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EL QUÉ, DÓNDE, CUÁNDO, QUIÉN Y POR QUÉ DE LA INFORMACIÓN Año V Nº 20 Diciembre 2008 La sombra del narcotráfico Especialistas advierten sobre el aumento de la violencia, vinculado a las drogas. (página 6). Refugiados en la Argentina Cómo viven las personas que, desesperadas, huyen de sus países. (página 8). El temor a los exámenes La fobia a rendir afecta a muchos estu- diantes universitarios. Talleres que ayu- dan a enfrentar el problema. (página 14). Periodistas y analistas debaten el papel de la prensa en el último cuarto de siglo. La falta de autocrítica y las asignaturas pendientes hAbLAN: LANAtA, MARIñO, CAsCIOLI, bLAUstEIN, YOFRE, ANgUItA X 25 años de democracia y medios

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los medios en la dictadura

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  • EL QU, DNDE, CUNDO, QUIN Y POR QU DE LA INFORMACIN Ao V N 20 Diciembre 2008

    La sombra del narcotrficoEspecialistas advierten sobre el aumento de la violencia, vinculado a las drogas. (pgina 6).

    Refugiados en la ArgentinaCmo viven las personas que, desesperadas, huyen de sus pases. (pgina 8).

    El temor a los exmenesLa fobia a rendir afecta a muchos estu-diantes universitarios. Talleres que ayu-dan a enfrentar el problema. (pgina 14).

    Periodistas y analistas debaten el papel de la prensa en el ltimo cuarto de siglo. La falta de autocrtica y

    las asignaturas pendientes

    hAbLAN: LANAtA, MARIO, CAsCIOLI, bLAUstEIN, YOFRE, ANgUItA X

    25 aos de democracia y

    medios

  • | 2 | Diciembre 2008

    Cuenta pendiente en democracia

    MEDIOS

    El 24 de marzo de 1976 ocurri lo que muchos sectores de la Argen-tina venan anticipando: la junta de comandantes integrada por Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Masse-ra y Orlando Ramn Agosti derroc al gobierno de Isabel Martnez de Pern inaugurando una de las pocas ms os-curas de la historia argentina. Lo sufi-cientemente oscura fue como para que aquellos que contribuyeron a forjar este momento de la historia hoy prefieran no revisar el archivo.

    Por aquel entonces, muchas empresas periodsticas publicaron artculos favo-rables a la dictadura: Editorial Atlntida

    principalmente desde las pginas de la re-vista Gente, los diarios Clarn, La Nacin, La Semana, la re-vista Extra y Editorial Perfil, fueron tan slo algunos de los canales de difusin que los mi-litares utilizaron para llegar a la sociedad.

    Los medios de prensa le die-ron a los militares argumen-tos ms inteligentes para jus-tificar el golpe, asegura Eduar-do Blaustein, autor del libro Decamos ayer, la prensa argentina bajo el Proceso, en el que analiza el modo en que la prensa infor-m y opin en los siete aos que perdur la dictadura. Y argumen-ta: Gracias a lo que difundan los diarios y revistas, la fiesta negra de los militares cont con un alto con-senso social. Fue una relacin ambi-valente: mientras que las empresas periodsticas consolidaban su poder, los periodistas tuvieron que callar.

    Carlos Rodrguez, periodista de P-gina 12 y quien trabaj en la agencia Tlam durante la dictadura, afirma que a pesar de su apoyo a la cpula militar, Clarn no hizo una campaa tan abierta en pos del golpe. La Razn, en cambio, lo vena anunciando alevo-samente a travs de sus tapas.

    Segn Horacio Verbitsky, periodista de Pgina 12 y quien durante la dicta-dura trabaj activamente en una red de difusin de informacin clandestina,

    hubo algunas editoriales que actuaron en forma abierta como parte del apara-to de desinformacin de la dictadura. Hubo medios que publicaron como si fuera un reportaje un texto atribuido por el grupo de tareas de la ESMA a una mujer secuestrada por ellos. Sin llegar a ese extremo vil, los principales diarios reproducan los comunicados oficiales sobre falsos enfrentamientos como si fueran informaciones comprobadas.

    Por su parte, Juan Bautista Yofre, quien se desempe como redactor de Clarn hacia mediados de la dcada del 70, afirma que la postura de Clarn era informar lo que se poda. Fue una dic-tadura militar y haba que trabajar den-tro de la dictadura. Cada uno saba qu y cmo tena que escribir. Y aade: La verdadera historia del Proceso pasaba por los off the record y por las cosas que escuchbamos en la calle. Eso, por su-puesto, no sala en el diario.

    Censura. As como ocurri en otros mbitos de

    la cultura, la censura a los medios de co-

    municacin fue mone-da corriente en esa poca. Segn Ro-

    drguez, en Tlam tenamos que llenar un formulario hasta para ir a tomar un caf al bar de la esquina. No podamos escribir nada que no concordara con la ideologa del rgimen. Cuando nos es-cuchaban hablar en la redaccin sobre temas polticos nos chistaban y decan:

    Qu quieren? Terminar muertos? De eso no se habla ac.

    Para Eduardo Anguita, actual direc-tor del peridico Miradas al Sur y quien como militante del Ejrcito Revolucio-nario del Pueblo (ERP) estuvo preso 11 aos, el hecho de que Papel Prensa se asociara a determinados medios fue lo que ms perjudic en materia de censu-ra. En este orden, destaca que cuando Videla se qued con el proyecto de Papel Prensa estigmatiz a los dueos origi-nales diciendo que eran financistas de Montoneros. Slo as la dictadura pudo quedarse con el proyecto y asociarse con La Razn, Clarn y La Nacin. Esta es la prueba palmaria de que uno no poda negarse a ser socio de la dictadura.

    Respecto a este mismo tema, Rodr-guez rememora la frase que Videla pro-nunci en la inauguracin de la empre-sa Papel Prensa el 26 de septiembre de 1978 en la localidad de San Pedro: Lo esencial es formar opinin con valor y coraje para decir todo lo que haya que

    decir, sin callar nada y sin faltar a la verdad. Pero, a veces, es indispensable mantener un prudente silencio, cuando est en juego el bien-estar comn. Segn el periodista de Pgina 12, la cpula de los tres diarios escucharon esa sentencia sin decir una palabra. Independencia? Libertad de expresin? An hoy siguen siendo pre-ceptos ficticios.

    Y la fe de erratas?En 2006, el ex presidente Nstor Kir-

    chner critic a los medios de comuni-cacin y llam a la reflexin respecto a su accionar en esta oscura poca: En tiempos donde muchos sectores hacen una autocrtica de lo que nos pas en la dictadura () me gustara que algn prximo 24 de marzo o, antes, los me-dios de prensa argentinos tambin lo hicieran. En algn medio, hasta hace muy poco tiempo, ni siquiera sacaban las solicitadas de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

    Un smil de este pedido se concret en el vigsimo quinto aniversario de la vuelta a la democracia, cuando los prin-cipales medios argentinos dedicaron extensos informes, notas de color, art-culos con testimonios y otros para con-tar el horror vivido en aquellos aos. La Nacin, por ejemplo, proclam desde su editorial la imperiosa necesidad de

    recurrir a la reflexin. La autocrtica es el principal instrumento que los pe-riodistas tienen a su alcance, deca la nota.

    Pero como dice el refrn popular: Del dicho al hecho hay un largo tre-cho. Pocos fueron los periodistas y empresas de comunicacin que repen-saron su accionar en este cercano y do-loroso pasado.

    Jorge Lanata, director de Crtica de la Argentina y fundador de Pgina 12, cree que la autocrtica de los periodistas que colaboraron con la dictadura fue in-significante. Algunos periodistas que apoyaron a la dictadura hicieron una autocrtica en el 83, pero muy leve. No

    pas lo que pas en Chile ahora, que la profesin est co-legiada y al demandar a periodistas que haban colaborado con los mili-tares fueron expulsados del gremio

    Para Alejandro Rodr-guez Diez, editor de Dia-rio Sobre Diarios (DsD),

    la falta de autocrtica es una de las graves deudas que medios y periodistas tienen con la sociedad. Me parece, de todas formas, que los dueos de los medios son los que ms responsabilidad tienen. Ellos deberan tomar la delantera. Mientras no se haga, la credibilidad de los medios va a tener un pecado original.

    Carlos Rodrguez cree que haba periodistas que saban de compaeros desaparecidos y ase-sinados, pero no se animaban a darlo a conocer por temor. En las redacciones nos enterbamos de todo: los cables de ANCLA la agen-cia de noticias, que diriga Rodolfo Walsh llegaban a todas las redac-

    ciones y, sin embargo, nadie se atreva a publicarlos.

    Siguiendo esta lnea de reflexin, Blaustein se pregunta: Cmo un actor social tan importante como los medios no hizo su autocrtica sobre el papel que jug durante la dictadura?. Y se contesta: No lo hacen porque algunos creen que obraron bien, y otros por es-trategia de marketing que le dir que no es el momento oportuno.

    Andrs Cascioli, director de la mti-ca revista Humor, sostiene, por su par-te, que algunos medios y periodistas, sin arrepentimientos ni autocrticas crebles, primero apoyaron al golpe de 1976 y ridiculizaron la cuestin de los derechos humanos, luego hablaron, de crmenes y terrorismo de Estado. O no se ponen de acuerdo con lo que piensan o tienen memorias poco prodigiosas.

    La dictadura dej un saldo de ms de 100 periodistas desaparecidos y un asunto pendiente: la autocrtica. Una reflexin profunda y contextualizada, que todos proclaman pero que muy po-cos se animan a enfrentar.

    Sol Brunt, Luca Tort Oribe, Paula Bizzanelli

    A 25 aos del fin de la ltima dictadura pocos periodistas y medios de comunicacin hicieron una autocrtica respecto de su accionar profesional en esa poca. Algunos actores de esa

    poca reabren aqu un debate polmico y vigente.

    Los medios no hacen autocrtica porque al-gunos creen que obra-ron bien, y otros, por estrategia de marke-ting, sea-la Blaustein.

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    horacio Verbitsky sostiene que los diarios ocultan sus intereses.

    MEDIOS

    Diario! Diario!, grita el canillita mientras re-corre los abarrotados y derruidos vagones del Ferroca-rril Sarmiento con su bolsa lle-na de diarios y revistas. Che, pibe! Dame Clarn, grita un hombre de mediana edad con su saco doblado en el brazo, mientras saca una vieja bille-tera de cuero del bolsillo de su pantaln. Tome, maestro. Son dos con cincuenta, responde el joven repartidor. El hombre hojea la tapa por unos segun-dos y empieza a pasar las pgi-nas rpidamente hasta caer en la seccin de Poltica. El tren llega a la estacin Ramos Meja y cuando el hombre se dispo-ne a levantarse de su asiento, mira el diario y no duda en de-jarlo abandonado en el polvo-riento asiento de plstico azul.

    Flaco, te olvids el diario!, lo indaga quien hasta hace cinco segundos era su compaero de asiento. Es puro verso. Te lo regalo, responde el hombre con una sonrisa en su rostro y el saco arrugado sobre su hom-bro.

    Esta es una de las tantas percepciones que tienen los lectores respecto a lo que apa-rece en sus diarios y revistas de cabecera. Y es que la lgica del predominio de los avisos por sobre el contenido perio-dstico parece haberse adue-ado de las publicaciones gr-ficas del mundo, en general, y de nuestro pas, en particular. En estos 25 aos de democra-cia, la informacin ha sido relegada a un segundo plano, hasta el punto de quedar so-metida al podero de los anun-ciantes y de los grandes empo-rios multimediticos.

