2017 10-05 dolor articular (doc)
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Dolor articular Diagnóstico diferencial y tratamiento
sintomático
Mª Pilar Moya Pérez (R1 Almozara)
Laura Pastor Pou (R1 San José Norte)
5 de octubre de 2017
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ÍNDICE
1- Introducción
a. ¿Se trata de un dolor de origen articular o no articular?.....................3
b. ¿Se trata de un dolor inflamatorio o mecánico?...................................4
c. ¿Se trata de un proceso agudo o crónico?...........................................4
d. ¿Cuántas articulaciones se encuentran afectadas?...............................4
2- Actuación en la consulta de Atención Primaria………………………………………………..5
3- Dolor articular inflamatorio
a. Diagnóstico diferencial del dolor inflamatorio………………………………………6
b. Tratamiento sintomático del dolor inflamatorio
i. Tratamiento no farmacológico………………………………………………….8
ii. Tratamiento farmacológico……………………………………………………….9
iii. Tratamiento hospitalario…………………………………………………………12
4- Dolor articular mecánico
a. Diagnóstico diferencial del dolor mecánico…………………………………………12
b. Tratamiento sintomático del dolor mecánico
i. Tratamiento no farmacológico………………………………………………..13
ii. Tratamiento farmacológico…………………………………………………..…13
5- Criterios de derivación al especialista
a. Criterios de derivación a urgencias…………………………………………………..15
b. Criterios de derivación a traumatología…………………………………………..15
c. Criterios de derivación a reumatología…………………………………………....15
6- Algoritmos……………………………………………………………………………………………………17
7- Bibliografía……………………………………………………………………………….………………….19
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1. INTRODUCCIÓN
El dolor articular y las enfermedades reumáticas son un motivo de consulta frecuente
en atención primaria, con una prevalencia de entre el 10 y el 40% de la población
adulta.
Ante un paciente que refiere dolor articular hay que plantearse las siguientes
preguntas:
¿Se trata de un dolor de origen articular o no articular?
¿Se trata de un dolor de tipo inflamatorio o mecánico?
¿Se trata de un proceso agudo o crónico?
¿Cuántas articulaciones se encuentran afectas?
¿SE TRATA DE UN ORIGEN ARTICULAR O NO ARTICULAR?
En primer lugar deberemos valorar si la afectación es articular o periarticular.
En la afectación articular el signo más específico es el derrame articular, y el más
sensible la limitación dolorosa del movimiento. Aparecen signos locales, como
tumefacción de partes blandas, calor local, limitación a la movilidad activa y pasiva…
que pueden estar ausentes en articulaciones profundas como la de cadera u hombro.
Si la afectación es periarticular la limitación de la movilidad es con la movilización
activa, pero la pasiva es normal (tendinitis).
Dolor articular Dolor no articular
Origen Membrana sinovial,
cartílago, ligamentos
intraarticulares, hueso
yuxtraatrticular
Ligamentos extraarticulares,
bursa, músculo, fascia,
hueso, nervios, tejido
subcutáneo, piel
Localización Profundo Superficial
Movilidad activa Limitada Limitada
Movilidad pasiva Limitada No limitada
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Signos de inflamación Presentes Ausentes
Deformidad/inestabilidad
articular
Presente Ausente
¿SE TRATA DE UN DOLOR DE TIPO INFLAMATORIO O MECÁNICO?
Cuando un proceso articular es de causa inflamatoria puede ir o no acompañado de
tumefacción, calor, rubor y edema según la profundidad de las estructuras afectas, por
lo tanto, no es posible diferenciarlos solo por el aspecto de la articulación.
Las características del dolor serán claves para tipificarlos correctamente.
El dolor inflamatorio se agrava en reposo pudiendo aparecer rigidez articular y mejora
con la actividad.
El dolor mecánico mejora en reposo, aunque no siempre desaparece, y se agrava con
el movimiento.
¿SE TRATA DE UN PROCESO AGUDO?
Agudo < 6 semanas de evolución
Crónico > 6 semanas de evolución
¿CUÁNTAS ARTICULACIONES SE ENCUENTRAN AFECTADAS?
En función del número de articulaciones se habla de procesos:
Monoarticulares: solo se afecta una articulación
Oligoarticulares: se afectan hasta un máximo de 3 articulaciones
Poliarticular: se afectan más de 3 articulaciones
Finalmente hay que puntualizar que la distinción entre procesos simétricos y
asimétricos permite completar el diagnóstico diferencial.
