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mientos al juez Garzón. En diciem-bre de 1994, el juez de vigilancia leautorizó a residir en Paraguay, con-vencido de que iba a llevar “una vi-da honrada en libertad”. El conde-nado dijo que tenía un contrato conuna naviera. En Asunción obtuvoun pasaporte español y comenzó aviajar por el continente, lo que hizosospechar de sus posibles conexio-nes con el narcotráfico. En mayo de1996 fue detenido en Santa Cruz dela Sierra por narcotráfico, al de-mostrarse su relación con un alijode coca. Al haber delinquido du-rante la libertad condicional, el juz-gado de vigilancia revocó hace cin-co años dicha libertad, pero no eshasta octubre de 1998 cuando laSala de lo Penal de la Audiencia
desestima el último recurso del ul-tra y establece en 3.855 los días decondena pendientes.
Seis meses después, en mayo de1999, interviú logró fotografiarleen la prisión de Palmasola. En no-viembre de ese año logró la libertadcondicional y no volvió a aparecer.En noviembre de 2000, el Juzgado
de Vigilancia de Valladolid notificaa la Fiscalía que la revocación de lalibertad es firme. Habían pasadodos años desde que la Fiscalía ha-bía solicitado su reingreso en pri-sión. La Audiencia decretó el pasa-do 29 de noviembre su encarcela-miento y pidió a Interpol que averi-guase si seguía en Bolivia. El
El Gobierno ha hecho elridículo. El pasado 20de abril, el Ejecutivoanunciaba la petición deextradición a Bolivia deCarlos García Juliá, elultraderechista conde-nado a 193 años por la
matanza de Atocha, perpetrada el24 de enero de 1977 en Madrid, enla que fueron asesinados cincoabogados laboralistas. La entregadel ultra –condenado a 6 años y 8meses de cárcel en Bolivia pornarcotráfico– es reclamada 18meses después de que García Ju-liá, aprovechando la libertad ex-tramuros –situación equivalente ala libertad condicional–, huyesede la prisión de Palmasola (SantaCruz de la Sierra, Bolivia), segúnha podido saber esta revista. Perolo peor es que tanto la AudienciaNacional como el Gobierno cono-cían desde mayo de 1999 que elultra se encontraba preso en Boli-via, ya que fue localizado por in-terviú en la prisión cruceña, don-de logró fotografiarle.
Desde esa fecha, parece que nin-guna instancia judicial o guberna-mental se ha tomado en serio al te-rrorista, al que todavía le quedan3.855 días de cárcel por cumplir.Fuentes de la policía boliviana du-dan de que García Juliá permanez-ca en su territorio. Además, hanmostrado su extrañeza “de que enEspaña piensen que está aquí”.
El 9 de noviembre de 1999, me-ses después de que esta revista des-velase su paradero, el ultra obtuvola libertad extramuros, otorgadapor los jueces antidroga Carlos Ro-ca, Lily Salazar y Richard Vargas,con la obligación de presentarse enel juzgado periódicamente. PeroGarcía Juliá quebrantó la libertadcondicional, y nunca más se supo.Por eso ha sorprendido entre lasautoridades bolivianas que el Eje-cutivo español haya elegido estemomento para pedir su entrega.
El descontrol judicial es tal,que el fiscal jefe de la AudienciaNacional, Eduardo Fungairiño,dictó el pasado 11 de marzo unaresolución en la que solicitaba laorden internacional de detención,ya que “según noticias de Inter-pol, García Juliá se encuentra enla cárcel de Palmasola, en SantaCruz de Bolivia”, cuando real-
mente hace casi un año y medioque huyó de allí.
El caso de García Juliá, como elde los otros condenados por la ma-tanza de Atocha, ha estado siempreenvuelto en la polémica. FernandoLerdo de Tejada, activista del co-mando ultra, consiguió evadirse dela cárcel de Valladolid y huir a Pa-raguay, país al que también llegóGarcía Juliá cuando obtuvo unmuy benévolo trato penitenciario.
