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165 Cuad. Adm. Bogotá (Colombia), 19 (31): 165-195, enero-junio de 2006 CONCEPTO, PERSPECTIVAS Y MEDIDA DEL CRECIMIENTO EMPRESARIAL * Félix Blázquez Santana ** José Andrés Dorta Velázquez *** María Concepción Verona Martel **** * El presente artículo es producto de la tesis doctoral presentada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, bajo el título Los incentivos fiscales como factor del crecimiento empresarial. Análisis empírico de la reserva para inversiones en Canarias, en septiembre de 2005. El artículo se recibió el 09-11-2005 y se aprobó el 22-06-2006. ** Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1994. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 2005. Profesor asociado del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Correo electrónico: [email protected]. *** Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1991. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 2001. Profesor titular del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Correo electrónico: [email protected]. **** Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1991. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1998. Profesor titular del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Correo electrónico: [email protected]. 7. Concepto, perspectivas y medida del crecimiento empresarial.p65 02/08/06, 10:32 p.m. 165

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165Cuad. Adm. Bogotá (Colombia), 19 (31): 165-195, enero-junio de 2006

CONCEPTO, PERSPECTIVAS Y MEDIDA DEL CRECIMIENTO EMPRESARIAL

CONCEPTO, PERSPECTIVAS Y MEDIDA

DEL CRECIMIENTO EMPRESARIAL*

Félix Blázquez Santana**

José Andrés Dorta Velázquez***

María Concepción Verona Martel****

* El presente artículo es producto de la tesis doctoral presentada en la Universidad de Las Palmas de GranCanaria, bajo el título Los incentivos fiscales como factor del crecimiento empresarial. Análisis empírico dela reserva para inversiones en Canarias, en septiembre de 2005. El artículo se recibió el 09-11-2005 y seaprobó el 22-06-2006.

** Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1994.Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 2005.Profesor asociado del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Las Palmas de GranCanaria. Correo electrónico: [email protected].

*** Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1991.Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 2001.Profesor titular del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Las Palmas de GranCanaria. Correo electrónico: [email protected].

**** Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1991.Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1998.Profesor titular del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Las Palmas de GranCanaria. Correo electrónico: [email protected].

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FÉLIX BLÁZQUEZ SANTANA, JOSÉ ANDRÉS DORTA VELÁZQUEZ, MARÍA CONCEPCIÓN VERONA MARTEL

RESUMEN

El análisis del crecimiento empresarial y desus factores explicativos tiene un papel fun-damental en el proceso de globalización en elque se encuentra la economía mundial; porello resulta de sumo interés desenmarañar losaspectos que envuelven el concepto de cre-cimiento. Al respecto, es necesario destacarque la variedad de perspectivas desde las quepuede abordarse su estudio, la inconsisten-cia de parámetros de medida para su evalua-ción y la carencia de un modelo integradorpara estudiar los múltiples determinantes quelo condicionan ha impedido el desarrollo deuna definición aceptada de forma general. Enel presente trabajo, tras analizar los distintosplanteamientos que condicionan el conceptode crecimiento empresarial, se adopta unadefinición genérica que abarca las conside-raciones señaladas sobre este tema y se sin-tetizan las principales perspectivas desde lasque se aborda su estudio, así como las varia-bles más utilizadas por la literatura para me-dir dicho proceso.

Palabras clave: crecimiento empresarial,perspectivas del crecimiento, variables decrecimiento, ley de Gibrat.

ABSTRACT

Concept, Perspectives and Measurement ofBusiness Growth

The analysis of business growth and its ex-planatory factors play a basic role in the pro-cess of globalization of the world economytoday. It is therefore of great interest to dis-entangle elements which are involved in theconcept of growth. We must emphasize thefact that the variety of perspectives fromthose which it can be approached, the in-consistency of measurement parameters forevaluation, and the lack of an integratingmodel to study the many determining fac-tors which condition it, have prevented thedevelopment of a generally-accepted defi-nition. This work offers an analysis of dif-ferent proposals which condition the conceptof business growth, adopts a generic defi-nition which covers the considerations men-tioned and synthesizes the main perspectivesused to study them, along with the vari-ables most used in literature to measure thatprocess.

Key words: Business growth, growth per-spectives, growth variables, Gibrat’s law.

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CONCEPTO, PERSPECTIVAS Y MEDIDA DEL CRECIMIENTO EMPRESARIAL

Introducción

La evolución de la economía mundial de lasúltimas décadas –caracterizada por el im-portante aumento de la competencia inter-nacional, el avance de las nuevastecnologías, la alta rotación de productos,la diversificación, etc.– ha hecho del creci-miento empresarial el medio óptimo paramantener y mejorar la capacidad generado-ra de beneficios, al convertirse en uno delos fenómenos empresariales sobre el quese ha escrito abundantemente en los últimosaños, en especial en cuanto a las distintasestrategias de crecimiento, las distintas for-mas que puede adoptar y su influencia en ellogro de ventajas competitivas, que desen-cadenan, tal y como sugiere Suárez González(1999), el desarrollo de la dirección estraté-gica como disciplina científica que estudiala complejidad que han ido adoptando lasorganizaciones a medida que van crecien-do, al proyectar la manera ideal para gestio-nar dicho crecimiento.

Así, el análisis del crecimiento empresarialy sus factores explicativos adoptan un pa-pel protagonista y actual en el proceso deglobalización en el que se encuentra la eco-nomía mundial; por ello resulta de sumo in-terés desenmarañar los distintos aspectosque envuelven a dicha noción. A este res-pecto, es necesario destacar que la variedadde perspectivas desde las que puede ser abor-dado su estudio, la inconsistencia de pará-metros de medida para su evaluación, asícomo la carencia de un modelo integradorpara estudiar los múltiples determinantes quelo condicionan, ha impedido el desarrollo deuna definición aceptada de forma general.

El presente trabajo se estructura en cincosecciones. Tras la introducción, la prime-ra sección se centra en analizar los distin-tos aspectos que permiten determinar unconcepto amplio de crecimiento empresa-rial. Luego, en la segunda sección se es-tablecen los objetivos que justifican laadopción de dicha estrategia. Después, lasprincipales perspectivas empleadas paraabordar su estudio son recogidas en la ter-cera sección, para dedicar así la cuartasección a las variables a las cuales recu-rre más la literatura sobre el tema que, deforma directa o indirecta, permiten medirel crecimiento de las empresas. Por últi-mo, se presentan las conclusiones más re-levantes obtenidas del estudio.

1. Distintas consideraciones entorno a la noción de crecimientoempresarial

De la revisión de la literatura sobre crecimien-to empresarial puede extraerse una primeraconclusión de carácter general, como es ladificultad de establecer una definición uni-forme y concreta que abarque todo el conte-nido que dicho concepto lleva implícito. Enefecto, los diferentes trabajos examinadosabordan el estudio de esta magnitud desdedistintos enfoques según la disciplina o elpunto de vista adoptado por el autor, sin de-limitar, en todo su contexto, su alcance.

Se ha partido de un error de base, al intentardefinir lo que por su propia naturaleza no es,de forma homogénea, definible, toda vez queel fenómeno del crecimiento empresarial pue-de ser analizado desde distintas perspectivas:sociológica, organizativa, económica, finan-ciera, etc. Aunque estos aspectos están muy

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relacionados, no necesariamente tienen queser coincidentes, por lo que adquiere una es-pecial relevancia la concreción del campo deactuación, para no desenfocar el alcance delestudio que se pretende realizar. De ahí queautores como Correa Rodríguez, GonzálezPérez y Acosta Molina (2001) afirmen que elcrecimiento empresarial no cuenta con unateoría general ni con una definición concep-tual generalmente aceptada, pues dicho con-cepto se ciñe a distintos enfoques y opinionessobre su extensión, parámetros de medida yfactores determinantes.

Adoptar una estrategia de crecimiento deter-minada no se consigue exclusivamente conla calidad y afán emprendedor del equipo di-rectivo, con la adecuación de manera eficazde los medios de producción y comercializa-ción de los negocios de la empresa, con lasventajas competitivas en el mercado de susproductos y servicios fabricados o vendidos,sino que el crecimiento debe venir tambiénavalado por una correcta planificación finan-ciera que permita equilibrar la empresa conel plan de actuación que se va a acometer(Cuervo García y Fernández Sáiz, 1987).

En este sentido, la adopción de una estrate-gia de crecimiento permite distinguir, por unlado, problemas de origen cualitativo, rela-cionados con la necesidad de cambios en laestructura, métodos de dirección y de con-trol, etc.; por otro, problemas de tipo cuanti-tativo derivados de las demandas de recursospara la inversión y financiación que dichocrecimiento genera (Salas Fumás, 1986).

