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Cuanta más luz y sombra de esta luz, más sombra y luz de dicha sombra H. Melville, dramaturgo y poeta (1819-1891) INTRODUCCIÓN La Basilica de Nª Sra. del Lledó, se encuentra ubicada en la partida de la Plana, perteneciente al término municipal de Castellón, justo en el extremo noreste del perímetro urbano, junto a una vía de origen prerromano denominada el Caminàs (Foto 1). Su origen fue una modesta y pequeña iglesia que se levantó en la segunda mitad del siglo XIV, como consecuencia según la leyenda popular, del hallazgo por parte de un labrador que arando con una yunta de bueyes en un campo, cerca de un almez (árbol de la familia de las ulmáceas), -en catalán lledoner, cuyo fruto es el lledó-, dio con una gran piedra, debajo de la cual apareció una pequeña imagen de la Virgen María, fabricada en piedra blanca. El gran fervor al que dio pie dicho hallazgo, obligó a lo largo de los 323 QUAD. PREH. ARQ. CAST. 21, 2000 Una estatuilla-amuleto cristianizada: Nª Sª del Lledó (Castellón de la Plana) Una hipótesis razonable Francesc Gusi i Jener * Resumen Se pretende dar a conocer desde una perspectiva arqueológica, la imagen de la patrona de la ciudad de Castellón de la Plana, Nª Sra del Lledó, la cual goza de gran devoción y fervor populares desde la baja edad media. Está constituida por una pequeña estatuilla en piedra marmórea no superior a los 70 milímetros de altura, presentando unas características estéticas y formales fuera de lo común en la imaginería mariana. Su peculiar tipología siempre ha sido considerada precristiana, aunque los dos estudios parciales realizados en los últimos años, no han aclarado ni el origen ni la cronología. En este trabajo aportamos una nueva hipótesis de trabajo respecto a su procedencia original, basándonos en la imaginería popular pagana basada en los amuletos femeninos taumaturgos, ideológicamente pertenecientes a los cultos esotéricos practicados por la población urbana y rural durante la baja romanidad. La historia de la imagen de Madona Santa María del Lledó, ha originado numerosas investigaciones entre los historiadores locales, sin que hasta el momento nadie haya resuelto su desconocido origen. Résumé On essaye donner à connaitre à partir d’une perspective archéologique, l’image de la sainte patronne de la ville de Castellón-de-la-Plana, laquelle jouire d’une dévotion populaire très extendue depuis la basse époque medievale. Cette estatuette de pierre sur marbre á une hauteur de 70 milímetros. Elle à unes caracteristiques dans leur estetique pas courant dans la imagerie mariale. Sa particulier tipologie a êté toujours considerée par les chercheurs comme précretienne, encore que les deux études partiales réalisees dans les dernières années, ils n’a pas aportée aucune lumiére sur leur origine et leur chronologie. Dans cet article, nous voulons aporter une nouvelle hypothèse de travail sur le sujet de leur provenance. * Servei d’Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de Castelló. Apartat 316. E-12080 Castelló de la Plana. <[email protected]>

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Page 1: 20. Una estatuilla-amuleto

Cuanta más luz y sombra de esta luz,más sombra y luz de dicha sombra

H. Melville, dramaturgo y poeta (1819-1891)

INTRODUCCIÓN

La Basil ica de Nª Sra. del Lledó, seencuentra ubicada en la partida de la Plana,perteneciente al término municipal de Castellón,justo en el extremo noreste del perímetro urbano,junto a una vía de origen prerromano denominada

el Caminàs (Foto 1). Su origen fue una modesta ypequeña iglesia que se levantó en la segundamitad del siglo XIV, como consecuencia según laleyenda popular, del hallazgo por parte de unlabrador que arando con una yunta de bueyes enun campo, cerca de un almez (árbol de la familiade las ulmáceas), -en catalán lledoner, cuyo frutoes el lledó-, dio con una gran piedra, debajo de lacual apareció una pequeña imagen de la VirgenMaría, fabricada en piedra blanca. El gran fervor alque dio pie dicho hallazgo, obligó a lo largo de los

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QUAD. PREH. ARQ. CAST. 21, 2000

Una estatuilla-amuleto cristianizada:Nª Sª del Lledó (Castellón de la Plana)

Una hipótesis razonable

Francesc Gusi i Jener *

ResumenSe pretende dar a conocer desde una perspectiva arqueológica, la imagen de la patrona de la ciudad de Castellón

de la Plana, Nª Sra del Lledó, la cual goza de gran devoción y fervor populares desde la baja edad media. Estáconstituida por una pequeña estatuilla en piedra marmórea no superior a los 70 milímetros de altura, presentando unascaracterísticas estéticas y formales fuera de lo común en la imaginería mariana. Su peculiar tipología siempre ha sidoconsiderada precristiana, aunque los dos estudios parciales realizados en los últimos años, no han aclarado ni el origenni la cronología. En este trabajo aportamos una nueva hipótesis de trabajo respecto a su procedencia original,basándonos en la imaginería popular pagana basada en los amuletos femeninos taumaturgos, ideológicamentepertenecientes a los cultos esotéricos practicados por la población urbana y rural durante la baja romanidad. La historiade la imagen de Madona Santa María del Lledó, ha originado numerosas investigaciones entre los historiadores locales,sin que hasta el momento nadie haya resuelto su desconocido origen.

RésuméOn essaye donner à connaitre à partir d’une perspective archéologique, l’image de la sainte patronne de la ville de

Castellón-de-la-Plana, laquelle jouire d’une dévotion populaire très extendue depuis la basse époque medievale. Cetteestatuette de pierre sur marbre á une hauteur de 70 milímetros. Elle à unes caracteristiques dans leur estetique pascourant dans la imagerie mariale. Sa particulier tipologie a êté toujours considerée par les chercheurs commeprécretienne, encore que les deux études partiales réalisees dans les dernières années, ils n’a pas aportée aucunelumiére sur leur origine et leur chronologie. Dans cet article, nous voulons aporter une nouvelle hypothèse de travail surle sujet de leur provenance.

* Servei d’Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de Castelló. Apartat 316. E-12080 Castelló de laPlana. <[email protected]>

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años a agrandar la primera construcción, obrasque continuaron con nuevas ampliaciones hasta lasegunda mitad del siglo XVIII (1766). La imagenfue entronizada como patrona de la ciudad en elsiglo XVII.

