5. la metodologia cristiana

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    V. LA METODOLOGA CRISTIANA: LA HUMANIDAD COMO MEDIACIN DEL

    ENCUENTRO ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES Profesor: Vicente Botella Cubells, OP

    A) La fe cristiana supone la existencia de una relacin entre Dios y la humanidad en el mundo

    La fe cristiana parte de una afirmacin, en s misma, indemostrable (mistrica): la existencia de una relacin Dios-humanidad en el mundo. Tal afirmacin es como un axioma fontal que acota, de entrada, el terreno por el que discurre la existencia cristiana y, naturalmente, la teologa. Acaso la vida de fe y la reflexin creyente no hacen referencia constante a dicha relacin?

    Cuando alguien afirma tener fe est indicando, en ltimo trmino, que entiende su vida desde la relacin que mantiene con Dios. En el caso cristiano con el Dios revelado por Jesucristo. Ello quiere decir que esa relacin Dios-humanidad es un presupuesto para el creyente. La Biblia, que contiene la Revelacin de Dios a la humanidad, est estructurada a partir de esa relacin: es su hilo conductor. De ah que en ningn libro de la Escritura se parta de una demostracin de la existencia de Dios o de una discusin terica en torno a la verosimilitud de la relacin de Dios con la humanidad o con Israel. La Escritura supone que Dios existe y que se relaciona con los hombres y que stos le responden.

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    B) La relacin de la fe cristiana "Dios-humanidad" acontece en las condiciones de la humanidad en el mundo

    Si nos fijamos en los trminos concretos en los que la relacin "Dios-humanidad" se nos presenta se perciben algunas singularidades que merecen comentario. En primer lugar, la afirmacin central de la fe alberga en su seno una evidente disonancia: la compatibilidad de dos polos, de suyo, incompatibles. Lo infinito y lo finito no son dos magnitudes que puedan ponerse al mismo nivel. Su diferencia es radical e insuperable. No obstante la fe sostiene su encuentro. Pero hay ms. El axioma fundante del hecho cristiano llega a sealar el lugar en el que acontece ese encuentro entre lo humano y lo divino: en la humanidad en el mundo. Terreno perteneciente a la temporalidad y a la finitud de la creacin. Por este camino la conclusin que se impone es evidente:

    segn los principios de la fe la contingencia, universo propio de lo humano, es apta para el contacto y la comunicacin Dios-hombre y viceversa. Aqu surge una pregunta: de acuerdo a la fe en virtud de qu es posible ese encuentro Dios-hombre en el mundo en las condiciones de la humanidad en el mundo?

    La respuesta cristiana es la Creacin (entendida e integrada, como sealaremos ms adelante, en el contexto amplio de la historia de la salvacin que tiene como principio, gua y meta a Jesucristo), dado que por ella se explica la referencia constitutiva a Dios de todo lo que no-es-Dios. En efecto, por el acto creador el conjunto de lo existente, incluido el hombre, entra a formar parte de una relacin intrnseca (previa a todo y anterior a todo) con Dios. De esta forma, es el Creador, en su beneplcito, el que facilita la posibilidad de un encuentro real, con lo que no es l en lo que no es l. Dios no se confunde con la Creacin, pero sta le pertenece. Desde esta perspectiva, el mundo creado es antes del Creador que de s mismo; y siendo l mismo, no deja de ser nunca del Creador. Igual ocurre con el hombre, aunque en grado superior. La criatura humana, tambin por el acto creacional, ha sido

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    cualificada peculiarmente por Dios (el tema de la imagen y semejanza de Gn. 1,26) para relacionarse con l. De ah que la Creacin (y en ella el hombre) no le sea extraa ni a Dios (a l remite porque es suya y participa de su ser) ni a la criatura (a ella pertenece y en ella vive, participando de forma peculiar del ser divino); ello justifica, pues, su funcin mediadora en la relacin que comentamos. Resumiendo: en el mundo creado se da una presencia constitutiva de la transcendencia que no desborda jams el marco de la inmanencia, y que articula la relacin, axiomtica para la fe, entre Dios y el hombre.

