4. con la misma moneda educación para adultos

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1 Con la misma moneda. Escribir como respuesta al texto leído Carola Diez Pocas actividades han transformado tanto y en tan poco tiempo su significado y alcances como la expresión y comunicación escrita.Quienes trabajan con jóvenes y adultos que cursan su educación básica enfrentan hoy el reto de acompañarles en el desarrollo de sus capacidades de lectura y escritura en un mundo que cambia a ritmos vertiginosos, cuya diversidad se abre como un abanico sin fin. Los desafíos se multiplican cuando el reto no sólo es que se lea y escriba fluidamente, sino la inclusión de estos procesos en una formación integral para la vida en sociedad. Para entender mejor el papel de la escritura en la formación de lectores, podemos preguntarnos:¿Qué papel juegan los libros en la educación de los adultos? ¿Qué prácticas se han sostenido a través de los años? ¿Qué lugar se asigna al lector frente al texto? Para contestarlas, es necesario considerar la centralidad que los materiales escritos han tenido tradicionalmente en el entorno escolar, marcando la pauta de una relación jerárquica entre lo que dicen las personas y lo que dicen los libros. Los lectores han estado al servicio de los textos. Puede decirse que la escuela, la manera de dar clases, las lógicas de progresión y avance del conocimiento en el universo de la educación para adultos se ha estructurado en gran medidaen torno a una serie limitada de soportes para la lectura. Las prácticas bibliotecarias, el acceso a una diversidad de acervos y el manejo de fuentes diversas son elementos deseables en un modelo de educación para adultos. Las ideas de lecturay escritura han estadoasociadas tradicionalmente al resumen, el reporte, las “preguntas de comprensión”, la oralización individual de textos y las comprobaciones en general (en el caso de la lectura). Escribir, por su parte, se convirtió en sinónimo de resumir, copiar, tomar dictado, trazar grafías y palabras cuidando aspectos técnicos como la caligrafía, la ortografía, la sintaxis.

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1    

Con la misma moneda. Escribir como respuesta al texto leído

Carola Diez

Pocas actividades han transformado tanto y en tan poco tiempo su significado y

alcances como la expresión y comunicación escrita.Quienes trabajan con jóvenes

y adultos que cursan su educación básica enfrentan hoy el reto de acompañarles

en el desarrollo de sus capacidades de lectura y escritura en un mundo que

cambia a ritmos vertiginosos, cuya diversidad se abre como un abanico sin fin. Los

desafíos se multiplican cuando el reto no sólo es que se lea y escriba fluidamente,

sino la inclusión de estos procesos en una formación integral para la vida en

sociedad.

Para entender mejor el papel de la escritura en la formación de lectores, podemos

preguntarnos:¿Qué papel juegan los libros en la educación de los adultos? ¿Qué

prácticas se han sostenido a través de los años? ¿Qué lugar se asigna al lector

frente al texto? Para contestarlas, es necesario considerar la centralidad que los

materiales escritos han tenido tradicionalmente en el entorno escolar, marcando la

pauta de una relación jerárquica entre lo que dicen las personas y lo que dicen los

libros. Los lectores han estado al servicio de los textos.

Puede decirse que la escuela, la manera de dar clases, las lógicas de progresión y

avance del conocimiento en el universo de la educación para adultos se ha

estructurado en gran medidaen torno a una serie limitada de soportes para la

lectura. Las prácticas bibliotecarias, el acceso a una diversidad de acervos y el

manejo de fuentes diversas son elementos deseables en un modelo de educación

para adultos.

Las ideas de lecturay escritura han estadoasociadas tradicionalmente al resumen,

el reporte, las “preguntas de comprensión”, la oralización individual de textos y las

comprobaciones en general (en el caso de la lectura). Escribir, por su parte, se

convirtió en sinónimo de resumir, copiar, tomar dictado, trazar grafías y palabras

cuidando aspectos técnicos como la caligrafía, la ortografía, la sintaxis.

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2    

Entendimos que estas maneras de leer y escribir eran las únicas posibles (o al

menos, las únicas posibles en la escuela).