Desde nuestro punto de vista, consideramosque una mejor adecuación y planificación delos recursos de los que dispone una empresa

podría generar mayores tasas de ingresos,cuota de mercado, etc., en definitiva, unmayor crecimiento que, sin embargo, per-durará hasta que los competidores sean ca-paces de reproducir tales adecuaciones.

La dificultad de esta primera aproximaciónhacia la concreción conceptual del fenó-meno del crecimiento empresarial no es elúnico problema que se plantea a la hora deafrontar su estudio; han surgido otros queWeinzimmer (1993) sintetizó y agrupó entres bloques:• La mayoría de los trabajos están enfo-

cados en el estudio de las consecuen-cias del crecimiento empresarial, másque en analizar las causas de dicho cre-cimiento.

• La teoría está fragmentada debido a lacarencia de un modelo integrador paraestudiar los múltiples determinantes delcrecimiento de la organización.

• Las inconsistencias e insuficiencias es-tán presentes en relación con definicio-nes y medidas de crecimiento empresarial.

Una vez planteados los principales problemasque surgen a la hora de afrontar el estudiodel crecimiento empresarial, y considerandolas palabras de Penrose “Debemos mirar laorganización como un todo para descubrirlas razones de su crecimiento” (1962, p.9), es necesario abordar los dos ámbitosaludidos por Salas Fumás (1986) en el con-texto del crecimiento, a fin de comprenderel alcance de dicha expresión.

La diversidad de perspectivas desde las quese puede abordar el estudio del crecimientoempresarial dificulta enormemente estable-cer de una definición genérica e integradora

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del referido término. Sin embargo, el hechode clasificar este fenómeno, por una parte,desde un punto de vista cualitativo, dirigidohacia los problemas estructurales que esteproceso conlleva, los métodos de dirección,de control, etc., y, por la otra, el ámbitocuantitativo constreñido a los problemas fi-nancieros planteados en la adopción de laestrategia de crecimiento, posibilita elabo-rar una relación de las distintas definicionesque sobre este tema se han dado a lo largodel tiempo, todo lo cual facilita la compren-sión de dicho concepto según el ámbito des-de el que se contextualice. De ahí que trasla revisión de la literatura que aborda el cre-cimiento empresarial como objetivo princi-pal de estudio, parece oportuno clasificaralgunas definiciones dadas por los autoressegún atiendan a los aspectos señalados.

Al margen de la clasificación propuesta, re-sulta imprescindible citar a Gibrat (1931),por estar considerado uno de los pionerosen el estudio del crecimiento empresarial,que pese a no dar una definición concretasobre dicho término, estableció la que sinduda ha sido la hipótesis más contrastadaen el estudio del crecimiento de la empresa.La llamada ley del efecto proporcional deGibrat describe el crecimiento como el re-sultado de diversas fuerzas o factores1 queactúan de forma proporcional en el tamañode las empresas. De esta forma, una em-presa pequeña tiene la misma probabilidad

de crecer en el mismo porcentaje que unagran empresa, y así se derivan de dicha ley,según Singh y Whittington (1962), las si-guientes implicaciones:• La ley implica que no existe una dimen-

sión óptima de la empresa.• La tasa de crecimiento de un período

no tiene influencia en las tasas de creci-miento de los períodos siguientes.

• Una tendencia hacia la concentraciónindustrial o incremento del grado de mo-nopolio del sistema existe, dado que ladispersión de los tamaños empresaria-les tiende a incrementar con el tiempo.2

Por otro lado, dada su importancia, es im-prescindible hablar de Penrose (1962),quien, como principal precursora de la teo-ría sobre el crecimiento empresarial basadoen los recursos (teoría de los recursos), basósu modelo de crecimiento en los recursosempresariales (en sentido amplio) comoinductores del crecimiento. De esta forma,la necesidad de crecer viene dada por la exis-tencia de una serie de recursos ociosos sus-ceptibles de ser empleados en nuevas áreasde actividad que generen mayor riqueza a laempresa. No obstante, pese a basarse enrecursos excedentarios, éstos pueden no sersuficientes para afrontar el proceso de cre-

1 Según señala González Núñez (1988), estas fuer-zas suelen ser de diversa índole y de diferente in-tensidad, como la importancia que la empresa da ala variable beneficios como objetivo, política dedividendos, condiciones de financiación, políticade inversiones, etc.

2 Sin embargo, tal y como exponen González Pérezy Correa Rodríguez (1998), la preocupación quedespertaba esta última implicación por el aumen-to del poder de monopolio de las grandes empresasfue acallada por estudios relevantes como los deAdelman (1959) e Ijiri y Simon (1971), en los quese demostraban que la concentración de las gran-des empresas no sólo no aumentaba, sino que in-cluso llegaba a reducirse.

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cimiento, por lo que es necesario adquirirnuevos recursos que en gran medida van arecomponer la estructura organizativa de laempresa. De esta forma, la citada autora nose circunscribió en exclusiva a ninguno delos ámbitos señalados, sino que estudió elcrecimiento empresarial desde las distintasperspectivas y problemas que dicho proce-so genera en la empresa.

Sin embargo, en el trabajo de Perroux (1963,citado en De Ravel, 1972, p. 12) se puedeapreciar un planteamiento de la dimensiónempresarial que entronca con el cambio es-tructural, que abstrae de esta forma el cre-cimiento empresarial más hacia aspectoscualitativos que cuantitativos. Para el citadoautor, el crecimiento empresarial viene dadopor el incremento duradero de la dimensiónde una unidad económica simple o compleja,realizado con cambios de estructura y even-tualmente de sistema, y acompañado de pro-gresos económicos variables.

En cambio, para De Ravel (1972), el creci-miento tiene una clara connotación cuanti-tativa al relacionar dicho término con elaumento del volumen de producción, alaproximar el concepto de crecimiento conel de dimensión y aclarar, sin embargo, ladiferencia entre ambos términos, toda vezque la dimensión no es más que un subpro-ducto del crecimiento: “la empresa cambiade dimensión3 precisamente porque crece”(p. 12).

Dicho autor justifica e introduce la necesariatendencia de toda empresa hacia el crecimien-to, utilizando para ello la misma analogía dePenrose (1962), al considerar el crecimientocomo el resultado de un proceso de desarro-llo de la misma naturaleza que los procesosbiológicos; puntualiza que tal analogía es apa-rente en el sentido de que la vida es un proce-so determinado, mientras que el crecimientode la empresa siempre será voluntario peroque, de no producirse, la empresa sucumbi-rá irremediablemente por la entrada de nue-vos competidores, desarrollo de nuevastecnologías, surgimiento de nuevos merca-dos, etc.

También, desde una óptica claramente cuan-titativa, Sallenave (1984) amplía el concep-to de crecimiento utilizando expresionescomo crecimiento controlable y crecimien-to sostenible. De esta forma, el autor ase-gura que el crecimiento debe venir inducidopor la evolución de la demanda, de tal ma-nera que:

La estrategia de crecimiento consiste enbuscar un ritmo de desarrollo compatiblecon su capacidad de financiación y controldel crecimiento. Este objetivo de crecimientoequilibrado es forzado a la vez por factoreshumanos (crecimiento controlable) y por

3 En este sentido, Penrose (1962) puntualiza queel análisis del crecimiento y de la dimensión debeser completamente diferente, toda vez que exis-te una clara diferencia entre el aumento del po-der económico y de la dimensión de la empresa

industrial a través del control financiero de otrasempresas, ya que una empresa al extender su po-der financiero sigue creciendo pero en sentido di-ferente, “su crecimiento tiene una significacióneconómica, no tanto para la organización de laproducción como para la concentración del con-trol financiero y para las posibilidades de empleartal control con objeto de utilizar los recursos eninterés del poder financiero del grupo dominante”(Penrose, 1962, p. 25).

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factores financieros (crecimiento sostenible).(Sallenave, 1984, p. 97)

Sobre el crecimiento sostenible se han reali-zado diversos estudios en España. Se desta-can, entre otros: Salas Fumás (1986), CuervoGarcía y Fernández Sáiz (1987), Guisado Tato(1992), Maroto Acín (1996) y MarbellaSánchez (2003).

Merino de Lucas y Rodríguez Rodríguez(1995), desde una perspectiva eminente-mente cualitativa y bajo una considerableinfluencia de los principios elaborados porPenrose, consideran la empresa una agru-pación de activos específicos (tangibles eintangibles) de múltiples usos y con distin-tos grados de especificidad. La disponibili-dad de éstos por el exceso de su capacidadrespecto a la actividad desarrollada en esosmomentos, permitirá a la empresa plantear-se su utilización en actividades alternativaso complementarias, lo cual conducirá a unproceso de expansión, vía crecimiento in-terno o externo.