Según creencia de muchos historiadoreslocales, anteriormente a dicho hallazgo, hubo deexistir un lugar de culto desconocido en la zona,previamente a la conquista de Jaime I en el primertercio del siglo XIII (Sánchez Adell, 1981, 13;Sánchez Gozalbo, 1949, 465 ss; Francés, 1999,30); hemos de señalar que entre los años 1093 y1103 las tierras del actual Castellón formabanparte de un dominio territorial del Reino deAragón; en 1178 el rey Alfonso II el Casto dona alobispo de Tortosa, el castillo-poblado o castro deKhadrel, muy próximo al lugar del Lledó. Así pues,pudo existir hipotéticamente una ermita en estazona, fechable en torno a fines del siglo XI einicios del XII, mucho antes del “descubrimiento”de la imagen de la Virgen del Lledó, No deja deser atrayente la hipótesis de la ubicación de unlugar de culto mozárabe en los alrededores de laactual Basílica, cuya existencia pervivió en lamemoria inconsciente de los habitantes de la zonadurante generaciones, motivo por el cualposteriormente el “hallazgo” de la Virgen, ocasionóun culto tan intenso. Al respecto se ha escrito, “Elfenómeno producido en torno al Lledó castello-

nense no puede ser entendido sino considerandola existencia de un primitivo lugar de culto,sacralizado desde antiguo, donde se venerabauna pequeña imagen, sabiamente cristianizada entiempo incierto y asumida paciente y pedagó-gicamente como imagen de la Virgen, SantaMaría, la Madre de Dios. [..] Ni la directricesemanadas por el Concilio de Trento y la Contrarre-forma que ordenaba sepultar piadosamenteaquellas imágenes que repugnasen a lasensibilidad de las gentes y al honor debido a laMadre de Dios, consiguieron desterrar del altarmayor de su Santuario esta veneradísima imagende Nuestra Señora.” (Francés, 1999, 30,31);también J. Campos comparte la idea que elhallazgo de dicha figura se entronca con cultosanteriores a su descubrimiento. “Y es que si laFigura no hubiera venido avalada por un anterior yviejo prestigio religioso, su veneración inicialhubiera repugnado dentro del cristianismo”(Campos, 1985, 452).

Ha sido a partir de la hipótesis de un cultoprecristiano, que hemos elaborado nuestrapropuesta, retrocediéndola a una indeterminadaetapa del periodo cronocultural del bajo imperio ycontinuada durante una etapa posteriortardorromana. En definitiva, la imagen formaríaparte inicialmente de las prácticas mágico-religiosas, muy comunes en el mundo grecorro-

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Foto 1. Vista de la Basílica de Nª Sª del Lledó desde el sudoeste de la ciudad de Castellón.

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Figura 1. Mapa del término de Castellón de la Plana con la situación del Lledó (triángulo) y yacimientos de villas ruralesromanas. 1.- Cuadra Na Tora; 2.- Templete romano junto a la Senda de la Palla; 3-. Canet; 4.- Font de la Reina; 5.-Coscollosa; 6.- Zafra; 7.- Barraca del Hostiero/d'en Trilles; 8.- Font de la Rabasota; 9.- Sant Josep; 10.- Vinamargo;

11.- Fadrell; 12.- Castell Vell de la Magdalena; 13.- Gumbau; 14.- Taixida.

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FRANCESC GUSI I JENER

mano, perdurando dicho culto tras un proceso decristianización a lo largo de la antigüedad tardía, ysiendo posteriormente objeto de un acendradoculto mozárabe durante la alta edad media. Asípues, a partir de un lento proceso cultual inicialdesconocido, fue cristalizando con los siglos unapráctica pagana hacia formas superiores dereligiosidad, pero siempre bajo la premisafundamental del origen de la propia imagen, laprotección de una deidad femenina hacia susfieles adoradores.

LA HIPÓTESIS DEL LUGAR SAGRADO

Cabe añadir a todo lo expuesto, la teoríareferida al topónimo catalán lledó, lanzada porBadia i Margarit que la relaciona con la palabracélt ica Lugudunum (colina de Lug), cuyalatinización seria Lugdunum>Lucduno (1966, 51) yque recogida por el historiador castellonense J.Sanchez Adell (1981,7), aplicándo este orónimo alla motilla (pujol) de Lledó “...como un indicio, almenos, de la posibilidad de existencia de untopónimo celta en la Plana” (Sánchez Adell, 1981,8). Hemos de señalar que existió en dicho lugar,en tiempos anteriores a la construcción delsantuario, una l igera eminencia del terrenodenominado en catalán pujol, equivalente a mota oaltillo, muy posiblemente arrasado al construirseposteriormente la primera ermita y también por lostrabajos agrícolas efectuados desde siempre ensus alrededores, tal y como se lee en un docu-mento fechado en el año 1398, donde se cita elnombre del propietario “...la terra del pujol a Sta.Maria del Lledó;...” (Sanchez Adell, 1981, 11).

Esta pequeña eminencia se hallaba junto aun actual camino prerromano que cruza longitudi-nalmente de sur a norte toda la plana caste-llonense, paralelo a la costa a lo largo de más de20 kilómetros, denominado el Caminàs.

Sin embargo, la hipótesis de la colina deldios Lug plantea unas graves dificultades hoy porhoy imposibles de aceptar, en cuanto a suinfundada relación con la presencia de la imagendel Lledó en dicho lugar. La advocación al diosLug, cuya raíz indoeuropea es leuk (brillante)obliga a una adscripción de unas influenciasreligiosas de tipo celta, cuya proximidadgeográfica se encontraría en el santuarioceltibérico de Peñalba de Villastar (Teruel), situadoa unos 100 kilómetros a vuelo de pájaro de laciudad de Castellón, fechable en el cambio de era,(con una perduración hasta el siglo I dnE), dondese halló una inscripción en lengua celtibérica y

alfabeto latino con la palabra Lugo repetida dosveces. Por otra parte, La tipología de la imagen nocorresponde en absoluto a la estatuaria del mundocelta.

El dios Lug ha sido interpretado como unadivinidad solar, relacionado con el Mercurio Galo,también se le consideró una divinidad curativa ysanadora, a la vez que se arropa de la “soberaníasagrada” céltica. La forma plural del teonímo Lugpara algunos autores se la ha considerado comodivinidades tópicas, del tipo Matres (Marco, 743,1986).

Ahora bien, aun suponiendo cierta dicharelación toponímica, la plana de Castellónpresenta escasos restos de presencia de culturamaterial perteneciente al mundo de tradiciónindoeuropea del bronce final-hierro antiguo;únicamente se conocen cuatro yacimientospróximos, el Castellet de Nadal, Mas de Boira(Castellón de la Plana), el Torrelló del Boverot(Almazora) y Vinarragell (Burriana), dentro de un

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Foto 2. Imagen de Nª Sª del Lledó con peana y corona(foto Mercé).

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radio máximo de 10 kilómetros de distancia enlínea recta, los más lejanos (Vinarragell y Torrellódel Boverot), y de unos 4 kilómetros los máspróximos (Castellet y Mas de Boira).

Por otra parte, son muy pocos también losyacimientos de época ibérica en el territoriopróximo al actual núcleo urbano de Castellón,donde se contabilizan hasta siete yacimientos,desgraciadamente todos ellos desaparecidos en laactualidad.

Sin embargo, perteneciente al periodoromano altoimperial (siglos I-III), se constata unaimportante población dispersa, constituida porvillas rurales, habiéndose localizado una quincenade yacimientos dentro del termino municipal,totalmente arrasados por los trabajos agrícolas ypor las edificaciones urbanas (Fig. 1). Lamentable-mente, jamás se han practicado excavaciones osondeos arqueológicos de envergadura en elenclave de Lledó, a excepción de un limitadosondeo realizado en 1981 por el Servicio deInvestigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de

la Diputación (SIAP), del que más adelanteharemos referencia.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL LLEDÓ

Dado que la imagen de la Virgen del Lledóes prácticamente desconocida en la mayor partede los estudios iconográficos de la antigüedadpeninsular, hemos creído oportuno darla a conoceren estas páginas, recogiendo los datos descrip-tivos hasta el momento constatados de manerafiable. Su análisis y estudio presentan una dobleproblemática, tanto de su origen o procedencia,arqueológicamente descontextualizado, como porlas dificultades de acceso a la propia figura, dadoque siempre ha permanecido como ostensorio orelicario de la imagen de la Virgen Santa María delLledó, de profunda veneración popular y comoconsecuencia de ello, tradicionalmente ha existidopor parte de las autoridades eclesiásticas deCastellón y del Ayuntamiento de la Ciudad, unacierta prevención a la hora de conceder permisos

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Foto 3. Parte frontal y dorsal de la imagen desprovista de su ornamentación (foto Beltrán).