A la vuelta de los años la sociedad es otra, y resulta claro que estas ideas de

lectura y escritura ya no son suficientes. Saber escribir el propio nombre y

deletrear palabras sencillas no es una muestra de alfabetización plena. Como en

muchos otros campos de la vida, sentimos que lo que antes bastaba, hoy “ya no

alcanza”. Emilia Ferreiro lo expresa con la idea luminosa de que “leer y escribir

dejaron de ser marcas de sabiduría y se convirtieron en marcas de ciudadanía.”1

El entorno comunicativo cambia vertiginosamente, y la escuela debe hacer frente

a estas nuevas necesidades sociales. Y entonces, -a veces poco a poco y a veces

de repente- la escuela cambia. Una de las transformaciones más evidentes –y

fructíferas- ha sido marcada por la presencia en las escuelas públicas de

materiales de lectura de circulación social, libros que no han sido producidos

específicamente para facilitar el cumplimiento de objetivos escolares, y que en los

últimos 25 años han ganado espacio, prestigio y utilidad en salones y bibliotecas.

Esto constituye una confrontación con muchas ideas preestablecidas. Entran al

terreno didáctico unos libros sin instructivo de uso, sin correlación explícita con los

contenidos del programa de estudios, que no indican en qué secuencia deben ser

leídos. No hay un ejemplar para cada alumno, no se incluyen fórmulas para la

comprobación de lo leído ni ejercicios… todo esto contradice y dificulta las

prácticas de lectura y escritura que tradicionalmente la escuela conoce y prefiere.

Sobre todo porque los “otros” libros hacen referencia constante a la realidad

cotidiana de los jóvenes y adultos, en su mayoría plenamente inmersos en la vida

laboral y social, y por lo tanto en necesidad de responder a exigencias cada vez

más complejas.

La presencia de materiales de lectura en los centros educativos es una condición

necesaria, pero no suficiente para diversificar las prácticas de lectura y escritura.

La realidad en los centros de educación básica para adultos nos habla de la

                                                                                                                         1  Ferreiro  Emilia.  Pasado  y  presente  de  los  verbos  leer  y  escribir.  FCE/BAM  (SEP)  

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3    

necesidad de seguir profundizando en el tema desde una revisión de las ideas y

conceptos que orientan la actividad cotidiana de los docentes. Estas ideas,

adquiridas generalmente en una ya lejana infancia, y reforzadas desde las

prácticas habituales, necesitan ser contrastadas con las orientaciones en vigor,

para identificar algunos puntos de inflexión que dificultan una comprensión amplia

del fenómeno (y por lo tanto, una adecuada selección e implementación de

materiales y estrategias en el día a día de la escuela). Es aquí donde el papel

orientador y de gestión del directivo y el supervisor cobra relevancia.

Emilia Ferreiro describe este proceso:

“Desde sus orígenes, la enseñanza de estos saberes [la lectura y la

escritura]se planteó como la adquisición de una técnica: técnica del

trazado de las letras, por un lado, y técnica de la correcta oralización

del texto, por otra parte. Sólo después de haber dominado la técnica

surgirían, como por arte de magia, la lectura expresiva (resultado de

la comprensión) y la escritura eficaz (resultado de una técnica puesta

al servicio de las intenciones del productor). Sólo que ese paso

mágico entre la técnica y el arte fue franqueado por pocos, muy pocos

de los escolarizados en aquellos lugares donde más falta hace la

escuela, precisamente por ausencia de una tradición histórica de

"cultura letrada".”2

En esta tradición, la práctica de escribir sobre lo leído está lejos de ser un ejercicio

expresivo de opinión, de auténtica respuesta al texto. Rara vez el cuestionamiento

surge del propio lector. Por lo general, cuando se propone escribir sobre los textos

se trata nuevamente de una comprobación de lo leído.

De una práctica centrada intensivamente en la técnica, se espera que surja la

capacidad de escribir nada menos que ensayos, argumentaciones y textos

expositivos, como si no fueranprácticas complejas que requieren modelos,

exploración y entrenamiento.Los profesores de secundaria, de educación media

                                                                                                                         2  Ferreiro,  Emilia,  ibid.  

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4    

superior y universitaria suelen mostrarse desolados de ver lo poco y mal que

escriben los estudiantes, el nulo entusiasmo que despierta la posibilidad de la

tarea.

En las últimas dos décadas esta práctica se ha ido transformando gradualmente.