    Existe otra forma de presentar cuanto estamos diciendo en torno a la relacin Dios-hombre. El rgimen cristiano es un rgimen de mediaciones ineludibles. La relacin Dios-hombre no es directa ni inmediata. La mediacin del polo inmanente (creacin-mundo-hombre) se hace necesaria dada la diferencia ontolgica de los trminos implicados. Esta mediacin, vehculo imprescindible de la relacin, contiene un rasgo especfico: es una mediacin que introduce, al mismo tiempo, una cierta inmediatez. La razn radica en que la condicin creatural del mundo y del hombre, que posibilita el contacto entre lo divino y lo humano, est cualificada

    directamente por el Creador para esa funcin mediadora. Por el acto creacional, Dios mismo es el fundamento de la mediacin de su relacin con el hombre; de ah que la mediacin remita, como desde dentro, a su Hacedor.

    Si nos fijamos, todas estas consideraciones en torno a la relacin Dios-hombre apuntan en una misma direccin: el mundo creado y, de manera eminente la criatura humana, son algo ms que ellos mismos; es decir, algo ms que pura materialidad contingente; el mundo y el hombre son huella de Dios; lugar de su presencia no circunscrita; mediacin real del encuentro con la divinidad; mundo y hombre hablan de Dios; mundo y hombre, en definitiva, son sacramentales.

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    C) La "humanidad en el mundo" como mediacin del encuentro de Dios con la humanidad: la estructura encarnada de la fe cristiana Hemos afirmado que las condiciones que expresa la fe (la relacin Dios-humanidad en el mundo) hacen de la humanidad en el mundo la mediacin y el punto de convergencia entre Dios y el hombre. Tambin hemos explicado que tal circunstancia obedece al designio creacional de Dios. No se trata, por tanto, de una conquista de la criatura. No obstante, sera parcial una presentacin de esta cuestin que se limitara al tema creacional. El hombre, hecho a imagen y semejanza de su Hacedor, participa no slo del ser sino de la vida propia de Dios. En este sentido, la relacin Dios-hombre posee, desde su polo humano, un significado de comunin participativa con el Creador o, lo es lo mismo, una dimensin graciosa y salvadora (puesto que Dios es pura Gracia) que hay que considerar con rigor. El desarrollo posterior a la Creacin de la comunicacin Creador-criatura en el mundo ha puesto de relieve la existencia de un plan divino (misterio) articulable en torno a la palabra salvacin, del cual el momento creacional forma parte no como realidad neutra y aislada, sino integrada en el conjunto. Ello quiere decir que el significado pleno de la Creacin, y por ende de la relacin Dios-humanidad, no viene dado desde el comienzo que ella indica, sino que se ha explicitado en el episodio ms reseable de esta historia salvfica, la Redencin-Salvacin de Jesucristo; y que, an as, aguarda su cumplimiento-manifestacin total en la Escatologa.

    As pues, Creacin y Redencin, en el interior de la vertebracin de un mismo proyecto de salvacin, se corresponden; este hecho garantiza la continuidad de la estructura encarnada en el misterio cristiano y la pertinencia de la mediacin humana en el mbito de la fe cristiana. Este ltimo dato no es gratuito. Observmoslo. La relacin Dios-humanidad en el mundo que la Creacin inaugura (a nivel estructural y soteriolgico) es ratificada y elevada a la categora de paradigma por la Cristologa, que supone, nada menos, la encarnacin de Dios, la humanizacin de Dios (la mxima identidad en la diferencia posible entre Dios y la criatura), la historizacin de Dios. Jesucristo (Palabra visible de Dios, Imagen autntica

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    del Padre), como nos recuerda la teologa del himno de Colosenses (1,15-20), es la Verdad de la relacin Dios-humanidad en el mundo: todo fue creado por l, en orden a l y l recapitula todas las cosas. De ah, se podra decir, que la Verdad de la relacin de la fe "Dios-humanidad" tenga su manifestacin suprema en los contornos que la frmula del dogma cristolgico calcedonense estableciera (la convivencia benfica, en la persona nica de Jesucristo, de la divinidad y de la humanidad sin separaciones, sin divisiones, sin confusiones, sin cambios, DS 302). Como algn autor ha escrito: la definicin dogmtica de Calcedonia es criterio de discernimiento para la fe cristiana. Queda clara, de este modo, la coherencia de la manifestacin del misterio de la fe, que siempre transita por los caminos de la mediacin real de lo contingente en el encuentro Dios-hombre; caminos de la historia; caminos marcados por la lgica de la encarnacin; caminos sacramentales.

