9 preguntas sobre el comunismo a la tica

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Analisis de la estrategia, programa e ideología del comunismo a la tica

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  • Rev. Filosofa Univ. Costa Rica, LII (133), 29-44, Mayo-Agosto 2013 / ISSN: 0034-8252

    Jos Roberto Herrera Ziga

    9 preguntas sobre el comunismo a la tica

    Resumen: Este artculo, elaborado en forma de preguntas y respuestas busca dar una explicacin pedaggica de las principales caractersticas que tiene la ideologa/estrategia del comunismo a la tica. Polemizamos aqu no solo con Manuel Mora Valverde, dirigente hist-rico del Partido Vanguardia Popular e inventor de esta ideologa/estrategia, sino con varios autores costarricenses que hoy en da reivindi-can esta comprensin ideolgica del marxismo.

    Palabras claves: Manuel Mora. Comunismo a la tica. Crtica de la ideologa. Pensamiento poltico costarricense.

    Abstract: This article, written in the form of a question-and-answer, seeks to give a pedagogical explanation of the chief ideological/strategic characteristics of communism a la tica. Here we enter into polemics not only with Manuel Mora Valverde, historical leader of Partido Vanguardia Popular and inventor of this ideology/strategy, but also with various Costa Rican authors that today seek to rehabilitate this ideological understanding of Marxism.

    Keywords: Manuel Mora, Communism a la tica. Critique of ideology. Costa Rican political thought.

    En los documentos acadmicos ms acaba-dos dedicados a la sociologa histrica costarri-cense, a la historia de las ideas polticas en Costa Rica y a la filosofa poltica costarricense pode-mos encontrar la referencia al comunismo a la

    tica, tendramos aqu supuestamente una forma especial y original en la cual se han configu-rado el pensamiento y la prctica de la izquierda poltica costarricense. Estos tpicos presentes en los textos acadmicos son ms frecuentes an en los artculos de opinin y en la prctica poltica e ideolgica de la izquierda costarricense.

    El problema que desentraaremos en este artculo es cmo se ha configurado esta ideolo-ga que supone para el pensamiento poltico, la existencia de un comunismo excepcional para un pas excepcional. Desarrollaremos tambin las razones por las cuales esta ideologa/estrategia sigue siendo tan significativa en el pensamiento y la prctica poltica de la izquierda costarricense.

    En nuestro trabajo de investigacin denomi-nado La produccin socio-histrica del comu-nismo a la tica desentraamos la gentica histrico-estructural de esta ideologa/estrategia. Queremos presentar hoy un nuevo desarrollo de esta temtica centrndonos en esta ocasin en la caracterizacin poltica de este fenmeno y extendiendo nuestro anlisis a las caracters-ticas que tuvo la prctica y el pensamiento de la izquierda poltica en Costa Rica durante la segunda posguerra.

    1) Qu es el comunismo a la tica?

    Resumamos en palabras del propio Manuel Mora, la esencia de la ideologa/estrategia1 del comunismo a la tica 1) No somos enemigos del rgimen democrtico, por el contrario, lo [] defenderemos en la medida de nuestras posibilidades y nos empearemos en fortalecer-lo [] dndole contenido econmico. Creemos

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    sinceramente que cualquier movimiento poltico social que se desenvolviera con honradez en Costa Rica y que pretendiera ir ms all del rgi-men democrtico, estara en este momento fuera de nuestra realidad. 2) Nos oponemos resuelta-mente al trasplante a nuestro pas de frmulas que no calcen en nuestra estructura econmica, social y poltica. [] 3) No tenemos como organizacin popular, credo religioso ni antirreligioso. [] 4) No somos enemigos de las grandes y nobles tra-diciones nacionales. Antes bien, las respetamos y nos sentimos ms ligados a ellas que muchos de los que nos atacan bajo estandartes de men-tido patriotismo. 5) No somos enemigos de la pequea propiedad, sino de la propiedad que se forma precisamente, mediante la eliminacin de la pequea []. Con respecto a la gran propiedad tampoco pensamos que su supresin se imponga actualmente. Pero s creemos que puede limitarse y reglamentarse en beneficio del pueblo. 6) No somos enemigos de la familia, sino por el con-trario, creemos que la familia debe ser dotada de elementos econmicos, que le den verdadero sen-tido humano. Creemos que la miseria es la gran desintegradora de hogares. 7) Somos enemigos decididos del crimen y del terror como sistema social (Mora, 1980, pp. 98-99).

    Todos los intelectuales comunistas que asu-men como propia la ideologa del comunismo a la tica (Mora, 1980; Merino, 1996; Cerdas Cruz, 1986; Contreras, 2006) ven en este documento emitido en Septiembre de 1936 por el Comit Central del Partido Comunista de Costa Rica (PC CR), el inicio del comunismo a la tica. Este documento sera la sntesis de los aprendizajes polticos de los primeros aos del PC CR. Al periodo anterior (1931-1935) a este documento los intelectuales comunistas lo consideran un perio-do de radicalismo juvenil.

    2) Cmo fue el periodo de radicalismo juvenil del Partido

    Comunista de Costa Rica?

    El PC CR se funda en 1931. En este momen-to se puede considerar que los artesanos urba-nos, jvenes universitarios y trabajadores de la

    educacin han construido su propio instrumento poltico y se han independizado de los caudillos liberales. Seala Ivn Molina: A diferencia de los otros partidos de la poca, que eran esencial-mente maquinarias electorales, el Partido tena un peridico, Trabajo, y vnculos orgnicos con sectores de trabajadores e intelectuales urbanos, por medio de la Unin General de Trabajadores, la Escuela de Derecho, el Liceo de Costa Rica y la Escuela Normal (1999, p. 500).

    Entre 1931-1936, el PC CR debuta exitosa-mente en las elecciones (Ver Cuadros 1), obtiene muncipes y parlamentarios y organiza y dirige luchas de desocupados. Es importante sealar que su peridico (Trabajo) contribuye a fortalecer una importante cultura obrera: el tiraje de Trabajo, [] ascendi de 1.000 a 4.000 ejemplares entre 1931 y 1934, y a 7.500 ejemplares en 1946. En este ltimo ao, el peridico comunista se ubi-caba por debajo, pero bastante cerca, de los prin-cipales diarios nacionales (Molina, 2004, p. 7).

    Tambin dirige huelgas en varios secto-res laborales (zapateros, trabajadores azucareros, sastres, panaderos, peones). La ms importante de ellas fue la huelga bananera de agosto y sep-tiembre de 1934, la cual llega a movilizar a 10000 trabajadores y pese a que la huelga es formalmen-te derrotada, en los hechos como subproducto de ella se empiezan a modificar las condiciones de trabajo en los bananales (Acua, 1984).

