24-11-2013 la gaceta literaria

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2013 5 a SECCION Miguel Velárdez repasa las creaciones literarias y las obras periodísticas que fueron inspiradas por la esférica pasión. Como en el fútbol, las historias de los personajes de Eduardo Sacheri se mueven entre los goles y las derrotas. 2 4 D eportes y l etras De la Ilíada a libros de Eduardo Galeano, Nick Hornby o Haruki Murakami, podemos encontrar una larga serie de pasajes de obras (y volúmenes enteros) en los que se mezclan literatura y deportes. En los últimos años, en la Argentina se han multiplicado los títulos en los que se plasma ese vínculo. ¿Qué antecedentes tiene esa relación? ¿Qué textos son imperdibles? L a relación entre libros y deportes goza de su cresta de la ola, en géneros variopintos y con el fútbol, des- de luego, como buque insignia. Pensemos que en 2013 cumple diez años el primer sello editorial ar- gentino plenamente dedicado a textos relativos a los deportes: Ediciones Al Arco reúne en su catálogo 71 títulos que lejos están de agotar una oferta que crece de forma siste- mática desde la última década del siglo XX. A decir del perio- dista Alejandro Apo, un pionero en difundir cuentos de fútbol en programas de radio en general y en su célebre Todo con afecto en particular, cuando empezó, allá por 1995, recorría ávidamente bibliotecas y librerías de viejos en pos de tesoros escasos e infrecuentes. Todo parecía resumirse en los clásicos de Roberto Fontanarrosa, Juan Sasturain, y Osvaldo Soriano, algunas contribuciones de Rodolfo Braceli o de ignotas antolo- gías, el polémico Fútbol y masas, de Juan José Sebreli, y no mucho más. Hoy, en cambio, cada año llegan a sus manos de- cenas de textos vinculados con los deportes, sea de la Argenti- na, sea de otros países de Latinoamérica, novelas, cuentos, biografías, anecdotarios, estadísticas, ensayos periodísticos, sociológicos, antropológicos y ni hablar de estudios de psico- logía aplicada al deporte. En España, por caso, las ciencias aplicadas al deporte son metódicas y fecundas, aunque la pro- ducción editorial alcanza su máxima expresión en torno al fút- bol y en el seno del fútbol mismo a los clubes Barcelona y Re- al Madrid. El presunto versus entre Pep Guardiola y José Mourinho, dos de los extrenadores más reputados y cotizados de estos tiempos, demandó la insospechada cifra de 15 libros. Sí, son 15 los textos que sea por el camino que fuere aluden al contrapunto ajedrecístico del catalán y el portugués. Ahora, si los deportes no han nacido hace 10 años, ni 15, ni 20, ¿a guisa de qué un desarrollo que grosso modo data de ese lapso? Las causas son múltiples o por lo menos resisten el asedio de la tentación reduccionista. Es probable que la ba- bel mediática, capaz de multiplicar hasta límites insospecha- dos la divulgación de las gestas deportivas propiamente di- chas, así como sus temas periféricos e incluso sus detalles más irrelevantes, haya consumado una suerte de deportiviza- ción de la agenda pública. Los pilares disponían ya de vigorosa consistencia. El depor- te, cóctel de guerra sublimada, juego, culto al héroe moderno, suspensión de la realidad cotidiana y transmisor de islotes de identidad, o en todo caso de un plus de sostén identitario, cre- ció de forma exponencial como relato de una seducción siem- pre potente y siempre renovada. Y eso en tiempos de profun- das crisis de otros relatos. De relatos, digámoslo, más fundan- tes para la marcha de la sociedad pero al tiempo de sesgo más antipático. Así concebidos, los deportes se agigantaron en su destino de nutricio refugio simbólico, propiciaron el movimiento de monstruosas sumas de dinero y al tiempo, có- mo no, autorizaron a la intelectualidad y a sus satélites a de- cir esto y aquello de lo que todo el mundo se siente interesa- do. De lo que todo el mundo piensa y habla. Genealogía Con todo, el vínculo entre literatura y deportes o letras y de- portes ofrece una rica genealogía. En el libro XXIII de la Ilía- da, por ejemplo, Homero se constituye en un adelantado en el género de la crónica pugilística. Describe una pelea entre Epeo y Euríalo, incluida en los juegos celebrados en ocasión de los funerales de Patroclo. Continúa en la página 2... “L os primeros amigos que tuve en la universi- dad, con los que trabé amistad sin mayores problemas, eran hinchas de tal o cual equipo; examinar con aire de estudioso las páginas deportivas de un periódico durante el almuer- zo de un primer día de trabajo todavía despierta hoy una reac- ción de simpatía. Y sí, sí que estoy al tanto de la otra cara de es- te maravilloso recurso del que disponemos los hombres: termi- namos por ser unos reprimidos, fracasamos en nuestras rela- ciones con las mujeres, nuestra conversación es trivial, aburri- da; somos incapaces de expresar nuestras necesidades emocio- nales, no conseguimos relacionarnos como debiéramos ni si- quiera con nuestros hijos, morimos sumidos en la soledad y en la tristeza”. El texto lo escribió Nick Hornby, autor de libros tan hermosos como éste que citamos: Fiebre en las gradas (edito- rial Anagrama). En sus páginas refiere a lo que significa el fút- bol –precisamente el Arsenal inglés- en su vida. Cuenta que lle- va el tema a su analista o que recuerda la fecha de casamiento de un amigo por un partido del equipo de sus amores. El de Hornby es un gran ejemplo de la pasión que genera el deporte en escritores. Pasión que muchos llevan a la literatura. Lo hizo también el japonés Haruki Murakami, autor de va- rios best sellers en los últimos años. “La vida es esencialmen- te injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que inclu- so de las situaciones injustas es posible extraer lo que de justi- cia haya en ellas. Puede ser que eso cueste tiempo y esfuerzo. Y puede que ese tiempo y esfuerzo sean en vano”, reflexiona en De qué hablo cuando hablo de correr (editorial Tusquets). Mu- rakami se dedica desde hace años al maratón. Mientras entre- na no hace más que pensar. Este libro es fruto de esos pensa- mientos. En él cuenta cómo aguanta los dolores, describe las ampollas que le salen en los pies y explica en qué cosas piensa para soportar largos recorridos, altísimas temperaturas y a un cuerpo (el suyo) que le pide parar. El periodista estadounidense Bill Buford se metió a principios de los 80 en el mundo hoolingan. Se hizo amigo de barras de equipos ingleses que no dudaban en arrancarle (literalmente) un ojo a un policía, destrozar bares y revolear puños a hinchas ri- vales. Aquella experiencia, que lo llevó incluso a quedar deteni- do en medio de un desbande internacional, la volcó en Entre los vándalos (Anagrama), un libro tan inhallable como magnífico. Futbolero al extremo, Eduardo Galeano es autor de un clási- co: El fútbol a sol y sombra (editorial Siglo XXI). Se ha reedita- do muchísimas veces. Después de cada Mundial el autor agre- ga el capítulo correspondiente. “Como todos los uruguayos, quise ser jugador de fútbol. Yo jugaba muy bien, era una ma- ravilla, pero sólo de noche, mientras dormía”, ironiza en el prólogo. En sus páginas homenajea no sólo a ese deporte, sino a su espectro social. Imperdible. Tanto como Díganme Ringo (editorial Planeta), la biografía sobre Oscar Natalio Bonavena que escribió a principio de los 90 el periodista Ezequiel Fer- nández Moores. “Lo elegí porque formaba parte de mi infancia, de la memoria popular de los argentinos y porque me permi- tía entrar al boxeo desde otro lugar.Yo antes era mucho más crítico hacia el boxeo. Entrar por el lado del boxeador me hizo conocer de modo más profundo la parte humana, me dio una visión mucho más amplia del boxeo”, le cuenta el autor a La Gaceta al recordar ese trabajo difícil de encontrar. En medio del apogeo del Barcelona de Guardiola, 15 escrito- res contaron qué incidencia tuvo ese club en sus vidas. El libro se llama Cuando nunca perdíamos (editorial Alfaguara). Son textos brillantes, con un interesante dejo de melancolía. Entre otros escriben Ramón Besa, Juan Cruz Ruiz, Juan Gabriel Vázquez, Enrique Vila-Matas y Juan Villoro. No se lo pierdan. El fútbol argentino ha despertado pasiones en los últimos años. Continúa en la página 4... CAMINO DE RESISTENCIA * POR EDUARDO SACHERI Creo que la farandulización del fútbol nos provoca, a los viejos futboleros, una profunda desazón. Tal vez la literatura futbolera es un camino de resistencia (prefiero pensarlo en esos términos, más que en términos de nostalgia), frente a lo peor de ese proceso. Poner matices donde el discurso maniqueo y simplista nacido en los medios masivos tiende a borrarlos. *Fragmento de entrevista publicada en este suplemento en enero de este año. Causas y antecedentes de un fenómeno Por Walter Vargas PARA LA GACETA - BUENOS AIRES El presunto versus entre Pep Guardiola y José Mourinho, dos de los entrenadores más reputados y cotizados de estos tiempos, demandó la insospechada cifra de 15 libros. “Como todos los uruguayos, quise ser jugador de fútbol. Yo jugaba muy bien, era una maravilla, pero sólo de noche, mientras dormía”, ironiza Eduardo Galeano en El fútbol a sol y sombra. Cuando la pasión se hace libro Por Alejandro Duchini PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