    Segn Carlos Germano, au-tor del libro 20 aos de Medios y Democracia en la Argentina, es necesario entender que

    los medios de comunicacin como empresas comerciales tienen por objetivo vender y ganar plata. Tienen una serie de compromisos todos los das y, fundamentalmente, cada fin de mes, como cualquiera otra sociedad. Y aade: Pero los medios son tambin un servicio pblico, deben infor-mar a la gente y cumplir con una serie de obligaciones y de-rechos fundamentales.

    En reiteradas oportuni-dades, estas obligaciones y derechos morales de los me-dios han debido ser sacrifi-cadas. Todo vale a la hora de tener contento al auspiciante.

    Ahora es ms difcil cubrir espacios de libertad. Hoy, el sponsor tiene una importancia en la comunicacin, que antes no tena. Una vez el dueo de La Nacin me dijo: `Nosotros podramos regalar el diario, porque nuestra entrada de plata es la entrada publici-taria . Tanto Clarn como La Nacin viven del paquete pu-

    blicitario, no de la venta y esto limita y mucho la libertad de expresin, sostiene Andrs Cascioli, director de la emble-mtica revista Humor.

    En consonancia con Cascio-li, Carlos Rodrguez, periodis-ta de Pgina/12, afirma que a los dueos de los medios les importa el negocio nada ms. Y grafica: Antes, la informa-cin ms importante iba en la pgina impar, sobre la de-recha. Hoy, ah van los avisos. El concepto periodstico cam-bi; la lgica comercial es el imperativo y, por lo tanto, la publicidad es lo primero que hay que ver.

    Los intereses comerciales que los medios argentinos mantienen con diversas em-presas y sectores de la socie-dad se reflejan diariamente en sus pginas. A principios de este ao, cuando se reavi-v el conflicto latente entre el sector agropecuario y el gobierno, algunos diarios plantearon la puja como un conflicto de intereses.

    Segn Horacio Verbitsky, periodista de Pgina/12, algu-nos de los diarios nacionales de mayor tirada ocultaron

    que tienen intereses comunes con las cmaras patronales y con las transnacionales del agronegocio. Uno de los prin-cipales directivos de esos ma-tutinos es un gran exportador afectado por las retenciones y directivo de cmaras patro-nales. Y el director de un su-plemento agropecuario es al mismo tiempo presidente de la Asociacin de Biocombusti-bles. En el marco de este con-flicto, FOPEA (Foro de Perio-dismo Argentino) comunic que las empresas presionaban a los periodistas para que su

    cobertura fuera sesgada en fa-vor de las cmaras patronales.

    Hasta las manosOtra presin (no llega a

    trascender al aspecto econ-mico de la cuestin), est fun-damentada en la poltica, en la relacin medios- gobierno. Para Germano, esto se corres-ponde con que los medios de comunicacin sufrieron todos los xitos y fracasos que la Ar-

    Se busca: prensa libre

    gentina tuvo en estos ltimos 25 aos. Para el analista, las crisis econmicas llevan a los medios a depender en mayor medida de los gobiernos de turno. En la medida que se retrae la economa, la publi-cidad se achica y automti-camente empieza a haber un grado de empata peligrosa entre los medios de comuni-cacin y el poder, sostiene.

    Rodrguez es uno de los que vive estas presiones en carne propia en la redaccin de Pgina/12. Ahora que so-mos ` oficialistas no podemos hablar en contra de Kirchner. Los periodistas sufrimos constantemente la censura. Incluso en la era Lanata, que se jactaba de ser independien-te, tenamos un arreglo con Carlos Grosso, el intendente ms corrupto que tuvo la Ar-gentina. No podamos hablar mal de l. Entonces, de qu libertad de prensa estamos hablando?.

    Jorge Lanata se refiere al trmino y explicita que no se puede hablar de libertad en un pas tercermundista, que tiene un cuarto de su poblacin bajo la lnea de pobreza. Esa gente no tiene libertad para comer y menos para expresarse. La libertad de prensa es un valor que pertenece a las clases media y alta. El director de Crtica de la Argentina sostiene, ade-ms, que la libertad de prensa existi en todos los gobiernos democrticos en mayor o en menor medida. Nunca fue completa. Ni con Alfonsn, ni con Menem, ni con los Kirch-ner Cada uno tiene modus operandis distintos, afirma.

    Por su parte, la periodis-ta Clara Mario opina que si bien gan la libertad de ex-presin la lucha sigue sien-do dura y larga. Los polticos aman mucho ms la libertad de prensa cuando son oposi-cin. Cuando estn en el po-der suelen irritarse. Detrs de cada ttulo o comentario sue-le haber conspiraciones.

    De este contexto se des-prenden varias cuestiones: los intereses de los medios cercenan la libertad de ex-presin de los periodistas? La autocrtica de los medios

    respecto a su actuacin en dictadura debera extenderse al perodo democrtico? Se puede hablar hoy de libertad de prensa?

    Segn Eduardo Anguita, director del peridico Mi-radas al Sur, las empresas periodsticas han puesto a la verdad en un segundo plano y eso es una ofensa no slo a la libertad de expresin sino tambin al lector. En este sen-tido, la autocrtica que pocos han hecho sobre la dictadura debera hacerse ahora en de-mocracia.

    Que la libertad de expre-sin sea cercenada depende, en cierta medida, de nosotros, los periodistas. Si hay algo que tenemos que admitir es que somos corporativistas: en lugar de criticarnos nos cu-brimos las espaldas. Eso ocu-rre tambin con los medios. Es una suerte de `hoy por ti, maana por m, afirma Car-los Rodrguez. Y aade: Por eso, es necesario que los pe-riodistas luchemos mnima-mente dentro de la redaccin para mejorar las cosas. Uno tiene que insistir y defender su nota hasta la muerte y de-jar de seguirle el juego a los medios.

    Y en el medio de este in-terminable conflicto est el lector, esta persona a la cual el comunicador social debe-ra informar con la verdad no tergiversada.

    Afortunadamente y, tal como afirma el analista Dan Gillmor, avanzamos hacia un mundo en el que las noticias no necesitarn de los diarios para difundirse, news without newspapers (noticias sin dia-rios). Medios alternativos como los blogs, las pginas personales y las comunidades virtuales ofrecen miradas distintas y reveladoras de las noticias, que aparecen en los diarios. Despus de todo y, tal como afirma Carlos Germano,

    es difcil tapar al sol con las manos. La informacin llega a la gente de una u otra ma-nera.

    Paula Bizzanelli, Sol BruntAyln Pappano, Luca Tort Oribe

    Periodistas y analistas hacen un balance del accionar que tuvieron los medios de comunicacin en estos 25 aos de democracia. Juegos de poder y libertad de expresin en el banquillo de los acusados.

    Los pol-ticos aman mucho ms la libertad de prensa cuando son oposicin. Cuando estn en el poder sue-len irritar-se opina la periodista Clara Mario.

    Clara Mario cree que la lucha por la libertad de expresin es larga.

    Para Cascioli, en algunos medios todo vale a la hora de tener contento a los auspiciantes.

  • | 4 | Diciembre 2008

    MEDIOS

    En su escritorio est una de las ltimas tapas de Noticias: la que muestra los diferentes looks de Cristina. Tambin sobre el escritorio su blackberry y un gran cenicero. Detrs est el creador de Pgina 12 y de Crtica de la Argentina que, con sus tiradores bord y sus clsicos anteojos de marco negro, fuma sin parar. CINCOW: Pgina 12 fue uno de los medios emblemticos en los primeros aos de la democracia, cmo fue su creacin? JORgE LANAtA: Sali el 26 de mayo de 1987. Haca dos aos que habamos comprado El Porteo, que era un mensua-rio y habamos armado una cooperativa con ms de veinte periodistas. Creo que El Porte-o fue como la gnesis de P-gina, tena una seccin que se llamaba D Posta Powst que estaba diagramada como si fuera un diario. Su logo deca:

    Todo lo que los dems medios saben, pero no se animan a pu-blicar. Y ese fue el espritu de Pgina cuando naci, a partir de ah formamos el equipo y salimos.CW: Cmo fue lanzar un medio en los primeros de la democracia?JL: Siempre es difcil, tens todo en contra. En el caso de Pgina fue al revs porque hubo mucha expectativa por las cosas nuevas que podan salir, pero nosotros no tena-

    mos plata para competir en serio con los grandes medios. Y entonces constantemente tenamos todo en contra, nos costaba conseguir publicidad y gente que viniera a trabajar con nosotros. Porque los tipos estaban en diarios muchos ms estables y no queran ve-nirse, no era fcil. Aparte, yo era un chico, tenia veintisis aos.CW: Cree que los medios interpre-taron lo que estaba pasando en esa poca?JL: Algunos medios son como la expresin de la mentalidad de la poca y a lo largo de la historia hubo medios que fue-ron la expresin de esa menta-lidad. Crtica, el primero, fue como la expresin de la Ar-gentina del 40. La Opinin de (Jacobo) Timerman lo fue en los 70 y Pgina fue un poco la expresin de la Argentina de los finales de los ochenta y co-mienzos de los 90. Era lo ms adecuado para ese tiempo.CW: La dictadura usaba a los me-dios?JL: Hubo medios que la dicta-dura intervino. Al principio manej todos los canales de te-levisin y las radios. Detienen a Timerman y siguen mane-jando La Opinin por un tiem-po. El resto de los diarios hizo negocios con los militares. No estaban intervenidos, pero los apoyaron. La Nacin y Clarn

    crean Papel Prensa en ese mo-mento.CW: La democracia construy los me-dios que se merece? JL: Primero habra que ver cmo se volvi a la democracia, no hubo la lucha de la gente por la vuelta a la democracia, fue post Malvinas. Se llega a la democracia por la derrota de la guerra. Despus hubo una pequea lucha de la gente, pero ya los militares estaban destruidos, no fue una transi-cin como la de Chile o Uru-guay donde haba resistencia del pueblo. Ac la gente estaba de acuerdo con la dictadura, despus se fue deteriorando. Con la guerra de Malvinas los militares perdieron toda cre-dibilidad y a partir de ah se derrumba la dictadura. CW: Esos son los motivos por los cu-les gana Alfonsin?JL: Alfonsin gana con un dis-curso constitucionalista, de volver a las fuentes y despus tiene la oportunidad que des-aprovecha de juzgar a todos los militares. Por distintos motivos, slo juzga a los co-mandantes e inventa la ley de Obediencia Debida, por lo cual deja libres a muchos. CW: Usted vot a Alfonsn?JL: No.CW: Por qu?JL: En general vot el socialis-mo y en la eleccin esa vot al peronismo. En aquella poca

    Pgina 12 expres una poca del pasEl director de Crtica de la Argentina, creador de un estilo periodstico distinto, habl con CincoW sobre los medios durante la dictadura y la democracia, la libertad de expresin y los jvenes periodistas.

    imag

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    Hubo una libertad de prensa en todos los gobiernos, pero nunca fue comple-ta, ni con Alfonsn, ni con Menem, ni con los Kirchner, cada uno con distinto modus ope-randis

    Un periodista con estilo propio.

