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1962 Marshall McLuhan, La Galaxia Gutenberg. Génesis del hombre tipográfico En 1951, once años antes de la publicación de La Galaxia Gutenberg, Marshall McLuhan, profesor de literatura inglesa de la Universidad de Taranta, había publicado su primer libro. La novia mecánica era una colección de ensayos muy venenosos dedicados a los productos de la cultura de masas y, especialmente, a la publicidad. De corte eminen- temente crítico y a veces próximo a la invectiva, el libro representaba el primer intento de cierto alcance de analizar la cultura mediática. Al mismo tiempo, era también la última ocasión en la que McLuhan se in- teresaría en los contenidos explícitos de los media. De ahí en adelante, su investigación se orientará hacia los efectos que producen sobre la cultura y los individuos no a través de los mensajes que difunden, sino mediante su propia forma tecnológica; una mirada más «neutral» que, paradójicamente, lo hará pasar a la historia como un «integrado» entu- siasta de los medios de comunicación. Una fecha fundamental en este recorrido es 1953, año en al que la Fundación Ford prodigó a McLuhan y a su colega antropólogo Edmund (Ted) Carpenter una conspicua financiación para organizar una serie de seminarios interdisciplinarios sobre la comunicación. Fundamental- mente, la intención de estos encuentros es la de razonar sobre la idea de Innis de que el medium reconfigura el ambiente en el cual actúa. A 141

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1962Marshall McLuhan, La Galaxia Gutenberg.

Génesis del hombre tipográfico

En 1951, once años antes de la publicación de La Galaxia Gutenberg,Marshall McLuhan, profesor de literatura inglesa de la Universidad deTaranta, había publicado su primer libro. La novia mecánica era unacolección de ensayos muy venenosos dedicados a los productos de lacultura de masas y, especialmente, a la publicidad. De corte eminen-temente crítico y a veces próximo a la invectiva, el libro representabael primer intento de cierto alcance de analizar la cultura mediática. Almismo tiempo, era también la última ocasión en la que McLuhan se in-teresaría en los contenidos explícitos de los media. De ahí en adelante,su investigación se orientará hacia los efectos que producen sobre lacultura y los individuos no a través de los mensajes que difunden, sinomediante su propia forma tecnológica; una mirada más «neutral» que,paradójicamente, lo hará pasar a la historia como un «integrado» entu-siasta de los medios de comunicación.

Una fecha fundamental en este recorrido es 1953, año en al que laFundación Ford prodigó a McLuhan y a su colega antropólogo Edmund(Ted) Carpenter una conspicua financiación para organizar una seriede seminarios interdisciplinarios sobre la comunicación. Fundamental-mente, la intención de estos encuentros es la de razonar sobre la ideade Innis de que el medium reconfigura el ambiente en el cual actúa. A

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partir de esta sugerencia, tanto en los seminarios como en la revista Ex-plorations -que McLuhan y Carpenter fundan en el mismo 1953 y quesobrevive hasta 1959- estudiosos de distinta proveniencia comienzana reflexionar sobre los modos en que los varios media influencia n lossentidos del hombre.

En julio de 1961, coincidiendo con la muerte de su madre, McLuhancomienza a compilar los materiales escritos en el decenio precedentey en tres meses de intenso trabajo culmina La Galaxia Gutenberg, unaobra que junto al sucesivo Comprender los medios (1964) constituye undíptico de formidable vigor intelectual y un punto de referencia inelu-dible del pensamiento mediológico. El fulero del razonamiento mcluha-niano es la idea de que los media son en gran medida responsables delas características fundamentales de una cultura, de la visión del mundoy de la actitud psico-perceptiva de los individuos; sobre todo, lo son nogracias a los contenidos que difunden, sino como tecnología.

A partir de este presupuesto, La Galaxia Gutenberg describe unrecorrido a través de cuatro épocas históricas: la oral tribal, la del ma-nuscrito, la época de la prensa y la era electrónica. En particular, McLu-han se concentra en los efectos de la revolución gutenberguiana, conla cual conecta el nacimiento del individualismo, del estado-nación,de la homogeneización, de la cuantificación y, en general, de todas lascaracterísticas fundamentales de la era moderna. Según la interpreta-ción del mediólogo canadiense, lo que da la posibilidad de comprendertal configuración es el choque entre distintos media mediante el que,precisamente durante esos años, se estaba completando el paso haciauna nueva configuración cultural en la cual el medium eléctrico era ladominante.

