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DIARIO DE JONATHAN HARKER

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Gua de reacciones qumicas As como cuando un qumico escribe H2O en vez de agua lo hace no slo por comodidad, sino para recordar que, en el modelo de la teora atmica corriente, la sustancia agua est formada por molculas, que a su vez estn formadas por la unin de dos tomos de hidrgeno y uno de oxgeno, cuando escribe, por ejemplo 2 H2+ O2-> 2 H2O quiere tener presente que est representando unfenmeno qumico, una transformacin de un sistema formado por cuatro tomos de hidrgeno y dos tomos de oxgeno que, en su estado inicial o dereactivos, estn en la forma de dos molculas de hidrgeno y una de oxgeno, y en el estado final, o deproductos, como dos molculas de agua. Una ecuacin qumica se parece a dos cuadros sucesivos de una pelcula, la flecha separa la descripcin del estado inicial de la del estado final, una vez completada la transformacin. Observe la importancia de equilibrar obalancearlas ecuaciones qumicas: durante una transformacin qumica no pueden aparecer ni desaparecer tomos, solamente pueden modificar sus uniones qumicas. Algunas ecuaciones qumicas sencillas pueden igualarsepor tanteo, por ejemplo Na + O2->Na2O est mal escrita porque en el estado inicial hay dos tomos de oxgeno, y en estado final, uno solo. Si corregimos elcoeficiente estequiomtricodel Na2O a dos: Na + O22 Na2O conseguimos arreglar el problema del oxgeno, pero ahora han aparecido tres tomos extra de sodio en el final. Corrigiendo de la misma forma el coeficiente estequiomtrico del sodio a cuatro 4 Na + O22 Na2O la ecuacin queda escrita correctamente: hay la misma cantidad de tomos de cada especie tanto al inicio como al final. 1. Balancee por tanteo las siguientes ecuaciones: a) C + O2 CO2 b) CO + O2 CO2 c) H2+ Br2 HBr d) K + H2O KOH + H2 e) Mg + O2 MgO f) O3 O2 g) H2O2 H2O + O2 h) N2+ H2 NH3 i) Zn + AgCl ZnCl2+ Ag j) S8+ O2 SO2 k) NaOH + H2SO4 Na2SO4+ H2O l) Cl2+ NaI NaCl + I2 m) KOH + H3PO4 K3PO4+ H2O n) CH4+ Br2 CBr4+ HBr o) Fe2O3+ CO Fe + CO2 Algunas ecuaciones parecen ms difciles que otras. Para casos rebeldes, es recomendable usar el mtodo algebraico, que se plantea como un sistema de ecuaciones lineales, pero debe ser resuelto con nmeros enteros. En nuestro ejemplo anterior Na + O2Na2O definimos tres variables a, b y c que corresponden a los coeficientes estequiomtricos del sodio, oxgeno y xido de sodio, respectivamente a Na + b O2c Na2O De estos coeficientes sabemos que, dado que debe haber al comienzo y al final igual cantidad de tomos de cada elemento: a = 2 c 2 b = c porque: en c molculas (unidades) de Na2O hay el doble de tomos de sodio que en a en b molculas de oxgeno hay el doble de tomos de oxgeno que en c molculas de Na2O Si aceptamos -arbitrariamente- que a = 1, entonces c = 2 y b = 4. Observe que no hay problema en tomar otra eleccin, si por ejemplo decidimos c = 1, entonces a = 0.5 y b = 2, pero como los coeficientes estequiomtricos deben elegirse como losnmeros enterosms pequeos que permitan balancear la ecuacin, deberemos multiplicarlos a todos por dos. 2. Balancee las siguientes ecuaciones usando el mtodo algebraico: a) MgCl2+ AgNO3 -> AgCl + Mg(NO3)2 b) CaF2+ H3PO4-> Ca3(PO4)2+ HF e) KOH + NH4Cl -> KCl + NH3+ H2O d) Ca(HCO3)2-> CaO + CO2 + H2O e) P4O10+ H2O -> H3PO4 f) HCl + CaCO3-> CaCl2+ H2O + CO2 g) AsCl3+ 3H2S -> As2S3 + HCl h) CO2+ KOH -> K2CO3+ H2O i) SbCl3+ 3H2S -> Sb2S3 + HCl j) Be2C + H2O -> Be(OH)2 + CH4 k) H3PO4+ NaOH -> Na3PO4 + H2O l) CuNO3+ Na2S -> NaNO3+ Cu2S m) Na2SO4 + Pb(NO3)2 -> PbSO4 + NaNO3 En un fenmeno qumico, como en cualquier sistema, describimos slo lo que nos resulta destacable, importante. Desde el punto de vista del fenmeno qumico que transforma reactivos en productos, da lo mismo que el H2S gaseoso reaccione con el NaOH slido, o bien que lo hagan en una mezcla se soluciones acuosas de H2S y de NaOH. En ambos casos, lo que nos interesa es que en la mnima expresin imaginable del fenmeno, cuatro tomos de hidrgeno, dos de sodio, dos de oxgeno y otro de azufre reacomodan sus uniones de esta forma: H2S + 2 NaOH2 H2O + Na2S El agua de la solucin es considerado solamente como solvente, pero de todos modos, en determinadas circunstancias, es importante indicar en que estado estn reactivos y productos; entonces deberamos escribir H2S(g)+ 2 NaOH(s) 2 H2O(l)+ Na2S(ac) y H2S(ac)+ 2 NaOH(ac)2 H2O(l)+ Na2S(ac) respectivamente 3. Indique que subndices se usan en las ecuaciones qumicas para indicar que un reactivo o producto est en estado gaseoso, lquido, slido o en solucin acuosa. 4. Describa con palabras el significado de la siguiente ecuacin: FeS(s) + 2HCl(ac) -> FeCl2(ac) + H2S(g) sulfuro de cido cloruro de sulfuro de hierro (II) clorhdrico hierro (II) hidrgeno 5. Dada la transformacin qumica representada en la siguiente ecuacin: 2 NO(g)+ O2 (g) 2 NO2 (g) Cules de las siguientes afirmaciones son correctas? a) La reaccin se inicia por calentamiento. b) Dos molculas de xido ntrico reaccionan con una molcula de oxgeno para formar dos molculas de dixido de nitrgeno. c) La reaccin se completa en pocos minutos, despus de mezclar los reactivos. d) En esta reaccin todas las sustancias son gases. e) Ochocientas molculas de NO(g) reaccionarn con cuatrocientos moles de O2(g) 6. Cual es la diferencia entre las transformaciones qumicas reversibles y las irreversibles? Con que signo indicamos en las ecuaciones qumicas, que se trata de una reaccin irreversible o no? 7. Busque en su libro de texto la definicin de cada uno de estos trminos:soluto,solvente,solucin,electrolito,no electrolito,anincomn,hidratacin,reaccin reversible,equilibrio qumico. Volviendo sobre los compuestos inicos ya vistos en la unidad anterior, cuando se permite a un cido reaccionar con una base, como por ejemplo en HCl + NaOH-> H2O + NaCl tres de los cuatrocompuestos involucradosen el fenmeno, son inicos. Puesto que, de bien ser, no hay NaCl sino Na+y Cl-, ni NaOH sino Na+y HO-, podemos escribir laecuacin inica H++ Cl-+ Na++ OH--> H2O + Na++ Cl- Donde queda ms claro que los iones Cl-y Na+son merosiones espectadoresde lareaccin inica neta H++ OH- ->H2O nica reaccin que nos interesa en los fenmenos deneutralizaciny cidos y bases. Decimos que la incautacin o secuestro de iones sueltos para formar un compuesto covalente, es la razn por la cual las reacciones de neutralizacin van de un estado inicial con cidos y bases, a uno final con sales. No son los iones formadores de la sal (bien, luego veremos algunas excepciones) los que mueven la transformacin, los que determinan elsentidoen que ocurrir la reaccin, sino los protones y oxhidrilos, al desaparecer en la formacin de molculas de agua. 8. Cual es la diferencia entre una ecuacin inica y una ecuacin molecular? 9.Busque en su libro de texto la definicin de Arrhenius y de Brnsted-Lowry para cidos y bases. 10. Busque un ejemplo de un cido monoprtico, diprtico y triprtico. 11. Escriba la reaccin inica neta correspondiente a la neutralizacin cido-base 12. Con ayuda de su libro de texto, clasifique las siguientes especies como cidos o bases, fuertes o dbiles: a) NH3, b) H3PO4, c) LiOH, d) H2SO4, e) HCl, f) Ba(OH)2 13. Clasifique cada una de las siguientes especies como cido de Brnsted-Lowry, o base de Brnsted-Lowry: a) HI, b) H3PO4, c) H2PO4- d) PO43-, e) ClO-2, f) NH4+. 14. Balancee las siguientes ecuaciones y escriba las correspondientes ecuaciones moleculares, inicas e inicas netas (si es procedente): a) HBr(ac)+ NaOH(ac) b) H2SO4 (ac)+ KOH(ac) c) Ba(OH)2(ac)+ H3PO4(ac) d) HClO4(ac)+ Mg(OH)2(s) e) HBr(ac)+ NH3(ac) Hay otro tipo de fenmeno qumico en los que es comparativamente fcil predecir si as como est escrita- una reaccin qumica ocurrir espontneamente de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda. Son las reacciones deprecipitacin, esas en las que, a partir de reactivos en solucin, se forma un compuesto insoluble. En ellas, la explicacin es la misma que en el caso de la neutralizacin: la formacin de un compuesto que saque del medio en este caso, que retire de la solucin- a otros, impidiendo que la reaccin pueda volver en sentido inverso. Por ejemplo, en AgNO3(ac)+ NaCl(ac) AgCl(s) + NaNO3 (ac) la reaccin inica es Ag++ NO3-+ Na++Cl- AgCl(s)+ Na+ + NO3- y la reaccin inica neta Ag++ Cl- AgCl(s) Gua de reacciones qumicas As como cuando un qumico escribe H2O en vez de agua lo hace no slo por comodidad, sino para recordar que, en el modelo de la teora atmica corriente, la sustancia agua est formada por molculas, que a su vez estn formadas por la unin de dos tomos de hidrgeno y uno de oxgeno, cuando escribe, por ejemplo 2 H2+ O2-> 2 H2O quiere tener presente que est representando unfenmeno qumico, una transformacin de un sistema formado por cuatro tomos de hidrgeno y dos tomos de oxgeno que, en su estado inicial o dereactivos, estn en la forma de dos molculas de hidrgeno y una de oxgeno, y en el estado final, o deproductos, como dos molculas de agua. Una ecuacin qumica se parece a dos cuadros sucesivos de una pelcula, la flecha separa la descripcin del estado inicial de la del estado final, una vez completada la transformacin. Observe la importancia de equilibrar obalancearlas ecuaciones qumicas: durante una transformacin qumica no pueden aparecer ni desaparecer tomos, solamente pueden modificar sus uniones qumicas. Algunas ecuaciones qumicas sencillas pueden igualarsepor tanteo, por ejemplo Na + O2->Na2O est mal escrita porque en el estado inicial hay dos tomos de oxgeno, y en estado final, uno solo. Si corregimos elcoeficiente estequiomtricodel Na2O a dos: Na + O22 Na2O conseguimos arreglar el problema del oxgeno, pero ahora han aparecido tres tomos extra de sodio en el final. Corrigiendo de la misma forma el coeficiente estequiomtrico del sodio a cuatro 4 Na + O22 Na2O la ecuacin queda escrita correctamente: hay la misma cantidad de tomos de cada especie tanto al inicio como al final. 