora son los casos más exitosos del Programa no estarían cursando una carrera universitaria. Por ello, sugerimos que la Plataforma jóvenes con Oportunidades se convierta en un verdadero estímulo y en una herramienta para facilitar ese paso. Los logros aquí expuestos se magnificarían si a los esfuerzos del Programa Oportunidades se sumaran, en la mis-ma medida en términos de compromiso social y político, de adeudo y responsabilidad con el país, los sectores salud y educación. Si a los niveles escolares alcanzados por los beneficiarios (becarios y ex becarios) se sumara calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje, los beneficios para millones de niños y jóvenes serían muy superiores. Si al número de becarios y ex becarios exitosos en cuanto a sus niveles de escolaridad se añadieran las filas de los muchos que desertan a raíz de un evento de enfermedad en sus hogares, no resuelto por la escasa resolución de los servicios que imparten las unidades Médicas rurales, se hablaría de una política social exitosa. Por el momento, sin
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 183
embargo, sólo se puede decir que el Programa Oportunidades ha logrado impactos inesperados y muy positivos en el mundo rural indígena. y aunque el Programa Oportunidades ha contribuido –como lo atestigua este análisis– a las acciones que son necesarias para el abatimiento de la transmisión intergeneracional de la pobreza, ese proceso sólo será posible en la medida en que las distintas instancias del sector público tomen medidas para la creación de más y mejores empleos y en la provisión de servicios de mayor calidad de salud y educación.
v. Análisis FODAFoRtaLezaS y oPoRtuNidadeS
PrIorIdad dEScrIPcIÓn rEcoMEndacIÓn
forTaLEzaS y oPorTUnIdadES
FO1El análisis muestra impacto muy notable en los niveles de escolaridad de los individuos expuestos al Programa Oportunidades en calidad de becarios.
El Programa debe asegurar que sus acciones permitan mantener o mejorar este impacto. Se sugiere que el componente de jO (jóvenes con Oportunidades) se agilice de manera que se convierta en un estímulo para todos los becarios actuales. Continúa existiendo mucha desinformación al respecto de jO y los trámites son de tal complejidad que son pocos los que realmente acceden a los beneficios.
FO2El mayor incremento se ha dado entre los indígenas y especialmente entre las mujeres indígenas.
La misma recomendación aplica aquí, pero además es importante señalar que las becas diferenciales han sido cruciales en la actual mayor valoración (por parte de los padres) de la educación de niñas y jóvenes. Mantener dicho diferencial y procurar que los beneficios de jO sean igualmente accesibles a jóvenes de ambos sexos.
FO3
Al poner en operación el Programa Oportunidades en las comunidades rurales marginadas, se incrementó la movilidad escolar intergeneracional en dos años más. Es decir, se pasó de un avance de tres años a otro de cinco años.
FO4
En la generación de los hijos, la brecha de género se ha invertido y la étnica se ha cerrado en el caso de los hombres (aún ligeramente a favor de los hombres mestizos vs. hombres indígenas) pero se ha invertido a favor de las indígenas (las hijas indígenas beneficiarias alcanzan niveles de escolaridad más altos que las hijas mestizas). Todo esto quiere decir que el Programa Oportunidades ha contribuido a disminuir la desigualdad de género y la desigualdad étnica.
184 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
FO5
La distancia que separa a la escuela de los domicilios es un factor que incide sobre todo en la asistencia y permanencia de las mujeres en la escuela (cuando la distancia es corta). Existen algunas iniciativas municipales muy positivas, en Sonora, de proporcionar autobuses para transportar a los alumnos desde las localidades hasta el centro escolar (frecuentemente en un pueblo grande o cabecera municipal).Los albergues han sido una institución (factor que favorece la escolaridad) que sin “acercar la escuela a la casa”, de hecho “acerca la casa (alojamiento) a la escuela”.
Estas iniciativas-que los municipios proporcionen transporte para los alumnos, particularmente de secundaria y preparatoria, que son los niveles de menor cobertura), deberían multiplicarse porque favorecen que los niños y jóvenes estudien, en especial las mujeres.Los albergues indígenas deben permanecer (incluso abrir más) especialmente en las regiones caracterizadas por asentamientos poblacionales dispersos.
FO6
La existencia de programas y becas como Pronabes y Conafe aparecen en las trayectorias de los jóvenes más exitosos (con trayectorias escolares más largas y deseos de cursar estudios universitarios). Para estos jóvenes, que provienen de hogares de muy escasos recursos, este tipo de becas es de extremo valor.
Continuar y expandir programas tipo Pronabes y Conafe.
dEbILIdadES y aMEnazaS
DA1
Para la construcción real de capacidades es necesario contar con servicios de educación de mayor calidad (donde haya menos carencias de infraestructura, los maestros asistan a dar clases, estén mejor capacitados y se impartan contenidos de formas más pertinentes al medio indígena). Tal como se imparte la educación en estas microrregiones, los procesos de construcción de capacidades son limitados
De responsabilidad del sector educación (SEP e instancias estatales): es urgente mejorar la formación de maestros y los contenidos educativos de los programas de enseñanza (y formas de impartirlos). Apremiante también es lograr que el ausentismo de los maestros sea sustituido por asistencia cotidiana y responsable con la tarea de educar a las siguientes generaciones.
