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2º Bachillerato Historia de España Bloque 1: Historia Antigua y Medieval (Opción A) Bloque 2: Historia Moderna s. XV-XVIII (Opción B) IES SAAVEDRA FAJARDO Curso 2017-2018

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2º Bachillerato

Historia de España

Bloque 1: Historia Antigua y Medieval (Opción A)

Bloque 2: Historia Moderna s. XV-XVIII (Opción B)

IES SAAVEDRA FAJARDOCurso 2017-2018

IES SAAVEDRA FAJARDO. CURSO 2017-18 2º BACHILLERATO

DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

TEMARIO HISTORIA DE ESPAÑA. EBAU

1. La romanización2. Al-Andalus: evolución política3. Castilla y Aragón en la Baja Edad Media4. Reyes Católicos5. Austrias Mayores: política exterior6. El reformismo borbónico en el siglo XVIII7. Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 18128. Absolutismo frente a liberalismo. Evolución política del reinado de Fernando VII.9. Revolución liberal en el reinado de Isabel II. Carlismo y guerra civil. Construcción y evolución del

Estado liberal. 10. Transformaciones económicas del siglo XIX: las desamortizaciones. 11. El Sexenio Revolucionario (1868-1874). 12. El régimen de la Restauración. Características y funcionamiento del sistema canovista. 13. Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización: el Regeneracionismo y

crisis socio-económicas (1902-1923). 14. La dictadura de Primo de Rivera. 15. La Segunda República. 16. La sublevación militar y el estallido de la Guerra Civil. Desarrollo y consecuencias.17. El Estado franquista. 18. La Transición a la democracia.

TEXTOS

SIGLO XIXTexto 1. Algunos artículos de la Constitución de 1812. Texto 2. Manifiesto de los persas. 1814.Texto 3. El convenio de Vergara. 31 de agosto de 1839. Cuartel general de Vergara.Texto 4. Real Decreto declarando la venta de bienes del clero (19 de febrero de 1836).Texto 5. Algunos artículos de la Constitución de 1869.Texto 6. Manifiesto de Sandhurst. 1 de diciembre de 1874.

SIGLO XXTexto 7. Ley del “Candado”. 28 de diciembre de 1910.Texto 8. Manifiesto de Primo de Rivera. 1923.Texto 9. Algunos artículos de la Constitución de 1931.Texto 10. Fragmento del discurso de Manuel Azaña en el Ayuntamiento de Barcelona. 18 de julio de 1938.Texto 11. Algunos artículos del Fuero de los Españoles. 1945.Texto 12. Algunos artículos de la Constitución de 1978.

CORRESPONDENCIA TEMAS Y COMENTARIOS DE TEXTO.

Tema 7.Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812. Texto 1. Algunos artículos de la Constitución de 1812.

Tema 8.Absolutismo frente a liberalismo. Evolución política del reinado de Fernando VII. Texto 2. Manifiesto de los persas. 1814.

Tema 9. Revolución liberal en el reinado de Isabel II. Carlismo y guerra civil. Construcción y evolución del Estado liberal. Texto 3. El convenio de Vergara. 31 de agosto de 1839.

Tema 10.Transformaciones económicas del siglo XIX: las desamortizaciones. Texto 4. Real Decreto declarando la venta de bienes del clero (19 de febrero de 1836).

Tema 11El Sexenio Revolucionario (1868-1874).Texto 5. Algunos artículos de la Constitución de 1869.

Tema 12.El régimen de la Restauración. Características y funcionamiento del sistema canovista. Texto 6. Manifiesto de Sandhurst. 1 de diciembre de 1874.

Tema 13Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización: el Regeneracionismo y crisis socio-económicas (1902-1923). Texto 7. Ley del “Candado”. 28 de diciembre de 1910.

Tema 14La dictadura de Primo de Rivera. Texto 8. Manifiesto de Primo de Rivera. 1923.

Tema 15La Segunda República.Texto 9. Algunos artículos de la Constitución de 1931.

Tema 16La sublevación militar y el estallido de la Guerra Civil. Desarrollo y consecuencias. Texto 10. Fragmento del discurso de Manuel Azaña en el Ayuntamiento de Barcelona. 18 de julio de 1938.

Tema 17El Estado franquista. Texto 11. Algunos artículos del Fuero de los Españoles. 1945.

Tema 18 La Transición a la democracia. Texto 12. Algunos artículos de la Constitución de 1978.

IES SAAVEDRA FAJARDO. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFIA- HISTORIA

Tema 1: LA HISPANIA ROMANA: Factores del proceso de romanización.

1. INTRODUCCIÓN :La Romanización. Se entiende por romanización el proceso de adaptación de los pueblos hispanos, a veces por la fuerza, a las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales del Imperio romano. Con el tiempo habría de suponer la desaparición de muchos usos y costumbres de los pueblos indígenas, aunque algunos perduraron. Al igual que la conquista, fue un proceso discontinuo y lento. La intervención de Roma en la Península Ibérica se produjo con motivo de la segunda guerra púnica. Cartago y Roma, las dos grandes potencias del Mediterráneo occidental se disputaban el dominio de los países limítrofes. La conquista se produjo en dos aspectos: 1. Uno militar, de conquista, que se desarrolló a lo largo de unos doscientos años (s.III a.c-s.I a.c, del año 218 al 19 a.c.). Se caracterizó por el saqueo llevado a cabo por las legiones romanas. En esta fase, los romanos proceden a la organización del territorio y, a la vez, sientan las bases de los que será la futura explotación de sus recursos económicos. 2. Otro civil, llamado propiamente romanización, que incluían todos los factores económicos políticos, administrativos y culturales. El proceso de romanización fue importante y rápido en la zona costera mediterránea y en el valle del Guadalquivir, entre las tribus ibéricas que habían logrado un mayor grado de civilización. Aprovecharon la amplia red de ciudades preexistentes y se limitaron a transformar sus órganos de gobierno autónomos en órganos dependientes de la administración general romana.; en cambio, apenas alcanzó a los pueblos del área cantábrica por ser la zona más

atrasada y la última en conquistarse. La vida urbana era inexistente y los romanos no consiguieron desarrollarla ni imponer del todo su modo de vida. En el centro y oeste la romanización fue tanto más difícil cuanto menor era su grado de urbanización y desarrollo. En éstas zonas se crearon nuevas ciudades, según el modelo romano, para romper las primitivas formas indígenas de organización económica, social y política. II. DESARROLLO: Factores del proceso de romanización. Hispania pasó a formar parte del Imperio romano como una provincia/colonia, Como factores de la romanización de su territorio y habitantes hay que destacar: 1. El asentamiento de ciudadanos romanos en colonias de nueva creación o en tierras confiscadas a los indígenas extendió el modelo de vida romano. Generalmente, se trataba de soldados veteranos, a los que se entregan tierras en pago por su servicio militar. (Mérida (Emérita Augusta), por ejemplo, fue fundada por orden del emperador Augusto para asentar a los veteranos de las guerras cántabras.)

2. El papel del ejército y las tropas indígenas. El ejército fue uno de los más

importantes vehículos de difusión de la civilización romana, extendiendo el idioma entre los indígenas. Se reclutaron tropas auxiliares entre los pueblos peninsulares, lo que facilitaba su contacto con los romanos y, además, al término de su servicio militar, podían obtener el privilegio de la ciudadanía romana y recibir lotes de tierras. 3. La concesión de la ciudadanía romana a los indígenas. La obtención del

título de ciudadano romano suponía gozar de numerosos derechos y privilegios, por lo que se utilizaba su concesión como reclamo para imponer la dominación romana. Fue un proceso progresivo que se inició con la aristocracia indígena, para asegurarse su apoyo y colaboración. (Fueron especialmente importantes en la época de Julio César. Después del 212, tras el Decreto de Caracalla, todos los habitantes del Imperio obtuvieron el derecho de ciudadanía romana. Pero las principales autoridades y funcionarios eran nombrados en Roma y provenían en su mayoría de familias patricias de esta ciudad). 4. La construcción de calzadas romanas para unir Hispania con Roma para

la organización y desarrollo del comercio. Estas calzadas enlazaban las regiones ricas en materias primas con las ciudades comerciales, con la costa y con todo el imperio. 5. La unificación lingüística, se consiguió con el idioma de los conquistadores, el latín, que eliminó las lenguas ibéricas y la celta. 6. La generalización del uso de la moneda acuñada. Había unidad monetaria, conseguida gracias a la implantación del denario de plata romano. Durante la conquista, las ciudades hispanas acuñaron monedas de las mismas características que la romana.

7. El influjo que sobre los indígenas ejerció la presencia de grandes personalidades de la vida romana como los Escisiones, Pompeyo Magno o Julio César. 8. La economía

El sistema socioeconómico romano giraba alrededor de la ciudad como centro de producción, comercio y administración de las zonas colindantes. (Las antiguas ciudades fenicias, griegas, cartaginesas o indígenas de Hispania, ahora colonias romanas, perdieron su autonomía política y se adaptaron a esta función. Roma creó otras ciudades (Emerita Augusta, Itálica.....).

Las ciudades más florecientes estaban en la costa mediterránea. Hispania quedó integrada en el sistema de producción esclavista, característico del mundo clásico. La política romana de conquistas militares proporcionó abundante y barata mano de obra esclava, que se obtenía de las poblaciones sometidas. Por tanto, los esclavos, como fuerza de trabajo, fueron una pieza fundamental del Imperio romano. Roma propició una economía de tipo colonial, en la que Hispania exportaba materias primas (metales preciosos, aceites, esclavos, caballos, vinos....) y tenía que importar productos manufacturados de Italia y de las provincias orientales del imperio. La riqueza económica de Hispania romana estaba basada en los siguientes aspectos: a) La agricultura.

Una agricultura metódica cuyos cultivos principales eran la trilogía mediterránea (cereales, vid y olivo). Los romanos introdujeron en Hispania las nuevas técnicas de cultivo: el barbecho y el uso de abonos, junto con el instrumental más moderno y variado: arado, trillo de ruedas, palas.....Iniciaron seguramente los regadíos en las llanura levantinas, canales de Murcia y de Valencia. En cuanto a la ganadería ocupó un lugar destacada la ganadería lanar, en la cuenca del Duero y en el valle del Guadalquivir. El cuanto al régimen de propiedad, la mayor parte de esta riqueza estuvo en manos de la propiedad privada. Con la conquista, muchas tierras y las minas pasaron a formar parte del Estado, y éste las arrendó o repartió. El campo pasó a manos de pequeños propietarios o de la aristocracia senatorial, la cual empezó a formar grandes latifundios. La tierra era símbolo de prestigio y riqueza. b) La mineria

La explotación minera de las zonas ya conocidas y de otras nuevas descubiertas, representó una de las principales fuentes de ingresos para la economía romana. Se extraía oro de Asturias, plata de Sierra Morena, cobre, plomo....... El régimen de propiedad: Las minas eran propiedad del Estado, solían ser arrendadas a compañías o eran explotadas directamente por el propio emperador a través de funcionarios. Los trabajadores eran esclavos. c) La industria

Una pequeña industria urbana que se desarrolló para la exportación (aceitera, industria del esparto, salsa garum, salazón de pescado) o para el

consumo de la ciudad y el campo que la rodeaba. Gran parte de estas industrias se derivaban de los productos naturales de la propia región, tanto agrícolas como ganaderos o mineros. (Así, por ejemplo, el olivo dio lugar a la industria del aceite, las ovejas, a las industrias textiles, el hierro a la industria de armas).

d) El comercio La política de libertad de comercio, adoptada por el Estado a partir de Augusto, contribuyó al desarrollo del comercio en las diversas provincias del Estado. El comercio interior a nivel comarcal o provincial fue mucho más importante, por su volumen, que el comercio de exportación. En el mercado del Imperio romano, Hispania fue conocida tan sólo por su aceite y sus metales. Se importaban objetos de lujo y productos manufacturados. Había un abundante tráfico marítimo centrado en tres puertos: Tarraco, Cartago Nova y Gades. La industria y el comercio estuvieron en manos de la burguesía urbana que formaban asociaciones de artesanos o navieros. 9. La administración romana.

El concepto Hispania para los romanos se refería a una unidad territorial; comprendía todas las tierras de la Península Ibérica desde los Pirineos al Estrecho de Gibraltar. Sobre esta unidad los romanos organizaron su administración. El número de provincias de Hispania no fue siempre el mismo, sino que fue cambiando con el tiempo. (Durante la conquista (197 a.C) tuvo sólo dos provincias: Ulterior, al sur y Citerior, al norte. Con Augusto ( 14 a.C.) aumenta a tres: Bética, Lusitania y Tarraconense. Con Diocleciano (297) la Tarraconense se fragmentó en tres provincias: Tarraconense, Gallecia y Cartaginense).

Cuando casi toda la Península estaba ya conquista la reforma administrativa de Augusto estableció dos tipos de provincia en todo el Imperio, según su grado de asimilación a Roma: a) las plenamente pacificadas y que, por tanto, no necesitaban la presencia permanente de legiones, se convirtieron en provincias senatoriales, bajo la administración del Senado de Roma. b) En cambio, las de más reciente conquista, en las que las legiones seguían siendo necesarias, quedando bajo la administración y control directo del emperador, en su calidad de jefe supremo del ejército, por lo que tenían el rango de provincias imperiales. Cada provincia, a su vez, estaba dividida, a efectos de administración de justicia, en varios conventos jurídicos. Su origen estaba en las reuniones que

se convocaban en días y lugares fijos dentro de cada provincia, para que el gobernador provincial administrara justicia. (Con el tiempo, estas reuniones adquirieron carácter permanente en el Imperio y se transformaron en distritos provincias para impartir justicia con capitales fijas). Por último, las células básicas y fundamentales de la administración territorial romana eran las ciudades (civitates).( La ciudad romana estaba formada por un amplio

territorio rural (territorium), dividido en tierras de propiedad privada y tierras de aprovechamiento comunal, regido por un núcleo urbano (urbs), que actuaba como centro económico (mercado), político (órganos de gobierno), religioso (templos) y de ocio (teatro, anfiteatro, termas, etc). La autonomía de cada ciudad dependía de su grado de integración y aceptación de la dominación romana: en general, a mayor grado de romanización, mayor autonomía y más privilegios. 10. La estructura social. La posición social en el mundo romano estaba determinada por la categoría jurídica del individuo, heredada en principio, pero modificable a lo largo de la vida.

ra una sociedad esclavista muy jerarquizada y con distintos grados de derechos políticos y jurídicos. Entre la población libre y con derechos a la ciudadanía encontramos: el orden senatorial, miembros del Senado (latifundistas) desempeñaba los más altos cargos políticos, financieros, militares y religiosos, el orden ecuestre, puestos intermedios de la administración y dueños de negocios, y los decuriones, burguesía urbana, miembros de los senados municipales. También existían hombres libres no pertenecientes a órdenes que al tener el estatuto de ciudadanos romanos, gozaban de privilegios políticos (participaban y

votaban en las asambleas políticas), militares, (podían integrarse en las legiones) y sociales (tenían derecho a la beneficencia pública y privada, como el reparto gratuito de trigo, por ejemplo).( Sin embargo, existían grandes diferencias de fortuna en el conjunto de los ciudadanos romanos, desde los más pobres, que vivían casi en exclusiva de la beneficencia, hasta los más ricos). En el siguiente nivel jerárquico estaban los hombres libres no ciudadanos, la plebe (trabajadores). Carecían de derechos políticos pero tenían derechos civiles (a diferencia de los esclavos), como el de contraer matrimonio, tener propiedades, heredar, etc. (También había entre ellos grandes diferencias de fortuna y una vía fácil de promoción social era enrolarse en las tropas auxiliares del ejército, ya que al licenciarse obtenían la ciudadanía romana. Conforme avanza el tiempo, tienden a unificarse, culminando este proceso por la Constitutio antoniniana (Caracalla, 212 d.C.), que concede la

ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio. En el último peldaño de la escala social estaban los esclavos, sin derecho alguno, la mayoría procedente de los ejércitos vencidos por Roma. Constituían simplemente una propiedad de su dueño. (La condición de esclavo se tenía de nacimiento (por ser hijo de una esclava) o se podía adquirir por varias circunstancias: ser prisionero de guerra (o de piratas), ser condenado a la esclavitud por los tribunales, ser vendido por el padre o, incluso, por autoventa por ejemplo, para saldar una deuda que no se había podido pagar).