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2. ACTUACIÓN EN LA CONSULTA DE ATENCIÓN PRIMARIA
En primer lugar debemos valorar los antecedentes del paciente como su edad, hábitos
tóxicos, posibilidad de ETS, infecciones previas.
Tras ello pasaremos a realizar una anamnesis detallada con las características del dolor
como son el tipo de dolor, inicio, duración y localización. Es importante tener en
cuenta la limitación funcional y el impacto de la clínica en las actividades básicas de la
vida diaria. Se debe explorar todo el aparato locomotor en busca de otras
articulaciones afectadas y siempre comparando con la articulación contralateral.
Además debemos tener en cuenta cualquier afectación sistémica (fiebre, aftas orales,
tofos…).
Por ello, conviene valorar la afectación de otros aparatos y sistemas que suelen
asociarse a patología articular:
Alteraciones oculares: uveítis, queratoconjuntivitis, epiescleritis.
Alteraciones cutáneas: psoriasis, hiperqueratosis palmoplantar, eritema
nodoso, síndrome de Raynaud, dactilitis, rash cutáneo.
Alteraciones urogenitales: úlceras, uretritis, cervicitis, balanitis circinada.
Alteraciones digestivas: diarrea, úlcera gastroduodenal.
Una vez completada la anamnesis se debe proceder a la realización de una exploración
física. Hay que adecuar la exploración del aparato locomotor a la articulación afecta.
Inspección: valoración de la marcha y la postura, presencia de deformidad,
tumefacción, alteraciones cutáneas.
Palpación: calor local, crepitación, derrame articular, estabilidad articular.
Movimiento: movilidad activa, pasiva y contra resistencia.
Fuerza: la debilidad asociada no es propia de procesos articulares, por lo tanto
habrá que plantear el diagnóstico diferencial con una neuropatía, radiculopatía
y mielopatía.
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Las pruebas complementarias son un gran aliado para el diagnóstico de la patología,
sin embargo, la realización de éstas no debe retrasar la implantación de un
tratamiento sintomático del dolor.
Estudio general (hemograma, bioquímica básica, VSG, PCR, proteinograma y
estudio básico de orina incluyendo sedimento).
Estudio del líquido sinovial (apariencia, bioquímica, recuento celular, fórmula
leucocitaria, microcristales y cultivos).
Estudio específico (según orientación diagnóstica de cada caso).
Rx tórax.
Rx manos y pies en búsqueda de posibles erosiones.
Rx de articulaciones afectadas.
3. DOLOR ARTICULAR INFLAMATORIO
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DEL DOLOR INFLAMATORIO
Como ya se ha comentado, el dolor inflamatorio se caracteriza por aparecer en reposo
y acompañarse de rigidez matutina en la mayoría de los casos.
La artritis es la patología que representa este tipo de clínica. El órgano diana afectado
en la artritis es la membrana sinovial. Tengamos presente que el tejido sinovial,
además de en el interior de las articulaciones, forma parte de la vaina de muchos
tendones y de las bursas sinoviales.
Las artritis representan el núcleo básico de la especialidad de reumatología, con más
de 100 tipos de entidades nosológicas distintas. En este grupo se incluirían la artritis
reumatoide, las espondiloartritis, la artritis psoriásica, las artritis por microcristales, la
artritis séptica y las enfermedades sistémicas del colágeno y las vasculitis.
En este tipo de patologías inflamatorias surge la necesidad del especialista: el
reumatólogo. El médico de atención primaria debe proporcionar un tratamiento
sintomático para estas patologías siendo el reumatólogo quien paute el tratamiento
modificador de la enfermedad.
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Ante un dolor de menos de 6 semanas de evolución hablaríamos de artritis aguda.
Artritis infecciosa: se caracteriza por la inflamación de las articulaciones
producida por la infección de los tejidos sinoviales
o Bacteriana no gonocócica: en los adultos sin contactos venéreos
predomina el S. Aureus, estreptococo del grupo A, y enterobacterias. En
pacientes inmunodeprimidos predominan bacilos gram negativos.
o Bacteriana Gonocócica: aparece en adultos jóvenes sexualmente
activos. Puede asociarse a lesiones cutáneas.