    Quizs aqu habra que aplicar una analoga tomada del mundo de la geometra espacial para visualizar mejor el tipo de conexin existente entre la creacin y la cristologa en el interior de una misma estructura encarnada de la historia de la salvacin. Nos referimos a la relacin horizonte-foco en el interior de una elipse. Haciendo el trasvase pertinente a nuestro tema, se podra afirmar que la cristologa desempea la funcin de foco iluminador y revelador del sentido inaugurado por el horizonte creacional; por tanto, es el momento redentor-cristolgico el que marca la pauta en el interior de la continuidad estructural-sacramental de la historia salvfica. Este dato confirma la centralidad de Jesucristo en el misterio de la fe.

    Antes de concluir este punto quisiramos hacer una pequea reflexin. La existencia de una continuidad en la estructura que vertebra el Misterio cristiano, estructura encarnada, conlleva unas consecuencias fundamentales que, en un discurso cristiano, hay que tener presentes. Las ms importantes: la equivocidad de los esquemas dualistas en el interior de la fe cristiana y la positividad de lo mundano y de lo humano en el misterio de la fe y en la teologa.

    La mediacin de la humanidad (la encarnacin) en la relacin de la fe prohbe defender cualquier posicin que establezca mundos separados entre Dios y el hombre y parejas equivalentes: la transcendencia y la inmanencia, la interioridad y la exterioridad, la invisibilidad y la visibilidad, el alma y el cuerpo. Y esto porque Dios est presente, sin confundirse con l, en el mundo creado y en el hombre. En consecuencia, el ser encarnado del misterio cristiano es antidualista.

    Lgicamente, si la humanidad (sobre todo la de Cristo) es la mediacin y el lenguaje que Dios emplea para hacerse presente y audible ante la humanidad no cabe la menor de las dudas de que todo lo humano y lo mundano es bueno. Una bondad que es constitutiva porque viene de Dios y que no puede obviarse so pretexto del alejamiento de la criatura de Dios a causa del pecado.

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    Ciertamente, el pecado es una situacin real que define la existencia de la criatura pero que no puede borrar la bondad intrnseca de su ser que tiene en Dios mismo a su garante. Por eso, a pesar del pecado Dios se hace humanidad y mundanidad en Jess y la humanidad y la mundanidad son capaces de acoger a Dios "en su casa".

    D) Lo humano como lenguaje pedaggico y pedagoga revelada de Dios De todo lo expuesto se sigue que la humanidad, en cuanto mediadora de la relacin de Dios con la propia "humanidad en el mundo" es el lenguaje de la comunicacin entre Dios y la criatura. La humanidad, por ende, es la lengua comn que permite que la fe cristiana tenga sentido. Y esto en un doble nivel: por una parte la humanidad es el lenguaje adaptado (pedaggico) de la revelacin de Dios hacia los hombres pero, por otra, es la pedagoga misma de la revelacin de Dios. No slo se trata de que la condescendencia de Dios haga que su manifestacin se amolde a lo humano para hacerse comprensible. Es algo mucho ms profundo: la economa de la salvacin cristiana es, en s misma, una economa encarnada, humanada. Por designio de Dios no hay salvacin, ni revelacin al margen de lo humano. La humanidad, en definitiva, es la pedagoga de Dios. La humanidad es el mtodo del cristianismo.

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    Tal circunstancia introduce en la fe cristiana una tensin estructural. Una tensin, en principio, fecunda. La explicacin de este particular nos conducir hasta el final de este captulo. A lo largo de ella tendremos oportunidad de recoger el pensamiento expuesto.

    El tema de la tensin nos transporta al cimiento mismo de la fe. Concretamente al primero de todos sus postulados: la viabilidad de la relacin

    entre Dios y la humanidad (de la que ya hemos hablado). Creer, antes que nada, significa afirmar la existencia de una comunicacin real entre Dios y la criatura humana. Justamente, la realidad de esta comunicacin nos descubre la base tensional que habita y recorre el misterio de la fe. Y es que dicha realidad remite a un cuadro de coordenadas muy precisas que califica estructuralmente la relacin Dios-humanidad en toda su extensin.