1. Balancee por tanteo las siguientes ecuaciones: a) C + O2 CO2 b) CO + O2 CO2 c) H2+ Br2 HBr d) K + H2O KOH + H2 e) Mg + O2 MgO f) O3 O2 g) H2O2 H2O + O2 h) N2+ H2 NH3 i) Zn + AgCl ZnCl2+ Ag j) S8+ O2 SO2 k) NaOH + H2SO4 Na2SO4+ H2O l) Cl2+ NaI NaCl + I2 m) KOH + H3PO4 K3PO4+ H2O n) CH4+ Br2 CBr4+ HBr o) Fe2O3+ CO Fe + CO2 Algunas ecuaciones parecen ms difciles que otras. Para casos rebeldes, es recomendable usar el mtodo algebraico, que se plantea como un sistema de ecuaciones lineales, pero debe ser resuelto con nmeros enteros. En nuestro ejemplo anterior Na + O2Na2O definimos tres variables a, b y c que corresponden a los coeficientes estequiomtricos del sodio, oxgeno y xido de sodio, respectivamente a Na + b O2c Na2O De estos coeficientes sabemos que, dado que debe haber al comienzo y al final igual cantidad de tomos de cada elemento: a = 2 c 2 b = c porque: en c molculas (unidades) de Na2O hay el doble de tomos de sodio que en a en b molculas de oxgeno hay el doble de tomos de oxgeno que en c molculas de Na2O Si aceptamos -arbitrariamente- que a = 1, entonces c = 2 y b = 4. Observe que no hay problema en tomar otra eleccin, si por ejemplo decidimos c = 1, entonces a = 0.5 y b = 2, pero como los coeficientes estequiomtricos deben elegirse como losnmeros enterosms pequeos que permitan balancear la ecuacin, deberemos multiplicarlos a todos por dos. 2. Balancee las siguientes ecuaciones usando el mtodo algebraico: a) MgCl2+ AgNO3 -> AgCl + Mg(NO3)2 b) CaF2+ H3PO4-> Ca3(PO4)2+ HF e) KOH + NH4Cl -> KCl + NH3+ H2O d) Ca(HCO3)2-> CaO + CO2 + H2O e) P4O10+ H2O -> H3PO4 f) HCl + CaCO3-> CaCl2+ H2O + CO2 g) AsCl3+ 3H2S -> As2S3 + HCl h) CO2+ KOH -> K2CO3+ H2O i) SbCl3+ 3H2S -> Sb2S3 + HCl j) Be2C + H2O -> Be(OH)2 + CH4 k) H3PO4+ NaOH -> Na3PO4 + H2O l) CuNO3+ Na2S -> NaNO3+ Cu2S m) Na2SO4 + Pb(NO3)2 -> PbSO4 + NaNO3 En un fenmeno qumico, como en cualquier sistema, describimos slo lo que nos resulta destacable, importante. Desde el punto de vista del fenmeno qumico que transforma reactivos en productos, da lo mismo que el H2S gaseoso reaccione con el NaOH slido, o bien que lo hagan en una mezcla se soluciones acuosas de H2S y de NaOH. En ambos casos, lo que nos interesa es que en la mnima expresin imaginable del fenmeno, cuatro tomos de hidrgeno, dos de sodio, dos de oxgeno y otro de azufre reacomodan sus uniones de esta forma: H2S + 2 NaOH2 H2O + Na2S El agua de la solucin es considerado solamente como solvente, pero de todos modos, en determinadas circunstancias, es importante indicar en que estado estn reactivos y productos; entonces deberamos escribir H2S(g)+ 2 NaOH(s) 2 H2O(l)+ Na2S(ac) y H2S(ac)+ 2 NaOH(ac)2 H2O(l)+ Na2S(ac) respectivamente 3. Indique que subndices se usan en las ecuaciones qumicas para indicar que un reactivo o producto est en estado gaseoso, lquido, slido o en solucin acuosa. 4. Describa con palabras el significado de la siguiente ecuacin: FeS(s) + 2HCl(ac) -> FeCl2(ac) + H2S(g) sulfuro de cido cloruro de sulfuro de hierro (II) clorhdrico hierro (II) hidrgeno 5. Dada la transformacin qumica representada en la siguiente ecuacin: 2 NO(g)+ O2 (g) 2 NO2 (g) Cules de las siguientes afirmaciones son correctas? a) La reaccin se inicia por calentamiento. b) Dos molculas de xido ntrico reaccionan con una molcula de oxgeno para formar dos molculas de dixido de nitrgeno. c) La reaccin se completa en pocos minutos, despus de mezclar los reactivos. d) En esta reaccin todas las sustancias son gases. e) Ochocientas molculas de NO(g) reaccionarn con cuatrocientos moles de O2(g) 6. Cual es la diferencia entre las transformaciones qumicas reversibles y las irreversibles? Con que signo indicamos en las ecuaciones qumicas, que se trata de una reaccin irreversible o no? 7. Busque en su libro de texto la definicin de cada uno de estos trminos:soluto,solvente,solucin,electrolito,no electrolito,anincomn,hidratacin,reaccin reversible,equilibrio qumico. Volviendo sobre los compuestos inicos ya vistos en la unidad anterior, cuando se permite a un cido reaccionar con una base, como por ejemplo en HCl + NaOH-> H2O + NaCl tres de los cuatrocompuestos involucradosen el fenmeno, son inicos. Puesto que, de bien ser, no hay NaCl sino Na+y Cl-, ni NaOH sino Na+y HO-, podemos escribir laecuacin inica H++ Cl-+ Na++ OH--> H2O + Na++ Cl- Donde queda ms claro que los iones Cl-y Na+son merosiones espectadoresde lareaccin inica neta H++ OH- ->H2O nica reaccin que nos interesa en los fenmenos deneutralizaciny cidos y bases. Decimos que la incautacin o secuestro de iones sueltos para formar un compuesto covalente, es la razn por la cual las reacciones de neutralizacin van de un estado inicial con cidos y bases, a uno final con sales. No son los iones formadores de la sal (bien, luego veremos algunas excepciones) los que mueven la transformacin, los que determinan elsentidoen que ocurrir la reaccin, sino los protones y oxhidrilos, al desaparecer en la formacin de molculas de agua. 8. Cual es la diferencia entre una ecuacin inica y una ecuacin molecular? 9.Busque en su libro de texto la definicin de Arrhenius y de Brnsted-Lowry para cidos y bases. 10. Busque un ejemplo de un cido monoprtico, diprtico y triprtico. 11. Escriba la reaccin inica neta correspondiente a la neutralizacin cido-base 12. Con ayuda de su libro de texto, clasifique las siguientes especies como cidos o bases, fuertes o dbiles: a) NH3, b) H3PO4, c) LiOH, d) H2SO4, e) HCl, f) Ba(OH)2 13. Clasifique cada una de las siguientes especies como cido de Brnsted-Lowry, o base de Brnsted-Lowry: a) HI, b) H3PO4, c) H2PO4- d) PO43-, e) ClO-2, f) NH4+. 14. Balancee las siguientes ecuaciones y escriba las correspondientes ecuaciones moleculares, inicas e inicas netas (si es procedente): a) HBr(ac)+ NaOH(ac) b) H2SO4 (ac)+ KOH(ac) c) Ba(OH)2(ac)+ H3PO4(ac) d) HClO4(ac)+ Mg(OH)2(s) e) HBr(ac)+ NH3(ac) Hay otro tipo de fenmeno qumico en los que es comparativamente fcil predecir si as como est escrita- una reaccin qumica ocurrir espontneamente de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda. Son las reacciones deprecipitacin, esas en las que, a partir de reactivos en solucin, se forma un compuesto insoluble. En ellas, la explicacin es la misma que en el caso de la neutralizacin: la formacin de un compuesto que saque del medio en este caso, que retire de la solucin- a otros, impidiendo que la reaccin pueda volver en sentido inverso. Por ejemplo, en AgNO3(ac)+ NaCl(ac) AgCl(s) + NaNO3 (ac) la reaccin inica es Ag++ NO3-+ Na++Cl- AgCl(s)+ Na+ + NO3- y la reaccin inica neta Ag++ Cl- AgCl(s) El seor ingls? S le respond: Jonathan Harker. Ella sonri y le fdhfgdhgfdffffffffffffffffffffghfghghghhhhhhhhhhhdfhfghdhfd algunas instrucciones a un hombre anciano en camisa de blancas mangas, que la haba seguido hasta la puerta. El hombre se fue, pero regres inmediatamente con una carta: "Mi querido amigo: bienvenido a los Crpatos. Lo estoy esperando ansiosamente. Duerma bien, esta noche. Maana a las tres saldr la diligencia para Bucovina; ya tiene un lugar reservado. En el desfiladero de Borgo mi carruaje lo estar esperando y lo traer a mi casa. Espero que su viaje desde Londres haya transcurrido sin tropiezos, y que disfrute de su estancia en mi bello pas. Su amigo,

abandonado el castillo, y pens que deba aprovechar la oportunidad para explorar ms de lo que hasta entonces me haba atrevido a ver. Regres al cuarto, y tomando una lmpara, prob todas las puertfghddhdfhdfhas. Todas estaban cerradas con llave, tal como lo haba esperado, y las cerraduras eran comparativamente nuevas. Entonces, descend por las gradas de piedra al corredor por donde haba entrado originalmente. Encontr que poda retirar suficientemente fcil los cerrojos y destrabar las grandes cadenas; pero la puerta estaba bien cerrada y no haba ninguna llave! La llave deba estar en el cuarto del conde. Tengo que vigilar en caso de que su puerta est sin llave, de manera que pueda conseguirla y escaparme. Continu haciendo un minucioso examen de varias escalinatas y pasadizos y puls todas las puertas que estaban ante ellos. Una o dos habitaciones cerca del corredor estabadfhdhdfhdhn abiertas, pero no haba nada en ellas, nada que ver excepto viejos muebles, polvorientos por el viento y carcomidos de la polilla. Por fin, sin embargo, encontr una puerta al final de la escalera, la cual, aunque pareca estar cerrada con llave, cedi un poco a la presin. La empuj ms fuertemente y descubr que en verdad no estaba cerrada con llave, sino que la resistencia provena de que los goznes se haban cado un poco y que la pesada puerta descansaba sobre el suelo. All haba una oportunidad que bien pudiera ser nica, de tal manera que hice un esfuerzo supremo, y despus de muchos intentos la forc hacia atrs de manera que poda entrar. Me encontraba en aquellos momentos en un ala del castillo mucho ms a la derecha que los cuartos que conoca y un piso ms abajo. Desde las ventanas pude ver que la serie de cuartos estaban situados a lo largo hacia el sur del castillo, con las ventanas de la ltima habitacin viendo tanto al este como al sur. De ese ltimo lado, tanto como del anterior, haba un gran precipicio. El castillo estaba construido en la esquina de una gran pea, de tal manera que era casi inexpugnable en tres de sus lados, y grandes ventanas estaban colocadas aqu donde ni la onda, ni el arco, ni la culebrina podan alcanzar, siendo aseguradas as luz y comodidad, a una posicin que tena que ser resguardada. Hacia el oeste haba un gran valle, y luego, levantndose all muy lejos, una gran cadena de montaas dentadas, elevndose pico a pico, donde la piedra desnuda estaba salpicada por fresnos de montaa y abrojos, cuyas races se agarraban de las rendijas, hendiduras y rajaduras de las piedras. Esta era evidentemente la porcin del castillo ocupada en das pasados por las damas, pues los muebles tenan un aire ms cmodo del que hasta entonces haba visto. Las ventanas no tenan cortinas, y la amarilla luz de la luna reflejndose en las hondonadas diamantinas, permita incluso distinguir los colores, mientras suavizaba la cantidad de polvo que yaca sobre todo, y en alguna medida disfrazaba los efectos del tiempo y la polilla. Mi lmpara tena poco efecto en la brillante luz de la luna, pero yo estaba alegre de tenerla conmigo, pues en el lugar haba una tenebrosa soledad que haca temblar mi corazn y mis nervios. A pesar de todo era mejor que vivir solo en los cuartos que haba llegado a odiar debido a la presencia del conde, y despus de tratar un poco de dominar mis nervios, me sent sobrecogido por una suave tranquilidad. Y aqu me encuentro, sentado en una pequea mesa de roble donde en tiempos antiguos alguna bella dama sola tomar la pluma, con muchos pensamientos y ms rubores, para mal