Artritis por microcristales:
o Gota: representa el 15-27% de todas las monoartritis articulares. Se
caracteriza por el depósito de cristales de urato monosódico,
apareciendo con mayor frecuencia en varones por encima de los 40
años. La afectación más característica es la afectación de la primera
articulación metatarsofalángica, si bien pueden afectarse otras
articulaciones como rodilla o muñeca, entre otras.
o Condrocalcinosis: se define como el acúmulo de cristales de pirofosfato
cálcico, con mayor frecuencia en mujeres mayores de 50-60 años. La
afectación más frecuente es la calcificación de los meniscos o el
ligamento triangular del carpo.
Artritis reactiva: se trata de una artropatía inflamatoria seronegativa secundaria
a una infección gastrointestinal o genitourinaria con un periodo de latencia de
hasta 30 días. Es característica la dactilitis o dedo en salchicha. Las
manifestaciones extraarticulares asociadas pueden ser: fiebre, sacroileítis,
diarrea, úlceras orales, uveítis anterior, conjuntivitis, uretritis, prostatitis.
Ante un dolor de más de 6 semanas de evolución hablaríamos de artritis crónica.
Oligo/monoartritis (≤ 3 articulaciones):
o Artritis psoriásica: artritis seronegativa para el factor reumatoide (FR)
asociada a psoriasis cutánea y/o ungueal.
o Artritis reactiva
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o Artritis juvenil pauciarticular: artritis de origen no conocido, que comienza
antes de los 16 años y persiste durante, al menos, 6 semanas.
Poliartritis (> 3 articulaciones) y distinguir entre afectación simétrica y
asimétrica:
o Asimétrica:
Artritis psoriásica
Artritis reactiva
Espondilosis anquilosante: enfermedad reumática inflamatoria
crónica del esqueleto axial (columna y sacroilíacas) de las entesis y
frecuentemente de grandes articulaciones periféricas. Es el
prototipo y la mejor conocida del grupo de las espondiloartritis. Se
caracteriza por lumbalgia inflamatoria crónica y sacroileítis
radiográfica. También suele presentar manifestaciones
extraarticulares, especialmente uveítis anterior aguda, psoriasis o
enfermedad inflamatoria intestinal.
o Simétrica:
Afectación IFP, MCP: Artritis reumatoide. Se trata de una
enfermedad crónica con repercusión sistémica. A nivel articular se
caracteriza por presentar una inflamación sinovial persistente,
aditiva, simétrica, erosiva, anquilosante y de predominio en
articulaciones periféricas. Las articulaciones más frecuentemente
implicadas son metacarpofalángica, interfalángica proximal,
metatarsofalángica y rodilla.
No afectación manos IFP, MCF: Lupus eritematoso sistémico,
esclerodermia, polimiositis.
TRATAMIENTO SINTOMÁTICO DEL DOLOR ARTICULAR INFLAMATORIO
Tratamiento no farmacológico
El ejercicio físico se considera una terapia básica. Lo ideal parece ser una combinación
de ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento muscular adaptados a la situación clínica y
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al estadio de la enfermedad. Es importante no sobrecargar la articulación inflamada.
En algunos casos se ponen férulas de material elástico para inmovilizar la articulación.
Por otro lado, el frío local tiene efecto analgésico y antiinflamatorio y suele utilizarse
en la fase aguda del dolor o si existe inflamación. Aplicar hielo o bolsas térmicas,
durante unos 10 minutos (no más ya que el frío también provoca quemaduras en la
piel), puede aliviar el dolor con relativa rapidez.
Tratamiento farmacológico
1. AINEs
Los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) continúan siendo ampliamente
utilizados en el tratamiento de dolencias que cursan con dolor e inflamación leve o
moderada. Diversas enfermedades osteomusculares agudas y crónicas, como la gota,
la artrosis o la artritis reumatoide se benefician del uso de AINE y aunque no han
demostrado capacidad de modificar el curso evolutivo de estos procesos, el uso
racional de estos compuestos genera beneficios clínicos, especialmente en el control
del dolor y la rigidez articular. No hay diferencias apreciables de eficacia entre los
diversos AINE disponibles en el mercado y su selección en la práctica clínica se basa en
la preferencia particular de los pacientes, en la presencia de antecedentes
gastrointestinales y/o cardiovasculares o en la conveniencia posológica de las
diferentes formas farmacéuticas en las que se ofrecen.
Los IBP se deben utilizar en coprescripción con los AINE en pacientes en tratamiento
crónico o en tratamiento puntual en pacientes con factores de riesgo.
