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EL CAMINO DEL EVANGELIO SE RECORRE DE RODILLAS SANTIAGO 5:13-18 Domingo 28 de julio 2019 RESUMEN DEL SERMÓN Santiago escribió su carta a los cristianos que sufrían persecución, para animarlos a perseverar en medio de las pruebas. Les habla acerca de las actitudes y obras que la auténtica fe que salva produce en la vida del creyente. Ahora va a concluir su carta mostrándoles que el sufrido, pero precioso camino del evangelio se recorre de rodillas ante Jesucristo, quién es el único que con amor nos consuela y fortalece; y que con poder nos hará terminar esta carrera con gozo. Santiago enseña el poder de la oración para el creyente en tres formas: I. EL PODER DE LA ORACIÓN EN TODO TIEMPO Stg. 5:13 ¿Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas. La respuesta de la fe auténtica cuando está siendo probada no es la duda, la rebeldía contra Dios, ni la venganza contra nuestros enemigos; sino que la respuesta es la oración. ¿Sufre alguno? Entonces ore. La palabra sufrimiento en el versículo 13 no se refiere a una enfermedad, sino al sufrimiento por una desgracia o maltrato por otros. ¿Está angustiado? ¿atribulado? ¿triste? ¿derrotado? ¿sin esperanza? ¡Ore!. Ore con confianza a Dios (Salmo 18:1-6) por tres razones: En primer lugar, porque nuestro Dios es Dios de consuelo que nos oye (2Cor 1:3-5). En segundo lugar, porque el poder de nuestra oración descansa en el Dios de misericordia que nos oye en todo tiempo (Salmo 86:5-6); y en tercer lugar, porque Dios ha prometido escuchar y ayudar a sus redimidos (Sal 91:14-16). Cuando oramos Dios nos consuela y experimentamos gozo. Así Santiago pregunta después ¿está alguno alegre? que cante alabanzas. La palabra “alegre” no sé refiere a la felicidad cuando no se sufre, sino al contentamiento que proviene cuando en medio del dolor oramos a Dios y recibimos consuelo, porque confiamos profundamente en Él. Este gozo y paz que sobrepasa la lógica humana nos debe llevar a cantar alabanzas a Dios. Un ejemplo es Jonás, quien cuando estuvo dentro del gran pez oró a Dios y cuando fue consolado alabó a Dios en esperanza (Jonás 2:6-9) II. EL PODER DE LA ORACIÓN EN TIEMPOS DE ENFERMEDAD. Santiago 5:14-16 ¿Está alguno entre vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor; 15 y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados. 16a Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La palabra para “enfermo” tiene diversos significados, sin embargo, al considerar los contextos literario, histórico y teológico; podemos concluir con firmeza que se refiere en este caso a una enfermedad física. ¿Está enfermo? Debe hacer tres cosas: 1. Llamar a los ancianos: Es responsabilidad y prueba de fe para el enfermo llamar a los ancianos. Por anciano hace referencia al liderazgo piadoso del Nuevo Testamento que tiene función pastoral. 2. Los ancianos deben orar. No se refiere a llamar a alguien con algún don de sanidad (sanador), ni a orar por una recuperación milagrosa necesariamente, sino que el propósito del anciano que ora por un enfermo es dar esperanza en que, si Dios quiere se levantará; y consolar al alma afligida que sufre por la enfermedad. 3. Ungirlo con aceite: En este pasaje se hace un uso simbólico de la frase “ungirlo con aceite”. En la Biblia la unción mayormente simboliza la consagración de personas o cosas para el uso y servicio a Dios. Este es el uso de Santiago para la palabra “ungir”, como símbolo de que Dios estaba apartando a esa persona para ser ministrada por el Espíritu Santo; y para que pueda ser un ministro de consolación para otros enfermos. No tiene el sentido que le asignó la iglesia católica al inventar el sacramento de “la unción de enfermos”, que es una oración para aquellos que están por morir, no para que el enfermo pueda vivir. Luego Santiago enseña que el resultado de esta oración de fe por los enfermos, es la posibilidad de ser restaurado, y si ha pecado, ser perdonado. ¿Qué es la oración de fe? Santiago presenta tres características de la oración de fe de los auténticos cristianos: En primer lugar, la oración de fe es aquella que se hace confiando que Dios es todopoderoso para hacer algo, pero que a su vez es Soberano en decidir qué hacer y cómo. La oración de fe glorifica a Dios cualquiera que sea su voluntad sobre la vida de alguien; es la oración del justo que en salud o en enfermedad le adora en todo tiempo (Filipenses 1:20). En segundo lugar, la oración de fe es hecha creyendo que Dios puede sanar realmente, que Jesucristo “levantará” al enfermo si Él quiere. Esta palabra “levantar” que Santiago © 2019 Iglesia Gracia sobre Gracia. Todos los Derechos Reservados