escribir su carta de amor, escribiendo en mi diario en taquigrafa todo lo que ha pasado desde que lo cerr por ltima vez. Es el siglo XIX, muy moderno, con toda su alma. Y sin embargo, a menos que mis sentidos me engaen, los siglos pasados tuvieron y tienen poderes peculiares de ellos, que la mera "modernidad" no puede matar. Ms tarde: maana del 16 de mayo. Dios me preserve cuerdo, pues a esto estoy reducido. Seguridad, y confianza en la seguridad, son cosas del pasado. Mientras yo viva aqu slo hay una cosa que desear, y es que no me vuelva loco, si de hecho no estoy loco ya. Si estoy cuerdo, entonces es desde luego enloquecedor pensar que de todas las cosas podridas que se arrastran en este odioso lugar, el conde es la menos tenebrosa para m; que slo en l puedo yo buscar la seguridad, aunque sta slo sea mientras pueda servir a sus propsitos. Gran Dios, Dios piadoso! Dadme la calma, pues en esa direccin indudablemente me espera la locura. Empiezo a ver nuevas luces sobre ciertas cosas que antes me tenan perplejo. Hasta ahora no saba verdaderamente lo que quera dar a entender Shakespeare cuando hizo que Hamlet dijera: "Mis libretas, pronto, mis libretas! es imprescindible que lo escriba", etc., pues ahora, sintiendo como si mi cerebro estuviese desquiciado o como si hubiese llegado el golpe que terminar en su trastorno, me vuelvo a mi diario buscando reposo. El hbito de anotar todo minuciosamente debe ayudarme a tranquilizar. La misteriosa advertencia del conde me asust; pero ms me asusta ahora cuando pienso en ella, pues para lo futuro tiene un terrorfico poder sobre m. Tendr dudas de todo lo que me diga! Una vez que hube escrito en mi diario y que hube colocado nuevamente la pluma y el libro en el bolsillo, me sent sooliento. Record inmediatamente la advertencia del conde, pero fue un placer desobedecerla. La sensacin de sueo me haba aletargado, y con ella la obstinacin que trae el sueo como un forastero. La suave luz de la luna me calmaba, y la vasta extensin afuera me daba una sensacin de libertad que me refrescaba. Hice la determinacin de no regresar aquella noche a las habitaciones llenas de espantos, sino que dormir aqu donde, antao, damas se haban sentado y cantado y haban vivido dulces vidas mientras sus suaves pechos se entristecan por los hombres alejados en medio de guerras cruentas. Saqu una amplia cama de su puesto cerca de una esquina, para poder, al acostarme, mirar el hermoso paisaje al este y al sur, y sin pensar y sin tener en cuenta el polvo, me dispuse a dormir. Supongo que debo haberme quedado dormido; as lo espero, pero temo, pues todo lo que sigui fue tan extraordinariamente real, tan real, que ahora sentado aqu a plena luz del sol de la maana, no puedo pensar de ninguna manera que estaba dormido. pero al inquirir acerca de los detalles, se mostr un tanto reticente y pretendi no poder entender mi alemn. Esto no poda ser cierto, porque hasta esos momentos lo haba entendido perfectamente; por lo menos responda a mis preguntas exactamente como si las entendiera. l y su mujer, la anciana que me haba recibido, se miraron con temor. l murmur que el dinero le haba sido enviado en una carta, y que era todo lo que saba. Cuando le pregunt si conoca al Conde Drcula y si poda decirme algo de su castillo, tanto l como su mujer se persignaron, y diciendo que no saban nada de nada, se negaron simplemente a decir nada ms. Era ya tan cerca a la hora de la partida que no tuve tiempo de preguntarle a nadie ms, pero todo me pareca muy misterioso y de ninguna manera tranquilizante. Unos instantes antes de que saliera, la anciana subi hasta mi cuarto y dijo, con voz nerviosa: Es la vspera del da de San Jorge. No sabe usted que hoy por la noche, cuando el reloj marque la medianoche, todas las cosas demonacas del mundo tendrn pleno poder? Sabe usted adnde va y a lo que va? Estaba en tal grado de desesperacin que yo trat de calmarla, pero sin efecto. Finalmente, cay de rodillas y me implor que no fuera; anciana o las mltiples tradiciones fantasmales de este lugar, o el mismo crucifijo, pero lo cierto es que no me siento tan tranquilo como de costumbre. Si este libro llega alguna vez a manos de Mina antes que yo, que le lleve mi adis Aqu viene mi coche!

5 de mayo. El castillo. La oscuridad de la maana ha pasado y el sol est muy alto sobre el horizonte distante, que parece perseguido, no s si por rboles o por colinas, pues est tan alejado que las cosas grandes y pequeas se mezclan. No tengo sueo y, como no se me llamar hasta que despierte solo, naturalmente escribo hasta que llegue el sueo. Hay muchas cosas raras que quisiera anotar, y para que nadie al leerlas pueda imaginarse que cen demasiado bien antes de salir de Bistritz, tambin anotar exactamente mi cena. Cen lo que ellos llaman "biftec robado", con rodajas de tocino, cebolla y carne de res, todo sazonado con pimiento rojo ensartado en palos y asado. En el estilo sencillo de la "carne de gato" de Londres! El vino era Mediasch Dorado, que produce una rara picazn en la lengua, la cual, sin embargo, no es desagradable. Slo beb un par de vasos de este vino, y nada ms. Pareci que durante todo el da vagbamos a travs de un pas que estaba lleno de toda clase de bellezas. A veces vimos pueblecitos o castillos en la cspide de empinadas colinas, tales como se ven en los antiguos misales; algunas veces corrimos a la par de ros y arroyuelos, que por el amplio y pedregoso margen a cada lado de ellos, parecan estar sujetos a grandes inundaciones. Se necesita gran cantidad de agua, con una corriente muy fuerte, para poder limpiar la orilla exterior de un ro. En todas las estaciones haba grupos de gente, algunas veces multitudes, y con toda clase de atuendos. Algunos de ellos eran exactamente iguales a los campesinos de mi pas, o a los que haba visto cuando atravesaba Francia y Alemania, con chaquetas cortas y sombreros redondos y pantalones hechos por ellos mismos; pero otros eran muy pintorescos. Las mujeres eran bonitas, excepto cuando uno se les acercaba, pues eran bastante gruesas alrededor de la cintura. Todas llevaban largas mangas blancas, y la mayor parte de ellas tenan anchos cinturones con un montn de flecos de algo que les colgaba como en los vestidos en un ballet, pero por supuesto que llevaban enaguas debajo de ellos. Las figuras ms extraas que vimos fueron los eslovacos, que eran ms brbaros que el resto, con sus amplios sombreros de vaquero, grandes pantalones bombachos y sucios, camisas blancas de lino y enormes y pesados cinturones de cuero, casi de un pie de ancho, completamente tachonados con clavos de hojalata. Usaban botas altas, con los pantalones metidos dentro de ellas, y tenan el pelo largo y negro, y bigotes negros y pesados. Eran muy pintorescos, pero no parecan simpticos. En cualquier escenario se les reconocera inmediatamente como alguna vieja pandilla de bandoleros. Sin embargo, me dicen que son bastante inofensivos y, lo que es ms, bastante tmidos. Ya estaba anocheciendo cuando llegamos a Bistritz, que es una antigua localidad muy interesante. Como est prcticamente en la frontera, pues el paso de Borgo conduce desde ah a Bucovina, ha tenido una existencia bastante agitada, y desde luego pueden verse las seales de ella. Hace cincuenta aos se produjeron grandes incendios que causaron terribles estragos en cinco ocasiones diferentes. A comienzos del siglo XVII sufri un sitio de tres semanas y perdi trece mil personas, y a las bajas de la guerra se agregaron las del hambre y las enfermedades. El conde Drcula me haba indicado que fuese al hotel Golden Krone, el cual, para mi gran satisfaccin, era bastante anticuado, pues por supuesto, yo quera conocer todo lo que me fuese posible de las costumbres del pas. Evidentemente me esperaban, pues cuando me acerqu a la puerta me encontr frente a una mujer ya entrada en aos, de rostro alegre, vestida a la usanza campesina: ropa interior blanca con un doble delantal, por delante y por detrs, de tela vistosa, tan ajustado al cuerpo que no poda calificarse de modesto. Cuando me acerqu, ella se inclin y dijo: hablaban de m, pues de vez en cuando se volvan para verme, y algunas de las personas que estaban sentadas en el banco fuera de la puerta (a las que llaman con un nombre que significa "Portadores de palabra") se acercaron y escucharon, y luego me miraron, la mayor parte de ellos compadecindome. Pude escuchar muchas palabras que se repetan a menudo: palabras raras, pues haba muchas nacionalidades en el grupo; as es que tranquilamente extraje mi diccionario polglota de mi petaca, y las busqu. Debo admitir que no me produjeron ninguna alegra, pues entre ellas estaban "Ordog" (Satans), "pokol" (infierno), "stregoica" (bruja), "vrolok" y "vlkoslak" (las que significan la misma cosa, una en eslovaco y la otra en servio, designando algo que es un hombre lobo o un vampiro). (Recordar: debo preguntarle al conde acerca de estas supersticiones.) Cuando partimos, la multitud alrededor de la puerta de la posada, que para entonces ya haba crecido a un nmero considerable, todos hicieron el signo de la cruz y dirigieron dos dedos hacia m. Con alguna dificultad consegu que un pasajero acompaante me dijera qu significaba todo aquello; al principio no quera responderme, pero cuando supo que yo era ingls, me explic que era el encanto o hechizo contra el mal de ojo. Esto tampoco me agrad mayormente cuando sala hacia un lugar desconocido con un hombre desconocido; pero todo el mundo pareca tan bondadoso, tan compasivo y tan simptico que no pude evitar sentirme emocionado. Nunca olvidar el ltimo vistazo que ech al patio interior de la posada y su multitud de pintorescos personajes, todos persignndose, mientras estaban alrededor del amplio prtico, con su fondo de rico follaje de adelfas y rboles de naranjo en verdes tonelitos agrupados en el centro del patio. Entonces nuestro conductor, cuyo amplio pantaln de lino cubra todo el asiento frontal (ellos lo llaman "gotza"), fustig su gran ltigo sobre los cuatro pequeos caballos que corran de dos en dos, e iniciamos nuestro viaje Pronto perd de vista y de la memoria los fantasmales temores en la belleza de la escena por la que atravesbamos, aunque si yo hubiese conocido el idioma, o mejor, los idiomas que hablaban mis compaeros de viaje, es muy posible que no hubiese sido capaz de deshacerme de ellos