    Al analizar la huelga bananera de 1934 podemos sacar varias conclusiones polticas, an valiosas: 1) Esta huelga logr la unidad entre tra-bajadores costarricenses y nicaragenses (Acua, 1984), algunos de ellos exsandinistas. 2) Fue una escuela de guerra2 para la clase trabajadora y para el PC CR por las mltiples tareas y mto-dos de lucha que tuvo que utilizar: actividad parlamentaria, solidaridad obrera, comits de seguridad y alimentacin que funcionaron como embriones de control obrero3. 3) Esta lucha les permite enraizarse a los comunistas en un sector estratgico de la clase trabajadora y de esta forma garantizarse por largo tiempo un lugar hege-mnico en el mundo obrero. 4) La derrota de la huelga con la posterior mejora de las condiciones de trabajo (Cerdas, 1998, p. 238) muestra una de las formas claves en las que se ejerce el domi-nio burgus en Costa Rica: evitar por la fuerza,

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    si es necesario, la irrupcin independiente del movimiento obrero y popular. Para ejecutar este uso de la fuerza se invoca la tradicin de paz y estabilidad, media vez es aplacada la irrupcin independiente de los sectores populares, se busca cooptar a sus dirigentes y se promueve un cam-bio institucional controlado desde arriba de las condiciones de vida y trabajo que resuelve par-cialmente las demandas.

    3) Por qu se sustituye el comunismo juvenil por el comunismo a la tica?

    Para que los comunistas costarricenses aban-donaran lo que se consideraba un perodo y un estilo juvenil fueron necesarios varios procesos: 1) La valoracin negativa de los enfrentamien-tos polticos de los primeros aos considerados como excesivamente radicales y contraproducen-tes. (Cerdas, 1986, pp. 323-359; Merino, 1996, pp. 27-48). 2) La expulsin del pas de los dirigentes extranjeros Rmulo Betancourt y Adolfo Braa. Esta expulsin impide que estos puedan seguir influyendo las polticas comunistas4. 3) Para las elecciones de 1936 los resultados son ms bajos de lo esperado (Ver Cuadro N 1). Es muy proba-ble, como muestra Molina (1999, 498-503), que los comunistas evaluasen que los resultados elec-torales negativos fueron producto de un desbor-de de radicalismo. 4) El impacto que tuvo en la direccin del PC CR la poltica de Frente Popular de la Internacional Comunista (1936-1943) y la poltica de Unidad Nacional contra el Fascismo (1943-1946) del PCUS y asimismo la autodisolu-cin de la Internacional Comunista.

    La nueva ideologa/estrategia del comunismo a la tica va a tener claros efectos polticos: 1) Se renuncia a la sustitucin de este rgimen social por otro. 2) Se apuesta estratgicamente por las elecciones y por las alianzas con los caudillos que se estimen progresistas. 3) Se genera un extra-amiento con las experiencias radicales del resto de Centroamrica, confirmando por izquierda la ideologa oligrquica que afirma la excepcio-nalidad de Costa Rica en relacin al istmo. 4) Se revalorizan positivamente las instituciones patriarcales: iglesia, religin y familia, y por lo

    tanto no se construyen o se ignoran las reivin-dicaciones polticas y sociales de las mujeres. 5) Se genera una hostilidad a la lucha armada que ser asumida como terror o cuartelazo. 6) Se refuerza el caudillismo de izquierda concentrado en la figura de Manuel Mora (Ferreto, 1950, pp. 12-13). En este proceso de construir un caudi-llismo de izquierda confluirn varias tradiciones polticas costarricenses: la del hombre fuerte y decidido de los liberales y los catlicos sociales (Sols, 2006, pp. 89-151) y la tradicin del culto a la personalidad estalinista. Es decir la ideologa del comunismo a la tica no es contradictoria con ubicar a Stalin y la poltica de la burocracia sovitica como modelo por seguir5.

    4) Qu relacin hay entre el comunismo a la tica y el Frente

    Popular6?

    Desde 1936 los comunistas establecen como su estrategia fundamental la poltica de Frente Popular. Esta estrategia fue desarrollada por el VII Congreso de la Internacional Comunista (I.C.), el cual sera su ltimo congreso formal. Finalmente esta ser disuelta por Stalin en 1943 como un smbolo de buena voluntad de la U.R.S.S hacia las potencias capitalistas aliadas (Novack, 1977).

    Esta estrategia tiene su fundamentacin, en lo que se conoce como la teora de las dos revo-luciones, que consiste en el siguiente esquema: 1) Los pases latinoamericanos tienen una forma-cin mayoritariamente feudal en sus relaciones de produccin, por lo tanto hay un bloque reac-cionario (imperialismo, terratenientes, burguesa compradora) que hay que derrotar por medio de una revolucin democrtica, antiimperialista y antifeudal. Esta revolucin debe ser dirigida por un bloque de cuatro clases (la burguesa nacio-nal, la pequea burguesa, la clase obrera y los campesinos). De estas cuatro clases la hegemona de la revolucin democrtica debe recaer en un frente democrtico entre la burguesa y la clase obrera. Luego de esta revolucin democrtica, se produce un gobierno nacional, popular y demo-crtico que desarrolla las fuerzas productivas y

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    las relaciones de produccin capitalistas, como paso necesario para crear las condiciones para la revolucin socialista, donde es hegemnica la clase obrera.

    En realidad este esquema nunca se cum-pli, y no era ms que una justificacin ideolgica de la prctica comunista. Lleva razn Fernando Mires cuando sostiene que: la revolucin democrtico burguesa, [...] no fue en ningn momento la prctica objetiva que realizaron los PC latinoamericanos, sino su pura ideologa prctica, esta ltima encubra a su vez otro tipo de prctica poltica, que en ltima instancia era, la concertacin de alian-zas con cualquier clase aunque fuera domi-nante, dispuesta a favorecer las estrategias polticas de la Unin Sovitica [] Que la ideologa de la revolucin democrtica bur-guesa slo fue una coartada ideolgica, que no era en ningn caso el producto de una relacin teora-prctica de los PCs latinoamericanos con la verdadera lucha de clases, lo demuestra el hecho de que slo en muy pocos pases los PC se dieron a la tarea de movilizar al cam-pesinado. En la medida en que se plantea una revolucin democrtica burguesa, ella slo cobra sentido con la movilizacin del campe-sinado, pues de otra manera, no se compren-dera el carcter antifeudal que esa revolucin implica () eso demuestra por otra parte que la revolucin democrtico burguesa no fue sino la forma ideolgica que asumi otro tipo de alianza social y poltica, diferente a la que se postulaba, a saber: establecer en planos locales, la concordancia que a nivel mundial precisaba la poltica (geopoltica) de la Unin Sovitica (1980, pp. 91-92).

    El PC CR materializ esta estrategia con su poltica de alianza electoral, primero con Ricardo Jimnez (1939), luego con Caldern Guardia (1943-1948) y Picado (1944). La poltica de aliarse electoralmente al sector progresista y democrtico de la burguesa ser una poltica permanente del PVP durante toda la posguerra. Apoyaron sucesivamente a Fernando Castro Cer-vantes (1953), a Mario Echandi (1958) y a Daniel Oduber (1966) (Trejos, 1984; Gutirrez, 1984, Contreras, 2006, pp. 83-107).

    5) Cul es la interpretacin del comunismo a la tica sobre la

    democracia burguesa?