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para la investigación material de esta singularpieza arqueológica (Foto 2). La dificultad para elestudio de la extraña estatuilla, reconocida por lapropia Iglesia Católica como una Virgen María,aun a pesar de estar totalmente alejada de laestética y los cánones marcados por aquélla, haexistido hasta bien entrado en siglo XX y todavíaperdura aunque más atenuada; las palabras de unerudito castellonense al respecto son elocuentes, “No nos ha sido fácil examinar de cerca estavenerada y diminuta escultura, pero algunapersona perita que lo ha conseguido, nos exponeopiniones que no nos atrevemos a transcribir ”(Sarthou Carreres, 1913, 383, nota 212).

Así pues hasta el presente, únicamente sehan realizado dos estudios descriptivos condetallados criterios analíticos arqueológicos, elprimero realizado en el año 1978 (Campos, 1979)y el segundo en 1986 (Beltrán, Marco, 1987).Anteriormente, fue descrita sumariamente por A.Sanchez Gozalbo, de la siguiente manera, “Deseis centímetros de altura, es imagen desnuda, degran tosquedad, mutilada por el plano que pasapor las caderas. Cabeza con pérdida de toda lasien izquierda, algún día separada y hoy pegadanuevamente al cuerpo. Ojos hundidos, nariz debase ancha y gran prognatismo de maxilares.Brazos plegados y cruzados sobre el pecho, conmano derecha más corta y ocultada en partedebajo de la izquierda. Varios y no del todoexplicables destrozos y mutilaciones [...] Debió porgolpe fracturarse la cabeza por el punto débil delcuello y quedar separada del cuerpo; quizásentonces perdiera la mitad izquierda fronto-parietalque todavía acusa hoy, vuelta a pegar como estála cabeza al tronco. También se acortó su altura,mutilándose por región hipogástrica...” (SánchezGozalbo, 1949, 465 ss.).

DESCRIPCIÓN SEGÚN J. CAMPOS

Como ya hemos indicado anteriormente, elinvestigador profesor Joaquin Campos, fue elprimero quien tuvo ocasión de analizarparcialmente con criterios científicos la figura,aunque no pudo estudiar las zonas del dorso y labase de la misma, puesto que se hallabanrecubiertas por una peana y una plancha metálica,no siéndole concedido a dicho investigador elpermiso para su completo desmontaje.

En su trabajo descriptivo, señala que laestatuilla se hallaba desnuda, con la cabeza segúndicho autor, supuestamente cubierta por un gorroo una mitra, con cabellos incisos cayéndole por la

espalda, presentando una nariz arqueada, ojoshundidos, cejas prominentes recubierta por unapolicromía en azul, ocre y negro, presencia designos grabados (zigzags, saetas, svásticas,rombos, triángulos, algunos incluso representandoletras de alfabetos, y composiciones jeroglíficasideográficas; todo lo cual corresponde a distintosmomentos históricos, señalando especialmente enel tórax un pequeño agujero del cual parten hacesincisos en forma de radiante (pictograma quedefine según este autor, la divinidad celeste, cuyaevolución ideográfica significa divinidad, diosbri l lante, ser elevado) que encuentra “sujustificación como expresión plástica de unahierogamia” (Campos, 1979, 144). Añade dichoinvestigador, la existencia de un ceñidor en elvientre, paralelo a los brazos, formado por unconjunto de zigzags. El brazalete de la muñecaizquierda se hallaría formado según Campos, pordos trapecios superpuestos unidos en su basemenor, constituyendo una doble hacha cuyasignificación religiosa le confiere un caráctersagrado de gran valor (Fig. 2). El aspecto

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Figura 2. Signos e inscripciones incisos (segúnCampos).

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asexuado de la f igura la define como unaexpresión de androginia, donde confluyen lamasculinidad y la feminidad divinizadas, que eneste caso representaría una Diosa-Madre mesopo-támica, concretamente la imagen de Isthar.

DESCRIPCIÓN SEGÚN A. BELTRAN Y F.MARCOS

Por su parte, los profesores Beltrán y Marco(1986) tuvieron ocasión de estudiar con mayordetalle la estatuilla, incluyendo las zonas que J.Campos no pudo completar directamente, talescomo la espalda y la base de la imagen, aunquese ha de señalar que tampoco pudieron éstos,observar detenidamente la zona superior de lacabeza, cubierta por un ceñidor provisto de unpivote a modo de embudo, cuya función sirve parasostener la pequeña corona de oro (Foto 3).

La estatuilla, según dichos autores, fuelabrada en alabastro blanco, presentando unapátina irregular de color amarillento, desigualmen-te repartida, aunque con una mayor presencia enel anverso y reverso de la figura.

Las medidas obtenidas fueron las siguientes:altura 70 milímetros desde la base hasta el rematede yeso añadido en la cabeza; largo de la base: 29milímetros; anchura basal: 20 milímetros; anchuraal nivel de los codos: 30 milímetros.

Representa una figura femenina ápoda debusto redondo, en bajorrelieve, con la cabezafragmentada en la parte izquierda, ligeramenteinclinada lateralmente por el lado derecho; asípues, el eje longitudinal de la figura presenta unaacusada disimetría de unos 15º.

La superficie del cuerpo se encuentraafectada por diversos desconchados, especial-mente en el dorso, concretamente en la parteinferior basal correspondiente al inicio de lasnalgas. También apreciaron múltiples rayaduras yfinas incisiones de usura. Toda la pieza seencuentra completamente pulimentada.

La base no es horizontal, ya que presenta unacusado perfil cóncavo, por lo cual la figura nopuede mantenerse verticalmente de pie. En la carainferior del plano basal, en su parte central, segrabaron con incisiones profundas irregulares,siete trazos transversales.

La cabeza redondeada, con la parte occipitalligeramente protuberante, se encuentra fragmen-tada lateralmente, a modo de tajadura, en lanorma lateralis fronto-parietal izquierda, afectandoparte del rostro y también una pequeña zonaclavicular, junto al cuello. Presenta en todo el

perímetro craneal, una pieza circular de oro con unpivote, en forma de embudo, fijada mediante unpegote de escayola, con el fin de sustentar lacorona, quizás del siglo XVII ó XVIII, y que impideobservar la calota de la cabeza. En la parte traserade la misma, en la nuca y parte superior de laespalda, se aprecian largas incisiones asimétricas,en amplio intervalos, trazadas a lo largo de toda lazona dorsal hasta la base de la estatuilla. La frentepresenta una tendencia huidiza ligeramenteaplanada.

En el rostro aplanado y alargado, no seaprecian los ojos; la nariz es aplastada sin orificiosnasales, no presentando pómulos ni mandíbula; laboca, representada por una corta y profundaincisión recta, se halla carente de labios. Tampocose esculpieron las orejas.

El cuello es corto, casi inexistente, y ancho,presentando debajo de la mandíbula un abulta-miento o pliegue cutáneo, a modo de ligerapapada.