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Domingo 24 de noviembre de 2013 LA GACETA Literaria

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Page 1: 24-11-2013 LA GACETA LITERARIA

SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2013

5aSECCION

Miguel Velárdez repasa las creacionesliterarias y las obras periodísticas quefueron inspiradas por la esférica pasión.

Como en el fútbol, las historias de lospersonajes de Eduardo Sacheri se

mueven entre los goles y las derrotas.

2 4

Deportesy letras

De la Ilíada a libros de Eduardo Galeano, Nick Hornby o Haruki Murakami,podemos encontrar una larga serie de pasajes de obras (y volúmenes enteros)en los que se mezclan literatura y deportes. En los últimos años, en laArgentina se han multiplicado los títulos en los que se plasma ese vínculo.¿Qué antecedentes tiene esa relación? ¿Qué textos son imperdibles?

La relación entre libros y deportes goza de su crestade la ola, en géneros variopintos y con el fútbol, des-de luego, como buque insignia. Pensemos que en2013 cumple diez años el primer sello editorial ar-gentino plenamente dedicado a textos relativos a

los deportes: Ediciones Al Arco reúne en su catálogo 71 títulosque lejos están de agotar una oferta que crece de forma siste-mática desde la última década del siglo XX. A decir del perio-dista Alejandro Apo, un pionero en difundir cuentos de fútbolen programas de radio en general y en su célebre Todo conafecto en particular, cuando empezó, allá por 1995, recorríaávidamente bibliotecas y librerías de viejos en pos de tesorosescasos e infrecuentes. Todo parecía resumirse en los clásicosde Roberto Fontanarrosa, Juan Sasturain, y Osvaldo Soriano,algunas contribuciones de Rodolfo Braceli o de ignotas antolo-gías, el polémico Fútbol y masas, de Juan José Sebreli, y nomucho más. Hoy, en cambio, cada año llegan a sus manos de-cenas de textos vinculados con los deportes, sea de la Argenti-na, sea de otros países de Latinoamérica, novelas, cuentos,biografías, anecdotarios, estadísticas, ensayos periodísticos,sociológicos, antropológicos y ni hablar de estudios de psico-logía aplicada al deporte. En España, por caso, las cienciasaplicadas al deporte son metódicas y fecundas, aunque la pro-ducción editorial alcanza su máxima expresión en torno al fút-bol y en el seno del fútbol mismo a los clubes Barcelona y Re-al Madrid. El presunto versus entre Pep Guardiola y JoséMourinho, dos de los extrenadores más reputados y cotizadosde estos tiempos, demandó la insospechada cifra de 15 libros.

Sí, son 15 los textos que sea por el camino que fuere aluden alcontrapunto ajedrecístico del catalán y el portugués.

Ahora, si los deportes no han nacido hace 10 años, ni 15,ni 20, ¿a guisa de qué un desarrollo que grosso modo data deese lapso? Las causas son múltiples o por lo menos resistenel asedio de la tentación reduccionista. Es probable que la ba-bel mediática, capaz de multiplicar hasta límites insospecha-dos la divulgación de las gestas deportivas propiamente di-chas, así como sus temas periféricos e incluso sus detallesmás irrelevantes, haya consumado una suerte de deportiviza-ción de la agenda pública.