Por su parte, Navas López y Guerras Mar-tín (1996) abordan el concepto de crecimien-to compaginando los ámbitos cualitativo ycuantitativo, relacionando el concepto decrecimiento de la empresa con las modifi-caciones e incrementos de tamaño que ori-ginan que ésta sea diferente de su estadoanterior, es decir:

Los términos desarrollo o crecimiento econó-mico, cuando son aplicados a la empresa,significan que se han producido aumentosen cantidades y dimensión así como cambiosen sus características económicas internas.Estos aumentos pueden reflejarse en todas

o varias de las siguientes variables: activos,producción, ventas, beneficios, líneas deproducto, mercados, etc. (Navas López yGuerras Martín, 1996, p. 286)

Por otro lado, desde el entorno de las aso-ciaciones profesionales, también se ha po-dido constatar una preocupación incipientesobre la determinación y alcance de dichoproceso. Así, la Asociación Española deContabilidad y Administración de Empresas(AECA) adopta una visión dinámica de cre-cimiento, al apuntar que “el crecimiento dela empresa representa el desarrollo que estáalcanzando la misma, manifestado tanto porel incremento de las magnitudes económi-cas que explican su actividad como por loscambios observados en su estructura eco-nómica y organizativa” (1996, p. 24).

De esta forma, la AECA realiza importantesconsideraciones conceptuales al respecto,pues busca unificar los ámbitos cualitativosy cuantitativos sobre los que desarrolla di-cho concepto distinguiendo el término creci-miento, circunscrito a cambios cuantitativos,y el término desarrollo, vinculado a las varia-ciones de tipo cualitativas. Asimismo, adviertede la dificultad de disociar tales conceptos,toda vez que éstos suelen ser consecuencia,conjuntamente, de la tendencia natural deltranscurso del tiempo, de la experiencia ad-quirida y del entorno en el que se desenvuel-ve la empresa (AECA, 1996, p. 15).

Otros autores estiman que el crecimientoempresarial no es en sí mismo un objetivoprimordial, sino un camino, el medio idóneopara alcanzar otros fines. En este sentido,Hax y Majluf estiman que:

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El crecimiento es un medio importante através del cual satisfacemos los intereses denuestros empleados, accionistas y clientes.La gente de gran capacidad busca opor-tunidades de desarrollo y progreso personalque pueden lograrse en un ambiente decrecimiento. Nuestros accionistas buscanuna rentabilidad superior al promedio, la cuales más probable obtener a través de unacompañía en crecimiento. (1997, p. 321)

De igual manera, Canals Margalef (2000)enfoca el crecimiento no como un objetivoprimordial de la empresa, sino como unmedio para alcanzar otras metas, de tal for-ma que internamente promueva el pleno ren-dimiento de los factores productivos, albuscar su mayor eficiencia o como res-puesta a un entorno competitivo que obli-ga a la empresa a expandirse para evitar lapérdida de competitividad futura. Así, “unaempresa que no crezca en un sector queno crece tiene un solo modo de sobrevivir:reducir continuamente su estructura degastos o evitar que éstos crezcan” (CanalsMargalef, 2000, p. 11), de ahí la necesidadimperante de la búsqueda constante deoportunidades de negocio que evite la dis-minución drástica de la rentabilidad y gene-re, al tiempo, nuevas y esperanzadorasexpectativas a los inversionistas.

De esta forma, analizando la dificultad deconcretar el concepto de crecimiento em-presarial, coincidimos con la opinión quecon respecto a las ideas señaladas anterior-mente realiza Correa Rodríguez et al., ya quesegún dichos autores:

El crecimiento empresarial supone no sóloun incremento de las magnitudes económi-cas, sino también de la complejidad de laorganización empresarial, surgiendo una cierta

polémica sobre si es el crecimiento el quecondiciona la dimensión o, si es la búsquedade una determinada dimensión óptima la quecondiciona el crecimiento. (2001, p. 80)

Una vez establecidas las distintas aprecia-ciones en torno a la noción de crecimientoempresarial, consideramos apropiada la de-finición propuesta por Blázquez Santana,quien entiende por éste:

El proceso de adaptación a los cambiosexigidos por el entorno o promovido por elespíritu emprendedor del directivo, segúnel cual, la empresa se ve compelida adesarrollar o ampliar su capacidad productivamediante el ajuste o adquisición de nuevosrecursos, realizando para ello cambiosorganizacionales que soporten las modifica-ciones realizadas; todo lo cual debe veniravalado por la capacidad financiera de laempresa que permita, a través de dichoproceso, obtener una competitividad per-durable en el tiempo. (2005, p. 16)

Esta definición unifica distintos conceptosutilizados por los autores en función del ám-bito en el que se realizaron sus trabajos, locual permite enfocar nuevos trabajos de in-vestigación empírica. En este sentido, ad-quiere especial relevancia el estudio delcrecimiento dirigido hacia las empresas demenor dimensión, cuyo tamaño y estructuraorganizativa les ha restado interés como ob-jeto de investigación dentro de este campo.

2. Objetivos del crecimientoempresarial

Al margen de cualquier definición que sepueda plantear en torno al concepto de cre-cimiento, parece evidente, tal y como argu-

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menta Penrose (1962), que el crecimientoempresarial viene impulsado desde la ne-cesidad racional de búsqueda del benefi-cio. En este sentido, la citada autora abordaesta idea desde dos vertientes claramentediferenciadas; por un lado, aplicado al ám-bito personal, basado “en la suposiciónpsicológica de que los aumentos en la ren-ta y en las riquezas implican ventajas per-sonales para dicho individuo, lo cual leincita a obtenerlos en la medida de lo posi-ble” (Penrose, 1962, p. 31);4 por el otro,desde el ámbito empresarial.

Desde el punto de vista personal, se gene-ra un comportamiento de reconocimientosocial que induce al empresario o al direc-tivo a emprender nuevas oportunidades denegocio que generen más beneficio; estose traduce en lo que la citada autora deno-minó el espíritu emprendedor del empresa-rio. De esta forma se justifica la actitud deldirectivo, cuyo interés se centra en retenerla mayor cuantía de los beneficios empre-sariales para reinvertirlos en nuevas alter-nativas de negocio, más que a repartirlosen forma de dividendos.

En la misma línea, Marris (1967)5 conside-ra que el beneficio va unido a la dimensiónde la empresa, de ahí que el empresario esti-pule su retribución en función del rendimien-to obtenido; por lo tanto, éste se plantearácomo objetivo básico el crecimiento de ésta.

De igual manera, Galbraith (1984) coincidecon los autores anteriores y alude al interéspersonal y pecuniario de los que participanen las decisiones y dirigen la empresa comomotivo de crecimiento.

En este sentido, coincidimos con CorreaRodríguez cuando afirma que no sólo la di-rección de las grandes empresas busca elcrecimiento para incrementar su función deutilidad, sino que éste es también persegui-do por los directivos de las pequeñas y me-dianas empresas, en quienes es más frecuenteque coincida propiedad y dirección, “dadoque en este caso la satisfacción de sus ne-cesidades se encuentra aún si cabe más li-gada a la supervivencia de la organización”(1999, p. 72).

Aggarwal y Samwick (2003) analizan en sutrabajo las dos explicaciones que la teoría dela agencia proporciona ante el proceso de di-versificación de una empresa: reducción delriesgo y obtención, por parte de la direc-ción, de beneficios personales. Estos auto-res concluyen que los directivos son máspropensos a buscar nuevas formas de ne-gocios más por el beneficio personal queles reporta, que para reducir el riesgo de laempresa. Esta opinión coincide con autorescomo Jensen (1986) y Stulz (1990). Sinembargo, Amihud y Lev (1981), May(1995), entre otros, afirman que el motivopara diversificar se centra en la reduccióndel riesgo.

Estas consideraciones sobre el crecimientoempresarial dan contenido a las palabras deCanals Margalef (2000), cuando afirma queel crecimiento no es en sí mismo un objeti-vo empresarial, sino un medio recurrentepara alcanzar otros objetivos.

4 Baumol, en su trabajo de 1959, ya planteaba elinterés de los directivos de maximizar el creci-miento, reforzando con ello no sólo la posiciónde la empresa en el mercado, sino también susretribuciones.