Las orientaciones curriculares insisten en la diversidad de formatos y propuestas

para la lectura y la escritura, en la centralidad de las prácticas sociales del

lenguaje y en el carácter funcional de la lengua escrita.

A partir de entender el rol de la escuela (y su biblioteca) como gimnasio, como un

sitio de entrenamiento y desarrollo de esas prácticas, el panorama es propicio

para experimentar en el salón de clases y en la biblioteca escolar. Pero aún se

aprovechan pocas de estas oportunidades. La escuela enfrenta hoy el reto de

diversificar sus prácticas de escritura, en consonancia con el lugar que la letra

ocupa hoy en la vida social. Y ahí están los acervos de las bibliotecas, con su

increíble diversidad, para ofrecer múltiples puntos de partida.

¿Para qué sirve la escritura?

El verbo escribir es un verbo de significado cambiante; su didáctica, en

consecuencia, también. Un buen comienzo puede ser la pregunta, aparentemente

obvia: ¿Para qué sirve la escritura?Como primer acercamiento, puede intentar

contestarla (por escrito). A continuación, lea el siguiente registro de la interacción

entre un incipiente escritor y su maestra.

“Robbie tenía sólo seis años, pero era un experto en cerdos; su familia

tenía un criadero. Robbie dibujaba cerdos, escribía sobre cerdos y

estaba encantado de ser el experto de la clase en ese tema. Su maestra,

la señora Porter, se esforzaba mucho para lograr que Robbie incluyera

más información en su escritura. El diálogo que sigue demuestra la

comprensión que Robbie tenía de la escritura en relación con el discurso

oral.

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5    

Sra. P: Robbie, no tenía idea de que una cerda tuviera tantos cerditos.

¿No se te ocurrió poner esa información en tu texto?

Robbie: ¿Por qué lo voy a poner? Se lo acabo de decir a usted.

Sra. P: Es cierto, me lo dijiste. Pero los otros niños no están acá. ¿Cómo

pueden conocer esta información? ¿No te parece que es importante

para ellos conocer cuántos cerditos puede tener una cerda?

Robbie: Seguro. Pero si quieren saber me pueden preguntar y yo les

digo.

Sra. P: eso también es cierto, Robbie. ¿Pero qué pasa cuando faltas,

como faltaste el viernes? ¿Quién les podría explicar?

Robbie: Bueno, no lo había pensado. Me parece que mejor pongo algo

de eso en el papel.

Tanto Robbie como la maestra están luchando por comprender

cabalmente qué significa la escritura y qué lugar ocupa. Después de la

entrevista, la Sra. Porter comentó: “Yo estaba descubriendo junto con

Robbie cuál es el papel de la escritura. Y sólo al final, cuando le

pregunté cómo se hace cuando el autor no está presente para dar la

información, yo misma me di cuenta de una de las funciones más

importantes de la escritura.”3

Escribir para comunicar ideas, emociones, conocimientos, inquietudes;

escribir para que los discursos perduren, aún en ausencia del escritor. Este

primer gran propósito puede y debe ser demostrado en múltiples formas, en

el marco del trabajo educativo dentro y fuera de las aulas.

Escribir para entender

Una de las principales razones para insistir en la escritura como respuesta al texto

consiste en que escribiendo profundizamos y ampliamos nuestra capacidad de                                                                                                                          3  Graves,  Donald.  Estructurar  un  aula  donde  se  lea  y  se  escriba.  Aique,  Bs.  As.  1992  

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6    

comprensión e interpretación de textos. Se trata de apoyar la experiencia de

lecturano sobre lo que sucede en el texto, sino sobre lo que sucede en el lector a partir del texto. Esa pequeña diferencia entre “lo que el texto dice” y “lo

que el texto ME dice” (Siempre podemos volver a releer cada vez que sea

necesario recordar un dato).

