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  • Publicación men..al de la

    LOTERIA NACIONALDE BENEFICENCIA

    Licenciada

    Amanda V. de SavaraínDirectora

    Aristides Martínez Ortega

    Editor

    Oficina: Departamento deRelaciones Públicas

    Ave. 7a. - Central

    Tel: 22-7300 - Apdo.: 21P.inamá 1, R. de Panamá

    Distribución gratuita

    Impresa en Panamá porEditora Lemania, S. A.

    I N O ICE

    ESTAFETA 2ENSAYOS Y MONOGRAFIAS

    Distribución geográfica

    de la poblaciónA riálisis geográficode los factore.~ que la influyen

    Dra. Lig;a Herrera 3Ricardo J. Alfaroel internacionalistaLic. Juan Materno Vásquez 38

    Marginidady promoción popularLic. Mílciades Ortiz, Jr 43

    CRONICA Y ANECOOTAJosé DornÚigo /)1, OhaldíaArmando Aizprua 60

    1,'1 Fiiperailor /)1' SileiiáoFray Rodriga 71.'lt(I'So.~.v Co.~I1,~ ilf' In/aiio

    Ernesto J. Castillero 74

    EL Teatro .\acÎoflaly Ana laii/oiiaLola C. de Tapia 71

    OBRAS Y AUTORES

    Antonio A/varado 79

    POESI A

    Anotaciones a Urce" ITobias Diaz B. 81

    PROSA

    Flor de !Jana/iaJoaquín Beleño C. 85

  • Sr.Aristides MartrnezEditor de la Revista LoterraE. S. D.

    Señor Editor:En la Revista Loterra 170 de enero de 1970 fué publicado :m artrculo del

    Sr. Juan Luis Velásquez, titulado "Vida, Obra y Herencia de E instein". So-bre el particular, qiliero expresar lo 3iguiente:

    E inste in: Qi.e cada U:10 encuentre su religi6n y su Di::s. Ni pOdÍa ni de-

    bra adentrarse en esto ya que era U:1 cientrfico y naturalista. E 3te es pen-s:i.miento estramb6tico, dig110 de quien loprodiijo. Dios, amor y verd¡¡d, 'io

    puede ocultårsenos.Dijo: "La percepcj(¡n 3et1~ible de la -,midad del Cosmo~, de lo c'-al ~e ge-

    nera W1 sentimiento que sirve de rarz al florecimiento del pensamiento re-ligioso". E s cbro, ya que Dio,~ hapuesto este sentimiento. Todo pnra tod03y el Hombre p:iraDi:Js. Po:-locreado r,e va al Cre~dor, Quien nos h:. hechopara la felicidad, q-ie 11" se encuentra fuera del EI.

    No q-iiso ocupa:se d,~ religii"n ni co:iip-cendra laespiritualidad del ¡¡lina.Qiié lDCO filosofar, lo misiio -hacen los anim81es. :\Cl" llmll't temero~os alo~ crcyentes; precisamente delJcnv)s serlo, p'-ies ni son¡;JS ak,olut:Js, nin'òcesariament,e !lJ:; deeimo" por d bien "Elprincipiode la sabidurra es eltemor del Seri:r". Tam'_'¡én n":o; llama débiles. Débil es quien rechaza la

    verdad p:Jl' !l) co:iiprom-:tcrse o 'lO practiCa lo que ~abe debe hacer.

    Dij:J; La rdigi6:i '-ò~ 81 triuifo ddinitivo de la '_,onciencia humnnn. Peronos .-1ice qur~ es etcrnam('nte revolucionario; c6,i)i p-iede ser definitivo si esasr. "El rec:):-rido histtirico d" la Hltnl'nid:id" respecto 'el religión, bien co-

    ll)c:do es, sin f)jos, vive en un ,',in número lle errores."Hombre libre": Lo s:mL\S, siest3.miJs unidos a Dios, luego s610 rei~Jli-

    vaiiicnl.e. !Jius, CjLW tanto no:, :ltlLl n'J ILOS ¡iW:)rlC dlòj:ir lljvagnr respecto a loS,lj"). "La C()Il(;i(~tICh hmiiana": Veo "lliiel1, lo apruebo, sin emliargo hagoulm:il, Sad l':ililo. Inc;iste "¡'I hombre es dieño -:e :,,1 p_':ipio destino". Si,1)e:'o s61ci CO,l laayud.i J¡~ Dios. Bbtlfenian d,~ lo que no e'ino::en,

    Se glorfa dc: .i¡,siiri~('io c)( 1:.1 g~'a:idC7.ayr; clinero, pac'; .Jesú:, ni se gl.O-rra. lnllJr:d 1n dilctl'ina del pi'ernjo y el castigo. Poiij'ec:to, s610 e! que nJtii~ne q--i(~ Ii.ich:ir p:\r:i '8':'1' hueno, y en ~ò"to 110 ~i:iy méritu, pued" reelamarpl'~niio.' ¡. 1 h,);ii:it'e animal no entiende l:is COS:.IS de D'os, El m;"rno Dio3trab:ija pur el p:-(~mio, p:ir,i ,2uzar ck sus ci'caturas viéndolas felices en

    el ~oce d'i su amor. ,\ ,ksús noiigr':idó tanillJ('o, co:n'J ~oli1ire, esta dx:-trina: " Mi clictrin:i no es ITir:i sino el:; Aquel q'ie me 11' ièiwki!lo. Dios ha

    dispuesto '1lie ganenws el Cielo y no li'.l m(is qclC aga,__:har el lomo; tenemes

    que prolJarle n~icC\tro annr, haciendo su voluntad.Solierhi:i incom'-"iral)le h-ivantarse cultra doctrina qUe pareci6 tan na~u-

    raloCr'itiear al mismo Dios es fácil, pi'opoiv~r algo nwior es im:J:'lilile.

    i

    L' S 1 nfe 111

    Rev. Juan de Dios Poreell

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  • azar. Son varias las razo-nes que le m'-ieven al ha-cerla.

    Es evidente que el me-dio natural, atractivo o re-pulsivo pai-a el hombre se-gún las condiciones favora-bles o desfavorables que leofrezca, es un factor im-portante en d estableci-miento humano. PeN si bienel ge6grafo reconoce la im-portancia de ese medio, 10estudia y lo analiza paratratar de entender el com-portamiento de los gruposhumanos establecidos en él,comprende que el individuono es esclavo del mismo aun-que sí sea su subsidiario.En busca de respuesta a losmunerosos interrogante sque las características di-fierentes planteadas por el

    establecimiento humano su-gieren , es indispensablerelacionarlo también confactores hist6ricos, econ6-micos. sociales y técnicos.A través de este métodollega a concluir que los gru-pos humanos al establecer-se en determinados lugaresllegan a diferenciarse m~spor sus condicione s de vida

    y por su forma de adaptar-se al medio, que por los ca-racteres físicos del mi.smo.E:: un hecho ampliamentereconocido, de que mien-tras m~s avanzada es la e-tapel de desarrollo en que

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    se encuentra un pueblo m§.sficilmente dominar! el me-dio en que se ha establecido

    y con mayor éxito podr!em-prender la conquista deotros, por inh6spito o difí-

    ciles a la vida humana queparezcan adaptándobs a susnecesidades.

    Desafortunadamente nosencontramos en Panamá enuna etapa de desarrollo quesi bien no esclaviza al hom-bre el medio, si limita susincursiones hacia aquellosmás difíciles. Lo que espeor aún, no son raros loscasos en que debido a lasformas inadecuadas como sehan manejado los recursosque ese medio natural ofre-cía en el momento de lainstalaci6n humana, el mis-mo se ha tornado con eltranscurso del tiempo cadavez menos propicio para lavida c6moda y econ6mica-mente eficaz del hombre.Vivimos aún muy ligados alas facildades o estreche-ces del medio; de ello esevidencia la forma como seha establecido la poblaci6n

    a lo largo y la ancho de nues-tro país. Sin embargo, fac-tore s de otro orden han juga-do también papel importanteen la forma c6mo se ha dis-tribuido la poblaci6n en Pa-nam1Ï. La importancia de laintervenci6n del hombre pa-

  • ra cambiar el medio naturalqueda patentizada, por ejem-plo, en las importantes con-concentraciones de pobla-ci6n del istmo central.

    Para una mejor com-prensi6n del problema de ladistribuci6n de la poblaci6n

    en nuestro pars iniciaremos,por razones exclusivamentemetodo16gicas, el estudio delos factores naturales quehan oontribuido a su actualdistribuci6n.1.1. Factores Naturales

    Entre los múltiples fac-tores naturales que puedenejercer influencia en la for-ma c6mo se distribuye lapoblaci6n de un pars, la si-tuaci6~ y, sobre todo,lafor-mi: del mismo, conAtituyental vez elementos de pocarelevancia para mu.chos deellas. Sin embargo, en elcaso de Panamâ, adquierenimportancia fundamental;ellos han impreso nna fiso-nomía bien definida, no s6-lo a la forma como se hadistribuido la poblaci6n, si-no tambi~n a muchas de suscaracterrsticas sociales, e-con6niicas y poirticas. Ano-tamos aqur la importanciade esta relaci6n en su ca-rácter general. Sus dife-rentes facetas serlÍ estu-diadas con más detalle pos-teriormente.

    El hombre, ya se ha di-

    cho, por lo general simpreha buscado para su esta-blecimiento aquellos mediosnaturales que le son mâsfavorables; lo contrario solo

    ocurre cuando el inter~s queese medio representa es tangrande, que justifica losfuertes gastos que signifi-ca su modificaci6n¡ este he-cho generalmente implicatamhi~n, un alto grado dedesarrollo cultural.

    Se hace necesario anali-zar con algG detenimientolos factores naturales quecontribuyen a hacer al medioun lugar atractivo o n6 parael hombre. Sin embargo,elltos elementos no funCiO-nan en forma aislada sino amanera de un complejO deinterrelaciones; por lo tan-to, es imposible examinarlosseparadamente sin distor-cionar la realidad geogrãfi-ca. Por otro lada, el mane-jo de estas interrelacionespara su an!lisis no es cosasencilla y se corre siempreel riesgo de la omlsi6n dealgnnos de sus aspectos oel de pecar de redundanciaal tratar de mostrar todas3US facetas.

    En el juego de estas in-terrelaciones, los elementosm!s sobresalientes son losque van a determinar elcarâcter general de la re-gi6n, pero todos, en última

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  • instancia. van a incidir enla vida del hombre que lahabita.

    La Înteracción latitud, relieve,clima, suelos, vida animal yvegetal.

    Con la conformaci6n desentido de los paralelos enla Zona IntertropicaL, bor-deado por dos amplias masasmarinas. recorrido a lo lar-go de todo su territorio poruna cordillera que lo divi-de en dos vertientes, conUIl. característico sistema devientos y Wl interesante pa-

    sado geo16gicO,Panamá ha re-

    cibido de parte de los facto-res naturales importmite in-fluencia sobre la forma co-mo los hombres se han dis-tribuido en su territorio.

    La posici6n tropical con-ferida por la latitud, otorgaal país características cli-måticas muy similares parael mismo, viniendo acorres-ponder a las peculiaridadesde sus sistemas m::ntañososy de vientos, la introducci6ndi~ los matices diferencia-les más importantes.

    La forma c6mo estos ele-ment.os juegan y se influen-cian red'procamente, ha si-do motivo de análisis enobras geogråficas que hanseñalado regiones climáti-ca8. que como consecuencia

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    presentan diferencia en lavida animal y vegetal local.A nosotros s610 nos incum-be apreciar los factores deresistencia o de atracci6nque el hombre ha encontra-do en ellas y la forma c6mo:!e ha instalado en su medio.

    Al examinar el mapa dedensidades de poblaci6n delpaís, la relaci6n entre t;stay el medio geográfico sehace evidente. pese a la di-ficultad que significa tenerque calcular la misma a ba-se de divisiones administra-tivas, que. aunque como enel caso del mapa que anali-zamos han sido las de me-nor dimensi6n (corregi-mientas), introducen distar-ciones.

