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SÉMAÑARIO FARMACÉUTICO 57 FARMACOLOGÍA LAS ESENCIAS Y SUS DERIVADOS RESINOSOS EN LAS PLANTAS POR EL DR. D. J. R. GOMEZ PAMO {O oncl usión) Según Dippel, toman origen en las células de los radios medula- res y del parénquima de los diferentes órganos, proviniendo de la transformación de la fécula que en gran cantidad se encuentra en estas células durante el invierno. Supone que esta fécula se destruye en el período de la vegetación, perdiendo oxígeno y transformán- dose en agua y aceite esencial, y que una parte de esta esencia se convierte inmediatamente en resina por la absorción de oxígeno, y la otra parte es empleada en disolver la resina que se ha formado. Esta hipótesis es hoy poco admisible, pues está en desacuerdo con los conocimientos que se tienen de fisiología vegetal y con los datos químicos que se poseen acerca de las esencias y sus modifica- ciones. Lo único que está probado, es que las oleoresinas se produ- cen por la hidratación ú oxidación directa de las esencias ya forma- das en las plantas. Según que esta oxidación haya sido más ó menos completa, el producto será una mezcla variable de esencia pura y de esencia oxidada ó resina, ó sea una disolución de la resina en la esencia no alterada. Siendo la esencia líquida y volátil, y la resina sólida y rela- tivamente íija, se comprende fácilmente que la consistencia del pro • ducto dependerá de las cantidades relativas de una y otra. La oxidación de las esencias es el producto de varios factores que deben tenerse en cuenta en el estudio que nos ocupa. En primer lu- gar, la afinidad de las esencias para el oxígeno es variable, aun para las que presentan semejante é igual composición química; así, la esen- cia de trementina se solidifica con más facilidad en unas trementi- nas que en otras. Además, la oxidación depende de la época en que se recoge el producto y también de la temperatura. Y, por último, es preciso tener en cuenta la evaporación de la resina no alterada. Por esta razón, las Coniferas de los climas cálidos suministran natu- ralmente productos sólidos como las Resinas de Dammara, mientras que las de los países fríos y templados sólo producen oleoresinas, no formándose los productos sólidos sino muy á la larga y en circuns- tancias especiales, teniendo que recurrir casi siempre para conseguir- los á la destilación, á fin de separar por este medio la esencia no oxidada. Las oleoresinas se forman y se encuentran contenidas en las plantas, en los mismos órganos que las esencias de que proceden; asi es que se la halla en glándulas, casi siempre pluricelulares y en NOVIEMBRE 22 DE 1891. —AÑO X X . —NUM. 8.° 8

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Farmacología

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S É M A Ñ A R I O F A R M A C É U T I C O 5 7

F A R M A C O L O G Í A

LAS ESENCIAS Y SUS DERIVADOS RESINOSOS EN LAS PLANTAS POR EL DR. D . J . R. GOMEZ PAMO

{O o n c l u s i ó n )

Según Dippel, toman origen en las cé lu las de los radios medula­res y del p a r é n q u i m a de los diferentes ó rganos , proviniendo de la t ransformación de la fécula que en gran cantidad se encuentra en estas cé lu las durante el invierno. Supone que esta fécula se destruye en el pe r íodo de la vege t ac ión , perdiendo oxígeno y t r ans fo rmán­dose en agua y aceite esencial, y que una parte de esta esencia se convierte inmediatamente en resina por la absorción de ox ígeno , y la otra parte es empleada en disolver la resina que se ha formado.

Esta hipótesis es hoy poco admisible, pues está en desacuerdo con los conocimientos que se tienen de fisiología vegetal y con los datos químicos que se poseen acerca de las esencias y sus modifica­ciones. Lo único que está probado, es que las oleoresinas se p rodu ­cen por la h id ra tac ión ú oxidación directa de las esencias ya forma­das en las plantas.

Según que esta oxidación haya sido más ó menos completa, el producto será una mezcla variable de esencia pura y de esencia oxidada ó resina, ó sea una disolución de la resina en la esencia no alterada. Siendo la esencia l íquida y volátil , y la resina sólida y re la­tivamente íija, se comprende fácilmente que la consistencia del pro • ducto d e p e n d e r á de las cantidades relativas de una y otra.