Gerardo Cirianni lo expresa así:

“Cuando la gente se anima a decir o a escribir lo que ve, lo que siente,

o lo que asocia con relación a un texto escrito por otro, adquiere una

noción de la lectura escasamente difundida: la lectura como una

actividad intensa que expande el significado, que refleja la experiencia

y la sensibilidad que cada sujeto adquiere a lo largo de la vida”.4

Construir ocasiones para que cada lector conteste, agregue, cuestione,

disienta o aporte al texto que ha leído puede constituirse en una de las

tareas fundamentales para la formación de comunidades lectoras y

escritoras. Contestar al texto por escrito (y esto puede hacerse desde un

subrayado o una nota al margen, hasta una carta al personaje o la inclusión

de un elemento insólito en el escrito) coloca al lector en un pie de igualdad

con el escritor. Convierte el acto de escribir en una tarea posible y deseable.

Una revisión a la propia historia de escritura

Para ayudar a la transformación de las prácticas, es fundamental que

directivos y docentes emprendan una revisión en el plano personal y

profesional. No siempre ha sido fácil escribir de manera efectiva.

NuevamenteCirianni:

“Aprendimos a temer a la escritura. Nos lo enseñó la mirada hostil hacia

el error, las referencias constantes a las ‘buenas escrituras’, la extrañeza

que sentíamos hacia muchas de sus formas y propósitos. Ese temor se

gestó en la escuela y fuera de ella. Podríamos reconstruir escenas,

                                                                                                                         4Cirianni,  Gerardo  y  Eva  Tormo.  Punto  de  partida.  La  voz  del  espejo,  Argentina,  2005  

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7    

expresiones, gestos; protagonizados por maestros, por papás y mamás,

por hermanos mayores, que desdeñaban nuestras posibilidades y

criticaban con dureza nuestras equivocaciones.

De este modo, una tecnología que siempre debió estar a nuestro servicio

se transformó en una evidencia de nuestra incapacidad para ordenar y

desarrollar nuestros pensamientos y nuestras emociones con criterios

socialmente aceptados.

En poco tiempo, la ilusión de la escritura se transformó en evasión de su

ejercicio. Aprendimos a esquivarla. También, a simularla cuando no

había más remedio. A pesar de todo, no la olvidamos. Si hemos pasado

por la escuela algunos años y vivimos en una sociedad que nos exige

practicarla en algunas de sus formas, permanece en nosotros como

técnica de cifrado y descifrado. Desde ese manejo instrumental,

podemos reconstruir los vínculos con el lenguaje escrito si aprendeos a

mirarlo de otra manera y a ejercerlo con provecho para nosotros y

quienes nos rodean.”5

Retomando un fragmento del capítulo ‘Qué hace la escritura’ de Donald H.

Graves6(lúcido y comprometido educador norteamericano) se propone un ejercicio

de recapitulación individual.Se trata de poner en perspectiva el papel que la

escritura ocupa en la vida profesional y personal, revisando la propia experiencia

durante los años de la educación primaria. Este primer ejercicio permitirá organizar

la experiencia de aprendizaje y abrir una reflexión en torno a los énfasis que ha

asumido la didáctica de la lengua escrita en la escuela.

Ejercicio:

Se propone el ejercicio tal cual lo plantea Graves. Lea el ejemplo, luegoelabore su

propia tabla y complétela. Si hay huecos o no logra recordar eventos en todos los                                                                                                                          5Cirianni,  Gerardo  y  Luz  María  Peregrina.  Rumbo  a  la  lectura,  Colihue,  Buenos  Aires,  2006  6  Graves,  Donald  H.  ibid.  

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8    

grados, no importa, también eso es revelador. Se trata de revisar cómo la escuela

nos acercó a la escritura, qué sensaciones y recuerdos dejó en nosotros, y cuáles

son sus repercusiones en la vida adulta y profesional.

“Reflexione un momento y hágase una lista de recuerdos asociados con

sus propias experiencias de escritura. Yo haré la reflexión junto con

usted para mostrarle lo que quiero decir, y comentaré mi lista cuando la

haya terminado. Observe que en la primera columna pongo el grado,

luego el nombre del docente, y luego el recuerdo. También tengo a la

derecha una columna para recuerdos o remembranzas que no

pertenezcan a la escuela. Anotaré unas pocas palabras como

ayudamemoria para el comentario posterior.