    Tal como ya 10 hemosmencionado. es la latitudla que impone el tono cli-mático al país. Sin em-bargo, los matices del mis-mo son variados, influyen-do en el mayor o menoratractivo que representapa-ra el establecimiento delhombre las áreas en dondeellos Ímperan.

    La cordilera centralpa-nameña es por 10 generalabrupta; no presenta aque-llos aplanamientos o mese-tas centrales que caracte-rizan las montañas de lamayoría de los países de la

  • América Central. De allíen buena parte, que mien-tras las montañas sean enesos países las !reas endonde la poblaci6n se haacumulado buscando el cli-ma más b€''1igno que la al-tura trae consigo en el tr6-

    pico, en Panamá la presen-cia de la cordilera signifi-ca, por lo general, descen-

    so de la densidad de pObla-ci6n. A este hecho esca-pan superficies muy especí-ficas y de reducida exten-si6n en la que la topogra-fra deja de ser abrupta paraconvertirse en amenas ãreasm!s o menos planas; talesson los casos de Boqueteen la provincia de Chiriqury el Valle de Ant6n en lade Coclé. En algunas otrasde caracterrsticas simila-res, la colonizaci6n ha tar-

    dado debido a su inaccesi-bilidad; los valles de Horni-to y de Culebra, de mayoramplitud que los dos luga-res juntos antes menciona-dos, esperan con sus tie-rras ubérrimas flanqueadaspor altas montañas en lascercanras del límite con Ba..

    cas del Toro, el caminoque los ponga en contactocon la civP; zaci6n. A pe-sar de su aislamiento el au-mento de la densidad de28.2% en el perrada inter-censal 1950 -1960 del corre-gimiento de Pajade Sombre-

    ro en donde está ubicado,es el más alto, con muçho,del de todos los otros co-rregimientoß que forman eldistrito de Gualaca en Chi-riqur. Caso similar es elde Cerro Punta en donde lapresencia de un mal canÜ-no, Mrtiles tieras y unmercado cercanO, David, de-ben haber tenido infhienciaen su aumento intéroensal(73.2%) para el mismo pe-rrada.

    En términos numéricospodría decirse que la pre'"sencia de la montaña se tra-duce con gran frecuencia endensidades que fltictúan en-tre 1 y 9.9 habitantes porkil6metro cuadrado, mien-tras que en las llanuras yãreas onduladas se hacenmås frecuentes aquellas en-tre 10 y 24.9. Constituyeexcepci6n a esta generaliza-ci6n las áreas montañosasrepresentadas por los vol-canes extintos del Barú yEl Valle de Ant6nensufren-te que mira hacia el Pacífi-co. En el primero la con-currencia de buenos suelosagrrcolas, clima agradabley caminos de acceso han si-do motivo para un activo po-blamiento. En el segundo,la calidad inferior del sue-

    lo está "compensada", paralos fines de que nos ocu-pamos, p:)r el tipo de te-nencia de la tierra que aiir

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  • impera.

    La peculiaridad de la dis-tribuci6n de las montanasy de los sistemas de vien-tos imperantes (los vientosdel noroeste cargados dehinedad, son los dominan-te s) , crean dos vertientesde condiciones topogr~ficas,clim~ticas y eco16gicas dis-

    tintas, diferenciadas en pri-mera instancia por un cli-ma m~s lluvioso que traecomo consecuencia que unavegetaci6n abundante cubratoda la superficie cordile-rana al igualque la estrechallanura costera de la ver-tiente del Caribe. La delPacífico, mucho menos hd-meda y de llanuras m~s am-plias, presenta condicionesque siempre representaronun "esfuerzo menor paracontrolar la vegetaci6n quecompetía con los cultivos"1/, especialmente en las re-giones ~ridas situadas enlos alrededores del Golfode Parita. A estas carac-terísticas generales debe a-ñadirse la existencia de lasllamadas "fajas o pisos dealtitud" en los cuales cam-bian las condiciones clim~-ticas y eco16gicas a conse-

    (1) Holdridge, L. R. Y Budoskí,G. Informe sobre un levanta-miento ecológico de la Repúbli-ca de Panamá. The CaribeanForester, 18. 1-2, 1957.

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    cuencia de la altura. E gtacombinaci6n de hechos geo-gráfico - climático ha teni-do importancia en cuantoal establecimiento de laspoblaciones indígenas guay-mres las que se han ubica-do en las tierras quebradas,relativamente templadas yde clima menos húmedo,propias de los sectores en-tre los 200 y 1.000 metrosde la vertiente del Pacffico,en general cubierta por ve-getaci6n rala. Sin embargo,hay factores hist6ricos y so-cio econ6micos de importan-cia fundamental en este he-cho. E 3ta vertiente del Pa-cífico hist6ricamente fue es-cogida en forma preferentepor el hombre para su es-tablecimiento, con excepci6nde algwos sectores batidospor los vientos del Sudoes-te en donde también se de-sarrollan' como en el Atlán-tico, bosques tropicales hd-medos. No es extraño, pues,que a la fecha del censo de1930 alrededores de 108 eros

    tercios de la poblaci6n delpa1's se encontrara ubicadaen la vertiente del Pacffico

    al oeste del Canal de Pana-má y hastaeiirmite con Cos-ta Rica. En este sector, entérminos generales, tradi-cionalmente las densidadesmás altas se dieron en lasáreas menos lluviosas, en-tre 1,000 y 2,000 mm. Pro-

  • medio de precipi taci6n anual.

    formando un amplio crr-culo alrededor del Golfo deParita especialmente en elSector Sur del mismo. Con-viene sin embargo resaltar,que otras áreas del pars con

    caracterrsticas climáticasque asemejan, si bien no sontan marcadas, no han acu-sado el mismo grado delpoblamiento. Tal ocurrepor ejemplo en los corregi-mientos de Pacora y la cabe-cera del distrito de Chepo,en el sector oriental de laprovincia de Panamå yeneldistrito de Alanje, especial-mente su corregimiento deSanto Tomás, en el sectorsur occidental de la provin-

    cia de Chiriqur. E ste últimodistrito a pesar de sus 6pti-mas condiciones de 8uel08 yclima tiene las densidadesmás bajas de ese sector chi-ricano, encontråndose ro-deado en todas direccionespor otros cuyas densidadescorresponden a dos y mâsveces la suya. Al parecer lecabe buena parte de la res-ponsabilidad de esta situa-ción a la alta concentraci6n

    de la propiedad; este intere-smite aspecto serå objeto de

    análisis por separado. Lasdensidades mås bajas delsector Pacrfico ocurren a suvez, en aquellas âreas miishúmedas y/o con costas yterrenos pantanosos en don-

    de proliferan los mosquitosde diversos tipos, entreellos. el trasmisor de la ma-laria.

    En contraposic6n, la cos-ta d~l Caribe se caracterizapor las bajas densidades de

    un extremo al otro, hacién-dose exc1usi6n apenas de laciudad de Co16n y alguas~eas vecinas en donde lamisma se alienta con sucercanra. Amplios espa-cios muestran densidadesmenores de wi habitante porkil6metro cuadrado, mien-tras queelpoblamientodelas nunerosas islas de SanBIas, tan pequeñas que nopueden aparecer en un ma-pa de la escala a que lopresentamos, da la impre-si6n de wia costa habitadacon wia densidad que distamucho de ser la real.

    La costa Sanblasina ba-ja y pantanosa en grandesextensiones, es pr6diga entoda clase de mosquitos;ellos y las inundaciones re-

    pentinas de sus rros cortosy caudalosos son, segú in-dican los indios moradoresdel lugar, las principalescausas de la constante emi-graci6n hoy vigente de lapoblaci6n desde tierra fir-me hacia las islas. Estearchipiélago presenta wi ca-so único en la distribuci6nde la poblaci6n rural delpars. Formado por islas

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  • de naturaleza coralígena,muy planas, sin agua pro-pia para la bebida, son pro-

    porcionalmente pocas lasque de ellas se encuentranpobladas. S610 han resulta-

    do aptas para el poblamien-ta, dadas las condicionesculturales de la poblaci611indígena local, aquellas que

    no se encuentran muy dis-tintas de la costa y estMubicadas cerca a la desem-bocadura de algún río queva a servirles de fuentede suministro de agua parala bebida. En esta situa-ci6n, y dada la exigua su-perficie de la m9.yoría deellas, ocurren en algunas de

    estas islas las densidadesmás altas registradas enel país para la poblaci6nrural, sobrepasando en al-gunas ocasiones los 2,000habitantes por kil6metrocuadrado, cifra tomada fre-cuentemente como uno delos índices para considerarun aglomerado humano co-mo de características ur-banas.

    Los climas con sus di-versas características, losdistintos tipos de rocas yde procesos geo16gicos, hangenerado una diversidad desuelos de diferentes cate-gorías. No parece existirsin embargo, gran relaci6nsalvo en áreas muy espe-cíficas, entre estos diver-

    10

    sos tipos de suelos y la den-sidad de la poblaci6n. E s-te hecho, corriente en mu-chos países queda entre no-eiotros obstaculizado por laforma en que se distribu-ye la posesi6n de la tierra.

    El papel de los ríos

    En general la presenciade los ríos trae consigoaumento en la concentraci6nde la poblaci6n. La cali-dad de país tropical, endon-de la urgencia del agua esmenos imperiosa, hace queen Panamá sea menos no-taria que en países de otras

    latitudes, la relaci6n direc-ta entre la presencia de uncurso de agua y el esta-blecimiento de poblados. Sin

    embargo, lejos está de es-capar totalmente a su in-fluencia; este hecho es mu-cho más notorio en la ver-tiente del Pacífico por lascondiciones ambientales yadescritas. En ~rminos ge-nerales, los valles de losríos son vías de penetra-ci6n so1:re todo en las áreasmontañosas; buenos ejem-plos de este caso lo son elRío Grande, en Coclé, queha favorecido el estableci-miento de poblados en sucurso alto, el Río Miguelde la Borda y sus afluentes,y ¡muchos más en menorgrado.

  • En las montañas, el va-lle constituye ademås el áreamás favorable para el es-tablecimiento humano enmedio de lo abrupto de latopografía circundante.E jemplo claro de este he-cho lo constituye el vallealto del rro Cricamola enBocas del Toro. E 1 mapadel censo de 1960 nos mues-tra en él una concentraci6n

    de poblaci6n indrgena quehace que los corregimien-tos Gueronr, Manunr y Pie-dra Roja del distrito de Chi-riqur Grande, pese a su po-sici6n interior y a su inac-

    cesibilidad, presenten den-sidades del mismo rangode las de el corregimientocabecera del distrito de Bo-cas del Toro y otros corre'"gimientos costero s benefi-ciados por la comunicaci6nmarítima más fácil.

    Las vegas fértiles de lasmárgenes de los ríos tam-bién han constituido focos deatracci6n; ello es notoriopor ejemplo, enpuntosespe-cíficos del rro San Pedroen Ver aguas en su cursomedio; el Santa Marra ensu curso bajo donde sirvede irmite a las provinciasde Rerrera y Los Santos,el río La Villa y otros.