5 Cfr. Suárez Suárez (1998).

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Desde el punto de vista empresarial, la ideade beneficio queda latente, por un lado, enel sentido económico que implica el aprove-chamiento de las economías de escala,6 quegenera la producción en índices superiores alos actuales. Así, autores como Suárez Suárezargumentan que: “una buena parte de la lite-ratura económica, que podemos denominarclásica, explica el crecimiento de las empre-sas en base a las economías de escala”, locual establece que “las empresas de un de-terminado sector deben crecer hasta que laseconomías de escala desaparezcan y surjanlas llamadas deseconomías de escala” (1979a,p. 741). De igual forma, Suárez Gonzálezconsidera como motor del crecimiento em-presarial “la explotación de las potencialeseconomías de escala” (1999, p. 79).

Por otro lado, el sentido del beneficio, des-de el punto de vista empresarial, se proyec-ta hacia el interés de mantener el potencialempresarial mediante la búsqueda de nue-vos mercados que dirijan la empresa hacianuevas formas de negocio que aseguren surentabilidad y pervivencia.7 Así, resulta im-perativo acertar en la política de inversio-nes, de manera que la rentabilidad quegeneren permita el crecimiento sostenido dela empresa; de ahí que la inversión acertadatarde o temprano proporcione resultados

positivos y, reinvertidos adecuadamente,traerán crecimiento (Durán Herrera, 1977).

Por su parte, Whetten (1987) unifica la con-secución del beneficio tanto desde el puntode vista personal como desde el empresarial,al afirmar que el crecimiento es señal inequí-voca de una correcta administración a lo lar-go del tiempo y que el tamaño es unacaracterística deseable de cualquier organi-zación (mientras más grande mejor). Al tiem-po, asume la eficiencia como un conceptoequivalente al crecimiento, en el sentido dedemostrar el buen saber de sus dirigentes. Deahí que el crecimiento sea la tendencia natu-ral de cualquier empresa (Whetten, 1980).

Sobre este aspecto se puede afirmar que elcrecimiento empresarial es una situacióndeseable, en cuanto es interpretado comoun símbolo de salud y fortaleza capaz deamedrentar la entrada de futuros competi-dores, suscitar cuanto menos la curiosidadde futuros inversores, así como garantizarla imagen de marca que contribuya a la leal-tad de sus clientes, de manera que permitauna mayor penetración en el campo de acti-vidad de la empresa; por eso es de destacarlas palabras de De Ravel, que aseguran que“inversión, crecimiento y beneficio son, dehecho, diferentes aspectos de una mismarealidad: la empresa en crecimiento” (1972,p. 114).

Por otro lado, tal y como se ha comentadoen párrafos precedentes, hablar de creci-miento empresarial es hablar de la búsquedapotencial del beneficio, de una actitud, deun acto premeditado, de una toma de deci-sión adoptada por el empresario o equipodirectivo en aras de satisfacer sus ansias

6 Una obra clásica que aborda esta cuestión es la deRobinson (1957).

7 De ahí que Penrose señale que “los beneficiostotales se acrecentarán con todo aumento de in-versión que dé lugar a un rendimiento positivo,independientemente de cuál sea el tipo de rendi-miento marginal de una inversión, y las empre-sas querrán expandirse tan pronto como tenganoportunidades de expansión que consideren opor-tunas” (1962, p. 33).

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personales o empresariales. Sin embargo,esta determinación debe venir avalada porun conocimiento exhaustivo del entorno enel que opera la empresa, de manera que lainducción al crecimiento venga contrastadapor verdaderas oportunidades de negociodonde la ventaja competitiva sea el eje con-ductor de dicha decisión.

Mantener o incrementar la posición compe-titiva de una empresa respecto a sus compe-tidores incita, por lo tanto, la búsqueda deplanteamientos que promuevan el crecimien-to como medida para alcanzar el posiciona-miento ideal buscado por el empresario; eneste sentido, el crecimiento empresarial adoptala forma de estrategia empresarial, toda vezque dicho concepto viene a expresar “el nexode unión entre la empresa y su entorno”(Grant, 1995, p. 57).

Así, el crecimiento empresarial es interpre-tado como signo de fortaleza, de bienestarempresarial y, por lo tanto, de grandes ex-pectativas futuras. Esto acapara la atencióntanto de la teoría económica como de lasteorías directivas, en que se han formuladolas distintas formas de estrategias empresa-riales que puede adoptar el crecimiento y suinfluencia en el logro de las ventajas com-petitivas hacia las que va dirigido. Estos ar-gumentos evidencian la importancia delcrecimiento para la empresa desde el puntode vista de la estrategia empresarial, toda vezque el crecimiento es una condición muchasveces impuesta por el entorno, o bien el ob-jetivo prioritario del equipo directivo.

Como señalan Navas López y Guerras Mar-tín (1996), analizar las estrategias de creci-miento o desarrollo es referirse a las estrategias

corporativas o globales,8 por la implicaciónde la decisión adoptada con respecto a laempresa en su conjunto; incluso llega a sernecesaria la redefinición del campo de acti-vidad en el que va a operar la empresa, aladquirir una gran importancia no ya sólo loscambios cuantitativos o de tamaño que seproducen en una empresa en crecimiento,sino también la consideración de aquellosaspectos cualitativos que inciden en la for-ma o modalidad de crecimiento.

3. Principales perspectivas sobreel crecimiento empresarial

El interés suscitado por el crecimiento em-presarial, tanto desde la teoría de la organi-zación como de la dirección estratégica, hagenerado, en las últimas décadas, numero-sas contribuciones teóricas y empíricas,que han centrado su estudio tanto en lo querespecta a las consecuencias del crecimien-to y su efecto en la organización como enla determinación de las causas que impul-san dicho desarrollo, aunque, tal y comoseñala Weinzimmer (1993), la literatura quedesarrolla este segundo aspecto es muchomás escasa.

Por tal motivo, se considera oportuno tratarlas principales perspectivas que sobre esteaspecto han tenido una mayor aplicación en

8 Grant (1995) diferencia la estrategia de negocio oestrategia competitiva de la estrategia corporativa.La primera atiende a cómo compite una empresaen un mercado determinado, mientras que la estra-tegia corporativa se ocupa de dónde compite laempresa, sobre qué clase de mercados geográficos yde productos o sobre qué fases de la cadena de valordebería desplegar sus actividades la empresa.

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el ámbito organizacional, lo que sin dudapermitirá vislumbrar las principales causasque, desde los distintos enfoques, explicanel crecimiento como estrategia que permitea la empresa obtener mayores ventajas en elentorno en el que opera. Entre las más utili-zadas por la literatura se encuentran las si-guientes: (1) perspectiva de configuracióndel crecimiento o perspectiva del ciclo devida, (2) perspectiva basada en los recursosy (3) perspectiva basada en la motivación.

3.1 Perspectiva de configuracióndel crecimiento o perspectivadel ciclo de vida

Una de las teorías más desarrolladas sobre elcrecimiento empresarial se atribuye, segúnWhetten (1987), a Boulding (1950), quienrealizó un acercamiento entre la biología y laeconomía, al describir a la sociedad comoun gran ecosistema en el que cada organi-zación se comporta según la interacciónentre una ley interior de crecimiento y la su-pervivencia ante un entorno hostil con otrosorganismos.

Desde esta perspectiva, la empresa va evolu-cionando por fases, donde cada fase es con-secuencia de una revolución de la anterior, locual genera una curva de crecimiento gra-dual con períodos de crecimiento interrum-pidos por crisis volátiles. Así, la empresa vaevolucionando hacia la siguiente fase de cre-cimiento (Greiner, 1972). La lógica de estemodelo de crecimiento discontinuo es queen cada fase de crecimiento la empresa debeadoptar una configuración específica, queviene determinada por las relaciones entre eltamaño, la edad, la estrategia, la estructurade organización y el entorno.

De esta manera aparece la teoría del ciclode vida como perspectiva que soluciona unode los principales dilemas que emergen dela búsqueda de la explicación teórica del cre-cimiento empresarial, centrado en determi-nar si éste es el resultado de un procesoinevitable o si, por el contrario, es totalmen-te intencional. Surgen, entonces, desde nues-tro punto de vista, dos grandes ramas en eldesarrollo teórico del crecimiento empresa-rial, en los que se aborda el crecimientocomo proceso inevitable y forzado por fuer-zas externas a la organización o como unadecisión consciente y premeditada que sa-tisfaga los intereses de los elementos impli-cados en dicho desarrollo.

En este sentido, la teoría del ciclo de vidaconsidera dicho proceso una consecuenciainevitable para sobrevivir en un entorno cadavez más competitivo, en el que las empresasse ven obligadas a importar continuamenterecursos para crecer y mejorar, y evitar deesta forma caer en un estado de decadenciay muerte prematura de la organización. Deacuerdo con Elston (2002), esta perspectivasugiere que las empresas más jóvenes y pe-queñas crecerán más rápido que las de ma-yor dimensión, hasta alcanzar un tamañocrítico o sostenible.