    ENtREVIstA A JORgE LANAtA X

    escriba mucho en los bares en Constitucin, donde ahora ya no puedo porque me cono-ce todo el mundo. V pasar las dos marchas, la de los peronis-tas y los radicales. Yo no tena nada que ver con la avenida Santa Fe, prefera votar a los negros, era as. Me com un garrn por Luder, ya que era un desastre, perteneca a la derecha peronista, pero no los poda votar a los radicales.CW: Actualmente cree que hay liber-tad de prensa en los medios?JL: Primero hay que definir qu es la libertad de prensa, este es un pas de tercer mun-do que tiene un cuarto de la poblacin bajo el estado de pobreza, esa gente no tiene libertad para comer y menos para expresarse. La libertad de prensa es un valor impor-tante que pertenece a la clase media y a la media alta. Hubo una libertad de prensa en to-dos los gobiernos, pero nunca fue completa, ni con Alfonsn, ni con Menem, ni con los Kir-chner, cada uno con distinto modus operandis.CW: En Crtica goza de esa libertad porque es su medio?JL: En realidad tuvimos un boicot publicitario desde que el diario sali. Llamaron a las empresas para que no pusie-ran avisos. En Crtica podemos decir lo que queramos porque es nuestro y dependemos del

    pblico, pero en ese sentido, no es igual que una dictadura, no nos van a cerrar. Te hacen la vida imposible desde el lado de la economa. Yo estaba en la pantalla chica y este gobier-no me sac. Menem tambin me sac dos veces, pero des-pus volv. CW: Quiere volver a la televisin abierta?JL: Volvera, pero no se puede hacer poltica en la televisin abierta.CW: Los medios estn muy influidos por el gobierno?JL: Claro y reciben mucha pu-blicidad oficial y tienen mu-cha presin. CW: Qu debe tener un joven perio-dista para destacarse en el medio?JL: Primero, nunca deben pen-sar que se reciben. El perio-dismo es una profesin que se ejerce toda la vida. Si sents que te recibiste es como que te hubieras muerto, dejaste de ser curioso y lo que hay que mantener es la curiosidad. Cuando me preguntan qu tema me interesa, todos me importan. Si vos lo sabs con-tar cualquier tema es intere-sante, la historia del cenicero es atrayente, depende de cmo vos la veas. Cada persona tie-ne una historia para contar. El tema es cmo haces para sacrsela. Hay que prepararse, leer, escribir mucho.

    Sol Brunt

    Muchos fueron los diarios y revistas que apa-recieron y tuvieron su fin durante la dictadu-ra. Entre los casos ms emblemticos se en-cuentran Crisis y humor, dos medios grficos que perduraron en el recuerdo de los lectores y que, por aquel entonces, sufrieron persecu-ciones, una frrea censura y restricciones a la libertad de prensa.

    Crisis, editada desde 1973 a 1976 (hubo un regreso en 1984), public 40 nmeros de 80 pginas. Tena una salida mensual y su tirada lleg a los 50.000 ejemplares. Fue creada por el empresario y coleccionista de arte Federico Vogelius y dirigida por Eduar-do Galeano.

    Heredera de la tradicin de la revista uru-guaya Marcha y de la publicacin de Jacobo Timerman Primera Plana, Crisis sali en

    un momento de ruptura del orden, de rejerar-quizacin de las problemticas polticas por sobre las problemticas del campo cultural, afirma la historiadora Mara Sondereguer. Y aade: En las condiciones de produccin y circulacin de Crisis hay una transformacin del pblico lector, el espacio editorial y la oferta simblica.

    Por su parte, la revista humor se caracteri-z por ridiculizar con el uso de caricaturas a las figuras polticas ms controversiales de la poca. Nosotros con esos dibujos nos atrevamos a mostrar a los militares como unos canallas asegura el director de la em-blemtica revista, Andrs Cascioli.

    Esta mordacidad de la revista se repiti en el quinto aniversario de la dictadura. humor, sin perder la irona y el tono burln de sus

    crticas, ridiculiz a la cpula militar, que asu-mi el poder en el 76, con caricaturas de Vide-la, Agosti y Massera a las que les arrojan una torta en sus rostros.

    La revista contaba con ms de 300 mil lecto-res. El 30% del contenido era la disputa con el gobierno y el 70 % restante trataba temas culturales, aclara Cascioli. Nosotros haca-mos una revista donde hablbamos de litera-tura, teatro y pintura.

    Si bien Crisis y humor contaban con cierto margen de libertad de expresin, su lnea edi-torial estaba orientada a deplorar la imagen de los polticos del momento. Lo que pudo ex-presar humor, no pudo Crisis, ya que sufri persecuciones y restricciones directas que impidieron su continuacin.

    Ayln PAPPAno

    PgINAs REbELDEs X

  • Diciembre 2008 | 5 |

    INFOrMacION gENEral

    El Instituto de Comunicacin Social, Periodismo y Publicidad (ICOS) lanz, en forma conjunta con la Fundacin Noble, el blog El otro, el mismo, (http://weblogs.clarin.com/el-otro-el-mismo) que se puede ver en la pgina web del grupo Clarn (www.clarin.com).

    Esta iniciativa fue emprendida con el objetivo de brindar un es-pacio de servicio informativo, de reflexin y debate sobre temas vinculados con las distintas formas de discapacidad.

    La intencin es reflejar la realidad de un sector vital de la sociedad, desde una perspectiva mltiple.

    Pero esencialmente es un mbito de participacin, de dilogo, de interaccin y de conocimiento mutuo.

    Es un espacio de historias de vida, de vivencias y de experiencias personales. Es un lugar para expresar y para escuchar, para deba-tir ideas, para denunciar y para proponer soluciones. Es un blog para todos aquellos que sientan que la discapacidad no es un pro-blema de unos pocos sino un desafo para todos.

    El sitio est coordinado por la profesora Rossana Scaricabarozzi, y cuenta con el asesoramiento de la doctora Liliana Pantano, la co-laboracin de alumnos del ICOS y el aporte de diversas ONGs que se dedican a temas de discapacidad.

    UN bLOg PARA INtEgRAR X

    Ana pasa horas frente a la pantalla de su compu-tadora personal. Revisa sus tres casillas de mail ms de cinco veces al da, ingresa a Facebook otras tantas, cha-tea con sus amigos y algn que otro desconocido despus de cada comida y, entretan-to, navega por innumerables sitios de Internet. Cmo puedo ayudar al comedor de esa escuelita del Chaco que sali hoy en el noticiero?, se pregunta mientras lee las ver-siones on line de los principa-les diarios nacionales. Estas y muchas otras posibilidades ofrece Internet, un sistema de redes que se ha expandido con rapidez y logrado enlazar a millones de personas en nuevos espacios, que estn cambiando la forma en que pensamos y procedemos en nuestras vidas cotidianas.

    Sin duda, una de las posibi-lidades menos explotadas en nuestro pas y que, reciente-mente est incursionando en la red de redes, es la solidari-dad virtual. Esta alternativa de dar una mano al prjimo a travs de un clic resulta via-ble para el que no quiere que-darse afuera de la gran movida solidaria argentina.

    Si bien no hay estadsticas ni cifras puntuales que grafiquen la cantidad de pginas web abo-cadas a la temtica solidaria en la Argentina, con slo poner solidaridad y Argentina en un buscador basta. Segn Marcos Pueyrredn, presidente de la Cmara Argentina de Comer-cio Electrnico: El fuerte cre-cimiento de las redes sociales y comunidades virtuales ha per-mitido que aquellas ONG con propuestas de valor y bien diri-gidas puedan aprovechar la ca-pilaridad de la red para llegar a una mayor cantidad de per-sonas o empresas. El principal desafo sigue siendo que esto se monetice en donaciones.

    Una de las fundaciones que lo ha logrado es Por los chicos, una asociacin civil sin fines de lucro, que desde 2001 tra-baja para combatir el hambre de los chicos carenciados de la Argentina. En su pgina se especifica el sencillo mecanis-mo de donacin: cada vez que uno ingresa al sitio www.por-loschicos.com y hace clic sobre el botn Don comida gratis se muestra una pgina con un banner de uno de los sponsors. Para sintetizar: por cada ban-ner visto, el sponsor paga una

    determinada suma de dinero a Por los Chicos, que distribuye lo recaudado entre las distintas organizaciones de bien pblico elegidas por su ayuda a los chi-cos de Argentina, entre ellos, el comedor Los Piletones de Margarita Barrientos, en el ba-rrio de Villa Soldati. Las cifras son positivas: de 2002 a 2006 se donaron 2.834.621 platos de comida, que se traducen en 24.360.422 visitas al sitio en cuatro aos.

    Otro caso exitoso de solida-ridad virtual es el de Idealistas.org, que a principios de 1996 opt por desarrollar un sitio

    web para encontrar y ofrecer oportunidades de voluntariado y empleo en diferentes lugares del mundo. Si bien es utpica la idea de que todo el mundo est conectado y que se aprove-chen todas las oportunidades y recursos disponibles noso-tros apostamos a la Web para que nuestros mensajes lleguen ms lejos y beneficien a ms comunidades, afirma su di-rector, Juan Cruz Mones Cazn. Y ejemplifica: Hace algunos meses, Mara Elvira Delgado difundi a travs de nuestro sitio su idea de acondicionar tiles escolares viejos y papeles en blanco para donar a escue-las carenciadas. Public la cam-paa `tiles de la esperanza , comenz a recibir apoyo de otros `puenteros y organiz un encuentro. Das ms tarde, se contact con los Motoqueros Solidarios de Rosario por su Quinta Caravana Solidaria a la localidad de Quimil (Santiago del Estero), donde se llevaron 157 cuadernillos hechos con papel en desuso.

    Un caso similar es el de HelpArgentina, que surgi tambin en 2001 para conec-tar a una comunidad de per-

    sonas de distintas partes del mundo que estn dispuestas a ayudar con 56 organizaciones sociales, que trabajan en dis-tintas temticas a lo largo de la Argentina.

    Segn Florencia Iacopetti, coordinadora de la Comunidad Sin Fronteras de HelpArgenti-na: La Web para nosotros es una herramienta fundamen-tal, porque Help es un mercado social on line. Nuestro trabajo consiste en ayudar a ayudar y tenemos, en ese sentido, un modelo flexible. Intentamos encontrar la forma en la que cada persona se sienta ms c-

    moda realizando su donacin. A travs de distintas categoras de donantes (espontneos, em-bajadores sociales, inversores sociales, entre otros) y eventos organizados por ellos, HelpAr-gentina ha logrado promover diversas causas sociales en pos de la Cooperativa La Juanita, Fundacin Husped, Alimen-tar Enseando, Asociacin Ci-vil por la Igualdad y la Justicia, entre otros. En 2007, ms de tres mil 500 personas, de 30 pases distintos, donaron a tra-vs de HelpArgentina y desde 2003 se recaudaron ms de dos millones 200 mil dlares.

    DesconfoLa solidaridad virtual en-

    frenta hoy un obstculo, que comparte con otras alterna-tivas que promueve Internet como el e-commerce (comer-cio electrnico): la reticencia del argentino a realizar tran-sacciones on line y a confiar en un sistema de pago virtual.

    Segn Pueyrredn, el efec-to de idea fuerza, idea virus, cuando el mensaje es genuino y es tomado por la red, poten-cia lo mejor de ella pero lo que todava no se ha logrado es que

    Ayudar a travs de un clic

    se monetice en donaciones en la medida que realmente se puede. Para Pueyrredn esto se explica por dos razones: el desconocimiento de cmo ha-cerlo y la falta de pautas cul-turales y hbitos por parte del usuario de Internet. Aqu es donde la confianza juega un papel primordial.