La Galaxia Gutenberg, como por otra parte todos los libros deMcLuhan, está escrito siguiendo un procedimiento «en mosaico» quedebía servir para neutralizar, al menos en parte, los esquemas lógico-causales producidos por la letra impresa. En otras palabras, la argumen-tación no se hila de forma lineal, sino que se compone de una larga seriede breves párrafos, largas citas de proveniencia abigarrada e infinitasdigresiones. La dificultad de lectura no fue un obstáculo al enorme éxitode la obra, que catapultó a McLuhan a una fama imprevista e hizo lasveces de viático para la apertura del famoso centro para la cultura y latecnología de la Universidad de Toronto.

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La mente y el vórticede Giovanni Ragone

1. Te irrita, pero te fascina. Superas el desconcierto y te rindes, arro-jados sin miramientos en medio de un amasijo en forma de mosaicode teorías sobre los temas más abigarrados, que parece asumir pocoa poco una coherencia propia, pero que cambia a cada minuto su as-pecto físico. Ya en las primeras páginas: la narrativa oral antigua, losisabelinos, las organizaciones sociales «orales»,«escritas», «eléctricas»,y esa «cosa solo que no sabemos» respecto a las causas de la revolu-ción tecnológica, luego la estructura del cerebro, la naturaleza me-tafórica del lenguaje, el inestable equilibrio entre cuerpo, tecnologíasy culturas, el siglo XX «eléctrico» como escenario de crisis, tensión,globalización y caída definitiva de todo un sistema. Materiales, ilu-minaciones y escombros de nuestra experiencia occidental, reunidosy ensamblados como plataforma de lanzamiento para el despegue deotra historia -la de los media- solo aparentemente nueva. Porquede la vieja Galaxia Gutenberg -si con este nombre se entiende unmundo ordenado, o al menos un forzoso compromiso entre la energíadel big bang y el orden de la escritura- aquí se declara, sin vueltaatrás, la implosión. Y en el caos -o en lo que a nosotros nos pare-ce el caos- iremos a buscar no tanto reglas formales y universales,como causas o reacciones físico-químicas profundas, y sistemas conuna cierta regularidad «local».Visionaria en su forma textual, pero notan sorprendente tras haber visto el experimento multimedial y simul-táneo de La novia mecánica (1951), la Galaxy inaugura una narraciónen «ventanas» que recuerda el estilo de la web, para acumular y contar,oscilando entre diacronía y sincronía, nada menos que el auge y la caí-da de la civilización Gutenberg; en otros términos: el origen y la caídade la modernidad occidental.

Tesis tenida por descontada, se puede decir, hoy que los lamentossobre el fin del sujeto y del fundamento racional de la cultura hanquedado en definitiva a nuestras espaldas. Sin embargo, Mcluhancontinúa siendo una especie de olvidado, un vago fantasma periodísti-co, en el ambiente de las humanities que todavía se esfuerzan por hi-bridarse con las culturas digitales, mientras incluso los especialistasde la comunicación se limitan a cruces parciales, y paradójicamentegutenberguianos, de ese magma, ¡comosi la comunicación fuese fun-damentalmente una cuestión ingenieril o sociométrica de eficiencia

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y eficacia, de consumos, demanda y oferta! Pero en el siglo XXI senecesita una ciencia de los media implícitamente mcluhaniana. Elec-trónica, digital, hiper-híbrida.