También, Menguzzato Boulard y Renal Pi-queras (1995) relacionan el crecimiento em-presarial con las distintas fases del ciclo devida de la empresa, al separar las estrategiasde crecimiento en función de las subfasesque acompañan a la fase inicial de crecimiento.Estos autores señalan, por un lado, la estra-tegia de crecimiento estable, caracterizada porentrañar pocos riesgos, debido a que la faltade competencia posibilita un acompasamien-

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to del crecimiento de la empresa con el cre-cimiento del mercado, y de esta forma seconsigue mantener una cuota de mercadoestable. Por el otro, señalan la estrategia decrecimiento real, en la que factores comola motivación de los directivos, la entrada denuevos competidores o la inestabilidad deciertos sectores hacen que la estrategiapropuesta conduzca a unas tasas de creci-miento mayores que las del mercado, conpolíticas agresivas de expansión, o bien me-diante la búsqueda de la diversificación tan-to horizontal como vertical.

Desde este enfoque han surgido innumera-bles trabajos que se agrupan bajo los plan-teamientos estocásticos del crecimiento,9

que toman como asunción o como implica-ción deseable la ley del efecto proporcionalde Gibrat, la cual señala que el crecimientoes el resultado de diversas fuerzas o facto-res que actúan de forma proporcional en eltamaño de las empresas. Entre los trabajosque han adoptado dicha ley como presun-ción en el análisis del crecimiento se encuen-tra: Albach (1967), Suárez Suárez (1979a),Jovanovic (1982), Evans (1987), GonzálezNúñez (1988), Kraybill y Variyam (1992),Dunne y Hughes (1994), González Pérezy Correa Rodríguez (1998), Becchetti yTrovato (2002) y García García (2004).

Asimismo, la mayoría de los estudios reali-zados han centrado su análisis en el tamañoy edad de la empresa como factores deter-minantes de su crecimiento. Se destaca,entre otros, el trabajo de Jovanovic (1982),

a través del cual se demuestra que el cre-cimiento de las empresas más jóvenes de-crece con la edad, mientras que para lasempresas maduras el crecimiento es inde-pendiente de su tamaño, tal y como propo-ne la ley de Gibrat, que sugiere una relacióninversa entre el tamaño de la empresa y latasa de fracaso. Esta relación negativa entretamaño y edad, que se da entre las empre-sas más jóvenes, también es compartida porEvans (1987), quien encuentra, además, unarelación negativa entre el crecimiento y ladimensión de la empresa.

Sin embargo, la disparidad de opiniones quesurge de la revisión de los trabajos empíri-cos que aplican este planteamiento teóricohace que todavía tenga vigencia la afirma-ción de Suárez Suárez (1979b), quien argu-menta que la diversidad y falta de resultadosconcluyentes de los distintos trabajos reali-zados bajo las hipótesis que establece la leyproporcional de Gibrat hace que nada pue-da afirmarse con respecto a su validez.

3.2 Perspectiva basada en losrecursos

La teoría del ciclo de vida fue temprana-mente refutada por Penrose (1962), quienargumentó la falta de hallazgos empíricosque apoyaran la analogía de la organizacióncon el proceso o ciclo de vida natural, en elque las empresas están abocadas a morir oque las etapas del ciclo de vida son funciónde su edad.

Penrose (1962) rechaza abiertamente estetipo de teorías, porque no dan cabida a unode los factores que dicha autora consideraimprescindible en el crecimiento empresa-

9 Véase para un análisis detallado Correa Rodríguez(1999) y Correa Rodríguez et al. (2001).

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rial, como es la motivación y la decisiónhumana para afrontar y desarrollar un pro-yecto empresarial. Por lo tanto, introduce lasiguiente vertiente teórica que aborda el cre-cimiento como una declaración intenciona-da de propietarios y directivos. La citadaautora, precursora de la teoría de la empre-sa basada en los recursos, se centra en lanoción de la empresa como una combina-ción de recursos productivos heterogéneos,10

cuya aplicación y uso a lo largo del tiempose determina por decisiones administrativas.Así, “los servicios productivos inactivos sona la vez un reto a las innovaciones, un ali-ciente para la expansión y la fuente de ven-tajas competitivas” (Penrose, 1962, p. 95).

De esta forma, el modelo de crecimientobasado en la teoría de recursos se centra enla existencia de recursos con capacidad so-brante, susceptibles de ser empleados ennuevas áreas de actividad como inductoresa la decisión del crecimiento empresarial enel que, sin duda, desempeña un papel pri-mordial la actitud emprendedora del empre-sario o directivo.

Tal y como señalan Fahy y Smithee (1999),en la década de los ochenta la teoría basa-da en los recursos comenzó a tener unmayor desarrollo y un número importantede investigadores se centraron en definir ybuscar dichos recursos. Entre ellos quizáel más destacado fue Wernerfelt (1984),quien sugirió que la evaluación de la em-

presa, en relación con sus recursos, puedeconducir a percepciones diferentes de laperspectiva tradicional, al identificar los re-cursos con los activos, tanto tangibles comointangibles, que forman parte de la empre-sa permanentemente.

Al tiempo, considerando una analogía conlas barreras de entrada, dicho autor exami-nó la relación entre recursos y rentabilidaden términos de barreras de posición del re-curso, de tal manera que la ventaja de serprimer entrante en un nicho o posición estra-tégica es un recurso atractivo que deberíagenerar grandes beneficios en aquellos mer-cados donde tal recurso sea clave.

Tomando como base el trabajo de Wernerfelt(1984), surgieron otros estudios que inten-taron explicar, más específicamente, cómolas diferencias de recursos de las empresasles permiten obtener una mayor performan-ce. Basado en esta presunción de la hetero-geneidad de los recursos, Barney (1986)sugirió que los recursos pueden diferenciar-se en su tradeability (posibilidad de intercam-bio), al considerarse un factor susceptible deser intercambiado con aquél cuyo valor mo-netario puede ser específicamente identifi-cado y determinado a través de “mercadosde factores estratégicos”. Diericks y Cool(1989) sugirieron que los recursos puedenser considerados tanto como magnitud flu-jo o como magnitud stock, y resaltaron el valorde los recursos difícilmente sustituibles poractivos equivalentes, de manera que las em-presas que pretendan imitarlos se enfrentana deseconomías por compresión temporal.1110 Penrose considera recursos productivos no sola-

mente los tangibles: instalaciones, equipos, terre-nos, materias primas, etc., sino también losintangibles, entre los que destaca los recursos hu-manos disponibles en la empresa (mano de obraespecializada o no, personal de oficinas, directi-vos, etc.).

11 Denominado así a los costes resultantes de inten-tar invertir en una rápida acumulación de recursosy capacidades concretas (Grant, 1995).

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Otro grupo de investigadores dirigieron sustrabajos a examinar específicamente los re-cursos que dan lugar a ventajas competiti-vas sostenibles. Los recursos en los que secentraron eran, entre otros: el retraso de lareacción (Lippman y Rumelt, 1982), la com-binación particular de la experiencia del ne-gocio (Prahalad y Bettis, 1986), la culturaorganizacional (Fiol, 1991), el espíritu em-prendedor (Nelson, 1991), los recursos hu-manos (Amit y Schoemaker, 1993) y elaprendizaje organizativo (Teece, Pisano yShuen, 1997).

En cambio, otros autores se centraron enel análisis e integración de los recursos dis-ponibles por la empresa y su influencia enlas decisiones de estrategia corporativa, locual incidió en la búsqueda de relacionesentre los recursos y capacidades de la em-presa y el entorno competitivo en el queésta se mueve (Cuervo García, 1999) o enla implantación de un modelo dinámico quejustifique en qué medida los recursos dis-ponibles por la empresa generan estrategiasfuturas de crecimiento (Itami y Numagami,1992; Forcadell, 2003).

Aunque esta teoría presenta algunas limita-ciones, como la falta de interacción entrelos recursos internos y el entorno, al igualque la excesiva importancia que se le da alos directivos (Canals Margalef, 2000), lateoría basada en los recursos ha supuestoun claro avance al reenfocar el campo de ladirección estratégica hacia las característi-cas internas de la empresa, al considerar losrecursos internos como fuente principal deventajas competitivas (Hoskisson, Hitt, Wany Yiu, 1999).