Con respecto al papel de los AINE en patologías concretas:
Estos compuestos se utilizan en el manejo sintomático de patologías menores
como en lesiones traumáticas osteoarticulares.
En los procesos inflamatorios crónicos como la artritis reumatoide o la
artropatía psoriásica, los AINE se utilizan fundamentalmente para reducir la
rigidez matutina.
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En la espondilitis anquilosante, los AINE se utilizan para reducir la rigidez
matutina periférica y axial, y para mejorar el descanso nocturno al reducir el
dolor inflamatorio espinal. Quizás la espondilitis anquilosante sea la única
enfermedad en la que se puede justificar el uso mantenido de AINE, ya que hay
datos que sugieren que a dosis bajas estos compuestos pueden modificar el
curso natural de la enfermedad.
En el control del ataque agudo de gota es donde los AINE han mostrado más
claramente su capacidad clínica de proveer beneficio debido a su capacidad
antiinflamatoria. En esta indicación se utilizan a dosis plenas buscando la rápida
mejoría de los síntomas (en horas) durante un período corto (días).
.En artritis reactiva, son muchos los antiinflamatorios que pueden ser eficaces,
y el tratamiento se realiza por vía oral sobre todo con AINES a dosis plenas para
luego ir reduciéndolas
2. Colchicina
La colchicina se considera el medicamento estándar para la profilaxis de los ataques
agudos de gota durante la iniciación de la terapia hipouricemiante. Sin embargo, en
atención primaria, ante un paciente con sospecha de gota deberemos pautar un
tratamiento con AINEs como tratamiento sintomático dejando la colchicina para la
prevención.
3. Opioides
Los opioides no son el tratamiento de elección en el dolor articular inflamatorio,
aunque se puede plantear su uso en caso de fracaso del control de los síntomas tras el
empleo de las otras opciones terapéuticas.
4. Corticoides
Administración sistémica: Los más utilizados son prednisona y metilprednisolona. Son
la base del tratamiento de enfermedades inflamatorias como polimialgia reumática,
arteritis de la temporal y miopatías inflamatorias. En la artritis reumatoide se utilizan
como terapia “puente” hasta lograr el control de la inflamación articular con fármacos
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modificadores de la enfermedad y para el control sintomático de “brotes” articulares;
además hay una fuerte evidencia de que pueden retrasar la progresión del daño
articular en esta enfermedad. Dosis altas o pulsos forman parte de la terapia de
inducción de la remisión en vasculitis sistémicas, nefritis lúpica y, en general, de las
complicaciones graves de las enfermedades autoinmunes sistémicas. En las artritis por
microcristales, los GC son una alternativa a la colchicina y a los antiinflamatorios no
esteroideos. En la esclerosis sistémica y en el síndrome de Sjögren no son eficaces en
las manifestaciones principales de la enfermedad y solo estarían indicados en
situaciones concretas: artritis, miositis, vasculitis, enfermedad pulmonar intersticial.
Administración local: las infiltraciones intra o periarticulares de una o varias
articulaciones ha mostrado mayor eficacia y menos efectos secundarios que la
administración de dosis equipotentes por vía sistémica en pacientes con artritis
reumatoide y esto probablemente puede extrapolarse a otras enfermedades
articulares inflamatorias, incluidas las microcristalinas, aunque no haya estudios
adecuados; la aspiración previa de líquido sinovial puede prolongar la duración de la
infiltración. El riesgo de degradación del cartílago por infiltraciones de CG repetidas ha
sido objeto de debate, pero no se ha demostrado a medio plazo. Por este motivo,
muchos expertos recomiendan infiltrar con intervalos superiores a 3 semanas y no más
de 3 veces al año en articulaciones de carga; sin embargo, infiltraciones más
frecuentes pueden ser beneficiosas en personas con artritis activa.
5. FAME: fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad
El metotrexato es el FAME de elección para el tratamiento de la artritis reumatoide.
Este tratamiento será pautado por el Reumatólogo. Desde atención primaria, ante una
crisis de esta enfermedad pautaremos corticoides como terapia puente hasta la
implantación del tratamiento por metotrextato por parte del especialista.
6. Fármacos biológicos
Los fármacos biológicos han revolucionado el tratamiento de las enfermedades
inmunomediadas, incluyendo diversos procesos reumatológicos como la artritis
reumatoide, la espondilitis anquilosante, la artritis psoriásica y la artritis idiopática
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juvenil. Sin embargo, son tratamientos pautados por el especialista y que en ningún
momento emplearemos en la consulta ante un dolor articular inflamatorio no
diagnosticado.