En una convincente reconstrucción de la fase primigenia de lamediología, Gabriele Frasca (2004) ha relacionado ese «nuevo ini-cio»con el periodo en torno a 1960. América absorbe la cultura ingle-sa postcolonial y se proyecta a escala mundial, hacia las zonas másavanzadas de la tecnología y de la comunicación, para construir elfuturo global -de la industria de los media, pero no solo- segúnsus modelos; mientras la Europa apenas reconstruida, en un paisajeya massmediático aunque no invadido todavía enteramente por loslenguajes del consumo, vive años de efervescencia teórica (lingüísti-ca, formalismo, nouvelle histoire, tendencias estructuralistas en psi-coanálisis, antropología, sociologíay filosofía),pero descarta la cienciade los media. Solo más tarde, se debilitan las «gramáticas» basadassobre una pretendida aislabilidad del signo, y aflora la dimensión me-dial y colectiva del imaginario, si no la deriva del medium mismocomo flujo, como subjetividad cultural y social; algo se filtra tambiénen Italia, entre literatura y antropología, con la traducción en losaños ochenta de los libros de Havelock y Ellis, de Ong, de Goody, to-dos en formas distintas vinculados a McLuhan, blanco de mofas en lossesenta por parte de Umberto Eco, y luego olvidado'. Éramos muchoslos de nuestra generación -entre sociología, arquitectura, cine, artey literatura- los que íbamos en ese periodo a la búsqueda de clavesinterpretativas de varias dimensiones: Ong y Goody, las nuevas ten-dencias de la historiografía heredada de los «Annales», la semióticade Lotman, genial e implícitamente hostil a los confines disciplina-rios, y sobre todo el imprinting de Benjamin y del Abruzzese benjami-niano de Forme estetiche e societa di massa (1973),La grande scimmia(1979), Archeologie dell'immaginario (1988) y Metafore della pubbli-cita (1988). Instrumentos y referencias no ya directamente asimila-

1. Alberto Abruzzese: «un decenio, los años ochenta, a menudo despreciadopor quien mantiene la mirada fija en los valores de la tradición civil, en susculturas institucionales y sociales, en las más sólidas mitologías de clasesy de movimientos de la modernidad. Los años ochenta han sido para mí,por el contrario, la época de una revolución diferente en todo a la idea quede la revolución poseen nuestras pertenencias políticas a la historia occi-dental: una revolución silenciosa, oscura y profunda, pero tan fuerte comopara romper con las utopías del siglo XX,y desnudarlo» (Abruzzese 2005).

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bles a la ciencia de los signos, de la historia y de la ideología, ytampoco al escrutinio simbólico-social de la sociología clásica que másnos fascinaba, la de Simmel, Lukács y, sobre todo, Benjamin, entremetrópolis, vanguardias artísticas y formas del habitar.

2. Y henos aquí ajustando cuentas con La Galaxia Gutenberg. La tesisfundamental se expone en la tercera y en la cuarta piezas del mosai-co: LA INTERIORIZACIÓN DE LA TECNOLOGíA DEL ALFABETO FONÉTICO TRASLA-

DA AL HOMBRE DESDE EL MUNDO MAGICO DEL OÍDO AL MUNDO NEUTRO DE LO

VISUAL; Y LUEGO ES POSIBLE QUE LA ESQUIZOFRENIA SEA UNA CONSECUENCIA

NECESARIA DE LA ALFABETIZACIÓN [36-41]. Lo que demuestra McLuhanretornando algunas observaciones de John C. Carothers, un «etnop-siquiatra» inglés". Existe una diferencia sustancial entre la mentedel individuo de las sociedades iletradas y del de las sociedades occi-dentales modernas. El «primitivo» desde los primeros años de vida sesiente como expresión de un organismo vivo mucho más vasto, comola familia y el clan, pero goza en cambio de una extensa esfera delibertad «temperamental» como individuo que les consiente dar libredesahogo a los sentimientos en el hic et nunc; el individuo del mun-do letrado y durante largo tiempo configurado por la imprenta, el yo«gutenberguiano», se desarrolla por el contrario en conexión con ungran número de objetos y de acontecimientos fijos y preformados, quelo constriñen a pensar en términos de relaciones espacio-temporalesy de causalidad mecánica. La idea se extiende y generaliza: «el niñoafricano vive en el mundo implícito y mágico de la resonante palabrahablada. No encuentra causas eficientes, sino causas formales en uncampo configurativo del tipo de los que elabora cualquier sociedadanalfabeta». El occidental está «rodeado de tecnología visual, abstrac-ta y explícita, de tiempo uniforme y espacio continuo, en los que lacausa es eficiente y secuencial, y en los que las cosas se mueven yocurren, por orden sucesivo, en planos únicos» [13].En África, el mun-do del oído, «caliente e hiperestético», donde las palabras tienen unpoder mágico. En Occidente el mundo del ojo, «relativamente frío yneutro», donde -sobre todo, desde que la prensa ha permitido la difu-sión y la centralidad cultural de las tecnologías visuales del alfabeto