3.3 Perspectiva basada en lamotivación

Como se ha comentado en párrafos prece-dentes, Penrose (1962) rechazó abiertamen-te la teoría del ciclo de vida al considerar queno daba cabida a uno de los factores que di-cha autora considera imprescindible en elcrecimiento empresarial, como es la motiva-ción y la decisión humana para emprendernuevos negocios. Para dicha autora, una teo-ría del crecimiento pasa necesariamente porun examen de las oportunidades que el en-torno le ofrece a la empresa de acuerdo conlos recursos disponibles, sin embargo, estasoportunidades no son aprovechadas a me-nos que la organización administrativa seacapaz de percibirlas.

Si bien existen distintas teorías de motiva-ción que Abad Guerrero (1996) agrupó, porun lado, en aquellas que inciden fundamen-talmente en el proceso que da lugar a lamotivación y, por el otro, en las que se pre-ocupan de determinar las necesidades delindividuo; desde el punto de vista de la teo-ría de la organización, el desarrollo de lateoría de motivación se le atribuye a Miner(198012 y 1990), quien argumenta que exis-te un sistema específico de motivación ocompendio de valores asociados con el éxi-to en diferentes contextos organizacionales.Dicho autor considera que los empresariosestán más centrados en desarrollar un siste-ma de tareas o rutinas que en adoptar unsistema de rol más apropiado para el papelde alta dirección que deben desempeñar. De

12 Cfr. por Miner, Crane y Vandenberg (1994).

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esta forma, considera que adoptar una acti-tud más positiva hacia el logro personal, labúsqueda del feedback, la innovación per-sonal, la orientación hacia el futuro o evitarriesgos innecesarios incrementará las posi-bilidades de éxito de la empresa.

En el ámbito de lo empírico se ha podidoconstatar la existencia, al menos, de dos ten-dencias diferenciadas en el estudio de lamotivación. Por un lado, aquellos trabajosen los que la motivación ha sido mostradacomo causa principal de la eficacia directi-va en las organizaciones fuertemente jerar-quizadas, bien a través del estudio del deseoy la motivación de los directivos para reali-zar el papel que se requiere en dicha organi-zación (Miner, Ebrahimi y Wachtel, 1995),o mediante el análisis de las distintas moti-vaciones que se pueden dar entre hombresy mujeres dentro de las organizaciones je-rarquizadas (Ebrahimi, Young y Luk, 2001).

Por el otro, se pueden citar aquellos estudiosque han buscado la relación entre la motiva-ción y el espíritu emprendedor y que consi-deran las diferencias entre las motivacionesde los directivos y los emprendedores; porlo tanto, se concluye en los trabajos de Miner(1990) y Stewart y Roth (2003) la existen-cia de diferencias significantes entre los em-prendedores y directivos, mientras que en losestudios de Bellu et al. (1990) y Bellu (1993)no se apreciaron dichas diferencias.

Otra de las consideraciones tratadas desdeesta perspectiva se basa en atribuir el resul-tado producido en la gestión como factordeterminante en la teoría de motivación, enel que el deseo de regeneración sobre la ges-tión realizada es considerado un aspecto

importante en el modelo de motivación delempresario. Así, la atribución de los buenosresultados por el esfuerzo personal, comoimputar a causas externas los malos resul-tados, tiende a aumentar la persistencia y laintensidad de la motivación del empresario(Bellu, 1993; Bellu y Sherman, 1995).

En definitiva, la perspectiva basada en lamotivación ayuda a entender por qué algu-nos empresarios o directivos actúan de unamanera determinada o cómo afrontan ma-yores riesgos en determinadas decisiones,sobre todo en lo referente al crecimientoempresarial; mientras que otros, con idénti-cos e incluso mayores recursos, no desa-rrollan una actitud más emprendedora. Deahí que dicha perspectiva se centre más enlas actitudes individuales que en el conjuntode la organización o, como especificanDavidsson y Wiklund (1999), en la estruc-tura de gobierno como unidad de análisis.

4. Medida del crecimiento

Si el crecimiento empresarial puede serabordado desde distintas perspectivas, esevidente que dicho proceso puede ser me-dido asumiendo también tal presunción. Deesta forma, el aumento de la cuota de merca-do, el número de nuevos productos que oferta,el número de nuevos clientes que capta, etc.podrían ser buenos indicadores del creci-miento que ha experimentado la empresa.Sin embargo, tal conjetura no deber seradoptada sin especificar con claridad lamagnitud que interesa ser medida y en elque la relación causa-efecto justifique la ido-neidad de las variables utilizadas para reali-zar dicha medición.

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A este respecto, Whetten (1987) especificael sentido que debe darse a este proceso,señalando que el tamaño es una medida ab-soluta de la dimensión de una organización,generalmente basada en el número de em-pleados, el total de ingresos o el volumen deactivos productivos; mientras el crecimien-to es una medida relativa del tamaño quedebe ser observada a lo largo del tiempo.

Esta arbitrariedad de la variable o variablesque han de ser utilizadas para medir el cre-cimiento ha constituido un serio inconve-niente para todos aquellos autores que hanabordado el crecimiento empresarial comoobjeto de estudio; por ello el investigador hadebido decidir cuál de los múltiples indica-dores que pueden ser utilizados en tal pro-ceso es el más apropiado para representarel verdadero tamaño empresarial (BergesLobera, 1986).

También Penrose (1962) apuntaba la com-plejidad del estudio de dicha magnitud, todavez que se pueden distinguir distintos crite-rios desde los cuales se podría analizar elcrecimiento, al señalar la dificultad de esta-blecer magnitudes concretas que facilitenesta medición, ya que:

No existe ninguna forma de calcular elmonto de la expansión, ni la dimensión deuna empresa que no pueda ser objeto deserias objeciones conceptuales. Las ventastotales no toman suficientemente en cuentael grado de integración, y el valor añadidoes un concepto de renta y no un conceptode activo o de dimensión. (Penrose, 1962,pp. 215-216)

Sin embargo, a fin de concretar y obtenerposibles conclusiones de sus argumentos,la citada autora pasa por alto estas dificulta-

des de forma consciente y supone que laexpansión puede ser razonablemente medi-da por el valor de la inversión en unidadesmonetarias constantes.

Por otro lado, Weinzimmer (1993) apuntatambién una serie de inconsistencias atribui-das a la medida del crecimiento de la empre-sa, que ha generado serias limitaciones alestudio de dicho proceso. La primera de lasinconsistencias la atribuye a la falta de acuer-do sobre la calificación y medida de creci-miento, en el que la dimensión debe serconsiderada un concepto multidimensional,pese a que algunos autores la han estudia-do de forma unidimensional. Esta carenciade acuerdo sobre el concepto y la forma demedir el crecimiento ha derivado en la faltade concreción de los indicadores más ade-cuados para realizar dicha medición; así,mientras unos utilizan las ventas como in-dicador de crecimiento, otros usan indica-dores como el número de empleados, elbeneficio, la producción, el valor añadidoo el activo.

La segunda de las inconsistencias aludidaspor Weinzimmer deriva de la dificultad paraconcretar el período que se va a considerar,lo cual resulta imprescindible ya que, comose ha comentado en párrafos precedentes,el crecimiento es un proceso que, como tal,debe ser estudiado a lo largo del tiempo. Noobstante, el citado autor, apuntando larelatividad y prudencia con que debe seradoptado, considera que el período razona-ble para medir dicho proceso debe estar entorno a los once años.

También la AECA (1996) pone de manifies-to el inconveniente que supone concretar talmagnitud, aludiendo a su relatividad como

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origen del problema; sin embargo, proponemedir el crecimiento empresarial mediantela comparación con otras empresas compe-tidoras integradas en un mismo sector dereferencia. No obstante, dicha presunciónlimita la percepción de tal concepto, ya quede acuerdo con lo comentado en párrafosprecedentes, si el crecimiento es un procesoevaluable a lo largo de un período determina-do, dicho concepto puede ser perfectamentemedido de forma independiente al resto deempresas que conforman su sector o mer-cado, aunque, sin duda, dicha comparaciónenriquecería el estudio del crecimiento alañadir otros factores que han influido en unsector determinado.

Según las consideraciones mencionadas, pa-rece razonable que la medición del crecimientoempresarial se concrete en establecer unaserie de magnitudes que permitan identificarla dimensión empresarial en un momento de-terminado, analizando el proceso de creci-miento a través de la comparación en el tiempode las diferentes magnitudes adoptadas paramedir dicha dimensión.