    Las condiciones de cor-tos y torrentosos de la ma-yorra de los ríos del pars,

    determina que pocos de ellossean navegables por 10 queel papel .de servir de víade comunicaci6n está res-tringido a un número muylimitado de los mismos. Al-guos de ellos sirvieron enel pasado hist6rico esta fun-ci6n con cierto éxito, pero elprogresivo embarcamientode sus tramos navegables,debido a la erosi6n causadapor la deforestaci6n y elmanejo indadecuado de lossuelos, ha ido reduciendoprogresivamente su capaci-dad de vra de commlIcaci6n.Como tales han servido defijadores de la poblaci6n,principalmente los del sec-tor Sur del pars. Merecenespecial menci6n el rro Che-pø1en la provincia de Pana-m' con sus pequeños puer-tos Ana Luz y Capitana, es-te dltimo en la confluenciadel río Mamonr, hasta don-de pueden llegar embarca-ciones de cabotaje, y el Chu-cunaque navegables por bar-cos de igual tipo hasta Ya-viza. En Veraguas los rrosSan Pablo, navegable porpequeñas embarcacioneshasta Soná y el rro San Pe-dro en cuyo curso se encuen-tra Puerto Mutis y el peque-ño embarcadero de PuertoReal. En Darién la red deafluentes de los rros Tuiray Chucunaque, del Sambú,del Balsas, del Sabanas, del

    11

  • Antad6 y el Santa Biirbarahanconstituido vrasde pene-traci6n para pobladores que

    se han fijado en sus márge-nes viajando por sus aguas

    en embarcaciones menoresque pueden navegar por ellashasta sus cursos altos. Igualcaso ocurre con el Bayanoy su red de afluentes e spe-

    cialmente el Canitas, el Ma-jé y el Canazas o Margandr2/ y el Indio y MiRuel de la

    Borda en Co16n. A travésde las §.e as banadaspor èstos rros han sur-gido en los últimos anos unagran cantidad de nuevos po-blados, situaci6n que cierta-mente harii cambiar el cua-drode densidades que elparsmostrarii cuando conozacanlos resultados realizado del

    censo de 1970 al nivel delcorregimientos.

    También por su interéscomo vra de comunicaci6n,aumentada su importanciapor su cercanra a centrospoblados grandes, los lagosGatún y Maden han jugadopapel importante como nu-cleadores de centros pobla-dos. Aquellas de sus márge-nes ubicadas fuera de la Zo-

    (2) Araúz, Amado. Aspectosdemográficos Y sociales de la re-gión oriental de la República de

    Panamá. Revista Lotería. Vol.X'VI, No 169. Panamá, Dic. 1969.

    12

    na del Canal se encuentrancada vez miis profusamentecubiertas por pequefios ca-serros.

    Numerosos rros a 10 lar-go de todo el pars han cons-tituido por sus arenas au-rfieras, punto de atracci6nde pobladores desde la épo-ca del descubrimiento y laconquista de su territorio,los primeros núcle03 de po-blamiento hisPMico del ist-mo eligieron lugar de esta-blecimiento de acuerdo coneste interés (Santa Marra deBelén, 1502). Si bien lasactividades relacionadas di-rectamente con la extrac-ci6n de oro no han sido per-manentes, este hecho cons-tituy6 en muchos casos elmotivo inicial para el pos-terior establecimiento defi-nitivo de pobladores en losnuevos parajes. De estamanera el significado de nu-merosos lavaderos de oro,a pesar del carácter transi-torio de la actividad en sr,no deja de tener importanciaen la ocupaci6n paulatinadel territorio del pars. Eneste acpecto merecen des-tacerse los rros Caldera, yBlanco, en Chiriqur; Vigur.Cobre, Tabasará y Concep-ci6n en Veraguas; el Baya-no en Panmá y muchos otrosen diversas provincias.

  • Las Costas

    La misma configuaci6ndel Istmo de Panam!, con-signa a sus costas una lon-gitud notable (3) en propor-ci6n a la superficie delpars.Resulta curioso sin embar-go, que a pesar de este he-cho no se haya desarrolla-do en ellas, con car!cterde permanencia, sino un nfi-mero muy reducido de con-centraciones hwnanas deimportancia.

    En general, las costasdel Istmo son poco sinuo-!!as, llanas y con frecuenciapantanosas; a ello se añadeen el sector Caribe la pre-sencia frecuente de arrefi-fes corairgenos que tornanpeligrosa la navegaci6n porsus aguas. Pese a las nu-merosas caracterrsticas po-sitivas que el Istmo Centralde Panam! posera para fa-cilitar la comunicaci6n inte-roce§.ica. la ausencia debuenos puertos en ese sec-tor era notoria al punto que

    tuvieron que ser construidosartificialmente aquellos que

    servirran las fnnciones detales en lose~tremos delCanal.

    A sus condiciones de buenpuerto debi6 su desarrollo

    (3) 2,900 kilómetros es la cifraindicada por Angel Rubio en suPequeño Atlas Geográfico, 1963.

    y auge en la ~poca colonialPortobelo. Pero tambiénlos puertos creados buenospor lanaturalezaest§. supe-ditados en su importancia yutilidad a los intereses eco-n6micos; de igual manera sehabilitan afin acostadefuer-tes inversiones aquellos que

    annque no tengan las mejo-res características natura-les puedan servir interesesecon6micos importantes. Delos puertos de importanciainternacional del país, Cris-t6bal, Balboa, Puerto Ar-muelles, Bahía Las Minasy Almirante, los dos prime-ros son artificiales, mien-tras que los otros han sidohabiltados para tal funci6nmediante costosas inversio-nes que permitieron en loscasos de Puerto Armuellesy Almirante, el estableci-miento de centros poblados.

    En el pasado florecieronen cierto modo un númeroregular de pequeños puer-tos que servían fnncionesde cabotaje a lo largo 9rin-cipalmente de las costas delPacífico. Pedregal, Horcon-citos y Remedios en Chi-riqur; Sonå, Río de Jesús,Puerto Mutis y Montijo enVeraguas; Met1~ab~, Agoyi-to o Chitr~, :Parita y Agua-

    dulce en las costas del Gol-fo de Parita; Puerto Posa-da, Ant6n, San Carlos, Cha-me y Puerto Caimito en las

    13

  • costas entre el Golfo deParita y la ciudad de Pana-

    m~. Sin embargo, con eldesarrollo de los caminosla importancia de esos puer-tos prácticamente desapare-ci6 y con ellos -los caseríos

    aiir formados. Unidos porbuenas carreteras los prin-cipales centros poblados delPacrfico y falta de desarro-llo econ6mico la costa delAtHintico, la perspectiva de

    desenvolvimiento de cen-tors poblados de algua im-portancia en las costas delIstmo parece un tanto re-mota, aunque la probableexplotaci6n de las minas decobre de Botija y Petaqui-Ha ciertamente requerirá la

    apertura de un puerto en elCaribe para la exportaci6ndel mineral o de los pro-ductos elaborados o semi-elaborados derivados delmismo. Alpresente, sinem-bargo, aparte de los puertosinternacionales enwnera-dos, los demás que sirvenfunciones no parecen estarsignificando factores muydecisivos en el poblamiento.Los pocos núcleos pobladosque existen en la costa enforma espontfuea, tienen hoysu principal raz6n de ser enun incipiente desarroHo delinterior. con el cual se co-

    munican generalmente porlos ríos; de allí que se en-cuentren ubicados en la de-

    14

    sembocadura de los mismo.E 1 origen del alguos deellos se remonta a la épocacolonial siendo sus prime-ros pobladores esclavos hur-dos. Se mantuvieronprácti-camente estáticos en su cre-

    cimiento hasta tanto no co-menz6 a desarrollarse elsector interior; tal es elca-80 de varios puntos de lacosta Norte del Istmo. Suimportancia como puertosdesaparecer~ en cuanto ha-yan vras de comunicaci6nterrestre apropiadas.

    El atractivo turrstico de

    algunas de nuestras playasha sido motivo para que enlos últimos años se hayandesarrollado centros de es-parcimiento. que tienen so-bre todo un carácter de re-sidencia transitoria y que se

    encuentran ubicadas princi-palmente en las costa limí-trofes de las provincias dePanamá y Cocl~.

    Creemos que el pObla-miento intenso de aquellasde nuestras costas hoy des-pobladas. s6lo ocurrirácuando en ellas se creenincentivos econ6micos. Ellosserfu obra más del desarro-llo planificado que de atrac-ci6n de los factores natura-les. No podemos descartartambién como otro motivode poblamiento en ellas. ala creciente presi6n demo-

  • gráfica sobre la tierra enotros sectores del pars; sinembargo, si dejamos a estefactor actuar por sr solo, eltipo de poblamiento que pro-vocará difrcilmente será elque traiga desarrollo ade-cuado a la regi6n en que seasiente. Urge al estableci-miento de una poirtica esta-tal en este sentido.

    En conclusi6n, los fac-tores naturales han dejadosu impronta marcada en laforma c6mo se ha llevada acabo el poblamien to del pars.pero no constituyen en nin-gua parte del mismo, talcomo ocurre en otras lati-tudes, obstáculos de granmonto para el e$tableci-miento de la poblaci6n. Fac-tores de orden hist6rico, so-

    cial y econ6mico eatAn ejer-ciendo poderosa influenciaen la distribuci6n de la po-blaci6n del pars por lo quese torna imperativo anali-zados.1.2 Factores Geo-hist6ricos

    En W1 trabajo de carác-ter general como el que nosocupa, la importancia de log

    factores geo - hist6ricos que

    han tenido influencia sobrelos patrones de distribuci6n

    de lapoblaci6n, forzosamen-te han de aparecer un tantodisminurda al no poder mos-trarlos en todo el contexto

    de sus relaciones. Nos li-mitaremos a indicar susgrandes rasgos basándonosen investigaciones ya exis-tentes.

    Dos fueron los principa-les elementos de esta natu-raleza originalmente res-ponsables del poblamientodel pars: su forma y su po-sici6n geográfica y su rique-za allrffera. A ellos han deañadirse Los problemas re-lacioneados con las enco-miendas indrgenas, tema aúnno completamente dilucida-do en nuestro pars. Habrraque incluir también el delas concesiones de mercedesde tierras; desafortunada-mente no existe suficienteinformaci6n sobre este te-ma. que permanece prácti-camente virgen en la histo-riograira nacional.

    Desde la época pre - co-lombina el istmo fue puentey centro que favoreci6 loscontactos de t ""1 culturas in-drgenas americanas del Nor-te y del Sur del continente,tal como ha sido comproba-do por la arqueo logra. A lallegada de los esp~ño1e s eranvarios los grupos indígenasestablecidos en forma per-manente a lo largo del parsen áreas geográficas indivi-dualizadas; el número de suscomponentes parece no ha-ber sido alto. Los géneros

    15

  • de vida de estos grupos im-pmi.ran una distribuci6n dis-

    persa para la pob1aci6n.Por razones derivadas

    del contacto de las dos cul-

    turas dispares como fueronla aborigen y la espafio1a, lalarga ocupaci6n del territo-rio por la primera pas6pronto a tener una importan-cia secundaria directa en el

    aspecto que se estudia y alparecer, la pob1aci6n negratraída como mano de obraesclava por los conquistado-res, no tard6 mucho en so-brepasar a la indígena y ala blanca, siendo la mestizala que pronto form6 el grupo

    principal (4).

    E loro fue el motivo delpoblamiento inicial durantelos-primeros afios del des-cubrimiento y la conquistapor los espafio1es. Tan tem-prano como 1502, Crist6balCo16n impresionado por laabundancia de ese metal en-tre los pobladore- de -l cos-ta Norte de Veragua, funtl6en la desembocadura del ríoBelén la primera coloniaeelpafiola, por cierto de efí-mera duraci6n. Tambiénfue éste, motivo principa-lísimo de las entradas ex-

    (4) Castilero Calvo, Alfredo.

    Los negros y mulatos libres en lahistoria social de Panamå. Re-vista Loteria. Panamá, Julio

    1969.

    16

    ploratorias de Ba1boa queculminaron i.on el descubri-miento del Mar del Sur en1513. Se transform6 el te-rritorio de inmediato cone~ tesu so en punto de es-pecial interés para la me-tr6poli espafiola y para lasdemis grandes potencias delmomento.

    Con motivo del descubri-miento de Balboa se hizo deinterés poblar de maneraefectiva un punto de la cos-ta del Pacífico y otro en ladel Caribe de manera a fa-cilitar la comwiicaci6n en-tre los dos mares y presen-tar facilidades portuarias a

    loS barcos que a ellos arri-baran. Se fund6 en l519 laCiudad de Panami y se re-construy6 la antigua colo-nia de Nombre de Dios fun-dada por Nicuesa en 1509;un camino uni6 posterior-mente los dos estableci-mientos. Se inici6 de estamanera la comunicaci6n in-terocéanica a través denuestro territorio, si bien

    ambos terminales fueronposteriormente reubicadospor no ser buenos puertos ni

    ofrecer facilidades físicaspara establecer defensascontra posibles ataques. Seeclips6 Nombre de Dios yPortobelo pas6 a ocupar sulugar.