Existía una situación intermedia entre hombres libres y esclavos, eran los libertos, antiguos esclavos manumitidos. El antiguo dueño pasaba a convertirse en su patrono y podía exigir al liberto ciertas obligaciones. (Tenían derechos civiles, como los libres, pero el estatuto de liberto no se borraba normalmente hasta la tercera generación, que adquiría ya la libertad plena).

11. La difusión de formas culturales y religiosas.

Los hispanos se adaptaron a la mentalidad de la sociedad romana, a la que proporcionaron emperadores ( Trajano, Adriano...), escritores (Séneca,

Marcial..) y funcionarios dispuestos a ascender por los escalones de la carrera administrativa. Desde el punto de vista religioso los romanos impusieron sólo el culto al emperador, que pretendía mantener la unidad del Imperio con la divinización del poder del Estado. Su mitología era una adaptación de la griega y se extendió por Hispania, y algunos cultos de origen oriental (Egipto, Persia...) que trajeron los soldados. La difusión del cristianismo en Hispania está rodeada de tardías leyendas y tradiciones (no demostradas históricamente: como la venida del apóstol Santiago, de San

Pablo). El primer testimonio seguro sobre la existencia de cristianos en la Península es de mediados del siglo III. A partir de ese momento, la nueva religión se fue extendiendo, y cuando el emperador Constantino la legalizó en el año 313 (finalizando así la etapa de persecuciones y clandestinidad), estaba ya organizada en numerosas zonas, en especial en la Bética. III.- CONCLUSIÓN. La crisis del siglo III y el legado romano. Durante el siglo III el Imperio Romano entra en un periodo de crisis en todos los ámbitos debido a la dificultad de administrar territorios tan amplios como había logrado conquistar en épocas precedentes. Los elementos que caracterizan esta crisis son: debilitamiento del poder imperial (emperadores militares), con la consiguiente autonomía de los gobernadores provinciales; revueltas campesinas; guerras civiles localizadas; presión de los pueblos bárbaros, etc. El comercio se resintió. La presión fiscal aumentó, mucha gente de los negocios huyó al campo de las ciudades para evitar los impuestos y la ciudad decayó como centro administrativo y mercantil. El campo y los grandes latifundios se convirtieron en el núcleo de la economía del imperio. El imperio e Hispania se ruralizó. Económicamente, esos latifundios tendían a la autosuficiencia, por crisis del comercio, no sólo de productos agrícolas sino también artesanales, para lo cual albergaban sus propios talleres. Por consiguiente, en gran parte del Imperio se volvía a una economía cerrada. (Aquella en la que la producción no se destina a la venta, sino al

consumo de los propios productores). En Hispania, a partir del siglo V, la presencia de un' pueblo bárbaro, los visigodos, daría origen, tras la definitiva desaparición del Imperio, al reino visigodo de Toledo. Son muchos siglos de presencia del mundo romano sobre el suelo ibérico y constituyen el primer capítulo fundamental de la Historia de España. Nuestra sociedad actual ha heredado de Roma un vasto legado, al que pertenecen elementos como la lengua (todas las lenguas peninsulares, excepto el euskera) o el sentido del derecho y la justicia. Restos del dominio romano se conservan por doquier en infinidad de obras públicas: acueductos (Segovia), murallas (Lugo), puentes (Alcántara), teatros (Mérida, Sagunto, Cartagena), anfiteatros (Itálica), monumentos funerarios (Torre de los Escipiones), arcos de triunfo (Bará, Medinaceli), templos (de Diana en Mérida), etc.

Tema 2: Al –Andalus: Evolución política

Alhambra de Granada I.- INTRODUCCION. La conquista árabe convirtió a la Península en una zona de contacto entre dos grandes civilizaciones muy distintas: 1.- La islámica: urbana y mercantil. Su eje se encontraba en el Próximo

Oriente (según las épocas en Basora, Bagdad, Damasco, El Cairo). 2.- La cristiana: campesina, agrario-ganadera. Su eje se extendía entre el

Norte de Italia e Inglaterra. La frontera establecida entre ambas civilizaciones fue un fenómeno característico del que destacan: su oscilación a lo largo de casi 800 años y su permeabilidad comercial y cultural. Desde el siglo VIII al X se formaron centros de resistencia cristiana en las cordilleras del norte peninsular: El reino astur- leonés, Pamplona, Aragón y Cataluña. Pero la mayoría de la población hispano-visigoda, aceptó la civilización musulmana y formó con sus conquistadores un verdadero Estado islámico. La conquista fue rápida, si los romanos habían tardado unos doscientos

años en controlar Hispania, los musulmanes lo lograron en apenas una década. En el año 711 los caudillos musulmanes que habían ocupado el Magreb fueron llamados por un sector de la nobleza visigoda como tropas aliadas para intervenir en una de sus habituales disputas con la débil monarquía hispanovisigoda. Un ejército de bereberes dirigido por Muza ibn Nusayr, walí (gobernador de Ifriquiya)

y su lugarteniente Táriq cruzó el estrecho de Gibraltar y, aprovechando la

ausencia de D. Rodrigo que estaba en el norte en una campaña contra los vascones, inicia la penetración sin resistencia de la población. Después de la batalla de Guadalete contra los visigodos, en el contexto de guerra civil entre el último rey D. Rodrigo y los partidarios de Witiza por un lado y dentro del contexto de la expansión del Islam en aquellos momentos, por otro, se inició la conquista de toda la Península Ibérica. En el 712 se inicia la conquista sistemática: Muza pasa a Hispania con más contingentes y va tomando las principales ciudades Sevilla, Carmona, Mérida, Toledo, Zaragoza y Pamplona, donde llegan en el 714. Tariq y Muza se dirigen a Damasco y al frente del gobierno queda Abd al Malik que aumentó la conquista hasta Barcelona (718).

Muchos nobles visigodos aceptaron someterse a los invasores mediante la firma de pactos que les garantizaban el mantenimiento de buena parte de sus propiedades.

La conquista se da por terminada en el 718 cuando establecen las

fronteras en Toledo, valle del Guadalquivir y la Cordillera Cantábrica. En el año 722 ya se encontraban al borde de la cornisa cantábrica intentando someter a un grupo rebelde que se había refugiado en la montaña de Covadonga. Los walís siguientes intentaron atravesar los Pirineos pero fueron frenados por los francos,

por Carlos Martel en Poitiers (732) y obligados a replegarse hacia la Península. La hostilidad de vascos, cántabros y astures, y el carácter inhóspito de aquellas tierras hicieron desistir a los musulmanes de su conquista. El valle del Duero quedó despoblado y se convirtió en una “tierra de nadie” que servía de frontera entre Al- Andalus y los pequeños reinos cristianos que se habían formado en el norte peninsular. En los primeros momentos los musulmanes no innovan, aceptan la organización existente y se superponen a ella; de hecho sustituyen a los reyes visigodos y, como ellos, encontraran dificultades para asegurar el dominio en las zonas del norte peninsular.

La península fue sometida de dos maneras: 1. Por las armas: una vez vencida una plaza se firmaba la capitulación, la

población no podía abandonar la ciudad y perdían sus bienes que pasaban a ser parte del botín y entraban en servidumbre. Estas tierras se repartían de la siguiente manera: un quinto pasaba a manos del Estado y el resto se repartía entre los conquistadores en dos modalidades: pleno dominio o en usufructo (cedidas por el Estado, de por vida).

2. Por pactos: las ciudades conservaron así sus leyes y eran sometidas al

pago de impuestos que la ley musulmana imponía a los no musulmanes. Los particulares conservaban sus bienes patrimoniales, y solo se confiscaban los bienes de los muertos, los huidos y de la Iglesia. Así la mayor parte del territorio permaneció en manos de los indígenas, pues la mayoría pactó con los musulmanes. Prefirieron proteger sus dominios a costa de perder cierta independencia. El hecho de que los no creyentes musulmanes tuvieran que pagar más impuestos que los fieles del Islam propició al cabo del poco tiempo conversiones en masa (muladíes).

II. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL AL-ANDALUS: Fases

La España musulmana (Al Andalus, en árabe) durante estos siglos atravesó varias etapas políticas: .

1. EL WALIATO O EMIRATO DEPENDIENTE (711-756). Durante este periodo de asentamiento inicial, la península constituía una mera provincia del califato de Damasco, gobernada por un valí o emir (jefe superior) que dependía en lo político y religioso del califa omeya (sucesor de Mahoma).

Fueron años de una gran inestabilidad política y de fuertes enfrentamientos entre los propios musulmanes. Sin embargo, no cesaron las campañas militares, aunque algunas concluyeron en contundentes derrotas que marcaron los límites del avance islámico hacia el norte: La batalla de Covadonga (722) sin demasiada trascendencia para los musulmanes, pero magnificada por la tradición cristiana, garantizó la independencia del pequeño núcleo cristiano de Asturias. La batalla de Poiters (732), a manos de los francos, frustró los intentos de expansión al otro lado de los Pirineos. 2. EL EMIRATO INDEPENDIENTE DE BAGDAD o EMIRATO DE CÓRDOBA (756-929)

La familia omeya era la más poderosa del imperio islámico y tenía como enemigos a los hasimíes. Estos consiguieron asesinar a la mayoría de los miembros del clan omeya haciéndose con el poder y trasladando la capital del califato a Bagdad. Un miembro de la familia omeya ABDERRAMÁN, logró escapar de Damasco y buscó refugio en Al-Andalus, donde tomó el poder y declaró esta zona emirato independiente del califa rival de Bagdad. El nuevo emir (756-788) en lo religioso siguió aceptando la autoridad del califa abbasida. ABDERRAMÁN I Muy pronto tuvo Abderramán que hacer frente a las rivalidades de los diversos clanes y familias musulmanas: los árabes kalbíes (que procedían de agricultores sedentarios de Arabia) estaban en discordia contra los árabes kaísies (antiguos pastores nómadas); los berberiscos rivalizaban con los sirios, los mozárabes se enfrentaban con los muladíes (cristianos convertidos al Islam.

Ante esta situación el nuevo emir inició una serie de reformas para fortalecer su poder. La primera sería crear un ejército profesional de mercenarios que serían fieles solamente a quien les pagase. Concentró en sus manos los poderes ejecutivo y legislativo. Nombró a jueces fieles a su persona (cadíes) que ejercían el poder judicial apoyándose en La ley coránica y la tradición. Como ayudantes directos creó los cargos de primer ministro (hachib) y de ministros o visires. Todas estas reformas incrementaron los gastos del Estado, por lo que se hizo necesaria una mayor recaudación de impuestos. La escasez de numerario se hace patente si observamos la política de Abderramán I con los cristianos del norte. Estos se habían ido extendiendo hasta Galicia y había nacido el reino de Asturias. Los reyes asturianos habían descendido hasta las despobladas tierras de la Submeseta norte. Abderramán aceptó, el rió Duero como la frontera

noroccidental de sus dominios. Con amenazas logró el pago de tributos y el vasallaje de los primeros monarcas asturianos. Al sur de este rió quedó una franja despoblada que sería considerada como la tierra de nadie. Pese a ello, el gobernador de Zaragoza, deseando hacerse independiente de Córdoba, solicitó la ayuda del rey franco Carlomagno, que no tardó en intervenir ya que quería establecer en el sur de sus dominios una marca fronteriza (Marca Hispánica) que le protegiese de cualquier intento musulmán de atacar su territorio.

Otros enfrentamientos acontecieron durante los gobiernos de HISSEM I (788- 796) y AL-HAKEM I (796-822). En tiempos de ABDERRAMAN II (822-852), continuaron las sublevaciones de los muladíes: también hubo revueltas de mozárabes. El emir intentando limar diferencias obligó a que se convocase un concilio en Toledo (852) del que saldría la prohibición de que los mozárabes buscasen el martirio insultando las creencias musulmanas.

También en estos años comenzaron a saquear las ciudades costeras de la Península, piratas normandos o vikingos, en el año 843 desembarcaron en Galicia y

Asturias, llegando hasta Sevilla. El emir mandó construir una flota de guerra para hacer frente a nuevas incursiones; esta flota fue la base del poder naval y comercial de Al- Andalus, a partir de entonces. Gracias a ella se conquistaron las Baleares en el 848.

La inestabilidad no cesaría durante el gobierno de los siguientes emires (MUHAMMAD I (852-886), AL-MUNDIR (886-888) y ABD-ALLAH (88-912)) ya que hubo epidemias y malas cosechas que llevaron a una profunda crisis económica. Proliferaron las rebeliones de los gobernadores militares de las fronteras.

3. EL CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1O31)

Durante el largo reinado ABDERRAMÁN III (912-961) alcanzó Al_Andalus la

época de mayor esplendor desde de todos los puntos de vista: político, militar, económico y cultural. El panorama que se encontró al subir al trono era desolador: las arcas del estado vacías, sublevaciones constantes de árabes, berberiscos y muladíes así como una crisis económica generalizada. Tardó 25 años en recuperar el control social de los territorios de Al-Andalus; les obligó a rendirle vasallaje, a pagarle tributos, a ayudarle militarmente aportando tropas en las campañas contra los cristianos del norte. En el año 929 ABDERRAMÁN III convirtió Al Ándalus en un Califato con lo cual, también se desvinculaba de los abbasidas de Bagdad en lo religioso. A partir de entonces, el califa de Córdoba era el líder político y espiritual de los creyentes de Al-

Andalus. Desde aquél momento los poderes del califa fueron: la jefatura del ejército y de la administración del Estado; la dirección de la política exterior y la del control de los recursos estatales. Contra los cristianos del norte realizó veinte campañas militares. Conoció tanto éxitos militares contra los cristianos (batalla de Valdejunquera, 920), como importantes derrotas (batalla de Simancas, 939). El ejército, que reformó profundamente, estaba integrado por tropas mercenarias muchas de las cuales eran eslavos; fue muy efectivo ya que la mayor parte de los cristianos del norte (castellanos, leoneses, navarros y catalanes) le

enviaron embajadas en señal de pleitesía, siguieron pagándole cuantiosos tributos para evitar sus ataques. También llegó a intervenir en los asuntos del norte de África para proteger los intereses comerciales de Al-Andalus: ocupó Melilla (927) y Ceuta (929)( dado

que esta estratégica plaza era la puerta del Estrecho de Gibraltar), el centro de África y desde el Sudán al Mediterráneo. Llegó a intercambiar embajadas con el Sacro Imperio Romano Germánico de Otón I y con el imperio Bizantino. Durante el califato de ABDERRAMAN III, Al- Andalus era la nación más rica y poderosa de Occidente y Córdoba rivalizaba en lujo y grandeza con Bizancio y Bagdad.

Los sucesores de ABDERRAMAN III no se ocuparon directamente de las labores de gobierno de Al-Andalus sino que dejaron éste en manos de sus generales, los visires y el hachib (primer ministro). Su sucesor AL-HAKAM II (961-976) recibió un país en paz, una hacienda

saneada, un ejército eficaz y los reyes cristianos del norte seguían siendo tributarios suyos. Se dedicó a la realización de ambiciosas obras públicas y a reunir una impresionante biblioteca con una colección de más de 400.000 volúmenes. Le sucederá HISHAM II (976-1012), débil califa que dejó las riendas en manos de Muhammad Ibn Abi Amir, conocido como Almansur (“el victorioso”), al que los cristianos bautizaron como ALMANZOR. Este había de gobernar con un poder absoluto relegando al califa a un segundo plano. Reorganizó el ejército del que intentó hacer desaparecer el tribalismo tradicional y someterlo a su exclusiva autoridad. Este ejército mercenario, fundamentalmente de tropas bereberes, fue su mejor sostén frente a las intrigas de la nobleza árabe. Realizó contra los cristianos del norte más de cincuenta expediciones arrasando su territorio desde Barcelona a Santiago de Compostela y saqueando también las

ciudades de Zamora, León, Coimbra y numerosos pueblos y monasterios.

