6 preguntas a una senadora | maría laura leguizamón

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6 Preguntas a una Senadora María Laura Leguizamón ¿Recuerda la primera vez que vio la facha- da del Congreso? Fue en una visita con mi mamá y mi hermano cuando yo tendría entre 7 y 8 años, vinimos desde La Plata, mi mamá era escribana y militante política y nos traía siempre a Bue- nos Aires a “visitas culturales”, siempre con una historia detrás contada por ella para que nos resultaran atractivas. Tengo el flash de la primera impresión. Recuerdo la impre- sión de ver un edificio inmenso, seguramente, en algún lu- gar de mi fantasía, pensé que era un palacio de princesas. ¿Qué detalle en su despacho destaca? Todavía no encontré mi rincón, tengo la visión de un despacho integrado, cálido, que me invita a reflexio- nar. Lo veo como el espacio que me permite encontrar una pausa del afuera para concentrarme íntimamente en mi rol parlamentario. Abro la puerta del despacho y siento que llego con una misión. También llego a mi casa y siento que la misión es ser madre, esposa. Todos los días tengo un objetivo, soy así, o tengo un tema de comisión, en el bloque, con mi equipo. Tengo un costado muy despojado pero también aprehensivo, porque por ejemplo a las ban- deras de mi despacho las tengo desde mi primer mandato de diputada. ¿Las fotos? Siempre vienen conmigo. ¿Qué lugares visita en los alrededores del Palacio habitualmente? No soy habitué de los alrededores, no tengo una rutina, pero me siento muy familiarizada con el barrio porque comencé mi primer mandato como diputada en el año 1993, y continué mi carrera legislativa recorriendo varios edificios. Suelo ir a comer pizza parada acá cerquita. Me he llevado varios senadores a comer pizza. Puedo salir a buscar cualquier cosa que ne- cesite, desde canela como me pidió un funcionario hace poco, hasta las figuritas de mi hija Juana, o ir a la ferretería. ¿Qué rescata de los pasillos internos del Congreso? Rescato su belleza integral, su historia, ver los pasillos es una combinación de estética, historia, la nuestra, la de la Patria, es un privilegio poder transitar estos pasillos. To- dos los días deberíamos agradecer la fortuna de ser tes- tigos de la historia contemporánea, por eso la traigo a mi hija siempre. Acá el silencio te habla, y te habla de todos los procesos históricos que vivimos, de nuestras crisis económicas como la del 2001, las discusiones para ver como se elegían los presidentes ante una renuncia, aquí se defendió el sistema democrático, en el siglo pasado el futuro de ciertos sectores sociales tuvieron cambios drásticos, consiguiendo derechos que nunca más se dis- cutieron. ¿Qué lugar del Palacio es su preferido? El que más me impacta es el salón Azul pero el que más gusta es el salón Eva Perón, es a escala hu- mana. En cambio el Azul es impactante, la combinación de sus mármoles, el haber expuesto arquitectura de pri- mer nivel honra y jerarquiza la casa del pueblo argentino. ¿Quiere contarnos alguna anécdota con algún empleado? Varios colegas estábamos esperando a la Presidenta de la Nación en las escaleras de ingreso en esta última Asamblea, y me recordaron la anécdota de mi primera Asamblea Legislativa. Tenía 27 años, vine con mi Fiat 147 blanco. Me para el policía en el vallado de ingreso y me dice: “Acá nena no se puede pasar”. A lo que yo le res- pondo: “¡Pero tengo que entrar, soy Diputada nacional!”. Y me contesta: “¿Ah sí? ¡Y yo soy el jefe de la policía!”. Finalmente entré, por supuesto. 17 | PP

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Nota publicada en Revista Pulso Parlamentario N°6 (Marzo) "6 Preguntas a una Senadora" . María Laura Leguizamón Senadora Nacional www.marialauraleguizamon.com

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Page 1: 6 Preguntas a una Senadora | María Laura Leguizamón

6 Preguntas a una Senadora

María Laura Leguizamón¿Recuerda la primera vez que vio la facha-da del Congreso?

Fue en una visita con mi mamá y mi hermano cuando yo tendría entre 7 y 8 años, vinimos desde La Plata, mi mamá era escribana y militante política y nos traía siempre a Bue­nos Aires a “visitas culturales”, siempre con una historia detrás contada por ella para que nos resultaran atractivas. Tengo el flash de la primera impresión. Recuerdo la impre­sión de ver un edificio inmenso, seguramente, en algún lu­gar de mi fantasía, pensé que era un palacio de princesas.

¿Qué detalle en su despacho destaca?Todavía no encontré mi rincón, tengo la visión

de un despacho integrado, cálido, que me invita a reflexio­nar. Lo veo como el espacio que me permite encontrar una pausa del afuera para concentrarme íntimamente en mi rol parlamentario. Abro la puerta del despacho y siento que llego con una misión. También llego a mi casa y siento que la misión es ser madre, esposa. Todos los días tengo un objetivo, soy así, o tengo un tema de comisión, en el bloque, con mi equipo. Tengo un costado muy despojado pero también aprehensivo, porque por ejemplo a las ban­deras de mi despacho las tengo desde mi primer mandato de diputada. ¿Las fotos? Siempre vienen conmigo.

¿Qué lugares visita en los alrededores del Palacio habitualmente?

No soy habitué de los alrededores, no tengo una rutina, pero me siento muy familiarizada con el barrio porque comencé mi primer mandato como diputada en el año 1993, y continué mi carrera legislativa recorriendo varios edificios. Suelo ir a comer pizza parada acá cerquita. Me he llevado varios senadores a comer pizza. Puedo salir a buscar cualquier cosa que ne­cesite, desde canela como me pidió un funcionario hace poco, hasta las figuritas de mi hija Juana, o ir a la ferretería.

¿Qué rescata de los pasillos internos del Congreso?

Rescato su belleza integral, su historia, ver los pasillos es una combinación de estética, historia, la nuestra, la de la Patria, es un privilegio poder transitar estos pasillos. To­dos los días deberíamos agradecer la fortuna de ser tes­tigos de la historia contemporánea, por eso la traigo a mi hija siempre. Acá el silencio te habla, y te habla de todos los procesos históricos que vivimos, de nuestras crisis económicas como la del 2001, las discusiones para ver como se elegían los presidentes ante una renuncia, aquí se defendió el sistema democrático, en el siglo pasado el futuro de ciertos sectores sociales tuvieron cambios drásticos, consiguiendo derechos que nunca más se dis­cutieron.

¿Qué lugar del Palacio es su preferido? El que más me impacta es el salón Azul pero

el que más gusta es el salón Eva Perón, es a escala hu­mana. En cambio el Azul es impactante, la combinación de sus mármoles, el haber expuesto arquitectura de pri­mer nivel honra y jerarquiza la casa del pueblo argentino.

¿Quiere contarnos alguna anécdota con algún empleado?

Varios colegas estábamos esperando a la Presidenta de la Nación en las escaleras de ingreso en esta última Asamblea, y me recordaron la anécdota de mi primera Asamblea Legislativa. Tenía 27 años, vine con mi Fiat 147 blanco. Me para el policía en el vallado de ingreso y me dice: “Acá nena no se puede pasar”. A lo que yo le res­pondo: “¡Pero tengo que entrar, soy Diputada nacional!”. Y me contesta: “¿Ah sí? ¡Y yo soy el jefe de la policía!”. Finalmente entré, por supuesto.

17 | PP