4 elementos vita nuova

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Los cuatro elementos en la Vita NuovaROSARIO SCRIMIERI Universidad Complutense Asociacin Complutense de Dantologa 1. La dialctica de los cuatro elementos en la Vita Nuova, ms que referida al orden cosmolgico externo va a ser considerada en su transposicin a la dinmica interna que mueve a su protagonista. Esta transposicin no puede interpretarse exclusivamente de manera analgica en el sentido de considerar esa dialctica como smbolo de las condiciones y manifestaciones de la vida del espritu. Desde el punto de vista material los componentes de la tierra, el agua y el aire constituyen tambin al cuerpo humano, y el fuego, como temperatura que en general motiva en la materia sus transformaciones, en el cuerpo es el indicio y a la vez el factor de las funciones vitales as como de sus alteraciones cuando aparece un trastorno pasajero o una enfermedad. Por ello, al tratar del simbolismo de los cuatro elementos en relacin con el proceso de transformacin interior que sufre el protagonista de la Vita Nuova consideramos que ese simbolismo se concreta, adems de en las imgenes que componen sus visiones, en las manifestaciones externas y corpreas de su vida anmica, de su vida sensitiva, afectiva e intelectual. La hiptesis de interpretacin en la que vamos a encuadrar el estudio de los cuatro elementos en la Vita Nuova parte de considerar la dinmica en ella representada a la luz del proceso de individuacin segn la psicologa profunda de Jung; en concreto, la dinmica de la paulatina integracin consciente de los componentes de las cuatro funciones de la conciencia1. La cruz que figurativiza el juego de oposiciones que en el orden cosmolgico establecen los cuatro elementos: tierra vs aire, agua vs fuego, de la que emerge una profunda y extensa simbologa, forma una cuaternidad en la que se puede217

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inscribir el par de oposiciones que en el orden psquico establecen las cuatro funciones que Jung individua en la conciencia: el pensamiento vs el sentimiento; la intuicin vs la sensacin. Segn la tradicin de la antigua filosofa de la naturaleza, de la integracin ordenada de los cuatro elementos emerga un quinto elemento, designado espritu o "quintaesencia" en el sentido del alma de las cosas. En el caso de la Vita Nuova se tratara de demostrar cmo de la integracin en un orden de las cuatro funciones emerge tambin un quinto elemento, una nueva identidad que en trminos neoplatnicos girara en torno a la nocin de "alma", vislumbrndose ya en esta obra aspectos de lo que luego ser el animismo humanista. Ese quinto elemento en trminos junguianos se simboliza por el arquetipo del s-mismo, que empricamente se corresponde con la unidad y la totalidad de la personalidad, y que en los sueos, cuentos y mitos aparece bajo la figura de una personalidad de orden superior (el rey, el hroe, o el profeta), o en la figura del smbolo de la totalidad, como el crculo o el cuadrado (la cuadratura del crculo). Pero ese quinto elemento, igualmente segn la concepcin junguiana, emergente de la integracin de las cuatro funciones, puede tambin ser considerado como el "alma", una nocin que no tiene que ver con la nocin cristiana de alma sino que se corresponde con la "funcin" psquica que nace de la reunin de los componentes opuestos de la psique. Sus valores y contenidos estarn formados por cualidades contrapuestas. Este "alma" hace posible el nacimiento de una nueva vida del espritu y desempear una funcin mediadora al permitir la relacin entre el yo consciente y el arquetipo del s-mismo, entendido ahora como la dimensin profunda y transcendente de la propia psique. Como punto de partida de esta investigacin es necesario aventurar una hiptesis sobre cmo se disponen al comienzo de la Vita Nuova las cuatro funciones de la conciencia. Si se considera que en el proceso de desarrollo interior las mayores dificultades de integracin proceden de los aspectos que yacen en lo inconsciente y si reconocemos que los mayores conflictos del protagonista -de acuerdo218

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con la personalidad consciente colectiva del intelectual cristiano medieval- se refieren a su modo de relacionarse con los componentes de la funcin sensorial: la corporalidad y el eros, la dimensin natural del hombre y el principio de realidad, llamado tambin por Jung fonction du rel, se puede emitir la hiptesis de que esta funcin es la inferior, la ms alejada del yo consciente y que, en consecuencia, la opuesta superior es la intuicin. En la primera etapa de la Vita Nuova sobre la que Dante decide no detenerse porque muchos podran considerar el tratar sobre ella como un "parlare fabuloso"- el protagonista adapta su sentimiento hacia Beatriz al modo de proceder convencional, siguiendo las pautas de la "razn" colectiva. As lo puntualiza cuando afirma que en ningn momento su amor por Beatriz dej de regirse en aquella poca por el consejo de la razn (II, 9). Es decir, Dante adecua su proceder en relacin con el sentimiento a las normas de la colectividad; adopta una "persona" de amante "comme il faut" en su mundo. Pero ya desde ese tiempo y con un nfasis e intensidad que sobrepasa la escueta puntualizacin citada -dictada, a mi modo de ver, por la funcin del pensamiento- se impone en el sujeto la funcin de la intuicin. Dante intuye enseguida "algo ms" sobre Beatriz que no slo apunta a una transcendencia ligada con el mundo espiritual y celeste, al relacionarla incluso con la divinidad ("ella non parea figliuola duomo mortale, ma di deo", II, 1) , sino que alude tambin a una transcendencia "inferior", claramente vinculada con la cuarta funcin inconsciente, con la sensorialidad y los aspectos propios de la corporalidad. As lo demuestra, en el primer encuentro, la intuicin-profeca que le hacen los distintos "spiriti", las personificaciones del espritu vital o pneuma, la substancia sutil entre lo corpreo e incorpreo que infunde la vida al cuerpo y le "anima" a realizar las funciones de sus diferentes rganos. Estos "spiriti" que hablan en latn -lengua relacionada en la Edad Media con la actividad intelectual y con el espacio de lo sagrado- profetizan a Dante que su amor por Beatriz alterar profundamente las funciones de su cuerpo (II, 4-7). El uso del latn subraya el valor numinoso de la fuerza vital, de la substancia que mantiene en vida al cuerpo; el valor de la dimensin corporal que desde el ngulo de la individuacin no se219