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Page 1: 2019-07-28- Pr Dominguez- El camino de Evangelio se ...static.graciasobregracia.org/san-salvador/content/...Domingo 28 de julio 2019 RESUMEN DEL SERMÓN Santiago escribió su carta

PASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ

EL CAMINO DEL EVANGELIOSE RECORRE DE RODILLAS SANTIAGO 5:13-18

Domingo 28 de julio 2019

RESUMEN DEL SERMÓN

Santiago escribió su carta a los cristianos que sufrían persecución, para animarlos a perseverar en medio de las pruebas. Les habla acerca de las actitudes y obras que la auténtica fe que salva produce en la vida del creyente. Ahora va a concluir su carta mostrándoles que el sufrido, pero precioso camino del evangelio se recorre de rodillas ante Jesucristo, quién es el único que con amor nos consuela y fortalece; y que con poder nos hará terminar esta carrera con gozo. Santiago enseña el poder de la oración para el creyente en tres formas:

I. EL PODER DE LA ORACIÓN EN TODO TIEMPO

Stg. 5:13 ¿Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas.

La respuesta de la fe auténtica cuando está siendo probada no es la duda, la rebeldía contra Dios, ni la venganza contra nuestros enemigos; sino que la respuesta es la oración. ¿Sufre alguno? Entonces ore. La palabra sufrimiento en el versículo 13 no se refiere a una enfermedad, sino al sufrimiento por una desgracia o maltrato por otros. ¿Está angustiado? ¿atribulado? ¿triste? ¿derrotado? ¿sin esperanza? ¡Ore!.

Ore con confianza a Dios (Salmo 18:1-6) por tres razones: En primer lugar, porque nuestro Dios es Dios de consuelo que nos oye (2Cor 1:3-5). En segundo lugar, porque el poder de nuestra oración descansa en el Dios de misericordia que nos oye en todo tiempo (Salmo 86:5-6); y en tercer lugar, porque Dios ha prometido escuchar y ayudar a sus redimidos (Sal 91:14-16).

Cuando oramos Dios nos consuela y experimentamos gozo. Así Santiago pregunta después ¿está alguno alegre? que cante alabanzas. La palabra “alegre” no sé refiere a la felicidad cuando no se sufre, sino al contentamiento que proviene cuando en medio del dolor oramos a Dios y recibimos consuelo, porque confiamos profundamente en Él. Este gozo y paz que sobrepasa la lógica humana nos debe llevar a cantar alabanzas a Dios. Un ejemplo es Jonás, quien cuando estuvo dentro del gran pez oró a Dios y cuando fue consolado alabó a Dios en esperanza (Jonás 2:6-9) II. EL PODER DE LA ORACIÓN EN TIEMPOS DE ENFERMEDAD.

Santiago 5:14-16 ¿Está alguno entre vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor; 15 y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará,

y si ha cometido pecados le serán perdonados. 16aPor tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados.

La palabra para “enfermo” tiene diversos significados, sin embargo, al considerar los contextos literario, histórico y teológico; podemos concluir con firmeza que se refiere en este caso a una enfermedad física. ¿Está enfermo? Debe hacer tres cosas: 1. Llamar a los ancianos: Es responsabilidad y prueba de

fe para el enfermo llamar a los ancianos. Por anciano hace referencia al liderazgo piadoso del Nuevo Testamento que tiene función pastoral.

2. Los ancianos deben orar. No se refiere a llamar a alguien con algún don de sanidad (sanador), ni a orar por una recuperación milagrosa necesariamente, sino que el propósito del anciano que ora por un enfermo es dar esperanza en que, si Dios quiere se levantará; y consolar al alma afligida que sufre por la enfermedad.

3. Ungirlo con aceite: En este pasaje se hace un uso simbólico de la frase “ungirlo con aceite”. En la Biblia la unción mayormente simboliza la consagración de personas o cosas para el uso y servicio a Dios. Este es el uso de Santiago para la palabra “ungir”, como símbolo de que Dios estaba apartando a esa persona para ser ministrada por el Espíritu Santo; y para que pueda ser un ministro de consolación para otros enfermos. No tiene el sentido que le asignó la iglesia católica al inventar el sacramento de “la unción de enfermos”, que es una oración para aquellos que están por morir, no para que el enfermo pueda vivir.