tan fcilmente. Ante nosotros se extenda el verde campo inclinado lleno de bosques con empinadas colinas aqu y all, coronadas con cmulos de trboles o con casas campesinas, con sus paredes vacas viendo hacia la carretera. Por todos lados haba una enloquecedora cantidad de frutos en flor: manzanas, ciruelas, peras y fresas. Y a medida que avanzbamos, pude ver cmo la verde hierba bajo los rboles estaba cuajada con ptalos cados. La carretera entraba y sala entre estas verdes colinas de lo que aqu llaman "Tierra Media", liberndose al barrer alrededor de las curvas, o cerrada por los estrangulantes brazos de los bosques de pino, que aqu y all corran colina abajo como lenguas de fuego. El camino era spero, pero a pesar de ello pareca que volbamos con una prisa excitante. Entonces no poda entender a qu se deba esa prisa, pero evidentemente el conductor no quera perder tiempo antes de llegar al desfiladero de Borgo. Se me dijo que el camino era excelente en verano, pero que todava no haba sido arreglado despus de las nieves del invierno. A este respecto era diferente a la mayora de los caminos de los Crpatos, pues es una antigua tradicin que no deben ser mantenidos en tan buen estado. Desde la antigedad los hospadares no podan repararlos, pues entonces los turcos pensaban que se estaban preparando para traer tropas extranjeras, y de esta manera atizar la guerra que siempre estaba verdaderamente a punto de desatarse. calculada para ajustarse a las desigualdades de la carretera. En cada uno de ellos iba sentado un grupo de campesinos que regresaban a sus hogares, los checos con sus pieles de oveja blancas y los eslovacos con las suyas de color. Estos ltimos llevaban a guisa de lanzas sus largas duelas, con un hacha en el extremo. Al comenzar a caer la noche se sinti mucho fro, y la creciente penumbra pareci mezclar en una sola bruma la lobreguez de los rboles, robles, hayas y pinos, aunque en los valles que corran profundamente a travs de los surcos de las colinas, a medida que ascendamos hacia el desfiladero, se destacaban contra el fondo de la tarda nieve los oscuros abetos. Algunas veces, mientras la carretera era cortada por los bosques de pino que parecan acercarse a nosotros en la oscuridad, grandes masas grisceas que estaban desparramadas aqu y all entre los rboles producan un efecto lbrego y solemne, que haca renacer los pensamientos y las siniestras fantasas engendradas por la tarde, mientras que el sol poniente pareca arrojar un extrao consuelo a las fantasmales nubes que, entre los Crpatos, parece que vagabundean incesantemente por los valles. En ciertas ocasiones las colinas eran tan empinadas que, a pesar de la prisa de nuestro conductor, los caballos slo podan avanzar muy lentamente. La intranquilidad de los pasajeros aument; el loco carruaje se bambole sobre sus grandes resortes de cuero, y se inclin hacia uno y otro lado como un barco flotando sobre un mar proceloso. Yo tuve que sujetarme. El camino se hizo ms nivelado y pareca que volbamos sobre l. Entonces, las montaas parecieron acercarse a nosotros desde ambos lados, como si quisiesen estrangularnos, y nos encontramos a la entrada del desfiladero de Borgo. Uno por uno todos los pasajeros me ofrecieron regalos, insistiendo de una manera tan sincera que no haba modo de negarse a recibirlos. Desde luego los regalos eran de muy diversas y extraas clases, pero cada uno me lo entreg de tan buena voluntad, con palabras tan amables, y con una bendicin, esa extraa mezcla de movimientos temerosos que ya haba visto en las afueras del hotel en Bistritz: el signo de la cruz y el hechizo contra el mal de ojo. Entonces, al tiempo que volbamos, el cochero se inclin hacia adelante y, a cada lado, los pasajeros, apoyndose sobre las ventanillas del coche, escudriaron ansiosamente la oscuridad. Era evidente que se esperaba que sucediera algo raro, pero aunque le pregunt a cada uno de los pasajeros, ninguno me dio la menor explicacin. Este estado de nimo dur algn tiempo, y al final vimos cmo el desfiladero se abra hacia el lado oriental. Sobre nosotros pendan oscuras y tenebrosas nubes, y el aire se encontraba pesado, cargado con la opresiva sensacin del trueno. Pareca como si la cordillera separara dos atmsferas, y que ahora hubisemos entrado en la tormentosa. Yo mismo me puse a buscar el vehculo que deba llevarme hasta la residencia del conde. A cada instante esperaba ver el destello de lmparas a travs de la negrura, pero todo se qued en la mayor oscuridad. La nica luz provena de los parpadeantes rayos de luz de nuestras propias lmparas, en las cuales los vahos de nuestros agotados caballos se elevaban como nubes blancas. Ahora pudimos ver el arenoso camino extendindose blanco frente a nosotros, pero en l no haba ninguna seal de un vehculo. Los pasajeros se reclinaron con un suspiro de alegra, que pareca burlarse de mi propia desilusin. Ya estaba pensando qu poda hacer en tal situacin cuando el cochero, mirando su reloj, dijo a los otros algo que apenas pude or, tan suave y misterioso fue el tono en que lo dijo. Creo que fue algo as como "una hora antes de tiempo". Entonces se volvi a m y me dijo en un alemn peor que el mo: No hay ningn carruaje aqu. Despus de todo, nadie espera al seor. Ser mejor que ahora venga a Bucovina y regrese maana o al da siguiente; mejor al da siguiente. caballos son veloces. Y al hablar sonri, y cuando la luz de la lmpara cay sobre su fina y dura boca, con labios muy rojos, sus agudos dientes le brillaron blancos como el marfil. Uno de mis compaeros le susurr a otro aquella frase de la "Leonora" de Burger: "Denn die Todten reiten schnell" (Pues los muertos viajan velozmente) El extrao conductor escuch evidentemente las palabras, pues alz la mirada con una centelleante sonrisa. El pasajero escondi el La noche est fra, seor mo, y mi seor el conde me pidi que tuviera buen cuidado de usted. Debajo del asiento hay una botella de slivovitz, un licor regional hecho de ciruelas, en caso de que usted guste... Pero yo no tom nada, aunque era agradable saber que haba una provisin de licor. Me sent un poco extraado, y no menos asustado. Creo que si hubiese habido otra alternativa, yo la hubiese tomado en vez de proseguir aquel misterioso viaje nocturno. El carruaje avanz a paso rpido, en lnea recta; luego dimos una curva completa y nos internamos por otro camino recto. Me pareci que simplemente dbamos vuelta una y otra vez sobre el mismo lugar; as pues, tom nota de un punto sobresaliente y confirm mis sospechas. Me hubiese gustado preguntarle al cochero qu significaba todo aquello, pero realmente tuve miedo, pues pens que, en la situacin en que me encontraba, cualquier protesta no podra dar el efecto deseado en caso de que hubiese habido una intencin de retraso. Al cabo de un rato, sin embargo, sintindome curioso por saber cunto tiempo haba pasado, encend un fsforo, y a su luz mir mi reloj; faltaban pocos minutos para la medianoche. Esto me dio una especie de sobresalto, pues supongo que la supersticin general acerca de la medianoche haba aumentado debido a mis recientes experiencias. Me qued aguardando con una enfermiza sensacin de ansiedad. Entonces un perro comenz a aullar en alguna casa campesina ms adelante del camino. Dej escapar un largo, lgubre aullido, como si tuviese miedo. Su llamado fue recogido por otro perro y por otro y otro, hasta que, nacido como el viento que ahora pasaba suavemente a travs del desfiladero, comenz un aterrador concierto de aullidos que parecan llegar de todos los puntos del campo, desde tan lejos como la imaginacin alcanzase a captar a travs de las tinieblas de la noche. Desde el primer aullido los caballos comenzaron a piafar y a inquietarse, pero el cochero les habl tranquilizndolos, y ellos recobraron la calma, aunque temblaban y sudaban como si acabaran de pasar por un repentino susto. Entonces, en la lejana distancia, desde las montaas que estaban a cada lado de nosotros, lleg un aullido mucho ms fuerte y agudo, el aullido de los lobos, que afect a los caballos y a mi persona de la misma manera, pues estuve a punto de saltar de la calesa y echar a correr, mientras que ellos retrocedieron y se encabritaron frenticamente, de manera que el cochero tuvo que emplear toda su fuerza para impedir que se desbocaran. Sin embargo, a los pocos minutos mis odos se haban acostumbrado a los aullidos, y los caballos se haban calmado tanto que el cochero pudo descender y pararse frente a ellos. Los sob y acarici, y les susurr algo en las orejas, tal como he odo que hacen los domadores de caballos, y con un efecto tan extraordinario que bajo estos mimos se volvieron nuevamente bastante obedientes, aunque todava temblaban. El cochero tom nuevamente su asiento, sacudi sus riendas y reiniciamos nuestro viaje a buen paso. Esta vez, despus de llegar hasta el lado extremo del desfiladero, repentinamente cruz por una estrecha senda que se introduca agudamente a la derecha. Pronto nos encontramos obstruidos por rboles, que en algunos lugares cubran por completo el camino, formando una especie de tnel a travs del cual pasbamos. Y adems de eso, gigantescos peascos amenazadores nos hacan valla a uno y otro lado. A pesar de encontrarnos as protegidos, podamos escuchar el viento que se levantaba, pues gema y silbaba a travs de las rocas, y las ramas de los rboles chocaban entre s al pasar nosotros por el camino. Hizo cada vez ms fro v una fina nieve comenz a caer, de tal manera que al momento alrededor de nosotros todo estaba cubierto por un manto blanco. El aguzado viento todava llevaba los aullidos de los perros, aunque stos fueron decreciendo a medida que nos alejbamos. El aullido de los lobos, en cambio, se acerc cada vez ms, como si ellos se fuesen aproximando hacia nosotros por todos lados. Me sent terriblemente angustiado, y los caballos compartieron mi miedo. Sin embargo, el cochero no pareca tener ningn temor; continuamente volva la cabeza hacia la izquierda y hacia la derecha, pero yo no poda ver nada a travs de la oscuridad. Repentinamente, lejos, a la izquierda, divis el dbil resplandor de una llama azul. El cochero lo vio al mismo tiempo; inmediatamente par los caballos y, saltando a tierra, desapareci en la oscuridad. Yo no saba qu hacer, y mucho menos debido a que los aullidos de los lobos parecan acercarse; pero mientras dudaba, el cochero