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puede obviar y que se encuentra ineludiblemente vinculada con los contenidos de la cuarta funcin. Esos contenidos, todava inconscientes, estaran llamados a relacionar, a "religare" al individuo con una dimensin "transcendente", no en un sentido metafsico sino en el de abrirle a una nueva dimensin de la conciencia en cuanto le proponen la totalidad de s mismo. Es, pues, el componente ligado a la corporalidad el que la intuicin percibe como amenaza y a la vez como amenazado tras el primer encuentro con Beatriz. Ese componente, como es sabido, ha sido sustancialmente marginado en la representacin del amor por parte de los poetas que han precedido a Dante y ha sido sometido a una fuerte censura en los debates intelectuales de su tiempo. En este aspecto, Dante a la vez que narra la historia de su amor por Beatriz est realizando el trazado simblico de la conciencia de su poca segn los componentes intelectuales y espirituales de la filosofa y de la religin cristiano-medieval, una mentalidad que reprima y marginaba los aspectos relacionados con la dimensin natural y corporal del hombre y negaba la necesidad de su reconocimiento e integracin. Si las principales dificultades y conflictos del protagonista de la Vita Nuova radican en la armonizacin de la sensacin y sentimiento (un sentimiento contaminado por la sensacin), con la intuicin y el pensamiento, podemos concluir que estas dos ltimas funciones constituyen respectivamente la primera funcin (llamada tambin superior) y la segunda, mientras que la sensacin y el sentimiento seran las funciones opuestas: la cuarta o inferior, la sensacin y la tercera, el sentimiento. El protagonista de la Vita Nuova respondera, por tanto, al tipo del intuitivo introvertido con percepcin sensorial inferior extravertida. La mencin a la actitud (introversin consciente vs extraversin inconsciente) quiere decir que la dinmica que el protagonista vive de modo consciente respecto de las funciones superiores, la intuicin y el pensamiento, est toda ella dirigida hacia la interioridad y se desarrolla aparentemente al margen del mundo externo, mientras que en el nivel inconsciente la dinmica del sentimiento y de la sensorialidad, siguiendo la ley compensatoria de lo220

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inconsciente, es profundamente extravertida, est marcada por los objetos, acontecimientos y personas externos que le afectan y abruman sobremanera, a la vez que de ellos, aunque no se d cuenta, est tomando energa psquica. Es el contacto con la sensacin producida por la percepcin de una mujer concreta lo que inicia el enamoramiento adulto del protagonista; es, despus, la percepcin de la realidad, en relacin con esa misma mujer y su muerte, lo que ser el resorte definitivo de la individuacin. El carcter "inferior" de la sensacin extravertida es el que convierte el contacto con ella en una experiencia totalizadora y mstica. La sensacin extravertida inferior est ligada en Dante a sus ms profundas preocupaciones y de la confrontacin con sus contenidos -nunca enteramente dominables por la consciencia, pues slo, como dice Jung, es posible "vivir" la funcin inferior a travs del ejercicio de la fantasa y de la imaginacin simblica- se generar la dinmica representada en la Vita Nuova y ms tarde en la Commedia. La dinmica de la Vita Nuova desde esta perspectiva estara dirigida hacia la introversin del sentimiento y de la sensacin, hacia el reconocimiento como propios de los contenidos inconscientes que se proyectan fuera de s mismo y que se perciben exclusivamente asociados con una mujer concreta, mientras que desde la perspectiva de la intuicin y del pensamiento, la dinmica sera hacia la extraversin, hacia el compromiso de esas funciones con el mundo y la realidad externa. La cruz con la que Jung representa el juego de oposiciones de las cuatro funciones adoptara respecto del protagonista de la Vita Nuova la forma de un aspa en el sentido de que la primera y la segunda funcin quedaran en la zona iluminada de la consciencia -aunque en menor medida el pensamiento-, al comienzo de la Vita Nuova, por depender ste del pensamiento colectivo y ser por ello en parte inconsciente. La tercera funcin, el sentimiento, penetrara en una zona de mayor penumbra al estar contaminado por componentes de la cuarta funcin, para caer finalmente esta ltima, la funcin inferior, la221

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percepcin de lo sensorial, totalmente en la oscuridad de lo inconsciente. Estas consideraciones han sido necesarias para poder hacer ahora su transposicin a la dinmica de los cuatro elementos, transposicin que como ya he indicado no es exclusivamente simblica ya que los cuatro elementos forman parte en cierto modo de la realidad fsica del hombre. La cruz en forma de aspa que dibuja el juego de oposiciones de las cuatro funciones quedara inscrita en la cruz de opuestos que genera la dinmica de los cuatro elementos: la intuicin y el pensamiento se corresponderan con el aire, elemento que ampliado tambin comprende el cielo en oposicin a la tierra; se situara en la parte superior de la cruz y respecto del cuerpo humano en la cabeza. En oposicin, la cuarta funcin, la sensacin, la dimensin corporal, el instinto, el componente material y el principio de realidad se situaran en la parte inferior de la cruz, correspondindose con el elemento tierra y con la parte inferior del cuerpo. El sentimiento, opuesto al pensamiento, situado en parte a la luz de la consciencia y en parte contaminado por aspectos inconscientes de la cuarta funcin, se colocara en uno de los lados de la cruz y se correspondera con el agua; en relacin con el cuerpo, se asociara al corazn. Mientras que el fuego, como expresin inmemorial, simblica y mdica, del ardor del eros y de la pasin sexual, sera el elemento activo del proceso de transformacin 2. 2. El dinamismo inherente a los cuatro elementos de la naturaleza en trminos generales obedece a tres ritmos o regimina: tierra en agua; agua en aire; y finalmente aire en fuego (Jung 1957: 223); sin que olvidemos, como acabamos de decir, que es el fuego, smbolo de la sensacin sexual y del "ardor" del eros, el elemento que desencadena el proceso y el que de modo continuo sostendr y propiciar la transformacin, a la vez que en tanto que fuego realizar su propia transformacin. El fuego en la tierra es el factor desencadenante e indispensable de la transformacin, es el agente de la transformacin misma; es, como impulso de la pasin sexual y como provocador de la reaccin de los afectos y de las emociones, el elemento que representa222

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el punto de partida de la transformacin 3. Se trata al comienzo de un fuego intenso y potencialmente destructor que poco a poco, sin embargo, al contacto con su contrario, el elemento agua, ir adquiriendo la intensidad, la continuidad y la calidad necesarias para llevar adelante la transformacin. El "fuego" de Eros y la "tierra" del cuerpo son los elementos que dominan en la primera visin de la Vita Nuova (III). Eros en la figura del dios Amor ha tomado posesin del protagonista y simboliza la fuerza arquetpica, enrazada en la dimensin natural e instintiva del hombre, vivida en lo inconsciente. En la visin, frente a lo que hasta el momento ha ocurrido, la novedad del sentimiento, simbolizado por el corazn del poeta, radica en que aparece contaminado por aspectos inconscientes procedentes de la funcin inferior, de la matriz primordial instintiva, hundida en el cuerpo; aspectos relacionados con el elemento tierra que se hacen explcitos por medio del cuerpo de Beatriz y del corazn del protagonista. La dialctica de los cuatro elementos, transpuesta a la cruz que componen los pares de opuestos de las cuatro funciones, quedara representada al concluir la visin del siguiente modo: la intuicin y el pensamiento, que desde la perspectiva de la teora del conocimiento medieval se corresponden con el intelecto, se situaran en la zona esclarecida de la conciencia donde se mueve el yo consciente; zona regida por el elemento aire que en la visin se ampla al mbito de movimiento que posibilita el vuelo, el movimiento ascensional del dios a la esfera celeste que cubre a su elemento contrario, la tierra. El sentimiento, funcin opuesta al pensamiento, quedara en parte asociado con el elemento agua, materializada en las lgrimas del dios, y en parte, con el elemento fuego que hace arder el corazn del protagonista. El agua de las lgrimas se asocia al sentimiento como aspecto emocional y afectivo, desintegrado de las funciones superiores y tambin como futuro elemento purificador y disolvente de los componentes terrenales-corporales, disolucin que le permitirn acceder a esa integracin.223