Tratamiento hospitalario
Debemos tener en cuenta que hay patologías que requieren la derivación a urgencias
para su tratamiento como es el caso de la artritis infecciosa. En esta patología su
tratamiento es hospitalario y debe ser inmediato para evitar la destrucción del
cartílago y el daño articular permanente. El tratamiento engloba el drenaje de la
articulación, la administración de antibióticos, la inmovilización y la rehabilitación.
En la artritis séptica es importante el seguimiento posterior para evaluar las posibles
secuelas, que dependen del momento del diagnóstico y del drenaje de la articulación.
Hay que tratar de conservar la anatomía de la articulación y su función y evitar los
acortamientos y la inestabilidad articulares que pueden producirse.
Por lo tanto ante la sospecha diagnóstica de artritis infecciosa deberemos derivar al
paciente a urgencias y limitarnos al seguimiento posterior de la enfermedad una vez
superado el episodio agudo.
4. DOLOR ARTICULAR MECÁNICO
DIANGÓSTICO DIFERENCIAL DEL DOLOR MECÁNICO
Ante un paciente con dolor mecánico se puede valorar la realización de técnicas de
imagen para determinar el origen de la lesión y descartar una afección de origen óseo
o traumático.
A diferencia del dolor articular inflamatorio, el dolor mecánico habitualmente no
precisa de derivación al especialista siendo el médico de atención primaria quien irá
pautando un tratamiento en función de la evolución clínica del paciente.
Por lo general suele ser un dolor de tipo crónico (> 6 semanas) y representa una
artropatía no inflamatoria crónica:
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Artrosis y osteoartritis.
Patología no artósica: osteonecrosis, artritis de Charcot.
La causa más frecuente de dolor articular mecánico es la artrosis, que puede cursar
con derrame articular por sobrecarga o pequeños traumatismos.
Cuando el dolor implica a 3 o más articulaciones (poliartralgias) sin presencia de datos
inflamatorios, en la mayoría de los casos con la anamnesis y la exploración física
podemos llegar al diagnóstico de enfermedad degenerativa (artrosis) y/o fibromialgia.
Sin embargo, cuando junto con el dolor aparece impotencia funcional en cintura
escapular y/o pelviana, aunque no existan datos de inflamación articular, hay que
descartar la existencia de polimialgia reumática.
En caso de dolor articular mecánico agudo (< 6 semanas) deberíamos pensar en el
debut de una artropatía crónica.
TRATAMIENTO SINTOMÁTICO DEL DOLOR ARTICULAR MECÁNICO
Tratamiento no farmacológico
En primer lugar debemos explicar al paciente la naturaleza de la enfermedad y suscitar
en él actitudes positivas ya que en el caso de las artropatías crónicas no inflamatorias
el tratamiento es sintomático y no curativo.
Son medidas recomendables la disminución del peso en caso de sobrepeso y el
fortalecimiento de la musculatura próxima a la articulación proporcionando de esta
manera una menor carga y mayor estabilidad articular. El calor local puede tener
efectos beneficiosos ante el dolor articular no inflamatorio.
Tratamiento farmacológico
1. Analgésicos
Si para controlar el dolor se requiere la utilización de fármacos, la gran mayoría de las
guías terapéuticas recomiendan administrar en primer lugar el paracetamol a dosis de
3-4 g/día. Los motivos que justifican esta recomendación son:
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El paracetamol a estas dosis es un fármaco eficaz en el control del dolor.
Aproximadamente un 40% de los pacientes responde a este tratamiento.
El paracetamol a las dosis recomendadas es un fármaco seguro.
Mediante ensayos controlados se está demostrando que los analgésicos opiáceos
débiles (tramadol, codeína y dextopropoxifeno) son fármacos eficaces y seguros. Se
pueden utilizar solos o asociados al paracetamol.
Cuando el dolor es resistente a todo el arsenal terapéutico se puede recomendar la
utilización de analgésicos opioides mayores, como el fentanilo en parches.
2. Antiinflamatorios
Los AINE se recomiendan como fármacos de segunda línea. Tanto la eficacia como la
tolerancia a los AINE varían de un paciente a otro. Son fármacos que se asocian con
importantes efectos secundarios gastrointestinales, cardiovasculares y renales; por
este motivo, su empleo debe realizarse con extrema precaución y analizando la
situación de cada paciente.