apareci repentinamente otra vez, y sin decir palabra tom asiento y reanudamos nuestro viaje. Creo que debo haberme quedado dormido o so repetidas veces con el incidente, pues ste se repiti una y otra vez, y ahora, al recordarlo, me parece que fue una especie de pesadilla horripilante. Una vez la llama apareci tan cerca del camino que hasta en la oscuridad que nos rodeaba pude observar los movimientos del cochero. Se dirigi rpidamente a donde estaba la llama azul (debe haber sido muy tenue, porque no pareca iluminar el lugar alrededor de ella), y tomando algunas piedras las coloc en una forma significativa. En una ocasin fui vctima de un extrao efecto ptico: estando l parado entre la llama y yo, no pareci obstruirla, porque continu viendo su fantasmal luminosidad. Esto me asombr, pero como slo fue un efecto momentneo, supuse que mis ojos me haban engaado debido al esfuerzo que haca en la oscuridad. misterioso que fui sobrecogido por un miedo pnico, y no tuve valor para moverme ni para hablar. El tiempo pareci interminable mientras continuamos nuestro camino, ahora en la ms completa oscuridad, pues las negras nubes oscurecan la luna. Continuamos ascendiendo, con ocasionales perodos de rpidos descensos, pero ascendiendo la mayor parte del tiempo. Repentinamente tuve conciencia de que el conductor estaba deteniendo a los caballos en el patio interior de un inmenso castillo ruinoso en parte, de cuyas altas ventanas negras no sala un slo rayo de luz, y cuyas quebradas murallas mostraban una lnea dentada que destacaba contra el cielo iluminado por la luz de la luna. esculturas haban sido desgastadas por el tiempo y las lluvias. Mientras yo permaneca en pie, el cochero salt otra vez a su asiento y agit las riendas; los caballos iniciaron la marcha, y desaparecieron debajo de una de aquellas negras aberturas con coche y todo. Permanec en silencio donde estaba, porque realmente no saba que hacer. No haba seales de ninguna campana ni aldaba, y a travs de aquellas ceudas paredes y oscuras ventanas lo ms probable era que mi voz no alcanzara a penetrar. El tiempo que esper me pareci infinito, y sent cmo las dudas y los temores me asaltaban. A qu clase de lugar haba llegado, y entre qu clase de gente me encontraba? En qu clase de lgubre aventura me haba embarcado? Era aqul un incidente normal en la vida de un empleado del procurador enviado a explicar la compra de una propiedad en Londres a un extranjero? Empleado del procurador! A Mina no le gustara eso. Mejor procurador, pues justamente antes de abandonar Londres reciba la noticia de que mi examen haba sido aprobado; de tal modo que ahora yo ya era un procurador hecho y derecho! Comenc a frotarme los ojos y a pellizcarme, para ver si estaba despierto. Todo me pareca como una horrible pesadilla, y esperaba despertar de pronto encontrndome en mi casa con la aurora luchando a travs de las ventanas, tal como ya me haba sucedido en otras ocasiones despus de trabajar demasiado el da anterior. Pero mi carne respondi a la prueba del pellizco, y mis ojos no se dejaban engaar. Era indudable que estaba despierto y en los Crpatos. Todo lo que poda hacer era tener paciencia y esperar a que llegara la aurora. En cuanto llegu a esta conclusin escuch pesados pasos que se acercaban detrs de la gran puerta, y vi a travs de las hendiduras el brillo de una luz que se acercaba. Se escuch el ruido de cadenas que golpeaban y el chirrido de pesados cerrojos que se corran. Una llave gir haciendo el conocido ruido producido por el largo desuso, y la inmensa puerta se abri hacia adentro. En ella apareci un hombre alto, ya viejo, ntidamente afeitado, a excepcin de un largo bigote blanco, y vestido de negro de la cabeza a los pies, sin ninguna mancha de color en ninguna parte. Tena en la mano una antigua lmpara de plata, en la cual la llama se quemaba sin globo ni proteccin de ninguna clase, lanzando largas y ondulosas sombras al fluctuar por la corriente de la puerta abierta. El anciano me hizo un ademn con su mano derecha, haciendo un gesto corts y hablando en excelente ingls, aunque con una entonacin extraa: Bienvenido a mi casa. Entre con libertad y por su propia voluntad! No hizo ningn movimiento para acercrseme, sino que permaneci inmvil como una estatua, como si su gesto de bienvenida lo hubiese fijado en piedra. Sin embargo, en el instante en que traspuse el umbral de la puerta, dio un paso impulsivamente hacia adelante y, extendiendo la mano, sujet la ma con una fuerza que me hizo retroceder, un efecto que no fue aminorado por el hecho de que pareca fra como el hielo; de que pareca ms la mano de un muerto que de un hombre vivo. Dijo otra vez: Yo soy Drcula; y le doy mi bienvenida, seor Harker, en mi casa. Pase; el aire de la noche est fro, y seguramente usted necesita comer y descansar. Mientras hablaba, puso la lmpara sobre un soporte en la pared, y saliendo, tom mi equipaje; lo tom antes de que yo pudiese evitarlo. Yo protest, pero l insisti: No, seor; usted es mi husped. Ya es tarde, y mis sirvientes no estn a mano. Deje que yo mismo me preocupe por su comodidad. Insisti en llevar mis cosas a lo largo del corredor y luego por unas grandes escaleras de caracol, y a travs de otro largo corredor en cuyo piso de piedra nuestras pisadas resonaban fuertemente. Al final de l abri de golpe una pesada puerta, y yo tuve el regocijo de ver un cuarto muy bien alumbrado en el cual estaba servida una mesa para la cena, y en cuya chimenea un gran fuego de leos, seguramente recin llevados, lanzaba destellantes llamas. El conde se detuvo, puso mis maletas en el suelo, cerr la puerta y, cruzando el cuarto, abri otra puerta que daba a un pequeo cuarto octogonal alumbrado con una simple lmpara, y que a primera vista no pareca tener ninguna ventana. Pasando a travs de ste, abri todava otra puerta y me hizo seas para que pasara. Era una vista agradable, pues all haba un gran dormitorio muy bien alumbrado y calentado con el fuego de otro hogar, que tambin acababa de ser encendido, pues los leos de encima todava estaban frescos y enviaban un hueco chisporroteo a travs de la amplia chimenea. El propio conde dej mi equipaje adentro y se retir, diciendo antes de cerrar la puerta: Necesitar, despus de su viaje, refrescarse un poco y arreglar sus cosas. Espero que encuentre todo lo que desee. Cuando termine venga al otro cuarto, donde encontrar su cena preparada. La luz y el calor de la corts bienvenida que me dispens el conde parecieron disipar todas mis antiguas dudas y temores. Entonces, habiendo alcanzado nuevamente mi estado normal, descubr que estaba medio muerto de hambre, as es que me arregl lo ms rpidamente posible y entr en la otra habitacin. Encontr que la cena ya estaba servida. Mi anfitrin estaba en pie al lado de la gran fogata, reclinado contra la chimenea de piedra; hizo un gracioso movimiento con la mano, sealando la mesa, y dijo: Le ruego que se siente y cene como mejor le plazca. Espero que usted me excuse por no acompaarlo; pero es que yo ya com, y generalmente no ceno. Le entregu la carta sellada que el seor Hawkins me haba encargado. l la abri y la ley seriamente; luego, con una encantadora sonrisa, me la dio para que yo la leyera. Por lo menos un pasaje de ella me proporcion gran placer: "Lamento que un ataque de gota, enfermedad de la cual estoy constantemente sufriendo, me haga absolutamente imposible efectuar cualquier viaje por algn tiempo; pero me alegra decirle que puedo enviarle un sustituto eficiente, una persona en la cual tengo la ms completa confianza. Es un hombre joven, lleno de energa y de talento, y de gran nimo y disposicin. Es discreto y silencioso, y ha crecido y madurado a mi servicio. Estar preparado para atenderlo cuando usted guste durante su estancia en esa ciudad, y tomar instrucciones de usted en todos los asuntos." El propio conde se acerc a m y quit la tapa del plato, y de inmediato ataqu un excelente pollo asado. Esto, con algo de queso y ensalada, y una botella de Tokay aejo, del cual beb dos vasos, fue mi cena. Durante el tiempo que estuve comiendo el conde me hizo muchas preguntas acerca de mi viaje, y yo le comuniqu todo lo que haba experimentado. Para ese tiempo ya haba terminado la cena, y por indicacin de mi anfitrin haba acercado una silla al fuego y haba comenzado a fumar un cigarro que l me haba ofrecido al mismo tiempo que se excusaba por no fumar. As tuve oportunidad de observarlo, y percib que tena Entre tanto, haba notado los dorsos de sus manos mientras descansaban sobre sus rodillas a la luz del fuego, y me haban parecido bastante blancas y finas; pero vindolas ms de cerca, no pude evitar notar que eran bastante toscas, anchas y con dedos rechonchos. Cosa rara, tenan pelos en el centro de la palma. Las uas eran largas y finas, y recortadas en aguda punta. Cuando el conde se inclin hacia m y una de sus manos me toc, no pude reprimir un escalofro. Pudo haber sido su aliento, que era ftido, pero lo cierto es que una terrible sensacin de nusea se apoder de m, la cual, a pesar del esfuerzo que hice, no pude reprimir. Evidentemente, el conde, notndola, se retir, y con una sonrisa un tanto lgubre, que mostr ms que hasta entonces sus protuberantes dientes, se sent otra vez en su propio lado frente a la chimenea. Los dos permanecimos silenciosos unos instantes, y cuando mir hacia la ventana vi los primeros dbiles fulgores de la aurora, que se acercaba. Una extraa quietud pareca envolverlo todo; pero al escuchar ms atentamente, pude or, como si proviniera del valle situado ms abajo, el aullido de muchos lobos. Los ojos del conde destellaron, y dijo: Escchelos. Los hijos de la noche. Qu msica la que entonan! Pero viendo, supongo, alguna extraa expresin en mi rostro, se apresur a agregar: Ah, sir! Ustedes los habitantes de la ciudad no pueden penetrar en los sentimientos de un cazador. Luego se incorpor, y dijo: Pero la verdad es que usted debe estar cansado. Su alcoba esta preparada, y maana podr dormir tanto como desee. Estar ausente hasta el atardecer, as que duerma bien, y dulces sueos! Con una corts inclinacin, l mismo me abri la puerta que comunicaba con el cuarto octogonal, y entr en mi dormitorio. Estoy desconcertado. Dudo, temo, pienso cosas extraas, y yo mismo no me atrevo a confesarme a mi propia alma. Que Dios me proteja, aunque slo sea por amor a mis seres queridos!