Las continuas guerras acabaron por agotar las arcas del Estado al tener que pagar con ellas el numeroso ejército mercenario que hubo que armar. Fue necesario aumentar los impuestos y el malestar creció entre los contribuyentes. En el norte de África apoyó a los beréberes, reafirmando así la dependencia de Marruecos

respecto al califato omeya de Córdoba. Al regreso de su última expedición por tierras cristianas murió en Medinaceli (Soria) el año 1002.

La inestabilidad política subsiguiente fue tal que entre 1009-1031 hubo diez califas. Ante tanta confusión, en 1031 una junta de notables expulsó de Córdoba a HISHAM III, el último califa omeya, y proclamó la república. Cada

gobernador se consideró hachib de su territorio; era el nacimiento de 26 nuevos reinos, los llamados reinos de taifas. 4. LOS REINOS DE TAIFAS (1031-1090). DISGREGACIÓN POLÍTICA Y PÉRDIDAS

TERRITORIALES

La compleja historia de esta etapa podría resumirse en algunos rasgos esenciales: - Fueron muy frecuentes las disputas entre los diferentes reinos de taifas, el término significa en árabe “facción” o “bandería”. - Su elevado número inicial se fue reduciendo sobre todo por la incorporación de los más pequeños en otros mayores. El reino de Sevilla, por ejemplo, se anexionó una docena de taifas, Algeciras, Carmona, Córdoba, Huelva etc..

- Frente a la superioridad militar de los reinos cristianos, la supervivencia de los reinos de taifas dependía con frecuencia del pago de parias. - Su debilidad política no se tradujo, sin embargo, ni en crisis económica, seguían siendo territorios ricos, ni en decadencia cultural; las cortes de algunos de estos reinos fueron famosas por la labor de mecenazgo y el prestigio de sus intelectuales y artistas.

A partir del siglo XI, los reinos cristianos emprendieron la Reconquista, lo que obligó a los reinos de taifas a solicitar en dos ocasiones la ayuda de pueblos musulmanes africanos, que propiciaron breves periodos de unificación de los territorios musulmanes hispanos: los almorávides (1086), tras la conquista de

Toledo por Alfonso VI, los almohades (1146), derrotados en la batalla de las Navas de

Tolosa (1212), y benimerines. 5. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1238-1492). Tras el avance de la Reconquista en los siglos XI-XIII, el único reino musulmán que permaneció en la península fue el de Granada, bajo la dinastía de los nazaritas, hasta su incorporación a Castilla durante el reinado de los Reyes Católicos. Su desaparición a finales del siglo XV –además de por sus interminables luchas dinásticas- se ensarta en el contexto de la construcción de un Estado moderno llevado a cabo por los Reyes Católicos a través de la unificación territorial y el reforzamiento de la soberanía de la Corona.(La supervivencia del reino nazarí de Granada responde a varias razones: su condición de vasallo del rey castellano, su conveniencia para éste como refugio de población musulmana, el carácter montañoso del reino (complementado con una consistente red de fortalezas fronterizas), el apoyo norteafricano, la crisis castellana bajomedieval y la indiferencia aragonesa (ocupada en su expansión mediterránea). Además, la homogeneidad cultural y

religiosa (sin población mozárabe) proporcionó al Estado granadino una fuerte cohesión. )

III. CONCLUSION

La economía de al-Ándalus fue relativamente próspera si la comparamos con la pobreza que caracterizaba a la de los minúsculos reinos cristianos del Norte peninsular, o la de otros reinos europeos de aquel tiempo. Su base fue la agricultura, en la que se produjeron grandes progresos gracias al impulso del regadío. Así se explica la difusión de cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón y el azafrán. De su dominio de las técnicas de control del agua de riego han quedado numerosas palabras en la lengua castellana (acequia, azada, alberca, aljibe...). Las norias de Alcantarilla y La Ñora son de origen islámico. En al-Ándalus algunas industrias consiguieron un alto nivel: minería, tejidos, cerámica, armas, curtidos, papel, vidrio, etc. Los artesanos del mismo sector formaban agrupaciones de defensa de sus intereses comunes, similares a los gremios de las ciudades cristianas. También el comercio tanto interior como exterior fue muy intenso, en comparación con la estructura económica de subsistencia propia de la Europa cristiana de aquel tiempo. El comercio exterior se dirigía tanto a países islámicos como cristianos La estructura social estaba formada por una minoría aristocrática (jassa), poseedora de inmensos latifundios; solía ser la clase que desempeñaba los principales cargos políticos; las masas populares (amma) eran los campesinos pobres y los artesanos y pequeños comerciantes de las ciudades. Además de estos dos grupos sociales existía una especie de clase media (dedicada sobre todo al comercio) y un número creciente de esclavos, que procedían de Europa Oriental o del interior del continente africano. Las mujeres se encontraban en una posición de clara inferioridad respecto a los varones. La mayoría de las ciudades andalusíes ya existían en época romana o visigoda, pero también nacieron algunas nuevas, como Almería, Murcia o Madrid. Con los musulmanes españoles vivieron un gran esplendor algunas ciencias empíricas como las Matemáticas (fue a través de al-Ándalus como se introdujo el sistema hindú de numeración; los mal llamados “números arábigos”), la Astronomía y la Medicina (destacando Abulcasis, que alcanzó gran celebridad como autor de una gran enciclopedia médica). Otras ramas de la cultura tuvieron un notable desarrollo, como la Literatura (en particular, la Poesía), la Historia, la Filosofía y la Geografía. El arte hispanomusulmán se centra en la arquitectura, debido a las dificultades que oponía la religión a las representaciones humanas. Las construcciones más importantes de la España islámica son: la Mezquita de Córdoba , Ciudad-Palacio de Madinat al-Zahra (Medina Azahara), La Giralda de Sevilla y la Alhambra de Granada.

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Tema 3: La formación de los reinos cristianos: Origen y evolución territorial.

I.- INTRODUCCIÓN.

A lo largo de la Edad Media, rota la unidad peninsular por la invasión musulmana, nacieron una serie de reinos, cuyos límites no se ajustaban a fronteras naturales y estaban sometidos a una gran movilidad. Por otra parte, este fraccionamiento político no apagó la idea de unidad peninsular, que se mantuvo como aspiración constante de los diversos reinos durante el medievo. El mayor enemigo de la integración peninsular fue el concepto patrimonial de la Monarquía de origen germánico, por el que los reyes, al morir, dividían sus estados entre sus hijos. Los reinos cristianos se van formando desde el siglo VIII al XI, en el norte de España, tanto en la parte oriental como occidental. Van extendiendo sus territorios a costa de los musulmanes. Los reinos son: astur-leonés, núcleos de Pamplona-Navarra, Aragón y los condados catalanes. El reino astur-leonés se separó y se formaron dos reinos, León y Asturias, después surgió el condado de Castilla (Fernán González) que terminó convirtiéndose en reino. Hasta mediados del siglo XI, la superioridad militar y económica del Callifato de Córdoba limitó los avances territoriales de los reinos cristianos del norte. La disgregación del Califato de Córdoba en reinos de Taifas entre los siglos XI y XII favoreció el avance continuado cristiano mediante la Reconquista y se produjo realmente la individualización de los diversos reinos peninsulares a la par que se configuraba la nueva sociedad hispano-cristiana. Ya desde el siglo XII quedaron definidos los llamados "cinco reinos" que subsistieron durante toda la Edad Media: Castilla- León, Corona de Aragón, Navarra, Portugal y Granada. A lo largo de los siglos la frontera se fue moviendo hacia el sur, hasta dejar reducidos a los musulmanes al reino de Granada, que fue definitivamente conquistado, en 1492, por los Reyes Católicos. En su inicio todos tenían una economía de base agrícola-ganadera, bastante pobre donde la ruralización no favorecía el uso de la moneda y el desarrollo de la artesanía y el comercio. Los productos de lujo venían de Al - Andalus o de Europa. En todos ellos existía el feudalismo que ponía el poder en manos de una minoría de nobles y eclesiásticos. Estos grupos acapararon funciones judiciales y administrativas en nombre del rey.

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Las tierras que se les van conquistando a los musulmanes son entregadas a los cristianos bajos dos sistemas de repoblación: 1.- Entrega de pequeñas cantidades de tierra a campesinos o soldados 2.- Entrega de grandes latifundios a un señor o monasterio, con sus colonos y siervos. Los hombres libre y nobles que recibían tierras en las fronteras, se convertían en campesinos-guerreros y tenían que defender la frontera de las razzias musulmanas. Reconquista:Muchos historiadores consideran este término inexacto. La expresión corresponde a un intento de legitimación de los nuevos reinos cristianos, que se consideraban herederos de la tradición cristiana de la monarquía visigótica

II.- DESARROLLO: FORMACION DE LOS REINOS CRISTIANOS

1.NUCLEO OCCIDENTAL. REINO ASTURLEONÉS.

El primer reino peninsular creado fue el de Asturias, formado entorno a D. Pelayo iniciarse la Reconquista. Este reino se extendería pronto por Galicia, León, el Note de Portugal y parte de Castilla. En el siglo X nacieron los Condados de Castilla y de Portugal, que posteriormente terminarían formando reinos independientes, Castilla en 1037 y Portugal un siglo después. Los musulmanes no llegaron nunca a controlar plenamente la zona de la cordillera Cantábrica, situada entre Asturias y Cantabria. Entre los pueblos vascos, cántabros y astures debieron refugiarse algunos nobles visigodos que huyeron del dominio islámico. Uno de ellos, Pelayo, infringió una primera derrota a los musulmanes en Covadonga (722). Los descendientes de Pelayo, Alfonso I (739-757) crearon el reino de Asturias, que se extendió hacia Galicia y el alto Ebro, creándose una tierra de nadie entre el Duero y la cordillera Cantábrica. Intentaron asegurar toda la zona norte y además adoctrinar a los habitantes del nuevo reino. El reinó de Asturias desaparecerá dentro del reino de León (s.X). Alfonso II establece la capital del reino en Oviedo y tuvo que hacer frente a varias expediciones musulmanas como las que destruyó la ciudad (793). Una vez expulsados los saqueadores, el monarca inició la reconstrucción de la capital. Consolidada la independencia de su reino, prosiguió su extensión hacia el oeste, y alcanzó a dominar una buena parte de Galicia. Con Ramiro I y Ordoño I continua la expansión. A mediados del siglo IX, Alfonso III (886-910) supo aprovechar la debilidad de los emires cordobeses y ocupó los territorios hasta el Duero, asentando su defensa en la reconstrucción de una serie de plazas fuertes (Toro, Simancas y Zamora). Para controlar mejor las nuevas tierras se trasladó la capital de Oviedo a León (Ordoño II). También fortificó el territorio del este de la Meseta con la construcción de numerosos castillos. En esta zona se constituyó el condado de Castilla, que pasó a estar gobernado por el rey de León. Uno de estos condes, Fernán González, consiguió independizarse en la segunda mitad del siglo X (aprovechando la falta de autoridad de Ramiro II), iniciando así el camino hacia la creación del reino de Castilla (dejó el título de conde vinculado a su familia) y se produce la decadencia de la monarquía leonesa. A mediados del siglo XII Castilla se divide tres reinos: León, Castilla y Portugal.

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2. NÚCLEO ORIENTAL: REINOS PIRENAICOS.

Paralelamente a la consolidación del reino asturleonés,en la zona pirenaica surgen otros reinos, el de Pamplona , del que más tarde se separaría el Condado de Aragón, que en 1035 se convertiría en reino. Los condados

aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) y finalmente, en el ámbito catalán, surgieron los Condados Catalanes.

Tenían en común: 1º.- La lucha por mantener su independencia frente al imperio carolingio 2º.- La persistente fuerza de los musulmanes de Al Andalus, que se habían establecido en el valle del Ebro. 3º.- Su escasa densidad demográfica. El origen de estos reinos y condados se encuentra en la necesidad de Carlomagno,emperador de los francos, de proteger su imperio de los musulmanes y para ello estableció una franja protectora fuertemente fortificada al sur de los Pirineos, la Marca Hispánica. Esta fue dividida en condados y gobernada por condes (aragoneses, navarros y catalanes) que dependían del emperador franco. A mediados del siglo IX, navarros y aragoneses se independizaron de los francos. 2.1. NAVARRA Condado situado entre el puerto de Roncesvalles y el alto Ebro regido por el conde de Pamplona Iñigo Arista, con una población vascona, con formas socioeconómicas de carácter tribal, apenas romanizadas y escasamente cristianizada, expulsó a los gobernadores francos (830) y crearon el reino de Pamplona, núcleo originario del futuro reino de Navarra. Durante el siglo X el reino de Navarra experimentó un gran desarrollo al dominar Aragón. El rey asturiano ayudó a establecer en Pamplona una nueva dinastía, la Jimena, que se extendió su reino a La Rioja. Con Sancho III el Mayor (s.XI) el reino de Pamplona consigue su máxima

expansión. Incorporó Castilla y León y extendió su influencia hasta los condados catalanes. A su muerte, dividió el reino entre sus hijos: a García

le dejó Navarra, al que otorgó el título de rey y de quien dependían sus hermanos Ramiro (Aragón), a Fernando I (Castilla) y a Gonzalo (Sobrarbe y Ribagorza) La supremacía de García de Navarra fue contestada por sus hermanos, provocando una guerra civil. Por un lado Fernando I transformó su dominio en reino de Castilla y ocupó León (al casarse con una princesa leonesa), a su muerte se volvió a dividir, a juntar, hasta que definitivamente se unan bajo el nombre de Castilla (1230). Aragón también se convirtió en reino con Ramiro I y formalizó su unión con Navarra. A la muerte de Alfonso el Batallador, rey de Aragón y Pamplona (s.XII),los navarros se separaron de Aragón y organizaron el reino de Navarra como Estado independiente (García Ramírez - s. XII). Al no tener frontera con Al - Andalus dio por finalizada su expansión hacia el sur, pero colaboró con otros reinos en su lucha contra los musulmanes

. 2.2. ARAGÓN (Su nombre viene de los dominios que atraviesa el río Aragón). Osciló entre la influencia franca, el dominio musulmán y la expansión del reino de Navarra. Los hispanos de Jaca (817) expulsaron a los francos y crearon el condado de Aragón. El primer conde fue Aznar Galíndez. Paralelamente surgieron los condados de Sobrarbe y Ribagorza .En el siglo XII, a la muerte de Alfonso I el Batallador, sin descendencia, le sucede su hermano Ramiro el Monje y la nobleza consiguió casar a su hija Petronila con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. Así nació la Corona de Aragón, que unía el reino de Aragón con los Condados Catalanes. Se trataba de un reino de base dinástica en el

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que cada territorio mantenía sus leyes, instituciones, lengua y costumbres. Ramiro se retiró a un monasterio y Ramón Berenguer se ocupó del gobierno del reino. Alfonso II fue el primer rey de la nueva Corona (hereda Aragón de su

madre y la casa de Barcelona de su padre). Esta unión aumentó su fuerza militar y propició nuevas conquistas territoriales frente al Estado andalusí. 2.3. CATALUÑA

Su nacimiento esta ligado a la política carolingia, y su dominio en tierras catalanas fue más duradero que en Navarra o Aragón. Nace por la creación de la Marca Hispánica, división político-administrativa (abarcaba de la margen izquierda del río Ebro al Sur de los Pirineos) cuya misión era defender la frontera franca de los musulmanes. Estaba dirigida por el marqués, que tenia el poder político y militar. Cataluña era una zona fortificada, y prácticamente independiente que se unía o se separaba de Francia según les convenía. Los condes catalanes irán adquiriendo más independencia del reino franco. Vifredo el Velloso, que había estabilizado la frontera con los musulmanes, convirtió sus cargos y posesiones en hereditarios (897) y en el año 987, el conde Borrell II (nieto de Vifredo) de Barcelona se negó a renovar su juramento de fidelidad al rey franco. De este modo nacieron los condados catalanes. El de Barcelona era el más extenso y poderoso. . Poco a poco el conde de Barcelona fue imponiéndose a los demás condes. 3.-LA RECONQUISTA.(ss. XI-XV) Tras la descomposición del Califato de Córdoba, los reinos cristianos se lanzaron a la conquista de Al- Andalus. Para esta empresa, los monarcas se ayudaron de las Órdenes Militares, que desempeñaron un papel muy importante en la conquista del sur peninsular. Estos reinos unas veces se encontraban unidos y otras veces luchando entre ellos. León se acerca a Aragón como aliado, Castilla se inclina hacia Portugal y Navarra se inclina hacia Francia. Hubo reacciones musulmanas protagonizadas primero por los almorávides y después por los almohades del norte de África, que consiguieron nuevamente frenar el avance cristiano y unificar de nuevo Al-Andalus, aunque por poco tiempo. Con ellos llegó a la Península el concepto de guerra santa a la que los cristianos respondieron con las cruzadas (organizadas por el Papa desde Roma,legitimando la Reconquista). A partir del siglo XI comienza la Reconquista, es decir, el proceso de ocupación militar, por parte de los cristianos del Norte, del territorio dominado por los Estados islámicos de la Península. Por este proceso de Reconquista, tres fueron los Estados que se repartieron las tierras que fueron perdiendo los musulmanes: el reino de Portugal, la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. Castilla y Aragón firmaron en diversos momentos pactos para repartirse el territorio islámico conquistado y no luchar entre ellos (Tratado de Tudilén). La decadencia y disgregación del Califato de Córdoba en reinos de Taifas, fue la ocasión que aprovecharon los cristianos para empezar su lucha, cuando se consideraron militarmente importantes. Este cambio en los reinos cristianos se produjo por motivos internos: a.- Aumento de la demografía cristiana y al aumentar necesitan más territorios. b.- Innovaciones técnicas: armas nuevas,...