    Al respecto, el director de Idealistas.org asegura que la gente no sabe con certeza en qu se destinan los recursos. De ah la desconfianza. Y aade: En nuestro caso es particularmente difcil por-que, al ser una organizacin de segundo grado brinda ser-vicios a otras organizaciones sociales los beneficiarios de cualquier donacin pueden percibirse como intangibles.

    Para nosotros es fundamen-tal rendirle cuentas a nuestros donantes para que una vez que hayan donado vuelvan a hacerlo. Por tal motivo, en-

    viamos por mail un informe de resultados anual para que sepa en qu se ha invertido su dinero. Es un trabajo de hormiga, manifiesta Iacopet-ti. Para la coordinadora de HelpArgentina el argentino tiene mucha desconfianza y resistencia a donar por los nu-merosos casos de fundaciones fraudulentas.

    En consonancia con Iaco-petti, el presidente de la C-mara Argentina de Comercio Electrnico sostiene que no es algo que sea propio del usua-rio de Internet argentino sino del usuario global, principal-mente del latino, ya que nor-malmente la oferta no cumple con las buenas prcticas a la hora de usar Internet como un canal de negocios y trabajo. Estas buenas practicas son la mejor forma de lograr generar confianza.

    Paula Bizanelli

    La solidaridad ya tiene su lugar en la web. Cmo vencer la desconfianza del argentino y promover una causa social a travs de la red de redes.

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    La gente no sabe con certeza en qu se destinan los recursos, seala Juan Cruz Mo-nes Cazn, director de Idealistas.org.

    help Argentina surgi en 2001 para conectar a una red de personas de todo el mundo.

  • | 6 | Diciembre 2008

    INFOrMacION gENEral

    CW: -Buenos Aires sigue siendo un puerto y aeropuerto alternativo de embarque? MC: Argentina no es un pas productor como en la regin lo son Mxico, Colombia, Per y Bolivia, entre otros. Es un pas de trnsito de cocana es-pecialmente para Europa y en particular para Espaa, y de transporte de efedrina y sus subproductos a Mxico para que de all ingrese a los EEUU, as lo hemos informado en un documento oficial de marzo de este ao .En funcin a lo anterior, el mi-nistro convoco a una reunin al embajador de EEUU a fin de coordinar este tema en comn con aquel pas.CW: -Qu se est haciendo para con-trolar las rutas del narcotrfico?MC: Lo que se est haciendo es lo siguiente.: Argentina puso nfasis durante los 90 a per-seguir al consumidor, bajo la falsa creencia que este era el primer eslabn de la cadena de trfico de drogas. Luego de 30 aos de vigencia de la ley sta no logr ni disminuir el consumo, sino que al contra-rio aument y aumentaron los consumos problemticos que antes -cuando no se cri-minalizaba el consumo- no existan. Tampoco fue eficien-te en la persecucin del trfi-co, pues la creencia era que la cocana se enviaba a EEUU y no fue as.El mapa criminal que realic mostr que el trfico se orien-taba a Europa, y que Argentina era pas de trnsito de cocana. Entonces el gobierno argenti-no y el espaol optimizaron y mejoraron la cooperacin pe-nal que permiti aumentar la calidad de los procedimientos penales siguiendo toda la cade-na desde la produccin, el tr-fico hasta la llegada al pas de destino y su distribucin.Como Argentina es un pas federal, el ministerio convoc a dos reuniones de consejo de seguridad a fin de que las pro-vincias que componen el esta-do argentino coordinen con las fuerzas federales la infor-macin y mejoren la persecu-cin de el trfico, distribucin

    y control de fronteras.Por otra parte las carteras de educacin, Cancillera, desa-rrollo social, Trabajo y Salud comenzaron a coordinar pol-ticas preventivas que coadyu-ven en la educacin a los jo-venes sobre sustancias legales e ilegales, luego de realizar la

    mayor encuesta sobre sustan-cias que cualquier gobierno haya realizado en el tema. Es decir, fuerte prevencin, y la represin orientada en los ca-sos graves e internacionales en forma coordinada a nivel regional e internacionalEn precursores qumicos se alert, ya que el ingreso de efedrina como la posibilidad de que en supermercados se adquiera libremente los medi-camentos para resfrios cons-tituyen fallas en los controles administrativos, en este caso de la Sedronar. Los medios ma-

    sivos mostraron que con nom-bres fantasmas, con domicilios errados, por medio de socieda-des inexistentes, se aceptaron e inscribieron a registrados para traer efedrina, y luego transportarla fuera del pas . El registro en el tema efedrina en Argentina ha resultado un

    fracaso rotundo. No se ha podi-do controlar al que se inscribe, como al que desva precurso-res o los lleva afuera, un con-trol federal en salud e indus-tria hubiera sido ms efectivo sin duda. CW: -Un gran obstculo para combatir a los carteles es precisamente la co-rrupcin que existe en todos los niveles. Cul es su visin? Cmo se ha visto Argentina afectada en este tema?MC: Argentina no es Mxico, ni Colombia, ni Per. No es un pas productor ni tampoco tiene una historia parecida a su pas. Tampoco tenemos un

    La industria del narcotrfico acecha al pas

    ministerio publico fiscal con fiscales que tienen policas dependiendo. Siempre enten-dimos que la polica judicial no poda formar parte del ministerio publico porque el riesgo de esto era la corrup-cin de los fiscales y del poder judicial. Ahora bien, hay nichos de corrupcin en las fuerzas? S, en las federales y en las locales creo que ms por el sistema de caudillismo poltico. Tambin se advirtieron zonas judiciales, algunas en fronteras o en puer-tos de baja efectividad judicial, un gobierno para realizar po-lticas publicas debe hacer un diagnostico serio, y luego en forma planificada realizar medidas mediante planes que excedan la administracin de un gobierno para mejorar el tema. Este tema tiene ms de 50 aos y no se puede pre-tender modificarlo en dos o tres aos. Argentina no tena muertos por trfico de drogas, hoy los tiene. Realizado por homicidas de mi pas o hubo muertes por disputas territo-riales en la Capital Federal. Eso no se vio jams... Jams.CW: -El consumo de drogas ha au-mentado?MC: El consumo de drogas ha aumentado pero en la siguien-te forma: las legales como el alcohol, casi el doble; las ile-gales son consumidas pero el consumo adictivo no supera la marca del 2 o 3 por ciento histrico.CW: -Si bien el nmero de vctimas por las guerras entre carteles de la droga o por enfrentamientos entre narcotra-ficantes y fuerzas de seguridad est en la Argentina lejos del de pases como Mxico o Colombia, debe preocupar-nos la creciente posibilidad de que la industria del narcotrfico est insta-lndose cada vez con ms fuerza en la Argentina?MC: Debe preocupar que las autoridades que son responsa-bles del control del ingreso de las sustancias de corte medi-

    cinales, o industriales no pue-dan realizar el control sobre los registrados, sus sociedades y por ende sean negligentes en la fiscalizacin y desvi de estas al mercado negro para su exportacin a Mxico de efedrina. Debe preocupar y mucho .La industria del narcotrfico en Argentina no llega a ser como es en Mxico ni en Co-lombia pero lo del trafico de efedrina a Mxico, las muertes violentas realizadas por frau-des o por luchas entre bandas territoriales deben llamar la atencin.CW: -Cmo cree que es la mejor for-ma de enfrentar esta ola de violencia?MC: La violencia se enfrenta con educacin, venciendo a la marginalidad, con progra-mas que impidan la distancia entre clases acomodadas y las que no tienen nada. La espiral pobreza, marginalidad, co-rrupcin es de por si violen-ta. Nuestros pases son tierra arrasada por gobiernos que no han sabido ni querido disear polticas publicas que mejoren la calidad de vida de la gente y distribuyan la riqueza en for-ma menos inequitativa que lo que vemos hoy. Nuestros pol-ticos no entienden que la gen-te necesita tener polticas que nos hagan creer que el futuro y la vida se puede cambiar y en cambio muchas veces solo piensan en llenar sus bolsillos y perjudicar a la gente.Usted pregunta como se sale?- Exigiendo a la poltica que haga poltica en serio, recupe-rando nuestras calles, nuestra cultura, nuestra regin, nues-tra educacin. Exigiendo que la represin no tenga nichos de corrupcin, que se persiga a los poderosos, eso si con el respeto al estado de derecho pues cuando el Estado no res-peta lmites, no respeta el de-recho, nuestra regin sabe a que conduce esto.

    Romina Lyle

    Argentina no es Mxico, ni Colombia, ni Per, advierte Mnica Cuarro, fiscal y miembro de Comit Asesor de Prevencin y Lucha contra el Narcotrfico. Pero la especialista en administracin de justicia apunta que Argentina no tena muertos por trfico de drogas y hoy los tiene.

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    Lo del trafico de efedrina a Mxico, las muertes violentas realizadas por fraudes o por luchas entre ban-das territo-riales deben llamar la atencin, seala Mnica Cuarro.

    Mnica Cuarro advierte sobre el aumento de muertes violentas.

    Los primeros narcotraficantes eran campesinos, usaban pantalones de mezclilla livis y sus camisas de lana o franela.

    Mxico es el tercer productor mundial de herona.

  • Diciembre 2008 | 7 |

    INFOrMacION gENEral

    A diario, la violencia desata-da por los carteles de la droga mexicanos ha convertido a Mxico en una noticia mun-dial. Segn la Procuradura General de la Repblica mexi-cana, 2.673 personas murie-ron en 2007 por la violencia del narcotrfico. En lo que va del ao el narcotrfico se ha cobrado la vida de al menos 3.000 personas. Informes de prensa sealan que hay un asesinato cada 85 minutos. En esta ola de violencia tambin se encuentran entre las vcti-mas jefes de polica. Un gran problema es que actualmente en Mxico los narcotraficantes forman importantes grupos de poder debido a que han tenido mucho tiempo para desarrollarse e instalarse. El trfico de drogas est contro-lado, de acuerdo al gobierno mexicano, por distintos car-teles operativos. Parte de las muertes violentas se debe a la lucha por el control territorial. Los grupos criminales se en-frentan entre s y parte de esta cifra (de muertos) es debido a esa confrontacin, asegura a

    CincoW Facundo Rosas, subse-cretario de Estrategia e Inteli-gencia Policial de Mxico.

    En Colombia se ha tenido xito en la captura de impor-tantes grupos de narcotrafi-cantes, asegura Henry Mance, periodista colombiano de la BBC. Cada uno de esto pases atraviesan distintas etapas de esta lucha, as como tambin se encuentran en diversos lu-gares en la cadena de distribu-cin de drogas. Hoy en da las mafias ms grandes no son las colombianas, ya que stas han perdido porciones del merca-do, aseguran los periodistas especializados.

    Ni un paso atrsEl presidente de Mxico, Fe-

    lipe Caldern, destac que el Estado va a hacer frente a este problema y que la mejor forma de resolver el problema es en-frentarlo. Lo que se est hacien-do es un trabajo integral. No solamente el combate a las es-tructuras, tambin se est pen-sando en los aspectos de educa-cin y de desarrollo social. Es-tamos insistiendo tambin en

    la guerra de la

    el aspecto educativo, para que los nios y jvenes no tengan como referente a un narcotrafi-cante como una persona exito-sa que obtiene el dinero fcil, apunta Facundo Rosas.