Grado Maestra Escritura en la escuela

Escritura en casa

1 MissJones 2 Miss Jaeger 3 Miss Wood “Abraham

Lincoln”

4 Miss White Miss McGraw

Audición de radio

5 Miss Adams Copia de poemas

Diario- resoluciones- discurso para la iglesia

6 Miss Fortin John Keats

Solicitud para el colegio

A medida que registro mi historial de escritura me siento sorprendido por

lo escaso de mis recuerdos de la escuela primaria (…) mi más fuerte

remembranza de aquella época tiene que ver con mi mala letra. Durante

muchísimo tiempo el término escritura significó caligrafía. Eso

ensombrece cualquier recopilación de escritos de mis años de escuela

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9    

elemental. Yo odiaba escribir porque la primera respuesta de lamaestra

era: “Donald, copia de nuevo esto. No pusiste cuidado. Esfuérzate un

poco más”. Mi segundo y tercer intento nunca eran mucho mejores que

el primero.

Mientras examina su perfil hágase estas preguntas:

• Su recuerdo más positivo del aprendizaje de la escritura. ¿Qué hizo

su maestro para ayudarlo?

• Su recuerdo más negativo del aprendizaje de la escritura. ¿Cómo

contribuyó el maestro para este recuerdo desgraciado?

• ¿Qué papel ocuparon los problemas con la caligrafía, la ortografía, la

puntuación o la gramática en la construcción de su concepto de sí

mismo como escritor?

• ¿En qué medida usa, en la actualidad, la escritura como medio de

expresión personal? ¿En qué medida su historia personal contribuye a

su uso o no de la escritura?”

Este ejercicio se vuelve mucho más rico cuando se comparte, y hay manera de

cotejar diferencias y similitudes en la experiencia. Lo mejor de todo es que

cualquier persona puede hacerlo: una buena propuesta para abordar el tema con

los docentes, las familias de los estudiantes y por supuesto los alumnos pueden

revisar sus trayectorias personales como escritores: ¿Qué o quién los ha

ayudado? ¿Hay algún texto escrito por ellos que les resulte especialmente

memorable? ¿Han escrito textos de los que hayan aprendido más que de otros?

Lector y texto conversan

La discusión con los textos en el plano de las ideas es un ejercicio vital para el

lector. Desarrollar y afinar habilidades para opinar, responder, dudar,

contraargumentar, coincidir, implica colocarse en situación de paridad con el texto.

Abrir un diálogo interno con lo expresado, con las ideas, los supuestos y los

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planteamientos escritos. No se trata necesariamente de un diálogo “con el autor”,

como se dice a veces. El autor es un ser humano, vivo o muerto, y lo que hace

uno cuando lee es dialogar con un texto que este ser humano produjo en

determinado momento, en determinadas circunstancias.

Si esta conversación (este trabajo del lector) se hace con un lápiz en la mano,

mucho mejor. Nos convertimos entonces en participantes activos de la escritura.

Al subrayar, escribir en los márgenes, poner algunas notas personales, registrar

alguna asociación importante que hacemos al leer.Ricardo Senabre, en su artículo

“La lectura amenazada”7 escribe:

“Leer es responder al texto, participar en un intercambio, y la pluma es

el instrumento necesario para escribir anotaciones marginales, que

son los primeros signos de la respuesta del lector ante el texto, ya que

toda lectura auténtica es un diálogo íntimo: el libro desencadena en el

lector una reacción, una «corriente discursiva interior –laudatoria,

irónica, negativa, potenciadora– que acompaña al proceso de la

lectura». La pluma sirve para hacer extractos, reproducir citas,

esbozar anotaciones. Es también un ejercicio de copia que ayuda a

fortalecer la memoria, algo esencial. Afirma Steiner que «en cada acto

de lectura completo late el deseo de escribir un libro en respuesta».

Por eso –añade– «el intelectual es, sencillamente, un ser humano que

cuando lee tiene un lápiz en la mano».