2. Autor de The African Mind in Health and Disease (1953), olvidado por laantropología reciente que lo ha señalado por su implicación en el colonia-lismo británico en África.

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fonético- las palabras llegan a formar parte de un proceso serial,mecánico y abstracto.

Entre los dos mundos se abre una fractura, en el seno mismo de lamente: «se sigue, desde luego, que el hombre conocedor del alfabeto,cuando lo encontramos en el mundo griego, es un hombre escindido,un esquizofrénico, como lo han sido todos los hombres que saben leerdesde la invención del alfabeto fonético», fuente primaria del procesode destribalización, y del camino obligado hacia la libertad y la indivi-dualización. Mientras, en sentido contrario, y recomponiendo la esci-sión, se vuelve del ojo al oído: «cualquier niño occidental crece hoy enesta clase de mundo de cantilenas mágicas, pues oye constantementelos anuncios de la radio y de la televisión».

Estas observaciones, aún fragmentarias, comienzan a excavaren un yacimiento que permanecerá abierto por más de un centenarde capítulos, con títulos a menudo aforísticos o también explícitos-que McLuhan llama «glosas», heredando numerosos materiales dela interminable tesis de doctorado presentada en Cambridge en1943 sobre la evolución desde la Antigüedad hasta el siglo XVII delas artes del trivio: gramática, lógica y dialéctica, retórica. Se proce-de en un primer movimiento por rápidos destellos hacia delante yhacia atrás:

«La interiorización de medios de comunicación tales como las «letras»,¿rompe el equilibrio de nuestros sentidos y altera los procesos mentalesl»

«La civilización da al hombre bárbaro o tribal el ojo por el oído, y aho-ra está en pugna con el mundo electrónico».

«El físico moderno se encuentra en su elemento dentro de la teoríaoriental de Campo».

«La nueva interdependencia electrónica vuelve a crear el mundo aimagen de una aldea global».

«Por qué las sociedades analfabetas no pueden entender películas over fotografías sin un gran entrenamiento previo».

«Cuando la tecnología amplía uno de nuestros sentidos, se produceuna nueva traslación de la cultura tan pronto como la nueva tecnolo-gía se interioriza».

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«El encuentro, en el siglo XX, entre los aspectos alfabético y electrónicode la cultura, confiere a la palabra impresa un papel decisivo en lacontención del retorno al África que llevamos dentro».

Entre una ventana y la otra, la teoría está ya definida: los media sonextensiones de los sentidos; la cultura es el proceso de interiorizaciónde los media. A la extensión objetivante de la vista se ha sometido lamente en la época de la escritura y de la imprenta: la mente gutenber-guiana. Pero ahora está sujeta de forma inesperada (e inconsciente) auna vuelta al oído, al sonido, a la voz, en un nuevo ambiente eléctrico,o electrónico.