7 de mayo. Es otra vez temprano por la maana, pero he descansado bien las ltimas 24 horas. Dorm hasta muy tarde, entrado el da. Cuando me hube vestido, entr al cuarto donde habamos cenado la noche anterior y encontr un desayuno fro que estaba servido, con el caf caliente debido a que la cafetera haba sido colocada sobre la hornalla. Sobre la mesa haba una tarjeta en la cual estaba escrito lo siguiente: "Tengo que ausentarme un tiempo. No me espere. D." Me sent y disfrut de una buena comida. Cuando hube terminado, busqu una campanilla, para hacerles saber a los sirvientes que ya haba terminado, pero no pude encontrar ninguna. Ciertamente en la casa hay algunas deficiencias raras, especialmente si se consideran las extraordinarias muestras de opulencia que me rodean. El servicio de la mesa es de oro, y tan bellamente labrado que debe ser de un valor inmenso. Las cortinas y los forros de las sillas y los sofs, y los cobertores de mi cama, son de las ms costosas y bellas telas, y deben haber sido de un valor fabuloso cuando las hicieron, pues parecen tener varios cientos de aos, aunque se encuentran todava en buen estado. Vi algo parecido a ellas en Hampton Court, pero aquellas estaban usadas y rasgadas por las polillas. Pero todava en ningn cuarto he encontrado un espejo. Ni siquiera hay un espejo de mano en mi mesa, y para poder afeitarme o peinarme me vi obligado a sacar mi pequeo espejo de mi maleta. Todava no he visto tampoco a ningn sirviente por ningn lado, ni he escuchado ningn otro ruido cerca del castillo, excepto el aullido de los lobos. Poco tiempo despus de que hube terminado mi comida (no s cmo llamarla, si desayuno o cena, pues la tom entre las cinco y las seis de la tarde) busqu algo que leer, pero no quise deambular por el castillo antes de pedir permiso al conde. En el cuarto no pude encontrar Mientras estaba viendo los libros, la puerta se abri y entr el conde. Me salud de manera muy efusiva y dese que hubiese tenido buen descanso durante la noche. Luego, continu: Me agrada que haya encontrado su camino hasta aqu, pues estoy seguro que aqu habr muchas cosas que le interesarn. Estos parece que s bien su idioma? Pero, seor conde le dije , usted sabe y habla muy bien el ingls! Hizo una grave reverencia. Le doy las gracias, mi amigo, por su demasiado optimista estimacin; sin embargo, temo que me encuentro apenas comenzando el camino por el que voy a viajar. Verdad es que conozco la gramtica y el vocabulario, pero todava no me expreso con fluidez. Insisto le dije en que usted habla en forma excelente. No tanto respondi l. Es decir, yo s que si me desenvolviera y hablara en su Londres, nadie all hay que no me tomara por un extranjero. Eso no es suficiente para m. Aqu soy un noble, soy un boyar; la gente comn me conoce y yo soy su seor. Pero un extranjero en una tierra extranjera, no es nadie; los hombres no lo conocen, y no conocer es no importar. Yo estoy contento si soy como el resto, de modo que ningn hombre me pare si me ve, o haga una pausa en sus palabras al escuchar mi voz, diciendo: "Ja, ja, un extranjero!" He sido durante tanto tiempo un seor que ser todava un seor, o por lo menos nadie prevalecer sobre m. Usted no viene a m solo como agente de mi amigo Peter Hawkins, de Exter, a darme los detalles acerca de mi nueva propiedad en Londres. Yo espero que usted se quede conmigo algn tiempo, para que mediante muestras conversaciones yo pueda aprender el acento ingls; y me gustara mucho que usted me dijese cuando cometo un error, aunque sea el ms pequeo, al hablar. Siento mucho haber tenido que ausentarme durante tanto tiempo hoy, pero espero que usted perdonar a alguien que tiene tantas cosas importantes en la mano. Por supuesto que yo dije todo lo que se puede decir acerca de tener buena voluntad, y le pregunt si poda entrar en aquel cuarto cuando quisiese. l respondi que s, y agreg: Puede usted ir a donde quiera en el castillo, excepto donde las puertas estn cerradas con llave, donde por supuesto usted no querr ir. Hay razn para que todas las cosas sean como son, y si usted viera con mis ojos y supiera con mi conocimiento, posiblemente entendera mejor. Yo le asegur que as sera, y l continu: Estamos en Transilvania; y Transilvania no es Inglaterra. Nuestra manera de ser no es como su manera de ser, y habr para usted muchas cosas extraas. Es ms, por lo que usted ya me ha contado de sus experiencias, ya sabe algo de qu cosas extraas pueden ser. Esto condujo a mucha conversacin; y era evidente que l quera hablar aunque slo fuese por hablar. Le hice muchas preguntas relativas a cosas que ya me haban pasado o de las cuales yo ya haba tomado nota. Algunas veces esquiv el tema o cambi de conversacin simulando no entenderme; pero generalmente me respondi a todo lo que le pregunt de la manera ms franca. Entonces, a medida que pasaba el tiempo y yo iba entrando en ms confianza, le pregunt acerca de algunos de los sucesos extraos de la noche anterior, como por ejemplo, por qu el cochero iba a los lugares a donde vea la llama azul. Entonces l me explic que era creencia comn que cierta noche del ao (de hecho la noche pasada, cuando los malos espritus, segn se cree, tienen ilimitados poderes) aparece una llama azul en cualquier lugar donde haya sido escondido algn tesoro. Que hayan sido escondidos tesoros en la regin por la cual usted pas anoche continu l, es cosa que est fuera de toda duda. Esta ha sido tierra en la que han peleado durante siglos los valacos, los sajones y los turcos. A decir verdad, sera difcil encontrar un pie cuadrado de tierra en esta regin que no hubiese sido enriquecido por la sangre de hombres, patriotas o invasores. En la antigedad hubo tiempos agitados, cuando los austriacos y hngaros llegaban en hordas y los patriotas salan a enfrentrseles, hombres y mujeres, ancianos y nios, esperaban su llegada entre las rocas arriba de los desfiladeros para lanzarles destruccin y muerte a ellos con sus aludes artificiales. Cuando los invasores triunfaban encontraban muy poco botn, ya que todo lo que haba era escondido en la amable tierra. Pero cmo es posible pregunt yo que haya pasado tanto tiempo sin ser descubierto, habiendo una seal tan certera para descubrirlo, bastando con que el hombre se tome el trabajo solo de mirar? El conde sonri, y al correrse sus labios hacia atrs sobre sus encas, los caninos, largos y agudos, se mostraron inslitamente. Respondi: Porque el campesino es en el fondo de su corazn cobarde e imbcil! Esas llamas slo aparecen en una noche; y en esa noche ningn hombre de esta tierra, si puede evitarlo, se atreve siquiera a espiar por su puerta. Y, mi querido seor, aunque lo hiciera, no sabra qu hacer. Le aseguro que ni siquiera el campesino que usted me dijo que marc los lugares de la llama sabr donde buscar durante el da, por el trabajo que hizo esa noche. Hasta usted, me atrevo a afirmar, no sera capaz de encontrar esos lugares otra vez. No es cierto? S, es verdad dije yo. No tengo ni la ms remota idea de donde podra buscarlos. claro que l haba estudiado de antemano todo lo que poda esperar en cuanto al tema de su vecindario, pues evidentemente al final l saba mucho ms que yo. Cuando yo le seal eso, respondi: Pero, mi amigo, no es necesario que sea as? Cuando yo vaya all estar completamente solo, y mi amigo Harker Jonathan, no, perdneme, caigo siempre en la costumbre de mi pas de poner primero su nombre patronmico; as pues, mi amigo Jonathan Harker no va a estar a mi lado para corregirme y ayudarme. Estar en Exter, a kilmetros de distancia, trabajando probablemente en papeles de la ley con mi otro amigo, Peter Hawkins. No es as? Entramos de lleno al negocio de la compra de la propiedad en Purfleet. Cuando le hube explicado los hechos y ya tena su firma para los papeles necesarios, y haba escrito una carta con ellos para envirsela al seor Hawkins, comenz a preguntarme cmo haba encontrado un lugar tan apropiado. Entonces yo le le las notas que haba hecho en aquel tiempo, y las cuales transcribo aqu: "En Purfleet, al lado de la carretera, me encontr con un lugar que parece ser justamente el requerido, y donde haba expuesto un rtulo que anunciaba que la propiedad estaba en venta. Est rodeado de un alto muro, de estructura antigua, construido de pesadas piedras, y que no ha sido reparado durante un largo nmero de aos. Los portones cerrados son de pesado roble viejo y hierro, todo carcomido por el moho. "La propiedad es llamada Carfax, que sin duda es una corrupcin del antiguo Quatre Face, ya que la casa tiene cuatro lados, coincidiendo con los puntos cardinales. Contiene en total unos veinte acres, completamente rodeados por el slido muro de piedra arriba mencionado. El lugar tiene muchos rboles, lo que le da un aspecto lgubre, y tambin hay una poza o pequeo lago, profundo, de apariencia oscura, evidentemente alimentado por algunas fuentes, ya que el agua es clara y se desliza en una corriente bastante apreciable. La casa es muy grande y de todas las pocas pasadas, dira yo, hasta los tiempos medievales, pues una de sus partes es de piedra sumamente gruesa, con solo unas pocas ventanas muy arriba y pesadamente abarrotadas con hierro. Parece una parte de un castillo, y est muy cerca a una vieja capilla o iglesia. No pude entrar en ella, pues no tena la llave de la puerta que conduca a su interior desde la casa, pero he tomado con mi kodak vistas desde varios puntos. La casa ha sido agregada, pero de una manera muy rara, y solo puedo adivinar aproximadamente la extensin de tierra que cubre, que debe ser mucha. Slo hay muy pocas casas cercanas, una de ellas es muy larga, recientemente ampliada, y acondicionada para servir de asilo privado de lunticos. Sin embargo, no es visible desde el terreno. Cuando hube terminado, el conde dijo: Me alegra que sea grande y vieja. Yo mismo provengo de una antigua familia, y vivir en una casa nueva me matara. Una casa no puede hacerse habitable en un da, y, despus de todo, qu pocos son los das necesarios para hacer un siglo. Tambin me regocija que haya una capilla de tiempos ancestrales. Nosotros, los nobles transilvanos, no pensamos con agrado que nuestros huesos puedan algn da descansar entre los muertos comunes. Yo no busco ni la alegra ni el jbilo, ni la brillante voluptuosidad de muchos rayos de sol y aguas centelleantes que agradan tanto a los jvenes alegres. Yo ya no soy joven; y mi corazn, a travs de los pesados aos de velar sobre los muertos, ya no est dispuesto para el regocijo. Es ms: las murallas de mi castillo estn quebradas; muchas son las sombras, y el viento respira fro a travs de las rotas murallas y casamatas. Amo la sombra y la oscuridad, y prefiero, cuando puedo, estar a solas con mis pensamientos. De alguna forma sus palabras y su mirada no parecan estar de acuerdo, o quiz era que la expresin de su rostro haca que su sonrisa pareciera maligna y saturnina. Al momento, excusndose, me dej, pidindome que recogiera todos mis papeles. Haba estado ya un corto tiempo ausente, y yo comenc a hojear algunos de los libros que tena ms cerca. Uno era un atlas, el cual, naturalmente, estaba abierto en Inglaterra, como si el mapa hubiese sido muy usado. Al mirarlo encontr ciertos lugares marcados con pequeos anillos, y al examinar stos not que uno estaba cerca de Londres, en el lado este, manifiestamente donde su nueva propiedad estaba situada. Los otros dos eran Exter y Whitby, en la costa de Yorkshire. Transcurri aproximadamente una hora antes de que el conde regresara. Aj! dijo l, todava con sus libros? Bien! Pero no debe usted trabajar siempre. Venga; me han dicho que su cena ya esta preparada. Me tom del brazo y entramos en el siguiente cuarto, donde encontr una excelente cena ya dispuesta sobre la mesa. Nuevamente el conde se disculp, ya que haba cenado durante el tiempo que haba estado fuera de casa. Pero al igual que la noche anterior, se sent y charl mientras yo coma. Despus de cenar yo fum, e igual a la noche previa, el conde se qued conmigo, charlando y haciendo preguntas sobre todos los posibles temas, hora tras hora. Yo sent que ya se estaba haciendo muy tarde, pero no dije nada, pues me senta con la obligacin de satisfacer los deseos de mi anfitrin en cualquier forma posible. No me senta sooliento, ya que la larga noche de sueo del da anterior me haba fortalecido; pero no pude evitar experimentar ese escalofro que lo sobrecoge a uno con la llegada de la aurora, que es a su manera, el cambio de marea. Dicen que la gente que est agonizando muere generalmente con el cambio de la aurora o con el cambio de la marea; y cualquiera que haya estado cansado y obligado a mantenerse en su puesto, ha experimentado este cambio en la atmsfera y puede creerlo. De pronto, escuchamos el cntico de un gallo, llegando con sobrenatural estridencia a travs de la clara maana; el conde Drcula salt sobre sus pies, y dijo: Pues ya lleg otra vez la maana! Soy muy abusivo obligndole a que se quede despierto tanto tiempo. Debe usted hacer su conversacin acerca de mi querido nuevo pas Inglaterra menos interesante, para que yo no olvide cmo vuela el tiempo entre nosotros. Y dicho esto, haciendo una reverencia muy corts, se alej rpidamente. Yo entr en mi cuarto y abr las cortinas, pero haba poco que observar; mi ventana daba al patio central, y todo lo que pude ver fue el caluroso gris del cielo despejado. As es que volv a cerrar las ventanas, y he escrito lo relativo a este da.