    Con el establecimiento

  • de la Ciudad de Panamâ5e iniciaron los viajes ma-rítimos de exploraci6n. Gas-par de Espinosa l1eg6 hastaBurica en 1520 incorporan-do asr toda la parte occiden-tal del actual territorio na-

    cional. A su regreso portierra fund6 la ciudad deN atå, que habría de tenergran repercusi6n en el po-blamiento de nuestro inte-rior y en su actividad so-cial y econ6mica.

    En la década de los años30 del siglo XVI la Ciudadde Pa.'1amá sufri6 el im-pacto de la conquista delPerú 10 que llev6 al aban-dono de las antiguas acti-vidades relacionadas con eldesarrollo de la agricultu-ra y la ganadería y comen-zaron a prevalecer aquellaspropias de lugar de tránsito.

    Natá entre tanto se había

    desarrollado como pr6speropoblado agrícola. Los fra-casos de alguas tentativasde penetrar a Veragua porel mar en busca de ric03yacimientos auríferos de cu-ya existencia se tenía noti-cia, determin6 escoger paraeste prop6sito la vfa terres-

    tre partiendo desde Nata.E s,ta campaña di6 oportuni-dad a muchos natariegos deencontrar soluci6n al pro-blema surgido con la re-

    ciente elim inaci6n de lasencomiendas de indios quehabran constituido hasta esemomento la base de su es-tructura agrícola ganadera.Otras dos soluciones fueron

    puestas también enpráctica:retirarse a las haciendaspal'a hacerlas producir abase del trabajo familiar yde los pocos esclavos ne-

    gros con que contaban, o pa-gar al indio libre el jornalque se les había asignado,y con este fin algunos opta-ron por establecerse en lascercanías de reducciones in-drgenas recién fundadas ase-gurándose así mano de obrabarata y al parecer también,apoderándose de sus tierras.Con estas medidas se inici6en Nata la dispersi6n ruraltan característica de nuestropaís. (5).

    En su marcha hacia elN oroeste en busca de los ya-

    cimientos auríferos, losconquistadores de Veraguafundaron Santa Fe que cons-tftuy6 centro de expansi6n

    (5) Los conceptos vertidos so-bre el fXam-ent de V maY sus causas han sido elaboradosbásicamente de acuerdo a la in"terpretación que sobre el tema

    hace Alfredo Castillero Calvo ensu obra, Estructuras Sociales y

    Económicas de Veragua desdesus orígenes históricos. SiglosXVI y XViI. Panamá, EditoraPanamá, 1967.

    17

  • hacia distintos frentes, ba-luarte contra la resistenciaindfgena y-estaci6n interme-dia en la ruta del abasteci-miento y comunicaci6n entreNatá y los nuevos estableci-mientos. De ella partío laexpedici6n que poco tiempodespués descubri6 los ricosyacimientos de oro procura-dos y fund6 Concepci6n a ori-

    Has del río de igual nombre.A la explotaci6n de estos ya-cimientos está ligado segúntodo parecer indicar, el po-blamiento de toda la partesur occidental del país.

    Ubicado Concepci6n enla vertiente del Caribe, ensitio donde las condiciones

    geogrMicas y eco16gicas ha-cían difícil las labores agrí-colas, dependi6 para su sus-

    tento durante los 30 años que

    dur6 la explotaci6n de susyacimientos, de los alimen-tos que provenían de lugaresdistantes. No hubo allíagri-

    cultores ni ganaderos, ele-mento social indispensableen la tarea colonizadora yfue así como, agotadas lasreservas minerales, laemI-graci6n fue total. Sin em-bargo, durante la época desu explotaci6n estas minasfueron responsables de apre-ciabledesarrollo agrapecua-rio de otras zonas del paíspara las cuales constituy6magnífico mercado. Tal fueel caso de Santa Fe, Natá,

    18

    Los Santos y La Filipina,esta última. luego desapare-cida. El consecuente flore-cimiento en esos lugares dealgunas fortunas fue motivapara que entre los favoreci-dos se desarrollara el deseo

    de aglomerarse formandocentros urbanos; tal parecehaber sido una de las prin-cipales razones que dieronorigen a la Vila de Los San-

    tos.Sin embargo, la desapari-ci6n del mercado de Con-cepci6n desquici6 la vidade las incipientes ciudadesy ante la' imposibilidad de

    encontrar nuevo mercadoconsumidor ya que Panamáen ese momento estaba encondiciones de cubrir susnecesidades, se produjo enellas en la últma década delSiglo XVI, la emigraci6n ha-cia las antiguas haciendas ohacia las sabanas de Vera-gua. Con ello se afirm6 denuevo la dispersi6n de lapoblaci6n ya antes iniciada,formándose pequeños nú-cleos familiares de campe-sinos constituidos en case-ríos en donde se llevaba una

    vida primitiva de aislamien-to y de extrema pobreza. So-brevino entonces una fuertemezcla de esa poblaci6ncampesina pobre de descen-dencia española con la índi-gena, y en algunos lugaresde nuestro interior, también

  • con la negra. En la primeramitad del siglo XVII la pre-sencia de mulatos era noto-ria en Natá, LosSantosy suscercanras. La poblaci6ncreciente escogra para es-tablecerse preferentementeaquellas áreas en donde lascondiciones naturales eranmás favorables. De estamanera fue creciendo ladensidad de aquellas cerca-nas al rro Ant6n y al SantaMarra. lo que determin6 que

    a fines del siglo XVII sus po-bladores fueran agrupadosen los dos pueblos que hastahoy existen con esos nom-bres. Estos moradores re-presentan una rica gama ra-cial indicadora de todos los

    cruces posibles entre lastres razas originales. Entreellos los blancos o "españo-les" eran los menos numero-sos.

    Hacia 158!:. al producirseel abandono de Concepci6nse establecieron en las sa-banas del Pacrfico tres pe-queñas ciudades que aúnsubsisten: Remedios, Mon-tijo y Alanje. En estos lu-gares buscaron morada losdislocados de ConcepcH5n ylos emigrados de N atá y LosSantos, vrctimas del nuevodesastre econ6mico.

    Las favorables condicio-nes ambientales. la comuni-caci6n favorecida por la to-

    pograffa y la cercanra almar. y el hecho de no serobjeto de la legislacil'n to-cante a encomiendas lo queles permitra usar a los in-dios como fuerza laboral, fa-cilitaron en las sabanas deVe:oagua el temprano desa-rrollo de la agricultura y la

    ganadería en forma superiora las necesidades localessiendo el excedente envia-do hacia Panamá por elpuerto de Remedios en don-de se habra establecido laindustria de la elaboraci6nde la madera y la construc-ci6n de barcos con mano deobra de origen africano.

    La búsqueda de lavade-ros de oro fue aqur tambi~nde especial inter~s para loscolonizadores. Algunos deestos establecimientos lo-graron tener cierta impor-tancia originando poblados,de los cuales algunos comoLa Palma,. subsistiero~1.Contrario a 10 que ocurrie-ra en Concepci6n, las acti-vidades agropecuarias sedesarrollaron paralelamen-te favorecidas por el mediogeográfico, lo cual garanti-z6 mayor estabilidad de lapoblaci6n.

    Como consecuencia de laprohibici6n de nuevos re-partimientos de indios en1620 y de la indicaci6n deque debran hacerse nuevas

    19

  • reducciones con los que ha-bran huido a las montañas,fueron creados alguos pue-blos de indios mediante lacolaboraci6n de religiosos.A comienzos del Siglo XVII~e crearon por este proce-dimiento, San Lorenzo, SanFéiix, San Pablo y San Pe-dro. Varios otros surgie-ron después en laregidn, ta-les como Dolega y Bugaba.y m~s al Este, La Mesa yAtalaya.

    La supresidn de la en-comienda en este sector delpars fue paulatina; pese aello tuvo repercusiones si-milares a las que habra te-

    nido en Nat~ y Los Santos.La producci6n agrrcola que-d6 reducidapr~cticamente alautoconswno mientras quela ganaderra 10gr6 subsistir

    en forma que permi tra unlimitado intercambio co-mercial con Panamá. Ocu-rri6 aqur tambIén el éxodohacia la campiña, en dondeocupados en producir parasubsistir, sus habitantes vi-

    vran en la mayor pobreza.presentándose a la ciudad,al igual que en N a tå, s610

    los domingos y días festi-vos. Sin embargo, pareceBer que este hecho se limi-t6 a los colonos depaupe-rados, mientras que el co-lono urbano logr6 perpetuarel régimen existente bajootras formas de servidwn-

    20

    bre sin abandonar las ciu-dades, manteniéndose la tie-rra acaparada en pocas ma-nos. (6).

    Mas conocidos han sidolos hechos histdricos queconfiguaron el patr6n depoblamiento del Istmo Cen-tral en su funci6n de paso:Las ferias de Portobelo des-

    de mediados del siglo XVIhasta mediados del XVIII quedesarrollaron la vocaci6nmercantil de los habitantes;la actividad derivada delde3cubrimiento del oro deCalifornia; la construcci6n

    del ferrocarril transrstmi-co; los afanes franceses porconstruir el canal interocéa-nico; la construcci6n de laobra por los norteamerica-nos, y luego la presencia delcanal y las actividades quetrajo consigo.

    Desaparecido el alicien-te del oro y llevado al m~i-mo el interés derivado dela forma y situaci6n delpars, el territorio sufre una

    desvertebraci6n regionalque se hace evidente en laforma en que se encuentradistribuida su poblaci6n.

    (6) Castilero C., Alfredo. For-mación e integración en la histo-ria de la sociedad panameña

    CEIDN. Dirección General dePlanificación de la Presidencia

    de la República. Panamá,1969.

  • 1,3 Facores socio- económicos

    E L papel del medio am-biente físico es, sin duda al-

    gwa, de fundamental impor-tancia en la distribuci6n de

    la poblaci6n puesto queconstituye la base sobre laque se asientan los gruposhumanos. Pero si ello escierto, tambi/!n 10 es la fac-

    tibildad de su modificaci6n.Siendo así, la distribuci6nespacial de la poblaci6n es-

    tã lítimamente relacionadacon hechos sociales y eco-n6micos derivados del gradode desarrollo de la sociedad.

    El estudio cuantitativo de

    los grupos humanos enfren-ta la dificultad fundamental

    de la desigualdad del tipode vida de los mismo, 10cual es evidente aún dentrode un mismo país.. E ste he-cho es especialmente cier-to en los países en vías de

    desarrollo en donde la desigualdad regional frecuen-temente es muy acentuada;tal es el caso de Panamã.

    La estructura de la propiedad.Usos del suelo

    Abordamos este temaconsiderando solamente laforma c6mo estos hechoshan influenciado los patro-nes del establecimiento hu-mano, ya que es un hecho

    reconocido que el habitatvaría en concordancia conla estructura de la propie-dad y la forma de explota-ci6n de la misma.

    Poco es lo que se ha in-vestigado enelcampodelpa-sado hist6rico de la tenen-cia de la tierra en Panamã.E scapa a esta aseveraci6nel úea de Ant6n en dondeun enjundioso estudio nospermi te conocer informa-ci6n que concierne a todoel ãmbito conocido como"Llanos de Cocl/!" (7).

    Hemos visto con anterio-ridad que la supresi6n de la

    encomienda impidi6 eldesa-rrollo en el ãrea de Natã degrandes fortunas agrarias;a mãs de la abolici6n de laeflclavitud indígena, a ellodebe haber concurrido el re-lativo despoblamiento delpaís. E ste hecho es impor-tante si consideramos quem!s de un siglo despu/!s dedesaparecida la encomienda,factores econ6micos decidena la corona española indul-tar las tierras del patrimo-nio real, debi/!ndose prorra-tear entre los vecinos suje-tos a la jurisdicci6n de las

    (7) Jaén Suárez, Omar. Estruc-turas agrarias en los llanos deCoclé. La propiedad agraria enlos llanos de Antón. Panamá1968. Mimeografiado.