    Nuestra tesis es que en relacin con las interpretaciones de la historia costarricense, de su formacin econmico-social e institucional, la ideologa/estrategia del comunismo a la tica es una mezcla de las tesis del estalinismo, con tesis venidas de la interpretacin del liberalismo costarricense. Aunque en los primeros aos el PC CR interpretaba la democracia y las elec-ciones como una falsedad o una manipulacin7, con la consolidacin del proceso de criolliza-cin de los comunistas costarricenses, estos van construyendo unas tesis de interpretacin de la historia nacional que sirve como justificacin de su actitud hacia los procesos electorales, hacia el rgimen y hacia distintos sectores de las lites o hacia distintos caudillos.

    As, por ejemplo, Merino analizando la cul-tura y la formacin de la institucionalidad poltica costarricense, durante el momento de formacin del PC CR sealaba que: la vida parlamentaria en Costa Rica tena ya una larga y rica trayecto-ria, propia de un pas donde se haba consolidado un rgimen de partidos polticos y unos procesos electorales que, aunque teidos de muchas imper-fecciones, reflejaban la existencia de un proceso democrtico (1996, p. 40).

    Merino sealar tambin la existencia de una excepcionalidad costarricense, que man-tena en pie, una tradicin civilista y legalista (1996, p. 42). La misma opinin se encuentra en Cerdas Cruz para quien las caractersticas socio-polticas del pas [] mostraban una democracia liberal burguesa, con fuertes tradiciones civilistas y legalistas (1986, p. 346). Finalmente, con ms carga metafsica an, la afirmacin de Contreras: la clase dominante costarricense pens y ejecut un proyecto poltico de corte liberal democrtico, el cual contribuy en gran medida a forjar en el ser costarricense una conciencia civilista y demo-crtica (2006, p. 10).

    Merino transcribe una extensa entrevista que Manuel Mora le concedi en 1993, donde se reproducen casi paso a paso los mitos de la ideologa liberal. Sealamos las afirmaciones

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    ms ideolgicas, y sobre todo ms refutadas por las investigaciones sociales, filosficas e histri-cas recientes: Comenzamos a preocuparnos por comprender los procesos histricos por medio de los cuales haba cristalizado en Costa Rica lo que podramos llamar una conciencia nacional enfo-cada hacia la democracia. Vimos que Costa Rica fue una de las colonias ms pobres y aisladas de Espaa, el resultado es que surgi una poblacin fundamentalmente de pequeos productores, sin recursos econmicos ni humanos para formar un ejrcito; surgi una mentalidad de pequeos propietarios, obligados a vivir en la pobreza [] Costa Rica, con muchos problemas y conflictos, se fue inclinando muy pronto hacia sistemas democrticos de Gobierno (Merino, 1996, p. 60).

    La tesis histrica de los comunistas a la tica podra ser resumida as: La excepcionali-dad social costarricense puede rastrearse desde pocas de la colonia, esta excepcionalidad se consolida con la instauracin de fuertes institu-ciones democrticas construidas en la poca del liberalismo, los liberales eran caudillos sincera-mente democrticos y son los antecesores de los comunistas a la tica.

    Los comunistas a la tica, son los continua-dores de esta tradicin que hay que perfeccionar dndole contenido socioeconmico. La historia de Costa Rica es la historia del progreso y perfec-cionamiento de las instituciones democrticas. La clave de este perfeccionamiento es un estado de conciencia del pueblo costarricense que ha inte-riorizado como conciencia y como sentimiento estos valores, ir en contra de esta conciencia y estas instituciones democrticas del pueblo cos-tarricense, es ser un enemigo del pueblo.

    El trabajo de Ivn Molina Las urnas de lo inesperado (1999), facilita la posibilidad de repensar las caracterizaciones que los autores de filiacin comunista a la tica han hecho de la historia costarricense y de su propia historia. Molina afirma y demuestra que: Entre 1824 y 1949, por ejemplo, slo un 16 por ciento de todos los jefes de Estado y presidentes (8 de 48) alcan-z el poder en elecciones justas y competitivas. [] En este contexto a medida que el nmero de diputados de la oposicin declinaba, aumen-taba la probabilidad de que el primer mandatario fuera objeto de un golpe de Estado. Entre 1882 y

    1949, la oposicin lider 26 rebeliones en contra del Poder Ejecutivo, tres de las cuales tuvieron xito (p. 19).

    Entre diciembre de 1923 y febrero de 1932, momento poltico en que se form el carcter y se dieron los primeros pasos de la organizacin comunista, se registran 5 asonadas militares (1923, 1926, 1930, 1931, 1932), una cada 20 meses en promedio (Obregn, 1981, pp. 297-304).

    Molina muestra tambin (1999) que el ejecu-tivo tena poderes discrecionales para sacar de la contienda o expulsar del pas a los opositores. El discurso violento y radical contra los polticos serva tanto a los oficialistas como a los oposi-tores para motorizar apoyo electoral. Si haba fraude, cosa normal segn muestra Molina, este discurso antipoltico se transformaba en justifi-cacin para la asonada militar (sobre la base de que se estaba defendiendo el sufragio robado y la democracia). Es decir, desde 1821 hasta 1955, la violencia poltica y la asonada militar fueron instrumentos normales de la lucha por la rotacin de las elites costarricenses.

    El sistema electoral oligrquico y restrictivo contrastaba con la construccin de una ideolo-ga de paz y de defensa de la democracia. Esta forma de vivir la poltica, donde los caudillos, sus hombres y sus familias son las institucio-nes claves del sistema poltico, son fundamen-tales para entender la verdadera cultura poltica costarricense8.

    Son realmente interesantes las contradiccio-nes presentadas por las posiciones de los autores comunistas a la tica al tener que sacarse de la manga una slida tradicin democrtica, cuando lo que ha existido en el pas es un siste-ma electoral restrictivo y fraudulento, un fuerte sistema de partidos, cuando todos los partidos de la clase dominante eran rejuntados electorales, construidos en torno de caudillos. La tesis de una vigorosa vida democrtica en el pas, siempre juega como una peticin de principio de los inte-lectuales orgnicos del comunismo a la tica. Ellos nunca se esfuerzan en demostrar esta tesis.

    Creemos por esto que es adecuado el sea-lamiento de Manuel Sols en el sentido de que: la orientacin del comunismo a la tica les permiti a los comunistas crecer. [No obstante] ellos se mantuvieron dentro de la forma cultural

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    dominante de vivir la poltica y la ciudadana. A ella perteneca una idea de la poltica moldeada por la verticalidad y el caudillismo (2006, p. 118).

    6) Por qu nadie super la estrategia del comunismo a la tica?

    En la dcada de los 70, surge lo que se cono-ce como la Nueva izquierda, es decir organiza-ciones revolucionarias alternativas al PVP. Las ms importantes fueron el Movimiento Revolu-cionario del Pueblo (MRP), surgido a mediados de los 60 e influido por la Revolucin Cubana, el Partido Socialista Costarricense, influido por los cubanos y los norcoreanos, y el Frente Popular Costarricense de orientacin maosta. Asimismo, surgen hacia el final de la dcada dos organiza-ciones trotskistas: la Organizacin Socialista de los Trabajadores (de corta duracin) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores.