DA2
uno de los factores que explican el alargamiento de las trayectorias educativas de los becarios de Oportunidades es la corta distancia entre la escuela y la casa (facilita enormemente la asistencia en general, y la asistencia femenina a la escuela). Mientras que la cobertura de la educación primaria es muy amplia, va disminuyendo a medida que aumenta el nivel educativo, de manera que hacen falta escuelas secundarias y, sobre todo, preparatorias.
De responsabilidad del sector educación (SEP e instancias estatales): utilizar la infraestructura de las escuelas primarias “despobladas” como escuelas secundarias y preparatorias a las que naturalmente habrá que dotar de profesorado y materiales didácticos correspondientes a los niveles educativos.O bien (si no se quisiera o pudiera hacer lo anterior) procurar una cobertura más amplia de los servicios educativos secundarios y de educación media superior a través de la instalación de nuevos planteles.
DA3
El paso de la preparatoria a la universidad es extremadamente complicado (un “cuello de botella”) debido a los costos de alojamiento y la manutención en las ciudades en donde las universidades están asentadas, los traslados del pueblo a la ciudad, el transporte urbano, los costos de los materiales, del examen de admisión, etc. De no ser por los apoyos familiares y, en muchos casos de los apoyos de Conafe y otros programas de becas, muchos de los que ahora son los casos más exitosos del Programa no estarían cursando una carrera universitaria. La evidencia con la que se cuenta muestra que el componente PjO, ahora jO, no ha sido muy efectivo. Son más los jóvenes que no pueden cobrarlo que los que sí.
Se sugiere que el componente jóvenes con Oportunidades se convierta en un verdadero estímulo y en una herramienta real para facilitar ese paso.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 185
DA4
La enfermedad al interior de los hogares pobres, ya sea del padre o de la madre, y naturalmente del niño (a) o joven estudiante, es un factor que atenta contra el logro de los objetivos del Programa (respecto de la construcción de capacidades: la enfermedad del principal proveedor o de la madre, aunada a la escasa resolución de los centros proveedores de servicios de salud, lleva con mucha frecuencia a la deserción escolar).
De responsabilidad del sector salud: Aumentar el número de médicos en las clínicas rurales.Evitar que las clínicas rurales se queden sin médico por temporadas largas o cortas.Continuar con las políticas de prevención.Mejorar el abasto de medicamentos y los equipos de diagnóstico de los pacientes (baumanómetros, equipos de medición de azúcar en sangre).Diseñar y promover dietas de acuerdo a los productos que están al alcance de la población rural y realizar una campaña masiva de comunicación contra el consumo de los alimentos no nutritivos y nocivos para la salud (no sólo tabaco y alcohol, sino productos “chatarra”).
forTaLEzaS y oPorTUnIdadES
FO7
La mayoría de las hijas no han sido aún madres. Sin embargo, el análisis muestra que una fracción importante (26.3%) de las hijas indígenas ex-becarias ya tuvo su primer hijo, pero la proporción de aquellas-igualmente indígenas beneficiarias- que todavía no han tenido hijos es mayor (73.7%).
n/a
FO8
La evidencia con la que se cuenta, especialmente la que proviene de la Sierra Tarahumara, muestra que para las jóvenes indígenas el nacimiento del primer hijo no implica dejar de estudiar, posiblemente para conservar las becas que otorga el Programa Oportunidades (por la importancia que este ingreso tiene en las economías familiares).
Aunque en la Sierra Tarahumara no encontramos que las escuelas no permitan la asistencia de las estudiantes embarazadas (en otros contextos no de esta evaluación sino de evaluaciones anteriores sí se ha visto), la práctica de continuar estudiando (a pesar de ser ya madre) es una que se debe promover y, por lo tanto, es muy positivo que las escuelas tengan una política flexible (admitir a las jóvenes embarazadas) puesto que parir un hijo no incapacita a las mujeres para continuar sus trayectorias escolares.
dEbILIdadES y aMEnazaS
DA5
Las mujeres mestizas beneficiarias y no beneficiarias de la generación de las hijas que ya iniciaron su ciclo reproductivo representan una fracción mayor al compararlas con las indígenas en la misma situación, pero en el caso de las mestizas, la fracción de las que ya iniciaron su ciclo reproductivo es mayor entre beneficiarias que entre las nunca beneficiarias: 42.3% de las mestizas beneficiarias ya es madre mientras que entre las mestizas no beneficiarias el porcentaje de las madres es de 35.7 (57.7% de las mestizas beneficiarias aún no es madre, mientras que la fracción se eleva a 64.3% entre las mestizas no beneficiarias).
Promover, en los talleres de autocuidado de la salud para los jóvenes, la conveniencia de posponer el inicio del ciclo reproductivo.Los talleres deben ser impartidos por personal capacitado que brinde información amplia y precisa sobre las implicaciones de ser madre-padre a temprana edad y sobre los métodos de anticoncepción (sin dejar lagunas de información, ofreciendo información adecuada y precisa y sin dejar que los jóvenes se “autocapaciten”).Promover, ante las autoridades del sector salud, la oferta de métodos anticonceptivos a la población en general, y a los jóvenes en particular.
