118 enemigos de la cama

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Enemigos de la cama Apóstol Sergio Enríquez O. Guatemala, 04 de abril del Año de la Abundancia Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt 1 El hogar es una especie de misterio, y es en la intimidad de la casa donde se reflejan nuestras verdaderas acciones, pensamientos y actitudes. Vemos en la Biblia que cuando se funda una familia existen cosas básicas que deben existir en un hogar; por ejemplo, el verso de 2Re 4:10 LBLA nos enseña que cuando una mujer sunamita se enteró que Eliseo era un verdadero siervo de Dios, le habló a su esposo diciéndole: Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y será que cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí”. Esto nos permite comprender que para establecer un hogar firme se necesitan estos elementos: un lugar en lo alto, así como el Hijo de Dios antes de ir a la cruz estuvo en un aposento alto donde le lavó los pies a los apóstoles. Entonces lo primero que nos debemos preguntar es si en nuestra casa existe un aposento alto, pues si no es así, difícilmente la unión permanecerá por mucho tiempo. Otra pregunta que nos debemos hacer es si tenemos una mesa, porque cuando hablamos de mesa nos estamos refiriendo a la comunión con el cónyuge y también de la posibilidad de compartir la mesa juntos en familia. Otro elemento es la silla, la cual representa la autoridad, el candelero que es la iluminación o luz dentro de la casa, y además es importante la cama, que nos da reposo y un lugar donde reflexionar al final del día; por lo tanto, necesitamos de todos estos elementos para reposar bien y tener nuestra mente fresca para conservar nuestro hogar libre de enemigos que lo perturben. La cama tiene que tener la connotación de descanso, reposo y paz que Dios nos quiere dar, porque a paz nos llamó el Señor; entonces en lo espiritual, tenemos que eliminar algunas cosas que nos impiden alcanzar esta paz, por ejemplo, es necesario que evitemos que se ponga el sol sobre nuestro enojo (Ef 4:26) para no darle lugar al diablo a que tome control sobre los problemas dentro del matrimonio. Dice el pasaje de Éx 8:3 LBLA que las ranas salían del Nilo y se introducían en las camas de los egipcios. Uno de los enemigos que tenemos que enfrentar en el hogar son las ranas, y en Ap16:13, éstas representan a los tres espíritus inmundos en forma de rana que engañan y ponen a pelear entre sí a los reyes de la tierra. Leemos en Ap 1:6 que el Señor nos ha hecho reyes y sacerdotes, de tal manera que el objetivo del diablo es poner en contienda a los reyes y sacerdotes en medio de la cama. Otro aspecto que debemos evitar es que nuestros hijos estén despiertos viendo televisión o comunicándose por medio del teléfono en altas horas de la noche, porque dice el libro de Job que: “en la noche cuando los hombres duermen, un fantasma pasó cerca de mí” (Job 4:15) es decir, en la noche se activan ciertas entidades del mal, y una forma de protegerlos es no permitiendo que accedan a los medios de comunicación en los horarios que se hicieron para descansar. Entonces, así como arreglamos la cama para dormir, así tenemos que limpiar los ambientes antes de disponernos a descansar, echando fuera demonios y reprendiendo cualquier estorbo que se encuentre a nuestro alrededor y que pudiera estar provocando contiendas en la familia. El verso de Dt 3:11 LBLA nos relata que la cama del rey Og era de hierro, que si bien era extensa, pero dura y fría. Nuestra cama debe ser un lugar agradable donde podamos reposar, cálida pero de ninguna manera, fría y dura. El versículo de 1Sam 19:13 LBLA nos habla sobre un ídolo domestico que ocupaba el lugar de David en la cama. Esta figura se presenta en los lechos matrimoniales, por los recuerdos de relaciones sostenidas con otras personas antes del matrimonio, provocando que se manifieste en la memoria de los cónyuges; por ello, no debemos poner figuras ficticias en nuestra cama, porque es un lugar donde solo debe estar el cónyuge que Dios nos dio. El contexto de 2Sam 11:2 NVI, relata que Betsabé, mujer de Urías, era muy hermosa, y sin lugar a dudas no debió bañarse en la azotea de su casa, tomando en cuenta que ésta coincidía con la ventana del rey David. Por otra parte, David solía levantarse de mañana para orarle al Señor, y ese día se levantó por la tarde, lo cual coincidió con la hora del baño de Betsabé. Esto nos confirma que debemos buscar a Dios desde que amanece y no descuidar la comunión con Él. Según el versículo de 2Sam 13:5 LBLA, podemos mencionar que sin importar la condición de nuestra cama, la tenemos que santificar; y desde todo punto de vista, desechar la violencia sexual. Este tipo de violencia está tipificada legalmente en otros países como un delito. Y es que sin importar que es nuestra esposa, no podemos tomarla haciendo uso de la fuerza, sino que debemos enamorarla para que la intimidad se dé como el resultado de un buen trato manifestado siempre hacia nuestra esposa. Este versículo nos habla de una pandemia de violencia sexual que está sucediendo en esta época en nuestra sociedad y que rebasó los límites, conllevando a degeneraciones como el incesto y la pedofilia. Debemos ser cariños con nuestros hijos, pero guardando siempre la distancia como padres que somos. Por eso es necesario que guardemos los límites para cerrarle la puerta al enemigo. Dice He 13:4 LBLA sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios. Por ello, santifiquemos nuestra mesa, silla, cama y candelero, para que nuestro hogar sea un remanso de paz, y que en medio de esto venga el descanso, el amor, el cariño y la intimidad con nuestro cónyuge. Redactado por: Hna. María Eugenia Torres