3. Volviendo al origen de la Galaxia -el nacimiento del hombre tipo-gráfico- el discurso de McLuhan saltará de aquí hasta el final comoun sismógrafo entre lo eléctrico, el cuerpo alfabético y el primitivo-tribal. Los precedentes más explícitos están sobre todo en Empire andCommunications: «Como Harold Innis fue el primero en demostrar,el alfabeto es un agresivo y militante absorbente y transformadorde culturas»; sin embargo, están bien presentes, aparte de las tesisde Parry sobre la épica antigua, datadas en los años veinte, tanto laherencia post-bélica de la escuela de Warburg, con Gombrich y Pa-nofsky, como L'apparition du livre de Febvre y Martin (1958), de los«Annales- franceses. Y si les falta la lectura de Walter Benjamin, porlo demás, los conocimientos filosóficos, literarios, sociológicos, econó-micos, científicos y, sobre todo, antropológicos de nuestro autor sonverdaderamente amplios (entre los otros europeos Cassirer, Huizinga,Popper, Auerbach, Curtius, Frye, Gilson, Sartre, Lowenthal, Polanyi,Einstein, Eliade, Frazer, R. Williams, y decenas de americanos, so-bre todo psicólogos, antropólogos como E. T. Hall y científicos). Todoello porque las «ventanas» de McLuhan buscan confirmaciones encualquier dirección. Por ejemplo: la perspectiva en pintura se afirmasolo cuando en el Renacimiento se estabiliza una mente fundada enel punto de vista fijo; los Griegos conocían algunos elementos de laperspectiva, pero habían elaborado un punto de vista abstracto muydiferente del moderno, y semejante, por el contrario, al medieval. Todoesto era suficiente, de cualquier manera, para una gran remesa deinvenciones científicas y artísticas basadas sobre la interiorización dela lógica alfabética, por otra parte ya experimentada en más ocasio-nes por la civilización romana, por la escolástica medieval y por las

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universidades a partir del siglo XII [113-114, 125-136], aunque en eseperiodo la lectura era principalmente en voz alta [123-125] y la rela-ción entre escritura y lectura continuaba siendo fundamentalmenteperformativa y dialógica [115-118]. Durante el siglo XVI la palabrase aleja decididamente «de su originaria asociación con el sonido» yes tratada «como un objeto en el espacio»; haciendo referencia a laobra de Walter Ong (1961), McLuhan nota como ya Ramo tiende aconsiderar el conocimiento acumulado a través de sus artes como unamercancía y no como una forma de saber. Las arquitecturas góticas-táctiles, basadas en el sentido como facultad directamente cognos-citiva, sobre la luz que atraviesa y colabora con el sonido y un espaciodenso y sacro- son sustituidas por una nueva organización visual, enperspectiva y lógico-geométrica, «universal» y utilitarística, homólogaa la racionalización del pensamiento y de la comunicación, donde elsonido y el tacto se traducen en lo visual, se fijan en la palabra im-presa y devienen portátiles, la materia prima de la nueva economíay de la nueva sociedad [123-138, 189-197]. La tecnología alfabéticaconstriñe definitivamente lo sensorial en un espacio «cerrado» [88] ydesacraliza la cultura en el lecho de Procusto de la «máquina» de lapalabra escrita.

La «máquina» gutenberguiana. En sustancia, intentando refor-mular todo el dispositivo de la Galaxia, se trata de la combinación-en todo género de medium que artificializa y organiza los procesosculturales- de los vectores que siguen, todos basados sobre el ejeentre palabra, espacializada y fija, ojo y cerebro:

• acción/reacciónmecánica• tiempo lento, diferido• posible no implicación de lo sensorial salvo en un único sentido• aislamiento del momento, sentido del tiempo cinemáticoy secuencial• punto de vista fijo• mono-fonía• des-tribalización• desacralización• pensamiento lógico• triunfo del conocimiento aplicado• especialización medial• mente maquiavélica y mercantil• homogeneización de los lenguajes en la comunicaciónde masas• estandarización

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• centralización de las naciones modernas• individualismoy hostilidad hacia el gobiernoen cuanto ente colectivo

Estamos ante la primera sistematización orgánica y crítica de unateoría de lo moderno (incluso no tan lejana de la Dialéctica de la Ilus-tración de Horkheimer y Adorno, escrita en California durante laguerra y publicada en 1947): la ciencia de los media.