Los COXIB han demostrado ser igual de eficaces que los AINE clásicos. Si fuese
necesario administrar AINE a un paciente con riesgo de toxicidad cardiovascular, el
naproxeno parece que es el que tiene mejor perfil de seguridad cardiovascular.
La aplicación local de cremas o geles con AINE (o con capseicina) constituye una
alternativa que ha demostrado ser eficaz, principalmente en la artrosis de rodilla; se
recomienda su uso como tratamiento complementario al resto del arsenal terapéutico.
3. Antidepresivos
Como algunos pacientes con dolor crónico asocian depresión, se ha estudiado el papel
de fármacos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y
noradrenalina obteniendo buenos resultados con la duloxetina.
4. Fármacos modificadores de síntomas de acción lenta
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El ácido hialurónico es un polisacárido formado por una larga cadena de disacáridos
(d-glucuronil-d-N-acetilglucosamina). Es un componente natural del cartílago y juega
un papel esencial en la viscosidad del líquido sinovial. Se administra por vía
intraarticular (rodilla, cadera o primera articulación metacarpofalángica). La tolerancia
es buena, pero, según los estudios, no se asocia a una reducción del dolor clínicamente
relevante.
5. Glucocorticoides
En el tratamiento del dolor mecánico la administración por vía sistémica no está
indicada. Sin embargo, la infiltración de glucocorticoides (de larga duración)
intraarticular es una opción terapéutica que ha demostrado ser eficaz en la artrosis de
rodilla.
5. CRITERIOS DE DERIVACIÓN AL ESPECIALISTA
Son criterios de derivación al servicio de Urgencias:
Sospecha de artritis séptica y/o gran derrame articular.
Pacientes con afectación importante del estado general, marcada alteración del
hemograma y también aquellos casos que se acompañan de impotencia
funcional o limitación locomotora aguda.
Artrocentesis con líquido sinovial de aspecto hemático o de un gran derrame
articular.
Son criterios de derivación urgente al servicio de traumatología:
Antecedente traumático previo con cualquiera de las características anteriores.
Sospecha de proceso neoplásico óseo (visita en menos de una semana).
Son criterios de derivación de forma programada al servicio de Reumatología:
Poliartritis (artritis reumatoide o espondiloartropatías), para completar el
estudio con una demora inferior a las 6 semanas.
Se derivará al reumatólogo para completar o confirmar el diagnóstico y para
tratamiento específico: diagnóstico incierto, manejo dificultoso, síntomas
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incontrolables, deformidad o incapacidad importante y aparición de
complicaciones.
Los pacientes con gota tofácea crónica, refractarios al tratamiento o que
precisen tratamientos alternativos, deben ser remitidos a reumatología.
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6. ALGORITMOS
Factores de riesgo y comorbilidades asociadas a las diferentes patologías:
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Algoritmo diagnóstico de paciente con dolor musculoesquelético:
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7. BIBLIOGRAFÍA:
1. Manual de diagnóstico y terapéutica médica. Hospital Universitario 12 de Octubre.
7ª edición. Departamento de Medicina Interna. Madrid.
2. Alonso Ruiz A, Alperi Lopez M, Álvaro García JM, Andreu Sánchez JL, Arboleya
Rodríguez L, et al.. Manual SER de las Enfermedades Reumáticas. Sociedad Española de
Reumatologia. Editoral Elsevier. 2014 (6ª edición).
3. Hernández Martín AD, Puerto Noda I, Falcón Hernández A. Condrocalcinosis-
pseudogota: un subdiagnóstico frecuente. Presentación de un caso y revisión de la
literatura. Marzo 2016, Volumen 6, Numero 1.
4. Sociedad Española de Reumatología. GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA PARA EL MANEJO
DE LA GOTA.
5. Bartolomé Blanco S, Rodríguez Solís J, Bassy Iza N, Hornillos Calvo M. ARTRITIS
INFLAMATORIAS. Tratado de Geriatría para residentes. Capítulo 68. 697- 704.
6. Rodríguez Álvarez M, Pie Oncins M, Gelado Ferrero MJ. Monoartritis. AMF
2010;6(7):360-371.
7. Martín Doménech R, Valero Expósito R, Hortal Alonso RM y Rodríguez García A. El
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2002;40(6):237-43 .