La oxidación de las esencias es el producto de varios factores que deben tenerse en cuenta en el estudio que nos ocupa. En primer l u ­gar, la afinidad de las esencias para el oxígeno es variable, aun para las que presentan semejante é igual composición química ; así, la esen­cia de trementina se solidifica con más facilidad en unas t rement i ­nas que en otras. Además , la ox idac ión depende de la época en que se recoge el producto y también de la temperatura. Y, por ú l t imo, es preciso tener en cuenta la evaporac ión de la resina no alterada. Por esta r azón , las Coniferas de los climas cál idos suministran na tu ­ralmente productos sólidos como las Resinas de Dammara, mientras que las de los países fríos y templados sólo producen oleoresinas, no formándose los productos sólidos sino muy á la larga y en circuns­tancias especiales, teniendo que recurrir casi siempre para conseguir­los á la dest i lación, á fin de separar por este medio la esencia no oxidada.

Las oleoresinas se forman y se encuentran contenidas en las plantas, en los mismos órganos que las esencias de que proceden; asi es que se la halla en g lándu las , casi siempre pluricelulares y en

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conductos secretores, siendo en éstos donde principalmente se en­cuentran las que se utilizan en farmacia. La oxidación de las esen­cias en los conductos se verifica con más prontitud que en las g l á n ­dulas porque el aire penetra en ellos con más faci l idad; por esto es raro encontrar en estos ó rganos la esencia pura, sino siempre con ­vertida en oleoresina ó resina, y de aquí el nombre de conductos resi­nosos con que también se les conoce.

El contenido de las células marginales ó secretoras del conducto es igual ó muy parecido al de la cavidad de éste, porque el l íquido de aquél las atraviesa por exosmosis entre sus paredes y se vierte en el meato. Su composición va r í a en las diferentes plantas.

Los conductos secretores, y por lo tanto, las oleoresinas, se en­cuentran en toda clase de tejidos, variando sus dimensiones según la resistencia que éstos oponen á su crecimiento. Por lo regular se for­man en los p a r é n q u i m a s y se les encuentra en las cortezas, en la m é d u l a , en los radios medulares y los leños . Existen t ambién en otros ó rganos , como son los frutos de las Umbel í feras .

Las oleoresinas se hallan al estado l íquido en el interior de las plantas vivas. Pocas veces salen al exterior naturalmente; pero hay ocasiones en que lo efectúan por las hendiduras del tallo ó de la corteza, mediante una especie de exudac ión determinada, ya por el calor del sol, ya por el desprendimiento casual de las capas cort ica­les externas que ponen al descubierto los. conductos resinosos. Casi siempre hay necesidad de facilitar su salida por medio de incisiones más ó menos profundas, según que se hayan originado en el leño ó en la corteza. Cuando no se recogen inmediatamente, corren á lo largo del tronco, y en contacto del aire y de la luz se espesan, ad ­quieren mayor consistencia cuanto más tiempo están expuestas á la acción de estos agentes, sucediendo algunas veces que su superficie ó toda la masa se endurece y se convierten casi por completo en resina, como sucede con la trementina de Pino que se transforma en Galipodio.

El origen de las Resinas es el mismo que el de las oleoresinas; es decir, proceden de la resinit icación ú oxidación de las esencias. Por lo tanto, las resinas son productos complejos que contienen al estado de mezcla diferentes cuerpos (varias resinas, ác idos y esencia no alterada). De aquí resulta la gran ana logía que existe entre estos productos y las esencias de que se derivan.

Rose c reyó que las resinas se diferenciaban sólo de las esencias de que proceden por contener mayor cantidad de oxígeno, y las cons ide ró como óxidos de las mismas. Dumas observó que si bien las resinas contienen más oxígeno que los aceites esenciales correspon­dientes, también presentan menor cantidad de h id rógeno ; deducien­do de aquí que la resinificación de las esencias por la acción del oxí­geno se efectúa en dos per íodos: por una parte, el oxígeno elimina de la esencia cierta cantidad de h id rógeno para formar agua, y por otra se combina con el aceite esencial para constituir la resina. Esto es lo que probablemente sucede.

Pero aunque las resinas una vez formadas parecen inalterables al aire, Deville las considera en un estado de t ransformación con-

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tiaua, porque la resinificación perfecta es un fenómeno que sólo puede producirse después de largo tiempo, pues el aire no puede a l ­terar más que las capas superficiales, quedando las del centro sin alterar ó poco alteradas.