186 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
DA6
Los talleres que se imparten a los jóvenes como parte del Nuevo Modelo de Atención a la salud no proveen información suficiente y precisa, ni de manera eficaz, sobre los cuidados que los jóvenes tendrían que tener para evitar el embarazo temprano o el contagio del viH-SiDA, u otras enfermedades de transmisión sexual. Quienesimpartenestostalleressuelenausentarse(ono presentarse) y dejar a los jóvenes solos de manera que ellos se “auto-capacitan”. El resultado es el manejo insuficiente de información y el arribo a conclusiones incluso erróneas sobre las enfermedades, las vías de transmisión y los cuidados preventivos.
Los talleres deben ser impartidos por personal capacitado que brinde información amplia y precisa sobre las implicaciones de ser madre-padre a temprana edad y sobre los métodos de anticoncepción (sin dejar lagunas de información, ofreciendo información adecuada y precisa, y sin dejar que los jóvenes se “auto-capaciten”).Promover, ante las autoridades del sector salud, la oferta de métodos anticonceptivos a la población en general, y a los jóvenes en particular.
DA7El uso de anticonceptivos inexistente entre las adolescentes. Nunca se emplean antes de tener al primer hijo.
Es necesario que el sector salud haga mayores esfuerzos (con estrategias efectivas) para promover el uso de métodos anticonceptivos entre los jóvenes. Éstos son utilizados por mujeres adultas, cuando ya no quieren tener más hijos, pero no por jóvenes y nunca antes de tener al primer hijo.
DA8
La posición de los individuos en el ciclo reproductivo del hogar de origen influye en la postergación de la unión y del ciclo reproductivo propio (hogar de procreación). La evidencia de Chiapas mostró que los becarios y ex-becarios ultimogénitos, quienes gozan del privilegio de no soportar o ayudar a soportar la carga familiar del hogar de origen, permanecen más tiempo en la escuela y postergan, más que los primogénitos, la unión y el ciclo reproductivo. En cambio, los hermanos mayores suelen interrumpir sus carreras escolares para iniciar su rol de proveedores económicos a temprana edad y ello se asocia a la unión temprana.
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 187
PrIorIdad dEScrIPcIÓn rEcoMEndacIÓn
forTaLEzaS y oPorTUnIdadES
FO9
una de las fortalezas más notables del Programa Oportunidades es el de los individuos de la generación de hijos (e hijas) que declaran el estudio como su principal ocupación: más de un cuarto de los jóvenes entre 15 y 25 años se dedican, como ocupación principal, a estudiar, especialmente entre las mujeres mestizas y entre tanto hombres como mujeres indígenas. Eso significa que, por un lado, el impacto del Programa Oportunidades en los niveles de escolaridad alcanzados será muy pronto mayor del que aquí se ha visto y, por el otro, es probable que con esas credenciales escolares puedan acceder a mejores ocupaciones que las que hubieran tenido de no alargar sus trayectorias escolares.
n/a
FO10
La población indígena de la generación (hijos e hijas) que no ha sido expuesta al Programa Oportunidades se concentra en el peldaño más bajo de la jerarquía ocupacional, con una notable presencia de hombres no beneficiarios, mientras que la población indígena expuesta al Programa en este mismo estrato, si bien sigue siendo mayoritaria, es menor, especialmente en el caso de las mujeres beneficiarias.
FO11
El estrato ocupacional medio (categorías 4 y 5) tiene una presencia significativa de hombres y mujeres indígenas beneficiarios, con especial presencia de mujeres. Son también mujeres indígenas beneficiarias las que tienen mayor peso en el estrato más alto (categorías 6 y 7), poco más de catorce de cada 100 mujeres beneficiarias. En sí mismo podría parecer una presencia muy reducida, pero al comparar a las mujeres beneficiarias con sus pares no beneficiarias se aprecia que la diferencia es muy significativa a favor de las primeras.
188 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
forTaLEzaS y oPorTUnIdadES
FO12
Existe un conjunto amplio de subsidios y apoyos a la agricultura (que asciende a 120 mil millones de pesos). Los productores agrícolas de estas regiones ni conocen ni se benefician de la mayor parte de estos apoyos. Sólo PrOCAMPO tiene cierta cobertura, pero limitada. La CDi también ha encauzado algunos programas productivos. Estos recursos y la afiliación clara a los programas sociales (con trámites más ágiles; supervisión del uso de los recursos y evaluación de los programas) pueden convertirse en una oportunidad para incrementar el impacto del Programa Oportunidades en el ámbito del trabajo y las ocupaciones de sus ex-becarios.
De responsabilidad de la política pública en su conjunto: Dar a conocer a la población la existencia de recursos y programas productivos.Dar a conocer los mecanismos de afiliación de manera clara y abierta (asegurando que llegue a las localidades rurales como las aquí estudiadas-contextos interétnicos).Agilizar los trámites.Evaluar el impacto de estos programas para mejorar su diseño y operación.
