25. la península ibérica. 3 mil palabras

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25. La Península Ibérica: pueblos prerromanos y pueblos colonizadores. 25.1 Tartessos. (4032) 25.2 Pueblos prerromanos : tipología, ocupación del territorio y modelos de organización. (1422) (842) 25.3 Fenicios . (883) (574) 25.4 Griegos . (1160) (571) 25.5 Cartagineses . (1366) (539) 25.1. Tartessos Tartessos o Tartéside (griego: Tartococ, latín: Tartessus) fue el nombre por el que los griegos conocían a la que creyeron primera civilización de Occidente. Se desarrolló en el triángulo formado por las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Se presume que tuvo por eje el río Tartessos, que los romanos llamaron luego Betis) y los árabes Guadalquivir. Los tartesios desarrollaron una lengua y escritura distinta a la de los pueblos vecinos y, en su fase final, tuvieron influencias culturales de egipcios y fenicios. La primera fuente histórica que alude a Tartessos es la Historia de Heródoto, del siglo V a. C., que habla del rey Argantonio (significa Hombre de plata y se dice que gobernó cien años) y su incontable riqueza, sabiduría y generosidad.

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Page 1: 25. La Península Ibérica. 3 mil palabras

25. La Península Ibérica: pueblos prerromanos y pueblos colonizadores.

25.1 Tartessos. (4032)25.2 Pueblos prerromanos: tipología, ocupación del territorio y modelos de organización. (1422) (842)25.3 Fenicios. (883) (574)25.4 Griegos. (1160) (571)25.5 Cartagineses. (1366) (539)

25.1. Tartessos

Tartessos o Tartéside (griego: Tartococ, latín: Tartessus) fue el nombre por el que los griegos conocían a la que creyeron primera civilización de Occidente. Se desarrolló en el triángulo formado por las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz.

Se presume que tuvo por eje el río Tartessos, que los romanos llamaron luego Betis) y los árabes Guadalquivir.

Los tartesios desarrollaron una lengua y escritura distinta a la de los pueblos vecinos y, en su fase final, tuvieron influencias culturales de egipcios y fenicios.

La primera fuente histórica que alude a Tartessos es la Historia de Heródoto, del siglo V a. C., que habla del rey Argantonio (significa Hombre de plata y se dice que gobernó cien años) y su incontable riqueza, sabiduría y generosidad.

25.1.1. Origen

Sobre el origen de la cultura tartesia se han vertido verdaderos ríos de tinta, a pesar de lo cual nada es seguro todavía. Entre las corrientes principales estarían la indigenista y la colonialista:

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Según las investigaciones más recientes esta cultura se formó a partir de la evolución de las poblaciones locales herederas del Bronce del suroeste peninsular, evolución que llegó a su clímax cuando comenzaron a relacionarse con los enclaves fenicios del litoral.

Según otros, la cultura tartesia sería el resultado exclusivo de la aculturación de los indígenas por parte de los fenicios. Esta teoría se apoya en las cronologías de colonización y en los restos arqueológicos, como cerámicas de retícula bruñida, de barniz rojo y las representaciones religiosas, que claramente hacen referencias a dioses orientales, como Astarté, Baal o Melkhart (que bajo su forma de toro aparece representado en numerosas ocasiones).

Sobre el origen de los propios tartesios, y en el marco de las teorías difusionistas tan en boga hasta los años 70 del siglo XX, se ha llegado a decir que llegaron a la Península con los Pueblos del Mar, o incluso que pudieron ser pueblos indoeuropeos, gentes que vinieron desde las estepas al norte del Cáucaso y que se asentaron sobre las gentes prehistóricas y podrían haber formado las culturas de El Argar o la de los Campos de urnas.

La estrella tartésica es una estrella de ocho puntas, resultado de la superposición de dos cuadrados concéntricos, unos de los cuales ha sido girado 45 grados. También es conocida como Gadeiro, nombre dado por extensión de la denominación que Platón usaba para los habitantes de Gades (actual Cádiz), o estrella de Abderramán I, primer califa del al-Ándalus, quien la popularizó por todo el Mediterráneo, África y Europa.

La estrella de ocho puntas tiene su origen en la mitología y la religiosidad tartésica, ya que era el símbolo con que el que el pueblo tartésico, desde tiempos remotos del Neolítico adoraba al Sol y lo representaba con ocho rayos.

En la época tarteso-turdetana y durante los siglos de ocupación musulmana en la Península se acuñan las primeras monedas con la estrella de ocho puntas como símbolo político y como elemento decorativo. Pero fue en el Reino de Granada donde alcanza su máximo esplendor pasando a la decoración de edificios, grabados, joyería, etc. Los mozárabes y mudéjares llevaron la estrella de ocho puntas por todo el norte de la Península y los musulmanes y moriscos la difundieron por el Magreb y el Oriente Medio. Actualmente puede verse en numerosos edificios como en la Alhambra.

25.1.2. Ciudad de Tartessos No es seguro que existiera una ciudad llamada Tartessos, dado que aún no se ha encontrado su ubicación. Aunque están perfectamente documentados otros poblados a lo largo del valle del Guadalquivir, territorio de expansión de la Civilización de Tartessos. Su capital quizá fuera Turta o *Tarta, en algún lugar de los alrededores del gran delta del Guadalquivir.