Las resinas se encuentran contenidas en las plantas en los mismos órganos que las esencias y las oleoresinas. Unas veces salen al exte­rior al estado líquido y se termina la solidificación en contacto del aire. Otras veces son sólidas y para obtenerlas se somete á las par­tes vegetales que las contienen á diversos tratamientos. Por excepción suelen encontrarse localizadas en g lándu las externas en la superficie de las hojas, de las ramas ó de los frutos, y entonces se obtienen frotando estos órganos con un cuerpo duro ó áspero al cual quedan adheridas ( L á d a n o , Sangre de Drago).

El aspecto que presentan las resinas en las preparaciones micros­cópicas es sumamente variado, por lo que Poulsen propone para reconocerlas el empleo de los siguientes reactivos: i .0, la t intura de Ancusa, con la que adquieren color rojo; 2.0, la violeta de Hanstein, que las t iñe de azul; y 3.0, el reactivo de Franchemont y Unverdor-ben (solución acuosa de acetato de cobre), que las comunica, des­pués de cuatro ó seis dias de inmersión de los cortes, una bella colo­ración verde esmeralda.

Son solubles en el alcohol y en el é te r , y este ca rác t e r debe u t i l i ­zarse para separarlas de las preparaciones cuando, por su abun­dancia, no puedan apreciarse con facilidad los detalles de los tejidos.

Los productos balsámicos ó Bálsamos son otros productos resino­sos derivados de las esencias. Son las oleoresinas, en las que parte de la esencia se ha convertido por oxidación en ác ido benzoico ó cinámico ó en los dos á la vez, ó bien esta t ransformación se ha verificado por la oxidación de varios de los cuerpos que a c o m p a ñ a n á las esencias, aldehido c inámico, aldehido benc í l i co , aldehido ben­zoico, etc., que se convierten en los ácidos correspondientes, encon­t rándoseles libres y á veces bajo la forma de cristales en los produc­tos resinosos formados por la oxidación de otra porción de la esencia, y el resto queda sin alterar mezclado con el producto, y según sea la cantidad de éste, así el bálsamo resulta l íquido , blando ó sól ido.

Como el origen de los bálsamos es el mismo que el de las oleore­sinas y resinas, su localización en las plantas tiene que ser t ambién necesariamente la misma que la de éstas; asi es que se presentan en g lándulas ó más bien en conductos secretores situados en la corteza y algunas veces t ambién en el leño . Su salida al exterior se verifica siempre en estado l íquido y poco coloreados; pero en cuanto se ponen en contacto del aire y de la luz, aumenta su consistencia, adquieren una colorac ión más obscura y experimentan al mismo tiempo ciertas modificaciones químicas ; por lo que no se conoce todavía la verda­dera composición de estos productos en el momento de su secrec ión , habiendo autores que creen que en este momento carecen de resina y de ác ido , formándose estos dos cuerpos por oxidación ulterior del aceite esencial.

hasGomoresims no merecen aquí especial mención porque e lp r in -

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cipio resinoso en ellas contenido se forma de la misma manera y tie­ne el mismo origen que las oleoresinas y resinas. Su composición es bastante compleja porque participan de la naturaleza de las gomas y de las resinas. Por parte de éstas contiene, además de la substancia resinosa, aceite voláti l , ácidos orgánicos y compuestos salinos que pueden considerarse como resinatos, y por parte de la goma gumatos y metagumatos, y todos estos cuerpos mezclados con diferentes sales, féculas y algunos glucósidos .

ASUNTOS CIENTIFICOS

L A I N D U S T R I A D E L Á C I D O SALICÍLICO

por E . -Jüngfleisch

(Continuación)

M . Schmitt considera, sin embargo, que las antiguas experiencias de W i l m Wischin ( i ) , que demuestran que el éter c loroxicarbónico formando el éter etilsalicílico por su reacción sobre el fenol en presen­cia del sodio, así como las precitadas de Hentschel, hacen muy p ro ­bable la formación previa del fenilcarbonato de sosa; por otra parte, en las investigaciones hechas ulteriormente por este autor en el labo­ratorio de Schmitt, ha comprobado experimentalmente que este úl t i ­mo compuesto se origina en contacto del gas ca rbón ico y del fenol sodado.