FO13
Llama la atención el escaso aprovechamiento, desde el punto de vista del desarrollo del país, de la oportunidad que significan cientos de miles de jóvenes indígenas o campesinos, la mayoría bilingües, que conocen a fondo estas comunidades, que gracias a los apoyos de Oportunidades han elevado considerablemente sus niveles de escolaridad y que deben partir de sus lugares de origen para hacer algo positivo con sus vidas. Existe la oportunidad, no para el Programa Oportunidades únicamente sino para el gobierno federal en su conjunto de convertirlos en agentes de desarrollo si se canaliza una mayor parte de los subsidios ya existentes a proyectos de mejoría económica en las comunidades que prometan viabilidad.
incorporar a una parte de los jóvenes ex-becarios bilingües, conocedores de sus regiones y con altos niveles de escolaridad a los proyectos y programas productivos: convertirlos en agentes de desarrollo canalizando una mayor parte de los subsidios ya existentes a proyectos de mejoría económica de estas regiones campesinas.
dEbILIdadES y aMEnazaS
DA9
Los mercados de trabajo son muy poco dinámicos y ofrecen muy escasas opciones laborales a los jóvenes egresados del Programa, por lo que tienen que emigrar de sus lugares y regiones de origen en calidad de emigrantes laborales.
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Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 189
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190 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
Figura A1regiones estudiadas en el estado de sonora
Fuente: Sariego26
Figura A2Municipios de la Sierra Tarahumara: Alta (Cumbre) y Baja (Ba-rrancas)
Fuente: Sariego26
vii. Anexosa: GeoGRáFiCo
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 191
Figura A3Regiones estudiadas en el estado de Chiapas
Fuente: Sariego26
Figura A4Regiones estudiadas en el estado de Oaxaca
192 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
B: MetodoLóGiCo
estrategia metodológica
Selección de los escenarios de investigación en Chihuahua, Sonora, Chiapas y Oaxaca: En primer lugar, se seleccionaron municipios en los que, según los datos del Conteo de Población 2005, incluyeran tanto población indígena como no indígena y donde, según la información del Programa Oportunidades (padrón de beneficiarios), hubiera localidades con beneficiarios de larga exposición, es decir, que hubieran sido incorporadas a Oportunidades en 1997-1998 (Progresa). En cada municipio se estudiarían hogares de tantas localidades como fuera necesario para completar la muestra analítica de hogares (beneficiarios y no beneficiarios, indígenas y no in-dígenas). A este conjunto de localidades en donde se llevó a cabo la investigación se les denomina microrregiones. En cada estado del estudio, Chihuahua, Sonora, Chiapas y Oaxaca, se incluyeron tres microrregiones. Las microrregiones seleccionadas son:Chihuahua: a) yepachi (Temósachi, Chihuahua)/Maycoba (yécora, Sonora); b) Samachique (Guachochi); y c) Norogachi (Guachochi).
Sonora: a) distintas localidades del municipio de Guaymas, en el valle del yaqui; b) localidades del municipio de Etchojoa, valle del Mayo; y c) microrregión guarijía en el municipio de Álamos.
Chiapas: a) localidades del municipio de San Cristóbal de las Casas (El Aguaje, Corazón de María y San isidro); b) Municipio Las Margaritas (Saltillo, bello Paisaje); y c) localidades del Municipio de Tumbalá (Álvaro Obregón Loma, Álvaro Obregón Planada, El Porvenir y Emiliano Zapata).
oaxaca: a) varias localidades del municipio Mazatlán villa de Flores (la cabecera del mismo nombre, El Progreso, Almolonga, El Corral, San Simón Coyoltepec y Piedra Ancha); b) Municipio de San juan Cotzocón, en donde se estudiaron dos localidades, Nuevo Cerro Mojarra y jaltepec de Candayoc; y c) Municipio de Santiago jamiltepec, en la Costa Chica, con dos localidades, una mayoritariamente indígena: Santa Elena Comaltepec, y la otra –El Charco Nduayoo– mestiza y afro-mestiza.
MUESTra anaLíTIca PrIMarIa (Para cada Una dE LaS MIcrorrEgIonES)
indígenas beneficiarios (n=4) No indígenas beneficiarios (n=4)
indígenas no beneficiarios (n=4) No indígenas beneficiarios (n=4)
La idea fundamental detrás del diseño de esta muestra es la de maximizar la diferencia de las variables intervinientes:
a) Etnicidad: hogares indígenas (hablantes de lengua indígena y que se ven y son vistos por los demás como indígenas) y hogares mestizos (monolingües en español y que se ven y son vistos por los demás como no indígenas).
b) incorporación al Programa Oportunidades: hogares beneficiarios de largo plazo (incorporados a Oportunidades en 1998) y hogares no beneficiarios (nunca beneficiarios).