Sin embargo, si seguimos las fuentes clásicas y bizantinas que describen la ubicación de la capital, estaría situada en el cauce del Tartessos/Guadalquivir (único río con entidad suficiente como para ser considerado "el más largo de

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Iberia"), en algún punto entre la actual Coria del Río y la zona frontera al Aljarafe sevillano e Isla Mayor: efectivamente, hasta bien entrada la época de dominación romana, la desembocadura del río tenía lugar en el Lacus Ligustinus, actualmente convertido en las marismas del Bajo Guadalquivir.

En la zona de la desembocadura había varios brazos, alguno de los cuales subsistió de hecho como dos lagunas sucesivas en el interior de la Sevilla del S XVI. Entre esos brazos quedaban definidas varias islas, a las que se hace referencia en los escritos citados. El Guadaíra, que hoy es afluente de Guadalquivir, era un río independiente con cierta entidad y desembocaba justo en la confluencia de Guadalquivir y el Ligustinus.

Probablemente, la ciudad y la civilización ya existían antes del 1000 a. C. dedicadas al comercio, la metalurgia y la pesca, pero no en la forma que conoceríamos como el Tartessos clásico. La posterior llegada de los fenicios y su establecimiento en 'Gdr, Gadir (actual Cádiz), tal vez estimuló su imperialismo sobre las tierras y ciudades del entorno, la intensificación de la explotación de las minas de cobre y plata (Tartessos se convirtió en el principal proveedor de bronce y plata del Mediterráneo), así como la navegación hasta las islas Casitérides (las Islas Británicas o más concretamente las islas Sorlingas), de donde importaron el estaño necesario para la producción de bronce, aunque también lo obtenían por el lavado de arenas estanníferas a la vez que producían un tipo de bronce arsenicado que no llevaba estaño.

Se conocen algunas ciudades de Tartessos como Turta (capital o ciudad principal de la Turdetania), Mastia (actual Cartagena), Molybdan, de la que sólo se conoce el nombre, y Elibirge, posterior Iliberri; nombre que coincide, por cierto, con los términos propuestos en protovasco para "ciudad nueva" -*hili(r) y berri-. (Ver vascoiberismo). De ese nombre, Iliberri, deriva su denominación actual, Elvira en la provincia de Granada.

25.1.3. Sistema de gobierno

La tradición literaria clásica dice que su forma de gobierno era la monarquía y que poseían leyes escritas en verso en tablas de bronce desde tiempo inmemorial; Estrabón habla de 6.000 años antes de su época, una fecha totalmente descabellada a la vista de los conocimientos arqueológicos actuales y el contexto mediterráneo general.

Eran monarquías como las del resto del Mediterráneo, con sede en una ciudad desde la que se controlaba todo el territorio. Los fenicios propiciaron que toda la concentración del poder fuera sobre un rey, ya que de esa manera les resultaba más fácil establecer intercambios comerciales. Se puede dividir la monarquía de Tartessos en dos grandes grupos: los reyes mitológicos y los reyes históricos.

25.1.3.1. Reyes mitológicos

Gerión: Primer rey mitológico de Tartessos. De acuerdo a ciertos mitos era un gigante tricéfalo, o al menos con tres cuerpos de cintura para arriba, que pastoreaba sus grandes manadas de bueyes a las orillas del Guadalquivir. El mito dice que una de las doce pruebas de Heracles era el robo de los bueyes de Gerión. También dice la leyenda que Gerión era un gigante que fue vencido por Heracles y sobre el que construyó la Torre de Hércules, en La Coruña.Norax: Nieto de Gerión e hijo de Erytheia, conquistó el sur de Cerdeña, donde fundó la ciudad de Nora. (Ver Piedra de Nora).Gárgoris: Primer rey de la segunda dinastía mitológica tartésica, rey de los curetes. Inventó la apicultura y el comercio.Habis (Habidis): Hijo bastardo de Gárgoris no reconocido, escapó de la muerte ordenada por su padre viviendo entre las bestias. Fue amamantado por una cierva hasta hacerse un hombre y ser después reconocido por su padre. Descubrió la agricultura, atando dos bueyes a un arado. Formuló las primeras leyes, dividió la sociedad en siete clases y prohibió el trabajo a los nobles. Bajo su reinado se establece un sistema social en que unos pocos viven a costa del trabajo y la miseria de una mayoría pobre. Cuentan que dividió el reino en siete ciudades.

Sobre estos dos últimos monarcas se escribió la Tragicomedia de Gárgoris y Habis, que menciona un sistema social basado en la explotación del hombre por el hombre, nacido tras el descubrimiento de la agricultura. Se trata de personajes mitológicos, cuya existencia real es tan dudosa como la de Heracles.

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25.1.3.2. Reyes históricos

Argantonio es el único rey del que se tienen referencias históricas. Se sabe que fue el último rey de Tartessos. Vivió 120 años según Heródoto, aunque algunos historiadores piensan que puedan referirse a varios reyes conocidos por el mismo nombre. También dice Heródoto que su reinado duró 80 años, desde el 630 a. C. al 580 a. C. Propició el comercio con los griegos foceos durante 40 años, que crearon varias colonias costeras durante su reinado.

Jarro de Valdegamas (s. VI a. C., M.A.N.).

El Jarro de Valdegamas , data de finales del siglo VI a. C., y es una jarra de la época ibera, que fue utilizada por el pueblo tartésico, nombre por el que los griegos conocían a la primera civilización de Occidente. Heredera de la cultura megalítica del suroeste ibérico, se desarrolló supuestamente en el triángulo formado por las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, en la costa suroeste de la península Ibérica, aunque con casi total seguridad se elaboró en algún taller etrusco y podía haber llegado a Tartessos en algún intercambio comercial.