En cuanto al tórax éste es aplanado, conhombros muy caídos y redondeados, aun cuandoel izquierdo se halla realzado con relación alderecho, más caído. No se aprecian los senos.Los brazos, codos y antebrazos son amplios ygruesos, representándose replegados sobre elpecho, resaltados mediante labrado externo einterno; las manos de esculpido tosco, se apoyanabiertas sobre el estomago la derecha, y sobre elcorazón, la izquierda. Los dedos bien delimitadosson cortos, gruesos e irregulares, con unaseparación interdigital formada por incisionesanchas y profundas; sin embargo la factura estosca y artificial.

La cintura se representa bien marcada,diferenciándose la parte ventral de la torácica. Lazona basal acaba redondeada en ambos lados,separadas por un espacio cóncavo, en donde sedetectan siete profundas incisiones paralelas;dicha concavidad no permite el asentamientovertical estable de la estatuilla, [lo cual en nuestraopinión cabe la posibilidad que fuese recortadaligeramente, tal y como ya apuntaba el doctorSánchez Gozalbo en 1949].

La espalda, l isa y casi recta con unaligerísima concavidad lumbar, presenta numerososdesconchados y pequeñas oquedades. En la zonalateral basal, se apreciaban unas minúsculasmuestras de pigmento rojo muy posiblementealmagre y que desaparecieron al limpiarse lafigura (!). Así pues creemos que la estatuilla,estuvo impregnada que no-pintada en color ocrerojizo, en contra de la opinión de Beltrán y Marco,

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quienes sostienen que la figura no presentabarestos de coloración.

El aspecto general del cuerpo recuerdavagamente la estructura de un “violín” según estosautores.

Respecto a los ornamentos que presenta lafigura, se señala en la zona auricular derecha,según Beltrán y Marco, una clara incisióntriangular que podría atribuirse a un colgante (Foto4). Por otro lado, debajo del mentón, en la líneadel cuello, el cual no se halla indicado, se apreciannumerosos trazos incisos en dirección hacia elpecho. Bajo dicho mentón, se encuentran dosagrupaciones de tres líneas incisas verticalesparalelas que se enlazarían con los puntosregulares y profundos ubicados en las clavículasmediante una incisión longitudinal, conformando loque podría ser un broche perteneciente a un collardel cual pendería un colgante ovalado (Fig. 3).

También en el inicio del antebrazo derecho,se aprecian unas incisiones poco profundas queparecen dibujar dos rombos unidos lateralmente odos equis una al lado de la otra, además de otraslíneas incisas casi invisibles; también la muñecadel antebrazo izquierdo presenta un grabadoligeramente realzado, a modo de brazalete, enforma de lazo o “pajarita” con un acusado estre-chamiento central, cubriendo parte del anverso dela mano (Fig. 2).

En opinión de Beltrán y Marco, se distinguenunas escasas líneas o incisiones verticales queparten del occipucio y de la nuca, cubriendo laparte superior de la espalda, así como de la partefrontal de la cara y de la zona parietal derecha enforma de trazos cortos y finos, espaciadas, y quesegún estos autores podrían representar loscabellos. También afirman la posibilidad que unaserie de largos trazos incisos muy separados entresí que partiendo de la nuca corren por la espaldahasta la base, pudiesen representar los plieguesde una túnica (Foto 3). Sin embargo, reconocenque por la parte del anverso de la figura no sedetectan estas líneas, que en algún caso seentrecruzan en la espalda. Sostienen la idea quela estatuilla se halla recubierta por un manto que

cubre la espalda y los brazos, dado que algunasincisiones oblicuas parten de los hombros endirección a los brazos. Así pues, concluyen queaquélla no se halla desnuda, puesto que ademásno presenta ningún detalle sexuado.

En sus conclusiones finales del estudio, A.Beltrán y F. Marco confirman que es una imagenfemenina, pero sin ninguna característica concretade feminidad; la figura no se halla desnuda, sinoque se cubre con un manto o túnica, por encimade los brazos. Afirmando concluyentemente quese labró la estatuilla como un objeto de culto.

Por otro lado, estos mismos investigadorescreen que el orónimo (Lugdunum>Lucduno>Lledó)puede reflejar un viejo culto indoeuropeo, aunquela imagen no tenga nada que ver con cultoshallsttáticos o célticos. Por otro lado, sin embargo,podrían admitirse, a grandes rasgos, lassemejanzas con el mundo neolítico o calcolíticodel VI milenio en el Oriente Próximo, aunque en unsentido muy general, puesto que las diferencias,aun sin tener en cuenta la discordanciacronológica, son absolutas. Concluyen que lafigura no es Isthar-Astarté, como afirma J.Campos, ni tampoco la Diosa-Madre queconocemos del mundo oriental, helenístico ogrecorromano; según ellos podría ser unaescultura, obra del arte popular de cualquiertiempo anterior al siglo XIV, en la que habría queadmitir extrañísimas influencias orientales,“...como parece indudable que la imagen sehallaba enterrada en el pujol del Lledó antes delsiglo XIV hay que pensar que llegó hasta allí porun camino excepcional [ ..]¿durante las cruzadas?,o a una creación heterodoxa de un autor noidentificado ni fijado en el tiempo...” (Beltrán,Marco, 1987, 60).

En definit iva, no encuentran ningunaexplicación razonable de su origen, cultura,cronología, ni el por qué de su hallazgo en el lugardel pujol del Lledó.

¿CÓMO JUSTIFICAR LA PRESENCIA DELA ESTATUILLA EN LA PLANA DECASTELLÓN?

Ahora bien, ¿cuál ha sido el motivo y latrayectoria de esta singular pieza proveniente deuna cultura foránea, totalmente extrañaaparentemente, a las evidencias culturalesconstatadas arqueológicamente en la Plana deCastellón? Y desde luego totalmente alejada de laestética medieval. Así pués, no existiría ningunaexplicación coherente desde el punto de vista

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Figura 3. Colgante del collar con broche de la imagen(según Beltrán).

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arqueológico. La zona actual del Lledó supues-tamente no presenta ninguna traza de que hubiesealbergado un yacimiento que haya podidoproporcionar un objeto semejante, totalmenteajeno a patrones culturales locales, o quizás si lohubo, no se han interpretado en su justa medida.Por tanto, hemos de convenir que la pieza esclaramente una importación foránea, o que copia yreproduce piezas de estética heterodoxa uorientalizante; ¿quién la trajo o fabricó y por qué?,son preguntas hoy por hoy difíciles de responder,aunque no imposible de imaginar dentro de unalógica histórica.

No cabe duda que en la misma zona delLledó o en un lugar muy próximo al emplazamientode la actual Basilica, tuvo que ser consideradacomo un centro cultual sagrado, cuyos orígenes sehan de remontar mucho antes al momentobajomedieval-renacentista de su “hallazgo”, en estola mayor parte de los investigadores del tema sehallan de acuerdo. El fenómeno socio-religioso quedio lugar a la entronización de esta extraña imagencomo la Virgen María, sin ningún tipo de reparo porparte de la Iglesia Católica y de los fieles, así comosu profunda veneración a lo largo de los siglos, esrealmente sorprendente, tal y como bien ha sidoexpuesto, “El fenómeno producido en torno al Lledócastellonense no puede ser entendido sinoconsiderando la existencia de un primitivo lugar deculto, sacralizado desde antiguo, donde seveneraba una pequeña imagen, sabiamentecristianizada en tiempo incierto y asumida pacientey pedagógicamente como imagen de la Virgen,Santa María, la Madre de Dios “ (Francés, 1999, 30)

Todo ello es por supuesto coherente, unlugar sagrado y un culto pagano posteriormentecristianizado, pero sigue fallando la lógica delobjeto, totalmente ajeno a cualquier manifestaciónreligiosa-cultual perteneciente a las distintasculturas arqueológicas enraizadas en la zona, nide tipo prehistórico, ni fenicio-púnica, ni griega, niromana, ya que su iconografía no se ajusta aningún patrón estético de las culturas mencio-nadas. ¿Quiénes fueron y por qué causa trajerondicha imagen al Lledó?, o ¿por qué se hallóprecisamente en dicho lugar?, es una incógnitaque la arqueología ha de considerar con unavisión metodológica estrictamente analítica ydialéctica. Ahora bien, dado que dicha actividadarqueológica ha sido prácticamente nula alrespecto, solamente cabe utilizar el sistemahipotético deductivo que nos permita plantear unconjunto de suposiciones basadas en la lógica

histórica y por que no, con una adecuada dosis deimaginar lo posible probable.

