5. segund
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Punto de vista tópico
Teoría o punto de vista tópico que supone una diferenciación del aparato psíquico en un cierto numero de sistemas dotados de
características o funciones diferentes y dispuestos en un cierto orden relativo de unos con otros, lo que permite considerarlos metafóricamente, como lugares psíquicos de los que se puede
hacer una representación figurada espacialmente.
Punto de vista económico
Califica todo lo que se refiere a la hipótesis según la cual, los procesos psíquicos consisten en la circulación y reparto de
energía psíquica cualificable (energía pulsional) o sea, susceptible de aumento, de disminución, de equivalencia.
Punto de vista dinamico
Califica una perspectiva que considera los fenómenos psíquicos como resultantes del conflicto y de la oposición de
fuerzas que ejercen una cierta presión, fuerzas que son, en último termino, de origen pulsional.
Segunda Tópica
Ello
EL polo pulsional de la personalidad.
Freud se apropia del término (pronombre demostrativo impersonal), pues le parece el más adecuado para expresar el
carácter radicalmente distinto, extraño e impersonalde «la parte oscura, inaccesible de nuestra personalidad».
Las características atribuidas al inconsciente en la primera teoría son retomadas globalmente por Freud para calificar al ello.
Pero se corrobora que el inconciente ya no es considerado un sistema sino que se da como una propiedad del ello: «Lo
inconsciente es la única cualidad dominante en el interior del ello»
Lo inconsciente, en esta segunda teoría, es también una propiedad de una parte del yo y una parte del superyó. Así, el
ello no es el todo de lo inconsciente, pero tiene la propiedad de ser totalmente inconsciente, como el yo y el superyó no son
totalmente, sino en su mayor parte, inconscientes. Pero, aunque inconscientes como el ello, el yo y el superyó, dice
Freud en Nuevas conferencias, no tienen «las mismas características primitivas e irracionales».
Lo reprimido, que en su primera teoría Freud asimila alinconsciente, aunque se confunda con el ello, es sólo una parte del ello. Porque el ello también representa el lugar donde las exigencias de orden somático encuentran un primer modo deexpresión psíquica, de la misma manera que las tendencias
hereditarias, las determinaciones constitucionales, y el pasado orgánico y filogenético, lo que lleva a Freud a hablar de un
«ello hereditario».
Así, es un punto de vista «biologizante», un modelo vitalista, evolucionista y naturalista el que Freud sostiene con esta segunda teoría del
aparato psíquico. Con ello, acentúa y reargumenta lo que ha descubierto en el curso de la experiencia de la cura y que no deja de ser reacio a toda captación plena: algo actúa, algo piensa en nosotros extraño a nosotros
mismos, neutro e impersonal, procediendo sin que lo sepamos.
Sobre su modo de organización. El propio Freud afirmó que el ello
era «un caos»: «Está lleno de una energía proveniente de las pulsiones, pero carece de
organización, no ofrece ninguna voluntad general... ». Los caracteres del ello sólo se
definirían en forma negativa, por oposición al modo de organización del yo.
El ello se concibe como «el gran reservorio» de la libido y, de un modo más general, de la energía pulsional.
Yo
Yo
Instancia que Freud distingue del ello y del superyó en su segunda teoría del aparato psíquico.
Desde el punto de vista tópico, el yo se encuentra en una relación de dependencia, tanto respecto a las reivindicaciones del ello como a los imperativos del superyó y a las exigencias de la
realidad. Aunque se presenta como mediador, encargado de los Intereses de la totalidad de la persona, su autonomía es puramente
relativa.Desde el punto de vista dinámico, el yo representa eminentemente,
en el conflicto neurótico, el polo defensivo de la personalidad; pone en marcha una serie de mecanismos de defensa, motivados por la percepción de un afecto displacentero (señal de angustia).
Desde el punto de vista económico, el yo aparece como un factor de ligazón de los procesos psíquicos.
En psicoanálisis se admite que el concepto de Yo no adquiere un sentido estrictamente psicoanalítico, técnico, hasta después de
lo que se ha llamado la «vuelta» de 1920.
Este profundo cambio de la teoría habría correspondido, en la práctica, a una nueva orientación, dirigida hacia el análisis del yo y de sus mecanismos de defensa, más que a sacar a luz los
contenidos inconscientes.