En esta dirección última es en la que Schmit ha seguido sus i n ­vestigaciones. Se p reocupó desde luego en preparar el fenilcarbo­nato de sosa puro, cuya sal resulta de la acción del gas ca rbón i co sobre el fenol sodado puro también ; la absorción de dicho gas va a c o m p a ñ a d a de gran desprendimiento de calor, y el producto aumen­ta de peso, desde luego, con rapidez, después lentamente, hasta que es fijada una molécula de aquel gas. Aún agitando la materia, la fijación no es completa sino después que pasan dos ó tres semanas, según la cantidad sobre que se manipula. El producto es un polvo blanco que conserva el aspecto del fenol sodado, pero es menos h i ­groscópico . En contacto del agua se descompone de seguida según lo expresa la ecuac ión siguiente:

2 Cl2 H1 (C2 HNa06) + H 2 0 , = C.04 + C2 HNa06 + Cia Hfi O +

Fenilcarbonato de sosa Bicarbonato de sosa Fenol

ClLH3Na02

Fenol sodado

(1) Zeitschrift f i l r Chemie, 1868, p. 6,

S E M A N A R I O F A R M A C E U T I C O 6 l

Cale 20o, se desdobla el f en i l -retorta lentamente carbonato en gas carbónico y fenol sodado:

C(2 H4 (C,HNa06) = C, 04 + Ci? E3 Na02

Fenilcarbonato de sosa Gas carbónico Fenol sodado

Pero cuando se calienta bruscamente de manera que se l l e g ú e l o más pronto posible á 180 o 200o, el desprendimiento de gas car­bónico es muy débi l , destila fenol y se obtiene un residuo formado de fenol sodado y de salicilato de sosa, siendo esta sal más abun­dante si la e levación de temperatura ha sido muy ráp ida .

Calentando en vaso cerrado, de modo que se impida el despren­dimiento del gas ca rbón ico , desde los 130o el fenilcarbonato de sosa se transforma ín tegramente en su isómero el salicilato de la misma base. Son suficientes algunas horas para que sea completa la reac­ción; al abrir el vaso después de frío, se observa que el gas no es­taba comprimido.

Por úl t imo, si se calienta á 180 ó 190o, en corriente de h i d r ó g e ­no, una mezcla de moléculas iguales de fenilcarbonato de sosa y de fenol sodado, destila el fenol y queda un residuo de salicilato de sosa sodado:

C12 H4 (C2 HNa06) + C2 Hs NaO, === C12H602 + C^NaCNaHOsXCX)

Fenilcarbonato de sosa Fenol sodado Fenol Salicilato de sosa sodado

Estos hechos bien comprobados ya, dan indicaciones claras acer­ca de las reacciones que tienen lugar en la producc ión del ác ido sa-licüico por el método de Kolbe, las que expresan las ecuaciones s i ­guientes:

C12 Hs NaO, + C, O , == C12 H4 (C2 HNaOs)

Fenol sodado Gas carbónico Fenilcarbonato de sosa

C12 H4 (C2 HNa06) = G H , Na (H^02) (04)

Fenilcarbonato de sosa Salicilato de sosa

C . ^ N a C H A O C O , ) + Cl2H6Na02 = C12H602 + C12H3Na(NaH02)(0.1)

Fenol sodado Salicilato de sosa Fenol Salicilato de sosa sodado

5. P r á c t i c a m e n t e el mismo estudio debía producir por resultado la modificación profunda en el modo de fabr icación admitido hasta entonces.

La absorc ión del gas ca rbón ico seco por el fenol sodado, bien seco t a m b i é n , que tiene lugar lentamente á la presión ordinaria, se hace ráp ida cuando el gas interviene comprimido por medio de una bomba; la masa se calienta bastante, siendo indispensa­ble enfriar cuidadosamente el vaso; el fenilcarbonato se transforma, en electo, en salicilato bajo la acción del calor desprendido por la

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compresión, aunque se encuentre en presencia de una gran cantidad de fenol sodado no atacado a ú n , lo cual produce la producc ión da fenol l ibre. Enfriando la totalidad del fenol se cambia en f e n i l -carbonato en un tiempo corto, algunas horas solamente; y ele vando de seguida la temperatura de la autoclava en que se ve ­rifica la absorc ión de 120 á 130o, por una corriente de aire ca­liente, el fenilcarbonato se transforma ín tegramente en salicilato; hay, además , como en el procedimiento de Kolbe, fenol regenerado en la reacc ión ; la totalidad del que se emplea se le encuentra bajo la forma de salicilato, siendo el producto obtenido casi el t eó r i co . Además , este método disminuye á la vez el gasto de sosa y á c i d o c lorh ídr ico .