    Las principales razones por las que la izquierda de los 70 no logra superar la ideologa/estrategia del comunismo a la tica son9:

    1) Surgen como grupos jvenes y estudiantiles desligados de la experiencia del movimiento obrero de los 40 y 50.

    2) No logran interpretar el significado y las caractersticas que tuvo la guerra de 1948 y el rgimen surgido de ella. Todas las corrientes tomaban unilateralmente algu-no de los aspectos (la modernizacin eco-nmica, la ilegalizacin de los sindicatos comunistas, las reformas electorales) como rasgo distintivo del rgimen sin poder ver el funcionamiento global: 1) Caudillismo como institucin poltica central. 2) Elecciones y bipartidismo como principal reproductor del rgimen poltico. 3) Desestmulo y represin de toda actividad radical de tipo sindical en las zonas econmicas claves (beneficios de caf, industria, ingenios). 4) Centralizacin clientelar del crdito, la energa, las obras pblicas para apuntalar los sectores econ-micos vencedores. 5) Acuerdos econmicos y polticos con los sectores vencidos para

    poder darle base material a una poltica de olvido patritico.

    3) Para sustituir el esquema de las dos revo-luciones del estalinismo y el esquema del comunismo a la tica colocaron otro esque-ma ms sencillo: la teora de la revolucin inmediatamente socialista del guevarismo y un rechazo verbal y abstracto a las elecciones (muy similar al del PC CR en los aos 30) (Sols, 1985).

    4) La nueva izquierda pese a que logra avances significativos, no logra superar en influencia poltica a los comunistas y, sobre todo, choca de frente contra el rgimen surgido de la posguerra en su periodo de mayor solidez; de una crtica sectaria a las elecciones se pasa a una posicin oportunista e incondicional-mente electoral. La legalizacin del PVP en 1975, ms la estrategia de Pueblo Unido en 1978 y 1982 ayudan a que la nueva izquierda quede atrapada en el mito de la democracia burguesa costarricense.

    5) El PVP tuvo una estrategia muy inteligente de destruccin del PSC, el FPC y el MRP: los mantena unidos por el inters material en Pueblo Unido, pero en el movimiento sin-dical haba una guerra a brazo partido por el control de los aparatos sindicales. Esta con-tradiccin produjo fuertes contradicciones en los otros grupos que concluyeron en violen-tas rupturas (muy poco claras polticamente). El rgimen interno bonapartista de estos tres grupos contribuy a estas rupturas ciegas, sordas y mudas (Sols, 1985; Iglesias, 1984; Ruiz, 1984; Mayer, 1984).

    7) Por qu es importante la crtica al comunismo a la tica hoy en da?

    En los aos 80 las corrientes alternativas a la tradicin comunista se disuelven, el Partido Vanguardia Popular y el Partido del Pueblo Costarricense (las dos fracciones comunistas) languidecen en influencia y para principios de los 90 la izquierda costarricense estaba a un paso de desaparecer.

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    A partir de 1996, Merino rearma a su corrien-te poltica con esta visin: Somos herederos de una Costa Rica excepcional, que ha sido forjada en los 40s por grandes hombres: Caldern, Sana-bria, Figueres y Mora. Esa Costa Rica excepcio-nal nos la quieren arrebatar los neoliberales, que con sus privatizaciones a golpe de tambor estn olvidando lo que ha hecho a Costa Rica dife-rente: las reformas controladas, los pactos y el dilogo social. La lucha contra el neoliberalismo es la lucha por defender la vieja Costa Rica y por seguir con el proceso de perfeccionamiento democrtico, cuya senda ya haba marcado Mora en los 40s.

    Esta visin/lectura se generaliza, y la pode-mos encontrar por ejemplo en lvaro Montero Meja, quien fue referente terico del Partido Socialista Costarricense y uno de los actuales referentes del progresimo. En diciembre de 2009, lvaro Montero Meja, siendo candidato a diputado por el Partido Integracin Nacional, present a las fuerzas progresistas nacionales un programa mnimo de accin para unificarlas de cara a las elecciones del 2010. Dicho progra-ma era el siguiente: 1- Defensa de la Patria, de sus riquezas naturales y sus productores locales. 2- Defensa de las conquistas democrticas. 3- Derecho a continuar y profundizar el proyecto Revolucionario-Democrtico de Caldern, Mora, Sanabria y Figueres. 4- Construccin de un pas solidario, con igualdad de oportunidades y una justa distribucin de la riqueza. 5- Ejercicio pleno de la soberana y la independencia nacionales. El Frente Amplio, partido influido por el pen-samiento poltico de Jos Merino, rechaz este acuerdo, sealando incoherencia en los partidos polticos que supuestamente constituiran este frente (Trejos, 2010).

    Pese al desacuerdo poltico prctico entre el Partido Integracin Nacional y el Frente Amplio, los dos comparten la misma cuadrcula mental y la misma interpretacin terica sobre cul es el origen y cul es la estrategia por seguir por la izquierda costarricense.

    Esta interpretacin no es exclusiva de los grupos y pensadores de izquierda, sino que los representantes polticos de la derecha oligrquica tambin la comparten. El 8 de mayo de 2006, cuando Oscar Arias Snchez asumi por segunda

    vez la presidencia de la Repblica, despus de en una eleccin marcada por las impugnaciones, la oposicin a su reeleccin y a su plan estratgico de aprobacin del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamrica (al que se oponan Merino y Montero Meja) encontra-mos en su discurso las siguientes afirmaciones: Devolveremos al pas la fidelidad a sus mejores tradiciones, que siempre situaron la expansin de las oportunidades humanas como el hilo conductor de su aventura histrica. Ese es el legado del pensamiento solidario de Flix Arca-dio Montero, Omar Dengo, Alfredo Gonzlez Flores, Jorge Volio, Manuel Mora, Rafael ngel Caldern Guardia, Jos Figueres y todos los que, a lo largo de nuestra historia, nos hicie-ron entender que la nacin costarricense no es simplemente una suma de individuos, sino una comunidad y una familia.

    Podemos concluir entonces que el comunis-mo a la tica no es solo una interpretacin de la izquierda, sino que tambin ha sido asumida como propia por el pensamiento oligrquico. En un cierto sentido es una poltica de Estado, uno de los componentes de la ideologa oficial de Estado10.

    8) Tuvo efectos estratgicos esta teora para la izquierda costarricense en el fin de siglo XX y en los inicios

    del siglo XXI?

    Hay un elemento clave en la interpretacin de Merino, tomado probablemente de Cerdas Cruz (1986, pp. 345-359), que ha tenido efec-tos estratgicos para la izquierda costarricense. Merino sostiene que Manuel Mora anticip al eurocomunismo, es decir, en un pequeo pas y muchos aos antes que Santiago Carrillo, Manuel Mora expres las tesis eurocomunistas, encontrando as una interpretacin creativa y original del marxismo, que opuesta a toda receta y dogma, logr vincular la democracia con el socialismo y encontr la va nacional y demo-crtica del pueblo de Costa Rica hacia el socia-lismo (2009). Este hecho sera el fundamento terico y estratgico de sus xitos polticos, y

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    la izquierda costarricense debe recuperar esta estrategia si quiere vencer.