8 de mayo. Cuando comenc a escribir este libro tem que me estuviese explayando demasiado; pero ahora me complace haber entrado en detalle desde un principio, pues hay algo tan extrao acerca de este lugar y de todas las cosas que suceden, que no puedo sino sentirme inquieto. Deseara estar lejos de aqu, o jams haber venido. Puede ser que esta extraa existencia de noche me est afectando, pero cmo deseara que eso fuese todo! Si hubiese alguien con quien pudiera hablar creo que lo soportara, pero no hay nadie. Slo tengo al conde para hablar, y l...! Temo ser la nica alma viviente el lugar. Permtaseme ser prosaico tanto como los hechos lo sean; me ayudar esto mucho a soportar la situacin; y la imaginacin no debe corromperse conmigo. Si lo hace, estoy perdido. Digamos de una vez por todas en qu situacin me encuentro, o parezco encontrarme. Dorm slo unas cuantas horas al ir a la cama, y sintiendo que no poda dormir ms, me levant. Colgu mi espejo de afeitar en la ventana y apenas estaba comenzando a afeitarme. De pronto, sent una mano sobre mi hombro, y escuch la voz del conde dicindome: "Buenos das." Me sobresalt, pues me maravill que no lo hubiera visto, ya que la imagen del espejo cubra la totalidad del cuarto detrs de m. Debido al sobresalto me cort ligeramente, pero de momento no lo not. Habiendo contestado al saludo del conde, me volv al espejo para ver cmo me haba equivocado. Esta vez no poda haber ningn error, pues el hombre estaba cerca de m y yo poda verlo por sobre mi hombro pero no haba ninguna imagen de l en el espejo! Todo el cuarto detrs de m estaba reflejado, pero no haba en l seal de ningn hombre, a excepcin de m mismo. Esto era sorprendente, y, sumado a la gran cantidad de cosas raras que ya haban sucedido, comenz a incrementar ese vago sentimiento de inquietud que siempre tengo cuando el conde est cerca. Pero en ese instante vi que la herida haba sangrado ligeramente y que un hilillo de sangre bajaba por mi mentn. Deposit la navaja de afeitar, y al hacerlo me di media vuelta buscando un emplasto adhesivo. Cuando el conde vio mi cara, sus ojos relumbraron con una especie de furia demonaca, y repentinamente se lanz sobre mi garganta. Yo retroced y su mano toc la cadena del rosario que sostena el crucifijo. Hizo un cambio instantneo en l, pues la furia le pas tan rpidamente que apenas poda yo creer que jams la hubiera sentido. Tenga cuidado dijo l, tenga cuidado de no cortarse. Es ms peligroso de lo que usted cree en este pas aadi, tomando el espejo de afeitar. Y esta maldita cosa es la que ha hecho el folln. Es una burbuja podrida de la vanidad del hombre. Lejos con ella! Al decir esto abri la pesada ventana y con un tirn de su horrible mano lanz por ella el espejo, que se hizo aicos en las piedras del patio interior situado en el fondo. Luego se retir sin decir palabra. Todo esto es muy enojoso, porque ahora no veo cmo voy a poder afeitarme, a menos que use la caja de mi reloj o el fondo de mi vasija de afeitar, que afortunadamente es de metal. Cuando entr al comedor el desayuno estaba preparado; pero no pude encontrar al conde por ningn lugar. As es que desayun solo. Es extrao que hasta ahora todava no he visto al conde comer o beber. Debe ser un hombre muy peculiar! Despus del desayuno hice una pequea exploracin en el castillo. Sub por las gradas y encontr un cuarto que miraba hacia el sur. La vista era magnfica, y desde donde yo me encontraba tena toda la oportunidad para apreciarla. El castillo se encuentra al mismo borde de un terrible precipicio. Una piedra cayendo desde la ventana puede descender mil pies sin tocar nada! Tan lejos como el ojo alcanza a divisar, solo se ve un mar de verdes copas de rboles, con alguna grieta ocasional donde hay un abismo. Aqu y all se ven hilos de plata de los ros que pasan por profundos desfiladeros a travs del bosque. Pero no estoy con nimo para describir tanta belleza, pues cuando hube contemplado la vista explor un poco ms; por todos lados puertas, puertas, puertas, todas cerradas y con llave. No hay ningn lugar, a excepcin de las ventanas en las paredes del castillo, por el cual se pueda salir. El castillo es en verdad una prisin, y yo soy un prisionero! III. DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER (continuacin) Cuando me di cuenta de que era un prisionero, una especie de sensacin salvaje se apoder de m. Corr arriba y abajo por las escaleras, pulsando cada puerta y mirando a travs de cada ventana que encontraba; pero despus de un rato la conviccin de mi impotencia se sobrepuso a todos mis otros sentimientos. Ahora, despus de unas horas, cuando pienso en ello me imagino que debo haber estado loco, pues me comport muy semejante a una rata cogida en una trampa. Sin embargo, cuando tuve la conviccin de que era impotente, me sent tranquilamente, tan tranquilamente como jams lo he hecho en mi vida, y comenc a pensar que era lo mejor que poda hacer. De una cosa s estoy seguro: que no tiene sentido dar a conocer mis ideas al conde. l sabe perfectamente que estoy atrapado; y como l mismo es quien lo ha hecho, e indudablemente tiene sus motivos para ello, si le confieso completamente mi situacin slo tratar de engaarme. Por lo que hasta aqu puedo ver, mi nico plan ser mantener mis conocimientos y mis temores para m mismo, y mis ojos abiertos. S que o estoy siendo engaado como un nio, por mis propios temores, o estoy en un aprieto; y si esto ltimo es lo verdadero, necesito y necesitar todos mis sesos para poder salir adelante. Apenas haba llegado a esta conclusin cuando o que la gran puerta de abajo se cerraba, y supe que el conde haba regresado. No lleg de inmediato a la biblioteca, por lo que yo cautelosamente regres a mi cuarto, y lo encontr arreglndome la cama. Esto era raro, pero slo confirm lo que yo ya haba estado sospechando durante bastante tiempo: en la casa no haba sirvientes. Cuando despus lo vi a travs de la hendidura de los goznes de la puerta arreglando la mesa en el comedor, ya no tuve ninguna duda; pues si l se encargaba de hacer todos aquellos oficios minsculos, seguramente era la prueba de que no haba nadie ms en el castillo, y el mismo conde debi haber sido el cochero que me trajo en la calesa hasta aqu. Esto es un pensamiento terrible; pues si es as, significa que puede controlar a los lobos, tal como lo hizo, por el solo hecho de levantar la mano en silencio. Por qu habr sido que toda la gente en Bistritz y en el coche sentan tanto temor por m? Qu significado le daban al crucifijo, al ajo, a la rosa salvaje, al fresno de montaa? Bendita sea aquella buena mujer que me colg el crucifijo alrededor del cuello! Me da consuelo y fuerza cada vez que lo toco. Es divertido que una cosa a la cual me ensearon que deba ver con desagrado y como algo idoltrico pueda ser de ayuda en tiempo de soledad y problemas. Es que hay algo en la esencia misma de la cosa, o es que es un medio, una ayuda tangible que evoca el recuerdo de simpatas y consuelos? Puede ser que alguna vez deba examinar este asunto y tratar de decirme acerca de l. Mientras tanto debo averiguar todo lo que pueda sobre el conde Drcula, pues eso me puede ayudar a comprender. Esta noche lo har que hable sobre l mismo, volteando la conversacin en esa direccin. Sin embargo, debo ser muy cuidadoso para no despertar sus sospechas. Medianoche. He tenido una larga conversacin con el conde. Le hice unas cuantas preguntas acerca de la historia de Transilvania, y l respondi al tema en forma maravillosa. Al hablar de cosas y personas, y especialmente de batallas, habl como si hubiese estado presente en todas ellas. Esto me lo explic posteriormente diciendo que para un boyar el orgullo de su casa y su nombre es su propio orgullo, que la gloria de ellos es su propia gloria, que el destino de ellos es su propio destino. Siempre que habl de su casa se refera a ella diciendo "nosotros", y casi todo el tiempo habl en plural, tal como hablan los reyes. Me gustara poder escribir aqu exactamente todo lo que l dijo, pues para m resulta extremadamente fascinante. Pareca estar ah toda la historia del pas. A medida que hablaba se fue excitando, y se pase por el cuarto tirando de sus grandes bigotes blancos y sujetando todo lo que tena en sus manos como si fuese a estrujar lo a pura fuerza. Dijo una cosa que tratar de describir lo ms exactamente posible que pueda; pues a su manera, en ella est narrada toda la historia de su raza: "Nosotros los escequelios tenemos derecho a estar orgullosos, pues por nuestras venas circula la sangre de muchas razas bravas que pelearon como pelean los leones por su seoro. Aqu, en el torbellino de las razas europeas, la tribu ugric trajo desde Islandia el espritu de lucha que Thor y Wodin les haban dado, y cuyos bersequers demostraron tan clara e intensamente en las costas de Europa (qu digo?, y de Asia y de frica tambin) que la misma gente crey que haban llegado los propios hombres-lobos. Aqu tambin, cuando llegaron, encontraron a los hunos, cuya furia guerrera haba barrido la tierra como una llama viviente, de tal manera que la gente moribunda crea que en sus venas corra la sangre de aquellas brujas antiguas, quienes expulsadas de Seythia se acoplaron con los diablos en el desierto. Tontos, tontos! Qu diablo o qu bruja ha sido alguna vez tan grande como Atila, cuya sangre est en estas venas? dijo, levantando sus brazos . Puede ser extrao que nosotros seamos una raza conquistadora; que seamos orgullosos; que cuando los magiares, los lombardos, los avares, los blgaros o los turcos se lanzaron por miles sobre nuestras fronteras nosotros los hayamos rechazado? Es extrao que cuando Arpad y sus legiones se desparramaron por la patria hngara nos encontraran aqu al llegar a la frontera; que el Honfoglalas se completara aqu? Y cuando la inundacin hngara se desplaz hacia el este, los escequelios fueron proclamados parientes por los misteriosos magiares, y fue a nosotros durante siglos que se nos confi la guardia de la frontera de Turqua. Hay ms que eso todava, el interminable deber de la guardia de la frontera, pues como dicen los turcos el agua duerme, y el enemigo vela. Quin ms feliz que nosotros entre las cuatro naciones recibi la espada ensangrentada, o corri ms rpidamente al lado del rey cuando ste lanzaba su grito de guerra? Cundo fue redimida la gran vergenza de la nacin, la vergenza de Cassova, cuando las banderas de los valacos y de los magiares cayeron abatidas bajo la creciente? Quin fue sino uno de mi propia raza que bajo el nombre de Voivode cruz el Danubio y bati a los turcos en su propia tierra? Este era indudablemente un Drcula! Quin fue aquel que a su propio hermano indigno, cuando hubo cado, vendi su gente a los turcos y trajo sobre ellos la vergenza de la esclavitud? No fue, pues, este Drcula, quien inspir a aquel otro de su raza que en edades posteriores llev una y otra vez a sus fuerzas sobre el gran ro y dentro de Turqua; que, cuando era derrotado regresaba una y otra vez, aunque tuviera que ir solo al sangriento campo donde sus tropas estaban siendo mortalmente destrozadas, porque saba que slo l poda garantizar el triunfo! Dicen que l solo pensaba en l mismo. Bah! De qu sirven los campesinos sin un jefe? En qu termina una guerra que no tiene un cerebro y un corazn que la dirija? Ms todava, cuando, despus de la batalla de Mohacs, nos sacudimos el yugo hngaro, nosotros los de sangre Drcula estbamos entre sus dirigentes, pues nuestro espritu no poda soportar que no fusemos libres. Ah, joven amigo, los escequelios (y los Drcula como la sangre de su corazn, su cerebro y sus espadas) pueden enorgullecerse de una tradicin que los retoos de los hongos como los Hapsburgo y los Romanoff nunca pueden alcanzar. Los das de guerra ya terminaron. La sangre es una cosa demasiado preciosa en estos das de paz deshonorable; y las glorias de las grandes razas son como un cuento que se narra. Para aquel tiempo ya se estaba acercando la maana, y nos fuimos a acostar. (Rec., este diario parece tan horrible como el comienzo de las "Noches rabes", pues todo tiene que suspenderse al cantar el gallo o como el fantasma del padre de Hamlet.)