    De acuerdo a la Secretara de Defensa Nacional, el ejr-cito mexicano ha desplegado 45.000 efectivos para la lucha contra las drogas. En lo que va de 2008 se han efectuado 14 operativos antidrogas del pas. Mxico espera recibir de Esta-dos Unidos unos 400 millones de dlares en 2008 para la lu-cha contra el narcotrfico.

    Mxico es responsable de un gran porcentaje de la pro-duccin de marihuana, Co-lombia en cambio es un gran productor del cultivo de coca. Sin embargo, a partir del 90, Estados Unidos bloque el trfico a travs del Caribe, por lo que las mafias colom-bianas buscaron otras rutas y debido a su ubicacin geo-grfica Mxico se convirti en el puente perfecto. El 90 por ciento de la cocana que entra a Estados Unidos pasa prime-ro por Mxico. Los mexicanos

    son ahora los que tienen el mayor control sobre el mer-cado norteamericano, dijo a CincoW Henry Mance.

    En Mxico, a diferencia de

    otros lugares, su polica cuen-ta con diferentes niveles de organizacin a nivel local, es-tatal y federal. Actualmente lo que se hizo fue asignar al Ejr-cito para la lucha contra el nar-cotrfico, se desplegaron unos 30.000 militares a lo largo de la republicana mexicana. En Colombia los progresos que se han hecho tienen que ver, en gran parte, con el buen tra-bajo de la polica, asegura el periodista de la BBC.

    Tanto las mafias colombia-nas como mexicanas se han vuelto internacionales y para-lelamente los grupos del cri-men organizado se convirtie-ron en una realidad en otros pases. Las revelaciones en torno al trfico de precurso-res qumicos en la Argentina son un reflejo de los cambios a nivel global del fenmeno del narcotrfico.

    El juez federal Federico Faggionatto Mrquez, quien investiga a una red de trafi-cantes de efedrina (sustancia qumica utilizada para ela-borar drogas sintticas) que opera en Argentina, orden recientemente la detencin de ocho mexicanos acusados de estar vinculados con el trfico de esta sustancia. La presencia

    de narcotraficantes en el sur del continente ha provocado un crecimiento del trfico de droga, para consumo interno y para exportar a otras regio-nes del mundo.

    Existen todava muchas fallas en el sistema y cada vez se ven ms pases afectados, como ahora ocurre en Argen-tina. El avance del narcotr-fico en las grandes metrpolis, el desinters de quienes con-ducen las redes de seguridad, la corrupcin en los sistemas, son cuestiones que ayudan a que la violencia se instale en el pas en momentos que el mercado argentino est ines-table y que las rutas de las drogas parecen ser un camino fcil a seguir.

    Si bien el nmero de vc-timas que atrae la narcovio-lencia en la Argentina se en-cuentra lejos de pases como Mxico o Colombia, la situa-cin motiva una preocupacin creciente ante la posibilidad de que la industria del narco-trfico se instale con cada vez ms fuerza en el pas.

    Debe ser una lucha de to-dos los gobiernos, deben unir fuerzas y cada uno incremen-tar sus esfuerzos, as como capacitar a sus organismos de inteligencia. Lo que se debe tener en cuenta siempre es la voluntad poltica para hacer una lucha transparente, apo-yndose entre s. Toca ver el tema desde un punto de vista estructural, aconseja Mance. Y advierte que uno puede se-guir capturando y matando a los capos, pero esto no qui-ta los incentivos econmicos para la ilegalidad. Mientras existen estos incentivos, es muy difcil que no haya co-rrupcin y que no haya violen-cia para resolver los conflictos que surgen.

    Romina Lyle

    Mxico y Colombia redoblan esfuerzos para combatir un problema que afecta a todo

    el continente. Qu pasa en la Argentina.

    El 90 por ciento de la cocana que entra a Estados Unidos pasa primero por Mxico. Los mexicanos son ahora los que tienen el mayor con-trol sobre el mercado norteame-ricano, dijo a CincoW Henry Man-ce.

    El ejrcito mexicano ha desplegado 45.000 efectivos para la lucha contra las drogas.

    El santito Jesus Malverde, ha sido adoptado por los narcos como su protector

    El narcotrfico penetra el conjunto de relaciones, los grupos, las institu-ciones y organizaciones de los indivi-duos mexicanos. La narcocultura es el mundo de ostentacin del cual habi-tualmente suelen rodearse los capos de la droga. Smbolos y cdigos de la narcocultura mexicana se han filtrado poco a poco por todos lados: cancio-nes, vestimenta, medios de comuni-cacin, estilos de vida.

    Dentro del edificio de la Secretara de la Defensa Nacional en Ciudad de Mxico existe un museo que no est

    abierto al pblico. En l se muestran las joyas, armas, vestimenta, relica-rios que les han sido incautados a los narcotraficantes. Es nico en el mun-do y solo esta abierto para militares, funcionares pblicos y algn que otro medio periodstico. Su objetivo es educar a los encargados de reprimir-los, con diez salas que relatan la his-toria del narcotrfico en el pas.

    La narcovestimenta se compone de joyas de manera exagerada en ropa de tipo vaquero y sombreros caros de esta manera no se ocultan dndose a

    notar entre la gente que es de su lugar como una manera de intimidar refor-zndose a ellos mismos su identidad. Las armas que utilizan tienen piezas baadas en oro, y a veces hasta esme-raldas. En Mxico en distintos lugares se refleja otra realidad. Mansiones ostentosas son comunes gracias a la narcoeconomia; actividades ilcitas y negocios paralelos al narcotrfico.

    Jesus Malverde es el llamado santo de los narcotraficantes. Cuenta la leyen-da que era un hombre que se encar-gaba de robarle a los ricos para darle a los pobres. Los ricos se unieron y lo mataron y toda la gente que ayud lo hizo santo y ahora lo veneran. Entre sus seguidores se encuentran gente comn que no realiza actividades de-lictivas. No es reconocido por la igle-sia catlica pero a veinte cuadras del palacio presidencial Jess Malverde tiene un altar donde la gente se rene a venerar su muerte.

    Desde el norte del pas, llega una tradicin musical que son los narco-corridos que hablan sobre aventuras o desventuras del narcotraficante y glorifican su estilo de vida. Un gnero musical que genera xito y riqueza, pero tambin ha cobrado la vida de varios artistas.

    R.l.

    LA NARCOCULtURA, UNA ExPREsION EN sI MIsMA. X

    DROGA

    Una tradicional msica: los narcocorridos glorifican el estilo de vida del traficante.

  • | 8 | Diciembre 2008

    INFOrMacION gENEral

    Catalina lleg a la Argenti-na hace tres aos, cuan-do tena 18. Es colom-biana y en su pas militaba en una agrupacin de Derechos Humanos de la universidad. A algunos de sus compaeros los asesinaron y a otros los amena-zaron, entonces su nica sali-da fue irse. Todava extrao a mi familia recuerda-. Con lo nico que tena logr llegar aqu, gracias a un amigo.

    El caso de Catalina es uno entre los 3.500 que sostiene el ACNUR (el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). En los lti-mos aos llegaron a Buenos Aires refugiados menores de edad entre 14 y 16 aos pro-venientes de Somala y Sene-gal, frica. La mayora de ellos no conoca la existencia de la Argentina. Llegaron en barcos como polizones, viajaron alre-dedor de 15 das, escondidos,

    no se baaron por semanas, usaron la misma ropa, pade-cieron hambre, y en su mayo-ra slo pudieron conseguir comida en mal estado. Por es-tos motivos se enfermaron y se deshidrataron.

    Los refugiados suelen es-capar de sus pases por situa-ciones de conflicto interno y violaciones masivas de los De-rechos Humanos. En su nacin, no slo son vctimas de la dis-criminacin y la intolerancia, sino que tambin de las penu-rias causadas por los conflic-tos armados. Ellos no eligen salir de su pas de origen sino que se encuentran obligados a hacerlo, dado que su vida, libertad, o seguridad se ven amenazadas. Los refugiados se diferencian de los migrantes, ya que stos se marchan de su pas por motivos personales o en bsqueda de nuevas oportu-nidades y condiciones de vida

    ms dignas. Si son aceptados, la Argenti-

    na les garantiza que no los van a devolver a su pas y que van a gozar de los mismos derechos que un ciudadano argentino. El principal organismo pbli-co es el Comit de Elegibilidad para los Refugiados (Cepare), creado en 1985 durante el go-bierno de Ral Alfonsn.

    El Cepare es la autoridad competente para resolver las solicitudes de asilo, determi-nar si los refugiados presentan fundados temores de persecu-cin por su raza, religin, na-cionalidad, grupo social u opi-nin poltica. Recin despus de la evaluacin se determina si amerita contar con la condi-cin de refugiado. No todas las solicitudes son aceptadas. Otra de sus tareas es la recomenda-cin de polticas a seguir en el orden nacional.

    Karim Naiki es un adoles-

    En busca de una nueva oportunidad

    cente de 17 aos, moreno, alto y con apariencia de jugador de bsquet. Sigue la religin musulmana. Est parado a metros del obelisco con su paraguas negro con bijoute-rie, que vende para subsistir en Buenos Aires. Lleg en un barco, prefiere no hablar del tema porque le trae malos re-cuerdos, ya que fue un viaje en el cual se enferm de neumo-na. Se ocult con un amigo y ambos padecieron hambre.

    Vine aqu porque quera una vida nueva y tener dinero para enviarle a mi familia. En Somalia, la situacin de vio-lencia es muy fuerte, cuenta Karim a CincoW. Cuando habla de su situacin, sus ojos se lle-nan de lgrimas. A pesar de ser muy joven tuvo que mar-charse de su pas donde viva con su familia: su madre y sie-te hermanos a los cuales dice extraar. Me gustara poder formar una familia y vivir en este pas, pero para eso nece-sito ms tiempo, explica en referencia a su futuro.

    Jos Ignacio De Carli, fun-cionario del ACNUR, se refiri a la situacin actual de los re-fugiados: La mayora son co-lombianos y africanos. El CE-PARE estudia el caso y tarda alrededor de un ao en tomar la decisin. El 40 por ciento son casos negados. El ACNUR no le da asistencia directa a ellos, sino que la terceriza a fundaciones y ONGs. En estas se los trata de integrar con el idioma, dar cursos de capaci-tacin laboral, microcrditos, se ocupan de su salud.

    Al llegar al pas piden re-fugio y obtienen la residencia transitoria, que les da permiso para permanecer por 30 das pero deben renovarla todos los meses. En caso de que la admi-sin sea negada pueden apelar al Ministerio del Interior.

    La Comisin Catlica Ar-gentina de Migraciones es una de las fundaciones que trabaja con el ACNUR, que se encar-

    ga de poner en prcticas sus programas. Se los capacita a travs de diferentes cursos. Primero se les ensea espaol a los que no hablan el idioma. Adems, a pesar de ser una en-tidad catlica, se los contacta con Iglesias de sus religiones.

    Hacen cursos para aprender, no tienen un oficio, la idea es que lo encuentren. A travs de sindicatos se les ensea el tra-bajo de electricistas, plomeros, cursos de computacin. Ayu-damos a que se inserten en la sociedad, que puedan tener un trabajo, formar parte del mer-cado laboral, seal a CincoW Silvia Costanzi, encargada de la Comisin Catlica.

    A la hora de buscar traba-jo, les cuesta conseguir sobre todo a los africanos debido a las diferencias idiomticas y culturales. Sin embargo, las familias adineradas les ofre-cen empleo, pero con un sabor de discriminacin. Llaman a la Fundacin para solicitar gente morena para trabajar de mayordomos, de sirvien-tes, seala Constanzi, en una muestra de la discriminacin que persiste en la sociedad.