Génesis del Yo
El Yo surge como un producto de una diferenciación progresiva del Ello, resultante de la influencia de la realidad exterior. Esta
diferenciación, parte del sistema percepción-conciencia. Es comparada a la camada cortical de una vesícula de sustancia viva. “El Yo se desarrolla a partir de la camada cortical del
Ello, que, preparada para recibir y separar las excitaciones, se encuentra en contacto directo con el exterior (la realidad)”.
La identificación y el Yo. La identificación es un mecanismo que tiende a volver al propio yo parecido al otro que se ha tomado como modelo. «El yo copia [a la persona amada u
odiada]», escribe Freud en el capítulo «La identificación» [de Psicología de las masas y análisis del yo (1921)]. Lacan, con
el estadio del espejo (Escritos, 1966), muestra que el niño pequeño anticipa imaginariamente la forma total de su cuerpo por medio de una identificación, estableciendo así el primer esbozo del yo, tronco de las identificaciones secundarias.
El Yo es: instancia que representa la totalidad de los intereses de la persona, y que como tal, es investida de libido narcisista.
El Yo tiene funciones:
Partiendo de la percepción consciente, el Yo somete a su influencia dominios cada vez más vastos, camadas cada vez mas profundas
del Ello.Es un órgano que está destinado, en cuanto representa la realidad, a
garantizar el dominio de las pulsiones.Se esfuerza por hacer reinar la influencia del mundo exterior sobre el
Ello y sus tendencias, procura colocar el principio de realidad en un lugar del principio del placer.
La percepción desempeña para el Yo, el papel que para el Ello tiene la pulsión.
El Yo es ante todo un Yo corporal: derivado de las sensaciones del cuerpo, especialmente de las que nacen en su superficie
(puede ser considerado como la proyección mental de la superficie del cuerpo, al lado del hecho de representar la
superficie del aparato mental. Esto invita a definir la instancia del Yo, como fundamental en una operación psíquica real, que
consiste en una proyección del organismo en psiquismo).
El Yo es un mediador. Cumple una triple servidumbre, amenazado por tres peligros provenientes del mundo exterior,
del Ello y del Superyó.
Superyó
Superyó
El término superyó fue introducido por Freud en 1923 en El yo y el ello
Es una instancia que se va diferenciando del Yo a partir de las identificaciones con: 1. los ideales, y 2. las normas de los
padres y figuras significativas. Las identificaciones con los ideales de los padres configuran el
núcleo de la sub-instancia denominada ideal del Yo.
Las identificaciones con las normas paternas, constituyen el núcleo de la sub-instancia denominada Conciencia Moral.
Su función es comparable a la de un juez o censor con respecto al yo. Freud considera la conciencia moral, la autoobservación,
la formación de ideales, como funciones del superyó.Clásicamente el superyó se define corno el heredero del
complejo de Edipo.
Algunos psicoanalistas hacen remontarse la formación del superyó a una época más precoz, y ven actuar esta instancia desde las
fases preedípicas (Melanie Klein), o por lo menos buscan comportamientos y mecanismos psicológicos muy precoces que
constituirían precursores del superyó (por ejemplo, Glover, Spitz).
Freud reconoció que esta censura podía actuar en forma inconsciente (lo cual diferenció desde un principio su
concepción de las opiniones clásicas acerca de la conciencia moral). Asimismo observó que los autorreproches en la neurosis obsesiva no son necesariamente conscientes: « [...] el sujeto que sufre de compulsiones y de prohibiciones se comporta como si
estuviese dominado por un sentimiento de culpabilidad que, sin embargo, ignora por completo, de forma que podemos
denominarlo sentimiento de culpabilidad inconsciente, a pesar de la aparente contradicción de estos términos».
La formación del superyó es correlativa de la declinación del complejo de Edipo: el niño, renunciando a la satisfacción de
sus deseos edípicos marcados por la prohibición,transforma su catexis sobre los padres en identificación con
los padres, interioriza la prohibición.
La renuncia a los deseos edípicos amorosos y hostiles se encuentra en el origen de la formación del superyó, el cual se enriquece, según Freud, por las aportaciones ulteriores de las
exigencias sociales y culturales (educación, religión, moralidad).
El niño pequeño no posee inhibiciones internas, obedece a sus impulsos y no aspira más que al placer. La renuncia a las
satisfacciones pulsionales será la consecuencia de la angustia inspirada por esta autoridad externa. Se renuncia a las
satisfacciones para no perder su amor.