Hallazgo

El jarro fue encontrado en la zona de Valdegamas, en la localidad de Don Benito, perteneciente a la provincia de Badajoz, (comunidad autónoma de Extremadura), (España).

Simbología

La pieza podría haber sido utilizada en un ritual de libación, (del latín libatio, griego λοιβή o σπονδή), ritual religioso o ceremonia de la antigüedad que consistía en la aspersión de una bebida en ofrenda a un dios. Los líquidos ofrecidos en las libaciones eran variados, normalmente de vino sin mezclar, leche, miel, aceite y otros líquidos, incluso agua pura, que se vertían en el suelo.

Características técnicas

Forma: boca trilobulada, con cuerpo ovoide, con el principio del asa decorado con la figura de una diosa de la fecundidad flanqueada por dos leones.Estilo: etrusco.Material: bronce.Altura: 29 centímetrosDiámetro máximo: 25,5 centímetros.

Ubicación Actual

La escultura está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.

25.1.4. Economía

La base fundamental de la economía de los Tartessos era la agricultura, la ganadería y la pesca. Sin embargo, la riqueza por excelencia fueron los metales, especialmente el oro, la plata y el estaño. Cuando las minas del Sinaí cayeron en desuso, los fenicios buscaron metales en esta zona. Su principal fuente de riqueza era la plata para la acuñación de monedas.

Se especializaron sobre todo en el cultivo de cereales, usando las técnicas importadas de los fenicios, sin olvidar las huertas y los frutales.

La ganadería era muy importante, especialmente para consumo interno.

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El comercio fue la base de su economía y, a cambio de los metales, recibieron joyas, telas y otros productos manufacturados. Este trueque fue muy importante, ya que facilitó el intercambio de aspectos culturales y religiosos.

25.1.5. Sociedad

Monarquía autoritaria, donde la mayoría de la población se encontraba trabajando en minas, la ganadería o el campo. Las élites no tenían poder sobre estas gentes, pero sí sobre su trabajo. Las clases superiores se asentaban en un poder militar, como se puede observar en algunas necrópolis, donde los ajuares más ricos lo tienen tumbas con estelas con armas guerreras. La sociedad estaba dividida en varias clases sociales: príncipes, sacerdotes, comerciantes, hombres libres (campesinos, artesanos, comerciantes, marineros) y esclavos.

25.1.6. Religión

Hay muy pocos datos, pero se supone que, al igual que el resto de los pueblos del Mediterráneo, era también una religión politeísta. Se cree que pudieron adorar a una diosa producto de la aculturación de los fenicios, Astarté o Potnia. Pudo haber una divinidad fenicia masculina, Baal o Melkart. Se han encontrado santuarios de estilo fenicio en el yacimiento de Castulo (Linares, Jaén). Se han hallado exvotos en diversos puntos de Andalucía y en otros puntos más alejados, como Salamanca, que no se sabe exactamente de dónde provienen. En el aspecto religioso, la aculturación fenicia fue diferencial, no influyendo en todos los sitios por igual.

25.1.7. Desaparición de Tartessos

En el siglo VI a. C., Tartessos desaparece abruptamente de la historia, posiblemente barrida por Cartago y las demás colonias fenicias (Gadir, metrópolis fenicia, se encontraba en pleno reino tartessio) que, después de la batalla de Alalia, entre Cartago y Grecia, le hicieron pagar así su alianza con los griegos focenses. Otros dicen que fue refundada, sobre condiciones poco claras, con el nombre de Carpia. Los romanos llamaron a la amplia Bahía de Cádiz 'Tartessius Sinus', pero el reino ya no existía.

También se considera que el agotamiento de las vetas de minerales, fuente principal de su riqueza comercial, habría colapsado la economía tartésica y creado convulsiones sociales al perder las élites la fuente de su riqueza y poder, basado en el comercio exterior. Una vez desaparecidas las élites, habría desaparecido la unidad política y social de los núcleos tartésicos.

Otras teorías afirman que su desaparición pudo deberse a invasiones de los celtas e incluso se habla de que pudo haber un terremoto.

Más recientemente se ha planteado que esta civilización pudo ser barrida del mapa por la sucesión de desastres naturales en la zona.

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25.1.8. Yacimientos

Los yacimientos más importantes que se podrían considerar tartésicos son:

Los tesoros de: o Caramboloo Alisedao Belvís de la Jara

La necrópolis de la Joya, en Huelva capital Cancho Roano Tejada la Vieja

El yacimiento de Cancho Roano, situado en Zalamea de la Serena (Badajoz), aún constituye una incógnita: ¿palacio, mercado, lugar de culto, santuario funerario? ¿o por el contrario era un gran complejo que cumplía diferentes funciones? (ir a El Santuario de Cancho Roano)

Su estructura evidencia la influencia oriental sobre Tartessos: patio delantero con torres en las alas de tipo migdal, escalera lateral, sala transversal, habitaciones con cámara y antecámara, espacio central, almacenes, segunda planta destinada a almacén y vivienda, trazado geométrico, uso de adobe, pseudoortostatos y, muy probablemente, cubierta aterrazada. Estas fórmulas arquitectónicas apuntan a la zona norsiria y, quizás, de Fenicia septentrional más que a Mesopotamia, Siria meridional o Canaán, pues parecen derivar de los palacios norsirios de inicios del I milenio, cuyo elemento más característico es el bît-hilani o pórtico de columnas abierto a un salón del trono con su eje longitudinal paralelo a la fachada, pudiendo considerarse origen de la apadana persa y del iwan de la arquitectura sasánida y árabe.

Maqueta de Cancho Roano.

