106 expulsión de nazaret 70. jesús consuela a su madre

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  • 7/31/2019 106 Expulsin de Nazaret 70. Jess consuela a su Madre

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    EL POEMA DEL HOMBRE-DIOSMara ValtortaExtractos

    Primer Ao De La Vida Pblica de Jess.

    106. Expulsin de Nazaret

    170

    . Jess consuela a su Madre.Tarde del 13 de febrero de 1944.1 Veo una amplia sala cuadrada. Digosala, a pesar de que comprendo que setrata de la sinagoga de Nazaret como medice el ntimo consejero, porque no haysino paredes desnudas pintadas de unamarillo pajizo y en una parte una especiede ctedra.

    Hay tambin un alto ambn quetiene encima unos rollos. Ambn, estante...llmelo como mejor le parezca. Es, endefinitiva, una especie de plano inclinadosujeto por un pie; sobre l estn alineadosunos rollos.

    Hay gente orando. No como rezamosnosotros, sino vueltos todos hacia un ladocon las manos separadas: ms o menoscomo el sacerdote en el altar.

    Hay lmparas dispuestas sobre lactedra y el ambn.

    No veo la finalidad de estarcontemplando esto, que no cambia y queme queda fijo as por un tiempo, peroJess me dice que escriba lo que veo, y yo

    lo hago271.2 Me encuentro de nuevo en lasinagoga de Nazaret. Ahora el rabino est leyendo.

    Oigo la cantinela de voz nasal, pero no entiendo las palabras, pues laspronuncian en una lengua que yo no s.

    Entre la gente est tambin Jess con sus primos apstoles y con otros (tambin

    parientes, sin duda, pero no s quines son).Despus de la lectura el rabino dirige la mirada, en actitud de muda expectativa,

    hacia la multitud.Jess pasa adelante y solicita encargarse hoy de la reunin de la asamblea.

    Oigo su hermosa voz, que lee el paso de Isaas citado por el Evangelio372:

    "El espritu del Seor est sobre m... ".Y oigo el comentario que hace al respecto, diciendo de s mismo que es

    el portador de la Buena Nueva, de la ley del amor, que pone misericordiadonde antes haba rigor; por la cual todos aquellos que, por la culpa de Adn,padecen enfermedad en el espritu, y, como reflejo, en la carne porque el

    pecado siempre suscita el vicio y el vicio enfermedad incluso fsica

    170 Cfr. Lc. 4, 1630.271 Sigue inmediatamente, en el cuaderno autgrafo, la visin colocada en el captulo 101, que empiezacon las palabras: Ahora veo aproximadamente dos horas despus de la anteriormente descrita 372 en Is. 61, 13; Luc. 4, 1819.

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    obtendrn la salud; por la cual todos los prisioneros del Espritu del malobtendrn la liberacin. Yo he venido dice a romper estas cadenas, a abrirde nuevo el camino de los Cielos, a proporcionar luz a las almas que han sidocegadas, odo a las sordas. Ha llegado el tiempo de la Gracia del Seor. Ellaest entre vosotros, Ella es esta que os habla. Los Patriarcas desearon vereste da, cuya existencia ha sido proclamada por la voz del Altsimo y cuyotiempo predijeron los Profetas473, y ya, llevada a ellos por ministerio

    sobrenatural, saben que el alba de este da ha roto, y su entrada en el Parasoest ya cercana, exultando por ello en sus espritus; santos a quienes no faltasino mi bendicin para ser ciudadanos del Cielo.Vosotros lo estis viendo. Venid hacia la Luz que ha surgido. Despojaos devuestras pasiones para resultar giles en el seguir a Cristo. Tened la buenavoluntad de creer, de mejorar, de desear la salud, y la salud os ser dada; latengo en mi mano, pero slo se la doy a quien tiene buena voluntad deposeerla, porque sera una ofensa a la Gracia el darla a quien quierecontinuar sirviendo a Satans.

    3 El murmullo se desata en la sinagoga.Jess mira en torno a s. Lee los

    rostros y el interior de los corazones yprosigue:Comprendo lo que estis pensando.Vosotros, dado que soy de Nazaret,querrais un favor de privilegio; msesto por vuestro egosmo, no porpotencia de fe. As que os digo que, enverdad, a ningn profeta se le recibebien en su patria. Otros lugares me hanacogido, y me acogern, con mayor fe,

    incluso aquellos cuyo nombre es motivode escndalo entre vosotros. All cosechar mis seguidores, mientras que enesta tierra no podr hacer nada, porque se me presenta cerrada y hostil. Osrecuerdo a Elas y Eliseo.

    El primero hall fe en una mujer fenicia; el segundo, en un sirio574: en favorde aqulla y de ste pudieron realizar el milagro. Los de Israel que estabanmurindose de hambre y los leprosos de Israel no obtuvieron pan o curacin,porque su corazn no tena la buena voluntad, perla fina que el profeta, dehaber existido, hubiera visto. Lo mismo os suceder a vosotros, hostiles eincrdulos ante la Palabra de Dios.