    Es difcil pasar de esa si-tuacin a valerse por s mismo y frica es un mosaico, son culturas muy diferentes a la occidental, afirma la encar-gada de la Comisin Catlica. Adems, hay convenios para la atencin asistida a travs de psiclogos tnicos en el Hospital Ameghino. Del mis-mo modo se los contacta con mdicos porque algunos lle-gan enfermos. Tambin se les ofrecen microcrditos para que puedan tener su propio emprendimiento. Unas chi-cas rusas que llegaron hace cuatro aos abrieron una sas-trera, consiguieron varios clientes y hoy van a abrir su segundo negocio, ejemplifi-ca Costanzi . La ayuda que les brinda la Comisin dura alre-dedor de seis meses.

    Juan, quien tambin

    Alrededor de 3.500 asilados viven en la Argentina. En su mayora son africanos y colombianos. Este ao, ms de 120 senegaleses llegaron al pas y esperan que les otorguen la solicitud como refugiado.

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    Los refugia-dos suelen escapar de sus pases por situa-ciones de conflicto interno y violaciones masivas de los dere-chos huma-nos.

    Alejandra, una de las tantas refugiadas colombianas que viven en la Argentina. Foto de la muestra realizada en el Centrol Cultural borges.

    En Colombia se vive el conflicto de la guerrilla hace veinte aos: 3000 civiles murieron por motivos polticos fuera del campo de combate, ms de 2000 fueron secuestrados y hubo miles des-plazados y desaparecidos. Ms de tres millones se han tenido que desplazar. All colabora el Servicio Jesuita a Refu-giados, una organizacin catlica inter-nacional que trabaja con sede en ms de 50 pases, con la misin de acompa-ar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos. CincoW entrevist a Federico Za, Coor-dinador de Comunicaciones de SJR

    CincoW: Cmo son los trabajos de campo que realizan?Federico Za: Cada oficina tiene una prioridad dentro de la misin global del SJR, en Ecuador. La incidencia poltica es importante, en efecto, el equipo de all tuvo un papel desta-cado en la elaboracin de la nueva constitucin y la prioridad que se le dio al tema migratorio y de refugio en la redaccin de la nueva carta magna. En Panam y Venezuela lo central es el tema de acompaamiento a los so-licitantes de refugio, este proceso de estar con los solicitantes. Se les brin-da apoyo en los procesos de residen-cia con la finalidad de que superen el trauma del destierro y con programas generadores de ingreso.CW:Con qu otras herramientas ayu-

    dan a alguien que perdi todo? FZ:El asesoramiento legal en el proce-so de solicitud del estatus de refugio, se ayuda al ciudadano colombiano en la construccin de su expediente (qu documentos debe llevar, cuan-tas copias, entre otras) y se le ayuda a la elaboracin de un testimonio co-herente y claro sobre los motivos por los cuales se vio obligado a irse de Co-lombia a otro pas. Sobre este punto, cabe acotar, que la idea no es inventar o maquillar la historia, la intencin es lograr que la persona cuente lo esen-cial y tambin, se tiene que tomar en cuenta, que el perfil del sujeto que atendemos es de muy bajo nivel educativo en algunos casos analfa-betas y muy reservado en sus asun-tos. Muchas veces despus de mucho tiempo el solicitante se abre y cuenta su historia. CW:Cmo se contactan con ustedes?FZ:Generalmente, dentro del personal de campo del SJR hay una figura que se conoce como Monitor (en Vene-zuela) o Tcnico de Acompaamiento (Panam), que realiza visitas por las zonas en las cuales funcionamos. Es-ts visitas buscan hacer seguimiento a los procesos, tanto formativos como organizacionales, y tambin se apro-vecha para ver la llegada de nuevos solicitantes. Por otra parte, los mis-mos solicitantes refieren a los recin llegados a nuestras oficinas. Ests

    son las dos formas ms comunes, por contacto directo o va terceros. CW:Cundo consiguen asilo en otro pas se quedan a vivir all los refugia-dos o se vuelven?FZ: En Puerto Pia y Jaqu (frontera colombo-panamea) sostuve diez en-trevistas con solicitantes y ninguno ve como opcin voluntaria regresar, a lo mejor es una muestra muy pequea pero creo que muestra la tendencia global de no querer regresar. En el caso panameo, el Estado perdi un proceso en la Corte Interamericana de Derecho, en la cual se prohbe la repatriacin forzosa de solicitantes de refugio, aunque, en Panam se ha-bla del confinamiento al cual se ven sometidos los solicitantes. Ellos no pueden salir de las comunidades fron-terizas sin la autorizacin explcita de las autoridades migratorias y policia-les del lugar, slo en casos de emer-gencia mdica pueden salir y an as deben tener un respaldo y debe ser confirmado por la instancia migrato-ria central, ubicada en Panam. CW: Ustedes, a los desterrados de sus tierras los buscan en las fronte-ras?FZ: No tenemos un procedimiento de bsqueda como tal, es una labor de monitoreo de los procesos que acom-paamos, por referencia de otros so-licitantes o de otras ONG.

    Sol BRunt

    EL CAsO COLOMbIA X

  • Diciembre 2008 | 9 |

    INFOrMacION gENEral

    Daniel est de lunes a lu-nes en el Once. Pasa los das luchando en con-tra del espaol que no es su lengua madre. Se retrae ante las primeras preguntas y slo despus de dos o tres intentos acepta conversar sobre su tra-vesa por el Ocano Atlntico. De todas maneras, Daniel, como todos los dems, dice que prefiere no dar a conocer su apellido.

    l es apenas uno de los inmi-grantes africanos que, segn datos que constan en Conicet (Consejo Nacional de Investiga-ciones Cientficas y Tcnicas), configuran en Argentina una poblacin de entre cinco y diez mil habitantes.

    Daniel vino solo desde Gha-na hace siete aos. Un ao despus llegaron tambin su mujer y su hijo, quien cuando Daniel dej frica todava es-taba en el vientre de su madre. Vinieron en busca de nuevas perspectivas econmicas y tambin para que su hijo, y los que tengan en el futuro, goza-ran de la oportunidad de tener buena educacin y mejores condiciones de vida.

    A los 40 aos se dedica a vender cadenitas, pulseras, re-lojes, aros y productos simila-res en la calle, frente al centro comercial Abasto. A su lado

    esta su coterrneo Sam, quien lleg desde Ghana a Argentina hace solamente cuatro meses y todava necesita de Daniel para poder comunicarse con sus posibles clientes. Sam no sabe si ser aqu donde termi-nar su travesa desde frica o si se ir a otro pas: La gente no me trata muy bien aqu. Ya escuch muchos comentarios refirindose a mi color. No siempre entiendo lo que dicen, pero por el tono me doy cuen-ta de que no me dicen cosas lindas, confiesa el joven de apenas 20 aos.

    Sam rehizo el viaje de sus antepasados del siglo XIX ha-cia Amrica: Vine con otros dos amigos de Ghana en un barco de carga. Nos daban de comer y beber apenas una vez por da. Me senta un esclavo libre. Mis amigos se quedaron en Brasil, yo pienso irme a vi-vir all tambin, dice emocio-nado vistiendo una campera azul con un smbolo de Coca-Cola al frente.

    Miriam Gomes, investi-gadora de la Sociedad Cabo-verdiana, dice que una de las caractersticas de la ltima ola migratoria proveniente de frica es que muchos de los in-migrantes vienen pero se van enseguida, en una renovacin constante de la poblacin afri

    cana. Llegan todos los das, dice Gomes quien, a travs de su trabajo en la Sociedad, supo que la mayora de los africanos arriban a travs de la frontera con Brasil.

    No hay nmeros que deta-llen la cantidad exacta de afri-canos que llegan a la Argenti-na, pero el dato promedio es uno por da. An as es fcil-mente visible en las calles de Buenos Aires la gran cantidad de africanos dedicados al co-mercio callejero. Se los ve jun-to a sus paraguas de color vino tinto donde colocan su bisute-ra, en los bancos de madera de la ciudad, o junto a valijas de plstico negro rellenas de joyas falsas. Esta es la solucin para su supervivencia.

    En la vereda de enfrente, algunos metros a la izquierda est Steve, que vive en Argen-tina hace un ao y tres meses. Steve tiene el habla fcil y r-pida, hace chistes y esta muy cmodo al lado de dos de sus amigos africanos. Steve vivi los ltimos cuatro aos en Ro de Janeiro, Brasil. Vine a Ar-gentina porque aqu es ms f-cil conseguir los papeles para la visa, pero yo amo Brasil, dice y completa que las per-sonas all son muy distintas de los argentinos. Tengo miles de amigos brasileos y ningn

    prefiere mantener su apellido en reserva, lleg de Colombia hace cuatro meses, en busca de proteccin. En su pas natal era vendedor, su vida fue amenaza-da por delatar los sitios donde se esconda la guerrilla. Pre-firi marcharse antes de que

    maten a su familia. Lo que yo viv en mi pas fue terrible, no se lo deseo a nadie, las per-secuciones, las veces que me he tenido que ir de mi ciudad, no pensaba en mi vida, solo en la de mi familia, relata. Hace un ao que no ve a su esposa

    Los nuevos rostros de Argentina

    argentino, confiesa con cier-ta extraeza, junto a su para-guas desbordante de collares y aretes.

    Los tres coinciden en su opinin sobre de los argen-tinos: No son personas muy sociables. No con nosotros, por lo menos. Sienten que los argentinos les tienen mie-do. Ninguno tiene amigos locales y todos los compae-ros son tambin inmigrantes.

    Los que vienen de Senegal slo se pueden mezclar con inmigrantes de otros pases de lengua francesa porque la gran mayora de ellos todava no habla el espaol, cuenta Daniel. Segn la Sociedad Caboverdiana, los pases de los que viene la mayor can-tidad de habitantes son, jus-tamente, Senegal, Nigeria y Ghana.

    Aunque no sea un trabajo fcil, ninguno de los tres recla-ma por los resultados econ-micos que logran. Yo vivo con tres amigos ms aqu, en el Once. Estamos un poco apreta-dos, pero no puedo decir nada. Si uno sabe cmo aproximarse de las personas, el trabajo trae buenos resultados, explica Steve. La mayora de ellos vive en el Once compartiendo una vivienda con otros compae-ros o por los barrios de Balva-

    nera y Almagro.Manuel, otro de los vende-

    dores ambulantes que pasa los das parado al lado de su paraguas, viene desde frica del Sur y esta en proceso de conseguir la condicin de exi-lado. Tuve que salir casi obli-gatoriamente de mi pas. All yo estudiaba economa, aqu trabajo con comercio de calle. Es la nica manera honesta que encontr de conseguir plata. Nosotros vinimos por-que es ms fcil conseguir los papeles, pero por otro lado, no hay trabajo. Steve completa:

    Tambin sabemos que falta trabajo incluso para los argen-tinos.

    Otro de los ambulantes, de Ecuador, Pablo Jefferson, que vive en Argentina hace 18 aos, dice que los africa-nos tienen ms xito en las ventas: Las personas creen que lo que ellos venden trae suerte. Yo vendo ms barato, y, an as, ellos venden mu-cho ms. Cunto ms negro, ms vende, porque las perso-nas acreditan que trae ms suerte, dice Jefferson, en un comentario matizado de re-sentimiento.