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En cuanto al yacimiento de Tejada la Vieja situado en el municipio onubense de Escacena del Campo, se trata de una ciudad habitada entre los siglos VIII y IV (a. C.) en la ruta que llevaría los minerales obtenidos en las minas próximas a Riotinto a los puertos que se encontrarían en la entonces muy próxima desembocadura del Guadalquivir, en el lago conocido por los romanos como Ligustino que ahora ocupan las marismas. Se conserva sorprendemente bien el perímetro amurallado y las estructuras de las viviendas.

A pesar de que hay numerosos restos arqueológicos en el sur de España, como el tesoro del Carambolo, que se consideran pertenecientes a la cultura tartésica, la ciudad de Tartessos aún no ha sido hallada. Su posible emplazamiento ha sido objeto de estudio por el arqueólogo e hispanista alemán Adolf Schulten (1870-1960), que murió sin ver cumplido su sueño de encontrar la ciudad. Su teoría sobre la ciudad de Tartessos fue muy polémica y muchos la tacharon de fantasiosa. Creyó que la ciudad podría estar en el coto de Doñana, siendo avalada esta tesis por el hallazgo de la Estela Tartésica de Villamanrique, ocurrido el 22 de marzo de 1978 en el paraje denominado Chillas (situado en Villamanrique de la Condesa, Sevilla, una localidad limítrofe con el Parque Nacional de Doñana) por dos de sus vecinos (D. Manuel Zurita Chacón y D. Manuel Carrasco Díaz). Esta inscripción arqueológica en piedra única, del s. VI a. C., que nos documenta sobre la escritura indígena, se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla.

Siguiendo la hipótesis de Doñana, los investigadores del CSIC Sebastián Celestino y Juan Villarías Robles, el profesor de la Universidad de Huelva Antonio Rodríguez y el historiador Ángel León hicieron desde el verano de 2005 hasta el de 2008 una campaña geofísica, superficial y de fotografía aérea en la zona de la Marisma de Hinojos, donde fotografías satelitales y muestras del subsuelo sugieren que podrían haber restos antrópicos, desconociéndose por el momento su datación.2 3 4 Durante la campaña de 2009 parece que se han iniciado los primeros sondeos arqueológicos, sin que por el momento se hayan publicado resultados de los mismos.

25.1.9. Referencias históricas

«Dicen que Tartessos es un río en la tierra de los iberos, llegando al mar por dos bocas y que entre esas dos bocas se encuentra una ciudad de ese mismo nombre. El río, que es el más largo de Iberia y tiene marea, llamado en días más recientes Baetis y hay algunos que piensan que Tartessos fue el nombre antiguo de Carpia, una ciudad de los iberos».

En la Biblia aparecen referencias a un lugar llamado 'Tarshish', también conocido como 'Tarsis' o 'Tarsisch'. «En efecto, el Rey Salomón tenía naves de Tarsis en el mar junto con las naves de Hiram. Las naves de Tarsis venían una vez cada tres años y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales. Antiguo Testamento, Libro de los Reyes I, 10-22». En la actualidad, algunos creen que Salomón no se refería a Tartessos, sino que se refería al puerto de Aqaba, en la península del Sinaí.

En un texto del Profeta Ezequiel (27, 12) (siglo VI a. C.) se comenta que Tiro comerciaba con Tarsis y en este caso es posible que sí se refiera a Tartessos, puesto que Fenicia ya había contactado con ellos.

En el Libro de Jonás 1,3 (siglo VIII a.C.) dice:"Pero Jonás se levantó para ir a Tarsis, lejos de la presencia de Yahvéh. Bajó a Yoppe y encontró una nave que iba a zarpar hacia Tarsis. Pagó el pasaje y se embarcó en ella para ir con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Yahvéh"

En la estela de Nora (siglo IX a. C.), encontrada en Cerdeña y escrita en fenicio, un navegante chipriota agradece al dios Pumar haber llegado a su hogar BTRŠŠ sano y salvo. El acrónimo BTRŠŠ ha sido relacionado por muchos especialistas con Tarshish (Tartessos). Pero también se interpreta por templo del cabo y mina o fundición, haciendo una más que posible referencia a la propia Cerdeña que era explotada por su riqueza mineral por los fenicios.

En la estela de Assarhaddon (siglo VII a. C.) aparece el nombre de Tarsis, pero no se puede referir a Tartessos porque los Asirios no tuvieron ninguna relación con el Mediterráneo Occidental.

El poeta Estesícoro (siglo VI a. C.) menciona a Tartessos en su Geroneida, donde se narra el décimo trabajo que encomendó Euristeo a Heracles que consistía en matar al gigante Gerión, que gobernaba en un reino cercano a Tartessos. Se considera como la primera referencia oficial a Tartessos.

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Anacreonte en el 530 a. C. hace referencia en una de sus obras a la riqueza y la complejidad política del reino tartésico.

Cuando el viajero Pausanias visitó Grecia en el siglo II a. C. (Paus. Desc. 6.XIX.3) vio dos cámaras en un santuario de Olimpia, que la gente de Elis afirmaba realizadas con bronce tartesio.