Los pilares disponían ya de vigorosa consistencia. El depor-te, cóctel de guerra sublimada, juego, culto al héroe moderno,suspensión de la realidad cotidiana y transmisor de islotes deidentidad, o en todo caso de un plus de sostén identitario, cre-ció de forma exponencial como relato de una seducción siem-pre potente y siempre renovada. Y eso en tiempos de profun-das crisis de otros relatos. De relatos, digámoslo, más fundan-tes para la marcha de la sociedad pero al tiempo de sesgomás antipático. Así concebidos, los deportes se agigantaronen su destino de nutricio refugio simbólico, propiciaron elmovimiento de monstruosas sumas de dinero y al tiempo, có-mo no, autorizaron a la intelectualidad y a sus satélites a de-cir esto y aquello de lo que todo el mundo se siente interesa-do. De lo que todo el mundo piensa y habla.

GenealogíaCon todo, el vínculo entre literatura y deportes o letras y de-

portes ofrece una rica genealogía. En el libro XXIII de la Ilía-da, por ejemplo, Homero se constituye en un adelantado enel género de la crónica pugilística. Describe una pelea entreEpeo y Euríalo, incluida en los juegos celebrados en ocasiónde los funerales de Patroclo.

Continúa en la página 2...

“Los primeros amigos que tuve en la universi-dad, con los que trabé amistad sin mayoresproblemas, eran hinchas de tal o cual equipo;examinar con aire de estudioso las páginasdeportivas de un periódico durante el almuer-

zo de un primer día de trabajo todavía despierta hoy una reac-ción de simpatía.Y sí, sí que estoy al tanto de la otra cara de es-te maravilloso recurso del que disponemos los hombres: termi-namos por ser unos reprimidos, fracasamos en nuestras rela-ciones con las mujeres, nuestra conversación es trivial, aburri-da; somos incapaces de expresar nuestras necesidades emocio-nales, no conseguimos relacionarnos como debiéramos ni si-quiera con nuestros hijos, morimos sumidos en la soledad y enla tristeza”. El texto lo escribió Nick Hornby, autor de libros tanhermosos como éste que citamos: Fiebre en las gradas (edito-rial Anagrama). En sus páginas refiere a lo que significa el fút-bol –precisamente el Arsenal inglés- en su vida. Cuenta que lle-va el tema a su analista o que recuerda la fecha de casamientode un amigo por un partido del equipo de sus amores. El deHornby es un gran ejemplo de la pasión que genera el deporteen escritores. Pasión que muchos llevan a la literatura.

Lo hizo también el japonés Haruki Murakami, autor de va-rios best sellers en los últimos años. “La vida es esencialmen-te injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que inclu-so de las situaciones injustas es posible extraer lo que de justi-cia haya en ellas. Puede ser que eso cueste tiempo y esfuerzo.Y puede que ese tiempo y esfuerzo sean en vano”, reflexiona enDe qué hablo cuando hablo de correr (editorial Tusquets). Mu-rakami se dedica desde hace años al maratón. Mientras entre-na no hace más que pensar. Este libro es fruto de esos pensa-mientos. En él cuenta cómo aguanta los dolores, describe lasampollas que le salen en los pies y explica en qué cosas piensa

para soportar largos recorridos, altísimas temperaturas y a uncuerpo (el suyo) que le pide parar.

El periodista estadounidense Bill Buford se metió a principiosde los 80 en el mundo hoolingan. Se hizo amigo de barras deequipos ingleses que no dudaban en arrancarle (literalmente) unojo a un policía, destrozar bares y revolear puños a hinchas ri-vales. Aquella experiencia, que lo llevó incluso a quedar deteni-do en medio de un desbande internacional, la volcó en Entre losvándalos (Anagrama), un libro tan inhallable como magnífico.

Futbolero al extremo, Eduardo Galeano es autor de un clási-co: El fútbol a sol y sombra (editorial Siglo XXI). Se ha reedita-do muchísimas veces. Después de cada Mundial el autor agre-ga el capítulo correspondiente. “Como todos los uruguayos,quise ser jugador de fútbol. Yo jugaba muy bien, era una ma-ravilla, pero sólo de noche, mientras dormía”, ironiza en elprólogo. En sus páginas homenajea no sólo a ese deporte, sinoa su espectro social. Imperdible. Tanto como Díganme Ringo(editorial Planeta), la biografía sobre Oscar Natalio Bonavenaque escribió a principio de los 90 el periodista Ezequiel Fer-nández Moores. “Lo elegí porque formaba parte de mi infancia,de la memoria popular de los argentinos y porque me permi-tía entrar al boxeo desde otro lugar. Yo antes era mucho máscrítico hacia el boxeo. Entrar por el lado del boxeador me hizoconocer de modo más profundo la parte humana, me dio unavisión mucho más amplia del boxeo”, le cuenta el autor a LaGaceta al recordar ese trabajo difícil de encontrar.

En medio del apogeo del Barcelona de Guardiola, 15 escrito-res contaron qué incidencia tuvo ese club en sus vidas. El librose llama Cuando nunca perdíamos (editorial Alfaguara). Sontextos brillantes, con un interesante dejo de melancolía. Entreotros escriben Ramón Besa, Juan Cruz Ruiz, Juan GabrielVázquez, Enrique Vila-Matas y Juan Villoro. No se lo pierdan.

El fútbol argentino ha despertado pasiones en los últimos años.

Continúa en la página 4...

CAMINO DE RESISTENCIA *POR EDUARDO SACHERICreo que la farandulización del fútbol nos provoca, a los viejosfutboleros, una profunda desazón. Tal vez la literatura futbolera esun camino de resistencia (prefiero pensarlo en esos términos, másque en términos de nostalgia), frente a lo peor de ese proceso.Poner matices donde el discurso maniqueo y simplista nacido en losmedios masivos tiende a borrarlos.

*Fragmento de entrevista publicada eneste suplemento en enero de este año.

Causas yantecedentesde un fenómeno◆ Por Walter VargasPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

El presunto versus entre Pep Guardiola yJosé Mourinho, dos de los entrenadores másreputados y cotizados de estos tiempos,demandó la insospechada cifra de 15 libros.

“Como todos los uruguayos, quise ser jugadorde fútbol. Yo jugaba muy bien, era una maravilla,pero sólo de noche, mientras dormía”, ironizaEduardo Galeano en El fútbol a sol y sombra.