    Crticos de la tesis eurocomunista, como Nahuel Moreno, sealaron los problemas estrat-gicos que planteaban las tesis eurocomunistas, y precisaron el significado y las tendencias de este fenmeno. Su caracterizacin era la siguiente: A fines de los aos 70, algunos partidos comunis-tas europeos, fundamentalmente el italiano y el espaol capitaneado este ltimo por Santiago Carrillo comenzaron a apartarse de Mosc. Tal fenmeno, [] se denomin eurocomunis-mo []. Nosotros sostuvimos [] que la din-mica que tomaban los partidos eurocomunistas los haca parecerse cada vez ms a los partidos socialdemcratas. Y eso por profundas razones econmicas y sociales. A medida que los partidos comunistas crecan, se integraban ms y ms en las instituciones de la democracia burguesa, a nivel parlamentario y municipal. De esta forma llegaban a tener una dependencia de todo tipo, incluso econmica, de la burguesa de su propio pas, que debilitaba su tradicional dependencia absoluta en relacin a Mosc [] esto era positivo slo en el sentido de que profundizaba an ms la putrefaccin del stalinismo como aparato mun-dial. Pero lo determinante era que transformaba a esos partidos [] de sirvientes del Kremlin en sirvientes de su burguesa imperialista. Y, por esa razn, no podan originar ninguna tendencia progresiva, mucho menos revolucionaria. [] No sostenamos por ello que hubiera que apoyar al stalinismo clsico, de sumisin a Mosc frente al eurocomunismo. Para nosotros, ambos eran expresiones reaccionarias de un proceso muy progresivo: la crisis mundial del stalinismo. En su proceso de adaptacin a la democracia bur-guesa, el eurocomunismo reneg de la expresin dictadura del proletariado (como poltica ya no luchaba por la dictadura del proletariado desde haca dcadas) (2003, p. 19).

    Asumir el eurocomunismo como una corriente melliza del comunismo a la tica signific un cambio muy importante en la prc-tica poltica y la concepcin estratgica para la militancia comunista. Quirase o no el Partido Vanguardia Popular anclaba su ideologa en un referente de clase. El viejo PVP construy entre 1931 y 1948 un verdadero universo obrero, es

    decir, centenares de militantes, activistas sin-dicales, estudiantes, escritores y artistas que se referenciaban con el PVP, y hacan vida social y poltica en sus instancias.

    Despus de 1948, cuando los comunistas estuvieron a punto de desaparecer11, su estrate-gia fue la reconstruccin paciente y sistemtica de las organizaciones sindicales, campesinas y populares (Gutirrez, 1984; Contreras, 2006, pp. 45-90). Es decir, recompusieron este universo obrero del que hablamos. Gracias a una nueva generacin de militantes sindicales comunis-tas (Marchena, Montero Vega, Jos Melndez) recuperaron su insercin entre los trabajadores bananeros y entre los artesanos urbanos del Valle Central. Para 1953 haban reconstruido su central sindical, levantaron un frente de mujeres y volvie-ron a tener un peridico sistemtico (Adelante). Pese a la ideologa comunista a la tica, los mili-tantes comunistas no haban abandonado su refe-rencia de clase, as como la insercin orgnica en los sindicatos y dems organizaciones populares.

    Pero la crisis poltica que empiezan a vivir los comunistas a partir de 1984 con la divisin del PVP en dos facciones, crisis que se acrecienta con la influencia de la Perestroika y con la pos-terior restauracin del capitalismo en la Unin Sovitica y los Estados Obreros Burocratizados de Europa del Este, y que llega a su clmax a ini-cios de los 90, no ser respondida con la misma estrategia que usaron en los aos 50.

    Para 1996 la estrategia ser otra, mezclando la lectura eurocomunista, la tradicin comunista a la tica y el clima de poca posmoderno, los comunistas costarricenses construyeron Fuerza Democrtica primero y el Frente Amplio des-pus. En ambos proyectos polticos es abandona-da la idea de que la clase trabajadora es el sujeto central de la accin transformadora. Estos dos proyectos sostendrn que son los ciudadanos los sujetos de la transformacin. Es decir, los comu-nistas a la tica renunciaron a lo mejor de su propia tradicin y a la estrategia que les permiti superar sus crisis ms agudas.

    La ciudadanizacin de la izquierda y la idea de una salida excepcional para un pas excepcional, impregn a todo el campo popular costarricense. Estas ideologas se han conver-tido en una camisa de fuerza ideolgica que

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    ha desarmado terica y estratgicamente a la izquierda y casi todo el campo popular. La lucha desplegada por mltiples sectores sociales contra el TLC en 2007 es un buen campo para ver cmo operaron estas ideologas y cmo contribuyeron a la derrota estratgica del campo popular. Es importante sealar que la tendencia a la ciu-dadanizacin como estrategia de la izquierda puede registrarse como un fenmeno mundial (Welmowicki, 2000).

    Como mostramos en los cuadros N 2 y N 3, uno de los efectos contradictorios del proceso de ciudadanizacin y de abandono del clasismo por parte de los comunistas costarricense es que ms bien su influencia poltico-electoral, que es lo que interesa en la estrategia ciudadanista, ha languidecido en relacin con el momento que mantenan un discurso referenciado con la clase trabajadora. Aunque en las ltimas dos elecciones ha existido un relativo repunte de las alternativas electorales de izquierda, no alcanzan los porcen-tajes de los aos 70 y por supuesto estn muy lejos de los porcentajes de los aos 40.

    9) Cmo se puede combatir el comunismo a la tica?

    Creemos que los ejes de una poltica estrat-gica para superar la ideologa del comunismo a la tica podran pasar por:

    1) Combatir el chovinismo costarricense. El anlisis social y poltico no pueden perder nunca de vista el papel de Costa Rica en el conjunto del rea como submetrpoli y como bunker democrtico. Debemos afrontar los desafos polticos y sindicales como desafos centroamericanos.

    2) Crtica terica y poltica a la democracia burguesa como rgimen y crtica al mito de la solidez institucional de la democracia costarricense, sin que esto se convierta en un rechazo abstracto y unilateral a las eleccio-nes. Es necesario criticar tanto el fetichismo institucional como el discurso antipoltica.

    3) Hacer eje en la construccin de identidades de clase. Es decir: 1) Defender en el plano de

    la teora los anlisis clasistas como contrapeso al reformismo, al basismo y a los posmo-dernos. 2) Defender en el plano de la priori-dad constructiva y poltica a los organismos naturales de los trabajadores: los sindicatos. 3) Ganar a los sindicatos para una poltica clasista y luchadora. 4) Asumir el desafo de sindicalizar a los trabajadores de la empresa privada, denunciando al solidarismo como un instrumento corporativo del capital.