    Segn las exigencias de esta inscripcin cualificante, la relacin que Dios mantiene con la criatura humana, y la que sta mantiene con Dios, se ajusta a las condiciones de lo creado. Es decir, la relacin entre Dios y la humanidad acontece en el horizonte creacional y, claro est, de un modo especial en el mundo del ser humano que, desde esa realidad creada, es quien capitaliza el contacto con Dios que supone la fe. Consideradas as las cosas, el polo correspondiente al hombre es el lugar de la fe, es el lugar de la Alianza entre Creador y criatura, es el lugar teolgico por excelencia. Y fijmonos bien, este estatuto teolgico de lo creado no es producto de la arrogancia creatural. Al contrario, es puro don y condescendencia divina que es la que hace que ese mundo humano creado sea lo que es y, siendo lo que es, pueda ser, adems, ese punto de encuentro con Dios.

    En realidad, las cosas no podran ser de otro modo. nicamente Dios, que se halla presente en la realidad humana y en la creacin, puesto que son suyas, puede establecer un contacto verdadero con la criatura y lo creado. El lugar de la relacin de la fe es, precisamente, ese punto comn entre Dios y el hombre sin que, por ello, Dios quede atrapado o circunscrito all. El momento central de la economa salvfica cristiana, la cristologa, viene a ratificar la singularidad de este estatuto en el que discurre la relacin entre Dios y la humanidad. Jesucristo es, simultneamente, Dios y hombre. Y la humanidad de Jesucristo es la Palabra, el Signo, el Encuentro, la Alianza de Dios con los hombres. Pues bien, este hecho que venimos explicando es el que encubre una tensin original. Una tensin de orden estructural para la fe cristiana.

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    Vemoslo.

    Si la humanidad es la mediacin real y efectiva del encuentro con Dios, esa humanidad tendr la virtud de albergar en s misma "algo ms" que ella misma. Y as es. En verdad esa humanidad contiene misteriosamente la capacidad de revelar, de decir, de comunicar, de transparentar, de significar, de simbolizar lo divino. La humanidad, leda desde la fe, est sobrecargada de sentido. La humanidad en la ptica cristiana, sin dejar de ser creatural, expresa, desde dentro, la intensidad de una presencia desbordante que la estira desde Dios y en la direccin de Dios. Se trata, en definitiva, de una humanidad tensionada por el hecho de ser mensaje de Dios para los hombres y de los hombres para Dios. La humanidad, por tanto, es tambin teologal. Esta convergencia simultnea de significados humano-divinos, que no se mezclan y que no se separan, en la realidad humana es la que, para nosotros, admite la denominacin que aqu defendemos: la tensin. La fe, pues, est erigida sobre una base tensional que, cuando se reflexiona y explicita, da origen a una teologa tensional.

    Si la fe se da y se ofrece en una estructura encarnada, la reflexin de la fe (la teologa) se ajustar a las exigencias estructurales de la misma. De ah que la tensin de la fe atraviese igualmente a la teologa. Y esto tendr, como es

    evidente, sus derivaciones. Si la humanidad es el lugar donde acaece la relacin de la fe, le interesar a la teologa trabajar con la integridad de los elementos que configuran esa humanidad en el mundo (la positividad y bondad de lo creado). De ah que la historicidad, el antropocentrismo, la contextualidad, el dilogo sobre todas las cuestiones humanas y con todos los interlocutores humanos (la

    interdisciplinariedad) sean caractersticas propias, tambin, de una consideracin tensional de la teologa. Y, junto a esto, igualmente ser coherente que esa reflexin sea humilde. Es decir consciente de sus condiciones y de sus lmites. Sabedora que su palabra humano-divina nunca dice todo sobre Dios ni sobre la criatura humana ("Dios siempre es ms").