Cuando la pasiónse hace libro◆ Por Alejandro DuchiniPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

Page 2: 24-11-2013 LA GACETA LITERARIA

LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2013

Vidas con éxitos y fracasoscomo suceden en el fútbol

Ra n k i n g

FICCIONY LAS MONTAÑAS HABLARONKhaled Hosseini

LOS AÑOS DE PEREGRINACIÓN DEL CHICO SIN COLORHaruki Murakami

BAJO LA MISMA ESTRELLAJohn Green

EL ESTAFADORJohn Grisham

EL HÉROE DISCRETOMario Vargas Llosa

12345

NO FICCIONTODO LO QUE SÉMarcelo Polino

PERIODISTAS EN EL BARROEdi Zunino

FRANCISCO. VIDA Y REVOLUCIÓNElisabetta Piqué

BIOGRAFÍA HUMANALaura Gutman

MAL COMIDOSMaría Soledad Barruti

12345

Ra n k i n g

FICCIONLOS AÑOS DE PEREGRINACIÓN DEL CHICO SIN COLORHaruki Murakami

Y LAS MONTAÑAS HABLARONKhaled Hosseini

CINCUENTA SOMBRAS DE GREYE. L. James

BAJO LA MISMA ESTRELLAJohn Green

EL HÉROE DISCRETOMario Vargas Llosa

12345

NO FICCIONTODO LO QUE SÉMarcelo Polino

RECEN POR ÉLMarcelo Larraquy

PERIODISTAS EN EL BARROEdi Zunino

MAL COMIDOSMaría Soledad Barruti

GUÍA PARA UN PERRO FELIZCésar Millán

12345

T U C U M A N

LIBRE

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LIBRO

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L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L O S M A S L E I D O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

N o v e d a d e s

FONTANARROSA Y EL FÚTBOLRoberto FontanarrosaPLANETA (120 PÁGINAS)En esta colección de humor gráfico, el lector seencontrará con el genial estilo del Negro Fontanarrosa,que además de escritor era hincha de Rosario Central,al servicio de algunos temas inevitables a la hora dereír: los políticos, los médicos, el sexo, la inseguridad...

LA ARGENTINA QUE DUELELuis Alberto Romero - Alejandro KatzKATZ EDITORES (203 PÁGINAS)¿Qué ocurre con la Argentina actual? ¿Por qué, pese alos recientes años de crecimiento económico, gran partede la sociedad vive en la pobreza, la educación es debaja calidad, el Estado incumple funciones básicas? Losautores intentan desentrañarlo con un diálogo intenso.

TUCUMÁN ES ASÍMario Kostzer (Editor responsable)LA FERIA DEL LIBRO (196 PÁGINAS)Kostzer propone una obra que muestra la provinciadesde diversos aspectos: lo turístico, las grandesindustrias, el potencial económico y lo que representa, lacultura, las tradiciones -la tucumanidad-, la artesanía,la ciencia y las nuevas actividades.

MAL COMIDOSMaría Soledad BarrutiPLANETA (464 PÁGINAS)Mientras la Argentina se promociona como góndola delmundo, el avance de la soja que parece cubrirlo todo esapenas el fenómeno más visible y polémico de unatransformación que está cambiando el país y la comida,el modo en que se la produce y su efecto sobre nosotros.

LA REINA DE CORAZONESSusana ViauSUDAMERICANA (256 PÁGINAS)Las columnas de la periodistas que le arruinó losdomingos a CFK es el subtítulo de esta selecciónpóstuma de los artículos de Viau publicados en el diarioClarín, en los que ella supo concentrar su carrera, sumilitancia política y su talento periodístico.

FORMAS DOMINANTESJosé Fernández VegaTAURUS (144 PÁGINAS)Danto, Belting, De Duve, Vattimo y Zizek son grandesexponentes del pensamiento contemporáneo, que fueronentrevistados por Fernández Vega durante este siglo.Fruto de ello, este libro aborda asuntos centrales para laestética y para la relación que del arte con la política.

LA PSICOLOGÍA DE LA INTELIGENCIAJean PiagetSIGLO XXI EDITORES (224 PÁGINAS)En estas lecciones, Piaget se propone definir qué cosa esla inteligencia, y demostrar hasta qué punto se trata deuna construcción, de una evolución desde mecanismossensorio-motrices elementales y espontáneos hasta unacompleja organización de razonamientos elaborados.

USTASHASIgnacio Montes de OcaSUDAMERICANA (320 PÁGINAS)Según el autor, la fuga de criminales nazis y fascistastras la II Guerra Mundial fue avalada y ejecutada porPerón a pedido del Vaticano, para salvar a los ustashas,huestes ultracatólicas que en Croacia asesinaron a casiun millón de personas entre 1941 y 1945.

EL DESIERTO Y SU SEMILLAJorge Baron BizaETERNA CADENCIA (222 PÁGINAS)Baron Biza publicó en 1998 El desierto y su semilla,libro en el que narra cómo fue minuciosamentereconstruido el rostro de su madre al tiempo que, enestructura paralela, trata de reconstruir la desgraciadahistoria de la desfigurada Argentina del siglo XX.

HABLEMOS DE POLÍTICAJulio BárbaroSUDAMERICANA (208 PÁGINAS)“No hay debates: hay palabras vacías que me hacensentir que vivimos en un Gran Hermano como testigospasmados de la degradación sin límite de políticos yperiodistas”. Este es el punto de partida de JulioBárbaro: la refutación de la “vuelta de la política”.

ISABELAbel NovilloEDITORIAL DE LA UNT (226 PÁGINAS)“Por los años de la década de 1883-1993 -prologa elautor-, los habitantes del entonces modesto caserío deCafayate, en las primeras estribaciones de la Cordillerade los Andes, se desarrollaban con enorme vocación deconvertir lo más pronto posible esa localidad de Saltaen una ciudad”.

PÁJAROS DEL FUEGOMirta E. SemaEDICIONES DEL PARQUE (118 PÁGINAS)“La voz de los poemas de Sema transcurren desde loíntimo hasta la más elevada fibra de los vuelos”, diceErnesto Rojas. “Poesía femenina que va construyendosin ataduras los lugares de la belleza, los espacios deuna ciudad casi sin nombre y ‘sin precipicios niconciencia’, a pesar de la bruma de los castillos”.