El mismo procedimiento es aplicable para los homólogos del ácido sa l ic í l ico , así como también para los ác idos na f toca rbón icos y ha sido objeto de privilegios en Alemania, fechados en 24 de Junio de 1884 y 19 de Septiembre del mismo año (patentes de invención francesas, números 163.161 y 176.861).

6. Acido carbónico liquido.—Entre las novedades privilegiadas en dichas patentes, figura el empleo del anh íd r ido ca rbón i co sólido y l íquido. Concíbese bien cuán tas facilidades es susceptible de apor­tar en la prác t ica de las operaciones que acabamos de exponer, puesto que es suficiente poner en comunicac ión un vaso que con contenga anhídr ido ca rbón ico l íquido con la autoclava, donde ha de verificarse la absorción para que ésta se verifique con rapidez. Las autoclavas que se emplean están construidas con hierro forjado, á la manera de los depósitos de Natterer, y son susceptibles de expe­rimentar presiones en extremo elevadas. Él utilizar el anh íd r ido car­bónico ha venido á ser origen de una verdadera industria, ligada con la del ác ido salicílico.

La Compañ ía general de productos ant isépt icos concesionaria para Francia de las patentes Kolbe y Schmitt, ha sido impulsada tam­bién á fabricar el ác ido ca rbón i co l íquido. Los aparatos que emplea en su fábrica de Villers, cerca de Hermes (Oise), han sido instalados por su director técnico M , H . Gal l .

El ác ido ca rbón ico se extrae de los productos gaseosos de la com­bustión del cok, los que contienen como término medio un 18 por 100 de dicho anhídr ido ca rbón ico ; se lavan para eliminar el ác ido sulfuro­so, y luego son impelidos á un aparato absorbedor que contiene una solución de carbonato de sosa ó de potasa y está provisto de un agita­dor. El n i t rógeno y oxígeno escapan á la atmósfera , en tanto que el ác ido ca rbón i co es retenido al estado de bicarbonato alcalino. La solución del bicarbonato se hace llegar á una caldera y lleva á la ebul l ic ión , desprend iéndose gas carbónico muy puro, reduc iéndose el bicarbonato á carbonato, cuya solución después de haberse enfria­do se la hace volver al aparato absorbedor, así que t eó r i camen te sirve de modo indefinido.

El gas puro obtenido de esta manera se deseca perfectamente, des­pués se comprime en un aparato de muchos cilindros, cuyo funda­mento recuerda la bomba de cascadas de Regnault; atravesando dos cuerpos de 25 y 60 a tmósferas , y se l iquida, finalmente, en un

SÉMANAÍUO P A R M A c é u t l C Ó

serpent ín mantenido frío y situado á cont inuación del último apara­to de compres ión . Se le recoge en recipientes cilindricos de hierro forjado, provistos de llaves especiales que permiten obtener una co­rriente regular del gas ca rbón ico .

Si bien las diversas aplicaciones del ác ido c a r b ó n i c o l íquido se aumentan cada día , la fabr icac ión del ác ido salicílico consume la mayor parte del que produce la Compañía general de productos an­tisépticos. La presión considerable que han de resistir los recipien­tes, hace que su construcción sea costosa, y constituye para esta i n ­dustria un gravamen de mucha importancia; además , el espesor de los vasos en que ha de transportarse es ocasión de tener que pagar grandes portes, una vez que hay que devolverlos á la fábr ica . Estas condiciones restringen forzosamente el n ú m e r o y desarrollo de las aplicaciones de tan interesante producto, desde muchos puntos de vista.