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Como opuesta a la intuicin aparece la funcin sensorial, la dimensin hasta el momento desconocida del cuerpo, de los instintos, de la sensacin sexual a la que corresponde el elemento tierra. En la visin irrumpe la tierra (el cuerpo de Beatriz, el corazn ardiendo del protagonista) y en sta el fuego pues el corazn es tierra sometida a la accin del fuego; este ltimo elemento es el que va a iniciar la transformacin. Por su carcter ertico se tratara de un fuego orientado hacia la tierra, se tratara del "fuego del eje fuego-tierra" (Schneider en Cirlot 1991: 210). La visin se desvanece al despertar el soante a causa de la angustia que le sobreviene cuando ve cmo el dios Amor se eleva hacia el cielo llorando mientras lleva en sus brazos a Beatriz. La visin concluye as con el planteamiento de una sntesis que queda por realizar y que la conciencia ha de elaborar en el futuro. Las imgenes que la componen representan una dinmica de contraposicin de opuestos que apunta hacia la integracin pero que en el sueo, debido a la tensin que implica, provoca tal angustia que se puede decir que queda sin cumplir, despertando al soante y cesando la visin. La contraposicin, desde la dialctica de los elementos, afectara fundamentalmente al elemento tierra vs al elemento aire, que en relacin de isomorfismo se transpone a la serie de opuestos: cuerpo vs alma, materia vs espritu, alma sensitiva vs intelecto segn el lenguaje medieval; yo consciente vs nima segn el sistema arquetpico junguiano. La visin representara la tensin y el esfuerzo inherentes a la "elevacin", a la integracin de la tierra con el cielo, del cuerpo con el alma, de la materia con el espritu. La contradiccin queda abierta al concluir la visin y percibimos la angustia del soante al presentir el sufrimiento que comporta alcanzar su sntesis. 3. El captulo IX narra una visin que, a diferencia de la anterior, se produce en estado de vigilia. El protagonista se encuentra intensamente ensimismado en sus emociones, sintiendo el dolor de la separacin de Beatriz, situacin afectiva que propicia un abaissement du niveau de conscience y la irrupcin de contenidos e imgenes de lo224

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inconsciente. Entonces tiene una visin del dios Amor, vestido como un pobre peregrino de aspecto triste y abatido (IX, 3-4). El dios Amor hace el gesto de mirar a la tierra y luego a la corriente de un hermoso ro: "e guardava la terra, salvo che talora li suoi occhi mi parea che si volgessero ad uno fiume bello e corrente e chiarissimo" (IX, 4). Esta secuencia ha sido puesta en relacin con el libro del Apocalipsis: "La luminosit della descrizione sembra richiamare il `fluvium aquae vitae, splendidum tamquam crystallum, procedentem de sede Dei et Agni" (De Robertis 1980: 63)). Desde esta perspectiva, la imagen del ro evoca el simbolismo de regeneracin bautismal, de muerte y resurreccin inherente a la vida de la gracia: muerte por el agua del hombre viejo y nacimiento del hombre nuevo (como ocurrir en la todava lejana secuencia de la Commedia, en la inmersin de Dante en las aguas de los rios Let y Euno del Paraso Terrenal, despus de que, significativamente, su llanto de arrepentimiento le ha permitido acceder al rito de la inmersin regeneradora). Esta interpretacin de carcter religioso del pasaje no contradice el punto de vista de la individuacin junguiana. La individuacin no conduce, segn Jung, a la escisin del plano religioso del psicolgico sino que, por el contrario, el cumplimiento de las exigencias del desarrollo natural de la conciencia lleva espontneamente al surgimiento interior de aquellas condiciones que las tradiciones religiosas, includa la cristiana, han considerado como las adecuadas para el florecimiento de la vida sobrenatural. El nacimiento a la consciencia, en su primer estadio, necesita tambin de la purificacin de la parte oscura de la conciencia -purificacin que es confrontacin con sus aspectos inconscientes- as como de su renovacin hacia una actitud y disposicin nuevas. Estos aspectos se proyectan espontneamente en las cualidades naturales purificadoras y regeneradoras del agua y en la suprema evocacin imaginaria de un "agua de la vida", sustancia divina que realizara simblicamente esas operaciones en el alma. Todas las tradiciones religiosas y hermticas sobreentienden o se apoyan implcitamente en esta estructura y dinamismo de la conciencia. Y en225

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este aspecto, el itinerario del alma movida por la gracia, representada por los elementos aire, agua o fuego del Espritu Santo, vendra tambin a coincidir con la dinmica del proceso de individuacin. La visin del dios Amor interpretada desde la dinmica de las cuatro funciones de la conciencia, puede ser valorada positivamente, es decir, como una fuerza latente poseedora de los recursos y capacidades que hacen posible la transformacin de la conciencia. El dios Amor que aparece primero con los ojos fijos en la tierra hace un gesto por el que los separa de sta y los dirige hacia el hermoso rio de aguas limpias y transparentes que corren bordeando su camino. Desde el punto de vista del sentimiento sabemos que el protagonista viaja ensimismado en el recuerdo de su amada as que en una primera aproximacin podramos interpretar la actitud y el gesto del dios como proyeccin externa de ese estado de ensimismamiento amoroso, primero intensamente concentrado en Beatriz (tierra-cuerpo) y relacionar luego las aguas del ro con el fluir del nuevo afecto y de las emociones. El elemento agua representara as la materia prima de la que se forja el sentimiento: las emociones, los afectos, cumpliendo en el simbolismo de la individuacin y en relacin con los otros elementos naturales, una funcin simblica esencial. Las emociones, los afectos acompaan el proceso de transformacin de la conciencia como las aguas de un ro fluyente acompaan a su orilla; las emociones fluyen paralelas a la dinmica de transformacin interior como un ro corre paralelo a la vereda de tierra que riega y fertiliza. Esta cualidad de aparecer como agua fluyente y encauzada de un ro aludira a una dinmica interna inconsciente que trata de hallar la integracin ordenada de esas emociones. Esa dinmica en esta primera etapa del proceso de transformacin se realiza todava a travs del "cauce" colectivo de la "racionalidad" corts. De hecho, despus de su gesto, el dios Amor, dirigindose en lengua vulgar al protagonista, le propone el nombre de una segunda "donna schermo" para que siga ocultando tras l la identidad de Beatriz. El protagonista con ello mantiene una actitud de extraversin en su intento de encauzar las emociones y de transformarlas en sentimiento integrado con la226