Luego Santiago enseña que el resultado de esta oración de fe por los enfermos, es la posibilidad de ser restaurado, y si ha pecado, ser perdonado.

¿Qué es la oración de fe?

Santiago presenta tres características de la oración de fe de los auténticos cristianos:

En primer lugar, la oración de fe es aquella que se hace confiando que Dios es todopoderoso para hacer algo, pero que a su vez es Soberano en decidir qué hacer y cómo. La oración de fe glorifica a Dios cualquiera que sea su voluntad sobre la vida de alguien; es la oración del justo que en salud o en enfermedad le adora en todo tiempo (Filipenses 1:20).

En segundo lugar, la oración de fe es hecha creyendo que Dios puede sanar realmente, que Jesucristo “levantará” al enfermo si Él quiere. Esta palabra “levantar” que Santiago ©

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ocupa es la misma que Jesús utilizó para obrar sanidades físicas. La usó cuando sanó al paralítico, al hombre de la mano seca, a la hija de Jairo, a la viuda del hijo de Naín, a Bartimeo el ciego, a Lázaro. Así, la oración de fe incluye la esperanza de ser sanado físicamente por Jesucristo, si Él quiere.

También la oración de fe incluye humillación a tal punto de confesar los pecados a los ancianos. No está hablando del “sacramento de confesión” de la Iglesia Católica, sino de humillar su carne en caso de que la enfermedad sea causada por algún pecado no confesado.

Sabemos que no toda enfermedad es por pecado, ni todo pecado produce enfermedad. Pero hay pecados que sí producen enfermedades, por ejemplo: las enfermedades o muerte que habla 1 Cor. 11 por tomar sin conciencia la Cena del Señor. Al paralítico que Jesús le dijo “toma tu camilla y anda” luego le dijo “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor”. Así, algunas veces hay enfermedades producto del pecado no confesado a Dios. Por tanto, el punto de Santiago es que cuando estés enfermo es saludable que examines si esa enfermedad es por causa de algún pecado que no has dejado, si es así, llama a un anciano de la iglesia para que te ministre con la Palabra, y puedas rendir cuentas a él como hermano maduro en la fe, y que él ore por ti, “para que no te pase algo peor”.

III. EL PODER DE LA ORACIÓN DE LOS JUSTOS

Santiago 16b-18 La oración eficaz del justo puede lograr mucho. 17 Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.

El justo no es un creyente “especial”, sino aquel a quién se le ha imputado la justicia de Cristo y por tanto ahora vive éticamente el evangelio. Es el creyente piadoso que obra con justicia. La frase se puede leer “la oración del hombre justo prevalece cuando está energizada por el Espíritu Santo”. (Prov. 15:29). Santiago usa de ejemplo a Elías quién habló a otros con confianza y firmeza lo que Dios había determinado hacer, convencido que Dios obraría. Santiago le llama oración ferviente. Oración en absoluta confianza en la voluntad expresa de Dios. Por lo tanto, el llamado de Santiago es a orar confiando que el enfermo es levantado, el pecador es perdonado, el que sufre es consolado, si Dios así lo desea. Esta ferviente oración y convicción estuvo presente en la vida y pasión de Jesucristo (Leer Mat 26:53-54).

Por eso Jesús nos enseñó a orar de esa misma manera, cuando dijo en Juan 14:13-14 “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”. Pedir “en su nombre” significa orar creyendo quién es Él en realidad (Leer Juan 4:10).

¿Tienes esa fe de orar fervientemente sobre la firme convicción de que Dios es su Padre? ¿Ora creyendo que Jesús es Dios Todopoderoso y compasivo? recuerde: el

sufrido pero precioso camino del evangelio se recorre de rodillas ante Jesucristo, quien es el único que con amor nos consuela, fortalece y con poder nos hará terminar esta carrera con gozo.

V. LLAMADO PARA NOSOTROS HOY.

1. Arrepentimiento. Todos nacimos enfermos de una enfermedad que nos separa de Cristo: el pecado, y hay una sola cura: el perdón. Solo a través de la fe en Jesucristo, creyendo que Él pagó por nuestros pecados con su muerte y que resucitó al tercer día.

2. Ore a Dios en todo tiempo. Ya sea en sufrimiento o gozo, considerando que recibirá consuelo. 2Co 1:5 “Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo”.

3. Sirva a Dios a través de su sufrimiento. Ministre a otros el consuelo de Dios con el que es consolado. 2Co 1:4 “Dios nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que también nosotros podamos consolar a quienes sufren, dándoles el mismo consuelo que recibimos de él”.