    4) Denunciar cmo la poltica comunista a la tica de reforzar a la familia como institucin y de ver a la iglesia o a sectores de la iglesia como aliados estratgicos, es un dique y un boicot para el desarrollo de las reivindicacio-nes femeninas en general, pero sobretodo es un dique para la emancipacin de las mujeres trabajadoras.

    5) Las organizaciones revolucionarias debemos, cada vez que est a nuestro alcance, desarro-llar polticas de desborde antiburocrtico y de construccin de organismos autnomos y autoconvocados de los sectores en lucha, que puedan funcionar como embriones de doble poder. Estas instituciones por efmeras y embrionarias que sean, son el nico mecanis-mo posible para que los sectores populares costarricenses vislumbren una alternativa poltica distinta de la democracia burguesa.

    Notas

    1. Entendemos por ideologa un discurso que tiene tres objetivos: 1) Esconder la verdad; 2) Ser una apologa del orden social y 3) Presentar los inte-reses particulares como generales (Silva, 1982). En relacin con los conceptos de estrategia y tctica seala Nahuel Moreno: Estos dos con-ceptos fueron tomados por el marxismo de la ciencia militar [] la estrategia tiene que ver con el objetivo final, de conjunto, a largo plazo, y las tcticas son los distintos medios para lograr ese objetivo. Ambos son trminos relativos. Es decir, siempre tendremos que precisar que tal cuestin es estratgica respecto de qu, e igualmente que tal cuestin es tctica respecto de qu. Este carcter relativo de ambos conceptos lleva a que lo que es estratgico en una determinada etapa o

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    tarea parcial, sea a su vez tctico respecto de un objetivo superior o ms general. (1982, p. 3).

    En otra obra consagrada a los problemas estrat-gicos de la revolucin socialista mundial seala: El objetivo estratgico es el de largo plazo; las tcticas son los medios para llegar a ese objetivo. La teora no es ni lo uno ni lo otro, puesto que hace a las leyes generales del proceso histrico y no a los objetivos estratgicos ni a las tcticas. Entre estos tres elementos hay ligazones estre-chas, pero no mecnicas sino dialcticas. [] La relacin de la teora con la estrategia y la tctica existe, pero no se manifiesta en forma inmediata ni directa. En sus congresos, el partido no vota teoras sino lneas polticas de las que surgen estrategias y tcticas. El partido slo se identifica con una teora cuando sta ha sido probada por los acontecimientos. Tal es el caso de la identi-ficacin de nuestra Internacional y sus secciones con la teora de la revolucin permanente, que no es una estrategia ni una tctica, sino la ley general de la revolucin y del movimiento de masas en la etapa de transicin del capitalismo al socialismo que estamos viviendo (Moreno, 2003, p. 169).

    2. La metfora dialctica de las huelgas y luchas sin-dicales como escuelas de guerra o escuelas de socialismo, es parte de la comprensin marxista del fenmeno de desarrollo y construccin del movimiento sindical. El papel contradictorio de los sindicatos en la poca de transicin del capita-lismo al socialismo ha sido ampliamente analiza-do por el marxismo, sealando su doble carcter donde por un lado a travs de las demandas eco-nmicas y laborales de los trabajadores, comba-ten el capitalismo y el principio de desigualdad consustancial a l y en un cierto sentido sirven de centro de coagulacin del poder obrero, pero en el mismo movimiento con el que luchan contra la desigualdad social, por la valorizacin de la fuer-za de trabajo y concentran las fuerzas obreras, ratifican por su propia existencia, en tanto que sindicato, el principio de antagonismo social en el que se basa el capitalismo, al reconocer a la patro-nal como su opuesto complementario necesario. En una exposicin ya clsica sealaba Lenin: las huelgas habitan a los obreros a unirse, les hacen ver que slo en comn pueden sostener la lucha contra los capitalistas, les habitan a pensar en la lucha de toda la clase obrera contra toda la clase de los fabricantes y contra el Gobierno autocr-tico y policaco. Por eso los socialistas llaman a las huelgas escuela de guerra, escuela en la que los obreros aprenden a librar la guerra contra sus

    enemigos, por la emancipacin de todo el pueblo, de todos los trabajadores, del yugo de los funcio-narios y del yugo del capital.

    Pero la escuela de guerra no es an la pro-pia guerra. Cuando alcanzan gran difusin las huelgas, algunos obreros (y algunos socialistas) comienzan a pensar que la clase obrera puede limitarse a las huelgas y a las cajas o sociedades de resistencia, que tan slo con las huelgas la clase obrera puede conseguir una gran mejora de su situacin e incluso su propia emancipacin. Viendo la fuerza que representan la unin de los obreros y hasta sus pequeas huelgas, algunos piensan que a los obreros les basta declarar la huelga general en todo el pas para conseguir de los capitalistas y del gobierno todo lo que quieran. Esta opinin la expresaron tambin los obreros de otros pases cuando el movimiento obrero estaba en su etapa inicial y los obreros tenan an muy poca experiencia. Pero esta opinin es errnea. La huelgas son uno de los medios de lucha de la clase obrera por su emancipacin, pero no el nico, y si los obreros no prestan atencin a otros medios de lucha, con ello demoran el desarrollo y los xitos de la clase obrera (1980, 46).

    3. Qu rgimen estatal corresponde al control obrero de la produccin? Es obvio que el poder no est todava en manos de los trabajadores, pues de otro modo no tendramos el control obrero de la produccin, sino el control de la produccin por el estado obrero como introduccin a un rgimen de produccin estatal basado en la nacionalizacin. De lo que estamos hablando es del control obrero bajo el rgimen capitalista, bajo el poder de la burguesa. En cualquier caso, una burguesa que se sienta firmemente asentada en el poder nunca tolerar la dualidad de poder en sus empresas. El control obrero, en consecuencia, solamente puede ser logrado en las condiciones de un cambio brus-co en la correlacin de fuerzas desfavorable a la burguesa por la fuerza, por un proletariado que va camino de arrancarle el poder, y por tanto tam-bin la propiedad de los medios de produccin (Trotsky, 1999).

    4. Es muy llamativo el papel que juega Rmulo Betancourt en la narrativa comunista a la tica. Este venezolano originalmente vena al pas a integrarse a la actividad que desarrollaban los intelectuales apristas costarricenses, pero el ncleo aprista se haba disuelto, la integracin de Carmen Lyra y Luisa Gonzlez al PC CR, lo llevar a integrarse a las filas comunistas.

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    Cerdas Cruz seala que la produccin y elabo-racin de la propaganda poltica en el peridico Trabajo, recaa sobre Rmulo Betancourt (1986, 323-344) y Eduardo Mora (2000, 26-27) seala que la capacidad intelectual de Betancourt y la pequeez del partido, facilit que este ocupara una posicin influyente en la propaganda del PC CR.

    Manuel Sols ha destacado que en los testimonios de los comunistas costarricenses: aparece la imagen de Betancourt como un provocador, y una persona que pudo haber llevado a los comunistas por una senda radical, improcedente (2006, 111). Para Sols esta representacin busca tomar dis-tancia del extranjero sectario y encuentra su complemento en los prejuicios sobre los indios, los nicaragenses y los negros, presentes con mayor o menor fuerza en la literatura de filiacin comunista (2006, p. 111).