En esta línea, asumiendo la presunción deque el crecimiento es un proceso que debeser medido a través de la diferencia de di-mensiones que ha ido alcanzando la em-presa a lo largo del tiempo, Cuervo García(1979), pese a las dificultades comentadas,estableció una serie de indicadores paramedir la dimensión empresarial, centradosen el volumen de producción, volumen deventas o cifra de negocios, número de em-pleados, activo total, activo fijo, etc. Noobstante, dicho autor señala que a menosque una empresa trabaje al ciento por cientode su capacidad productiva, las magnitudes

referidas sólo serán indicadores aproxima-dos del tamaño de la empresa, por lo queante la falta de información estadística a esterespecto, establece como indicador acepta-ble de la dimensión, el activo total o el acti-vo fijo, al ofrecer, de forma aproximada, lacapacidad productiva de ésta.

Posteriormente, Cuervo García y FernándezSáiz complementaron la variable anterior conlas ventas, ya que “no puede existir creci-miento (a largo plazo) de las ventas sin au-mento proporcional del activo. El aumentode la capacidad de venta requiere un creci-miento del fondo de rotación y de la capaci-dad de producción, lo cual supone nuevasinmovilización de activos” (1987, p. 11).

La complejidad a la hora de determinar lasvariables más adecuadas para medir la di-mensión empresarial se ha evidenciado con-forme se revisaba la literatura; asimismo, seha apreciado en la diversidad de criteriosadoptados según la intencionalidad del estu-dio, en algunos casos, o la disponibilidad dedatos, en otros.

En este sentido, predominan los estudios quehan utilizado el tamaño y la edad de la em-presa como factores determinantes de sucrecimiento, tomando como respaldo teóri-co la ley del efecto proporcional de Gibrat,que destaca, entre otros, los trabajos deAlbach (1967), Suárez Suárez (1979b,1984), Dunne y Hughes (1994) y GarcíaGarcía (2004), quienes adoptan como me-dida de la dimensión de la empresa el activototal neto. Por su parte, Evans (1987),González Núñez (1988), Kraybill y Variyam(1992) y Becchetti y Trovato (2002) asu-men como criterio más apropiado para la

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medida de la dimensión empresarial el nú-mero de empleados.

En otros estudios, en cambio, se ha utiliza-do más de un criterio de medida, entre ellosse pueden citar a Maravall (1984), que uti-liza como medida de la dimensión el volu-men de ventas y el valor añadido; GonzálezPérez y Correa Rodríguez (1998), quienesutilizan el activo total neto, los ingresos deexplotación y el valor añadido, y Heshmati(2001), que utiliza como medida del creci-miento el número de empleados, las ventasy el activo total.

Por otro lado, se ha podido constatar la exis-tencia de un número importante de trabajosque se han centrado en factores de índolefinanciero, como la accesibilidad al merca-do de capitales y créditos bancarios, la pro-ductividad, la rentabilidad financiera, laestructura de propiedad o el endeudamien-to, a través de los cuales tratan de explicarel crecimiento empresarial, para lo cual uti-lizan, en muchas ocasiones, las mismas va-riables de medición utilizadas en los trabajospreviamente citados. En este sentido, des-tacan los estudios de Baraya, Kevin y Weeks(1987), quienes utilizan como criterio paramedir el crecimiento el valor de mercado dela empresa frente a su valor contable; Calvet,Llinas y Consolación (1989), que empleanel volumen de ventas, el activo total neto, elvalor añadido y el número de empleados paramedir el crecimiento; Mato (1989), quienutiliza la inversión bruta en activo fijo; AntónMartín, Cuadrado Domínguez y RodríguezSanz (1990), el volumen de ventas, númerode empleados, fondos propios y valor aña-dido; Birley y Westhead (1990), el númerode empleados, volumen de ventas y rentabi-

lidad; Ocaña et al. (1994), el número deempleados; Chittenden, Hall y Hutchinson(1996), el activo total y el volumen de ven-tas; Lang, Ofek y Stulz (1996), el volumende ventas, el activo fijo y el número de em-pleados; Maroto Acín (1996), Schianterelli(1996), López Gracia, Riaño, RomeroMartínez y Romero Martínez (1999) yRaymond, Maroto y Mello (1999), la inver-sión neta; Petrakis (1997), el volumen deventas, y Carpenter y Petersen (2002), elactivo total.

Esta disparidad de criterios confirma las difi-cultades aludidas anteriormente y evidenciala inadecuación de adoptar una única varia-ble para medir el proceso de crecimientoempresarial, toda vez que el crecimientoexperimentado por dicha variable puede con-dicionar múltiples factores que no son con-trolados desde la dirección. En este sentido,poder adoptar una opinión concluyente so-bre el crecimiento efectivo de la organizaciónrequerirá, tal como se ha podido constatar enmuchos de los trabajos citados, la utilizaciónde distintas variables cuya tendencia permitaconfirmar tal presunción.

De esta forma, resulta oportuno reseñar laaportación de Bueno Campos (1981) sobrelos criterios que deben ser considerados paramedir la dimensión de la empresa, los cua-les no pueden estar en manos de un criterioúnico, como puede ser la cifra de ventas,por no ser un criterio homogéneo y depen-der del tipo de empresa, de las característi-cas del proceso productivo, etc. De ahí queel tamaño de la empresa se deba medir conun método que pondere adecuadamente laimportancia y el peso específico que tengaen el sector que opera e, incluso, en la eco-nomía nacional. Por tal motivo, dicho autor

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utiliza un valor multicriterio de tamaño for-mado por diversos elementos y variables queconfiguran la estructura y funcionamientode la empresa, en el que el valor explicati-vo del tamaño será una combinación linealde todas o de algunas de estas variables.13

Este valor multicriterio ha sido utilizado enotros trabajos, entre los que destacan Bue-no Campos, Lamothe Fernández y Villalba(1984), en el que se estableció que el valormulticriterio era función de cuatro criteriosbásicos: el volumen de ventas, el númerode trabajadores, los recursos propios y el

valor añadido; y en los trabajos de CorreaRodríguez (1999) y Correa Rodríguez etal. (2001), quienes también utilizaron paramedir el crecimiento un valor multicriterioformado por las ventas, el número de tra-bajadores, los recursos propios, el cash-flow y el beneficio bruto.

Debido a la importacia en la variable de cre-cimiento adoptada para la medida de la di-mensión de la empresa, se ha consideradooportuno reflejar en el Cuadro 1 una mues-tra de los principales trabajos que de una uotra mamera han analizado dicha cuestión.

Cuadro 1Medidas de crecimiento

13 “Si se acepta la existencia de más de un criterio válido, dada la complementariedad de unos y otros, el tamañode la empresa podría venir definido por un valor, función de un conjunto de variables o magnitudes explica-tivas como : T = f (x1, x2, x3, ..., xn)donde, por ejemplo, sería:x1 = cifra de ventas.x2 = plantilla o números de empleados.x3 = recursos propios.xn = cash flow.”Puede verse una aplicación empírica en Bueno Campos y Lamothe Fernández (1986).

Variable(s) seleccionada(s) para medir la dimensión empresarial Autor/Año

Activo total neto

Albach (1967) Suárez Suárez (1979b, 1984) Dunne y Hughes (1994) Carpenter y Petersen (2002) García García (2004)

Número de empleados

Evans (1987) González Núñez (1988) Kraybill y Variyam (1992) Ocaña et al. (1994) Becchetti y Trovato (2002)

Continúa

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CONCEPTO, PERSPECTIVAS Y MEDIDA DEL CRECIMIENTO EMPRESARIAL

Otro aspecto que también ha de ser tratadoen este apartado, al que ya se ha hecho re-ferencia, a pesar de la escasa relevancia quedicha medida tiene para las empresas no co-tizadas en Bolsa, es la utilización del valorde mercado como medida del crecimiento.14

En efecto, los hallazgos empíricos han de-

mostrado que entre mayores sean las ex-pectativas de oportunidades de crecimien-to rentable, mayor será el precio que losinversores estarán dispuestos a ofrecer porese título y, por lo tanto, mayor será el va-lor que dichos títulos alcancen en el mer-cado de capitales.

Desde esta óptica se han realizado diversostrabajos en los que se analizan las oportuni-dades de crecimiento de la empresa y sureflejo en el valor que alcanzan las acciones

Fuente: elaboración propia con base en los autores señalados.

14 De igual forma se pronuncia Correa Rodríguez (1999,21), al considerar el valor de mercado de la empresacomo medida de su crecimiento.