4. Si está enfermo gravemente, llame a los ancianos para que oren por usted y hable con ellos para ser consolado. Y si hablando con ellos juntos descubren un área de pecado aún no confesado, aproveche para que juntos oren a Dios y para que se pongas a cuentas con Él.

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EL CAMINO DEL EVANGELIO SE RECORRE DE RODILLAS

RESUMEN DEL SERMÓN

Santiago escribió su carta a los cristianos que sufrían persecución, para animarlos a perseverar en medio de las pruebas. Les habla acerca de las actitudes y obras que la auténtica fe que salva produce en la vida del creyente. Ahora va a concluir su carta mostrándoles que el sufrido, pero precioso camino del evangelio se recorre de rodillas ante Jesucristo, quién es el único que con amor nos consuela y fortalece; y que con poder nos hará terminar esta carrera con gozo. Santiago enseña el poder de la oración para el creyente en tres formas:

I. EL PODER DE LA ORACIÓN EN TODO TIEMPO

Stg. 5:13 ¿Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas.

La respuesta de la fe auténtica cuando está siendo probada no es la duda, la rebeldía contra Dios, ni la venganza contra nuestros enemigos; sino que la respuesta es la oración. ¿Sufre alguno? Entonces ore. La palabra sufrimiento en el versículo 13 no se refiere a una enfermedad, sino al sufrimiento por una desgracia o maltrato por otros. ¿Está angustiado? ¿atribulado? ¿triste? ¿derrotado? ¿sin esperanza? ¡Ore!.

Ore con confianza a Dios (Salmo 18:1-6) por tres razones: En primer lugar, porque nuestro Dios es Dios de consuelo que nos oye (2Cor 1:3-5). En segundo lugar, porque el poder de nuestra oración descansa en el Dios de misericordia que nos oye en todo tiempo (Salmo 86:5-6); y en tercer lugar, porque Dios ha prometido escuchar y ayudar a sus redimidos (Sal 91:14-16).

Cuando oramos Dios nos consuela y experimentamos gozo. Así Santiago pregunta después ¿está alguno alegre? que cante alabanzas. La palabra “alegre” no sé refiere a la felicidad cuando no se sufre, sino al contentamiento que proviene cuando en medio del dolor oramos a Dios y recibimos consuelo, porque confiamos profundamente en Él. Este gozo y paz que sobrepasa la lógica humana nos debe llevar a cantar alabanzas a Dios. Un ejemplo es Jonás, quien cuando estuvo dentro del gran pez oró a Dios y cuando fue consolado alabó a Dios en esperanza (Jonás 2:6-9) II. EL PODER DE LA ORACIÓN EN TIEMPOS DE ENFERMEDAD.

Santiago 5:14-16 ¿Está alguno entre vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor; 15 y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará,

y si ha cometido pecados le serán perdonados. 16aPor tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados.

La palabra para “enfermo” tiene diversos significados, sin embargo, al considerar los contextos literario, histórico y teológico; podemos concluir con firmeza que se refiere en este caso a una enfermedad física. ¿Está enfermo? Debe hacer tres cosas: 1. Llamar a los ancianos: Es responsabilidad y prueba de

fe para el enfermo llamar a los ancianos. Por anciano hace referencia al liderazgo piadoso del Nuevo Testamento que tiene función pastoral.

2. Los ancianos deben orar. No se refiere a llamar a alguien con algún don de sanidad (sanador), ni a orar por una recuperación milagrosa necesariamente, sino que el propósito del anciano que ora por un enfermo es dar esperanza en que, si Dios quiere se levantará; y consolar al alma afligida que sufre por la enfermedad.

3. Ungirlo con aceite: En este pasaje se hace un uso simbólico de la frase “ungirlo con aceite”. En la Biblia la unción mayormente simboliza la consagración de personas o cosas para el uso y servicio a Dios. Este es el uso de Santiago para la palabra “ungir”, como símbolo de que Dios estaba apartando a esa persona para ser ministrada por el Espíritu Santo; y para que pueda ser un ministro de consolación para otros enfermos. No tiene el sentido que le asignó la iglesia católica al inventar el sacramento de “la unción de enfermos”, que es una oración para aquellos que están por morir, no para que el enfermo pueda vivir.

Luego Santiago enseña que el resultado de esta oración de fe por los enfermos, es la posibilidad de ser restaurado, y si ha pecado, ser perdonado.

¿Qué es la oración de fe?