    Concordamos con este anlisis de Sols, pero creemos que adems las insinuaciones de trots-kista y ultraizquierdista (Mora, 2000, 27) que recaen sobre Betancourt (nunca demostradas por cierto) contribuyen tambin a darle estabilidad a la imagen de desradicalizacin juvenil.

    As la narrativa comunista a la tica necesita de la historia de la expulsin/salida del joven vene-zolano radical como la muestra material y real de que durante esos aos el PC CR se despoj simultneamente de su radicalismo juvenil y de su interpretacin extranjerizante y no criolla del marxismo.

    5. Seala Ivn Molina: El 23 de agosto de 1947, el semanario Trabajo, rgano del Partido Comunista de Costa Rica (PCCR), public un anuncio de casi un tercio de pgina en el que invit a sus militan-tes y simpatizantes a asistir, el da 27 a las 7 de la noche, al Estadio Mendoza (ubicado cerca de las actuales instalaciones del MOPT). El motivo de esta convocatoria era que el pueblo patentizase su simpata y respeto al Gran Jefe [del PC CR] y al mejor defensor de la Clase Trabajadora. En un documento escrito en 1950, por Arnoldo Ferreto, donde se intenta hacer una evaluacin de las razo-nes de la derrota de la alianza caldero-comunista en la guerra civil, Ferreto seala que el problema de la capitulacin en la guerra se haba enfrentado de forma personal, que ya se haba constituido en una prctica la intervencin personal, caudillista del c. Mora (12). Para Ferreto, El fenmeno del caudillismo consiste propiamente en el ejercicio de una direccin personal del Partido y en el hecho de que como consecuencia de tal ejercicio; el Partido acepte y acate la autoridad personal

    de este o aquel dirigente en lugar de aceptar y acatar, primero que nada la autoridad colectiva de sus organismos dirigentes (13). La crtica de Ferreto al caudillismo de izquierda y a la con-duccin vertical y personal del partido por parte de Manuel Mora era incapaz de producir una prctica poltica alternativa, ya que para Ferreto el caudillismo de izquierda estaba asociado al aban-dono de la ortodoxia marxista-leninista, es decir, de la teora y la prctica del estalinismo ms riguroso. Esta actitud de Ferreto se encuentra en el informe arriba citado y tambin en los artculos de Trabajo Stalin. Una vida fecunda al servicio de la revolucin (12/7/1941) y Stalin estratega (15/11/1941). Uno de los aspectos claves del com-portamiento de la burocracia estalinista es justa-mente la concentracin del poder en la cspide poltica y la delegacin vertical del mando hacia la base social, es decir que Ferreto solo poda oponer a la teora y la prctica caudillista de Mora, otra prctica y otra terica vertical y auto-ritaria de la poltica, solamente que ms extica. Estos puntos ciegos en la teora y en la prctica de los dos dirigentes comunistas ms importantes del pas, tendrn efectos catastrficos en 1984 durante la divisin del PVP y de los sindicatos influenciados por los comunistas costarricenses.

    6. La estrategia de Frente Popular, fue original-mente pensada como una respuesta de los comu-nistas estalinistas para la situacin poltica en Francia durante los aos 1934-1936, pero luego se generaliz como una tctica vlida a escala planetaria, en la tradicin marxista influenciada por el pensamiento de Len Trotsky, la estrategia de Frente Popular es asumida como un paradigma de Realpolitik. Por ejemplo Ernest Mandel tena el siguiente balance de esta estrategia: El viraje hacia una poltica de defensa del estado burgus y del statu quo social en el seno de los pases impe-rialistas, que implicaba la defensa de la propiedad privada en los casos de grave crisis social y la defensa nacional en caso de guerra imperialista, se realiz en el sptimo congreso del Comintern []. Lo haba precedido un viraje inicial en este sentido del PCF, a raz del pacto militar Stalin-Laval. La poltica llamada de frente popular fue su traduccin ms ntida, y su aplicacin en el curso de la guerra civil espaola su traduccin ms radical. En contra de las colectivizaciones realizadas espontneamente por los trabajadores y los campesinos pobres de la Espaa republica-na, en contra de los rganos de poder creados por el proletariado y en particular de aquellos comits

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    y milicias que infligieron una derrota decisiva de los insurrectos militar fascistas en junio de 1936 en casi todas las ciudades importantes del pas, el PC se erigi como el defensor ms encarnizado, consecuente y sanguinario del restablecimiento del orden burgus (Mandel, 1982, p. 22). Este debate estratgico ha recobrado vigor especial-mente en Amrica Latina durante la ltima dca-da (Hernndez, 2003).

    7. En la edicin de Trabajo del 21-IV-1932, se denuncia la farsa de las elecciones que se aveci-nan y los mecanismos electoral/clientelares con-tra los que hay que luchar: El P.C. quiere evitar a todo trance, que se le imponga simpata lejana siquiera, por cualquiera de esos licenciados al servicio dcil de la injusticia capitalista, que aspi-ran a la Presidencia de la Repblica. Las clases trabajadoras, que no tienen todava bien definido en su pensamiento el papel netamente anticapita-lista de nuestro partido, y la lucha inexorable de nuestro partido por un gobierno para Costa Rica de obreros y campesinos, pudieran ser engaa-dos por los gritos de los agentes a sueldo de los partidos burgueses que se mezclaran en nuestras filas y creer que nosotros propiciamos tal o cual candidatura. En la edicin del 17-II-1934, se advierte: El triunfo obtenido en las elecciones, puede alimentar ilusiones de los camaradas en la democracia burguesa [] No ser por la va elec-toral que llegue el Partido Comunista al poder. La razn es muy sencilla: la burguesa gobernante utiliza como forma de gobierno la democracia parlamentaria, mientras su poder de clase no est seriamente amenazado.

    8. Para comprender la cultura vertical y caudillista de la cultura costarricense es imprescindible el trabajo de Manuel Sols, La institucionali-dad Ajena (2006). Para ver esta cultura poltica operando en hechos recientes y al interior de la misma vida universitaria es ilustrativo el texto de Helio Gallardo, Sensibilidades polticas en Costa Rica y Amrica Latina (2010).

    9. Este punto no ha sido muy desarrollado por quienes realizan estudios sobre el comunismo costarricense o sobre la izquierda costarricense en general. Y nuestras investigaciones an son preliminares. Creemos que son muy importantes

    para entender este periodo un trabajo colectivo de Jos Gracia, Marta Trejos y Jos M. Gutirrez realizado bajo la direccin de Fausto Amador aparecido en el ao 1984 en nmero doble (2 y 3) de la revista terica del Comit Patritico Nacional, y un trabajo prcticamente descono-cido de Manuel Sols intitulado La crisis de la izquierda costarricense: consideraciones para una discusin, documento de 1985.