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intuicin y el pensamiento, es decir, en su intento de armonizarlas con las funciones superiores de la conciencia. En la dinmica de los cuatro elementos en relacin con la dinmica de transformacin interior, el agua es el elemento "que mejor aparece como transitorio, entre el fuego y el aire de un lado -etreos- y la solidez de la tierra, de otro" (Cirlot 1995: 55). Es pues el elemento de mediacin entre la tierra y el cielo, el cuerpo y el alma, la materia y el espritu. "Tierra en agua" -el primer rgimen de esta dinmica- alude a la funcin mediadora del agua en su calidad de elemento disolvente y purificador; y simblicamente hace referencia a la accin purificadora que el llanto, el "agua" del sentimiento, ejerce sobre la pasin ertica, las emociones y el instinto, situados en el nivel ms bajo de la escala de la transformacin, en el "cuerpo-tierra", donde el dios Amor peregrino tena fijados sus ojos. No podemos olvidar que en la Vita Nuova el llanto del protagonista ser constante: las lgrimas sern la manifestacin externa de las emociones y del sufrimiento causados por diferentes motivos todos ellos relacionados con el amor por Beatriz. Las aguas del ro a las que con gesto voluntariamente marcado por el narrador mira el dios Amor preanuncian, por tanto, tambin la presencia de las lgrimas que a partir de ahora fluirn constantes en el protagonista como signo de la evolucin del sentimiento hacia un nivel superior de consciencia. En este sentido se hace evidente en la Vita Nuova la dinmica el ritmo de los regimina de los elementos: en primer lugar, "tierra en agua", tierra-cuerpo anegada en el agua de las emociones, manifestada como llanto. Este ltimo cumple una funcin mediadora hacia el rgimen del "agua en aire"; y finalmente, "aire en fuego". Dinmica de "los cuatros elementos que se transforman uno en otro hasta quedar sintetizados en la quintaesencia" (Jung 1957: 223), en el quinto elemento que supone la emersin del alma. 4. La transformacin-elevacin de la tierra en aire, de la materia en espritu, pasa por el agua, por la disolucin previa de la tierra en agua, smbolo de la disolucin de los componentes sensoriales y terrenales227

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del eros en el llanto del sentimiento herido ("in solinga parte andai a bagnare la terra damarissime lagrime" (XII, 1)), mediando siempre constante el fuego del eros como agente de la transformacin, hasta que se produce el paso al "agua en aire". El agua-llanto deviene as elemento areo. La manifestacin corporal de esa transformacin la protagoniza el suspiro y la exhalacin del aliento en forma de palabra y canto potico. El suspiro es la emocin convertida en pneuma, el llanto transformado en aire, la emocin transformada en sentimiento al integrarse con la intuicin y el pensamiento para dar lugar a una nueva manifestacin de la vida del espritu. Es lo que ocurre en la etapa de la "lode" que desde la perspectiva de la dinmica de los cuatro elementos podramos considerar como el momento en la Vita Nuova del "agua en aire" y desde el ngulo de las funciones de la conciencia el momento de sntesis de la intuicin, del pensamiento y del sentimiento gracias a la imaginacin potica y al ejercicio de la poesa. Dante narra cmo acontece la primera manifestacin de esa sntesis en un verso que puede considerarse smbolo de la integracin de esas tres funciones. El verso -nacido del sentimiento (de la "volontade di dire" sobre Beatriz), de la concentracin del pensamiento ("cominciai a pensare /.../; e pensai"; es de notar la recurrencia del verbo pensare en esta secuencia), y de la inspiracin sbita de la intuicin ("la mia lingua parl quasi come per s stessa mossa")sobreviene a Dante "passando per un cammino lungo lo quale sen gia un rivo chiaro molto" (XIX, 3). Esta imagen significativamente trae el recuerdo del hermoso rio de aguas fluyentes y transparentes que el dios Amor peregrino contemplaba en la anterior visin, en una actitud que evocaba el anhelo por una serie de cualidades de las que en aquel momento el protagonista careca: curso seguro y encauzado del componente emocional, afluencia de la palabra que en aquel momento todava se rega por las pautas de lo colectivo. Ahora, en cambio, el curso del rio claro y fluyente se asocia al encauzamiento consciente de las emociones y a la afluencia de la palabra segn el impulso de la propia inspiracin.

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Desde el ngulo de la integracin de las cuatro funciones de la conciencia, la fase del "agua en aire" se ha desgajado de la tierra, ha prescindido de los componentes ligados a la cuarta funcin, la dimensin del cuerpo y el principio de realidad. El rgimen del agua en aire presupone el fuego, que es el permanente del eros, pero el protagonista se ha separado de la tierra y del principio de realidad en cuanto ha hecho caso omiso del rechazo de Beatriz y de su falta de correspondencia. "Agua en aire" significa que el sentimiento se ha integrado con la intuicin y con el pensamiento y que la sensacin ha sido olvidada de la sntesis: el cuerpo de Beatriz es slo objeto de contemplacin intelectual y estmulo de intuiciones. El fuego sigue ardiendo pero desviado del eje fuego-tierra. Esta sntesis trinitaria es lo que simboliza el verso "Donne chavete intelletto damore". Inhibidos el componente sensorial y la relacin con la mujer concreta, el verso es una sntesis de contrarios que transforma el amor en una experiencia exclusivamente contemplativa; en lenguaje de la psicognoseologa medieval convierte el amor en objeto de la visin intelectual. El verso aludira igualmente a una experiencia amorosa que ha superado el conflicto entre funcin superior e inferior gracias al ejercicio de la imaginacin y al poder del smbolo. Y aqu entra en juego la imaginacin como componente aereo, como facultad asociada al rgimen del "agua en aire", al hallarse ligada al suspiro, al pneuma o espritu vital (Klein 1975). Esta relacin no puede expresarse con mayor precisin e intensidad que como lo hace el desenlace del soneto "Tanto gentile e tanto onesta pare" (XXVI, 5), una de las pruebas en que culmina la dinmica del "agua en aire". Aqu el agua-llanto ha cesado y se exhala como suspiro; suspiro que muy pronto es aliento y expresin de una nueva vida del espritu. La invitacin al suspiro que suscita la contemplacin del rostro de Beatriz: "e par che de la sua labbia si mova / uno spirito soave pien damore, / che va dicendo a lanima: sospira" (XXVI, 7) es equivalente a la invitacin del sentimiento a imaginar, a resolver el conflicto de la cuarta funcin y de su integracin en la conciencia a travs del229