Escribir en la biblioteca

Hoy sabemos que escribir no es únicamente trazar letras y palabras. Implica

procesos complejos y profundos que es vital aprender y practicar en la escuela. Y

sabemos también que las bibliotecas ya no son sólo lugares donde se guarda

información para consultar, sino espacios para la producción de contenidos. Las

bibliotecas del aula y escolares ofrecen infinidad de ocasiones de escritura a

quienes observan con atención; hay que estar dispuestos a revisar la idea de lo

                                                                                                                         7 Completo en: http://revistadelibros.net/articulo_completo.php?art=1872  

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11    

que puede hacerse en una biblioteca. Imaginarla como un lugar privilegiado para

explorar distintas maneras de usar el lenguaje. Un espacio para leer, sí. Pero

también para escribir, conversar, cantar, contar, grabar, mirar, preguntar, opinar,

responder, dibujar, escuchar, discutir, consensar, argumentar, imitar, fotografiar,

clasificar, asociar, decidir, enumerar, inventar, construir, narrar, analizar,

publicar…

Pero lo cierto es que los modelos de biblioteca escolar que funcionan de esta

manera no abundan. Muchas veces será necesario gestarlos, impulsarlos,

acompañar de manera continua la instalación de esta idea de la biblioteca escolar

como centro de recursos para el aprendizaje, y por lo tanto, como espacio para la

generación de contenidos. De manera concreta, se ofrecen a continuación algunas

ideas para descubrir y aprovechar oportunidades de aprendizaje. Iniciemos con

una propuesta de Graves:

“Los bibliotecarios pueden encargar a los estudiantes que escriban

libros sobre determinados temas que se piden y sobre los que hay

poco o nada. Los niños son capaces de componer libros de áreas

curriculares, para ser distribuidos en la clase o en la biblioteca. Se

fijan altas normas de calidad para esos trabajos, y el encargo ayuda a

los estudiantes a ver cómo sus textos pueden causar efecto sobre los

demás.”8

¿Qué otros proyectos de escritura pueden llevarse a cabo desde la biblioteca

escolar? Aquí va una pequeña lista, para seguir ampliando en función de las

necesidades de cada comunidad educativa:

• Resultados de los proyectos.Si como producto de los

proyectostrabajados en clase se integran al acervo materiales (informe final,

revista, video, infografía, imágenes, etc.), poco a poco la biblioteca irá

guardando no sólo un trayecto formativo de cada grupo, sino que ofrecerá a

los futuros investigadores un rico material producido por los mismos

                                                                                                                         8  Graves,  Donald,  ibid  

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12    

alumnos. Esto permite avances efectivos en el conocimiento, y no sólo la

vuelta recurrente a las mismas fuentes y grado de elaboración. Cuanta más

información disponible sobre un tema, mucho más profundamente puede

trabajarse.

• Comentarios públicos.La literatura y los materiales se mueven con la

fuerza de la recomendación y el comentario. Es muy distinto tomar

simplemente un libro del estante, que acercarse a él a partir de la

recomendación o comentario de alguien. Una reserva pública de

comentarios y recomendaciones (se admiten a favor y en contra) puede

movilizar de manera inusitada los acervos. Una propuesta popular es el

árbol de comentarios. Consiste en un gran árbol dibujado (o una rama

grande) en la cual colgar tarjetas por título. También puede colocarse un

sobre en cada libro para incluir tarjetas por cada lector, abrir un blog de la

biblioteca para subir recomendaciones escritas o incluso un canal de

youtube para colocar videoreseñas de los libros leídos.

• El top ten de la biblioteca.Una variante de la propuesta anterior es hacer

un concurso permanente de los favoritos de la biblioteca. Los diez libros

más leídos, o mejor comentados del acervo pueden exhibirse

mensualmente en un podio, aparecer en una gráfica pública, ser mostrados

en el recreo, ser leídos en voz alta por el bibliotecario, reseñados en un

boletín mensual, difundidos a través de un programa de radio local grabado

por los alumnos… será muy popular organizar y una votación periódica.

Esto permite también al bibliotecario y los maestros obtener información

valiosa, de primera mano, sobre los intereses lectores de los estudiantes.

• Publicación de anuarios.La biblioteca es también un lugar privilegiado

para guardar la memoria de la escuela. Pocas veces se aprovecha el

espacio para esto, y es así que muchos centros escolares carecen de una

historia registrada. Los maestros y directivos cambian, y los eventos,

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historia, transformaciones no quedan registrados en ningún lugar. Esto no

contribuye a la conciencia de la escuela, a su inserción comunitaria ni a su

relevancia en la vida social. Desde la biblioteca puede coordinarse la

producción por parte de alumnos, maestros y padres de familia de anuarios.