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c.- Acuñación de una ideología reconquistadora: los habitantes están convencidos de poder eliminar a los musulmanes y volver al estado visigodo. Por lo tanto, al tener más motivos por los que luchar adquieren mas fuerza. 3.1 FASES DE LA RECONQUISTA FASE I (ss.XI-XII).Inicios de la expansión territorial.

A mediados del S. XII la zona cristiana de la península se encuentra dividida en cinco reinos: Portugal, León, Castilla, Navarra, Aragón y Cataluña. En el núcleo Occidental (reinos de Castilla y León) se avanza del Duero al Tajo, el objetivo principal es el fortalecimiento de la línea del Duero. Se conquista Toledo y Almería (Alfonso VI de Castilla y León) y se consolida la frontera del Tajo (Alfonso VII de Castilla). La derrota de Alfonso VIII en Alarcos, frenó la conquista temporalmente. En el núcleo Oriental (reinos de Navarra, León y condados catalanes), se reconquista el valle del Ebro. Se ocupa Zaragoza (Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón), Lérida y Tortosa (Ramón Berenguer IV). FASE II ss.XIII-XV. (1212-1492)

A partir de los inicios del siglo XIII, y en poco menos de un siglo, los reinos de Portugal, de Castilla-León y la Corona de Aragón protagonizaron una expansión territorial en detrimento de Al Andalus, que quedó reducido al reino nazarí de Granada. El reino de Navarra, que no tenía frontera con el territorio musulmán, quedó marginado de la Reconquista. El arranque de esta expansión militar hay que situarlo en la victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa (1212) que abrió el camino de los reinos cristianos occidentales hacia el valle del Guadalquivir. Castilla (s.XIII) con el

rey Fernando III (que había unificado definitivamente a leoneses y castellanos en un único reino de Castilla) conquistó la Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía con excepción del reino de Granada. Desde entonces la conquista militar se estabilizó y a mediados del siglo XIV Alfonso XI de Castilla conquista Gibraltar y Algeciras. Fueron los Reyes Católicos quienes terminaron la empresa reconquistadora al ocupar el reino de Granada (1485-1492). En general, las campañas militares no respondieron a un plan estratégico previo sino que nacieron de la necesidad de dar salida a problemas interiores. Como en el caso de Fernando III, fue la voluntad del rey de unir a castellanos y leoneses en una empresa común y superar la división existente entre ambos. Aragón (Catalano-aragoneses), su política se orienta hacia los Pirineos (sur de

Francia) que fracasa y entonces dirige su expansionismo hacia los territorios de Al- Andalus. El iniciador de esta política fue Jaime I el Conquistador (s.XIII)

que expulsó a los musulmanes de Mallorca y Valencia llegando a las frontera con Castilla. La expansión mediterránea se ve completada por Pedro el Grande que conquista Sicilia, Jaime II la isla de Cerdeña y en el siglo XV el reino de Nápoles. 3.2. LA REPOBLACION

La Reconquista de los siglos XI, XII y XIII puso en manos de los reyes cristianos dos tipos de territorios: 1.- Las zonas despobladas de las fronteras , se entregaron a nobles y monasterios, que poseían castillos en los que protegerse (latifundios) y a hombres libres (minifundios). Este tipo de repoblación se llama presura.

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2.- Las regiones más ricas y pobladas en torno a las ciudades importantes (repoblación concejil) del territorio musulmán. Se les quitó las casas a los musulmanes y se les entregó a repobladores cristianos. Los musulmanes fueron concentrados en barrios de las afueras (morerías). Las tierras, una parte se la quedaron los musulmanes porque se necesitaba su trabajo. Otras tierras (de las que habían huido) fueron entregadas a los cristianos. Estos municipios gozaban de libertades y se les otorgaban privilegios. 3.- los repartimientos se generalizaron a partir del siglo XIII, entregando las

tierras a nobles, clérigos y las órdenes militares que habían ayudado en las campañas. La repoblación tuvo una organización diferente según las zonas: 1.- Repoblación del Duero, Tajo y Ebro.

-En Castilla: repoblación concejil o de frontera. El territorio se dividía en concejos con grandes términos territoriales (Alfoz); en la ciudad o villa cabecera del concejo se instalaba un representante del rey y un grupo de caballeros para su defensa; una vez constituido el concejo el rey otorgaba un Fuero o Carta Puebla (conjunto de normas que regulaba todos los aspectos de la vida en el concejo). La vecindad se obtenía por solicitud de los nuevos pobladores, a los que se les concedía un solar para la casa y tierras de cultivo que al cabo de unos años pasaban a ser de su propiedad, así como el derecho al usufructo de las tierras y bienes comunales. Los pobladores musulmanes eran numerosos en estas zonas y se respetaron sus propiedades. El resultado fue un predominio de la propiedad mediana libre y la abundancia de tierras comunales. - En Toledo como es una zona con población musulmana, mozárabe y judía que ya tenían concejos solo se les concede el fuero, y la población castellana se superpone a ellos (repartimiento). -En el valle del Ebro surge el repartimiento, a los repobladores se les da casa y un terreno para cultivar expulsando a los musulmanes de la ciudad pero no de la zona para que pudiesen seguir cultivando sus propiedades agrícolas. 2.- Repoblación del Sur. En La Mancha y Extremadura protagonistas son las

órdenes militares, con grandes latifundios poco poblados donde hay una gran explotación ganadera. En el caso de de Andalucía, se establecen castellanos

principalmente, pero como las tierras andaluzas eran fronterizas con el territorio musulmán, los campesinos las abandonaron por los problemas con los musulmanes, pasando a ser propiedad de los nobles y de la iglesia, creando grandes latifundios. En general las consecuencias de la repoblación fueron las siguientes: a.- El proceso de repoblación estableció una estructura de propiedad de la tierra que, prácticamente sin modificaciones, se ha ido manteniendo hasta nuestros días, aunque hayan cambiado los propietarios. Es la división característica delimitada por el río Tajo: la España latifundista al sur y la España de la mediana y la pequeña propiedad al norte. b.- En Castilla: hubo un fortalecimiento de la nobleza por la concesión de tierras en los valles del Guadiana y del Guadalquivir y un fracaso en esta zona de los repartos campesinos. En Murcia, el proceso repoblador dio lugar a latifundios en el interior, para nobles y Órdenes Militares, en el resto minifundios en zonas de regadío de Valencia y Murcia, lo que dará lugar a la formación de poderosos concejos y a la formación de una clase urbana media-alta fuerte. Los territorios se repueblan con aragoneses y castellanos.

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III.CONCLUSIONES

El proceso de consolidación de los reinos cristianos peninsulares se fortaleció en el siglo XIII, lo que permitió su expansión territorial, la hegemonía política sobre los musulmanes y el inició de un desarrollo económico que culminó en el siglo XV. Estos reinos mantuvieron unas complejas relaciones entre ellos y con los musulmanes, sin embargo, la evolución política de los territorios cristianos mostró una clara tendencia a la unificación que capitalizaron la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.

La evolución política de ambos reinos fue diferente y se vio influida por su organización política, y aunque tanto en Castilla como Aragón se produjo un progresivo afianzamiento del poder real, en el caso castellano la monarquía se configuró como un poder autoritario donde instituciones como el Consejo Real

o las Cortes vieron reducidas sus funciones a tareas consultivas o de simple aprobación de las leyes. En Aragón, donde la nobleza había alcanzado elevadas cotas de poder, el rey debía respetar la opinión de las Cortes (donde estaban representadas nobleza, aristocracia urbana y clero) y las leyes del reino (fueros). Era un modelo pactista.

Esta preponderancia de ambas coronas tuvo sus fundamentos en la solidez del principio monárquico, en la existencia de un ejército muy vinculado a la población frente a los ejércitos profesionales de emires y califas y en la ocupación del territorio de manera constante y sostenida mediante las diferentes repoblaciones de los territorios conquistados.

ANEXO MAPAS

Los núcleos cristianos de resistencia. Siglos VIII-IX

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La península Ibérica en los siglos IX y X

La península Ibérica en los siglos XI y XII

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Tema 4: LOS REYES CATÓLICOS: CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO (1479-1516).

I.Introducción. El reinado de los Reyes Católicos se caracterizó por la creación de una monarquía autoritaria, la unificación territorial de España, el descubrimiento de América y la expansión ultramarina y la uniformización religiosa. Este proceso se inicia en 1469 con el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón y V de Castilla. En 1479 Isabel fue coronada reina de Castilla, después de finalizar la guerra civil contra su sobrina Juana, y Fernando fue coronado rey de Aragón. Los años del reinado de los Reyes Católicos se consideran como el origen del Estado Moderno en España y conformaron un modelo político que recogerán y ampliaran los Austrias, y que se mantendrá hasta la extinción de aquella dinastía, a finales del siglo XVII. El matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón unió en una misma monarquía a los dos reinos más extensos de la Península, sentó las bases del poder de la Corona, frente a la Iglesia y la nobleza, y dio origen a una incipiente administración central, ya que se establece una sola Corte en Castilla. Los Reyes Católicos, incorporaron a la Corona el Reino de Navarra y finalizaron, en 1492, con la conquista del Reino nazarí de Granada. Ese mismo año, Cristóbal Colón, en nombre de la Corona de Castilla, llegó al continente americano y empezó así un proceso de conquista, explotación y organización de los nuevos territorios, aplicándoles los modelos europeos (religión, idioma, leyes, cultura…) Las diferencia entre ambos reinos: - Castilla >políticamente unido - Aragón > asociación de tres países: Aragón, Cataluña y Valencia. Cada uno de ellos tenía sus propias leyes y órganos de gobierno. Esta diversidad de leyes e instituciones se respetaron durante todo el reinado. Los RRCC representan el modelo de monarquía autoritaria. La unión dinástica logró transformar la variedad de reinos de la España medieval en un cuerpo político con una sola dirección, una sola diplomacia, un solo ejército.

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Este cuerpo reunía pueblos con lenguas, tradiciones históricas, costumbres e incluso instituciones distintas; cada uno conservaba su autonomía administrativa y se regía conforme a sus propios fueros o leyes; todos estaban unidos por las personas de los reyes, que firmaban cualquier disposición de forma conjunta. Aunque con el tiempo se impondría la supremacía castellana. Nunca utilizaron la denominación de Reyes de España, sino de los diferentes reinos que la formaban. La uniformización de los distintos reinos y territorios se convierte en la base sobre la que se asienta la monarquía, dando inicio a una era en la que el poder de los estados centralizados se impondrá sobre las localizaciones y particularidades. La expulsión de los judíos y los musulmanes, la imposición de una tributación estatal, el control sobre la nobleza terrateniente, la homogeneización religiosa promovida por la Inquisición… son rasgos que anticipan el surgimiento de los Estados-nación. Las causas que favorecieron este tipo de monarquía fueron: cansancio en Castilla y Aragón por las guerras civiles (luchas por el trono) y la anarquía (lucha con los nobles) y deseo de orden y justicia. La nobleza castellana era muy fuerte, había que evitar enfrentamientos con ellos. Los reyes les conceden patrimonios y consolidan sus señoríos (mayorazgos, tierras vinculadas al patrimonio nobiliario familiar transmitidas al primogénito y que no podían venderse) y les dan participación en los órganos de gobierno más importantes. Pero a pesar de ello son fuertes frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Aragón opuso más resistencia, que en Castilla, a la monarquía autoritaria.

II.- Desarrollo. A.- PROCESO DE UNIFICACIÓN: Unidas las dos Coronas, los RRCC coincidían en la necesidad de incorporar todos los reinos peninsulares a la nueva monarquía hispánica, ya fuese mediante la conquista militar o a través de la diplomacia, para consolidar un Estado fuerte. Esta política de expansión se realizó en las siguientes fases: 1.- La conquista del Reino nazarí de Granada (1492)

Esta empresa fue una continuación del espíritu de reconquista y se justificó como una cruzada los musulmanes. Supuso el fin de la larga conquista de Al Andalus. Este pequeño reino comprendía las actuales provincias de Málaga, Almería y Granada. Los reyes pusieron al servicio de esta contienda la potencia militar de ambos reinos y también utilizaron dos nuevos recursos: la diplomacia, ya que se aprovecharon en beneficio propio las luchas internas por el trono de Granada, y la artillería, que se empleó, por primera vez, a gran escala en los asedios a las ciudades. La campaña se preparó como una cruzada contra los infieles. En 1482 el Papa emitió una bula que otorgaba gracias especiales a cuantos contribuyeran a financiar o participaran en dicha campaña. La guerra se prolongó durante diez años en los que la capacidad de coordinación de la Corona y un esfuerzo militar y económico sin precedentes, tanto propio como de la Iglesia y la nobleza, que aportó la mayor parte de las tropas, permitieron la ocupación de Granada. Después de tomar Málaga, Baza, Almería y Guadix, los cristianos sitiaron la capital. El 2 de enero el rey Boabdil se rinde, entregando las llaves de La Alhambra. En las Capitulaciones se estipula que: los habitantes de Granada pueden conservar su religión, su idioma, sus propiedades, sus costumbre y sus leyes.

2.- Ocupación del Rosellón y la Cerdaña. (1493)

La habilidad diplomática del rey Fernando consiguió la recuperación para la Corona de Aragón de los territorios del Rosellón y la Cerdaña, que su padre Juan II, había cedido al rey de Francia.