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No hace falta ser un fanático delfútbol; tampoco hay que cono-

cer el reglamento del juego, ni loscódigos, las cábalas o la jerga delos hinchas. Los textos de EduardoSacheri construyen historias de vi-das cotidianas con éxitos y fraca-sos como suceden en el fútbol. Elautor asienta sus textos en ese po-pular deporte para fijar los escena-rios en los que se mueven sus per-sonajes.

Como le ocurre a cualquier serhumano, los protagonistas de suscuentos quedan envueltos en pe-queños triunfos, grandes haza-ñas, enormes tropiezos, perovuelven a levantarse para enfren-tar una vez más el desafío de se-guir en la recta de la vida como eldelantero frente al arco rival. Elmayor logro del escritor, nacidoen el Gran Buenos Aires, es quesus relatos -como en el fútbol-exhiben a las personas sin másca-ras. Así como un futbolista festejasu gol y un hincha es capaz de gri-tar desaforado, el fútbol los exhi-be tal y como son en sus propiosmundos íntimos. La narrativa deSacheri se caracteriza por mos-trar escenas. El relato adquiere elritmo de una sucesión de escenasencadenadas como en el formatocinematográfico.

La vida que pensamos es unaantología que incluye los clásicoscuentos con los que Sacheri alcan-zó la consagración en la literaturaargentina. Fueron los textos pre-vios a la construcción de su afama-da novela La pregunta de sus ojos,que después llevó al cine el direc-tor Juan José Campanella y con laque ganó nada menos que el Oscara la Mejor Película Extranjera du-rante 2009, con el título El secretode sus ojos.

Este libro incluye un texto valio-so entre los mejores relatos depor-tivos. Me van a tener que discul-par contagia la emoción en cadapalabra que utiliza el autor paradescribir los goles de Diego Mara-dona a los ingleses en el Mundialde México 86. En 2011, Sacheri es-cribió este personalísimo homena-je a su ídolo del fútbol con motivode cumplirse los 25 años de aquelépico triunfo con la llamada “manode Dios” y, a continuación, el mejor

gol en la historia de todos los mun-diales.

Volver a levantarseSon historias de pasión por un

club, por una camiseta, en las quese entrelazan el amor, la muerte,la traición, la angustia. Esos ele-mentos son las principales carac-terísticas que envuelven a los per-sonajes en la estructura de los re-latos de Sacheri. El fútbol es una

excusa perfecta para sumar otrosingredientes que introducen al lec-tor en el intrínseco mundo de lossentimientos de un hincha quepuede hacer cualquier cosa en lavida, menos cambiar de equipo defútbol.

Una recopilación de los mejorescuentos y otros nuevos relatos deun autor que hace gala de su pa-sión por el fútbol y de su amor in-condicional por la camiseta de In-

dependiente. Tanto es su fervorpor el club que, aún a sabiendasdel camino al fracaso por el quedescendía de categoría, mientrasse imprimía su obra, Eduardo Sa-cheri dedicó el libro al Rojo de Ave-llaneda.

Quizás era una forma más devolver a levantarse, como sus per-sonajes.

© LA GACETA

FOTO DE EDUARDO LONGONI (ARCHIVO)

antología de cuentos del autor de La pregunta de sus ojos

TRIBUTO. En Me van a tener que disculpar, Sacheri homenajea a Maradona, a 25 años del triunfo con la “mano de Dios”.

Causas y antecedentes de un fenómeno... Viene de la página I.

También Virgilio gustó de reponer feroces ri-ñas que prefiguraron el boxeo tal y como lo co-nocemos hoy, y tal como se deduce de Torito,conmovedor monólogo que Julio Cortázar pusoen la boca, o en el pensamiento, de Justo Suá-rez, el Torito de Mataderos, acaso el primer ído-lo en la historia del deporte argentino.

En materia de fútbol, la referencia probable-mente más antigua corresponda a Rey Lear, deShakespeare (exclama Kent: ¡ni que te echen la

zancadilla mal jugador de fútbol!), aunque tam-bién, por cierto, abrevaron en el deporte de lapelota número 5 egregios autores como AntonioMachado, León Felipe, Rafael Alberti, MiguelHernández, Camilo José Cela, Henry deMontherlat, Vladimir Nabokov, Mario Benedetti,Manuel Mujica Láinez, César Fernández More-no, Baldomero Fernández Moreno, EnriqueGonzález Tuñón, Rubem Fonseca y Augusto RoaBastos, entre otros.

A quienes todavía ven de reojo a la literatu-ra deportiva y desean atreverse a la incursión

fundacional, el autor de estas líneas recomien-da especialmente dos joyas: Del Boxeo, exqui-sito ensayo de Joyce Carol Oates; y Estrela So-litária (de Ruy Castro), que amén de ser la de-finitiva biografía novelada del crack brasileñoGarrincha, es a la vez una cruda y bella sem-blanza del gran amor de su vida, la cantanteElsa Soares.

© LA GACETA

Walter Vargas – Periodista deportivo,psicólogo social, escritor.

CUENTOSLA VIDA QUE PENSAMOSEDUARDO SACHERI(Alfaguara – Buenos Aires)

MIGUEL VELÁRDEZ ◆

Page 3: 24-11-2013 LA GACETA LITERARIA

LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2013

El escritor y traductor japonés(autor de Tokio Blues y Crónica delpájaro que da cuerda al mundo,entre otras) arranca su relato con-tando qué es para él “correr en se-rio”, una rutina que practica desdehace un cuarto de siglo, cuandodecidió vender el club de jazz quetenía y cambiar su forma de vida.

“Correr ha vuelto a ser uno delos pilares de mi vida cotidiana. Ycorro bastante en serio. Me refieroa correr 60 kilómetros a la sema-na. O sea, diez kilómetros al díadurante seis días a la semana”, es-cribe. Su pasión por el deporte vaaún más lejos. Es un consumadofondista, participa en un maratónpor año y formó parte de variostriatlones. Su logro máximo fuecompletar un ultramaratón de 100kilómetros.

Ese mismo método, ese rigorharto famoso en los japoneses,también es aplicado en su tareade escritor. Y en esas analogías

entre el correr y el escribir -pre-sentes en buena parte del texto-están los mayores aciertos, losguiños literarios de un libro que, apriori, podría no interesar a aque-llos que están alejados de la temá-tica.