    Segn el Censo de 2001 realizado en la Argentina, el 4,9 por ciento de la poblacin proviene de otros pases. Pero Gomes explica que la inmigra-cin africana ha aumentado muchsimo en los ltimos aos, sobre todo despus de la cada del muro de Berln y ante una Europa que se puso ms racista que nunca.

    Dicen que los que vinimos desde frica ya somos como 10 mil, dice Steve. Pero ensegui-da se pregunta con exaltacin:

    Pero si somos 10 mil, dnde estn los negros en este pas de blancos?

    Carolina Soares Marquis

    y su hijo de un ao. Cuando me march, solo tuve 48 horas para prepararme. Mi hijo te-na un mes, por dinero no los pude traer conmigo, pero s que estn bien sin m, igual en algn momento vendrn, se esperanza. En Colombia se

    producen varios desplazamien-tos internos, otros se van a los pases vecinos como Ecuador, Venezuela y Panam.

    Varias personas quieren colaborar con los refugiados pero Di Carli cree que la mejor forma es ofrecindoles

    trabajo, ya que la situacin es complicada porque muchos se imaginan lo que ven en las pelculas y no tenemos cam-pamentos de refugiados como en frica.

    Sol Brunt

    La odisea diaria de los africanos que se dedican al comercio callejero. Sus historias de vida.

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    Lo que viv en mi pas fue terrible, no se lo de-seo a nadie. No pensaba en mi vida, slo en la de mi fami-lia, relata Juan, quien lleg desde Colombia.

    Dicen que los que vinimos de Africa so-mos 10 mil. Pero dn-de estn los negros en este pas de blancos?, se pregunta Steve.

    sankou y su familia proveniente de senegal

    Davala tiene de 19 aos y lleg al pas procedente de Nigeria.

    En octubre de este ao se realiz una muestra fotogrfica en el Centro Cultura Borges, donde participaron cinco fotgrafos y cinco refugiados.

    La idea era involucrar a los refugiados, que participen en vez de verlo desde afuera, fue una experiencia muy linda, afirma Di Carli. Durante cinco meses se prepar la exposicin. La Comisin Cat-lica Argentina fue la encargada de conectar a los fotgrafos con los refugiados. Los cinco profesionales que expusieron sus fotos fueron: Ignacio Smith, Gisela Vol, Sebastin Hacher, Nancy Lucero y Nicols Pousthomis.

    El ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, fue creado en 1950 despus de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, ha ayudado a unas 50 millones de per-sonas. Actualmente vela por los derechos de aproximadamente 33 millones de refugiados en el mundo. Por su labor humanitaria fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz en dos oportunidades (1954 y 1981)

    IMAgENEs DE UNA tRAgEDIA X

  • | 10 | Diciembre 2008

    INTErNacIONalES

    Los estudiantes marchan. Desde las universidades quieren enviar un mensa-je a su pas, a su presidente, al mundo. No todas las banderas destien el mismo color. Apo-yar o no al Gobierno. Apoyar o no a Chvez. Los estudiantes marchan, pero no para el mis-mo lado. No todas las banderas destien el mismo color.

    Con casi diez aos en el po-der, el presidente venezolano,

    Hugo Chvez, enfrent distur-bios, das en prisin, revueltas sociales y el anlisis continuo del ojo crtico internacional. Y sigue firme, se mantiene en su posicin y as permanece, con la actual seguridad de ms aos de mandato. Entonces, a qu le teme realmente?, quin se opone a l?, quin puede enfrentarlo? La respuesta es simple: los estudiantes. Una variable opositora con fuerza, presencia y conviccin.

    Bernardo Pulido Mrquez es el presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Catlica Andrs Bello (UCAB).

    Pertenezco al nico movi-miento estudiantil que hay: el que se opone al Gobierno, dis-para. Bernardo no se encuen-tra afiliado a ningn partido poltico. Considera que no hay un liderazgo responsable que atienda las necesidades de sus seguidores. Y no es el

    nico. Como Bernardo, Laura Solorzano asegura que tampo-co se siente parte de ningn partido puesto que no poseen ninguna ideologa definida y no representan a la poblacin. La tesista de la Escuela de Filo-sofa de la UCAB lanza: Segui-mos sumergidos en una crisis partidaria.

    Bernardo y Laura cursan ca-rreras distintas, pero piensan de manera similar. La fuerza

    estudiantil tiene futuro polti-co y puede enfrentarse al presi-dente. En Venezuela estamos viviendo un proceso de rede-finicin poltica y nosotros es-tamos luchando para crear un pas mejor en el que den ganas de vivir, expone Laura.

    Para crear un pas distinto la consiga es estar presente. Aparecer, hacerse notar y di-fundir ideas. Luis Carlos Daz administra el blog Periodismo de Paz y gestiona en Facebook el grupo Estudiantes y Jvenes Periodistas de Venezuela, ade-ms de alternar sus das en-tre participaciones en ONGs y asistir a marchas como obser-vador, estudiante y periodista.

    El pensamiento estudiantil es, en el sentido de clase, etario y de movilizacin. Despus de muchos aos haciendo lo que quera, al fin surge un gran grupo de clases media y alta que le dice a Chvez por me-dios pacficos: Mire, amigo,

    as no, plantea este estudian-te de Comunicacin Social de la Universidad Central de Venezuela. Luis Carlos es de la idea que no hay oposicin, sino oposiciones. Los jvenes venezolanos no estn satis-fechos y lo muestran con sus fuertes pasos.

    Polarizacin. Desde 1959 hasta mediados

    de los 90, dos partidos se alter-

    naban el poder en Venezuela: Accin Democrtica (AC) y el Comit de Organizacin Pol-tica Electoral Independiente (COPEI). Las frecuentes crisis econmicas y la corrupcin eventualmente condujeron a

    Cara y ceca del movimiento estudiantil en Venezuela

    que el apoyo a estos partidos colapsara, culminando con la eleccin de un antiguo te-niente coronel, Hugo Chvez, quien sentara un mandato de reformas polticas radicales desde su partido Movimiento Quinta Repblica (MVR). Su programa poltico ha creado una polarizacin en la socie-dad venezolana, pero ha sido reelecto para su tercer manda-to en diciembre de 2006. De-bido al resquebrajamiento de los partidos polticos, los estu-diantes salieron nuevamente a la luz, y sus voces se hicieron escuchar.

    Entonces, de qu manera nacen estas organizaciones? Como una de las lderes de

    la Representacin Estudian-til de la UCAB, Laura expli-ca que el movimiento es-tudiantil opositor surge en un momento en que no hay respuesta por parte de los partidos polticos contrarios al Gobierno. Y explicita: So-mos una especie de rbitro la-teral en un partido de ftbol, llamamos la atencin en caso de que algo falle en el juego. Laura prefiere dejar las cosas en claro. No nacimos por un partido y ningn partido nos mantuvo financieramente, remarca.

    A Luis Carlos le gusta ex-plicarlo de manera distinta:

    Llegamos tarde a la novela y fundamenta su idea cuando explica que Chvez asume la presidencia por el desgas-te del bipartidismo, la falta de instituciones, el descrei-miento en la democracia, las continuas crisis econmicas y por la represin de las clases populares en los 80. Segn el estudiante, aquella situacin no es algo que las generacio-nes ms jvenes hayan vivido.

    Sus supuestas reivindicacio-nes se dirigen a un pas del que los estudiantes no forma-ban parte, declara. Y Laura remata: Pertenecemos a esa generacin que cree que sus padres daaron la democracia que tenamos y que debemos recuperarla antes de que sea tarde.

    Las marchas de jvenes universitarios hacen eco en la sociedad venezolana. Chavistas y antichavistas encontraron su espacio en las calles. Hay posibilidad de dilogo? Puntos de vista de este fenmeno.

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    En Venezuela estamos viviendo un proceso de redefinicin poltica y nosotros estamos luchando para crear un pas mejor en el que den ganas de vi-vir, expone la estudian-te Laura Solorzano.

    Las marchas estudiantiles son moneda corriente en las calles de Caracas.

    Un grupo de estudiantes se manifiesta en la Universidad Catlica Andrs bello.

    Chavistas y antichavistas unidos son la inspiracin de la tapa del libro de santiago Fontiveros.

    Protestas, mesas de debate, discusiones. Cuando la disconformi-dad poltica y la frrea idea de progreso se cruzan, distintas for-mas de manifestacin comienzan a gestarse. Pero en este caso, Santiago Fontiveros y Claudio Sandoval fueron un paso ms all, y decidieron plasmar las vivencias de una poca en un libro. Estu-diantes por la libertad. Ms all de los paradigmas generacio-nales es un trabajo de investigacin sobre los orgenes y la filoso-fa del movimiento estudiantil que est basado en la experiencia de los propios autores como partcipes y protagonistas del movi-miento. Fontiveros, abogado cum laude por la Universidad Catli-ca Andrs Bello de Venezuela y especialista en derecho tributario, cuenta que los estudiantes actuales crecieron en una Venezuela en decadencia, y que lo que impulsa a los jvenes no es tanto un sentimiento chavista o antichavista, sino el deseo de una nueva participacin poltica. El movimiento estudiantil es una expresin colectiva y coyuntural que se genera por una falta de lderes de la oposicin, asegura.

    En el ao 2005, Fontiveros gan la eleccin como representante ante el Consejo de la Facultad de la Escuela de Derecho en la UCAB. Desde ese lugar, organiz una huelga de hambre por el antepro-yecto de la Ley Orgnica de Educacin que estaba en discusin en la Asamblea Nacional. En ese momento, sucedi lo que muchos jvenes sostenamos: cuando falten lderes, los estudiantes sal-drn a la calle, explica Fontiveros.

    El apoyo o la oposicin frente al actual gobierno venezolano definen ideologas. Hay una gran fijacin con la figura de Chvez, asevera Fontiveros. La tapa de Estudiantes por la libertad as lo refleja: columnas de estudiantes chavistas y antichavistas muestran a Vene-zuela como un pas polticamente polarizado. Lo nico que queda para poder generar una verdadera construccin nacional es crear un puente entre ambos sectores, ir a nuestros intereses comunes, apoyarnos en lo que ambas partes creen, precisa. La creencia, ser una generacin de los puentes. La misin, unir ambas Venezuelas. Fontiveros concluye: Los jvenes debemos entender que nos unen grandes lazos histricos, sociales y espirituales que debemos usar como fuerza unificadora para salir de la actual polarizacin.

    n.B y J.D.R

    LA tINtA COMO MEDIO DE ExPREsIN X

  • Diciembre 2008 | 11 |

    INTErNacIONalES

    Desde lejos no se vePero los movimientos estu-

    diantiles opositores no estn solos en el panorama venezo-lano. No todos los estudian-tes tienen quejas, ni ganas de manifestar sus ideas en contra de Chvez, ni todos creen que su presidencia sea tan critica-ble. La oposicin versus el ofi-cialismo es una larga historia que tambin se extienden a la situacin estudiantil. Jvenes antichavistas versus jvenes chavistas, una disputa que los medios internacionales no siempre muestran. Cmo se encuentran, cmo dialogan?

    Myndelis Madelys Iafigliosa Cedeo tiene 22 aos y cursa la carrera Estudios Polticos y de Gobierno en la Universidad Bo-livariana de Venezuela (UBV). Ella es seguidora del proceso, revolucionaria y socialista.