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3.-Ocupación de las Canarias. (1496). Desde el siglo XIV, expediciones de navegantes europeos (castellanos, aragoneses, genoveses, portugueses…) recorrieron el archipiélago canario con el objetivo de apresar guanches para venderlos como esclavos en Europa. En el siglo XV se produce un choque de intereses entre Castilla y Portugal por la soberanía de las islas. Los portugueses pretendían hacer del Atlántico un mar cerrado. El apoyo de los comerciantes andaluces permitió la ocupación definitiva de las Canarias, en 1496 al conquistar Tenerife. Canarias desempeñó un papel decisivo en el descubrimiento, conquista y colonización de América por: su estratégica posición geográfica que las hizo escala obligada de las expediciones a América, fueron taller de reparaciones navales y punto de aprovisionamiento y en ellas se ensayó fórmulas de colonización que luego se aplicaron en el Nuevo Mundo. 4.- Ocupación del reino de Navarra (1515). Se hallaba en manos de una dinastía francesa y sus habitantes divididos entre los partidarios de la monarquía y los defensores de una aproximación a Castilla. Tras el fracaso de algunas tentativas diplomáticas, Fernando, siendo ya regente de Castilla tras la muerte de Isabel, aprovechó la declaración de guerra al rey de Francia para ocupar militarmente Navarra. La excusa fue que Navarra impidió pasar por sus tierras al rey Fernando para atacar Francia y que los reyes de Francia y sus aliados habían sido excomulgados por el Papa. En 1515 se anexiona Navarra. Pero mantuvo sus propias instituciones y leyes. 5.- Los reyes prepararon también la anexión de Portugal a la Corona mediante una hábil política matrimonial. (El rey de Portugal apoya a Juana, sobrina de Isabel la Católica, en la guerra civil porque quería casarse con ella y unir los dos reinos. Acabada la guerra reconoció a Isabel como reina de Castilla. La hija mayor de los RRCC, Isabel se casó con el rey de Portugal, el hijo de ambos, hasta su muerte, fue el heredero a las tres coronas peninsulares. Cuando muere Isabel y el príncipe Miguel, los RRCC casaron a su hija menor María con el rey de Portugal, tuvieron una hija que se casó con Carlos I, y su hijo Felipe II fue reconocido rey de Portugal . B.- EL FORTALECIMIENTO DEL ESTADO Y LA REORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA

Además de la unión territorial, los RRCC coincidían en la necesidad de imponer su autoridad a la nobleza y a parte del clero, primero vencieron por las Armas a la nobleza y a los grandes señores eclesiásticos e impusieron su autoridad y recuperaron parte del patrimonio en manos de los señores, los someten a cambio de darles participación política. Con este objetivo consolidaron los privilegios jurisdiccionales (señoríos), así como su poder dentro de la Mesta. Por otro lado las Leyes de Toro (1505) generalizaron la institución del mayorazgo, que vinculaban las tierras a los grandes títulos nobiliarios. Dominados los nobles y el clero, sienten la necesidad organizar el Estado creando una serie de instituciones para afianzar su autoridad. Crearon un ejército permanente, hasta 1492 eran milicias urbanas o concejiles y huestes

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señoriales se modernizó y se hizo permanente. Era el mismo para todos los reinos. El nuevo ejército estaba mandado por Gonzalo Fernández de Córdoba. Recibía solo órdenes del rey. Recibían una paga por su trabajo. Los mandos eran siempre nobles que apartados de la política, conservaron cargos y prerrogativas. Para reforzar su política exterior, también crearon un cuerpo de embajadores permanentes, una práctica hasta entonces usada por alguna república italiana, que atendía los asuntos diplomáticos. Otra figura importante (en el aumento del poder real) fue la de los corregidores. La función del corregidor era representar el poder real en villas y ciudades, presidir los ayuntamientos y asumir funciones judiciales y de orden público. Encargados de trasladar a las autoridades locales las órdenes de la Corte. También se creó la Santa Hermandad con atribuciones policiales, judiciales y de recaudación de impuestos. Estaba formada por milicias financiadas por los municipios que se encargaban de mantener el orden y la seguridad en los caminos y también como tribunal de justicia. Es el esbozo de un ejército permanente que dependía de la monarquía. Asimismo, los reyes reorganizaron el Consejo Real (órgano consultivo), apartando a la gran nobleza e introduciendo letrados y secretarios procedentes de la baja nobleza y de la burguesía. Nombrados y pagados por el rey. Sus atribuciones fueron ampliándose dotándolo de capacidad de decisión sobre algunos temas judiciales y administrativos. Fernando creó otro en Aragón. Otros Consejos, con funciones específicas, fueron: el de la Inquisición, el de las Órdenes militares…. Las Cortes representaban a los grupos sociales más privilegiados y su atribución más importante era tomar juramento al rey, hacerle aceptar los fueros o leyes tradicionales y votar nuevos impuestos. Las Cortes fueron perdiendo protagonismo, sobre todo en Castilla, ya que los reyes prácticamente no las convocaban, salvo que necesitaran recursos financieros o confirmar al nuevo rey. También se reorganizó el sistema judicial con escalonando la importancia de

los tribunales: los corregidores a nivel local, las Audiencias de Valladolid y Granada y el Consejo Real de Castilla como tribunal supremo.. En Aragón se mantuvieron las instituciones tradicionales, así como el mayor peso político de las Cortes. Ahora bien, se instituyó el cargo de virrey, que era

un representante de los monarcas, en cada uno de los reinos, y que ejercía plenamente la autoridad real. En Aragón siguió vigente la figura del Justicia Mayor, cuya misión consistía en ejercer de árbitro entre el rey y sus súbditos. La reforma de la Hacienda se inició con su reorganización creando dos

organismos: La Contaduría Mayor de Hacienda, para recaudar los impuestos de los ciudadanos no nobles y la Contaduría general para controlar gastos e ingresos. C.- UNIFICACION RELIGIOSA.- Para completar la unificación, los Reyes Católicos impusieron la uniformidad religiosa. La sociedad presentaba un gran pluralismo religioso en el que

cristianos, judíos y musulmanes convivían con dificultad, en los límites del enfrentamiento. Los monarcas encontraron en la imposición de la fe católica, el

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mecanismo para integrar y unificar a la totalidad de los habitantes de sus reinos. De su empeño en preservar y difundir el catolicismo, reciben su nombre. Persiguieron de forma sistemática a quienes pertenecían a otras creencias. El instrumento central de la ortodoxia fue el Tribunal de la Santa Inquisición (o Santo Oficio), creado por el Papa (s.XIII) para reprimir la herejía, la superstición y la brujería. La Inquisición no había actuado en Castilla y se encontraba en retroceso en Europa, pero si se había implantado en Aragón. Los Reyes Católicos la reforzaron y la convirtieron en un instrumento de control ideológico y de unidad religiosa. Su misión especial era perseguir a los judíos y musulmanes que se habían convertido al catolicismo (conversos). Los conversos eran acusados de judaizar o marrar (marranos), es decir, seguir practicando su religión a escondidas, por ello se les consideraba herejes. Estuvo dirigida por los dominicos. Se sometían a tortura y muerte en la hoguera a los falsos conversos. Una de las primeras decisiones reales en defensa de la unidad religiosa fue la Expu lsión de los judíos (1492) que no aceptaron convertirse al catolicismo. Fue el final de un proceso medieval contra un colectivo que, aunque gozaba de un cierto status económico, estaba excluido de la vida pública y era obligado a vivir en barrios separados (juderías). Afectó a unas 150.000 personas en Castilla, a unas 30.000 en Aragón, cuyas propiedades fueron confiscadas; unas 50.000 personas aceptaron ser bautizadas. Los Reyes Católicos plantearon la conquista de Granada como una guerra contra los infieles. Por ello, aunque inicialmente se garantizó a los musulmanes el mantenimiento de su religión, costumbres...,pero unos 50.000 en Andalucía frente al Norte de África podían convertirse en un problema. Se intentó convencerlos para que se convirtieran al cristianismo, la medida no dio resultado (Fray Hernando de Talavera) fue sustituido por el cardenal Cisneros que impulsó los bautismos obligatorios lo que provocó una rebelión en las Alpujarras, que fue aplastada. A partir de ahí, en 1502 se forzó a todos los mudéjares de Castilla a elegir entre bautizarse (moriscos) o exiliarse; y a partir de 1518 se les prohibió el uso de su lengua y de sus hábitos culturales. D.-La política exterior Durante el reinado de los Reyes Católicos se sentaron las bases del imperio español del siglo XVI. Aunque, en teoría, la política exterior fue conjunta a ambos reinos, en la práctica se estableció una separación entre los intereses de Castilla, volcados al Atlántico y, los de Aragón vinculados al Mediterráneo. La política exterior de los reyes tuvo tres objetivos prioritarios: 1.- El aislamiento de Francia, mediante una política muy hábil de enlaces matrimoniales con el Imperio alemán e Inglaterra. Casaron a su hija y heredera Juana con Felipe y al príncipe Juan con Margarita, hijos del emperador Maximiliano de Austria; casaron a su otra hija Catalina con el futuro monarca de Inglaterra Enrique VIII, y con Portugal, al casar, primero a su hija Isabel y después a su hija María con el rey de Portugal, Manuel el Afortunado). Para consolidar el poder de Aragón en el Mediterráneo. Fernando, hábil diplomático, pactó con el rey de Francia su neutralidad en posibles guerras a cambio de la

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devolución del Rosellón y la Cerdaña. .Fernando el Católico, intervino en Italia impulsado por las ambiciones de Francia sobre el reino de Nápoles. Carlos VIII invadió el reino de Nápoles en poder de un príncipe de Aragón, primo de Fernando, y éste envió su ejército y expulsó a los franceses. Luís XII (1500) vuelve a invadir Italia y en una nueva guerra, se vence a los franceses. La superioridad militar española logró frenar el avance francés e imponer en Italia la hegemonía de Fernando, que anexionó el reino de Nápoles

2.- Castilla, por su parte, abrió dos nuevas líneas de expansión: una hacia el norte de África y otra hacia el Atlántico (conquista de Canarias y descubrimiento de América). 3.- La lucha contra los turcos, contra los musulmanes, para frenarlos en el Mediterráneo, que ponían en peligro las relaciones comerciales con los territorios italianos y con todos los reinos europeos. De ahí la intensa actividad de conquista desarrollada para controlar la costa de África (se conquista Peñón de la Gomera, Trípoli, Argel, Túnez y Melilla para la Corona de Aragón). Al morir Isabel I, su hija Juana fue proclamada reina de Castilla, mientras en Aragón continuó gobernando Fernando el Católico. Cuando murió Felipe I el Hermoso, esposo de la reina y dada la incapacidad de ésta para gobernar, su padre asumió la regencia de Castilla, hasta su muerte en 1516 III.- Conclusión

A pesar de las reformas, las precarias vías de comunicación de la época y la escasez de recursos de la Corona, en una sociedad en donde la Iglesia y la nobleza no estaban obligadas a contribuir a los gastos de la Hacienda, dificultaron la articulación de una administración moderna. Para paliar estas carencias, los Reyes Católicos se desplazaban de manera prácticamente continua por todo el territorio para impartir justicia y reforzar su autoridad, sin que establecieran una capital fija de los reinos. Este proceso de centralización del poder comportó que tanto el Consejo Real como las restantes Consejos fuesen asumiendo funciones legislativas, mientras que las Cortes iban perdiendo importancia. Con esta nueva estructura, la monarquía iría fortaleciendo su poder, mediante el protagonismo de los virreyes y corregidores La sociedad siguió basándose en la desigualdad de las personas. Las leyes proclamaban a la nobleza y al clero como los dos estamentos privilegiados frente a los plebeyos. Nobleza y clero eran propietarios de cerca de las tres cuartas partes de las tierras de cultivo. Siendo la agricultura la base de la riqueza. También ellos formaban parte del grupo de grandes ganaderos del Honrado Concejo de la Mesta. Los plebeyos eran jornaleros y campesinos sin condiciones de vida resultaban muy precarias. La población urbana era escasa. Las actividades artesanales y comerciales resultaban limitadas.

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Tema 5: Carlos I de España y V de Alemania: política interior y política exterior.

Monasterio de Yuste

I.- Introducción.

La monarquía autoritaria de los Reyes Católicos inicia el cambio a la Edad Moderna. La unión de entidades de distinta personalidad, (idiomas, leyes, costumbres....), se fortaleció con la llegada de los Austrias (Habsburgo) a la corona española. (Los monarcas que reinaron en los reinos hispánicos durante la mayor parte del siglo XVI, pertenecientes a la dinastía de Habsburgo (también denominada Casa de Austria), se convirtieron en los más poderosos de la época, llegando a formar un imperio gigantesco gracias a las herencias derivadas de la política matrimonial de los Reyes Católicos, las guerras y la colonización del Nuevo Mundo. Estos reyes fueron Carlos I, que reinó desde 1517 a 1556, y su hijo Felipe II (rey entre 1556 y 1598).

A la muerte de Isabel, hereda el trono su hija Juana, casada con Felipe de Borgoña. Muerto Felipe y Juana incapacitada (por su locura) el trono pasa a su hijo Carlos I. A la muerte de su abuelo Fernando hereda Aragón. Será rey de España, Carlos I y V como emperador de Alemania. Carlos I nació en Gante (Bélgica) en 1500 y abdicó en 1555. Su herencia era inmensa. Se convirtió en el monarca más poderoso. (Poseía: - España (Castilla, Aragón, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Rosellón y la Cerdaña) y América>herencia de los RRCC (sus abuelos maternos). - Austria y Alemania (Maximiliano de Austria, su abuelo paterno, Países Bajos, Flandes y el Franco Condado (María de Borgoña, su abuela paterna).

Carlos llegó a España rodeado de una corte de amigos, consejeros y eclesiásticos de Flandes, el más importante de los cuales era el obispo Adriano de Utrech (luego papa como Adriano VI), que no conocían el país y no hablaban castellano. Entre ellos se repartieron los cargos principales. Esto levantó de inmediato recelos entre los notables de Castilla y Aragón. Intentó vencer las resistencias que levantaba su condición de príncipe extranjero.

Convocó las Cortes de Castilla, Aragón y Barcelona, en las que fue reconocido rey y en las que pretendió dos cosas: atraerse a los poderosos descontentos y conseguir fondos para sus empresas imperiales. Llevó una vida itinerante por Europa y en todo su reinado sólo vivió en España catorce años. Cuando tenía cincuenta y seis años abdicó en una ceremonia solemne en Bruselas. A su hijo, Felipe II, le cedió la corona de los reinos españoles, a los que se adscribieron todos los territorios europeos, salvo los dominios de Austria y el título imperial, que fueron cedidos a su hermano Fernando, futuro emperador. Se retiró al monasterio de Yuste donde murió.

II. Desarrollo: Política interior y exterior.

Política interior:

Al comienzo del reinado de Carlos I se produjeron dos rebeliones internas que se relacionan con la falta de identificación de diversos sectores con la orientación política del nuevo rey, así como con diversos conflictos sociales: son las rebeliones de las Comunidades de Castilla y las Germanías de Valencia y Mallorca, que tuvieron el

carácter de revueltas políticas, pero también fueron revueltas sociales y antiseñoriales. 1.- Revuelta de las Comunidades: (1520-1522). Surgieron en Castilla donde, desde la muerte de Isabel, se habían registrado graves trastornos sociales y políticos. Por las conflictivas regencias de Fernando el Católico y el cardenal Cisneros. Todo agravado por la llegada del séquito de extranjeros que traía el monarca. Carlos I, monarca autoritario, quería tener en sus manos todos los resortes del poder.

Muchas ciudades de Castilla se levantaron contra el rey, buscaron el apoyo moral de la

reina Juana, recluida por su locura). Los líderes de la revuelta comunera fueron, Padilla, Bravo y Maldonado. Las Cortes le reclamaron más atención a los asuntos del reino, que residiera él, que respetara las leyes tradicionales de Castilla, que no otorgase cargos a extranjeros, protección a la industria nacional, especialmente la textil

muy perjudicada por la exportación de lana y que aprendiese la lengua castellana lo antes posible. Pero el monarca sólo los convocó para pedir dinero para su coronación como emperador. ( El monarca se marcha a Alemania entre un malestar

creciente).