    21

  • principales ciudades aque-llas pertenecientes a lasmismas; el Cabildo fue res-ponsable de repartirlas co-mo juzgase mâs conveniente,repetando los derechos ad-quiridos con anterioridad.A si mismo tiene lugar tam-bit;n la venta de todas lastierras correspondientes alfisco. De esta manera, en1701 las tierras comprendi-das entre el rro Chame yelE scotá o Santa Marra se ha-bran repartido entre 17 pro-

    pietarios. A diferencia delo que aqur ocurri6, en LosSantos se legaliz6 en 1707la práctica de repartir porpartes iguales las tierras desu jurisdicci6n entre susnumerosos vecinos. Queda-ron asr establecidos los ras-

    gos diferenciales de la es-tructura de la propiedad quehan caracterizado a Azueroy Coclé.

    A pesar de las fundamen-tales diferencias en la ex-tensi6n de las propiedadesde Coclé no tenra necesaria-mente una situaci6n econ6-mica más hoolgada que elpropietario azuereño de me-diana y pequeña propiedad,debido a la falta de brazospara explotar la tierra y elescaso valor concedido a lamisma dada la dt;bil util-z:ici6n conferida por una ga-naderra extremadamente ex-tensiva. No fue cosa extra-

    22

    ña que dueños de enormesposesiones en los llanos fue-ran desentendit;ndose deellas y en algunos casos seprodujeron retornos de tie-rra al Cabildo de N atá queorganizaba entonces nuevosindultos. Por otra parte, lainten3iftcaci6n relativa de la

    ganaderra y la agricultura16gicamente se localiz6 enlas regiones eco16gicamen-te mâs favorecidas.

    La conjunci6n de 108 he-chos anteriormente descri-tos, esto es: El acapara-miento de la tierra en po-cas manos, que como con-secuencia dejaba sin ellasa una gran parte de lapobla-ci6n; el abandono en que semimtuvo muchas propieda-des, y el uso más intensivo

    en las partes mejor dota-das, trajo como consecuen-cia la ocupaci6n precaria deaquellos sectores de menorinterés para sus propieta-rios por la calidad de lossuelos, por su topografraaccidentada y por la lejanrade las principales vías decomunicaci6n. También seestableci6 esta ocupaci6nprecaria en las extensionesvacfas de las propiedades noexplotadas. Se implant6 deesta manera una situaci6nde hecho que tuvo sus rarcesa mediados del siglo XiX.Fueron surgiendo a lo lar-

    , go del tiempo los "asientos",

  • que se instalaron general-mente en forma desordena-da, sin plano ni concierto, en

    los entre ríos, en las cer-canías de caminos secunda-rios o en los extremos de laspropiedades. Son por lo ge-neral caseríos minúsculoscon los cuales queda esta-blecido un nuevo tipo de dis-persi6n rural diferente en la

    constituci6n de sus elemen-tos de aquelladispersi6n an-tigua establecida con moti-vo de la eliminaci6n de las

    encomiendas a mediados delsiglo XVI.

    La enorme explotaci6nganadera extensiva imponede por sí un vacío habitacio-nals6lo interrumpido por la

    casa en que el propietario yilu familia pasa algunas tem-poradas del afio, y por losranchos que alojan a los po-cos peones con sus fami.ias.que trabajan en la hacienda.

    La 8ituaci6n en Azuero3e muestra diferente. Lapequefia y mediana propie-dad manejada por su duefioimprime un cad.cter distin-to al pai8aje demografico;si bien no existen grandesconcentraciones tampocoaparecen grandes vacros. E suna ocupaci6n mãs homogé-nea que implica un uso masintenso de la tierra, pese aque tampoco se dispone detécnicas avanzadas. La con-

    traposici6n entre las dosformas de ocupaci6n se ha-ce patente hoy dra al obser-var el mapa de densidadesde la poblaci6n para 1960.Basta comparar las densida-des correspondientes a losllanos de Coclé en donde s6-lo los corregimientos conpoblados de importanciaaCU8an cifras mayores, yaquellas de Azuero, espe-cialmente las de los corre-gimientos cercanos al lími-te entre las dos provinciasque la ocupan. Al parecerocurre en Coclé una evolu-ci6n de la dispersi6n de lapoblaci6n en dos sentidos di-ferentes: Una fuerte tenden-cia al poblamiento dispersoen las áreas mlÍs aisladas,de tierras pobres y topogTa-fra accidentada, y por otraque tiende hacia la concen-traci6n desde fines del sigloXIX, en las tierras de me-jor calidad con valorizaci6n

    creciente e intensificaci6ride la agricultura, hechos que

    llevaron al propietario acercar sus posesiones vi-niendo con ello la presÜ~nsobre grupos de personasantes dispersas por loscampos que han tendido pore8ta raz6n a concentrarse.

    Al origen y lapermanen-cia del latifundio en las ac-

    tuales provincias de Chiri-qur y Ver aguas nos referi-mos al tratar sobre los fac-

    23

  • tores geo - hist6ricos.

    Un tipo diferente de es-tablecimiento de la poblaci6nocurre en las grandes pro-piedades de explotaci6nagrícola intensiva que exis-ten actualmente en el país.En ellas todo está planificadocon miras a obtener los me-jores rendimientos para laempresa. La poblaci6n tra-bajadora es agrupada en ca-

    !eríos al pie de las vías de

    comunicaci6n y cerca de loscampos de trabajo.::aseríosmon6tonos en sus edificacio-nes y en el orden en que lasmismas están dispuestas,que se repiten casi que ma-temáticamente en diferentespuntos de la explotaci6n, ca-racterizando el habitat delagricultor asalariado de la

    gran empresa agrícola ex-tranjera.

    E s necesario mencionaraún otro patr6n de estable-cimiento humano fruto de la;propiedad. Se trata del ha-bitat del indio guaymí den-tro de una Comarca que see5trecha hacia los cerroscada vez más, ante el em-puje del ganadero de losllanos. Recluida entre ce-rros, falta de educaci6n, detierras y de Mcnicas deexplotaci6n adecuadas y devras de comunicaci6n, estapoblaci6n constituye una delas más dispersas del país.

    24

    Su condici6n actUal nos in-

    vita a reflexionar sobre el

    sentido real de la tenenciade la tierra per se, en cuan-

    to a proporcionar al hombrela satisfacci6n a sus nece-sidades.

    Las vías de comunicación yel poblamiento.

    La influencia de las vrasde comunicaci6n como in-cHadoras del poblamiento ycomo fijadoras del mismoa lo largo de su recorrido,o como estimuladoras delas migraciones se ha he-cho evidente a trav~s delos tiempos. Ellas han si-do responsables, directa oindirectamente del estable-cimiento del hombre en losmás distantes ámbitos don-de el medio ha sido capazde proporcionarle un modode vida; del fraccionamien-to de la propiedad y por lotanto de la formaci6n depequeñas concentracioneshumanas; (108 pueblos - ca-lle y las pequeñas aglome-racione3 en los cruces delos caminos son paisajesconstantes en el mundo).Las vras de comunicaci6nhan contribuido a que habi-tantes de regiones antes ais-

    ladas, sientan nuevas nece-

    sidades y puedan verlas sa-tisfechas. Cuando esa sa-tisfacci6n ha sido frenadapor las condiciones econ6-

  • Veraguas. Los primeroscaminos españoles tampocohicieron obst~culo insalva-ble de la cordilera ni de laselva; sin embargo, desapa-recieron con el término delinterlIs que signific6 el ago-tamiento de minas de oro, ose modificaron en busca derutas mâs f~ci1es desapare-ciendo las antiguas. tal comoocurri6 con el camino trans-

    rstmico.En el sector costanero

    del Pacífico, las condicionesgeográficas no ofrecran ma-yores obst~culos natualesa la comunicaci6n t.errestre;durante los primeros añosde conquista ese obst~culoestaba mâs bien representa-tado por laagresividad de lastribus indígenas. Alprocesocolonizador de las sabanasde la vertiente del Pacrficode Veragua. fue añadilIndo-se la presencia de un ejede comunicaciones que hacia1607 (8). unra a la Atalayacon San Pablo del Platanal'en el extremo occidental delpaís, pasando por Montijo.Remedios y Alanje y algu-no poblados aborígenes. E sposible que la disposici6n dela red hidrográfica fuera el

    mayor obstáculo encontradoal desarrollo de los cami-nos, dispuesta como está entoda la vertiente del Pacff-(8) Castillero, Alfredo. Estruc.

    turas Sociales y Económ icas. ,op. cit.

    co en direcci6n Norte - Surmientras que el caminoprincipal tiene una disposi-

    ci6n. Este - Oeste y por 10tanto, forzosamente debeatravesar numerosos rros.Sin embargo, en ocasionese6tos cursos de agua fueronpunto de apoyo para el desa-rrollo de las comunicacio-nes al conectar el caminocon el mar; tal fue el ca-so de Remedios, situado cer-ca a un puerto fluvial.

    Hacia 1620 el camino realque venía desde AmlIricaCentral qued6 libre del pe-ligro que habían constitui-do los indios Coto y Boru-cas y asr fue posible laconducci6n de recuas de mu-las que habrran de servirdespulIs la ruta transrstmi-

    ca. E ste tránsito, sin du-da, debra avivar un ciertocomercio a b largo de surecorrido que ayud6 a laconsolidaci6n de las pObla-ciones al margen del ca-mino. En 1650 ya la rutaestaba perfectamente esta-blecida uniendo además aSan Francisco de la Mon-taña y a San Mhrcelo deLa Mesa y hacia el Este,el nuevo poblado debi6 elrápido crecimiento de suimportancia, a su localizil-ci6n que en poLo tiempola convirti6 en nudo de co-muiÜcacioncs desde dondepartran los caminos h'lCIa

    26

  • ~icas y sociales 'imperan-tes en el medio en que vive,

    el camino les ha ofrecido lav(a para ir a buscarlas enotra parte, fomentando deesta manera las migracio-nes. De igual modo, lasvras de comunicaci6n hancontribuido notoriamente ala formaci6n de grandes con-centraciones y al desarro-llo de los núcleos urbanos.

    La existencia de vras de

    comunicaci6n es tambi~norigen de fuertes contrastesespaciales sobre todo en lospa(ses en proceso de desa-rrollo; por un lado las ciu-

    dades modernas unidas pordiferentes medios al restodel mundo, y por otro, sec-tores aislados del campoen donde sobreviven formasarcaicas de vida o imperanlos vacíos demográficos.

    En general, la aperturade una nueva ruta trae con-Bigo movimientos de pobla-ci6n: Concentraci6n en suscercan(as, con la consi-guiente disminuci6n en áreavecinas más apartadas. Co-mo es natural, esto no esuna regla estricta. Por másatractiva que resulte la nue-

    va ruta, no siempre el esta-blecimiento en sus cerca-nras es posible, ya que otros

    factores pueden actuar enBU contra retardando el pa-

    pel aglutinador de pobla-

    2&

    ci6n que tradicionalmentecupo a las v(asde comunica-ci6n. El movimiento de lapoblaci6n por la presenciadel camino no es necesaria-mente inmediato a su cons-t-.cci6n, pero el estableci-miento en el nuevo emplaza-miento perdura aún cuandodespués la vía decaiga enimportancia u otras nuevassin motivos de atracci6natraigan en sectores cerca-nos. Por todas estas razo-nes se hace necesario tratarde determinar, por 10 menosa grandes rasgos, el papelque las vías de comunicaci6nhan jugado en el estableci-miento y la distribuci6n de lapoblaci6n de nuestro pars.

    E 1 origen de los caminosen Panamá se remonta a losmismos del ocupamientoaborigen. Durante la con-quista española esos ásperossenderos sirvieron de víasde penetraci6n de las hues-tes conquistadoras. La ocu-paci6n primitiva del territo-rio exigra la comunicaci6nentre las dos vertientes, laque pese a 108 obstâ,culosnaturales, ocurrra a trav~sde pasos y collados, tal co-mo ocurre en la actualidadcon nun1erosos senderos in-drgenas que W1en a las pro-vincias de Chiriqur y Bocasdel Toro, a las de Coclé yColón y a los sectores Nor-te y Sur de la provincia de

  • San Fransisco y Santa Fepor el Norte, al occidentea lo largo de todos los pe-queños poblados menciona-dos y por el oriente, haciaN atã. No es de extrañarque pronto se convirtieraen la sede gubernamentalde la provincia.