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Enemigos de la cama

Apóstol Sergio Enríquez O. Guatemala, 04 de abril del Año de la Abundancia

Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.

www.ebenezer.org.gt

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El hogar es una especie de misterio, y es en la intimidad de la casa donde se reflejan nuestras verdaderas acciones, pensamientos y actitudes. Vemos en la Biblia que cuando se funda una familia existen cosas básicas que deben existir en un hogar; por ejemplo, el verso de 2Re 4:10 LBLA nos enseña que cuando una mujer sunamita se enteró que Eliseo era un verdadero siervo de Dios, le habló a su esposo diciéndole: “Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y será que cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí”. Esto nos permite comprender que para establecer un hogar firme se necesitan estos elementos: un lugar en lo alto, así como el Hijo de Dios antes de ir a la cruz estuvo en un aposento alto donde le lavó los pies a los apóstoles. Entonces lo primero que nos debemos preguntar es si en nuestra casa existe un aposento alto, pues si no es así, difícilmente la unión permanecerá por mucho tiempo. Otra pregunta que nos debemos hacer es si tenemos una mesa, porque cuando hablamos de mesa nos estamos refiriendo a la comunión con el cónyuge y también de la posibilidad de compartir la mesa juntos en familia. Otro elemento es la silla, la cual representa la autoridad, el candelero que es la iluminación o luz dentro de la casa, y además es importante la cama, que nos da reposo y un lugar donde reflexionar al final del día; por lo tanto, necesitamos de todos estos elementos para reposar bien y tener nuestra mente fresca para conservar nuestro hogar libre de enemigos que lo perturben. La cama tiene que tener la connotación de descanso, reposo y paz que Dios nos quiere dar, porque a paz nos llamó el Señor; entonces en lo espiritual, tenemos que eliminar algunas cosas que nos impiden alcanzar esta paz, por ejemplo, es necesario que evitemos que se ponga el sol sobre nuestro enojo (Ef 4:26) para no darle lugar al diablo a que tome control sobre los problemas dentro del matrimonio. Dice el pasaje de Éx 8:3 LBLA que las ranas salían del Nilo y se introducían en las camas de los egipcios. Uno de los enemigos que tenemos que enfrentar en el hogar son las ranas, y en Ap16:13, éstas representan a los tres espíritus inmundos en forma de rana que engañan y ponen a pelear entre sí a los reyes de la tierra. Leemos en Ap 1:6 que el Señor nos ha hecho reyes y sacerdotes, de tal manera que el objetivo del diablo es poner en contienda a los reyes y sacerdotes en medio de la cama. Otro aspecto que debemos evitar es que nuestros hijos estén despiertos viendo televisión o comunicándose por medio del teléfono en altas horas de la noche, porque dice el libro de Job que: “en la noche cuando los hombres duermen, un fantasma pasó cerca de mí” (Job 4:15) es decir, en la noche se activan ciertas entidades del mal, y una forma de protegerlos es no permitiendo que accedan a los medios de comunicación en los horarios que se hicieron para descansar. Entonces, así como arreglamos la cama para dormir, así tenemos que limpiar los ambientes antes de disponernos a descansar, echando fuera demonios y reprendiendo cualquier estorbo que se encuentre a nuestro alrededor y que pudiera estar provocando contiendas en la familia. El verso de Dt 3:11 LBLA nos relata que la cama del rey Og era de hierro, que si bien era extensa, pero dura y fría. Nuestra cama debe ser un lugar agradable donde podamos reposar, cálida pero de ninguna manera, fría y dura. El versículo de 1Sam 19:13 LBLA nos habla sobre un ídolo domestico que ocupaba el lugar de David en la cama. Esta figura se presenta en los lechos matrimoniales, por los recuerdos de relaciones sostenidas con otras personas antes del matrimonio, provocando que se manifieste en la memoria de los cónyuges; por ello, no debemos poner figuras ficticias en nuestra cama, porque es un lugar donde solo debe estar el cónyuge que Dios nos dio. El contexto de 2Sam 11:2 NVI, relata que Betsabé, mujer de Urías, era muy hermosa, y sin lugar a dudas no debió bañarse en la azotea de su casa, tomando en cuenta que ésta coincidía con la ventana del rey David. Por otra parte, David solía levantarse de mañana para orarle al Señor, y ese día se levantó por la tarde, lo cual coincidió con la hora del baño de Betsabé. Esto nos confirma que debemos buscar a Dios desde que amanece y no descuidar la comunión con Él. Según el versículo de 2Sam 13:5 LBLA, podemos mencionar que sin importar la condición de nuestra cama, la tenemos que santificar; y desde todo punto de vista, desechar la violencia sexual. Este tipo de violencia está tipificada legalmente en otros países como un delito. Y es que sin importar que es nuestra esposa, no podemos tomarla haciendo uso de la fuerza, sino que debemos enamorarla para que la intimidad se dé como el resultado de un buen trato manifestado siempre hacia nuestra esposa. Este versículo nos habla de una pandemia de violencia sexual que está sucediendo en esta época en nuestra sociedad y que rebasó los límites, conllevando a degeneraciones como el incesto y la pedofilia. Debemos ser cariños con nuestros hijos, pero guardando siempre la distancia como padres que somos. Por eso es necesario que guardemos los límites para cerrarle la puerta al enemigo. Dice He 13:4 LBLA sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios. Por ello, santifiquemos nuestra mesa, silla, cama y candelero, para que nuestro hogar sea un remanso de paz, y que en medio de esto venga el descanso, el amor, el cariño y la intimidad con nuestro cónyuge.

Redactado por: Hna. María Eugenia Torres