Tras participar en un secuestro enprisión y gozar de varios permisos,García Juliá obtuvo la libertad con-dicional en septiembre de 1991, si-tuación que se mantuvo oculta.Luego realizó investigaciones parauna agencia de detectives a la quese relacionó con supuestos segui-
72 interviú 30 de abril de 2001
El Gobierno reclama ahora a Bolivia la entrega del ultra autor de la matanza de Atocha, al que interviú localizó en 1999 y que lleva 18 meses desaparecido
GARCIA JULIA HUYE DE PRISION
� El fiscal jefe, Eduardo Fungairiño.
El ultra Carlos García Juliá, condenado por la matanza de Atocha, ya noestá preso en Bolivia, en contra de lo que creen el Gobierno, la AudienciaNacional y la Fiscalía. El pasado 20 de abril, el Ejecutivo anunció lapetición de extradición al país andino, pero interviú ha podido saber que elultraderechista, condenado en Bolivia por narcotráfico, aprovechó unalibertad condicional otorgada en noviembre de 1999 para esfumarse.
ALBERTO GAYO
FOTOS: FERNANDO ABIZANDA
Carlos García Juliá, madrileño de45 años, recaló en la ciudad boli-viana de Santa Cruz de la Sierra(700.000 habitantes) en marzode 1996. Dos meses después,efectivos de la Fuerza Especialde Lucha contra el Narcotráficode Bolivia detenían enel aeropuerto interna-cional de Viru-Viru ados españoles con másde 11 kilos de cocaínabase a punto de despe-gar hacia Zúrich. Horasdespués, el ultra eradetenido en la habita-ción número 13 del ho-tel Excelsior, donde seencontraron importan-tes sumas de dinero ytodo el material utiliza-do para embalar la dro-ga. Según la declara-ción de un agente antinarcóticosboliviano, “García Juliá se dedi-caba a conquistar jovencitas me-nores de edad aprovechando lapobreza de las víctimas. Les ofre-cía dinero, haciendo creer que
era un hombre de bien y de bue-nos negocios, pero las engañabay terminaba prostituyendo”.Cuando fue interrogado, acusó ala Embajada española de tender-le una trampa, y con una terriblefrialdad dijo: “Pensé que la Em-
bajada había preparadotodo esto porque yo eramuy famoso en Españaporque maté comunis-tas”, para a continua-ción relatar cómo matócon su pistola a tres delos abogados laboralis-tas. La policía bolivianaaseguró que el ultrade-rechista era “el principalmiembro de la organiza-ción desactivada (...),que usaba la vía Bolivia,Brasil, Suiza, así comola vía EE UU”. Conde-
nado finalmente a casi siete añosde cárcel, fue trasladado al pabe-llón siete de la prisión de Palma-sola, donde residió con algún so-bresalto hasta su libertad condi-cional, el 9 de noviembre de 1999.
PROSTITUCIÓN Y NARCOTRÁFICO EN SANTA CRUZ
pasado 24 de enero, el Gobierno,en respuesta a IU y sin comprobarsu paradero, mantiene que “el se-ñor García Juliá cumple actual-mente condena en la prisión dePalmasola” y reconoce que “noexiste constancia de que se hayasolicitado su extradición”. El 11 demarzo, la Fiscalía reclama de la Sa-
la de lo Penal que inicie la extradi-ción, asegurando que tiene infor-mación de Interpol que sitúa a Gar-cía Juliá en la cárcel de Palmasola.El 30 de marzo, un año y cuatromeses después de que el ultra desa-pareciese de esa prisión, Interior hasolicitado la orden internacional dedetención. De nada ha servido.
� A la izquierda, García Juliá,con gafas de sol, fotografiadopor interviú en la prisiónboliviana de Palmasola, uncentro penitenciario a imagende un pequeño poblado(abajo). Junto a estas líneas,ficha penitenciaria del ultracuando fue detenido pornarcotráfico en Santa Cruz.
Al ultra le quedan3.855 días
de condena porcumplir
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