    Se deja entrever entre lneas que la pedaga revelada por Dios se asienta en un principio de capital importancia al que ya aludimos en el tema 2: la identidad en la alteridad o diferencia. En primer lugar, nuestro principio formaliza y convierte en clave metodolgica la fe neotestamentaria, pues recuerda que entre la humanidad y la divinidad de Jess hay un momento de unidad. Sabemos muy bien que esa unidad o encuentro acontece en el hombre Jess. La humanidad de Jess, consiguientemente, es reveladora, significativa y sacramental (y esto -como hemos visto- tiene sus races en la creacin). La humanidad de Cristo es, por tanto, el material bsico del teologar. Luego, el mismo criterio reclama una complecin que equilibre la unidad sealada. La unidad o identidad sobre la que se levanta la cristologa (y con ella la teologa)

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    no se ha de pervertir. Entre Dios y hombre, a pesar de la comunin, no hay simple coincidencia. Dios y hombre no son lo mismo: Dios siempre es Dios y el hombre siempre es hombre. De uno al otro hay una distancia infinita o asimetra que no queda nunca suprimida. ste el momento de la alteridad o de la diferencia. Cuando se juntan, en su dinamismo interno, los dos pasos descritos logramos el diseo del principio: la identidad en la alteridad. Este principio, balancendose lcidamente entre la afirmacin y la negacin, reconcilia sin desvirtuar lo diferente.

    La teologa es tensional porque vive del dinamismo y de la fuerza de la afirmacin simultnea de lo comunin, es decir de la identidad en lo diverso. La teologa, de este modo, se atreve a afirmar en la negacin, mantenindose siempre en el nivel de la mediacin, de la analoga y de los smbolos. La teologa, sobre estas bases, posee una estatuto sacramental y desde l testifica (El que me ha visto a m, ha visto al Padre, Jn.14,9). Lo humanidad histrica y contextual es el lugar teolgico, es el testimonio del Dios vivo: Gloria Dei vivens homo. Vita autem hominis, visio Dei (San Ireneo, Adversus Haereses, IV, 20, 7).

    BIBLIOGRAFA BOFF, L., Los sacramentos de la vida, Santander, 1989

    BOTELLA, V., Hacia una teologa tensional, Valencia, 1994.

    GELABERT, M., La salvacin como humanizacin, Madrid, 1983.

    GELABERT, M., Jesucristo, revelacin del misterio del hombre, Salamanca-Madrid, 1997.

    TORRES QUEIRUGA, A., Recuperar la creacin, Santander, 1997.

    VORGRIMLER, Teologa de los sacramentos, Barcelona, 1989.

    PARA PENSAR El cristiano que cree que en Jesucristo est su salvacin no slo posee una experiencia vivencial de Dios, sino una fundamentacin (cristolgica) objetivable que suscita, fundamenta y sostiene su experiencia de Dios.

    Por qu el cristiano cree que en Jesucristo est su salvacin? Porque en Jesucristo ha visto anunciado y ha visto actuando al Dios de la gracia, sin discriminaciones. Y por eso, porque slo hay gracia y no hay discriminacin (y no aadimos ni justa ni injusta, porque tales categoras son inadecuadas para el Dios de Jesucristo, pues su justicia es su gracia, como vamos a ver), tambin puede alcanzarle a l, que es y se sabe un pecador; o de lo contrario no es cristiano, y entonces ya no puede responder a la pregunta (pues tal es la paradoja del ser cristiano: los que se consideran justos no lo son). El cristiano

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    ha visto en Jesucristo al Dios que llama, acoge y ama a los pecadores, a todos los hombres sin excepcin, especialmente a los marginados, discriminados, abandonados y olvidados. Con este Dios nunca hay nada perdido: Su clera dura un instante, su bondad de por vida (Sal 30,6).

    MARTN GELABERT BALLESTER SALVACIN COMO HUMANIZACIN ... Cf M. GELABERT La tolerancia como dimensin de la fe, en Teologa Espiritual.. (1977) 323-336.

    A) La fe cristiana supone la existencia de unarelacin entre Dios y la humanidad en el mundoB) La relacin de la fe cristiana "Dios-humanidad"acontece en las condiciones de la humanidad enel mundoC) La "humanidad en el mundo" como mediacindel encuentro de Dios con la humanidad: laestructura encarnada de la fe cristianaD) Lo humano como lenguaje pedaggico ypedagoga revelada de DiosBIBLIOGRAFAPARA PENSAR