Heródoto habla sobre el rey Argantonio y de las relaciones de Tartessos con Grecia:

...un navío samio, que tenía por patrono a Colaios y que se dirigía hacia Egipto, fue arrojado fuera de su ruta a la isla de Platea; las samios confiaron todo el asunto a Corobios y le hicieron un depósito de víveres para un año. Ellos mismos, que, al partir de la isla, habían marchado con un enorme deseo de llegar a Egipto, navegaron fuera de su ruta, arrastrados por el viento del Este; y, sin dejar de soplar el viento, alcanzaron las columnas de Hércules y, conducidos por un dios, llegaron a Tartessos. Este lugar de comercio estaba sin explotar en esta época, de forma que, a su vuelta, estos samios realizaron con su cargamento el mayor beneficio que haya conseguido hasta ahora ningún griego, del que nosotros tengamos referencias exactas, si exceptuamos a Sóstrato, hijo de Laodamente de Egina, que ningún otro puede compararse con éste. De sus ganancias los samios dedujeron el diezmo, seis talentos y ordenaron fabricar un jarrón de bronce en forma crátera argólica.

Plinio el Viejo y Marco Juniano Justino hablan de Tartessos, pero de manera confusa e imprecisa.

Muchos creyeron (todavía se cree en la actualidad) que la Atlántida de Platón se refería a Tartessos.

En el tratado entre Roma y Carthago del año 348 a. C., se hace mención a "Μαστια Ταρσειον" (Mastia de los Tartesios), ciudad que posiblemente se refiere a la actual Cartagena, que marcaba el límite que podía alcanzar Roma en la península Ibérica:

El tratado está concebido en estos términos: "Sobre estas bases existe amistad entre los romanos y los aliados de los romanos con los cartagineses, tirios, uticenses y sus aliados. Más allá del Kalón Akrotérion y de Mastia de Tarsis, los romanos no podrán hacer presas ni comerciar ni fundar ciudades. Si los cartagineses se apoderasen de alguna ciudad del Lacio no sometida a los romanos, quedarán con el dinero y los cautivos pero dejarán la ciudad. Si los cartagineses se apoderasen de gentes con las cuales los romanos hubiesen pactado, aun cuando no estuviesen bajo el imperio de los romanos, no las llevarán a los puertos romanos y, si alguno fuera llevado y un romano se hiciera cargo de él, quedará libre. Lo mismo evitarán los cartagineses; si por el contrario, alguien lo hiciese, no se le perseguirá privadamente, sino que se considerará injuria pública. En Cerdeña y en Libia ningún romano comerciará ni establecerá poblados (ni se acercará), a no ser para aprovisionarse o para reparar sus naves. Si es llevado por una tempestad, en un plazo de cinco días debe marcharse. En la parte de Sicilia sometida a los cartagineses y en Cartago, un romano puede vender y hacer todo aquello que es lícito al ciudadano. Igual derecho tendrán los cartagineses en Roma.

Fuentes griegas y romanas referentes a Tartessos: Tartessos en la Península Ibérica, las tradiciones míticas griegas, el mito de Gerión y el décimo trabajo de Hércules, Gárgoris y Habis, Estesícoro (raíces argénteas del río Tartessos), Anacreonte (longevidad de su monarca Argantonio), Hecateo (habla de una tal Helibyrge de la ciudad de Tartessos), Heródoto (Tartessos como emporio de gran riqueza más allá de las Columnas de Hércules, así como de sus relaciones con los focenses), Eforo, Aristófanes, Estrabón (Tartessos como ciudad, río, región y centro de contratación de argenta y metales) y Avieno. Numerosas reconstrucciones históricas se han hecho sobre Tartessos, artificialmente enriquecidas a partir de la utilización de una documentación literaria tardía y en muchas ocasiones ajenas al mundo autóctono peninsular.

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Reproducción del pectoral del Tesoro del Carambolo, Sevilla

25.2. Pueblos prerromanos: tipología, ocupación del territorio y modelos de organización.

25.2.1. Pueblos prerromanos del sur y regiones orientales

25.2.1.1. Íberos.

Geografía: desde el cabo de la Nao hasta el Ródano.

Evolución: Con influencia orientalizante y helenística a partir del siglo VI a.C., la cristalización cultural llega en la segunda mitad del siglo V a.C. Con la llegada de los Bárquidas y a partir del siglo III a.C. se produce la romanización.

Política: Nunca constituyeron una unidad política, las ciudades (oppidum o poleis) eran ciudades-estado gobernadas por una aristocracia guerrera (régulos). Monarquía en Turdetania y Oretania (existencia de un basileus), las demás ciudades eran gobernadas por estructuras tribales.

Sociedad: La cúspide de la sociedad ibérica aparece ocupada por la aristocracia de origen económico, tribal o militar. Las clases medias (mercaderes y transportistas y artesanos especializados). En la base de la pirámide social se encontraría la gran mayoría de la población. Los guerreros eran un grupo social muy importante. Practicaban la devotio ibérica: adhesión a un jefe, al que protegían y seguían. Practicaban el clientelismo (ponerse bajo la protección de un señor o grupo a cambio de sus servicios) y el hospitium (un individuo extranjero pasa a ser miembro de una comunidad).

Economía: Agricultura bastante desarrollada (animales de tiro y regadío) y en menor medida, la ganadería. También la minería (plata de Cartagena) e industria textil de esparto y curtido. Tenían elaciones comerciales con griegos, fenicios y cartagineses. La economía monetaria comienza en el siglo IV a.C. vinculada a los griegos.

Cultura: herederos de los pueblos peninsulares del neolítico y el influjo de griegos y fenicios. Religión: animismo mágico de la naturaleza con ritos funerarios de incineración.

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25.2.1.2. Otros pueblos prerromanos del sur y del este

Turdetanos Mastienos Bastetanos Libiofenicios Ilergavones Ilergetes

25.2.2. Pueblos prerromanos del interior de la península

25.2.2.1. Celtíberos

Geografía: Distinguimos entre una Celtiberia Oriental situada en el Ebro Medio: Berones, várdulos, autrigones, túrmogos, titos, belos y lusones.