Variable(s) seleccionada(s) para medir la dimensión empresarial Autor/Año

Volumen de ventas Petrakis (1997)

Inversión neta

Maroto Acín (1996) Schianterelli (1996) López Gracia et al. (1999) Raymond et al. (1999)

Inversión bruta Mato (1989) Diferencia entre el valor de mercado y el valor contable de la empresa

Varaiya et al. (1987)

Volumen de ventas y valor añadido Maravall (1984) Volumen de ventas y activo total Chittenden et al. (1996) Activo total neto, ingresos de explotación y valor añadido

González Pérez y Correa Rodríguez (1998)

Número de empleados, ventas y activo total Lang et al. (1996) Heshmati (2001)

Número de empleados, ventas y rentabilidad Birley y Westhead (1990) Número de empleados, volumen de ventas, activo total y valor añadido

Calvet et al. (1989)

Número de empleados, volumen de ventas, fondos propios y valor añadido

Antón Martín et al. (1990)

Valor multicriterio

Bueno Campos et al. (1984) Bueno Campos y Lamothe Fernández (1986) Correa Rodríguez (1999) Correa Rodríguez et al. (2001)

Continuación

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en el mercado, constituyendo un buen indi-cador de las oportunidades de crecimientoel cociente entre el valor de mercado y elvalor contable de los capitales propios(Smith y Watts, 1992; McConnel y Servaes,1995; Correa Rodríguez, 1999; AndrésAlonso et al., 2000a, 200b; etc.). No obs-tante lo anterior, hay autores como Cuñat(1999) que afirman que el valor de mercadode la empresa puede verse afectado por lasoscilaciones de la cotización; por lo tanto,sería conveniente comprobar si los resulta-dos obtenidos se mantienen haciendo usode otros tipos de ratios para medir las opor-tunidades de crecimiento. De esta forma,los sistemas de información de la empresaalcanzan un papel destacado, en el que losprecios pueden revelar los resultados futu-ros que obtendrá la empresa con los planesde inversión previstos, al reflejar las expec-tativas de los inversores sobre los flujos decaja que la empresa puede generar en el fu-turo.

Uno de los artículos seminales en los que seabordó tal planeamiento es el de McConell yMuscarella (1985), cuyo resultado apunta-ba a que en las empresas industriales, y unavez anunciadas nuevas inversiones, el mer-cado respondía con el incremento del valorde sus acciones, mientras que si el anuncioera de desinversión, la respuesta era la con-traria. Desde entonces, trabajos como losde Kothari y Sloan (1992); Burton, Lonie yPower (1999), y Del Brío, De Miguel yPindado (2000) corroboran tal presunción.

Sin embargo, una de las líneas más desa-rrolladas desde este enfoque se ha centradoen determinar de qué manera la inversión enintangibles (I+D, publicidad, formación del

personal, etc.) determinan el incremento devalor de la empresa, basándose para ello enestudios que demuestran una mayor renta-bilidad por acción en empresas con altastasas de inversión en I+D, entre los que seencuentran: Chauvin y Hirschey (1993); Levy Sougiannis (1996); Bens, Hanna y Zhang(2002), y Vargas Montoya (2003).

Asimismo, en trabajos como los de Lev yZarowin (1999), Klock y Megna (2000) yBosworth y Rogers (2001), además de de-mostrar cómo la inversión en I+D generaun incremento del valor de la empresa, seseñala que el aumento experimentado estáfuertemente relacionado con el sector en elque opera la empresa, tanto que se observamás en las empresas de alta tecnología queen las de baja tecnología.

En relación con los distintos aspectos co-mentados en los párrafos precedentes, cree-mos conveniente utilizar, para la mediciónde la dimensión de las empresas, un con-junto de sus variables definidoras, que apre-cien el crecimiento de las empresas a travésde la evolución temporal de las distintas va-riables seleccionadas. De igual modo, parala coherencia de los resultados obtenidosserá necesario agrupar las empresas de lamanera más homogénea posible (en funcióndel tipo de empresa, sector, producto, pro-cesos de producción tecnológicamente dis-tintos, etc.),15 ya que, tal y como comentan

15 Agrupación, por otra parte, que se antoja compli-cada, ya que, como comentan Bueno Campos etal. (1991), el hecho de que la empresa suela desa-rrollar sus actividades en más de un sector econó-mico, hace que los elementos de comparación paraestablecer tamaños sean más complejos y difusos.

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Filley y Aldag (1978), muchos de los estu-dios que relacionan el tamaño con distintasmedidas del éxito empresarial, no tienen encuenta el tipo de organización, por lo que larelación entre el tamaño y los resultadosobtenidos puede distorsionar la realidad.

Sin embargo, queda una cuestión de enor-me trascendencia que obliga a tratar esteproceso de forma prudente, toda vez que esnecesario contextualizar el crecimientoempresarial en el entorno macroeconómicoen el que se desenvuelve la empresa. Talpresunción viene determinada por la con-currencia de una serie de factores que pue-den inducir, de forma artificial, el crecimientode determinadas variables seleccionadas, quenada tiene que ver con la adopción del cre-cimiento como posicionamiento estratégicode la empresa en el mercado.

Resulta determinante, por lo tanto, estable-cer las causas en las que se produce el incre-mento de las variables seleccionadas, asícomo la intencionalidad perseguida por di-cho incremento, pues así se puede concluirque una empresa está impulsando una estra-tegia de crecimiento, si el incremento de lasvariables seleccionadas viene acompañado porun aumento de su capacidad productiva, yde unos índices de rentabilidad que justifi-quen la adopción de dicha estrategia.

De acuerdo con tal presunción, tanto Gui-sado Tato (1992) como Hax y Majluf(1997) establecen la necesidad de confron-tar el crecimiento con la rentabilidad quedicho proceso genera, ya que ambas mag-nitudes se muestran como las medidas másimportantes del desempeño corporativo, enel que no existe crecimiento que se sosten-

ga sin una adecuada base de rentabilidad,ni tampoco beneficio que perdure en elcontexto de una empresa que hubiere re-nunciado al crecimiento.

Conclusiones

El presente trabajo ha tratado de dar luz auno de los conceptos más recurridos porla dirección estratégica, como es el creci-miento empresarial; sin embargo, la existen-cia de distintas perspectivas desde las quepuede enfocarse su análisis ha propiciado lacarencia de una definición uniforme queabarque todo su contenido. Por lo tanto, unavez analizados los aspectos más relevantesque caracterizan dicho concepto, se ha adop-tado como definición más plausible la apor-tada por Blázquez Santana, según la cual elcrecimiento empresarial es:

El proceso de adaptación a los cambiosexigidos por el entorno o promovido por elespíritu emprendedor del directivo, según elcual, la empresa se ve compelida a desarrollaro ampliar su capacidad productiva medianteel ajuste o adquisición de nuevos recursos,realizando para ello cambios organizacionalesque soporten las modificaciones realizadas;todo lo cual debe venir avalado por la ca-pacidad financiera de la empresa que permita,a través de dicho proceso, obtener una com-petitividad perdurable en el tiempo. (2005,p. 16)

Esta definición unifica distintos conceptosutilizados por los autores en función delámbito en el que se realizaron sus trabajosy, de esta forma, permite enfocar nuevostrabajos de investigación empírica. En estesentido, adquiere especial relevancia, el es-

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tudio del crecimiento dirigido hacia las em-presas de menor dimensión, cuyo tamaño yestructura organizativa les ha restado inte-rés como objeto de investigación dentro deeste campo.

Una vez establecida una definición ampliadel concepto de crecimiento empresarial,así como los distintos objetivos que persi-gue dicha estrategia, se identifican las dis-tintas perspectivas desde las cuales sueleabordarse el estudio del crecimiento em-presarial, concretadas en: (1) perspectivade configuración del crecimiento o perspec-tiva del ciclo de vida, (2) perspectiva basa-da en los recursos y (3) perspectiva basadaen la motivación.

Determinados los aspectos fundamentalesde las principales perspectivas desde las quese suele estudiar el crecimiento empresa-rial, se exponen las variables más recurri-das por la literatura para medir dichocrecimiento, poniendo de manifiesto la in-adecuación de adoptar una única variablepara realizar tal medición, toda vez que elcrecimiento experimentado por una varia-ble puede venir condicionado por múltiplesfactores que no son controlados desde ladirección. De ahí que adoptar una opiniónconcluyente sobre el crecimiento experimen-tado por la empresa requiere, tal y como seha podido constatar en muchos de los tra-bajos citados, la utilización de distintas varia-bles cuya tendencia a lo largo de un período,que debe estar en torno a los once años,permita confirmar tal presunción.

Una vez verificado el proceso de expansiónde la empresa, resulta imprescindible deter-minar la adecuación de la implantación de

dicha estrategia, toda vez que la direcciónpuede aventurarse en unas decisiones de in-versión desmesuradas, cuyo efecto no guar-den relación con la demanda del mercado.En este sentido, todo proceso de evaluacióndel crecimiento experimentado por una or-ganización debe venir acompañado por elanálisis de la rentabilidad que debe acompa-ñar o generar dicho proceso, de manera quepuedan justificarse las inversiones realizadas.

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