Recoger a lo largo del ciclo escolar lo más relevante de cada grado,

sucesos, visitas, eventos, acontecimientos en la comunidad, fotografías,

reconocimientos, videos, presentaciones, etc. Un ejemplar puede quedar

guardado como parte del acervo. Cada año que pasa estos materiales van

ganando en valor, hasta convertirse en documentos de gran trascendencia.

• Materiales de difusión.Como ampliación del punto anterior, puede darse la

producción constante de materiales informativos para la comunidad escolar.

Pequeñas crónicas de eventos y sucesos para la escuela pueden ser

difundidas a través de un pequeño boletín. Desde los acuerdos del consejo

técnico hasta las fechas y resultados de torneos deportivos, concursos

escolares, producciones literarias de alumnos, docentes y familias,

bienvenidas a los alumnos nuevos y despedidas a los que se van, y un

largo etcétera que puede mantener a la comunidad conectada a través de

la escritura.

• Estadísticas.En la biblioteca puede también practicarse la escritura no

alfabética, aquella que sirve para organizar y medir el conocimiento en

diferentes formatos. Puede convertirse en un centro de producción de

estadísticas, a propósito de las muchas actividades que en la escuela

merecen ser medidas y estudiadas. Entre todos pueden recopilar, organizar

y publicar información en torno a: puntualidad y ausentismo, libros leídos,

canciones aprendidas, participación en distintos eventos, seguimiento a

sucesos de actualidad, materiales de reúso acopiados, y un largo etcétera.

Si se realiza cooperativamente, ésta puede ser una modesta pero decisiva

contribución a una cultura de la transparencia y la legalidad, y a la toma de

decisiones basadas en información.

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14    

• Recopilación de la historia local de la comunidad. A través de

reportajes, entrevistas y diferentes trabajos de investigación, la biblioteca de

la escuela puede convertirse en un importante reservorio de la memoria y la

historia local del barrio, la colonia, la comunidad. Fortalecer la identidad

colectiva, profundizar en las raíces de la localidad e incorporar diversas

fuentes y mecanismos de investigación, es una manera privilegiada de

construir, desde un espacio público, competencias para la convivencia en

sociedad.

• Saberes vividos. Asociado al punto anterior, puede establecerse un taller

para la elaboración de diversos libros o materiales (recetarios, mapas

comentados, anecdotarios, crónicas…), que los mismos estudiantes

aporten, con colaboración del personal de la escuela, familiares y otros

miembros de la comunidad educativa. Estos trabajos de escritura colectiva

pueden dar lugar naturalmente a reuniones para presentarlos, comentarlos

y consolidar los lazos.

• El blog dela biblioteca.Hoy en día se ha vuelto accesible y necesario

expandir las acciones presenciales hacia la red, publicar en el espacio

virtual, alcanzar por todos los medios posibles la atención de la comunidad,

dar a conocer y compartir los proyectos. Montar un sitio colaborativo

sencillo y gratuito (un blog, por ejemplo), puede ser una magnífica ocasión

para que muchos alumnos, padres y maestros se animen a intentar

escrituras diversas en torno a una enorme cantidad de actividades, teas y

reflexiones que vayan apareciendo en el interés de la comunidad. Como

ejemplo, basta una simple búsqueda en la red para encontrar centenares

de ejemplos interesantes de blogs gestionados desde bibliotecas escolares,

alrededor del mundo.

Se trata solamente de algunos ejemplos entre muchas otras iniciativas que

pueden impulsarse para convertir a la biblioteca en un motor para la escritura,

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15    

que involucre a toda la comunidad escolar. Desde luego, esto transforma la

concepción tradicional de la biblioteca, de su relación con las nuevas

tecnologías, con la actividad del aula y con el desarrollo de los sujetos.

Puede ser que el espacio bibliotecario necesite lápices, papel, pintura,

computadoras con internet, una fotocopiadora o prensa casera, y sobre todo

una muy estrecha relación del maestro bibliotecario con el resto de la planta

docente, desde luego los alumnos.

Aprender a expresarse, a comunicar ideas, a perdurar en la memoria colectiva,

a manejar las herramientas que nuestra cultura ofrece, no es algo menor.

Nunca sobran ocasiones para practicar la escritura.