Celtiberia Occidental en la submeseta norte: Pelendones, arévacos. Evolución: De origen indoeuropeo, procedían de centroeuropa e invadieron la Península hacia el s. IX a.C. hibridándose con los pueblos peninsulares dando lugar a los celtíberos.

Política: Nunca constituyeron una unidad política, sus ciudades tenían tres categorías:

polei a modo de ciudad-estado, civitates organizaciones políticas indígenas autónomas. vici o castella que realmente eran castros.

Principales ciudades: Varia, capital de los berones, Secontia (Sigüenza) y Numantia (Numancia) pertenecientes a los arévacos. La organización política de estas ciudades: asamblea popular y consejo de ancianos o senado aristocrático.

Sociedad: La base de su organización social: el clan y la tribu. Practicaban el hospitium, el clientelismo y la devotio. La aristocracia: formada por los propietarios de grandes rebaños. Se comía en comunidad.

Economía: Basada más en la ganadería que en la agricultura, algunos de estos pueblos eran seminómadas.

Cultura: Más primitiva que la íbera, el mundo de creencias y valores de los celtíberos coinciden con el resto de los celtas europeos.

25.2.2.2. Vacceos

Ocupaban las llanuras centrales de la cuenca del Duero. Al frente de las ciudades había consejos de ancianos o senados que dirigían el gobierno de las mismas. Organización socioeconómica: importante actividad agrícola cerealista de propiedad colectiva.

25.2.2.3. Vetones

Área suroccidental de la Meseta Central. Sociedad seminómada sin unidad política. Economía: pastoril trashumante, también ejercieron el control de la ruta prehistórica "Vía de la Plata". Organización social basada en el régimen gentilicio.

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25.2.2.4. Lusitanos

Ocuparon el oeste de la Meseta entre los ríos Duero y Tajo. Régimen de gobierno: jefatura militar con caudillos elegidos en asambleas populares. La organización tribal indígena continuaba vigente aún en los siglos II y III d. C. en forma de gentilitates o clanes. Practicaban el hospitium. Economía: ganadería y, de manera complementaria, la agricultura.

25.2.2.5. Otros pueblos prerromanos del interior de la península

Oretanos (por el Tajo); Carpetanos (al sur de los vacceos).

25.2.3. Pueblos prerromanos del norte de la península

25.2.3.1. Galaicos

Ocupaban la actual Galicia. Llegaron al noroeste hispano en el siglo VI a.C., en el mismo momento que los lusitanos, Gran fraccionamiento en tribus independientes que habitaban en castros. Sociedades más primitivas que las del sur peninsular y de carácter esencialmente gentilicio con economías ganaderas.

La cultura de los Castros se extendió por el norte peninsular (galaicos, cántabros, astures, vascones y pueblos del norte de la Meseta) toma el nombre de su poblado fortificado, de muralla triple y situado en lugares de fácil defensa, con casas de planta circular y techumbre cónica de ramajes. Sus divinidades eran locales y naturales.

25.2.3.2. Cántabros y astures

Ocupaban el resto de la fachada cantábrica. Su origen es celta e indoeuropeo. Eran pueblos independientes entre sí, en cada castro existía una jefatura, el princeps, encargado de las gentilitates. Eran nómadas o seminómadas, pertenecen a la cultura castreña caracterizada por el régimen gentilicio basado en la tribu, fracción y gentilitates.

25.2.3.3. Vascones

Ocupaban parte del territorio navarro, norte del Ebro y comarcas fronterizas con Aragón. Su origen es incierto y objeto de múltiples teorías. Su lengua no es indoeuropea. El régimen social de los pueblos del norte ha sido calificado por Caro Baroja como matriarcado.

25.3. Fenicios

No se poseen textos que documenten las causas que impulsaron a los fenicios a emprender sus exploraciones ultramarinas hasta el extremo occidental del Mediterráneo. Hay pocas fuentes (bíblicas). La investigación en España es muy reciente y comenzó con el hallazgo casual de la necrópolis de Laurita y nuevos descubrimientos, como el de Doña Blanca.

25.3.1. Geografía

Los fenicios colonizaron el llamado “círculo del Estrecho”, desde Huelva hasta Almería, y casi con total seguridad hasta Alicante: Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga), Toscanos, Almuñécar, Abdera (Adra).

25.3.2. Política y evolución

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Los fenicios se establecieron en el país de Canaán a mediados del II milenio a.C., disponían de buenos puertos naturales y abundante madera de cedro y resina para la construcción naval. Sus ciudades-estado Ugarit, Tiro, Sidón y Biblos era políticamente independientes, ejercieron la talasocracia en el Mediterráneo entre los siglos XII-VIII a.C. con lo que fundaron un alto número de colonias.

Su objetivo era controlar la ruta de los metales, para lo cual se asentaron al otro lado de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar) en el 1.100 a.C. con la fundación Gadir. También la presión militar asiria sobre las ciudades fenicias contribuyó a la búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento.

El tipo de colonias que fundaron en Andalucía no eran auténticas ciudades, con la excepción de Cádiz. Eran factorías de unos 1.000 a 1.500 habitantes, con puerto, aspecto urbano con su entramado de calles y viviendas, y de importante actividad comercial. Momentos de gran auge entre los siglos VII y VI a.C.