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ejercicio de la imaginacin y de la funcin simblica, manifestadas como poesa. 5. En la visin narrada en el captulo XXIII hace irrupcin la cuarta funcin excluda, el elemento tierra y el principio de realidad. El cuerpo-tierra enferma: la dinmica de lo inconsciente trata de compensar la actitud consciente que lo ha excludo y enfrenta al soante con la dimensin corporal y terrenal del hombre y con la fonction du rel, en cuanto principio de realidad. Es a partir de este momento cuando se plantea en la Vita Nuova la posibilidad de una transformacin. Dante habla de una "dolorosa infermitade" que sufre durante nueve das y que le sume en "amarissima pena", reducindolo a un estado de extrema postracin ("la quale mi condusse a tanta debolezza, che me convenia stare come coloro li quali non si possono muovere" (XXIII, 1). Durante ese tiempo la imaginacin onrica elabora una serie de visiones que enfrentan al sujeto con su propia disociacin, con la contraposicin entre contenidos inconscientes y personalidad consciente, as como tambin proponen la lnea de un futuro desarrollo. No es, por tanto, la profeca de la muerte de Beatriz lo que slo debe ser destacado en esta visin sino tambin, desde nuestro punto de vista, la transcendencia de este hecho como smbolo de transformacin de la conciencia. La visin exige una transformacin, el abandono de la sntesis trinitaria y la apertura hacia una cuaternidad que d cabida a la dimensin natural del hombre y al principio de realidad. Y la muerte es aqullo que con mayor inmediatez y crueldad enfrenta al hombre con ese componente material y terrenal: su cuerpo. Las imgenes catastrficas que ve el protagonista son el smbolo de la situacin de su angustiosa prdida y desorientacin 4, cuando comienza en lo inconsciente el proceso de disolucin del yo, que todava sigue asumiendo un modo incompleto y convencional de enfrentarse con el conflicto propio de la funcin inferior: el modo trinitario que exclua de su sistema lo relacionado con la materia.

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La consciencia de la materialidad del cuerpo de Beatriz, sujeta a la ley de la muerte, irrumpe paradjicamente en el momento "desmaterializado" de la "lode". Y la cuestin que plantea este hecho consiste en cmo armonizar el principio femenino que la anterior sntesis trinitaria implicaba, con el principio femenino de la actual sntesis cuaternaria, que incluye la dimensin terrenal y mortal de la amada. Slo en otro momento visionario Dante tuvo consciencia del cuerpo de Beatriz: en la primera visin, cuando la vi en brazos del dios Amor. Ahora, en la muerte, tambin ese cuerpo se le hace presente, cubierta su cabeza de un velo blanco: "e fue s forte la erronea fantasia, che mi mostr questa donna morta: e pareami che donne la covrissero, cio la sua testa, con un bianco velo" (XXIII, 8). Eros y muerte son, pues, los puntos cruciales que ponen en contacto al protagonista con el cuerpo de Beatriz, con los aspectos inhibidos inconscientes de la funcin inferior, aqullos que impulsan el proceso de individuacin. La primera secuencia de la visin representa la muerte de Dante que en un segundo nivel de lectura alude a la muerte simblica que ha de experimentar el yo consciente 5: un estado de extincin de la conciencia hasta ese momento conocida, figurativizado por el oscurecimiento del sol, y de suspensin de la vida del espritu, representado por la cada a tierra y muerte de los pjaros, imgenes areas que simbolizan el espritu y sus intuiciones sublimadoras. Es el momento de la oscuridad y de la cada a tierra, a la vez que es el momento del agua pues el mismo sol y las estrellas se nublan por el agua de su propio llanto ("le stelle si mostravano di colore chelle mi faceano giudicare che piangessero" (XIX, 5); "poi mi parve vedere poco a poco / turbar lo sole e apparir la stella, / e pianger elli ed ella" (XIX, 24)). El pensamiento (sol) y las destellos de la intuicin (estrellas) se anegan en el agua del llanto, son avasallados por el componente de las emociones. La visin inconsciente, para compensar la actitud consciente, vuelve a situar a la conciencia en el rgimen de la tierra en agua. Frente al elemento aire, triunfante en la etapa de la "lode", entra ahora en juego el elemento tierra que alude a la necesidad231

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de la firmeza y de la solidez pues sobre la tierra, como base y fundamento, ha de construirse la "casa" del espritu: "sil ny avait pas de terre dans loeuvre, lair senvolerait et le feu naurait pas son aliment, ni leau son vase" (Symbola aurea mensae, en Jung 1980: 31). La tierra es el receptculo de la individuacin que representa simblicamente el cuerpo del propio protagonista: su terrenalidad, su finitud, su parte instintiva y emocional, ntimamente vinculada con la fisicidad, como ahora lo demuestra la enfermedad y el desgarro del impulso natural ante la idea de morir. La tierra alude, en relacin con el simbolismo de los elementos naturales, al mbito "inferior" del hombre, su materialidad, sus limitaciones y sujecin a la muerte, componentes que en el momento de la "lode" haban sido excludos. En la visin, fuertes terremotos la sacuden, imagen de la necesidad de su reconocimiento como receptculo indispensable donde se realiza el proceso de transformacin as como de la violencia y conmocin que el devenir de la individuacin impondr al componente corporal e instintivo que la tierra representa. En relacin con la dinmica de los elementos que se insinuan en esta visin, constatamos la disociacin entre el elemento tierra, donde se encuentra Dante y donde yace el cuerpo de Beatriz, y el elemento aire, el cielo, a donde asciende el alma de sta. El fuego, como calor del corazn, contina presente como elemento implcito e indispensable del proceso; una corta pero intensa expresin alude a l en la visin: "Allora mi parea che lo cuore, ove era tanto amore, mi dicesse: "Vero che morta giace la nostra donna" (XXIII, 8). El subrayado es mo). Mientras que el agua de las emociones y del sentimiento, el llanto del luto, invade toda la secuencia. 6. Todo cuanto contena la visin anterior se cumple en la ltima fase de la Vita Nuova: el periodo de luto por la muerte de Beatriz. Durante este tiempo, unos cuatro o cinco aos, se verifica la "muerte"transformacin del protagonista, que implica la integracin consciente de determinados aspectos inconscientes y la "extraccin" de un "alma" a la medida de la nueva conciencia individual. Lo que la visin mostr232

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de un modo concentrado se despliega a lo largo de este periodo pues la integracin de las cuatro funciones no se hace de una vez por todas sino que necesita de un repetido y lento proceso. "Tierra en agua" es la dinmica que vuelve a regir en la Vita Nuova despus de que fracase el primer intento de paso al rgimen de "agua en aire". Dante a partir de la muerte de Beatriz est metafricamente "sumergido" en y por el llanto; se produce en l un autntico "anegamiento" en el agua amarga y salada de las lgrimas ("Lamaro lagrimar", XXXVII). Vuelve as la accin simblica del agua como elemento bsico de la purificacin donde se produce y que produce la "disolucin" y transformacin de los elementos superfluos de la conciencia. Al comenzar este estudio relacionamos la dinmica de los cuatro elementos con el proceso de la extraccin del "alma", el quinto elemento, la quintaesencia o alma de las cosas que se origina de la sntesis de aqullos. La extraccin del "alma" en la alquimia poda verificarse a travs de la liquefactio, "la conversin de algo en un lquido para liberar la prima materia, la cual a menudo se ha endurecido y solidificado en forma equivocada"; y "tena a menudo la connotacin de una disolucin de la personalidad en lgrimas y desesperacin" (Von Franz 1976: 172-173). El llanto, expresin del dolor del sentimiento, tiene, por tanto, un propsito, cumple una funcin, "ocasiona un abaissement du niveau mental por medio del que pueden exteriorizarse los contenidos creativos de lo inconsciente" (Von Franz 1976: 173). Nace de este modo un "alma" de acuerdo con la personalidad individual del protagonista, destinada a cumplir una funcin mediadora entre los componentes espirituales de la primera y segunda funcin, la intuicin y el pensamiento, y aquellos propios de la cuarta, relacionados con el cuerpo y la vida sensorial. En la medida en que este alma es mediadora de la sntesis de las funciones de la conciencia es expresin del estado de totalidad de uno mismo e igualmente mediadora respecto del arquetipo del s-mismo, smbolo de la imagen de Dios en el alma.233