    Con el correr de los años

    la vida de estos caminos tu-vo estrecha correlaci6n conlos perrodos de auge y de-presi6n que el pars enteroexperimentaba, traduci~n-d08e estos hechos en ~pocasde mayor o menor preca-riedad para los mismos. E s-

    ta circunstancia llev6 al de-sarrollo de una comunica-ci6n ma.rítima de cierta im-portancia una vez que de-sapareci6 el pe-ligro delos piratas por nuestrascostas; ello trajo comoconsecuencia el desa -rrollo ,tal como antes he-

    mos mencionado, de algwioscentros pequeños ligados alos puertos de cabotaje.

    No fue sino a mediadosdel siglo pasado cuando Pa-namá vino a conocer una vrade comunicaci6n expedita yestable en su territorio. La

    construcci6n del ferrocarriltransrstmico trajo desde elpunto de vista de la po-blaci6n, consecuencias que

    se tradujeron en desplaza-mientos de la misma, enfuerte inmigraci6n extran-jera, y en la formaci6n denwnerosos pequeños pobla-dos a 10 largo de la vra, mu-chos de los cuales años m!starde quedaron sepultados,bajo las aguas cuando lasconstrucci6n del canal inte-roc~anico hizo necesaria,por su naturaleza de canalde esclusas, la construcci6nde lago Gatú. La creaci6nde la vra ferrea trajo consi-go adem!s el fortalecimien-to de las fuerzas ex6genasque irran a configuar lastendencias del desarrollo dela naci6n.

    Posteriores compromi-80S internacionales nos ve-daron el derecho de cons-truir todo tipo de comuni-caci6n interocéanica conde-nando a la incomwiicaci6ncon el resto del país y conello a su permanente des-poblamiento, a amplios sec-tores de la vertiente del Ca-ribe. La rub. l::;:'restre queprecariamente habra unidoa las provincias de Chiri-qur y Bocas del Toro seabandon6 a tal punto, que esatravesra constituye hasta el

    dra de hoy toda una aventura.

    Ya bien entrado el sigloXX es cuando comienzan amodernizarse las vras te-rrestres de comunlcac16n

    27

  • existentes y a desarrollarseotras, tal como el ferroca-

    -rril de Chiriqur. La per-manencia co:i que estos he-chos operaron en el paisajedemográfico queda patenteen el mapa de densidadesdel país. En la provincia deChiriquí puede apreciarseclaramente un aumento enlas densidades de poblaci6nde l,)s corregimientos atra-vesados por el antiguo fe-rrocarril que unía a Davidcon Boquete, al igual que

    aquellos atravesados por elque iba a Concepci6n y queposteriomenl; se extendi6hasta Puerto Armuelles.

    "E 1 desarrollo del auto-m6vil, con la flexibilidad quepresta a los transportes hizotambién su impacto en elpaís; los caminos comenza-ron a recobrar su importan-cia contribuyendo a ello efi-cazmente el uso del pavi-mento consolidado que ga-rantiz6 su buena conserva-ci6n. De esta manera eltradicional camino de tie-rra comenz6 a ser reem-plazado paulatinamente por

    el pavimentado. Como re-~ultado de ello a lo largode las nuevas rutas aumen-t6 el valor de la tierra,se fraccion6 la propiedad,se mejoraron las ~cnicasde producci6n y finalmen-te, se estimu16 el pobla-miento" (9). E ste hecho es

    claramente apreciable espe-

    28,

    cialmente en aquellos sec-tores en donde el caminopavimentado se estableci6primero. Desde ArraijMha~ta Penonomé, la presen-cia de la carretera queda se-ñalada por el rosario de co-rregimientos que uno trasotro muestran densidadesmayores que los inmediata-mente i:J Norte o al Sur.E ste hecho comienza a pre-sentar excepciones precisa-mente al llegarse a los lla-nos de Ant6n de cuya es-tructura de tenencia de latierra hemos hecho men-ci6n anteriormente. De allíen adelante, la concentra-ci6n de la propiedad de latierra muestra su efecto enforma más acentuada que lapresencia del camino y lasdensidades bajas se hacenevidentes, msnteniéndose lamisma situaci6n a 10 largode todas las sabanas salvoexcepciones representandasesporMicamente por corre-gimientos en donde un po-blado importante modificala realidad representada porel promedio (Santiago). Ocu-rre incluso el caso de quelas densidades mayores sedan precisamente allende la

    (9) Herrera, Ligia. Tendenciasdel poblamiento en Chile. Un

    anái isis geográfico de los facto,res que influencian su dinámica.

    Dirección de Estadistica Y Ceno'

    50S, Santiago, 1968. Inédito.

  • carretera, que en su ubica-ci6n est~ marcando el lí-mite entre las tierras aptaspara la ganaderra y las queno 10 son, hacia donde ha si-

    do empujada la poblaci6n queantes ocupaba las primeras;~ectores del oriente chiri-cano constituyen un buenejemplo de este caso. Soloal llegar al oeste de laprovincia de Chiriqur ve-mos claramente de nuevola relaci6n - vras de comu-nicaci6n - aumento de den-sidad, pero tal como ya 10hemos explicado, conside-ramos que ello es m§.s bienfruto de la influencia queejerci6 en el pasado el fe-rrocarril. La importanciade la carretera tal vez seaprecie mb claramente altrabajarse con los datos delCenso de 1970. De granimpacto en 18 distribuci6n de

    la poblaci6n fue la cons-1rucci6n casi a mediadosde este siglo de la carrete-ra transístmica que une alas ciudades de Panam! yCol6n. Su efecto es clara-mente apreciable en el ma-pa de densidades que pre-sentamos.

    Si bien hasta el momentonos hemos referido a la in-fluencia de la presencia dela vía de comunicaci6n, esinteresante añ.adir alguosconceptos sobre lo que ocu-rre cuando lo que se da es

    la ausenCia de ella. Elatlas de Geografta medica.de Panam~ nos permiteapreciar como aquellos dis-tritos en donde la t6nica esla ausencia de vías dé co-municaci6n o la presenciaapenas de las mâs preca-rias, son precisaiente los

    que muestran las condicio-nes menos favorables en lorelacionado con la salud ylas condiciones econ6micasl!ociales. La relaci6n estan clara que huelgan loscomentarios.

    La influencia del desarrollourbano. La Ihdustria.

    Entre los elementos quejuegan papel importante enla manera como se distri-buye la poblaci/5n de un pats.sobresalen las ciudades.E sa importancia no se limi-

    ta a la concentraci6n de per-sonas que ella representa.Muy importante son tambi~nlos resultados indirectos de

    su influencia, tales como losnumerosos pequeñ.o s centrosque en su periferia se creano se dinamizan conformandopueblos saUilites o "pueblosdormitorio", los que confrecuencia con el correr del

    tiempo y el paulatino creci-miento de la ciudad se re-funden con ella imprimi~n-dole matices diferentes; laactividad que ella genera con~u demanda de alimentos y

    29

  • de una amplia variedad deartrculos en las áreas ru-rales circunvecinas, o elatractivo especial que patalos habitantes de otros sec'"tores del pars representacomo mercado de fuerza detrabajo. E sta atracci6n dela ciudad, real en todas laslatitudes" adquiere espe'"

    cial importancia en los par..seis subdesarrollados endonde ella representa ade'"mâs, la presencia de unagran cantidad de serviciosde todo género que la con-vierten en lamâscara atrac-tiva que disimula la reali-dad triste del resto del país

    carente de los mâs indispen-sables.

    Circunstancias muyes-peciales derivadas de nues-tro peculiar desarrollo eco-n6mico, han contribuido po..derosamente a que el deBa-rrollo urbano del pars sealimitado y es~ restringidoa áreas muy especrficas delterritorio. De acuerdo alcenso de 1960, pese a la~condiciones poco limitantesexigidas para considerar uncentro como urbano, s610 21lugares fueron consideradoscomo tales en el país y ape-nas 18 de los 64 distritos quelo forman mostraron uncierto desarrollo de este ti-po. La ciudad de Panamáabsorbi6 por sr sola el 61%de la población urbana; si a

    30

    esta proporción añadimos lacorrespondiente a la ciudadde Colón, tendremos que ca-Bi el 75% de la poblaci6ndel pars se encontraba lo-calizada en el Istmo Central,en lo que se ha dado enllamar Región Metropolita-na.

    Los orígenes del dese-quilibrio regional y del de-sarrollo de las ciudades delpars se remontan a la épocacolonial, (siglo XVI), Y es-tân muy relacionados, talcomo ya lo vimos anterior..mente, a la conquista y pos-terior incorporaci6n del Pe-rú a la economra internacio-nal y a la importancia de losintercambios entre esa ea'"lonia y España.(lO). El de-sarrollo del comercio eomoconsecuencia del trMico através del Istmo orient6 lasactividades de la poblaci6npreferentemente hacia lasterciarias. Controlado co-mo estaba el comercio porlas autoridades coloniales,la poblaci6n local sólo per-

    cibi6 ingresos de activida-des de menor cuantía y dela prestación de servicios.E sta poirtica y la facilidadde adquirir mercancras con-virtieron a Panamá y Por-tobelo en consumidores deimportaciones ya antes de

    (lO) McKay, Alberto. La regiónMetropolitana. Inédito.

  • que la producci6n local yregional hubiera tomadímpetu. Sp inici6 asr unasubordinaci6n a sistema.secon6micos extranjeros y .ldesarrollo de wiaeconom(aartificial que había de pe~durar. Transcurri6e1 tiem-po y con él cambi6 el pana'"rama geopolftico mwidial.Nuevas potencias aparecenen el escenario del mwido,cambian los sistemas detransporte y mejoran lastécnicas, y la faja centraldel Istmo de Panam~ cono-ce con estos motivos nue-vos perradas de auge Y otros'de decadencia que van afir-m ando en forma permanenteel sistema econ6mico ins-taurado en el siglo XVI.

    E 1 canal arrig6 y pro-fundiz6 el desarrollo de las

    dos ciudades terminalescon respecto al resto delpars; a principios de siglovieron casi duplicar susrespectivas poblaciones conmotivo de la llegada de in-migrantes que venran a tra-bajar en las obras y este he-

    cho provoc6 la expansi6n su-perfiCial de las m ismas. Sin

    embargo, la presencia de laZona del Canal impuso res-tricciones a ese desarrollo.Col6n pronto ocup6, la su-perficie a que tenra derecho

    en la isla en que se ubica, y

    Panamá no tuvo otra alterna-ti va qué crecer pegada a lo

    largo de la costa, constre-nida como se encuentra en-tre ésta y la Zona del Canal

    que le impide wi normal de-sarrollo. E sta forma decrecimiento trajo como con-secuencia numerosos pro-blemas urbanos que no esdel caso analizar en estemomento.

    Durante la seguda gue-rra mwidial se inici6 en laregi6n la implantaci6n deindustrias ligeras de trans-formaci6n, como consecuen-cia de la dificultad creadaen el transporte internacio-nal y del creciente mercadointerno. E sta tendencia seve estimulada posterior-mente con las restriccionesimpuestas por el tratado de1955 a la creaci6nde indus-trias en la Zona del Canaly la prohihici6n impuesta a

    la población panalneña aeconsumir productos de esemercado. La creciente in-dustria panamefia se fue in g-talando en la proximidad delos principales centros con-sumidores; en 1966, eI68.2%de los establecimientos deindustrias de transforma-ci6n que ocupaban más de 5personas se encontrabanubicados en la ciudad de Pa-namfi, empleando un perso-nal que representaba el72.6% del total ocupado en

    31

  • piatos menesteres en el parslUJ.