Es imposible con el método comparativistaque el profesor Campos introdujo en su investiga-ción inicial, creyendo hallar su origen en cultosmesopotámicos, llegar a un resultado concluyente,ya que la imagen del Lledó no posee ico-nográficamente un canon estilístico determinado;en realidad constituye una amalgama deinfluencias diversas como resultado de un artepopular de estilo inhábil, en el que confluyeronreminiscencias de inconcretas imágenes esotéri-cas del tipo oriental-helenistico. PosteriormenteBeltrán y Marcos también intentaron aplicar dichométodo, a la búsqueda de paralelos, sinomesopotámicos que desde un principio desecha-ron, sí por lo menos entre las distintas culturasmediterráneas, llegando a la conclusión despuésde su estudio, de que “No existen evidencias, endefinitiva, para adscribir la imagen a un espacio ocronología determinados. Por el contrario, puederelacionarse con cualquier lugar o época, a la vista

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Foto 4. Foto de detalle donde se aprecian los supuestostrazos incisos de los cabellos y el colgante triangular

atribuido como “pendiente” (foto Beltrán).

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de las tendencias abstractas o primitivistas que ladefinen” (Beltrán Marco, 1987, 58).

Nosotros en un principio, excluyendo lateoría de origen del Próximo Oriente, tampoco nonos convencimos de la conclusión a que llegaronlos dos investigadores de la Universidad deZaragoza, ¿cómo es posible la existencia de unobjeto material intemporal y ahistórico? Era unaconclusión a su vez, acientífica.

NUEVOS MATICES INTERPRETATIVOS ENTORNO A LA IMAGEN

¿Cómo explicar pues, la presencia de estaimagen en tierras de Castellón? Una respuestaverosímil y documentada, sin duda resulta difícil ymucho menos pretender presentarla como unacerteza incuestionable. Sin lugar a dudas, faltadocumentación, como ya hemos dicho de tipoarqueológico, pero además fundamentalmente secarece de una información de época históricafiable, pues mucha de aquélla ha debido deperderse definit ivamente, quedando la queúnicamente pudiese entrar en el juego deintereses político-religiosos locales, y que ademáspor lo general son comunes en todas lassociedades a lo largo de la historia, respecto atodos aquellos temas que rodean a lossincretismos religiosos, con el fin de preservar unadeterminada ortodoxia. Se ha de tener en cuentaen este caso concreto, un hecho esencial, quemuchos autores que han tratado el tema olvidan,la introducción del Tribunal del Santo Oficio en elaño 1483 por parte del rey Fernando el Católico yque podía afectar muy directamente sobre laadvocación mariana que el pueblo de Castellónsentía sobre su extraña Madona. ¿Aunque enrealidad fue así, o estuvo asequible a un cultoprimigenio pagano desde un momento indeter-minado de la antigüedad tardía, a partir de finalesdel bajo Imperio romano?

UNA IMAGEN-AMULETO DE ICONOGRAFÍAPOPULAR “HELENÍSTICO-ORIENTALIZANTE”

Otra probabilidad que no ha sido tenida encuenta por los distintos autores que han escritosobre el origen y significado de la actual imagendel Lledó, es la referida a su inclusión como unobjeto proveniente del mundo de la magia y lasuperstición tan extendida entre las capas socialespopulares de las sociedades helenistico-romana ogreco-egipcia de baja época, y que posteriormentetuvo una amplia difusión en toda la cuenca centro-

occidental mediterránea, a partir del alto Imperio,especialmente entre las capas bajas de lapoblaciones urbanas y rurales, perdurando hastafinales del imperio romano y momentos posterioresde la antigüedad tardía.

El complejo entramado de creencias yprácticas mágico-esotéricas durante la antigüedad,es un interesante ejemplo de la religiosidadancestral del ser humano, basado en presupu-estos mistéricos de superstición, enraizados enunas divinidades protectoras benéficas omaléficas, puestas al servicio de interesespersonales y/o sociales mediante la utilización deobjetos y palabras destinados a unos finesconcretos, solicitados por medio de rogativas yfórmulas rituales a las múltiples divinidadesinferiores existentes en el mundo celestial einfernal, que constituían las creencias religiosasmenos elaboradas en el mundo antiguo.

Un ejemplo de texto de amuleto sanador,puede encontrarse en el amuleto 956 del Museode Berlín, procedente de la ciudad egipcia deHeracleópolis Magna, fechable entre los siglos III yIV de nuestra era, el cual dice: “ Os conjuro por elsagrado Nombre a que curéis a Dionisio aliasAnis, hijo de Heraclia, de todo escalofrío y fiebreya sea la diurna, o la diaria nocturna o diurna, o lacuartana, ya, ya, pronto” (Calvo, Sánchez, 1987,321).

Incluso ciertas fórmulas paganas salutíferasse cristianizaron posteriormente, como se puedeleer en el papiro greco-egipcio sin número,existente en la Sociedad Italiana de Papirología:”Santo, Santo Señor [...] y de nuevo curado; el queresucitó a Lázaro de entre los muertos al cuartodía, el que curó a la suegra de Pedro, el que hizomuchas y maravillosas curaciones de las quehablan los santos Evangelios: cura a la que llevaeste divino amuleto, de la enfermedad quepadece, por las suplicas y la intercesión de tuMadre siempre Virgen, Madre de Dios y de toda [...]” (Naldini, 1961, 216).

Quizás la estatuilla del Lledó, fuese traída enuna indeterminada época de la ocupación romanade Hispania, procedente de las provincias de Siriao Africa, y se hubiese integrado localmente a unculto orientalizante de la fecundidad de tipodoméstico o público. No hemos de olvidar elhallazgo realizado en 1966 en la antigua surgenciaacuífera llamada Font de la Rabassota, situada enla costa, cerca del Grao de Castellón, a unosescasos 5 kilómetros del Lledó, de un gran sillarparalelepipédico en piedra caliza, en una de cuyascaras se esculpió cuidadosamente la represen-

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tación de un falo fragmentado de 38 centímetrosde longitud, en alto relieve. Según el arqueólogo F.Arasa, “Junto a los amuletos, formas individualesde protección contra el “inuidus” o individuos demirada nefasta, estas representaciones decarácter profi láctico son frecuentes en laarquitectura doméstica, termas, tumbas y murallasde las ciudades, donde se situaban normalmenteen dinteles y esquinas, lugares consideradosespecialmente peligrosos. Su presencia indica laexistencia de un asentamiento en la zona, cuyosrestos debieron ser arrasados en la construcciónde las instalaciones industriales [Petromed-Proquimed de BP Oil España] (Arasa, 1999, 144).Añadiremos que las representaciones fálicastambién tienen el sentido de fuerza genésica o defecundidad.