Una serie de ciudades (Toledo fue la primera, le siguió Segovia (donde se producen los

primeros incidentes y más violentos), Ávila, Burgos, Murcia...,) se sublevaron contra la monarquía, se constituyeron en gobierno del reino y ofrecieron la corona a la madre de Carlos I. (Pero las esperanzas que se habían depositado sobre la reina Juana no fructificaron, ya que ésta se negaba a sellar algún compromiso o a plasmar su firma a modo de

regente.) Este movimiento agrupaba a un sector de los hidalgos y de las clases medias urbanas (artesanos, mercaderes, funcionarios). Formaron una Junta que pasó a denominarse como Cortes y Junta general del reino. (Los comuneros se hicieron fuertes en toda la Meseta y Murcia. Murcia, que se encontraba bajo constante amenaza por parte de las ciudades realistas, e influida por las Germanías presentes en el vecino Reino de Valencia, acabó por abandonar el marco comunero.)

En pocos meses el conflicto se extendió y se produjeron también revueltas campesinas de carácter antiseñorial. (Los sublevados se encontraron pronto frente a la oposición de la monarquía, de los grandes exportadores de lana y de la gran nobleza terrateniente y de zonas periféricas como Andalucía. Con su ayuda, el regente Adriano de

Utrech, en ausencia del rey, reunió un ejército.) La respuesta de Carlos I ante la nueva situación, mediante el Cardenal Adriano, consiguió acercar posturas con los nobles, a fin de convencerlos de que sus intereses y los del rey eran los mismos. A su vez, comenzaban a oírse voces discordantes dentro del propio bando comunero,( especialmente la de Burgos, que insistía en dar marcha atrás y al final

abandonará el bando comunero.) (Ambos bandos se dedicaron activamente a recaudar fondos, reclutar soldados y organizar a sus tropas. Con la llegada de 1521, los comuneros parecían ya dispuestos a una guerra total, pese a las voces discordantes dentro del propio movimiento. Por un lado había quienes que proponían buscar una solución pacífica, y por otro quienes eran partidarios de continuar la lucha armada) La Junta decidió seguir ambas iniciativas, tanto la pacifista como la belicista, y

terminó fracasando en ambas. (Fue por tanto una rebelión política nacionalista, pero mezclada con aspectos sociales, puesto que, aunque iniciada por las ciudades, se sumaron a ella numerosos campesinos castellanos en contra de sus señores. Por ese motivo muchos nobles que al principio simpatizaban con la causa de los comuneros se cambiaron al bando del rey. Esto decidió el resultado de la guerra.)

Pero tras duros enfrentamientos, el rey venció a los comuneros en la batalla de Villamar. (Las ciudades no tardaron en sucumbir al potencial de las tropas del rey, volviendo todas las ciudades a prestarle lealtad. Carlos I regresó a España. A partir de su llegada, la represión contra los comuneros avanzaría a un ritmo mayor. Finalmente Carlos I promulgó el Perdón General, que daba la amnistía a un total de 293 comuneros, de todas las clases sociales.)

Las consecuencias fundamentales de la Guerra de las Comunidades fueron la pérdida de la elite política de las ciudades castellanas, en el plano de la represión real y bajada en las rentas del Estado. (El poder real se veía obligado a indemnizar a aquellos que perdieron bienes o sufrieron daños en sus posesiones durante la revuelta. La forma de pago de estas indemnizaciones se solucionó mediante un impuesto especial para toda la población de cada una de las ciudades comuneras. Estos impuestos mermaron las economías locales de las ciudades durante un periodo aproximado de veinte años, debido a la subida de precios.)

De igual modo, la industria textil del centro de Castilla perdió todas sus oportunidades de convertirse en una industria dinámica. El rey quitó a los extranjeros de los altos cargos. 2.- Revuelta de las Germanías. (1519-1523) (La germanía (de germà, hermano en catalán-valenciano) era el sistema de eran hermandades gremiales y reclutamiento que intentaron instalar para defenderse de las incursiones piratas)

Estallaron casi paralelamente a las Comunidades de Castilla y afectaron a casi todos los Estados de la Corona de Aragón, aunque los hechos más graves sucedieron en Valencia y Mallorca. Fue un conflicto más social que político. Comenzó como una violentísima revuelta del artesanado y los pequeños comerciantes valencianos contra la nobleza, alto clero y alta burguesía, sectores que gobernaban las ciudades. . Los sublevados se quejaban del mal gobierno municipal y su escasa representación en dicho organismo. Pedían más democratización de los cargos municipales y mejora de los arrendamientos campesinos. A esto se une la mala situación económica (inflación, crisis de subsistencia, epidemia de peste....)

En el verano de 1519, aprovechando la huida de las autoridades municipales por temor a la peste y a los ataques de los berberiscos, los agermanados se hicieron con el control de la ciudad de Valencia, dirigidos por dirigentes como Joan Llorens, y Vicente Peris. El movimiento sufrió una radicalización progresiva. La rebelión antinobiliaria se extendió a la huerta, con saqueo de tierras y haciendas de los nobles, y a otras poblaciones y núcleos urbanos del reino, constituyéndose juntas revolucionarias. Posteriormente, el movimiento agermanado perdió unidad, produciéndose discrepancias entre sus líderes, y las siguientes campañas

militares concluyeron en derrotas de los agermanados. En 1522, entran definitivamente las tropas reales en Valencia, realizándose la ejecución de Vicente Peris y sus más directos colaboradores, produciéndose la derrota definitiva de los "agermanats", nombrándose virrey de Valencia a Germana de Foix. (La cual gobernó duramente hasta su muerte, organizando junto con su esposo, una pequeña aunque brillante corte. Se mencionan 800 sentencias de muerte que debieron efectuarse de una forma intermitente a lo largo de varios años. Aunque, según otras fuentes, las represalias consistieron más bien en confiscaciones y multas, sobre todo a las organizaciones gremiales, produciéndose escasos

casos de pena de muerte). En 1524, la virreina de Valencia concedió un indulto. La pacificación efectiva del territorio parece ser que no se produjo hasta 1528, fecha en que el rey otorgó un perdón general. La figura del rey quedó reforzada. 3.- Instituciones.

Además de los conflictos o revueltas es de destacar la organización de algunas instituciones que se desarrollan durante el reinado de los Austrias mayores. El aparato de gobierno del Imperio era muy complejo. Junto al rey estaban sus secretarios y ayudantes más directos, que eran quienes tomaban las decisiones, pero existen grandes Consejos especializados en asuntos concretos. Eran los órganos encargados de resolver los asuntos de gobierno. (Su número fue variable. Unos se ocupaban de asuntos relacionados con un territorio concreto, como los Consejos de Aragón, Italia, Flandes y el Consejo Real de Castilla, que tuvo un papel preeminente y acabó siendo la base del Estado. También se estableció el de Indias para ocuparse de los asuntos de América, el de Hacienda, el de Órdenes militares, el de Guerra, el

de la Inquisición). Posteriormente surge el Consejo de Estado que se ocupaba de la política exterior. Las Cortes siguieron celebrándose por reinos (Castilla, Aragón, Valencia y Cataluña). Tuvieron siempre carácter estamental. Con el tiempo fueron perdiendo importancia, los reyes sólo los convocaban cuando querían subsidios económicos. Los gobiernos locales siguieron encomendados a Concejos o Cabildos, para el gobierno municipal (alcaldes, regidores...) y a corregidores, que eran los representantes del rey. Estos gobiernos locales fueron desempeñados por las propias oligarquías de las ciudades. La justicia estuvo en manos de las Audiencias. El poder supremo fuera de Castilla lo tuvo el virrey, que era la máxima autoridad en todos los territorios de la Corona de Aragón. Tenía poder civil, militar y judicial. Fuera de la Península también se establecieron virreinatos (Nápoles, Sicilia, América...) El poder real se completaba con un poderoso ejército dependiente del rey y no de los nobles. Su mantenimiento y organización consumía la mayor parte del tesoro.

Otro de los grandes poderes de la época fue la Iglesia, que no sólo intervino en asuntos religiosos sino, tanto o más, en civiles. La mejor prueba de la unión entre la Iglesia y la Monarquía fue la Inquisición.

Política exterior. Carlos V entendió que el Imperio español tenía una gran misión histórica que cumplir: el mantenimiento de una monarquía cristiana y universal cuya jerarquía espiritual ostentaba el Papa y él, el jefe político, frente a la triple amenaza de los príncipes protestante, de los turcos y de las apetencias de Francia. (Idea imperial de Carlos V). Esta idea, que no compartían otros reyes, hizo que el emperador se viera envuelto en continuas guerras. Esto hizo que le prestara más atención a su título de emperador que al de rey de España. Esta idea imperial supuso tres guerras por las posesiones de Carlos V.

1. GUERRA CON FRANCIA.

Tenía precedentes medievales y había sido una constante en la política de Fernando el Católico. Francia se encontraba aislada por el Este (posesiones

españolas) y por el Oeste (Inglaterra aliada de España, por el matrimonio de Catalina, hija de los RRCC, y de Enrique VIII). La guerra estalló por dos motivos: por el control de la península italiana y la pugna por Flandes y Borgoña. Carlos V y Francisco I chocan pronto por coincidir en sus aspiraciones. El control del ducado de Milán era fundamental para el emperador pues, era clave en las comunicaciones entre los dominios imperiales al norte y sur de los Alpes. El emperador hizo frente a tres guerras con Francia, en la primera (tuvo lugar entre 1521 y 1525,) los franceses invadieron Navarra y Milán y terminó con la victoria española de Pavía, donde cayó prisionero el rey francés Francisco I. Después, fue trasladado a Madrid, donde permaneció recluido hasta la firma del Tratado de Madrid (1526) por el que rey francés se comprometió a devolver la Borgoña y a renunciar a cualquier derecho sobre la península italiana, pero un vez puesto en libertad regresó a Francia y se desdijo de lo firmado.

( En el 1526 se reanudaron las luchas,) la segunda guerra con Francia tanto en Italia como en los Países Bajos llegando el Papa a apoyar a Francia (lo que provocó

que en el año 1527 las tropas imperiales, saquearan Roma). La guerra, favorable otra vez para los españoles, concluyó con la Paz de Cambray, por la que España renunciaba al ducado de Borgoña y Francisco I renuncia a cualquier pretensión en Italia. (Como colofón de este triunfo, el Papa coronó solemnemente emperador a Carlos I en Bolonia. En adelante, sería ya durante todo su reinado (hasta las abdicaciones de Bruselas de 1555) Carlos I de España y V de Alemania). La tercera guerra tuvo varías episodios, que finalizaron con La Paz de Crépy, ya que el

emperador tuvo que central sus esfuerzos contra los príncipes protestantes. Esta fase

termina con la supremacía de España en Italia. (La última de las guerras con Francia tuvo lugar ya con su hijo Felipe II que obtuvo la victoria de San Quintín en el año 1557 sobre los franceses).

2. GUERRA CON ALEMANIA (Con los príncipes protestantes)

Se produjo en dos frentes: primero, guerras de religión contra los

protestantes (reforma de Lutero) que habían roto la unidad católica y, segundo guerra con los príncipes alemanes que querían libertad religiosa y política, ya que dependían del emperador. La secularización de los bienes eclesiásticos por parte de los príncipes protestantes provocó el enfrentamiento

militar. El enfrentamiento entre catolicismo y protestantismo se agudizó cuando los príncipes de los estados alemanes luteranos se unieron en la Liga Smalkalda y entablaron varias guerras contra las tropas imperiales, que se saldaron con resultados dispares Los alemanes contaban con la ayuda de Francia, tras varias victorias españolas (batalla de Mülhberg) no se pudo acabar con el problema. Hubo una derrota final y en 1555 se llegaría a la Paz de Augsburgo, se les concede

la libertad religiosa, (consistente en que cada príncipe pudiera elegir la religión a practicar

en sus Estados, pero no así los ciudadanos, obligados a practicar la de su príncipe). Se consagraba así la definitiva división religiosa de Europa.

3. GUERRA CON LOS TURCOS.

Los turcos habían acabado con el Imperio Bizantino en 1453 y desde

entonces llevaban a cabo una política de expansión por el norte de África y Europa Oriental, llegando a poner en grave peligro a los territorios austriacos. Carlos I se sentía amenazado doblemente: por su condición de emperador alemán y por las posesiones aragonesas y castellanas en Italia. Además la piratería practicada por navíos turcos constituía un serio freno para la navegación por el Mediterráneo. El enfrentamiento con los turcos se saldó con una victoria (conquista de Túnez, 1535) y un fracaso (batalla de Argel, 1541) a consecuencia de la cual la mayor parte del Mediterráneo se convirtió en un lago turco. Por lo que los ataques de los piratas turcos continuaron. En la lucha por tierra, las tropas turcas fueron detenidas por el ejército imperial a las puertas de Viena.

III. Conclusión Con él empieza a reinar en España la casa de Austria (dinastía de los Habsburgo) y se abrió la época del imperio español en Europa y América, que perduró hasta comenzar el siglo XVIII, cuando se perdieron los territorios europeos no

españoles del imperio. La época del imperio español atravesó una etapa de auge y esplendor en el siglo XVI y una lenta decadencia en el siglo XVII. Los dos siglos de la dinastía de los Austrias fueron los de máximo poderío, de florecimiento de la cultura en el Siglo de Oro, la expansión del mundo y de identificación del poder político y cultural con la defensa de los valores del catolicismo. Durante el reinado de Carlos V los reinos hispánicos, sobre todo Castilla, se vieron involucrados en problemas que poco o nada tenían que ver con sus intereses. Esto se tradujo en la participación en innumerables guerras fuera de nuestras fronteras, aunque no faltaron algunos incidentes internos. Las victorias en los campos de batalla no significaron una mejoría en la vida de los españoles; al contrario, se puede afirmar que el estado casi permanente de guerra produjo a partir de mediados del siglo un estancamiento demográfico y hundió a la economía. Otro problema del reinado de Carlos V y de todo el siglo XVI fue el endeudamiento crónico de la hacienda pública, puesto que con los crecientes impuestos y con el oro y plata americanos no había suficiente para financiar las

costosas guerras exteriores que afrontó el emperador. A los principales impuestos tradicionales (las alcabalas (10 % de todas las transacciones comerciales y las

aduanas) hubo que añadir nuevas vías de financiación (los millones gravaban los artículos de primera necesidad, de ahí su enorme impopularidad; los juros (emisión de deuda pública) y los asientos (dinero adelantado por los banqueros a la espera de cobrar con los

metales preciosos americanos). La deuda gigantesca que acumuló Carlos V con banqueros europeos (Fugger, Welsser…) fue una de las causas de su abdicación. Castilla fue la gran perjudicada por esa política, pues contribuía a los gastos en mayor proporción que los otros reinos hispánicos. (Durante el reinado de Felipe II el problema hacendístico, lejos de solucionarse, se incrementó).

Un hecho de gran relevancia que afectó a todos fue la enorme inflación derivada de la llegada de los metales procedentes de las minas americanas. Pese a ello hasta mediados del siglo la población y la economía crecieron, siendo sus sectores clave la agricultura (que abastecía al mercado americano), la producción y exportación de lana, la del hierro vasco y la industria de astilleros en Andalucía. Sevilla, debido a su papel en el comercio con América, se convirtió en una de las ciudades europeas de mayor actividad mercantil. Pero el imperio fue acumulando graves problemas internos y externos que llevaron a la desaparición de su hegemonía en Europa, consumada al morir el último monarca de la casa de Austria, Carlos II, en 1700.

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Tema 6. Felipe II: El Prudente. Política interior y exterior. (1527- 1598).

Monasterio El Escorial I. Introducción.