    Ocurre. sin embargo, queeste creciente desarrollo in-

    ~ustrial no se ve acampa-nado de uno similar en otros

    campos de la producci6n yaque la mayorra de estas in-dustrias no est§n vinculadasa ellos puesto que son im-portadoras de materia pri-ma, incluso de muchas deposible producci6n en elpars, o son subsidiarias deempresas extranjeras. Sinembargo, en la medida quela tendencia industrial semantenga, se mantiene y serefuerza la hegemonra de laRegi6n Metropolitana, ya quela industrializaci6n en el in-terior del pa(s es ínfima.No obstante, convendría me-ditar sobre el futuro de una

    industrializaci6n basada enla sustituci6n de importa-ciones, con un mercado in-terno pequeño y 10 que espeor, prâcticamente estâ-tico, ya que no mejora aritmo similar la capacidadadquisitiva de la gran masade la poblaci6n, ajena en sumayor parte a la posibili-dad de participar en el mer-cado por su falta de recur-sos. Hasta curodo este sis-tema serâ capaz de mante-ner del desarrollo y la he-

    (11) Direæión de Estadistica yCenso. Panamá en Cifras, 1968.

    gemonra de la ciudad capi-tal?

    Las actividades agríco-las y otras a ellas vincula-

    das tales como la lecherra,que antes prosperaron en losalrededores de la ciudad dePanamâ, han perdido todaimportancia debido a la es-peculaci6n inmobiliaria. Pa-namâ carece de ese cord6nhortrcola - ganadero tantasveces descrito en la litera-tura de la geografía urba-na. Su dependencia de otras

    âreas para la alimootaci6nes absoluta. '

    No obstante, la limitadapoblaci6n de los otros cen-tros urbanos del pars, (laseguda ciudad, Co16n, te-nía en 1960 menos de la cuar-ta parte de la poblaci6n dePanamâ; David, la tercera,menos de la décima partey La Chorrera, la cuarta,con sus 13,696 habitantes no

    es sino un apéndice de la ciu-dad capital), la influencia de

    las principales ciudadesqueda reflejada en los ma-pas que presentamos. Unamayor concentraci6n dedensidades ocurre en corre-gimientos adyacentes a lasciudades principales insi-nuando su ârea de influenciadirecta. Tal hecho se obser-

    va con claridad en Co!lcep-

    ci6n, David, Santiago, Chi-

    33

  • trti. Aguadulce y Penonom~,mientras que en Co16n. de-bido a su aislamiento, el fe-n6meno se da en el corregi..

    miento mb cercano allendela Zona del Canal.

    Otro hecho de importan-cia flicilmente apreciable esel de la diminuci6n ocurri-da en la densidad de algu..nos de los corregimientosvecinos a esos centros ur-banos. con lo cual se insi~ntta claramente la fuenteproveedora de los elemen-tos que han motivado losaumentos de densidad antesse nalados. Ocurre a peque-na escala en los centrosmenores deL país el mismofen6meno indicado para laciudad de Panamli con res'"pecto a todo el territorionacional.

    Conclusiones

    1. Los factores natura-les juegan papel im-portante en la distri-

    buci6n de la pobla-ci6n en el territorionacional. La situa'"ci6n geogrliica delpaís y la interacci6nlatitud - relieve - cli..ma, influye en ellopoderosamente.

    2. Los factores hist6ri'"cos han dejado clarahuella en la formaco'"

    34

    mo estli distribuida lapoblaci6n; especial-mente en el fen6mp-no de la dispersi6n.

    3. La distribuci6n espa-cial de la poblaci6nestl fuertemente in..fluenciada por hechossociale s y econ6mi-COSo La estructua dela propiedad ha sidoresponsable de peculia-res formas de estable-cimiento caracteriza-dos principalmente porpoblaci6n dispersa, oagrupada en pequeñf-simos caseríos sinningÚ plano propio,instalados por logene..

    r al en lie as poco ap-tas para la agricultuade topografía acciden'"tada. y alejados de las

    principales vías de co-municaci6n.

    4. E 1 papel de las vías decomunicaci6n en re la-ci6n con la forma delestablecimiento huma-no es variable. consi..derando su antigÜedady las condiciones eco'"n6micas y sociales delos puntos que unen.Existe relaci6n claraentre faltas de vías decomunicaci6n. despo..blamiento y bajos es"

    tandares de la po..blaci6n.

  • 5. La industria ha con-tribuido a conformarlos mayores centrosde pOblacH5n del país.Pese a que buena par-te de ella depende demateria prima im-portada, podría inten-

    tarse una mejor dis-tribuci6n de los esta-blecimientos manu-factureros más en re-

    laci6n con los centrosindustriales de rela-tiva importancia en el

    interior del país con-tribuyendo asr a des-viar en otra direcci6nel movimiento migra-torio de las áreas ru-rales hacia la capitaldel país.

    6. Las ciudades consti-tuyen los mayores fo-cos de atracci6n de lapoblaci6n; su influen-cia queda gráfica-men te repre sen tadaen los mapas que pre-sentamos.

    35

  • ~ll(Cl ~ìlAli mJlilIEIBffæiw A~æiUJIE~

    Aparte de las múltiplesconsideraciones que se me-rece la personalidad del Dr.Alfaro, para los que algo en-

    tienden de Derecho Interna-cional, una merece desta-carse en especiaL, por cuan-to es la que le da relevanciauniversal; me refiero a susaportaciones al Derecho In-ternacional Público, profun-dizado.

    El panorama de ladoctri-

    na D. 1. P. est!Ï dominado,

    hoy dra por los grandes ma-estros de la E scuela vienesa,Hans Kelsen y su discípulono siempre coincidente, Al-fred Verdross. El primero

    dentro de los lineamientosde la Teoría Pura del Dere-

    36

    cho, ha llevado al D. 1. P. ala categoría de orden co:is-titucional primario del cualse derivan las órdenes cons-titucionales nacionales, y elseguidor, con posicionesmas cOnservadoras que esa,ha profundizado en las ex-plicaciones tradicionales so-bre los conceptos del D.I.P.,al extremo de lograr lareva-luación de alguno de ellos,particularmente el referentea la capacidad del estado pa-ra autolimitarse en el ejer-

    cicio de sus derechos desobre parte de su territorio,la que explica como una re-lación entre la "Soberaníaterritorial", y la suprema-cra territorial".

    Tanto para Kelsen como

  • para Verdross, CharlesRosseau, y otros, la Organi-zaci6n de Nacione~ Unidas,dentro de la precariedadcoersitiva del D. l. P., vienea representar su mhimo lo-gro, ya que a mãs de consis-tir Organo de creaci6n de de-

    recho, recibe suficienteselementos de coersi6n parala aplicaci6n del mismo. Porotro lado, la adscripci6n de

    la Corte Internacional deJusticia, con todo y su limi-

    tada capacidad para atriburr-le competencias, constituyeuna aproximaci6n al ideal dela convivencia pacffica porel derecho.

    Las crrticas de que hasido objeto la O. N. U. sefundamentan mãs en razo-nes de política internacio-nal que de seriedad jurr-dica. Mãs, una cosa escierta: que solo a traves deella logran hacerse 0(1' losestados pequenos y débiles.Su Asamblea General es unefectivo instrumento de rei-

    vindicaciones nacionales yel

    saberlo usar es una de lasmejores contribuciones quese pueda hacer a las nacio-nes sin capacidad bélica parahacer prevalecer criterios.y para su buen uso se re-quieren dos grandes cuali-dades: saber derecho inter-nacional y tener personali-dad internacional. No bas-

    ta el doctrinante, solo comotampoco la sola personali-dad, se requiere la simbio-sis de ambas.

    En los niveles mhimosde Asamblea General de N.U. Y Corte Internacional deJusticia, como Delegado yJuez, respectivamente haactuado un solo panameño:el Dr. Ricardo J. Alfaro,Al primer puesto Ueg6 porvoluntad de su estado nacio-nal, como Embajador; peroal segundo en razôn de susparticulares méritos paraintegrar la Corte, con pres-cendencia de su origen na-cional. Y es sorprendentela lucidez con que este pa-nameno ha expuesto tésisque han sido aceptadas porla doctrina General delD. l. P., que 10 hacen ingre-sar a la categorra de los

    grandes juristas del sigloXX, al lado de tantos Ma-estros.

    E L primer intento seriode codificaci6n del D.I.P. lohace América bajo la ins-piraci6n de Boirvar en elCongreso Anficti6nico de.Panamã en 1826. De ese ins-tante, hasta hoy. el progre-so ha sido, sin duda, ex-traordinario. Yo me atre-vo a afirmar que la costum-bre internacional como fuen-te de derecho va perdiendoterreno, en tanto que lanor-

    37

  • mativldad l1teral avanza. I-gualmente puede decirseque la contratacilSn bilate-ral internacional cede antela contrataci6n multilateral.La primera conseCluenciadel desarrollo de estas dostendencias ser! la modifi-caci6n en la aplicaci6n delprincipio "pacta sunt ser-vanda" .

    E n la actuaci6n in terna-cional de Panam! se han te-nido que manejar loLI con-ceptos tiel D. l. P. con cri-terio8 modernos; porque eltradicionalismo opera siem-pre en riue!tra contra. Y deun jurista principalmente hadependidoe!ta circun!tan-cia.; Ricardo J. Alfaro, quiendefendiendo 108 puntos devista panamefts en las pe-renne! negociaciones conE. E. U. D., por raz6n delTratado General del Canal,ha desarollado tesis queluego han sido aceptadas porla Doctrina General y laCodificac16n del D. l. P..

    a) La tesis de la autoli-mitac16njurlsdiccional enla Zona del Canal en con-

    tra de la tesis de "ce!i6nde soberanía".

    Con la expdici6n de laNota No 6 de 11 de agostode 1904 de la Legaci6n Pa-nameft en Washington, se

    38

    inicia el ciclo hist6rlco que'

    adn vivimos, de la recla-maci6n para la abrogacll~ndel Tratado del Canal. SIbien dicha nota, documentojurídico de solidez catedra-Hcia, fij6 las posiciones pa-namedas en el campo delD. l. P., no menos ciertoque otra Nota. las 333 de la

    Secretaria de Gobierno, fe-

    chada 8eptiembre 29 de 1904,definía la posici6n contra-ria.

    Corresponde al Dr. Alfa-ro' el mérito de desarrollarla primera tesis' y - desvir-tuar la 'seguda, aplaudidapor los juristas nortefts.con arguentos l6g'ïco- ju-rídicos y de interptetaci6nliteral. En efecto. ante eltexto de la clausula 3a., esclaro que el giro "si ellosfueran soberanos", con llevala afirmaci6n de que no essoberano por 10 que el te-rritorio definido como Zonadel Canal nunca se segreg6del territorio nacional. Asíque las facultades jurisdic-cionales otorgadas a la con-traparte no conllevan cesi6n

    territorial ni de poder sobe-rano. Lo primero por 10expuesto; y lo segudo por-que la soberanraes indele-gable toda vez que no se pue-de ejercer mâs que a títulopropio., no por representa-ci6n.

  • La moderna doctrina deVerdross, quien cita en sureciente obra al Dr. Alfaro(Derecho Internacional Pú-blico 5a. ed. 1967) viene aconfirmar la tesis del pana-meñ.o expuesta desde la dé-cada del diez. Dice el Ma-estro vienes:

    "La Soberanra territorial

    se suele equipar a la supre-macra territorial. La ver-dad es que estos dos concep-tos no son idénticos. Cabe,por ej. que un Estado poseala soberanra territorial so-bre un territorio en el qu,otros Estados ejerzar si-multaneamente la suprema-cra. Así E. E. U. Tj. ejercela supremacfa territorial so-bre la ZOJla del Canal dePanamá.. mientras la sobe-ranra territorial sigue co-i'respondiente a la Rep. de

    Panamá" (Pág. 204)

    "Un E stado al que elE stado territorial haya con-ferido el derecho de ejerceraiir su supremacra territo-rial activa en nombre propioy no en nombre de 1 Estadoterritorial. Sería absurdopretender que los E. E. U. U.ejercen en la Zona del Ca-nal de Panamá la suprema-da territorial panameñ.a. Si

    es cierto que en esta Zonaimperan sobre un territorioextranjero, no lo es menos

    que ejercen única y plena-mente su supremacía terri-torial, regulada por 811 or-

    denamiento jurídiCO prOpiO¡lo cual implica, naturalmen-te una supresi6n o una limi-taci6n de la del soberanot;rri torial. Este ('()n c:prva

    aUí, no obstante la supre-macía territoriaL, jurídica-mente fundada de otro E sta-do, su sobet"anla territorial.