De cada uno de los dos subtipos de hogares beneficiarios de la muestra analítica (cuatro indígenas beneficiarios y cuatro no indígenas beneficiarios) para cada microrregión, debían seleccionarse dos hogares que al momento de su incorporación al Programa tuvieran al menos un niño o una niña primogénito(a), o que formara parte del grupo de los hijos más grandes, cursando entre tercero y cuarto de primaria en 1998, año de incorporación. Los otros dos hogares de esos dos subtipos de beneficiarios debían seleccionarse por tener niños de entre los más pequeños –los ultimogénitos– cursando dichos grados de primaria al momento de la incorporación. Ello para contar con hogares
Cuadro B1Muestra analítica teóri-ca para la selección de los hogares de estudio en cada microrregión
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 193
beneficiarios de largo plazo que se encontraban en distintas etapas de su ciclo doméstico al momento de su incor-poración al Programa (etapa de expansión temprana y de expansión avanzada).
hogarES bEnEfIcIarIoS PrIMogénITo ULTIMogénITo ToTaL
Hogares indígenas beneficiarios
Dos hogares con hijo
Primogénito entre 3-4
de primaria en 1998
Dos hogares con hijo
ultimogénito entre 3-4
de primaria en 1998
Total= 4 hogares
Hogares no indígenas beneficiarios
Dos hogares con hijo
Primogénito entre 3-4
de primaria en 1998
Dos hogares con hijo
ultimogénito entre 3-4
de primaria en 1998
Total= 4 hogares
Total de hogares beneficiarios 4 4 8
Los hogares no beneficiarios debían ser seleccionados en cada municipio o microrregión en función del pareo con los beneficiarios: de su similitud con éstos en 1998 respecto a su lugar de residencia –cabecera vs. ranchería, condición socioeconómica: ocupación, acceso a tierra y nivel de educación de los jefes del hogar en 1998– siguiendo los mismos criterios (con niños primogénitos y ultimogénitos cursando entre tercero y cuarto año de primaria en 1998 –aunque no fueron incorporados al Programa–) para contar con individuos con quienes contrastar los logros de los beneficiarios. Se privilegió a los nunca incorporados para la selección de los hogares no beneficiarios. En segunda instancia (en caso de no encontrar hogares nunca incorporados en las localidades de la microrregión) se eligieron hogares que fueron incorporados pero estuvieron en calidad de beneficiarios por muy poco tiempo (fueron dados de baja, como muy tarde, a los dos años de haber sido incorporados) y, en tercera instancia, hogares de muy reciente incorporación al Programa.
hogarES no bEnEfIcIarIoS PrIMogénITo ULTIMogénITo ToTaL
Hogares indígenas no beneficiarios
Dos hogares con hijo
Primogénito entre 3-4
Primaria en 1998
Dos hogares con hijo
ultimogénito entre 3-4
Primaria en 1998
4 hogares
Hogares no indígenas no beneficiarios
Dos hogares con hijo
Primogénito entre 3-4
Primaria en 1998
Dos hogares con hijo
ultimogénito entre 3-4
Primaria en 1998
4 hogares
Total de hogares no beneficiarios 4 4 8
Composición final de la muestra
Chihuahua: en las microrregiones seleccionadas en este estado no hubo ninguna dificultad para ubicar hogares del tipo demandado por la muestra analítica (indígenas y mestizos, beneficiarios de larga exposición y no beneficiarios), de manera que se realizaron 48 estudios de caso (24 indígenas y 24 mestizos, 8 de cada 1 de estos tipos en cada microrregión), 50% beneficiarios y la otra mitad de hogares no beneficiarios. 1) Microrregión pima: se seleccionó la localidad de yepachi (municipio de Temósachi en Chihuahua) y la localidad
sonorense de nombre Maycoba (municipio de yécora). El territorio indígena pima (oíoba) se encuentra asentado en una franja geográfica atravesada por la frontera entre Chihuahua y Sonora pero que opera como un área cultural.
2) Samachique es un pueblo cabecera del municipio de Guachochi, localizado en la Alta Tarahumara.3) Norogachi: al igual que Samachique es un pueblo cabecera rarámuri que pertenece al municipio de Guachochi.
Ambos son pueblos relativamente atípicos porque concentran el mayor número de habitantes después de la cabecera municipal en un contexto, la Sierra Tarahumara, caracterizado por la dispersión y baja densidad de su población.
Cuadro B2Hogares beneficiarios de la muestra analítica
Cuadro B3Hogares nobeneficiarios
194 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
Sonora: en las microrregiones en donde ser realizó trabajo de campo no hubo en general grandes dificultades para encontrar hogares tanto indígenas como mestizos pero se enfrentó, especialmente en la microrregión yaqui, cierta dificultad para ubicar hogares respecto de la variable exposición de largo plazo al Programa Oportunidades.1) Microrregión yaqui (yoeme), conformada por un conjunto de localidades del municipio de Guaymas, localizado
en el sur del estado. En esta microrregión se realizó trabajo de campo en Huirivis, rahum, Las Guásimas y Oroz, todas ellas con posibilidades para realizar los estudios de caso de hogares indígenas y mestizos, beneficiarios y no beneficiarios. En esta microrregión se logró el balance respecto de los hogares indígenas y mestizos (ocho casos indígenas, ocho mestizos) pero en cada caso hubo cinco hogares beneficiarios y tres no beneficiarios. De los tres casos de hogares no beneficiarios en cada grupo, uno correspondió a un hogar incorporado pero que no había reci-bido nunca becas para los niños y jóvenes del hogar. La selección de estos casos fue una medida de sustitución de los demandados por la muestra analítica pero que no se encontraron (debido a cobertura muy alta del Programa) en los pueblos de la microrregión.