Tras la fundación de Gadir se inició a estímulo de la propia metrópoli la expansión por el bajo Guadalquivir. El hierro del sudeste fue un atractivo considerable (Almería, Alicante: ánforas fenicias). En Extremadura destaca la necrópolis de Medellín.

25.3.3. Economía y sociedad

Los fenicios desarrollaron una febril actividad minera en el sudeste y Sierra Morena (oro y plata), pesca, salazón, industria de garum y del colorante púrpura en Ibiza. Comercializaban con los tartesios. Trajeron las técnicas orientales de explotación minera intensa que aplicaron en abundantes minas, como las de Riotinto.

25.3.4. Cultura

Los fenicios fueron un puente económico y cultural entre Oriente y Occidente, difundieron las técnicas de navegación, trajeron el hierro, el torno alfarero y el alfabeto. Su cerámica podía estar cubierta de una película de arcilla en el caso de las de engobe rojo, o estar decoradas con bandas anchas de colores. También trajeron el urbanismo, sus colonias se asentaban en altozanos, cerca de las desembocaduras de los ríos y puertos naturales, seguramente Gadir fue el modelo a seguir por los poblados del Guadalquivir.

Las tumbas eran pozos de plantas circulares u ovaladas, practicaban la cremación, cuyos restos los introducían en urnas de alabastro depositadas en el fondo y acompañadas de ajuar: brazaletes, anillos, escarabeos, amuletos del difunto cremado y alrededor huevos de aves, de avestruz y copas. Con la fundación de Gadir apareció el templo de Kronión dedicado a Moloch, cerca se situaba el de Melkart.

Estos cultos pronto calaron en la sociedad autóctona y fueron aceptados. Fue bien difundido el culto a Astarté, una diosa de la fertilidad. Se realizaron objetos de metalistería, orfebrería y eboraria, destacan los jarros de Bronce de cuerpo esférico, cuello largo y boca trilobulada. Dentro de la orfebrería anillos, pendientes, diademas, brazaletes, broches de cinturón todo a la moda de Chipre, Fenicia y Etruria como muestra el tesoro de Aliseda y el de El Carambolo. En marfil hay cajitas, paletas y peines.

25.4. Griegos

La presencia griega en España está documentada por fuentes literarias y fuentes arqueológicas.

Fuentes literarias de dos tipos: 1) la narración mítica, y 2) las noticias de geógrafos e historiadores de la antigüedad que transmiten por lo general noticias muy anteriores a su época (Ora marítima del tardío poeta latino Avieno, funcionario romano del V d.C., quien puso en verso un antiguo periplo de navegantes griegos en Masalia entre el 600-575 a.C. y en el que describe las costas peninsulares).

25.4.1. Geografía

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Los griegos que se instalaron en la Península Ibérica eran procedentes de Focea (Jonia), éstos fundaron en el sur de Francia Massalia (Marsella), desde la cual dominaron el noreste peninsular hasta el Ampurdán, ejercieron su influencia en la costa catalana con colonias como Hemeroskopion, Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias), alcanzando también el sureste español con Alonis y Akra Leuke (Alicante), y comercializando con el reino de Tartesos.

25.4.2. Política y evolución

Desde el último cuarto del siglo VII a.C. parece claro que los foceos visitan y comercian con el reino de Tartesos regularmente, este comercio tuvo que ser muy intenso durante la primera mitad del siglo VI a.C., en competencia con el llevado a cabo por los fenicios.

Fundan la colonia de Massalia (Marsella) cerca de la desembocadura del río Ródano, en el tránsito de los siglos VII-VI. Massalia crece rápidamente, con una gran prosperidad económica basada en la explotación de los mercados “bárbaros”. Y también Emporion, en el golfo de Rosas.

Con el tiempo los griegos perdieron su predominio comercial en el Mediterráneo, sobreviviendo como colonias:Ampurias, Rosas y Hemeroskopeion dentro de la órbita de Masalia.

Ampurias cobra un gran auge en la primera mitad del siglo V a.C., adquiriendo en cierto modo la preponderancia que hasta este instante había ostentado Massalia, la ciudad debió de tener un importante aumento demográfico como evidencian el comienzo de las acuñaciones ampuritanas: dracmas. Rosas experimenta una notable pujanza económica a lo largo del siglo III a.C.

Este periodo finaliza bruscamente sobre con la llegada de los Bárquidas a la Península a partir del año 237 a.C. La nueva frontera impuesta por el tratado romano-cartaginés del año 226 a.C., el río Ebro, supondrá la desaparición de los intereses griegos al sur de este río.

25.4.3. Economía y sociedad

Los griegos desarrollaron en una intensa actividad comercial en la Península Ibérica, como muestran los restos de cerámicas griegas en pueblos del interior peninsular. Introdujeron la vid y el olivo, el arado, la metalistería fina y la moneda.

25.4.4. Cultura

En el siglo VIII y VII a.C. destacan las ánforas áticas para el aceite, kotilay y cerámica bícroma. A partir del siglo VII a.C. la importación aumenta mucho (hay copas áticas, ánforas, copas jonias, Kylix).

En el siglo V a.C. Ampurias monopoliza la importación de estos productos.

Ya en el siglo IV a.C. es la cerámica negra la de mayor éxito, pero el volumen empieza a descender, y la producción queda a manos de las colonias griegas de la Península Ibérica. Entre los bronces encontramos: cascos corintios (Huelva, siglo VII a.C.), caldero y coraza griega, el centauro de Rollos y el sátiro Itifálico del Llano de la Consolación.