4. La insistencia en el tema de la desacralización, que deriva de loslibros de Mircea Eliade (y nos reenvía inmediatamente al Régis De-bray de Vida y muerte de las imágenes) es un paso-clave del libro, queprecisamente querría «mostrar mediante qué procesos históricos seproduce la desacralización»; según McLuhan, no obstante, Eliade dife-rencia erróneamente en la esfera de lo «sacro»esos rasgos de las cultu-ras pregutenberguianas que se refieren más bien al ambiente oral y asu estructura cultural fundamentalmente no-racional [102]. Ahorabien, en nuestra época «eléctrica» los mismos rasgos afloran nueva-mente por la inversión de lo sensorial, lo que permitiría a la mentevolver a acoger el pensamiento mítico (y aquí estamos cerca de la líneaque lleva de Durand a Maffesoli). Es así posible abandonar el «confina-miento» entre los diferentes aspectos de la experiencia, y pasar de unadimensión cultural y sensorial a la otra (¿una utopía marcusiana o unproceso real y actual"), usando «múltiples modelos de investigaciónexperimental» [105], ya que lo híbrido, lo múltiple, lo simultáneo, lo«galáctico»son las únicas orientaciones científicas posibles en la meta-morfosis más o menos rápida y violenta de los media. Y, a fin de cuen-tas, no se debe sobrevalorar la fuerza dominante de la Galaxia: más omenos un tercio del arco cronológico de la escritura ha sido «tipográ-fico», imponiendo a través de la imprenta una mecanización de lamente; ahora se puede reenfocar ese movimiento, y observar sus efec-tos ex-post, mientras se vive de pleno una fase nueva. El siglo XX noexcluye en absoluto las formas híbridas, de compromiso entre el mun-do eléctrico y la escritura: así, por ejemplo, la «vuelta» del primitivis-mo con las vanguardias artísticas o la «sacralización» de la tecnologíapor parte de Marinetti y de otros, serían «banalizaciones todavía me-cánicas» del gigantesco hundimiento de la cultura en el primado deloído. Y, por otra parte, precisamente «el desnudo de la vida conscien-te y su reducción a un único plano» en la picadora gutenberguiana haproducido -también aquí en la larga duración de lo moderno, como

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fondo implícito y en oposición de la civilización de la imprenta- el«nuevo mundo del inconsciente»: el inconsciente colectivo, con sus ar-quetipos que están organizados como fuente de la comunicación demasas, desde incluso el siglo XVII (aquí McLuhan nos deja solo dospaginillas, de la 317 a la 319, pero ¡cuán fascinantes!).

La Galaxy reenvía por tanto a otra constelación, a otro «nacimien-to» y «ascensión», anunciando un segundo libro, Understanding Me-dia: «la Galaxia Gutenberg se disuelve teóricamente en 1905 con eldescubrimiento del espacio curvo, pero en la práctica ya había sidoinvadida por el telégrafo dos generaciones antes» [326]; desde enton-ces se entra en el vórtice eléctrico de los media, expuestos a los con-tragolpes de una nueva gran revolución, que reconfigura «la condicióndel hombre de masa en una sociedad individualista». Y ya queda cla-ro, muchas páginas antes, que el viaje será más o menos el mismo,siguiendo las huellas del Maelstrom de Edgar Allan Poe (¡una metá-fora que parece un imán para los mediólogos!): así como el viejo mari-nero que atentamente había observado los movimientos del granremolino, también nosotros, estudiando «la acción del nuevo vórticeen el cuerpo de la viejas culturas», nos salvaremos [111].

5. No estamos en el determinismo (tecnológico).Si «lamecanización delarte de los amanuenses [...] fue la primera traducción del movimientoen una serie de fotogramas estáticos o de encuadres», ella «confirmó yextendió la nueva acentuación visual del conocimiento aplicado, dandoasí la primera mercancía repetible uniformemente, la primera cadenade montaje y la primera producción de masa» [170]. Confirmó y exten-dió: porque antes de la Galaxia, ya en la antigüedad y en el Medioe-vo, inicia un alejamiento de la imagen del cuerpo, en las artes, en lapercepción y en las prácticas rituales, narrativas y sociales; de aquíderiva la innovación tecnológica (la tipografía, pero también por ejem-plo la invención de máquinas de cálculo rápido, o la notación musicalstandard); de aquí aún, con la extensión y difusión de los modelos dela reproductibilidad, experimentados culturalmente e implícitos en lanueva tecnología (y es uno de los tantos reenvíos posibles a Benjamin)deriva la gran transformación de la modernidad, el nacimiento de lamáquina-Galaxia de las cenizas de la imagen/organismo plástico, quees sustituida por el punto de vista racionalizante, y por la «magia» me-cánica y reproductiva de la «cámara oscura» de los siglos XVI y XVII.Son la mente y el cuerpo los que generan sus prótesis tecnológicas.