Así, Murakami dice que deja deescribir en el preciso momento enel que siente que podría seguir es-cribiendo, así como abandona undía de entrenamiento cuando tieneresto para unos kilómetros más. Ytambién asegura que escribir no-velas largas es básicamente unalabor física. Para ese tipo de ta-reas, cree el japonés, se necesitaresistencia y concentración, quesólo puede lograr con un entrena-miento físico.

En el que quizá sea su libro másautobiográfico, Murakami -conoci-do por su poca afición a las entre-vistas y cierto hermetismo- abrelas puertas de su vida, de sus sue-ños y de sus miedos, a partir de losrelatos como corredor. Para el finalde esta carrera sin sentido que esla vida, el escritor propone un epi-tafio: “Haruki Murakami. 1949-20**. Escritor (y corredor). Al me-nos no caminó nunca”.

© LA GACETA

CRÓNICADE QUÉ HABLO CUANDOHABLO DE CORRERHARUKI MURAKAMI(Tusquets - Buenos Aires)

DIEGO JEMIO ◆

Cuando el fútbol profesional es-taba en sus albores (siglo XX, dé-cada del 30) Uruguay ya era unapotencia futbolera: campeón olím-pico y campeón mundial. Y hoy,cuando el fútbol profesional ha lle-gado a siderales niveles de expan-sión (social, cultural, económica,etcétera), Uruguay pisó fuerte enSudáfrica y despabiló a legos, ne-cios y despistados de por lo menoscuatro continentes.

¿Cómo se explica que de un pa-ís de 3,5 millones de habitantessalgan tantos y tan buenos juga-dores? Exportador por antonoma-sia, es capaz de suministrarle de-lanteros al Atlético Madrid, alAjax, al Palermo; mediocampistasal Porto, al Benfica, al Mónaco; de-fensores a la Juventus, al Fener-bahce; y hasta un estupendo ar-quero a Lazio. “Ni sabía que exis-tía ese país”, dijo, sin ponerse co-lorado, uno de los más destacadosperiodistas deportivos holandeses

en vísperas del partido que los na-ranjas y los celestes jugaron enCiudad del Cabo.

Eduardo Galeano (más urugua-yo que el mate amargo en la ram-bla de Montevideo) no pudo ni qui-so resistir la tentación de aportarlo suyo, de honrar al cautivadorjuego de la pelota número 5, y allápor 1995 publicó El fútbol (a sol ysombra), una compilación de ensa-yos breves que tal vez no tengan elrigor de Las venas abiertas deAmérica Latina o de Memoria delfuego, pero sí conservan una mira-da aguda, un corpus ideológico de-finido, una prosa certera y una re-suelta búsqueda de una narrativapoética, o de una poética de la na-rrativa, o en todo caso de un modode narrar que sin renunciar aeventuales asperezas sea capaz delabrar su propia estética.

Que de allí, justamente, emananlas devociones futboleras de Galea-no: de la vocación de enaltecer labelleza. En este caso, la de un de-porte que, según juzga, ha ido per-diendo esplendor conforme avan-zaron la tecnocracia profesional, laapología de la velocidad y de lafuerza y, en última instancia, la vo-racidad lucrativa.

Dice Galeano, en Confesión delautor, que a la larga ha terminado

por asumir la identidad de unmendigo del buen fútbol, que vapor el mundo sombrero en mano,suplicando, en cada estadio, “unalinda jugadita, por amor de Dios”.

El fútbol (a sol y sombra) es unentretenida sucesión de evocacio-nes, reflexiones, semblanzas y to-mas de posición, cada cual con va-lor en sí mismo y a tono con el con-junto, que recorre la genealogía deljuego, sus hitos, sus cultores másdestacados, personajes laterales,episodios trascendentes, o curio-sos, o en todo caso dignos de men-ción, sin que falten, desde luego,los mundiales de fútbol.

En este indicador específico Ga-leano tiene la pertinencia y elbuen gusto de zanjar una deudacontraída por el mero transcursode los años. Como la versión origi-nal fue editada en 1995, esta re-edición contante, sonante, flaman-te y crocante ofrece las pinceladasque le merecieron el Mundial deFrancia (1998), el de Corea-Japón(2002) y el de Alemania (2006).

Se sobreentiende que el porten-toso Mundial que consumó suamado Uruguay le inspirará nue-vos tacos y sombreros.

© LA GACETA

La redonda pasión, segúnun inspirado uruguayoREFLEXIONESEL FÚTBOL (A SOL YSOMBRA)EDUARDO GALEANO(Siglo XXI - Buenos Aires)

WALTER VARGAS ◆EPITAFIO. Murakami quiere que loevoquen como escritor y corredor.

RANDOMHOUSE.COM.UR

Dos pasiones de un autorjaponés que nunca caminó

D E P O R T E S Y L E T R A S

C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S /

Dirigentes, decencia y wines, libro

recientemente publicado por

Sudamericana, reúne artículos del

mítico Dante Panzeri. El

periodista que sabía encontrar las

mejores palabras para describir el

fútbol, el hombre que decía lo

que casi nadie se atrevía.

Mencionar a Dante Panzeri da prestigio y se lo usa para legitimarcualquier análisis. El título de uno de sus libros, Fútbol, dinámicade lo impensado, es citado como un aforismo por periodistas de-

portivos que casi no lo leyeron. En 40 años de trabajo, el rosarino escribióen El Gráfico, El Día, Satiricón, Chaupinela y LaOpinión, entre otros medios.Además, tuvo columnasen programas de radio y televisión. Se calculan unas15.000 colaboraciones, de las que sólo se conoceuna ínfima parte, además del libro citado y de Bur-guesía y gansterismo en el deporte.

En Dante Panzeri. Dirigentes, decencia y wines, elcompilador Matías Bauso hizo un excelente trabajode archivo, selección y análisis de artículos repre-sentativos del estilo y de los temas que más le preo-cupaban al periodista. Están las reflexiones más se-renas y los artículos más urgentes, escritos luego dealgún partido. El título también es otro hallazgo. Al-guna vez, Panzeri dijo: “Al fútbol de hoy le faltan trescosas: dirigentes, decencia y wines”.

En las más de 500 páginas del libro, aparecen lagran lucidez y el dogmatismo de este periodista de-portivo que odiaba el boxeo y entrevistar a los atle-tas (”su lenguaje es el del cuerpo y no el de las pala-bras”, decía). Sus visiones del fútbol, la aversión porel resultadismo de Zuveldía, la carencia de wines, lamentira del fútbol moderno y hasta un apartado decríticas de espectáculos son algunos de los puntosmás salientes de un libro imprescindible para cual-quier estudiante de periodismo.