Santiago presenta tres características de la oración de fe de los auténticos cristianos:

En primer lugar, la oración de fe es aquella que se hace confiando que Dios es todopoderoso para hacer algo, pero que a su vez es Soberano en decidir qué hacer y cómo. La oración de fe glorifica a Dios cualquiera que sea su voluntad sobre la vida de alguien; es la oración del justo que en salud o en enfermedad le adora en todo tiempo (Filipenses 1:20).

En segundo lugar, la oración de fe es hecha creyendo que Dios puede sanar realmente, que Jesucristo “levantará” al enfermo si Él quiere. Esta palabra “levantar” que Santiago ©

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ocupa es la misma que Jesús utilizó para obrar sanidades físicas. La usó cuando sanó al paralítico, al hombre de la mano seca, a la hija de Jairo, a la viuda del hijo de Naín, a Bartimeo el ciego, a Lázaro. Así, la oración de fe incluye la esperanza de ser sanado físicamente por Jesucristo, si Él quiere.

También la oración de fe incluye humillación a tal punto de confesar los pecados a los ancianos. No está hablando del “sacramento de confesión” de la Iglesia Católica, sino de humillar su carne en caso de que la enfermedad sea causada por algún pecado no confesado.

Sabemos que no toda enfermedad es por pecado, ni todo pecado produce enfermedad. Pero hay pecados que sí producen enfermedades, por ejemplo: las enfermedades o muerte que habla 1 Cor. 11 por tomar sin conciencia la Cena del Señor. Al paralítico que Jesús le dijo “toma tu camilla y anda” luego le dijo “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor”. Así, algunas veces hay enfermedades producto del pecado no confesado a Dios. Por tanto, el punto de Santiago es que cuando estés enfermo es saludable que examines si esa enfermedad es por causa de algún pecado que no has dejado, si es así, llama a un anciano de la iglesia para que te ministre con la Palabra, y puedas rendir cuentas a él como hermano maduro en la fe, y que él ore por ti, “para que no te pase algo peor”.

III. EL PODER DE LA ORACIÓN DE LOS JUSTOS

Santiago 16b-18 La oración eficaz del justo puede lograr mucho. 17 Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.

El justo no es un creyente “especial”, sino aquel a quién se le ha imputado la justicia de Cristo y por tanto ahora vive éticamente el evangelio. Es el creyente piadoso que obra con justicia. La frase se puede leer “la oración del hombre justo prevalece cuando está energizada por el Espíritu Santo”. (Prov. 15:29). Santiago usa de ejemplo a Elías quién habló a otros con confianza y firmeza lo que Dios había determinado hacer, convencido que Dios obraría. Santiago le llama oración ferviente. Oración en absoluta confianza en la voluntad expresa de Dios. Por lo tanto, el llamado de Santiago es a orar confiando que el enfermo es levantado, el pecador es perdonado, el que sufre es consolado, si Dios así lo desea. Esta ferviente oración y convicción estuvo presente en la vida y pasión de Jesucristo (Leer Mat 26:53-54).

Por eso Jesús nos enseñó a orar de esa misma manera, cuando dijo en Juan 14:13-14 “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”. Pedir “en su nombre” significa orar creyendo quién es Él en realidad (Leer Juan 4:10).

¿Tienes esa fe de orar fervientemente sobre la firme convicción de que Dios es su Padre? ¿Ora creyendo que Jesús es Dios Todopoderoso y compasivo? recuerde: el

sufrido pero precioso camino del evangelio se recorre de rodillas ante Jesucristo, quien es el único que con amor nos consuela, fortalece y con poder nos hará terminar esta carrera con gozo.

V. LLAMADO PARA NOSOTROS HOY.

1. Arrepentimiento. Todos nacimos enfermos de una enfermedad que nos separa de Cristo: el pecado, y hay una sola cura: el perdón. Solo a través de la fe en Jesucristo, creyendo que Él pagó por nuestros pecados con su muerte y que resucitó al tercer día.

2. Ore a Dios en todo tiempo. Ya sea en sufrimiento o gozo, considerando que recibirá consuelo. 2Co 1:5 “Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo”.

3. Sirva a Dios a través de su sufrimiento. Ministre a otros el consuelo de Dios con el que es consolado. 2Co 1:4 “Dios nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que también nosotros podamos consolar a quienes sufren, dándoles el mismo consuelo que recibimos de él”.

4. Si está enfermo gravemente, llame a los ancianos para que oren por usted y hable con ellos para ser consolado. Y si hablando con ellos juntos descubren un área de pecado aún no confesado, aproveche para que juntos oren a Dios y para que se pongas a cuentas con Él.