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Es importante, a mi modo de ver, ampliar el significado simblico del llanto a partir de las cualidades de lo salado y del amargor que lo convierten en elemento esencial mediador de la transformacin. El agua del llanto, elemento propio del sentimiento cuando ste se contamina de contenidos inconscientes, de emociones y de afectos ligados a la funcin inferior, arrastra como lo hace el agua salada del mar residuos terrestres que la relacionan con el cuerpotierra; residuos terrestres que son elementos impuros que la hacen corruptible y le otorgan la amargura de su sabor; esos residuos terrenocorporales sern los que el agua del llanto limpia y disuelve, preparando as un cuerpo ms puro para acoger a la nueva "alma". Pero a la vez las lgrimas, como agua salada, arrastran la sal, substancia "misteriosa", blanca y cristalina, residuo de la evaporacin, comparable a las cenizas que deja el fuego, y por tanto resto de un proceso voltil y areo que la sita entre los smbolos del espritu. No hay que olvidar que es el fuego el elemento que de modo permanente acompaa al agua y a los otros elementos de la naturaleza, haciendo posible su transformacin; fuego como simbolo de un eros cada vez ms purificado y fuego siempre presente como agente implcito y constante de la transformacin. La "tierra en agua" quedara asociada simblicamente al luto: en la tierra ha quedado el cuerpo yacente de Beatriz y "tierra" es tambin el cuerpo de Dante simblicamente muerto, como vimos en la visin del captulo XXIII. Opuesto a ella se encuentra el aire. A este ltimo como cielo ha volado el nima, el arquetipo que Beatriz representaba (en sentido psicolgico, al cielo como inconsciente arquetpico); y al "aire", elemento correspondiente a la intuicin y al pensamiento, ha ascendido el "alma", aquellas cualidades y valores del protagonista que tras la muerte de Beatriz siente perder y volatilizarse en puro recuerdo mental 6. 7. Para referirse a cmo se realiza la reunin del "cielo de la mente" y de la "tierra del cuerpo", Jung emplea el trmino coniunctio y apela a la cualidad de mysterium, tratando as de hacer comprender que esa reunin implica una transformacin interna respecto de la que el234

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lenguaje intelectual conocido muestra su insuficiencia. Con esta consideracin queremos introducir el episodio del captulo XXXIX donde Dante habla de una "forte imaginazione" en que se le aparece Beatriz, visin que podra ser considerada como "el regreso del alma" y como exponente en el protagonista de la reunin del "cielo" de la mente y de la "tierra" del cuerpo. En la "forte imaginazione" quien regresa es Beatriz en forma de nia, vestida de color prpura, como el da en que Dante la vi por primera vez. Qu representa ahora Beatriz? A mi modo de ver la imagen de Beatriz nia simbolizara el "alma" de Dante, aquella funcin que ha nacido en la conciencia de la unin y sntesis de contrarios. El "regreso del alma" significa el comienzo de la realizacin, de la actualizacin consciente de la unin de los opuestos que se ha verificado en la profundidad de lo inconsciente; supone la toma de conciencia de la dualidad pero hecha ya uno: el "alma" "es el Uno que ha nacido de lo Dos" (de Dante y de Beatriz como pareja simblica ) y el "alma" es el vnculo que une a lo Dos. Y supone el nacimiento de una nueva vida del espritu. El "regreso del alma" viene acompaado por el llanto, por la presencia simblica del agua purificadora y renovadora que estuvo constantemente presente durante el luto y que se haba interrumpido durante el episodio de la "donna pietosa". Siguen siendo necesarias la purificacin y la regeneracin inherentes a las lgrimas que, adems de seguir procediendo del luto por la muerte de la amada, brotan tambin del arrepentimiento del corazn por "el desiderio a cui s vilmente savea lasciato possedere alquanti die contra la costanzia de la ragione" (XXXIX, 2). El llanto continuado hace surgir en torno a los ojos un color purpreo (XXXIX, 4), aludindose en el soneto correspondiente a ese cerco enrojecido con la metfora "corona di martri": "e spesse volte piangon s [los ojos], chAmore / li ncerchia di corona di martri" (XXXIX, 9). Es interesante en este sentido comprobar que en el captulo que Jung dedica al regreso del alma habla tambin de la presencia del agua, como elemento vivificador que propicia su regreso235

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e igualmente asocia ese elemento con el smbolo de la corona: ""el aqua amara se designa como "coronada de luz"" (Jug 1993: 153). El agua de las lgrimas que vierte ahora Dante, "aqua amara", es bien diferente del agua-llanto que provocaba la compasiva mirada de la "donna pietosa". Aquel era, en realidad, un falso llanto de luto. Se trataba de un agua que en vez de purificadora estaba contaminada por elementos oscuros a travs de los que el sujeto, en realidad, trataba de atraer hacia s a aquella dama. El simbolismo del agua es, por tanto, ambivalente pues el agua amarga del llanto, como el "aqua permanens" del mar, arrastra disueltos componentes opuestos, terrenales unos y areos otros (la sal), ligados estos ltimos a la vida del espritu; y el llanto es tambin un agua regeneradora que propicia la reanimacin del cuerpo que haba sido abandonado por su alma. "Este agua es por tanto ella misma coronada y forma la "diadema del corazn"" (Jung 1993: 154). En el caso de Dante es un agua que brota del corazn donde el sentimiento y el deseo se reunifican de nuevo en el smbolo de Beatriz- pues es el dios Amor quien cie los ojos de Dante con una "corona di martri" que ella misma, como llanto, genera. El dios corona precisamente aqullo que ligaba a Dante al componente sensorial y al elemento tierra, al cuerpo, las sensaciones, las emociones y al eros. Son sus ojos -parte que est por el todo del cuerpo- los que son coronados por el cerco purpreo, por la "corona prpura", color destinado a la realeza y smbolo de que el regreso del alma no slo va a significar para ellos su reanimacin sino tambin su glorificacin. No es necesario recordar el significado que esos ojos, una vez coronados por el dios, van a cobrar una vez que el "alma" ha regresado al cuerpo: la capacidad de visin de lo nunca visto de la que sern dotados. La coronacin de los ojos por el dios Amor significa, por tanto, el signo de la victoria de aqullo que ligaba al sujeto al elemento ms bajo, la tierra-cuerpo; pero esos ojos y el elemento tierra que implican no slo no han sido no despreciados sino que han sido glorificados como lo ms precioso de la transformacin 7. 8. La dinmica de los elementos no se detiene en la "tierra en agua"; de aqu pasa al "agua en aire" para concluir en "aire en fuego".236