12 de mayo. Permtaseme comenzar con hechos, con meros y escuetos hechos, verificados con libros y nmeros, y de los cuales no puede haber duda alguna. No debo confundirlos con experiencias que tendrn que descansar en mi propia observacin, o en mi memoria de ellas. Anoche, cuando el conde lleg de su cuarto, comenz por hacerme preguntas de asuntos legales y en la manera en que se tramitaban cierta clase de negocios. Haba pasado el da fatigadamente sobre libros y, simplemente para mantener mi mente ocupada, comenc a reflexionar sobre algunas cosas que haba estado examinando en la posada de Lincoln. Hay un cierto mtodo en las pesquisas del conde, de tal manera que tratar de ponerlas en su orden de sucesin. El conocimiento puede de alguna forma y alguna vez serme til. Primero me pregunt si un hombre en Inglaterra puede tener dos procuradores o ms. Le dije que si deseaba poda tener una docena, pero que no sera oportuno tener ms de un procurador empleado en una transaccin, debido a que slo poda actuar uno cada vez, y que estarlos cambiando sera seguro actuar en contra de su inters. Pareci que entendi bien lo que le quera decir y continu preguntndome si habra una dificultad prctica al tener un hombre atendiendo, digamos, las finanzas, y a otro preocupndose por los embarques, en caso de que se necesitara ayuda local en un lugar lejano de la casa del procurador financiero. Yo le ped que me explicara ms completamente, de tal manera que no hubiera oportunidad de que yo pudiera darle un juicio errneo. Entonces dijo: Pondr un ejemplo. Su amigo y mo, el seor Peter Hawkins, desde la sombra de su bella catedral en Exter, que queda bastante retirada de Londres, compra para m a travs de sus buenos oficios una propiedad en Londres. Muy bien! Ahora djeme decirle francamente, a menos que usted piense que es muy extrao que yo haya solicitado los servicios de alguien tan lejos de Londres, en lugar de otra persona residente ah, que mi nico motivo fue que ningn inters local fuese servido excepto mis propios deseos. Y como alguien residiendo en Londres pudiera tener, tal vez, algn propsito para s o para amigos a quienes sirve, busqu a mi agente en la campia, cuyos trabajos slo seran para mi inters. Ahora, supongamos, yo, que tengo muchos asuntos pendientes, deseo embarcar algunas cosas, digamos, a Newcastle, o Durham, o Harwich, o Dover, no podra ser que fuese ms fcil hacerlo consignndolas a uno de estos puertos? Yo le respond que era seguro que sera ms fcil, pero que nosotros los procuradores tenamos un sistema de agencias de unos a otros, de tal manera que el trabajo local poda hacerse localmente bajo instruccin de cualquier procurador, por lo que el cliente, ponindose simplemente en las manos de un hombre, poda ver que sus deseos se cumplieran sin tomarse ms molestias. Pero dijo l, yo tendra la libertad de dirigirme a m mismo. No es as? Por supuesto le repliqu ; y as hacen muchas veces hombres de negocios, quienes no desean que la totalidad de sus asuntos sean conocidos por una sola persona. Magnfico! exclam. Y entonces pas a preguntarme acerca de los medios para enviar cosas en consignacin y las formas por las cuales se tenan que pasar, y toda clase de dificultades que pudiesen sobrevenir, pero que pudiesen ser previstas pensndolas de antemano. Le expliqu todas sus preguntas con la mejor de mis habilidades, y ciertamente me dej bajo la impresin de que hubiese sido un magnfico procurador, pues no haba nada que no pensase o previese. Para un hombre que nunca haba estado en el pas, y que evidentemente no se ocupaba mucho en asuntos de negocios, sus conocimientos y perspicacia eran maravillosos. Cuando qued satisfecho con esos puntos de los cuales haba hablado, y yo haba verificado todo tambin con los libros que tena a mano, se puso repentinamente de pie y dijo: Ha escrito desde su primera carta a nuestro amigo el seor Peter Hawkins, o a cualquier otro? Fue con cierta amargura en mi corazn que le respond que no, ya que hasta entonces no haba visto ninguna oportunidad de enviarle cartas a nadie. Entonces escriba ahora, mi joven amigo me dijo, poniendo su pesada mano sobre mi hombre; escriba a nuestro amigo y a cualquier otro; y diga, si le place, que usted se quedara conmigo durante un mes ms a partir de hoy. Desea usted que yo me quede tanto tiempo? le pregunt, pues mi corazn se hel con la idea. Lo deseo mucho; no, ms bien, no acepto negativas. Cuando su seor, su patrn, como usted quiera, encarg que alguien viniese en su nombre, se entendi que solo deban consultarse mis necesidades. Yo no he escatimado, no es as? Qu poda hacer yo sino inclinarme y aceptar? Era el inters del seor Hawkins y no el mo, y yo tena que pensar en l, no en m. Y adems, mientras el conde Drcula estaba hablando, haba en sus ojos y en sus ademanes algo que me haca recordar que era su prisionero, y que aunque deseara realmente no tena dnde escoger. El conde vio su victoria en mi reverencia y su dominio en la angustia de mi rostro, pues de inmediato comenz a usar ambos, pero en su propia manera suave e irresistible. Le suplico, mi buen joven amigo, que no hable de otras cosas sino de negocios en sus cartas. Indudablemente que le gustar a sus amigos saber que usted se encuentra bien, y que usted est ansioso de regresar a casa con ellos, no es as? Mientras hablaba me entreg tres hojas de papel y tres sobres. Eran finos, destinados al correo extranjero, y al verlos, y al verlo a l, notando su tranquila sonrisa con los agudos dientes caninos sobresalindole sobre los rojos labios inferiores, comprend tambin como si se me hubiese dicho con palabras que deba tener bastante prudencia con lo que escriba, pues l iba a leer su contenido. Por lo tanto, tom la determinacin de escribir por ahora slo unas notas normales, pero escribirle detalladamente al seor Hawkins en secreto. Y tambin a Mina, pues a ella le poda escribir en taquigrafa, lo cual seguramente dejara perplejo al conde si lea la carta. Una vez que hube escrito mis dos cartas, me sent calmadamente, leyendo un libro mientras el conde escriba varias notas, acudiendo mientras las escriba a algunos libros sobre su mesa. Luego tom mis dos cartas y las coloc con las de l, y guard los utensilios con que haba escrito. En el instante en que la puerta se cerr tras l, yo me inclin y mir los sobres que estaban boca abajo sobre la mesa. No sent ningn escrpulo en hacer esto, pues bajo las circunstancias senta que deba protegerme de cualquier manera posible. Una de las cartas estaba dirigida a Samuel F. Billington, nmero 7, La Creciente, Whitby; otra a herr Leutner, Varna; la tercera era para Coutts & Co., Londres, y la cuarta para Herren Klopstock & Billreuth, banqueros, Budapest. La segunda y la cuarta no estaban cerradas. Estaba a punto de verlas cuando not que la perilla de la puerta se mova. Me dej caer sobre mi asiento, teniendo apenas el tiempo necesario para colocar las cartas como haban estado y para reiniciar la lectura de mi libro, antes de que el conde entrara llevando todava otra carta en la mano. Tom todas las otras misivas que estaban sobre la mesa y las estamp cuidadosamente, y luego, volvindose a m, dijo: Confo en que usted me perdonar, pero tengo mucho trabajo en privado que hacer esta noche. Espero que usted encuentre todas las cosas que necesita. Ya en la puerta se volvi, y despus de un momento de pausa, dijo: Permtame que le aconseje, mi querido joven amigo; no, permtame que le advierta con toda seriedad que en caso de que usted deje estos cuartos, por ningn motivo se quede dormido en cualquier otra parte del castillo. Es viejo y tiene muchas memorias, y hay muchas pesadillas para aquellos que no duermen sabiamente. Se lo advierto! En caso de que el sueo lo dominase ahora o en otra oportunidad o est a punto de dominarlo, regrese deprisa a su propia habitacin o a estos cuartos, pues entonces podr descansar a salvo. Pero no siendo usted cuidadoso a este respecto, entonces... termin su discurso de una manera horripilante, pues hizo un movimiento con las manos como si se las estuviera lavando. Yo casi le entend. Mi nica duda era de si cualquier sueo pudiera ser ms terrible que la red sobrenatural, horrible, de tenebrosidad y misterio que pareca estarse cerrando a mi alrededor. Ms tarde. Endoso las ltimas palabras escritas, pero esta vez no hay ninguna duda en el asunto. No tendr ningn miedo de dormir en cualquier lugar donde l no est. He colocado el crucifijo sobre la cabeza de mi cama porque as me imagino que mi descanso est ms libre de pesadillas. Y ah permanecer. Cuando me dej, yo me dirig a mi cuarto. Despus de cierto tiempo, al no escuchar ningn ruido, sal y sub al gradero de piedras desde donde poda ver hacia el sur. Haba cierto sentido de la libertad en esta vasta extensin, aunque me fuese inaccesible, comparada con la estrecha oscuridad del patio interior. Al mirar hacia afuera, sent sin ninguna duda que estaba prisionero, y me pareci que necesitaba un respiro de aire fresco, aunque fuese en la noche. Estoy comenzando a sentir que esta existencia nocturna me est afectando. Me est destruyendo mis nervios. Me asusto de mi propia sombra, y estoy lleno de toda clase de terribles imaginaciones. Dios sabe muy bien que hay motivos para mi terrible miedo en este maldito lugar! Mir el bello paisaje, baado en la tenue luz amarilla de la luna, hasta que casi era como la luz del da. En la suave penumbra las colinas distantes se derretan, y las sombras se perdan en los valles y hondonadas de un negro aterciopelado. La mera belleza pareci alegrarme; haba paz y consuelo en cada respiracin que inhalaba. Al reclinarme sobre la ventana mi ojo fue captado por algo que se mova un piso ms abajo y algo hacia mi izquierda, donde imagino, por el orden de las habitaciones, que estaran las ventanas del cuarto del propio conde. La ventana en la cual yo me encontraba era alta y profunda, cavada en piedra, y aunque el tiempo y el clima la haban gastado, todava estaba completa. Pero evidentemente haca mucho que el marco haba desaparecido. Me coloqu detrs del cuadro de piedras y mir atentamente. Lo que vi fue la cabeza del conde saliendo de la ventana. No le vi la cara, pero supe que era l por el cuello y el movimiento de su espalda y sus brazos. De cualquier modo, no poda confundir aquellas manos, las cuales haba estudiado en tantas oportunidades. En un principio me mostr interesado corazn un deseo malvolo, llameante, de que me besaran con esos labios rojos. No est bien que yo anote esto, en caso de que algn da encuentre los ojos de Mina y la haga padecer; pero es la verdad. Murmuraron entre s, y entonces las tres rieron, con una risa argentina, musical, pero tan dura como si su sonido jams hubiese pasado a travs de la suavidad de unos labios humanos. Era como la dulzura intolerable, tintineante, de los vasos de agua cuando son tocados por una mano diestra. La mujer rubia sacudi coquetamente la cabeza, y las otras dos insistieron en ella. Una dijo: y hasta cierto punto entretenido, pues es maravilloso cmo una pequea cosa puede interesar y entretener a un hombre que se encuentra prisionero. Pero mis propias sensaciones se tornaron en repulsin y terror cuando vi que todo el hombre emerga lentamente de la ventana y comenzaba a arrastrarse por la pared del castillo, sobre el profundo abismo, con la cabeza hacia abajo y con su manto extendido sobre l a manera de grandes alas. Al principio no daba crdito a mis ojos. Pens que se trataba de un truco de la luz de la luna, algn malvolo efecto de sombras. Pero continu mirando y no poda ser ningn engao. Vi cmo los dedos de las manos y de los pies se sujetaban de las esquinas de las piedras, desgastadas claramente de la argamasa por el paso de los aos, y as usando cada proyeccin y desigualdad, se movan hacia abajo a una considerable velocidad, de la misma manera en que una lagartija camina por las paredes. Qu clase de hombre corazn un deseo malvolo, llameante, de que me besaran con esos labios rojos. No est bien que yo anote esto, en caso de que algn da encuentre los ojos de Mina y la haga padecer; pero es la verdad. Murmuraron entre s, y entonces las tres rieron, con una risa argentina, musical, pero tan dura como si su sonido jams hubiese pasado a travs de la suavidad de unos labios humanos. Era como la dulzura intolerable, tintineante, de los vasos de agua cuando son tocados por una mano diestra. La mujer rubia sacudi coquetamente la cabeza, y las otras dos insistieron en ella. Una dijo:es ste, o qu clase de ente con apariencia de hombre? Siento que el terror de este horrible lugar me esta dominando; tengo miedo, mucho miedo, de que no haya escape posible para m. Estoy rodeado de tales terrores que no me atrevo a pensar en ellos...

No estaba solo. El cuarto estaba lo mismo, sin ningn cambio de ninguna cl