Sin embargo, el ácido ca rbón ico l íqu ido , susceptible de prestar valiosos servicios en los laboratorios de química , se viene empleando ya en diversas industrias. Se utiliza para comprimir la cerveza en los establecimientos donde se consume; para esto se construyen aparatos que permiten regularizar la expansión del gas, hac i éndo le actuar á presión reducida. Muchos fabricantes de aguas gaseosas le emplean ya en sus operaciones; c o n c í b e s e , en efecto, que permite operar con grande sencillez. Los cosecheros del Bordelais le usan para filtrar el vino; el gas, convenientemente enrarecido, comprime al l íquido sobre la superficie filtrante, sin que pueda producir a l teración a lgu­na. Los metales fundidos, sometidos á la enorme presión que propor­ciona el gas carbónico l íquido, se solidifican por enfriamiento en una masa perfectamente compacta, presentando por esto cualidades que no poseen los que se han solidificado á la presión ordinaria. Por últ imo, M . Giffard ha ideado la const rucción de armas de tiro muy interesantes, con las que puede lanzarse el proyectil por dicho cuer­po liquidado, al pasar al estado de gas y hallarse fuertemente com­primido.

Salol y betol.—La fabr icación del Sahl esta ín t imamente enlaza­da con la del ác ido salicí l ico. Sabido que con dicho nombre se de­signan al éter salicílico del fenol, empleado en medicina por sus pro­piedades an t i sép t icas .

En A b r i l de 1886, M . Nennki , de Berna, obtuvo privilegio en Francia (núm. 176.796) por su método para producir este é te r , el cual en principio consiste en hacer reaccionar el cloruro salicílico sobre el fenol, es decir , en aplicar uno de los métodos clásicos de eterif icación:

+ ^sJV^ = c.« ̂ ( C " H 6 Os) - f HC1

Cloruro salicílico Fenol Salol

(Se cont inuará.)

64 SÉMANARIO FARMACÉUTICO

NOTICIAS VARIAS

UN PUÑADO DE HONRA....—Leemos en nuestro apreciado colega La Farmacia Española: « En un art ículo dedicado á encomiar el Laboratorio central de Sanidad militar, encontramos las siguientes sabrosísimas l íneas : «En cuanto á la calidad de los medicamentos, ya hemos indicado cómo se reciben en el Laboratorio y el análisis es­crupulosísimo á que se someten antes de admitirlos. Cuando este cen­tro no existia, los productos se recibían sin examen.»

» Pues no lo creemos. Porque de creerlo supondr í a en nosotros un desconocimiento absoluto de la misión que tenían antes, exacta­mente igual á la que tienen en el día, los fa rmacéut icos militares, ó que los profesores anteriores al flamante Laboratorio, se desenten­dían de los más elementales deberes profesionales.

» ¡A lo que conduce el apasionamiento! ¿Quién les había de decir á los fundadores del Laboratorio famoso que andando el t iem­po, al elogiar su propia obra, habían de condenar en té rminos tan escuetos su conducta anterior?

» ¡ Q u é cosas se leen y qué cosazas se les ocurre á los innova­dores del día! Tiempo excelente el actual; aquel otro, ¡ah!, aquel otro vituperable.. .

» Pero, ¿quién nos mete á nosotros en estos asuntos de familia? ¿A. ellos les gusta que les den con la badila en los nudillos? Pues que siga el golpeteo hasta que arranque semejante ejercicio gritos de dolor en aquellos que puedan permitirse ese desahogo . . . »

BIBLIOTECA ECONÓMICA DE FARMACIA.—Hemos recibido los cuader­nos de esta interesante publ icac ión correspondientes á Octubre y Noviembre, 2.0 y 3.0 de los Elementos de Farmacia práct ica , de A n -douard. Recomendamos nueva y merecidamente esta publ icac ión por el mucho interés que ofrecen al fa rmacéut ico las obras que pu­blica y la exactitud con que su director propietario fundador cum­ple los compromisos que contrajo al darla á conocer en su corres -pendiente prospecto.

Mucho agradecemos su remisión. TRASLACIÓN.—Nuestro amigo el fa rmacéut ico D . Agustín San

Román ha trasladado su residencia desde Puebla de Sanabria, p ro­vincia de Zamora, á Mezquita, villa de la misma provincia. Deseamos mucho que, como en su anterior partido, obtenga la buena acogida que por su i lustración se merece y la recompensa á que seguramente le h a r á n acreedor su laboriosidad y celo.

POTES ANTIGUOS.—Llamamos la a tención de los señores farma­céut icos sobre el anuncio que publicamos referente á la compra de potes antiguos por un comerciante de Barcelona. Las boticas mon­tadas á la antigua tienen ahora una buena ocasión para cambiar su botamen, ayudándose con el producto que reporten de la venta de sus potes viejos.