Sucede a su padre, Carlos I, en el trono de España. Hereda todos los territorios de su padre excepto Austria y Alemania (donados por Carlos I a su hermano Fernando). España sería durante mucho tiempo la primera potencia europea y los dominios americanos alcanzaron su máxima extensión bajo Felipe II. Ya que se anexiona Portugal y su imperio, que lo hereda de su madre (Isabel, princesa portuguesa). También fue, durante cuatro años, rey consorte de Inglaterra. Todos los monarcas españoles, y en especial Felipe II, mantuvieron el apelativo de “Rey Católico”. El mismo resolvía personalmente todos los asuntos con la ayuda de sus secretarios. Al contrario que su padre, no abandonó prácticamente nunca la Península y buscó una sede fija para su corte, estableciendo la capital en Madrid, aunque acabó retirándose en el monasterio de El Escorial desde donde ejerció el gobierno y donde falleció. Felipe II pudo concentrar su gobierno en los intereses exclusivos de la monarquía española pero el predominio en Europa y la defensa del catolicismo siguieron siendo los objetivos de su política. Invirtió esfuerzo y dinero en mantener una Europa unida y católica. Por lo que sus enemigos fueron los mismos que los de padre. En esta época se desencadenó un fuerte conflicto con Inglaterra, separada del catolicismo, con la que se inició una gran lucha marítima. También hubo de hacer frente a una casi continua rebelión en Flandes. Fue el monarca más importante de la dinastía de los Austrias, con él la monarquía española alcanzó su apogeo, aunque también se granjeó gran número de enemigos. Se difundirán en toda Europa escritos denigratorios que crearon lo que se ha llamado la “leyenda negra”

II.- Desarrollo. POLITICA INTERIOR En política interior, Felipe II se situó de forma decidida, en la defensa de los

principios del Concilio de Trento, que una ley declaraba obligatorios en el territorio peninsular. Así, la intransigencia religiosa llevó a perseguir todo brote de herejía. Se prohibió la importación de libros, se impidió cursar estudios en el extranjero y la Inquisición prohibió libros y registró bibliotecas para destruir todo signo de disidencia. También acabó con los focos protestantes en España, localizados principalmente en Valladolid y Sevilla Durante su reinado hizo frente a muchos problemas internos entre los cuales caben destacar el de su hijo Carlos, su secretario Antonio Pérez y la guerra de las Alpujarras.

1. El problema morisco o Guerra de las Alpujarras (1568-1571). Felipe II prohibió todos los particularismos étnico-religiosos de los moriscos. Su situación fue cada vez más difícil pues despertaban recelos por su lengua, su forma de vestir o sus costumbres, y porque se les acusaba de convivencia con los ataques berberiscos y turcos en las costas mediterráneas. Su situación empeoró al aumentar los impuestos sobre la seda, una de sus actividades tradicionales, y cuando se les expropiaron progresivamente las tierras que cultivaban. Igualmente, en 1566, se promulgó un decreto prohibiéndoles el uso de su lengua, su forma de vestir o sus tradiciones. Los moriscos intentaron negociar con el rey un pago de dinero a cambio de conservar su status tradicional, pero la Corona rechazó la oferta. En respuesta, los moriscos andaluces fueron dirigidos por (Fernando de Córdoba y Válor-Táboas, descendiente del califa de Córdoba, que volvió a su nombre árabe

de) Aben Humeya, que había sido proclamado rey. La rebelión fue apoyada militar y económicamente desde Argelia. (De 4.000 insurgentes que había en 1569 se pasó a 25.000 en 1570 , incluyendo bereberes y turcos que la apoyaban con el objetivo de debilitar a Felipe II).

Fue una guerra que comenzó con incursiones y emboscadas, pues sorprendió a Felipe II con la mayoría de sus tercios en los Países Bajos. No consiguieron tomar Granada y, se extendió por la Alpujarra. Ante el peligro de extensión de la revuelta, en 1570, Juan de Austria lideró un ejército regular (traído de Italia y España oriental para sustituir a la milicia andaluza), el cual acabó con la revuelta (en 1571. En época de Felipe III se decretó la expulsión de los moriscos). Una vez sofocada la rebelión los moriscos de Granada (donde había un gran

número) fueron dispersados hacia otros lugares de la Corona de Castilla (Galicia, Reino de León y mayormente La Mancha y norte de Andalucía) para evitar otra rebelión y para evitar cualquier intento de unión entre ellos. 2. Otro de los grandes problemas que tuvo que afrontar el rey en el interior, fue la revuelta de Aragón o el caso de Antonio Pérez (promotor de la leyenda negra sobre el rey).

En el complicado entramado de la Corte (enfrentados dos grupos, el de duque de

Alba y el del príncipe de Éboli), Antonio Pérez se vio envuelto en un complot político y acusado de traición y asesinato. Fue arrestado por el asesinato de Juan de Escobedo (hombre de confianza de don Juan de Austria) y por abusar de la confianza real al conspirar contra el rey. Huyó a Aragón, de donde era originario, y reclamó la protección del Justicia Mayor de Aragón, Juan Lanuza. Éste se negó a entregarlo a Felipe II cuando el rey lo reclamó, aduciendo que los ciudadanos de Aragón tenían el derecho a ser juzgados por los tribunales de ese reino. Se convirtió en el símbolo de la resistencia de las libertades aragonesas frente al centralismo castellano. Felipe II acusó de herejía a Antonio Pérez ante la Inquisición, único tribunal común a todos los reinos. Aún así, el Justicia apoyado por las autoridades de Zaragoza, enfrentadas al rey por la constante violación de sus leyes, se negó a entregarlo. Felipe II violando los fueros de Aragón, envió un ejército que puso fin a la sublevación, ajustició a Juan Lanuza, el Justicia Mayor de Aragón y procedió a la restricción parcial de los fueros aragoneses. Mientras tanto Antonio Pérez huyó al extranjero. Pérez consiguió huir a Francia, pasando antes por Inglaterra. Una vez en territorio galo, Antonio Pérez recibió el apoyo de Enrique IV, al poner en manos de éste atractivos proyectos desestabilizadores para España. El fracaso de los intentos de invasión francesa motivó el traslado de Pérez a Inglaterra donde también contó con importantes ayudas, ofreciendo interesante información que sirvió para el ataque inglés a Cádiz en 1596. Este caso puso de manifiesto el conflicto entre la legalidad foral y la voluntad centralizadora del monarca.

3. Uno de los problemas más dolorosos para el monarca fue la actitud de su hijo, el heredero al trono. (El príncipe Carlos nació en 1545, hijo de su primera esposa

María de Portugal. Caracterizado por su desequilibrio mental, de muy posible origen genético. Fue educado en la Universidad de Alcalá de Henares junto al hermanastro del rey, don Juan de

Austria). Conspiró con poco disimulo con los rebeldes flamencos contra su padre. Tras asombrosos escándalos relacionados con esto, como el intento de acuchillar en público al Duque de Alba, fue detenido por su propio padre, procesado y encerrado en sus aposentos. Posteriormente fue trasladado al Castillo de Arévalo donde murió de inanición (se negaba a comer) y en total delirio (en 1568). Este terrible hecho marcó profundamente, y de por vida, la personalidad del monarca. 4. Por último cabe mencionar las reformas administrativas que realizó y

que vienen a completar las ya iniciadas por su padre. (Su padre Carlos I había gobernado como un emperador, y como tal, España y principalmente Castilla habían sido fuente de recursos militares y económicos para unas guerras lejanas, de naturaleza estratégica, difíciles de justificar localmente puesto que respondían a su ambición personal (y aún más, a las ambiciones de la Casa de Austria) y que se habían convertido en carísimas con las innovaciones tecnológicas bélicas. Todo mantenido con los fondos castellanos y con las riquezas americanas, que llegaban a ir directamente desde América a los banqueros holandeses, alemanes y genoveses sin pasar por España).

Felipe II como su padre, fue un rey absolutista, continuó con las instituciones heredadas de Carlos I, y con la misma estructura de su imperio y autonomía de sus componentes. Pero gobernó como un rey nacional, España y especialmente Castilla eran ahora el centro del imperio, con su administración

localizada en Madrid. Felipe II no visitó apenas sus territorios de fuera de la península y los administró a través de oficiales y virreyes quizá porque temía caer en el error de su padre (Carlos I, ausente de España durante los años de las

rebeliones comuneras), quizá porque, a diferencia de su padre (que aprendió muy

mayor el castellano) Felipe II se sentía profundamente español. Convirtió España en el primer reino moderno, realizó reformas hidráulicas y una reforma de la red de caminos, con posadas, con una administración y una burocracia desconocida hasta entonces, los administrativos de Felipe II solían tener estudios universitarios.

Realizó innovaciones militares en todos los sentidos. En el mar, destacaba la utilización masiva de galeones. Destinó gran cantidad de dinero para crear la mejor red de espionaje de la época. Es muy conocido el uso de la tinta invisible y de la escritura microscópica por parte de los servicios secretos de Felipe II. El comercio con las colonias españolas estaba fuertemente controlado.

Felipe II se comunicaba casi diariamente con sus embajadores, virreyes y oficiales repartidos por el imperio mediante un sistema de mensajeros que tardaba menos de tres días en llegar a cualquier parte de la península o unos ocho días en llegar a los Países Bajos. El gobierno mediante Consejos instaurado por su padre seguía siendo la columna vertebral de su manera de dirigir el estado. El más importante era el Consejo de Estado del cual el rey era el presidente.

Felipe II y su secretario se encargaban directamente de los asuntos más importantes, otro grupo de secretarios se dedicaba a asuntos cotidianos.

Durante su reinado, la Hacienda Real se declaró en bancarrota tres

veces.

Política exterior Hereda también los enemigos de su padre. 1. Guerra con Francia La enemistad con Francia se incrementó aún más, aunque ahora en un escenario distinto. La causa fue el apoyo francés a los rebeldes flamencos, obteniendo grandes victorias. El primer episodio bélico fue la batalla y victoria de San Quintín (en 1557 cerca de París), y posteriormente Gravelinas (en 1558). Esto supuso el triunfo definitivo de España sobre Francia, y la renuncia de ésta a los territorios italianos mediante la paz de Cateau-Cambresis (1559). Por este tratado Francia reconoció la supremacía hispánica, los intereses españoles en Italia se vieron favorecidos y se pactó el matrimonio con Isabel de Valois. También participó en la crisis interna que sufrió Francia debido a la guerra de religión que enfrentaron a hugonotes (protestantes franceses, seguidores de Calvino) y a los católicos a los que apoyó Felipe II. El momento crucial se produjo con las pretensiones al trono francés por parte de Enrique de Borbón que era

hugonete. Pero se convirtió al catolicismo y subió al trono como Enrique IV. España firma la paz de Vervins (1598, pero las hostilidades se reanudarían en la Guerra de los Treinta Años).

2. Lucha con los turcos.

Turquía, que ya había sido contrincante de Carlos I de España, se vuelve a enfrentar al imperio español.

El rey español, Felipe II, se alió con Venecia y con el papa en la Santa Liga contra los turcos (Solimán el Magnífico), que habían reconquistado Túnez y Chipre y habían puesto sitio a Malta. Además los barcos turcos y los piratas berberiscos atacaban a los barcos en todo el Mediterráneo y saqueaban las costas de los países cristianos. La victoria de Lepanto creó la ilusión que el poder turco se había roto. Pero la consecuencia de estos enfrentamientos fue el reparto del Mediterráneo entre el Imperio turco (cuenca oriental) y España (cuenca occidental). (Lo que no había resuelto las batallas y los combates, lo resolvió la diplomacia y las negociaciones internacionales, para beneficio de ambos imperios.

Felipe II veía como se agravaba la guerra en Flandes, y Selim II, sucesor de Solimán, tenía que hacer frente a la guerra con Persia. Ambos se encontraban librando campañas militares en otras fronteras, y ninguno se sentía con la fuerza suficiente para continuar el conflicto. Convencidos de la distinta situación que ambos imperios vivían, decidieron firmar una serie de treguas que terminaron por alejar definitivamente la guerra en el Mediterráneo durante unos cuantos años.

3. Lucha en los Países Bajos

Las causas fueron la disidencia religiosa, las aspiraciones de la nobleza del país y las apetencias de Francia e Inglaterra. En los Países Bajos, la confluencia de intereses entre la nobleza del sur católica, Flandes (agrupada en la

Unión de Arras) y la burguesía del norte protestante, futura Holanda (coaligada en la

Unión de Utrecht), desencadenó una larga guerra contra España. El apoyo de Inglaterra a los rebeldes del norte (holandeses) fue decisiva. ( Al frente de la rebelión estuvieron, primero los condes de Horn y Egmont y, después el mayor enemigo de España, Guillermo de Nassau, príncipe de Orange).

Felipe II nunca aceptó la libertad de cultos y se decidió a combatir la herejía. Pero los rebeldes lo entendieron también como una lucha política, por la independencia. Para reprimirlos el rey mandó a sus mejores generales, el duque de Alba, que ejerció una dura represión ( siendo ejecutados los condes de Horn y Egmont) (Tribunal de la sangre) también envió a Juan de Austria…

La rebelión nunca fue completamente controlada y Felipe II acabó designando a su hija Isabel Clara Eugenia, gobernadora con derecho a sucesión. Pero al no tener hijos, los Países Bajos revertieron a la Corona española de nuevo y se reabrió el conflicto.

4. Lucha con Inglaterra.

Luchó contra la corona inglesa por motivos religiosos, por el apoyo que ofrecían a los rebeldes flamencos y por los problemas que suponían los corsarios ingleses que robaban la mercancía americana a los galeones españoles en la zona del Caribe (a partir de 1560). Así pues, los principales escenarios de los combates serían el Atlántico y el Caribe. Empezó la lucha con Isabel I para defender los intereses de María Estuardo. La ejecución de la reina católica de Escocia, María Estuardo, le decidió a enviar la llamada Grande y Felicísima Armada (en la Leyenda negra, Armada Invencible) (en 1588), la cual fracasó. El fracaso posibilitó una mayor libertad al comercio inglés y holandés, un mayor número de ataques a los puertos españoles (como el de Cádiz que fue incendiado por una flota inglesa) y, asimismo, la

colonización inglesa de Norteamérica. A partir de estos hechos y hasta el final de la guerra, España e Inglaterra consiguieron victorias a la par en los combates navales librados por ambos reinos, tanto en el mar como en tierra. Con lo que la guerra se mantuvo en un empate de pérdidas de recursos para los países hasta el final. (Mientras los ingleses saqueaban las posesiones españolas y no consiguieron nunca el objetivo de capturar una flota de Indias, la Armada española se preparó sin mucho éxito para invadir Inglaterra, repelió algún ataque inglés y los corsarios españoles capturaban toneladas de mercancías de barcos ingleses. Los ataques ingleses, de piratas o corsarios a sueldo, solían acabar en fracasos con pérdidas nada desdeñables, entre los que destaca el fracaso de la Armada Inglesa o Contraarmada. La situación se equilibró, hasta que Felipe III firmó el tratado de Londres en 1604, con Jacobo I, sucesor de Isabel I).