2) Microrregión mayo (yoreme): se seleccionaron las localidades La bocana, El Salitral y Los viejos, en el municipio de Etchojoa. Aquí se estudiaron siete hogares indígenas (cuatro beneficiarios y tres no beneficiarios) y nueve hogares no indígenas (cinco beneficiarios y cuatro no beneficiarios.
3) Microrregión guarijía: en el municipio de Álamos se seleccionó la localidad San bernardo, en donde pudieron en-contrarse todos los hogares necesarios para cumplir con la muestra analítica. Aquí se localizaron nueve hogares indígenas (cuatro beneficiarios y cinco no beneficiarios, uno de los cuales había sido incorporado en 1998 pero dado de baja en 2002) y siete hogares mestizos (cuatro beneficiarios y tres no beneficiarios).
Chiapas:1) Microrregión en el municipio Las Margaritas no hubo ninguna dificultad para completar la muestra analítica puesto
que se ubicaron, en distintas localidades del municipio, suficientes hogares beneficiarios y no beneficiarios e indí-genas y mestizos, de manera que se realizaron 16 estudios de caso, logrando un balance perfecto entre los cuatro distintos tipos.
2) En el municipio de San Cristóbal de las Casas hubo dificultades para encontrar un suficiente número de casos de hogares no beneficiarios, tanto indígenas como mestizos. De esa manera, se realizaron cuatro estudios de caso de grupos domésticos indígenas beneficiarios y cuatro de mestizos beneficiarios, pero sólo se pudieron localizar cinco casos de no beneficiarios, tres de ellos indígenas y dos mestizos.
3) El Municipio de Tumbalá fue el que más dificultades impuso a la muestra analítica. En este municipio, a diferencia de los demás, no hay población mestiza y tampoco hay hogares pobres no beneficiarios. Sin embargo, se decidió seleccionar un escenario más puramente indígena para –como veremos en el caso de Oaxaca con el municipio Mazatlán villa de Flores– contrastarlo con los demás, esos sí marcadamente interétnicos. En las distintas localidades estudiadas en este municipio chol se lograron completar 16 estudios de caso de hogares indígenas beneficiarios con distintas “competencias” lingüísticas, desde casos de hogares monolingües en lengua indígena hasta casos de bilingüismo con un muy fluido manejo del español.
oaxaca:1) En la microrregión de la cañada mazateca se encontró una situación semejante a la de Tumbalá en Chiapas. Aquí,
debido a la muy alta concentración de población indígena se redujo significativamente el número de hogares mes-tizos y los únicos cuatro hogares “mestizos” del estudio son beneficiarios (no se encontró ningún hogar mestizo no beneficiario) y, además, fueron seleccionados porque la madre no es indígena aunque en todos los casos se trata de mujeres efectivamente no indígenas pero casadas con hombres mazatecos. Las cuotas de los hogares indígenas fueron cubiertas (ocho en total, la mitad de hogares beneficiarios y la otra mitad de no beneficiarios). Sin embargo, debido a la alta cobertura de Oportunidades en esta región —casi no existen los hogares no beneficiarios— dos de esos casos son de hogares de hecho ya incorporados pero de muy reciente incorporación (a fines de 2007 de manera que durante el trabajo de campo sólo habían recibido los apoyos de un bimestre).
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 195
2) La microrregión de dos localidades del municipio San juan Cotzocón, si bien no presenta dificultades para completar la muestra, se hicieron sólo tres (y no cuatro) estudios de caso de indígenas beneficiarios, cinco (y no cuatro) de in-dígenas no beneficiarios y sólo cuatro de mestizos, la mitad de beneficiarios y la otra mitad de no beneficiarios.*
3) En la costa chica oaxaqueña se estudiaron dos localidades, una indígena y la otra mestiza, del municipio Santiago jamiltepec, por lo que la muestra se pudo completar sin problemas e incluso se hicieron dos estudios de caso de más de la categoría de hogares no beneficiarios, uno indígena y otro mestizo.