El territorio en torno al Lledó lo hemosdividido en cinco sectores, según un radio zonalde 1, 2, 3, 4 y 5 kilómetros respectivamente; den-tro de este espacio se localizan 12 yacimientos deépoca romana. Dentro del radio de acción nosuperior a 1 kilómetro, se localizan tres emplaza-mientos, partida de Taixida, a unos 500 metros alsur del Lledó; junto a la acequia Coscollosa; y enuna finca de la partida de Safra aparecieron restosde dolia y tegula, además de los restos de unacolumna en piedra caliza. En una alquería situadaen unos huertos, a una escasa distancia entre laBasílica y el llamado Camí de la Plana, antiguocamino romano que enlazaba transversalmente ellitoral con el trazado interior de la vía Augusta, seguardaban los restos de un basamento de

columna, además de un tambor de piedrasupuestamente de época romana (Arasa, 1979,121 ss).

A 2 kilómetros se encuentran, los restoshallados en la partida Gumbau, en la zona dondese levantan las actuales instalaciones del centrocomercial de Carrefour, anteriormente Pryca; y enBarraca de l’Hostiero, en la zona conocida comod’en Trilles.

En el radio de 3 kilómetros, en la partida dela Coscollosa, próximo a un antiguo caminoconocido como Senda de la Palla, se puso aldescubierto y se excavó en el año 1934, unapequeña construcción de planta cuadrada de 1,82metros de lado, que ha sido considerada comouna edícula funeraria o pequeña capilla (Fig. 4;Fotos 5-6), situada muy cerca de una villa agrícolaromana, en la partida de Canet. Los restosmateriales aparecidos se han fechado entre lossiglos I-II dnE; y un poco más lejos en la llamadaFont de la Reina, se recogen materiales romanos;otra villa romana se emplaza en el Camí de SantJosep, cerca de la ermita del mismo nombre.

Dentro del radio territorial de 4 kilómetros, seconstatan los hallazgos recogidos en los alrede-dores de la colina donde se levantan los restos delrecinto castral conocido como el Castell Vell de laMagdalena; hacia el sur, en la partida Vinamargo,junto el Caminàs, se recogieron cerámicas roma-nas; y en los alrededores de la ermita de Fadrell,se han constatado importantes restos constructi-vos, así como cerámicas romanas.

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Figura 4. Planta y reconstrucción ideal de la supuesta edícula de la partida de la Coscollosa (según Porcar).

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Foto 5. Vista de conjunto de los restos de la edícula (foto Porcar).

Foto 6. Detalle del basamento (foto Porcar).

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Finalmente, ya en una zona más alejada, yadentro de un radio de 5 kilómetros, en la partidadel estepar, se encuentran los restos de la villaromana de Quadra de Na Tora; y el ya citadohallazgo de la Font de la Rabassota, próxima a lalínea litoral.

Así pues, dada la relativa frecuencia deestablecimientos agrícolas romanos (13, sin incluirla edícula) en un territorio de un poco mas de 78kilómetros cuadrados, lo que representa hipotéti-camente una villa por 6 kilómetros cuadrados,separadas por tanto entre si, por una distanciaaproximada de unos 2,50 kilómetros, es muyprobable que la figura del Lledó provenga, comoya hemos dicho, de los cultos menores y/oprivados practicados por los habitantes de algunode dichos establecimientos.

No extrañaría pues, que la estatuilla fueseuna figura femenina del tipo amuletum muycorriente en los cultos populares y en la imagineríade origen mágico, muy frecuentes en el mundohelenistico-romano de corte orientalizante oegiptizante de baja época, y que en este caso,nuestra imagen hubiese sido utilizada entre laservidumbre de alguna villa rural romana de losalrededores a modo de objeto apotropaico, oformase parte de la imaginería de exvotosdepositados en los centros de culto públicos. Enalgunos casos la estatuilla sobrepasaba el estatusde amuleto al ser consagrada mediante ritosmágicos. Así pues, la imagen pudo haber sidoutilizada como talismán destinado a las prácticasmágico-religiosas femeninas, a fin de conseguirbienes salutíferos, bien para la concepción, yprotección durante el embarazo, o incluso parapropiciar un buen parto, -no hemos de olvidar eltamaño, 7 centímetros de la imagen del Lledó, yen el caso que hubiera sido acortada unos trescentímetros, es la medida de un feto o embriónhumano de entre 10 y 12 semanas de gestación-.Así pues pudo convertirse en una reliquia tauma-túrgica de protección de partos.

En este caso la teoría de mosén Trenchsrespecto a que el nombre de Lledó tendría ciertacoherencia al derivarse el nombre ledo o lido delos documentos medievales, de la palabra lletó(lactante), sinónimo de nadó/nounat, que encatalán significa recién nacido (Trenchs, 1947);incluso en nuestra opinión podría ampliarse, por lapeculiar estética formal de la figura, a la expresiónfetus o sea non natus (no nacido); al respectodebemos recordar lo escrito por Sarthou Carreresreferente a la apariencia de la imagen del Lledó,

“...pero alguna persona perita...nos exponeopiniones que no nos atrevemos a transcribir”.

Cabe pues, la posibilidad que dicha estatuillaa lo largo de los años, perdiese su antigua funciónde amuleto pagano, usado durante mucho tiempopor los antiguos siervos o esclavos del poblami-ento rural de la zona, durante el bajo Imperio,perdurando no obstante la figura -que no hemosde olvidar poseería una función sanadorafemenina- en manos de algunos de los primeroscristianos de la zona, cuando ésta ya no formaríaparte de la antigua estructura económicalatifundista de la baja romanidad, prácticamente endeclive a lo largo de finales del siglo V y comienzodel siglo VI dnE.

Probablemente, nunca llegaremos a conocerlos mecanismo ideológicos por los cuales seestableció el sincretismo cultual que permitióestablecer el paso de una imagen pagana a unaimagen cristiana relacionada con un culto a laVirgen María, entre el inicial poblamiento cristianode época tardorromana, anterior a la ocupaciónmusulmana del siglo VIII, como ya expuso en sudía el erudito Sánchez Gozalbo, quién conside-raba, esta imagen, aunque con dudas, comoposiblemente visigótica (1949, 465 ss), y quenosotros pensamos que dicho autor quiso decir deépoca visigótica, que no de estilo, con el cual nadatiene que ver. Así pues, dicha devoción marianaperduró entre la población mozárabe, posterior-mente establecida en los alrededores de la actualBasílica del Lledó. La hipótesis que presentamospuede relacionarse con el poblamiento hispano-rromano tardío local (siglos VI-VIII), cuyosmiembros pudieron venerar una representación dela Virgen María, en una tosca imagen cristianizadade un antiguo amuleto femenino apotropaico,proveniente de alguna villa romana de la zona;manteniéndose un discreto culto durante toda laocupación musulmana, reapareciendo con mayorfuerza a partir de la corta ocupación cristianaaragonesa por parte del rey Pedro I durante diezaños (1093-1103), construyéndose entonces en lazona del actual Lledó, quizás una pequeña ermitaque muy posiblemente no pervivió hasta laconquista en 1233 por parte de Jaime I del castillode Fadrell, puesto que el largo paréntesis de lasinvasiones de los almorávides y almohades en lossiglos XI e inicios del XII, pudo muy posiblementeacabar públicamente con el culto mozárabecastellonense del Lledó e incluso conllevar ladestrucción del pequeño oratorio o ermita dondeprobablemente se guardase la santa imagen.Aunque la memoria colectiva de la imagen pervivió

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entre la población hasta su posterior redescu-brimiento.