III. Conclusión. A la ya malparada situación económica en Castilla que recibió de Carlos I, Felipe II dejó España en una profunda crisis. La vida de los españoles del tiempo era dura: La población soportaba una inflación brutal, la carga fiscal tanto en productores como en consumidores era excesiva. Debido a la inflación y la carga fiscal, cada vez existían menos negocios, mercaderes y empresarios dejaban sus negocios en cuanto podían adquirir un título nobiliario (con su baja carga fiscal). En las últimas Cortes, los diputados protestaron efusivamente ante otra demanda de más dinero por parte del rey, urgiendo por una retirada de los ejércitos de Flandes, buscar la paz con Francia e Inglaterra y concentrar su formidable poder militar y marítimo en la defensa de España y su Imperio. La mayoría de historiadores coincide en subrayar que la situación de pobreza que sumió al país al final de su reino está directamente relacionada por la carga del Imperio y su papel de defensor de la cristiandad. Durante el reinado de Felipe II apenas hubo un respiro en el esfuerzo militar. Hubo de compaginar dos durante la mayor parte de su reino: el Mediterráneo contra el poder turco y los Países Bajos contra los rebeldes. Al final de su reino contaba con tres frentes simultáneos: Los Países Bajos, Inglaterra y Francia. La única potencia capaz de soportar esta carga en el siglo XVI era España, pero con unos beneficios discutibles y a un precio muy elevado. El imperio fue acumulando graves problemas internos y externos, a partir de la muerte de Felipe II, que llevaron a la desaparición de su hegemonía en Europa, consumada al morir el último monarca de la Casa de Austria, Carlos II, en 1700

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Tema 7: Las reformas económicas del reinado de Carlos III. (1759-1788)

1.-Introducción. El modelo económico-social y político del Antiguo Régimen fue durante el siglo XVIII duramente criticado por los ilustrados. La nueva corriente de pensamiento tuvo su origen en Francia, pero se extendió rápidamente por toda Europa. La característica básica del pensamiento ilustrado es una ilimitada confianza en la razón humana, los ilustrados creían que los hombres, conducidos por su inteligencia, podían alcanzar el conocimiento, que era para ellos la base de la felicidad. Por ello eran firmes partidarios de la educación y del progreso, estas ideas llevaron a la crítica los principios de la sociedad estamental, negando los privilegios propios de las sociedades del Antiguo Régimen y afirmando la igualdad y el derecho a la libertad de todos los hombres. Criticaron también la organización económica, la falta de libertad para comprar y vender y defendieron la propiedad y la libertad de comercio e industria. Asimismo, sin negar la existencia de Dios, se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia, a sus privilegios y a la visión conservadora e inmovilista transmitida por el clero. Defendieron la tolerancia religiosa. Por último se enfrentaron al absolutismo monárquico, defendiendo la necesidad de un contrato entre gobernantes y gobernados que garantizasen los derechos básicos del individuo, la necesidad de la separación de poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) y el principio de la soberanía popular, afirmando que el poder emana del libre consentimiento de los ciudadanos, expresado mediante el voto. Las ideas ilustradas fueron asumidas en parte desde el poder en lo que se ha denominado Despotismo Ilustrado, forma de gobierno que concilió el absolutismo monárquico con el espíritu reformista de la Ilustración. Alguna de sus premisas fueron aceptadas por los reyes; mejora de la economía, la racionalización del Estado y el impulso a la educación, pero nunca se planteo ningún intento democratizador. Las ideas de la Ilustración calaron en una minoría de intelectuales españoles pertenecientes a la baja nobleza y a la burguesía que, centraban sus actividades en profesiones liberales: médicos, abogados, escritores y actividades industriales y comerciales. El principal obstáculo a su difusión fue el fanatismo religioso y el temor a la Inquisición. La preocupación básica de los ilustrados era encontrar soluciones a la decadencia española.

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Para ello propugnaban: una reforma del sistema educativo, primando el estudio de las ciencias, para lograr un progreso técnico y científico; una crítica a los estamentos privilegiados, por considerarlos clase improductivas que paralizaban la modernización de España, y un desarrollo de las actividades económicas fomentándolas a través de las “Sociedades Económicas de Amigos del País”. Llegaron al poder en el reinado de Carlos III y desplegaron una amplia política reformista. Constituían una minoría dentro del panorama español, pero de gran influencia y poder, destacando entre ellos el padre Feijoo, el padre Flores y los políticos Campomanes, Floridablanca, Jovellanos y Olavide. Las actuaciones reformistas de los ilustrados españoles se encaminaron a subsanar los problemas citados. Para ello era necesario contar con el apoyo de la monarquía, ya que solo desde un poder absoluto sería posible vencer las resistencias que lo grupos privilegiados planteaban. Esta política se plasmó en el despotismo ilustrado que caracterizó el reinado de Carlos III. A pesar de las ideas ilustradas se mantuvo intacta la concepción absolutista de la monarquía española durante el siglo XVIII, iniciada con Felipe V y que siguieron sus descendientes. En este contexto se impulsaron reformas para fortalecer el Estado mediante la centralización política y la uniformidad legislativa institucional. Una manifestación de este absolutismo se aplico al control de la Iglesia mediante el regalismo, mediante el cual los monarcas se aseguraban el control político y económico de la Iglesia. En esta línea cabe interpretar durante el reinado de Carlos III la expulsión de los jesuitas y la confiscación de todos sus bienes. En 1759, en este ambiente ilustrado, Carlos III accedió al trono español, tras producirse el fallecimiento de su hermanastro, Fernando VI. Hombre de carácter sencillo y austero, estuvo bien informado de los asuntos públicos. Fue consciente de su papel político y ejerció como un auténtico ilustrado. El largo reinado de Carlos III (1759-1788) debe ser considerado como la plenitud de la Monarquía ilustrada. El nuevo monarca era hijo de Felipe V y había reinado ya durante un cuarto de siglo en Nápoles, donde adquirió una experiencia de gobierno que le permitió tener muy claros sus objetivos, en el sentido de incrementar el peso de una Monarquía reformista e ilustrada frente al interés de gran parte de la nobleza y el clero en mantener la sociedad del Antiguo Régimen. Durante los primeros años del reinado de Carlos III, la política de reformas fue impulsada por un Gobierno dirigido por ministros italianos que vinieron con él desde Nápoles. Estos ministros representaban una opción reformista más radical (libertad comercial para los cereales, desamortización bienes de la Iglesia…). Estas políticas suscitaban la oposición de los privilegiados y también las protestas del pueblo, que percibía las reformas como medidas de inspiración extranjera que alteraban costumbres tradicionales de la sociedad española. Las reformas llevadas a cabo provocaron una gran oposición que estallo en el motín de Esquilache de 1766. Las causas del mismo fueron: la existencia de un malestar popular por la carestía y los elevados precios del pan, causados por las malas cosechas de 1765 y la política liberalizadora de precios, la oposición a la presencia de extranjeros en el gobierno y a la oposición de los privilegiados a las medidas reformistas del ministro.

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A todas estas se añada la prohibición de indumentaria tradicional entre los hombres como el sombrero de ala ancha y las capas largas. Como resultado de todo ello estalló una violenta revuelta que significó el cese de Esquilache y la paralización del reformismo más avanzado

2.- Desarrollo. Reformas económicas del reinado El aspecto más característico del reinado de Carlos III fue, sobre todo, el intento de solucionar algunas cuestiones económicas y sociales que apenas habían sido afrontadas en reinados anteriores. Tras la destitución de Esquilache, la política reformista adoptó un tono más moderado y sus promotores serán básicamente Campomanes, el conde de Aranda y Floridablanca, en una segunda línea destacaron Pablo de Olavide y Jovellanos. El pensamiento de los ilustrados españoles se centra en una preocupación básica: la decadencia de España tiene una raíz económica. Sólo dando un nuevo tono a la actividad económica se podrá dar una nueva vitalidad al país. De ahí que algunos de los puntos básicos de su pensamiento fueran: - La necesidad de desarrollar en España el cultivo de las “ciencias útiles” (matemáticas, física moderna, química, mineralogía...) consideradas como base de una renovación técnica en la que se apoyan el resurgimiento económico. Para ello es preciso renovar totalmente el sistema educativo del país, desde la enseñanza primaria y profesional hasta los estudios universitarios. - Análisis crítico de la estructura económica y social del país para buscar soluciones. El impulso de las políticas reformistas fue un medio para afrontar las necesidades derivadas del aumento de la población, ya que durante el siglo XVIII se registró un continuo crecimiento demográfico. Este estuvo acompañado de una expansión agrícola en la que se explotaron nuevas tierras, sin embargo se mantenían unas estructuras de propiedad de tipo feudal y los rendimientos agrícolas seguían siendo muy bajos La industria manufacturera era, en general, muy escasa y orientaba su producción al ámbito local, tampoco existía un mercado interno relevante que pudiera absorber gran cantidad de mercancías industriales. A excepción de Cataluña, que exportaba tejidos de algodón a las Indias, ninguna región española contaba con una industria importante. A esta situación contribuía una deficiente infraestructura de transporte. 2.1 El camino de las reformas: La agricultura Fue durante el siglo XVIII la base de la economía española. Apenas hubo modernización y si aumentó la producción fue porque se pusieron más tierras en Cultivo. En cuanto a la propiedad, gran parte de las tierras cultivables estaba en manos de la nobleza y de la iglesia y se les denomina “manos muertas”, porque no se podían vender ni repartir y además los grandes propietarios mantenían ciertos derechos señoriales de origen feudal sobre las tierras de los campesinos. Esta situación explica que los ilustrados se plantearan la necesidad de una reforma agraria a la que se opondría la nobleza y el clero. Para ello se hicieron diversas propuestas, pero la ley nunca se promulgo. El camino a seguir se planteo en “El tratado de la regalía de amortización” (1765) de Campomanes, y ya en el reinado de Carlos IV, el “Informe sobre la Ley Agraria”

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(1794-1795), de Gaspar Melchor de Jovellanos. Estos planes señalaban un triple objetivo: 1.- Aumentar la producción agraria y lograr un mercado libre de trabas institucionales (precios intervenidos, peajes...) que incrementara los beneficios de los agricultores. 2.- Fomentar la estabilidad social, creando un sector de propietarios rurales que trabajaran para aumentar los beneficios. Este sector enriquecido daría, además, su apoyo al Gobierno. 3.- Elevar los ingresos del Estado procedentes de la agricultura, estableciendo una contribución sobre la renta agraria, es decir, un impuesto sobre las compras y las ventas realizadas. Se preveía que, al existir más propietarios agrícolas, se incrementaría el número de contribuyentes. Para conseguir estos objetivos se propusieron varias medidas, aunque no todas se llevaron a la práctica, es especial la modificación de la estructura de la propiedad. Esta medida se sugirió, pero no se abordó. Los ilustrados manifestaron que las tierras vinculadas a señoríos y mayorazgos o en manos de la Iglesia debían ser objeto de compraventa. Sin embargo, no se adoptó ninguna decisión al respecto, y la propiedad agraria permaneció inalterada. Solo se hicieron repartos de las tierras que pertenecían a los concejos y estaban sin cultivar. Sin embargo, estas propiedades acabaron en manos de las oligarquías locales, ya que los campesinos que carecían de capital no podían explotarlas. No obstante se promovió el desarrollo agrícola con otras medidas: Libre comercio de cereales

Hasta 1765, el Estado controlaba los precios de estos productos mediante tasas. La liberalización del mercado provocó fuertes subidas de precios, que estuvieron en la raíz de los motines de 1766. Como esta medida no iba acompañada de cambios en la propiedad, los campesinos no se beneficiaban y solo lo hacían los propietarios: la nobleza y el clero; en 1804 la libertad de precios fue suprimida. Limitación de los intereses ganaderos de la Mesta La ganadería competía con la agricultura, fuera de la franja cantábrica y del litoral mediterráneo predominaba la ganadería transhumante. Inmensos rebaños de ovejas recorrían la Península alimentándose de pastos emplazados a lo largo y ancho de la Meseta. Los propietarios de estos ganados, miembros de la Mesta, tenían derecho de preferencia en el arrendamiento de tierras para pastos, que podían prorrogar indefinidamente. El alza de los precios de los cereales y el creciente valor de la tierra destinada a la agricultura, incitaron a los propietarios de las tierras arrendadas por la Mesta a luchar por recuperar la libertad de uso. También la Mesta se vio afectada por las medidas liberalizadoras, ya que al incrementarse el precio del cereal, los propietarios prefirieron invertir en cultivos y no en ganado. Colonización de tierras despobladas En 1767, bajo la supervisión de Pablo de Olavide, se puso en marcha un plan para colonizar comarcas de Sierra Morena deshabitadas e infestadas de bandoleros. Para ello se emplearon españoles, pero también inmigrantes católicos alemanes y flamencos a los que el Estado les proporcionaba gratuitamente casa, mobiliario, herramientas, ganado y semillas. La colonización dio lugar a las llamadas nuevas poblaciones (La Carolina, Santa Elena, Guarromán, en Jaén, entre otras), diez años después ya había más de 10.000 campesinos en las zonas repobladas.

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2.2 La industria Según el censo de 1787, el 14% de la población activa trabajaba en la industria. El sistema más común era el tradicional taller artesano, sometido a los gremios. La industria más extendida era la textil. Los reformistas ilustrados intentaron promover las manufacturas, sistema de producción surgido en Europa en el siglo XVII. El Estado creó numerosas manufacturas reales (tapices, cristal, porcelana, armas). También se crearon manufacturas de tipo utilitario como la producción de paños de lana. Para impulsar las manufacturas privadas se desvincularon las nuevas fábricas del rígido reglamento gremial y en 1783 se declararon “honrosos todos los oficios” se promociono la libertad de trabajo. Las manufacturas más prósperas fueron los tejidos estampados de algodón (Indianas) en Cataluña. En una fábrica, propiedad de un empresario que también comercializaba el producto, se concentraban los telares y los obreros. En 1789 se introdujeron en las fábricas catalanas los primeros telares mecánicos lo que permitió un gran crecimiento de esta industria. 2.3 El comercio y las finanzas El comercio interior estaba poco desarrollado y era un obstáculo para el aumento de la producción. Para mejorar los transportes y con ellos el comercio se inició una política de construcción de obras públicas. Estaban encaminadas a mejorar las infraestructuras de transporte y regadío. Se prosiguió la construcción del Canal de Castilla y se inició la del Canal Imperial de Aragón; ambas fueron finalizadas en el siglo XIX. Además se diseñó un plan radial de carreteras procedentes de Madrid de las que se construyeron más de 1000 kms, así como una red de posadas y más de 700 puentes. El comercio exterior se desarrolló más; se acometió la mejora de los puertos y en 1778 un decreto amplió el libre comercio colonial a numerosos puertos españoles. Esta medida fue importante sobre todo para la industria barcelonesa, estimuló el comercio colonial e hizo crecer los beneficios de los grandes comerciantes. Se crearon compañías comerciales privilegiadas como La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, que fomentó el cultivo de algodón y de tabaco. Para afrontar los gastos estatales, apenas se modificó el sistema de impuestos, aunque se intentó restaurar algunos de ellos, como la alcabala. No obstante, el Estado se volvió a endeudar durante el reinado de Carlos III, debido a las guerras que se emprendieron. Para solucionar este problema, se creó el Banco Nacional de San Carlos (1782), antecedente del banco de España. Su función era financiar la deuda del Estado gestionando los llamados vales reales, títulos de deuda pública por los que se pagaba un interés a quien los adquiría además, podían emplearse como papel moneda. Constituyeron, por tanto, los primeros billetes de la historia de España. Con el tiempo circularon tantos vales reales que se depreciaron, pero aún así se siguieron emitiendo. .

3.-Conclusión.

El Despotismo ilustrado, representado en España por Carlos III, presenta en su conjunto un balance positivo. Se limitó el nepotismo y la corrupción en la Administración, se impulsaron reformas de tipo económico, se apoyaron propuestas y proyectos para el progreso de la instrucción pública, para el saneamiento de las ciudades o para la mejora de la red de calzadas. También se defendieron las prerrogativas del Estado frente a la Iglesia y se animó a los súbditos a desarrollar las actividades económicas, agrícolas e industriales,

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rompiendo con el viejo prejuicio de que era deshonroso su ejercicio. En 1783 se declararon honestas las profesiones manuales y el comercio. Los ilustrados estaban preocupados por la difusión de las innovaciones técnicas. Enviaron técnicos al extranjero, organizaron expediciones científicas y promovieron las publicaciones técnicas. También se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País, que se extenderían por muchas provincias para estudiar y determinar la situación de cada una de ellas, fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las ideas fisiócratas y liberales. Por último, se limitó la actuación de la Inquisición, que solo aplicó la pena de muerte en dos ocasiones durante el reinado de Carlos III. No obstante, esta institución conservó su poder. Se mantuvieron los privilegios de la nobleza y los derechos señoriales. Por el contrario se aumentó el número de títulos nobiliarios, premiando con ellos a los que habían destacado en la Administración del reino. Así, se abría la nobleza al talento y al dinero. La mayoría de las reformas implicaban trastocar profundamente el poder de los privilegiados, y por ello apenas pasaron de la fase de estudio. Enfrentarse con la nobleza significaba destruir la base de la desigualdad civil sobre la que se asentaba la propia monarquía absoluta. Cuando los vientos de la Revolución Francesa anunciaron el fin del Antiguo Régimen, el nuevo monarca Carlos IV y gran parte de sus colaboradores fueron los primeros en mirar con espanto los efectos que las ideas ilustradas habían provocado en la vecina Francia.