    Milita a favor de su presiden-te. Forma comunidades online en busca de estudiantes como ella. Asegura que Venezuela es, actualmente, un gran pas para dar ejemplo a los de nivel internacional desde la firma de su propio correo electrni-co. Se mueve, est en tema: ella apoya a Chvez y lucha porque todos lo reconozcan. Asegura que el hecho de que algunos estudiantes sean manipulados por la oposicin no significa que todos los estudiantes sea opositores.

    Por la identificacin con su Gobierno, por conviccin propia, por afinidad de ideas, son numerosos los estudiantes que forman parte de grupos chavistas. Mairim Esther In-fante Palma concuerda: En las universidades se gestan las organizaciones y, generalmen-

    te, todos pensamos que hay ne-cesidades que hay que atender. Por eso nos juntamos. Mairim Esther cursa la carrera de Es-tudios Jurdicos en la UBV y en la actualidad se encuentra tramitando legalmente el re-gistro de la organizacin que preside, Fundacin Bolivaria-na Estudiantil 2021, con el fin de conseguir recursos adicio-nales para su universidad. Se describe como una estudiante con aceptacin completa del movimiento chavista, una seguidora de las ideas de su presidente, simpatizante de esta ideologa tan bella como el socialismo y partidaria de una democracia tan linda y tan amplia como la que disfru-tamos en Venezuela.

    Mairim y Myndelis cursan carreras distintas, pero pien-san de manera similar. Desde la UBV, todos somos conscien-tes de la buena voluntad del presidente y lo apoyamos, ex-plica Myndelis. El movimien-to estudiantil tiene una gran importancia en el desarrollo de la democracia en Venezuela. Podemos servir de multiplica-dores de la informacin, ilus-tra Mairim.

    Migbert Yanez Caas, Tc-nico Superior Universitario en Informtica de la Gestin Social, lanza: Los estudiantes bolivarianos estamos en pie de lucha, organizados y siem-pre en defensa de ese pueblo del cual venimos y hacia cual vamos. Migbert participa acti-vamente en el movimiento es-tudiantil de la UBV y asegura que tiene un buen apoyo por parte de los profesores.

    Cuando de hablar de histo-

    ria se trata, Migbert es claro: Los movimientos estudian-tiles de izquierda existen desde antes de Chvez, pero vivan en la oscuridad, ocul-tos por las democracias que nos gobernaron durante 40 aos. Para este simpatizante chavista, todo cambi cuando el mandatario asumi la pre-sidencia, en 1999. Entonces, estos movimientos salieron a la luz. Podan, una manera u otra, dar sus puntos de vista. Podan gritar a viva voz Soy de izquierda!. Y no pasaba nada.

    Los estudiantes chavistas tambin marchan. Su corrien-te choca con la de los estu-diantes antichavistas. Unos se mueven vestidos de rojo. Sus rivales, con banderas de dife-rentes colores. Las marchas convocadas por los movimien-tos estudiantiles opositores re-gularmente son estudiadas y planificadas por los lderes de la oposicin y sus patrocinado-res, acusa Mairim. Y asevera:

    Los estudiantes chavistas no planificamos marchas, s con-centraciones; no salimos a la calle a protestar.

    Laura, militante de la oposicin estudiantil, se de-fiende: las marchas son au-toconvocadas, los partidos polticos nada tienen que ver con nosotros. Bernardo coin-cide en que las marchas son espontneas, y que en 2006 y 2007 l mismo marchaba por motu proprio. Simplemente te-namos que expresar nuestro descontento de alguna forma, expresa. En cambio, para Myn-delis, las marchas en contra del gobierno de Chvez no sur-gen por iniciativa estudiantil. Para Luis Carlos, la oposicin tiene impulso propio y el mo-vimiento oficial surgi como una respuesta a los estudian-tes antichavistas que salieron a la calle a protestar por el cierre del canal RCTV, el 27 de mayo de 2007. Migbert preci-sa: Las marchas? Son todas autoconvocados. Deberan ser

    el lenguaje natural mas all de apoyar o no al Gobierno. Pero la oposicin abusa de las marchas.

    Dnde encontrarlosEn Venezuela, cada univer-

    sidad tiene representantes es-tudiantiles electos, y son ellos quienes dirigen las acciones del conjunto. No obstante, Ber-nardo dice: En el movimiento estudiantil no hay una gran mente que orqueste, sino que se compone de una serie de esfuerzos de pequeos grupos de cada universidad que hace que las cosas pasen. En el caso de la UCAB, el movimiento po-see ms de 40 representantes electos.

    Laura asegura que en las uni-versidades privadas hay mayor presencia del movimiento estu-diantil opositor, mientras que en las pblicas hay una diversi-dad de ideologas polticas. Para Myndelis, no hay casas de estu-dio chavistas o antichavistas, sino que las universidades son neutras en tierra venezolana. Sin embargo, asegura que las universidades opositoras son todas aquellas privadas, y que tienen una matrcula bien alta.

    Migbert se siente seguro al enlistar las universidades cha-vistas y antichavistas: Dentro de las que apoyan el gobierno del presidente se encuentran la Universidad Bolivariana de Venezuela, la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (UNEFA), la Universidad Simn Bolvar. Y las anti-Chvez? Todas pri-vadas, especialmente la Uni-versidad Catlica Andrs Bello y la Universidad Santa Mara. Para l, todo gira en torno a la relacin partido poltico-movi-miento estudiantil. De parte nuestra, es amor por nuestro pas. De parte de la oposicin, es odio. Y se indigna: Los es-tudiantes opositores siempre han sido simpatizantes de partidos polticos, pero ahora salen vestidos con la capa de estudiantes.

    Se puede llegar a un con-senso, establecer un dilogo? Laura asegura que es posible,

    siempre y cuando no est lleno de fanticos de ningn bando. Migbert no lo cree probable:

    La mesa de dilogo est, pero los estudiantes opositores no quieren sentarse. Myndelis habla de un pas unido, un pas con amor y paz. Para ella, se debe formar a los estudian-tes para ser tolerantes. Mairim puntualiza: Muchas veces los lderes estudiantiles chavistas hemos tratado de sentarnos a socializar con los lderes estudiantiles de la oposicin. Lamentablemente, ellos no nos aceptan. Bernardo duda e insina que los estudiantes ofi-cialistas apoyan al mandatario por mero inters econmico.

    Jorgelina do Rosario y Natalia Bocassi

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    Los estu-diantes bo-livarianos estamos en pie de lucha, or-ganizados y siempre en defensa de ese pueblo del cual venimos y hacia cual va-mos, dice Migbert Yanez.

    El grito consigna era: stas son nuestras armas. Manos blancas pas a ser el distintivo en las mar-chas del movimiento estudiantil que se pronuncia-ba en contra del gobierno chavista. En la protesta que se llev a cabo en Caracas contra el cierre del canal de televisin RCTV en mayo de 2007, la con-signa entre los estudiantes fue permanecer en el sitio y no dispersarse ante la llegada de la polica. Sus brazos levantados con las palmas hacia arriba fueron la manera pacfica de demostrar su discon-formidad no slo con la clausura del canal, sino tambin con lo que estaba sucediendo en el pas.

    Con el tiempo, esas manos se plasmaron con pin-tura blanca en las remeras de aquellos estudian-tes como una forma de identificacin propia. Pero pocos conocen el origen de este smbolo. Fueron tres estudiantes que convirtieron una idea ori-ginal en el distintivo de una generacin: Laura Solorzano, Elisa Totaro e Ignacio Lucart. En una asamblea estudiantil, decidimos con Ignacio ha-

    cer pancartas para la protesta. Adems, compra-mos pintura blanca para pintarnos las manos y las caras, explica Solorzano. Con 1000 bolvares -que equivalen a 0,467 dlares- Laura e Ignacio compraran su forma de expresin. Lo que ellos no saban era que con 1000 bolvares, compra-ran una idea. Inmediatamente, esta estudiante decidi simplificar el emblema: Les dije a mis amigos que podamos usar la pintura slo en las manos, como smbolo de paz para cuando vinie-ran a atacarnos-agrega Laura-. Nosotros simple-mente alzaramos las manos.

    Y as fue. La idea gener respuesta y las pincela-das blancas tieron las manos de aquellos jve-nes que se expresaban en las calles, que busca-ban una respuesta. Y esa respuesta no tard en llegar. A partir de esta caracterizacin, el jefe de Estado Chvez compar las protestas callejeras de los estudiantes disidentes con la corriente ju-venil serbia Otpor!, quienes emplearon un puo blanco como smbolo de levantamiento contra el presidente Slobodan Milsevic en el 2000. El Gobierno busc cualquier smbolo de manos que haya tumbado a un dictador para relacionarnos, argumenta Laura.

    Manos Blancas se convirti en un movimiento, el movimiento de los que marchaban. La pintura blanca cubri las manos de los estudiantes. La pintura blanca logr que las manos marcharan por primera vez.

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    LAs MANOs QUE MARChAN X

    Dos posiciones enfrentan a los venezolanos. Ni chavistas ni antichavistas. Hoy, las cosas en Venezuela han cambiado. Aho-ra, no tomar partido lleva un rtulo. Ahora, elegir lo mejor de cada posicin puede etiquetar-se. Daniel Duque, corresponsal en Argentina por el diario ve-nezolano El Universal, conoce a fondo la nueva realidad de su pas. l mismo se considera lo que muchos llaman un ni-ni. Y explica: Los ni-ni somos aque-llas personas que no tranzamos con ningn polo: no somos cha-vistas ni antichavistas. Segn el periodista, los ni-ni optan por una tercera va. Y reflexio-na: Ser un ni-ni es tratar de ser

    lo ms objetivo posible, porque la oposicin ha demostrado ser tan radical como Chvez. Ase-gura que se siente neutral, cree que tiene la posibilidad de pue-de reconocer lo bueno y lo malo del Gobierno.

    Sin embargo, no slo los ni-ni son lo nuevo. Para Santiago Fontiveros, la generacin joven opta por una nueva postura: no son tan apticos como los ni-ni. l se considera un y-y. En qu consiste esta posicin entonces? Los y-y tomamos lo mejor de izquierda, lo mejor de la derecha y lo mejor del cen-tro, afirma. Y remata: Sere-mos el futuro de nuestro pas.

    n.B y J.D.R

    DE LOs NI-NI A LOs Y-Y X

    Elisa totaro fue una de las pioneras en el movi- miento Manos blancas.

  • | 12 | Diciembre 2008

    cUlTUra

    CincoW recorri las milon-gas porteas confiada en encontrar la sensual danza bailada por sus tradi-cionales bailarines: los argen-tinos. En la Confitera Ideal

    una de las ms tradicionales de la ciudad, donde se baila desde la tarde hasta el final de la noche un cartel dice:

    Hoy milonga. Ya estamos mi-longueando. Sin embargo, el idioma original del tango slo se reserva para los mensajes de bienvenida. Todos los dems carteles en el lugar son bilin-ges (espaol e ingls). Clases de tango, vals y milonga. En-glish and italian spoken, se pue-de leer en las paredes.

    En la puerta de entrada, en-seguida se ve gente hablando otros idiomas con una bolsita en la mano, una seal de que ah est un tanguero. Cuando no carga la bolsita con los za-patos, el extranjero no es nada ms que un turista curioso que va a mirar el baile ajeno. Julia Doynel es argentina y organi-za la milonga Sueo Porteo, y explica: El tango es una len-gua. En la milonga hablamos todos de igual forma.

    El idioma se hace comn a travs de un solo gesto: el abrazo. Todos, argentinos o extranjeros, son unnimes en decir que la esencia del tango es esa. Aunque en sus orgenes era condenado p