11 de noviembre de 1820

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11 de noviembre de 1820, Independencia de Latacunga La emancipación política de la ciudad de Latacunga se llevó a cabo el 11 de noviembre de 1820, según los registros históricos ecuatorianos. Latacunga inicia su vida colonial formando parte de la Villa de San francisco de Quito, desde 1535 los españoles van poblando poco a poco esta ciudad. En el año 1878, la ciudad empezó a lograr un desarrollo positivo para sus habitantes, alcanzando para 1811 un proceso de comercio que permitía mejores estándares sobre todo entre los pobladores que se movilizaban entre Quito y Guayaquil, puesto que se convirtió en paso obligado entre estas zonas. En ese año fue elevada a la categoría de Villa. En este territorio se instaló la primera escuela jesuita en el año de 1643, hasta su expulsión en 1653, posteriormente los franciscanos, dominicos y agustinos, retomaron el ritmo educativo. En 1745 asumió la presidencia de la Real Audiencia de Quito, Fernando Sánchez de Orellana, Marqués de Solanda, natural de Latacunga. De acuerdo el Municipio de Latacunga, en diciembre de 1808, los marqueses se reunieron en Tilipulo y Salache para preparar el denominado primer grito de la independencia del 10 de agosto de 1809 realizado en Quito . El 80% de los miembros de la Junta de Gobierno eran cotopaxenses. Luis Femando Vivero, fue escogido el 9 de octubre de 1820 para secretario de la Junta de Gobierno de Guayaquil. Y muchos más contribuyeron a la causa libertaria. Luego del triunfo en Mocha (1812), el ejército realista al mando de Toribio Montes iba a Quito cuando en Latacunga le salió al paso

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11 de noviembre de 1820, Independencia de Latacunga

La emancipación política de la ciudad de Latacunga se llevó a cabo el 11 de noviembre de 1820, según los registros históricos ecuatorianos.

Latacunga inicia su vida colonial formando parte de la Villa de San francisco de Quito, desde 1535 los españoles van poblando poco a poco esta ciudad.

En el año 1878, la ciudad empezó a lograr un desarrollo positivo para sus habitantes, alcanzando para 1811 un proceso de comercio que permitía mejores estándares sobre todo entre los pobladores que se movilizaban entre Quito y Guayaquil, puesto que se convirtió en paso obligado entre estas zonas. En ese año fue elevada a la categoría de Villa.

En este territorio se instaló la primera escuela jesuita en el año de 1643, hasta su expulsión en 1653, posteriormente los franciscanos, dominicos y agustinos, retomaron el ritmo educativo.

En 1745 asumió la presidencia de la Real Audiencia de Quito, Fernando Sánchez de Orellana, Marqués de Solanda, natural de Latacunga.

De acuerdo el Municipio de Latacunga, en diciembre de 1808, los marqueses se reunieron en Tilipulo y Salache para preparar el denominado primer grito de la independencia del 10 de agosto de 1809 realizado en Quito. El 80% de los miembros de la Junta de Gobierno eran cotopaxenses. Luis Femando Vivero, fue escogido el 9 de octubre de 1820 para secretario de la Junta de Gobierno de Guayaquil. Y muchos más contribuyeron a la causa libertaria.

Luego del triunfo en Mocha (1812), el ejército realista al mando de Toribio Montes iba a Quito cuando en Latacunga le salió al paso Manuel Matheu "Con su célebre guerrilla a caballo" que le tuvo peleando un mes.

Los patriotas de Latacunga se organizaron durante los primeros días de noviembre para buscar la emancipación, luego de haber contribuido a la gesta del 9 de octubre de 1820, con pólvora, alimentos, hombres y dinero

Es así como atacan el cuartel realista Fernando Sáenz de Viteri y Felipe Barba y varios hombres; mientras Lizardo Ruiz y Calixto González del Pino con jóvenes latacungueños, toman la fábrica de pólvora y luego acometen contra el convento de Santo Domingo, donde se encontraba el comandante Miguel Morales con una parte del Batallón Los Andes

El 2 de noviembre

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Día de muertos

El día de muertos es una de las celebraciones más importantes en nuestro país; es una ocasión dedicada especialmente a los que ya no están, para que sus almas pueden regresar a convivir con los que aún tenemos una existencia terrena.

El origen del día de muertos es incierto, se cree que se remota al llamado Festival de muertos celebrado entre los aztecas durante los meses de julio y agosto, como una fiesta para celebrar el final de la cosecha de maíz, frijol, garbanzo y calabaza, la cual formaban parte de la ofrenda a la diosa Mictecacihuatl, guardiana del noveno nivel del infierno, llamado Mictlán.

Esta tradición se mezcla con la costumbre prehispánica de enterrar a los muertos con objetos, comida y ofrendas para su viaje a la otra vida.

Según la tradición, al morir las personas pasan al reino de Mictlán donde tienen que estar un tiempo para después ir al cielo o Tlalocan. Durante este viaje necesitan comida y agua; veladoras para alumbrarse; monedas para pagar por cruzar el río antes de llegar a Mictlán y un palo espinoso para ahuyentar al diablo.

El rendir culto a los muertos de una manera particular se hacía también en otras culturas antiguas como la de China y Egipto, donde se construían templos y pirámides.

En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios se quemaba incienso, se encendían velas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaban las grandes deudas que se tenían con los antepasados.

Los antiguos egipcios creían que la persona tenía dos espíritus; al fallecer uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado y era quien recibía las ofrenda

La caja Ronca

En Ibarra se dice de dos grandes amigos, Manuel y Carlos, a los cuales cierto día se les fue

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encomendado, por don Martín (papa de Carlos), un encargo el cual consistía en que llegasen hasta cierto potrero, sacasen agua de la asequia, y regasen la sementería de papas de la familia, la cual estaba a punto de echarse a perder. Ya en la noche, muy noche, se les podía encontrar a los dos caminando entre los oscuros callejones, donde a medida que avanzaban, se escuchaba cada vez más intensamente el escalofriante "tararán-tararán". Con los nervios de punta, decidieron ocultarse tras la pared de una casa abandonada, desde donde vivieron una escena que cambiaría sus vidas para siempre... Unos cuerpos flotantes encapuchados, con velas largas apagadas, cruzaron el lugar llevando una carroza montada por un ser temible de curvos cuernos, afilados dientes de lobo, y unos ojos de serpiente que inquietaban hasta el alma del más valiente. Siguiendole , se lo podía ver a un individuo de blanco semblante, casi transparente, que tocaba una especie de tambor, del cual venía el escuchado "tararán-tararán".He aqui el horror, recordando ciertas historias contadas de boca de sus abulitos y abuelitas, reconocieron el tambor que llevaba aquel ser blanquecino, era nada más ni nada menos que la legendaria caja ronca..