En numismática: monedas cuñadas en Ampurias y Rosas. Las dracmas cuentan con figuras de Aretusa y Pegaso aunque también admitieron otros modelos. Con el desembarco romano acuñan el denario con Diana y Pegaso.

Escultura de piedra: Asklepios y la cabeza femenina de Artemis (Ampurias).

25.5. Cartagineses

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Entre los siglos VI y III a.C. corresponde al del imperio cartaginés pre-bárcida y coincide con aquel periodo en el que Cartago asume, gradual y militarmente, el control de los viejos territorios de población fenicia occidental. Causa probable: caída de Tiro en el 573 a.C. a manos de Nabucodonosor II de Babilonia.

25.5.1. Geografía

Cartago era una antigua colonia fenicia fundada por Tiro en el 814 a.C. Los testimonios arqueológicos denotan con claridad la existencia de una colonia cartaginesa en Ibiza.

Los datos arqueológicos sugieren la presencia de cartagineses en las costas peninsulares desde finales del siglo VI a.C. (excavaciones de Luis Siret, necrópolis de Villaricos). Almunécar fue ocupada por los púnicos, constatándose por sus inhumaciones al estilo cartaginés.

En Malaka, la estratigrafía destaca tres fases principales: fenicio púnica (siglo VI), púnica (comienzo del siglo V y finales del III) y púnico-romana (finales del III a mediados del siglo I).

Cádiz: necrópolis cartaginesa (siglos V-III a.C.). En Huelva hay menos influjos púnicos, sólo algunos poblados como Aljaraque.

25.5.2. Política y evolución

La necesidad de apoyo de una gran ciudad tal vez fue el origen de los vínculos entre Cartago y las colonias fenicias del Mediterráneo. Su primera actividad exterior fue la fundación de una colonia (Ibiza), según Diodoro de Siracusa en 654-53 a.C., unos 160 años después de la fundación de Cartago.

Otro hito importante acaeció en el 535 a.C. en la batalla de Alalia, que supuso la delimitación de las esferas de influencia, correspondiendo Italia a los Etruscos y para los cartagineses quedaba el Mediterráneo occidental. Hacia el 510 a.C. se debilitó esta alianza, a causa de los problemas internos de los etruscos, es Roma la que, en el 509 a.C. concluyó un nuevo tratado con Cartago sobre la delimitación de las esferas de influencia.

En el 348 a.C., se concluyó un nuevo tratado entre Roma y Cartago, el cual beneficiaba a Cartago ya que impedía a Roma el tránsito por el norte de África y sobre todo a la costa española.

Por esta época, Cartago dominaba prácticamente todo el norte de África, y aunque siquiera fuese a niveles meramente comerciales, también la costa meridional española.

Se firmaron entre Roma y Cartago en el 306 y 279 a.C. Y en lo que respecta a la Península Ibérica, Cartago confirmaba su zona de influencia por el Sur. Pero la Primera Guerra Púnica, entre Roma y Cartago, acabó en el 241 con la pérdida para Cartago de Sicilia. Su única posibilidad fue la afirmación política y económica en España.

25.5.3. Economía y sociedad

Cartago era una República oligárquica y esclavista cuya economía se basaba en una moderna agricultura y en el control de las factorías fenicias.

25.5.4. Cultura

Durante la segunda mitad del siglo VI a.C., la arqueología percibe en el Mediterráneo central, occidental y norteafricano una serie de cambios en las costumbres funerarias, y la introducción de un conjunto de piezas, como terracotas, máscaras, navajas de afeitar y cascarones de huevos de avestruz, de indudable carácter cartaginés, que constituyen los fósiles directores de Cartago.

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Los tipos cerámicos y sus sobrias decoraciones son propios de Cartago; la inhumación sustituye paulatinamente a la incineración. Lo mismo cabe decir de los cultos, con santuarios dedicados a divinidades del panteón cartaginés.

CONCLUSIÓN

A día de hoy, gracias a un estudio profundo de las fuentes literarias y en particular de la Arqueología, conocemos la existencia de un conjunto muy amplio de pueblos, denominados prerromanos, repartidos por todo el territorio peninsular cuyo origen se sitúa en los pueblos metalúrgicos, que a su vez procedían de los pueblos neolíticos.

Estos pueblos prerromanos padecieron una fuerte influencia a partir del siglo VIII a.C. por parte de los pueblos colonizadores, fenicios, griegos y cartagineses, que mantuvieron dos tipos de relaciones con los pueblos autóctonos: Territorios en los que se implantaron una cadena de factorías costeras (las factorías griegas desde Liguria al Ampurdán, costas andaluzas en el caso fenicio); Áreas afectadas por los contactos comerciales sin núcleos urbanos (costa de Levante y sureste de la Península Ibérica).

BIBLIOGRAFÍA

MUÑOZ AMILIBIA, A. M. (coordinadora), 2009: Prehistoria. UNED (Unidades Didácticas), Madrid (2 volúmenes). BARANDIARÁN, I.; MARTÍ, B.; DEL RINCÓN, M.a A. y MAYA, J. L.: Prehistoria de la Península Ibérica, Madrid 1988. Ed. Ariel. ALMAGRO BASCH, M.: Arqueología y Prehistoria, UNED, Tomo I y II (son las Unidades Didácticas de la asignatura). 2009 ALMAGRO, M.; ARTEAGA, O.; BLECH, M.; RUIZ MATA, D. y SCHUBART, H.: Protohistoria de la Península Ibérica, Madrid, 2001. Ed. Ariel. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. (director), 1990: Historia de España. I: Desde la Prehistoria a la conquista romana. Editorial Planeta, Madrid.