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Esta transformacin es la que se representa en el soneto final de la Vita Nuova, "Oltre la spera che pi larga gira" (XLI). Este soneto representa una fantasia visionaria que propicia y a la vez es ya, ella misma, la demostracin de la reunificacin de las funciones de la conciencia, gracias al poder de atraccin que sobre la imaginacin ejerce el smbolo de Beatriz. En esa reunificacin los cuatro elementos, transpuestos simblicamente a la dinmica de transformacin del protagonista, alcanzan igualmente una sntesis. Como en la etapa de la "lode" la presencia del suspiro sita a la dinmica de los elementos en el rgimen del "agua en aire". Dante no se detiene en la "cada a tierra" que ha supuesto la muerte de Beatriz ni en la anegacin en el agua del llanto luctuoso. La excesiva agua puede corromper la tierra e impedir la germinacin; la excesiva "humedad" es totalmente negativa en la vida del espritu. La presencia del suspiro significa la elevacin del agua a sustancia area, la transformacin de los componentes de la cuarta funcin, la materia institiva y emocional, en pneuma imaginativo y aliento potico, en "espritu fantstico", segn la terminologa de la pneumatologa mdica medieval. Recordemos ahora aqullo a lo que invitaba la contemplacin de Beatriz en la poca de la "lode", a suspirar; a la sequedad, a salir de la humedad del llanto y a que el dolor del sentimiento dejara el agua de las lgrimas para transformarse en sustancia area, en aliento potico e imaginativo. Igualmente y de una manera decisiva el suspiro, en el ltimo soneto, representa a la imaginacin en acto, su elevacin, movida por el deseo: "quandelli giunto l dove disira" (v. 5), el lugar en que se encuentra Beatriz. En ese viaje se verifica una transmutacin: el suspiro deja de ser agua en aire para pasar a ser aire en fuego, el componente psicolgico emocional se transmuta en espiritual. No podemos detenernos en el anlisis detallado de este soneto y de la prosa correspondiente, donde se representa la sntesis de las cuatro funciones de la conciencia en la quintaesencia que materializa la figura del suspiro-espritu-pensamiento ("pensiero" lo llama Dante en el comentario de la prosa). Desde el punto de vista de los cuatro237

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elementos la contraposicin tierra-cielo es radical. En la tierra est Dante; en el cielo Beatriz. La tierra-cuerpo est anegada en el agua del llanto del sentimiento; es un agua conjugada con el fuego del eros, implcito en la figura del dios Amor: "lAmore piangendo" (XLI, 1011). Ambos elementos, agua y fuego -en tierra- forman el componente contradictorio y bsico de la sustancia donde se verifica la transformacin y el nacimiento de la vida del espritu, "la forma gnea del agua verdadera" (Jung 1993: 137). Los versos mismos de Dante as lo expresan: es la conjuncin de Eros y llanto, de fuego y agua, la que produce en la conciencia una comprensin nueva, y la que permite el paso del "agua en tierra" al "agua en aire" y luego al "aire en fuego": "intelligenza nova, che lAmore / piangendo mette in lui, pur su lo tira" (vs. 3.4). El suspiro, agua en aire y fuego, es el que realiza la unin entre la tierra -no olvidada ni inhibida como ocurra en la poca de la "lode"y el cielo; cielo como empreo, como fuego, segn la etimologa de esta palabra; un fuego que desde el punto de vista de la doctrina medieval se corresponde simblicamente con la calidad del amor de Dios; y que desde el punto de vista de la individuacin y de la unin de las funciones opuestas de la conciencia, ya no se corresponde con un eros corporal sino "espiritual"8. Desde el punto de vista de la dinmica de las cuatro funciones de la conciencia, una sntesis dialctica, de impulso reversible y mutuo se produce entre la funcin del sentimiento y las del pensamiento y la intuicin: el dolor del sentimiento genera una "intelligenza nova" (trmino que podemos referir a la primera y segunda funcin), una nueva comprensin que a su vez revierte sobre el sentimiento y lo depura de los componentes densos, emocionales e instintivos de la cuarta funcin. La cuarta funcin, la dimensin sensorial y el principio de la realidad, se integran, as, en una tensin dolorosa con sus opuestos, con el pensamiento y la intuicin, gracias a la mediacin del sentimiento.

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Es pues la fuerza relacional del sentimiento, en la imagen del suspiro, el "aliento" del "alma" que simboliza el regreso de Beatriznia, lo que anima la experiencia de la reunificacin de la conciencia. Independientemente del problema que para el intelecto suponga la comprensin, la dicibilidad, de lo que el "espritu peregrino" ha percibido acerca de la "cualidad" de Beatriz -el nima arquetpica inaccesible en lo inconsciente-, lo que s que es cierto es el hecho de la "efectividad psquica de la experiencia" (Jung 1993: 180). La vivencia intuitiva de lo que representa Beatriz, gracias a la elevacin del sentimiento, se ha verificado. Algo sabe con seguridad el protagonista acerca de lo que habla el "espritu peregrino": habla de Beatriz porque con frecuencia menciona su nombre. El intelecto es incapaz de ir ms all pero el centro profundo de la psique, el s-mismo, a travs de Beatriz, "irradia su unidad incognoscible e incomprensible en la esfera de la conciencia" (Jung 1993: 180); el s-mismo, que no es otra cosa que el mbito de la profundidad humana donde se genera y nace la imagen de Dios, "Dios en nosotros", el reino de Dios en los hombres. 9. Dante representa en la Vita Nuova un proceso de sublimacin que pasa por la mediacin simblica del agua. La sublimacin, palabra que procede del campo qumico y alqumico, consiste en el paso directo del estado slido al areo a travs de un violento agente de corrosin o de la extremada accin del fuego que evita o impide ese paso a travs del estado lquido intermedio. Esta analoga aplicada al proceso de transformacin interna implica que la sublimacin es una transformacin de los instintos, de los afectos y de las emociones, materia prima del proceso, en sustancia de la vida del espritu sin pasar por un estado intermedio que simboliza el proceso de su disolucin en el agua, y que representa el llanto como expresin del dolor del corazn y del sentimiento. En la sublimacin la materia prima del proceso, las emociones, los instintos, los afectos, se someten al fuego violento de una voluntad y de una exigencia de cambio que los "quema" para extraer de ellos directamente la esencia del espritu sin pasar por su disolucin en el agua ni por su paulatina transformacin en sustancia fluyente,239