El profesor Sánchez Adell cree “...perfec-tamente aceptable la explicación del hallazgo de lapequeña imagen” (Sánchez Adell, 1981, 13),quizás según él, originada a comienzos de lasegunda mitad del siglo XV, así “El descubrimientode una figura marmórea de difícil explicación paraaquellos tiempos, se asoció lógicamente y demanera natural para la religiosidad medieval, a ladevoción que allí mismo se rendía a la Virgendesde mucho tiempo antes” (Sánchez Adell, 1981,13). Estamos totalmente de acuerdo con dichaaseveración, la leyenda señala que bajo una granpiedra de más de cuatro quintales (unos 170kilogramos), apareció la estatuilla. Ello proporcionaun hallazgo ocasional de un objeto escondidoadrede; lamentablemente nunca sabremos si sehallaba acompañado de algunos pequeños ypobres elementos más de culto, aunque es posibleque quedasen aquéllos esparcidos y olvidadosante el “extraordinario” hallazgo.

¿Quién, por qué, cuándo y cómo se hallabaexactamente colocado dicho escondri jo?,constituyen estas preguntas unos interrogantesmuy difíciles de responder; ¿fueron los mozárabesquienes escondieron la imagen, tras la retirada delrey aragonés Pedro I y la ocupación de la zona alsur del Ebro por parte de los almorávides?, cuyaintransigencia religiosa hacia los mozárabes pudoponer en peligro el culto religioso mariano hastaentonces practicado; e incluso el escondite pudocontinuar durante el periodo de los almohades, aprincipios del siglo XII, perdiéndose así la memoriadel lugar exacto donde fue escondida la imagen,aunque perduró entre los descendientes de lapoblación mozárabe inicial, y posteriormente entrelos cristianos liberados, tras la ocupación de laPlana de Castellón por el rey Jaime I, la tradiciónde un viejo culto mariano muy antiguo. Lacasualidad hizo que un labrador a comienzos delsiglo XIV, según opinión de Sánchez Adell (1981,13), encontrase arando el “escondrijo” mozárabede la imagen del Lledó. Esta muy probable reali-dad histórica, formulada por dicho investigador,presenta en nuestra opinión un alto porcentaje deser cierta. El hecho se fue convirtiendo en unaleyenda popular medieval-renacentista, más tardetergiversada por la pseudohistoriografía, acomo-dándola a la mentalidad y a los intereses de lasociedad barroca del momento.

A la luz de la documentación histórica, muyposiblemente en el año 1370 ya existía unamodesta iglesia de unos 10 metros de largo por 5metros de ancho (Traver, 1958, 257), donde seveneraba con gran devoción popular la imagen deNª Sra del Lledó dentro de un ostensorio orelicario. Dicha advocación en este recinto nopresupone necesariamente que anteriormente noexistiera una pequeña capilla donde se guardaseesta imagen como objeto de culto en su interior.Esta iglesia supuestamente inicial de mediados delsiglo XIV, fue posteriormente ampliada dos vecesdurante los siglos XVII y XVIII (Fig. 5).

Sin embargo, la imagen venerable de“herencia mozárabe”, en nuestra opinión, noadquiriría pleno reconocimiento por parte de lapropia Iglesia Católica, a lo largo del siglo XIV,como representación de la Virgen, hasta queaparece cada vez con mayor fuerza la devoción ypiedad populares, la voluntad manifiesta delpueblo de realizar este proceso, muy posiblementeconsiderada inicialmente como una “Virgen emba-razada” o de la “Buena Esperanza” o de la “Con-cepción”, tal y como se ha propuesto (Trenchs,1947, 82);al respecto, Sánchez Gozalbo escribió

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Figura 5. Superposición de las distintas plantas delrecinto eclesial de Nª Sª del Lledó: 1.- S. XIV; 2.- S.

XVII; 3.- S. XVIII (composición del autor, según plantasde Traver).

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referente a la Virgen del Lledó, “ ...recubriéndoledespués la base de sustentación y parte dorsal deltorso con lámina delgada de plata, bordeada enzig-zag de ángulos entrantes y salientes cortos,recordando el halo flamígero o sol radiante quellevan las imágenes medievales de Ntra. Señorade la O o de la Esperanza” (Sánchez Gozalbo,1949, 465 ss.). No olvidemos que la pequeñaestatuilla fue más tarde colocada en el seno de laimagen-relicario que la alberga, y no en el pechode ésta, como algunas veces inexplicablemente semenciona. Muy posteriormente, se pretendió en elsiglo XVIII que la fecha de la confección de laleyenda de Pere Granyana como hallazgo “adnovo” correspondiera al siglo XVI, a fin de justificarquizás una tradición anterior de una imagen, pocoortodoxa a los nuevos concepto mariológicos de laIglesia Católica, surgidos a partir del Concilio deTrento (1545-1547/1551-1552/1562-1563) yanteriormente por la institución creada en 1542 dela inquisición romana. Los decretos tridentinosfueron promulgados en Valencia en los años 1565y 1566. Curiosamente, ya a mediados del sigloXVI existían dos imágenes de alabastro, en 1546(Sánchez Gozalbo, 1949, 465 ss.), y 1563(Francés, 1999, 93); en 1638 ya consta en ladocumentación que la pequeña imagen ha sidointroducida dentro del seno de una imagen-relicario de mayor tamaño, presentando unaortodoxia canónica conforme al gusto estético desu época (Foto 7).

El llamado Llibre del Bé e del Mal, falsa obradel siglo XVI refiere la versión tradicional delhallazgo milagroso del 1366, cuya fecha seatribuye su invención a principios del siglo XVIII;posteriormente se fueron añadiendo nuevos“datos” eruditos con el fin de adornar el “milagrosoevento”, especialmente a lo largo de los siglosXVII y XVIII (Balbás, 1890). En realidad la primeramención que se refiere al hallazgo del labradorPere de Granyana, pertenece al historiadorViciana (1563), aunque dicho autor no indicaba lafecha de 1366, que fue añadida posteriormente demanera apócrifa.

CONCLUSIONES PROVISIONALES

En el actual estado de los conocimientosexistentes, es imposible aseverar con toda certitudcualquier hipótesis referente al origen de laimagen del Lledó. La elaboración de unainterpretación racional, lógica y coherente de losdatos arqueológicos, junto con la documentaciónhistórica que se posee actualmente, queda

dificultada en gran manera a la hora de estableceruna explicación científica que permita desentrañarla compleja trama creada en torno al origen de laimagen, propiciando con ello la continuidad del“misterio” y el “milagro”. Todo hecho humano tieneuna explicación razonable, al igual que losobrenatural t iene su propio mito, lo úniconecesario es poder interpretarlo a la luz de larazón objetiva. Por otro lado, y sin querer entrar enun terreno ajeno, la fe religiosa, según lapatrística, ofrece una certidumbre firme y enarmonía con la razón, ya que razón y fe procedendel mismo Dios.

Muchos son pues, los interrogantes de ordenarqueológico e histórico que envuelven la figuracristianizada del Lledó, venerada como MadonaSanta María. Las modestas catas de excavaciónarqueológica que fueron realizadas frente a lafachada principal de la Basílica en el año 1982,

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Foto 7. Imagen relicario original de Nª Sª del Lledó delsiglo XVII (foto Traver).