    4 La multitud se alborota e impreca, e intenta ponerle la mano encima a Jess,pero los apstolesprimos675 (Judas, Santiago y Simn) le defienden, y entonces losenfurecidos nazarenos le echan fuera de la ciudad. Van detrs con amenazas nosolamente verbales hasta el comienzo del monte. Pero Jess se vuelve y losinmoviliza con su mirada magntica, y pasa inclume entre ellos. Desaparece luego,camino arriba, por un sendero.5 Veo un pequeo, pequesimo, grupo de casas, un puado de casas. Hoy lollamaramos anejo rural. Est ms alta que Nazaret, la cual se ve ms abajo. Dista desta pocos kilmetros. Es un casero misrrimo.

    Jess, sentado encima de una pequea tapia, junto a una casucha, habla con

    Mara. Quizs es una casa amiga, o por lo menos de gente hospitalaria, segn las473 Cfr. Gn. 17; Mt. 13, 1017; Lc. 10, 2324; Ju. 8, 3159; 1 Pe. 1, 1012.574 Cfr. 3 Re. 17, 716; 4 Re. 5; Lc. 4, 2527.675 son Judas y Santiago. El primo Simn, tambin presente, es errneamente llamado apstol por laescritora, a la que Jesscorrige en 105.6

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    leyes de la hospitalidad oriental. Jess se ha refugiado en ella despus de haber sidoechado de Nazaret, para esperar a los apstoles que se haban dispersado por la zonamientras estaba con su Madre.

    Con El slo se encuentran los tres apstolesprimos, que estn recogidos dentrode la cocina y hablan con una mujer anciana a la que Tadeo llama madre. Por ellocomprendo que se trata de Mara de Cleofs. Es una mujer ms bien anciana, y lareconozco como la que estaba con Mara en las bodas de Can. Claro, es que Mara de

    Cleofs y sus hijos se han retirado para que Jess y su Madre puedan hablarlibremente.6 Mara est afligida. Ha venido a saber lo de la sinagoga y est triste. Jess laconsuela. Mara le suplica a su Hijo que se mantenga lejos de Nazaret, donde todosestn mal predispuestos hacia El, incluyendo a los otros familiares que le consideranun loco que est deseando suscitar rencores y disputas. Pero Jess hace un gestosonriendo; parece como si dijera:

    "Por esta pequeez? Olvdate de ello!".Pero Mara insiste. Entonces El responde:

    Mam, si el Hijo del Hombre hubiera de ir nicamente a donde le aman,tendra que retirar su paso de esta Tierra y volverse al Cielo. Tengo en todaspartes enemigos, porque se odia la Verdad, y Yo soy la Verdad. Pero no hevenido para encontrar un amor fcil. He venido para hacer la voluntad delPadre y redimir al hombre. El amor eres t, Mam, mi amor, el que mecompensa todo. T y este pequeo rebao que todos los das se vaacrecentando con alguna oveja que arranco a los lobos de las pasiones y llevoal redil de Dios. Lo dems es el deber. He venido para cumplir este deber ydebo cumplirlo, si es preciso an cuando me parta en pedazos contra laspiedras de los corazones que oponen firme resistencia al bien. Es ms, slocuando caiga, baando de sangre esos corazones, los ablandar estampandoen ellos el Signo mo, que anula el del Enemigo. Mam, he bajado del Cielopara esto. No puedo sino desear cumplirlo.Oh! Hijo! Hijo mo!

    Mara habla con voz acongojada. Jess la acaricia. Noto que Mara lleva en lacabeza, adems del velo, el manto; ms velada que nunca, como una sacerdotisa.7 Me ausentar durante un tiempo por darte gusto. Cuando est cerca,mandar a alguien a avisarte.Manda a Juan. Vindole a Juan me parece verte un poco a ti. Su madre se prodiga enatenciones hacia m y hacia ti. Es verdad que espera un lugar privilegiado para sushijos. Es mujer y madre, Jess. Hay que comprenderla. Te hablar tambin a ti deellos. No obstante, te es sinceramente devota. Cuando quede liberada de la

    humanidad que fermenta tanto en ella como en sus hijos, como en los dems, comoen todos, Hijo mo, ser grande en la fe. Es doloroso que todos esperen de ti un bienhumano, un bien que, aunque no sea humano, es egosta. Pero es que el pecado esten ellos con su concupiscencia. An la hora bendita, y tan temida a pesar de que elamor a Dios y al hombre me la hagan desear, no ha llegado. Hora en que T anularsel Pecado. Oh! Esa hora! Cmo tiembla el corazn de tu Madre por esa hora! Qute harn, Hijo, Hijo Redentor, de quien los Profetas776 refieren tanto martirio?.No pienses en ello, Mam. Te lo digo una vez ms. Dios te ayudar en esahora. Dios nos ayudar a ti y a m. Despus, la paz. Ahora ve, que cae la tardey el camino es largo.

    Yo te bendigo.

    776 Cfr. por ej. Is. 61; Sal. 21. etc.

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