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fertilizadora y vivificadora; es decir, sin pasar por la experiencia dolorosa que produce la vivencia y confrontacin de las emociones hasta su transformacin en sentimiento y su integracin con las funciones opuestas. La vida del espritu que nace de una sublimacin y aquella otra que pasa por el agua no pueden ser de la misma calidad. La primera corre el riesgo de la calcinacin de la materia prima o de muchos de sus componentes; corre el peligro de generar una vida del espritu "rida" (como suele ocurrir en tantas personas "espirituales"). No puede ser de igual calidad la vida espiritual de quien ha pasado por la disolucin en el agua, por la experiencia del llanto, que arrastra en la sntesis la confrontacin y la asimilacin de elementos inconscientes relacionados con la vivencia de las emociones, de la feminidad y de la misma materialidad. El paso por el agua conlleva ms garantas de asimilacin del sentimiento y de diferenciacin del nima y expresa con mayor claridad la tensin, el dolor del sentimiento en su primer grado de evolucin, cuando todava est impregnado de componentes terrenales que ese agua, manifestada como llanto, est destinada a disolver y a purificar. La asimilacin de opuestos que la dinmica del agua implica es ms propicia a manifestar la cuaternidad femenina que oculta la Vita Nuova en oposicin a su explcito culto a la trinidad masculina.

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NOTASLa individuacin, una de las construcciones centrales de la psicologa profunda de Jung, constituye un proceso que lleva a la "formacin y particularizacin de seres individuales y, en especial, el desarrollo del individuo psicolgico como ser distinto de lo general, distinto de la psicologa colectiva" (Jung 1994: 535). Este proceso comienza por actuar sobre las funciones de la conciencia y sobre el tipo de actitud o modo de reaccionar de la persona frente al mundo externo. Por funcin psicolgica Jung entiende "una cierta forma de actividad psquica que en circunstancias distintas permanece fundamentalmente idntica a s misma" (Jung 1994: 516) y que es independiente de los contenidos ocasionales que en cada momento la movilizan. El transcurso de una experiencia de muchos aos y no una razn a priori llev a Jung a hacer la distincin de cuatro funciones bsicas que estructuran a la conciencia y que se ordenan en dos parejas de contrarios; dos funciones racionales: el pensamiento y el sentimiento; y dos irracionales: la sensacin y la intuicin. Cada una de ellas comprende y elabora los datos externos de acuerdo con sus rasgos. Esta distincin se funda en el hecho de que no cabe referir o reducir las unas a las otras: el principio del pensamiento, por ejemplo, es absolutamente distinto del sentimiento (Jung 1994: 516517).2 1

En este sentido Jung ratifica las notas tradicionales referidas a los cuatro elementos: dos de ellos son activos, el fuego y el aire, y dos pasivos, la tierra y el agua (Jung 1993: 76). De ah el carcter masculino y creador de los primeros y el carcter femenino y receptivo de los segundos. Schneider a su vez (crf. Cirlot 1991: 181) con un criterio primeramente psicolgico observa que en relacin con los elementos, se debe tener en cuenta su orientacin: el fuego, por ejemplo, orientado hacia la tierra (o hacia el agua) es un elemento ertico pero orientado hacia el aire es purificacin. "Tomado en sentido psicolgico /.../ el fuego equivale generalmente al calor de las reacciones emotivas y de los afectos, /.../. Sin el fuego de las emociones, no hay evolucin posible y no se puede desarrollar la conciencia. /.../ As pues, el fuego, aunque sea destructor, como lo son los conflictos /.../ acelera el proceso de maduracin. /.../ Si el fuego se apaga, todo est perdido; por eso los alquimistas no cesan de repetir que nunca hay que dejar que el propio fuego se extinga" ( Von Franz 1993: 127)).

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Jung observa, cuando se levantan las represiones de lo inconsciente y afloran sus contenidos inhibidos, la aparicin en los sueos de imgenes colectivas, de carcter csmico, como ocurre en esta visin, o el soante se encuentra en lugares desconocidos, enajenado de s, confuso, o muerto; o relacionadas con temas mitolgicos o religiosos, aludiendo todo ello a la actividad del inconsciente colectivo (Jung 1993b: 53). Podra pensarse tambin que las imgenes de la visin y aqullas con las que comienza la Commedia representan el estado de la nigredo: una sensacin de desfallecimiento fsico, de prdida de la conciencia -"smarrimento"-, que ocasiona una

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visin donde el protagonista se ve a s mismo en la zona habitada por los muertos. La entrada en el pais de los muertos psicolgicamente se corresponde con el contacto con lo inconsciente colectivo.5

La muerte simblica representa una transformacin por la que el yo consciente ya no ser el que tome las decisiones que afecten a su vida sino que -como dice Jung- la personalidad consciente, sin advertirlo, pasa a ser una pieza entre otras que se mueven en el tablero de un jugador invisible. Y ste, y no la conciencia con su propia intencin, es quien decide la partida en que se juega el destino" (Jung 1993b: 54). El "alma" es un hbrido de componentes masculinos y femeninos, destilada de la unin de lo consciente y de lo inconsciente. Es pues una funcin de relacin entre consciente e inconsciente. Es la nueva personalidad interna que se ha forjado en el sujeto; el modo en que ste se vive interiormente a s mismo. Mientras que el nima, como imagen arquetpica pura, "like the Platonic ideas, is of superhuman nature and dwells in a celestial place. Though distinct from the personal, feminine components of the soul, she is nevertheless the primal image standing behind them and shaping them to her likeness" (Emma Jung 1957: 86). El nima permanece pues en lo inconsciente pero en contacto con el "alma"; modela a su semejanza los componentes de sta, siendo capaz de abrir a la conciencia las puertas de lo inconsciente colectivo, de conducirla al "pais de los muertos", de ponerla en el camino que representa la Commedia, gracias al poder simblico prospectivo de lo inconsciente y de la conexin con la creatividad interna. Como nima se constituye en imagen arquetpica, "fundamento de figuras divinas y semidivinas" (Jung 1993: 162).

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Son muchas las citas que hace Jung sobre el valor precioso del elemento tierra-cuerpo que queda tras el proceso de la nigredo, procedente unas veces de la disolucin; otras, de la incineracin; otras, como residuos de la coccin. Todas aluden al valor inconmesurable de ese corpus que procede de la tierra- cuerpo y que ser el mbito de donde, reanimado por el "alma", nacer la vida superior del espritu. "No desprecies la ceniza pues es la diadema de tu corazn"; "Toma las heces impuras que quedan al fondo de la marmita y consrvalas, pues es la corona del corazn" (Jung 1993: 151153).8

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Es necesario tener presente que para Jung el principio espiritual, en sentido estricto, no es antagnico al instinto; "tambin lo espiritual se manifiesta en el psiquismo como un instinto, ms an como una verdadera pasin, o como Nietzsche lo expres cierta vez, "como un fuego consuntivo". No es ningn derivado instintivo, como pretende la psicologa de los instintos, sino un principio sui generis: el de la forma imprescindible para la energa instintiva" (Jung 1995: 68).

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