    Ante el D. l. el territorio si-gue siindo su territorio ypuede derringuirlos, ceder-loa a otros E stad03 o funcio-

    narIos con otros territoriosen un nuevo E stado sin elconsentimiento de losE. E. U. U." (Pâg.206-207)

    b) Contribuci6n a la es-tructuraci6n jurídica de N. U.

    Ya no como un nacionaldefendiendo una posici6n depaís; sino como el juristauniversal, presenta Alfaro,a nombre de Panamá modi-ficaciones y adiciones al ar-ticulado propuesto para laCarta de N. O., como lainclusi6n del principio "pac-ta sunt servanda" en elPreambu10.

    Tambi~n en la redacci6nde la Declaraci6n de Dere-chos y Deberes de los E sta-dos tiene destacadísima ac-tuaci6n, al sugerir modifica-ciones al articulado, varios

    39

  • de los cuales fueron acepta-dos.

    Lo anterior significa que

    nuestro Alfaro es uno de los

    Padres de la Gran Patriaconstituída por la comimidadInternacional Organizada,que es Naciones Unidas.

    c) Los conceptos del D. l.que Alfaro como negociadoreXpuso en defensa de los pun-tos de vista panameños:

    El Tratado público, comoel contrato privado es leyen-tre las partes. Aquel en vir-

    tud del principio "pacta sunt5ervanda"; y este por expre-sa disposici6n de la Ley.Mas, por la diferencia jerar-

    quica de los contratantes, enambos, esa regla legal tieneconsecuencias contractualesdiversas. Así, en el contra-to privado rige plenamente laautonomía de la voluntada, loque no siempre ocurre en eltratado público, que muchasveces es impuesto; la actua-ci6n bona fide es elementoprincipal en la aplicaci6n del

    tratado, en tanto que en el

    contrato privado casi nuncase toma en cuenta, no obs-tante y ser reconocida porley civil, y por último, laigualdad jurídica que en elcontrato privado estã plena-mente garantizada es rota enel tratado por el pOderío bé-

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    lico.

    Naciones Unidas intentala comunidad internacionalsobre la base de la igualdadjurídica de los E stados; peroobviamente que esto es, porahora, una teoría.

    La igualdad jurídica enD. l. no serã plena hasta el

    día en que exista W1 podercoersitivo efectivo suprana-cional, a 10 cual se tiende; yque ~e consolidar,ã en lame-dida en que lo ~tico logreorientar la conducta de losestados; esto es, cuando lasDeclaraciones y Convencio-nes sobre Derechos Huma-nos y Derechos y Deberes delos Estados sean respetadosy acatados.

    e 1) Ahora, si pensamosque N aciones Unidas existedesde hace apenas W1 cuartode siglo, y que la Declara-ci6n Universal de DerechosHumanos fue formulada haceventidos años, podemos ca-librar la magnitud de la obradel negociador Alfaro quedesde mucho antes venía es-grimiendo los principios re-cogidos en la carta de SanFrancisco y Convencionesposteriores con base en ella,de derechos y debere~ de losestados y los hombres, enlos gigantescos esfuerzospor convencer a los repre-

  • sentantes del país mb pode-roso de la tierra. a partir definales del siglo XIX hastala fecha. sobre laconvenien-cia de actuar bona fide; deinterpretar el clausulado del

    Tratado conforme a premi-sas tales como la condiciónde copartícipes en la obra delCanal; de buenos vecinos y.sobre todo, de respeto a ladignidad nacional.

    E stas tesis que constitu-

    yen la médula de la reclama-ción panameña, fueron ex-puestas mesurada. pero fír-memente. en el primer do-cumento oficial de nuestraCancillería plateando lospuntos de insatisfacción dePanamâ con ocasión de laprimera negociación queconcluyó con el frustradoTratado de 1926.

    He expre8ado antes, yahora lo repito, que elhabersido alumno de Alfaro enlosbancos universitarios cons-tituye uno de los mejoressucesos en mi formación in-telectual. Por qué esto esasí? Porque en el se da laconfluencia del docto en lamateria, el técnico en laaplicación y, fundamental-mente, el hombre que viveconsecuentemente con susprincipios.

    El panamericana se J.ni-

    cia como doctrina aplicadaen 1889 con la primera Con-ferencia Panamericana y ad-quiere su forma m§s desa-rroUada en la Conferenciade Bogotá de .1848. de la.cual surge la Organizaciönde E stados.Americanas (O.E. A.) Jndependien temen te de

    la efectividad jurídico - po-lftico para contener y repri-mir la agresividad materialde unos estados contraotros. en el panorama delD. l. P., en su etapa de nor-macil5n de la comunidad In-ternacional Organizada. esla mayor aproximación alideal de la regulación inter-nacional por el derecho.

    El ProfesorAlfaroparti-cipó activa y briUantementeen esa obra. Su nombre sepronuncia y se escucha conel respeto que se dispensa aLeo S. Rowe, Elihu Rooth.Antonio Smichez de Busta-manteo Manuel Gondra. LuisMaría Drago. Estrada y To-bar. en quiene8 hace s!nte-sis el doctrinarismo pana-mericanista. por cuanto que

    cada uno logrl5 introducir enel D. l. una teorra por razónde sus gestiones en las con-ferencias panamericanas;que en cuanto a nuestro Al-faro se refiere, queda re-presentada en la explicacióndel alcance del Tratado delCanal, que permitió a laOctava Conferencia de la

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  • Habana regular conciliato-riamente la materia plan-teada por el temor de la ac-titud que pudieran asumirlos E. E. V. V., en el ejer-cicio de sus derechos con-tractuales en la Zona res-pecto de la navegaci6naére a.

    Al tomar conciencia laNaci6n panameña de la ne-cesidad de abrogar el Tra-tado del Tres se producela. gran revaluaci6n en nues-tra.s relaciones con los ve-cinos norteños. Han sur-gido, as! diversas posicio-nes frente al problema.Mas se conviene que la obraes nacional y sugesti6n es-

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    capa a grupos o gobiernospartidistas. Hemos vistola intervenci6n de s afortuna -

    da de varios negociadores;pero ello no ha detenido elimpul ha h~ me ta. Pen-Bar que ahora hay foroscomo N. V. y la O. E. A.; Yque el D. l. P. ha alcanzado

    tal desarrollo que se haimpuesto en las relacionesinternacionales, alienta lasesperanzas panamefias. Pe-ro cuando en 1923 se iniciael ciclo revisionista nadade esas circunstancias exis-tían. C6mo no ha sido derecia la batalla de Alfaroen esas condiciones? Porello es gura y Maestro.

  • poblamientos y viviendas"(3) .

    Aunque actualmente el~rmino tiene una clara con-notaci6n social, aún persis-ten a1gwos estudiosos en se-ñalar que ella e s un meroalcance del concepto. Ro-sembluth seña16 en 1966 queeran marginales "aquellosgrupos de personas que tie-nen ciertas limitaciones en

    sus derechos reales de ciu-dadanra y por los cuales nopueden participar en formaestable en el proceso eco-n6mico, ni tienen la posibi-lidad de alcanzar una movi-lidad social vertical ascen-dente" (4). La cuesti6n bâ-sica de esta definicH5n la te-nemos en los "derechos rea-le s de ciudadanía", defini.;ci6n que Rosembluth toro6de Marshall, quien distin-guía:

    "1) Derechos Civiles: li-bertad personal, de palabra,

    pensamiento, libertad reli-giosa, derecho de propiedad,derecho de administraci6n,de justicia y libertad con-tractual.

    (3) Quijano, Aníbal, Notas so-bre el concepto de MarginalidadSocial, CEPAL, Chile, 1968.

    (4) Rosemblüth, GuillermoProblemas Socio-Economicos dela Marginalidad y la Integración

    Urbana. Chile, 1 LPES, 1966,

    pago 1

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    "2) Derechos Políticos:derecho a participar en laelecci6n de autoridades y elderecho correlativo de serelegido para desempeñarcargos de representaci6npública .

    "3) Derechos Sociales: ilun minimo de bienestar eco-n6mico y la seguidad en elderecho a participar plena-mente en la herencia socialy a vivir la vida de un ser

    civilizado de acuerdo con losniveles prevalecientes en lasociedad" (5).

    Tenemos así que aunqueactualmente la prob1emâticade la marginalidad se centraen lo social, ello no signifi-ca que este sea el único sig-

    nificado del término. Paralos fines de este trabajo, nosinteresa la marginalidaddesde el aspecto social. Vea-mos su significado:

    Las Asistentes Socialeschilenas Alicia Bravo y 80-nia Moya, nos dicen en suMemoria de Título que "en-tendemos por "marginali-dad" aquella situaci6n enque se encuentra un ciertonúmero importante demiembros de unanaci6n, queno participan en sus bienes

    (5) Marshall, T. H. Citizensnip

    and Social Class, Cambridge,The University Press, 1950,pag1-85.

  • ni influyen en el proceso dedecisiones que afecta - -ensus distintos niveles - -sumarcha" (6).

    El padre Roger Veke-mans y Ram6n Venegas se-ñ~l.an que "marginal sig-nificarra, en el 1rmite ma-tem!tico, "separado de"" t 'cor ado de". E sta sepa'"raci6n no es ni puede serabsoluta, sin embargo; el

    grupo marginal es un grupoque "pertenece" a la socie-dad, pero a esta pertenen-cia le falta el contenido pro-pio que es su actualizaci6nen la participaci6n" (7)

    Siguiendo el pensamientoanterior del Centro para elDesarrollo Econ6mico y So-cial de América Latina (DESAL), podemos agregar quela marginalidad "designa alos grupos sociales que, noobstante ser miembros de lasociedad de un pars, se en-cuentran al borde de la in-corporaci6n objetiva, no lle-gando a penetrar en la inti-

    (6) Bravo Ramírez, Alicia y 50-nia Moya, Promoción Popular:estudio de Centros Comunita-rios de la Corporación de Vi.vienda, Chile, Memoria de la Es-cuela de Asistentes Sociales,1965, pago 15

    (7) Vekemans, Roger y RamónVenegas: Seminario de Promo-ción Popular, DESAL, Chile,1965.

    midad de sus estructuras"(8) .

    2.- Promoci6n Popular:E timo16gicamente, "promo-ci6n signüica "empujar ha-cia adelante". Impulsar enel sentido que avanza lahis-toria, Dar impulso a una co-sa haciendo las diligenciasconducentes a su consecu-ci6n. Elevar a una personaa una dignidad. Deriva dellatii "pro" que significa"impulso" y "mover": hacerque un cuerpo pase de unlugar a otro, dar motivospara una cosa, inducir o in-clinar a ello~ Entendemospor pueblo a todas lasperso-nas de un pals, de una ciu-dad, villa o 1ugar~ Gente co-

    mÛl de una pob1aci6n o na-ci6n. Conjunto de habitantesde un pars regido por un mis,-

    mo gobierno" (9).

    Pero no debemos que-darnos en la etimologra delas palabras, sino llegar alsignificado subyacente enre1aci6n al término global.Tenemos asr que Promoci6nsignifica: la necesidad desuperaci6n que lleve desdeuna situaci6n de marginali-

    (8) DESAL, MarginaJidad -enAmérica Latina. Un Ensayo deDiagnóstico, Edit. Herder Bar-

    celona, 1969, pago 49. '

    (9) Bravo y Moya, op cit, pago lOy otras.

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  • dad hasta un status de in-corporaci6n..o-. en segudosentido. indica la necesidadde recurrir a esta supera-ci6n a agencias externas alos propios afectados, de-bido a