    10. Lo que nosotros denominamos la ideologa de Estado, Alexander Jimnez lo ha denominado nacionalismo tnico metafsico. Tenemos un acuerdo general con Jimnez sobre las caracte-rsticas de esta ideologa. Jimnez presenta de la siguiente forma el surgimiento de aquella: bajo el patrocinio del Estado, se desarrolla una cultura y una intelectualidad oficial costarricense que aqu hemos llamado respectivamente naciona-lismo tnico metafsico []. Ellos se encargan de tramar un relato en el cual se renen met-foras, imgenes e imaginarios presentes desde la Independencia: el pacifismo, la blancura, la democracia rural, el carcter excepcional. El imaginario nacional (ideolgico) construido por los nacionalistas metafsicos se condensa en dos viejas metforas: el paraso en los trpicos, la suiza centroamericana. Hay un acrecentamiento de la sensacin de ser una sociedad excepcional y superior en el mbito de los otras sociedades centroamericanas; esta supuesta superioridad se convierte en una especie de mentalidad desde la cual son ledos todos los actos de la vida del pas (Jimnez, 2003, p. 88).

    11. El Partido Vanguardia Popular pasa de tener una importante fraccin parlamentaria, 4 000 mili-tantes (Contreras, 2006, 82), unos 12000 simpa-tizantes (Mora citado en Gutirrez, 1984,60) y la capacidad para organizar una milicia de 1000 combatientes (Trejos, 1984,53) a quedar reduci-do a un poco ms de 100 militantes despus de 1948 (Contreras, 2006, 82) y con toda su organi-zacin sindical disuelta, pues: en los primeros seis meses del nuevo poder desaparecieron 163 sindicatos, esto quiere decir que en ese periodo el 80% de los sindicatos costarricenses fueron eliminados de la escena nacional (Merino, 1996, p. 131).

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    Rev. Filosofa Univ. Costa Rica, LII (133), 29-44, Mayo-Agosto 2013 / ISSN: 0034-8252

    Cuadro 1: Votos en favor del Partido Comunista en las elecciones de 1934 y 1938

    Eleccin Votos obtenidos por los comunistas Votacin TotalPorcentaje de

    abstencionismo

    Porcentaje de la votacin comunista en la votacin total

    1934 2447 49095 58,0 5,01936 4693 90766 26,2 5,21938 10187 84083 35,0 12,1

    Fuente: Molina y Lehoucq. (1999, 120).

    Cuadro 2: Evolucin en influencia de las alternativas electorales comunistas desde 1974 hasta 1990

    1974 1978 1982 1986 1990

    Padrn 875041 1058455 1261127 1486474 1692050

    Votantes 699340 (79,9%)860206 (81,3%)

    991679 (78,6%)

    1216300 (81,8%) 1384326 (81,8%)

    Partido ganador294609

    (PLN-Odu-ber)

    419824 (Unidad-Carazo)

    568374 (PLN-

    Monge)

    620314 (PLN-Arias)

    0694851 (PUSC-RCF)

    Porcentaje del partido ganador en relacin con los

    votos vlidos(43,4%) (50,5%) (58,8%) (52,3%) (51,5 %)

    Porcentaje del partido ganador en relacin con el padrn total

    (33, 66%) (39,66%) (45,6%) (41,7%) (41,06%)

    Izquierda/Diputados

    (varios grupos)

    39790 (Ac. S., PS, FPC)

    79750 (PU, FPC, OST)

    65987(PU, PAcP,

    POC)

    60236 (PU, AP)

    52636 (PU, del P, PRT)

    Escaos obtenidos 2 (Ac. S.) 3 (PU) y 1 (FPC) 4 (PU)1 (PU) y 1

    (AP) 1 (PU)

    PVP y sus plataformas electorales

    29310 (Ac. S.) (4,4%)

    62865 (PU) (7,7%)

    61465 (PU) (6,4%)

    31685 (PU) (2,7%)

    44161 (PU) (3,3%)

    Porcentaje de votantes de izquierda en relacin

    a los votos vlidos6% 9,8% 6,9% 4,95% 3,80%

    Porcentaje de votantes de izquierda en relacin

    con el padrn4,54% 7,53% 5,23% 4,05% 3,11%

    Fuente: Elaboracin propia. Datos del Atlas Electoral Digital de Costa Rica 1953-2010.

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    Cuadro 3: Evolucin en influencia de las alternativas electorales comunistasdesde 1994 hasta 2010

    1994 1998 2002 2006 2010

    Padrn 1.881.348 2045980 2279851 2550613 2822491

    Votantes 1525979 (81,1%)

    1431913 (70%)

    1569418 (68,8%)

    1663248 (65,2%)

    1950847 (67,8%)

    Partido ganador 739339 (PLN-JMF)652160

    (PUSC-MAR)

    590277 (PUSC-Pacheco)

    664551 (PLN-Arias)

    896516 (PLN-Chinchilla)

    Porcentaje del partido ganador en relacin con los votos vlidos

    (49,6%) (47%) (38,6%) (40,9%) (45,9%)

    Porcentaje del partido ganador en relacin con el padrn total

    (39,29%) (31,87%) (25,89%) (26,05%) (31,8%)

    Izquierda/Diputados.

    (Varios grupos)

    98480 (FD, PVP)

    104442 (FD, PU, RN)

    48101 (C2000, FD, RN)

    51034 (IU, FA, MTC, FD, NLF)

    98463 (FA, MTC, AP)

    Escaos obtenidos 2 (FD) 3 (FD) 0 1 (FA) 1 (FA)

    PVP y sus plataformas electorales

    20026 (PVP)(1,4%)

    15028 (PU) (1,1%)

    12992 (C2000) (0,9%)

    5744 (IU)(0,4%) *

    Porcentaje de votantes de izquierda en relacin

    con los votos vlidos6,45% 7,29% 3,06% 3,06% 5,04%

    Porcentaje de votantes de izquierda en relacin

    con el padrn5,23% 5,10% 2,10% 2% 3,4%

    Tasa de afiliacin al movimiento sindical

    15,4% (1993)

    10% (2001)

    8,8% (2007)

    Fuente: Elaboracin propia. Datos del Atlas Electoral Digital de Costa Rica 1953-2010.

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    Rev. Filosofa Univ. Costa Rica, LII (133), 29-44, Mayo-Agosto 2013 / ISSN: 0034-8252

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  • JOS ROBERTO HERRERA ZIGA44

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    Jos Roberto Herrera Ziga ([email protected]). Docente en la Escuela de Filosofa y en la Escuela de Trabajo Social (Sede de Occidente) de la Universidad de Costa Rica.

    Sus reas de especialidad son la filosofa social y poltica, la teora de las ideologas y el pensamiento poltico latinoamericano y costa-rricense. Entre sus publicaciones se encuentran Las metforas del racismo: apuntes sobre el positivismo boliviano (2008), Pensar desde el Tercer Mundo sobre Mayo Francs (2009), Pensar radical, pensar colonizado. Una mirada al marxismo costarricense (2009), La herida colonial y la cultura revolucionaria: leer a Roque Dalton (2010), Crtica desde el marxismo lati-noamericano descolonizado del comunismo a la tica (2011).