Un cabrón valiente“Panzeri era un cabrón. Tenía un carácter compli-

cado. Era, también, testarudo, implacable, rígido, al-go dogmático, obsesivo y difícil de llevar”, lo defineBauso. Este periodista que duraba poco en sus tra-bajos era también un tipo valiente. Uno de los capí-tulos está dedicado al Mundial 78, con una selecciónde artículos -algunos inéditos- en los que adviertesobre el despropósito de organizarlo. Decía que elpaís tenía otras necesidades, que Argentina no iba aser mejor luego del torneo y que el poder iba a apro-vechar burda y demagógicamente el torneo.

“Todos los orígenes doméstico-infantiles de nues-tros acostumbramientos a vivir afanándonos a no-sotros mismos determinan que queramos hacer elMundial 78, aún a sabiendas de que nos va a ir muymal, especialmente si lo ganamos. Porque lo vamosa ganar al estilo del Martín Fierro y el Viejo Vizca-cha. El pueblo sabe que el mundial le costará sangreque le está faltando para regar sus venas”, escribióen 1975, cuando todos festejaban la designación. A35 años de aquel Mundial, el tema sigue vigente.¿Acaso no se está discutiendo lo mismo hoy en unBrasil convulsionado por las protestas?

Con un estilo barroco y una escritura agresiva e impiadosa, la obra dePanzeri va más allá del análisis del deporte con una gran riqueza concep-tual. Fue un gran cronista de su época, un llanero solitario que denuncia-ba los chanchullos, un tipo que criticaba a un campeón porque era medio-cre, un escéptico visceral. Un tipo digno. Lo que no es poca cosa en lostiempos -y en el periodismo- que corren.

© LA GACETA

“Pero la señora Sarli, en su actual etapa de estrella sexy con el fí-sico desproporcionado, puede compararse a un futbolista gor-do. Y siendo que está en un negocio, eso es anticomercial”, es-

cribió Dante Panzeri. Corría 1976 y la revista Satiricón le había encar-gado notas de espectáculos. Era todo una novedad.Ex director de El Gráfico, de donde se fue tras ne-garse a publicar una propaganda sobre el entoncesministro de Economía Álvaro Alsogaray, se lo identi-ficaba desde siempre con el deporte. Pero no. Eraperiodista.

Este último concepto lo reafirma Matías Bauso,compilador del libro Dante Panzeri. Dirigentes,decencia y wines, que reúne una importante can-tidad de artículos de quien falleciera el 14 de abrilde 1978, meses antes de que se disputara el Mun-dial Argentina 78, de cuya organización había si-do opositor acérrimo. Bauso juntó un metro de fo-tocopias con notas de Panzeri, leyó más de 5.000,eligió 400, bajó a 200 y entregó 100 para la publi-cación.

El libro no deja de ser una joyita del periodismoargentino, más allá de la divisoria de aguas que cau-sa Panzeri. Es que hay quienes sostienen que escri-bía con errores ortográficos, que no era claro y quefue demasiado “inflado”, sobre todo por las genera-ciones siguientes. En cambio otros lo destacan como“el” periodista, le elogian su capacidad crítica y éti-ca, y afirman que fue quien cambió la forma de co-mentar el deporte en nuestro país. Lo irrefutable esque, a 35 años de su muerte, no pasa inadvertido ysu figura roza lo mítico.

Más allá de la pelotaEn esta compilación hay un altísimo porcentaje de

deportes. Notas sobre Ingmar Bergman, Woodstocko la mencionada de Isabel Sarli son apenas muestrasde que se animó a transitar otros caminos.

La crónica de un viaje junto a Juan Manuel Fan-gio, quien conduce por las rutas italianas mientrashacen la entrevista, es uno de los mejores textosque se encuentran. Lo mismo podría decirse de unanota titulada “En fútbol todo es posible. Firmado:Pelé”. O la magnífica “Lo que no se dice sobre elMundial 78”: “No se debiera realizar en Argentinapor las mismas razones que un tipo que no tieneguita para ponerle nafta a un Ford T no debe com-prarse un Torino. Si lo hace, es porque alguien estárobando”, comienza, contundente, su análisis sobreel tema.

En sus notas de fútbol expresaba cada tanto unareflexión que iba más allá de la pelota: “La vida y loque sabemos, es un gran conjunto de cosas que ig-noramos”, podía escribir. Y explicaba también por

qué aceptaba trabajar en revistas como Así, de Héctor Ricardo García, eltambién dueño de Crónica. Entonces justificó que le dejaban escribir loque quisiera, “cosa que ni en El Gráfico llegué a disfrutar totalmente, pe-se a ser algo así como su director”.

Leer estos textos de Panzeri no es sólo viajar hacia otros tiempos denuestro deporte, sino entender por qué hay gente que, a pesar de las con-troversias, todavía da mucho de qué hablar.

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Las tres cosas que lefaltan al fútbol

◆ Por Diego JemioPARA LA GACETA - TUCUMÁN

Una joyita delperiodismo argentino◆ Por Alejandro DuchiniPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

Page 4: 24-11-2013 LA GACETA LITERARIA

LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2013

... Viene de la página I.

Andrés Burgo hizo escritura su dolorpor el descenso millonario y se largó conel muy recomendable Ser de River (edito-rial Sudamericana). El también periodis-ta Pablo Lafourcade escribió NingunosSantos (editorial Corregidor), sobre el va-ciamiento económico de San Lorenzo,que en las últimas temporadas estuvo apunto de perder la categoría. “Mi club y laescritura son dos aspectos centrales en mivida. Hacía un tiempo que tenía la idea dehacer algo para combinarlos. Sin embar-

go, el impulso llegó cuando sentí que SanLorenzo podía descender, a mediados de2012. Después de un 0 a 0 contra Inde-pendiente quedó en descenso directo y amodo de catarsis me lancé a la escrituraesa misma noche, en cuanto llegué de lacancha”, recuerda Lafourcade. “Queríaque los responsables del desastre institu-cional y deportivo no queden impunes.Plasmar en papel esa historia que llevó alclub a tener un pasivo de 180 millones depesos y a estar a 35 minutos de perder lacategoría, era una cuenta pendiente”,agrega. Alejandro Wall expresó su amor

por Racing con su Academia Carajo!. His-toriador, Claudio Keblaitis puso dinero desu bolsillo para publicar tres trabajosenormes sobre parte de la historia de suIndependiente. La serie se llama AlmaRoja y llega hasta 1940. Hay en prepara-ción dos tomos más para alcanzar la ac-tualidad. Periodista y escritor, Martín Ca-parrós se dio el gusto con Boca: Boquitaes un libro en el recorre no sólo su pasiónpor el equipo, sino que jugadores, técni-cos e hinchas anónimos cuentan en quéconsiste asumirse como bosteros. “Enesos recreos descubrí que uno se hacía de

un equipo: no es poca cosa, hacerse. Yque, ya hecho, uno no era hincha de unequipo: uno era de un equipo. No es pocacosa, ser”, reflexiona en esas páginas.