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McLuhan encuentra de hecho interesantes posibilidades de falsi-ficación y legitimización de sus tesis en la vertiente experimental dela psicología y de la neuropsiquiatría, y con esto indica un caminoobligado para la mediología. Tecnologías de la mente y tecnologías delcuerpo: el paralelismo constante entre externo e interno, entre «arti-ficial» y «natural» teorizado por Florenskij (1919) y después porVygotsky (1931) y redescubierto hoy por los proyectistas de una se-mántica de lo artificial como orgánico, holístico, naturalizante; lanueva comprensión de los detonadores entre cuerpo y procesos cogni-tivos que deriva de la neuropsiquiatría experimental de Damasio(1994) y otros; las investigaciones sobre las nuevas capacidades de lamente, en relación, por ejemplo, con las habilidades y con las culturasde la red y de los devices digitales. Al alimón entre ciencia de los me-dia y ciencias experimentales está además el descubrimiento de quela «información» no es un dato estadístico que observar/recordar/co-municar. En el ciclo de conexiones y conformaciones mente-cuerpoque vinculan emoción/sentimiento/pensamiento simbólico-formal, seactivan áreas diferentes del cerebro, para la observación y para elaprendizaje, pasando por la simulación, donde neuronas mirror sonencargadas de una representación abstracta de la acción. La comuni-cación humana «se apoya fundamentalmente en una infraestructurapsicológica y cultural de intencionalidad compartida, originada du-rante la evolución con sostén en las actividades de colaboración» ybasada sobre «habilidades socio-cognitivas para crear conjuntamentecon los demás atención conjunta (y otras formas de terrenos concep-tuales comunesj-i junto con «motivaciones (e incluso reglas) pro socia-les dirigidas a la ayuda y a la distribución» (Tomasello 2008: 23). Elsujeto y el objeto se dan sentido en una relación intencional pragmá-tica (pedir, informar, compartir); el sentido nace en modo conectivo(la mente extendida de Bateson) para ser percibido por los otros. Paraello, la idea «lingüística» de información es puramente heurística ehija de la Galaxia, solo una reducción mecánica y transitoria de lacomunicación, que es por el contrario y siempre observación, simula-ción, imaginación, y de aquí aprendizaje.

Más rapsódica y en algunos aspectos onmca e implícitamentebenjaminiana es la inmersión de McLuhan en el flujo de la historia.Algo que interesa en la larga duración, en la transformación lenta ehibridante (comosostenía además Febvre respecto a los efectos de latipografia): «hasta más de dos siglos después de la imprenta, nadie

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descubrió cómo mantener un tono o actitud particular a lo largo deuna composición en prosa» [183]. Porque las grandes metamorfosis delo sensorial requieren estrategias activas de adaptación, en el colmode un embotamiento colectivo que es provocado precisamente por laextensión e interiorización de las nuevas tecnologías [207-209]. Y lamisma Galaxia, históricamente, no consigue dominar exhaustivamen-te el campo; pero llega, más bien, a recalentar e hipostasiar las pro-pias estructuras, desde que -casi dos siglos después de Gutenberg,entre el XVII y el XVIII- la nueva mente tipográfica se proyecta enuna organización social «nacional» que requiere siempre mayor in-terdependencia, regulación, cálculo, institucionalización. Ella reducepoco a poco a los hombres a expresión de la máquina, en posesión deun pensamiento estático, pero «no en grado de entender sus configu-raciones» (Innis) [273-278,283-285]. Mientras en el seno de esa cultu-ra nuevas sensibilidades, consideradas outsider, alienadas, preparanla vuelta de lo mágico, del encantamiento: el nuevo hombre integral,es decir, intuitivo e irracional, de la era eléctrica.