MIcrorrEgIÓn ETnIcIdad y ESTaTUS En EL PrograMa
ToTaLchIaPaS
IndígEnaS
bEnEfIcIarIoS
IndígEnaS no
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS no
bEnEfIcIarIoS
LAS MARGARITAS (TOJOLABAL) 4 4 4 4 16
SAN CRISTÓBAL (TZOTZIL) 4 3 4 2 13
TUMBALÁ (CHOL) 16 0 0 0 16
TOTAL 24 7 8 6 45
oaxacaIndígEnaS
bEnEfIcIarIoS
IndígEnaS no
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS no
bEnEfIcIarIoSToTaL
MAZATECA 4 4 4 0 12
MIXE 3 5 2 2 12
COSTA CHICA 4 5 4 5 18
TOTAL 11 14 10 7 42
chIhUahUaIndígEnaS
bEnEfIcIarIoS
IndígEnaS no
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS no
bEnEfIcIarIoSToTaL
SAMACHIQUE (TARAHUMARA) 4 4 4 4 16
NOROGACHI (TARAHUMARA) 4 4 4 4 16
YEPACHI-MAYCOBA (PIMA) 4 4 4 4 16
TOTAL 12 12 12 12 48
SonoraIndígEnaS
bEnEfIcIarIoS
IndígEnaS no
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS
bEnEfIcIarIoS
MESTIzoS no
bEnEfIcIarIoSToTaL
GUAYMAS (YAQUI) 5 3 5 3 16
ETCHOJOA (MAYO) 4 3 5 4 16
ÁLAMOS (GUARIJÍO) 4 5 4 3 16
TOTAL 13 11 14 10 48
GRAN TOTAL 60 44 44 35 183
Cuadro realizado por Alejandro Agudo, tomado de Agudo, 2008b
A estos hogares se les realizaron estudios de caso a través de entrevistas, de preferencia con distintos miembros del hogar, con instrumentos especialmente diseñados (ver infra).
iNStRuMeNtoS eMPLeadoS‡
guión para la obtención y sistematización de información sobre grupos domésticos y sus trayectorias educativas, de salud y ocupacionales
La información necesaria para la realización de estudios de caso de hogares fue recopilada a través de varias entrevistas informales y semi-estructuradas. El guión incluye los principales puntos y temas que los investigadores de campo
* El problema en esta microrregión fue el estado de salud de una de las investigadoras. Durante el transcurso del trabajo de campo, sufrió un problema de salud que le impidió trabajar con la misma eficiencia que las demás.
‡ Aquí se describen los instrumentos de recopilación de información relevante para el análisis realizado en este documento técnico de trabajo. El lector podrá consultar los documentos analíticos regionales que describen con detalle la totalidad de instrumentos empleados en la investigación etnográfica de cada escenario.
Cuadro B4Composición final de la muestra analítica
196 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
tuvieron que abordar durante dichas entrevistas con respecto a los principales temas de la evaluación cualitativa: salud, educación y trabajo de los integrantes del grupo doméstico. Es necesario insistir que no se trata de un cues-tionario sino de un guión de temas a cubrir en cada estudio de caso. Asimismo, fue necesario obtener información sobre los cambios ocurridos en todos estos rubros durante los años en los que los hogares beneficiarios han estado expuestos al Programa, de 1998 o 1999 en adelante (también fue relevante conocer si los no beneficiarios habían sufrido cambios y de qué tipo). Finalmente, se solicitó a los informantes que hicieran su propio balance sobre sus trayectorias educativas o laborales; sobre sus experiencias con los proveedores de servicios educativos y de salud; y, en su caso, con el Programa Oportunidades y sus componentes a lo largo de una década. Se trataba, así, de obtener no sólo información sobre aspectos formales de los servicios y del Programa, sino además sobre la experiencia social de los usuarios y los beneficiarios.
Cuadro de composición doméstica
Este instrumento acompañó al guión de entrevistas descrito anteriormente y sirvió para vaciar los datos sobre la composición y la estructura de cada hogar: nombre de cada miembro, sexo, parentesco con respecto a los otros miembros del grupo doméstico, año de nacimiento/edad, lugar de nacimiento, estado civil, etc. Se realizaron dos cuadros de composición doméstica por cada estudio de caso: uno que contiene la información de la composición y estructura del grupo doméstico en 1998 o 1999; y otro con la información sobre la composición y estructura actuales. También fue necesario especificar la lengua materna de los integrantes del grupo doméstico (o al menos del jefe de hogar y/o su cónyuge, o de la mujer titular de Oportunidades en caso de que el hogar estuviera incorporado al Programa). En el cuadro quedaba aclarado desde un principio si el hogar estudiado era beneficiario del Programa Oportunidades y si sus integrantes se veían a sí mismos como indígenas o como no indígenas. De encontrarse par-ticularidades en la información obtenida con los cuadros de composición doméstica, aquéllas se incorporarían a los puntos de la guía de entrevista para estudios de caso de hogares.