En nuestro país, los cuentos futbolerossuman tres exponentes ya clásicos: Ro-berto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano yEduardo Sacheri. Sin embargo, los rela-tos de fútbol, el análisis y las entrevistasse juntan magistralmente en De fútbolsomos (Sudamericana), de Rodolfo Bra-celi. Se trata de una encendida y efectivadefensa de la pasión futbolera. Si lo con-sigue, no dude en leerlo. En la vereda de

enfrente se encuentra La era del fútbol(Sudamericana), una acérrima crítica aesa actividad escrita por Juan José Se-breli. Hasta tal punto que describe almundo del fútbol como “un muestrariode odio, violencia y destructividad”.

El deporte es parte fundamental de lavida de muchos. Algunos tienen el privi-legio de escribirlo, de contarlo. Otros, deleerlo.

© LA GACETA

Alejandro Duchini – Periodista. Colaboradorde las revistas Nueva y Caras y caretas.

D E P O R T E S Y L E T R A S

Cuando la pasión se hace libro

Osvaldo Soriano construyóuno de los relatos más ele-gantes que se hayan escritosobre el fútbol. En una desus mejores gambetas, “El

Gordo” dibujó con palabras un texto su-premo que se publicó como Carta de Os-valdo Soriano a Eduardo Galeano. Esemodesto título no logró opacar las pince-ladas con las que describió, de la mane-ra más bella posible, a un futbolista den-tro de un supermercado, donde anteshubo un estadio de fútbol, y que -en ape-nas unos segundos- recordó un gol quehizo en el mismo sitio donde ahora estáde pie y a su alrededor sólo hay góndo-las, estantes y cajeras.

Un amigo de Soriano fue Roberto Fon-tanarrosa que también sumó sus quilatesal romance entre fútbol y literatura. “ElNegro”, como le decían sus amigos enRosario, fue autor de 19 de diciembre de1971, considerado el mejor cuento sobrefútbol. Se trata de una final del campeo-nato nacional entre Rosario Central yNewell’s Old Boys, que se jugó ese día enuna cancha neutral (River Plate), y quesirvió de escenario para los movimientosde los personajes de ficción creados porFontanarrosa. El secuestro de un hinchaenvuelve de tensión al relato desde la pri-mera -y contundente- línea hasta el final.

No sólo la literatura se alimentó delfútbol; también lo hizo el periodismo na-

rrativo de alta calidad. El polaco RyszardKapuscinski fue autor de La guerra delfútbol, considerada una de las mejorescrónicas sobre un conflicto bélico que es-talló en un partido de eliminatorias entreHonduras y El Salvador, en vísperas delMundial de México de 1970. Se trata deun reportaje extraordinario sobre loscinco días de enfrentamientos en la fron-tera entre ambos países.

Falso divorcioOtro deporte que supo germinar a tex-

tos excepcionales fue, desde siempre, elboxeo. En este campo aparecen grandesexponentes como el norteamericano GayTalese con reportajes memorables sobreMuhammad Alí, Joe Louis y Floyd Pat-terson. Más contemporáneo todavíaemerge el colombiano Alberto SalcedoRamos con El Oro y la Oscuridad, la vi-da gloriosa y trágica de Kid Pambelé. Elmaestro de la Fundación Nuevo Perio-dismo Iberoamericano acerca la crónicaa la mejor literatura al exhibir que el bo-xeo es un drama, como el teatro, comoen la vida, donde los héroes tambiénpierden.

Alguna vez, Jorge Luis Borges marcóuna fuerte división entre el deporte y las

letras. El divorcio quedó patente como siuna cosa no pudiera estar ligada a laotra. El fútbol es popular -dijo Borges-,porque la estupidez es popular.

Sin embargo, el tiempo se ocupó deaflorar a estos autores: desde Soriano yFontanarrosa, pasando por Kapuscinskiy Talese, hasta llegar a Salcedo Ramos,quienes nos legaron grandes obras lite-rarias para tratar de entender que el de-porte, sea cual fuere, es una forma dearte.

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Miguel Velárdez – Periodista de LA GACETA,profesor de Redacción Periodística IIen la Unsta.

SELECCIONES *POR JUAN VILLORODistingo entre la Argentina de Maradona y el Brasil de Pelé. El Brasil de los 70 es un verosímil campeón aún sin Pelé.Era un equipo balanceado. Pierre Paolo Pasolini distinguía entre el Fútbol de prosa y el de poesía. Este último era elcaso del Brasil del 70: ahí rimaban todos sus jugadores. La Argentina del 86, en cambio, es un equipo que tuvo almayor líder de la historia de las canchas: él podía transfigurar a un equipo entero. México, en cambio, tiene a laselección del país sin figuras porque es una sociedad que desconfía del que se destaca. Allá es una responsabilidadmás incómoda anotar el penal que fallarlo. Acertar desentona, mientras que fracasar se asemeja a lo que se ha sidosiempre. Hugo Sánchez nunca fue un líder querido: su éxito era una afrentosa forma de ser distinto.

* Fragmento de un texto publicado originalmente en estas páginas en 2010.

PELOTAS,GUANTESYARTE

Le decían “El Gordo”. Era un hombre portentoso, fumador incorregible, devoto de los

gatos y por demás fanático de San Lorenzo. En su infancia soñó con jugar en la

primera división. El fútbol era el eje en su vida preadolescente. Nunca pudo cumplir

aquel sueño, pero usó su talento literario para acercarse al mundo de la pelota.

◆ Por Miguel VelárdezPARA LA GACETA - TUCUMÁN

No sólo la literatura sealimentó del fútbol; tambiénlo hizo el periodismo narrativode alta calidad.