6. Podría detenerme aquí. Pero no lo consigo. Porque este libro, mien-tras funda explícitamente una ciencia de los media, lanza tambiénprecisas señales para una mediología de las artes (y, en particular, dela literatura) completamente aún por inventar. Como ha explicado enuna entrevista de 1969 (cfr. McLuhan 1982), un primer estadio de lareflexión de McLuhan deriva del ensamblaje, para La novia mecáni-ca, de materiales sobre la cultura popular, la publicidad, la literaturade masas, los semanales y, sobre todo, el automóvil como mito y pro-yección individual y colectiva. Mientras en el inicio de los años cin-cuenta se le aparece evidente las conexiones entre las tecnologías y«la experiencia común, que va desde los rechazos a los tesoros», unaclave interpretativa más potente se le ocurre en un segundo momen-to, volviendo al mainstream de la literatura: «comencé a darme cuen-ta de que los más grandes artistas del siglo XX- Yeats, Pound, Joyce,Eliot- habían descubierto un enfoque totalmente diferente, basadosen la identidad de los procesos de cognición y creación. Me percaté deque la creación artística es el playback de la experiencia ordinaria»(McLuhan 1982: 66). Y durante multitud de ocasiones, en la Galaxy,lo que es tomado como referencia y verificación constante de la revo-lución -y conflicto- de los media es ese gran campo de sensores quese da en los lenguajes artísticos. Pour cause, las primeras dos venta-

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Page 13: 1962 Marshall McLuhan, La Galaxia Gutenberg. Génesis del … · 2018-09-10 · 1962 Marshall McLuhan, La Galaxia Gutenberg. Génesis del hombre tipográfico En 1951, once años antes

nas que se abren de par en par poco después del inicio del libro con-tienen un largo razonamiento sobre Shakespeare, Cervantes, Yeats yotros. Y es un razonamiento que se ramifica en el resto de la obra.

De Shakespeare, el King Lear. Figura de un poder que enloquece,recobra el juicio, de nuevo se derrumba; un símbolo disociado, y portanto prácticamente universal, capaz de hablar para siempre a padrese hijos, a verdugos y víctimas ... Hasta aquí llegaría por su cuenta tam-bién una interpretación crítica o psicoanalítica; pero McLuhan estábuscando la raíz medial de la metáfora de Lear. Hela aquí: los protago-nistas del drama son figuras-clave, que sintetizan y representanproce-sos (dinámicas conflictuales, y sobre todo mediales; no los tipos socialesde Weber y Lukács). El drama cuenta cómo el mundo pre-gutenber-guiano de los roles es sustituido por el gutenberguiano de los trabajos;y como un espacio inclusivo de «configuraciones» (la empatía de las hi-jas por el Padre, por el Rey) es redibujado según un mapa exclusivo de«secuencias continuas, lineales y uniformes de tiempo y de espacio asícomo de relaciones personales» [33].La trágica, autodestructiva distri-bución del poder por parte de Lear. La impotente afectividad de la otrahija amada, Cordelia. La introyección de la máquina de la escritura yla escisión esquizofrénica. También en el plano textual emerge con ex-cepcional eficacia ostensiva y verbal la nueva potencia sensorial de lavista -una particular configuración perceptiva, un «fijar la mirada tanprofundamente» ya capaz de construir la perspectiva visual y espacialcomo forma artificial y simbólica, aislada de la sinestesia sensorial ytáctil, y organizada como sucesión de «planos horizontales de dos di-mensiones, uno tras otro» [37]. El análisis se apoya en las teorías delespacio visual de Gombrich, y confluye en demostrar cómo la psique, laestructura narrativa y la textualidad del drama revelan la experienciaya plenamente operante del hombre tipográfico, el principio de la «seg-mentación de todas las funciones y operaciones del individuo», con elconsiguiente «frenesí por descubrir una nueva interacción general defuerzas», que «asegura una furiosa activación de todos los componentesy personas afectadas por la nueva tensión» [38].Así el núcleo mcluha-niano de la ciencia de los media es inescindible de la inmersión medio-lógica en el playback de las artes".

3. Observaciones de quien escribe sobre McLuhan, las funciones de los len-guajes artísticos y algún elemento de mediología de la literatura en: Rago-ne 2000, 2004, 2006, 2007a, 2007b.

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