Guión para el seguimiento de los ex becarios indígenas yno indígenas y sus comparables (jóvenes no ex becarios de oportunidades)
resultó imprescindible dar seguimiento a los ex becarios del Programa Oportunidades y obtener información sobre su situación educativa y laboral actual. La identificación de los jóvenes relevantes siguió la lógica de la muestra analítica mencionada con anterioridad, esto es, los ex becarios entrevistados fueron los hijos que, en 1998/99, se encontraban estudiando entre segundo y cuarto grado de primaria. El objetivo del presente instrumento, entonces, es entender los procesos que llevan a los ex becarios de Oportu-nidades a sus particulares trayectorias familiares, migratorias y laborales; entender el papel que puede haber desem-peñado el hecho de ser becarios del Programa y si ello les otorgó alguna ventaja sobre los no becarios en términos de escolaridad, compromiso con la escuela como medio de ascenso social, habilidades sociales y cognoscitivas reales, capacidad de trabajo y otras que puedan derivarse del Programa. Para ello se necesitó distinguir entre resultados y procesos. En cuanto a los resultados, hubo de tenerse en cuenta que la mayoría de los jóvenes ex becarios desem-peñaría muy probablemente labores parecidas a las de los no becarios: campesinos, jornaleros, obreros, pequeños comerciantes, dependientes de comercios, etc. Fue necesario distinguir entre ocupación, posición en el trabajo (patrón, autoempleado, asalariado, pariente con pago, pariente sin pago), rama económica, tamaño de la unidad productiva (número y tipo de trabajadores) y todas las características de la actividad. No obstante, puesto que éste se trataba de un estudio etnográfico, no sólo interesaban los resultados actuales, sino además los procesos mediante los que se alcanzaron dichos resultados: ¿Tuvieron acceso real los ex becarios a más y mejor atención en salud? ¿Tuvieron acceso real a la escuela y a un mayor nivel de instrucción que otorgue más habilidades? ¿Hubo en sus casas mejores hábitos alimenticios (desayunar antes de ir a la escuela, por ejemplo) e higiénicos? ¿Tuvieron los padres cuidado de que los trabajos que permitían o pedían a sus hijos/as no impidieran cumplir con la escuela? ¿Tuvieron los estudiantes
Efectos de OpOrtunidades en áreas rurales a diez años de intervención 197
menos ausencias en periodos de fiestas, de siembra, de cosecha, de carga de trabajo doméstico (cuando se enferma un hermano menor o la madre o el padre, cuando ha de realizarse algún trámite o trabajo, etc.)?
Guía de entrevistas a proveedores de servicios educativos
Comprende los puntos y cuestiones relevantes para la obtención de información sobre el personal y la calidad de los servicios educativos, imprescindibles para comprender el impacto de Oportunidades sobre los becarios y ex becarios del Programa. Aparte de las entrevistas, se realizarían observaciones cuidadosas de las instalaciones de las escuelas que permitieran describir detalladamente las características de las construcciones, ubicación, acceso y servicios con los que cuentan. Al ser la evaluación de largo plazo, todos los temas debían ser investigados en forma retrospectiva; ello implicaba localizar profesores cuya antigüedad en los planteles les permitiese proporcionar información sobre los últimos diez años, en el caso de primaria, y sobre los últimos ocho años, en el caso del nivel medio superior. Habría además de indagarse sobre cambios importantes acaecidos en las instalaciones y servicios educativos durante los últimos diez años. Finalmente, además de las entrevistas, habrían de realizarse observaciones directas de clases en el aula durante varios días.
Guión de entrevista a otros actores relevantes
Durante el trabajo de campo los investigadores se dieron a la tarea de localizar y entrevistar, conforme a los puntos de este guión, a “actores clave” o importantes en la vida de las localidades y las familias, cuya autoridad y acciones pudieran tener incidencia en el impacto del Programa Oportunidades, pequeños empresarios locales, empleadores, dueños de negocios agropecuarios o de otro tipo, autoridades ejidales, civiles y religiosas, etc. Tras identificar el tipo de actor entrevistado, se obtuvo información mediante preguntas acerca de su papel en la localidad, así como acerca de sus acciones y opiniones respecto de los cambios acaecidos en los últimos años en relación con el Programa. Se entrevistaron curas, dueños de comercios y, por ejemplo, administradores de los aserraderos en las microrregiones del norte, empresarios agrícolas en la costa chica oaxaqueña, y sujetos cuya opinión sobre el devenir de la vida de los pueblos era importante conocer. Finalmente, toda la información recolectada con todos los instrumentos se consignó en los diarios de campo de los investigadores.
198 Evaluación Externa del Programa Oportunidades 2008
C: NiveLeS de eSCoLaRidad aLCaNzadoS CoMo BeCaRioS eN LoCaLidadeS CoN diStiNta CoBeRtuRa de SeRviCioS de eduCaCióN
Figura C1Número de ex becarios por niveles de escola-ridad alcanzados que ingresaron al Programa oportunidades entre tercero y cuarto año de primaria en distintos años, Municipio san Juan Cotzocón (región mixe, oaxaca)
35
30
25
20
15
10
5
0
Cab.
Mun
icipa
l (1)
1999
Jalte
pec (
11)
1999
NC
Moj
arra
(17
)19
99
Cab.
Mun
icipa
l (1)
2000
Jalte
pec (
11)
2000
NC
Moj
arra
(17
)20
00
Cab.
Mun
icipa
l (1)
2001
Jalte
pec (
11)
2001
NC
Moj
arra
(17
)20
01
Cab.
Mun
icipa
l (1)
2002
Jalte
pec (
11)
2002
NC
Moj
arra
(17
)20
02
Primaria 3 y 4
Primaria 5
Primaria completa
Secundaria 1 y 2
Secundaria completa
Preparatoria 1
Preparatoria 2 y 3
Preparatoria 4 y 5
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