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por el Servicio de Investigaciones Arqueológicas yPrehistóricas de la Diputación de Castellón,solamente proporcionaron unos escasos datosmateriales consistentes en fragmentos cerámicosde época romana, fechables entre los siglos II-IIIdnE, especialmente producciones de terra sigillatasudgálica, hispánica y africana A, además decerámica común de cocina, ánfora, t inaja yfragmento de una lucerna, así como un fragmentode placa marmórea. También se pusieron aldescubierto los restos de un horno y un silo condiversos materiales musulmanes (Fig. 6, Láms. I-III). Ni en el exterior e interior de la Basílica, ni enlos alrededores de la misma, actualmenteajardinados, se ha permitido nuevamente realizarningún tipo de prospección geofísica o sondeoarqueológico.

Así pues, podemos concluir que en estebosquejo de estudio arqueo-histórico-antropológi-co de la imagen del Lledó, se integra perfectamen-te en los procesos evolutivos de la antropología delo sagrado, entendida ésta como el análisis delcomportamiento humano ante la génesis yutilización del conjunto simbólico de lo sagrado,cuya finalidad se dirige al análisis del ser humano,generador de creencias religiosas que lecondicionan y dirigen su propio comportamiento ydinámica vital, dándole un sentido a su ubicaciónen el Universo, ayudándole a comprender supropia finitud humana (Ries, 1995,13).

El nacimiento de la actual devoción a unaimagen cristiana, Santa María del Lledó, se iniciaen nuestra opinión, en la nebulosa etapa de lascreencias mágico-religiosas de la antigüedadtardía, entre los siglos IV-V, en un modestoamuleto de iconografía burdamente orientalizanteo vagamente greco-egiptizante, cuya utilización através de la superstición y culto basada en

divinidades femeninas protectoras o apotropaicasde profunda raigambre popular en las clases bajasde la antigüedad greco-romana, se pudo emplearcomo talismán, utilizado posiblemente en lospartos o en los embarazos u otros fines relaciona-dos con el ámbito de la mujer. La estatuillaperviviría posteriormente en el seno de algúngrupo familiar o social, cuyos miembros pudieronprofesar la nueva religión cristiana. La estrecha yprofunda relación conceptual que dicha figuraposeería con alguna divinidad femenina anterior,no pudo diluirse con la nueva fe profesada en elcristianismo y, de alguna manera se la considerócomo una figuración de la Virgen María, a modode herencia de los antiguos cultos de la MagnaMater protectora (courotrophos o madre nutricia).No hemos de olvidar que en el Concilio de Efeso,celebrado en el año 431 (siglo V), convocado porel emperador Teodosio II y el papa Celestino I, seproclamó a María como Theótokos, o Madre deDios. Por otro lado, no existían durante esteperiodo excesivas imágenes de la Virgen, con locual no es de extrañar que aquella estatuillafemenina pagana, conservada durante genera-ciones en el sí de alguna comunidad que habitaríapróxima al pujol del Lledó, apreciada “desdesiempre” como un amuleto protector, fueseconsiderada igualmente, pero bajo la advocaciónde la nueva divinidad cristiana, como protectora delas parturientas. Esta tradición posteriormente setradujo en las virgini pariturae medievales, como lade Notre-Dame de Bonne Délivrance o NuestraSeñora del Buen Parto, actualmente en la iglesiadel convento francés de Saint Thomas deVilleneuve (Neuilly-sur-Seine) entre otrs imágenes.

La primitiva comunidad cristiana vecina dellugar del Lledó siguió pues, conservando yvenerando, quizá en una pequeña iglesia, la ya

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Figura 6. Materiales procedente de los sondeos realizados en 1982 por el SIAP en la fachada de la Basílica: 1.- Terrasigillata hispánica; 2.- Fragmento indeterminado de terra sigillata hispánica; 3.- Terra sigillata africana A, forma Hayes 23

(según Arasa).

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considerada Madona Santa María, a lo largo delos siglos V y VI. La invasión musulmana de laPenínsula y la caída del reino visigodo de Toledo,trastocó el panorama religioso de la sociedadhispanorromana-visigoda. Así, la imagen pudoesconderse temporalmente durante los primerosaños del poder político-religioso islámico, pero lapermisividad y tolerancia del nuevo sistema depoder para con los cristianos, muy bien pudopermitir el retorno de la Virgen del Lledó al cultopúblico de la población no convertida almahometismo, aunque muy posiblemente dentrode un ámbito restringido. Así pues, los gruposmozárabes siguieron conservando la imagen en elmismo enclave de siempre, los alrededores delpujol. ¿Cuál fue la situación del culto de SantaMaría entre los siglos X e inicios del XIV?, por elmomento la documentación histórica es incom-pleta y, por supuesto, la información arqueológicade la primera etapa, siglos IV al X es nulatotalmente. Lamentablemente la falta de investi-gación de campo desde el punto de vista de laarqueología, no permite por el momento, laverificación material de este largo proceso reli-gioso que planteamos en nuestra hipótesis.

POSIBILIDADES RESPECTO A NUEVOSCONOCIMIENTOS OBJETIVOS EN TORNOA LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL LLEDÓ

En un estudio completo y específico de laimagen, se deberían de realizar análisisexhaustivos macro y microscópicos conadecuados métodos modernos de laboratorio,estudio de los componentes petrológicos,utilizando procesos no destructivos, microanálisisde las trazas e incisiones existentes en el cuerpode la figura, así como de las alteraciones en lassuperficies de la misma, análisis mediantetratamiento digital de imágenes, así como unalimpieza y restauración adecuadas. Losorganismos encargados de llevar a cabo dichatarea analítica debería ser la universidad a travésde sus correspondientes departamentos y losservicios de restauración adecuados, todo ellobajo la supervisión y coordinación del Servicio deInvestigaciones Arqueológicas y Prehistóricas dela Diputación de Castellón.

Quizá dentro de un plazo de tiemporazonable, en el nuevo siglo XXI, cuando lasociedad castellonense lo requiera, el métodocientífico arqueológico pueda aportar alguna luzhistórica, a un objeto religioso que ha perduradoen la fe de un pueblo, a través del tiempo y del

espacio, permitiendo así desentrañar el enigmadel origen de una imagen sagrada, veneradaprofundamente desde la antigüedad tardía hastanuestros días.

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UNA ESTATUILLA-AMULETO CRISTIANIZADA: Nª Sª DEL LLEDÓ (CASTELLÓN DE LA PLANA). UNA HIPÓTESIS...

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1. Vista de los sondeos realizados en la fachada de la Basílica en 1982 (foto SIAP).

2. Sondeo A de 1982 (foto SIAP).

LÁMINA I

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FRANCESC GUSI I JENER

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1. Sondeo B de 1982 (foto SIAP).

2. Depósito con paredes de tierra cocida de época musulmana (foto SIAP).

LÁMINA II

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UNA ESTATUILLA-AMULETO CRISTIANIZADA: Nª Sª DEL LLEDÓ (CASTELLÓN DE LA PLANA). UNA HIPÓTESIS...

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1. Columna empotrada de época medieval incierta, entre la fachada de la basílica y la casa abacial (foto SIAP).

2. Basamento de la columna medieval, situada en el ángulo del sondeo B (foto SIAP).

LÁMINA III

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